El 28/01/1986 el transbordador espacial Challenger explotaba en el aire 72.5 minutos después de su lanzamiento.
La cabina fue la única sección de la nave que logró sobrevivir a la terrible destrucción de la explosión, pero no pudo soportar el impacto final contra el océano. La tragedia se produjo por un mal funcionamiento de las juntas tóricas, cuya función es asegurar la perfecta estanqueidad de los cohetes aceleradores o boosters. La noche anterior al lanzamiento fue especialmente fría, lo que hizo que las juntas no cerraran bien y se produjera un escape de gas. Dicha fuga perforó el depósito principal de combustible, que terminó envuelto en llamas. A raíz de esto, el Challenger quedó expuesto a un vuelo supersónico incontrolado, lo que provocó su desintegración.
Los 7 tripulantes fallecieron al impactar la cabina de la nave contra el océano.
Tripulación: Francis «Dick» Scobee, Michael J. Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvis, Judith Resnik y Christa McAuliffe.