Albert Birkle fue uno de los artistas más interesantes que crearon durante la República de Weimar. Pintor y dibujante, este alemán abrazó el expresionismo y la Nueva Objetividad para crear un arte personalísimo y original, destacando sobre todo sus expresivos retratos, cercanos a la caricatura.
Birkle nació con el siglo XX en una familia de pintores, por lo que pudo formarse como pintor decorativo en la empresa de su padre. Con 18 años se fue a la Hochschule für die bildenden Künste de Berlin, ciudad tomada por el expresionismo y la Nueva Objetividad. El Berlín de esos años era sórdido y fascinante, un ciudad libre que permitía el exceso, también a nivel creativo, y los jóvenes artistas lo aprovecharon al máximo
En 1927 organizó su primera exposición individual en Berlín y alcanzó el éxito entre sus coetáneos. Retrató a la fauna berlinesa al modo expresionista, buscando la gestualidad y alcanzando cotas nunca vistas de un realismo irreal, caricaturesco, humorístico y muy personal.
Sin embargo su arte era carne de Arte Degenerado y con la llegada de los nazis, su arte fue inmediatamente prohibido.
Acabada la guerra trabajó en algo que siempre la había gustado: la decoración de iglesias. Vidrieras y murales que insinuaban críticas sociales y en los que para nada no abandona su estilo. Un arte social en el que la crítica y el retrato van de la mano y que lo convirtieron en un auténtico cronista de los fascinantes tiempos que le tocó vivir.
Albert Birkle murió en Salzburgo a los 86 años
Fuente | HA!

