Cuando la veo se dirige
a la parada del autobús. Siempre.

Es rubia, es joven y bonita
y puede que dulce.
Es demasiado poco
para decir nada.

Atrapada en una fórmula de varias incógnitas
sonríe para sí misma.
Atesora un brillante falso en el anillo
de su mano derecha y una turbia mirada desconcertante.

Nos separan
tiempos ajenos
direcciones diferentes
y también esta fugaz intersección de cada mañana.
Nos separan infinitos
escombros y bisuterías.

 

de El libro de las tentativas
(otros poemas de El libro de las tentativas)

Cuando la veo se dirige de El libro de las tentativas