Discurso pronunciado en la Northern Negro Grass Roots Leadership Conference el 10 de noviembre de 1963

Mensaje a las bases

Discurso pronunciado por Malcolm X el 10 de noviembre de 1963, en una reunión de la Conferencia Norteña de Líderes de Base Negros (Northern Negro Grass Roots Leadership Conference) en la iglesia King Solomon Baptist Church en Detroit.

«… Queremos hablar clara y directamente en un lenguaje que todo el mundo pueda entender con facilidad. Todos hemos estado de acuerdo esta noche en que Estados Unidos tiene un problema muy serio. El problema que tiene Estados Unidos somos nosotros. Nosotros somos su problema. …

Así es, somos gente negra, los llamados negros; ciudadanos de segunda, ex-esclavos, Tú no eres más que un esclavo, no te gusta que te lo digan. Pero ¿qué otra cosa eres?, eres un ex-esclavo. No llegaste en el buque Mayflower, llegaste en un barco de esclavos. Encadenado como un caballo o una vaca o una gallina. Y los que llegaron en el Mayflower son los que te trajeron aquí. Te trajeron los llamados peregrinos o padres fundadores de la patria. Ellos fueron los que te trajeron.

… Para entenderlo tienes que recordar lo que este joven hermano decía sobre el negro doméstico y el negro del campo en los tiempos de la esclavitud. Había dos clases de esclavos: el negro doméstico y el negro del campo. Los negros domésticos vivían en la casa del amo, vestían bastante bien, comían bien porque comían de su comida. las sobras que él dejaba. Vivían en el sótano o en el desván, pero vivían cerca del amo y querían al amo más de lo que el amo se quería a sí mismo. Daban la vida por salvar la casa del amo, y más prestos que el propio amo. Si el amo decía. “Buena casa la nuestra “, el negro doméstico decía: “Sí, buena casa la nuestra”. Cada vez que el amo decía “nosotros “, él decía “nosotros “. Así puedes identificar al negro doméstico.

Si la casa del amo se incendiaba, el negro doméstico luchaba con más denuedo que el propio amo por apagar el fuego. Si el amo se enfermaba, el negro doméstico le decía: “¿Qué pasa, amo? ¿Estamos enfermos?” ¡Estamos enfermos! Se identificaba con el amo más de lo que el propio amo se identificaba consigo mismo. Y si tú le decías al negro doméstico: “Vamos a escaparnos “, el negro doméstico te miraba y te decía: “Hombre, estás loco, ¿ qué es eso de separarnos (del blanco)?, ¿ dónde hay mejor casa que ésta?, dónde voy a encontrar mejor ropa que ésta?, ¿dónde puedo comer mejor comida que ésta?” Ese era el negro doméstico.

En aquellos tiempos lo llamaban “nigger[1] doméstico”. Y así los llamamos ahora, porque todavía tenemos unos cuantos niggers domésticos por ahí.

Este negro doméstico moderno quiere a su amo. Quiere vivir cerca de él. Está dispuesto a pagar tres veces el precio verdadero de una casa con tal de vivir cerca de su amo. Para luego alardear. “Yo soy el único negro aquí. Soy el único en mi trabajo. Soy el único en esta escuela “, ¡No eres más que un negro doméstico! Y si viene alguien ahora mismo y te dice. “Vamos a separarnos “, le dices lo mismo que decía el negro doméstico en la plantación: “, Qué es eso de separarnos “¿De Estados Unidos, de este hombre blanco tan bueno?, ¿dónde vas a conseguir mejor trabajo que el de aquí?” Eso es lo que dices, ¿ no es cierto? “No dejé nada en África “, eso es lo que dices. ¡Sí, dejaste los sesos en África, hombre!

En esa misma plantación estaba el negro que laboraba los campos. Los negros del campo. Ellos eran las masas. Siempre había más negros en los campos que en la casa. El negro del campo vivía en un infierno, comía sobras. En la casa del amo se comía carne de puerco de la buena. Al negro del campo no le tocaba más que lo que sobraba de los intestinos del puerco. Hoy en día eso se llama “menudillos “. En aquellos tiempos lo llamaban por su nombre: ‘tripas’. Eso es lo que eres: ‘come tripas’. Y algunos de ustedes todavía son come tripas.

Al negro del campo lo apaleaban desde la mañana hasta la noche; vivía en una choza, en una casucha, usaba ropa vieja de desecho. Odiaba al amo. Digo que odiaba al amo. Era inteligente. El negro doméstico quería al amo. Pero aquél negro del campo, recuerden que era la mayoría, y odiaba al amo. Si ibas con el negro del campo y le decías:

“Vamos a escaparnos, vámonos de aquí”, el no preguntaba: “A dónde vamos?” sólo decía:

“Cualquier lugar es mejor que este”. Actualmente tenemos negros del campo en Estados Unidos. Yo soy un negro del campo. Las masas son negros del campo. …

Igual que el amo de aquellos tiempos usaba a Tom -al negro doméstico- para mantener a raya a los negros del campo, el mismo viejo amo tiene hoy a negros que son mas que tíos Tom modernos, tíos Tom del Siglo XX, para mantenernos a raya a tí y a mí, para tenernos controlados, mantenernos pasivos, pacíficos, no violentos…».

 

[1] Término racista, despectivo de negro.

 

Discurso pronunciado el 12 de marzo de 1964 en Nueva York

Discurso pronunciado el 12 de marzo de 1964, en Nueva York, al anunciar la creación de su nueva agrupación, Muslim Mosque, Inc., y cuatro días después de haberse separado de la agrupación Nación del Islam, líderada por Elijah Muhammad.

«… Soy y siempre seré musulmán. Mi religión es el Islam. Todavía creo que el análisis hecho por el señor Muhammad sobre el problema es el más realista, y que su solución es la mejor. Esto significa que yo también creo que la mejor solución es la separación total, que nuestro pueblo regrese a casa, a nuestra propia patria africana.

Pero nuestro retorno a África es un programa a largo plazo, y mientras no se realice, 22 millones de nuestra gente -que aún se encuentran aquí en Estados Unidos- necesitan mejor comida, ropa, vivienda, educación y empleos ahora mismo. …

Divergencias internas en el seno de la Nación del Islam me obligaron a separarme. No lo hice voluntariamente. Pero ya que ha sucedido, pretendo sacarle el mayor provecho posible. Ahora que tengo más independencia de acción, me propongo emplear un método de trabajo más flexible y trabajar con otra gente para hallarle una solución a este problema.

No pretendo ser un hombre divino, pero creo en la orientación divina, en el poder divino y en el cumplimiento de la profecía divina. No soy un hombre instruido, ni soy un especialista en ningún campo en particular, pero son sincero, y mi sinceridad es mi credencial.

… Voy a organizar y dirigir una nueva mezquita en la ciudad de Nueva York, conocida como la Mezquita Musulmana, Inc. Esto nos da una base religiosa y la fuerza espiritual necesaria para librar a nuestro pueblo de los vicios que destruyen la moral de nuestra comunidad.

… Mucha de nuestra gente no es religiosa, de manera que la Mezquita Musulmana, Inc., estará organizada de tal modo que pueda abarcar la participación activa de todos los negros en nuestros programas políticos, económicos y sociales, independientemente de sus creencias religiosas o no religiosas.

… No puede haber unidad entre negros y blancos hasta que no haya primero unidad entre los negros. No puede haber solidaridad entre los trabajadores hasta que no haya primero solidaridad racial. No podemos pensar en unirnos a otra gente hasta que primero no nos hayamos unido nosotros mismos. No podemos ni pensar en ser aceptables para los demás hasta que primero no hayamos demostrado que somos aceptables para nosotros mismos. Uno no puede unir plátanos con hojas sueltas.

… Debemos ser pacíficos y respetar la ley, pero ha llegado la hora de que el negro norteamericano luche en defensa propia siempre y donde quiera que sea atacado injusta e ilegalmente.

Si el gobierno considera que hago mal en decir esto, entonces tiene que empezar a desempeñar sus propias responsabilidades».

Discurso "El voto o la bala" pronunciado en Cleveland el 3 de abril de 1964

“Antes de tratar de explicar qué se entiende por el voto o la bala, me gustaría aclarar algo sobre mí mismo. Sigo siendo un musulmán, y mi religión sigue siendo el islam. Esa es mi creencia personal. […]

Pero aunque sigo siendo un musulmán, sin embargo, no estoy aquí esta noche para hablar de mi religión, ni para tratar de cambiar la suya. No vine para discutir ni polemizar sobre ninguna de las cosas sobre las que diferimos, porque ya es hora de superar nuestras diferencias y darnos cuenta de que es mejor para nosotros ver primero que tenemos el mismo problema, un problema común que te hace vivir en un infierno, lo mismo si eres bautista que si eres metodista o musulmán o nacionalista. Ya sea que seas educado o analfabeto, si vives en el bulevar o en el callejón, vas a sentirte en el infierno al igual que yo. Todos estamos metidos en el mismo barco, y a todos nos harán vivir en el mismo infierno, el mismo hombre blanco. Todos nosotros hemos sufrido aquí, en este país, la opresión política de manos del blanco, la explotación económica de manos del blanco y la degradación social de manos del blanco.

Ahora bien, el hecho que hablemos así no quiere decir que seamos antiblancos, pero sí quiere decir que somos antiexplotación, que somos antidegradación, que somos antiopresión. […]

En 1964 hay que escoger entre una cosa y la otra. No es que se acaba el tiempo ¡el tiempo se ha acabado!

1964 amenaza con ser el año más explosivo que Estados Unidos haya presenciado jamás. El año más explosivo. ¿Por qué? También es un año político. Es el año en que todos los políticos blancos volverán a meterse en la llamada comunidad de la gente de color para engañarnos y sacarnos unos cuantos votos. El año en que todos los bribones políticos blancos volverán a meterse en la llamada comunidad de gente de color con sus falsas promesas, alimentando nuestras esperanzas para luego defraudarlas con sus trucos y sus traiciones, con promesas falsas que no tienen intención de cumplir. Mientras ellos alimentan el descontento, todo esto solo puede conducirnos a una cosa: una explosión, y ahora tenemos ya en la vida norteamericana de nuestros días al tipo de hombre negro en la escena en los Estados Unidos de hoy –lo siento, hermano Lomax– que no tiene ninguna intención de seguir poniendo su otra mejilla por más tiempo. […]

Bueno, yo no creo en eso de engañarse uno a sí mismo. No me voy a sentar a tu mesa con el plato vacío para verte comer y decir que soy un comensal. Si yo no pruebo lo que hay en ese plato, sentarme a la mesa no hará de mí un comensal. Estar aquí en los Estados Unidos no nos hace norteamericanos. Haber nacido aquí en Estados Unidos no te hace un norteamericano, porque si el nacimiento nos hiciera norteamericanos, no se necesitaría de ninguna legislación, de ninguna enmienda de la Constitución ni tampoco tendría que enfrentarse con los obstruccionistas de los derechos civiles, ahora mismo, en Washington D.C. No hay que promulgar leyes de derechos civiles para hacer norteamericano a un polaco.

¡No! Yo no soy norteamericano. Yo soy uno de las 22 millones de las personas negras que son víctimas de los estadounidenses. Uno de los 22 millones de negros que son las víctimas de la democracia; nada más que hipocresía disfrazada. Por lo tanto, yo no estoy aquí hablando con usted como un norteamericano o como un patriota que saluda o hace ondear su bandera. ¡No!… ¡No!… Yo estoy aquí hablando como una víctima de este sistema americano. Veo a Estados Unidos de Norteamérica a través de los ojos de la víctima y no veo ningún sueño americano; sino una pesadilla americana. […]

Fue el voto del negro el que instaló a la nueva administración en Washington D.C. El voto de ustedes, el voto estúpido, el voto ignorante, el voto malgastado de ustedes fue el que instaló en Washington D. C. una administración que ha promulgado toda clase de leyes imaginables, dejándote al último, y que encima de todo es obstruccionista a la aprobación de la ley de derechos civiles. Y los líderes de ustedes y los míos tienen la osadía de andar correteando y aplaudiendo por ahí y de decir cuántos progresos estamos realizando. Y qué buen presidente tenemos. Si él no fue bueno en Texas, no puede ser bueno en Washington D.C., porque Texas es un estado de linchamiento. Está en la misma línea que Mississippi, sin ninguna diferencia; solo que en Texas te linchan con acento tejano y los otros con acento de Mississippi. Y estos líderes negros tienen la audacia de ir a tomar un café en la Casa Blanca con un tejano, con un blanco racista del Sur –eso es todo lo que él es– para luego venir a decirles a usted y a mí que este, como es del Sur, va a ser mejor con nosotros porque sabe cómo tratar a los sureños. ¿Qué clase de lógica es esa? […]

De manera que ya es hora de despertar en 1964. Y cuando los vean venir con esa clase de conspiraciones, háganles saber que tienes los ojos abiertos. Y háganles saber que también hay otra cosa que también está bien abierta. Tiene que ser el voto o la bala. El voto o la bala. Si usted tiene miedo de usar una expresión así, usted debería salir fuera del país, volver a la plantación de algodón o meterse al callejón. Ellos reciben todos los votos negros y, después que los reciben, el negro no recibe nada a cambio. Todo lo que hicieron cuando lograron llegar a Washington fue darles grandes empleos a unos cuantos grandes negros. Esos grandes negros no necesitaban grandes empleos, ya tenían trabajo. Eso es un camuflaje, eso es un truco, eso es una traición, un teatro. No estoy tratando de derribar a los demócratas en favor de los republicanos; a estos ya llegaremos dentro de un minuto. Pero es verdad: ustedes ponen a los demócratas en primer lugar y ellos los ponen en el último a ustedes. […]

Conque ¿qué rumbo seguimos de aquí en adelante? Primero, necesitamos unos cuantos amigos. Necesitamos unos cuantos aliados nuevos. Toda la lucha por los derechos civiles necesita una nueva interpretación, una interpretación más amplia. Necesitamos contemplar este asunto de los derechos civiles desde otro ángulo, tanto desde adentro como desde afuera. Para aquellos de nosotros cuya filosofía sea la del nacionalismo negro, la única manera de meterse en la lucha por los derechos civiles será darle una nueva interpretación. La vieja interpretación nos excluía a nosotros. Nos dejaba afuera. Por eso le estamos dando una nueva interpretación que nos permita entrar en ella, tomar parte en ella. Y a estos Tíos Tom que han estado actuando con evasivas, claudicaciones y componendas no los vamos a dejar que sigan con sus evasivas, con sus claudicaciones ni con sus componendas. […]

Y ahora se enfrentan ustedes a una situación en que el joven negro está apareciendo. Y este no quiere oír hablar de ese asunto de “dar la otra mejilla”. ¡No!… En Jacksonville –y eran adolescentes– estaban arrojando cócteles Molotov. Los negros nunca lo habían hecho antes. Pero eso demuestra que hay algo nuevo entrando en la escena. Hay una nueva manera de pensar entrando en escena. Serán los cócteles Molotov este mes, las granadas de mano el mes que viene y otra cosa el mes siguiente. Será la bala o será el voto. Será libertad o será la muerte. La única diferencia es que esta clase de muerte será recíproca. […]

Esa es nuestra inversión. Esa es nuestra contribución: nuestra sangre. No solo dimos gratis nuestro trabajo: dimos nuestra sangre. Cada vez que había un llamado a las armas, éramos los negros los primeros en vestir el uniforme. Moríamos en todos los campos de batalla del blanco. Hemos hecho un sacrificio mayor que el de cualquier otro que viva actualmente en Estados Unidos. Hemos hecho una contribución mayor y hemos cobrado menos. Para aquellos de nosotros cuya filosofía es el nacionalismo negro, los derechos civiles quieren decir: “Dénnoslo ahora. No esperen el año que viene. Dénnoslo ayer y todavía no será bastante rápido”.

Podría hacer un alto aquí mismo para señalarles una cosa. Siempre que uno ande detrás de algo que le pertenezca, el que lo prive a uno del derecho a tenerlo es un criminal. Entiendan eso. Siempre que anden detrás de algo que sea de ustedes, están en su derecho legal de reclamarlo. Y el que por cualquier medio intente privarlos de lo que es de ustedes, está violando la ley, es un criminal. Y eso lo señaló la decisión de la Corte Suprema. Puso fuera de la ley la segregación. Y eso significa que la segregación va contra la ley. Y eso quiere decir que un segregacionista está violando la ley. Un segregacionista es un criminal. No se le puede aplicar ningún otro calificativo sino ese. Y cuando hacen una manifestación contra la segregación, la ley está de parte de ustedes. La Corte Suprema está de parte de ustedes.

Ahora bien, ¿quién es el que se opone a la aplicación de la ley? El propio Departamento de Policía. Con perros policías y con garrotes. Siempre que ustedes estén manifestando contra la segregación, ya se trate de la enseñanza segregada, de la vivienda segregada o de cualquier otra cosa, la ley estará de parte suya, y el que se les ponga en el camino deja de ser la ley. Está violando la ley, no es representativo de la ley. Siempre que ustedes estén manifestando contra la segregación y un hombre tenga la osadía de echarles encima a un perro policía, maten a ese perro, mátenlo, les digo que maten a ese perro. Se lo digo aunque mañana me cueste la cárcel: maten a ese perro. Entonces le pondrán punto final a este asunto. Ahora, si estos blancos que están aquí no quieren ver esa clase de acción, que vayan y le digan al alcalde que le diga al Departamento de Policía que encierre a los perros. Eso es todo lo que tienen que hacer. Si no lo hacen ellos, lo hará otro. […]

Cuando empezamos a adentrarnos en este terreno necesitamos nuevos amigos, necesitamos nuevos aliados. Necesitamos ampliar la lucha por los derechos civiles llevándola a niveles más altos: al nivel de los derechos humanos. Mientras estén enfrascados en una lucha por derechos civiles, sépanlo, se estarán limitando a la jurisdicción del Tío Sam. Nadie del mundo exterior puede manifestarse en favor de ustedes mientras su lucha sea una lucha por derechos civiles. Los derechos civiles son parte de los asuntos internos de este país. Ninguno de nuestros hermanos africanos ni de nuestros hermanos asiáticos ni de nuestros hermanos latinoamericanos puede abrir la boca para interferir en los asuntos internos de Estados Unidos. Mientras se trate de derechos civiles, estos caerán bajo jurisdicción del Tío Sam. […]

La gente de piel oscura está despertando. Le están perdiendo el miedo al blanco. No está ganando en ninguno de los lugares donde está peleando ahora. Dondequiera que está peleando lo hace contra hombres de nuestro color, de nuestra complexión. Y esos hombres lo están derrotando. Ya no puede seguir ganando. Ya ganó su última batalla. No pudo ganar la guerra de Corea. No la pudo ganar. Tuvo que firmar una tregua. Eso es una derrota. Siempre que al Tío Sam, con toda su maquinaria bélica, lo obligan unos comedores de arroz a hacer una tregua, es que ha perdido la batalla. Tuvo que firmar la tregua. Se supone que Estados Unidos no firme tregua alguna. Se supone que Estados Unidos sea bravo. Pero ya no es bravo. Es bravo mientras puede usar su bomba de hidrógeno, pero no puede usar las suyas por temor de que Rusia use también las suyas. Rusia no puede usar las suyas, pues teme que el Tío Sam también use las suyas. De manera que están los dos desarmados. No pueden usar el arma, pues el arma que cada uno de ellos tiene anula la del otro. Así que donde únicamente puede desarrollarse la acción es en tierra y el blanco ya no puede ganar otra guerra en la tierra. Aquellos días ya pasaron. El negro lo sabe, el moreno lo sabe, el cobrizo lo sabe, el amarillo lo sabe. Por eso le hacen frente en guerra de guerrillas. Ese no es el estilo de él. Hay que tener coraje para ser guerrillero y él no tiene coraje. […]

Queremos escuchar nuevas ideas y nuevas soluciones y nuevas respuestas. Y en ese momento, si nos parece conveniente organizar un partido nacionalista negro, organizaremos un partido nacionalista negro. Si es necesario organizar un ejército nacionalista negro, organizaremos un ejército nacionalista negro. Será el voto o la bala. Será la libertad o será la muerte”.

Discurso "Extremismo y libertad" pronunciado en el Reino Unido en diciembre de 1964

Extremismo y libertad

«Siempre que uno vive en una sociedad que supuestamente se basa en la ley, y no hace cumplir su propia ley porque sucede que el color de la piel de un hombre es el equivocado, entonces yo digo que se justifica que ese pueblo recurra a los medios que sean necesarios para lograr justicia donde el gobierno no les puede dar justicia.

No creo en el extremismo injustificado de ningún tipo. Sin embargo, creo que cuando un hombre ejerce el extremismo, cuando un ser humano ejerce el extremismo en defensa de la libertad de seres humanos, eso no es un defecto. Y cuando alguien es moderado al ir en busca de la justicia para los seres humanos, yo digo que es un pecador.

Y podría añadir, en conclusión: América es en realidad uno de los mejores ejemplos –si uno lee su historia– del extremismo. El viejo Patrick Henry dijo: «¡Libertad o muerte!» Eso es extremo, muy extremo.

Leí una vez, de pasada, acerca de un hombre llamado Shakespeare. Sólo leí acerca de él de pasada, pero recuerdo algo que escribió que me conmovió. Lo puso, creo, en boca de Hamlet, quien dijo: «Ser o no ser» -sentía dudas sobre algo-. «Si es más noble en la mente del hombre sufrir los golpes y flechas de una fortuna atroz» -la moderación- «o alzarse en armas contra un mar de dificultades y, al enfrentarlas, darles fin».

Eso sí me gusta. Si uno se alza en armas, le pone fin a eso. Pero si uno se queda sentado esperando a que quien está en el poder decida si le va a poner fin, entonces se va a quedar esperando por un largo rato.

Y en mi opinión la joven generación de blancos, negros, morenos y demás… ustedes están viviendo en una época de extremismo, una época de revolución, una época en la que tiene que haber cambios. La gente que está en el poder ha abusado de él, y ahora tiene que haber un cambio y hay que construir un mundo mejor, y la única forma en que se va a construir es con métodos extremos.

Por mi parte, me voy a unir a quien sea; no me importa del color que seas, siempre que quieras cambiar las condiciones miserables que existen en esta Tierra.

Gracias».

Discursos de Malcolm X