Paolo di Diono, conocido como Paolo Uccello, nació posiblemente en Pratovecchio o en Florencia, el 15 de junio de 1397. Su apodo de Ucello le viene dado por su afición a pintar pájaros. Activo durante el Quattrocento italiano, fue matemático además de un visionario pintor.

Su obra fue pionera en cuanto a la perspectiva visual que aplicó en su pintura. Giorgio Vasari dice de él: «Uccello se complació en investigar los complicados mecanismos y las extrañas obras del arte de la perspectiva», y subraya además «muestra un interés, casi obsesivo, por la construcción en perspectiva».

Esto unido a su adhesión a las características que arrasaban del gótico internacional, hacen de Ucello «una figura de límites entre dos mundos figurativos», siendo uno de los artistas más autodidactas del Quattrocento. Gracias a esta técnica, dotó de profundidad a su pintura, detalle del que carecían la mayoría de sus contemporáneos.

Entró como aprendiz a los diez años de edad en el taller del escultor Ghiberti, importante núcleo artístico en ese momento en Florencia. En esta época conoció a Donatello que sería su gran amigo toda la vida.

Pasado el periodo de formación, en 1414, se unió a la cofradía de pintores Compagnia di San Luca, y en 1515 al al Gremio de Medici e Spezili. La pintura que realizó en estos años, es extremadamente oscura, todas ellas impregnadas de detalles clásicos del gótico tradicional. Como sus contemporáneos Masaccio y Fra Angelico, sus primeras obras en solitario estarían datadas en esa década.
Atendiendo a Vasari, su primer trabajo individual, fue un fresco en el que representó a «San Antonio y los Santos Cosme y Damián entre mujeres» encargo que hizo para el hospital de Lelmo en Florencia.

A este seguiría una serie de frescos para varias iglesias florentinas. Sobresale según Vasari el fresco que pintó para la iglesia de Santa Maria Maggiore «La Anunciación y cuatro profetas», hoy perdida, y que según también el historiador, era «algo muy bello y difícil».

En 1424, ya podía vivir comodamente de la pintura. En este año, pintó los «Episodios de la Creación y Expulsión del Paraíso» para el Chiostro Verde, (claustro verde) de Santa Maria Novella de Florencia, muy deteriorados en la actualidad, con los que demostró estar en plena madurez artística. De nuevo, fue capaz de pintar de una manera muy animada toda una serie de animales. Comenzó a pintar árboles con sus colores naturales, cosa poco usual en sus compañeros, y empezó a adquirir fama como pintor de paisajes. A los anteriores frescos, le siguieron sus «Escenas del Diluvio», «La historia del Arca de Noé», y «El sacrificio y la embriaguez de Noé. Trabajos que le dieron una gran fama en Florencia. Por estos años aprendió geometría con Manetti.

De 1425 a 1430, residió en Venecia, trabajando en la reconstrucción de los mosaicos de la fachada de la Iglesia de San Marcos que se había dañado en un incendio. En la misma ciudad, durante esos años realizaría un buen número más de encargos.
En 1431 vuelve a Florencia y pinta «Historias del Génesis» para el Claustro Verde de Santa Maria Novella, estas son las obras más antiguas que con seguridad pueden atribuírsele.
Alrededor del año 1430 está datado el pequeño tríptico de la Crucifixión, actualmente en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

Los frescos «Historia de la Virgen e Historia de San esteban» en la Cappella dell’Assunta, Florencia, fueron ejecutados en 1436, y los frescos de la Cappella dell’Assunta del Duomo de Prato.

Es especialmente significativa, la escalinata que podemos ver en la «Presentación de María en el Templo», donde se ve su rápida maduración en «la capacidad de representar elementos complejos en el espacio». Estilísticamente próximos a los frescos se encuentra la «Santa monja con dos niños» de la Colección Contini Bonacossi, la «Virgen con Niño» en la National Gallery de Irlanda y la «Crucifixión» del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

En 1437 viajó a Bolonia, donde pintó el fresco de «la Natividad» para la iglesia de San Martín. De 1443 a 1445 pintó las figuras del reloj del Duomo, y diseñó dos de las vidrieras de la cúpula. En estos mismos años, pintó al fresco un luneto con la Natividad para el claustro del Spedale di San Martino della Scala , hoy muy dañada, albergada en la Galería Uffizzi. En 1944 y 1945, trabajó en Padua a donde había acudido llamado por Donatello.

En 1446, ya de vuelta en Florencia, pintó las «Estaciones verdes de la Cruz», para el claustro de la iglesia de Santa Maria Novella. Cuando ya tenía una edad muy avanzada, fue invitado por Federico de Montefeltro a Urbino, donde permaneció de 1465 a 1468, trabajando en la decoración del Palacio Ducal. En agosto de 1469 declaró: Me encuentro viejo y lleno de achaques, mi mujer está enferma, y no puedo trabajar más. Giorgio Vasari escribe: «se entregó a la perspectiva, que lo mantuvo pobre y recluido hasta su muerte. Así llegó a muy viejo, y sintiendo poca alegría en su vejez, murió…»

Su última obra conocida «Cazadores en el bosque», pintada hacía 1470, se conserva en el Museo Ashmolean de Oxford. Hizo su testamento el 11 de noviembre de 1475, muriendo a la edad de 78 años, el 10 de diciembre de ese mismo año en un hospital de Florencia. De entre todas, sus obras más notables son las tres pinturas en las que representó la batalla de San Romano. Fiel a la tradición del gótico tardío, enfatizó en sus obras, más el color y el boato, más que el realismo que practicaban otros contemporáneos suyos. No dejó ninguna escuela ni seguidores, aunque si ejerció influencia en algunos pintores del pasado siglo XX.