La respuesta está flotando en el viento (1962)

¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre
Antes de que le llaméis hombre?
¿Cuántos mares debe surcar la blanca paloma
Antes de dormir sobre la arena?
¿Cuántas veces deben volar las balas de cañón
Antes de ser prohibidas para siempre?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
La respuesta está flotando en el viento,

¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba
Para poder ver el cielo?
¿Cuántos oídos debe tener un hombre
Para poder oír a la gente llorar?
¿Cuántas muertes serán necesarias para que comprenda
Que ya ha habido demasiados muertos?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
La respuesta está flotando en el viento,

¿Cuántos años puede permanecer una montaña
Antes de ser arrastrada al mar?
¿Cuántos años pueden algunas gentes vivir
Antes de conocer la libertad?
¿Cuántas veces puede un hombre volver la cabeza
fingiendo no ver nada?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
La respuesta está flotando en el viento.

 

Versión de Marcelo Covian

Una fuerte lluvia va a caer (1963)

¿Dónde has estado hijo mío
de los ojos azules ?
¿Dónde has estado mi pequeño
querido?
He tropezado en el costado de doce
montañas nubladas
He caminado y gateado en seis
autopistas inclinadas
Me he parado en el medio de siete
forestas tristes
He estado afuera de frente a una docena
de océanos muertos
He estado diez mil millas en la boca
de una tumba
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte
Y es una fuerte lluvia la que va a caer.

¿Qué has visto hijo mío
de los ojos azules?
¿Qué has visto mi pequeño
querido?
Vi un niño recién nacido con lobos salvajes
a su alrededor;
Vi una carretera de oro sin nadie
en ella
Vi una rama negra con sangre
que seguía cayendo
Vi un cuarto lleno de hombres
con martillos ensangrentados
Vi una blanca escala toda cubierta
de agua
Vi diez mil conversadores con las lenguas
todas rotas
Vi revólveres y espadas filosas en las manos
de pequeñuelos
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte,
Y es una fuerte lluvia la que va a caer

¿Qué escuchaste hijo mío
de los ojos azules?
¿Qué escuchaste mi pequeño
querido?
Escuché el sonido del relámpago
que bramaba advertencias
Escuché el rugido de una ola capaz
de inundar al mundo entero
Escuché a cien tarn-tarns cuyas manos
estaban incendiadas
Escuché a diez mil murmurando
y nadie escuchaba
Escuché a una persona morir de hambre
y a muchos reírse
Escuché la canción de un poeta que murió
en el arroyo
Escuché los sonidos de un payaso que lloraba
en el callejón
Escuché el sonido de una persona que clamaba
ser humano
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte
Y es una fuerte lluvia la que va a caer.

¿A quién encontraste hijo mío
de los ojos azules?
¿A quién encontraste mi pequeño
querido?
Encontré a un chico al lado de un pony muerto
Encontré a un blanco arrastrando a un perro negro
Encontré a una joven cuyo cuerpo se quemaba
Encontré a un joven que me dio un arco iris
Encontré a un joven que estaba herido de amor
Encontré otro hombre herido de odio
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte,
Y es una fuerte lluvia la que va a caer.

¿Que harás ahora hijo mío
de los ojos azules?
¿Qué harás ahora mi pequeño
querido?
Me voy afuera antes que la lluvia
comience a caer
Caminaré hacia las profundidades de la foresta
oscura más profunda
Donde la gente es numerosa y sus manos
están vacías
Donde las píldoras de veneno están inundando
sus aguas
Donde la casa del valle encuentra
la prisión húmeda y sucia
Donde el rostro del verdugo está siempre
bien escondido
Donde el hambre es feo, donde las almas
son olvidadas
Donde el color es negro, donde nada
es el número
Y yo diré y lo hablaré y lo pensaré
y lo respiraré
Y lo reflejaré desde la montaña para que todas
las almas lo puedan ver
Entonces me pararé sobre el océano hasta
empezar a hundirme
Pero sabré bien mi canción antes de empezar
a cantar
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte,
Y es una fuerte lluvia la que va a caer.

 

Versión de Marcelo Covian

Blues hablados de la tercera guerra mundial

Hace tiempo tuve un sueño desconcertante
Soñé que me había metido en la Tercera Guerra Mundial.
Al mismísimo día siguiente fui a ver al médico
Para ver qué me podía decir.
Me dijo que había sido un mal sueño.
De todas formas yo no estaba preocupado en absoluto.
Eran mis propios sueños y sólo existían en mi cabeza.

Dije yo: «Un momento nada más, doctor, me ha pasado una guerra mundial por la cabeza»
Dijo él: «Enfermera, coja su libreta; este chico está demente»
Me cogió por el brazo. Yo dije ¡ay!
Según aterrizaba en el diván del siquiatra.
Me dijo: «Cuéntamelo todo».

Bueno, pues todo empezó a las tres en punto de la madrugada,
Y al dar y cuarto ya había terminado.
Yo estaba en una alcantarilla con alguna amiguita,
Cuando decidí echar un vistazo por una tapadera
Para ver quién podía haber encendido las luces.
Me levanté a dar una vuelta
Y recorrí la ciudad vacía,
Me pregunté dónde podría ir,
Encendí un cigarrillo en un parquímetro
Y seguí carretera abajo.
Era un día normal.

Toqué el timbre de un refugio contra la lluvia radiactiva,
Asomé la cabeza y pegué un grito,
«Dadme una judía verde, soy un hombre hambriento».
Una escopeta disparó y yo salí huyendo.
No les culpo demasiado de todas formas,
El no me conocía.

En la esquina de abajo, junto a un puesto de perritos calientes,
Vi a un hombre, le dije: «Hola, tú, amigo»,
Y supongo que algo de aquello debía haber,
Gritó sólo un poquito y salió escapado.
Pensó que yo era un comunista.

Localicé a una moza y antes de que se pudiera ir,
Le dije: «Juguemos a Adán y Eva»
La cogí de la mano y tuve un ataque de palpitaciones,
Pero ella me dijo: «Sí, hombre, ¿estás loco o qué?»
«¿No has visto lo que pasó la última vez que empezaron?»

Vi la ventana de tu Cadillac allá en la ciudad.
No había nadie por allí.
Me senté al volante
Y tiré por la calle cuarenta y dos abajo
En mi Cadillac.
Buen coche ése para conducir después de una guerra.

Bueno, pues como recordaba haber visto algún anuncio,
Puse la emisora de emergencia
Pero no había pagado la factura,
Y aquello no funcionaba ni medio bien.
Puse en marcha mi tocadiscos,
Era Rock A Day y Johnny cantaba,
«Dile a tu Pa, dile a tu Ma,
Que nuestros amores van en aumento, Ooh-wah, Doh-wah .»

Me sentí así como solitario y triste,
Necesitaba hablar con alguien,
Así que llamé al reloj de la Telefónica
Aunque sólo fuera por oír a alguien.
«Al oír la tercera señal
Serán las tres en punto».
Lo estuvo diciendo durante más de una hora
Y luego colgué.

Bueno, pues el doctor me interrumpió como por aquí
Diciendo: «¡Eh! Yo también he estado soñando eso mismo últimamente»
«Pero mi sueño era algo distinto, verás
Yo soñaba que el único que quedaba después de la guerra era yo,
Y no te veía por allí».

El tiempo pasó y ahora parece
Que todo el mundo sueña lo mismo.
Todos se ven paseando por ahí y no ven a nadie más.
La mitad de la gente puede estar a medias en lo cierto continuamente
Unos cuantos pueden estar en lo cierto alguna vez,
Pero nadie puede estar en lo cierto todo el tiempo.
Me parece que esto lo dijo Abraham Lincoln.
Os dejaré aparecer en mis sueños si me dejáis que aparezca en los vuestros.
Esto lo he dicho yo.

 

Colección Visor de poesía, 1972
Versión de Antonio Rasines

Bob Dylan, cantautor, Minnesota, 1941
Dama de los ojos tristes de las tierras bajas

Con tu boca de mercurio en la era de los misioneros.
Y tus ojos como de humo y tus rezos que parecen rimas,
Y tu cruz de plata, y tu voz de campanillas
¿Quién creen que podría enterrarte?
Con tu bolsillos por fin bien protegidos
Y tus visiones de tranvías que dejas sobre la hierba
Y tu piel de seda, y tu cara como el cristal
¿A quién crees que podrían convencer para que te llevara a cuestas?

Dama de los ojos tristes de las tierras bajas,
De donde dice el profeta de los ojos tristes que no viene nadie,
Mis ojos de almacén, mis tambores árabes
¿Debería tal vez dejarlos junto a la verja?
O, Dama de los ojos tristes, ¿debería acaso esperar?

Con tus sábanas como el metal y tu cinturón de encaje,
Y tu mazo de cartas sin la sota ni el as,
Y tus vestidos de sótano, y tu cara hueca,
¿Quién de ellos pudo pensar que podría adivinar lo que harías?
Con tu silueta cuando la luz del sol se va apagando
En tus ojos, donde nada la luz de la luna,
Y tus canciones de caja de cerillas y tus himnos gitanos,
¿Quién de ellos querría intentar impresionarte?

Dama de los ojos tristes de las tierras bajas,
De donde dice el profeta de los ojos tristes que no viene nadie,
Mis ojos de almacén, mis tambores árabes
¿Debería tal vez dejarlos junto a la verja?
O, Dama de los ojos tristes, ¿debería acaso esperar?

Los reyes de Tiro, con su lista de presos,
Esperan en fila sus besos de geranio.
Y tú no podías saber que ocurriría así
Pero, ¿quién de entre todos ellos desea realmente besarte?
Con las llamas de tu infancia en tu manta de medianoche.
Y tus modales a la española y las drogas de tu madre.
Y tu boca de vaquero, y tus elogios de toque de queda.
¿Quién de ellos crees que se te podría resistir?

Dama de los ojos tristes de las tierras bajas,
De donde dice el profeta de los ojos tristes que no viene nadie,
Mis ojos de almacén, mis tambores árabes
¿Debería tal vez dejarlos junto a la verja?
O, Dama de los ojos tristes, ¿debería acaso esperar?

Los granjeros y los negociantes decidieron entre todos
Enseñarte que lo que solían esconder eran los ángeles muertos.
Pero, ¿por qué tuvieron que elegirte a ti para que te pusieras de su lado?
¿Cómo pudieron equivocarse contigo de ese modo?
Hubieran querido que cargaras con las culpas de lo de la granja,
Pero con el mar a tus pies y la fingida falsa alarma,
Y con el hijo de un maleante recogido en tus brazos,
¿Cómo iban a poder convencerte?

Dama de los ojos tristes de las tierras bajas,
De donde dice el profeta de los ojos tristes que no viene nadie,
Mis ojos de almacén, mis tambores árabes
¿Debería tal vez dejarlos junto a la verja?
O, Dama de los ojos tristes, ¿debería acaso esperar?

Con tus recuerdos de la calle de los enlatadores como láminas de metal,
Y tu marido de revista que tenía que irse algún día,
Y tu delicadeza de ahora, que no puedes ocultar,
¿Quién de ellos crees que te daría empleo?
Ahora estás con tu ladrón, estás en su libertad bajo palabra
Con el medallón sagrado que acabas de doblar con tus propios dedos.
Y tu cara de santa, y tu alma de fantasma,
¿Quién de entre todos ellos pudo jamás pensar que te podrían destruir?

Dama de los ojos tristes de las tierras bajas,
De donde dice el profeta de los ojos tristes que no viene nadie,
Mis ojos de almacén, mis tambores árabes
¿Debería tal vez dejarlos junto a la verja?
O, Dama de los ojos tristes, ¿debería acaso esperar?

 

Colección Visor de poesía, 1972
Versión de Antonio Rasines

Hace mucho tiempo, muy lejos…

Predicar sobre la paz y la hermandad
¡Oh!, ¡cuál puede llegar a ser el precio!
Un hombre lo hizo hace ya mucho tiempo
y le colgaron de una cruz.

Hace mucho tiempo, muy lejos,
Estas cosas ya no pasan hoy en día.

Las cadenas de esclavos
Se arrastraban por el suelo
Con las cabezas y los corazones agachados
Pero esto fue en tiempos de Lincoln
Y eso fue hace mucho tiempo.

Hace mucho tiempo, muy lejos
Cosas como ésta ya no pasan hoy en día.

Las armas de guerra se dispararon salvajemente
El mundo entero sangró
Los cuerpos de los hombres flotaron en las orillas
De océanos de barro.

Hace mucho tiempo, muy lejos,
Cosas como ésta ya no pasan hoy en día.

Un hombre tenía mucho dinero
Otro no tenía ni para comer
Un hombre vivía como un rey
El otro mendigaba en la calle

Hace mucho tiempo, muy lejos
Estas cosas ya no pasan hoy en día.

Un hombre murió por un cuchillo muy afilado
Un hombre murió por la bala de un rifle
Un hombre murió de tristeza
Al ver el linchamiento de su hijo

Hace mucho tiempo, muy lejos
Cosas como ésta ya no pasan hoy en día.

Los gladiadores se mataban los unos a los otros
Esto fue en tiempos de los romanos
La gente les vitoreaba con los ojos inyectados en sangre
Mientras los ojos y la mente se cegaban

Hace mucho tiempo, muy lejos
Cosas como ésta ya no pasan hoy en día.

Y hablar de paz y hermandad
¡Cuál puede llegar a ser el precio!
Un hombre lo hizo hace mucho tiempo
y le colgaron de una cruz.

Hace mucho tiempo, muy lejos
Cosas como ésta ya no pasan hoy en día. ¿No?

 

Colección Visor de poesía, 1972
Versión de Antonio Rasines

 

George Jackson

Cuando me desperté esta mañana
Mi cama estaba empapada de lágrimas
Han matado a un hombre al que amaba de verdad
Le han pegado un tiro en la cabeza.

Dios, Dios, han matado a George Jackson
Dios, Dios, le han tumbado por tierra

Le metieron en la cárcel
Por un robo de treinta dólares
Cerraron la puerta tras él
Y tiraron la llave

Dios, Dios, han matado a George Jackson
Dios, Dios, le han tumbado por tierra

Nunca aceptó la mierda de nadie
Nunca agachó la cabeza ni se arrodilló
Las autoridades le odiaban
Porque era demasiado real.

Dios, Dios, han matado a George Jackson
Dios, Dios, le han tumbado por tierra.

Los guardianes de la prisión le maldecían
Mientras le vigilaban desde lo alto
Pero tenían miedo de su poder
Estaban asustados de su amor.

Dios, Dios, han matado a George Jackson
Dios, Dios, le han tumbado por tierra

A veces pienso que este mundo
No es más que un gran patio de prisión
Algunos somos presos
Los otros somos guardianes.

Dios, Dios, han matado a George Jackson
Dios, Dios, le han tumbado por tierra.

 

Colección Visor de poesía, 1972
Versión de Antonio Rasines

Bob Dylan, cantautor, Minnesota, 1941
La huida del vagabundo

Ayudadme en mi miseria
Oí al vagabundo decir
Cuando le sacaban del tribunal
Y se lo llevaban
«Mi camino no ha sido agradable
Y me queda poco tiempo,

Y sigo sin saber
Qué mal le he hecho yo a nadie»

El juez se quitó la toga,
Sus ojos se llenaron de lágrimas
«Jamás lo comprenderías», le dijo,

«¿Por qué tienes que intentarlo?» ,
Fuera el público alborotaba,
Se le podía oír desde la puerta,
Dentro el juez bajaba del estrado
Mientras el jurado clamaba pidiendo más.

«¡Oh!, callen ya a ese maldito jurado»,
Gritaron el asistente y la enfermera.
El juicio ya fue bastante malo,
Pero esto es diez veces peor.
Justo entonces, un rayo,
Reventó el Juzgado,
Y mientras todo el mundo caía de rodillas a rezar,
El vagabundo escapó.

Colección Visor de poesía 1972
Versión de Antonio Rasines

Sólo un vagabundo

Al ir caminando un día, en un rincón
Vi a un viejo vagabundo tumbado en un portal
Su cara se apretaba contra el frío suelo de la acera
Y calculé que debía llevar allí toda la noche o más.

Era sólo un vagabundo, pero ya falta uno más
No deja atrás a nadie que cante su triste canción
No deja atrás a nadie que le lleve a casa
Sólo un vagabundo, pero ya falta uno más.

Una manta de papeles de periódico cubría su cabeza.
El escalón era su almohada, la calle era su cama
Una mirada a su cara permitía ver el largo camino que había recorrido
Y un puñado de dinero dejaba ver las monedas que había mendigado.

Era sólo un vagabundo, pero ya falta uno más
No deja atrás a nadie que cante su triste canción
No deja atrás a nadie que le lleve a casa
Sólo un vagabundo, pero ya falta uno más.

¿Hace falta acaso ser muy hombre para ver toda la vida derrumbarse?
¿Para mirar al mundo desde un agujero en el suelo?
¿Para esperar el futuro como un caballo que se ha quedado cojo?
¿Para yacer en el arroyo y morir sin un nombre?

 

Colección Visor de poesía, 1972
Versión de Antonio Rasines

Soñé que veía a San Agustín

Soñé que veía a San Agustín
Tan vivo como tú y yo,
Atravesando a toda velocidad estos cuartos
En la más absoluta de las miserias.
Con una manta bajo el brazo
Y un abrigo de oro macizo
Buscando precisamente las almas
Que ya habían sido vendidas.

«Despertad, despertad», gritó con fuerza,
Con voces desmesuradas
«Salid talentudos reyes y reinas
Y escuchad mi triste queja.
No hay un solo mártir entre vosotros
Al que podáis llamar vuestro,
Pero seguid vuestro camino con conformidad,
y sabed que no estáis solos».

Soñé que veía a San Agustín,
Vivo y echando fuego por la boca
Y que yo era uno de los que
Le echaron a morir a la calle.
Y me desperté encolerizado
Tan solo y aterrorizado,
Que apoyé los dedos contra el cristal,
Y agaché la cabeza y lloré.

Colección Visor de poesía 1972
Versión de Antonio Rasines

Tren viajero

Hay un tren de hierro, que ha estado rodando a lo largo de los años
Con una caja de combustible llena de odio y un horno lleno de temores
Si alguna vez le habéis oído, o habéis visto su carcasa rota de color de sangre.
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.

¿Os habéis parado alguna vez a pensar en todo el odio que lleva?
¿Habéis visto alguna vez a sus pasajeros, a sus pobres almas confusas y enloquecidas?
¿Habéis empezado a pensar que tenéis que detener ese tren?
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.

¿Os cansáis alguna vez de los sonidos sermoneantes del miedo
Cuando han golpeado vuestra cabeza y martilleado en vuestros oídos?
¿Habéis preguntado sobre ello y no os han contestado?
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.

Me pregunto si los líderes de las naciones son conscientes
De este mundo asesino que me dejan en las manos
¿Os habéis quedado despiertos alguna noche preguntándooslo?
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.

¿No habéis estado nunca a punto de decir, o habéis dicho para vosotros mismos
Que la persona que está a vuestro lado puede estar equivocada?
¿Acaso el delirio de los locos hace enloquecer vuestras tripas?
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.

¿Os deprimen acaso los maniáticos asesinos y los que odian?
¿Os marean la política y los sermones?
¿Os duele el corazón con los incendios de autobuses?
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.

 

Colección Visor de poesía, 1972
Versión de Antonio Rasines

Soy un vagabundo solitario…

Soy un vagabundo solitario
Sin familia ni amigos.
Allí donde podría empezar la vida de cualquiera,
Es exactamente donde acaba la mía.
He probado suerte en el soborno,
El chantaje y el fraude,
Y he cumplido condenas por todo
Menos por pedir en la calle.

Hubo un tiempo en que yo era un hombre próspero,
No me faltaba de nada,
Tenía oro de catorce quilates en la boca
Y seda en mis espaldas,
Pero no confié en mi hermano,
Le hice caer en desgracia,
Y esa fue la causa de mis desdichas.
Lo que me llevó a desaparecer deshonrado.

Amables señores y amables caballeros,
Pronto me habré ido,
Pero sólo déjenme que les advierta una cosa
Antes de seguir mi camino,
Cuiden de estar libres de mezquinas envidias
Y no se guíen por el código de nadie,
Y guárdense sus juicios para ustedes mismos
O acabarán donde yo.

 

Colección Visor de poesía, 1972
Versión de Antonio Rasines

Bob Dylan, cantautor, Minnesota, 1941
1

yo, francis x
estoy aquí esta noche para asegurarle a todos
que nadie les ha mentido
a ustedes que cavaron más hondo
en las huellas del hombre y la humanidad
no escuchen a aquellos
que les dicen que ha pasado su momento
han tenido excelentes guías
y han sido ayudados por los mejores
para alumbrar el camino
para ellos, ustedes son su único interés
no tienen razones para sentirse timados
sin importar lo que diga nadie
sólo piensen en sus hijos
pues aquí ellos son los que ganan
y así entonces sabrán,
queridos amigos,
que el tiempo, en efecto, no se queda quieto

 

Traducción es de Gustavo Osorio

2

locura
drogada locura
salta desquiciada estimula mis nervios
susurra
te espera tu máscara
proclamándolos libres de culpa
te aguarda impasible

sí cuando llantos pensativos
nos perforaban
la repetición
me empujó por el borde
los maestros viajan
en extraños asideros
que mis gritos eran sólo
plática de fondo
trepando por la
boca bien moldeada
lágrimas envueltas, con rígidos trazos
cinceladas en tiza
talladas de los mejores no elegidos ojos
para ocupar mi lugar también
en el jardín de sombras
cuántas veces entonces
habré jadeado?
qué máscara?
en dónde?
no puedes referirte a mí

defensas, falsas barreras
se alzan rápido para encubrir los sentidos
cuando te dicen
no eres nada salvo tu máscara
actúas todo el tiempo
incluso cuando interpretas tu propio papel

sí mamá soy un actor
la diferencia es mi paradoja
que yo
no deseo realmente ser recordado
por mi sonrisa
ni por mi disfraz
sino por todo lo opuesto
mientras miro a mi alrededor
entiendo
que así será

las figuras espectrales no muestran emociones
la corbata del viejo sheriff estrangula
aún así sus ojos no revelan
el cuerpo de un mágico payaso

cubierto de plumas
aún así el polvo en su boca
ni siquiera se mueve

parece que
toda la raza humana
está siendo insultada

haciendo mi propio desorden pero la cera de la confusión
mi anhelo nada sino drama de juegos sexuales
mi éxito, un montón de boletos pegados
mi sangre durando sólo en la costra que forma la cátsup

todo lo cual se
evaporará
en el viento

sí, a decir verdad
estaba asustado despierto
arruinado completamente
por precipitarme
en la temible pequeñez
del agotado universo personal

tócame mama
todo está bien
no importa
ha sido ampliamente demostrado
que incluso yo, yo mismo
no estoy realmente aquí

 

Traducción de Gustavo Osorio

Chica negra
ha sido engañada
no es mala
pasada por una chimenea
pasada por un gallinero
vestida de negro
mono plateado
en su espalda
criada negra mamá
borracho papá
haciendo los peores trabajos
en medio de la ley
diez hermanos
con cara de rata
lápida dispuesta
zanja cavada
y falta de caricias
escalera de servicio
asfixiándose
chica negra
devuelve el golpe
roba, empeña
vive del oficio
se sienta y espera en la boca de riego
le gusta el calor
sus ojos encuentran
un grupo de huelguistas
al otro lado de la calle
en su cabeza resuenan
los muelles de la cama
un grito de libertad
tú hablas del orden
ella empeñaría
el mundo
por un dólar veinticinco
chica negra
vestida de negro
saco de yute
a punto de reventar
ha estado ausente
continúa
yo mismo me entrego a ti
para que me empeñes
Para Francoise Hardy
a la orilla del Sena
una sombra gigante
de Nôtre dame
busca agarrarme del pie
estudiantes de la Sorbona
dan vueltas en bicicletas ligeras
arremolinando colores naturales de cuero que giran
la brisa bosteza comida
lejos de las panzas de
Erhardt reuniéndose con Johnson
pilas de amantes
pescando
besándose
se tumban sobre sus libros, botes
hombres viejos
con sus bigotes ensortijados
flotan en los bancos
montones de turistas
en camisa de nylon rojo vino
con sombrero de paja de embajador
(ahora ya no puedo oír al perro
de Nixon ladrar)
se alejarán siguiendo la corriente
mientras el sol se pone
las puertas del río están abiertas
debo recordar que
también yo toco la guitarra
es fácil quedarse aquí
más amantes pasan
sobre motocicletas
enlazados
desde los muros del agua entonces
miro a lo que llaman
la margen derecha
y envidio
a tu
tocador
de trompeta.
«Podría hacer que te arrastraras
si me lo propusiera»
dijo mordiendo un bocadillo
entre movimiento y movimiento de ajedrez
«¿para qué quieres hacer que
me arrastre?»
«he dicho que podría»
«podrías hacer que me arrastrara»
«sí, hacer que te arrastraras»
«mmm, eres un tipo muy extraño»
«no, simplemente juego para ganar, es todo»
«bueno, si no puedes ganarme,
es que eres el peor jugador
con quien haya jugado»
«¿qué quieres decir?»
«quiero decir que siempre pierdo»
apretó la mandíbula y respiró
profundamente
«mmm, ahora vengo que ganarte»

Inmediatamente y dentro del cuadrilátero
Juno toma veinte píldoras y
pinta todo el día, la vida dice
es un asunto de primera importancia en las afueras
de Chicago, una clínica privada para drogadictos
de caso grave cura a innumerables
sencillas amas de casa enganchadas
por narcóticos de droguería,
legalmente vendidos para tener limpia la cocina.
Lenny Bruce exhibe sus rudimentarias
películas en la Séptima Avenida, mientras un
grupo de mujeres introduce furtivamente pequeños
comprimidos blancos dentro d zapatos, medias, sombreros
y otros escondrijos, los periódicos
no dicen nada de esto, Irma se va a Israel
y me escribe que allí
odian a los nazis mucho más que
nosotros aquí, Eischman muere, sí, y Alemania
occidental manda a un anciano y acicalado
ermitaño de la Gestapo, de ochenta años, a
la penitenciaría, en Berlín este
Renata me dice que debo llevar
corbata para entrar a un lugar al
que quiero ir, de vuelta aquí, un viejo
culto con una bandera rebelde sobre
el letrero de hogar dulce hogar dice que él no
votará a Goldwater. «habla demasiado».
debería tener la boca cerrada»

Camino entre patios traseros y veo
a un muchachito con una pluma en el pelo
muerto sobre la hierba. se levanta
y le tiende la pluma a otro muchachito
que acto seguido se
desploma. «ahora me toca a mí ser
el bueno.. toma, piel roja» bang bang
Henry Miller está al otro lado
de la mesa de ping pong y sigue
hablando de mí. «le has preguntado
al compañero poeta si quiere
algo de beber» le dice a
un tipo que se ofrece a llevar las bebidas
dejo caer mi raqueta de ping pong
y miro hacia la piscina. mis peores
enemigos no me humillan
de manera tan misteriosa.
un estudiante universitario me persigue con un
micrófono y un magnetófono.
¿qué piensa usted del partido
comunista? ¿qué partido comunista?
suelta nombres y números.
no puede contestar mi pregunta, lo
intenta con todas sus fuerzas. yo le digo «no tienes
por qué responder a mi pregunta» se
queda muy afectado. le digo
no hay respuesta mi pregunta
no más de lo que haya para la
tuya, la noria da vueltas
en un parque de California y el cielo tiembla.
se vuelve rojo. sobre dedos apuntados e
hipos. le digo a una periodista que sí
que estoy monstruosamente contra
el comité de actividades antinorteamericanas
y también contra la CIA y le suplico que por favor
no me pregunte por qué ya que llevaría mucho
tiempo explicarlo me pregunta sobre
la humanidad y le contesto que no estoy muy seguro
del significado de esa palabra. quiere que
diga lo que ella quiere que diga. quiere
que diga lo que pueda entender. un hombre gordo y flemático
con el estómago prestado da a su mujer
una sonora bofetada y arremete contra una
manifestación de los derechos civiles. mientras una
extraña muchacha me persigue por Smoky Mountain
tratando de averiguar bajo qué signo nací.
yo tomo a Allen Ginsberg para que se junte con un hermoso
grande y fantástico artista y prohibido el paso a los demás

Las tablas tapan todo lo que hay que ver.
desahucio. gangrena infecciosa y
bombas atómicas. ambas cosas existen únicamente
porque hay alguien que busca
beneficio. el muchacho pierde la vista.
se convierte en un piloto de aeroplano. la gente
golpea su pecho y el de los demás e
interpreta la Biblia de manera que se ajuste a sus
ideas. respeto es una palabra mal interpretada
y si el mismísimo Jesucristo pasara
por estas calles, el Cristianismo
volvería a empezar. de pie
sobre el escenario de toda la tierra. los insectos
juegan en su propio mundo. las serpientes
se arrastran entre los hierbajos. las hormigas vienen y
van por el césped. las tortugas y los lagartos
se abren camino por la arena. todo se
arrastra. todo…
y todo sigue arrastrándose

Bob Dylan, cantautor, Minnesota, 1941
La jota de diamantes
la jota de diamantes
una bribona tuerta
en constante movimiento
recorre la calle continuamente
se mueve furtivamente. da saltos
entre las columnas de fichas
salta sobre ellas como sansón
golpea golpea
aparece inesperadamente
está al acecho
tú no podrás sino perder
no deberías resistir
la jota de diamantes
es muy difícil de jugar

La jota de diamantes
arruina mi jugada
dejándome aquí parado de pie
hombrecillos de plomo tocan
ahora sus tambores
sobre mi cabeza
en medio de vítores
flores
cuatro reinas
con los corazones desgastados
hacen creer
que aún son buenas
pero yo debería dejarlas caer
y abandonar la partida
y Dean Martin debería disculparse
con los Rolling Stones
jo jium
apuestas fantásticas
jóvenes bebés montan a caballo
sobre el cuello de sus padres
dos tipejos en un Ford arreglado
por décima vez
han recorrido la ciudad
muchacho es tu turno de
cortar la baraja
estás arruinándote
resististe demasiado tiempo
el gong chino
abajo
dice la jota de diamantes
(una carta alta)
la jota de diamantes
(pero no lo bastante)
la jota de diamantes
es una carta difícil de jugar

La jota de diamantes solía reírse de mí
ahora quiere que le pague
se avergonzaba de mí
ahora quiere caminar a mi lado
la jota de diamantes
princesa manca
sólo lleva puesto un guante
mientras da empujones
nunca ama
la luna es demasiado brillante
mientras ha fijado espejos
de noche en la habitación
es duro pensar
que posiblemente haya algo
en mi bebida
debería arrojarla
en el fregadero
se la arrojaría a la cara
pero no serviría de nada
no ganas nada
sólo dejar una mancha
la jota de diamantes
y todo lo que significa
necesita un poco de ácido
en su regazo
cualquiera que sea la hora
siente que es tarde
mi perro de caza ladra
necesita más ceniceros
ni siquiera puedo recordar
los primeros días
por favor no os quedéis
iros con la música a otra parte
la jota de diamantes
(puede abrir el camino a la riqueza)
la jota de diamantes
(pero luego cambia)
una carta llena de posibilidades pero
sólo gana al diez
la jota de diamantes
es una carta difícil de jugar

La jota de diamantes permanece dentro de la casa
quiere que yo haga sus guerras
la jota de diamantes es una carta difícil de jugar
nunca segura. indecisa
glosando las canciones de los pájaros
riéndose entre dientes de las madres vocingleras
la jota de diamantes vacía
el cerebro de las personas poco inteligentes
sortea lo que sobra
sobre la mesa
entre los pequeños maestros del juego
que acaban de sentarse
para descansar sus pies
la jugada de mala suerte hay que tomársela a broma
es tu oportunidad. tu decisión
escoges
pierdes
búscate un refugio
aleluya
eliges perder
hazte
desaparecer
la jota de diamantes
(una muerte del rey)
la jota de diamantes
(cerca del aliento del as)
la jota de diamantes
es una carta difícil de jugar

Corre vete sal de aquí
rápidamente
vete Joshua
lárgate
prepara tu batalla
haz lo que sepas
yo perdí mis gafas
no puedo ver Jericó
el viento enreda
mi pelo
nada parece
estar bien
ahí
no no iré contigo
no puedo ir contigo

Sobre el puente de Brooklyn
estaba inclinado
y de pie en el borde
había un predicador hablándole
estuve cambiando de posición continuamente
para poder ver desde todos los ángulos
por un lado y otro de los cuellos
estirados
y las cosas
la policía contenía a la gente
la señora que está a mi espalda
irrumpe en mi ingle
«enfermos enfermos algunos están realmente enfermos»
como el número circense del trapecio
«oh espero que no lo haga»
él estaba al otro lado de la barandilla
sus ojos terriblemente abiertos
bañado por el sudor
boca de tiburón
las sucias mangas de la camisa subidas
los brazos gruesos y tatuados
y llevaba un reloj de plata
echándole una rápida ojeada yo podría decir
que estaba inútilmente sólo
no puede quedarme allí mirándole
no puede quedarme allí mirándole
porque de pronto me di cuenta de que
en lo más profundo de mi corazón
deseaba realmente
verle saltar

(Una multitud. cada persona sabe
que todos ellos saben y ven lo mismo.
tienen la misma cosa en común.
pueden mirar a los demás con absoluta inexpresividad
no tienen que hablar y no se sienten culpables
de no tener nada que decir. tedio diario
empapado por la felicidad temporal
de que haya terminado finalmente su búsqueda
por encontrar una manera de compartir el gran desengaño
de un picnic de sangre. todas las multitudes son iguales
y yo estaba en la multitud cogido en su excitación)

Y me alejé
tenía tantas ganas de verle saltar
que tuve que marchar y esconderme
la zona residencial la zona residencial
Orchard Street
a través de toda aquella gente
en Orchard Street
perneras de pantalones en mi cara
«¡vengan aquí! ¡vengan aquí!»
no necesito vestidos
y cruzo la calle
los sonidos asoman
por las bocas de acceso
y las cajas de zapatos cabalgan
por las grietas de la acera
pescadores-
repentinamente me he convertido
en un pez
pero ¿quiere
alguien ser pescador
al igual que yo
no quiero ser un pez?

(La cachonda Wanda está
en Nueva Orleans
pasa metiendo ruido a través
de vulgares paredes
de ladrillo llenas
de palabrotas
allá en Nueva York)

No ellos no pueden salir
de los bancos de su río
estoy en su río
(me pregunto si saltó
realmente me pregunto si saltó)
doblo la esquina
para alejarme del río
y para alejarme del río
creciendo todavía
doy media vuelta
y descubro
que estoy en otro río

(esta vez. Rey Rex
me bendice con cuentas de plástico
y bocinas que hacen tut tut
anillos de papel y cosas.
Royal Street
Bourbon Street
St. Claude and Splanade
pasa y deja
todo patas arriba
Joe B. Stuart
un poeta sureño blanco
me da moral
atravesamos la casa a toda mecha
una máquina de discos resplandeciente
el gumbo se desborda
expulsados a patadas de bares para negros
calles con atascos
estrellas hipnóticas hacen explosión
en la noche asesina de Louisiana
hay mucho barullo
brazo con brazo
muy drogados
tengo que verte en Mobile luego
echar abajo al gobernador Nichel
y largarnos)

de acuerdo también yo puedo dejar este río
en Bleeker Street
encuentro a muchos amigos
que me miran
como si supieran algo
que yo no sé
Rocco y sus hermanos
dicen que hay personas que
están deprimidas que yo
no quiero oírlo
un balón de baloncesto cae
por el aro
y yo recuerdo que
el Living Theater ha sido arrestado

(¿saltó ya el hombre aquél?)
arañas intelectuales
suben por la Sexta Avenida
con Colts cuarenta y cinco
asomando por
sus ombligos
y por primera vez
en mi vida
me siento orgulloso
de no estar metido en
ninguna obra maestra de la literatura
(¿y por qué quise ver a aquella
pobre alma muerta?)

Primero de todo dos personas
se juntan y quieren ensanchar
sus puertas. segundo, mucha más
gente ve lo que está sucediendo y
viene a echar una mano en el ensanche
de la puerta. los que llegan
no tienen sin embargo más que un
«ensanchemos estas puertas»
para decir a los que ya estaban allí
desde el primer momento. luego sigue que
todo gira alrededor
nada más que la ideas del ensanche de la puerta.
tercero, ahora ya es un grupo
y lo único que les mantiene amigos
es que todos quieren que las puertas se ensanchen.
evidentemente, las puertas son ensanchadas entonces
cuarto,
después del ensanche
el grupo tiene que encontrar
algo más que siga
manteniéndoles unidos o
si no, el ensanche de la puerta
resultará
embarazoso

En la calle catorce
me encuentro con alguien
que conozco por vivir enfrente
quiere que me
ponga nervioso
quiere que me ponga
a su nivel
con toda sinceridad
quiere arrastrarme
hasta ahí
descubro que la gravedad
es mi única enemiga
la soledad ha cerrado con fuerza
las manos y te lleva
a ser injusto con los demás
todo el mundo tiene cosas que hacer
cosas que les mantienen ocupados
los obreros
tienen su mente puesta
en los fines de semana
víctimas del sistema
llenan los cines
y quién y de qué
compañía sádica es él
tiene derecho
a condenar a otros como triviales
cuál es la culpa
y a quién hay que culpar realmente
de que un hombre lleve un arma
es imposible que
sea él
los esclavos no son de color especial
y los eslabones de las cadenas
no tienen un orden especial
que gran actor tienes que ser
para interpretar a Dios

(en Grecia una viejecita menuda
una obrera
me mira
se frota la barbilla
y por señas me pregunta
que por qué estoy sin afeitar
«el mar es bellísimo aquí»
replico
señalando mi barbilla.
y ella me cree
no necesita más respuesta que esa
yo rasgueo la guitarra
ella baila
ríe
su pañuelo vuela
yo también me doy cuenta de que
ella morirá aquí
junto a este mar
su muerte es seguro que ocurrirá aquí
la mía no se sabe dónde
y llego a pensar
que la amo)

Cada día hablo con gente
complicada en algún rollo
bueno y malo no son sino palabras
inventadas por aquellos
que están atrapados en los rollos

Bajo qué fundamentos se encuentran
las razones para el juicio
y pienso también
que no hay
nada en ningún sitio
en ningún sitio que tenga
ningún sentido. sólo hay lágrimas
y sólo pena
no hay problemas

He visto que lo que amé
se ha desvanecido. todavía
amo lo que he perdido pero correr
y tratar de recuperarlo
sería muy egoísta
por el resto de mi vida
no perseguiré a ningún ser vivo
dentro de abrazo carcelario
de mi amor propio

No puedo creer que tenga
que odiar a nadie
y cuando lo haga
será sin temor
y lo sabré

Ni respuestas ni verdad conozco
para ningún alma viva
no prestaré oídos a nadie
que me hable de principios
no hay principios
y yo sueño mucho

Así que ve Joshua
prepara tu batalla
yo tengo que ir a los bosques
un momento
espero que comprendas
pero si no lo haces
no importa
estaré contigo
la próxima vez
no pienses en mí
yo estaré bien
tú sigue adelante por ahí
por ahí
haz lo que dices
que vas a hacer
y quién sabe
algún día
alguien podía incluso
escribir
una canción
sobre ti

Odiaba a Enzo
le odiaba
tanto que pude haberle matado
él era vil y abominable
y después de lo que pudo conseguir
yo estaba seguro de ello
mi amada se encontró con él
en un país lejano
y se quedó allí mucho tiempo
por él
he gruñido hasta quedar exhausto
que la estaba haciendo feliz
nunca le conocí
algunas veces le vería
en mi techo
pude haberle disparado
vagabundo farsante
idiota romántico
conozco a los hombres porque
yo también lo soy
el veneno balancea sus péndulos
con sensación de mareo
y yo quería pisotearle
quería masacrarle
quería matarle
yo quise con tanta fuerza ser como él
que eso me hizo daño
yo odiaba a Enzo
Bob Dylan, cantautor, Minnesota, 1941
Miguel ángel hubiera llorado
si hubiese visto una sola vez dónde dormía Charlie
(para, Charlie, temo que te hayas ido
más allá de los límites de donde estabas cuidado)
¿qué precio qué precio qué precio desgracia
por dormir sobre una cara de querubín?
Una amazona
con un asombroso parecido a Pancho Villa
hace dedo en la autopista
bajo un sol de fuego
contando los coches que pasan de largo
zuum
coge ese
coche patrulla
que ha dado la vuelta
sí, conocí a Zapata bien
algunos de mis amigos
mis mejores amigos
tenían el mismo aspecto
que el japonés
en determinados momentos
yo mismo pienso que son
admirables.. fabrican grandes radios
¿has visto a Liz Taylor
ahí?
la mochila es pesada
hay tinta
resbalando por sus correas polvorientas
amarillo
no está lejos
yo también me dirijo allí
no necesitaré suelos fregados
ni que me doblen la voz
o cualquier otra cosa
no necesitaré nada
un avión va a tientas por el cielo
debo llegar a Trinidad
esta noche
un tejano vestido de platillo volante
cubierto de gemelos
comió un filete de desayuno
y ahora el radiador de su coche
ha reventado en la carretera
de vuelta aquí, un Mercury
convertible modelo sesenta y tres
se estrella contra una chica
y diez pájaros
acaban de cruzar
la frontera de colorado
Johnny (el pequeño Johnny)
con el martillo de su padre
clavó cinco moscas
en la ventana de la cocina
atrapó cinco crías de abejorro
en botellas de zumo de naranja
azotó en las costillas a
su hermano pequeño
y metió la mano de su hermana
en el triturador de basura
agradable Johnny
la estrella de fútbol de papá
dijo el nombre de todas las chicas
que lo hacían
él lo hizo
y nunca conoció
a ninguno que no lo hiciera
poderoso Johnny
Johnny mal perdedor
malo en matemáticas
pero sus padres lo arreglaban
se emborrachaba demasiado en los bares
y sus padres también
arreglaban eso
cariñoso Johnny
Johnny con su pelo cortito
limpio
bien moldeado
algo de lo que sus padres
podían estar orgullosos
sin importarles lo
que le costó a él
un ejemplo de hombre fuera de lugar
pero sus padres
no pudieron comprarle
una plaza en la universidad
donde él quería ir
Johnny el genio
Johnny el malhumorado
Johnny el golpeador
chocó su
«toma hijo ten un coche buen muchacho»
Cadillac contra
un «me importa un pepino»
puente de ferrocarril
sus padres todavía le ayudaron
se compraron pañuelos
y Johnny tuvo montones de flores

Y así mientras los radios de las ruedas
penetran desde alturas peligrosas
precipitándose
a través de suaves almohadones,
Hay un sonido
que resuena
ninguna alabanza
ninguna alabanza
pero tú debes
saber del pobre Johnny
para oírlo

Bob Dylan, cantautor, Minnesota, 1941