Cementerio de Morille - Cartel de bienvenida

Cementerio de Arte de Morille

El Cementerio de Arte de Morille surge en 2005 a iniciativa de los artistas Domingo Sánchez Blanco y el fallecido Javier Utray.

El propósito básico de esta original iniciativa es el soterramiento de piezas de reconocido valor artístico y/o vinculadas directamente al ámbito del arte de vanguardia, entendiendo que no es menos importante el proceso que lleva al soterramiento que el soterramiento mismo.

Estamos ante una propuesta ambigua, compleja y plural: para unos se trata de un “depósito permanente de arte”; para otros de un “museo-mausoleo”, de un “centro de arte subterráneo” y también de un “museo cóncavo”. La pluralidad de enfoques sitúa el Cementerio de Arte de Morille precisamente en la encrucijada que discute la esencia misma de la creación artística (su naturaleza y función social, entre otras consideraciones), no exenta de una evidente dimensión crítica respecto a los fundamentos de la museística actual.

Han participado en el proyecto artistas tan reconocidos como Fernando Arrabal, Isidoro Valcárcel Medina, Germán Coppini o José Luis Coomonte. De las performances e instalaciones más llamativas caben destacar el enterramiento de las cenizas del filósofo Pierre Klossovski, concebido por Domingo Sánchez Blanco, y el enterramiento de un Pontiac Grand Prix, un proyecto de Javier Utray.

                                                                                                                                                                                                                                                                                              

¿Qué es el Cementerio de Arte de Morille?

Será un cementerio natural de las cosas con las que, de alguna manera real, hemos convivido y nos afectan de una forma vital. Hay que seguir un criterio, hacer un cementerio serio y alegre, que no le guste a los críticos… Será un museo subterráneo donde el visitante se imagine las obras, un museo sin necesidad de restauradores.

El Museo Mausoleo es un proyecto que nació el 17 de diciembre de 2005 en Morille, un pequeño pueblo a 18 kilómetros de Salamanca. Fue ideado por los artistas Domingo Sánchez Blanco, Javier Utray y el crítico de arte Fernando Castro Flórez. La idea principal fue crear un cementerio o mausoleo donde a través del tiempo se pudieran enterrar obras de arte. Esta propuesta no cayó en saco roto. El Ayuntamiento de Morille reunió una comisión y en una sesión celebrada el día 11 de abril de 2005, aprobó destinar una parcela en el paraje de los Centeneros de la Iglesia cercana a los 90.000 m2. Su alcalde, Manuel Ambrosio Sánchez, además de ceder el terreno, se comprometió en la elaboración, desarrollo y funcionamiento del proyecto.

En palabras de Fabio Rodríguez de la Flor, la figura de Manuel Ambrosio es quien soporta el mayor peso y la mayor tensión: «Funciona como el puente directo entre la idea y su ejecución. Es el nexo, en este caso, entre lo académico y lo agrario. Es sin dudas una figura titánica que brega entre las necesidades que estas pequeñas comunidades demandan continuamente y la terrible indolencia con la que actualmente los cuerpos gestores actuamos».

A Manuel Ambrosio Sánchez la idea de enterrar obras de arte le pareció interesante desde un principio, principalmente por dos motivos: el primero, por la importancia de la cultura de vanguardias, señalando que no es necesario vincular al medio rural con lo tradicional y etnográfico y que se puede hallar colaboración con ideas vanguardistas. El segundo aspecto está directamente relacionado con su misión como alcalde, que es la de generar espacios de participación para los vecinos y su implicación en la cultura, sea cual sea su línea. Su mayor satisfacción radica en que el pueblo se ha integrado a los proyectos desde un principio « yo como alcalde considero que es básico para cualquier municipio la participación en algo que quizás pueda dejarles perplejos, como es el caso del Museo Mausoleo. Éste se ha convertido para los vecinos de Morille en un referente. Y a mí me encanta comentarlo, y es cierto que al igual que los vecinos pasean por lugares señalados del pueblo que son suyos desde hace décadas, como los lavaderos o el Camino de Santiago que cruza por Morille, vienen prácticamente por las tardes y dicen: ¿dónde vamos de paseo? Pues vamos al cementerio de arte».

Al pensar en el Cementerio de arte es inevitable recordar la frase del filósofo Theodor Adorno en la que decía que museo y mausoleo comparten algo más que la etimología. “Decidimos hacer un cementerio de obras de arte, y tiramos del artista Javier Utray. Decidimos enterrar un coche, un Pontiac y también las cenizas del filósofo francés, Pierre Klossowsky. A partir de entonces hemos ido invitando a artistas a que nos den obras y participen en estas ceremonias funerarias que intentan mostrar que el mundo, a veces, está repleto de cosas y a lo mejor se las podría conmemorar de forma fúnebre y acaso dotarlas de más valor”.

marco de la conferencia internacional Campo adentro, arte, agriculturas y medio rural en el museo Reina Sofía en octubre de 2010, Domingo Sánchez Blanco señaló que otro de los motivos para la creación de este Museo Mausoleo fue el gran interés de todos los participantes por realizar acciones artísticas en pequeños pueblos, pensando en todos aquellos ciudadanos contribuyentes que nunca se sienten beneficiados de las actividades culturales, muchas veces desarrolladas en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Bilbao, por nombrar algunas. Estaban convencidos que se había hecho muy poco en esta dirección. Poco a poco el interés por aquellas comarcas de las zonas que rodean Salamanca, hacia la Peña de Francia, los empezó a fascinar. Después de varias conversaciones entre Fernando Castro Flórez, Fabio Rodríguez de la Flor –principal vocero y gestor del proyecto- y Manuel Ambrosio Sánchez, decidieron crear este Museo Mausoleo para las obras de arte.

Entre los principales objetivos destaca la idea de unir el concepto vanguardista con lo rural y lo lúdico. Junto con esto, uno de los argumentos que se plantearon desde un principio era crear algo con materia del propio pueblo y crear situaciones a través del entierro de las obras. Desde entonces esta idea de museo no ha dejado de crecer. Además de ésta surgieron otras iniciativas culturales que poco a poco han ido convirtiendo a Morille en un pequeño referente en el arte contemporáneo español. La arrojada apuesta de su alcalde y el interés por el arte más vanguardista le valió a Morille no solo figurar en el mapa del arte contemporáneo, sino que también aumentar su censo de población. Por este motivo la Fundación Villalar le concedió en el año 2007 un premio por su lucha de la despoblación mediante la puesta en marcha de tan originales iniciativas culturales. El Jurado decidió reconocer con un Accésit el caso singular de Morille, “por ser un municipio de menos de 300 habitantes que fundamenta su recuperación demográfica en la realización de dotaciones y propuestas culturales de gran calidad. Además de construir una biblioteca, recuperar el Salón de Plenos para actos culturales, y disponer Talleres de Lengua, Cantería y Encuadernación, y a pesar de su reducido tamaño, Morille ha sido capaz de poner en marcha iniciativas culturales como los Encuentros de poetas y artistas en el medio rural o el “Cementerio del Arte”, además de distintas exposiciones y 4 proyectos etnográficos y la
recuperación de su fondo artístico, bibliográfico y tradicional”.

pieza inaugural, las cenizas del filósofo y pornólogo francés, Pierre Klossowsky. El propio artista Domingo Sánchez Blanco enterró las cenizas. La ejecución de este acto dio término a una serie de largos años en los cuales él había ideado la forma para poder conseguirlas y traerlas hasta Salamanca.

Con estos dos entierros Domingo Sánchez Blanco y Fernando Castro Flórez coincidieron en la idea de que nacía un nuevo espacio para futuros rituales artísticos. El plan sería entonces enterrar obras de arte poco convencionales y lo más importante, provocar situaciones alrededor de ellas con el fin de expresar que tal vez el mundo está atestado de todo tipo de cosas y que, a través de estas acciones, algunas podrían ser rescatadas y conmemoradas por medio de ceremonias fúnebres, dotándolas de más sentido y valor.

¿Somos testigos de un nuevo tipo de museo?

Estamos ante una propuesta ambigua, compleja y plural. Para sus creadores podría tratarse de un «depósito permanente de arte» o de un «museo-mausoleo» y también de un «museo cóncavo» según las propias palabras del artista Javier Utray. Si bien la denominación de «cementerio de arte» es la más recurrente para comprenderlo, la intención por parte de sus autores es de generar discusión acerca de los museos y especialmente del ámbito del arte contemporáneo. Domingo Sánchez Blanco señala que la idea desde un principio se tornó simple y a la vez compleja. Crear un cementerio de arte en el que enterrar piezas con un aparatoso ceremonial, para reflejar así la condición efímera de mucho del arte contemporáneo actual, y a la vez lo aséptico o inmóvil y a veces funerario de los museos de arte contemporáneo, aprovechando la proximidad fonética entre museo y mausoleo.

Enfatiza que el principal objetivo del Museo Mausoleo de Morille es apartar la visibilidad de las obras al mismo tiempo que conmemorarlas y sepultarlas, en un intento de propiciar la ceremonia, el rito, las acciones comunes y plantear discusión ante un arte que en nuestro tiempo peca de exhibicionista, espectacular y obsceno.

La gran interrogante es ¿si estamos en presencia de una nueva tipología de museo o simplemente hablamos de acciones artísticas que convierten a este proyecto en un cementerio de obras de arte?

El desarrollo del museo en el siglo XX ha estado ligado a la irrupción de nuevas formas artísticas y a una evolución de la concepción de la obra de arte. La institución debió adaptarse y redefinirse otorgando relevancia y, en ocasiones, protagonismo con una arquitectura completamente flexible a nuevos formatos y como vehículo para conectar al público con las obras y el entorno. Si bien la vertiginosa construcción de museos de los años ochenta propinó a la institución una nueva ola de críticas, el surgimiento de la corriente teórica de la nouvelle muséologie propuso, entre otras cosas, que el museo no debía mirarse en sí mismo ni funcionar en forma autónoma sino abrirse al entorno y conectar con el visitante.

Exigía además especial atención y estudio respecto al objeto que se expondría. La relación museo-territorio y público- comunidad definen una de las bases fundamentales en el trabajo desarrollado en Morille, ya sea a través del Museo Mausoleo o el sinnúmero de actividades culturales que fomentan, principalmente, la relación entre comunidad y territorio.

Con el Cementerio de arte de Morille somos tal vez espectadores de un ejercicio que pudiera parecer utópico, como lo fueron en su momento las obras de Étienne-Louis Boullée (París, 1728 – id. 1799) y los proyectos de «architecture ensevelie», en 1784 y todos los sus visionarios edificios los cuales, por sus características técnicas, solo quedaron plasmados en el papel.

Si bien los precedentes más indicados para comprender las acciones de esta singular idea pudieron ser las propuestas de Marcel Duchamp, Andre Malraux, Walter De María o Ana Mendieta, las cuales directa e indirectamente afectaron a la arquitectura de los museos y donde la ocultación o el entierro estarían ligados a la desmaterialización de la obra de arte y su relación con una poética de la huella, podría ser el coche Pontiac de Javier Utray otro importante precedente, por su simbolismo y función de museo atípico sobre ruedas.

Si en algo había que invertir las energías sería para generar arte real. No adquisiciones ni escenografías. Sus creadores se refieren con esto a la obra como acción más al hecho de materializar en el contenedor (cementerio) junto al contenido (las obras de arte). El hecho de enterrar un objeto y acompañarlo con ceremonias especiales, provoca una nueva existencia, una nueva definición y un nuevo motivo para justificar por qué ha sido creada. Si lo que anhelaba Javier Utray era un museo subterráneo donde el visitante pudiera imaginar las obras, un museo sin necesidad de restauradores… ¿No es acaso una versión 2.0 del manifiesto de Marinetti? ¡Abajo los museos! ¡Más abajo aún han dicho Sánchez y Utray! ¡Un auténtico mausoleo! ¡Una institución acéfala! ¡Sin discurso, sin políticos, sin lucro! ¡Una muerte digna al arte!

El Cementerio de arte de Morille no ha pretendido otra cosa más que conmemorar las obras de arte, apartándolas de la visibilidad y enterrándolas con el fin de propiciar un espacio de contemplación y meditación acerca de la situación general del arte actual. Situación que, como enfatizaran sus creadores, peca de obscenidad, exhibicionismo y espectáculo. A través de ceremonias colmadas de fiesta, placer y belleza se ha pretendido provocar y discutir
acerca de los museos, especialmente los relativos al ámbito del arte contemporáneo. Crear un museo-cementerio de arte para sepultar piezas, con ostentosas ceremonias que demuestren la condición efímera, aséptica, estancada y, en ocasiones, funeraria de los museos de arte contemporáneo.

Sea cual sea su naturaleza, función o pluralidad de enfoques, lo que presenciamos en cada entierro es la fusión entre artistas y realistas que crean situaciones tendientes a desaparecer pero que al final permanecen en el recuerdo. Presenciamos además un homenaje y la puesta en valor de objetos delirantes. Muchos de los artistas que durante el siglo XX rechazaron a los museos y experimentaron artísticamente fuera sus muros, fueron más tarde, paradójicamente, acogidos y valorados por estos. Esto deja en evidencia el museo pone cada vez menos resistencia y dan la razón al arte, superando, asimilando las críticas y asumiéndose como agente de cambio permanente.

En definitiva, el Museo Mausoleo de Morille es una excelente señal tanto para el panorama artístico español y como el mundial. Podríamos estar en presencia del nacimiento de un nuevo tipo de museo o de un nuevo lenguaje artístico. Habrá quienes estén a favor. Habrá también detractores. Nunca ha sido fácil traspasar los límites espaciales y el formalismo propio de las instituciones museísticas. Lo cierto es que el museo es un organismo vivo y en constante evolución por lo que no es de extrañar que proyectos como este en un futuro tengan cabida dentro de una nueva tipología museística. Por el momento existe en Salamanca un espacio para fomentar la discusión sobre el arte contemporáneo. Existe un proyecto en constante desarrollo y que continúa gracias a la motivación y la energía de un grupo de personas dispuestas a seguir provocando situaciones fuera de todo orden y ligadas con lo social, rural y vanguardista ¡Es una obra de arte en sí misma!

Fuente | Paola Maulén | SOPHIA AUSTRAL Nº 17, 1er Semest re 2016: 1-14

Enterramientos y Proyectos

“Los museos son los sepulcros familiares de las obras de arte”. Theodor Adorno

Listado «incompleto» de las obras sepultadas:

El vídeo ‘Museo Mausoleo’ es una producción, concepto y realización de arte de Domingo Sánchez Blanco.

El Museo Mausoleo Cementerio de Arte de Morille es el primer y único museo que existe en el mundo para enterrar obras de arte, con una superficie de 90.000 metros cuadrados.

Sergio del Molino, Lugares fuera de sitio. Viaje por las fronteras insólitas de España, Barcelona, Espasa, 2018

Cementerio de Morille - Sergio del Molino

Artículos en medios

La Gaceta de Salamanca (12/11/2020)

El Cementerio de Arte de Morille, un referente de la vanguardia creativa

La localidad ha conseguido, después de 15 años de vida, hacer de su Museo-Mausoleo todo un referente de la vanguardia creativa tanto dentro como fuera de Salamanca
JOSÉ ÁNGEL MONTERO /MORILLE /12 NOV 2020 / 19:46 H.

Tres lustros después de su puesta en marcha, aquello que nació como una especie de locura visionaria por parte de unos atrevidos de la vanguardia artística se ha convertido en todo un atractivo turístico y en un referente cultural en la Salamanca rural y ha logrado situar a la localidad de Morille —de apenas 250 habitantes— en un lugar de privilegio en el selecto y no siempre accesible mapa del arte de vanguardia. Y es que gracias a la apuesta decidida tanto de sus dirigentes municipales como de todo un pueblo, esta localidad puede presumir hoy en día de ser un modelo ejemplar en la gestión, creación y difusión del arte de vanguardia. “Esta Corporación siempre ha creído en el modelo de Morille como pueblo de cultura y arte vinculado a la vanguardia”, señala el alcalde de la localidad, Manuel Ambrosio Sánchez, quien gracias a este proyecto ha conseguido que el mundo rural “no esté únicamente asociado a la tradición, sino que también sea capaz de estar vinculado con la vanguardia”.

Quince años de experiencia así lo avalan. Y aquel imposible que nace bajo la filosofía de que el viejo concepto de museo está ya caduco y necesita una reinvención, un renacer desde las propias cenizas, cuenta a día de hoy con una repercusión nacional e internacional de primer orden. Es el conocido como Cementerio de Arte, todo un emblema en esta apuesta de Morille por la cultura de vanguardia. Pero también una gran reflexión dentro del mundo del arte: no en vano, viene a cuestionar la esencia misma de la creación artística, no exenta de crítica, a través del soterramiento de piezas de reconocido valor artístico vinculadas al arte de vanguardia.

El proyecto nace de la mente transgresora e inconformista —no podía ser de otra forma— de los artistas Javier Utray (fallecido en 2008) y Domingo Sánchez Blanco cuando deciden buscar un lugar donde enterrar las cenizas de su amigo, el filósofo y artista galo Pierre Klossowski. Y lo que en un principio parecía una propuesta descabellada e imposible, logra su objetivo. Y ahora es todo un emblema del arte de vanguardia. “Los proyectos no los haces para algo local, sino global; y un artista tiene que plantear cosas imposibles. A veces se tarda años y otras llega en el momento oportuno, como es el caso, ya que el pueblo de Morille lo aceptó, cosa que me extrañó, desde el primer momento”, subraya Sánchez Blanco.

Y no es para menos. Desde su puesta en marcha en diciembre de 2005, son ya casi sesenta los enterramientos ejecutados en los 70.000 metros cuadrados destinados a este proyecto complejo, ambiguo y plural. Un museo-mausoleo que da cobijo a piezas, obras y manifestaciones artísticas de personajes muy conocidos, entre los que se encuentra el exseleccionador español Vicente del Bosque, que depositó un balón y una camiseta; el escritor salmantino Fernando Arrabal, último gran exponente del surrealismo en España, quien aportó un manuscrito homenaje a Baruch De Spinoza y su obra “Ética more gemotrico demostrada”. El cineasta Rodrigo Cortés no eludió la ironía y la sátira para dar entierro a unos rollos de su película “Enterrado”; mientras que el actor Paul Naschy cedió algunos objetos personales.

Y la aventura continúa. Sánchez Blanco confirma que tienen en cartera 150 nuevos enterramientos, al tiempo que en breve verá la luz el libro con todos los sepelios ya realizados, así como la conclusión del Centro Documental del Cementerio de Arte y la instalación de códigos QR en cada una de las piezas “para que cada visitante conozca in situ cada proyecto”, avanza el alcalde de Morille, Manuel Ambrosio Sánchez.

Fuente | La Gaceta de Salamanca

El Funerario Digital

Cementerio de Arte Morille: Un lugar donde enterrar obras de arte, más de un centenar esperan su turno

Más de un centenar de obras están a la espera de ser enterradas en el Cementerio del Arte de Morille (Salamanca), un museo donde el arte encuentra su reposo y donde las obras -más de 60- no se ven porque están sepultadas cada una con su tumba y su epitafio.

“Es un espacio de dignidad hacia la obra de arte”, ha asegurado en declaraciones a Efe el artista Domingo Sánchez Blanco, quien hace ahora trece años puso en marcha este peculiar camposanto de la mano del también artista pero ya fallecido Javier Utray y el apoyo del Ayuntamiento de Morille.

Ha definido ese peculiar mausoleo como “una obra fundamental en todo” su proceso artístico y en la que encuentra “un modelo de humildad” en el sentido de que siendo suya “ocupa espacio tanta gente y otros artistas que se hace ese aspecto de lo contemporáneo cien por cien que es lo colaborativo”.

Sánchez Blanco ha considerado que el arte “necesita de un lugar para reposar tranquilamente y que otros imaginen. Es un espacio de dignidad hacia la obra de arte” porque ésta al final es “una serie de emociones que se trasladan para revitalizar otras emociones de otras personas”.

Como primeros enterramientos están las cenizas del filósofo y artista francés Pierre Klossowski que Sánchez Blanco recogió en París en 2001 y un automóvil de la marca Pontiac propiedad de Javier Utray.

Después, fue llegando un piano tocado por Juan Hidalgo, poemarios del músico Germán Coppini, manuscritos de Fernando Arrabal, los rollos de la película “Enterrado”, de Rodrigo Cortés, y una camiseta y un balón de la Selección Española de Fútbol del Mundial de 2010 entregados por Vicente del Bosque.

También y hasta superar las sesenta obras se encuentra sepultada una foto del ayatolá Jomeini hecha por el periodista francés Christian Malard durante la revolución islámica de 1979 o un pitbull que fue propiedad de Sánchez Blanco.

Entre sus preferidas, el artista ha mencionado “La maleta de Alberto Greco”, la documentación relativa a la polémica que acompañó la construcción de una catedral en Madrid, un ataúd con bafles, obras de Toni Capellán y de Isidoro Valcárcel, Premio Nacional de Artes Plásticas, así como un performance de Esther Ferrer.

Es, en definitiva, en palabras de Sánchez Blanco, un espacio “sagrado humano en el que hay un gran simbolismo en todo tipo de intervenciones”. “Tenemos en espera unas 105 y en concreto en octubre el cementerio contará con un nuevo columbario que albergará las cenizas de varias obras de arte -la cremación se ha hecho en Málaga y en Argentina- pertenecientes al proyecto “Defunción del arte” que promueve un grupo de galerías alternativas de Madrid, ha subrayado el artista.

Además se añade el platillo volante que ya está en Morille, un proyecto sobre el “Mail Art” o Arte por Correo que se titula “Preferiría no hacerlo. Cartas muertas” que es “un receptor de la gran plataforma que va a haber en el mundo” sobre esta disciplina.

El arte, en definitiva, “vale porque lo hace es fundamentar que el ser humano tiene todavía capacidad de generosidad”, ha remarcado al tiempo que ha considerado que los grandes proyectos no tienen por qué estar en sitios muy céntricos.

Precisamente, en ese proceso de expansión en el que se encuentra el cementerio, Sánchez Blanco ha incluido un “ecosistema o parque de panteones” sobre grandes tecnologías y nuevos materiales que tiene previsto desarrollar con varias universidades europeas. El único cementerio donde puede enterrar obras de arte.

Fuente | El Funerario Digital

El País (13/08/2017)

Un cementerio para morirse de risa

SERGIO DEL MOLINO
Morille 13 AGO 2017 – 01:01 CEST

En un camposanto de esta localidad salmantina no se entierran cadáveres, sino que el arte halla su último descanso. Morille (Salamanca). 254 habitantes en invierno. Unos 700 en verano. En el Campo Charro, a 20 kilómetros de la capital salmantina.

Mentiría si dijese que Morille es hermoso. Como tantos otros pueblos del interior, apenas despega de un horizonte muy horizontal que, en agosto, es además pardo y casi desarbolado. Escondido o perdido, porque no está claro si los pueblos se esconden o se pierden en las ondulaciones del Campo Charro de Salamanca, Morille tiene todo el aspecto de ser uno de los innúmeros villorrios que, del Alentejo hasta casi el Mediterráneo, y de Sierra Morena hasta los Picos de Europa, se distribuyen como pecas en el mapa, sin pena ni gloria, sesteando en verano al ritmo que marcan las cigarras con sus patas. Ni catedrales, ni castillos, ni vistas infinitas. Y, sin embargo, algo raro pasa allí, algo que solo se percibe de cerca, como las rarezas que merecen la pena.

A la entrada hay una instalación enorme e incomprensible. Es la parada de autobús-oficina de turismo de Morille, pero no funciona ni como una cosa ni como la otra, porque básicamente, como todo aquí, es una obra de arte. El autobús pasa de ciento a viento, ni siquiera a diario. Los jóvenes del pueblo llaman a este lugar la T4. Junto a ella pasa una ronda de circunvalación, una pista pavimentada que bordea el caserío y que los mismos jóvenes que llaman T4 a la parada de autobús han bautizado como la M-40. Es quizás esta sorna castellana (o leonesa, o castellano-leonesa, o medio portuguesa por vecindad, o simplemente charra, quién sabe de identidades en esta esquina donde todas las esencias se solapan y se agostan) la que ha hecho de Morille (254 habitantes en invierno, unos 600 en verano) un laboratorio de arte conocido en los círculos vanguardistas de España y de Europa, aunque aún secreto para el público.

Con la misma actitud con la que se llama T4 a una parada de autobús sin autobuses, Domingo Sánchez Blanco y Javier Utray (este último, ya fallecido) decidieron dinamitar uno de los asertos más famosos del filósofo Theodor Adorno: «Los museos son los sepulcros familiares de las obras de arte». ¿Cómo se hace explotar una cita filosófica? Tomándola en su literalidad. «Si los museos son mausoleos, dijimos: hagamos un mausoleo, llevemos esa idea al límite», explica Sánchez Blanco mientras abarca con los brazos la materialización de su proyecto-travesura-ópera total: el Cementerio de Arte. Una parcela de 70 hectáreas en las afueras de Morille donde no se entierran cadáveres (aunque hay algunas cenizas de difuntos), sino obras, objetos, papeles, instrumentos musicales y hasta suspiros. Es un museo donde no se ven las obras porque están enterradas, cada una con su tumba y su lápida con el epitafio correspondiente.

Todo empezó en París, en agosto de 2001, tras la muerte del filósofo y artista francés Pierre Klossowski, pero tengo que advertir al lector de que la historia está llena de rumores y leyendas fabuladas por los protagonistas, hasta el punto de que es muy difícil distinguir lo cierto de lo ficticio. El propio narrador, Domingo Sánchez, me invita a inventarme algo: «Haz crecer la leyenda, aporta algo propio cuando la escribas». No lo haré, transmitiré lo que me han dicho y he leído, pero aviso de que no respondo de los escollos y contradicciones, y para curarme en salud, entrecomillaré y pondré el relato en boca de Sánchez Blanco:

«Había que hacer algo con las cenizas de Klossowski, y me fui a Londres a hablar con Nick Cave, para que cantase mientras yo bailaba con la viuda, una performance. Yo no sabía inglés y no sé qué le explicaron, pero Nick Cave no entendió nada. Mientras tanto, me encontré con Manolo (Manuel Ambrosio Sánchez, alcalde de Morille), a quien conocía de Salamanca de toda la vida, y me dijo que quería hacer cosas en el pueblo, y Javier Utray y yo comprendimos que habíamos encontrado el destino para las cenizas de Klossowski. Mira, Manolo, le dije, quiero montar un cementerio de arte en tu pueblo».

El primer enterramiento de Morille fueron esas cenizas dentro de un coche propiedad de Utray. Desde entonces, el número de tumbas no ha parado de crecer y ya cubre una parte sustancial de la parcela. Entre las muchas cosas sepultadas se encuentran un piano tocado por Juan Hidalgo (iba tocando mientras una grúa lo depositaba en la tumba, para enterrar también la última melodía), poemarios del músico Germán Coppini (Siniestro Total y Golpes Bajos), un torso hercúleo del actor y campeón de halterofilia Paul Naschy, manuscritos de Fernando Arrabal, los rollos de la película Enterrado, de Rodrigo Cortés; una camiseta y un balón de la selección española de fútbol del Mundial de 2010 entregados por Vicente del Bosque, una foto del ayatolá Jomeini hecha por el periodista francés Christian Malard durante la revolución islámica de 1979 y hasta un pitbull que fue propiedad de Sánchez Blanco y que se enterró dentro de una maleta.

«Todo tiene un sentido poético, son microperformances. El visitante tiene que averiguar las historias que hay en cada tumba, no entiende al principio nada y es el propio paseo lo que da significado al museo», explica Sánchez Blanco, que se define antes como sepulturero que como artista, y para quien el humor es siempre lo más importante: «Un cementerio es para morirte de risa». En agosto, además, se convierte en un paraje muy popular donde los vecinos y los veraneantes pasean al atardecer.

Morille entero se ha contagiado de este espíritu. O tal vez ese espíritu encaja muy bien en un sitio con la sorna típica morillense. Otra explicación es la buena sintonía que encuentran con el alcalde quienes llegan a él con cualquier iniciativa cultural. Manuel Ambrosio Sánchez (PSOE) lleva 14 años al frente de la pequeña corporación. Como tantos otros, se considera un expulsado de la urbe. Profesor de literatura del siglo XVIII en la Universidad de Salamanca, en el Campo Charro encontró el sentido que se le escapaba en la vida urbana, pero no se instaló solo en Morille: se trajo todo su mundo artístico y literario. Como Sánchez Blanco, Ambrosio procede de la movida salmantina de los años ochenta, y ningún disparate artístico le es ajeno.

De su iniciativa y aliento han surgido, además de esa extraña T4, el Cevmo (acrónimo de Centro del Viaje de Morille), un espacio de arte contemporáneo dedicado al mundo de los viajes; un festival, el PAN (Encuentro Transfronterizo de Poesía, Patrimonio y Arte de Vanguardia), que se celebra en julio y lleva ya 15 ediciones; un Museo del Comercio y de la Industria instalado en las antiguas escuelas y dedicado a la figura de Jaime San Román, un industrial conocido como “el mecanógrafo de Unamuno”, y un centro de exposiciones y recinto de espectáculos dedicado a Germán Coppini, que dio su último concierto en Morille, poco antes de su muerte, en diciembre de 2013.

Abruma tanta actividad en un pueblo que apenas se ve desde la carretera, tumbado sobre el Campo Charro, tan lejos de las capitales del arte, allí donde menos se espera que la cultura contemporánea viva. O que se muera de risa.

Fuente | El País

El País (03/08/2009)

Un cementerio de obras inmortales

Esther Ferrer entierra una ‘performance’ en un pueblo de Salamanca

FIETTA JARQUE
Morille – 03 AGO 2009 – 07:00 CEST

Hay un lugar en Castilla donde yacen sepultadas en distintas tumbas las cenizas del gran escritor, pintor, filósofo y pornógrafo francés, Pierre Klossowski; un Pontiac Grand Prix en el que dos artistas (Javier Utray y Carlos Alcolea) daban vueltas alrededor del Museo del Prado hablando de las obras que había en el interior; las canciones de Germán Coppini, músico de la movida madrileña; la maleta de un artista famoso, pobre y suicida (Alberto Greco), posiblemente con un perro pitbull en su interior y una tela con la palabra miedo bordada en rojo.

Es el Cementerio de Obras de Arte de Morille, un pueblo a 18 kilómetros de Salamanca, con apenas 200 habitantes, casas de piedra, perros dormidos a la sombra y un paisaje árido cuyo silencio sólo rompen los mugidos y cencerros de las vacas. El sábado, a la caída de la tarde, hubo un nuevo entierro, cuyo epitafio reza: «Esther Ferrer. Aquí yace la Performance a varias velocidades (versión original) París 1987/ Salamanca 2009». Inventada, realizada y transformada en múltiples ocasiones por Esther Ferrer hasta el 1 de agosto de 2009, en que se realizó por última vez en este mismo cementerio.

«Quise enterrar una performance que me gustara y que hubiera hecho muchas veces», argumenta la artista, premio Nacional de Artes Plásticas en 2008. «Las performances envejecen conmigo y las he ido adaptando a mi edad. Ésta exige un esfuerzo físico que no creo que pueda seguir realizando. Ya no puedo correr tanto y si lo hago de otra manera se perdería la esencia», admite. «Prefiero que muera siendo lo que fue».

La acción consiste en que la artista sale corriendo en una dirección concreta, al detenerse se sienta sobre una silla y habla para sí. La velocidad de la carrera es menor en cada ocasión, mientras que sus palabras van subiendo en volumen hasta terminar magnificándolas a través de un megáfono, en contraste con una carrera que al final es tan lenta que casi le hace perder el equilibrio. Desde 1987, la ha ejecutado en ciudades como París, Madrid, Colonia o Marsella. Esther Ferrer, con 72 años, la realizó por última vez el sábado a la caída de la tarde.

El cortejo fúnebre partió del ayuntamiento de Morille, encabezado por Ferrer, el alcalde, Domingo Sánchez Blanco -artista e ideólogo de la iniciativa-, algunos amigos, y gran parte de los habitantes del pueblo. Después de ejecutar la acción, metió en una caja la silla, el megáfono y la partitura original de la pieza, la cerró y clavó el primer clavo. Los asistentes fueron clavando el resto de la tapa. No hubo lágrimas. A Esther Ferrer no le interesa emocionar. «Otra de las razones por las que he querido enterrar esta performance es porque, con la edad, me quedo sin aliento y eso añade un componente dramático en el público que prefiero evitar. No me interesa manipular las emociones de los espectadores, es un recurso demasiado fácil. Quiero que piensen, no que sientan».

Hay ahora poco más de una docena de tumbas. El terreno de 50.000 metros cuadrados ha sido cedido por el ayuntamiento. La idea original de Domingo Sánchez Blanco y Javier Utray (fallecido en 2008) tuvo su primera realización con el entierro de las cenizas de Klossowski y del Pontiac en una cámara acorazada en diciembre de 2005. Pero, ¿hay algo que ver en este lugar? Para empezar, cada una de las lápidas tiene un epitafio provocador. Poemas o enunciados inquietantes. Este anti-museo tiene además el misterio al que alude El Principito, de Saint-Exupéry: «Ésta es la caja. El cordero que quieres está dentro». No se ve, se imagina. Como dice Sánchez Blanco: «Un lugar perdido para obras de arte desubicadas».

Fuente | El País

El Norte de Castilla (13/05/2016)

El Cementerio de Arte de Morille es incluido en la Plataforma Transfronteriza de Museos

Pertenecer a Mouseion es «un espaldarazo para esta iniciativa y un apoyo muy fuerte»

M. JESÚS GUTIÉRREZ / WORD
MORILLE
Viernes, 13 mayo 2016, 12:04

El Cementerio de Arte de Morille ha sido incluido en la red Mouseion: Plataforma Transfronteriza de Museos, un hecho que llena de satisfacción al Ayuntamiento, como así lo ha asegurado el alcalde, Manuel Ambrosio Sánchez.

El pasado viernes, día 6, se reunieron en Guarda (Portugal) diversos representantes de los museos ibéricos que constituyen la citada plataforma y fue en ese encuentro cuando los asistentes acordaron la entrada del Museo-Mausoleo de Morille en dicha organización.

El Ayuntamiento de Morille, que es uno de los integrantes de la Gestora que coordina el Cementerio de Arte, bajo la guía de su inspirador y principal valedor, Domingo Sánchez Blanco, quiere expresar públicamente su satisfacción y agradecimiento a «los representantes de Mouseion y a todos aquellos que, a lo largo de estos años (artistas, vecinos de Morille, empresas, asociaciones, colectivos diversos, simpatizantes y amigos en general) han colaborado y trabajado generosamente, ajenos al desaliento, para que el Museo-Mausoleo de la localidad se convierta en un referente de la vanguardia artística en nuestro país».

Según explican desde el propio Ayuntamiento de Morille, a la Plataforma Mouseion pertenecen, entre otras muchas entidades, la Asociación Portuguesa de Museología, la Asociación Española de Museólogos, el Centro Cultural Raiano, el Museo Vostell Malpartida, el Museo Arqueológico Municipal José Monteiro de Fundão, los Museos de Cáceres y de Salamanca y el Museo de Guarda, entre otros.

En atención a la acogida de la Plataforma Mouseion, el Ayuntamiento de Morille se compromete a contribuir activamente a la difusión y el conocimiento de todos y cada uno de los centros que integran dicha organización, pues entiende que «la creación de redes, de un tejido de colaboración y contactos continuos es, en los tiempos presentes, del todo imprescindible para la pervivencia de estos centros de referencia de la cultura ibérica y, con ellos, para el desarrollo de las regiones transfronterizas ibéricas y de sus habitantes».

Asimismo, Manuel Ambrosio Sánchez explicaba ayer a este periódico que en una de las reuniones periódicas que tienen todos los integrantes de esta plataforma propondrán que uno de los encuentros tenga lugar en Morille, para así poder visitar el Cementerio de Arte.

Por otro lado, destacaba ayer que para el Ayuntamiento ha sido una noticia «sorpresiva», aunque habían presentado una candidatura para poder formar parte de la plataforma. Algo que les llena de satisfacción, sobre todo por el hecho de que a muchos de los integrantes de Mouseion les resultaba conocido el Cementerio de Arte de Morille, puesto que habían oído hablar de él y es que no se puede negar que esta iniciativa se ha convertido en los últimos años en un referente en el arte de vanguardia.

Ahora, una vez que esta infraestructura forma parte de la plataforma, será integrada y promocionada conjuntamente con el resto de museos y se incluirá en los folletos divulgativos con los que cuenta Mouseion.

Por ello, Manuel Ambrosio Sánchez considera que este hecho es «un espaldarazo muy importante y un apoyo muy fuerte a esta iniciativa» y también «una palmada de ánimo tanto para la gestora como para todo el municipio».

Hay que recordar que el Museo-Mausoleo de Morille surgió a propuesta de los artistas Domingo Sánchez Blanco y Javier Utray, cuya idea germinal fue acogida y aprobada por el pleno del Ayuntamiento de Morille el 11 de abril de 2005. En dicha sesión se aprobó destinar una parcela de 75.950 metros cuadrados, que el Consistorio consideraba de titularidad municipal, a la creación de un Museo-Mausoleo. Cuando se comprobó que dicho terreno era patrimonio del Estado Español, éste, a través del Ministerio de Economía y Hacienda, firmó un acuerdo con el Ayuntamiento de Morille por el que cedía gratuitamente y de manera indefinida dicho espacio, siempre y cuando se mantuviera el uso cultural de Museo-Mausoleo: «quedaba así formalizado y asegurado para la posteridad el conocido como Cementerio de Arte de Morille», explica el Ayuntamiento.

A finales de abril de 2016 son 42 los enterramientos efectuados en el Museo-Mausoleo, entre los que se cuentan piezas, proyectos o iniciativas, ya sean individuales o colectivos. Los nombres de Pierre Klossowski, Fernando Arrabal, José Luis Coomonte, Miguel Herberg, Germán Coppini, Vicente del Bosque, Juan Hidalgo, Fernando Higueras, Isidoro Valcárcel Medina, Esther Ferrer, entre otros muchos, están unidos a este Cementerio de Arte.

Fuente | El Norte de Castilla

Hotel Regio

El cementerio de arte de Morille: el único para obras de arte

El Cementerio de Arte de Morille es el único de nuestro país en el que no se entierran cadáveres, sino que es el lugar donde el arte encuentra su último descanso. Ubicado a sólo 24 km de Hotel Regio (Salamanca), fue fundado en el año 2005 de la mano de los artistas Javier Utray y Domingo Sánchez con el objetivo de enterrar obras de gran valor artístico o relacionadas con el arte de vanguardia.

La idea surgió en París en el año 2001. Después de fallecer el filósofo Pierre Klossowski, Domingo Sánchez estaba intentando encontrar un lugar para enterrar sus cenizas. Tras hablar con el alcalde de Morille, que le comentó que quería hacer cosas en el pueblo, y con Javier Utray, entendió que había encontrado el lugar perfecto para enterrar las cenizas del filósofo, comentándole su intención de montar un cementerio de arte allí, a lo que el Ayuntamiento estuvo bastante receptivo.

Un proyecto complejo, plural y ambiguo que, para algunos, constituye un museo-mausoleo de un centro de arte subterráneo, para otros un depósito permanente de arte y para otros un museo-cóncavo. Todo un referente de las vanguardias artísticas en España y el único que existe para enterrar obras de arte. Quedando integrado dentro de la Red Mouseion: Plataforma Transfronteriza de Museos.

La gran variedad de puntos de vista es precisamente lo que coloca a este singular cementerio en un cruce de caminos que discute la esencia misma de la creación artística, su función social y su naturaleza, entre otros aspectos, no quedando exenta de una obvia dimensión crítica en lo que respecta a los pilares de la museística actual. Pero es la gran repercusión del proyecto lo que ha despertado un gran interés tanto entre el público en general como especializado.

En él han participado artistas de la talla de Fernando Arrabal, Isidoro Valcárcel Medina, Germán Coppini o José Luis Coomonte. Y de todas las obras que podemos encontrar, destaca la de el enterramiento de las cenizas del filósofo Pierre Klossovski, creada por Domingo Sánchez Blanco, y la del enterramiento de un Pontiac Gran Prix de 1972, realizado por Javier Utray. Este último fue soterrado en un hoyo de hormigón en el terreno, en una sobria ceremonia con la que se dio por inaugurado el cementerio. Hay que mencionar que el coche había servido de inspiración para algunas de las obras de Javier Utray, por lo que de algún modo se encontraba estrechamente unido al arte de vanguardia. Sobre su lápida puede leerse: «P.I.P. on TIAK. La grand prix. En escribir una lápida se le va media vida a uno. Duro marmolillo».

Pero no solo el Poniac Grand Prix y las cenizas del Pierre Klossovsi tuvieron su ceremonia, sino que cada uno tiene su propio funeral, siempre marcado por un tono serio, pero con un toque humorístico y, en algunos casos, extravagante. Uno de los más mediáticos fue el de Vicente del Bosque, que protagonizó el enterramiento de una camiseta y un balón de la Selección Española de Fútbol. Pero si hablamos de soterramientos surrealistas, el que se lleva la palma es del del escritor y Premio Nacional de Teatro Fernando Arrabal, que decidió enterrar un libro manuscrito como homenaje al filósofo francés Baruch De Spinoza en el año 2009, expresando además en ese momento su deseo de que sus cenizas fueran enterradas en el Cementerio de Arte de Morille.

Actualmente, la gestión del lugar está en manos de una Gestora formada por el Ayuntamiento de la localidad, Domingo Sánchez Blanco, inspirador, ideólogo y principal activista del proyecto, la Universidad de Salamanca y la Asociación Cultural El Zurguén de Morille. A lo que se añade la generosa colaboración de entidades y personalidades relacionadas con el mundo de la cultura, el arte y la ciencia, como es el caso de Fernando Rodríguez de la Flor (USAL), Fernando Castro Flórez, crítico, profesor y comisario y la Editorial Delirio, impulsada por Fabio Rodríguez de la Flor.

Además, distintos colectivos y empresas de distintas tipologías han contribuido con sus esfuerzos a que el Cementerio de Arte de Morille sea hoy una realidad. En representación de los mismos, la comisión gestora ha valorado y elegido hasta un total de 60 proyectos de soterramiento. Cada enterramiento es catalogado y documentado en sus líneas básicas, con la idea de crear de un Centro Documental que permita un acceso riguroso y completo a las diferentes obras.

Por otro lado, cabe destacar que actualmente se está trabajando en un nuevo proyecto basado en el mail art (arte por correo) y en la organización de un enterramiento masivo sobre escultura funeraria en el que participarán más de 200 artistas de todos los ámbitos y de todos los rincones del planeta.

Además, desde el Ayuntamiento se siguen poniendo en marcha iniciativas relacionadas con este cementerio. Por ejemplo, en verano de 2018 se publicó un libro escrito por Jesús Málaga y María José Gil, en el que se recogen y explican todos y cada uno de los enterramientos, y se pretende incluir el Museo-Mausoleo en el programa de actividades de colectivos y escolares de la localidad.

Fuente | Blog Hotel Regio

España fascinante (04/09/2020)

Cementerio de Arte de Morille, el bizarro camposanto donde en vez de muertos se entierran obras artísticas

Según como se llegue a Morille, este puede parecer un pueblo del Oeste de Peckinpah. Al sur de la capital de su provincia, Salamanca, tiene alguna lagunilla en sus afueras que parece el lugar donde un ayudante de sheriff muere al son de Bob Dylan. Un primer vistazo que puede hacer intuir que es uno más de los pueblos de la región. Pero si se avanza al interior la cosa empieza a cambiar. Entre casas tostadas quedan algunas raras esculturas metálicas jugando a ser ecos del pasado. Más adelante aguarda el Cementerio de Arte. Un camposanto vanguardista que compone un museo en el que las piezas están en la perpetua sombra del interior de una tumba.

Una iniciativa de vanguardia
El arte es un concepto que se lleva discutiendo mucho tiempo. Especialmente a raíz de avances tecnológicos como la fotografía y de la superación del tecnicismo puro que esto conllevó, ha vivido una constante redefinición desde finales del siglo XIX. Un cariz en el que en muchas ocasiones va «más allá», a conceptos metartísticos. El Cementerio de Arte de Morille es una curiosidad realmente llamativa que sigue esta senda.

Los ideólogos de este peculiar «camposanto» fueron dos artistas españoles: Javier Utray y Domingo Sánchez Blanco. Este último es el máximo impulsor del cementerio, ya que su colega murió en 2008. Fue tres años después de inaugurar este museo–mausoleo. Todo comenzó mientras buscaban un lugar donde enterrar las cenizas de un tercer amigo fallecido en 2001, el filósofo y artista galo Pierre Klossowski. Una serie de peripecias acabaron con Sánchez Blanco en Morille, un pueblo cercano a su Salamanca natal. Lo hizo en el momento justo, ya que el ayuntamiento quería innovar para renovar el municipio.

En una maniobra de caer de pie de manual, lograron su misión de dar cobijo a los despojos de Klossowski y ejecutar una suerte de performance gigante al mismo tiempo. Dado que los museos fueron considerados por ciertas líneas de pensamiento como cementerios, la máxima se llevó a la literalidad. 2005 fue el año en que se inauguró. Amén de cenizas francesas, también se soterró un coche de Utray. En concreto, un Pontiac Gran Prix de 1972. Un enorme sarcófago acoge al automóvil, absolutamente ligado a la vida y obra del artista. El epitafio de la fallecida máquina reza lo siguiente: «P.I.P. on TIAK. La grand prix. En escribir una lápida se le va media vida a uno. Duro marmolillo».

La exposición que no se puede ver del Cementerio de Arte
Desde que se iniciara la acogida que ha tenido el espacio ha sido muy buena. Varias decenas de enterramientos han tenido lugar en el área que tiene el Cementerio de Arte de Morille. La variedad marca la tónica general, símbolo del eclecticismo dominante en la escena artística actual. Al lugar se llega tras un corto paseo por la desolación agraria típica de la zona. Tras pasar unas pistas deportivas, se termina por ver unas coloridas cabinas. Entre árboles, se intuye el entorno de descanso eterno. Sea como fuere, ya de lejos se nota lo bizarro del enclave.

Unos 90.000 metros cuadrados aprovechables son la cantidad de espacio que el ayuntamiento cedió a Sánchez Blanco y Utray. Entre las muchas piezas, obras y esencias artísticas encerradas no faltan elementos de personajes conocidos. El que más seguramente sea Vicente del Bosque. El seleccionador español que logró el Mundial de Fútbol en 2010 llevó un balón y una camiseta. Fernando Arrabal, último gran exponente del surrealismo en el país también es partícipe del cementerio. Aportó un manuscrito homenaje a Baruch De Spinoza y su obra Ética more geometrico demonstrata. En lo cinematográfico Rodrigo Cortés tiró de ironía al dar sepelio a rollos de su película Enterrado, mientras que Paul Naschy cedió algunos objetos frutos de sus fetiches, destacando una escultura de su torso.

El carácter de presente total de ciertas expresiones artísticas se reflejó en el acto final de la Performance a varias velocidades de Esther Ferrer, tras más de 20 años de ejecución. Entre el secarral también llama la atención una tienda al estilo tipi o un depósito de agua. Para no desentonar, está decorado con un graffiti de Radioactivo Eloy y una escultura de Javier Arribas. Así, luce como una capilla, necesaria para cualquier cementerio que se precie. De los últimos proyectos sobresale el Mail Art Call: Final Burial, que homenajea al arte postal a través de un ovni, dando por muerta y renovada a esta expresión.

El arte a espuertas de Morille
Pese a que el Cementerio de Arte de Morille es su lugar más bizarro y destacado, no es la única forma artística presente en el pueblo. Un gran logro, sobre todo teniendo en cuenta que tiene solo algo más de 200 habitantes. La parada de autobús diseñada por Florencio Maíllo. En total supera los doce metros de altura y no solo sirve para esperar a los pocos autocares que pasan por la localidad, sino como punto turístico. En cuanto a la inspiración, esta se basa en la vertiente agraria que se respira en el municipio y alrededores, la que ha sostenido al mismo durante siglos.

Las antes referidas esculturas que se despliegan por el entramado de calles de Morille son obra de Ángel Mateos, charro como Domingo Sánchez Blanco. Son buena parte de la colección que elaboró en 1982 con el nombre Desplazamientos. Un par de años después el conjuntó se expuso en Salamanca como Esculturas Flotantes sobre el Tormes. Sería mucho después, en 2009, cuando llegaría nueve de ellas al pueblo salmantino. Metálicas y evocadoras, encajan a la perfección entre regatos y el Centro de Promoción de la Vía de la Plata y del Viaje. Precisamente este, conocido como CEVMO, repasa la importancia de la calzada romana y Camino de Santiago del que forma parte la localidad.

Una de las últimas adiciones a la amplia colección artística morillense es el Espacio Serzo. El polifacético José Luis Serzo, natural de Albacete, es el protagonista del mismo. La intención de ayuntamiento y artista es crear un «museo vivo». Además de la colección continua también planifica exposiciones de figuras emergentes en el arte contemporáneo. Todavía le quedan más balas a esta pequeña población. El Museo de Industria y Comercio permite conocer la historia del empresario Jaime San Román, clave en el desarrollo de la zona charra.

Fuente | España fascinante

España fascinante (18/10/2020)

11 de los cementerios más curiosos de España

Cerrando la lista de cementerios más curiosos de España queda uno muy particular. Ubicado en Morille, 20 kilómetros al sur de Salamanca y en plena Camino de Santiago de la Vía de la Plata, no es un camposanto al uso. De hecho, no contiene cadáveres, sino obras de arte. Situado en un alto a las afueras del pequeño pueblo salmantino, fue una idea de los artistas Javier Utray y Domingo Sánchez Blanco. Sus tumbas y mausoleos componen una suerte de performance en la que han participado figuras de la talla de Fernando Arrabal y Vicente del Bosque.

Fuente | España fascinante

Bizarro 2.0 (22/08/2018)

Tributo al tiempo que no existe

EL MUSEO MAUSOLEO ES QUITARLE LAS BRAGAS AL CONCEPTO VIEJO DEL ARTE, PROFUNDIZAR EN EL DESO DE VER MAS ALLÁ, ALGO QUE PODRIA SER PORNOGRAFICO

El Museo Mausoleo es un proyecto que nació el 17 de diciembre de 2005 en Morille, un pequeño pueblo a 18 kilómetros de Salamanca. Fue ideado por los artistas Domingo Sánchez Blanco, Javier Utray y el crítico de arte Fernando Castro Flórez. La idea principal fue crear un cementerio o mausoleo donde a través del tiempo se pudieran enterrar obras de arte. Esta propuesta no cayó en saco roto. El Ayuntamiento de Morille reunió una comisión y en una sesión celebrada el día 11 de abril de 2005, aprobó destinar una parcela en el paraje de los Centeneros de la Iglesia cercana a los m2. Su alcalde, Manuel Ambrosio Sánchez, además de ceder el terreno, se comprometió en la elaboración, desarrollo y funcionamiento del proyecto.

En palabras de Fabio Rodríguez de la Flor, la figura de Manuel Ambrosio es quien soporta el mayor peso y la mayor tensión: «Funciona como el puente directo entre la idea y su ejecución. Es el nexo, en este caso, entre lo académico y lo agrario. Es sin dudas una figura titánica que brega entre las necesidades que estas pequeñas comunidades demandan continuamente y la terrible indolencia con la que actualmente los cuerpos gestores actuamos». 2 A Manuel Ambrosio Sánchez la idea de enterrar obras de arte le pareció interesante desde un principio, principalmente por dos motivos: el primero, por la importancia de la cultura de vanguardias, señalando que no es necesario vincular al medio rural con lo tradicional y etnográfico y que se puede hallar colaboración con ideas vanguardistas. El segundo aspecto está directamente relacionado con su misión como alcalde, que es la de generar espacios de participación para los vecinos y su implicación en la cultura, sea cual sea su línea. Su mayor satisfacción radica en que el pueblo se ha integrado a los proyectos desde un principio «yo como alcalde considero que es básico para cualquier municipio la participación en algo que quizás pueda dejarles perplejos, como es el caso del Museo Mausoleo. Éste se ha convertido para los vecinos de Morille en un referente. Y a mí me encanta comentarlo, y es cierto que al igual que los vecinos pasean por lugares señalados del pueblo que son suyos desde hace décadas, como los lavaderos o el Camino de Santiago que cruza por Morille, vienen prácticamente por las tardes y dicen: dónde vamos de paseo? Pues vamos al cementerio de arte».

P. Maulén Al pensar en el Cementerio de arte es inevitable recordar la frase del filósofo Theodor Adorno en la que decía que museo y mausoleo comparten algo más que la etimología. Decidimos hacer un cementerio de obras de arte, y tiramos del artista Javier Utray. Decidimos enterrar un coche, un Pontiac y también las cenizas del filósofo francés, Pierre Klossowsky. A partir de entonces hemos ido invitando a artistas a que nos den obras y participen en estas ceremonias funerarias que intentan mostrar que el mundo, a veces, está repleto de cosas y a lo mejor se las podría conmemorar de forma fúnebre y acaso dotarlas de más valor. En el marco de la conferencia internacional Campo adentro, arte, agriculturas y medio rural en el museo Reina Sofía en octubre de 2010, Domingo Sánchez Blanco señaló que otro de los motivos para la creación de este Museo Mausoleo fue el gran interés de todos los participantes por realizar acciones artísticas en pequeños pueblos, pensando en todos aquellos ciudadanos contribuyentes que nunca se sienten beneficiados de las actividades culturales, muchas veces desarrolladas en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Bilbao, por nombrar algunas. Estaban convencidos que se había hecho muy poco en esta dirección. Poco a poco el interés por aquellas comarcas de las zonas que rodean Salamanca, hacia la Peña de Francia, los empezó a fascinar. Después de varias conversaciones entre Fernando Castro Flórez, Fabio Rodríguez de la Flor principal vocero y gestor del proyecto- y Manuel Ambrosio Sánchez, decidieron crear este Museo Mausoleo para las obras de arte. Entre los principales objetivos destaca la idea de unir el concepto vanguardista con lo rural y lo lúdico. Junto con esto, uno de los argumentos que se plantearon desde un principio era crear algo con materia del propio pueblo y crear situaciones a través del entierro de las obras. Desde entonces esta idea de museo no ha dejado de crecer. Además de ésta surgieron otras iniciativas culturales que poco a poco han ido convirtiendo a Morille en un pequeño referente en el arte contemporáneo español. La arrojada apuesta de su alcalde y el interés por el arte más vanguardista le valió a Morille no solo figurar en el mapa del arte contemporáneo, sino que también aumentar su censo de población. Por este motivo la Fundación Villalar le concedió en el año 2007 un premio por su lucha de la despoblación mediante la puesta en marcha de tan originales iniciativas culturales. El Jurado decidió reconocer con un Accésit el caso singular de Morille, por ser un municipio de menos de 300 habitantes que fundamenta su recuperación demográfica en la realización de dotaciones y propuestas culturales de gran calidad. Además de construir una biblioteca, recuperar el Salón de Plenos para actos culturales, y disponer Talleres de Lengua, Cantería y Encuadernación, y a pesar de su reducido tamaño, Morille ha sido capaz de poner en marcha iniciativas culturales como los Encuentros de poetas y artistas en el medio rural, o el Cementerio del Arte, además de distintas exposiciones y 4 proyectos etnográficos y la recuperación de su fondo artístico, bibliográfico y tradicional.

En la actualidad el Museo Mausoleo de Morille cuenta con 31 entierros de obras y personas, que desde su inauguración no han dejado indiferente a nadie. Desde un Pontiac hasta las cenizas de un filósofo, obras de la Premio Nacional de Artes Plásticas Esther Ferrer, el escultor Bernardí Roig, una obra colectiva de jóvenes artistas, intervenciones de Paul Naschy y un sinfín de manifestaciones artísticas. Esta experiencia no ha dejado de sorprender a sus creadores. También ha despertado el interés de sus habitantes y de los asistentes a los entierros. En la opinión de Fabio Rodríguez de la Flor, el secreto determinante ha sido aprovechar el propio aislamiento del medio rural. Para ellos ha sido básico abandonar desde un principio la idea de pertenencia a lo ajeno. Es decir, todo lo gestado no sale del lugar. No pretenden extrapolar esta experiencia más allá de los confines del propio municipio. Desde un principio no quisieron ser adalides de nada, ni posicionarse como vértice ni del panorama poético ni ser representantes en lo último en Land Art.

Lo que han logrado por el momento ha sido imitar esa falta de pretensiones que tiene el medio rural hoy por hoy, solaparse con sus valores y no intentar bajo ningún concepto conducir todo ello hacia las actuales políticas verticales. Museos, mausoleos Cementerios de obras de arte. La inspiración Por medio de rituales funerarios, mágicos o religiosos el ser humano ha plasmado a 6 Es una corriente del arte contemporáneo que utiliza el marco y los materiales que proporciona la naturaleza para producir una obra de arte que queda instalada in situ.

A lo largo de la historia creaciones artísticas de diversa índole, ya sea de forma improvisada utilizando las paredes de una caverna, o como hicieran los egipcios años más tarde, erigiendo impresionantes monumentos, construidos con nobles y resistentes materiales, traspasando así un importante legado a la historia del arte universal. Es importante mencionar dos mitos en la historia del arte que nos remontan al origen de la pintura: El referido por Plinio el Viejo, que cuenta la historia de una muchacha de Corinto quien, para conservar viva en la memoria la imagen de su enamorado, trazó una silueta en el muro a partir de su sombra. El segundo es la parábola de la caverna de Platón, en donde unos hombres encadenados desde niños en una morada subterránea solo alcanzan a ver las sombras de la realidad proyectadas sobre un muro (Stoichita, 1999, p. 159). Estos ejemplos de sombras y ausencias vislumbran la situación de algo efímero, que va a desaparecer. El caso de la sombra del amado en la muralla puede representar que el arte puede ser, en parte, una mezcla de melancolía y reflexión sobre a las pasiones que generan la muerte y el amor. Durante el siglo XX muchos artistas experimentaron por medio de diversas acciones artísticas la caducidad, la ocultación o la desaparición de sus creaciones. Algunos incluso asumieron la muerte de éstas. A través de movimientos artísticos como el Body Art, Land Art, Minimal Art, Povera Art, etc, extrajeron al arte de los edificios, utilizaron formatos inexplorados y plantearon la idea de recuperar ritos, pretendiendo ir más allá de la práctica cotidiana con el fin de desacralizar al objeto y dar testimonio de lo que sucedió pero que ya no existe. A su vez, por medio de la ocultación o el soterramiento se pretendió, en algunos casos, representar ritos funerarios (tal como lo hiciera Ana Mendieta desde mediados de los años setenta). Muerte a los museos! Museos: Cementerios!…

Idénticos, verdaderamente, por la siniestra promiscuidad de tantos cuerpos que no se conocen. Museos: Dormitorios públicos en que se reposa para siempre junto a seres odiados e ignotos! Museos: Absurdos mataderos de pintores y escultores que van matándose ferozmente a golpes de colores y de líneas, a lo largo de paredes disputadas! MANIFIESTO FUTURISTA, Filipo Tommaso Marinetti, Si bien desde su nacimiento, a finales del siglo XVIII, el museo ha mantenido su carácter de institución abierta al público, que educa, conserva y estudia, los movimientos vanguardistas de comienzos del siglo pasado expresaron un profundo descontento hacia ellos, considerándolos como asilos póstumos o mausoleos. Una ola que alcanzó a pensadores y artistas que deseaban despertar a Europa de aquella somnolencia propiciada por profesores, arqueólogos, anticuarios, etc. Fernando Castro Flórez señala que la inspiración del Cementerio de arte es precisamente la meditación que hace el filósofo alemán Theodor Adorno (2008) sobre la similitud que museo y mausoleo comparten, una relación más bien monofónica, en su opinión. En palabras de Flórez, el museo es en muchos casos la tumba de las obras de arte. Da la impresión que todo lo que está en un museo es materia fósil, es algo cadavérico, es algo con lo que no tenemos una relación vital, y pensó que tal vez había que compartir esa observación de Adorno y hacerla material enterrando obras y conmemorándolas por medio de un ritual, tratando de dilucidar qué vida cobraban éstas una vez que desaparecieran bajo tierra. Lo que se ha obtenido, concluye, es un museo sin paredes, pretendiendo ir más allá de los tópicos del Land Art y todos aquellos artistas que cuestionaron los espacios del museo. (Ejemplos como fluxus, que más tarde fueron reintegrados en el museo). En el «Manifiesto futurista de Marinetti» de 1909 se hizo patente la necesidad de destruir los museos, acusándolos de «dormitorios públicos y absurdos mataderos de pintores y escultores que van matándose ferozmente a golpes de colores y de líneas, a lo largo de paredes disputadas». Fue Theodor Adorno 7 (2008) el primero en relacionar los conceptos de museo y mausoleo: El museo y el mausoleo no están unidos sólo por una asociación fonética. Los museos son como panteones de obras de arte. Dan testimonio de la neutralización de la cultura. Los tesoros artísticos están depositados en ellos: el valor de mercado desbanca a la dicha de la contemplación (Adorno, 2008, p. 160). Enterrando el arte Muchos artistas cuando pretenden desvincular la obra de arte de su materialidad, en el fondo, lo que provocan es una reacción a la verdadera esencia de éstas. Es a partir de la segunda mitad del siglo veinte es cuando se concentran la mayor cantidad de manifestaciones ligadas a la idea de jugar con la invisibilidad, y la acción de ocultar y/o soterrar. A través de diversas disciplinas y géneros de la creación contemporánea (Land Art, Povera Art, instalaciones, performances, arte sonoro, por nombrar algunas) artistas de diversas nacionalidades desarrollaron piezas cuyo propósito, más allá de provocar, lo que pretendían era generar atención, respeto y postura sobre lo efímero y perecedero que puede llegar a ser el arte. Según Miguel Hernández Navarro, las obras de arte que se esconden y quitan de la vista se encuentran sujetas a la lógica del secreto: alguien ha puesto eso ahí; alguien por tanto, custodia y gestiona la economía de lo escondido (Hernández, 2010, p. 95). Como principal exponente del arte conceptual, Joseph Beuys planteaba la importancia de la idea por sobre la elaboración o materialización de la obra, considerando al arte como un bien público más que un bien privado ligado a los museos, galerías o coleccionistas.

He asistido para un acto de amor, porque del amor y la irritación puede surgir el arte. El museo se inauguró con una performance y con una acción colectiva, es decir, fue una especie de acto híbrido que está a medio camino entre la discoteca y el acto religioso, con un carácter indudable de provocación y también de fiesta, pero sobre todo una reclamación de un nuevo espíritu para el arte de nuestro tiempo. El 17 de diciembre de 2005 se dio inicio a la inauguración del Museo Mausoleo de Morille, lo que sería uno de los proyectos más arrojados y surrealistas jamás presenciados en este pequeño pueblo de casas de piedra, rodeado de campo, animales y extrema tranquilidad. El acto fue presenciado por cerca de 300 personas, todo un éxito, considerando que Morille no supera los 200 habitantes. El cortejo fúnebre tuvo como punto de partida el Ayuntamiento de Morille y fue encabezado por un carruaje tirado por un caballo negro, con cochero de capa castellana y sombrero; una banda de músicos con melodías preparadas para la ocasión, un coche tuneado, un grupo de bailarines de break dance, extraños personajes provistos de trajes de sepultureros o Mickey Mouse, el pueblo, artistas y curiosos. El terreno estaba preparado para la llegada del cortejo: una grúa, un gigantesco rectángulo de hormigón hundido en la tierra acompañado a unos metros de distancia por una fosa más pequeña. Se decidió enterrar un coche Pontiac, una pieza muy especial considerando que ésta había pertenecido a la vanguardia artística española. En la presentación del Museo Mausoleo de Morille, en octubre de 2010, pieza inaugural, las cenizas del filósofo y pornólogo francés, Pierre Klossowsky. El propio artista Domingo Sánchez Blanco enterró las cenizas. La ejecución de este acto dio término a una serie de largos años en los cuales él había ideado la forma para poder conseguirlas y traerlas hasta Salamanca. Con estos dos entierros Domingo Sánchez Blanco y Fernando Castro Flórez coincidieron en la idea de que nacía un nuevo espacio para futuros rituales artísticos. El plan sería entonces enterrar obras de arte poco convencionales y lo más importante, provocar situaciones alrededor de ellas con el fin de expresar que tal vez el mundo está atestado de todo tipo de cosas y que, a través de estas acciones, algunas podrían ser rescatadas y conmemoradas por medio de ceremonias fúnebres, dotándolas de más sentido y valor. Listado completo de las obras sepultadas: Cenizas de Pierre Klossovski. Proyecto de Domingo Sánchez Blanco, 17 de diciembre de Pontiac Grand Prix. Proyecto de Javier Utray, 17 diciembre El rito poético. Proyecto de Javier Utray, 17 de diciembre de Sin fecha de caducidad Isidoro Valcárcel Medina, Premio Nacional de Artes Plásticas. Proyecto Ir y venir, 30 de marzo de Avelino Sala. Proyecto Perros de Acteón, 13 de julio de Francisco Javier Corrionero Sánchez: El legado, 30 octubre de Germán Coppini. Proyecto Musas, 14 de noviembre de Paul Naschy: Proyecto Halteras de fierro, 14 de noviembre de 10 P. Maulén Fernando Arrabal: A tocateja, 14 de febrero de La maleta de Alberto Greco, en memoria [Red], 10 de marzo de Ojos torpes de Adolfo Manzano, sábado 11 de abril de 2009, 12,00 horas: Material: pieza de tela blanca de satén bordada por las hermanas pasionistas de Oviedo, con el texto: Ojos torpes y extraviados de un lado para otro, es la demencia. Forma parte de la obra El secreto de las campanas María Alba. Proyecto De mayor quiero ser artista en paro, 18 de abril de Beth Moysés. Proyecto Miedo, 13 de junio de Paco Caparrós. Proyecto La esfera del miedo y la ignorancia, 12 de julio de Esther Ferrer. Performance a varias velocidades, 1 de agosto de Domingo Sánchez Blanco. Proyecto Arte, muerte y cocina. Una víscera / el estómago, 11 de diciembre de Zapatos, de Quico Rivas, 13 de febrero de Al ceramista (Jaime Bueno Rontomé) Cada día que amanece para mí es un regalo, 1 de julio de Bernardí Roig. Proyecto Uno se encuentra situado, exactamente, debajo de su propia cabeza, 1 de julio de Juan Hidalgo. Muerte de Claude Monet de Ayacata, sin epitafio, 2 de julio de criptas para 9 músicos, El piano de Juan Hidalgo, 2 de julio de José Luis Coomonte. PAN. 11 de julio de Vítor Sá Machado. Orgía.11 de septiembre de Viuda de Fernando Higueras – Campo Adentro. Documentación relativa a la polémica que acompañó la construcción Catedral de Pozuelo de Alarcón, 24 de octubre de 11 SOPHIA MUSEO AUSTRAL MAUSOLEO Nº 17, 1 er Semestre – CEMENTERIO 2016: 1-14 DE ARTE DE MORILLE UNA NUEVA TIPOLOGÍA DE MUSEO? BIDEA proyecto colectivo de escultura. Facultad de Bellas artes UPV/ EHU, 16 de abril de «Enterrado, enterrado»: Enterramiento de Buried de Rodrigo Cortés, 10 de julio de Poetas cuencanos. Qué grandes estamos hoy, 5 de enero de Benjamín Rodríguez Solares. Orson San Pedro. Me los como a todos!, 25 de febrero de Miguel Herberg. Memoria de Atacama, 24 de marzo de Vicente del Bosque. CUERPOS PERFECTOS, 6 de mayo de José Antonio Sayagués. Y las cenizas se volvieron mariposas, 20 de junio de Se recoge chatarra para financiar gira europea en coche fúnebre. Total Seriedad, 14 de octubre de Somos testigos de un nuevo tipo de museo? Estamos ante una propuesta ambigua, compleja y plural. Para sus creadores podría tratarse de un «depósito permanente de arte» o de un «museo-mausoleo» y también de un «museo cóncavo» según las propias palabras del artista Javier Utray. Si bien la denominación de «cementerio de arte» es la más recurrente para comprenderlo, la intención por parte de sus autores es de generar discusión acerca de los museos y especialmente del ámbito del arte contemporáneo. Domingo Sánchez Blanco señala que la idea desde un principio se tornó simple y a la vez compleja. Crear un cementerio de arte en el que enterrar piezas con un aparatoso ceremonial, para reflejar así la condición efímera de mucho del arte contemporáneo actual, y a la vez lo aséptico o inmóvil y a veces funerario de los museos de arte contemporáneo, aprovechando la proximidad fonética entre museo y mausoleo. Enfatiza que el principal objetivo del Museo Mausoleo de Morille es apartar la visibilidad de las obras al mismo tiempo que conmemorarlas y sepultarlas, en un intento de propiciar la ceremonia, el rito, las acciones comunes y plantear discusión ante un arte que en nuestro tiempo peca de exhibicionista, espectacular y obsceno. La gran interrogante es si estamos en presencia de una nueva tipología de museo o simplemente hablamos de acciones artísticas que convierten a este proyecto en un cementerio de obras de arte? 11 12 P. Maulén El desarrollo del museo en el siglo XX ha estado ligado a la irrupción de nuevas formas artísticas y a una evolución de la concepción de la obra de arte. La institución debió adaptarse y redefinirse otorgando relevancia y, en ocasiones, protagonismo con una arquitectura completamente flexible a nuevos formatos y como vehículo para conectar al público con las obras y el entorno. Si bien la vertiginosa construcción de museos de los años ochenta propinó a la institución una nueva ola de críticas, el surgimiento de la corriente teórica de la nouvelle muséologie propuso, entre otras cosas, que el museo no debía mirarse en sí mismo ni funcionar en forma autónoma sino abrirse al entorno y conectar con el visitante. Exigía además especial atención y estudio respecto al objeto que se expondría. La relación museo-territorio y público- comunidad definen una de las bases fundamentales en el trabajo desarrollado en Morille, ya sea a través del Museo Mausoleo o el sinnúmero de actividades culturales que fomentan, principalmente, la relación entre comunidad y territorio. Con el Cementerio de arte de Morille somos tal vez espectadores de un ejercicio que pudiera parecer utópico, como lo fueron en su momento las obras de Étienne-Louis Boullée (París, 1728 id. 1799) y los proyectos de «architecture ensevelie» (arquitectura enterrada), «El Cenotafio a Newton», en 1784 y todos los sus visionarios edificios los cuales, por sus características técnicas, solo quedaron plasmados en el papel. Si bien los precedentes más indicados para comprender las acciones de esta singular idea pudieron ser las propuestas de Marcel Duchamp, Andre Malraux, Walter De María o Ana Mendieta, las cuales directa e indirectamente afectaron a la arquitectura de los museos y donde la ocultación o el entierro estarían ligados a la desmaterialización de la obra de arte y su relación con una poética de la huella, podría ser el coche Pontiac de Javier Utray otro importante precedente, por su simbolismo y función de museo atípico sobre ruedas. Si en algo había que invertir las energías sería para generar arte real. No adquisiciones ni escenografías. Sus creadores se refieren con esto a la obra como acción más al hecho de materializar en el contenedor (cementerio) junto al contenido (las obras de arte). El hecho de enterrar un objeto y acompañarlo con ceremonias especiales, provoca una nueva existencia, una nueva definición y un nuevo motivo para justificar por qué ha sido creada. Si lo que anhelaba Javier Utray era un museo subterráneo donde el visitante pudiera imaginar las obras, un museo sin necesidad de restauradores No es acaso una versión 2.0 del manifiesto de Marinetti? Abajo los museos! Más abajo aún han dicho Sánchez y Utray! Un auténtico mausoleo! Una institución acéfala! Sin discurso, sin políticos, sin lucro! Una muerte digna al arte! El Cementerio de arte de Morille no ha pretendido otra cosa más que conmemorar las obras de arte, apartándolas de la visibilidad y enterrándolas con el fin de propiciar un espacio de contemplación y meditación acerca de la situación general del arte actual. Situación que, como enfatizaran sus creadores, peca de obscenidad, exhibicionismo y espectáculo. A través de ceremonias colmadas de fiesta, placer y belleza se ha pretendido provocar y discutir acerca de los museos, especialmente los relativos al ámbito del arte contemporáneo. Crear un 12 13 SOPHIA MUSEO AUSTRAL MAUSOLEO Nº 17, 1 er Semestre – CEMENTERIO 2016: 1-14 DE ARTE DE MORILLE UNA NUEVA TIPOLOGÍA DE MUSEO? museo-cementerio de arte para sepultar piezas, con ostentosas ceremonias que demuestren la condición efímera, aséptica, estancada y, en ocasiones, funeraria de los museos de arte contemporáneo. Fig. 6. Fotografía de Paola Maulén, Sea cual sea su naturaleza, función o pluralidad de enfoques, lo que presenciamos en cada entierro es la fusión entre artistas y realistas que crean situaciones tendientes a desaparecer pero que al final permanecen en el recuerdo. Presenciamos además un homenaje y la puesta en valor de objetos delirantes. Muchos de los artistas que durante el siglo XX rechazaron a los museos y experimentaron artísticamente fuera sus muros, fueron más tarde, paradójicamente, acogidos y valorados por estos. Esto deja en evidencia el museo pone cada vez menos resistencia y dan la razón al arte, superando, asimilando las críticas y asumiéndose como agente de cambio permanente. En definitiva, el Museo Mausoleo de Morille es una excelente señal tanto para el panorama artístico español y como el mundial. Podríamos estar en presencia del nacimiento de un nuevo tipo de museo o de un nuevo lenguaje artístico. Habrá quienes estén a favor. Habrá también detractores. Nunca ha sido fácil traspasar los límites espaciales y el formalismo propio de las instituciones museísticas. Lo cierto es que el museo es un organismo vivo y en constante evolución por lo que no es de extrañar que proyectos como este en un futuro tengan cabida dentro de una nueva tipología museística. Por el momento existe en Salamanca un espacio para fomentar la discusión sobre el arte contemporáneo. Existe un proyecto en constante desarrollo y que continúa gracias a la motivación y la energía de un grupo de personas dispuestas a seguir provocando situaciones fuera de todo orden y ligadas con lo social, rural y vanguardista Es una obra de arte en sí misma!

Fuente | Bizarro 2.0

Facebook (Francisco Escudero) (30/07/2013)

CEMENTERIO DEL ARTE DE MORILLE

El Cementerio de Arte de Morille (también llamado Museo-Mausoleo) surge a iniciativa de los artistas Domingo Sánchez Blanco y el fallecido Javier Utray (1). Receptivo ante la propuesta, el Pleno del Ayuntamiento de Morille, en sesión celebrada el día 11 de abril de 2005, aprobó destinar una parcela de 50.000 m2 a tal fin (en el paraje de los Centeneros de la Iglesia) y participar activamente en su desarrollo y funcionamiento.

El propósito básico del Cementerio de Arte de Morille es el soterramiento de piezas de reconocido valor artístico y/o vinculadas directamente al ámbito del arte de vanguardia, entendiendo que no es menos importante el proceso que lleva al soterramiento que el soterramiento mismo. Cada enterramiento (cada proceso) es catalogado y documentado en sus líneas básicas, con vistas a la futura creación de un Centro Documental que permita un acceso completo y riguroso a las distintas obras.

Estamos ante una propuesta ambigua, compleja y plural: para unos se trata de un “depósito permanente de arte”; para otros de un “museo- mausoleo”, de un “centro de arte subterráneo” y también de un “museo cóncavo”; si bien la denominación de “cementerio de arte” se ha impuesto sobre las otras, quizá por la contundencia de los términos.

La pluralidad de enfoques sitúa el Cementerio de Arte de Morille precisamente en la encrucijada que discute la esencia misma de la creación artística (su naturaleza y función social, entre otras consideraciones), no exenta de una evidente dimensión crítica respecto a los fundamentos de la museística actual.

La gran repercusión del proyecto es uno de los indicios del interés que ha despertado tanto entre el público en general como especializado.

A tal fin se ha creado una gestora en la que participan los dos artistas citados, el Ayuntamiento de Morille, la Asociación Cultural El Zurguén, y el Seminario SDLM (“Seminario Discurso, Legitimación y Memoria”) de la Universidad de Salamanca.

Domingo Sánchez Blanco, principal ideólogo de este proyecto, y Javier Utray (fallecido en 2008) inauguraron el cementerio en diciembre de 2005 con el soterramiento de dos piezas: un Pontiac Grand Prix vinculado a la vanguardia española (proyecto de Utray, a quien perteneció el vehículo) y las ya mencionadas cenizas de Klossowski, cedidas por él mismo a Sánchez Blanco unos meses antes de su fallecimiento en París. No sabemos qué le dijo Domingo Sánchez Blanco a Pierre Klossowski para persuadirlo. Tal vez, que pensaba convertirlo en obra de arte. Y que las obras de arte nunca mueren, ni siquiera cuando las entierran.

Desde 2006, esa comisión de enterradores, integrada por Domingo Sánchez Blanco, artista e ideólogo del Museo-Mausoleo junto con Javier Utray (in memoriam), Manuel Ambrosio Sánchez, alcalde de Morille y co-director del PAN, Fabio de la Flor, editor y co-director del PAN, y Fernando Castro Flórez, crítico, profesor y comisario, han evaluado y seleccionado varios proyectos de enterramiento de piezas llevados a cabo en los últimos años, entre los que se encuentran obras de Isidoro Valcárcel Medina, Ester Ferrer, Fernando Arrabal, Juan Hidalgo, Avelino Sala, Quico Rivas y Javier Utray, entre otros, hasta un total de 26 tumbas a mediados del año 2011.

ENTERRAMIENTOS Y PROYECTOS

-Cenizas de Pierre Klossovski. Proyecto de Domingo Sánchez Blanco.

-17 de diciembre de 2005Pontiac Grand Prix. Proyecto de Javier Utray.

-17 diciembre 2005.El rito poético. Proyecto de Javier Utray. Sin fecha y no caduca.

-Isidoro Valcárcel Medina, Premio Nacional de Artes Plásticas. Proyecto Ir y venir. 30 de marzo de 2008

-Avelino Sala. Proyecto: Perros de Acteón. 13 de julio de 2008

-Francisco Javier Corrionero Sánchez: El legado. 30 octubre de 2008

-Germán Coppini. Proyecto Musas. 14 de noviembre de 2008

-Paul Naschy: Proyecto Halteras de fierro. 14 de noviembre de 2008

-Fernando Arrabal: A tocateja. 14 de febrero de 2009.

-La maleta de Alberto Greco, en memoria [Red], 10 de marzo de 2009.

-«Ojos torpes» de Adolfo Manzano, sábado 11 de abril de 2009, 12,00 horas: Material: pieza de tela blanca de satén bordada por las hermanas pasionistas de Oviedo, con el texto: «Ojos torpes y extraviados de un lado para otro, es la demencia» .

-Forma parte de la obra «El secreto de las campanas»De mayor quiero ser artista en paro» de María Alba, 18 de abril de 2009

-Miedo de Beth Moysés, 13 de junio de 2009.

-La esfera del miedo y la ignorancia de Paco Caparrós, 12 de julio de 2009.

-Performance a varias velocidades, Esther Ferrer, 1 de agosto de 2009.

-Arte, muerte y cocina. Una víscera / el estómago. 11 diciembre 2009.

-Zapatos, de Quico Rivas, 13 de febrero de 2010.

-Al ceramista (Jaime Bueno Rontomé) «Cada día que amanece para mí es un regalo», 1 de julio de 2010.

-Bernardí Roig Uno se encuentra situado, exactamente, debajo de su propia cabeza, 1 de julio de 2010.

-Muerte de Claude Monet de Ayacata, sin epitafio, 2 de julio de 2010

-9 criptas para 9 músicos, El piano de Juan Hidalgo, 2 de julio de 2010.

-PAN, José Luis Coomonte, 11 de julio de 2010.ORGÍA,

-Vítor Sá Machado, 11 de septiembre de 2010.

-Documentación relativa a la polémica que acompañó la construcción Catedral de Pozuelo de Alarcón, viuda de -Fernando Higueras – Campo Adentro, 24 de octubre de 2010.

-BIDEA proyecto colectivo de escultura, Facultad de Bellas artes UPV/ EHU, 16 de abril de 2011.

– «Enterrado, enterrado»: Enterramiento de Buried de Rodrigo Cortés, 10 de julio de 2011.

-Poetas cuencanos «Qué grandes estamos hoy», 5 enero de 2012.

-Orson San Pedro, !Me los como a todos¡ Benjamín Rodríguez Solares, 25 febrero de 2012.

-Miguel Herberg, «Ellos tienen la fuerza pero no la razón», 24 de marzo de 2012.

-Vicente del Bosque, «CUERPOS PERFECTOS», 6 de mayo de 2012.

-José Antonio Sayagués, «Y las cenizas se volvieron mariposas», 20 de junio de 2012.

-«Se recoge chatarra para financiar gira europea en coche fúnebre.Total Seriedad», 14 de octubre de 2012.

-“LA SILLA” de Francisco Escudero, Berja (Almería), 1930-Morille (Salamanca), 14-07-2013: https://www.youtube.com/watch?v=Qdkx58U88kQ

(1) Javier Utray: Javier Utray (Madrid, 1945) fue uno de los principales protagonistas de la incorporación del arte español a las tendencias internacionales del último cuarto del siglo XX y relevante compañero en la escena madrileña de los setenta. Pintor, arquitecto, músico y escritor, en cada una de estas distintas y rigurosas disciplinas ha dejado muestras deslumbrantes que atestiguan cual es su cualidad principal: la inteligencia.

Fuente | Facebook (Francisco Escudero)

Salamanca al día (08/04/2018)

Un Museo-Mausoleo único para enterrar obras de arte

MORILLE | Desde que se inaugurara en el año 2005, el Cementerio de Arte ha acogido más de 60 enterramientos, que serán recogidos en un libro que se publicará en verano, y este año pondrá en marcha un nuevo proyecto de ‘mail art’.

El Cementerio de Arte de Morille es ya un referente de las vanguardias artísticas en nuestro país y el único museo que existe para enterrar obras de arte. Desde que se inaugurara el 17 de diciembre de 2005, este singular Museo-Mausoleo ha sido escenario de más de 60 enterramientos y está integrado en la Red Mouseion: Plataforma Transfronteriza de Museos. Este año seguirá ampliando su colección con nuevos y diversos proyectos que no dejarán indiferente a nadie.

El Museo-Mausoleo surge a iniciativa de los artistas Domingo Sánchez Blanco y el fallecido Javier Utray. Receptivo ante la propuesta, el pleno del Ayuntamiento de Morille aprobó destinar una parcela de 70.000 m2 a tal fin y participar activamente en su desarrollo y funcionamiento. Está ubicado en un terreno titularidad del Estado cuyo uso fue cedido de manera indefinida al Consistorio “mientras se mantenga el uso cultural de Museo-Mausoleo”, explica el alcalde, Manuel Ambrosio Sánchez.

La historia del Cementerio de Arte comenzó en diciembre de 2005 con un inusual funeral capitaneado por Domingo Sánchez Blanco y Javier Utray. En este primer enterramiento se depositaron las cenizas del artista y filósofo francés Pierre Klossowski, además de un Pontiac Grand Prix de Javier Utray que descansa en el museo bajo una sepultura de hormigón. A partir de ahí, son muchos los nombres de particulares o colectivos que están unidos para siempre a este camposanto artístico: Fernando Arrabal, José Luis Coomonte, Miguel Herberg, Germán Coppini, Vicente del Bosque, Juan Hidalgo, Fernando Higueras, Isidoro Valcárcel Medina, Esther Ferrer (los dos últimos Premios Nacionales de Artes Plásticas), Rodrigo Cortés o José Antonio Sayagués.

Cada uno de los enterramientos tiene su propia ceremonia, en unos casos marcada por un tono serio y en otros, con un acento humorístico y hasta extravagante. El “más mediático”, como apunta el alcalde de Morille, fue el de Vicente del Bosque, quien protagonizó el soterramiento de una camiseta y un balón de la Selección Española, mientras que el “más surrealista” fue el del escritor y Premio Nacional de Teatro Fernando Arrabal, con el enteramiento de un libro manuscrito en homenaje al filósofo francés Baruch De Spinoza en el año 2009. Arrabal expresó en ese momento su deseo de que parte de sus cenizas acaben en el Cementerio de Arte.

El Museo-Mausoleo es “una propuesta polémica y plural y no exenta de una evidente dimensión crítica respecto a los fundamentos de la museística actual”. Nació como un proyecto local pero ha traspasado fronteras para convertirse en una obra “magnífica y universal” y en una “red de amigos y artistas que están unidos a través del museo”, asegura Domingo Sánchez Blanco, quien actualmente trabaja en un nuevo proyecto para el Cementerio de Arte basado en el ‘mail art’ (arte por correo) y en la organización de un enterramiento masivo sobre escultura funeraria que tendrá lugar en el mes de octubre con la participación de 200 artistas de todos los ámbitos y de todas las partes del mundo.

Asimismo, desde el Ayuntamiento de Morille se siguen impulsando iniciativas relacionadas con el Cementerio de Arte. Una de ellas es la publicación en verano de un libro, escrito por Jesús Málaga y María José Gil, en el que se recogen y explican todos y cada uno de los enterramientos. Además, se pretende incluir el Museo-Mausoleo en el programa de visitas de escolares y colectivos al municipio.

El Cementerio de Arte se rige por una gestora integrada por El Gallo Espacio de Arte Contemporáneo (Domingo Sánchez Blanco), el Ayuntamiento de Morille, el Seminario Discurso Legitimación y Memoria de la Universidad de Salamanca y la Asociación Cultural El Zurguén de Morille.

Fuente | Salamanca al día (08/04/2018)

Cementerio de Arte de Morille (Salamanca)
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Cementerio de Arte de Morille (Salamanca)
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Cementerio de Arte de Morille (Salamanca)
Descripción
El Cementerio de Arte de Morille surge en 2005 a iniciativa de los artistas Domingo Sánchez Blanco y el fallecido Javier Utray. El propósito básico de esta original iniciativa es el soterramiento de piezas de reconocido valor artístico y/o vinculadas directamente al ámbito del arte de vanguardia, entendiendo que no es menos importante el proceso que lleva al soterramiento que el soterramiento mismo.
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