Entierro de los zapatos de Quico Rivas, 13 de febrero de 2010
El Cementerio de Arte de la localidad salmantina de Morille acogerá el próximo 13 de febrero el enterramiento de los zapatos del escritor, «legados» por su hija. Crítico de arte y «pintor dominguero», como a él le gustaba definirse, Quico Rivas, fallecido el 1 de junio de 2008.
La necrópolis, también conocida como ‘Museo Mausoleo’, fue inaugurado en diciembre de 2005. Desde aquella fecha se ha dado sepultura a las cenizas del escritor y filósofo francés Pierre Klossowski y un Pontiac Grand Prix que perteneció al artista Javier Utray.
Quico Rivas fue director de publicaciones como Refractor y El Plante, editor de La Infiltración y colaborador de El País Semanal.
En 1972 trabajó en la primera galería Juana de Aizpuru y, desde entonces, no dejó de pintar ni de exponer su obra, principalmente, en salas fuera del circuito comercial.
Durante la década de los 80, se convirtió en empresario de la noche madrileña.
«Propiciaba la participación y la actividad, no se quedaba en la observación», explicaron los organizadores del homenaje, quienes recordaron que antes de su muerte preparaba la exposición ‘Los fantasmas de Madrid’.
El polifacético artista dejó, en palabras de quienes le conocieron, «un reguero de amigos por todos los rincones de España, que siempre apreciaron su luminosa presencia» entre los que se encuentra gente tan variopinta como los hermanos Encarna y Federico Jiménez Losantos, el historiador Juan Manuel Bonet, el fotógrafo Alberto García Alix, la cantante Ana Curra o los creadores Sigfrido Martín Begué, Joan Verdú y Pablo Sycet.
«Me pica un huevo de forma analógica, hemos enterrado los zapatos de Kiko Rivas, pero me lo rasco digitalmente. Entre tanta gente estamos rodeados de los héroes, aunque sus armaduras sean de cartón piedra.
La violencia del asturcón que tenía en el culo la diana, nos turbó momentáneamente al ver la caja de la CNT en la panza de la yegua. A punto estuvo de haber una desgracia.¡¡Qué icononografía!! ¡¡Qué barroquismo!! Qué derroche de calor mientras que se nos congelaban las orejas con el viento glacial.
Hubo un cohete y explotó.
Basilio, con gran dedicación, amarró la pala y la montonera de zahorra helada hubo que cortarla como el que se tira un pedo con el culo «depilao».
…y restralló».
Domingo Sánchez Blanco
Fuente | Bizarro 2.0 (13/02/2010)
Epitafio
Aquí yace el cuerpo
podrido y descansa,
incorruptible, el corazón
del malogrado Quico Rivas,
Quinto conde de la Salceda,
último Marqués de la Piscina
del Templo de Salomón.
Tuvo y lo fundió.
De comer algunos días
se hartó. Y otros muchos ayunó.
Milagrosamente de beber nunca le faltó.
Tuvo más de mil amores
maravillosos y a todas
recordaba con devoción.
Intentó varios negocios
ruinosos y siempre
presumió de cumplir
aunque no siempre cumplió.
De su suerte
jamás se quejó.
Lo que tuvo lo gastó
y tan ocupado estuvo
en su desocupación
que no conoció
el aburrimiento
ni encontró un momento
para sentarse a escribir
el gran poema de su vida.
Poema
Cuando pases, forastero,
ofrece una canción
o un verso nuevo
por el descanso eterno
del hombre que en su losa
esta súplica grabó:
“De ti, hermano que te alejas,
sólo pretendo
la flor de tu perdón.
Me dicen tus pisadas
que tú, igual que yo,
tampoco tienes
perdón de Dios”.
Quico Rivas fue director de publicaciones como Refractor y El Plante, editor de La Infiltración y colaborador de El País Semanal.
En 1972 trabajó en la primera galería Juana de Aizpuru y, desde entonces, no dejó de pintar ni de exponer su obra, principalmente, en salas fuera del circuito comercial.
Durante la década de los 80, se convirtió en empresario de la noche madrileña.
«Propiciaba la participación y la actividad, no se quedaba en la observación», explicaron los organizadores del homenaje, quienes recordaron que antes de su muerte preparaba la exposición ‘Los fantasmas de Madrid’.
El polifacético artista dejó, en palabras de quienes le conocieron, «un reguero de amigos por todos los rincones de España, que siempre apreciaron su luminosa presencia» entre los que se encuentra gente tan variopinta como los hermanos Encarna y Federico Jiménez Losantos, el historiador Juan Manuel Bonet, el fotógrafo Alberto García Alix, la cantante Ana Curra o los creadores Sigfrido Martín Begué, Joan Verdú y Pablo Sycet.

