Acepto todo lo que hubo
Acepto todo lo que hubo
Nunca busqué mejor suerte.
Acaso hay algo mejor que haber amado
Algo mejor que haber ardido!
La felicidad y los sufrimientos
Impusieron sus huellas amargas,
Pero yo no desperdicié la antigua luz
En tempestades pasionales, ni en el tedio sin límites.
Y tú, a quien yo de nuevo he desgarrado
Debes perdonarme. Sé que nuestro destino es estar juntos.
Todo lo que no me has dicho con palabras
En tu semblante lo he adivinado.
Los ojos miran atentos
Y el corazón inquieto golpea en el pecho,
Continuando su camino ineluctable
En la fría oscuridad de la noche nevada.
Versión de Jorge Bustamante García
Los doce
1
Tarde oscura.
Nieve blanca.
¡Hace viento, mucho viento!
Nadie se sostiene en pie.
¡Viento, viento!
¡Sobre todo el santo mundo!
El viento riza
La nieve blanca.
Bajo la nieve – el hielo.
Resbaladizo. ¡Qué penoso!
Resbalan todos –
¡Ah, pobrecitos!
De un edificio a otro
Una cuerda tendida.
En la cuerda, un cartel:
«¡Todo el poder a la Asamblea Constituyente!»
Una pobre vieja se lamenta y llora,
No comprende qué quiere esto decir –
¿Por qué ese cartel?
¿Ese tremendo lienzo?
¡Cuántas calcetas salen de allí para los niños!
Hay tantos que van con poca ropa y descalzos…
La vieja, como una gallina,
Salta apenas un montón de nieve.
– ¡Oh! ¡Madre Santa, Patrona!
– ¡Oh! ¡Los bolcheviques me echarán a la tumba!
¡El viento muerde!
¡No para el hielo!
Y el burgués en la encrucijada
Esconde la nariz en las solapas.
¿Y este de pelo largo? – ¿Quién es?
Murmura algo entre dientes:
– ¡Traidores!
– ¡La perdición de Rusia!
Debe ser un escritor –
Un charlatán…
Y aquí hay otro, en sotana,
Que pasa furtivo en la nevazón…
¿No estás contento estos días,
Camarada pope?
¿Te acuerdas como antes ibas
Con la panza adelante,
Y que con la cruz esa panza
al pueblo lanzaba rayos?..
Y aquí va una señorita en piel de astracán,
Va apretujándose a otra dama:
– Cuánto hemos llorado, llorado…
La señorita resbala,
Y –¡plaf!– ¡tiradita en el suelo!
¡Ay, ay!
¡Tira, levántala!
El viento está dichoso.
Malo y contento.
Enrosca los faldones,
Doblega a los que pasan.
Arranca, desgarra y se lleva
El grandísimo cartel:
«¡Todo el poder a la Asamblea Constituyente!..»
El viento trae unas palabras:
…También nosotros tuvimos una asamblea…
…Aquí en este edificio…
…Debatimos –
Resolvimos:
Por una hora – diez rublos, una noche – venticinco…
…Y no aceptar menos de nadie…
…Vámonos a dormir…
Tarde en la noche.
La calle está desierta.
Solo un vagabundo
Que camina encorvado,
Y el viento silba…
¡Ey! ¡Tú, el pobre!
Acércate –
Abracémonos…
¡Pan!
¿Y luego qué?
¡Largo!
Cielo negro, muy negro.
Rencor, un triste rencor
Hierve en el pecho…
Negro rencor, santo rencor…
¡Camarada! ¡Mantén tus ojos
Bien abiertos!
2
El viento retoza, revolotea la nieve.
Doce hombres pasan marchando.
Fusiles con correas negras…
Fuegos, fuegos, fogatas, por todas partes…
Un pucho entre los dientes, la gorra aplastada,
¡Lo único que falta es la camisa a rayas!
¡Libertad, libertad,
Sin la cruz, ya, ya!
¡Rat-a-ta-ta!
¡Hace frío, camaradas, mucho frío!
– Vañka y Katia en el cabaret…
– ¡Ella con rublos de Kerensky entre las medias!
– Vaniushka está hecho un ricachón…
– ¡Era de los nuestros, ahora es soldado!
– ¡Eh!, Vañka, burgués, hijo de perra,
¡Prueba meterte con la mía!
¡Libertad, libertad,
Sin la cruz, ya, ya!
Katka está ocupada con Vañka –
¿En que está ocupada, en qué?..
¡Rat-a-ta-ta!
Fuegos, fuegos, fogatas, por todas partes…
Las correas de los fusiles en los hombros…
¡Con firme paso revolucionario!
¡El incansable enemigo no duerme!
¡Camarada, agarra el fusil, sin miedo!
¡A la Santa Rusia metámosle un balazo!
¡A la mazacotuda,
A la Rusia de las isbas,
A la muy culona!
¡Ya, ya, sin la cruz!
3
Nuestros muchachos han partido
A servir en la Guardia Roja –
A servir en la Guardia Roja –
¡A ofrecer sus cabezas locas!
¡Oh tú, dolor amargo,
Dulce existencia!
¡Con un abrigo andrajoso
Y un fusil austríaco!
Para desgracia de todos los burgueses
Un incendio mundial provocaremos,
Un incendio mundial lleno de sangre –
¡Que el Señor nos bendiga!
4
La nieve en remolino, el cochero grita,
Vañka y Katka se largan volando –
Unos farolitos eléctricos
En las varas del coche…
¡Ay, ay! ¡Abran paso!..
Con su capote de soldado
Y su facha de imbécil,
Tuerce, tuerce sus mostachos negros,
Enroscando, enroscando,
Bromeando, bromeando…
Miren a Vañka – ¡qué hombros!
Miren a Vañka – ¡qué labia!
Abraza a la tonta de Katka,
La vuelve loca con su cháchara…
Katia con la cara trastornada,
Sus dientes brillan como perlas…
¡Oh Katia, mi Katia!
Esa boquita carnosa…
5
En tu cuello, Katia,
La herida de cuchillo no se ha curado.
Bajo tu pecho, Katia,
¡El arañazo está fresco!
¡Eh, eh, ponte a bailar!
¡Qué piececitos tan lindos!
En calzones con encajes se paseaba –
¡Paséate ahora, paséate!
Con los oficiales follaba –
¡Folla ahora, folla!
¡Ah, sí, ponte a follar!
¡Cómo bate el corazón!
Recuerda, Katia, ese oficial –
No se escapó él del cuchillo…
¿Acaso ya no te acuerdas, arpía?
¿No tienes la memoria fresca?
¡Ah, ah, refréscala,
Llévala a la cama contigo!
Botines grises siempre lucías,
Chocolate Mignon engullías,
Con los cadetes ibas de juerga –
¿Con la soldadesca te vas ahora?
¡Ah, ah, vuelve a pecar!
¡Tu alma se aliviará!
6
…De nuevo el coche a todo galope,
Vuela, grita, ruge el cochero…
¡Para, para! ¡Andriukha, ayúdame!
¡Petrukha, corre por detrás!..
¡Rat-a-ta-ta ra-ta-ta ta-ta-ta!
¡Polvo de nieve en remolino al cielo!..
…El cochero y Vañka están huyendo…
¡Dale otra vez! ¡Amartilla tu fusil!..
¡Rat-a-ta-ta! ¡Ahora vas a saber,
…………………………
Lo que es meterse con la chica de otro!..
¡Se escapó el infame! ¡Espera no más!
¡Mañana ajusto cuentas contigo!
¿Y Katka, dónde está? – ¡Está muerta, muerta!
¡La cabeza atravesada por un balazo!
¿Contenta ahora, Katka? – No dices ni pío…
¡Quédate allí, carroña, sobre la nieve!..
¡Con firme paso revolucionario!
¡El incansable enemigo no duerme!
7
Y nuevamente los doce marchan,
Sus fusiles colgando de los hombros.
Solo del infeliz asesino,
La cara no se puede ver…
Cada vez más rápido y más rápido,
Apura y apura él la marcha.
Se ha enrollado un pañuelo en el cuello –
Y nada…, no se puede recobrar…
– ¿Qué pasa, camarada, no estás contento?
– Viejo, ¿por qué tan pasmado?
– Eh, Petrukha, esa cabeza gacha,
¿Será acaso pena por la Katka?
– ¡Ah! queridos camaradas,
Yo amaba a esta chica…
Noches negras, de borrachera,
Con esta mina las pasé…
– Todo por el descaro pícaro
De sus ojos fogosos,
Por esa marca encarnada
En su hombro derecho,
La destruí yo, el muy necio,
La destruí en mi arrebato… ¡ay!
– Anda, canalla, para de lloriquear,
¿O acaso eres, Pietka, una mujercita?
– ¿Justo ahora se te ocurre
Poner tu alma al revés? ¡Anda!
– ¡Vamos! ¡Ponte derecho!
– ¡Ánimo! ¡Déjate de tontear!
– ¡No es este un buen momento
Para que te hagamos de niñeras!
¡Que esto se nos pondrá pesado,
Muy pronto, querido camarada!
Y Petrukha ya retarda
Sus pasos apresurados…
Ya levanta la cabeza,
Ya de nuevo está contento…
¡Eh, eh!
¡No es pecado divertirse un poco!
¡Cierren todas las puertas,
Que hoy habrá pillaje!
Abran todas las bodegas –
¡Que hoy la chusma va de juerga!
8
¡Oh tú, pena-amarga pena!
Aburrido aburrimiento,
¡Mortal!
Y ya en un tiempecito
Pasaré, pasaré…
Y una cabecita
Rasparé, rasparé…
Y unas bolitas
Reventaré, reventaré…
Y con un cuchillito
¡Tajaré, tajaré!..
¡Vuela ya, burgués, como un gorrioncito!
Beberé tu sangrecita
Por mi corazoncito,
Mi bella de negras cejitas…
Dale paz, Señor, al alma de tu sierva…
¡Qué aburrido!
9
No se oye el rumor de la ciudad,
Sobre la torre Nevsky reina el silencio,
Y no se divisa ni un solo paco –
¡Divertámonos, chicos, aunque sea sin vino!
Parado está el burgués en la encrucijada
Con la nariz escondida en las solapas.
Y contra él, con la cola entre las patas,
Frota su pelo burdo un perro sarnoso.
Está allí el burgués, como un perro hambriento,
Está allí mudo, como un signo de interrogación.
Y el viejo mundo, como un quiltro,
Detrás de él está, con la cola entre las piernas.
10
La nevazón desencadenada,
¡Oh nevazón, qué nevazón!
Y nada se puede ver,
¡Ni siquiera a cuatro pasos!
La nieve en torbellino,
La nieve elevada en columnas…
–¡Oh, qué tempestad, Salvador nuestro!
–¡Pietka! ¡Ey! ¡Déjate de leseras!
¿De qué te ha salvado
La pared de iconos dorada?
Un inconsciente eres, está claro,
Razona pues, piénsalo bien –
¿Acaso no tienes las manos con sangre
Por el amor de una Katka?
– ¡Con paso revolucionario, marcha!
¡El incansable enemigo está cerca!
¡Adelante! ¡Adelante! ¡Adelante!
¡Pueblo trabajador!
11
…Y sin el santo nombre que los proteja,
Los doce continúan andando.
Preparados para todo,
Sin nada lamentar…
Sus pequeños fusiles de acero
Apuntados al enemigo invisible…
Por los callejones desiertos
Donde sola la nevazón revolotea…
Y los suaves montones de nieve
Te agarran la bota y no la quieren soltar…
Delante, una bandera roja
Golpeándoles los ojos.
Resuena
Su paso mesurado.
Ya despertará
El feroz enemigo…
Y la nieve salpica sus ojos
Días y noches
Sin parar…
¡Adelante! ¡Adelante!
¡Pueblo trabajador!
12
…Y se alejan con paso soberano…
– ¿Quién está allí? ¡Acércate!
…Era solo el viento jugando
Con la bandera roja enfrente…
Y hay enfrente un montón de nieve,
– ¿Quién vive? ¡Fuera de allí!..
Solo el pobre perro hambriento
Que cojea por allí…
– ¡Lárgate ya tiñoso!
¡O te cosquilleo con mi bayoneta!
¡Viejo mundo, desaparece!
¡Como a un perro sarnoso te golpearé!
…Los colmillos muestra – un lobo hambriento,
La cola entre las patas – y no se despega…
El perro tirita – un pobre quiltro…
– ¡Ey, responde! ¿Quién va allí?
– ¿Quién agita allá la bandera roja?
– ¡Miren, ahora sí que está oscuro!
– ¿Quién camina allá como un prófugo,
Detrás de las casas agazapado?
– ¡Da lo mismo, ya te agarraré!
¡Mejor será que te muestres vivo!
– ¡Ey, camarada, que esto se pondrá mal!
¡Sal de allí! ¡O vamos a disparar!
¡Rat-a-ta-ta! – Y solo el eco
Que rebota entre las casas…
Solo la risotada de la tormenta
Que se esparce en la nieve…
¡Rat-a-ta-ta!
Rat-a-ta-ta…
…Y así van con paso soberano,
Detrás les sigue el perro hambriento,
Delante – con bandera ensangrentada,
Invisible en la nevasca,
Invencible bajo las balas,
Con paso ligero sobre la tormenta,
En la nieve desparramada como perlas,
Con una corona blanca de rosas –
Delante – va Jesucristo.
Enero, 1918 – Traducción del ruso de Miguel Muñoz Herrera
* Nota del traductor: En la traducción del poema se ha seguido la disposición del texto original en ruso en lenguaje popular y vulgar. Nótese que en el poema los personajes son nombrados, tres de ellos, en diversas formas cortas o en diminutivo: Katia (Katya)─Katka, Pietka─Petrukha, Vañka─Vaniushka. Al término del poema, “Jesucristo” viene escrito en el texto ruso como “Исус Христос” (Isus Khristos) en lugar de “Иисус Христос” (Iisus Khristos) como sería la forma correcta. Aunque la adopción por Blok de la primera forma puede ser debida a consideraciones métricas, se ha especulado que ella envía a una pronunciación sectaria, a una secta con la cual el poeta tenía contacto.
Cuanto más se quiere
Cuanto más se quiere descansar
Tanto más horrible se hace la vida;
La neblina húmeda se arrastra desde los campos,
La neblina húmeda penetra al pecho.
Arrastrándose por el terciopelo de la noche…
Olvida que hubo la vida,
Que la vida habrá, olvida…
Se arrastran desde los campos las tinieblas nocturnas…
Solo uno, solo uno,
Quedarse dormido, quedarse dormido…
Pero de todas maneras
Alguien te despertará.
Versión de Samuel Feijoo y Nina Bulgákova
El viento irrumpe, aúlla la nieve
El viento irrumpe, aúlla la nieve,
Y en la memoria por un instante resurge
Aquel lugar, aquella orilla lejana…
Las flores débiles bajo la escarcha se marchitaron…
Y mis antiguas afecciones
Susurran como la hierba seca…
Es de noche. Y en la noche, por un sendero tupido
Voy hacia el abismo cubierto de nieve…
La noche, el bosque y la nieve. Y yo llevo
El peso odioso de los recuerdos…
De pronto, allá, se divisa una casita en un claro
Y una muchacha canta en el bosque.
Versión de Jorge Bustamante García
Hoy no recuerdo lo que ayer pasó
Hoy no recuerdo lo que ayer pasó
En la madrugada olvido lo de la tarde anterior
En los días blancos extravío el fuego
Y en las noches ya no evoco los días.
Pero, ante la muerte, en la hora decisiva,
Todos los días, y noches nos pasan por la mente
Y entonces ,-en el bochorno, en la estrechez-
Es sumamente doloroso soñar
En todo lo hermoso que se fue.
Deseas levantarte y no puedes
Es de noche.
Versión de Jorge Bustamante García
Los poetas
En las afueras de la ciudad crece solitario un barrio
Sobre una tierra movediza y pantanosa.
Allí viven los poetas y se saludan
Unos a otros con una sonrisa arrogante.
El día se levanta inútil y radiante
Sobre este triste pantano:
Sus habitantes lo dedican al vino
Y al trabajo arduo y persistente.
Cuando se emborrachan se juran amistad,
Conversan cínica y despiadadamente
Hasta el amanecer. Luego, entregados a su pasión
Trabajan cual necios sin remedio.
De pronto, salen a rastras de sus buhardillas
Para mirar cómo arde el mar entre la tarde:
Con los ojos abiertos quedan cautivados
Por las trenzas doradas de las muchachas que pasan.
Enternecidos sueñan el Siglo de Oro,
Amigablemente riñen a sus editores
Y lloran con amargura sobre una florecilla
O sobre alguna nubecilla perlada.
¡Así viven los poetas, amigo lector!
Quizás tú pienses que todo esto sea peor
Que tus diarios débiles y vanos esfuerzos,
Que tu charco pequeño burgués.
No, querido lector, mi crítico ciego
Por lo menos los poetas tienen
Sus musas sus nubecillas, su Siglo de Oro,
¡Todo lo que para ti es inaccesible…!
Tú estas a gusto contigo mismo, con tu esposa,
Con tu vida reducida,
Pero los poetas sufren de dipsomanía mundial
Y para ellos es poco una vida así.
No importa que mueran, como perros, tras la valla
O que la vida los haya enlodado.
Creen que algún Dios los trajo aquí
Para que besaran la ventisca y la nieve…
Versión de Jorge Bustamante García
La noche, la droguería, la calle, el farol
La noche, la droguería, la calle, el farol,
Mundo absurdo e insípido.
Vive aunque sea un cuarto de siglo más
Y todo será lo mismo. No hay salida.
Morirás -empezarás otra vez desde el comienzo
Todo se repetirá como antaño:
La noche, el helado escarceo en el canal,
La droguería, la calle y el farol.
Versión de Jorge Bustamante García
Qué difícil es caminar entre la gente
Qué difícil es caminar entre la gente
Y simular que no se ha muerto
Y en este juego de trágica pasión
Confesar que aún no se ha vivido.
Y escrutando en la nocturna pesadilla,
Encontrar el orden como un desordenado torbellino
Para que en el inexpresivo resplandor del arte
Descubramos el mortal incendio de la vida.
Versión de Jorge Bustamante García
Se aproxima el sonido
Se aproxima el sonido. El alma vuelve a ser joven
Al someterse al susurro abrumador.
En sueños, sin respirar, aprieto contra mis labios
Tu mano pasajera.
Sueño que soy de nuevo un muchacho, otra vez un amante,
Veo un barranco y hierbas silvestres.
Y en esas hierbas un matorral espinoso
En la neblina del atardecer.
A través de las flores, las hojas y las ramas espinosas
La antigua casa mira en mi corazón
El cielo otra vez atisba, sonrosando de un lado a otro,
Tu ventana.
Esta voz es tuya y yo daría la vida y el dolor
Por su sonido incomprensible,
Aunque en el sueño yo apriete contra mis labios
Tu amada mano pasajera.
Versión de Jorge Bustamante García
El campo Kulikovo (La batalla con los tártaros, en 1380)
Se desarrolla el río. Lento fluye y triste,
va bañando sus riberas.
Sobre la arcilla estéril del barranco se entristecen
los almiares de la estepa.
¡Oh, amada Rusia mía! Es tan claro el camino
que hasta causa dolor.
El mismo camino donde antigua flecha tártara
nos atravesó el corazón.
Nuestro camino: la estepa, el dolor infinito,
¡oh, Rusia, tu dolor!
Pero hoy ni las tinieblas nocturnas y extrañas
pueden causarme temor.
¡Que se haga la noche! Llegaremos. Las hogueras, a lo lejos,
por la estepa alumbrarán.
En el humo lejano brillará sacra bandera
junto al acero del jan…
¡Y el combate eterno! Sólo soñamos con la quietud
entre la sangre y la tierra…
Vuela, vuela, indomable, la yegua de la estepa
y va aplastando las hierbas.
¡Y no hay fin! Escarpas y llanos van pasando…
¡Detenedla! ¡Que no escape!…
Corren, corren las nubes asustadas.
¡El poniente está en sangre!
¡El poniente está en sangre! ¡Del corazón sangre fluye!
Llora, llora, corazón…
¡No hay paz! La yegua indomable de la estepa
huye, loca de furor.
De Patria
1908
Las sombras desleales
Las sombras desleales del día huyen,
y alto y claro es el llamado de las campanas.
Los pasos sobre la iglesia arden como el relámpago,
sus losas están vivas, aguardando tus ligeras pisadas.
Tu pasarás por aquí, y tocarás la fría piedra;
vistiéndola con la horrible vitalidad de tu palma.
Deja que la flor de primavera sea aquí depositada,
en esta solitaria penumbra, bajo los ojos del santo.
Las sombras de la rosa crecen en la brumosa noche,
y alto y claro es el llamado de las campanas;
la oscuridad yace en los escalones, siniestros y bajos.
Aguardo inmóvil en la luz, aguardo ansioso tus pasos.
Los que nacieron…
Los que nacieron en época oscura
ya no se acuerdan de sus caminos.
Nosotros, criaturas de los años terribles de Rusia,
nada podemos olvidar.
¡Años devastadores!
¿Lleváis noticias de locura o de esperanza?
Hay un reflejo sangriento en las caras:
de días de guerra, de días de libertad.
Hay silencio: es el rumor de la alarma
que encadenó los labios.
En corazones una vez arrobados
hay vacío fatal.
Que vuelen sobre nuestro lecho de muerte
las ruidosas bandadas de cuervos.
Los más dignos, oh, Señor,
verán tu reino todavía.
No temas a la muerte
No temas a la muerte en viajes terrenales,
No temas a los enemigos o amigos,
Sólo escucha las plegarias
al pasar por todos los caminos del horror.
La Muerte vendrá hasta tí,
Y nunca más serás esclavo de la vida,
Esperando la piedad de un amanecer,
En la noche de miseria y tribulación.
Ella les amará con una ley común,
Una voluntad del Eterno Reino.
Ya no estarás condenado al lento
Y eterno dolor mortal.
La bruma nocturna
La bruma nocturna me sorprendió en el camino.
Tras la espesura la luna lanzó su mirada.
El caballo fatigado daba inquietos golpes con las pezuñas;
tranquilo de día, extrañaba la noche.
Sombrío, inmóvil, soñoliento,
el conocido bosque me aterraba
y hacia el claro plateado por la luna
dirigí el paso del caballo resoplante.
Se extiende en la lejanía la neblina del pantano,
pero de plata fulgura la iglesia de la colina.
Y detrás de la colina del bosquecillo del valle,
en la oscuridad se oculta mi casa.
El caballo fatigado acelera el paso hacia su destino.
Centellean las luces de un pueblo extraño.
A la orilla del camino prenden en rojo
las hogueras de los pastores, como faros.
De «Los doce y otros poemas».
Versión de Clara Janés
Madrugada en Moscú
Es delicioso levantarse muy temprano
Y percibir las huellas frescas en la arena.
Es delicioso recordarte así
Saber que estás conmigo.
Yo te amo, primor mío,
Despreocupada juventud mía
Y la transparente ternura del Kremlin,
En esta mañana, es como tu propio encanto.
Versión de Jorge Bustamante García
Oh, primavera inabordable y sin final
Oh, primavera inabordable y sin final,
Inabordable y sin final como los sueños.
Te reconozco, vida. Te asumo.
Y bajo el tintineo de broqueles te saludo.
Yo te acojo, mala suerte,
Y doy mi bienvenida a los aciertos
Pues no hay nada oprobioso en los encantados
Paisajes del llanto, ni en el misterio de la ventana,
Asumo las discusiones que desvelan
La madrugada en las oscuras cortinas de la ventana,
Para que la encantadora primavera
Excite mis miradas dilatadas.
Asumo las aldeas desérticas
Y los pozos de las ciudades terrenales,
La diáfana extensión de los cielos
y la candidez de los trabajos serviles.
Yo salgo, vida, a tu encuentro en el umbral
Con los cabellos rizados por el viento impetuoso
Y el enigmático nombre de Dios
En los labios fríos y apretados…
Ante la hostilidad de este encuentro
Siempre me defiendo,
Tú nunca eres accesible
¡Y el sueño embriagador se nos escapa!
Y miro y sospecho esta hostilidad,
Odiando, maldiciendo y amando:
Por el suplicio, por la muerte,
Pero de todas formas yo te asumo, vida!
Versión de Jorge Bustamante García
Somos los olvidados, solitarios sobre la tierra
Somos los olvidados, solitarios sobre la tierra,
A hurtadillas nos sentamos cerca al calor.
Desde este cálido rincón del cuarto
Miramos la bruma de octubre.
Por la ventana, como entonces, se ve el fuego.
Querido mío, ya estamos viejos.
Todo lo que hubo, tempestad y desdicha,
Ha quedado atrás, ¿qué esperas del futuro?
¿Seguro quieres leer allá, todavía,
Alguna inesperada novedad?
¿Acaso esperas algún ángel tempestuoso?
Todo pasó. Nada podrás regresar.
Quizás las paredes, los libros, los días.
Querido amigo, ellos están habituados.
Yo no espero nada, no murmuro.
No añoro nada de la que se fue.
Versión de Jorge Bustamante García
A la musa
Hay en tus melodías escondidas
de nuestro fin la noticia fatal.
Llevas la maldición de Dios, y llevas
la profanación de la felicidad.
Hay en ti una fuerza tan fascinante
que me apresto a acusarte yo también
de perder a los seres candorosos
seduciéndolos con tu esplendidez.
Cuando te burlas de la fe sagrada
de golpe veo encenderse en ti
una corona que ya he visto antes,
sin forma clara, purpurina y gris.
¿Es del Bien o del Mal? Eres misteriosa,
y de mil modos se habla de ti:
Musa y Milagro eres para unos;
Infierno y Dolor eres para mí.
¿Por qué no he perecido en la mañana,
cuando el insomnio se llevó el vigor,
y en cambio al entrever tu rostro frío,
consuelos suplicaba a tu favor?
Desearía que fueses mi enemiga.
Pero, ¿por qué me brindaste el presente
de las flores, el cielo, las estrellas
y la maldición de tus bellas fuentes?
Más pérfidas que las noches del Norte,
más embriagantes que el vino de Aí,
más breves que el amor de las gitanas,
fueron tus viles besos para mí.
En el violar las cosas más sagradas
tuve una maligna satisfacción,
y en tus amores, como la hiel amargos,
locas delicias tuvo el corazón.
Rusia
Rusia, Rusia desdichada…
Para mí tus cabañas pardas,
tus canciones llenas de viento,
son como las primeras lágrimas de amor.
No sé compadecerme de ti
y llevo cuidadosamente mi cruz…
Entrega tu belleza audaz
a cualquier hechicero.
Deja que te atraiga y que te engañe.
No te perderás, no te acabarás.
Tan sólo nublarán tu rostro bello
los pesares y cuidados.
¿Qué importa? Un cuidado más:
otra lágrima que se vierte al río;
pero tú no cambiarás: selvas y llanuras,
y un pañuelo floreado que cae hasta las cejas.
Y lo imposible es posible;
el camino largo es fácil,
cuando brilla a lo lejos
la mirada fugaz bajo el pañuelo,
cuando resuena con honda tristeza
el canto sordo del cochero.
De Patria
1908

