Siglo XVIII
Crucifixiones por autores
1690-1720, Crucifixión en el Monasterio de San Florián (Austria)
Las decoraciones para la iglesia del monasterio se iniciaron en 1690 y se terminaron en 1720, y en su mayor parte son de estilo barroco. Pero esta pieza es más tardía-medieval en su aproximación a la Crucifixión. Detalle: Un soldado hace una mueca a la Virgen María. Los cuerpos de los ladrones están dolorosamente contorsionados, y el soldado a los pies de la cruz agrega un toque espantoso que retuerce la boca en señal de burla del desmayo de la Virgen María. El soldado con las manos levantadas puede ser otro burlador o el centurión que dijo: «Seguramente este era el Hijo de Dios». Este último usualmente se representa apuntando a Jesús con una sola mano.
1780, Cristo crucificado de Francisco de Goya y Lucientes en el Museo del Prado (Madrid)
Óleo sobre lienzo, 255 x 154 cm. La figura de Cristo continúa la piadosa tradición de la pintura española del siglo XVII, pero también el concepto clásico de belleza difundido en España por Mengs y Bayeu. Además Goya suaviza los factores más sangrientos y dramáticos del asunto, resaltando la belleza del cuerpo desnudo. Presentada a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en mayo de 1780, el pintor alcanzó con esta obra el rango de académico de mérito. Fue enviada, en 1785, a la iglesia del convento franciscano de San Francisco el Grande, cuya decoración impulsó el rey Carlos III.