Discurso en memoria de Norman Bethune pronunciado el 21 de diciembre de 1939
«El camarada Norman Bethune (1) era miembro del Partido Comunista de Canadá. Tenía unos cincuenta años cuando, enviado por los partidos comunistas del Canadá y Estados Unidos, vino a China, recorriendo miles de kilómetros, para ayudarnos en nuestra guerra de Resistencia contra. el Japón. Llegó a Venán en la primavera del año pasado; luego fue a trabajar en las montañas Wutai, y, para nuestra congoja, ofrendó su vida en su puesto. ¿Qué espíritu impulsa a un extranjero a entregarse sin ningún móvil personal a la causa de la liberación del pueblo chino como a la suya propia? El espíritu del internacionalismo, el espíritu del comunismo, del cual todos los comunistas chinos debemos aprender. El leninismo enseña que la
revolución mundial sólo puede triunfar si el proletariado de los países capitalistas apoya la lucha liberadora de los pueblos coloniales y semicoloniales y si el proletariado de las colonias y semicolonias apoya la lucha liberadora del proletariado de los
países capitalistas (2). El camarada Bethune puso en práctica esta línea leninista. Los comunistas chinos también debemos atenernos a esta línea en nuestra práctica. Debemos unirnos con el proletariado de todos los países capitalistas, con el proletariado del Japón, Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Italia y demás países capitalistas; sólo así se podrá derrocar al imperialismo y alcanzar la liberación de nuestra nación y nuestro pueblo y de las otras naciones y pueblos del mundo. Este es nuestro internacionalismo, el internacionalismo que oponemos al nacionalismo estrecho y al patriotismo estrecho.
El espíritu del camarada Bethune de total dedicación a los demás sin la menor preocupación de sí mismo, se expresaba en su infinito sentido de responsabilidad en el trabajo y en su infinito cariño por los camaradas y el pueblo. Cada comunista debe seguir su ejemplo. No pocas personas se muestran irresponsables en su trabajo, prefieren lo liviano a lo pesado, dejan las cargas pesadas a otros y escogen para sí las Uvianas. En cada ocasión, piensan en sí mismas antes que en los demás. Cuando llegan a hacer alguna pequeña contribución, se hinchan de orgullo y la pregonan temiendo que alguien quede sin saberlo. No sienten cariño por los camaradas y el pueblo, y los tr&tan con frialdad, indiferencia y apatía. En realidad, esas personas no son comunistas, o, al menos, no pueden ser consideradas como verdaderos comunistas. Ninguno de los que regresaban del frente, cuando se hablaba de Bethune, dejaba de expresar admiración por él y de mostrarse conmovido por su espíritu. En
la región fronteriza de Shansi-Chajar-Jobei, de los soldados o civiles que fueron tratados por el Dr. Bethune o que lo vieron trabajar, ninguno dejó de conmoverse. Todos los comunistas deben aprender de este auténtico espíritu comunista del camarada Bethune.
El camarada Bethune era médico. Dedicado al arte de curar, perfeccionaba constantemente sU técnica. Se distinguía por su maestría en el servicio médico del VIII Ejército. Su ejemplo es una excelente lección para aquellos que quieren cambiar de
trabajo al ver otro nuevo y para aquellos que menosprecian el trabajo técnico considerándolo sin importancia ni futuro. El camarada Bethune y yo estuvimos juntos en una sola ocasión. Posteriormente, me escribió muchas veces. Pero como
yo estaba muy ocupado, sólo ·le escribí una carta y no sé si la recibió. Me siento profundamente apenado por su desaparición. Ahora todos rendimos homenaje a su memoria, lo que muestra cuán hondamente su espíritu inspira a cada uno de nosotros.
Todos debemos aprender de su desinterés absoluto. Quien posea este espíritu puede ser muy útil al ¡pueblo. La capacidad de un hombre puede ser grande o pequeña, pero basta con que tenga este espíritu para ser hombre de elevados sentimientos, hombre íntegro y virtuoso, hombre desprovisto de intereses triviales, hombre de provecho para el pueblo».
Notas:
(1) Norman Bethune fue un célebre cirujano. En 1936,cuando los fascistas alemanes e italianos Intervinieron en España, se dirigió al frente a servir al pueblo español antifasclsta. A comienzos de 1938,después de estallar en China la Guerra de Resistencia contra el Japón, vino a nuestro país encabezando un grupo médico. Llegó a Yenán en marzo-abril de ese año, y al poco tiempo partió para la región fronterizá de Shansl-Chajar_Jobei. Imbuido de un elevado espíritu internacIonalista y de una abnegación absoluta, trabajó durante casi dos años, sirviendo a los soldados heridos y enfermos del VIII Ejército. Mientras practicaba una operación de urgencia, contrajo una infección y, frustrados todos los esfuerzos por salvarlo, falleció de septicemia el 12 de noviembre de 1939 en el distrito de Tangsien, provincia de Jobei.
(2) Véase J. Stalin, Sobre los Fundamentos del Leninismo, parte VI, «La cuestión nacional»,
Fuente | «La Guardia Roja conquista China» (1968) de Róbinson Rojas
Discurso El viejo tonto que removió las montañas pronunciado en el VII Congreso Nacional del Partido Comunista de China el 11 de junio de 1945
«Hemos celebrado un congreso muy fructífero. Hemos hecho tres cosas. Primera, determinamos la línea de nuestro Partido, que consiste en movilizarse audazmente a las masas y robustecer las fuerzas populares de manera que, bajo la dirección del Partido, derroten a los agresores japoneses, consigan la liberación de todo el pueblo y construyan una China de nueva democracia. Segunda, aprobamos los nuevos Estatutos del Partido. Tercera, elegimos el organismo dirigente del Partido: el Comité Central. De ahora en adelante, nuestra tarea es dirigir a todo el Partido en la aplicación de su línea. El nuestro es un congreso de victoria, un congreso de unidad. Los delegados han formulado excelentes observaciones sobre los tres informes. Muchos
camaradas se han hecho autocrítica; partiendo del afán de unidad, se ha logrado la unidad mediante la autocrítica. Este Congreso es un modelo de unidad, de autocrítica y de democracia interna del Partido.
Clausurado el Congreso, muchos camaradas regresarán a sus puestos de trabajo o partirán para los diversos frentes de batalla. Camaradas, dondequiera que ustedes vayan, ‘deben difundir la línea del Congreso y, por intermedio de los militantes del Partido, explicarla a las grandes masas populares. Al divulgar la línea del Congreso, nos proponemos infundir a todo el Partido y a todo el pueblo la convicción de que la revolución triunfará. Nos proponemos ante todo elevar la conciencia política de la vanguardia, de modo que sea resuelta, desafíe los sacrificios y supere todas las dificultades para conquistar 1&victoria. Pero, esto no basta; también debemos despertar la conciencia política de las amplias masas populares de todo el país para que, voluntariamente y de buen grado, luchen junto con nosotros por la victoria. Debemos inflamar a todo el pueblo con la convicción de que China pertenece al pueblo chino y no a los reaccionarios. Hay una antigua fábula china llamada «El Viejo Tonto que removió las montañas». Cuenta que hace mucho tiempo vivía en el norte de China un anciano conocido como el Viejo Tonto de las montañas del norte. Su casa miraba al sur y frente a ella, obstruyendo la pasad&, se alzaban dos grandes montañas: Taijang y Wangwu. El Viejo Tonto decidió llevar a sus hijos a remover con azadones l&s dos montañas. otro anciano, conocido como el Viejo Sabio, los vio y dijo riéndose: «¡Qué tontería! Es absolutamente imposible que vosotros, tan poca gente, logréis remover montañas tan grandes».
El Viejo Tonto respondió: «Después que yo muera, seguirán mis hijos; cuando ellos mueran, quedarán mis nietos, y luego sus hijos Y los hijos de sus hijos, y así indefinidamente. Aunque son muy altas, estas montañas no crecen, y cada pedazo que les sacamos las hace más pequeñas. ¿Por qué no vamos a poder removerlas?». Después de refutar la idea errónea del Viejo Sabio, siguió cavando día tras día, sin cejar en su decisión. Dios, conmovido ante esto, envió a la tierra dos ángeles, que se llevaron a cuestas ambas montañas. Hoy, sobre el pueblo chino pesen también dos grandes montañas, una se llama imperialismo y la otra, feudalismo. El Partido Comunista de China hace tiempo que decidió eliminarlas. Debemos perseverar en nuestra decisión y trabajar sin cesar; también conmoveremos a Dios. Nuestro Dios no es otro que las masas populares de China. Si ellos se alzan y cavan junto con nosotros, ¿por qué no vamos a poder eliminar esas montañas?
Ayer, durante una conversación Con dos norteamericanos que regresaban a Estados Unidos, dije que el Gobierno yanqui trata de socavar nuestra causa yeso no lo toleraremos. Nos oponemos a la política del Gobierno norteamericano de apoyar a Chiang Kai-shek contra los comunistas. Pero, debemos establecer una distinción, primero, entre el pueblo de Estados Unidos y su Gobierno, y, segundo, dentro de ese Gobierno, entre los que determinan la política y los funcionarios en general. Dij e a estos dos norteamericanos: «Comuniquen a los fabricantes de la política de su Gobierno que nosotros les prohibimos entrar en ls.s regiones liberadas porque su política es apoyar a Chiang Kaishek contra los comunistas, y nosotros no les tenemos confianza. Si su propósito es combatir al Japón, pueden venir a las regiones liberadas, pero antes hay que llegar a un acuerdo. No les permitiremos andar husmeando por donde se les antoje. Dado que Patrick J. Hurley se declaró públicamente contra la cooperación con el Partido Comunista de China, ¿para qué desean ustedes venir y merodear en nuestras regiones liberadas?».
La política del Gobierno yanqui de apoyar a Chiang Kaishek contra los comunistas revela lo desenfrenada que es la reacción norteamericana. Pero todo intento de los reaccionarios, chinos o extranjeros, para impedir la victoria del pueblo chino, está condenado al fracaso. Las fuerzas democráticas constituyen la» corriente principal en el mundo actual, mientras que la reacción antidemocrática es sólo una contracorriente. Esta contracorriente reaccionaria intenta predominar sobre la corriente principal de independencia nacional y de democracia popular, pero jamás pasará a ser corriente principal. Actualmente existen aún en el viejo mundo tres contradicciones fundamentales, que hace ya mucho tiempo señaló Stalin: La primera, entre el proletariado y la burguesía dentro de los países imperialistas; la segunda, entre las diversas potencias imperialistas y, la tercera, entre los países coloniales y semi coloniales y las metrópolis imperialistas. Estas contradicciones no sólo siguen existiendo sino que se desarrollan tornándose más agudas y amplias. y a consecuencia de .su existencia y desarrollo, llegará el día en que sea barrida la contracorriente reaccionaria antisoviética, anticomunista y antidemocrática, que hoy todavía existe.
En este momento se celebran dos congresos en China, el VI Congreso del Kuomintang y el VII Congreso del Partido Comunista. Ellos tienen objetivos diametralmente opuestos: uno pretende aniquilar al Partido Comunista y demás fuerzas democráticas de China y así sumergir a nuestro país en las tinieblas; el otro aspira a derrotar el imperialismo japonés y sus lacayos, las fuerzas feudales chinas, construir una China de nueva democracia y así conducir a nuestro país hacia la luz. Estas dos líneas luchan entre sí. Tenemos la firme convicción de que, dirigido por el Partido Comunista de China y guiado por la línea de su VII Congreso, el pueblo chino alcanzará la victoria total, mientras que la línea contrarrevolucionaria del Kuomintang fracasará».
Fuente | «La Guardia Roja conquista China» (1968) de Róbinson Rojas
Discurso El pueblo chino se ha puesto en pie pronunciado ante la I Sesión Plenaria de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino el 21 de Septiembre de 1949
«Señores delegados: Se inaugura ahora la Conferencia Consultiva Política, tan ansiosamente esperada por el pueblo de todo el país.
Nuestra conferencia reúne a más de seiscientos delegados, que representan a todos los partidos democráticos y organizaciones populares, al Ejército Popular de Liberación, a las diversas regiones y nacionalidades del país, así como a los chinos de ultramar. Esto pone de manifiesto que la nuestra es una reunión de gran unidad de todo el pueblo.
Esta gran unidad la hemos alcanzado gracias a nuestra victoria sobre el reaccionario gobierno del Kuomintang, sostenido por el imperialismo norteamericano. En algo más de tres años, el heroico Ejército Popular de Liberación de China, un ejército como pocos en el mundo, ha desbaratado todas las ofensivas del ejército de varios millones de soldados del reaccionario gobierno kuomintanista, apoyado por los Estados Unidos, y ha pasado a la contraofensiva y a la ofensiva.
En la actualidad, los ejércitos de campaña del Ejército Popular de Liberación, formados por varios millones de hombres, han avanzado hasta lugares próximos a Taiwán, Kuangtung, Kuangsí, Kuichou, Sechuán y Sinchiang, y la gran mayoría del pueblo chino ha logrado su liberación. En poco más de tres años, todo el pueblo, estrechando sus filas y apoyando al Ejército Popular de Liberación, ha luchado contra el enemigo y conquistado la victoria básica. Sobre esta base se celebra la presente Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino.
A ésta la llamamos Conferencia Consultiva Política porque hace cosa de tres años celebrarnos, junto con el Kuomintang de Chiang Kaishek, una reunión que también se llamó Conferencia Consultiva Política1. Sus resultados fueron echados a pique por el Kuomintang de Chiang Kai-shek y sus cómplices, pero la Conferencia dejó un recuerdo imborrable en nuestro pueblo. Puso en evidencia que es imposible realizar, junto con el Kuomintang de Chiang Kai-shek, lacayo del imperialismo, y sus cómplices, ninguna tarea de provecho para el pueblo y que, incluso cuando se sacan forzadamente algunas resoluciones, no se llega a nada, pues tan pronto como se les presenta la oportunidad, ellos las hacen pedazos y desencadenan una despiadada guerra contra el pueblo. El único efecto positivo de esa conferencia fue la profunda educación que dio al pueblo al hacerle comprender que no hay lugar a ningún compromiso con el Kuomintang de Chiang Kai-shek, lacayo del imperialismo, y sus cómplices, y que es preciso optar por una de dos: o derrotar a estos enemigos o dejarse oprimir y matar por ellos, sin que exista otra alternativa. En algo más de tres años, bajo la dirección del Partido Comunista de China, el pueblo chino ha tenido un rápido despertar, se ha organizado y ha formado un frente único de amplitud nacional contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático y contra su representante general, el reaccionario gobierno del Kuomintang y, apoyando la Guerra Popular de Liberación, ha derribado básicamente a ese gobierno, echado abajo la dominación del imperialismo en China y revivido la Conferencia Consultiva Política.
La presente Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino se celebra sobre una base totalmente nueva; es representativa de todo el pueblo y goza de su confianza y apoyo. Por tanto, la Conferencia proclama que ejercerá las funciones y poderes de Asamblea Popular Nacional. Siguiendo su orden del día, elaborará y adoptará la Ley Orgánica de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, la Ley Orgánica del Gobierno Popular Central de la República Popular China y el Programa Común de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino; elegirá el Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino y el Consejo del Gobierno Popular Central de la República Popular China ; adoptará la bandera y el escudo de la
República Popular China; determinará la capital de la República Popular China y adoptará el calendario vigente en la mayor parte del mundo.
Señores delegados: Todos tenemos la convicción de que nuestro trabajo quedará inscrito en la historia de la humanidad y demostrará que el pueblo chino, que constituye una cuarta parte del género humano, ya se ha puesto en pie. Los chinos hemos sido siempre una gran nación valiente y laboriosa, y sólo en los tiempos modernos nos hemos quedado atrás. Este atraso se debió exclusivamente a la opresión y explotación del imperialismo extranjero y de los gobiernos reaccionarios del país. A lo largo de más de un siglo, nuestros antecesores nunca cejaron en sus indomables y tenaces luchas contra los opresores de dentro y de fuera, incluida la Revolución de 1911 dirigida por el Dr. Sun Yat-sen, gran precursor de la revolución china.
Nuestros antecesores nos encomendaron dar término a su empresa inconclusa, y nosotros lo hemos hecho. Hemos forjado nuestra unidad y derrocado a los opresores internos y externos a través de la Guerra Popular de Liberación y la gran revolución del pueblo, y ahora proclamamos la República Popular China. De aquí en adelante, nuestra nación formará parte de la comunidad de naciones amantes de la paz y la libertad. Trabajando con coraje y laboriosidad, creará su propia civilización y bienestar y, al mismo tiempo, promoverá la paz y la libertad en el mundo. Nuestra nación no será más una nación humillada.
Nos hemos puesto en pie. Nuestra revolución se ha ganado la simpatía y la aclamación de las grandes masas populares de todos los países. Tenemos amigos en todo el mundo. Nuestro trabajo revolucionario no ha culminado todavía. La Guerra
Popular de Liberación y el movimiento revolucionario del pueblo siguen avanzando. Debemos continuar nuestros esfuerzos. Los imperialistas y los reaccionarios internos jamás se resignarán a su derrota, y forcejearán hasta el fin. Aun después de establecida la paz y el orden en todo el país, continuarán sus actividades de zapa y provocarán disturbios recurriendo a mil medios; a diario y en todo momento tratarán de montar su restauración en China. Esto es inevitable y está fuera de toda duda; nunca debemos relajar nuestra vigilancia.
Nuestro régimen estatal de dictadura democrática popular es una poderosa arma para preservar las conquistas de la revolución popular y combatir los complots de restauración de los enemigos internos y externos; tenemos que empuñar firmemente esta arma. En el plano internacional, debemos unirnos con todos los países y pueblos amantes de la paz y la libertad, en primer lugar con la Unión Soviética y las Nuevas Democracias, a fin de no estar solos en nuestra lucha por salvaguardar los frutos de la victoria de la revolución popular frente a los complots de restauración de los enemigos internos y externos.
Con tal que perseveremos en la dictadura democrática popular y nos mantengamos unidos con los amigos extranjeros, saldremos siempre victoriosos. La dictadura democrática popular y la unidad con los amigos extranjeros nos permitirán lograr rápidamente éxitos en nuestro trabajo de construcción. Tenemos ante nosotros la tarea de la construcción económica a escala nacional. Disponemos de excelentes condiciones: una población de 475 millones y un territorio de 9.600.000 kilómetros
cuadrados. Es cierto que enfrentamos dificultades, muchas dificultades, pero estamos firmemente convencidos de que el pueblo las vencerá todas con su heroica lucha. El pueblo chino posee riquísima experiencia en la superación de dificultades. Si nuestros antecesores y nosotros mismos pudimos atravesar ese largo período de extremas dificultades y derrotar a las poderosas fuerzas reaccionarias tanto internas como externas, ¿Por qué después de la victoria no vamos a poder construir un país próspero y floreciente? Siempre que mantengamos nuestro estilo de vida sencilla y lucha dura, permanezcamos unidos y persistamos en la dictadura democrática popular y en la unidad con los amigos extranjeros, podremos lograr rápidamente victorias en el frente económico.
El auge de la construcción económica vendrá necesariamente acompañado de un auge de la construcción en la esfera cultural. Ha terminado la época en que los chinos éramos considerados como incivilizados. Surgiremos ante el mundo como una nación de elevada cultura. Nuestra defensa nacional se consolidará y no permitiremos que ningún imperialista vuelva a invadir nuestro territorio. Debemos conservar y desarrollar nuestras fuerzas armadas populares tomando como base el heroico y fogueado Ejército Popular de Liberación.
Contaremos no sólo con un poderoso ejército de tierra, sino también con una aviación y una marina poderosas.
¡Que tiemblen ante nosotros los reaccionarios internos y externos!
¡Que digan que no valemos para esto, que no valemos para aquello! Mediante tenaces esfuerzos y con pasos seguros, el pueblo chino llegará a su meta.
¡Gloria eterna a los héroes del pueblo caídos en la Guerra Popular de Liberación y en la revolución popular!
¡Aclamemos la victoria de la Guerra Popular de Liberación y de la revolución popular!
¡Aclamemos la fundación de la República Popular China!
¡Pleno éxito a la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino!».
Discurso Servir al pueblo en memoria de Chang Szu-teh pronunciado el 8 de septiembre de 1954
«Nuestro Partido Comunista y el octavo y Nuevo Cuarto Ejércitos dirigidos por nuestro Partido son batallones de la revolución. Estos batallones nuestros están totalmente dedicados a la liberación del pueblo y trabajan por entero en interés del pueblo. El camarada Chang Szu-teh (1) estaba en las filas de estos batallones.
Todos los hombres deben morir, pero la muerte puede variar en su significado. El antiguo escritor chino Szuma Chien dijo: «Aunque la muerte cae sobre todos los hombres por igual, puede ser más pesada que el Monte Tai o más li’vi¡;,na que una pluma» (2). Morir por el pueblo tiene más peso que el Monte Tai, pero trabajar para los fascistas y morir por los explotadores y opresores tiene menos peso que una pluma. El camarada Chang Szu-teh murió por el pueblo, y su muerte tiene, en verdad, más peso que el Monte Tal. Si tenemos defectos, no tenemos miedo a que se señalen y sean criticados, porque nosotros servimos al pueblo. Cualquiera, no importa quién, puede señalar nuestros defectos. Si tiene razón, los corregiremos. Si lo que propone beneficia el pueblo, actuaremos en consonancia. La idea de «mejores soldados y administración más simple» (3) fue propuesta por el señor Li Ting-ming (4), que no es un comunista. El hizo una buena sugerencia que es de beneficio para el pueblo, y la adoptamos. Si, en los intereses del pueblo, persistimos en hacer lo que es correcto y corregir lo que es equivocado, nuestras filas se fortalecerán.
Venimos de todos los rincones del país y nos hemos unido para un objetivo revolucionario común. Y necesitamos la vasta mayoría del pueblo a nuestro lado en el camino hacia este objetivo. Hoy, ya dirigimos regiones de base con una población de 91 millones (5), pero esto no es suficiente; se necesitan más para liberar a toda la nación. En tiempos de dificultad no debemos perder de vista nuestros logros, debemos ver el brillante futuro y debemos levantar nuestro coraje. El pueblo chino está sufriendo; es nuestro deber salvarlo y debemos esforzarnos en la lucha. Allí donde hay lucha, hay sacrificios, y la muerte es cosa corriente. pero, para nosotros, que tenemos la mente puesta en los intereses del pueblo y en los sufrimientos de la gran mayoría, es una muerte digna morir por el pueblo. No obstante, debemos reducir al mínimo los sacrificios innecesarios. Nuestros cuadros deben preocuparse por cada soldado, y todas las personas en las filas revolucionarias deben cuidarse entre sí, deben quererse y ayudarse.
Desde ahora en adelante, cuando alguien de nuestras filas que haya hecho algún trabajo útil muere., sea soldado o cocinero, tendremos una ceremonia fúnebre y una reunión recordatoria en su honor. Esto se convertirá en regla. Y se introducirá también en el pueblo. Cuando alguien muera en una aldea, que se haga. una reunión recordatoria. De esta manera nosotros expresamos nuestro luto por el muerto y unimos a todo el pueblo».
Notas:
(1) El camarada Chang-Szu-teh fue soldado en el Regimiento de Guardias del Comité Central del Partido Comunista Chino. Un miembro del Partido Comunista que sirvió lealmente los intereses del pueblo; se unió a la revolución en 1933,tomó parte en la Larga Marcha y fue herido en acto de servicio. El 5 de septiembre de 1944, cuando hacia carbón en las montañas del distrito de Ansai, al norte de Shensi, murió a consecuencias del súbito derrumbe de un horno.
(2) Szuma Chien, el famoso hombre de letras e historiador chino del siglo segundo A.C., fue autor de Archivos Históricos, una colección de 130 articulos. Esta cita es de su «Respuesta a la Carta de Jen Shao-ching».
(‘3) «Mejores soldados y administración más simple» fue una importante política del Partido Comunista Chino puesta en ejecución durante la Guerra de Resistencia contra el Japón. Consistía en reducir el tamaño de las organizaciones del’ Partido, del gobierno y militares en las zonas de base antijaponesa, eliminando personal y reduciendo especialmente el personal no combatiente y administrativo al mínimo. Esto ayudó a aliviar la carga del puebla y permitió que las fuerzas armadas y las organizaciones del Partido y del Gobierno fueran más flexibles, compactas y eficientes, con el resultado de que estuvieron en mejores condiciones para enfrentar los ataques y bloqueos de los agresores japoneses y los reaccionarios del Kuomintang y alcanzar la victoria final.
(4) Li Ting-ming, un terrateniente progresista del norte de la provincia Shensi, fue una vez elegido vicepresidente del Gobierno de la Región Frorroteriza Shensi-Kansu-Ningsia.
(5) Esta era la población total de la Región Fronteriza Shensi-Kansu-Ningsia y todas las otras regiones liberadas en el norte, centro y sur de China
Fuente | «La Guardia Roja conquista China» (1968) de Róbinson Rojas
Discurso de apertura de la I Sesión de la Asamblea Popular Nacional (primera legislatura) de la República Popular China pronunciado el 15 de septiembre de 1954
«Cuando asumió las riendas del gobierno en 1946, mi padre, Jawaharlal Nehru, declaró la determinación de la India de “mantenerse lejos de los bloques o grupos de poder, alineados uno contra otro, que han conducido en el pasado a guerras mundiales y que pueden nuevamente conducir a desastres en una escala aún mayor.”
Luego, el explicó que de lo contrario “las relaciones exteriores dejan de estar en vuestras manos para estar a cargo de algún otro, hasta el punto y en la medida que no se es independiente… De manera que nuestra política será no sólo mantenernos lejos de los alineamientos, sino también tratar de hacer posible la cooperación amistosa. Nos acercamos al mundo entero sobre la base de la amistad.”
A medida que más países se volvían libres, se incrementaba rápidamente el número de quienes creían en la coexistencia pacífica y deseaban mantenerse al margen de las alianzas militares. Era natural para estos países no-alineados el unirse, no para formar otro bloque sino para alzar las voces de los millones de explotados mediante un movimiento moral y político.
El propio crecimiento en la membresía de nuestro Movimiento -veinticinco en Belgrado, cien hoy- prueba que el no-alineamiento es sentido como una necesidad por un gran número de gente en varios continentes.
Su significancia no debe ser medida por el número de divisiones militares o el de megatones de poder destructivo que comandamos sino por la intensidad con la que deseamos la paz y la libertad, el desarrollo y la justicia internacional.
Otros gobiernos tendrán opiniones contrastadas sobre lo que es correcto y lo que no lo es. Nosotros, los no-alineados hemos elegido la paz, la cual seguramente es la opción correcta e inevitable. Hemos buscado y continuamos buscando la amistad con todos, excepto con los gobiernos que son racistas o amenazan la libertad difícilmente conseguida por otros. El no-alineamiento no es algo vago, ni negativo, ni neutral.
No-alineamiento es independencia nacional y libertad. Sostiene la paz y el evitar la confrontación. Alienta el mantenerse lejos de las alianzas militares. Significa igualdad entre las naciones y la democratización de las relaciones internacionales, económicas y políticas. Quiere la cooperación global para el desarrollo sobre la base del beneficio mutuo. Es una estrategia para el reconocimiento y preservación de la diversidad mundial.
…La humanidad se está balanceando al borde del colapso del sistema económico mundial y de la aniquilación a través de una guerra nuclear. ¿Si ocurrieran estas tragedias, podría alguno de nosotros, grande o chico, rico o pobre, del norte o del sur, de este o del oeste, escapar? Déjennos analizar la crisis económica.
Nosotros los del mundo en desarrollo no tenemos margen de seguridad. Seremos las peores víctimas en cualquier retroceso económico. En este mundo interdependiente, en el que no se puede “mover una flor sin poner en problemas a una estrella”, aún los más influyentes no son inmunes a tales disturbios.
…El desarrollo, la independencia, el desarme y la paz están relacionados estrechamente. ¿Puede haber paz junto a armas nucleares? Sin paz, decía mi padre, todos nuestros sueños de desarrollo se convierten en cenizas. Se ha señalado que nuestros gastos militares mundiales son veinte veces más que el total de asistencia al desarrollo. Cada día, cada hora, se incrementa el tamaño y la letalidad de las armas nucleares. Un misil nuclear cuesta cuatro billones, lo que es más que el producto nacional bruto de 53 países.
La amenaza de la serpiente está difundida. La humanidad observa con miedo aterrador, esperando contra toda esperanza que no atacará. Nunca antes la Tierra ha enfrentado tanta muerte y tanto peligro.
El poder destructivo contenido en almacenes nucleares puede eliminar la vida humana, incluso toda la vida, muchas veces y prevenir su reaparición en el futuro. Es terrorífica por su vivacidad la descripción que hacen de esto los científicos. Sin embargo, algunos estadistas y estrategas actúan como si no hubiera mucha diferencia entre esto y las primeras piezas de artillería.
La carrera armamentista continúa a causa de la búsqueda de poder de algunos hombres, y también a causa de que a su sombra florecen muchas industrias e intereses. Más recientemente, se ha propagado la noción de que son utilizables armas nucleares tácticas en “guerras limitadas”. Poderosos estados propagan la insostenible doctrina de la disuasión. Nuevas áreas son puestas dentro del alcance de los grupos estratégicos, los bloques y alianzas militares. Están siendo establecidas nuevas bases y facilidades. Por esto es que nuestras respuestas deben ser más seguras, más veloces y más cortantes.
El deseo de paz es universal incluso en aquellos países que producen armas nucleares y en aquellos donde son desplegadas. El Movimiento No-Alineado es el mayor movimiento pacifista de la historia. Da la bienvenida a las manifestaciones espontáneas de los pueblos.
Pero los gobiernos persisten en proponer, practicar y seguir los autodenominados intereses estratégicos, esferas de influencia, equilibrio de poder, relaciones tutelares que son una reminiscencia de la antigua teoría del derecho divino.
La paradoja de nuestra época es que en tanto las armas se vuelven crecientemente sofisticadas, las mentes permanecen prisioneras en ideas de tiempos más simples. Técnicamente, la época colonial ha terminado. Pero el deseo de dominar persiste. El neocolonialismo viene envuelto en todo tipo de disfraces -en la tecnología y las comunicaciones, en el comercio y la cultura. Hace falta determinación e integridad para resistirlo.
Hay presiones políticas y económicas intensas. La limitada viabilidad económica, de hecho la propia supervivencia de muchos de los no-alineados, especialmente de aquellos con poca población, está amenazada mediante barreras artificiales. En el comercio, la transferencia de tecnología y el acceso a recursos.
Estará en nuestra habilidad delinear medidas para auxiliar a estas naciones pequeñas a mantener su independencia y no-alineamiento.
Sólo con coexistencia puede haber existencia. Nosotros observamos la no-interferencia y no-intervención como a leyes básicas de la conducta internacional. Sin embargo diferentes formas de intervención, abierta o encubierta, tienen lugar en Asia, en África, en América Latina. Todas son intolerables e inaceptables. La interferencia conduce a la intervención y una intervención frecuentemente trae otra.
Ninguna potencia individual ni grupo de potencias tiene la justificación o autoridad moral para interferir o intervenir de esa manera. Ustedes no pueden condenar una instancia y perdonar la otra. Cada situación tiene sus propios orígenes. Cualesquiera sean, las soluciones deben ser políticas y pacíficas. Todos los estados deben sostener el principio de que la fuerza o la amenaza de fuerza no sea usada contra la integridad territorial o la independencia política de otro estado.
…Nuestros planes para una vida mejor para cada uno de nuestros pueblos depende de la paz mundial y de la reversión de la carrera armamentista. Las negociaciones confinadas a un círculo estrecho de potencias nucleares han hecho poco progreso.
Nosotros somos estados no-nucleares, que queremos a la energía nuclear utilizada solamente para la paz. Pero nosotros también tenemos el derecho a vivir y a ser oídos. En el nombre de la humanidad y en bien de todos nosotros, convoco a las potencias nucleares a dejar de lado el uso de armas nucleares en cualquier circunstancia; suspender todas las armas nucleares, y reanudar las negociaciones por el desarme con la determinación de llegar a un acuerdo.
…El nacionalismo no nos aparta de nuestra común humanidad. Qué maravillosa oportunidad es la nuestra con un conocimiento inmenso y una creciente capacidad. Déjennos alcanzarlo, aunque sea en medio de peligros. La fe en el futuro ha traído a tantos a través de continentes y océanos para encontrarse aquí.
Nosotros estamos aquí porque creemos que las mentes y actitudes pueden y deben ser cambiadas; y la injusticia y el sufrimiento pueden y deben ser disminuidas. Nuestro mundo es pequeño pero hay lugar para todos nosotros para vivir juntos y mejorar la calidad de las vidas de nuestros pueblos en la paz y la belleza».
Discurso pronunciado en una reunión ampliada del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China el 25 de abril de 1956
Sobre diez grandes relaciones
«Durante los últimos meses, el Buró Político del Comité Central ha escuchado informes de trabajo de treinta y cuatro departamentos centrales de la industria, la agricultura, el transporte, el comercio, las finanzas, etc., y ha advertido en ellos algunos problemas relativos a la edificación socialista y las transformaciones socialistas. Se trata, en síntesis, de diez problemas, de diez grandes relaciones.
Estos diez problemas se plantean teniendo como eje una orientación fundamental: movilizar todos los factores positivos de dentro y de fuera del país para ponerlos al servicio de la causa socialista. En el pasado, a fin de acabar con la dominación del imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático y conseguir la victoria de la revolución democrática popular, seguimos ya la orientación de movilizar todos los factores positivos. Esta es la misma que actualmente seguimos para llevar adelante la revolución socialista y la construcción de un país socialista. Sin embargo, existen en nuestro trabajo algunos problemas que es preciso abordar. Algo que merece especial atención son ciertos defectos y errores existentes en el proceso de la edificación socialista de la Unión Soviética, que últimamente han salido a la luz. ¿Desea uno repetir los recodos que ellos transitaron? En el pasado, pudimos evitar ciertos recodos gracias justamente a que tomamos en cuenta sus experiencias y lecciones, y ahora con mayor razón debemos escarmentar en cabeza ajena.
¿Cuáles son los factores positivos de dentro y de fuera del país? Dentro del país, los obreros y los campesinos constituyen la fuerza fundamental. Las fuerzas intermedias son fuerzas que podemos ganar. En cuanto a las fuerzas reaccionarias, aunque representan un factor negativo, no debemos dejar de hacer un buen trabajo para convertir, hasta donde sea posible, lo negativo en positivo. En el plano internacional, debemos unirnos con todas las fuerzas unibles, trabajar porque se tornen neutrales las que aún no lo son, e incluso disgregar y utilizar fuerzas reaccionarias. En una palabra, debemos movilizar todas las fuerzas, directas e indirectas, en favor de la lucha por transformar a China en un poderoso país socialista.
Abordaré a continuación los diez problemas.
I. LA RELACIÓN DE LA INDUSTRIA PESADA CON LA INDUSTRIA LIGERA Y LA AGRICULTURA
La industria pesada es el sector prioritario en la edificación de nuestro país. Es preciso dar preferencia al desarrollo de la producción de los medios de producción; esto ya está determinado. Sin embargo, ello no implica en absoluto que podamos restar importancia a la producción de medios de subsistencia, sobre todo de cereales. Sin una cantidad suficiente de cereales y de otros artículos de necesidad diaria es imposible, como primera cosa, asegurar la subsistencia de los obreros; en ese caso, ¿de qué desarrollo de la industria pesada podría hablarse? De ahí que sea indispensable tratar correctamente: la relación entre la industria pesada, de un lado, y la industria ligera y la agricultura, del otro.
En el tratamiento de esta relación, no hemos cometido errores de principio; hemos trabajado mejor que la Unión Soviética y algunos países de Europa Oriental. En nuestro país no existen problemas corno el que se presentó en la Unión Soviética, donde la producción cerealera no pudo alcanzar, durante largo tiempo, el nivel más alto de antes de la Revolución de Octubre, o como aquellos serios problemas surgidos en algunos países de Europa Oriental a causa del grave desequilibrio entre el desarrollo de la industria ligera y el de la pesada. Ellos ponen unilateralmente el acento en la industria pesada y descuidan la agricultura y la industria ligera, lo que ha provocado la escasez de productos en el mercado y la inestabilidad de la moneda. Nosotros, en cambio, prestamos una mayor atención a la agricultura y a la industria ligera. Siempre hemos dedicado energías a la agricultura y la hemos desarrollado, lo que ha asegurado en buena medida el abastecimiento de cereales y de materias primas para el desarrollo industrial. Disponemos de existencias más o menos cuantiosas de artículos de amplio consumo, y son estables los precios y la moneda.
La cuestión que actualmente se nos presenta es la de introducir apropiados reajustes en la proporción correlativa de las inversiones en la industria pesada, de un lado, y la agricultura y la industria ligera, del otro, imprimiendo un mayor desarrollo a estas dos últimas. ¿Significa esto que la industria pesada dejará de ser lo principal? No. Seguirá siéndolo, permanecerá como el sector prioritario para las inversiones. Sin embargo, debe aumentar en cierta medida la cuota de inversión para la agricultura y la industria ligera.
¿Qué resultado dará ese aumento? En primer lugar, se abastecerá mejor al pueblo de lo necesario para su subsistencia y, en segundo, se acelerará la acumulación de fondos, lo que permitirá desarrollar aún más y mejor la industria pesada. Es cierto que esta última también acumula fondos, pero, dadas nuestras condiciones económicas de hoy, la industria ligera y la agricultura dan una acumulación mayor y más rápida.
Aquí surge un interrogante: ¿Desea uno verdaderamente o sólo en apariencia, con vehemencia o sin ella, el desarrollo de la industria pesada? Si lo desea sólo en apariencia, o sin vehemencia, lo que hará es golpear a la agricultura y la industria ligera y reducir las inversiones en estas ramas. Si, en cambio, lo desea verdaderamente, o con vehemencia, atribuirá importancia a la agricultura y la industria ligera, procurando que haya más cereales y más materias primas para la industria ligera, más Fondos de acumulación y, por consiguiente, una cantidad mayor de fondos en el futuro para inversiones en la industria pesada.
Podemos optar entre dos métodos en el desarrollo de la industria pesada. Uno es comunicar un desarrollo algo menor a la agricultura y la industria ligera, y el otro, imprimirles un desarrollo algo mayor. Miradas las cosas a largo plazo, el primer método redundará en un desarrollo menor y más lento de la industria pesada o, en el mejor de los casos, en una insuficiente solidez de sus cimientos, lo que aparecerá como una desventaja cuando se resuman las cuentas al cabo de unos decenios. El segundo método, en cambio, permitirá desarrollar en mayor medida y más rápidamente la industria pesada y dotarla, además, de cimientos más sólidos para su desarrollo, ya que asegurará al pueblo lo necesario para su subsistencia.
II. LA RELACIÓN ENTRE LA INDUSTRIA DE LA COSTA Y LA INDUSTRIA DEL INTERIOR
En el pasado, la industria de. China se concentró en la costa. Por costa se entienden Liaoning, Jopei, Pekín, Tientsín, el Este de Jonán, Shantung, Anjui, Chiangsú, Shanghai, Chechiang, Fuchién, Kuangtung y Kuangsí. Aproximadamente un 70 por ciento de la industria ligera y de la industria pesada del país está ubicado en la costa, y sólo un 30 por ciento en el interior. Se trata de un estado de cosas irracional, producto del desarrollo histórico. Es preciso utilizar plenamente las bases industriales costeras, pero, a fin de balancear la distribución geográfica de la industria en el curso de su desarrollo, se debe desenvolver enérgicamente la industria del interior. En el problema de la relación entre uno y otro aspecto, tampoco hemos cometido graves errores; sin embargo, en los últimos años hemos subestimado en cierta medida la industria de la costa y no hemos prestado suficiente atención a su desarrollo, fenómeno que debe cambiar.
Años atrás, la guerra de Corea todavía en curso y la gran tirantez de la situación internacional no podían sino dejarse sentir en nuestra manera de estimar la industria costera. Ahora, es de suponer que no va a estallar en un futuro próximo una nueva guerra de agresión contra China ni una nueva guerra mundial, de modo que podemos contar con un período de paz de diez años o algo más. En estas condiciones, sería incorrecto no utilizar plenamente la capacidad instalada y la fuerza técnica de la industria costera. Aun en el caso de que sólo dispusiéramos de cinco años, para no hablar de diez, deberíamos consagrar cuatro años a desarrollar debidamente la industria en la costa, y la trasladaríamos en el quinto, cuando estallara la guerra. En la industria ligera, según los datos que poseemos, la construcción de fábricas y su acumulación de fondos se logran en general con bastante rapidez. En los cuatro años posteriores a su puesta en completa explotación, además de recuperar las inversiones hechas en su construcción, cada fábrica gana lo suficiente para montar tres, dos, una o, por lo menos, media fábrica. ¿Por qué no hemos de hacer una cosa tan ventajosa? Considerar que la bomba atómica se cierne ya sobre nuestras cabezas amenazando con caer dentro de unos segundos, es una apreciación que no corresponde a la realidad, y es incorrecto adoptar, sobre esta base, una actitud pasiva hacia la industria de la costa.
Eso no quiere decir que todas las nuevas fábricas deban construirse en la costa. Sin duda alguna, la mayor parte de las nuevas empresas industriales deben ubicarse en el interior, con vistas a balancear gradualmente la distribución geográfica de la industria y a facilitar los preparativos para enfrentar una guerra. Pero también en la costa se puede construir cierto número de nuevas fábricas y minas, algunas de las cuales incluso pueden ser grandes. En cuanto al ensanchamiento y reconstrucción de las empresas de la industria ligera y pesada de la costa, hasta ahora hemos hecho algo, y en adelante debemos dar un fuerte impulso a ese trabajo.
Utilizando y desarrollando como es debido la vieja base industrial, ubicada en la costa, poseeremos una fuerza todavía mayor para desarrollar y apoyar la industria del interior. Una actitud pasiva al respecto impediría su rápido desarrollo. Por tanto, de lo que aquí se trata es asimismo de desear verdaderamente o sólo en apariencia el desenvolvimiento de la industria del interior. Si uno lo desea verdaderamente y no sólo en apariencia, debe utilizar y desarrollar aún más la industria de la costa, sobre todo la ligera.
III. LA RELACIÓN ENTRE LA CONSTRUCCIÓN ECONÓMICA Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA DEFENSA NACIONAL
No se puede prescindir de la defensa nacional. Actualmente nuestra capacidad defensiva ha llegado ya a un determinado nivel. A través de la Guerra de Resistencia a la Agresión Norteamericana y en Ayuda a Corea, así como del proceso de entrenamiento y consolidación de los últimos años, nuestro ejército se ha fortalecido y es ahora algo más poderoso que el Ejército Rojo soviético de antes de la Segunda Guerra Mundial y, además, ha mejorado su armamento. Está en vías de construcción nuestra industria de defensa. Ya hemos comenzado a construir aviones y camiones, que no supimos construir nunca antes, desde que Pan Ku separó el cielo de la tierra.
Aún no tenemos la bomba atómica. Pero, en otro tiempo, tampoco teníamos aviones ni cañones, y fue con mijo más fusil con lo que vencimos a los imperialistas japoneses y a Chiang Kai-shek. Ahora somos más poderosos que antes, y lo seremos aún más en el futuro; no sólo tendremos una mayor cantidad de aviones y cañones, sino también la bomba atómica. Esta es una cosa de la que en el mundo de hoy no podemos prescindir si no queremos ser atropellados. ¿Qué hacer entonces? Una solución segura es reducir, en una proporción adecuada, los gastos militares y administrativos y aumentar las asignaciones para la construcción económica. Sólo acelerando esta última puede avanzar todavía más la construcción de la defensa.
En la III Sesión Plenaria del VII Comité Central del Partido, celebrada en 1950, ya planteamos la tarea de simplificar el aparato estatal y disminuir los gastos militares y administrativos, considerándola como una de las tres condiciones para lograr un mejoramiento Fundamental de la situación financiera y económica del país. En este Primer Plan Quinquenal, los gastos militares y administrativos representan un 30 por ciento de los gastos presupuestarios del Estado. Ese porcentaje es excesivo. Hay que reducirlo a un 20 por ciento aproximadamente durante el Segundo Plan Quinquenal, a fin de poder asignar una mayor cantidad de fondos para montar más fábricas y construir más máquinas. Así, al cabo de algún tiempo, no sólo dispondremos de gran número de aviones y cañones, sino que, probablemente, tendremos nuestra propia bomba atómica.
Aquí se presenta también un interrogante: ¿Desea uno verdaderamente y con gran ardor la bomba atómica, o sólo es tibio y no ardiente ese deseo? Si la desea verdaderamente y con gran ardor, reducirá el porcentaje de los gastos militares y administrativos y dedicará más recursos a la construcción económica. Si no la desea verdaderamente ni con gran ardor, seguirá la vieja rutina. Este es un problema que concierne a la orientación estratégica, y espero que la Comisión Militar lo discuta.
¿Estaría bien que desmovilizáramos ahora a todos los soldados? No. Porque todavía existen enemigos, que nos atropellan y cercan. Debemos fortalecer nuestra defensa y, a ese efecto, fortalecer en primer lugar nuestra construcción económica.
IV. LA RELACIÓN ENTRE EL ESTADO, LAS UNIDADES DE PRODUCCIÓN Y LOS PRODUCTORES
Es preciso tratar correctamente estas dos relaciones: la relación entre el Estado y las Fábricas y cooperativas y la que existe entre las fábricas y cooperativas y los productores. Por ello, no se debe tomar en consideración sólo un sector, sino simultáneamente los tres: el Estado, la colectividad y el individuo, o como solíamos decir antes, «tener en cuenta tanto al ejército como al pueblo» y «tener en cuenta tanto los intereses públicos como los individuales». En vista de la experiencia soviética y de la nuestra, en adelante es necesario resolver este problema de manera todavía mejor.
En el caso de los obreros, a medida que se eleva la productividad de su trabajo, se debe mejorar gradualmente sus condiciones de trabajo y los servicios de bienestar colectivo. Siempre hemos abogado por la vida sencilla y la lucha dura y nos hemos opuesto a colocar por encima de todo los intereses materiales personales; al mismo tiempo, siempre hemos preconizado la necesidad de preocuparse por las condiciones de vida de las masas y combatido la burocrática actitud de indiferencia ante sus necesidades. Conforme se desarrolla la economía nacional en su conjunto, es preciso introducir apropiados reajustes salariales. A este respecto, se ha decidido, en fecha reciente, efectuar ciertos aumentos, principalmente para los que trabajan en la base, para los obreros, a fin de disminuir la distancia entre los salarios altos y los bajos. En nuestro país los salarios en general no son altos; sin embargo, los obreros viven mucho mejor que en el pasado, debido, entre otras cosas, a la mayor cantidad de gente con empleo y a los precios reducidos y estables. Bajo el Poder proletario, los obreros han mantenido siempre un grado muy alto de conciencia política y de entusiasmo en el trabajo. Cuando, a finales del año pasado, el Comité Central exhortó a combatir la desviación conservadora derechista, las masas obreras respondieron con calurosas muestras de apoyo; en tres meses de dura lucha, han sobrepasado, contra lo acostumbrado, los planes para el primer trimestre del presente año. Debemos fomentar vigorosamente su espíritu de lucha dura y, al mismo tiempo, prestar mayor atención a la solución de los problemas acuciantes con que tropiecen en su trabajo y en su vida.
Aquí conviene hablar un poco del problema de la independencia de cada fábrica bajo dirección unificada. Por lo visto, es inadecuado concentrarlo todo en manos de las autoridades centrales o provinciales y municipales, sin dejar a las fábricas ni un mínimo de atribuciones, ni un mínimo espacio de maniobra, ni los más pequeños beneficios. La cuestión de qué atribuciones y beneficios deben corresponder al Poder central, a los poderes provinciales o municipales y a las fábricas, es algo que debemos estudiar, pues no tenemos mucha experiencia al respecto. Por principio, unificación e independencia constituyen una unidad de contrarios. Tanto la unificación corno la independencia son necesarias. Por ejemplo, en este momento estamos reunidos, lo que significa unificación; pero una vez levantada la reunión, unos saldrán a pasearse, otros se irán a leer y otros a comer: he aquí la independencia. Si, en lugar de permitir que cada cual goce de esta independencia levantando la reunión, la prolongáramos por tiempo indefinido, ¿no nos moriríamos todos? Lo que es cierto para un individuo, lo es también para una fábrica u otra unidad de producción. Cada unidad de producción debe gozar de determinada independencia vinculada con la unificación; sólo así podrá desarrollarse con mayor vivacidad.
Hablemos ahora de los campesinos. Nuestras relaciones con ellos siempre han sido buenas, pero cometimos un error en el problema cerealero. En 1954, algunas zonas del país vieron menguada su producción a consecuencia de inundaciones; pese a ello, aumentamos en 7.000 millones de jin los acopios estatales de cereales. Este aumento, sumado al descenso de la producción, llevó las cosas a tal punto que, durante la primavera del año pasado, en muchas partes casi toda la gente tenía en los labios el problema cerealero y en todos los hogares se hablaba del monopolio estatal de venta de cereales. Los campesinos se quejaban, y había también muchas quejas dentro y fuera del Partido. Es cierto que buen número de los que se quejaban lo hacían exagerando deliberadamente los hechos y aprovechando la ocasión para atacarnos, pero no se puede decir que no tuviéramos insuficiencia alguna. El hecho de que, por falta de investigación y por desconocimiento del estado real de las cosas, aumentáramos los acopios en 7.000 millones de jin, fue precisamente una deficiencia nuestra. Descubrimos esa deficiencia y, en 1955, redujimos en 7.000 millones de jin los acopios y, además, adoptamos el «sistema de tres fijaciones»[1], esto es, fijamos las cifras de rendimiento, de acopio y de venta. La disminución de los acopios, sumada a la abundante cosecha que obtuvieron, permitió a los campesinos tener en sus manos más de 20.000 millones de jin adicionales de granos. De este modo, hasta los campesinos que se habían quejado dijeron: «¡Qué bueno es el Partido Comunista!» Esta lección la debe tener presente todo el Partido.
Los procedimientos que se adoptan en la Unión Soviética representan un estrujamiento muy duro para los campesinos. Mediante prácticas tales como el llamado sistema de entregas obligatorias[2], se les quita demasiados productos, y a precios bajísimos. Este método de acumulación ha mellado de manera sumamente grave el entusiasmo de los campesinos en la producción. Se quiere que la gallina ponga más y más huevos, pero no se le da grano; al caballo se le exige correr veloz, pero no se le da pienso. ¿Hay en el mundo una lógica como ésta?
A diferencia de la política de la Unión Soviética para con los campesinos, la nuestra contempla tanto los intereses del Estado como los de los campesinos. Nuestro impuesto agrícola siempre ha sido más o menos liviano. En el intercambio entre los productos industriales y los productos agrícolas, seguimos la política de reducción de la «apertura de tijeras», de intercambio equivalente o casi equivalente de valores. Nuestros acopios de productos agrícolas se efectúan a precios normales, sin causar perdidas a los campesinos; además, los precios de compra van aumentando poco a poco. En el abastecimiento de artículos manufacturados a los campesinos, aplicamos la política de vender en gran cantidad y con tasas bajas de utilidad y de estabilizar o reducir apropiadamente los precios, al par que, generalmente, subsidiamos en algo las ventas de cereales a los campesinos de las zonas que tienen déficit de ellos. Pero, incluso así, es posible que por negligencia incurramos en tales o cuales errores. En vista de los graves errores de la Unión Soviética en este problema, debemos prestar aún mayor atención al tratamiento correcto de la relación entre el Estado y los campesinos.
Hay que tratar también de manera acertada la relación entre la cooperativa y los campesinos. Es preciso fijar apropiadamente, de los ingresos de la cooperativa, los porcentajes que corresponden al Estado, a la cooperativa y a los campesinos, así como la forma en que deben sacarse dichas cantidades. La parte que corresponde a la cooperativa va toda a parar directamente al servicio de los campesinos. La necesidad de los gastos de producción salta a la vista; los gastos de administración también son necesarios; los fondos de acumulación colectiva son para la reproducción ampliada, y los fondos de bienestar público, para el mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos. Pero hay que fijar, previo estudio con los campesinos, un porcentaje razonable para cada renglón. Debemos hacer lo posible por mermar los gastos de producción y de administración. También los fondos de acumulación colectiva y de bienestar público deben sujetarse a cierto control, pues no hay que esperar que se materialice todo lo deseable en un solo año.
Salvo que se produzcan calamidades naturales excepcionales, debemos procurar que, sobre la base del incremento de la producción agrícola, aumenten cada año, en cierta medida, los ingresos del 90 por ciento de los miembros de las cooperativas, y que se mantengan sin variación los ingresos del restante 10 por ciento; en caso de que disminuyan, hay que buscar cuanto antes una solución.
En resumen, se debe dar consideración a los intereses tanto del Estado como de las fábricas, tanto del Estado como de los obreros, tanto de las fábricas como de los obreros, tanto del Estado como de las cooperativas, tanto del Estado como de los campesinos y tanto de las cooperativas como de los campesinos, y no hay que limitarse a considerar sólo uno de los dos términos. Considerar cualquiera de esos términos aisladamente es desfavorable para el socialismo y la dictadura del proletariado. Este es un problema de importancia vital para los seiscientos millones de habitantes del país y es menester educar una y otra vez en este sentido a toda la militancia y a todo el pueblo.
V. LA RELACIÓN ENTRE LAS AUTORIDADES CENTRALES Y LAS AUTORIDADES LOCALES
La relación entre las autoridades centrales y las locales constituye también una contradicción. Para solucionarla, debemos preocuparnos, actualmente, de ampliar un tanto las atribuciones de las autoridades locales, concederles una mayor independencia y permitirles más actividades, con sujeción a la premisa de consolidar la dirección unificada de las autoridades centrales. Esto será más ventajoso para la construcción de un poderoso país socialista. Nuestro país es tan inmenso, su población tan numerosa y sus condiciones tan complejas, que la iniciativa procedente de ambos lados, del nivel central y del nivel local, resultará mucho mejor que la procedente de un solo lado. No debemos, como se hace en la Unión Soviética, concentrarlo todo en manos de las autoridades centrales y maniatar rígidamente a las autoridades locales privándolas de todo derecho de acción independiente.
Si las autoridades centrales necesitan desarrollar la industria, también lo necesitan las autoridades locales. Incluso las industrias subordinadas directamente a las autoridades centrales tienen que contar con la colaboración de las autoridades locales. La agricultura y el comercio necesitan todavía más apoyarse en los esfuerzos locales. En resumen, para desarrollar la construcción socialista es indispensable hacer valer la iniciativa local. Si se quiere consolidar la dirección a nivel central, es preciso tener en cuenta los intereses locales.
Actualmente, decenas de manos intervienen en los asuntos locales, dificultando su manejo. Cada ministerio, una vez creado, se pone a hacer la revolución y, para hacerla, imparte órdenes. Como a los ministerios no les conviene emitir órdenes a los comités provinciales del Partido ni a los comités populares provinciales, establecen un vínculo directo con los departamentos provinciales y municipales correspondientes, y les dictan órdenes todos los días. Aunque ni el Comité Central del Partido ni el Consejo de Estado conocen esas órdenes, ellas son presentadas como procedentes del nivel central y ejercen una fuerte presión sobre las autoridades locales. El papeleo de requerimientos y encuestas llega a tal cantidad que se desborda en calamitosa inundación. Esta situación debe cambiar.
Debemos promover el estilo de trabajo consistente en consultar con las autoridades locales. El Comité Central siempre consulta con las autoridades locales en el manejo de los asuntos, y nunca se precipita a dar órdenes sin antes intercambiar ideas con ellas. Esperamos que todos los departamentos centrales tengan esto muy presente y que no den órdenes sin previa consulta y acuerdo con las autoridades locales siempre que se trate de asuntos relacionados con ellas.
Los departamentos centrales pueden ser clasificados en dos tipos. Del primer tipo son aquellos cuya función dirigente cubre hasta las mismas empresas y cuyas oficinas administrativas y empresas ubicadas en distintos lugares están sometidas a la supervisión de las autoridades locales. Del otro tipo son aquellos cuya misión consiste en formular lineamientos rectores y elaborar planes de trabajo, dejando las tareas concretas a cargo de las autoridades locales.
Para un país tan extenso y un partido tan grande como los nuestros, es un problema de gran importancia el tratamiento correcto de la relación entre las autoridades centrales y las locales. Algunos países capitalistas también prestan mucha atención a este problema. Su sistema social es radicalmente distinto del nuestro, pero, aun así, la experiencia de su desarrollo es digna de estudio. En cuanto a nuestra propia experiencia, el sistema de grandes regiones administrativas que aplicamos en los primeros años de la República Popular fue una necesidad en aquel entonces, pero tuvo deficiencias, que más tarde fueron explotadas hasta cierto punto por la alianza antipartido de Kao Kang y Yao Shu-shi. Luego se acordó abolir esas grandes regiones y subordinar directamente las provincias al Poder central, decisión que fue correcta. Pero a partir de esto se llegó a suprimir la independencia necesaria de las autoridades locales, y el resultado no fue tan satisfactorio. Nuestra Constitución estipula que el poder legislativo está concentrado en el nivel central. No obstante, las autoridades locales, conforme a las circunstancias y las necesidades del trabajo, pueden elaborar normas, reglamentos y disposiciones, siempre que no vayan en contra de la orientación de las autoridades centrales; esto no lo prohibe la Constitución. La unificación es necesaria, pero también lo es la particularización. A fin de construir un poderoso país socialista, se requiere una fuerte dirección central unificada, una planificación y disciplina unificadas a escala nacional; no se permite socavar esa indispensable unificación. Pero, al mismo tiempo, se hace preciso poner en pleno juego la iniciativa local y permitir que cada localidad tenga algo que le sea particular y que concuerde con sus propias condiciones. Esta particularidad no es la que propugnó Kao Kang, sino la que se hace imprescindible para los intereses de conjunto y para reforzar la unificación nacional.
Hay otro problema, que es el de la relación entre unas autoridades locales y otras. Me refiero aquí, principalmente, a la relación entre instancias locales superiores e inferiores. Si las provincias y municipios se quejan de los departamentos centrales, ¿no tendrán quejas las prefecturas, distritos, territorios y cantones respecto de las autoridades provinciales y municipales? Las autoridades centrales deben velar por que se despliegue la iniciativa de las autoridades provinciales y municipales, y éstas, a su vez, hacer otro tanto respecto de las prefecturas, distritos, territorios y cantones; ni las unas ni las otras deben meter a las instancias inferiores dentro de marcos demasiado rígidos. Por supuesto, hay que dar a conocer a los camaradas de los niveles inferiores cuáles son los asuntos en que hace falta la unificación, evitando que cada uno vaya por su lado. En resumidas cuentas, la unificación debe imperar donde sea posible y necesaria, y no imponerse forzadamente donde no lo sea. Siempre que se trate de una independencia legítima, de poderes legítimos, cada provincia, municipio, prefectura, distrito, territorio y cantón deben gozar de ellos y luchar por su consecución. Esta lucha por los poderes, que tiene como punto de partida los intereses del país en su conjunto, que no es una lucha en aras de intereses seccionalistas, no debe ser calificada de localismo ni de pretensión de «independizarse».
La relación entre diferentes provincias y municipios es también una relación entre unas autoridades locales y otras, y asimismo hay que tratarla correctamente. Un principio que siempre preconizamos es el de tomar en consideración el interés general, ayudarse y hacerse concesiones recíprocas.
En lo que se refiere a la solución del problema de la relación entre las autoridades centrales y las locales y entre unas autoridades locales y otras, nuestra experiencia aún no es rica ni madura; espero que ustedes estudien y discutan esto concienzudamente y que, al cabo de cada período, hagan un resumen de su experiencia para desarrollar las conquistas y superar las deficiencias.
VI. LA RELACIÓN ENTRE LA NACIONALIDAD JAN Y LAS MINORÍAS NACIONALES
En lo que respecta a la relación entre la nacionalidad jan y las minorías nacionales, nuestra política es bastante prudente y goza en buen grado de la aprobación de éstas. Ponemos el acento en el combate al chovinismo de gran jan. Hay que combatir también el nacionalismo local, pero éste, por lo común, no es el blanco principal.
En nuestro país, las minorías nacionales no representan una población numerosa, pero están asentadas en grandes extensiones territoriales. Desde el punto de vista demográfico, los janes son abrumadoramente mayoritarios, pues constituyen el 94 por ciento de la población. Sería muy malo que practicaran el chovinismo de gran jan, discriminando a las minorías nacionales. Ahora bien, ¿quiénes ocupan más tierras? Las minorías nacionales, que ocupan del 50 al 60 por ciento de la superficie. Solemos decir que China tiene grandes extensiones de tierras con ricos recursos naturales y una población numerosa. En realidad, es la nacionalidad jan la que tiene una «población numerosa» y son las minorías nacionales las que poseen «grandes extensiones de tierras con ricos recursos naturales»; por lo menos en lo que se refiere a los recursos del subsuelo, son muy probablemente las minorías nacionales las que poseen «ricos recursos naturales».
Cada una de las minorías nacionales ha hecho contribuciones a la historia de China. Que los janes sean tan numerosos se debe, entre otras cosas, al prolongado mestizaje entre muchas nacionalidades. En el pasado, los gobernantes reaccionarios, sobre todo los de la nacionalidad jan, levantaron toda clase de barreras entre las diversas nacionalidades y atropellaron a las minorías nacionales. Las consecuencias de todo esto no son fáciles de liquidar en corto tiempo ni siquiera dentro del pueblo trabajador. Esto hace necesario que eduquemos amplia y permanentemente tanto a los cuadros como a las masas populares en el espíritu de nuestra política proletaria sobre la cuestión nacional y que nos preocupemos por examinar de modo constante cómo marchan las relaciones entre la nacionalidad jan y las minorías nacionales. Ya se efectuó hace dos años un examen en este sentido, y ahora es preciso hacerlo una vez más. Si se descubre algo anormal, hay que darle una solución seria y no dejar que el asunto se quede en las palabras.
Es menester estudiar a fondo el problema de cuáles son el sistema de administración económica y el sistema financiero más apropiados para las zonas de minorías nacionales.
Debemos ayudar sincera y activamente a las minorías nacionales a desarrollar su construcción económica y cultural. En la Unión Soviética, son sumamente anormales las relaciones entre la nacionalidad rusa y las minorías nacionales; es preciso que de allí saquemos las debidas lecciones. El aire del espacio, los bosques de la tierra y las riquezas del subsuelo son todos importantes elementos, indispensables para la construcción del socialismo, pero ningún factor material puede ser explotado y aprovechado sino por el factor hombre. Debemos trabajar porque haya buenas relaciones entre la nacionalidad jan y las minorías nacionales y consolidar la unidad entre ellas para edificar nuestra gran patria socialista con los esfuerzos de todos.
VII. LA RELACIÓN ENTRE EL PARTIDO COMUNISTA Y LOS PARTIDOS NO COMUNISTAS
¿Qué es mejor: que haya un solo partido o varios partidos? Por lo que hoy parece, es preferible que haya varios. Esto no sólo es válido para el pasado, sino que puede serlo también para el futuro; significa coexistencia duradera y supervisión mutua.
En nuestro país, siguen existiendo los numerosos partidos democráticos que se formaron durante la resistencia al Japón y la lucha contra Chiang Kai-shek y que se componen principalmente de elementos de la burguesía nacional y de su intelectualidad. En este punto, nuestra situación difiere de la que existe en la Unión Soviética. De manera consciente permitimos que subsistan los partidos democráticos, les brindamos oportunidades para expresarse y aplicamos para con ellos la política de unidad y lucha. Debemos unirnos con todas las personalidades democráticas que nos hagan críticas de buena fe. Debemos continuar estimulando el entusiasmo de aquellos elementos de espíritu patriótico que pertenecieron a los círculos militares y políticos kuomintanistas, tales como Wei Li-juang y Weng Wen-jao. Incluso a los que nos hacen ataques, como es el caso de Lung Yun, Liang Shu-ming, Peng Yi-ju y otros, debemos asegurarles la subsistencia y permitirles que nos ataquen, rebatiendo lo que haya de infundado y aceptando lo que haya de razonable en sus ataques. Esto es más ventajoso para el Partido, el pueblo y el socialismo.
Puesto que subsisten en China las clases y la lucha de clases, es imposible que no exista la oposición en una u otra forma. Aunque todos los partidos democráticos y las personalidades democráticas sin partido han expresado que aceptan la dirección del Partido Comunista de China, entre ellos hay mucha gente que, en realidad, constituye una oposición en diferente grado. En diversos problemas, como el de «llevar la revolución hasta el fin», el movimiento de resistencia a la agresión norteamericana y en ayuda a Corea y la reforma agraria, ellos estuvieron y a la vez no estuvieron en la oposición. Respecto a la represión de la contrarrevolución, hasta hoy siguen poniendo reparos. Decían que el Programa Común era inmejorable y no querían una constitución de tipo socialista, pero cuando salió el proyecto de Constitución, todos ellos levantaron la mano en señal de aprobación. Es frecuente que las cosas se conviertan en su contrario; esto ocurre también con la actitud de los partidos democráticos frente a muchos problemas. Ellos son oposición y a la vez no lo son, y con frecuencia pasan de la oposición a la no oposición.
Tanto el Partido Comunista como los partidos democráticos surgieron en el proceso histórico. Todo lo que surge en el proceso histórico desaparece en el mismo proceso. Así, tarde o temprano desaparecerá el Partido Comunista y, de igual modo, los partidos democráticos. ¿Es esta desaparición algo tan desagradable? A mi modo de ver, será muy agradable. Me parece realmente estupendo el día en que el Partido Comunista y la dictadura del proletariado pierdan su razón de ser. Nuestra tarea es justamente impulsar el proceso, de modo que su desaparición advenga más pronto. De esto ya hemos hablado muchas veces.
Pero, en la actualidad, son imprescindibles el partido proletario y la dictadura del proletariado y, aún más, es indispensable continuar fortaleciéndolos. De lo contrario, no es posible reprimir la contrarrevolución, oponer resistencia al imperialismo ni construir el socialismo y, aun si se logra construir éste, no es posible consolidarlo. De ningún modo «se ha anticuado», como afirma cierta gente, la teoría de Lenin acerca del partido proletario y la dictadura del proletariado. Esta dictadura no puede menos que revestir un fuerte carácter coercitivo. No obstante, hay que combatir el burocratismo y la hipertrofia administrativa. Propongo que se proceda a una drástica simplificación del aparato del Partido y del gobierno reduciéndolo a un tercio, siempre que esto no implique la muerte de nadie ni la parálisis del funcionamiento de ese aparato.
Sin embargo, la simplificación del aparato del Partido y del gobierno no significa que queramos deshacernos de los partidos democráticos. Espero que ustedes dediquen algunos esfuerzos al trabajo de frente único, para que mejoren las relaciones entre ellos y nosotros y se active hasta donde sea posible su entusiasmo, poniéndolo al servicio del socialismo.
VIII. LA RELACIÓN ENTRE LA REVOLUCIÓN Y LA CONTRARREVOLUCIÓN
¿Qué factor representa un contrarrevolucionario? Representa un factor negativo, un factor destructivo, una fuerza opuesta a los factores positivos. ¿Puede cambiar o no un contrarrevolucionario? Desde luego, los contrarrevolucionarios recalcitrantes no cambiarán nunca. Pero, dadas las condiciones de nuestro país, la mayor parte de los contrarrevolucionarios cambiarán en uno u otro grado. Gracias a que hemos adoptado una política correcta, buen número de contrarrevolucionarios ya han sido transformados en no contrarrevolucionarios, e incluso una parte de ellos han hecho algunas cosas útiles.
Se debe afirmar los siguientes puntos:
Primero. Hay que afirmar que fue necesario el movimiento de represión a los contrarrevolucionarios desarrollado en 1951 y 1952. Existe una opinión según la cual ese movimiento pudo no haberse efectuado. Esta opinión es errónea.
Los métodos de tratamiento a los contrarrevolucionarios son: ejecución, prisión, vigilancia y concesión de libertad. Ejecución, todos sabemos en qué consiste. Prisión significa reclusión de los contrarrevolucionarios para su transformación por medio del trabajo físico. Vigilancia significa dejarlos en el medio social para su transformación bajo el control de las masas. Concesión de libertad significa no arrestar, por regla general, a aquellos cuyo arresto sea optativo, o poner en libertad a los arrestados que se hayan comportado bien. Es menester tratar de manera diferenciada a los elementos contrarrevolucionarios según el caso de que se trate.
Ahora me limitaré a hablar de la ejecución. En ese movimiento de represión a los contrarrevolucionarios, se ejecutó a cierto número de personas. ¿Qué clase de gente eran? Eran contrarrevolucionarios que habían amontonado deudas de sangre y a quienes las masas odiaban a muerte. En una gran revolución de seiscientos millones de personas, si no hubiésemos dado muerte a esos «tiranos del Este» y «tiranos del Oeste», el pueblo no habría podido levantarse. De no haberse procedido a esa represión, las masas no estarían de acuerdo con la política de clemencia que hoy adoptamos. Ahora hay quienes, al oír decir que Stalin se equivocó en ejecutar a alguna gente, afirman que nosotros hemos matado también equivocadamente a aquellos contrarrevolucionarios; éste es un juicio incorrecto. Reviste un significado práctico en el momento actual reafirmar que fue del todo correcto ajusticiar a esas personas.
Segundo. Hay que afirmar que aún existen contrarrevolucionarios, pero que su número se ha reducido considerablemente. A raíz del surgimiento del caso de Ju Feng, se hizo necesario investigar y sacar a la luz a los contrarrevolucionarios. Hay que continuar poniendo al descubierto a aquellos que permanecen ocultos. Se debe afirmar que hay todavía un pequeño número de contrarrevolucionarios, que siguen llevando a cabo diversas actividades contrarrevolucionarias de zapa, como matar bueyes, incendiar cereales, hacer sabotajes en fábricas, robar información y pegar consignas reaccionarias. Por eso, no es correcto decir que todos los contrarrevolucionarios han sido liquidados y que se puede dormir a pierna suelta. No debemos relajar jamás la vigilancia mientras exista la lucha de clases en China y en el mundo. Pero tampoco es exacto decir que todavía quedan muchos contrarrevolucionarios.
Tercero. En adelante, debemos hacer menos arrestos y dictar menos ejecuciones en la represión a los contrarrevolucionarios del ámbito social. Dado que éstos son objeto directo del rencor de las masas, que los odian a muerte, todavía es necesario ejecutar a unos pocos. En lo que concierne a la mayoría de ellos, se los debe enviar a las cooperativas agrícolas para que participen en la producción bajo vigilancia y se transformen a través del trabajo físico. Sin embargo, aún no podemos declarar que no ejecutaremos a ninguno; no podemos abolir la pena capital.
Cuarto. En las entidades oficiales, los centros docentes y el ejército, el trabajo de investigar y sacar a la luz a los contrarrevolucionarios infiltrados allí, debe atenerse firmemente a la política iniciada en Yenán, esto es, la política de no ejecutar a ninguno y eximir de arresto a la mayor parte. Corresponde a las entidades oficiales afectadas esclarecer a fondo los casos de los contrarrevolucionarios cuyos crímenes están confirmados con pruebas fehacientes, sin necesidad de que los departamentos de seguridad pública, los departamentos de fiscalización y los tribunales los arresten, incriminen y enjuicien. De cada cien contrarrevolucionarios, tratamos de la manera antedicha a más de noventa. Esto es lo que se llama eximir de arresto a la mayor parte. En cuanto a la ejecución, no ejecutaremos a ninguno.
¿Qué tipo de personas son las que no ejecutamos? Son personas como Ju Feng, Pan Jan-nien y Yao Shu-shi, e incluso criminales de guerra prisioneros como el emperador Pu-yi y corno Kang Tse. La razón de que nos abstengamos de ajusticiarlos no es que no hayan cometido crímenes que les hagan merecedores de la pena capital, sino que hacerlo no reporta ninguna ventaja. Si ejecutáramos a uno de ellos, la gente compararía con él a un segundo y un tercero, de modo que rodarían muchas cabezas. Este es el primer punto. Segundo, existe la posibilidad de matar equivocadamente. La historia demuestra que una vez caída una cabeza, no hay cómo volver a unirla al cuerpo, y que con ella tampoco ocurre lo que con los puerros, que vuelven a crecer luego de cortados. Si cortamos equivocadamente una cabeza, no hay manera de rectificar el error, aunque lo deseemos. Tercero, al ejecutar a un contrarrevolucionario se elimina una prueba. Para la represión a los contrarrevolucionarios, se requieren pruebas. Un contrarrevolucionario suele ser prueba viviente de otro. Pueden presentarse casos en que tengamos que acudir a sus servicios. Pero si lo eliminamos, posiblemente no encontraremos nunca la prueba, lo que sólo favorecerá a la contrarrevolución y no a la revolución. Cuarto, ejecutarlos no contribuye: 1) al incremento de la producción, 2) a la elevación del nivel científico, 3) a la eliminación de las «cuatro plagas», 4) al robustecimiento de la defensa nacional y 5) tampoco a la recuperación de Taiwán. Sólo nos acarreará la fama de que matamos prisioneros, y ésta ha sido siempre una triste fama. Otro punto es que los contrarrevolucionarios en las entidades oficiales son diferentes de los del ámbito social. Estos últimos cabalgan sobre las espaldas del pueblo, mientras que aquéllos están en cierta medida alejados de las masas y, aunque han contraído deudas ante el pueblo en general, son pocas las víctimas directas de sus crímenes. ¿Qué perjuicio puede traer el no ejecutar a ninguno de ellos? A aquellos que son aptos para el trabajo físico debemos transformarlos por este medio, y a los que no, sustentarlos. Los contrarrevolucionarios son desechos, alimañas, pero podemos hacer que presten algún servicio al pueblo una vez atrapados.
Ahora bien, ¿es necesario consignar una cláusula legal declarando que no se ejecutará a ningún contrarrevolucionario infiltrado en las entidades oficiales? No, no hay necesidad de hacerlo público, pues se trata de una política interna nuestra, y basta aplicarla de hecho en la medida de lo posible. Si alguien arrojase una bomba y acabara con todos los presentes en esta sala, o con la mitad, o con un tercio, ¿debería ajusticiárselo o no? Claro que sí.
La aplicación de la política de no ejecutar a ninguno en lo que respecta a la eliminación de los contrarrevolucionarios en las entidades oficiales, no nos impide tomar una seria actitud hacia los elementos contrarrevolucionarios. Antes bien, nos previene de cometer errores irremediables y, en el caso de que cometamos errores, nos deja la posibilidad de corregirlos; además, coadyuva a tranquilizar a mucha gente y a evitar la desconfianza entre los camaradas del Partido. Ya que no ejecutamos a esos contrarrevolucionarios, debemos asegurarles el sustento. Debemos dar a todos ellos la posibilidad de ganarse la vida, de modo que tengan oportunidad de enmendarse. Esta manera de proceder contribuirá tanto a la causa del pueblo como a nuestro prestigio internacional.
La represión a la contrarrevolución aún nos exige un trabajo arduo; no debemos aflojar los esfuerzos. En adelante, junto con seguir aplastando a los contrarrevolucionarios del ámbito social, debemos continuar investigando y sacando a la luz a todos los contrarrevolucionarios infiltrados en las entidades oficiales, los centros docentes y el ejército.
Debemos establecer una clara distinción entre nosotros y el enemigo. Todos sabemos perfectamente el serio peligro que significaría para la causa socialista y la dictadura del proletariado permitir que el enemigo se colara en nuestras filas y, lo que sería peor, en nuestros organismos dirigentes.
IX. LA RELACIÓN ENTRE LO CORRECTO Y LO ERRÓNEO
Tanto dentro como fuera del Partido, debemos distinguir claramente lo correcto de lo erróneo. Cómo tratar a las personas que han cometido errores es una cuestión importante. La actitud acertada hacia los camaradas que se han equivocado debe ser la de seguir el principio de «sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro, y tratar la enfermedad para salvar al paciente», ayudarles a corregir sus errores y permitirles continuar haciendo la revolución. En el pasado, cuando estaban en la dirección los dogmáticos encabezados por Wang Ming, nuestro Partido erró a ese respecto al asimilar el lado negativo del estilo de trabajo de Stalin. En el contexto social, ellos rechazaron a las fuerzas intermedias y, dentro del Partido, no permitieron que otros rectificaran sus errores y siguieran haciendo la revolución.
La verdadera historia de A Q es un buen relato. A los camaradas que ya lo leyeron les aconsejo que lo lean de nuevo, y a los que no, que lo hagan con detenimiento. En su relato, Lu Sin describe principalmente a un campesino atrasado y huérfano de conciencia política. Hay, en particular, un capítulo titulado «Prohibido hacer la revolución», en que el autor relata cómo el Falso Diablo Extranjero no permitía a A Q participar en la revolución. En realidad, lo que significaba revolución para A Q no era más que cogerse, como cualquiera, unas cuantas cosas ajenas. Pero el Falso Diablo Extranjero no le permitió hacer ni siquiera esta clase de revolución. A mi modo de ver, en este sentido alguna gente se parecía bastante al Falso Diablo Extranjero. No permitía hacer la revolución a aquellos que habían cometido errores, ni trazaba una línea de demarcación entre éstos y los contrarrevolucionarios, y llegó incluso a matar a algunos de ellos. Esta lección la debemos tener presente. No está bien prohibir, en el marco de la sociedad, que otros participen en la revolución, y tampoco prohibir, dentro del Partido, que se enmienden los camaradas que han cometido errores.
Algunos dicen que hay que observar si los camaradas que han cometido errores los corrigen o no. Yo diría que no basta con observar, sino que se les debe ayudar a corregir. Esto quiere decir: por un lado, observar y, por el otro, ayudar. Todos necesitan ayuda; la necesitan los que no han cometido errores y, con mayor razón, aquellos que los han cometido. Se podría decir que nadie es infalible; quien más, quien menos, todos cometemos errores. Cuando alguien ha caído en error, es preciso ayudarle. Limitarse a observarlo es una actitud pasiva; hay que crear todo tipo de condiciones para ayudarle a corregir. Debemos distinguir claramente lo correcto de lo erróneo, pues las controversias de principio dentro del Partido son un reflejo en su seno de la lucha de clases en la sociedad y no admiten ninguna ambigüedad. Es normal que, según el caso de que se trate, se hagan críticas adecuadas y bien fundamentadas a los camaradas que han cometido errores, e incluso se desplieguen contra ellos luchas en la medida de lo necesario; esto se hace con el fin de ayudarles a enmendarse. Negarse a ayudar a los camaradas que han caído en falta e incluso alegrarse de sus males es una actitud sectaria.
Para hacer la revolución, mientras más gente, mejor. De aquellos que se han equivocado, excepto una exigua minoría que insiste en sus errores pese a reiteradas advertencias, la mayoría puede corregirse. Así como los que han padecido tifoidea quedan inmunes a ella, quienes han cometido errores cometerán menos, siempre y cuando sepan sacar las debidas lecciones. En cambio, aquellos que no han cometido errores están propensos a incurrir en ellos, pues les es Fácil andar con el rabo erguido. Debemos tener presente que cuando imponemos un correctivo extremado a quienes se equivocan, esto frecuentemente se vuelve en contra nuestra. Kao Kang intentó levantar una piedra para golpear a otros, pero terminó derribándose a sí mismo. Si tratamos benévolamente a quienes han cometido errores, podemos ganarnos el corazón de la gente y unirnos con los demás. Un criterio para juzgar si una persona tiene buena o mala intención frente a los camaradas que se han equivocado, es ver si adopta la actitud de ayudarles o una actitud hostil.
El principio de «sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro, y tratar la enfermedad para salvar al paciente», es un principio orientado a unir a todo el Partido; debernos adherirnos firmemente a él.
X. LA RELACIÓN ENTRE CHINA Y EL EXTRANJERO
Hemos lanzado la consigna de aprender de los demás países, y creo que hemos hecho bien. Los dirigentes de algunos países no quieren plantear esta consigna, e incluso se muestran temerosos de hacerlo. Para lanzar tal consigna se necesita un poco de coraje, coraje para desprenderse de la pose histriónica.
Debemos admitir que cada nación tiene sus puntos fuertes, pues de otra manera, ¿cómo habría podido subsistir?, ¿cómo habría podido desarrollarse? Al mismo tiempo, cada nación tiene sus puntos débiles. Hay quienes consideran que el socialismo es tan maravilloso que no adolece ni de un ápice de deficiencia. ¿Cómo puede ser esto? Debemos reconocer que siempre existen dos aspectos: uno positivo y otro negativo. Los secretarios de célula de nuestro Partido y los jefes de compañía y de pelotón de nuestro ejército, al resumir sus experiencias diarias, acostumbran todos señalar en sus libretas los dos aspectos de las cosas: lo positivo y lo negativo. Si ellos saben que las cosas tienen dos aspectos, ¿por qué nosotros hablamos de uno solo? Siempre habrá dos aspectos, aun luego de transcurridos diez mil años. En el futuro habrá dos aspectos correspondientes a su tiempo; los hay también en el presente; cada individuo tiene sus propios dos aspectos. En síntesis, siempre hay dos aspectos y no uno solo. Decir que no existe más que uno, significa que sólo se conoce una cara de la moneda.
Nuestra línea de conducta es asimilar los puntos fuertes de las demás naciones y países, asimilar todo lo verdaderamente positivo en los dominios de la política, la economía, la ciencia, la tecnología, la literatura y el arte. Sin embargo, debemos aprender con un espíritu analítico y crítico, y no de manera ciega, no copiarlo todo ni aplicarlo mecánicamente. Por supuesto, no debemos asimilar los puntos débiles y defectos de otros.
Esta es también la actitud que debemos adoptar ante las experiencias de la Unión Soviética y demás países socialistas. En el pasado, algunos de los nuestros no comprendían esto claramente y asimilaron también los puntos flacos. En el momento en que llegaron a la convicción de que lo aprendido era formidable, esas cosas ya habían sido desechadas en su lugar de origen. Y entonces dieron una voltereta como Sun Wu-kung, el Rey Mono. Valga esto como ejemplo: En otro tiempo, algunos afirmaban que habíamos cometido un error de principio al crear un ministerio de cultura y un buró de cinematografía, cuando lo que había en la Unión Soviética era un ministerio de cinematografía y un buró de cultura. Pero, para sorpresa suya, un poco más tarde la Unión Soviética creó, al igual que nosotros, un ministerio de cultura. Hay algunos que nunca analizan nada; simplemente siguen el viento. Hoy sopla un viento del Norte, y ellos se hacen partidarios del viento del Norte. Mañana vendrá un viento occidental, y entonces se harán partidarios del viento occidental. Más tarde, cuando venga otra vez el viento del Norte, se harán de nuevo partidarios del viento del Norte. Ellos no tienen una sola opinión propia, y con frecuencia van de un extremo a otro.
En la Unión Soviética, aquellos que anteriormente elevaron a Stalin a una altura de cien mil metros, ahora lo han rebajado de un solo golpe a noventa mil metros por debajo del suelo. En nuestro país, también hay quienes bailan al compás de ellos. El Comité Central considera que Stalin tiene un 30 por ciento de errores y un 70 por ciento de méritos y que, en su conjunto, es un gran marxista. Con base en esta apreciación fue como escribimos «Sobre la experiencia histórica de la dictadura del proletariado». Es más o menos apropiada esta apreciación, que se fundamenta en la proporción de 3 a 7. Stalin cometió algunos errores con relación a China. De él provinieron tanto el aventurerismo de «izquierda» de Wang Ming en la última fase de la Segunda Guerra Civil Revolucionaria como su oportunismo de derecha en la fase inicial de la Guerra de Resistencia contra el Japón. En el período de la Guerra de Liberación, Stalin comenzó por prohibirnos hacer la revolución afirmando que si estallaba una guerra civil, la nación china se encontraría bajo la amenaza de la ruina. Iniciada la guerra, creyó sólo a medias en nuestra fuerza. Al triunfo de la guerra, tuvo la sospecha de que la nuestra era una victoria al estilo Tito y ejerció, en los años 1949 y 1950, una presión muy grande sobre nosotros. No obstante, consideramos que él tuvo un 30 por ciento de errores y un 70 por ciento de méritos. Esta apreciación es justa.
En materia de ciencias sociales, de marxismo-leninismo, debemos continuar estudiando con ahínco lo que hay de correcto en Stalin. Lo que debemos estudiar es aquello que pertenece al dominio de las verdades universales, y este estudio debe combinarse con la realidad china. Si introdujéramos cada frase, aunque fuera de Marx, nos meteríamos en un lío tremendo. Nuestra teoría es la integración de la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica concreta de la revolución china. En un tiempo, algunas personas de nuestro Partido practicaron el dogmatismo, que ya criticamos en ese entonces. Sin embargo, ahora sigue existiendo el dogmatismo. Existe tanto en los círculos académicos como en los económicos.
En las ciencias naturales, estamos bastante atrasados y debemos hacer esfuerzos especiales en aprender de los demás países. Pero, aquí nuestro aprendizaje también debe ser crítico y no ciego. En el campo tecnológico, yo pienso que debemos comenzar imitándolos en la mayoría de los casos; más vale proceder así, pues se trata de cosas que no poseemos ni comprendemos. No obstante, en cuanto a lo que ya tenemos claro, no debemos imitarlos a cada paso.
En lo referente a todo el corrupto sistema y a todas las corruptas ideas y prácticas de la burguesía extranjera, debemos boicotearlos y criticarlos resueltamente. Pero, esto no quita que aprendamos la avanzada ciencia y tecnología de los países capitalistas y lo que hay de científico en sus métodos para la administración de empresas. Las empresas de los países industrialmente desarrollados operan con poco personal y elevada eficiencia y saben hacer negocios. Todo ello debemos aprenderlo concienzudamente y a la luz de nuestros principios, con el objeto de mejorar nuestro trabajo. Ocurre ahora que los que aprendían inglés han dejado de estudiarlo y que las tesis académicas ya no se traducen al inglés, francés, alemán o japonés para fines de canje. Este es otro prejuicio. Rechazar en bloque, sin hacer análisis, la ciencia, la tecnología y la cultura de los demás países, lo mismo que el mencionado fenómeno de transplantar sin análisis todo lo extranjero, no es una actitud marxista, es una actitud desfavorable para nuestra causa.
Considero que China tiene dos deficiencias, que son, al mismo tiempo, dos ventajas.
Primero. En el pasado, China era colonial y semicolonial y no un país imperialista y siempre fue humillada por otros. Nuestra industria y nuestra agricultura no están desarrolladas y el nivel científico y tecnológico nuestro es bajo. Aparte de nuestro vasto territorio, abundantes recursos naturales, numerosa población, milenaria historia, El sueño del pabellón rojo en la literatura, etc., somos inferiores a otros en muchos aspectos, lo cual nos priva de motivos para enorgullecernos. Pero, algunos, por haber sido esclavos durante largo tiempo, se sienten inferiores a los demás en todos los aspectos y no pueden mantener recto el espinazo en presencia de extranjeros. Son como Chia Kui[3] en El templo de Famen, quien, al ser invitado a tomar asiento, dijo que estaba acostumbrado a permanecer de pie y que, por eso, no quería sentares. Al respecto, es necesario hacer algunos esfuerzos por levantar la confianza nacional y por desarrollar el espíritu de «desprecio al imperialismo norteamericano», espíritu que fomentábamos durante el movimiento de resistencia a la agresión norteamericana y en ayuda a Corea.
Segundo. Nuestra revolución Fue tardía. Aunque la Revolución de 1911, que destronó al emperador, ocurrió antes que la revolución rusa, no teníamos en ese entonces un partido comunista, y la Revolución fracasó. La victoria de la revolución popular vino en 1949, con más de treinta años de retardo respecto de la Revolución de Octubre en Rusia. En este particular tampoco hay lugar para que estemos orgullosos. La Unión Soviética es diferente de nosotros, primero, en que la Rusia zarista era un país imperialista y, segundo, en que fue allí donde ocurrió la Revolución de Octubre. Es por eso que muchos soviéticos se muestran sobremanera orgullosos y andan con el rabo muy erguido.
Estas dos deficiencias nuestras son, a su vez, ventajas. En otras ocasiones he dicho que, en primer lugar, somos «pobres» y, en segundo, «desnudos». Al decir «pobres» quiero expresar que no tenemos mucha industria y que nuestra agricultura tampoco está desarrollada. Al decir «desnudos», que somos como una hoja de papel en blanco, puesto que nuestro nivel cultural y científico no es alto. Mirado desde el punto de vista del desarrollo, esto no tiene nada de malo. Los pobres quieren hacer la revolución, mientras es difícil que los ricos quieran hacerla. Los países con un alto nivel científico y tecnológico se comportan con mucho orgullo. Nosotros somos una hoja de papel en blanco, buena para escribir en ella.
Por todo lo dicho, estas dos deficiencias implican ventajas para nosotros. En el futuro, cuando nuestro país se haga próspero y poderoso, todavía debemos perseverar en la posición revolucionaria, ser modestos y prudentes y aprender de otros en vez de andar con el rabo erguido. Debemos aprender de otros no sólo durante el período del Primer Plan Quinquenal, sino continuar haciéndolo hasta después de decenas de quinquenios. Debemos seguir aprendiendo diez mil años más. ¿Qué hay de malo en ello?
He examinado en total diez puntos. Estas diez relaciones son contradicciones. El mundo está hecho de contradicciones. Sin contradicción no existiría el mundo. Nuestra tarea radica en tratar acertadamente estas contradicciones. ¿Podremos o no, en el curso de la práctica, darles una solución enteramente satisfactoria? Debemos, a este respecto, prepararnos para enfrentar una u otra eventualidad. Además, en el proceso de la solución de estas contradicciones encontraremos, ineludiblemente, nuevas contradicciones, nuevos problemas. Sin embargo, como acostumbramos decir, el camino es tortuoso y el porvenir, brillante. Debemos esforzarnos por movilizar todos los factores positivos, directos e indirectos, de dentro y de fuera del Partido y el país, para hacer de China un poderoso país socialista».
NOTAS
[1] Medida aplicada en China a partir de la primavera de 1955. Tomando como base la producción obtenida en condiciones normales, en ese año se determinó una cifra standard de rendimiento por unidad de superficie. Esta era la primera fijación, que servía como criterio para la segunda: la fijación de la cuantía del acopio estatal de granos excedentes de los campesinos. Dicha cuantía debía permanecer invariable durante tres años a pesar de cualquier incremento de la producción. La tercera fijación era la de la cifra de venta. Consistía en la determinación de las cantidades de cereales que el Estado debía suministrar a los campesinos que tenían escasez de ellos. El «sistema de tres fijaciones» estaba destinado a elevar el entusiasmo de los campesinos en la producción.
Discurso pronunciado o en la conferencia de Chengtú en marzo de 1958
En esta conferencia se produce en vísperas y en la época de preparacion del Gran Salto Adelante, que supone una ruptura con el modelo soviético de construcción del socialismo seguido por China durante el I Plan Quinquenal (1952-1957). En su intervención Mao hace un repaso de la historia del PCCh y de la RPCh.
«Los códigos y las convenciones siempre son un problema, y quisiera tomar este ejemplo para discutir sobre la cuestión del método ideológico: ser fiel a los principios y al mismo tiempo dar pruebas de espíritu creativo.
En el plano internacional, deberíamos mantener nuestras relaciones de amistad con la Unión Soviética, con todas las democracias populares, con los partidos comunistas y con las clases obreras de todas las naciones; no deberíamos descuidar el internacionalismo, y aprender de todo lo que tiene de positivo la Unión Soviética y los otros países extranjeros. Esto es un principio. Pero hay dos maneras de aprender: una, limitándose a imitar, y otra, aplicando el espíritu creativo. Se debería saber combinar el estudio del ejemplo de los países extranjeros y la creatividad. Importar las convenciones y los códigos soviéticos adaptándose a los mismos, quiere decir que se carece de espíritu creativo.
Nuestro partido, desde su fundación hasta la Expedición del Norte (desde 1921 hasta 1927) ha estado relativamente vivo, incluso si tenemos en cuenta la ideología burguesa de Ch´en Tu-hsiu disfrazada de marxismo [1]. Fundamos nuestro partido cuatro años después de la Revolución de Octubre. Los que lo fundaron eran todos muy jóvenes: todos ellos habían participado en el Movimiento del 4 de Mayo y habían padecido su influencia. Después de la Revolución de Octubre, cuando Lenin todavía vivía, cuando la lucha de clases era muy intensa y Stalin todavía no había llegado al poder, estos jóvenes seguían estando llenos de vida. La línea de Ch´en Tu-hsiu tenía su origen en la socialdemocracia extranjera y en nuestra burguesía nacional. Durante este período, a pesar de los errores de la línea de Ch´en Tu-hsiu, puede decirse que en general no hubo dogmatismo.
Desde que se inició el período de la guerra civil hasta la conferencia de Tsunyi (desde 1927 hasta 1935) aparecieron tres distintas líneas “izquierdistas” en el seno del Partido Comunista de China, y la que corresponde al periodo 1934-1935 fue la peor de las tres [2]. En esta época la Unión Soviética ya había conseguido vencer a los trotskistas, aunque en el plano teórico sólo habían destruido la escuela de Deborin [3]. A casi todos los oportunistas chinos “de izquierda” les había influido su estancia en la Unión Soviética. Evidentemente, no quiero decir que todos los habían estado en Moscú fueran dogmáticos. Entre la mayoría de los que estaban por aquella época en la Unión Soviética, había algunos que eran dogmáticos y otros que no lo eran, había algunos que estaban en contacto con la realidad y otros que vivían sin tomar ningún contacto con la realidad y sólo conocían las condiciones del extranjero. Por aquel tiempo, la autoridad de Stalin empezaba a consolidarse (y fue firmemente consolidada después de la evicción* de los contrarrevolucionarios). En aquella época dirigían la Komintern, Bujarin, Pikov [4] y Zinoviev, mientras que al frente del Buró para Oriente se encontraba Kuusinen y al frente del Departamento para Extremo Oriente se encontraba Mif. XXX [5], que era un buen camarada, muy humano, creador, pero quizá demasiado moldeable. La influencia de Mif era la más importante, con lo que posibilitó que el dogmatismo se desarrollara, y algunos camaradas chinos padecieron también su influencia. También existían “desviaciones izquierdistas” entre los jóvenes intelectuales. Por aquella época, Wang Ming [6] y otros formaron un grupo, los llamados “28 bolcheviques y medio”. Si eran varios centenares los intelectuales que estaban estudiando en la Unión Soviética, ¿cómo podía ser que sólo hubiera 28 bolcheviques y medio? La respuesta es que eran tan “de izquierdas” que se habían convertido en sectarios y se mantenían aislados, reduciendo con ello los contactos con el partido.
El dogmatismo chino tenía unas características típicamente chinas, que podemos ver plasmadas en la política militar y en la cuestión de los campesinos ricos. Dado que el número de campesinos ricos era muy bajo, admitimos el principio de dejarlos en paz y hacerles concesiones. Pero los “izquierdistas” no estaban de acuerdo. Afirmaban que era necesario “dar las tierras malas a los campesinos ricos, y no dar tierras a los terratenientes”. El resultado fue que los terratenientes acabaron sin tener nada que comer, y algunos de ellos se escaparon a las montañas y formaron bandas de salteadores. Con respecto a la cuestión de la burguesía, afirmaban que había que derrotarla del todo, destruirla no sólo políticamente sino también económicamente, confundiendo por tanto revolución democrática con revolución socialista. No hacían ningún análisis sobre el imperialismo, ya que lo consideraban un bloque uniforme e invisible que el Kuomintang apoyaba.
Durante el período que siguió a la liberación de todo el país (desde 1950 hasta 1957) apareció el dogmatismo tanto en el campo de lo económico como en el terreno cultural y de la enseñanza. También se importó cierta cantidad de dogmatismo al terreno militar, pero se mantuvieron los principios de base, y no puede decirse que en el terreno militar fuéramos dogmáticos. Por lo que se refiere a la economía, el dogmatismo se manifestó principalmente en la industria pesada, la planificación, las finanzas y las estadísticas, aunque más particularmente en la industria pesada y en la planificación. Dado que nosotros no entendíamos nada de estos temas y no teníamos ninguna experiencia al respecto, todo lo que podíamos hacer, debido a nuestra ignorancia, era importar los métodos extranjeros. El trabajo que desarrollamos en lo que se refiere a estadística fue prácticamente una copia del trabajo soviético; en lo que se refiere a la enseñanza, puede decirse que nuestra imitación era más bien mala: por ejemplo, el sistema del cinco como nota máxima en las escuelas, los cinco años comunes de escuela primaria [7], etc. Ni siquiera estudiamos nuestra propia experiencia en enseñanza en las zonas liberadas. Sucedía lo mismo en el campo de la sanidad, lo que hizo que durante tres años tuviera que prescindir de huevos o de caldo de gallina porque un artículo que apareció en la Unión Soviética decía que no había que comerlos. Más tarde, dijeron que se podía. No cambiaba nada el hecho de que el artículo tuviera razón o no la tuviera: los chinos no discutían y obedecían con todo respeto. En resumen, los de la Unión Soviética eran los campeones. Por lo que se refiere al comercio no sucedía exactamente lo mismo, puesto que existían más contactos e intercambio de documentos con el Comité Central. También en la industria ligera había menos dogmatismo. La revolución socialista y la organización de la agricultura en cooperativas tampoco sufrieron la influencia del dogmatismo, puesto que ambas estaban estrechamente vinculadas y dependían del Comité Central. Durante los últimos años, el Comité Central se ha encargado personalmente de la revolución y de la agricultura, y en menor medida, del comercio.
El dogmatismo apareció en diferentes condiciones, que debemos analizar y comparar, puesto que pretendemos descubrir las razones de su aparición:
1. En China no podíamos llevar a buen término la realización de proyectos, la construcción y equipamiento de fábricas para la industria pesada, puesto que no teníamos ninguna experiencia, ni siquiera expertos. El mismo ministro era un profano en la materia, y por tanto nos vimos obligados a copiar a los países extranjeros; pero debido a nuestro desconocimiento, éramos incapaces de distinguir lo bueno de lo malo. Igualmente nos vimos forzados a utilizar la experiencia y los expertos soviéticos para romper la ideología burguesa de los viejos expertos de China. En conjunto podemos decir que el sistema de planificación soviético fue correctamente aplicado en China, pero no sucedió lo mismo con una parte del mismo. La planificación fue importada sin haber sido sometida a crítica.
2. Nuestros conocimientos sobre la situación económica general eran bastante malos, y todavía comprendíamos menos las diferencias de tipo económico que existían entre la Unión Soviética y China. Por tanto, lo único que podíamos hacer era dejarnos guiar ciegamente. En la actualidad, la situación es muy distinta. En líneas generales, ahora estamos capacitados para iniciar el estudio y la realización de grandes proyectos. Dentro de cinco años seremos capaces de asegurarnos la fabricación del equipo. También comprendemos ahora un poco más las condiciones soviéticas y chinas.
3. Al haber eliminado la fe ciega, hemos dejado de doblegarnos ante las pesadas cargas religiosas. Se hacen budas de una talla varias veces superior a la humana para atemorizar al pueblo. Cuando aparecen en escena los héroes y los guerreros, se procura que no parezcan gentes comunes. Stalin era un personaje de este tipo. Los chinos estaban tan habituados a ser esclavos que incluso se habría podido decir que querían continuar siéndolo. Cuando los artistas chinos pintaban mi retrato al lado del de Stalin, siempre me representaban un poco más pequeño, sometiéndose ciegamente a la presión moral que en aquel tiempo ejercían los soviéticos. Sin embargo, para el marxismo-leninismo todo el mundo está en un mismo plano de igualdad y se debe tratar a todo el mundo de la misma forma. La desmitificación total de Stalin que Kruschev hizo, de un plumazo, también fue una especie de presión, y la mayoría de los miembros del Partido Comunista de China no la aceptaron. Otros querían someterse a esta presión y acabar con el culto al individuo. Hay dos clases de culto del individuo. Uno es correcto, por ejemplo, el que se da a Marx y Engels, a Lenin y al lado positivo de Stalin. Nosotros debemos venerarlos y no olvidar nunca sus enseñanzas. Sería un error no hacerlo. Ya que ellos tenían en sus manos la verdad ¿por qué no venerarlos? Creemos en la verdad: la verdad es el reflejo de la existencia objetiva. Una escuadra debe reverenciar a su jefe; no hacerlo sería un error. Por otra parte está el erróneo culto del individuo en el que no hay análisis, sino simple obediencia ciega. Esto no es bueno. Hay que saber igualmente distinguir, en la oposición al culto del individuo, una de las dos razones siguientes: ya sea una oposición a un culto erróneo, ya una oposición al culto de otros individuos a causa del deseo de estos individuos de sentirse venerados. La cuestión que se plantea no es la de saber si debería de haber un culto del individuo, sino más bien la de saber si el individuo en cuestión representa la verdad. Si es que sí, entonces debemos reverenciarlo. En el caso contrario, ni siquiera una dirección colectiva podrá hacer nada bueno. A lo largo de toda su historia, nuestro partido ha dado gran importancia a la combinación del papel de individuo con la dirección colectiva. Cuando se desmitificó a Stalin, hubo personas que aplaudieron por razones estrictamente personales, es decir, porque deseaban ser venerados por los demás. Cuando hubo personas que se opusieron a Lenin, acusándolo de ser un dictador, la respuesta de Lenin fue muy clara: ¡más vale que sea yo el dictador, y no vosotros! Stalin quería mucho a Kao Kang [8] y le había hecho un regalo muy especial: un automóvil. Kao Kang enviaba a Stalin un telegrama de felicitación cada 15 de agosto. En todas las provincias podemos encontrar ahora ejemplos parecidos a éste. ¿Es Chiang Hua un dictador? ¿O lo es Sha Wen-han [9]? Este tipo de problemas aparecieron en Kwanstung, en la Mongolia interior, en Sinkiang, Chinghai, Kansu, Anhwei y Shantung. No se puede aceptar la idea de que el mundo está en paz. La situación es inestable. Quizás no podéis pensar que estáis sobre “tierra firme”, pero esto no durará demasiado tiempo. Un día, los continentes se hundirán, el Océano Pacífico se secará, y nos veremos obligados a cambiar de sitio. Con frecuencia se producen pequeños terremotos. El asunto de Kao-Jao [10] fue un seísmo de fuerza ocho…
4. Hemos olvidado las lecciones de la experiencia histórica, y no comprendemos el método de las comparaciones, ni sabemos distinguir los elementos contrarios. Como dije ayer, muchos de nuestros camaradas, cuando se ven frente a numerosos códigos y convenciones, no se preocupan de buscar otras soluciones, ni se preocupan de escoger las que mejor se adaptan a las condiciones chinas, rechazando las demás. No hacen ningún análisis, ni ponen su cerebro en funcionamiento. No hacen comparaciones. En el pasado, cuando luchábamos contra el dogmatismo, su periódico, El Bolchevique, daba rienda suelta a la autoadulación, diciendo que su línea era justa al cien por cien. Su método consistía en atacar uno o varios puntos, e ignorar los demás. Su periódico True Words denuncia cinco graves errores cometidos en la región defendida por el Soviet central, sin mencionar un solo punto positivo [11].
En abril de 1956 di a conocer las “Diez grandes relaciones” [12], que constituían la base de una línea específicamente china para la construcción del socialismo [13]. Esta línea se parecía en principio a la de la Unión Soviética, pero tenía un contenido específico. Entre las “Diez grandes relaciones” se encuentran cinco primordiales: industria y agricultura, las cosas y el interior; el centro y las regiones; el Estado, el colectivo y el individuo; la organización de la defensa y la construcción económica. Los gastos de defensa debían ser poco importantes en tiempo de paz. Los gastos administrativos debían ser poco importantes en cualquier coyuntura.
Cuando en 1956 se criticó a Stalin, por una parte nos alegramos, pero por otra fuimos presa de inquietud. Era necesario retirar el velo, destruir la fe ciega, aflojar la presión y emancipar el pensamiento. Pero no estábamos de acuerdo en que todo ello se hiciera de una sola vez. Ya no se ve su retrato en la Unión Soviética, mientras que en nuestro país no sucede lo mismo. En 1950 estuve conversando con Stalin a lo largo de dos meses, sobre la cuestiones del tratado de asistencia mutua, sobre el ferrocarril del Este, sobre las sociedades por acciones y sobre la frontera [14]. Adoptamos dos actitudes: la primera consistía en discutir cuando uno de nosotros hacía propuestas con las que el otro no estaba de acuerdo; la segunda consistía en aceptar la propuesta del otro si insistía en mantenerla. Estas actitudes no tenían en cuenta para nada los intereses del socialismo. Después hubo las dos “colonias”, es decir, el Nordeste y el Sinkiang, en el que emigrantes de un tercer país, cualquiera que éste fuera, no estaban autorizados a residir [15]. Ahora se ha puesto término a todo esto. La crítica de Stalin ha abierto un poco los ojos a las víctimas de la fe ciega. Del mismo que nuestros camaradas reconocen que el viejo ancestro [16] también había cometido errores, nosotros deberíamos hacer un análisis crítico de Stalin, y no tener una ciega confianza en él. Debemos aceptar todo lo que nos conviene de la experiencia soviética, y rechazar todo lo que es malo para nosotros. Ahora ya somos un poco más competentes, y comprendemos un poco mejor tanto a la Unión Soviética como a nosotros mismos.
En 1957, en “Acerca de las contradicciones en el seno del pueblo”, empecé a preguntarme sobre el desarrollo simultáneo de la industria y la agricultura, sobre el camino hacia la industrialización, sobre la organización de las cooperativas, sobre el control de nacimientos, etc. Aquel año se produjo un gran acontecimiento: quiero hablar ahora del Movimiento nacional de rectificación, del Movimiento antiderechista, de la crítica de masas a nuestro trabajo. Fue un gran estímulo a la reflexión para el pueblo chino.
En 1958 celebramos tres conferencias, en Hang-chow, en Nanning y en Chengtu [17]. Cada uno de nosotros expresó muchas opiniones a lo largo de estas conferencias; reflexionamos mucho e hicimos un balance de la experiencia de los ocho años anteriores. También esto sirvió de gran estímulo para el pensamiento. Apareció una cuestión en la conferencia de Nanning: la de los códigos y convenciones de los diferentes departamentos del Consejo de Estado. Se les pedía modificar, y se debía hacerlo de manera substancial. Se podía ir a discutir con las masas. También se podía lanzar una campaña de carteles de grandes caracteres. Se suscitó también la cuestión de la delegación de los poderes a las regiones. Empezamos a ponerlo en práctica. Ahora realidad tanto el poder centralizado como el poder descentralizado. En el Tercer Pleno del año pasado se decidió que el poder centralizado y el poder descentralizado debían existir simultáneamente, que el poder debería ser centralizado cuando fuera necesario y descentralizado cuando fuera necesario. La delegación de poderes, evidentemente, no debía imitar el ejemplo de la democracia burguesa. Antes de que se alcance el estadio socialista, la democracia burguesa es progresista, pero cuando se ha alcanzado ya el estadio socialista, es reaccionaria. En la Unión Soviética, la nacionalidad rusa representa el 50% de la población, y las minorías nacionales el otro 50%, mientras que en China la nacionalidad Han representa el 94%, y las minorías nacionales sólo el 6%. Por tanto, nosotros no tenemos que enfrentarnos con una unión de repúblicas.
La revolución china triunfó porque se opuso a la voluntad de Stalin. El diablo extranjero camuflado “no permitía que el pueblo hiciera la revolución” [18]. Pero nuestro Séptimo Congreso preconizó que todos nosotros debíamos dirigirnos a las masas para movilizarlas y organizar todas las fuerzas revolucionarias disponibles para construir una China nueva [19]. Durante la lucha con Wang Ming, que duró desde 1937 hasta el agosto [sic] de 1938, avanzamos un programa de diez puntos, mientras que Wang Ming proponía sesenta puntos [20]. Si hubiéramos seguido a Wang Ming, es decir, a Stalin, la revolución china no hubiera podido triunfar. Cuando nuestra revolución tuvo éxito, Stalin declaró que era una ilusión. No discutimos con él, pero a partir del momento en que iniciamos la resistencia contra los Estados Unidos y empezamos a ayudar a Corea, nuestra revolución se convirtió en auténtica [21]. Pero cuando publiqué “Acerca de las contradicciones en el seno del pueblo”, nosotros debatimos este tema; ellos no. Y además, decían que nosotros nos inclinábamos hacia el liberalismo, y que por tanto parecía que habíamos dejado de ser auténticos revolucionarios. Cuando apareció este informe, el New York Times lo publicó íntegramente, acompañado de un artículo que defendía la tesis de que China estaba “liberalizándose”. Es perfectamente comprensible que la burguesía en su ocaso se agarre a fetos de paja. Pero no todos los políticos burgueses son estúpidos. Por ejemplo, cuando Dulles se enteró de nuestro informe, declaró que quería conocerlo. Quince días más tarde sacó la siguiente conclusión: todo, absolutamente todo en China era malo; la Unión Soviética era un poco mejor [22]. Pero en la Unión Soviética no habían podido enterarse a fondo, y nos enviaron una nota porque estaban temiendo un desplazamiento a la derecha. Cuando empezó a funcionar el Movimiento antiderechista, nuestra “liberalización”, evidentemente, desapareció.
En resumen, nuestra línea de base es la verdad universal, pero teniendo en cuenta las especificidades. Esto se aplica a cada país y a cada provincia. La unidad existe, pero también existen las contradicciones. La Unión Soviética pone el acento en la unidad y no habla de las contradicciones; en particular no habla para nada de las contradicciones entre los dirigentes y las masas».
Notas:
[1] Ch´en Tu-hsiu (1879-1942) fue el Secretario General del Partido Comunista de China desde su fundación, en 1921, hasta agosto de 1927, fecha en la que se le convirtió en un chivo expiatorio, haciéndole asumir el fracaso de la política de Stalin. Antes de su conversión al comunismo había sido un ardiente defensor del pensamiento científico y del pensamiento democrático occidentales, en los cuales veía el remedio para los males de China. En los últimos años, los autores comunistas chinos han reconocido su contribución a la revolución intelectual durante el periodo del Movimiento del 4 de Mayo, pero se han negado a reconocer que Ch´en Tu-hsiu aceptara o comprendiera nunca el marxismo. Es considerado como un pequeñoburgués radical que pudo infiltrarse en el partido a causa de la confusión ideológica que predominaba a principios de los años veinte. El mismo Mao, en una entrevista que concedió a Edgar Snow en 1956, calificó a Ch´en Tu-hsiu de burgués, no sólo por sus ideas sino también por sus reacciones instintivas. «Ch´en tenía un miedo cerval a los trabajadores y particularmente a los campesinos armados. Cuando finalmente se enfrentó con realidad perdió pie. No supo ver claramente lo que pasaba, y sus tendencias pequeñoburguesas lo traicionaron: perdió la cabeza, con lo cual precipitó su caída».
[2] La posición oficial sobre los errores cometidos por los rivales de Mao durante el período 1927-1935 ha sido definida en la “Resolución sobre ciertas cuestiones de la historia de nuestro Partido”, aprobada por el Comité Central del Partido Comunista de China en abril de 1945. Este texto fue incluido en el volumen II de las Obras Escogidas [sic] (Selected Works, Pekín, 1965, pp. 177-220). Desde el inicio de la Revolución Cultural, la resolución de 1945 no ha sido considerada como totalmente ortodoxa, y ha sido retirada de las Obras Escogidas. Por el contrario, en lo que respecta a las tres líneas “de izquierda”, el análisis que Mao hizo antes del mes de setiembre de 1971, continúa siendo fundamentalmente el mismo.
[3] Deborin (1881-1963), importante filósofo soviético. Subrayó la omnipresencia de las contradicciones y el vínculo existente entre las ciencias de la naturaleza y la dialéctica. En diciembre de 1930 Stalin lo condenó por su “idealismo menchevique”, y en consecuencia fue obligado a hacer su autocrítica.
* En el derecho burgués, la evicción es una situación jurídica que se caracteriza por la privación total o parcial de una cosa, sufrida por su adquirente, en virtud de una sentencia judicial o administrativa. Entendemos que Mao Tse-tung, al hablar de “la evicción de los contrarrevolucionarios”, se está refiriendo al convulso y exitoso proceso revolucionario que se vivió en la URSS en la década de los 20 y que concluyó con la derrota y la privación política del sector representado por los trotskistas en el seno del Partido y el Estado soviéticos [nota de Revolución o Barbarie].
[4] Este nombre está transcrito como “P’i-k’o-fu’”; ¿es un error? Podría ser muy bien Rykov, a pesar de que éste más bien ocupaba una importante posición en el aparato de Estado soviético que en la Komintern. Se podría pensar también que se trata de Pieck o de Piatnitsky, que eran miembros del Secretariado del Comité Ejecutivo de la Internacional en los inicios de los años treinta. En todo caso, el cuadro que Mao esboza sobre la dirección de la Komintern sólo es muy aproximado, puesto que Bujarin no tuvo ninguna responsabilidad en el seno de la Internacional a partir de la primera mitad de 1929, y Zinoviev, desde mucho antes, había dejado de tener responsabilidades en la misma. Por lo que se refiere a los miembros cuyas funciones tenían una relación más directa con China, Mao está mejor informado. La influencia de Kuusinen, miembro del Comité Ejecutivo y del Secretariado fue muy grande en la redacción de numerosas directrices de la Komintern para China y, en general, para los países no europeos. El cargo de Pavel Mif era exactamente el de Secretario adjunto al Secretariado para el Este, lo que Mao llama “Buró para el Este” (tung-fang pu) pero sus funciones tenían que ver directamente con China. (No parece que haya existido un Departamento separado para Extremo Oriente, a pesar de que es muy difícil conseguir detalles sobre la organización de la Komintern. Sobre esta información que acabamos de dar con respecto a Mif, véase su biografía en “Vidny Sovietskie Kommunisty – Uchastniki Kitaskoi Revolyutsii”, Moscú: Nauka’, 1970, p. 92).
[5] Es difícil adivinar a qué “buen camarada” alude Mao en este caso. Mao habla de él como si lo conociera personalmente, y sin embargo, no salió al extranjero hasta 1949, y sólo mantuvo contactos directos con un número muy restringido de representantes de la Komintern con motivo de sus visitas a China en los años 1920 y 1930. Y el número de los que merecían una frase positiva todavía era más restringido. Debido a la manera como se opone “XXX” a Mif parece posible que se trate de Kuusinen, que había atacado a Mao y los chinos de forma extremadamente violenta en 1964 (ver Marxism and Asia, pp. 330-335), a pesar de que todo comentario favorable habría sido suprimido o dejado como anónimo por los redactores de Wansui (1969). También puede ser que cualquier otro miembro de la Komintern, incluso a pesar de que sólo le conocieran personas interpuestas, fuera, en el espíritu de Mao, más simpático que Pavel Mif. Mif visitó personalmente China a finales de 1930 e instaló personalmente en la dirección del Partido Comunista de China a los “dogmáticos” de los que Mao se lamenta en este párrafo.
[6] Wang Ming (seudónimo de Ch’en Shao-yü) (1940-1974) fue la figura preeminente del grupo de los “Antiguos Residentes” (“Returned Students”) formados en Moscú con los que Mao luchó por la dirección del Partido Comunista de China en los años 1930 y 1940. Vivió en la Unión Soviética desde 1957 hasta su muerte; durante la Revolución Cultural publicó dos corrosivos ataques contra Mao.
[7] Parecería como si Mao se lamenta más en este caso de la aplicación uniforme de un sistema de enseñanza mal adaptado a la realidad rural china que no de la duración de la enseñanza primaria, que no era necesariamente de cinco años en los cincuenta.
[8] Kao Kan [sic] (aprox. 1902-aprox. 1954) era uno de los que dirigieron la instalación de la base de Shensi en la que Mao y sus camaradas se replegaron después de la Larga Marcha. Al finalizar los años 50 pareció ser la figura dominante de la región del Nordeste, ya que en él se concentraban las más altas responsabilidades a nivel de partido, de gobierno y del ejército. En tanto que primer personaje de la región más industrializada de China, desempeñó al mismo tiempo un importante papel en Pekín, y en 1952 pasó a ser el Primer Presidente de la Comisión del Estado para la planificación. Fue objeto de una denuncia pública en 1955, y por aquel entonces se dijo que se había suicidado en febrero de 1954. Sobre lo que no existe ninguna duda es que su caída en desgracia se debió a la rivalidad de una serie de personas. Algo que también es comúnmente admitido es que se le consideraba como demasiado próximo a las posturas soviéticas.
[9] A mitad de los años 50, Chiang Hua era el Primer Secretario del Partido Comunista de China en Chekiang, y Sha Wen-han era el gobernador de la provincia. En diciembre de 1957, dentro de una campaña “antiderechista” que se había iniciado en el verano, Sha fue objeto de violentos ataques, acusándolo de corrupción, inmoralidad y actividades antipartido, tanto por sus puntos de vista sectarios como provinciales, y fue destituido de su cargo. Chiang Hau fue el autor del principal informe que se leyó en la reunión organizada para denunciar a Sha y a otros importantes funcionarios de Che-kiang; estaba igualmente a favor de un desarrollo más rápido de la industria y de la agricultura, y habló de un “salto” en la producción. Por lo tanto, su actitud en lo que concierne a las cuestiones de política, era sin lugar a dudas correcta para Mao. Esto se ve claramente en la frase que sigue: “En todas las provincias podemos encontrar ahora ejemplos parecidos”, lo cual establece un vínculo entre Chiang-Sha y el caso de Kao Kang. Mao habla por tanto de dos cosas: de una dirección justa o errónea, y de la lealtad hacia toda la nación antes que hacia su propia provincia o región, o hacia la Unión Soviética. Dos cuestiones, la del ritmo de desarrollo económico y la de la manera de descentralización fueron los puntos claves de los debates de política que tuvieron lugar en la primavera de 1958, en vísperas de la proclamación oficial del gran salto adelante en la Segunda Sesión del Octavo Congreso del partido, en el mes de mayo. Como dice Mao con toda claridad, era necesario luchar para que a nivel de cada provincia se aprobara la decisión, y formar por tanto un todo a nivel nacional.
[10] La eliminación de Kao Kang, Jao Shu-shih (aprox. 1901-), Primer Secretario del Partido Comunista de China para el Buró de la China del Este, así como otras siete personas, durante el año 1955 (que eran acusadas de haber formado un grupo antipartido con el fin de apoderarse del poder) fue un auténtico terremoto, y con gran diferencia, la sacudida más seria que se produjo en el seno del Partido Comunista de China después de la campaña de rectificación hasta la caída de P´eng Te-huai en 1959.
[11] El Bolchevique y el True Words (La verdad) eran órganos teóricos publicados al principio de los años 30 por los dirigentes del Partido Comunista de China formados por Moscú. Estos órganos criticaban con bastante frecuencia la táctica de guerrillas de Mao. Dado que no existe ninguna posibilidad de procurarse la colección completa de Shih Hua, es imposible decir cuáles son los cinco graves errores a los que se hace alusión en el texto.
[12] Se puede encontrar una traducción de este texto, hasta ahora inédito en francés, en el número 1 de la revista Communisme (nov.-dic. 1972). (Traducido en este cuaderno.)
[13] En 1962, Mao pronunció un análisis de la historia de la República Popular de China, en el que consideraba que en 1958 había surgido una línea independiente y creativa de la construcción del socialismo, es decir, a partir del gran salto adelante. En relación a las declaraciones de Mao, esto es más bien complementario que no contradictorio. Mao empezó a sentar las bases para una nueva política en 1956, que empezó a dar sus frutos en 1958.
[14] Mao confirma en este párrafo que, dejando al margen los términos del Tratado de Amistad, de Alianza y de Asistencia Mutua, firmado el 14 de febrero de 1950, y la espinosa cuestión de la frontera chino-soviética, había dos cuestiones importantes sobre las cuales su opinión se oponía diametralmente a la de Stalin: los acuerdos sobre el control del ferrocarril de la China del Este y las sociedades por acciones chino-soviéticas en ciertos sectores clave de la industria. Ambos acuerdos daban a Moscú tanta ventaja en el plano económico y político que hacía recordar con demasiada fuerza los antiguos tiempos del período colonial.
[15] El acuerdo suplementario del 23 de marzo de 1950 entre China y la Unión Soviética establecía la creación de sociedades por acciones para la explotación del petróleo y de metales no férreos en Sinkiang. No existía la disposición de la que Mao nos habla, pero prácticamente no puede dudarse de que en aquella época existían cláusulas secretas.
[16] En este caso Mao aplica deliberadamente a Stalin el término de “viejo ancestro”, término que utilizó en su juventud para designar a la emperatriz Tz´u-hsi. Es evidente que desea sugerir que estas dos personas (Mao se había encontrado bajo la autoridad de ambas, en distintas épocas) le inspiraban el mismo desagrado, mezclado con un respeto que sentía muy a pesar suyo.
[17] La conferencia de Hangchow (a principios de enero de 1958) convocaron [sic], como también lo hizo la conferencia de Chengtú durante la cual Mao pronunció este discurso, a los secretarios del partido de las provincias y a ciertos miembros del Buró Político. Los sesenta artículos sobre métodos de trabajo, que constituyeron el anteproyecto del gran salto adelante, fueron redactados a lo largo de estas dos conferencias.
[18] Cf. Luxum, La Véritable Histoire de Ah Q.
[19] El Séptimo Congreso del Partido Comunista de China (abril de 1945) preconizó el establecimiento de un gobierno de coalición con el Kuomintang, como indica el título del informe que Mao presentó al efecto. Sin embargo, también fue el punto de partida de un esfuerzo de la mayoría de los comunistas, en el nuevo contexto político que se iba a producir a raíz de la derrota del Japón, para imponerse como fuerza política (y militar) con la cual habría que contar en adelante. En particular señaló la consagración oficial de la independencia ideológica y la madurez del Partido Comunista de China, elevando el pensamiento de Mao Tse-tung al estatuto de guía para todo el trabajo del partido.
[20] El Programa de Diez Puntos o las Diez Grandes Tesis Políticas del Partido Comunista de China para la Resistencia Antijaponesa y la Salvación Nacional, que se dio a conocer el 15 de agosto de 1937, marcaba una línea política que se encontraba a mitad de camino entre los dos extremos; por una parte, un excesivo sectarismo y por otra una sumisión total al Kuomintang. Wang Ming, que había demostrado ciertas tendencias izquierdistas a principios de los años 30, fue acusado a partir de 1945 de errores derechistas y de haber capitulado a partir de su regreso de Moscú, en 1938, pero no conozco ningún documento de sesenta puntos que sintetice su posición de aquella época.
[21] Auténtico según el criterio de Stalin.
[22] Se trata del discurso que Dulles pronunció el 28 de junio de 1957, dos semanas después de que apareciera el artículo del New York Times sobre el discurso que Mao había pronunciado en el mes de febrero.
Discurso en Jangchou pronunciado en 1966
«He leído tres artículos en esta edición de Investigación filosófica [la edición especial de artículos filosóficos escritos por obreros, campesinos y soldados, 1965, N° 6]. Aquellos de ustedes que se encargan de la filosofía deberían adentrarse en la filosofía práctica, de otra manera nadie los leerá. La filosofía libresca es muy difícil de entender. ¿Para quién es escrita? Algunos intelectuales como Wu Jan (1), y Chien Po-tsan (2) están yendo de mal en peor. Alguien llamado San Ta-yen ha escrito un artículo refutando la idea de Chien Po-tsan sobre la clase de los terratenientes feudales adoptando una política de concesiones hacia los campesinos. Después de las guerras campesinas la clase terrateniente solamente contraatacaría y buscaría revancha; no hubo nunca una cuestión de concesiones. La clase terrateniente no hizo concesiones al Reino Celestial Taiping(3). Los Boxers primero dijeron: “Oponerse a los Ching y eliminar a los extranjeros”, y después, “Apoyar a los Ching y eliminar a los extranjeros”, ganando entonces el apoyo del Regente de la Emperatriz Tzu-si. Después que la dinastía Ching sufrió la derrota a manos de los imperialistas, la Emperatriz Regente y el emperador huyeron, y Tzu-si comenzó a “apoyar a los extranjeros y eliminar a los Boxers (4)”. Algunos dicen que la Historia íntima de la corte Ching es patriótica, pero yo pienso que es absolutamente traicioneras. ¿Por qué algunos dicen que es patriótica? Simplemente porque piensan que el emperador Kuang Su fue un hombre sensible que, junto con Kang Yu-wei6, abrió escuelas, formó nuevos ejércitos y puso en práctica unas pocas medidas de instrucción.
Al final de la dinastía Ching alguna gente planteaba “Saber chino para la sustancia, saber occidental para la aplicación práctica”. La sustancia era como nuestra línea general que no puede ser cambiada. No podemos adoptar el saber occidental como la sustancia, ni podemos usar la sustancia de la república democrática. No podemos usar “los derechos naturales del hombre” ni la “teoría de la evolución”. Solamente podemos usar la tecnología occidental. “Los derechos naturales del hombre” representan, por supuesto, una línea errónea de pensamiento. ¿Hay tal cosa como derechos otorgados por la naturaleza? ¿No es el hombre quien otorga derechos sobre el hombre? ¿Dónde los derechos que gozamos son otorgados por la naturaleza? Nuestros derechos fueron otorgados por la gente común, y en primer lugar por la clase obrera y los campesinos pobres y medios de la capa inferior.
Si ustedes estudian un poco historia moderna verán que no hubo tal cosa como una “política de concesión”. Las únicas concesiones fueron hechas por las fuerzas revolucionarias a las reaccionarias. Los reaccionarios siempre contraatacaron y buscaron revancha. Donde quiera una nueva dinastía emergió en la historia, ellas adoptaron una política de “disminuir el servicio laboral y de impuestos”. Esto fue así porque el pueblo estaba muy pobre y no había nada que tomar de él. Esta política fue en beneficio de la clase terrateniente.
Espero que quienes están encargados del trabajo filosófico irán a las fábricas y al campo por unos pocos años. El sistema de la filosofía debe ser reformado. Ustedes no deben escribir de la vieja manera y no deben escribir tanto.
Un estudiante de la Universidad de Nanking que viene de una familia campesina, un estudiante de historia, tomó parte en el movimiento de las “cuatro limpiezas”. Después escribió algunos artículos sobre el tema de la necesidad, para aquéllos que se ocupan de la historia, de bajar al campo. En esos artículos, publicados en el Diario de la Universidad de Nanking, él hizo una confesión diciendo: “He estudiado por varios años y he perdido toda noción del trabajo manual”. En la misma entrega del Diario de la Universidad de Nanking hay un artículo que dice: “La esencia es la contradicción principal y, en particular, el aspecto principal de la contradicción principal”. Pero la esencia es invisible e intangible; está escondida detrás de la apariencia externa. La esencia sólo puede ser descubierta a través de la investigación y el estudio. Si pudiéramos tocar y ver la esencia no habría necesidad de la ciencia.
Ustedes deberían tomar contacto con la realidad gradualmente, vivir por un tiempo en el campo, aprender un poco de la ciencia agrícola, botánica, tecnología del suelo, tecnología de la fertilización, bacteriología, forestación, conservación del agua, etc. No hay necesidad de leer grandes volúmenes. Es suficiente leer pequeños libros y tomar un poco de conocimiento general.
Ahora sobre la educación universitaria. Desde que se entra en la escuela primaria hasta dejar el colegio suma en total dieciséis o diecisiete años. Temo que por más de veinte años la gente no verá crecer arroz, mostaza, trigo o mijo; ni verán cómo trabajan los obreros, ni cómo los campesinos laboran los campos, ni cómo la gente hace negocios. Más aún, su salud estará arruinada. Es terriblemente dañino realmente. Yo digo a mi propio hijo: “Tienes que bajar al campo y decir a los campesinos pobres y medios de la capa inferior: ‘Mi papá dice que después de estudiar unos pocos años nosotros nos volvemos más y más tontos. Por favor, tías y tíos, hermanas y hermanos, sean mis maestros. Quiero aprender de ustedes’”.
De hecho los chicos preescolares tienen un montón de contactos con la sociedad hasta los siete años. A los dos, aprenden a hablar y a los tres tienen ruidosas peleas. Cuando son un poquito más grandes, usan azadas de juguete para imitar el trabajo de cultivo. Ese es el mundo real. Para entonces los chicos ya han aprendido conceptos. “Perro” es un concepto principal. “Perro negro” y “perro amarillo” son conceptos secundarios. El perro amarillo de su familia es concreto. Hombre es un concepto del que se desprenden una gran cantidad de significados. Hombre o mujer, grande o pequeño, chino o extranjero, revolucionario o contrarrevolucionario: todas esas distinciones están ausentes. Lo que quedan son sólo las características que diferencian al hombre de otros animales. ¿Quién ha visto alguna vez el “hombre”? Ustedes pueden sólo ver al señor Chang y al señor Li. Tampoco pueden ver el concepto de “casa”; solamente casas reales, como los edificios de estilo extranjero de Tientsin o las casas de campo de Pekín.
Debemos reformar la educación universitaria. No se debe gastar tanto tiempo atendiendo clases. No reformar las facultades de artes sería terrible. Si no son reformadas, ¿pueden ellas producir filósofos? ¿Pueden producir historiadores? Los filósofos de hoy no pueden hacer filosofía, los escritores no pueden escribir novelas, y los historiadores no pueden producir historia. Todo lo que ellos quieren escribir es sobre emperadores, reyes, generales y ministros. El artículo de Chi Pen-yu (7) es excelente. Lo leí tres veces. Su defecto es que no menciona nombres. El artículo de Yao Wen-yuan (8) también es muy bueno: tiene un gran impacto en los círculos teóricos, históricos y filosóficos. Su defecto es que no golpea en lo crucial del asunto. Lo crucial de La destitución de Jai Yui era la cuestión del despido. El emperador Chia Ching destituyó a Jai Yui. En 1959 nosotros destituimos a Peng Te-juai. Y Peng Te-juai es también Jai Yui.
Debemos reformar las facultades de artes en las universidades. Los estudiantes deben bajar y encargarse en la industria, la agricultura y el comercio. Los departamentos de ingeniería y ciencia son diferentes. Ellos tienen fábricas para el trabajo práctico y también laboratorios. Ellos pueden trabajar en sus fábricas y hacer experimentos en sus laboratorios. Después que han terminado la escuela secundaria deberían hacer algún trabajo práctico. Sólo ir al campo no es suficiente. Deberían ir también a las fábricas, comercio, compañías del ejército. Pueden hacer esa clase de trabajos por unos pocos años y luego estudiar por dos años. Eso será suficiente. Si la universidad tiene un sistema de cinco años, deberían ir abajo por tres años. Los profesores también deberían bajar, y trabajar y enseñar al mismo tiempo. ¿No pueden enseñar filosofía, literatura e historia allí también? ¿Deben tener grandes edificios de estilo extranjero para enseñar dentro de ellos?
Muchos grandes inventores, como Watt y Edison, vienen de familias obreras. Franklin, quien descubrió la electricidad, vendía diarios: comenzó como un canillita. Muchos de los grandes académicos y científicos no fueron al colegio. No muchos de los camaradas en el Comité Central de nuestro Partido son graduados universitarios.
Ustedes no pueden seguir escribiendo libros de la manera que los escriben ahora. Tomen el ejemplo del análisis y la síntesis. En el pasado los libros no lo explicaban claramente. Decían: “Dentro del análisis hay síntesis; el análisis y la síntesis son indivisibles”. Esta clase de aseveraciones pueden ser correctas pero tienen su insuficiencia. Uno debería decir: “El análisis y la síntesis son ambos divisibles e indivisibles”. Todo puede ser dividido. Todo es un caso de “uno se divide en dos”. El análisis tiene que ser aplicado en diferentes circunstancias. Tomen, por ejemplo, un análisis del Kuomintang y los comunistas. ¿Cómo analizábamos el Kuomintang en el pasado? Decíamos que ocupaba un extenso territorio con una gran población, controlaba las ciudades grandes y medianas, gozaba del apoyo del imperialismo y tenía un gran ejército bien equipado. Pero el punto fundamental era que estaba divorciado de las masas: los campesinos y soldados. También tenía contradicciones internas. Nuestros ejércitos eran pequeños, nuestras armas inferiores (solamente mijo y fusiles), nuestro territorio era pequeño, no teníamos grandes ciudades ni ayuda externa, pero teníamos estrechos lazos con las masas: teníamos democracia en los tres principales campos, teníamos el estilo de trabajo tres-ocho, y representábamos las demandas de las masas. Eso era lo fundamental.
Aquellos oficiales del Kuomintang que se habían graduado en las academias militares no podían pelear batallas, mientras que aquéllos que habían estudiado en la Academia Militar de Whampoa por sólo unos pocos meses podían pelear. Entre nuestros mariscales y generales hay muy pocos que han estado en el colegio. Yo nunca estudié libros militares. Yo había leído el Comentario de Tso (9), El espejo del buen gobernante(10) y el Romance de los tres reinos. Todos estos libros describen batallas, pero cuando tuve que entrar realmente en batalla olvidé todo acerca de ellos. Cuando peleamos no teníamos un solo libro con nosotros. Solamente analizábamos la situación de nosotros mismos y del enemigo, analizábamos la situación concreta.
Sintetizar el enemigo es comérselo. ¿Cómo sintetizamos al Kuomintang? ¿No lo hicimos tomando el material enemigo y remodelándolo? Nosotros no matábamos los prisioneros, sino que liberábamos a algunos de ellos y reteníamos a la mayoría para rellenar nuestros propios ejércitos. Tomamos todas las armas, comida, forraje y equipos de todas clases. Aquéllos que no usamos los hemos “aufgehoben”, para usar un término filosófico, como en el caso de gente como Tu Yu-ming (11). El proceso de comer es también de análisis y síntesis. Por ejemplo cuando comen ostras, comen la carne pero no el cascarón. El estómago absorberá la parte nutritiva y expelerá la parte inútil. Ustedes son todos filósofos de estilo extranjero. Yo soy un filósofo de estilo nativo. Sintetizar el Kuomintang significa comérselo, absorbiendo la mayor parte de él y eliminando una pequeña parte. He aprendido eso de Marx. Marx removió el cascarón de la filosofía de Hegel y absorbió la parte íntima útil, transformándola en el materialismo dialéctico. Absorbió el materialismo de Feuerbach y criticó su metafísica. La herencia tiene siempre que ser traspasada. En su tratamiento del socialismo utópico francés y la economía política inglesa, Marx absorbió las cosas buenas y abandonó las malas.
El Capital de Marx comienza con el análisis de la naturaleza dual de las mercancías. Nuestras mercancías también tienen una naturaleza dual. En un centenar de años las mercancías tendrán todavía una naturaleza dual. Las cosas que no son mercancías también tienen una naturaleza dual. Igualmente nuestros camaradas tienen una naturaleza dual, correcta e incorrecta. ¿No tienen ustedes una naturaleza dual? Yo sé que la tengo. La gente joven cae fácilmente en el error de ser metafísica; no pueden soportar hablar sobre sus limitaciones. La gente mejora con la experiencia. Sin embargo en los años recientes, es la juventud la que ha hecho progresos; los casos sin esperanza son de algunos viejos profesores. Wu Jan es alcalde de la ciudad. Sería mejor si fuera bajado a ser cabeza de un distrito. Sería mejor si Yang Sien-chen y Chang Wen-tien fueran bajados también. Esta es la única manera en que realmente podríamos ayudarlos.
Recientemente se escribió un artículo acerca de la ley de la justificación adecuada. ¿Qué ley de justificación adecuada? No pienso que exista una cosa así. Las diferentes clases tienen diferentes maneras de justificar sus acciones. ¿Qué clase no tiene una justificación adecuada? ¿No la tiene Russell? El recientemente me envió un folleto que deber ser traducido y leído. Russell está ahora un poco mejor políticamente. Es un antirevisionista y antinorteamericano y apoya a Vietnam. Su idealismo ha adquirido un poco de materialismo. Estoy hablando sobre sus acciones(12).
Una persona debería trabajar en muchos campos, tener contactos con toda clase de gente. Los izquierdistas no deberían reunirse solamente con izquierdistas sino también con derechistas. Ellos no deberían ser temerosos de esto y aquello. Yo mismo me he encontrado con toda clase de gente; me he reunido con grandes oficiales y con pequeños.
Escribiendo filosofía, ¿pueden cambiar sus métodos? Deben escribir en un estilo popular, usando el lenguaje de las masas trabajadoras. Todos hablamos igual que los estudiantes. (El camarada Chen Po-ta interrumpe: “Excepto el Presidente”). Yo he estado involucrado en el movimiento campesino, el movimiento de los obreros, el movimiento estudiantil, el movimiento del Kuomintang, y tengo hecho algún trabajo militar por más de veinte años, así que soy algo mejor.
Tomando el estudio de la filosofía china, debemos estudiar la historia china y el proceso histórico de la filosofía china. Uno primero debe estudiar la historia de los pasados 100 años. ¿No es un proceso histórico de unidad de los contrarios? La historia moderna es un continuo proceso de uno dividiéndose en dos y de continua lucha. En esa lucha alguna gente hizo componendas, pero el pueblo estuvo insatisfecho con ellos y volvió a la lucha. Antes de la Revolución de 1911 tuvimos la lucha entre Sun Yat-sen y Kang Yu-wei. Después que la Revolución de 1911 hubo destronado al emperador estuvo la pelea entre Sun y Yuan Shij-kai. Después de eso el Kuomintang tuvo continuas rupturas y luchas internas.
Los clásicos marxistas leninistas no sólo necesitan tener escritos prefacios sino también anotaciones. Los prefacios políticos son más fáciles de escribir que los filosóficos, que no son demasiado fáciles. Se acostumbraba a decir que había tres grandes leyes de la dialéctica, luego Stalin dijo que había cuatro. Desde mi punto de vista hay sólo una ley básica y es la ley de la contradicción. Calidad y cantidad, afirmación y negación, apariencia externa y esencia, contenido y forma, necesidad y libertad, posibilidad y realidad, etc., son todos casos de la unidad de contrarios.
Se ha dicho que la relación de la lógica formal a la dialéctica es como la relación entre las matemáticas elementales y las altas matemáticas. Esta es una formulación que debería ser más estudiada. La lógica formal concierne a las formas del pensamiento, y se preocupa de asegurarse que no haya contradicción entre sucesivas etapas en un argumento. Es una ciencia especializada. Cualquier clase de escrito debe hacer uso de la lógica formal.
La lógica formal no trabaja ella misma con premisas principales: es incapaz de hacerlo. El Kuomintang nos llamaba “bandidos”. “Los comunistas son bandidos”, “Chang San es un comunista”, por lo tanto “Chang San es un bandido”. Nosotros decimos “Los Kuomintang son bandidos”, “Chiang Kai-shek es Kuomintang”, por lo tanto nosotros decimos “Chiang Kai-shek es un bandido”. Ambos silogismos están en concordancia con la lógica formal.
Uno no puede adquirir mucho conocimiento fresco a través de la lógica formal. Naturalmente uno puede sacar inferencias, pero la conclusión está todavía encofrada en una premisa principal. En la actualidad alguna gente confunde la lógica formal y la dialéctica. Esto es incorrecto».
Notas:
1.Wu Jan era en esa época vicealcalde de Pekín. Había contribuido con una serie de artículos publicados en 1961 y 1962 en la prensa de Pekín bajo el título Notas sobre la aldea de las Tres Familias, cuyo contenido atacaba veladamente “la gran charla vacía” e incapacidad para escuchar consejos, de Mao. Sobre todo fue el autor de la obra La destitución de Jai Yui, publicada en enero de 1961, que fue de hecho una defensa de Peng Te-juai (Ministro de Defensa, destituído en 1959) al que presentaba como un oficial de alto rango removido de su puesto por el emperador en tiempo de los Ming porque había defendido el derecho de los campesinos a su tierra. > volver
2.Un destacado historiador que también fue blanco de la Revolución Cultural. En época del discurso de Mao encabezaba el Departamento de Historia de la Universidad de Pekín. > volver
3.Una referencia a la guerra del Reino Celestial Taiping. Fue una guerra campesina revolucionaria emprendida contra el régimen feudal y la opresión nacional de la dinastía Ching a mediados del siglo XIX. Jung Siu-chuan, Yang Siu-ching y otros líderes de esa revolución, iniciaron un levantamiento en Kwangsi en enero de 1831 y proclamaron la fundación del Reino Celestial Taiping. En 1851 el ejército campesino avanzó hacia el norte desde Kwangsi y marchó a través de Junan, Jupei, Kiangsi y Anjwei, y en 1853 capturó Nanking, la principal ciudad en el bajo Yangtsé. Parte de sus fuerzas luego continuó hacia el norte y llegó hasta las cercanías de Tientsin, una gran ciudad en el norte de China. A causa de que el ejército Taiping fracasó en construir bases rurales estables en los lugares que ocupaba y también porque, después de establecer su capital en Nanking, el grupo dirigente en el ejército cometió muchos errores políticos y militares, no pudo establecer un ataque conjunto a las tropas contrarrevolucionarias del gobierno Ching y de los agresores, Gran Bretaña, los Estados Unidos y Francia, y fue derrotado en 1864. > volver
4.Boxers: una referencia al movimiento Yijetuan. El movimiento Yijetuan fue una lucha armada antiimperialista que tuvo lugar en el norte de China en 1900. Las amplias masas de campesinos, artesanos y otros sectores del pueblo tomaron parte en este movimiento. Tomando contacto entre unos y otros a través de lo religioso y otros canales, se organizaron ellos mismos sobre la base de sociedades secretas y emprendieron una lucha heroica contra las fuerzas conjuntas de agresión de las ocho potencias imperialistas: los Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Alemania, Rusia, Francia, Italia y Austria. El movimiento fue aplastado con indescriptible salvajismo después que las fuerzas conjuntas de agresión ocuparon Tientsin y Pekín. En 1901 el gobierno Ching concluyó un tratado con los poderes imperialistas. Sus principales provisiones fueron que China tenía que pagar a esos países reparaciones de guerra y garantizarles el privilegio especial de estacionar tropas en Pekín y en el área desde Pekín a Tientsin y a Shanjaikuan. > volver
5.Una referencia a la película con ese nombre, que denigra el patriótico movimiento Yijetuan y pregona la capitulación ante el imperialismo. Liu Shao-chi alabó esta película entreguista calificándola de “patriótica”. El camarada Mao ya había denunciado esta película en marzo de 1959, y nuevamente en octubre de 1954. Ver Carta a propósito de los estudios sobre El sueño del pabellón rojo, en Obras escogidas de Mao Tsetung, tomo V, páginas 160-1. > volver
6.Kang Yu-wei (1858-1927), del distrito Nanjai, provincia de Kwangtung. En 1895, después que China había sido derrotada por el imperialismo japonés en el año anterior, dirigió a mil trescientos aspirantes para el tercer grado en los exámenes imperiales en Pekín elevando un “memorial de diez mil palabras” al emperador Luang Su, pidiendo “reforma constitucional y modernización” y pidiendo que la monarquía autocrática sea transformada en una monarquía constitucional. En 1898, en un intento de introducir reformas, el emperador promovió a Kang Yu-wei junto con Tang Sze-tung, Liang Chi-chao y otros a puestos claves en el gobierno. Más tarde, el regente de la emperatriz Tzu Si, representando a los “duros de matar”, nuevamente tomó el poder y el movimiento de reformas fracasó. Kang Yu-wei y Liang Chi-chao huyeron al exterior y formaron el Partido de Protección al Emperador, que devino en una fracción política reaccionaria en oposición a la burguesía y pequeñoburguesía revolucionarias representada por Sun Yat-sen. > volver
7.Chi Pen-yu fue un editor de Hung-chi. El artículo al que se refiere Mao aquí se titulaba Estudiar historia por la causa de la revolución, y apareció en el número 13 de ese periódico, que fue publicado el 6 de diciembre de 1965. Como dice Mao, no menciona nombres; ataca a los discípulos de Ju Shij quien negaba la relevancia de la lucha de clases en el estudio de la historia, y apela a un “un punto de vista por sobre las clases” y “objetividad absoluta”, pero no los identifica, salvo diciendo que expresaron esas ideas abiertamente en 1963. > volver
8.Yao Wen-yuan había llamado primero la atención por un artículo de junio de 1957, atacando las tendencias burguesas del Wen-hui pao de Shangai. Irónicamente, su artículo Sobre la nueva ópera histórica. La destitución de Jai Yui apareció el 10 de noviembre de 1965 precisamente en ese diario porque, como afirma Mao en octubre de 1966, no era posible lograr que fuera publicado en la prensa de Pekín, que estaba firmemente controlada por el grupo del Partido encabezado por Liu Shao-chi. > volver
9.El comentario común sobre los Anales de la primavera y el otoño, escrito en el tercer siglo antes de Cristo. > volver
10.El Tzu-chij tung-chien de Ssu-ma Luang (1019-86), escrito entre 1072 y 1084, es una historia general de China desde 403 antes de Cristo. Es, con el Shij-chi, uno de los más famosos escritos históricos de China. > volver
11.Los comunistas aplicaron el tratamiento que Mao caracteriza en términos hegelianos como “Aufhebung” (anulación) al general del Kuomintang Tu Yu-ming derrotándolo en batalla y tomándolo prisionero después que había rehusado rendirse. Ver el “Mensaje para intimar a Tu Yu-ming y otros a rendirse”, del 17 de diciembre de 1948, Obras escogidas de Mao Tsetung, tomo IV, páginas 307-9. > volver
12.Las ideas de Bertrand Russell en 1920 fueron criticadas por Mao en dos cartas a Tsai Jo-sen, de noviembre de 1920 y enero de 1921. [Bertrand Russel, filósofo y matemático inglés (1872-1970), de ideas socialistas reformistas tuvo una posición favorable al comunismo frente a la Revolución Rusa de 1917 pero contraria a la dictadura de los obreros y campesinos, sosteniendo que se podía llegar al socialismo empleando los métodos de la educación para cambiar la conciencia de las clases propietarias. En los últimos años de su vida, tomó una posición activa de defensa de Vietnam, tras la invasión norteamericana a ese país en 1964. Nota de hoy ]. > volver
13.La Revolución de 1911 derrocó al régimen autocrático de la dinastía Ching. El 10 de octubre de ese año, una sección del Nuevo Ejército, al llamado de las sociedades revolucionarias de la burguesía y la pequeñoburguesía, inició un levantamiento en Wuchang. Este fue seguido por levantamientos en otras provincias, y muy pronto el régimen de la dinastía Ching se derrumbó. El 1° de enero de 1912 fue establecido en Nanking el Gobierno Provisional de la República de China, y Sun Yat-sen fue elegido presidente provisional. La revolución alcanzó la victoria a través de la alianza de la burguesía, los campesinos, los obreros y la pequeñoburguesía urbana. Pero a causa de que el grupo que dirigía la revolución era de naturaleza conciliadora, no pudo aportar beneficios reales a los campesinos y cedió a las presiones de las fuerzas feudales y del imperialismo; el poder establecido cayó en manos del señor de la guerra del norte Yuan Shij-kai, y la revolución fracasó.
Fuente | «Viva el pensamiento Mao Tsetung», publicación de la Guardia Roja.