Capítulo 8 - El plomo de las naftas

 $$ Un Mito Costoso $$

 

  Un Fraude Tonto, Pero Efectivo 

Aclaración Importante: este capítulo sobre el plomo en las naftas es una traducción y adaptación al castellano del artículo escrito por el Profesor Zbigniew Jaworowski, «Posthumous Papers of Leaded Gasoline» , publicado en la revista «21st Century Science and Technology», Spring 1994, p. 34-41. El Profesor Jaworowski es un brillante científico multidisciplinario que se desempeña en el Laboratorio Central de Protección Radiológica de Varsovia, Polonia. También se desempeñó como Jefe del UNSCEAR, Comite Cientifico de las Naciones Unidas sobre Efectos de las Radiaciones Atomicas. El autor se ha permitido hacer algunos comentarios en distintas partes del capítulo, sólo para reforzar la idea de que el fraude que se ha cometido con el tema del Plomo -no sólo en las naftas- es mucho más grave de lo que parece a primera vista.


También se trata de un fraude científico, con la consabida complacencia de la prensa, ya sea la amarilla común o la científica. La prohibición de las naftas o gasolinas con plomo le cuesta a Francia y a Gran Bretaña unos 500 millones de dólares anuales, y al resto del mundo probablemente le cuesta más de 5.000 millones por año. La mayor parte de este dinero se gasta en refinaciones especiales, asociado con un aumento del 25% del consumo de petróleo crudo, consumo que se hace a expensas de las generaciones futuras. Se estimó que el costo de recambio para las industrias del petróleo y del automóvil es de unos 4.24 miles de millones de dólares, sólo para los Estados Unidos.

Es hora de preguntarse si la prohibición del plomo en las gasolinas fue algo necesario para disminuir el nivel de plomo en la atmósfera, o si sólo ha sido un innecesario derroche de recursos y dinero, un sacrificio hecho para complacer a los que culpan a la Humanidad y al desarrollo industrial por arruinar a la Naturaleza.

Esta carísima eliminación de «una maldición de los dioses», como se llegó a catalogar a los aditivos para las gasolinas, fue cantada como una victoria por los involucrados con los riesgos públicos, en una batalla terrible contra las industrias petroleras multinacionales y automotrices.(1) Pero, ¿Realmente contaminaban las gasolinas con plomo al público en general?

La respuesta es simple: NO. La carga de plomo en el organismo humano ha disminuido desde el advenimiento de la industria moderna y las gasolinas con plomo ­ a pesar de décadas de propaganda anti-plomo que ha llevado a la gente a creer, equivocadamente, lo contrario. Esta disminución es largamente debida al mejoramiento de las tecnologías que hicieron posible la eliminación del plomo en la vajilla, elementos de cocina, cañerías y otros ítems relacionados con la comida.

Entre 1870 y 1972 la producción de plomo se multiplicó por un factor de 100. El consumo de las gasolinas con plomo alquídico aumentó en los Estados Unidos de manera constante, desde 0 en 1923 hasta 25.000 toneladas en 1930 y 270.000 toneladas anuales para 1970. En 1971 se alcanzó el pico máximo de consumo de plomo para las naftas en todo el mundo, con 640 mil toneladas. Sin embargo, y a pesar de toda la malintencionada propaganda en contra (naftas ecológicas. . .) la verdad científica es que, en el mismo período, los niveles de plomo en el organismo humano disminuyeron de manera sostenida!.

No debe resultar sorprendente que este enorme aumento del plomo de las naftas no se refleje en los niveles de plomo hallados en el organismo, porque primero es necesario fijarse en la fisiología de la incorporación al organismo, y en las concentraciones de plomo en la atmósfera. Primero y fundamental: sólo el 10% del plomo que se encuentra en el organismo humano proviene del aire, mientras que el 90% restante proviene de las comidas y bebidas que ingerimos.

De manera general, no existió un aumento sino una disminución de las concentraciones de plomo en las mediciones del aire realizadas en las ciudades norteamericanas entre 1941 y 1965, precisamente cuando el uso de las naftas con plomo se incrementaba vertiginosamente! Para dar sólo dos ejemplos comprobables, los niveles de plomo en el aire de Cincinnati y Salt Lake City disminuyeron durante ese período a una cuarta parte de los niveles de 1940.(2) Al mismo tiempo, existió una disminución paralela del contenido de plomo en los productos agrícolas. En Dinamarca, por ejemplo, las trazas de plomo en los alimentos se redujeron desde 1962 a 1976 en un factor de 3 a 5, mientras que las emisiones de plomo de las naftas se multiplicaron por 2.5! (3)

Corta Historia del Tetraetilo

La propiedad del tetraetilo de plomo (TEP) como aditivo para las gasolinas, fue descu-bierta en 1921 por Thomas Midgley, el principal investigador químico de la General Motors. Curiosamente, Midgley fue también el jefe del equipo de investigadores en el mismo laboratorio que descubrieron y sintetizaron los famosos cloro-fluoro-carbonos, o CFCs, que tanto barullo están provocando actualmente por su presunta y jamás demos-trada acción destructora sobre la capa de ozono. En mi opinión, Thomas Midgley debería figurar en el Hall de la Fama de los Benefactores de la Humanidad, aunque los ecologistas lo consideren un Cagliostro.

El TEP, cuando se agrega en pocas milésimas por litro, hace que la combustión interna sea más uniforme, incrementando la potencia (HP), aumentando la eficiencia del combustible y reduciendo notablemente su consumo. Por otra parte, los depósitos de plomo que se forman lubrican muy eficientemente a las válvulas y mantienen limpios a los asientos de válvulas. No es necesario el uso de asientos de cromo tungsteno ni de caras válvulas de sodio. Por ello, para 1923, las gasolinas con plomo se habían hecho popula-res, mientras que las autoridades de Salud Pública de los EEUU determinaron que el agregado de plomo a los combustibles imponía muy poco riesgo a la salud de la pobla-ción, aunque fuese sumamente tóxico durante su proceso de fabricación.

Las primeras regulaciones para restringir el uso del plomo en las gasolinas se encuentran en las regulaciones del Acta del Aire Limpio de 1970, autorizando a la EPA a regular cualquier aditivo para las naftas que pudiesen resultar perjudiciales para la salud. La EPA determinó que las gasolinas sin plomo debían estar ya en el mercado para Julio de 1974. En Diciembre de 1973 la EPA ordenó la progresiva y definitiva erradicación de las naftas con plomo, porque se descubrió que el plomo inutilizaba al recubrimiento de platino de los nuevos convertidores catalíticos de los escapes de los autos. La histeria del calentamiento global ya estaba en marcha. Por último, el Acta del Aire Limpio de 1990 prohibe el uso definitivo de las naftas con plomo después del 31 de Diciembre de 1995. ¿Y todo por qué? Sigamos informándonos sobre los hechos que forman parte de la Verdad Científica.

 La Fisiología Humana y el Plomo

Para entender algo de la cuestión del plomo en el ser humano se debe mirar en su fisiología. Más o menos el 90% del plomo contenido en el organismo está depositado en los huesos donde está firmemente unido a minerales del hueso. El plomo también está fuer-temente unido a la queratina del pelo.

Por consiguiente, huesos y cabellos humanos bien conservados son excelentes indicado-res de los cambios históricos en las concentraciones de plomo en el cuerpo humano. Aunque no se ha investigado a fondo, es probable que mínimas cantidades de plomo sean esenciales para la vida.(4) La absorción del plomo en el tracto humano se ve prácticamente eliminada por un ligero aumento del contenido de calcio y fósforo en la dieta. Por ello, las aguas duras (ricas en estos elementos) protegen a quien las beben de la absorción de plomo. Los mayores niveles de plomo en la sangre se encuentran en zonas de aguas blandas.

Estos son hechos científicos comprobados.(5) Los aditivos minerales en suplementos alimenticios para vacas son sumamente eficientes para eliminar la absorción de plomo. En los huesos de vacas expuestas al plomo del tráfico pesado cerca de París, los científicos no pudieron encontrar ni una pizca de plomo, a pesar de emplear sofisticados métodos de análisis. Parece ser que el calcio y el fósforo de los aditivos bloquean totalmente la absorción del plomo en las vacas francesas. Por el otro lado, las vacas de otras partes de Europa que no fueron alimentadas con los aditivos mencionados, y los animales salvajes, tenían concentraciones de plomo en sus huesos que eran dos o tres veces más altas que en los humanos. (6)

Esta es la razón, en parte, de que entre 1940 y 1960 ­ esto es, durante el máximo incremento del consumo de gasolinas con plomo ­ no se encontró ningún aumento de las concentraciones de plomo en los residentes de muchas grandes ciudades norteamericanas.(7) El investigador Stopps tabuló toda la información disponible sobre sangre humana «normal» y los niveles de plomo en la orina humana, y no encontró ningún cambio significativo entre 1925 y 1965. (8)

Tampoco existen niveles inusualmente elevados de plomo en gente que vive en regiones de alto tráfico, como tampoco existe una asociación entre tener un automóvil y los niveles de plomo en la sangre. (9) La gran disminución de los niveles de plomo en el organismo humano durante las últimas décadas es, sin embargo, la continuación de una tendencia mucho más antigua. ¿Qué muestran las estadísticas al respecto? Durante los últimos cien años, los niveles de plomo en los huesos humanos en Alemania han estado disminuyendo de manera continuada. También en Dinamarca los valores han disminuido de 19 microgramos por gramo de hueso (o µg/g) en los años 40, hasta 1,4 µg/g en 1972. (10)

En los EEUU, entre 1871-1923, el contenido de plomo en los cabellos de los adultos era de 93 µg/g, pero en 1971 había caído a 6 µg/g! Por consiguiente, en el período donde los gases con plomo de los autos aumentaron de cero hasta 270.000 toneladas, el nivel del plomo en los cabellos humanos se redujo por un factor de 15! Son más hechos comprobados e irrefutables, aceptados por todos los científicos serios del mundo. (11)

En una escala de tiempo mayor, el contenido de plomo en el hombre ha cambiado aún más dramáticamente en muchos países industrializados. El Dr. Zbignew Jaworowski revisó recientemente 23 estudios del contenido de plomo en 1000 huesos de humanos que vivieron y murieron durante los últimos 6.000 años en 13 países. La información de 7 de esos países permite hacer una comparación de la distribución geográfica de los niveles de plomo, tanto contemporáneos como prehistóricos.(12) Los residentes actuales de 7 países industrializados tienen un promedio de niveles de plomo en hueso que se incrementa sistemáticamente de 1.5 µg/g en Dinamarca, hasta 25 µg/g en Gran Bretaña.

Hace unos 2000 años, existía una tendencia geográfica similar. (Figura 1) En lugares donde los niveles de plomo eran bajos en épocas prehistóricas (p. ej.: Dinamarca, Japón y Polonia) también lo son ahora. Y en los lugares donde prehistóricamente los niveles de lomo eran altos, actualmente lo siguen siendo, como en Gran Bretaña. Esto demuestra que el control de la carga de plomo humana en hueso lo ejercen más la geología, la comida y el agua local, y no la actividad industrial o los escapes de los automóviles.

La figura 1 también demuestra que el actual nivel de plomo en huesos de Dinamarca, Japón, Polonia, Alemania y Francia es sólo ligeramente mayor que el que existía en el advenimiento de la tecnología del plomo, y en los Estados Unidos y en Gran Bretaña son menores que los niveles prehistóricos. De hecho, en 186 huesos del año 900 el contenido promedio de plomo es de 40 µg/g, mientras que en los residentes actuales de los Estados Unidos los valores son de 17 µg/g.

Sin embargo, entre el período prehistórico y el siglo 20, tanto los Americanos como los Europeos tenían una alta concentración de plomo. En los tiempos medievales y hasta el final del siglo 19, los niveles de plomo en los europeos se elevó desde los bajos niveles prehistóricos hasta los 40 µg/g en Suecia y Dinamarca, desde 58 µg/g en Alemania hasta los 100­280 µg/g en Francia; y hasta los 100 a 370 µg/g en Polonia. En Perú, el nivel de plomo en hueso se incrementó de 0.1­2.7 µg/g del período precolombino, hasta los 100 µg/g de principios del 1800. Los colonos virginianos del siglo 17 tenían un pro-medio de plomo en hueso de 93 µg/g. En las remotas Islas Faroe del Artico, los niveles eran de 33 a 240 µg/g a comienzos de la Edad Media. (13)

DISTRIBUCION GEOGRAFICA DE CONCENTRACIONES DE PLOMO
PROMEDIO EN HUESOS CONTEMPORANEOS Y PREHISTORICOS

Las diferencia geográficas son similares para ambos tipos de huesos. Los niveles prehistóricos en Dinamarca, Japón, Polonia, Alemania y Francia eran ligeramente menores que los niveles actuales, mientras que en los Estados Unidos y Gran Bretaña los niveles pre-históricos eran mayores que los actuales.

FIGURA 1
TENDENCIAS HISTÓRICAS EN LA PRODUCCIÓN GLOBAL DE PLOMO

Y LAS CONCENTRACIONES DE PLOMO EN HUESOS Y CABELLOS

Figura 2

En los tiempos medievales y hasta el fin del siglo 19, la intoxicación sub-aguda de plomo había alcanzado dimensiones pandémicas. Esto fue el resultado del uso extendido de utensilios y vajillas de peltre y de los compuestos de plomo empleados normalmente en las medicinas. La subsecuente declinación del ingreso de plomo al organismo ocurrió durante el mismo período en que la producción global de plomo metálico creció 100 veces y la producción de plomo para las gasolinas subió de cero a 640.000 toneladas anuales.

 Más Ciencia Fraudulenta

Lo mismo que muchos otros fraudes y engaños científicos en la ecología, la historia del plomo en las gasolinas se basa en ciencia fraudulenta. En 1979, C.C. Patterson y sus colegas hicieron un curioso intento de establecer un valor natural único para los huesos humanos, que fuese válido para todas las regiones del mundo y para todas las eras, basándose en sólo dos (!) muestras de antiguos huesos. (15) Hicieron ensayos con cinco muestras de huesos Peruanos de 1300 años de antigüedad, lavándolos en ácido nítrico y acetona. Este drástico procedimiento se llevó consigo gran parte del plomo depositado in vivo (16) por lo cual los análisis posteriores produjeron resultados absolutamente inválidos.

Pero, peor todavía, la información fue manipulada de una manera inaceptable para los standards actuales de metodología científica. El contenido de plomo de las cinco muestras peruanas dieron valores de 0.11; 0.16; 0.71, 1.4; y 2.7 µg/g, siendo el promedio de estos valores de 1.02 µg/g. Los autores del estudio rechazaron de manera arbitraria los tres valores mayores, sin embargo, porque no «encajaban en los niveles que deseaban encontrar» en las muestras de huesos y dictaminaron que se trataba de valores erróneos para los perua-nos, que no producían plomo.

De los dos valores restantes ­los más bajos­ obtuvieron un promedio de 0.13 µg/g, de-mostrando de esa manera un desprecio total por las estadísticas, la metodología científica y la ética, sea del tipo que fuere. Este valor amañado fue entonces presentado y bendecido como «valor natural», y en base a esta aberración metodológica los autores declararon que existía un aumento de más 100 veces en los niveles de plomo en hueso del hombre actual, exactamente como se había especulado en el famoso trabajo de Patterson de 1965 (17)

Los líderes del movimiento anti-plomo, como Russel-Jones,(18) rechazaron entonces cualquier otra evidencia en contra y aceptaron este valor «natural» como la Ultima y Absoluta Verdad Científica. Usando las mismas palabras de Patterson, dijo que los resultados de Patterson«comprenden toda la información disponible del núcleo esencial y confiable de información . . . el resto de información sobre el tema carecía de todo valor científico», y que todos los demás investigadores «deberían considerar si sus trabajos no son fútiles ejercicios que gastan tiempo y recursos.» Patterson rechazó cualquier tipo de crítica a sus afirmaciones sin dar más explicaciones.

Por ejemplo, cuando el Prof. M. Rutter cuestionó a Patterson diciéndole: «Estoy seguro de que usted estará de acuerdo en que la replicación constituye la esencia de la Ciencia», Patterson respondió secamente: «No, no estoy de acuerdo» . (19) Para quienes no lo saben, la replicación es el sistema usado por los científicos para comprobar la validez de las teorías expuestas por algún investigador. Esto, es lo que jamás se hizo con la teoría de la Capa de Ozono y muchas otras, como la prohibición del DDT, los PCB, el Bromuro de Metilo, los CFCs, el Radón, el asbestos, etc.

La «replicación» consiste en repetir los experimentos realizados por el investigador y comprobar si se llegan a los mismos resultados. Si el trabajo original ha respetado todos los pasos y métodos que se requieren en un trabajo científico, los «replicantes» van a llegar indefectiblemente a los mismos resultados que el trabajo original. Esto «valida» los trabajos y permite suponer que la teoría o hipótesis del investigador puede ser correcta.

Mal puede Patterson estar de acuerdo con la postura del Prof. Rutter, porque el método de trabajo y su teoría no pasaron jamás ningún intento de «replicación». Esto debería ir echando luz sobre la manera en que el lobby anti-plomo consiguió la regulación prohibitiva.

 Los Profetas del Plomo

Hubo dos «papers» o trabajos (pseudo) científicos publicados en 1965, que cavaron los cimientos para la mitología del plomo como amenaza. Las fantasías se llamaban «Envenenamiento con Plomo y la Caída de Roma», por S.C. Gilfillan, (que desparramó por todas partes el miedo a la deficiencia mental provocada por el plomo) (20) y «Ambientes Contaminados de Plomo Natural del Hombre», por C.C. Patterson, que se despachó con la absurda teoría que el ambiente global estaba actualmente contaminado con niveles de plomo 1000 veces por encima de los niveles «naturales». (21) Estos dos trabajos, que son la piedra fundamental del movimiento anti-plomo, merecen un rápido examen, para comprobar hasta donde puede llegar la deshonestidad del movimiento ecologista anti-ciencia, anti-progreso, anti-Humanidad

Gilfillan sostenía que el plomo de la lujosa vajilla y comida envenenaba a los romanos ricos, pero no a los pobres. En apariencia, esta «aristonacia» mató a los más sabios y brillantes pensadores que, en cada generación, eran promovidos desde las clases más bajas a la riqueza y luego a la extinción. Los ricos envenenados vieron disminuir su fertilidad, su muerte adelantada, y sus hijos sobrevivientes dañados mentalmente. Por ello ­ según afirma Gilfillan ­ los componentes genéticos buenos fueron eliminados de la población romana y «el resultado fue la disgenia y el desastre cultural del Oscurantismo y el estancamiento Bizantino».

El «paper» de Gilfillan es simplemente un Cuento de Hadas. Los historiadores se ponen furiosos cuando se enfrentan con esta explicación simplista basadas en evidencias apenas anecdóticas.(22) Gilfillan se lanzó entonces a analizar una colección de antiguos huesos griegos y romanos en el afán de encontrar niveles de plomo elevados que apoyaran su insólita teoría, diciendo que « … la necromancia clínica agregará el sello final de aproba-ción a una evidencia suficientemente lógica que no la necesita». Realmente creía que hallaría elevados niveles de plomo y prometió que los daría a conocer en un informe posterior.

Cuando después de varios años los resultados aún no habían sido publicados, el eminente científico Zbigniew Jaworoski (profesor emérito del Laboratorio de Protección Radio-lógica de Varsovia y Presidente del Comité Científico de las Naciones Unidas para el Efecto de las Radiaciones Atómicas) le solicitó los resultados completos. Sin embargo, Gilfillan no le respondió ni una línea a los insistentes reclamos, no sólo de Jaworoski sino de muchos otros notables científicos. Hasta la fecha, los resultados de la famosa teoría de Gilfillan sobre el plomo en los huesos romanos no han sido hechos públicos ni conocidos por nadie. Fue un fiasco total.

Sin embargo, como se ha visto antes, desde los tiempos medievales hasta fines del siglo 19, los Europeos estaban altamente contaminados con niveles sub-agudos de plomo. Históricamente, es el mismo período en el que Europa experimentó un dinamismo cultural, social, artístico, económico y científico sin precedentes en la historia ­ un fenómeno que contradice la teoría de Gilfillan del retraso mental a consecuencia del plomo.

A pesar de tan absurda teoría, el primer «paper» de Gilfillan recibió una publicidad inmensa en todo el mundo y tuvo un inmediato atractivo popular. Desde entonces, la opinión en boga es que la caída del Imperio Romano se debió a la intoxicación con plomo de los antiguos aristócratas. El mensaje del «paper» era bien claro: la sociedad moderna también estaba condenada a la extinción porque usa mucho más plomo que los antiguos romanos.

Esta increíble teoría ­ especulaciones sin ninguna base científica ­ fue aceptada sin mayor esfuerzo intelectual por el investigador norteamericano H. L. Needleman, quien sostenía que el nivel normal de plomo en los niños en edad escolar (24) (bastante bajo en esa época), disminuía su capacidad mental. Aunque los estudios de Needleman eran constantemente criticados por sus deficiencias científicas y metodológicas, (25) eran sin embargo aceptados a rajatabla por las agencias regulatorias. Las controvertidas declaraciones de Needleman fueron fácilmente aceptadas por la EPA (no hay nada como escuchar lo que uno desea escuchar. . .) y otras agencias similares de otros países porque el terreno había sido perfectamente preparado por el «paper» de C.C. Patterson de 1965 que había causado sensación.

  Las Falsas Hipótesis de Patterson

Las afirmaciones de Patterson sobre que la atmósfera estaba extremadamente contaminada por el plomo producido por el hombre, y que el actual contenido de plomo en el hombre es 100 veces mayor que los niveles normales del ambiente, eran puras especulaciones que no se basaban en mediciones de cambios históricos de los niveles de plomo en el aire o en el cuerpo humano.

Patterson no midió los niveles de plomo en ningún objeto del pasado o del presente, sino que determinó lo que él llamaba el «nivel normal global» por medio de extrapolaciones, cálculos absurdos y suposiciones alocadas. La base para los niveles correspondientes al cuerpo humano, era la suposición de que existe una estrecha correspondencia (relacionada con el peso atómico) entre la abundancia de metales en la corteza terrestre y en el hombre: la relación «corteza/cuerpo». Las diferencias fundamentales entre estos elementos fueron ignoradas totalmente.

En su lugar, el nivel natural teórico de plomo en el hombre se encontró simplemente dividiendo la abundancia de plomo en la corteza terrestre por la relación corteza/cuerpo para el bario! ¡¡¡¿Qué tendrá que ver el bario con el Plomo?!!! A pesar de ello, Patterson afirmó que, de esta manera, había podido calcular el contenido total natural de plomo en el hombre y que, según él, era de 2 miligramos ­ es decir, 100 veces por debajo de los niveles de plomo comúnmente medidos por el resto de la comunidad científica. Como se ha demostrado más de mil veces, Patterson estaba equivocado.

En la tabla de la próxima página, se puede ver que la relación corteza/cuerpo varía ampliamente, sin depender del peso atómico, ya sea para los elementos esenciales como el hierro y el zinc como para los no esenciales como el estaño. No está claro por qué, en el grupo alcalino térreo (calcio, estroncio, bario y radio), se eligió de manera arbitraria la relación corteza/cuerpo para el elemento no esencial bario, y no se eligió la de los tampoco esenciales radio o estroncio, para calcular la carga de plomo en el cuerpo humano. Usando la relación del radio, por ejemplo, se puede calcular el contenido natural de plomo en el hombre como de 0.65 mg; usando la relación del estroncio: 11 mg, y usando la del calcio esencial, la carga natural de plomo resultaría ser de 290 mg.!

Tales cálculos son, sin embargo, simples ejercicios académicos que no tienen nada que ver con el mundo real. Los niveles de plomo preindustriales en el hombre sólo pueden ser correctamente estimados analizando los antiguos huesos humanos, en donde se de-posita el 90% del plomo absorbido por el organismo. Como es sabido, para llegar a estas cifras se analizaron más de 1000 muestras de huesos de todas partes del mundo, y los resultados refutan de manera absoluta la hipótesis de Patterson.

Es obvio que en la prístina atmósfera las concentraciones de plomo deben variar en las distintas áreas de acuerdo a las variaciones locales o regionales de las fuentes de plomo, tales como polvo de rocas y suelos soplados por el viento y así por el estilo. Por consiguiente, y de acuerdo a las condiciones geoquímicas, es de esperar que en el manto glacial central de la Antártida se encuentre muy poco plomo, y por otro lado, se detecten altas concentraciones en las planicies pantanosas del interior de los continentes ­ que emiten tetraetilo de plomo de manera natural (26), o en partes de países con grandes extracciones de minerales, como ser los Andes peruanos, el Africa Ecuatorial, o el Spitzberg oriental en Noruega.

La mayoría de los continentes están en el Hemisferio Norte, de manera que la atmósfera allí debe contener más plomo que en el Sur. También, después de las erupciones volcánicas se observan aumentos de plomo en la atmósfera. Por ello (y esto es fundamental) no es posible tener un solo y uniforme nivel de plomo en la atmósfera que sea válido para todo el mundo y para todos los tiempos.

 

ABUNDANCIA DE METALES EN LA CORTEZA
TERRESTRE Y EN EL CUERPO HUMANO

 

 ELEMENTO

PESO

 

 

ATÓMICO

CORTEZA

(mg/kg)

 

CUERPO HUMANO (mg/k)

 

Relación Corteza/cuerpo

Ca (calcio)

 

40.08

 

41.500

 

14.0

 

3.0

Fe (hierro)

 

55.85

 

65.300

 

60.0

 

938.0

Zn (zinc)

 

65.39

 

70

 

33.0

 

2.0

Sr (estroncio)

 

87.62

 

375

 

4.6

 

82.0

Sn (estaño)

 

118.71

 

2

 

0.00024

 

8333.0

Ba (bario)

 

137.33

 

425

 

0.31

 

1371.0

Pb (plomo)

 

207.2

 

12.5

 

1.7

 

7.4

Ra (radio)

 

226.02

 

0.0000009

 

0.00000000044

 

2045.0

FUENTE: Adaptado de Weast et al., 1987, y del ICRP, 1975

 

TABLA 1

Traducida de: «Posthumous Papers of Leaded Gasoline», por Zbigniew Jaworowski, 21st Century Science & Technology, Spring 1994.

De hecho, las concentraciones de plomo en áreas remotamente dispersas varían en un factor de 1000 ­ desde 0,0001 µg/m3 en el Polo Sur, a 0,01 µg/m3 en Groenlandia y 0,1 µg/m3 en los Andes. (27) Todos estos hechos, datos y factores reales y comprobados no fueron tomados en cuenta por los «Profetas Apocalípticos del Plomo» como Patterson, cuando calculó un solo y uniforme nivel natural de plomo en la atmósfera de 0,0005 µg/m3, afirmando que este valor era válido para todo el mundo y para todas las épocas.

Este valor fue estimado a partir del contenido de polvo en el aire rural de algunas partes de los Estados Unidos, y de la supuesta masa de partículas volcánicas, de incendios forestales, agua salada y partículas de meteoritos en la atmósfera global, multiplicada por las concentraciones de plomo que se suponían para varios tipos de polvo de abundancia en la corteza, contenido de sílice, y así por delante.

Sin embargo, las bases para estimaciones de concentraciones de plomo en aire, o para similares estimaciones de flujos de plomo en la atmósfera global no son correctas porque los aerosoles aéreos están muy enriquecidos con plomo ­ hasta varios ordenes de magni-tud por encima de los niveles en la corteza terrestre, sal de los mares o ceniza orgánica.

El enriquecimiento con plomo de los aerosoles aéreos, descubierto a comienzos de los ’70, se consideró primero como una prueba de la contribución antropogénica, y los profetas del plomo fueron rápidos para interpretar esto como una prueba de la contaminación a escala global provocada por el plomo de las gasolinas. Pero muy poco tiempo después se descubrió que no era este el caso, ya que aerosoles aéreos recogidos en remotas partes de tierra y mares estaban enriquecidas con plomo con niveles de hasta 2.000 veces más.(29) También se encontraron enriquecimientos de factores similares o mayores, para otros tipos de metales (cadmio, plata, mercurio, zinc, cobre y antimonio), que no son dispersados en el aire por el hombre en cantidades comparables con el plomo.

Más aún, fue el descubrimiento de que los factores de enriquecimiento para el plomo y otros metales en el polvo aéreo preindustrial, preservados en muchos glaciares, eran similar a los encontrados en las actuales precipitaciones, promediando 300 para el plomo. (30) Este enriquecimiento es causado por varios procesos naturales, el más importante de los cuales es probablemente la metilación de los metales por las bacterias y las algas, y la actividad volcánica.

En consecuencia, toda estimación del contenido natural de plomo de la atmósfera o flujo en donde el enriquecimiento de metal en el polvo aéreo no es considerado ­están errados hasta en 2 órdenes de magnitud. El flujo anual natural de plomo en la atmósfera global es de unas 4500 kilotoneladas ­ estimadas por medio de los clásicos métodos de trazadores usando al Plomo-210 (natural) y al Cesio-137 (de las explosiones nucleares). Este flujo de plomo de origen natural minimiza ridículamente a las emisiones de plomo de los escapes de los automóviles, que alcanza apenas a las 340 kilotoneladas.

  Glaciares y Evidencias Fraguadas

En los años ’60, Patterson recolectó 22 muestras de nieve y hielo en 5 sitios de Groenlandia, y 17 muestras en 4 sitios de la Antártida. Los resultados de la determinación del contenido de plomo en estas 39 muestras, como lo publicara Murozumi et al. en 1969 (31) son el más poderoso argumento que hay para la teoría de que la «Megaexposición de plomo» cubre todo el ambiente del planeta. La conclusión de los autores fue que, como resultado de la actividad del hombre, la concentración de plomo en la nieve de Camp Century en Groenlandia se había incrementado 500 veces durante los últimos 2.800 años, y 300 veces en la estación Byrd de la Antártida durante las «recientes décadas».

Sin embargo, del análisis del trabajo de Murozumi et al. no surge ninguna evidencia que permita hacer tal afirmación! Aunque la pobrísima calidad de la metodología científica de este trabajo ha sido duramente criticada desde el comienzo de los años 70, (32) sus conclusiones son a menudo usadas por los ecologistas como prueba de que el hombre ha causado dramáticos aumentos de plomo en el ambiente (33) y las decisiones y regulaciones anti-plomo fueron tomadas usando las bases de este estudio!

Otros investigadores no han hallados tales aumentos en los hielos de Groenlandia y la Antártida, o en los glaciares de los Alpes, Alaska, Spitsbergen, los Himalayas, Noruega, África o los Andes. (34) Por el contrario, cientos de mediciones de glaciares indican que los niveles del plomo atmosférico son ahora inferiores que los del período pre-industrial, probablemente a causa de una menor actividad volcánica del siglo 20.

A pesar de todo, las 39 muestras de Murozumi et al., tal como se describen en 47 páginas, se convirtieron en las Sagradas Escrituras del lobby anti-plomo. Se sospecha que muy poca gente ha leído con cuidado el redundante texto del estudio de Murozumi.

La mayoría de la gente ha mirado, en su lugar, al gráfico reproducido en innumerables publicaciones, que mostraba dramáticos cambios temporales del plomo en Camp Century, Groenlandia, o echaron un ligero vistazo a las conclusiones, que se centraron en identificar a las gasolinas con plomo como las culpables. Muy pocos lectores notaron dos fallos importantes en el estudio, que hacen que sus estimaciones de las tendencias históricas del plomo sean absolutamente inválidas: la inaceptable manera en que se manipularon los resultados del estudio para hacer que la conclusión encajase dentro de las especulaciones de Patterson de 1965, y los incorrectos métodos analíticos, que produjeron resultados erróneos.

  Conclusiones

Sin embargo, el estudio de Patterson es la base para la prohibición irracional de las naf-tas con plomo. Varios trabajos más (siempre relacionados con el poderoso lobby ecologista) han intentado demostrar, aunque sin conseguirlo, que el plomo en la atmósfera se ha incrementado 500 veces desde los tiempos antiguos, que el hombre está envenenado con plomo y otras historias aterrorizantes por el estilo. Será una interesante tarea para los historiadores del futuro descubrir por qué gran parte de la comunidad científica aceptó crédulamente las conclusiones de un aumentox500 del plomo de origen humano en el ambiente, a partir de un único y deficiente estudio, plagado de metodología anti-científica ­ mientras que se han despreciado numerosos trabajos que probaban que virtualmente no existe ningún aumento del plomo ambiental, y al mismo tiempo una importante disminución del plomo en el organismo de los animales y los seres humanos, a partir de mediados del siglo pasado. ¿Naftas ecológicas? Primero definamos que entendemos por Ecología. La gente no tiene ni idea de qué se trata la Ecología Científica!

La reciente disminución del plomo en el cuerpo humano no es el resultado de ninguna regulación anti-plomo. Es un beneficio de la industria moderna, que nos ha traído un mejoramiento sin precedentes de la calidad y niveles de vida, y condiciones de higiene y salud. La tecnología moderna hizo posible que se eliminara de nuestro ambiente más próximo una cantidad de fuentes de plomo, tales como las vajillas y utensilios de cocina de peltre, envases de almacenamiento, cañerías de agua de plomo, medicinas, cosméticos, pinturas y otras cosas que habían conducido a masivos envenenamientos con plomo en los siglos pasados.

La detoxificación del plomo de la Humanidad es un proceso que comenzó hace 120 años y no tiene nada que ver con el ascenso y caída de las gasolinas con plomo, ni con ninguna acción emprendida por las organizaciones ecologistas ni sus absurdas regulaciones. El lobby antiplomo podrá continuar con su mito del plomo asesino, pero la sociedad está pagando un precio demasiado caro por este mito estúpido y fraudulento, lo mismo que lo harán las generaciones futuras.

Referencias

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  4. P.T.S. Wong, B.A. Silverberg, Y.K. Chau y P.B. Hodson, 1978. «Lead and the Aquatic Biota»en «The Biochemistry of Lead in the Environment», Part B, ed. J.O. Nriagu, Amsterdam: Elsevier, pp. 279-342 y Royal Commission, 1983 
  5. P.T.S. Wong, B.A. Silverberg, Y.K. Chau y P.B. Hodson, 1978. «Lead and the Aquatic Biota»en «The Biochemistry of Lead in the Environment», Part B, ed. J.O. Nriagu, Amsterdam: Elsevier, pp. 279-342 y Royal Commission, 1983 
  6. Z. Jaworowski, 1990. «The History of Trace Element Contamination of Human Bones» En: «Trace Metals and Fluoride in Human Bones and Teeth», ed, N.D. Priest y N. Van de Vyer, Boca Raton, Fla., CCR Press, pp. 175-190 y Jaworowski, F. Barbalat, C. Blain, y E. Peyre, 1985. «Heavy Metals in Human and Animal Bones from Ancient and Contemporary France»,The Sci. Tot. Environ. Vol. 43, pp. 103-126
  7. R.A. Kehoe, 1964. «Standard with Respect to Atmosferic Lead.» Archives on Environmental Health, Vol. 8, pp, 348-354
  8. G.J. Stopps, 1965. «Lead Concentration in Blood and Urine of ‘Normal’ Populations: A Review», Symp. Environmental Lead Contaminations, Washington, D.C. (Dec.13)
  9. P.C. Elwood, 1986. «The Sources of Lead in Blood:A Critical Review.» The Sci. Tot. Environ. Vol. 52, pp. 1-23. Ver también el Isotopic Lead Experiment Status Report, EUR-8352-EN, publicado por la Comisión de Comunidades Europeas en 1982.
  10. Ver Jaworowski (nota 6)
  11. D. Weiss, B. Whitten y D. Leddy, 1972. «Lead Contents in Human Hair (1871- 1971)»Science, Vol. 178, pp. 69-70
  12. Jaworowski, 1990. (nota 6)
  13. O.V. Nielsen, P. Grandjean y P. Bennike, 1982. «Chemical Analysis of Archeological Bone Samples: Evidence for High Lead Exposure on the Faroe Islands.»Journal of Danish Archeology, Vol. 1, pp. 145-148
  14. Jaworowski, 1990 (nota 6)
  15. J.E. Ericson, H. Shirahata y C.C. Patterson, 1979. «Skeleton Concentration of Lead in Ancient Peruvians New England Journal of Medicine, Vol. 300, pp. 946-951
  16. P. Grandjean, 1988. «Ancient Skeletons As Silent Witnesses of Lead in the Past.» CRC Critical Reviews in Toxicology, Vol. 19, pp. 11-21
  17. C.C. Patterson, 1965. «Contaminated and Natural Lead in Environments of Man.» Arch. of Environmental Health, Vol. 11, pp. 344-360
  18. R. Russel Jones, 1983. «The Contribution of Petrol Lead to Blood Lead Via Air, Dust and Food Atmospheric Environment, Vol. 17, pp. 2367-2370
  19. M. Rutter y R. Russel Jones, 1983. «Lead Versus Health, Sources and Effects of Low Level Lead Exposure.» New York: John Wiley & Sons.
  20. S.G. Gilfillan, 1965, «Lead Poisoning and the Fall of Rome.» Journal of Occupational Medicine, Vol. 7, pp. 53-60
  21. C.C. Patterson, 1965 (nota 17)
  22. A. Cameron, 1983. «Fall of the Roman Empire: More Than Lead.» International Herald Tribune (June 20); y J. Eisinger, 1984, «Lead in History and History of Lead.» Nature, Vol. 307, pp. 573
  23. H.L. Needleman, C. Gunnoe, A. Leviton, R.R. Reed, H. Peresie, C. Maher, y P. Barret, 1979. «Deficits in Psycological and Classroom Performance of Children With elevated Dentine Lead Levels New Englan Journal of Medicine, Vol. 300, pp. 689-695
  24. Los críticos de Needleman han presentado una querella en la Justicia Federal, alegando que Needleman incurrió en fraude científico. Ver. J. Palca, Science, Aug. 23, 1991.
  25. R.M. Harrison y D.O.H. Laxen, 1978. «Natural source of Tetraalkyllead in Air.» Nature, Vol. 275, pp. 738-739
  26. J.H. Harley, 1970. «Sources of lead in Perennial Ryegrass annd Radishes», Environmental Sci. Technology, Vol. 4, pp.225; y G.B. Wiersma y C.I. Davidosn, 1986. «Trace Metals in the Atmosphere of Remote Areas.» En: J.O. Nriagu y C.I. Davidson: «Toxic metals in the Atmosphere.» The Sci. Tot. Environ. Vol. 91, pp. 201-266
  27. L. Kownacka, Z. Jawoeoski y M. Suplinska, 1990. «Vertical Distribution and Flows of Lead and Natural Radionuclides in the Atmosphere.» The Sci. Tot. Environment, Vol. 91, pp. 199-221
  28. F.C. Boutron, U. Görlach, J.P. Candelone, M.A, Bolshov y R.J. Delmas, 1991. «Decrease in Antropogenic Lead, Cadmium, and Zinc in Greenland Snows since the Late 1960s», Nature, Vol 353, pp. 153-156
  29. Ver referencias en Z. Jaworowski, M. Bysiek y L. Kownaka, 1981, «Flow of Metals into the Global Atmosphere.» Geochim. Cosmochim. Acta. vol. 45. pp. 2185- 2199
  30. M. Murozumi, T.J. Chow, y C.C. Patterson, 1969. «Chemical Concentrations of Pollutant Lead Aerosols, Terrestrial Dusts and Sea Salts in Greenland and Antartic Snow data.» Geochim. Cosmochim. Acta. vol. 33. pp. 1247-1294
  31. Ver, p.ej.: la revisión en D.H.M. Alderton y D.O. Coleman, 1985. «Ice Cores and Snow.» En: «Historical Monitoring». Monitoring and Assessment Research Centre, University of London, pp.97-153.
  32. Ver el informe de 1983 «Lead in the Environment: The Ninth Report of the Royal Commission on Environmental Polution», Oficina de Impresiones de Su Majestad.
  33. Alderton y Coleman, 1985, (nota 33)
  34. R.S. Bradley y J. England, 1978. «Volcanic Dust Influence on Glacier Mass Balance at High Latitudes.», Nature, Vol. 271, pp. 736-738

 

REFERENCIAS GENERALES:

ICRP, 1975, Report of the Task Group on Reference Man. International Commission on Radiological Protection. Oxford, Pergamon Press, pp. 1-480

R.C. Weast, M.J. Astle y W.H. Beyer. 1987. CRC Handbook of Chemistry and Physics. Boca Ratón, Fla. : CRC Press, pp. F-137

Capítulo 9 - Insensatez geopolítica, la ruina de las Naciones

EL ECOLOGISMO Y LA RUINA DE

LAS ECONOMÍAS NACIONALES

 Sangre, Sudor y Lágrimas

 Es interesante y productivo hacer un pequeño alto en el camino y recordar algo sobre las condiciones de vida que imperaban hasta casi la mitad del Siglo XX en los campos de labranza. En un ensayo escrito hace alguno años, decía allí:

«Para mantener la rentabilidad de sus empresas y su nivel de vida, las Fundaciones quieren llevarnos de regreso al siglo pasado, a épocas en donde TODA la gente trabajaba desde antes del alba hasta después del anochecer, en condiciones miserables, para obtener el magro fruto de un suelo flaco y empobrecido por antiguas cosechas, diezmado por las plagas y expuesto a la podredumbre y las pérdidas causadas por un transporte caro, lento e ineficiente.»

«Esto les parecerá un paraíso a los ecologistas, pero a mí me cuenta una historia diferente: que desde el fondo de la Historia, los hombres han visto como los trabajadores morían extenuados en los campos de trigo, mientras sus mujeres morían en solitarias y miserables granjas de fiebre puerperal. Me cuenta historias que, en donde hoy la vida es dura, antiguamente era insoportable. Dios jamás nos dijo que la cosa iba a ser fácil en este mundo, sin embargo, el Hombre consiguió hacer que este mundo fuese algo cada vez más agradable, y que cada vez fuese más fácil para todos vivir decorosamente.»

Actualmente, si uno pide información al Departamento de Agricultura de los grandes países, especialmente de los Estados Unidos, es difícil que consiga material científico. Por lo general conseguirá material de culto. La religión verde de Gaia se extiende de manera indecorosa. Los folletos tendrán títulos como «El Equipo de la Tierra«, o «Agricultura Sostenible de Bajo Ingreso«. Lo que los grupos ecologistas (que han conseguido infiltrarse hasta dominar el pensamiento oficial de los ministerios, agencias y departamentos de agricultura) quieren hacer es conseguir la reducción del aporte de tecnología, mecanización, fertilizantes y bioingeniería en los cultivos. Se recomienda e impulsa la concentración en «calidad». Este cambio en las técnicas agrícolas se traducen hoy en «aportes de calidad«, hay que ser «más espirituales», «más naturales«, buenos para el ambiente, para los pájaros, y bichos de los pantanos –mosquitos, garrapatas, sanguijuelas y otras pestes tan «necesarias». Se supone que los granjeros tienen que adorar esto, ya que bajarán sus costos al no tener que invertir en tractores, sembradoras, cosechadoras, fumigadoras, fertilizantes, pesticidas y otras nimiedades como nuevas tecnologías para aumentar los rindes. Por otro lado, se supone que en su lugar deberán reemplazarlo por más «sangre, sudor y lágrimas», tal como se hacía en el siglo pasado. Esta perspectiva es llamada por los ecologistas «una mejora en la calidad de vida y del ambiente»Yo no lo creo.

Lógicamente, habrá una muy sensible reducción en la producción por hectárea. Ya vimos en el Capítulo «Pesticidas» cómo, mediante la agricultura «orgánica«, se cosechan 1,04 toneladas de zanahoria por acre (más o menos 2 toneladas por hectárea), mientras que mediante el uso de pesticidas se logran unas 42 toneladas en la misma superficie. Sáquele los tractores, las sembradoras y demás adelantos técnicos y quizás sólo consigamos 400 kilos –pero doblando el lomo del amanecer hasta la noche y en un tiempo cuatro veces mayor. Hay quienes creen que esto es mejor «calidad de vida«. Sigo sin creerlo.

La ilógica de esta propuesta sostiene que, aunque habrá menos comida, ésta será «comida de calidad», «pura … sana … natural … sin químicos … orgánica». ¿se ha tomado usted el tiempo de comparar el aspecto de la comida «orgánica» con la que ha sido tratada con todos los adelantos técnicos de la ciencia moderna? ¿Se ha fijado en lo sana e impecable que son las lechugas, las espinacas, y demás verduras tratadas con pesticidas? Una vez que se ha visto y paladeado una frutilla esterilizada mediante la irradiación no hay manera de que quiera usted comer una frutilla «orgánica«. Como la irradiación permite extender la vida de las frutas (o carnes u otros productos alimenticios), las frutillas se pueden cosechar cuando están bien maduras, es decircuando su sabor natural es más intenso y ese aspecto sano y ese sabor espectacular se mantendrán durante varias semanas, sin descomponerse ni perder sus cualidades.

Lo mismo pasa con las carnes –de res, pollos, cerdos y corderos- que una vez embalados en bolsas plásticas al vacío, se irradian y pueden mantenerse en perfecto estado durante seis meses en estanterías sin refrigeración y sin peligro de botulismos o salmonellas. Sin los CFC para abaratar los costos de refrigeración, las carnes y demás productos se encarecerán hasta quedar fuera del alcance de las clases menos afortunadas. ¿Le gustará abrir un paquete de cereales y tener que separar los gorgojos, uno a uno? ¡O tirar la mitad de la lechuga que viene ya comida por decenas de gusanitos de hermoso color verde ecológico? Quizás sea entretenido los primeros días.

Los resultados de estas políticas que impulsan los ecologistas –en aras de una mejor «calidad de vida»– son bastante obvios. Habrá mucho menos gente. Quizás sea algo bueno el no tener que hacer largas colas en los bancos y reparticiones públicas, en lo cines, en los transportes, en las cajas de los supermercados. Será el resultado de que la gente que comience a morirse de hambre en las ciudades vea el retorno al campo como su única salvación. Como no habrán máquinas, la demanda de mano de obra humana será abundante, aunque el trabajo será pesado. Todo a pico y pala. Arar con bueyes o caballos, llevar los productos al mercado en carros y, ¿por qué no? viajar otra vez en diligencias o sopandas, que parece que era muy pintoresco. Un viaje a Buenos Aires le llevará quince días. A Miami en barco a vela unos tres meses.

En realidad, esta propuesta ecologista tiene sus ventajas. Aunque comeremos alimentos al borde de la putrefacción, el ver pasar el paisaje por la ventanilla de una diligencia no deja de tener su encanto. Pero piense un poco: esta propuesta ecologista va más allá. El ecologismo está en contra de la industria y el progreso. Cada nueva regulación ecologista que se aprueba, cierra cientos de puertas al desarrollo y al mejoramiento en la verdadera calidad de vida. No tengo yo que recordarle que los adelantos de la ciencia en medicina, electrónica, transportes, producción de alimentos y bienes de consumo han hecho que la vida sea actualmente digna de ser vivida . . . y gozada.

La idea del ecologismo es que muera la mayor cantidad de gente posible, ya que la gente es el cáncer del planeta y, como tal, debe ser erradicado de inmediato. Los árboles, los pájaros, los delfines y ballenas, los lobos y los pandas, los elefantes y rinocerontes, los leones, los mosquitos, mariposas, hormigas y piojos nos agradeceran eternamente este suicidio colectivo de la raza humana.

Pero cuando no tenga que hacer cola para entrar al cine, quizás añore cuando hacía la cola, pero con su hijo al ladoel mismo que murió por no estar disponibles las medicinas que hoy existen, o las tecnologías que pudieron salvarle. Pero el cambio que provocará la propuesta ecologista es algo que el común de la gente no ha evaluado todavía: no existirán colas en los bancos, los cines y los supermercados porque simplemente no existirán. El ecologismo va directamente en contra de toda actividad humana productiva, por lo tanto, esta política es como una bola de nieve que irá creciendo con rapidez, es un perfecto mecanismo de realimentación negativa (o «negative feedback«, que resulta más elegante porque está en inglés). La producción agrícola caerá a niveles increíblemente bajos; la hambruna hará desaparecer a más del 75% de la población de la Tierra. Los primeros en morir serán, como siempre, los pobres y los indefensos. A consecuencia directa de la escasez, los precios de los alimentos se irán a las nubes, fuera del alcance de nadie que no haga su negocio con la ecología o la especulación. Imagine una economía de guerra: falta de cualquier tipo de productos, ya sean alimentos, electrodomésticos, automóviles, computadoras, vestimentas, medicinas, provisión de electricidad y combustibles, y cualquier cosa que a usted se le pueda ocurrir. Simplemente porque todas las cosas que existen hoy en el mercado lo están porque hay una gran demanda por parte de una gran cantidad de gente que permite que los precios sean cada vez más bajos. Se llama economía de mercado.

La ecuación funciona más o menos así: elevada cantidad de gente, (con elevados niveles de vida, es decir, ingresos) origina una demanda proporcional de insumos. Como la gente que consume estos insumos trabajan en la producción de los mismos, y reciben los salarios que permitirán que la producción se venda, los centros de producción cobran sus facturas y pueden pagar los salarios que servirán para que la gente pueda seguir comprando la producción. El círculo cierra a la perfección. Trabajo, más recursos naturales, más capital, más tecnología y máquinas herramientas, es la ecuación que permite que la rueda de la Civilización siga rodando. Si uno o más de los eslabones (o alguna de las variables de la ecuación) desaparecen, o tienden a cero, el resultado también tenderá a cero.

Imagine que pasaría si se impone por ley el criterio de la agricultura «orgánica», (por el mito de los pesticidas), la reducción del consumo de combustibles (por el mito del Calentamiento Global), la prohibición de la energía nuclear y otros usos de la radioactividad para fines médicos, la eliminación de miles de substancias químicas básicas para la industria, la medicina, la alimentación, la refrigeración, los transportes, las instalaciones eléctricas e industriales, etc., etc. Sería como quitarle la escalera al pintor que ya ha subido 5 metros: se vendría abajo como un piano.

 Con la agricultura «orgánica» la producción se vendría abajo también. Quedarían sin trabajo los millones de camioneros, transportistas, empleados de los elevadores de granos, los marineros de los barcos graneleros, etc. Quebrarían las fábricas de camiones, tractores y maquinaria agrícola, las fábricas de fertilizantes y pesticidas, los constructores de barcos y grúas portuarias, las empresas camineras que construyen y reparan las rutas, las fábricas de productos alimenticios, los «carteles» cerealeros (único aspecto positivo); la falta de producción haría desaparecer a miles de supermercados, almacenes y negocios dedicados a la venta de alimentos, en fin, una debacle.

La desaparición o disminución de cada una de estas actividades significa un aumento terrible de la desocupación. Las fábricas se reducirán a un mínimo, apenas talleres que deberán luchar a brazo partido para conseguir los insumos. ¡Quién producirá hierro, acero, cobre y todos los metales que forman la base del quehacer humano? Sin los productos químicos que hoy están disponibles, ¿quién fabricará las medicinas que usamos para prolongar nuestra vida? ¿Los shamanes y curanderos con sus hierbas y medicinas holísticas tan alentadas por los ecologistas?

¿Quiénes, y con cuáles métodos proveerán a la humanidad de algodón, lana, lino, cuero y miles de otros sustitutos sintéticos para nuestra ropa y calzados? Es verdad que la electricidad disponible –producida por los diques- será entonces suficiente para las necesidades de las actividades productivas sobrevivientes. Pero, si la industria pesada de acerías y tecnologías de la construcción habrán casi desaparecido, ¿cómo y de dónde se obtendrán los repuestos necesarios para la reparación y mantenimientos de las usinas generadoras de electricidad? o para el mantenimiento y reemplazo rutinarios de toda la maquinaria que se irá rompiendo, desgastando o quedando obsoleta? Una vez que comprenda usted cómo está construido el edificio de la actual civilización en la que todos vivimos, podrá ir imaginando los efectos que tendrá la progresiva implementación de las políticas ecologistas actualmente en boga. Para decirlo de manera clara y directa: se trata del asesinato de la mayor parte de la población del planeta Tierra. Muchos de los efectos que estas políticas –ya implementadas- se pueden ver a diario en todas partes del mundo. la despoblación, miseria y atraso de Africa son un ejemplo notable. La triplicación de los precios de la construcción de plantas nucleares se debe a la estúpida paranoia que ve un veneno mortal en ínfimas cantidades de radioactividad. El masivo desempleo a escala mundial es el resultado de políticas económicas impuestas a los países menos desarrollados, a los que se les retuerce el brazo mediante amenazas de «embargos», o ataques aéreos de la NATO, o desembarcos de «marines» que van a proteger los intereses económicos del «pueblo» de los Estados -¿o de sus corporaciones que controlan al FMI?

No crea que no está en sus manos impedir que todo esto pase. Cada vez que usted apoya una campaña de Greenpeace o de las demás ONGs ecologistas, está aportando su granito de arena para que esa posibilidad sea algo concreto. Le está proveyendo de soga al verdugo que terminará por colgarlo. Cada vez que se calla cuando alguien le habla de «desarrollo sostenible», hizo su aporte a La Causa Verde. Cuando permite que sus muy famosos «representantes» en las cámaras Legislativas aprueban una ley ecologista, también hizo su pequeño aporte a la muy probable muerte suya, de sus hijos y de sus nietos. Piénselo, con tranquilidad y recurriendo a la Ciencia y al sentido común… pero no lo deje para mañana.

 Los Fascismos Verdes

¿Por qué toda esta locura, esta falta de sensibilidad, esta insensatez? Durante más de 20 años, el ecologismo ha estado imponiendo políticas que llevan a los agricultores a la ruina, que disminuyen las producciones de granos y sirven a los intereses de Cargill, Archer Daniels Midland, y demás miembros de los carteles graneleros, en su afán de controlar el abastecimiento de alimentos al mundo. Los carteles no están interesados en la máxima producción para una máxima ganancia; su juego es el máximo control de los alimentos en el mundo. Quizás no escuche usted declaraciones ampulosas reclamando la hambruna y el genocidio en Africa, Méjico, Centro y Sudamérica, países del Sudeste Asiático, etc., pero ese es el resultado de las políticas ecologistas.

El libro «Agricultura Alternativa», publicado por el infausto National Research Council nos demuestra cómo el ecologismo no es otra cosa que fascismo con ropajes verdes. Como ciencia, el libro resulta un chiste de mal gusto, y se puede comprobar que sólo es un compendio en el arte de engañar a la gente. Este libro es la Biblia del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Aconseja a los granjeros abandonar los métodos convencionales –léase modernos- y adoptar la «agricultura alternativa«, es decir, la «orgánica«. Justo lo que estábamos necesitando! (1)

La propuesta es que los agricultores no deben poder elegir por sí mismos las técnicas que prefieren para arar, sembrar, cosechar, criar ganado, fertilizar, etc. Los agricultores deben emplear únicamente los métodos de bajo costo y baja tecnología que los «expertos» ecologistas dicen que son buenas para el ambiente. Esta propuesta es insultante para la inteligencia de los granjeros. Estas tecnologías propuestas no los mantendrán en el negocio del cultivo por mucho tiempo.

En Octubre de 1989 se enviaron al Congreso de los EEUU tres nuevas leyes sobre seguridad en los alimentos, enviadas por «sponsors» que no les preocupa un rábano ni los alimentos ni la hambruna a escala mundial; sólo estaban siguiendo la fascista propaganda «verde» sobre la «pureza» de la comida –y de los votos verdes que ello les traerá. Los propulsores de esta propaganda son un indicio de las reales intenciones de estas políticas. El libro Agricultura Alternativa fue financiado por el fondo de los Hermanos Rockefeller, la Fundación Andrew Mellon, la Fundación Kellog, y otras. Estas fundaciones representan intereses que quieren cualquier tipo de austeridad pública, que sirva para ayudar en lo posible a salvar a sus propios imperios financieros. La reducción de la población mundial siempre figuró a la cabeza de su lista de intenciones.

Entre los miles de proponentes de esta política ecologista irracional, hay personajes pintorescos, otros risibles, otros no tanto, otros muy peligrosos. Elija usted la categoría donde incluir al siguiente: El Instituto Rodale fue fundado en la década de los años 40 y es parte de la red del culto antroposófico del místico Rudolph Steiner. Este personaje publicó un tiempo una revista llamada Lucifer, y se refería a sus amigos como «magos blancos«. Un discípulo de Steiner llamado Ehrenfeld Pfeiffer escribió un artículo para el primer número de la revista «Granja y Jardinería Orgánica« en 1942, que clamaba por «un nuevo campesinado«, sin mecanización alguna ni productos químicos. Decía que «la agricultura científica es malsana«.

En 1967, J.I. Rodale escribió un editorial donde afirmaba que «el hombre tiene una idea inflada de sí mismo … Los seres humanos simplemente están hallando difícil escapar de su propia inmundicia,» y reclamaba el fin de las tecnologías avanzadas para la agricultura. Este tipo de gente es la que puso en marcha la propaganda y las políticas que actualmente están matando de hambre a millones en el mundo.

 El ecologismo mata

¿Cómo hace el ecologismo para matar? Primero: existe un Programa de Reserva de Con-servación, pergeñado por la Conservation Foundation (2), que se dedica a retirar tierras de cultivo de la producción de alimentos, supuestamente con el fin de preservar los suelos. El programa comenzó en 1985 y en 1990 había conseguido terminar con la producción de cultivos en unos 40 millones de acres. Ya que un granjero de los Estados Unidos produce alimentos para 2,5 personas por acre, significa que hay tierras que pueden alimentar a 100 millones de personas totalmente inactivas gracias a este perverso Programa de Conservación.

En cuanto a la producción lechera, los agricultores alternativos nos dicen que demasiadas vacas contaminan las aguas subterráneas con sus desechos. También nos dicen que el queso es malo para los niños debido a su alto contenido de grasas. Una buena vaca lechera produce suficiente leche para 9000 vasos de leche al año –lo suficiente para darle a 26 niños su ración de leche diaria. Sin embargo, el Programa de Liquidación de Vacas lecheras, del Departamento de Agricultura eliminó 1,5 millones de vacas, es decir, la leche que podrían beber 37 millones de niños. ¿De dónde obtendrán estos niños su necesaria ración de leche? No se lo que piensa usted, pero a mí me parece perverso.

El ataque contra el regulador de crecimiento para manzanas «Alar» hizo lo mismo con la producción de esta fruta. Un productivo árbol de manzanas rinde unas 500 manzanas anuales, lo suficiente para darle una manzana diaria a 1,5 niños. Pero la eliminación del Alar y el rociado sobre las manzanas ha enviado a la quiebra a miles de productores y arruinó huertas y plantaciones enteras. Para llegar a ingerir la cantidad del producto químico que provocó cáncer en las ratas (daminozide) un niño tendría que comer 1000 manzanas diarias durante 70 años: 26 millones de manzanas! Ahora, un terror basado en la idea de un niño comiendo 1.000 manzanas por día, miles o millones de niños no tendrán ninguna fruta, ningún día. La prohibición del Alar hizo que haya 700.000 personas que se ven privadas de su manzana diaria. ¡Bravo!

Los ecologistas dicen que los insecticidas contaminan. en 1972, la EPA prohibió al DDT, que ya vimos que controla a mosquitos y otros muchos insectos portadores de enfermedades mortales. En 1974, Russel Train, jefe de la EPA prohibió al Dieldrin, que controlaba langostas y saltamontes. Se estima que unas 100 millones de personas mueren cada año a consecuencia de la eliminación de estos y otros insecticidas.

El Departamento de Agricultura de los EEUU lo sabe. También lo sabe el Príncipe Felipe, dueño del WWF. Ellos tienen los hechos y las cifras, pero la política que se sigue es la premisa Malthusiana donde el genocidio –ya sea por hambruna o por enfermedades- es una manera aceptable de controlar a la población mundial.

 La Obligación de decir la Verdad

Las leyes que rigen a la Verdad en la publicidad y propaganda nos protegen de la explota-ción por parte de la industria y el comercio..excepto la industria y el comercio ecologista! Somos diariamente víctimas de propaganda mentirosa y de pedidos de subsidios por parte de organizaciones cuyo negocio es la ecología. Dos ejemplos más o menos reciente fueron el fraude del Alar y el de las uvas chilenas.

La falsa propaganda de los fabricantes y comerciantes sólo dan por resultado pérdidas financieras para la competencia., pero la propaganda mentirosa y los falsos alegatos del ecologismo conducen a menudo a desastres agrícolas, quiebra de compañías, masivos desempleos, y el resultado final es el sufrimiento físico y moral de millones de personas en los países del Tercer mundo.

Para limitar la proliferación de estas tácticas tan perniciosas se hace necesario la promulgación de leyes sobre Verdad en la Ecología. Debería ser ilegal para las ONGs ecologistas hacer afirmaciones que no estén absolutamente fundamentadas en información científica legítima y comprobada, de manera especial, cuando esas afirmaciones o acusaciones den por resultado impredecibles penurias y dificultades para industrias esenciales, o en sufrimiento, enfermedad y muerte para millones de personas.

Los medios de prensa deberían ser muy cuidadosos en no dar crédito a reclamos falsos o mentirosos de los grupos ecologistas, y debería el periodismo procurar informar y educar, en lugar de asustar a la población y lavar sus cerebros. La mayoría de los temas relativos a la ecología y el ambiente han sido extensamente investigados por los científicos, pero sus conclusiones son ignoradas de manera rutinaria por los que escriben artículos y notas para la industria del ecologismo y las agencias noticiosas.

Esta propaganda anticientífica ha sido muy bien remunerada en el pasado, y muchos lectores creen que «si está escrito en un diario o en una revista (o lo pasan por televisión), entonces tiene que ser verdad». Son especialmente nocivas las documentales de la televisión, donde los extremistas hacen declaraciones y acusaciones espectaculares, pero no se les da lugar a opinar a los científicos expertos en el tema… podrían disentir.

Es natural que los voceros de las ONGs ecologistas hagan énfasis en los puntos que ellos consideran más adecuados para atraer donaciones o apoyo financiero para el grupo. Pero los temas tratados no deben tapar la visión de la deliberada introducción de reclamos o alegatos distorsionados, fuera de contexto o directamente falsos, o la omisión voluntaria de información esencial que contradice la denuncia.

Enormes réditos económicos han conseguido los ecologistas que consiguieron convencer a personas ricas o influyentes para que apoyaran su causa. Si esos donantes hubiesen sabido que su dinero o su apoyo serviría para detener el progreso en el Tercer Mundo, o para provocar la desnutrición, el hambre y las enfermedades transmitidas por insectos entre las poblaciones de otras naciones, es muy poco probable que esos donantes hubieran sido tan generosos. Aunque muchos lo hacen precisamente porque saben que morirá gente…

 Riesgos y Beneficios

La Verdad en la Ecología no es un asunto puramente académico, sino uno asunto de vida o muerte para miles de millones de personas en el mundo. Si se permite que la falsedad o la mentira deliberada prolifere y permanezca impune, entonces la propaganda sobre una gran variedad de temas –desde pesticidas hasta la Salvación de las Ballenas- puede dar por resultado leyes y regulaciones que directamente matarán gente.

Esto no es para nada exagerado. Un artículo en la revista BioScience (enero 1990) escrito por Norman Myers, expresa un deseo de «manejo del ecosistema planetario de una manera que mobilice los recursos de la Tierra –suelos, vegetación, reservas de agua, atmósfera y clima, y también las especies- para suministrar beneficios sostenibles para la humanidad, con su número regulado de acuerdo a la capacidad de carga de la biosfera». Si la salvaje suposición que está por detrás de esta declaración filosófica no es sometida a una «prueba de la verdad» antes de que la declaración se convierta en política ambiental, operadores «autonombrados» salvadores del planeta se convertirán en los jueces de «qué es sostenible«, la «capacidad de carga» de cada país y, finalmente, determinar la cantidad de personas que podrán existir y la manera en que se eliminará a la llamada «humanidad en exceso«Terrorífico.

Si las violaciones a esta Ley de Verdad en la Ecología fueran expuestas y discutidas públicamente en los medios, la población rápidamente se tornaría educada con respecto a los temas ambientales y podría hacer mejores y más racionales decisiones. Los activistas tendrían que suavizar su irrazonable propaganda ambientalista o arriesgarse a una condena cada vez mayor. Y si estas leyes incluyeran, además de multas elevadas, severas condenas a prisión, el negocio del ecologismo dejaría de tener su inmenso atractivo. Mentir para enriquecerse, sin miedo al castigo es el Sueño Dorado de los periodistas mediocres, de los científicos ávidos de fama y figuración (¿y por qué no dinero también), de políticos ambiciosos, y de segundones de cualquier actividad que encuentre alivio a sus «neurosis noógenas» en el Club Ecologista.

 Bancarrota de las Naciones

Quienes no están muy avisados, harán un comentario muy lógico«Todo muy bien expuesto, parecería que el peligro del ecologismo es real, pero . . .¿Dónde hay algún ejemplo que lo pruebe? Porque no es cosa de aceptar cualquier cosa escrita, sin haberlo comprobado previamente». Bien. Ese pensamiento es el que debería primar siempre: jamás aceptar nada sólo por la autoridad o fama del que expone la teoría. Si la gente pusiera esta sana costumbre en práctica con las denuncias y teorías de los ecologistas, el progreso y los adelantos tecnológicos no habrían sido frenados y muchos de los países del Tercer Mundo no estarían sufriendo las terribles consecuencias de las políticas colonialistas y esclavizantes que se les imponen desde los países industrializados. Entonces veamos un ejemplo de cómo las políticas ecologistas pueden llegar a afectar de manera espantosa a un país –y no precisamente del Tercer Mundo. El caso de marras es el de Australia . . . imagínense a los países de Africa!

La historia que podrán leer de inmediato, está contada por un granjero australiano llamado Nigel Gleeson y es preciso leerla con mucha atención. Después de terminar con la lectura, tómese un rato de tranquilidad y piense que las leyes ecologistas que imperan en Australia están en vías de ser impuestas en todos los países que bajen la guardia. Argentina, de manera especial. No lo permita! (3)

«Mi historia es típica de la Australia rural y de los problemas que un ranchero tiene que enfrentar, además de las sequías y los bajos precios. Mis antepasados vinieron a Australia como convictos. Uno de ellos había sido acusado de ´incitación política´ -típico crimen del que se acusaba a la gente que se deportaba del Reino Unido. Aquellos que sobrevivían a las penurias del largo viaje desde Irlanda, y de la subsecuente esclavitud de los convictos, se establecieron en la tierra para sobrellevar una miserable existencia».

«Eventualmente, consiguieron llegar hasta el valle Macleay, en la parte noreste del territorio de Nueva Gales del Sur, donde mi familia ha permanecido durante las tres últimas generaciones. Mi abuelo y mi padre trabajaron esta tierra con la ayuda de muy poca maquinaria, desarrollando la tierra durante mucho tiempo hasta llegar a su actual estado de producción». . . . «Dieciséis años atrás, cuando comencé la escuela secundaria, yo estaba activamente involucrado en la lucha para salvar a la especie Australiana más amenazada de extinción: el granjero. La campaña para salvar a la tierra de la familia nos llevó a Canberra, la capital política de Australia, para asistir a una demostración de granjeros. Cincuenta mil granjeros se congregaron para protestar por los bajos precios y los impuestos elevados, pero fueron estafados por la Federación Nacional de Granjeros. Esta «campeona de los granjeros» recaudó $ 15 millones de los empobrecidos agricultores y camioneros, sólo para darles luego una puñalada por la espalda al usar los fondos para publicitar las tierras de Australia a las corporaciones extranjeras.. Tal cosa no podría volver a suceder otra vez porque hoy quedan menos de 50.000 granjas en actividad»

«Cuando dejé el colegio, fui a trabajar en las tierras de mi padre y en otras vecinas para reunir el dinero necesario comprar un poco de ganado. Después de unos años, mi hermano Sean y yo compramos unas 1300 hectáreas de la tierra de mi padre y comenzamos a desarrollarla y poblarla de ganado. Durante este tiempo luchamos contra dos sequías y un deprimido mercado de carnes, pero conseguimos seguir adelante y salir a flote.»

«Continuamos trabajando nuestra tierra de la manera en que nuestro padre lo había hecho, constru-yendo corrales, graneros, puentes y otras mejoras para convertir a la propiedad en una eficiente productora de ganado. Fuimos desarrollando nuestros rebaños gradualmente y pagamos nuestras deudas hasta el punto que podíamos terminar de liquidar los préstamos, si ello fuese necesario. Fue un trabajo ímprobo, pero bien valió la pena».

«Un día, Michael Cunningham, un ex compañero de colegio se presentó en la casa de mi padre buscando un lugar donde estacionar su automóvil mientras iba a caminar por el campo. Inicialmente, mi padre estuvo de acuerdo ya que no había nada malo con caminar por el campo, siempre que no fuese dejando basura detrás suyo. Cuando mi padre vio una oblea de «Tierras Silvestres» en el parabrisas de su auto, le dijo que sospechaba que iba a nominar a nuestra tierra para convertirla en cualquier tipo de parque nacional, y por lo tanto no lo quería ver cerca del lugar. Cunningham negó esto, pero mi padre insistió en que se fuera de la granja porque habían habido problemas en las propiedades vecinas con los ecologistas asociados con el Departamento Nacional de Parques».

«Cunningham se retiró, pero nunca abandonó el área. Más tarde le vimos remontando el arroyo en dirección a nuestras tierras; subimos a nuestro vehículo 4×4 y fuimos a ver qué estaba haciendo. Lo encontramos justo ingresando a nuestra propiedad. Después de que le dijimos que estaba siendo usado por los ecologistas internacionales y los grandes banqueros para apoderarse de nuestras tierras, le escoltamos hasta fuera de la propiedad. Una vez más, negó que estuviese involucrado en ningún tipo de apoderamiento de tierras».

«Unos meses más tarde, nos entregaron un documento por el que se designaba a una inmensa porción de nuestras tierras para «imposición de tierras silvestres«, bajo una ley de Nueva Gales del Sur que «le permite a cualquiera nominar cualquier área de tierras como silvestres. El declarante no necesita ningún tipo de cualificaciones, de modo que los extremistas ecológicos tienen rienda suelta, incluidos aquellos conectados con los terroristas de Earth First!, que clavan púas de acero en los troncos para matar leñadores».

«Esta nominación en particular había sido hecha por la Sociedad de Tierras Silvestres Armindale, de la cercana ciudad de Arminadle. El documento daba la lista de los que lo habían redactado, bajo los lineamientos del Departamento de Parques nacionales. No fue ninguna sorpresa encontrar el nombre de Michael Cunningham en la lista. La Sociedad Armindale, aunque insignificante en sí misma, está conectada con la red Pegasus de Australia y la computadora de la red EcoNet de Estados Unidos, a su vez asociada con Earth First! y otras organizaciones extremistas del ecologismo».

 Las leyes Ambientales

«El Acta de Tierras Silvestres No. 196, de 1987, bajo la cual Cunningham y los otro cuatro peticionantes estaban operando, ordena que todo desarrollo y trabajos deben cesar de inmediato en las tierras que hayan sido nominadas como impuestas para tierras silvestres. La definición de «desarrollo» tal como figura en el Acta es: a) la erección de un edificio en el área; b) realizar trabajos en, sobre, o bajo esa área; c) el uso del área o de un edificio para trabajar: d) la subdivisión de esa área; o e) la limpieza de vegetación en esa área».

«Lo que esto significa es que a partir del momento en que la tierra es nominada como «silvestre«, queda totalmente cerrada para actividades productivas, aunque sus dueños deban seguir pagando impuestos por ella como si estuviese en producción!. En la nominación de la Sociedad Armindale, la mitad de nuestras tierras habían sido listadas para el propósito de su inmediato retorno a su estado salvaje primitivo –anterior a la llegada del hombre blanco a Australia. El resto de la propiedad debía ser recalificada como poseedora de un «valor silvestre», poniéndola bajo las disposiciones de la legislación restrictiva que impediría que cualquier tipo de producción –excepto quizás para cultivar droga, que parece ser que prolifera en esta área».

 Nuestra lucha

«Con el apoyo de los demás granjeros y del público –que ha puesto presión sobre el gobierno- hemos conseguido tener un cierto grado de éxito en nuestra batalla contra estas leyes ambientales. El gobierno ha declarado que no tomará ninguna tierra arrendada o de propiedad absoluta para propósitos de «tierras silvestres». Sin embargo no ha quedado claro si la tierra no será declarada de «valor silvestre», y se deberá detener la producción. Esta victoria, sin embargo, es una pequeña parte de la batalla generalizada que estamos librando contra el torrente de legislación ecologista que brota de las oficinas del gobierno australiano, en colaboración con las Naciones Unidas y el movimiento ecologista internacional».

«Tierras que han sido trabajadas durante muchas generaciones son blanco para ser destruidas por este lobby ecologista. No existe ninguna compensación por la pérdida de la tierra o la pérdida de los ingresos que producía, para no mencionar los años de trabajo que se pierden cuando se quita a una tierra de producción de manera permanente». . . «A la fecha, el gobierno ha aprobado todas las nominaciones presentadas para «imposición de tierra silvestre». De hecho, la mayoría de las nomi-naciones han sido expandidas por el director de Parques Nacionales . Aunque una nominación sea derrotada en la Corte de Tierras y Ambiente, la tierra en cuestión puede ser inmediatamente nominada otra vez!

 Miles de leyes

«Si alguna vez conseguimos revertir este Acta, ¿habrán terminado nuestros problemas? Nos parece difícil. El Acta No. 196 de Tierras Silvestres es una entre miles de leyes similares, tratados de las naciones Unidas, y otras legislaciones que están matando lentamente a los principales productores de Australia. El Acta No. 66 de Fauna en Peligro (Protección interina) es un buen ejemplo. Este Acta requiere que un productor deba realizar un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) antes de hacer cualquier desarrollo. Por ejemplo, si un granjero quiere levantar una cerca o construir una represa, debe pagar una tasa de $ 200 para llevar a cabo el EIA, que puede costarle una virtualmente ilimitada cantidad de dinero -un mínimo de $ 10.000 en adelante. Una vez que el EIA está terminado, el dinero no es recuperable, sin importar que el proyecto haya sido o no aprobado. Este proceso debe repetirse cada vez que el dueño de la tierra quiera realizar cualquier mejora».

«Para completar el cuadro, el director de Parques nacionales puede emitir una orden de parar las obras de cualquier proyecto, sin noticia previa, simplemente porque su opinión es que el proyecto amenazará a una especie en peligro de extinción. El Acta define «amenaza» a perturbar el hábitat o la vecindad de una especie. También define que una especie en peligro no es sólo aquella baja en número, sino también aquella cuyo hábitat es amenazado. Este Acta también impone una multa de $ 100.000 y una posible prisión de dos años para el crimen de tomar o matar a un miembro de una especie en peligro».

«La abusiva naturaleza de esta sección en particular del Acta se hace evidente bajo las definiciones de la Sección 2: «tomar, en relación con cualquier fauna, incluye cazar, disparar, envenenar, enredar, entrampar, flechar, perseguir, capturar, perturbar, usar señuelos, o herir, y sin limitar lo anterior, también incluye la modificación significativa del hábitat de la fauna que es probable que afecte adversamente sus patrones de conducta esenciales».

 Captación total

«De manera que también combatimos este Acta, pero eso no es todo. A continuación vienen los Comités de Manejo de la Captación Total, que operan bajo el Acta de Manejo de Captación de 1989. Esta insidiosa pieza de legislación permite a cualquier grupo de personas, de manera notoria los ecologistas, formar Comités de Manejo de Captación (un eufemismo por fuerza policíaca ecologista –una Gestapo Verde) que tiene el poder de decir a los granjeros no sólo lo que pueden y no pueden hacer, sino también qué DEBEN hacer».

«Esta legislación anticonstitucional le permite a los radicales grupos ecologistas detener la construcción de represas, irrigaciones, caminos, desbroce de campos y cualquier otra forma de mejoras o desarrollo. La definición de un área de captación bajo esta ley es«cualquier lugar donde llueva»; en efecto, esto incluye a todo el continente australiano.

«Los comités de manejo tienen el poder de recolectar «gabelas de captación» para financiar sus programas, tomándolas de granjeros y personas que ya están en bancarrota por el peso de innumerables impuestos. Antes de la imposición de estas gabelas por parte de la Gestapo Verde, Australia ya era el país con más impuestos del mundo». . .»Para asegurarse el cumplimiento, el Acta de Ofensas y Penalidades Ambientales de 1989 castiga a los granjeros y dueños de tierras que se rehusan a seguir el juego de los ecologistas. La suposición básica es que los dueños de tierras y usuarios generalmente tratarán de hacer lo correcto, particularmente cuando existe un grupo de presión y un compromiso de la agencia.»

«Estas son apenas tres de la enorme cantidad de leyes que han sido conseguidas a través del Parlamento de Australia, como parte de la campaña ecologista para acerrojar los vastos recursos del país para un posterior pillaje de las corporaciones internacionales. Además, Australia ha firmado más de 3.000 tratados internacionales y acuerdos con las Naciones Unidas durante los últimos 20 años». . . «Después de tres generaciones de mucho esfuerzo y pocos ingresos, mi familia ha llegado al punto en que seremos dueños de nuestras tierras, con poca o casi ninguna deuda. Estoy seguro de que mis padres estaban más que satisfechos de ver toda una vida de trabajo produciendo finalmente su recompensa. Sin embargo, la olla de oro al final del Arco Iris resultó ser un ecologista! Ahora tenemos que luchar para salvar algo más que nuestras tierras».

«La lucha me trajo hasta los Estados Unidos, donde el Instituto Schiller y otros grupos han enfrentado al movimiento ecologista internacional, y han comenzado a luchar para salvar a la raza humana de esta plaga de locura ecologista. Yo mismo he estado informando al pueblo americano de lo que está sucediendo en Australia y lo que está preparado para ellos aquí si no luchamos para ganar contra la irracionalidad ecologista, a escala internacional».


Nigel Gleeson, granjero y luchador por los derechos de los agricultores australianos, escribió esto durante su visita a los Estados Unidos en 1992. La batalla contra los ecologistas se sigue perdiendo. Australia, un antiguo productor y exportador de alimentos, importa hoy más del 50% de sus necesidades alimenticias. Tiene, además, la Deuda Pública por cápita más elevada del mundo. La cantidad de rancheros, agricultores, granjeros, y otros productores rurales están desapareciendo con rapidez. Las inversiones en Australia son cada vez más escasas. ¿Cómo pudo destruirse a un país de esta manera? De manera muy fácil: permita que el ecologismo tome parte activa en las decisiones e imponga sus leyes de «protección del ambiente y de las especies en extinción». Después no quedarán siquiera pedacitos para recoger…

 Podemos contraatacar

Todo muy bien, sabemos ya que el ecologismo internacional está dispuesto a hacer todo lo posible por lograr sus objetivos y, si no puede eliminar a la humanidad de la faz del planeta, por lo menos disminuir la población mundial mediante métodos que se han dado en llamar genocidio. También sabemos que los lobbies ecologistas han promulgado leyes y regulaciones restrictivas que han impuesto un costo tan desmesurado a las economías regionales y nacionales, que miles de productores, industrias y comerciantes han ido a la quiebra, dejando una grave secuela de desempleo y disminución de calidad de vida. De eso no hay ninguna duda.

También sabemos que si no hacemos algo el futuro será nos pondrá sumamente difícil por la avalancha de leyes y regulaciones que se nos imponen día a día, lo que lleva a que la instalación de nuevas industrias y otras actividades productivas se haga virtualmente imposible. Para ello, el ecologismo ha lanzado todas las campañas de terror a nivel mundial –algunas de las cuales se han estudiado en este pequeño manual de Mitos y Fraudes- y algunas irracionales teorías como la del Desarrollo Sostenible. ¿Qué podemos hacer para impedir que esto siga adelante? ¿Qué se puede hacer para revertir esta peligrosa situación? Mucho, y es mejor que comencemos a trabajar en ello lo más rápidamente posible.

Por lo pronto, comencemos a estudiar cómo se ha conseguido poner un cierto grado de freno a esta locura ecologista en otras partes del mundo. Ya vimos cómo en Australia no habían tenido mucho éxito hasta 1993. Pero a partir de esa fecha se ha comenzado a hacer lo que consiguieron los habitantes del condado Catron, de Nueva México: las ordenanzas del Catron County. peligro mortal para los ecologistas. (4)

Un memorándum interno del Sierra Club de 1993, uno de los grupos más poderosamente financiados del lobby ecologista avisaba a sus miembros: «Esta insidiosa acción de los condados virtualmente destruirá nuestro movimiento, si no se hace algo de manera inmediata». La insidiosa acción eran las Ordenanzas del Catron County, que se habían esparcido como un reguero de pólvora, y habían sido imitadas por más de 200 condados de los Estados Unidos.

Hacen 16 años, la Agencia de Protección del Ambiente (EPA) había matado a la industria minera del Catron County. En 1993, una nueva coalición ecologista operando bajo el slogan «Libres de Ganado para el ´93», estaba amenazando con devastar a la industria de la ganadería –que contribuye con $ 21 millones a los $28 millones anuales de ingresos brutos del condado. Eso hubiese a la industria de la madera como la única fuente de ingresos de la población, aunque esta industria ya estaba hecha trizas por la decisión de un único funcionario federal de bosques, que se había enterado de lo que estaba pasando con el Búho Manchado de Oregon. Este funcionario pensó que podría conseguir lo mismo afir-mando que el Búho Manchado mejicano estaba amenazado por la explotación de la madera.

A pesar de que no se hicieron audiencias, ni estudios científicos, ni participación del público, el funcionario trazó una «línea roja de protección» de 300 hectáreas alrededor de cada nido del Búho Mejicano detectado en Catron County y dijo «voy a proteger esas áreas de cualquier tipo de producción». En un solo acto represivo, el burócrata del gobierno clausuró el aserradero y puso al 25% de la población del condado en las listas de «indemnización por desempleo»! No hace falta decirlo, los habitantes del condado Catron se cansaron muy rápidamente de los empleados del Servicio Nacional de Parques que creían que los ríos sólo corrían para ellos, de los agentes forestales que clausuraban aserraderos y de otros burócratas muy bien pagados que creían que seguían un Designio Divino para imponer la ley en la tierra. Su tierra.

 Recuperar el Gobierno

Entonces, un grupo de residentes del condado Catron decidieron recuperar su gobierno de manos de los dictatoriales empleados federales. Promulgaron una serie de ordenanzas para el condado que han pasado a ser conocidas en todo el país como las Ordenanzas del Catron County. Estas leyes tan «radicales», que los ecologistas del Sierra Club y otras organizaciones le tienen tanto miedo, incluyen un Plan de Uso de Tierras del Condado, el Acta de Derechos Civiles de 1871, el Acta de Mejoramiento de Praderas Públicas, las 5ª y 14ª Enmiendas de la Constitución, y una definición de los Derechos de Propiedad.

Actualmente, esas actividades están siendo imitadas en casi 200 condados de los Estados Unidos, y en algunos otros países preocupados por el avance arrollador de las regulaciones y leyes ecologistas, agregándose a esta lista nuevas adhesiones todas las semanas. Lo que comenzó en una pequeña localidad de Nueva México se ha convertido en un muy efectiva manera de detener al extremismo ecologista, que cree que su causa importa más que la Constitución y su doctrina es más importante que las decisiones democráticas de los pueblos.

El empleado forestal que provocó el lío en Catron County admitió que «jamás había escuchado hablar de las leyes y regulaciones que había roto». Este funcionario no sabía que, como funcionario, estaba obligado por las leyes federales a proteger a la cultura, las costumbres y la economía del condado. En su defensa adujo que «Pero yo no se cuáles son la cultura, la economía y las costumbres del condado Catron». Para responderle, algunos residentes del condado le suministraron 250 páginas de menuda letra donde le contaban al funcionario –y a cualquier otra persona- cuáles eran la cultura, la economía y las costumbres del lugar que ellos llamaban «su Hogar«.

 Quiebre la Ley, vaya preso

Entonces, ¡Oh, audacia! los residentes del condado Catron exigieron que los funcionarios federales obedecieran esas leyes. Después de todo, si nosotros los ciudadanos no las obedecemos, vamos a la cárcel. Los ecologistas piensan que, cuando ellos infringen las leyes no son delincuentes sino que simplemente están siendo buenos ecologistas. Eso se acabó.

Los burócratas federales chillaron, bufaron, patalearon y amenazaron con demoler la casa del Condado Catron. pero ahora, con más de 200 condados habiendo adoptado las mismas ordenanzas en defensa propia, no hubo ni una sola agencia federal que haya presentado ninguna demanda legal contra ellas. Como consecuencia, se hizo mucho más fácil tratar con el Buró de Manejo de Tierras, el Servicio Forestal de los Estados Unidos, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre, la EPA y demás agencias , en los condados donde estas ordenanzas fueron adoptadas. Después de todo, ningún funcionario federal quiere perder su empleo, ser acusado de traición, o forzado a defender sus acciones ante los tribunales.

 Un ajuste de actitud

De acuerdo al encargado del condado Catron, Danny Fryer, las ordenanzas provocaron un cambio substancial de la situación: «Ahora se nos incluye en el proceso de planificación» –dice- «En un principio usamos las penas criminales para asustar a los empleados federales. Luego, después de que hubimos atraído su atención, usamos a las leyes que están dentro de sus propias agencias para controlar a los funcionarios. Las Ordenanzas del Catron County le han dado definitivamente al condado un lugar importante en los procesos del gobierno federal, que antes no teníamos«. Un ejemplo típico fue como las ordenanzas ayudaron en el caso del distrito de Quemado, donde el gobierno federal quería disminuir a un 50% la cantidad de ganado permitido en las pasturas. A causa de las ordenanzas, el condado fue llamado a participar de las deliberaciones y, finalmente, la reducción fue rechazada. Actualmente, las comisiones del condado están participando a igual nivel, con las agencias federales para la planificación conjunta de proyectos de agua subterránea. Antes de las ordenanzas, el condado ni siquiera hubiese sido consultado.

Se rumorea que una de las principales prioridades del gobierno de Clinton (quien está por detrás de esto es Al Gore, su vicepresidente) es la destrucción del «Movimiento de Condados» que comenzó en Catron County. para comprender de manera cabal por qué Al Gore, el Sierra Club, la Wilderness Society y otros que creen en un fuerte gobierno central (el New Order, la globalización, etc.) tienen miedo a movimientos como el de los condados, se debe primero comprender la mentalidad del Gobierno Federal. los burócratas federales han desarrollado un cuerpo de leyes y regulaciones tan vasto, que las agencias encargadas de implementarlas no pueden darse abasto. En muchos casos, esas agencias violan esas leyes y regulaciones sin saberlo –y sin ser acusadas por ello.

El creciente número de estas agencias compiten entre sí y a menudo entran en conflicto, clamando por más dinero de los impuestos. Crecen en tamaño, arrogancia y falta de respeto por las libertades personales y los derechos de propiedad. Sus acciones por lo general van en contra de la mayor de todas las leyes de un país: la Constitución. La gente que hoy cree en la «igualdad económica» quieren deshacerse de los derechos de propiedad privada. La gente que cree en un fuerte gobierno central que es dueño de todas las propiedades se llaman Marxistas: les encanta la Planificación Central, los Planes Quinquenales, las Medidas a Corto Plazo, el control absoluto de la prensa, la censura previa, las organizaciones estatales prepotentes y omnímodas, y todas esas cosas que llevaron al derrumbe de la Unión Soviética y al estado de sojuzgamiento de los países del Tercer Mundo –no impuesto por la URSS, en verdad.

La Constitución de los Estados Unidos, tan copiada o imitada en todas partes del mundo tiene –o tenía- un espíritu fundamental. quienes la redactaron querían proteger al pueblo de la acción seguramente depredadora de sus gobiernos y establecieron un cuerpo de leyes que les aseguraría un gobierno débil que dejara al Pueblo en paz. Como en el triste caso de la Constitución Argentina, las sucesivas enmiendas y Reformas han revertido esta situación ideal y han puesto a los Pueblos a merced de los codiciosos designios de sus gobernantes. Los privilegios y prebendas de los funcionarios de gobiernos han sido incrementados hasta un grado inicuo e intolerable, para peor, sin atisbos de que esto pueda ser revertido, porque: «Quién le pone el cascabel al gato», si los encargados de las reformas y enmiendas son los principales y únicos beneficiarios de las mismas –o sus posibles perjudicados si algún día escuchan la Voz del Pueblo y se deciden a devolverle al Pueblo sus derechos robados por las reformas.

Si usted se toma el trabajo de leer la Constitución, sabrá que uno puede hacer lo que se le ocurra, a menos de que esté quebrando una ley. Esto se llama Libertad. Por otra parte, los burócratas deben encontrar una ley que les permitan llevar a cabo alguna acción. Es una gran diferencia. Se trata de un concepto que es muy difícil que penetre en la mente de los funcionarios.

En los Estados Unidos, hay muchas otras leyes que permiten protegerse de la acción dictatorial de la burocracia. La Orden Presidencial Ejecutiva 12360 declara específicamente que «El gobierno federal no puede interferir con los derechos protegidos constitucionalmente.» Estos son derechos acordados por Dios –de acuerdo a la Constitución- y no por ningún parlamento o monarca. El Acta Nacional de Política Ambiental (NEPA) no sólo requiere que el gobierno federal considere los impactos de sus acciones sobre el ambiente, sino que también requiere que las agencias federales preserven la cultura y los legados históricos. «El gobierno federal debe incluir análisis de los efectos históricos, culturales, económicos, sociales o de salud. Las agencias federales deben cooperar con los gobiernos locales.» Estas son las palabras exactas de una ley que requiere que todas las agencias federales que realizan grandes acciones federales trabajen en estrecha colaboración con y consulta con los gobiernos locales. Esa es la Ley. Los ecologistas se olvidaron de ella, simplemente.

 Definir las Reglas

El Movimiento de Condados sólo le recuerda a los agentes federales esas leyes, y hace responsables a las agencias por la protección de las costumbres, cultura, estabilidad económica y derechos de propiedad. El nivel de condado, o pequeñas comunidades o municipalidades es donde nace y reside el verdadero espíritu de la Democracia, debido al reducido número de habitantes involucrados, que permite una real y verdadera participación en las deliberaciones y decisiones de la comunidad. En las grandes ciudades, el ciudadano individual carece del poder de hacer escuchar su voz, y mucho menos de participar activamente en las decisiones. El ciudadano se ve reducido a ser UN voto más, perdido entre millones de otros votos que comparten su incapacidad de hacerse escuchar de manera personal. De esta manera, las elecciones son sólo un mecanismo usado por los Partidos Políticos para hacer el recambio de las autoridades que se beneficiarán lucrando con su turno en el Poder. Esto se llama Partidocracia, y es lo que gobierna todos y cada uno de los países del mundo, menos aquellos donde gobiernan los tiranos y demás locos por el estilo, donde funciona una sola clase dirigente: la familia y los amigos del tirano.

Por lo tanto, para evitar el atropello y la irracionalidad ecologista, sólo es necesario definir las reglas de juego. Lo más simple, es recordarles que existen leyes que deben ser cumplidas, y que las leyes que se dicten en el futuro en materia ambiental, no pueden pasar por encima de las establecidas en la constitución nacional. Y sobre todo, impedir que la cons-titución se siga reformando y deformando de la manera que lo han venido haciendo hasta nuestros días.

Una vez que estas reglas hayan sido establecidas, después de que cada municipio haya determinado y definido su cultura y sus costumbres, y actúa como protector de ellas por medio de leyes como las del Catron County, los burócratas estarán infringiendo la ley si viola esas costumbres o si daña a la economía local sin haber consultado previamente a las autoridades de los Consejos y llegado a un acuerdo con ellos. La palabra clave es «conjuntamente«. Ello significa que nadie es dominante. Las leyes deben establecer claramente que las agencias reguladoras deben reunirse con los gobiernos locales para la planificación conjunta de los programas ambientales. Estos programas deben considerar, no sólo a los árboles y los animales sino también a los seres humanos. Y ello significa, además, que las decisiones que se tomen para el ambiente de Carlos Paz, por ejemplo, no se hagan en Buenos Aires… o Londres.

 ¿Funciona?

¡Vaya que sí! En el otoño de 1993, en el condado de Douglas, en Oregon, Estados Unidos, un juez falló que el Servicio de Pesca y Vida Silvestre había actuado de manera impropia al no haber realizado un informe de Impacto Ambiental cuando clausuró el hábitat del Búho Manchado. El juez dictaminó el FWS (Fish and Wildlife Service) no había considerado el impacto socioeconómico de sus acciones, no había considerado todas las alternativas razonables para detener la explotación comercial de la madera, y no había trabajado de manera conjunta con el condado. También dijo el juez que el condado estaba más cerca de su gente y estaba ampliamente calificado para protegerles. En su fallo ejemplar, el juez le recordó a los gentes del gobierno que ellos también deben obedecer las leyes. y esto es sobre lo que trata el espíritu de las Ordenanzas de Craton County: obedecer las leyes!

El jefe del Consejo de Craton County dice que, «Está teniendo lugar una segunda revolución democrática en el mundo. La meta es la autonomía, el autogobierno local. Está sucediendo en la antigua Unión Soviética, y a lo largo y ancho del mundo. En nuestro país, el hogar de la verdadera democracia, esta segunda revolución democrática se está dando a nivel de los condados.» Insiste en que si los condados o municipalidades no usan sus ordenanzas para proteger el concepto de autodeterminación, y para debilitar y limitar al poder central, entonces los agentes federales no obedecerán la ley. Ciertamente, no lo han hecho en el pasado.


 Referencias y Notas:

Merry, Marcia. 1990. «The U.S. Department of Agriculture Turns Green«, 21st Century Science & Technology, edición Summer 1990, pp. 27-28.

  • La Conservation Foundation fue fundada en Washington, D.C. en 1948 como la reemplazante de un movimiento eugenésico de preguerra que había sido desacreditado por impulsar la eugenesia y las ideas de una raza superior dominante. El primer director de la Conservation Foundation fue Henry Fairfield Osborne, el sobrino de un Fairfield Osborne que, junto a la familia de Haverell Harriman, patrocinó la Conferencia Internacional de Eugenesia de 1932, en la ciudad de New York. «Expertos en razas» nazis asistieron a la conferencia para discutir e ilustrar la manera de purificar las razas mediante «la eliminación de los indeseables». Durante los últimos 24 años, la Conservation Foundation ha llevado adelante su tarea de «reducción selectiva de la población» bajo la cubierta de «la protección del ambiente». William Reilly, Jefe de la EPA en 1990, fue uno de los presidentes de esta nefasta Fundación «benéfica».
  • Gleeson, Nigel, 1993, «How the Greens Are Sending Australia Back to Wilderness: A Rancher´s Story», 21st Centruy Science & TechnologySummer 1993, pp. 62-66.
  • Pitts, Lee. «Why the Environmentalists Fear the Catron County Ordinances«, 21st Century Science & Technology, Summer 1993. pp. 5-7.

Capítulo 10 - Desarrollo sustentable, transgénicos y derechos animales

OTRA INSENSATEZ: EL DESARROLLO «SOSTENIBLE» y LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES

 


 

Alimentos para el mundo

 

Uno de los términos de moda en la actualidad es «sostenible«. Se supone que tenemos que pensar y hablar en términos de si alguna política o práctica contribuye al «desarrollo sostenible« –aberración gramatical si las hay, pero ya se ha visto que en el campo del ecologismo casi todo son aberraciones-, o si amenaza la «capacidad de carga« del planeta.

En realidad, estos términos en boga no derivan de la ciencia y tampoco, por cierto de lo que resulta beneficioso. En su lugar, estos términos se originan de esos intereses que se oponen a todas las formas de mejoramiento de las infraestructuras y la aplicación de la tecnología, ya sea basados en costos aparentes o en la oposición al crecimiento de la población.

¿Qué dice el lobby «sostenible« acerca de las consecuencias de las décadas de no construir infraestructuras esenciales y la no introducción de nuevas tecnologías –políticas que han provocado caídas de las producciones mundiales relativas a las necesidades humanas y ecológicas? Los ecologistas afirman que el aumento de la población humana ha «sobrepasado» a la «capacidad de carga» del planeta; que la Tierra no puede producir los alimentos suficientes para «sostener» a más gente. Esto es basura.

Uno de los ejemplos más extremos del mito de la «sustentabilidad» ocurrió a mediados de 1993, cuando el Worldwatch Institute –cuyo presidente es Lester Brown- recibió la más amplia atención de la prensa mundial cuando publicó su nuevo libro «Signos Vitales 1993«. En las 150 páginas del libro se muestra una serie de gráficos para asegurar que hemos llegado al punto de «colisión entre el creciente número de habitantes y las limitaciones de los sistemas naturales de la Tierra. Entre estos figuran la capacidad de los océanos para producir alimentos marinos, de las praderas para producir carne, del ciclo hidrológico para producir agua fresca, de cultivos y tierras para usar fertilizantes, de la atmósfera para absorber gases de invernadero, de la gente para respirar aire contaminado, y de los bosques para resistir las lluvias ácidas.»

A la luz de los hechos científicos, estas afirmaciones son 100% falsas. A pesar de ello, Brown las supera cuando dice: «El catálogo de tecnología agrícola sin usar que comenzó a expandirse rápidamente a mediados del Siglo 19 parece estar disminuyendo. La mayoría de los medios conocidos de incrementar la producción de alimentos ya están en uso . . .Actualmente, los granjeros productivos están mirando por encima del hombro de los científicos para ver so hay nuevas ayudas para aumentar la producción, sólo para encontrar que no hay mucho en el futuro

En verdad os digo … se puede demostrar a la perfección que el catalogo de avanzados métodos de agricultura aún sin usar, que podrían aumentar espectacularmente la producción de alimentos quizás no haya sido tan grande en la historia como ahora. En el extremo intensivo del espectro de métodos agrícolas, el término generalizado para describir a las prácticas de alta producción de alimentos es agricultura de «ambiente controlado«, o «agricultura protegida«. A excepción del Japón y unos pocos lugares de Europa, los Estados Unidos y otras partes, muy pocas de estas técnicas «aún sin usar» están puestas en práctica.

Con el menos productivo método agrícola de cultivos extensivos, a campo abierto, la aplicación de las tecnologías de punta son todavía menores confinadas sólo a Europa y parcelas de ensayo en los Estados Unidos y Canadá. Un término común para estos métodos es «cultivo por pie» o «cultivo por metro«. Esto se refiere a las maneras de usar la información de satélites, equipo agrícola computarizado, medición por laser, y sensores remotos para tratar a los campos en una altamente diferenciada manera por metro o pie cuadrado, aplicando variadas cantidades de agua y fertilizantes, y aún diferentes tipos de semillas, para conseguir el máximo rendimiento posible por unidad de área.

Esta agricultura muy bien afinada reduce los desperdicios y puede reducir la cantidad de tierra necesaria para cultivar. Durante los últimos 36 años se han diseñado todo tipo de sistemas para mejorar el crecimiento de las plantas, variando desde soluciones acuosas (cultivos hidropónicos) a los aeropónicos (sprays y rociado de nutrientes aplicados sobre las plantas), pasando por la técnica de película de nutrientes, hasta el simple calentamiento de los suelos del exterior y la irrigación puntual, y muchas variaciones de estos métodos. En un experimento en Arizona, EEUU, las radículas de plantas de tomate son criadas dentro de globos de manera que las raíces definen su propio espacio mínimo.

Aquí les presentaré algunos ejemplos de métodos de alta tecnología para la producción de alimentos. Para que usted compruebe su potencial, considere primero lo pequeña que es el área del planeta donde está en práctica la agricultura moderna y luego de un vistazo a sólo tres de las muchas tecnologías disponible para incrementar la producción:

  1. La producción de alimentos en el espacio,
  2. La producción combinada de peces e hidropónicos, y
  3. Cultivos por metro.

 

 Sólo se aplica una fracción de los adelantos

El Dr. Merle H. Jansen, uno de los más viejos líderes en el cultivo de los hidropónicos (él prefiere llamarlo «agricultura protegida»), dijo en una reciente entrevista «Primero que nada, probablemente estamos usando sólo un cuarto o un tercio de la tecnología que se ha desarrollado a través de la investigación científica en los últimos años. Si sólo pudiésemos usar toda la tecnología que disponemos hoy, con toda probabilidad podríamos alimentar al doble de la población mundial. De manera que no tanto un asunto de tener la suficiente información, como de usar lo que ya tenemos. Y una de estas tecnologías, por supuesto, es la agricultura de ambiente controlado. . .»(1)

Las bases para la evaluación las productividades relativas y los costos de los mé-todos agrícolas deben establecerse mirando al amplio espectro de estos métodos. En uno de los extremos están los métodos más extensivos de cultivos, donde los sembrados se hacen en condiciones de campo abierto, sujetos al sol y las lluvias naturales, a cualquier tipo de suelo y abastecimientos de agua, etc., que existan en la temporada de crecimiento. En el extremo opuesto los cultivos son criados bajos los más controladas e intensivas condiciones, donde todo es medido: luz, minerales y nutrientes, y exactas cantidades de agua y grados de temperatura. Los requerimientos de aportes en la agricultura protegida pueden parecer exigentes y los costos iniciales pueden parecer elevados, pero los rendimientos son vastamente superiores a los de la agricultura común de campo abierto. Muy, pero muy superiores. Usted no se imagina cuánto!

Tomemos un cultivo, por ejemplo la lechuga, una verdura universalmente usada en las ensaladas, de la que prácticamente todo puede ser comido. La lechuga es el ejemplo el rango de incrementada producción de biomasa alcanzada por los métodos avanzados de cultivo. La Tabla 1 muestra el tremendo aumento de cabezas de lechuga, o libras de materia vegetal, que puede producirse anualmente por metro cuadrado, mientras se incrementa la calidad e intensidad de los aportes aplicados a la superficie del área de producción.

La Tabla 1 nos muestra la producción desde el cultivo menos productivo, campo abierto con una cosecha por año, hasta el método más productivo: desde cultivo en invernadero sin calor, a invernadero con calefacción; luego invernadero hidropónico (lechuga cultiva sin tierra, pero con exactas cantidades de nutrientes, en una solución de agua) a controladas cantidades de luz. A lo largo del trayecto, las plantas son también cultivadas en una estructura inclinada en forma de «A», para obtener más cabezas de lechuga y masa comestible por metro cuadrado. Aunque no lo crea, hay organizaciones ecologistas que se oponen a esta masificación de la producción porque «se conduelen» del modo cruel en que se hacen crecer a las lechugas, que ellos consideran seres vivos! Hay que cuidarse … los locos andan sueltos.

 

 

TABLA 1
COMPARACIÓN en PRODUCCIÓN de LECHUGA
(Producción total por metro cuadrado, por año)

Método de producción Cantidad de cabezas de lechuga    (por metro cuadrado) Peso fresco de las cabezas (kilogramos)
Suelo (en exterior) 40 8
Suelo (Invernadero sin calefacción) 80 12
Suelo (Invernadero con calefacción) 120 18
Invernadero hidropónico 150 22
Espaciado unidimensional 360 54
Espaciado Bidimensional 500 74
Espaciado máximo y luz artificial (2500 hrs) 900 135
Espaciado máximo y luz artificial (5000 hrs) 1200 180
Experimentos «Phytotron» en condiciones estériles 1260 300

Fuente:Adaptado de Journal of the International Society of Soiless Cultivation, 1988.

Desde el medio menos intensivo de producci{on (parte superior) hasta el más intensivo de producción de lechuga (parte inferior), hay un dramático aumento del rendimiento medido en cantidad de cabezas de lechuga y del peso total de la biomasa obtenida. Por año y por metro cuadrado, la producción puede incrementarse aumentando la intensidad del aporte, tal como agua y luz. Estas cifras corresponden a un experimento realizado en Dinamarca en 1988. 

 

 Por Qué Más Caro es Más Barato

Como se puede comprobar, la producción (o «output» como le llaman los técnicos) varía de 40 cabezas por año, hasta 1280 cabezas por año con el máximo uso de las tecnologías de avanzada.(2) Este ejemplo de Dinamarca –a 55º latitud Norte, en un clima relativamente fresco. El estudio de las lechugas dinamarquesas demuestra que si un cierto porcentaje de cultivos de frutas y verduras en todas las naciones cambiaran de cultivo a campo abierto a controlados métodos de producción intensiva, tomando en cuenta diferencias en las condiciones locales, habría un fantástico aumento en la producción mundial de frutas y verduras –y una consecuente mejora en la dieta.

¿El costo? De hecho, «más caro resulta más barato«. Los costos de capitalización de los sistemas de ambiente controlado son inicialmente más elevados, y los costos operativos también lo son, comparados con los costos de los sistemas menos intensivos, pero el aumento de la producción cubre con creces estos costos adicionales.

Poniéndolo en otras palabras: la cantidad de biomasa útil posible por unidad de aporte de agua y energía es mucho mayor que la producción promedio alcanzada por medio de condiciones más variables, abiertas y extensivas. En general, ya en 1970, el costo promedio de construcción, agua y energía en esos momentos permitían cultivos «sin tierra» de ciertas variedades que resultaban 30% más baratos que el cultivo «con tierra». Los experimentos realizados entonces en el Colorado A&M College de Fort Collins, mostraron que los gastos eran 28% menores con hidropónicos que los cultivos de campo abierto, con tierra común.

La lechuga y otros vegetales no fueron los únicos que resultaron viables económicamente para la producción de ambiente controlado ya en 1970. Aún los forrajes pueden ser cultivados comercialmente de este modo. En Sudáfrica, una unidad de forraje hidropónico llamado la «máquina Gordon» estaba produciendo con ganancias raciones frescas de forraje para suplementar la alimentación de ovejas criadas con el sistema de «boxes» o batería. Se comprobó que se podían criar 250 ovejas en un área de 520 metros cuadrados, en contraste del método convencional de pradera abierta de Sudáfrica que sólo permite una oveja cada 2,5 hectáreas. Un incremento de la producción de 12.000 veces más por metro cuadrado! También tenemos ecologistas que protestan por esta inhumana manera de criar ovejas. . .

A pesar de estos éxitos, el área dedicada a la «agricultura controlada» no se ha expandido desde la década de los ´70, y en los Estados Unidos ha mermado. Una de las mayores razones para esto es que el advenimiento de la depresión económica global, donde la energía, el agua y otras infraestructuras esenciales no se mantuvieron, condujo a un alza de los costos de estos aportes para la agricultura. Al mismo tiempo, los precios que recibieron los agricultores por sus productos declinaron debido a una sistemática baja de precios inducidas por el cartel de compañías cerealeras y de alimentos como Cargill, Archer Daniels Midland, Continental, Louis Dreyfus, Pillsbury, ConAgra y otras.

La combinación de estos factores dieron por resultado la situación actual donde la tecnología agrícola de avanzada es etiquetada como «demasiado cara» por los oponentes del desarrollo de las infraestructuras, aunque esto no sea verdad si lo ponemos en términos de unidad de producción de biomasa comible lograda por el aporte de volumen de agua, o volumen de energía y demás aportes. Por ejemplo, se necesita mucha menos agua para un cultivo hidropónico que para uno de campo abierto. Por ejemplo, para 1 kilogramo de pepinos se necesitan 10 litros de agua en el sistema hidropónico, mientras que hacen falta 205 litros para un sembrado normal. 1 kilo de lechuga precisa de 30 litros de agua en un invernadero hidropónico, comparados con 96 litros para una huerta convencional. El «tomate hidropónico» necesita de 13 litros, el tomate convencional requiere 123 litros.

 La Política de los Carteles

A causa de los crecientes costos del agua y de la energía –y no por baja productividad- el área total de cultivos «sin tierra» en Europa para 1990 se calculaba que era de sólo 3.050 hectáreas. Para 1982, el área estimada en los Estados Unidos se estimó en poco menos de 21 hectáreas, y ha crecido muy poco desde entonces. El mismo Journal of Soilless Agriculture (Diario de la Agricultura Sin tierra) cesó sus publicaciones a fines de los ´80. para 1992, cuando la Oficina de Evaluación de Tecnología del Congreso de los EEUU publicó su pesado estudio de 452 páginas «Una Nueva Era Tecnológica para la Agricultura Norteamericana«, no incluyó ni una sola mención a los cultivos «sin tierra» o ninguna otro sistema de «agricultura de ambiente controlado«. Un portavoz de la organi-zación declaró «Se demostró en los años ´70 que el costo-beneficio de los hidropónicos no justificaban su aplicación.» Y eso es mentira.

En lugar de ello, las nuevas tecnologías citadas por la Office of Technology Assessment (OTA) se concentran en la ingeniería genética para desarrollar nuevas plantas y variedad de animales que el cartel de compañías puedan patentar. La declarada intención de los carteles es producir alimentos con mano de obra barata y bajos costos de infraestructura, transportando los productos a largas distancias bajo el llamado «tratado de libre comercio«, como el implementado NAFTA. La «globalización» actual les ha caído a los carteles como anillo al dedo. El problema, para nosotros, es que la globalización no les «cayó» . . . es una de las cosas que las corporaciones han conseguido imponer mediante el manejo de muchos factores, uno de los cuales es el ecologismo.

Finalmente, como moraleja, el asunto del Desarrollo Sostenible, implementado «a la ecologista« –reducir la tecnología, abandonar la maquinaria, reducir el aporte de energía a la agricultura, disminuir el consumo de combustibles «fósiles», disminuir la industria, la producción y, por consiguiente el comercio- sólo llevará a masivos desempleos, como jamás se habían registrado en la historia, y ello a situaciones de verdaderas crisis, depresiones, recesiones continuadas y, finalmente, a terribles situaciones de convulsión social que sólo podrán ser controladas mediante el uso a mansalva de las fuerzas armadas, y la desaparición física de cientos o miles de millones de personas de la faz de este planeta. El sueño de Gaia y Malthus hecho realidad . . .

El asunto del Desarrollo sostenible visto con la perspectiva de la Ciencia agricultura intensiva de ambientes controlados, especies genéticamente mejoradas, provisión de energía eléctrica barata mediante reactores de fusión, revisión y anulación de las criminales leyes ecologistas logradas mediante fraudes científicos inicuos- es algo totalmente diferente y sumamente positivo. Mediante la aplicación de este tipo de Desarrollo los productores del mundo serán capaces de alimentar y dar condiciones de vida dignas a más de 50 mil millones de personas en el siglo 21. Es posible. Sólo es necesario ponerse a trabajar seriamente.

LOS DERECHOS ANIMALES

Bienestar de los animales y Derechos de los animales. Son dos cosas totalmente diferentes. Bienestar de los animales significa asegurar que los animales usados para alimentación, experimentos, vestido y entretenimiento sean tratados de una manera humana –considerando a la palabra «humana» en su significado de «especie más evolucionada del planeta«, con todas las connotaciones espirituales a las que estamos tradicionalmente acostumbrados: amor, bondad, tolerancia, solidaridad, etc. -una manera que no cause dolor y sufrimiento innecesario, especialmente cuando los animales deben ser matados.

La meta de los seguidores del Movimiento por los Derechos Animales, sin embargo no se refiere al tratamiento «humano» de los animales sino a «ningún uso de los animales«. Esto es ir demasiado lejos. Como puede demostrarse, todos los usos que hace el hombre de los animales –desde la cría de animales para consumo alimenticio, pasando por la caza y la pesca deportiva, los animales de circos y zoológicos, hasta el uso de animales para la investigación científica– son consistentes con las leyes de la naturaleza. Esta ley natural ha puesto al hombre en la parte superior de la escala evolutiva –la supervivencia del más apto, recuerda?– dándole el dominio sobre las demás especies del planeta, ya sean animales o vegetales. Aunque esto no les guste a muchos espíritus sensibles (y a otros no tan sensibles pero que usan una falsa y afectada sensibilidad para lograr fines innobles e inhumanos), es un hecho que forma parte de todas las idiosincracias, naturale-zas y culturas de la especie humana en este planeta. Es un hecho científico, comprobado e irrefutable, y está aquí para quedarse.

La noción de que los animales tienen derechos es ridícula. Los animales no tienen principios morales, ni pueden razonar como los seres humanos. No pueden controlar sus acciones basados en las consecuencias morales de las mismas. Los animales no saben si lo que hacen está bien o mal, y los perros y gatos que hacen sus necesidades en cajitas o lugares determinados, no lo hacen porque «esté mal hacer pis en el living» sino porque fueron entrenados para ello. El entrenamiento incluye siempre un acondicionamiento previo (los reflejos acondicionados de Pavlov . . .) que incluyen al premio y más frecuentemente al castigo. El comportamiento animal está condicionado por los reflejos y no por una moral nacida de un raciocinio que no tienen, aunque algunos comparan la inteligencia de un chimpancé adulto con la de un niño de 4 años. Ahora, ¿cómo se compara la inteligencia de un chimpancé de 4 años? ¿con la de un ser humano recién nacido?

Los «derechos» están basados en la habilidad para pensar razonar qué es lo socialmente aceptado o considerado como correcto o equivocado. Eso no pasa con los animales. Una pareja de gatos puede «amar» con locura a su anciana dueña, pero si la anciana muere sola y los gatos han quedado encerrados en la vivienda, no dudarán un instante en comerse los restos de sus dueña. Lo hemos leído en los diarios.

Es ingenuo creer que los animales conscientes merecen los mismos derechos que los humanos, como tampoco creo yo que los seres humanos tengan el derecho a comportarse como animales en su tratamiento a los animales o a otros seres humanos. La historia nos ha mostrado que este tipo de accionar ha sido muy frecuente, y que hasta el día de hoy se sigue repitiendo en abundancia. Por ello fue necesario ir creando reglas de comportamiento y se establecieron códigos como la Declaración de los Derechos Humanos, y también se crearon innumerables Sociedad Protectoras de Animales que han realizado una tarea encomiable. Pero de ahí a que si yo mato a un animal para evitar ser comido, o corneado o mordido, se me imponga una elevada multa o una severa condena de prisión, hay una distancia que la Humanidad no está dispuesta ni tiene por qué- recorrer.

 No hay defensa propia

En nombre de los Derechos Animales mucha gente está siendo tiranizada desde hace mucho tiempo. conocida es la situación de los pobladores de los estados norteamericanos donde la industria de la madera es su principal ingreso económico y su casi único medio de vida. La «protección» del Búho Manchado de Oregon es uno de los miles de ejemplos en donde poblaciones enteras pierden su medio de subsistencia y deben mudarse a otra parte. Perro, de acuerdo a las nuevas leyes que el ecologismo está consiguiendo implementar de manera paulatina e insidiosa, los seres humanos deberán abandonar sus hogares y alejarse de las regiones donde existan animales salvajes. Parece un chiste, pero es más serio que un embargo.

En el estado de Montana, en los EEUU, un juez dictó sentencia afirmando que un ranchero no podía alegar «defensa propia» cuando mató a un oso grizzly, una especie protegida por el Acta de Especies en Peligro. En su fallo, el juez sostiene que el alegato de defensa propia al matar a un animal trae a colación las mismas normas usadas en la ley criminal por la muerte de un ser humano. Este caso se refiere a John Schuler, de Dupuyer, en Montana. Durante una noche con ventisca de 1989, Shuler entró a su granero donde guardaba ovejas y se encontró con tres osos grizzly haciendo de las suyas entre las ovejas. Después de hacer varios disparos al aire para ahuyentar a los osos, Shuler se dio vuelta y vio a un enorme oso que se abalanzaba hacia él. Hizo fuego y el oso cayó al piso. Al día siguiente, cuando regresó al granero, encontró que el oso estaba bien vivo y que nuevamente se abalanzó con intenciones no declaradas, pero que podemos presumir que no eran muy amigables. Shuler volvió a levantar su rifle, disparó y esta vez lo mató. Definitivamente. El gobierno lo llevó a juicio.

Después de dos días de audiencias y alegatos, el juez falló diciendo que un a persona que alega una excepción de «defensa propia» contra el Acta de Especies en Peligro debe pasar por los procedimientos usados en la justicia criminal cuando se alega defensa propia en la muerte de un ser humano. El juez afirmó que la norma criminal de la ley que deniega el alegato de defensa propia a una persona «que es culpable, en cierta medida, de contribuir para la ocasión donde sea necesario el uso de fuerza mortal» o «que provoque un encuentro que, como resultado del mismo sea necesario el uso de la fuerza mortal para defenderse«, debe ser aplicada al caso de Shuler.

Como resulta evidente, la aplicación de una ley criminal para humanos a las bestias feroces resulta un precedente único en el mundo. El juez adujo que, cuando Shuler dejó su casa y entró al granero para proteger a sus ovejas, «se colocó con toda intención en una zona de peligro inminente del ataque del oso«. En consecuencia, Shuler no puede alegar «defensa propia» al matar al oso y debe pagar una multa de $ 4.000.

Las implicaciones legales de la decisión del juez no es el único aspecto ultrajante del caso. También lo son las consecuencias prácticas. De acuerdo a la decisión del juez, cada vez que alguien crea que un oso grizzly esté presente en el área –ya sea en campo abierto, su jardín o su granero- esa persona tiene dos opciones: Desistir de ir adonde pueda estar el oso, o hacerlo pero sin llevar un arma mortal. Este fallo impone graves consecuencias para aquellos que, sin saber que hay un oso en las cercanías, sea atacado por uno. Aunque tenga un rifle en sus manos, debe huir a toda prisa (y los osos son más rápidos que el hombre) o dejarse comer. Si le causa algún daño a la bestia, el hombre se convierte automáticamente en otra, y será severamente juzgado y condenado por los jueces. Aquí se trata del espeluznante caso donde la acusación (matar un oso feroz) es la condena. No se admite ningún tipo de defensa. Ante los animales, el hombre pierde su derecho a la legítima defensa, ya sea en campo abierto o en los tribunales. Se juzga al Hombre, pero no al Animal. Espantoso.

Todo nace del concepto ecologista que expresa, más o menos, que los animales tienen su hábitat natural y que el hombre no debe ingresar a ese hábitat. Cuando es el animal el que entra en el jardín o el granero del hombre, sigue siendo su hábitat y el hombre es un intruso que debe mudarse lo más pronto posible de la región. Como los animales no razonan ni conocen el concepto de «propiedad privada», cercas, vallas, casas o poblados, el hábitat de los animales es el mundo entero. Entonces, ¿adonde nos tenemos que mudar los seres humanos? O será que los seres humanos no son una especie que también tiene su hábitat, y que tienen el mismo derecho que los animales a poblarlo y usarlo para su supervivencia.

Ante las bestias, el Hombre carece de Derechos. Con ese criterio, los osos y demás anima-les que se comen a la gente tendrían que ser juzgados en los tribunales, ya que, si tienen los mismos derechos también deben tener las mismas obligaciones, y una obligación fundamental en las sociedades es la de no matar a su semejante. Un hombre que mata a otro, es juzgado. Un animal que mata a otro no lo es, . . . y debería serlo, de acuerdo al estúpido criterio ecologista. Pero dejemos que los animales se las arreglen entre ellos, y que los humanos dilucidemos nuestras diferencias entre nosotros. Me parece más razonable. Sin embargo, como los animales no razonan, (como los ecologistas) el asunto no parece que vaya a tener una solución apropiada.

Los Animales en la Naturaleza

No existe ningún organismo, incluido el hombre, que pueda vivir sin afectar al ambiente circundante, y todos los organismos compiten entre sí por la energía y los recursos para sobrevivir. Los seres humanos son una parte dominante del equilibrio de la Naturaleza, de allí la urgencia de un manejo responsable de la Naturaleza en los ambientes modificados por la humanidad.

En la Naturaleza, todas las especies se sostienen a sí mismas al ser programadas para hacer lo mejor que pueden para reproducirse y para comerse unas a otras. Para que el sistema de la Naturaleza funcione correctamente, cada especie produce un exceso de crías para servir de alimento a las otras. El hombre, como especie dominante sobre las demás, se las come a todas (aunque hay algunas que se lo comen a él). Este dominio sobre las demás especies se ha producido porque el hombre es creativo y ha desarrollado la agricultura, la salud pública y la tecnología para sobrevivir, dominar a las otras especies, aumentar nuestro período de vida y densidad de población.

En el ambiente natural, los animales se enfrentan de manera constante con una competencia feroz que amenaza sus vidas, donde vemos a la territorialidad, los depredadores, enferme-dades crueles, parasitismo, condiciones climáticas extremas, y hambrunas. La vida en la naturaleza no está libre de sufrimientos, y el período de vida es mucho más corto para los animales salvajes que para los domésticos, incluidos los que usamos para alimentación e investigación.

Los Animales de Experimentación

La mayoría de nosotros estamos vivos hoy porque nosotros, o nuestros padres, o nuestros antepasados no se murieron de enfermedades o accidentes que se evitan hoy gracias al conocimiento adquirido a través de los experimentos con animales. Sin embargo, los extremistas de los derechos animales sostienen que es moralmente errado obtener infor-mación útil haciendo experimentos con animales, sin importar cuán humanamente sean tratados.

Y aquí volvemos otra vez a la incoherencia ecologista: ¿por qué siguen hablando de «trato humanitario« a los animales si, según ellos, los «humanos» son peores que las bestias. La sociedad siempre se refirió a «trato humanitario« implicando que ello significa «trato bondadoso» o «trato que no provoca dolor o sufrimiento«, porque esa es la manera normal en que se comporta el ser humano. Para otro tipo de trato ha usado desde siempre el término «trato bestial«o «se comporta como un animal«. Con lo cual parecería que hay un consenso en que los animales tienen un comportamiento que no está a la altura de lo que nosotros consideramos correcto para una convivencia pacífica en sociedad.

El uso actual de los animales para investigación científica está sumamente regulado. Los abusadores son raros, y los beneficios que se derivan de la investigación es enorme, por supuesto. Los animales de los laboratorios de investigación no son torturados de manera rutinaria, ni mutilados ni desfigurados como sostienen los ecologistas. Son muy raras las ocasiones donde no se pueden usar anestésicos, y entonces los comités de bienestar animal hacen un control más estricto.

Los avances de la medicina derivados de la investigación con animales han contribuido de manera substancial a la calidad y extensión de la vida de los seres humanos, los animales de granja, de zoológicos y salvajes, de mascotas y también de las especies en «peligro de extinción«. Al revés de lo que sostienen los ecologistas, la investigación científica con animales sigue siendo la única manera de obtener la vital información necesaria para el bienestar de la sociedad.

Para el ecologismo, el beneficio de la sociedad humana se hace a expensas del sufrimiento y muerte de los animales. Sin embargo, no les importa en absoluto que los animales sirvan de beneficio para las otras especies que se los comen, porque es algo «natural«. Y la presencia del hombre sobre el planeta, ¿no es también algo natural? ¿no forma parte el hombre de la naturaleza? ¿No es parte de la naturaleza del hombre el usar a los animales en su propio beneficio, de la misma manera que los animales se usan entre sí? El sufrimiento de una gacela que es devorada por un león, ¿no es mucho mayor que el golpe en la nuca que recibe la vaca en los frigoríficos? ¿Por qué los animales son todos «buenos» y los hombres son todos «malos»? Ese es un concepto que Disney y sus leones parlantes han puesto de moda porque los réditos son altos.

Objetar la investigación con animales y exigir una mejor calidad y mayor extensión de vida son dos cosas totalmente contradictorias. Aquellos que se oponen al uso de animales en la investigación deberían considerar: si llegasen a necesitar una cirugía de emergencia, o el uso de un medicamento cualquiera, ¿estarían dispuestos a ser los primeros pacientes para un cirujano que jamás pudo practicar antes sobre un animal, o probar los efectos secundarios de la droga que le podría salvar la vida? De acuerdo a la experiencia mundial, el criterio ecologista (que no lo dicen públicamente pero lo piensan) sería que los cirujanos probasen sus bisturíes y sus medicinas sobre «esas personas pequeñas de piel marrón», que lógi-camente viven en Africa, América del Sur, Asia, Oceanía y otros países del infradesarrollo.

Los Animales y el Deporte

Cazar, pescar y entrampar –dentro de los límites legales- son actividades tan conservacio-nistas como de entretenimiento y de ingresos económicos. Muchas especies de caza fueron casi extinguidas por la caza comercial y los primitivos pioneros. El crédito por su recupe-ración y el salvataje de sus hábitats deben darse a los deportistas y a sus organizaciones. El apoyo financiero que proviene de las licencias de caza y pesca, del impuesto sobre sus equipos y enseres ayudan a preservar los hábitats naturales, promoviendo la natural diversidad biológica. Estos fondos se usan, además, para los sueldos de los guardaparques que garantizan el buen trato a los animales.

La naturaleza no tiene aspirinas, tranquilzadores, eutanasia, o muerte «humanitaria«. Comparada a una muerte natural, ser muerto por una bala o una flecha se puede considerar como una muerte muy «humana«. Si se trata de humanitarismo, es mucho más humano utilizar cazadores controlados, pescadores y tramperos para regular el exceso de población animal de una región, que dejarlos librados a la brutal muerte por hambre, enfermedades o depredadores de dientes filosos.

En los bosques de Alemania, los ciervos son contados de manera regular y, todos los años, se ha determinado la cantidad de ciervos que deberán morir para que el resto pueda sobrevivir. De ello se encargan los cazadores, miembros de los muy importantes clubes de caza. Cada miembro del club recibe una cuota que está obligado a cumplir. Ni un ciervo más, ni un ciervo menos. Si por acaso no puede cumplir con su cuota (ausencia, viajes, enfermedad, etc.) le debe encargar a otro miembro que cumpla con ella, porque sino deberá pagar a los guardaparques para que lo hagan. Los ciervos en Europa no son una especie en extinción, a pesar de que la densidad de población por kilómetro cuadrado es la más elevada del mundo. ¿No era que la superpoblación está extinguiendo a los animales? ¿Por qué no se ponen de acuerdo los ecologistas y buscan otra razón? Seguramente la encontrarán.

Referencias:

  • Marcia Merry, 1993, Entrevista con el Dr. Merle H. Jensen, «If We Use Our Technology, We Can Feed Double the Population,» en Executive Inytelligence Review (Junio 18, 1993)
  • B. Vestergaard, 1988. «The Hydroponic Lettuce Factory,» Journal of the International Society of Soilless Cultivation.

Capítulo 11 - Amazonas, el mito del pulmón verde

 Las Selvas del AMAZONAS

Mi primer contacto con el Amazonas (como río y como región) lo tuve el 7 de Enero de 1971 cuando desembarqué del DC-4 de la Fuerza Aérea Peruana en el aeropuerto de la ciudad de Iquitos, pleno territorio Amazónico del Perú. No fue un caso de amor a primera vista, como le sucede a miles de personas que visitan al Amazonas por primera vez. Yo venía genéticamente enamorado de él. Mi padre había explorado el Amazonas Boliviano desde 1918 hasta 1921, tres largos y duros años de vagar por las selvas, sufrir hambre y malaria, ataques de los indios y de los millones de alimañas habituales en la zona, vivir entre «cambas» e indios, agobiado por los infernales calores en la sequía y azotado por el reuma en las épocas de lluvia. El Amazonas no es para nada benigno, aunque resulta mucho más fácil sobrevivir allí que en el Himalaya o en el Kalahari, o aún en Nueva York.

No es benigno porque es Naturaleza pura, expresada con la potencia más formidable que se pueda imaginar. La naturaleza no es ni bondadosa ni benigna: la na

turaleza ataca a sus huéspedes de manera constante y despiadada. Quien aprendió a defenderse (se adaptó) se salva; quien no consigue adaptarse se muere. Así de fácil, tal es la Ley Natural de este planeta. Algunos, con toda precisión, la llaman la Ley de la Selva. Las miles de especies de animales y plantas que se han extinguido desde la aparición de la vida en la Tierra son ejemplos de especies que no consiguieron adaptarse al medio y fueron despiadadamente eliminados del entorno.

La especie humana, con todos sus defectos y todas sus virtudes, parecería ser la que tiene más posibilidades de salir victoriosa de esta lucha feroz entre la naturaleza y todas las formas vivientes. Aunque se pretenda negarlo, el hombre ha ido dominando a la naturaleza poco a poco, y cambiando el aspecto y condiciones de vida en grandes extensiones del planeta. Algunos dicen que lo han destruido; muchos millones de seres humanos comprueban a diario que, pese a toda la propaganda en contra, en donde se aplican las tecnologías adecuadas, cada día se vive mejor, la gente vive más años y lo hace en condiciones de salubridad y confort que nuestros abuelos ni siquiera osaron soñar.

Cuando comparo la manera en que mi padre vivía y viajaba por la selva con la manera en que lo hacemos mis amigos y yo, me resulta difícil comprender cómo podían hacer mi padre y sus amigos para poder aguantar las ganas de regresar a casa y alejarse un poco del castigo incesante y despiadado que impone a los seres humanos el terrible clima y las condiciones que imperan normalmente en el Amazonas. Por algo fue conocido desde siempre como el Infierno Verde.

 Los Pulmones y el CO2

Pero el asunto es que al Amazonas se lo conoce como El Pulmón Verde del Mundo, y ello indica muy claramente el total desconocimiento científico que tiene la gente que acepta este concepto, o la que lo propaga. Veamos entonces cuáles son los hechos concretos.

Los pulmones inhalan oxígeno y exhalan bióxido carbónico (CO2), el «terrible» gas acusado de estar calentando la atmósfera de la Tierra. Como en casi la totalidad del campo de la ecología, el tema del Amazonas y las selvas lluviosas, también está compuesto de ese cocktail nefasto de intereses creados, falsedades, distorsiones y ocultamiento de datos, corrupción, ambiciones personales y general desprecio por la verdad científica.

Cuando el aire que respiramos ingresa a nuestros pulmones, el proceso físico conocido por ósmosis permite que el oxígeno pueda combinarse con la hemoglobina de la sangre (los glóbulos rojos) en los alvéolos pulmonares, y que el bióxido de carbono que los glóbulos transportan pase a la cavidad pulmonar y sea expelido al exterior del organismo. Por lo tanto, cuando los pulmones respiran, lo que hacen es consumir oxígeno del aire y luego agregar dióxido de carbono al entorno. La imagen poética que el ecologismo ha conseguido imponer es exactamente lo opuesto, es decir, una inexactitud científica. Lo que quieren hacernos creer es que la Tierra (es decir Gaia) respira a través de las plantas del mundo, y que si destruimos a las selvas lluviosas o bosques de cualquier tipo, irremediablemente moriremos asfixiados por la falta de oxígeno que producen los árboles. Mentira. Y muy burda . . .

Sabido por todos los biólogos del mundo es el hecho que las especies vegetales absorben el CO2 del aire, y por medio del proceso fotoquímico llamado fotosíntesis incorporan a la molécula de carbono a su organismo (para formar las células leñosas) y expulsan al exterior a las dos moléculas de oxígeno, para las cuales no tienen uso alguno, por lo menos durante el día. Este proceso se revierte durante la noche, y el oxígeno producido durante el día es incorporado a la clorofila y se expele un poco del CO­ no todo ­ que se había absorbido con ayuda de la luz solar.

Pero este proceso que tiene un balance positivo de formación de oxígeno y agreado de éste a la atmósfera, sólo dura mientras las plantas están desarrollándose, aumentando de volumen. Toda la «leña» que contiene un árbol proviene del carbono contenido en el CO2 que retiró del aire a lo largo de su período de crecimiento. Pero llega un momento en que el ritmo de crecimiento ­ aumento de volumen ­ se frena y llega a casi detenerse; entonces se dice que la planta o el árbol son «adultos»: no crecen más, o apenas lo hacen.

Como en ese estado los árboles no aumentan considerablemente de tamaño (sólo el follaje de los árboles de hojas caducas) el balance resultante de la absorción de CO2 y su transformación en oxígeno se aproxima cada vez más a cero: el oxígeno producido durante el día es consumido durante la noche para los procesos metabólicos de las plantas maduras. Y como se puede comprobar fácilmente, las selvas lluviosas están compuestas en un 99% de árboles adultos, el balance CO2/Oxígeno es nuloCero. Con el agravante que cuando los árboles mueren y se pudren desprenden CO2 en enormes cantidades: todo el CO2 que absorbieron del aire en un período de 80 a 200 años lo devuelven a la atmósfera en un período de uno a tres años, con lo que se cierra el ciclo del Carbono.

Por esto, sostener que los bosques y selvas son «pulmones verdes» es una tontería poética que sólo la pueden creer los niños que aún no hayan estudiado botánica. O los oligofrénicos funcionales que olvidaron todo lo estudiado en el bachillerato. Conclusión finallas selvas y bosques adultos no producen oxígeno aprovechable.

 El Origen del Oxígeno

Entonces, ¿de dónde proviene el oxígeno que existe en la atmósfera? Y ¿a donde va a parar el CO2 que se produce anualmente? Y sobre todo, ¿cuánto CO2 se produce por año y quién lo produce? Son interesantes preguntas, y las respuestas pueden ayudar a comprender algunas cosas que están pasando.

Primero, la producción total de oxígeno provista por toda la biósfera: árboles, plantas, yuyos, pastos, cosechas de trigo, sorgo, maíz, etc., apenas representan del 5 al 7% de la producción anual de oxígeno de nuestro planeta. El verdadero productor de oxígeno es el fitoplancton de los océanos, especialmente, el que existe en las aguas frías de los polos y de las zonas costeras.

Se ha comprobado que el agregado de óxidos de hierro a las aguas del mar incrementa de manera notable la producción de oxígeno del fitoplancton, y de allí que algunos «científicos» asustados por el aumento del CO2 de la atmósfera hayan sugerido «sembrar» los mares con limaduras de hierro. Por lo tanto, y para dejar las cosas en claro, los océanos son los responsables de la producción del 93-95% del oxígeno que se produce anualmente en la Tierra. La influencia que tienen los bosques y selvas sobre el asunto es muy, pero muy limitada. Sin embargo, a los bosques, a las selvas y a todos los árboles, es necesario cuidarlos y evitar la depredación estúpida y descontrolada, como puede suceder en algunas partes. Que hay depredación, la hay; que no es tan grave como la quieren hacer aparecer, también es cierto. Pero eso lo veremos un poco más adelante.

 Los Sumideros del CO2

Para ponernos en posición de poder apreciar las cosas en su justo valor, es necesario saber que la atmósfera de la Tierra contiene 1.200 billones (millón de millones) de toneladas de oxígeno y apenas 2.600 millones de toneladas de dióxido de carbono. Las medidas actuales obtenidas en el monte Mauna Loa nos dan una acumulación de COequivalente a la liberación de unas 3 Gt (o Giga tonelada = Mil millones de toneladas) de carbono cada año. Sin embargo, las cantidades de combustibles (mal llamados fósiles) quemadas en 1978 y 1979 fueron de 5,1 y 5,4 Gt de carbono, respectivamente. Bastante más de 2 Gt de carbono es absorbido por los océanos y otros procesos naturales, tal vez en la formación de rocas calizas. Los químicos oceanográficos sostienen que los océanos no pueden absorber todo ese exceso, y el argumento típico era que una buena parte del CO2 en exceso era absorbida por la biomasa, estimulando a los bosques a un mayor crecimiento como consecuencia de la mayor disponibilidad de CO2 para la fotosíntesis. No era así el cuento.

En 1977 y 1978, George Woodwell, del Marine Biological Laboratory en Woods Hole (Massachussetts) y Bert Bolin, en Estocolmo, demolieron la vieja creencia y demostraron que los bosques y selvas pueden estar produciendo un aporte real de CO2 a la atmósfera, exacerbando el problema de la concentración del dióxido de carbono. Otros estudios más recientes dan resultados que corroboran la teoría de Woodwell y Bolin, y hoy podemos dar por seguros que la biomasa contribuye positivamente con su aporte de CO2 a la atmósfera, aunque no tan importante como las 5 Gt que se producen cada año como consecuencia de la quema de combustibles fósiles.

La conclusión importante de estos trabajos es que los «sumideros» de CO2 son mucho más importantes de lo que se creía hace pocos años o de lo que las teorías actuales puedan explicar. De alguna manera, los océanos están absorbiendo más COdel que podamos explicar, pero no hay garantía de que lo sigan haciendo a ese ritmo si las concentraciones de CO2 siguen aumentando.

Es importante recordar, antes de seguir más adelante, que los volcanes de la Tierra han desprendido durante millones de años una cantidad de CO2 que no es el doble del contenido actual, sino 100.000 veces más! Este dióxido de carbono fue a parar a los depósitos de calizas y dolomitas, y el contenido de CO2 que hay en las rocas sedimentarias es casi igual al que hay en la atmósfera de Venus. que es 90 veces más densa que la de la Tierra y es casi toda CO2 puro. Para dar una idea de la producción de dióxido de carbono actual, vemos que la producción de cemento en el mundo provoca un desprendimiento de 500 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono. Aunque esto parezca desmesu-rado, es nada más que el 3% de lo que se obtiene quemando petróleo y carbón.

Sin embargo, estos óxidos de cal usados en la construcción vuelven a tomar rápidamente el CO2 de la atmósfera para regenerar los carbonatos de calcio originales. Por eso las juntas de los ladrillos se transforman en piedra caliza y arena (Carbonato de Calcio y Sílice, si quiere ser más técnico).

Es interesante conocer algunas cifras sobre el CO2 de la atmósfera y qué está pasando: Vimos que la atmósfera contiene 2.800 Gt de dióxido de carbono. En la biomasa terrestre existen 3.200 Gt, un poco más que en la atmósfera. El humus y la turba contienen entre 4.000 y 12.000 Gt. La mitad del dióxido de carbono que se produce por la quema de combustibles fósiles es absorbida por los océanos formando iones bicarbonato. Esta dilución del dióxido de carbono equivale a 160.000 Gt, pero solamente 2.400 Gt están en las capas superficiales de los mares. La cantidad total estimada de dióxido de carbono que puede ser generada por la quema total de los combustibles fósiles que existen aún en el subsuelo de la Tierra alcanza a la modesta cifra de sólo 48.000 Gt. Es probable que nada más que el 60% de esta cifra esté accesible al hombre para quemar, y aún así, se puede comprobar que las actividades humanas no están provocando cambios radicales en la atmósfera, sino que están devolviendo a ella cantidades de CO2 que han estado temporalmente apartadas por los mecanismos naturales de absorción del dióxido de carbono. Las mediciones de la atmósfera de 1978 y 1979 indican que se incorporaron a ella unas 12 Gt de CO2 anuales proveniente de los combustibles fósiles o del tipo que usted quiera.

Pero como en los años 1978 y 1979 se produjeron en realidad 20,4 y 21,6 Gt de dióxido de carbono por quema de combustibles (ya no los llamaré fósiles), y la absorción de los océanos y otros procesos fue del orden de 8 Gt, no quedaba muy claro el origen del exceso de dióxido de carbono o quien era el responsable de una absorción mayor. Los trabajos de George Woodwell y de Bert Bolin echaron por tierra la teoría que era la biomasa la que absorbía la cantidad extra de dióxido de carbono, estimulando un mayor crecimiento de los bosques por medio de la fotosíntesis, como se creía hasta entonces.

 Cuidar a los Arboles. . .

. . .pero no exageremos la cosa. Si la biomasa, en especial las selvas y bosques templados, compuestos en su casi totalidad de árboles adultos que tienen un balance nulo de oxígeno, producen una cantidad de oxígeno que varía del 3 al 7% (¿cuándo se pondrán los científicos de acuerdo en algo?) y la mayor parte de ese pequeño porcentaje lo producen los millones de toneladas de granos de las cosechas del mundo ­ y los árboles que fueron tala-dos y vuelven a crecer, ¿por qué tanto barullo y escándalo por el tema de la deforestación del Amazonas; por qué tanto sabotaje contra las empresas forestales de los EEUU por parte de los ecoterroristas de Earth First!; por qué tantos ríos de tinta y papel impreso acerca del tema?

El Amazonas es una región inmensa, de un potencial minero y económico descomunales. Como de costumbre, regiones con tanto potencial han estado siempre bajo la lupa de los intereses geopolíticos de los países pequeños en territorio y fuertes en ejércitos. La falta de recursos naturales de esos países europeos, por ejemplo, Gran Bretaña, les ha impulsado siempre, desde que pudieron subir a un barco artillado, a practicar no sólo la piratería en los mares, sino la invasión de países atrasados para someterlos al régimen político conocido como colonialismo.

El colonialismo de tropas de invasión está hoy mal visto (por las víctimas que lo padecen: Haití, Panamá, Grenada, Irak, Etiopía, Somalia, Afganistán y, después de la Segunda Guerra, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Estonia, etc.) pero sigue siendo usado por los países fuertes cuando conviene a sus intereses económicos, muchas veces disfrazados como «asuntos de Seguridad Nacional». Hoy, con una organización como las Naciones Unidas y la OTAN, resulta mucho más barato dejar a las tropas en casa y usar otra herramienta para lograr que los países productores de materia prima queden enterrados para siempre en un sistema colonial tan grave como el militar: hoy se usa al Fondo Monetario Internacional (FMI) para tales fines. Y la amable cooperación de los gobiernos corruptos.

El domingo 13 de junio de 1999, el ensayista Enrique Lacolla publicó en el diario La Voz del Interior, de Córdoba, un excelente artículo titulado «La lección yugoslava», con el cual no podría estar más de acuerdo. Citaré algunos pasajes y haré mis comentarios. Perdón, Sr. Lacolla.

«Ahora que las armas callaron provisoriamente en Yugoslavia, ¿se podrá volver la vista hacia otros rincones del globo que siguen padeciendo problemas de envergadura y donde se dirimen cuestiones que atañen a millones de personas?» . . . «el conflicto balcánico sigue sigue acumulando ventajas en el cotejo de la noticia. No sólo porque los medios focalizaron sobre él la atención del público . . . sino también, y fundamentalmente, porque traza una línea divisoria en las normas que hasta ahora gobernaron las relaciones internacionales»…»Al erigir la ´ingerencia humanitaria´ como un principio moralmente superior a cualquier otro, Estados Unidos y sus aliados tiraron por la borda toda la jurisprudencia que durante más de dos siglos reguló las relaciones entre estados soberanos y, como en Las mil y una noches, destaparon la botella que encerraba a un genio; un genio para el caso probablemente tan maléfico como el de la historia original».

La soberanía demolida: El principio de soberanía demolido por la acción de la Otan en Yugoslavia fue –y en cierto modo es todavía-, la salvaguarda que permitió a las naciones y sus pueblos preservar su idiosincracia y luchar por darse un destino independiente del interés de fuerzas que escapan a su control y que pueden dirigirlos a distancia, sin posibilidad de influir en sus decisiones a través de procedimientos tangibles. Es decir, democráticos» – «No es esta una historia reciente. el colonialismo de vieja estampa también enarbolaba como mascarón de proa la causa de la civilización para intervenir en cualquier parte del mundo y gobernaba, militarmente o con otros expedientes que en cualquier caso tenían a la fuerza como último recurso, a una miríada de pueblos que le eran ajenos»… «La constitución de un imperio universal por la extensión de la economía de mercado apunta a destruir las prerrogativas reguladoras de los Estados nacionales, y cuando éstos eventualmente quieren conservarlas, el puño de acero de un aparato militar bien aceitado es el instrumento para volverlos rudamente a la razón».

«Precedentes y consecuencias: Esta y no otra es la lección del caso yugoslavo. Aunque, en rigor de verdad, hubo varios precedentes del método, entre los cuales el castigo aplicado a nuestro país cuando pretendió recuperar las Malvinas fue indiscutiblemente el primero. Luego vendrían Grenada, Panamá, Irak y finalmente Yugoslavia, donde el modelo de golpear en frío, con impunidad total, a un adversario impotente, alcanzó la ejemplaridad más absoluta.»…»Hiperpotencia: Estados Unidos no es ya una superpotencia sino una hiperpotencia.»«La superioridad norteamericana es aplastante en cuatro esferas esenciales. política, militar, tecnológica y hasta cultural, si por cultura entendemos no la superioridad del arte sino la capacidad para saturar el universo con un discurso aplanador.»

Yo diría que la cultura no está referida a la superioridad del «arte», sino más bien a la superioridad del «contenido de sus argumentos«, relacionados éstos con principios filosóficos y morales que han moldeado nuestra idiosincracia durante milenios y que no pueden ser cambiados de un plumazo en aras de una política de mercado impuesta desde afuera. Pero, de todos modos, el artículo de Lacolla es un indicio de que en la prensa (aún la de Córdoba) comienza a ver que el «New Order» de George Bush y Kissinger está siendo impuesto a costa de vidas humanas. El «discurso aplanador» lo podemos ver todos los días en CNN en Español, el Discovery Channel, y en el discurso estupidizante de los corruptos gobiernos cómplices.

«El caso yugoslavo suministra otros dos claros indicios del rumbo que tomaron las cosas. Ellos no son otros que el acta de defunción de las Naciones Unidas (mantenida al margen de todas las instancias decisivas del conflicto y convocada tan sólo para sancionar lo resuelto a fuerza de bombas) y la invisibilidad de la guerra.» . . .»Estamos entrando en el sueño-pesadilla del fin de la historia. El despertar puede ser horrible.»

El horrible despertar ya lo tienen, todos los días, los cientos de millones de personas en el mundo que viven y sufren las consecuencias de una política de estado que usa, también a la Ecología, como una de las múltiples armas para consolidar el status neocolonial que se nos impone desde los gabinetes de Estado de Gran Bretaña y los Estados Unidos.

Pero ese asunto es parte del análisis político de este libro y lo veremos más adelante. Por ahora limitémonos a saber que por detrás del tema Amazonas y el nuevo movimiento indigenista están los intereses geopolíticos y económicos de las poderosas corporaciones y sus Fundaciones filantrópicas, disfrazados de «interés por el ambiente«, «el desarrollo sostenible«, la «diversidad biológica« y otras sandeces del mismo estilo. Ya las veremos con detalle y cómo son empleadas para detener el desarrollo económico e industrial de las naciones «emergentes«. Como es «políticamente correcto» llamarnos ahora.

 Cada Hectárea de Selva . . .

. . .tiene un promedio de 239 especies de árboles, de los cuales tienen interés comercial entre 9 y 15 especies, siempre de acuerdo a la zona del Amazonas que elijamos. Se puede inferir que en cada hectárea de selva dedicada a la extracción de madera de ley (caoba, roble,mara, cuchi, moradillo, tajibo, paquió, etc), se encuentran alrededor de 10 a 20 árboles de esas especies. De esos 20 árboles de madera fina, sólo unos 7 u 8 tienen el diámetro considerado de interés comercial.

Por lo tanto, en las explotaciones comerciales se extraen unos 8 a 10 árboles por hectárea, quedando intactas las otras 230 especies, o sea unos 230 árboles por hectárea. Cuando se viaja en Bolivia por alguna concesión forestal en explotación (tienen cientos de miles de hectáreas) es casi imposible distinguir a la zona ya explotada (y abandonada durante los próximos 30 años), de la zona de selva virgen inexplotada. Un ojo experto notará la ausencia de las «maras» grandes.

En cuanto a las explotaciones forestales de los bosques de pinos en regiones templadas y frías, la práctica es ir cortando por sectores bien delimitados y permitir que vuelvan a crecer unos 20 o 30 años. Esta práctica permite que los árboles en crecimiento vayan absorbiendo CO2 de la atmósfera y vaya entregando su pequeña cuota de oxígeno. Se calcula que un árbol retira de la atmósfera, anualmente, unos 20 kg. de carbono, y los incorpora a su tejido leñoso. Sin embargo, las grandes y peligrosas deforestaciones en el Amazonas se realizan para abrir campos para el cultivo de soja o para potreros de ganadería.

Aunque en ambos casos se está cambiando un tipo de cobertura vegetal por otro, y el balance de intercambio CO2/Oxígeno se mantiene estable, se producen cambios en los microclimas de las regiones afectadas, cambio en la frecuencia de las lluvias por diferentes tasas de evapotranspiración del follaje, mayor drenaje de las aguas, pérdidas de suelo y otros inconvenientes.

Pero estos problemas se producen cuando la tecnología empleada es rudimentaria o primitiva. En el caso de Bolivia, el Departamento Santa Cruz tiene inmensas extensiones de chacras que producen una cantidad infernal de soja, bastante algodón, un poco de trigo y algo de maíz. Por lo general, estas productoras de granos están invariablemente manejadas por las familias Menonitas (Canadienses, Suecos, Alemanes, Noruegos, etc.) que practican la agricultura de la década de los 30. Como agricultores, son unas bestias de carga que trabajan de sol a sol, seis días a la semana, sin lujos, sin camionetas, sin radios ni televisores, y con tremendos castigos para quienes se atreven a contravenir las costumbres. Pero, como técnicos, son precisamente eso: unas bestias de carga; unos burros. Si aplicasen las técnicas y tecnologías modernas que están a su alcance, los menonitas podrían con toda facilidad cuadruplicar su producción reduciendo al mismo tiempo un 30% su área de cultivos y la degradación de los suelos. Poco a poco, sin embargo, los Menonitas «progresistas» van adoptando los beneficios de las nuevas tecnologías pero, al mismo tiempo, apartándose de sus viejas costumbres, convirtiéndose en «parias» de la tradicional comunidad. Todo progreso tiene su costo . . . y sus enormes beneficios. De lo contrario, no sería progreso.

 Una Armonía Inexistente

Viví tres años viajando entre la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y la aldea de indios Guarayos llamada Urubichá, unos 300 km al norte. Allí está verdaderamente una de las puertas de entrada a la selva Amazónica: el río Blanco (también conocido como Agua Caliente) pasa a un costado de la aldea, ingresa a una depresión enorme y forma un hermoso lago conocido como La Madre.

En sus riberas se puede ver como todos los días las mujeres van a lavar la ropa, los niños a jugar y los hombres en sus canoas parten río arriba o río abajo para pescar. El misionero alemán, Padre Walther, recorre la región en su bicicleta china o en su pickup Toyota, y da clases en la escuela de la parroquia. El paisaje es de una hermosura impresionante; el ambiente bucólico impulsa a quedarse meditando, tirado en una hamaca bebiendo cerveza fresca y pensando que se está a las puertas del Paraíso que nos describiera Rousseau el siglo pasado. En la primera visita se llega a pensar que allí se vive en una perfecta armonía con la naturaleza.

No hay tal cosa. La realidad es muy distinta. El rasgo principal y que impresiona terriblemente es la miseria más abyecta que se percibe por doquier. Urubichá existe sólo porque el Padre Walther jamás se ha dado por vencido. Recibe donaciones de Alemania para seguir con sus obras y, aunque no estoy muy de acuerdo con muchas cosas que hace, y menos aún con la manera en que las hace, es necesario reconocer que si no fuese por él y los anteriores misioneros, la aldea de Urubichá hace muchos años que habría desaparecido.

Allí he construido una pequeña hostería para explotar lo que sé hacer bastante bien: Pesca, Observación de Pájaros y Orquídeas, y especialmente Turismo de Aventura y Expediciones al corazón de la selva. A veces venían ecologistas que dejaban más problemas que soluciones… la gente local no les tiene ningún aprecio.

Mi decisión es el resultado de muchos años de haber andado por la selva, compartido albergue y comida en aldeas Achuaras (Jíbaros) del Ecuador; Yaguas y Aguarunas, del Perú; TikunasTukanosTiriósCashuyanas yEwarhoyanas del Brasil; por aquello que conté de mi amor genético por la selva. Mi padre me transmitió la enfermedad, cosa que le agradeceré hasta el fin de mis días. En base a ello creo que mi opinión tiene cierto valor y vale la pena de ser escuchada. A quien le sirva que le aproveche, a quien no, que la arroje a un lado. Total, es casi gratis: viene incluida en el precio de este libro. Y quienes lo leen por Internet les sale $ 0,45 la hora…

Gran parte de mis viajes y estadías en la selva las realicé con César Miranda, Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Córdoba, gran pintor, miembro de la Academia Nacional de Artes de Argentina, excelente camarada de expediciones y mejor amigo. En 1994 se nos ocurrió escribir un artículo sobre el tema Los Indios y la Naturaleza: Una Armonía Dudosa, que apareció en dos ediciones consecutivas del desaparecido semanario político Punto Crítico, de Buenos Aires. Por pereza de volver a escribirlo o de extractarlo y resumirlo, lo voy a reproducir más o menos completo y lo hago de inmediato:


  LOS INDIOS Y LA NATURALEZA: UNA ARMONIA DUDOSA


por César Miranda y Eduardo Ferreyra

Desde hace algunos años, la gente de las ciudades está leyendo, cada vez con mayor frecuencia, artículos referidos a los indios del Amazonas que sostienen la teoría que indios y demás habitantes de las selvas «viven en armonía con los animales y las plantas, en plena naturaleza.» y, como en el caso del artículo del diario El País, de Madrid«La incesante agonía del mundo indígena», adelanta otros conceptos tales como «… y no desean mantener relaciones con la supuesta civilización. No compran automóviles. No ven la televisión. No siguen las imposiciones de las modas. No tienen farmacias, no confían sus ahorros a los bancos…», etc. La Verdad es otra.

La percepción que el «hombre blanco» tiene de los indios y su cultura, está dividida en dos perspectivas muy diferentes: la de quienes viven cerca de ellos y la de los que viven muy lejos de las selvas. Por su parte, los indios hacen también una muy clara diferencia entre los «blancos» con los que tienen contacto: los que viven muy cerca suyo son «malos» y los que vienen de lejos son «buenos«.

Son «malos» los colonos, los ganaderos, los recolectores de caucho (seringueros), los buscadores de minerales (garimpeiros), y la mayoría de las tribus de otros indios que habitan la región. La razón es muy simple: todos compiten entre sí por el territorio que les rodea (creyendo que les pertenece) o que si lo «desbravan», lo trabajan y lo hacen producir, lo pueden reclamar al gobierno. Como generalmente las diferencias de opinión se resuelven a los balazos, la mayoría de las veces los más débiles terminan perdiendo la partida y, con mucha frecuencia, también la vida.

La opinión que los indios tienen acerca de las personas que viven lejos, se basa en su experiencia con los misioneros, antropólogos y finalmente con turistas de todas las nacionalidades, que concurren al Amazonas como si fuese un inmenso jardín botánico y un interesante zoológico humano. Como estas personas tienen una visión muy romántica del indio (producto de la filosofía dieciochesca de Rousseau que presentaba a los indios bajo una óptica distorsionada) siempre les traen regalos, les dan dinero por las fotos que les sacan, alimentos, ropas, objetos útiles y otros tipos de limosnas. Esto alivia sus conciencias de la «culpa» de ser civilizados y herederos de los conquistadores. Por su parte, los indios ven a esta clase de visitantes como personas bondadosas y llenas de buenas intenciones, a les que resulta fácil sacarles cosas. Tal como la historia demuestra, unos y otros se equivocan en tan subjetivas apreciaciones.

El indio no es ni más bueno ni más malo que cualquier otro ser humano de este planeta: así como protegerán indefensos cachorritos de pecarí que han perdido a su madre, matarán a todos los hombres de la tribu vecina de la manera más eficiente posible. No se dan ventajas «caballerescas«. Sin embargo, las mujeres y los niños serán adoptados como nuevos integrantes de la familia.

Otra de las teorías hermosas y poéticas que se exponen a la gente, es la que sostiene que los pueblos primitivos, sobre todo los indios del Amazonas, no eran «depredadores del ambiente» y que viven en una perfecta armonía con la Naturaleza. Este punto de vista fue expuesto por el biólogo José Lutzenberger (ex Secretario del Medio Ambiente de Brasil) en su libro «La Avalancha Humana» que dice : «…en ese estilo de vida, viviendo de la caza y la recolección, el hombre se encuentra perfectamente integrado a su medio ambiente natural; no tiene los medios ni, lo más importante, el deseo de destruir al mundo natural del que simplemente se considera parte . . . ese estilo de vida es perfectamente sustentable y ha demostrado su longevidad. No hay explosión demográfica ni destrucción del ambiente

Lutzenberger no menciona el detalle que en una sociedad de recolección y caza no se puede sostener a una población mundial de más de 20 millones de habitantespor el asunto de la cantidad de frutos silvestres y animales que existen por Km2, y que debe guardar una relación con la cantidad de población.

Ahora bien: ¿propone Lutzenberger matar a los 5.500 millones de personas que sobran en el mundo? Y otra pregunta inquietante: ¿qué organización o grupo de gente decidirá quienes vivirán cazando y quienes deberán morir? ¿Greenpeace? ¿el Departamento de Estado?… ¿la Gaia Foundation de Londres…?

 Los Dueños del Paraíso

Para cualquier habitante de las ciudades, el «paraíso selvático» es lo más parecido a un «Infierno Verde«, y así fue catalogado durante muchísimos años, hasta que alguien encontró que era necesario cambiar esta visión de la realidad. Esto era necesario porque a nadie se le importa que desaparezcan los infiernos y los demonios que viven allí, y sobre todo porque nadie contribuye con dinero para salvar a ningún infierno. Es necesario también aclarar que, quienes escribimos este artículo, hemos pasado largos períodos viajando por la selva, conviviendo y aprendiendo a amar a sus habitantes (sean indios, mestizos, o blancos) pájaros, animales o peces. Que sentimos una real e insanable pasión por todo aquello que se relaciona con la selva del Amazonas, pero sobre todo, tenemos una incurable pasión por la Verdad. Nuestro deseo es compartir con la gente (que poco sabe y mucho desea conocer) algo de nuestra poca o mucha experiencia en estos asuntos. Por ello, nos preocupa el tema del Paraíso y la armonía que dicen que existe entre los indios y la naturaleza. Se dice que una cosa está en armonía con otra cuando entre ellas existe una conveniente proporción y correspondencia, es decir, cuando ambas cosas existen, se complementan y no interfieren entre sí. La realidad y la ciencia nos demuestran que esto no sucede para nada entre los indios y la naturaleza y, para el caso, tampoco ha sucedido jamás con el Hombre, en ninguna etapa de la historia de este planeta vagabundo. La realidad científica es otra muy diferente.

Son numerosos los trabajos e investigaciones de antropología arqueológica que demuestran que los indios vivían en mucha menos armonía con la naturaleza que lo que lo hace el hombre del Siglo 20. De acuerdo a un libro publicado por el Smithsonian Institution Press, cuando Colón llegó a América «encontró un reino natural prístino«donde «los nativos eran transparentes en el paisaje, viviendo como elementos naturales de la ecósfera.» Esto no es otra cosa que un mito muy popular, puesto que las investigaciones científicas prueban que a la llegada de Colón al Nuevo Mundo, las tierras estaban habitadas por un número enorme de nativos y, lo que parecía ser tierra silvestre, no era más prístino que un parque de diversiones un sábado por la tarde.

De acuerdo a las investigaciones de William Denevan, de la Universidad de Wisconsin, en la isla Española, donde Colón puso pie por vez primera, vivían más de un millón de indios, y que las estimaciones para el continente americano estaban en el orden de los 100 millones de habitantes. Alimentar tantas bocas requería más que la recolección, la caza y la pesca. «Gran parte de las selvas estaban arrasadas por la agricultura india«, dice Denevan«En la actualidad sobrevi-ven millones de cultivos. Existe evidencia que demuestra que la agricultura era substancial y permanente.»

Como las tecnologías agrícolas usadas por los indios (desconocían el hierro: los incas y mayas apenas fundían el oro, el cobre y el estaño) los rendimientos eran bajísimos y las extensiones sembradas eran desmesuradas, para poder alimentar tanta población. Cuando ésta aumentó hasta niveles que las tecnologías indígenas no pudieron alimentar, pueblos y civilizaciones enteras se extinguieron, tal como debió suceder con los Mayas.

Para demostrar la facilidad con que las cosas interactúan, a los ecologistas les gusta decir que cuando una mariposa aletea en la bahía de Sidney, incide de alguna manera sobre los huracanes del Caribe. A menos que esta afirmación sea una figura meramente poética (en la práctica lo es) no podemos dejar de imaginar el impacto que 100 millones de personas deben haber tenido sobre el ambiente en el que vivían.

Entonces es más fácil creer en las narraciones de Fray Bartolomé de las Casas, el cronista de la Conquista, cuando dice: «Todo lo que ha sido descubierto hasta el año 1549 está lleno de gente, como un enjambre de abejas, de tal manera que parece que Dios ha colocado a toda, o la mayor parte de la raza humana en estas tierras.« Un verdadero paraíso, sin dudas, si Nueva York, Tokio o Ciudad de Méjico es la idea que usted tiene del Paraíso.

En un artículo de la revista Discover de Diciembre 1988, el escritor Jared Diamond dice: «El hombre no vivió jamás en armonía con la naturaleza. Nuestros antepasados no eran menos rapaces que nosotros; sólo eran menos poderosos.« Ellos han extinguido muchas más especies de animales y plantas que las que ha extinguido el hombre del siglo 20. ¿Por qué se continúa presentando a los pueblos primitivos bajo una luz romántica que pretende absolverlos de toda culpa ecológica?

Cuando los polinesios se instalaron en la Isla de Pascua, alrededor del año 400, la isla estaba cubierta de árboles. Poco a poco los árboles fueron cortados para abrir espacio para los cultivos, construir canoas y erigir las famosas estatuas. Los troncos de árboles se usaban como rodillos para transportar los gigantescos bloques de piedra hasta su emplazamiento. Para el año 1500, la población había alcanzado ya las 7000 personas (más de 100 personas por kilómetro cuadrado) y se habían tallado más de 1000 estatuas, de las cuales se habían emplazado 324.Los árboles se acabaron, muchas estatuas quedaron sin instalar y los bosques desaparecieron. La erosión hídrica y eólica redujeron los rendimientos agrícolas, la falta de árboles condujo finalmente a la falta de canoas para pescar. La falta de proteínas de la pesca y la menor cantidad de alimentos condujeron a la reducción de la población por hambrunas, debilitamiento y enfermedades, porque el tamaño de la isla no permitía la supervivencia de más gente. La Teoría de Malthus se cumplió, en este caso, de manera inexorable, y los malthusianos afirman entonces que el crecimiento de la población fue el culpable. Sin embargo, la verdad científica es que la falta de alimentos se produjo porque la tecnología disponible no era la adecuada para alimentar a tanta gente. De haber tenido tractores, bombas de agua, plantas de desalinización, fertilizantes, variedades híbridas o genéticamente mejoradas, etc., los pobladores de la Isla de Pascua no se habrían extinguido porque no habrían tenido que talar los árboles. Las máquinas hacen el trabajo con mayor facilidad.

El diario El País dice que «Acorralados por la cultura dominante, y empujados de sus territorios por ambiciones generalmente sin escrúpulos, los indígenas del mundo y su amplio espectro de etnias continúan marchando por el camino que los lleva al abismo de la extinción. Pero aún siguen siendo libres a su modo: son los últimos hombres en armonía con la naturaleza

Ya vimos que dos cosas están en armonía, cuando ambas se complementan y no interfieren entre sí. Lo cierto es que la naturaleza está interfiriendo con la Humanidad desde el momento mismo que ésta apareció en la ecósfera. La naturaleza somete a la humanidad (y sobre todo a los indios y demás pueblos primitivos) a un ataque constante, brutal y despiadado, y los indios han conseguido sobrevivir de muy precaria manera a este ataque incesante y atroz.

La población urbana constituye el 80% de la población mundial, y da por descontado y sobreentendidas (las considera «naturales») a una infinita cantidad de cosas que para los indios resultan simplemente «mágicas» y maravillosas. La visión que un indio Jívaro tiene de la civilización, es que la gente de las ciudades obtienen el agua para beber con sólo tocar un objeto metálico que sale de las paredes. Para calentar su comida le basta encender mágicamente una hornalla de la cocina, y a la comida no la tienen que cazar sino que la eligen en un lugar llamado supermercado. La luz que le ilumina proviene de artefactos que cuelgan del techo o sobresalen de paredes y muebles. Para curar alguna molestia viajan a centros donde hay otra gente que para curar no bailan ni agitan plumeros ni calaveras, no invocan al espíritu del jaguar ni expelen humos alucinógenos sobre los pacientes.

Cuando los hombres desean adornarse, siguiendo alguna moda extraña, en lugar de cazar 30 tucanes y 15 papagayos para fabricar una «tawaspa» y una «atsukanka apujtai«, simplemente se ponen una tira de seda alrededor del cuello y un poco de alcohol perfumado en las axilas. La gente de la ciudad es rara, en verdad.

Los Jíbaros y demás dueños del «paraíso» tienen otro tipo de armonía muy diferente con la naturaleza. El jíbaro jamás bebe agua; sólo bebe «nijiamanchi«, la chicha de mandioca previamente masticada por las mujeres, escupida y luego fermentada uno o dos días. Pero el resto de los indios (amazónicos o no) deben viajar muchas veces al día hasta algún río o laguna, con frecuencia apenas un charco de agua infecta y barrosa, como sucede con nuestros Tobas y Matacos, para acarrear la que beben o usarán para cocinar. Casi siempre estarán bebiendo elevadas concentraciones de amebas histolíticas y verdaderos caldos de bacterias y parásitos de todo tipo.

Como andan descalzos, en los suelos húmedos de las riberas contraen espantosas esquistosomiasis y anquilostomiasis, horribles parásitos cuya descripción es mejor evitar. Los mosquitos se cuentan por millones, y la malaria o paludis-mo es un flagelo degradante para los habitantes del «paraíso», apenas comparable con la fiebre amarilla. Las moscas, por su parte transmiten la leishmaniasis, la ceguera del río y otras infecciones; las garrapatas, vampiros y otras alima-ñas se encargan de chuparles la sangre; las enormes serpientes como la «surucucú» «shushupi» (Lachesis muta) o los caimanes negros, las pirañas y jaguares, tienen a su cargo un eficiente control de la población nativa. Si a esto le agregamos la baja fertilidad del suelo, el incesante cambiar de morada para buscar nuevos suelos para cultivar, las malezas que ahogan los cultivos y desesperan a las mujeres (encargadas de acarrear el agua, cocinar, mantener el fuego encendido las 24 horas; cuidar a los niños de víboras y jaguares) o de guerreros de tribus enemigas. En realidad, vivir en este «paraíso«, de la manera en que lo hacen los indios, debe de tener algún atractivo que todavía no hemos podido descubrir.

Y no les resulta tampoco tan atractivo a los indios, puesto que están constantemente tratando de conseguir todas las cosas maravillosas que la «perversa» civilización de los blancos pone a su disposición . . . claro que es necesario pagar primero por esas cosas. Y allí está el nacimiento de todos los problemas y todas las desventuras de las poblaciones indígenas de América. El problema es inmenso, complejo y totalmente imposible de abarcar en un artículo periodístico. Apenas si es posible mencionarlo. No es posible tampoco generalizar el tema y decir que los indios rechazan a la civilización o la aceptan de manera total e indiscriminada.

Los Motilones de Colombia no desean tener contacto con la civilización. Todos los demás indios que conocemos sí. Algunos, como los Jíbaros, toman de los blancos lo que les viene bien y desechan aquello que les cae mal,como muchos de nosotros adoptamos costumbres de los norteamericanos o franceses, y despreciamos las búlgaras o las bantúes.

 Indio: un concepto creado por los europeos

Sabemos que los españoles llamaron «indios» a los habitantes de América porque creyeron haber llegado a la India. Aunque después se comprobó el error, el nombre ya les quedó para siempre. Con este rótulo, los europeos identificaban a pueblos tan diferentes como los Incas, los Tupinambás y los Onas. Al principio, era muy fácil para los europeos distinguir a los indios de los «blancos», pero después de 500 años de entrecruzamientos de todo tipo, con razas y etnias de toda clase, el asunto ya no resulta tan fácil. ¿Pueden los individuos originados por estos cruzamientos ser considerados como «indios»? Por otro lado, muchísimas tribus de indios han adoptado de los europeos, a lo largo de estos 500 años, costumbres, métodos, herramientas, instrumentos musicales, dinero, vestidos, creencias y religiones diversas, organizaciones y estructuras políticas, etc. ¿Pueden estos pueblos ser considerados como indios?

Pero, más aún: ¿Quieren estos pueblos que se les siga considerando y llamando indios? Actualmente, la definición de indio es algo más legal que étnico: en los EEUU aún está vigente la definición legal (y burocrática) de indio: «una persona con una cuarta parte de sangre indígena, que esté legalmente inscripto como indio en las listas del Gobierno.« Sin embargo, los antropólogos tienden a tener diversos criterios para definir lo que puede ser «indio«: el criterio racial, el criterio legal, el cultural, el de desarrollo económico y el criterio de autoidentificación étnica. De acuerdo a Darcy Ribeiro, en Brasil un indio es «aquella porción de población que presenta problemas de inadaptación a la sociedad brasilera, motivado por la conservación de costumbres, hábitos o meras lealtades que la vinculan a una tradición precolombina.»

De acuerdo a este criterio antropológico, también serían indios los japoneses, coreanos, polacos, rumanos, búlgaros, tártaros y demás grupos que han tenido problemas de inadaptación a la sociedad brasileña.

 Las relaciones con extranjeros

Luego están aquellos que ven a los indios desde un punto de vista romántico. Es la idea de los civilizados que viven muy lejos de los indios, la de los habitantes de las grandes ciudades que ven al indio como un ser naturalmente bueno. Esta visión fue originada por los pensadores del siglo pasado, tales como Rousseau, y de poetas brasileros como José Alencar y Gonçalves Dias, para quienes los indios eran altivos, corteses y valerosos. Esto llevó al famoso antropólogo brasilero Julio Cezar Melatti, a decir que «Hasta hoy el indio es enaltecido, acostumbrándose a decir que él es el verdadero brasilero. Tal afirmación es profundamente falsa. No se puede decir, sin embargo que el indio es el verdadero brasilero, queriendo significar con ello que él es más brasilero que los blancos o los negros . . . por ejemplo, los indios Tukúna habitan tierras dentro de Brasil, Colombia y Perú. Por consiguiente, serían los Tukúna los verdaderos brasileros, los verdaderos Colombianos o los verdaderos Peruanos?»

 ¿Armonía con la Naturaleza?

Después de haber comprobado la manera despiadada con que la naturaleza trata a los indios, decir que el indio vive en armonía con ella es, o no saber de lo que se está hablando, o tener intenciones no muy claras. En realidad, y por desgracia para los mismos indios, con los nuevos defensores que les han salido últimamente, ya no precisan del ataque de los colonos y garimpeiros para pasarla mal. La intención de los nuevos «defensores de los derechos indígenas» es la aprobación de una carta especial de «derechos indígenas» (como si los derechos humanos, o los derechos ciudadanos no fuesen suficientes) que levantará una barrera legal entre las personas que se clasifique como indígenas y el resto de la civilización humana (en una clara discriminación) para «conservarlas» en la maravillosa miseria de la Edad de Piedra.

Estas «reservas» indias se constituirán en verdaderos «zoológicos humanos» donde los indios serán mantenidos en el status de «pueblo primitivo» impidiendo el contacto con el mundo exterior y forzándolos a continuar su vida de hombres de las cavernas. Se les impedirá el acceso a productos y artículos manufacturados a los que los indios ya se han acostumbrado y de los que dependen en gran parte para subsistir. El aislamiento forzado que se les pretende imponer provocará graves carencias en materia de producción y disponibilidad de alimentos y medicinas. Con ello casi se garantiza una rápida y eficiente extinción de numerosas tribus que hoy intentan integrarse al mundo «exterior» de la civilización.

Ahora, ¿quieren los indios realmente seguir viviendo en la Edad de Piedra? Nuestra opinión, basada en la experiencia vivida durante tantos años, es rotundamente no. ¿Por qué? Porque los indios quieren agua limpia y potable; no quieren cólera ni parásitos. Quieren todo tipo de instrumentos y herramientas civilizadas que les hagan menos penosa la tarea de sobrevivir en un medio absolutamente hostil como es la selva.

Quieren machetes, cuchillos, anzuelos, redes de pesca de nylon… quieren radios para comunicarse con los misioneros y pedir ayuda cuando hay epidemias de gripe o de sarampión… quieren generadores eléctricos para usar heladeras, radios y televisores (cuando están cerca de centros poblados). Quieren combustibles para sus generadores, quieren motosierras con que derribar árboles para hacer sus chacras, o para explotar las caobas, los robles o las maderas de ley.

Quieren medicinas que les curen con más eficacia que las hechicerías y los cánticos del brujo, quieren tractores y vehículos todo terreno para trabajar sus campos, motores fuera de borda para sus grandes canoas de troncos, serruchos, martillos y clavos, hilos y cuerdas de nylon, bolsas de polietileno, telas sintéticas que no se pudran con la humedad de la selva.

Quieren todo tipo de recipientes de aluminio o plástico, para cocinar y para transportar líquidos, no quieren saber más nada con la alfarería primitiva para su vajilla. Quieren escopetas del 12 y cartuchos de distintas gradaciones, para cazar desde pájaros hasta jaguares, pasando por venados, antas o pecaríes.

Pero, por encima de todo quieren escuelas, quieren «aprender todas las cosas que los blancos saben y que los hacen tan poderosos«, como dijeron todos los indios que hemos conocido, ya sea en Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Perú o Argentina. . . Quieren que sus hijos aprendan a leer y a escribir, que aprendan a tratar, negociar y discutir con las empresas petroleras para no dejarse estafar ni sobornar por «espejitos» o dentaduras postizas . . . como sucede con los indios Huaoranis (Aucas) del Ecuador. Quieren que sus hijos aprendan que las tierras que habitan les pertenecen a ellos y no a las Naciones Unidas… que sus tierras no son «patrimonio de la Humanidad» sino patrimonio de los indios americanos

 El futuro de los indios

Los indios, lo mismo que todos nosotros, quieren vivir mejor. Simplemente porque son seres humanos iguales a nosotros. Quizás muchos no sepan leer, o ni siquiera sepan hablar español o portugués. Pero saben pensar, saben comparar y, sobre todo, saben diferenciar entre una vida llena de privaciones, molestias, enfermedades, sufrimientos, dolor y muertes inútiles; y una vida como la nuestra, que aunque no es lo más maravilloso que se le hubiese ocurrido a Rousseau, es miles de veces mejor que las vidas que los indios están llevando hoy. Quien diga que los indios prefieren seguir viviendo como «indios« nunca ha vivido o conversado muchas horas con ellos.

Aunque el problema no es para nada sencillo, dada la multitud de etnias y diferencias culturales existentes, se puede decir que los indígenas de América se encuentran hoy en una encrucijada: encerrarse dentro de las reservaciones «protegidas» por las Naciones Unidas, manteniendo sus ancestrales costumbres, renunciando a todas las cosas que hoy les permiten sobrevivir con mayor facilidad, o evolucionar paulatinamente y adaptarse al nuevo ambiente que se les ha presentado, aunque ellos no lo hayan buscado. Nuestros gauchos no se extinguieron porque supieron adaptarse al nuevo y cambiante entorno. Aún siguen practicando algunas costumbres, cuando es posible, práctico y conveniente hacerlo.

Otras fueron abandonadas porque no resultaba ya necesario o porque habían perdido todo su sentido original. ¿Debemos lamentarnos por ello? Si vuelve a leer el magnífico Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes encontrará la respuesta. Si aún no lo ha leído, está a tiempo de corregir ese error. Los gauchos y muchos otros tipos de pueblos primitivos sobrevivieron (¿acaso nuestros antepasados no fueron alguna vez CroMagnon u otro tipo de cavernícola?) sin necesidad de Tablas de los Derechos del Gaucho (o del CroMagnon), o de intervenciones de las ONGs o las Naciones Unidas. Los indios también pueden hacerlo. Sólo es necesario extenderles una mano para que el paso de una cultura a otra sea lo menos traumático posible.

Pero esa mano, esa ayuda, debe dárseles ya! No hay más tiempo para perder. La Historia nos demuestra que el Progreso no se detiene, y que aquellos que no se adaptan, o no se les permite adaptarse, son arrollados de manera inevitable. Ayudemos a que nuestros indios se adapten a las nuevas condiciones que la civilización les propone. Ellos, en su inmensa mayoría, están dispuestos a intentarlo. Tenemos para con los indios una obligación, heredada de los conquistadores, y que no debemos legársela a nuestros descendientes. Debemos resolverla nosotros, ahora.

Deben integrarse a la sociedad que les rodea, con los mismos derechos y con las mismas obligaciones que todos nosotros. De hecho, esto es imposible con las tribus más aisladas o primitivas del Amazonas, puesto que sus leyes son totalmente distintas a las nuestras, y el choque sería inevitable, como lo ha sido hasta el día de hoy. Pero en nuestro país, ese problema es inexistente: en realidad, nuestra Constitución (tan proclamada y abusada por los políticos) les confiere los mismos derechos que los demás habitantes del país. Pero la realidad nos indica que las leyes existentes no se aplican como se deberían aplicar (por desidia, indiferencia o muchísimas veces corrupción) por parte de autoridades y la Sociedad en general. La solución, sin ser fácil ni rápida, comienza por el inmediato mejoramiento de las condiciones sanitarias de los asentamientos indígenas, como del mejoramiento de las condiciones económicas de las comunidades por medio de créditos de fomento (con condonación de intereses) para la adquisición de maquinarias y herramientas para la producción agrícola, ganadera y forestal.

Se debe fomentar el acceso a la educación primaria y secundaria, y aquellos que se destaquen por su capacidad, a los estudios universitarios. Se les deberá capacitar tecnológicamente para poder explotar sus tierras y recursos con una eficiencia y productividad totalmente diferente. Sólo la educación y la capacitación les permitirán ingresar a la sociedad argentina en condiciones de igualdad y competitividad en el mercado laboral y comercial. También es necesario que la sociedad modifique la visión que tiene de los indios, para que pueda aceptarlos como legítimos integrantes, porque, como seres humanos y como argentinos que son, tienen todo el derecho a ello. Y como ha sucedido en otros países, y con muchas tribus, donde los indios han realizado un valioso aporte a la sociedad a la que se integraron, en nuestro país los indios también pueden hacer su contribución y reclamar así su merecida recompensa.

Ellos están ansiosos de hacer el esfuerzo . . . lo estamos nosotros?

 Indigenismo

El indigenismo, para decirlo de una vez, es concepción que el ecologismo del WWF tiene para impedir que los pueblos «indios» de América se «civilicen» para poder agruparlos en «reservas indígenas» que estarán fuera del control y soberanía de los países Latinoamericanos, dejando esas funciones para ONGs que, por supuesto dependen de la central ecologista del WWF. El objetivo es doble: como la mayoría de las reservas propuestas tienen grandes riquezas minerales, petrolíferas y boscosas, esos recursos quedan fuera de la explotación de los países a quienes lógicamente les pertenecen. El otro objetivo es la atomización (o balcanizaciónde los estados para lograr una paulatina y efectiva pérdida de la soberanía de los países sobre sus recursos naturales, tal como ha venido sucediendo en el continente Africano desde la época colonial y que se agravó después de la Segunda Guerra Mundial. Ver lo que hoy sucede en Africa es prueba suficiente.

Uno de los principales ejemplos de esto es la creación del Parque Nacional Yanomami, en la frontera entre Brasil y Venezuela. Se trata de una región de 17,8 Millones de hectáreas de selva amazónica para «preservar» allí al grupo indígena Yanomami (lo correcto sería decir Yanoama, como los designó la antropóloga germano/venezolana Dra. Inga Steinvort de Goetz, una de las primeras personas en estudiarles, después del Padre «Coco». Yanomami es el plural de «Yanoama» en italiano.), uno de los grupos humanos más primitivos de la Tierra. El proyecto firmado en 1991 por los gobiernos de ambos países concedió, de esa manera, unas 9.000 hectáreas a cada indio que vive en esas regiones. En Brasil, se habían establecido ya 250 reservas indígenas y otras 256 estaban por definirse, reservando para 300.000 indios (el 0,2% de la población) el 10,5% del territorio de Brasil.

Como lo prueban todos los documentos relacionados con el caso, la idea de la reserva Yanoama ha sido impulsado de manera personal por la familia real Británica desde hace 30 años. En 1969 se fundó Survival International –la sección dedicada a los «humanos» del WWF– y en 1990 y 1991 viajaron al Brasil los príncipes Carlos y Felipe promoviendo al plan, en 1990 enviaron a Lady Lynda Chalker, ministra británica de Fomento Ultramar (antiguamente llamada La Oficina Colonial), y en 1991 el WWF dirigió una vasta campaña publicitaria y de presión política apoyando al plan. Otras piezas del rompecabezas se componen del anuncio de sir Walter Bodmer, presidente de la organización Genoma Humano, afirmando que los yanomami serían la primera tribu cuyos genes se congelarían para archivarse en el Museo de Genética Humana de Londres, como parte de la «biblioteca de genes de pueblos en extinción».

Curiosamente, los dos presidentes que firmaron la puesta en marcha de este plan de la Corona Británica (Fernando Collor de Melo y Carlos Andrés Pérez) fueron expulsados de manera ignominiosa por corruptos. Los gobiernos que les sucedieron se han negado a dar el paso exigido por Inglaterra: la abdicación de su soberanía en la región.

 ¿Edén Verde o Ghetto?

Impedir que los Yanoamas cambien su modo de vida es garantizarle una corta vida. Los yanomamis son un heterogéneo grupo de unas 200 comunidades que se dan a ellas mismas nombres diferentes (guaucoeteris, ijiributeris, etc, significando «la gente de la cascada del venado», etc.), carecen de lenguaje escrito ni saben contar más de cinco. Son una de las colectividades más violentas y sanguinarias del mundo: un 44% de los varones de más de 25 años han participado en el asesinato de por lo menos una persona, y el 30% de los adultos mueren por causas violentas. Por supuesto, el promedio de vida de los yanomamis a mediados de los años 80 apenas llegaba a los 30 años. Elcanibalismo endogámico es un ritual sagrado (se comen a sus parientes muertos, reduciéndolos primero a cenizas que mezclan después con la pasta del «pijiguao«, fruta de la palmera chonta). También se drogan con la inhalación de un polvillo llamado «ebena« que otro indio les insufla en sus narices mediante un largo tubo de caña. Es un potentísimo alucinógeno que muchas veces provoca reacciones violentas por parte del «paciente». La sabiduría indígena hace que a tales individuos se les niegue el alucinógeno, para salvaguardar la vida de sus vecinos y familiares.

Algunas comunidades matan a los bebés «rechazados», ya sea por nacer con malformaciones, o por ser hembras, o por haber ya demasiados niños en el «shabono«. El WWF quiere que estas costumbres se mantengan intactas y que no se les «civilice». El hecho es que, como lo reconocen hasta los mismos propulsores de las reservas indígenas, si a los yanomamis se les permitiese, preferirían cambiar de cultura y su modo de vida.

En la propuesta que hizo Survival International en 1979, el antropólogo Bruce Albert decía que el parque es necesario para evitar la migración de las tribus «dada la atracción que les presenta la sociedad nacional venezolana». Por su lado, el ecologista venezolano Antonio de Lisio insistía (en un discurso de Julio de 1994) que se deben imponer controles más estrictos para el ingreso a la reserva venezolana, porque los yanomamis quieren cambiar.

Se queja de Lisio que «la asimilación cultural es reforzada, además, por la disposición al cambio que muestran los yanomamis, obsérvense, por ejemplo, su migración de los bosques interfluviales a los riparios, y de las montañas a las llanuras, buscando encontrarse con las misiones. Ni siquiera las dificultades de acceso garantizan que se retrase este proceso global».

Presenta más tarde un «programa conservacionista» para garantizar un «uso ambiental apropiado» de la cuenca del Alto Orinoco: «Es necesario erigir un ´muro verde´ para preservar a los yanomamis. Es necesario prohibir cualquier contacto entre estas comunidades y los agentes del cambio, porque:

  • las Misiones evangélicas y salesianas han introducido herramientas de trabajo que han modificado la productividad de los yanomamis en sus actividades tradicionales de caza y recolección,
  • Las misiones promueven la sedentarización de los yanomamis, alterando de manera significativa su cosmovisión tradicional. Los yanomamis, entonces, en su búsqueda de bienes superfluos, se vinculan a ciertas zonas y establecen alianzas con otras comunidades para facilitarse el acceso a productos manufacturados.
  • Algunas medidas de salud y educación del gobierno los sacan de sus hábitos y costumbres.

Por lo tanto es necesario:

  1. Que las misiones evangélicas y salesianas se retiren de la cuenca del Alto Orinoco.
  2. Que el gobierno de Venezuela minimice su presencia en la frontera brasileña y des

    empeñe sus funciones de seguridad y defensa por los medios tecnológicos existentes (imágenes satelitales).

  3. Que se suspenda la actividad minera . . . con criterios claros sobre la necesidad de conservar la cabecera de los ríos y las fuentes de agua de la contaminación producida por esta actividad, conservando la vegetación característica de la zona, impulsando de esa forma la prohibición de la actividad minera.
  4. Redefinir la política de salud y disuadiendo toda actividad educativa que modifique la cosmovisión y las estructuras sociales o mágico religiosas de los yanomamis«.

¿No es esta propuesta una condena a cadena perpetua para los yanomamis? ¿No los obliga a permanecer hasta su extinción en su estado actual de pobreza, miseria, penosas enfermedades, y atraso cultural espantoso? Porque lo realmente malo es que los yanomamis, como el resto de los indios sudamericanos, ya conocen un modo de vida diferente, ya se han asomado por la ventana de la civilización occidental y han comprobado las enormes ventajas que significa formar parte de esa cultura y ese sistema de vida.

Al impedir que cambien y puedan acceder a herramientas y objetos manufacturados que facilitan sus labores de supervivencia, a medicinas que les permitirán vivir más allá de los 30 o 40 años, a la educación que les sacará de la edad de piedra y modificará (para bien de toda la sociedad yanomami) sus costumbres guerreras, cesando en sus partidas de guerra y asesinatos.

Los shuaras (o Jíbaros) del Ecuador ya pasaron por esto; se han incorporado en su casi totalidad a la sociedad Ecuatoriana y están muy satisfechos con lo que han alcanzado. ¿Por qué se les quiere negar a los yanomamis la misma oportunidad? ¿Qué intereses mineros, económicos, geopolíticos están por detrás de esta propuesta? Tratemos de armar el rompecabezas.

  Londres, Indigenismo y Sendero Luminoso

En 1983 estableció sus oficinas en Londres el MRI (Movimiento Revolucionario Internacional), una especie de central internacional terrorista que incluye a Sendero Luminoso, entre otras organizaciones insurgentes de todo el mundo. Todo esto a vista y paciencia del muy democrático gobierno inglés, que alberga en su capital más de 26 organizaciones terroristas, oficialmente establecidas y declaradas ante las autoridades. Todo legal (?). . . pero realmente espantoso.(15)

El MRI está comprometido a ayudar «a todos los pueblos indígenas», en su lucha por la libertad e independencia de los países en que viven. Esta ayuda incluye el apoyo a las FARC y ELN de Colombia (y sus socios del narcotráfico), a los Zapatistas de Chiapas, y a Sendero Luminoso. Curiosamente, el apoyo a los indígenas no se hizo extensivo a los indios Asháninkas de Perú, quizás por aquella máxima Orwelliana (¿recuerda Rebelión en la Granja?) de que «Todos los animales son iguales . . . pero algunos son más iguales que otros». Por desgracia para ellos, los asháninkas no eran tan iguales a los indios de la selva Lacandona.

En Agosto de 1994, el ejército Peruano encontró 300 fosas comunes con los cadáveres de 1200 indios asháninkas, masacrados en las riberas del río Ené, en la reserva Apurímac. Sendero Luminoso tenía en esclavitud abyecta a más de 5.000 asháninkas, para cultivar hojas de coca para provisión de los laboratorios de cocaína de los narcotraficantes. A los que no querían «colaborar» con el esfuerzo guerrillero «libertador» se les asesinaba de la manera más cruel e inhumana imaginable. Los líderes de esta etnia fueron aislados para torturarlos y someterlos a un complejo lavado cerebral; a quienes no pudieron «reeducar» los eliminaron, y a los huérfanos, viudas y a los enfermos inútiles para el trabajo también los masacraron. Una eficiente «limpieza étnica«. A Milosevic lo bombardeó la OTAN, e Inglaterra promociona a Sendero Luminoso. En verdad, el Genio de la Botella está suelto…

Los líderes asháninkas eran aislados y metidos en profundos pozos, cavados por las mismas víctimas. El proceso de «reeducación» duraba semanas y consistía en interrogatorios nocturnos, sesiones de tortura (copiadas de los manuales Chinos y Coreanos del norte), humillaciones y privaciones de toda índole. Se les quitaba el sueño y, en su presencia, torturaban a sus mujeres e hijos. Luego, fracasada la «reeducación», se les mataba a machetazos.

Cuando Sendero encontraba resistencia entre las poblaciones, recurría al genocidio directo: en Enero de 1989 atacó a la comunidad de Alto Sanbeni, en San Martín de Pangoa, Salipo. Aprovechando que los hombres se hallaban en sus chacras, asesinaron a 36 personas, entre mujeres y niños. A las embarazadas les abrieron el vientre a machetazos, extrajeron los embriones y los colgaron en las chozas. Incendiaron la escuela y quemaron vivo al sacerdote. De acuerdo a Moisés, un asháninka liberado, «Los ahorcaron tras amarrarles las manos a la espalda y luego los apuñalaban … Los mandos mataban sin compasión. Los asháninkas fueron asesinados por encontrarse enfermos de sarampión, viruela y tétanos. Los nativos indispuestos significaban una carga y, como no habían medios para curarlos, es que decidieron matarlos porque los mandos decían que se habían convertido en parásitos humanos«. (16)

Sendero no tiene nada que envidiar a Pol Pot, Hitler o Stalin. Como sabemos, el escándalo en la prensa no pasó de «sueltos» de una columna por 5 centímetros, y no duró más de 1 semana. El noble sacerdocio de informar exige que no se preste demasiado espacio a noticias sin importancia. Pero sí permitió que en Agosto de 1992, el Ministerio del Interior Británico, por intermedio de su Indepen-dent Broadcasting Authority (IBA) produjese y pusiere en el aire una documental en la que se glorifica a Sendero Luminoso, y que se le entregó después al grupo narcoterrorista para fines de propaganda y recaudación de fondos. Para producir la película, dos reporteros ingleses del IBA acompañaron a los senderistas en sus acciones criminales. No filmaron las ejecuciones a macheta-zos de inocentes mujeres y niños del valle del Huallaga o del Apurímac. Cosas del «sacerdocio» informativo británico. O quizás estaban mirando para otro lado . . .

La protección que los grupos indigenistas prestan a sus protegidos se reduce a dar ayuda a los grupos insurgentes, a las bandas de narcotraficantes y a impedir que los indígenas «protegidos» reciban educación, servicios médicos y sanidad, y el acceso a los medios que dispone la civilización occidental para facilitar las labores tradicionales y la posibilidad de incorporar nuevas técnicas de cultivos. Se les niega el progreso, en nombre de una criminal filosofía eugenésica, de retorno a la naturaleza. Pero los reales motivos son geopolíticos.

 Deforestación y Plantaciones

El asunto de la preservación de los bosques vs. la explotación comercial es algo que está sumamente controvertido. Las opiniones en uno y otro sentido son abundantes y dan lugar a encendidas polémicas. También da lugar a espantosos atentados terroristas contra los trabajadores de los aserraderos de los Estados Unidos por parte de miembros de Earth First! o envíos de cartas-bombas como las del famoso eco-terrorista Una-bomber. Quizá si vemos un poco los fríos hechos científicos, despojados de toda pasión o sentimentalismo, podamos comprender hacia donde encaminar nuestros pasos.

Bosques abundantes y sanos son parte de un ambiente saludable. Pero también es cierto que los árboles no son inmortales: nacen, crecen, maduran, decaen, mueren, se pudren y nacen otra vez. Entonces, ¿deberían los bosques y selvas ser protegidos a ultranza (impidiendo cualquier acción del hombre en ellos) ¿o deberían ser explotados racionalmente? Y si así fuera, ¿deberían ser explota-dos por el Estado o por empresas privadas? Esta disyuntiva es materia de profundos desacuerdos entre científicos y ecologistas.

Una estadística nos muestra que cada norteamericano usa un promedio anual de 600 libras de madera y papel. Esto equivale a un árbol de 30 metros de altura por 46 cm de diámetro para cada ciudadano. En EEUU existen unos 230 mil millones de árboles de ese tamaño, es decir, unos 1.000 árboles por habitante. Como se plantan anualmente unos 4 millones de árboles nuevos, parece que los norteamericanos no corren ningún riesgo de quedarse sin árboles, por lo menos en un futuro cercano . . . de algunos miles de años. (7)

Sin embargo, en otras partes del mundo la cosa es muy diferente. Un reciente estudio de las Naciones Unidas muestra que el 83% de todos los árboles cortados en el Tercer Mundo son usados como leña para fuego, mientras que otros tipos de árboles son cortados durante la práctica del «corte-y-quema» usado para el más primitivo tipo de agricultura. De manera irónica, el Fondo Monetario Internacional obliga a estos pueblos a usar madera como combustible: el FMI insiste en que las divisas no sean usadas para la instalación de industrias, plantas nucleares u otro tipo de desarrollo, sino que se empleen para pagar las deudas externas. De manera que, en lugar de importar combustibles o fabricar su propia energía, las naciones del Tercer Mundo deben cortar árboles para usarlos como leña! Es necesario recordar que el programa ecologista de «energía sostenible« exige la quema de «biomasa« (eufemismo «políticamente correcto« para madera, leña, virutas, excrementos animales, etc.) en lugar de combustibles hidrocarburos.(8)

Cuando la explotación de los bosques es autorizada y controlada por los Estados, el resultado es generalmente desastroso, como lo prueban los ejemplos de India, Indonesia y Bolivia. En India, la explotación privada de las tierras fiscales ha provocado una defores-tación extensiva, debido a que el gobierno y sus funcionarios (corruptos como en todos lados), no se han preocupado en controlar la tala y sobre todo han fallado en llevar adelante programas de reforestación, como se hace en los EEUU, Chile, Perú, etc., y aún en Argentina. Debido a ello, se han perdido unos 14.970 km2 por año durante la década de los 70.

Sin embargo, como la madera comenzó a escasear, los precios subieron hasta niveles que despertó el interés de realizar plantaciones de bosques para su explotación comercial, en tierras privadas. Gracias a esto, en 5 años se plantaron 10.500 km2 de bosques, con el consabido beneficio ecológico.

Por otro lado: cuando el Monte Saint Helens hizo erupción en Mayo de 1980, la explosión pulverizó un área de bosques de unos 404 km2. Más de 1.000 millones de pies cúbicos de madera fueron abatidos en un instante. La mayor parte de la vida silvestre fue aniquilada.(9) Durante meses, los científicos y la gente se preguntaron cuánto tiempo, años, décadas, siglos quizá, le llevaría a la Naturaleza recobrarse. En tierras del gobierno se creó el National Volcanic Monument, con un total de 4451 hectáreas, donde se dejó que la naturaleza siguiera su curso, sin perturbaciones ni intervenciones del ser humano. En las tierras privadas adyacentes, sin embargo, las industrias forestales comenzaron a trabajar de inmediato recuperando toda la madera tumbada que fuese posible y replantando nuevos pinos. Se recuperaron 850 millones de pies de madera, suficiente para construir 85.000 casas de tres dormitorios.(10)

En terrenos iguales, lado a lado, se pudo comprobar qué sucede cuando la Naturaleza trabaja sin molestias humanas, y qué sucede cuando las tecnologías adecuadas se utilizan con fines útiles y provechosos para la gente. En un par de años, los resultados fueron notables y las diferencias entre ambas parcelas de tierras fueron increíbles. Ambas comenzaban a recuperarse, pero la Naturaleza lo hacía mucho más lentamente. Usando las investigaciones científicas que se hicieron a poco de producirse la erupción, se plantaron 18.4 millones de pinos en 18.400 hectáreas (hizo bien la cuenta: 1000 pinos por Há).

Hacia 1992, doce años después de la catástrofe, los plantines se transformaron en un hermoso bosque de pinos de 8 a 10 metros de altura. El sotobosque se reprodujo con rapidez y la vida silvestre es abundante. El bosque reforestado por la industria no es muy diferente al original (pre-1980) y uno se pregunta entonces: ¿Cuál bosque es mejor? ¿El original, que le tomó a la Naturaleza cientos y miles de años de tiempo? ¿O el bosque nuevo creado por el Hombre? Ambos tienen el mismo tipo de árboles y diversidad de sotobosque y la misma vida salvaje, pájaros e insectos. La mayor diferencia en los animales reside en que el Alce parece preferir al bosque nuevo.(11) Decidir cuál bosque es mejor que otro es un juicio que está enormemente influenciado por lo que uno cree acerca de «para qué» sirve un bosque.

 Estadísticas y Proyecciones

La mayoría de las estadísticas y proyecciones de la deforestación a escala mundial se basan en resultados de las tierras de propiedad de y manejadas por los gobiernos, Estas estadísticas ignoran a las explotaciones «no oficiales» que están en manos privadas, de manera que sus cifras conducen a menudo a confusiones. En realidad, la tala comercial toma cuenta del 18% de los árboles cortados en el Tercer Mundo. La prohibición de esta actividad tendría sólo un mínimo efecto en el problema de la deforestación mundial.

Otro problema de las proyecciones sobre deforestación reside en que se basan en el argumento «si persisten las tendencias actuales«, y son generalmente erróneas. Por ejemplo, si tomamos la tendencia en la construcción de canchas de Paddle o Fútbol 5 de hace unos 10 años atrás, se podría afirmar que para el año 2050 la Argentina estaría totalmente cubierta de canchas de Paddle. ¿Estúpido? ¡Ya lo creo!. Y la naturaleza no es tan fácilmente proyectable y mucho menos lineal. Si proyectamos el crecimiento de una persona basados en la tendencia de crecimiento de un bebito hasta los dos años, tendríamos a un adolescente de 7 metros de altura . . !

Si se proyectara la deforestación para EEUU de acuerdo a las tendencias de tala de fines del siglo 19, hace años que se hubiera cortado al último árbol. Pero si proyectara la reforestación de fines del siglo 20, Estados Unidos estaría absolutamente cubierto de árboles en el año 2050. Obviamente, el argumento «si la tendencia actual continúa» no sirve para nada; las tendencias actuales nunca se han mantenido en ningún área de la actividad humana.

Sin embargo, la posición ecologista sobre la actividad forestal comercial se mantiene incólume. Se continúa citando al informe Global 2000«Para el año 2000 alrededor del 40% de la remanente cubierta forestal habrá desaparecido en los países menos desarrollados.» y «Significativas pérdidas de bosques seguirán registrándose durante los próximos 20 años.» ¿Cómo diablos hacen para saberlo? No citan ninguna evidencia científica y la que existe la ignoran olímpicamente. Estudios de las Naciones Unidas desde 1940 demuestran que no existe ninguna tendencia de deforestaciónLos Dres. Sedjo y Clawson, de la organización Resources for the Future llegan a la conclusión que «no hay ciertamente nada en la información disponible que sugiera que el mundo esté experimentando una significativa y neta deforestación.» (12)

 La NASA también

Un anuncio de la NASA en 1991 informaba que imágenes satelitales mostraban una extensa deforestación en el Noroeste de los Estados Unidos. Lo único que demostró es la predilección de la NASA para influir sobre las políticas científicas mediante partes de prensa. Las «fotos» tomadas desde 920 km. de altura no son fotografías, sino simulaciones mejoradas por computadora (o computer enhanced simulations, como lo dice la NASA en inglés) de diferentes longitudes de onda reflejadas de la superficie de la Tierra. No pueden revelar la presencia de plantines de un diámetro de 10 a 25 cm de diámetro, como tampoco de árboles de 2 a 3 metros de altura de un joven bosque en crecimiento, no importa cuánto quieran los científicos de la NASA de presentarse ante el público como biólogos.

Expertos en bosques del noroeste de EEUU identificaron la región y el sitio exacto que la NASA declaraba como «devastado». El lugar estaba en el Bosque Nacional de Mount Hood, en Oregon, y las fotografías tomadas a nivel del suelo mostraban unos muy saludables árboles en crecimiento. La zona había sido talada completamente hacía unos pocos años, pero había sido reforestada y estaba en vías de convertirse en un muy productivo bosque. Solamente el 8% del Mount Hood está disponible para explotación comercial, y por cada 83 árboles que son cortados se replantan 400. (13) Vistos los antecedentes de la NASA en el tema capa de ozono, no resulta nada sorprendente que ahora se haya unido al lobby «abraza árboles«, para conseguir fondos destinados a un nuevo programa de investigación sobre deforestación y reforestación que mantenga su presupuesto elevado. Algunos burócratas hacen cualquier cosa para poner sus manos sobre un jugoso fondo gubernamental para la investigación. No importa lo que haya que investigar . . . lo único importante son los fondos que permitirán seguir cobrando jugosos sueldos.

 Eco-negocio: «Salve» a un Animal

Sabemos ya que el ecologismo (y no la ecología), mueve cifras siderales de dinero, pero pocos saben la cifra exacta. El negocio de la capa de ozono representa una cantidad que escapa a la comprensión de la gente común. Los primeros cálculos hablaban de unos 5 billones de dólares (5 millones de millones), sólo para el recambio de toda la industria frigorífica del mundo, cuando aún el mercado negro de los freones no se había desarrollado hasta superar al mercado de la cocaína y la marihuana. Pero ahora quiero hablarles de un bonito negocio que es realmente espléndido: «salve un animal« o «salve un árbol« u otras cosas que se prestan para llenarse los bolsillos. Y siempre con la excusa de la ecología, ese tema que da para todos (siempre que se lo sepa explotar de manera adecuada).

Cecílio do Rego Almeida es un bandido, pero además es el dueño de una empresa llamada «Rondon Projetos Ecológicos» que lleva adelante un asunto que llama «Proyecto Amazonia: Floresta Para Siempre«. Publica unos hermosos folletos en inglés y portugués con coloridos mapas de Sudamérica, fotos muy buenas de indios, jaguares, papagayos, árboles (muchos árboles) de una región del Estado de Pará de la que ha conseguido apropiarse. La revista brasileña Veja (13 de Enero de 1999), lo comenta así:

«En 1997, la Rondón Proyectos Ecológicos, empresa de Cecílio do Rego Almeida, preparó un impreso acerca de su plan preservacionista para el territorio que domina. De acuerdo al prospecto (que trae las fotos de encima), la región tiene una exhuberante flora y fauna y tribus indígenas primitivas. El folleto muestra que Cecílio pretende explotar el ecoturismo en la región. Con texto en inglés y portugués, la pieza publicitaria pretende conquistar a sus lectores con la idea de defender el patrimonio natural de la selva. Trae citas de famosos científicos, como Robert Curl, Premio Nobel de Química 1996, y de mártires de la selva, como Chico Mendes, asesinado en 1988. Por las detalladas explicaciones sobre la selva y por las referencias internacionales, entre ellas la del propio Chico Mendes, mundialmente conocido por su lucha y por su trágico fin, la propaganda está dirigida a los extranjeros. Cecílio dice que planea vender bonos ecològicos en el exterior, por medio de los cuales un extranjero paga una cierta cantidad de dinero a cambio de la garantía de que un pedazo de la selva será preservado, y el folleto es parte de su estrategia para atraer interesados en el bono ­ aunque en el folleto no haya mención a alguna ayuda financiera. El folleto ya fue distribuido a algunas entidades ecologistas que acostumbran a financiar este tipo de proyectos.»

¿Quién es Cecílio do Rego Almeida, y cómo funciona su negocio? Ya en 1992, la revista Forbes lo ubica en la lista de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna calculada en 1.300 millones de dólares, haciendo notar que progresó de ser un «menino pobre» a multimillonario. Almeida está imponiendo otro record sensacional: se convirtió en el mayor propietario individual de tierras del Brasil, con 7,4 millones de hectáreas, es decir, un área casi mayor que Bélgica y Holanda juntas. Las 400.000 hectáreas de Ted Turner (el ultraecologista ex dueño de la CNN) son apenas moco de pavo. También es un récord la estafa por la cual Cecílio de apoderó de semejante territorio. Su propiedad la constituyen dos inmensas parcelas robadas al Estado de Pará, al FUNAI (Fundación Nacional del Indio), al INCRA y al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.

El «empresario» sólo desembolsó 600.000 Reales (o dólares, en su momento) para tomar posesión de las tierras compradas a los hermanos Sebastián, Umbelino y Emiliano de Oliveira, que viven en Altamaira, Pará. A todo esto, este imperio fue comprado a los herederos de la familia Acioly da Silva, que habían fraguado las escrituras, apropiándose de las tierras que siempre fueron del Estado. El asunto es que Cecílio pagó 600.000 dólares y quedó debiendo 7,4 millones de dólares que jamás pagará porque los ex dueños no se lo pueden reclamar en base a escrituras falsas.

El escándalo es mayúsculo en Brasil, y los senadores y diputados están muy furiosos, quizás porque han sido dejados fuera del gigantesco negocio de las coimas que asola a nuestros hermanos brasileños. Probablemente Cecílio se salga con la suya, porque cuando corre tanto dinero siempre se encuentra una salida a cualquier problema legal. Pero me dirán, 7,4 millones de dólares no es tanta plata como para coimear a un gobierno entero. Fijémonos entonces como funciona el negocio:

La región de Cecilio tiene una reserva de 60 millones de metros cúbicos de madera de ley, entre ellas una de las últimas reservas de «mogno» (caoba) del planeta, valuada en 7 mil millones de dólares. Cecílio pagó el territorio a razón de unos 9 centavos de dólar la hectárea (7.400.000 Há dividido por $ 666.000) y pretende vender «bonos« de 1 hectárea a $ 25 c/u. Multipliquemos y veamos las posibilidades del negocio:

7.400.000 Há x $ 25 = $ 185.000.000, siempre que consiga los compradores (por un lado) y que garantice que no venderá la misma hectárea dos o tres veces, si la cantidad de compradores es la suficiente. ¿Dará escrituras, falsas como la de los viejos dueños?

Además está el negocio de «salve un jaguar«, o «salve un papagayo» o un tapir, o los delfines de los ríos, o los monos y los osos hormigueros, y los perezosos, y los tucanes y, por qué no? los indios. Como siempre hay clientes para salvar cualquier cosa (y los tontos, como las hormigas, nunca se acaban), parece que el negocio de Cecílio le rendirá sus dinerillos antes de que los futuros gobiernos de Brasil intervengan reclamando su parte.

Aquí no he querido entrar a evaluar el negocio de los minerales, piedras preciosas, oro y otras riquezas que abundan en la región. Con la madera y el negocio de la conservación es suficiente para pasar una vejez tranquila. Pero, este tipo de gente no se conforma apenas con lo suficienteGeorge Soros es un ejemplo de que esta gente no se conforma si no es con todo.

Algunos me dirán que el asunto de vender bonos para salvar animales es algo vidrioso y con pocos réditos probables. Déjeme contarles de una organización llamada Europe Conservation Founda-tion, con sede en Suiza, dependiente de la organización ecologista de Mijail Gorbachov, «Green Cross» que, con su pantalla ecológica es una formidable arma que busca la implementación del Gobierno Mundial único, el New Order de George Bush, (de los cuales la OTAN y los «Cascos Blancos» de Carlos Menem forman una triste parte).

Ya les conté que, durante mis años en la selva del Amazonas boliviano, construí una pequeña hostería llamada Tucunaré (en honor al hermoso pez amazónico) y comencé a edificar un hotel o Lodge más importante que se llama «Lodge Anaconda» , en honor al famoso reptil de río. Explotaba el Turismo de Aventura y, por qué no? el ecoturismo también, ya que clientes había a montones. En nuestras expediciones a la selva, pescábamos y cazábamos para comer. El asunto de devolver los pescados al río no les cae muy bien a los indios de la zona (dicen que les cae mejor al estómago) y ellos son partidarios de aquella vieja frase de los gauchos «todo bicho que camina, va a parar al asador« ­ si está bien adobado, mejor.

Tuve muchas discusiones con algunos clientes ecologistas, sobre todo cuando en tono de broma les decía que los animales me gustan muchísimo, «especialmente a la parrilla«. Los ecologistas no tienen ningún sentido del humor. Pero después de varios días en el monte, la carne de «jochi» o «tatú» saben a gloria y las filosofías rápidamente pasan a un segúndo plano. La supervivencia y el hambre son muy respetables consejeras. Pero volvamos a Europe Conservation.

Tomé contacto con el representante de esta Fundación en Santa Cruz de la Sierra y surgió la idea de acoplar mi proyecto a uno mucho más grande que tenían ellos: la explotación del ecoturismo (curro-turismo) en la región de San Javier, instalando un complejo turístico para aprovechar unas aguas termales de la zona. Se hablaba de una inversión de 5 a 6 millones de dólares, dinero del gobierno suizo destinado a la «conservación» de las selvas y la naturaleza, que esta fundación canalizaba de acuerdo a su criterio y al del Parlamento Suizo. Aquí hay una clara contradicción con el básico principio ecologista de que cualquier exposición a la radiación es perjudicial: las aguas termales son altamente radioactivas. Entonces, ¿no habría que advertirles a los clientes que serán irradia-dos durante su permanencia en el complejo? No creo que lo hagan. Perjudicaría a la recaudación. (Tampoco es necesario, ya que las aguas termales radioactivas son curativas).

Fue entonces cuando me enteré de algunos proyectos que Europe Conservation tiene en marcha en el mundo, tales como el programa «Salven al Lobo« o «Salve una Ballena« y que, muy al estilo de Cecílio do Rego Almeida, tenían la idea de implementar el «Salve un Jaguar«, (un mono, una hectárea de selva, etc, etc.). Para recaudar fondos para «salvar» a una ballena, Europe Conserva-tion vende un diploma para enmarcar, a precios variados, de us$ 25 para arriba, que consiste en un mapamundi donde se han trazado dos rayas rojas que indican las coordenadas geográficas en donde se encuentra (o encontraba hace algunos días) la ballena que esos 25 dólares ayudan a «salvar«. El tema de «salvar al lobo» funciona igual, con mapita y todo, y los jaguares, monos y hectáreas de selva iban a correr el mismo destino: convertirse en mapitas con coordenadas rojas para enmarcar, colgar de las paredes y aliviar la «culpa ecológica» de los occidentales y, además, engrosar las arcas de Europe Conservation. Negocio lícito a todas luces, pero, ¿por qué no me compra usted un lote en la Luna, que los tengo muy, pero muy baratos? (con escritura y todo!). Lícito y legal, pero como le dije más arriba, «los pícaros, los tontos y las hormigas, nunca se acaban . . .»

Final de la historia: el negocio quedó en la nada. El representante en Santa Cruz de la Sierra (me enteré después) tiene como segundo apodo Garganta de Oro, porque conversa muy bien, negocios espectaculares, proyectos faraónicos, pero cuando hay que ir a los bifes, si uno no lleva la carne, nada… La pequeña hostería la vendí, al Lodge Anaconda lo completé en un 80% y algún día lo terminaré para irme a vivir al Amazonas, lugar que amo y que me hace sentir que realmente estoy viviendo. En cuanto a los «ecologistas», me gustaría que se mantuviesen alejados de allí. Rara vez aportaron bienestar a las poblaciones que habitan las lluviosas regiones del Amazonas.

 

Referencias y Bibliografía:

1) «La incesante agonía del mundo indígena», diario El País, Madrid, y La Voz del Interior, Córdoba, 1993.

2) Darcy Ribeiro, 1970, «Os Indios e a Civilizaçâo«, Editora Civilizaçâo Brasilera, Río de Janeiro.

3) Edilson Martins, 1970: «Nossos Indios, Nossos Mortos«, Editora Codecri, Río de Janeiro.

4) R. Cardoso de Oliveira, 1972, «O Indio e o Mundo dos Brancos«, E. M. Guazzelli & Cía., Sâo Paulo.

5) Julio Cézar Melatti, 1972, «Indios do Brasil«, Coordenada Editora de Brasilia Ltda., Brasilia.

6) Michael J. Harner, 1972. «The Jívaro«, Doubleday, N.Y.

7) «Answers to Some Frequently Asked Questions About America’s Forests Product Industry,» de America’s Forests: A Commitment to Balance, American Forest Council, National Forest Product Week, Octubre 18-24, 1992, pp. 7, 19, 23.

8) Eco-92 Must Be Stopped, 1992, Section III, «The Scientific Hoaxes, No 6: Deforestation,» Schiller Institute, Inc. p. 5.

9) The 1980 Eruption of Mt. Saint Helens, Washington, Peter W. Lipman y Donald R. Mulineaux, editores, U.S. Geological Survey Professional Paper 1250.

10) Mount St. Helens; Weyerhaeuser’s Reforestation, 1991, Weyerhaeuser Co., Tacoma, WA 98477

11) «Environemantal Overkill», Dixie Lee Ray & Lou Guzzo, Regnery Gateway, Washington DC 20036, Capítulo 9, «Of Forests­Public and Private» pp. 106-116

12) Sedjo, Roger & Marion Clawson, 1984, Global Forests in the Resourceful Earth, por Julian L. Simon & Herman Kahn, «A Response to Global 2000,» Basil Blackwell, Inc., New york, p. 128

13) Draper, John, 1992, «The Eye in the Sky: Does It Lie?», Forests Foever, Headquarters Report, Weyerhaeuser Co., Julio 1992.

14) Associated Press: «Forest Chief Disputes NASA Photos of Northwest Logging,» Junio 16, 1992, por Scott Sonner, redactor de AP.

15) Washington Times: «Chides NASA for Misleading the Public,» National Hardwood Lumber Association, Agosto 30, 1992.

16) «O Maior Latifundario do Mundo«, Veja, Año 32, No. 2, 13 de Enero de 1999, pp. 28-35.

17) «Areas protegidas de América del Sur», Resumen EjecutivoEIR Octubre-Noviembre 1994, p. 53

18) Diario El Expreso, de Lima, Perú, 11 de Septiembre 1994.

Capítulo 12 - La verdad sobre Chernobil

Aclaración Importante: este capítulo sobre lo realmente acontecido en el incidente nuclear de Chernobyl es una traducción y adaptación abreviada al castellano del artículo escrito por el Profesor Zbigniew Jaworowski «A realistic assessment of the Chernobyl’s Health Effects»», publicado en la revista «21st Century Science and Technology«, Spring 1998, p. 14-25. El Profesor Jaworowski es un brillante científico multidisciplinario que se desempeña en el Laboratorio Central de Protección Radiológica de Varsovia, Polonia. También se desempeñó como Jefe del UNSCEAR, Comité Científico de las Naciones Unidas sobre Efectos de las Radiaciones Atómicas. El autor sólo se ha limitado a realizar algunos comentarios cuando creyó que ello convenía para aclarar cualquier duda sobre lo que el Prof. Jaworowski expone.

 

«Los Muertos que Vos Matáis
Gozan de Buena Salud . . .»

 

 

 

 

 Irresponsabilidad Total

 

El miedo a la radiación, reforzado por historias de horror propaladas por la prensa, y pésimas políticas de gobierno han provocado una enorme cantidad de enfermedades psicosomáticas en la región de Chernobyl. Esa fue la mayor de las catástrofes ocurridas como consecuencia del famoso accidente de 1986. En cuanto a las consecuencias ecológicas, la pérdida de vidas humanas, la contaminación radioactiva, los efectos genéticos, aparición de cánceres y leucemias y demás horrores, no pasan de ser una irresponsable y trágica exageración de los medios de prensa, sabiamente explotada por el hiper-ecologismo.

 

Después de trece años de ocurrido el accidente de Chernobyl, es hora de hacer un concienzudo análisis de las reales consecuencias del accidente y de los efectos tardíos que tuvo sobre la salud de los residentes de las áreas afectadas. El tiempo transcurrido es más que suficiente para poder obtener conclusiones verdaderamente sorprendentes. El profesor Zbigniew Jaworowski, actual profesor en el Laboratorio de Protección Radiológica en Varsovia, Polonia, y ex presidetne del UNSCEAR (Comité Científico de las Naciones Unidas sobre Efectos de las Radiaciones Atómicas), dio a publicación, en agosto de 1997, un completo informe sobre las consecuencias del «terrible» accidente ocurrido en Chernobyl. Veamos cuáles son las conclusiones:

 

Los efectos tempranos del accidente son las muertes causadas por la llamada Enfermedad Aguda por Radiación (Acute Radiation Sickness, o ARS) y por las heridas de origen mecánico o térmico; mientras que los efectos tardíos son los cánceres y los defectos hereditarios. En este último grupo, el máximo número de muertes en exceso provocadas por leucemia inducida por radiación aparece de tres a cinco años después de la exposición, y de los cánceres sólidos después de nueve a once años (Darby, et al.,1987) Por lo tanto, estos efectos tardíos, si es que hay alguno, deberían para ahora estar bien visibles. Se esperaba que estos efectos tardíos ocurrirían en tres categorías:

 

  • Las 106 personas que sobrevivieron a la Enfermedad Aguda por Radiación después de haber recibido altas dosis de radiación.
  • Los varios millones de habitantes de las regiones contaminadas en Ucrania, Belarus y Rusia que recibieron dosis comparables a su dosis de vida promedio, es decir, la dosis de radiación de origen natural y artificial que recibirían durante un promedio de 70 años.
  • 3) Los 600.000 a 800.000 operarios que trabajaron en la recuperación de la planta nuclear (los «liquidadores»), que recibieron dosis similares en la zona de 30 kilómetros alrededor del reactor de Chernobyl. (Tabla 1)

 

TABLA 1

 

EFECTOS DE RADIACIÓN AGUDA EN LOS OPERARIOS DE EMERGENCIA

 

RANGO DOSIS (mGy)

 

PACIENTES

 

MUERTES

 

880 – 2.100

 

41

 

0

 

2.200 – 4.100

 

50

 

1

 

4.200 – 6.400

 

22

 

7

 

6.500 – 16.000

 

21

 

20

 

TOTAL

 

134

 

28

FUENTE: Adaptado de Ilyin, 1995

 

Como demuestra Jaworowski, el mayor grupo afectado son las poblaciones de las tres naciones (Ucrania, Belarus y Rusia), cuyos efectos reales fueron psicosomáticos ­ provocados, no por la radiación, sino por las políticas y acciones que se tomaron por parte del gobierno, las agencias reguladoras y los medios de prensa.

 

Muchos grandes proyectos internacionales y cientos de estudios se dedicaron a examinar los efectos Chernobyl. Sus resultados fueron presentados en varios simposios internacio-nales durante los años recientes (el mayor de los cuales fue «Una Década Después de Chernobyl: Resumiendo las Consecuencias del Accidente«, en Viena, Austria, en abril de 1996), y en la literatura científica.

 

La información actualmente disponible nos permite evaluar correctamente el verdadero impacto de Chernobyl. Por desgracia, los medios de comunicación a menudo minimizan o ignoran las publicaciones que muestran los efectos de la catástrofe desde un punto de vista racional. En lugar de ello, perpetúan las historias de horror.

 

Para el lobby antinuclear, Chernobyl fue un regalo de los dioses para la promoción de la radiofobia: el miedo irracional a la radiación. Cuando el reactor aún estaba ardiendo, los medios de prensa estaban repletos de información falsa y aterrorizante. Por ejemplo, el Daily Mail de Londres, del 29 de abril de 1986 llenó la mitad de su página frontal con el titular: 2000 MUERTOSe informó que «80 personas murieron en el acto, 2000 murieron en su camino al hospital,» y que sus cuerpos «no se enterraron en los cementerios sino en Pirogovo, el repositorio para residuos nucleares.»

 

Al día siguiente, el New York Post vociferaba en su primera plana: «TUMBA MASIVA», y declaraba que 15.000 cuerpos habían sido enterrados por medio de topadoras en zanjas para residuos nucleares. Hoy se sabe que eso no era cierto, como tampoco lo es la mayor parte de la información que hoy forma parte del mito de Chernobyl.

 

El National Inquirer informó que «Desde Chernobyl, Rusia, vienen noticias de una monstruosa gallina radioactiva de 1,80 metros de altura, víctima patética del peor desastre nuclear del mundo . . . La gallina es más alta que la mayoría de los hombres y debe pesar unos 120 kilos.» Las verdaderas víctimas patéticas fueron los miles de lectores que se tragaron el cuento, sin tomar en cuenta que es total y absolutamente imposible que un organismo animal (o de la clase que sea) pueda crecer de tal manera en sólo unos pocos días . . . y continuar con vida. Pero la ingenuidad de la gente le hace creer que con la radioactividad, todo es posible.

 

Un mes después de la catástrofe, Thomas Cochran, del Natural Resources Defense Council, (NRDC) en Washington, D.C., profetizó que ocurrirían 110.000 cánceres post-Chernobyl en la Unión Soviética, Europa Oriental y Suecia.

 

La cobertura de prensa no ha mejorado en los años recientes. El 13 de octubre de 1995, Reuters informó que «800.000 niños fueron impactados por Chernobyl, lo mismo que un ataque nuclear.« El Monitoring Summary of World Broadcasts de la BBC informó de un cable de la agencia noticiosa de Ucrania, UNIAR, el 23 de diciembre de 1995 que «3 Millones de personas fueron víctimas del accidente, entre ellas 1.000.000 de niños . . . Más de 125.000 han muerto.»

 

El documental de la televisión inglesa Igor ­ Niño de Cherrnobyl, dijo que «1 millón de ni-ños resultaron fuertemente deformados.» El diario polaco Dziennick Polski escribió el 8 de febrero de 1996 que habían «100 muertes diarias a causa de Chernobyl Y, como no podía faltar, en 1996 Greenpeace anunció que 30.000 personas ya habían muerto como resultado de los cánceres post-Chernobyl.

 

 Suposiciones Falsas

 

Quizás el factor más importante en la creación del mito Chernobyl es la suposición de que cualquier dosis de radiación, aún aquella cercana al cero, tiene efectos perjudiciales. Esta suposición, sobre la que la ICRP (Comisión Internacional de Protección Radiológica) basó sus regulaciones (ICRP 1959), es conocida como la Hipótesis Lineal, o la Hipótesis Lineal de No-Umbral que sostiene que no existe un umbral, o límite, por debajo del cual los efectos de la radiación (que son conocidos y observados a dosis altas) dejan de aparecer.(1)

 

Sin embargo, esta suposición contradice todas las observaciones experimentales y epidemiológicas que demuestran que las bajas dosis de radiación son beneficiosas para los organismos vivientes. Tal como lo ha documentado el conocido radiobiólogo sueco Prof. Gunnar Walinder, las actuales regulaciones de protección radiológica de la ICRP, basadas en la teoría lineal de no-umbral, son un verdadero riesgo para la salud. (Walinder, 1995).

 

La declaración de Walinder encaja perfectamente en los resultados observados en Chernobyl: La aplicación de las regulaciones y recomendaciones de la ICRP por parte de las autoridades soviéticas han aumentado de manera dramática el sufrimiento, la morbilidad y el empobrecimiento de la población en vastas regiones de Ucrania, Belarus y Rusia.

 

La impresionante cantidad de muertes de Chernobyl, tan a menudo citadas por la prensa, no son el resultado de observaciones epidemiológicas. A veces, en realidad se trata de mentiras en su más puro estado, tal como las noticias de la agencia UNIAR, o el documental de la TV inglesa mencionados anteriormente. Más a menudo, las noticias son simples estimaciones calculadas por medio de la hipótesis lineal de no-umbral, como una simple extrapolación de los efectos de las bombas atómicas observados en Hiroshima y Nagasaki. Pero en las ciudades japonesas, las dosis de radiación fueron mayores en varios órdenes de magnitud (100, 1000) y fueron absorbidas en un período de tiempo más corto (de una magnitud de 1015) que las dosis del «fall-out» de Chernobyl. Son dosis que no aceptan comparación alguna.

 

No existe ninguna evidencia científica o epidemiológica que indique que existe alguna relación dosis/efecto en el caso de Chernobyl. Las dosis recibidas en Chernobyl son mucho menos efectivas que las dosis únicas en poco tiempo. Además, las dosis del «fallout» de Chernobyl son inferiores al nivel de los 200 mSv, (miliSievert) por debajo del cual no se detectaron cánceres en Hiroshima y Nagasaki. Como lo ha hecho notar el profesor Walinder, « La naturaleza hipotética de este método de cálculo (basado en la suposición de respuesta a la dosis lineal no-umbral) es completamente anticientífica, y considero más o menos criminal especificar cifras de esta clase, teniendo en cuenta el daño y la ansiedad que ellas provocan…»

 

 Los Efectos Tempranos

 

En el momento del accidente se encontraban en la planta nuclear de Chernobyl 470 personas: unos 200 operarios de turno, unos 250 obreros de la construcción y unos 20 bomberos y guardias. De ellos, 134 personas (1/3 de los presentes) tuvieron diagnóstico de Enfermedad Aguda por Radiación, por haber recibido muy elevadas dosis de radiación. 28 de ellos murieron en los siguientes cuatro meses después del accidente. (ver Tabla 1)

 

La muerte de 26 de estos pacientes estuvo asociada con lesiones a la piel que abarcaban más del 50% del total del área corporal. Dos pacientes más murieron a los pocos días a consecuencia de severas quemaduras por fuego y accidente mecánico y otra muerte adicional se debió a una trombosis coronaria. En consecuencia, el número total de muertes asociadas con los efectos tempranos del accidente fueron 31. ¿De dónde sacaría el Daily Mail la cifra de 2000?

 

 Los Efectos Tardíos

 

  • Pacientes ARS (Enfermedad Aguda por Radiación)

 

Durante los últimos 10 años han muerto 14 personas entre los 106 pacientes de ARS que sobrevivieron a la fase aguda. Estas muertes posteriores (causadas por accidentes de auto, gangrena pulmonar, enfermedades coronarias, tuberculosis, sarcoma de cadera y otras causas) no son directamente atribuibles a la exposición a la radiación. (Wagemaker et al., 1995). A pesar de ello, debe efectuarse un seguimiento de los pacientes ARS durante las próximas dos o tres décadas, para distinguir entre las enfermedades relacionadas con la exposición a la radiación y factores de confusión intrínsecos a la población.

 

2. Habitantes de regiones contaminadas de Rusia y otras partes.

 

Los efectos tardíos en la población de las regiones contaminadas se puede estimar por medio de observaciones epidemiológicas, y en base a la dosis de radiación recibida por los radionúclidos depositados. La contaminación mayor ocurrió en varias regiones de Ucrania, Belarus y Rusia, a menudo en forma de islas a decenas o centenas de kilómetros de la planta nuclear de Chernobyl. La contaminación con Cesio-137 por encima de los 186 kBq/m2 (miles de Becquereles sobre metro cuadrado) cubrió unos 1530 Km2 en Belarus, 8130 Km2 en Rusia, y 4630 Km2 en Ucrania. Cerca de 1,06 millones de personas vivían en esas regiones.

 

Aún en las regiones contaminadas con niveles por encima de los 555 kBq/m2, solamente un muy pequeño grupo de personas (unas 670) recibieron dosis de radiación de cuerpo entero superiores a los 200 mSv, entre los años 1986 y 1989 (Tabla 2).

 

TABLA 2

 

DISTRIBUCIÓN DE DOSIS CUERPO ENTERO 1986-1989 ENTRE HABITANTES DE LAS REGIONES CONTAMINADAS CON MÁS DE 555 KBq/ m2 de CESIO -137

 

DOSIS (mSv)

 

Personas

 

5 – 20

 

88.000

 

20 – 50

 

132.000

 

50 – 100

 

44.000

 

100 – 200

 

1.500

 

200 – 250

 

420

 

>250

 

250

 

TOTAL:

 

273.000

Adaptado de: Barkhuntarov, et al., 1994

 

Debe notarse que por debajo de la dosis de 200 mSv, los estudios epidemiológicos de Hiroshima y Nagasaki no encontraron un aumento de la incidencia de cánceres. (UNSCEAR, 1994). sin embargo, la ex Unión Soviética llevó a cabo una masiva relocalización de poblaciones de las áreas donde la contaminación radioactiva por Cesio-137 era aún menor: 37 kBq/m2.

 

Había también islas de alta contaminación en regiones alejadas a la Unión Soviética. Por ejemplo, en la región de Oppland, en Noruega, la contaminación con Cesio-137 llegó a los 104 kBq/m2 (Backe et al, 1986) y en la región de Gävle en Suecia, llegó a los 200 kBq/m2 (Snibbs, 1996). Tales islas, con contaminación con Cesio-137 que llegaba a los 120 kBq/m2 se encontraron también en Grecia, Rumania, Suiza, Austria y el sur de Alemania.

 

El depósito promedio de Cesio-137 en Europa (fuera de Rusia) varió de 20 Bq/ m2 en Portugal a los 23.000 Bq/m2 en Austria. Esta densidad de depósitos de Cesio-137 fueron medidos en una capa de 10 cm de tierra, y pueden ser comparadas con el contenido promedio de los radionúclidos de origen natural (Potasio-40, 14 miembros de la familia del Uranio-238, y 10 miembros de la familia del Torio-228) en el mismo volumen de tierra o roca. (Ver Tabla 3).

 

 

 

TABLA 3

 

Contenido promedio de Cs-137 en el «fallout» de Chernobyl y de Ensayos Nucleares, y de Radionucleidos en 10 cm de suelo. (en Bq/cm2)

 

 

Cs-137 de Chernobyl: Europa, fuera de la ex URSS

 

20 – 23.000

 

UNSCEAR, 1996

 

Cs-137 de Chernobyl: Regiones contaminadas de la ex URSS

 

40.000-5.000.00

 

OECD, 1996

 

Cs-137 de Ensayos Nucleares, Europa Central

 

5.000

 

UNSCEAR, 1993

 

Radionucleidos Naturales: K-40, miembros de las familias U-238 y Th-228

 

177.000 – 6.500.000

 

UNSCEAR, 1982

Aún en las zonas altamente contaminadas de la Unión Soviética los niveles de Cesio-137 son inferiores a los de los radionúclidos naturales. En Europa, fuera de la ex URSS, la cantidad de Cesio-137 de Chernobyl, es menor que el nivel de radionucleidos naturales en un orden de dos a tres magnitudes, es decir de 100 a 1000 veces menor!

 

Las dosis promedio de exposición de cuerpo entero recibidas en el período 1986 -1995 en las regiones más contaminadas de la ex URSS fueron inferiores, por un factor de 3, que la exposición promedio para una vida que recibe la población de la Tierra a partir de la radiación de origen natural. (Tabla 2). Sin embargo, en regiones de elevados niveles de radiación de fondo ­ donde, como en la India, la gente ha estado viviendo durante incontables generaciones ­ la dosis típica promedio para exposición de cuerpo entero son más de 20 veces mayores que las dosis en las regiones contaminadas de Ucrania, Belarus y Rusia, de donde las poblaciones fueron evacuadas. De acuerdo al criterio usado por la ICRP y el gobierno ruso, debería evacuarse de inmediato la población de casi toda la India, Noruega, Suecia, grandes regiones de Brasil, Argentina, Perú, y decenas de otros países!

 

Jamás se han observado efectos adversos para la salud en estas regiones de elevada radioactividad de fondo. Por el contrario, se ha comprobado que los residentes de estas áreas viven más, tienen menos cánceres, mayor fertilidad y un más potente aparato inmunológico que los pobladores de regiones de muy baja o casi nula radioactividad de fondo. (UNSCEAR, 1994, Jaworowski, 1997).

 

El UNSCEAR (Comité Científico de las Naciones Unidas sobre el Efecto de las Radiaciones Atómicas) ha estimado la dosis para cuerpo entero causada por el «fallout» de Chernobyl en el Hemisferio Norte. Esta información sugiere que las dosis promedio para una vida (70 años) variarán de 0,004 mSv en Canadá, a 2,3 mSv en Bulgaria. En la Europa Central, esta dosis para una vida será de cerca de 1 mSv, es decir, el 0,6% de la dosis promedio de radiación natural para una vida, que es de 180 mSv.

 

Cerca del 74% de la dosis de cuerpo entero producida por el «fallout» de Chernobyl proviene del Cesio-137, 20% viene del Cesio-134, 1% del Iodo-131, y 5% de otros radio-nucleidos (UNSCEAR, 1988).

 

Ahora, comparemos: la dosis promedio de radiación proveniente del gas Radón-222, que nuestra Madre Naturaleza nos suministra dentro de nuestros hogares con generosa abundancia, es unas 25 veces más elevada dentro de las viviendas que fuera de ellas (UNSCEAR, 1988). En Polonia, país vecino de la difunta URSS, la dosis anual promedio de radiación para cuerpo entero que proviene de la inhalación del Radón es de 1.4 mSv. Un polaco común que permanezca dentro de su casa 15 minutos más que lo usual por día, durante 70 años, recibirá del radón una dosis adicional equivalente a la del fallout de Chernobyl, que es de 1.7 mSv en 70 años. Ergo, para eliminar los imaginarios efectos cancerígenos de la irradiación de cuerpo entero producida en Polonia por el fallout de Chernobyl, es suficiente que nuestro polaco permanezca fuera de su casa unos 15 minutos más que lo usual. Cosa que creo que los ecologistas verían con buenos ojos, dado su prédica de «volver a la Naturaleza».

 

 Unidades y Cantidades de Protección Radiológica

 

No sé si me estoy explicando con la claridad suficiente: quizás la enumeración de datos científicos fríos y concretos no es suficiente para la gente común que no sabe si 1.7 mSv es mucha o poca radiación, y tampoco sabe la relación que tiene el REMcon el Gy (Gray) o el Sv (Sievert), o si Roentgen desayunaba con huevos fritos. Por desgracia, la gente común no sabe absolutamente nada sobre radiación, sus riesgos y sus beneficios. Por ello es que resulta tan fácil para los inescrupulosos asustarla con informaciones retorcidas, fuera de contexto y directamente falsas. Por eso intentaré dar aquí algunos rudimentos sobre exposición a la radiación, unidades de medición y otras cositas que le permitirán no estar tan desprevenido la próxima vez que alguien le quiera asustar con el tema radioactividad.

 

Después de la Segunda Guerra, la ICRP definió algunas medidas de la radiación, de mucha utilidad para los tratamientos médicos del cáncer, y lo hizo en términos de la cantidad de energía depositada en la materia. La unidad era el RAD (1 RAD es igual a 100 ergios por gramo de materia, o bien 100 erg/g. Las dosis absorbidas se calcularon a partir de mediciones de iones en el aire.

 

En 1977, se reemplazó al rad por el gray (Gy), que se define como 1 joule por kilogramo; 1 gray equivale a 100 rads. Hay dos cantidades definidas por la ICRP para protección radiológica: dosis equivalente y dosis efectiva. Se supone que el riesgo de producir un cáncer fatal en cualquier tejido del cuerpo es proporcional a la dosis equivalente al tejido. Si la radiación no es uniforme, se asume que el riesgo de cáncer mortal es proporcional a la dosis efectiva. No hay ninguna evidencia científicaque pruebe que estas suposiciones sean correctas en el caso de las bajas dosis recibidas por el examen de rayos-X para diagnósticos médicos.

 

La dosis equivalente es igual a la dosis absorbida, multiplicada por el factor de peso conocido como WR. que es una constante que se supone es una medida del daño biológico del tejido causado por un determinado tipo de radiación. El ICRP ha establecido valores para diversos tipos de radiación: para los rayos-X el WR es 1,0; para las partículas alfa del radón (que nos regala por año una generosa cantidad de radiación a nuestros pulmones) es de 20. Si la dosis absorbida se especifica en gray, la dosis equivalente se da en Sievert.

 

De acuerdo a John Cameron, profesor emérito de la Universidad de Wisconsin, en Madison, uno de los pioneros mundiales de la aplicación de la Física en medicina, la constante biológica usada para calcular estas cantidades son incorrectas porque no tienen en cuenta la tasa de la dosis de radiación. Se ha conocido durante mucho tiempo que los tejidos pueden tolerar una gran distribución de radiación durante largos períodos de tiempo.

 

Los mecanismos naturales de protección del organismo pueden tomar cuenta de los daños a las células, a bajos niveles de radiación. La existencia de dicho mecanismo de reparación es la principal razón por la que los tratamientos de radioterapia se extienden durante varias semanas en lugar de darse en una sola y potente exposición. Los tejidos normales tienen tiempo de repararse cuando la radiación se administra en dosis pequeñas.

 

Aunque es difícil que el lector común pueda llegar a comprender a fondo todo (o gran parte) de lo relacionado con la radiación, por medio de lo que se expone aquí tendrá las bases para poder darse cuenta si le están queriendo «vender un buzón». Para una mayor comprensión del efecto de las bajas dosis de radiación, recuerde lo que explicaba el científico francés Jacques Pradel en el capítulo anterior, y que lo refería al aumento de altitud de nuestros hogares o a la permanencia dentro de los mismos, para darse cuenta de lo ridículamente pequeños que son los riesgos de las radiaciones de bajo nivel.

 

Lo que le quiero decir en este capítulo es que el accidente de Chernobyl y sus «terribles» consecuencias son otro mito más del Ecologismo Internacional. ¿Recuerda que entonces era primer ministro de Rusia el Sr. Mijail Gorbachov? ¿Sabe que hoy es el dueño de una gigantesca fundación ecologista llamada Green Cross? ¿Sabe que con el cuento de Chernobyl y la «imperiosa» necesidad de descontaminar las zonas esta fundación recauda millones de dólares? Ponga estas piezas del rompecabezas ecológico en su lugar y siga buscando otras para poder tener la imagen final.

 

Tal como se sospecha en los EEUU, que el mentado accidente de Three Mile Island fue «preparado» desde el Departamento de Estado para iniciar la campaña de eliminación de la energía nuclear para la producción de electricidad (recuerde que el presidente era el ecologista James Carter), se sospecha que las instrucciones para cortar la refrigeración del núcleo del reactor de Chernobyl (cosa que ningún operador en su sano juicio se le hubiese ocurrido hacer . . . a menos de tener a la KGB a sus espaldas) vino en realidad de los más altos niveles del Politburó. ¿Para qué? Un accidente nuclear es, como dije más arriba, un regalo de los dioses para el ecologismo. Una hipótesis dice que Gorbachov sabía que sus días como político estaban contados, y que debía buscar otro medio de vida lo más rápidamente posible. En lo posible, uno que conjugara un excelente nivel de vida con sus desmesuradas ansias de poder . . . y la ecología era el mejor de los caminos para llegar a su objetivo. Ahora está allí, y los pueblos de Ucrania, Belarus y Rusia le han pagado el pasaje.

 

 No se encontró aumento del cáncer

 

Las dosis para cuerpo entero provocadas por Chernobyl, fuera de la ex URSS son tan bajas, que no debemos temer por aumentos en la tasa de cáncer o defectos hereditarios. De hecho, no se ha encontrado ningún aumento de tales efectos provenientes de la radiación liberada por Chernobyl. Los estudios epidemiológicos en 19 países de Europa tampoco revelan una variación en la incidencia de casos del síndrome de Down después de Mayo de 1986 (de Walls et al, 1988). En las repúblicas de la vieja URSS que tuvieron el mayor «fallout» de Chernobyl, no se registraron cambios en las anomalías congénitas que se pudiesen asociar con Chernobyl (Little, 1993). Estos resultados concuerdan de manera absoluta con las primeras observaciones en Hiroshima y Nagasaki, donde no se observaron defectos genéticos entre los descendientes de los sobrevivientes de los bombardeos atómicos.

 

Fuera de la Unión Soviética no se ha encontrado un aumento en la incidencia de casos de leucemias o cánceres sólidos que puedan atribuirse a la radiación de Chernobyl (Cardis et al., 1996; Parkin et al., 1996).En las regiones muy contaminadas de la Unión Soviética no se encontró un aumento de los cánceres o las leucemias, excepto para cánceres de la tiroides, que se descubrió en un estudio realizado por más de 200 expertos internacionales cuatro años después del accidente (ICP, 1991) y en otros estudios posteriores (Cardis et al., 1996).

 

La incidencia de todos los cánceres se ha incrementado en Ucrania, lo mismo que ocurre en todas partes del mundo, debido al envejecimiento de la población ­ más gente llega a vieja, edad ideal para tener cáncer (Satonsky, 1993).

 

Sin embargo, en las regiones contaminadas de Ucrania, esta incidencia es menor al promedio para el resto del país. ¿Sorprendente? No, de ninguna manera. En las regiones contaminadas de Belarus, la incidencia de leucemia (un máximo que debió hacerse notar ya en 1991) no ha cambiado entre 1982 y 1994.

 

¿Por qué dije que no es sorprendente que los índices de leucemia hayan sido menores? Porque la mayoría de la gente que vivía en las regiones contaminadas recibieron dosis de radiación que iban de los 5 hasta los 100 mSv. Los estudios epidemiológicos realizados entre los sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki muestran que, a tales dosis, se produce una disminución de las tasas de incidencia de leucemia y no un aumento. Este efecto también se ha comprobado entre los trabajadores de la industria nuclear en Canadá, EEUU y la Gran Bretaña; entre los pacientes irradiados con rayos X; y entre los pobladores de una villa al este de los Urales, irradiada a consecuencia de una explosión térmica en una instalación militar rusa (Jaworowski, 1997).

 

 3) Los «Liquidadores»

 

El seguimiento realizado entre los «liquidadores» ­ los trabajadores que se encargaron de apagar el incendio y construir el famoso sarcófago de cemento sobre el reactor quemado ­ es mucho más activo que el realizado entre el resto de las poblaciones de Belarus, Ucrania y Rusia, por supuesto. La intensidad del muestreo, en efecto, puede influenciar en gran medida la observada incidencia de enfermedades. Entre los «liquidadores», la incidencia de enfermedades (980 sobre 1000 hombres en edad de trabajo por año) es un 25% menor que entre la población general de Rusia (1.300 sobre 1.000), y no se ha observado ningún aumento en la incidencia de leucemias (Tukov y Dzakoeva, 1993).

 

De acuerdo a Logachev, et al. (1993), la cantidad de neoplasmas entre los «liquidadores» de Ucrania no aumentó durante los primeros siete años después del accidente. Entre los «liquidadores» de Belarus, la incidencia de cáncer fue un 22% menor en los hombres, y un 9% en las mujeres, que entre la población general del resto del país (Okeanov et al. 1996).

 

 Cáncer de Tiroides en los Niños

 

Estimar los efectos del iodo radioactivo dispersado por Chernobyl y concentrado en la glándula tiroides de la gente de las regiones contaminadas es mucho más difícil que estimar los efectos para el cuerpo entero. Una de las razones es que existe una gran incerteza en las estimaciones de las dosis de radiación para tiroides recibidas en estas regiones. Agregado a esto, los estudios epidemiológicos de pacientes que recibieron iodo-131 para tratamiento terapéuticos o para diagnósticos, se ha comprobado una menor incidencia en los cánceres de tiroides después de recibir dosis más altas que las recibidas por los habitantes de las regiones contaminadas.

 

Es bien conocido que los cánceres de tiroides aparecen después de 6 a 9 años de la irradiación externa con rayos-X o gamma. Ningún estudio sobre los niños ha encontrado un exceso de cáncer de tiroides a los 5 años de exposición, aún después de altas dosis terapéuticas (Tucker et al. 1991; Ron et al. 1995) Sin embargo, en la ex URSS el aumento de la incidencia de cáncer de tiroides se registró ya cuatro años después del accidente (Prisyazhniuk et al. 1991; Kazakov, et al., 1992) y aún un año después (Remennick et al., 1996)hay algo en estos estudios que no anda bien: va contra las observaciones epidemiológicas y la experiencia de muchas décadas en la ciencia de la radiación.

 

De acuerdo a las investigaciones de científicos suecos sobre el iodo-131, no se debería esperar un aumento en la incidencia de cáncer de tiroides en Ucrania, Belarus y Rusia. Los ecologistas antinucleares le preguntarán«¿Por qué, entonces, durante los últimos 10 años el aumento observado de cánceres entre los niños de Belarus se ha multiplicado por un factor de 45 y el de Rusia y Ucrania por un factor de 4?» El número total de cáncer de la tiroides registrado en los niños hasta 1995 era de 650, y a la fecha, 3 niños han muerto (OECD, 1996). Debemos notar que los cánceres de la tiroides son curables en un 90% de los casos (Reiners et al., 1996). Veamos la respuesta a la pregunta que nos hacen los antinucleares:

 

 El Factor Muestreo

 

También se observó un aumento del cáncer de la tiroides entre los «liquidadores» de Chernobyl (Cardis et al., 1996). No está claro aún si el observado aumento estuvo provocado por el iodo-131, o por algún otro factor. El más importante de esos factores es el proceso de muestreo («screening«), y el aumento de la preocupación de los padres, maestros y médicos (Ron et al., 1992, Beral y Reeves, 1992, y muchos otros).

 

Que la radiación del accidente de Chernobyl es la causa de los cánceres de tiroides es sugerida por la distribución de las edades de los niños con estos cánceres en Belarus y Ucrania. La mayor incidencia de estos casos apareció en un grupo de niños que tenían de 1 a 2 años al momento del accidente ­ es decir, en el período en que la glándula tiroides tiene la mayor sensibilidad a la radiación (Reiners et al., 1996). Sin embargo, este grupo bien puede ser uno cuyos padres estaban más alertas sobre la necesidad de un muestreo.

 

En algunas regiones en particular, la incidencia del cáncer de tiroides no estuvo directamente relacionada con las dosis de radiación a la tiroides. Por ejemplo, entre las cinco regiones de Belarus, el área de Brest tiene la segunda mayor incidencia de cáncer de tiroides, pero las radiaciones de la tiroides fueron menores que para el resto del país; en efecto, las dosis de Brest fueron similares a las de Minsk, donde se encontró la menor incidencia de cánceres de tiroides. En el área de Mogilev, las dosis de radiación de tiroides fueron tres veces más altas que las de Brest, sin embargo, la incidencia de cáncer de tiroides fue tres veces menor.

 

 La Experiencia Polaca

 

En una parte de Polonia, adyacente al área de Brest (las provincias de Bialystock y Bielsk Podlaski) donde las dosis de radiación de tiroides en niños fue similar a las de Brest (en Bialystock la dosis promedio fue de 30mSv) no se registró ningún aumento en la incidencia de cánceres de tiroides ( ! ). Tampoco se registró ningún aumento en el resto de Polonia, aún cuando el 5% de los niños polacos recibieron dosis de 200 mSv, que era similar a la encontrada en la muy contaminada región bielorusa de Gomel.

 

Resulta curioso comprobar que, en 1993, el mayor número de cánceres de la tiroides encontrados en Polonia fue en las regiones donde la radiación en tiroides fue la más baja (Poznan y Gdansk) mientras que el menor número de casos se encontró en la provincia de Opole, al sudoeste de Polonia, y en la provincia de Bielsk Podlaski, que tuvieron las dosis más altas de radiación de tiroides. De acuerdo a las investigaciones suecas, las dosis de radiación recibidas en la tiroides de los polacos eran demasiado pequeñas para causar el cáncer de tiroides. Las bajas dosis de radiación en tiroides recibidas en Polonia pueden deberse, en parte, a la administración de iodo estable a 10.5 millones de niños y 7 millones de adultos, lo que saturó la glándula y bloqueó de manera parcial la absorción del iodo radioactivo.

 

La falta de aumento en los casos registrados de cáncer de tiroides en Polonia, sin embargo, se debió con toda probabilidad a una causa de naturaleza política y no radiológica. Al revés que en Belarus, Ucrania y Rusia, ninguna región de Polonia fue declarada «contaminada», y no existieron motivaciones económicas o psicológicas para un aumento de la preocupación de los padres o equipos médicos, y para el cambio en la cantidad o calidad de los exámenes médicos.

 

Si esas motivaciones hubiesen existido, se podría esperar un aumento considerable en el número de cánceres de tiroides en Polonia ­ o cualquier otro país del mundo. Tal aumento puede ocurrir también después de la implementación de un proyecto epidemiológico tendiente a detectar cualquier aumento en los cánceres de tiroides. Esto se debe al gran número de casos ocultos de cáncer de tiroides, aquellos que no presentan manifestaciones clínicas y que ocurren normalmente en las poblaciones de todos los países ­ irradiados o no. (Fransilla y Harach, 1986; Harach et al., 1985). Por lo tanto, de acuerdo al profesor Jaworowski y muchos otros investigadores, el aumento de cánceres registrado en la URSS después del accidente se debe a una intensificación y mejoramiento de los diagnósticos, más que a un real efecto de la radiación.

 

 Efectos No Debidos a la Radiación

 

Casi 5 millones de personas en la URSS han sido afectadas por un severo «stress» psicológico que condujeron a enfermedades psicosomáticas (Filushkin, 1996)Este daño real sobrepasa ampliamente a cualquier riesgo hipotético causado por los niveles de baja radiación de las áreas contaminadas. Sí, bajos niveles de radiaciónhay que decirlo de una vez y gritarlo para que todo el mundo lo escuche, porque la radiación que contaminó a las regiones cercanas al reactor de Chernobyl son consideradas normales como radiación de fondo en muchas otras partes del mundo.

 

El stress psicológico sufrido por los habitantes de estas áreas contaminadas, al conven-cerlos de que era fatalmente peligroso seguir viviendo allí, aún cuando la radiación, como dije recién, era menor que la radiación natural de muchos países donde la población ha vivido desde tiempos inmemoriales sin ningún signo de efectos adversos para la salud.

 

Los responsables por haber aplicado estos masivos efectos de stress son los medios de prensa de Rusia y del resto del mundo, las mal aconsejadas decisiones políticas del gobierno soviético y de los posteriores, y del sistema de normas de radiación establecido por la hipótesis lineal no-umbral de la Comisión Internacional de Protección Radiológica.

 

La profesión médica también jugó un papel importante en esto, basado en un conocimiento de los efectos de la radiación formado más por los medios de prensa que por un currículum universitario. Muchos médicos interpretaron los síntomas de enfermedades comunes como los efectos de la radiación. Esto fue común en Polonia y otros países fuera de la URSS, donde, a consecuencia de incompetentes consejos varios cientos de miles de abortos se practicaron sobre embarazos «deseados», para evitar inexistentes daños de la radiación sobre el feto (Trichcopolus et al., 1987; Spinelli y Osborn, 1991; Czeizel, 1994).

 

En los países de la Unión Soviética los errores de diagnóstico asumieron tales niveles catastróficos, que aún un dolor de muelas o sequedad de la boca se consideró como un «efecto Chernobyl» (ICP, 1991). Más aún, una enfermedad imaginaria, inexistente, se inventó para ajustarla a la situación post accidente: la «distonia vegetativa«, supuestamente provocada por la radiación de Chernobyl. Este diagnóstico, sin tests definitivos de diagnóstico, fue usado por los padres y los médicos para ajustarse a las diversas quejas de los niños, y aceptada por los adultos como una explicación para síntomas vagos. En una oportunidad, hasta 1000 niños fueron hospitalizados solamente en Kiev, a menudo durante semanas, para el tratamiento de esta «enfermedad» inexistente. (OECD, 1996). Hablando con toda precisión, el «chanterío» (es más precisa que «ineptitud«), ha imperado en el tema Chernobyl desde sus momentos iniciales y el ecologismo hizo su cosecha.

 

Durante los últimos 12 años, los medios de prensa y las figuras políticas de la ex URSS (ya sabemos quién . . .) han tratado de convencer a la población de las regiones contaminadas de Belarus, Ucrania y Rusia de que la radiación de Chernobyl amenaza su salud y sus vidas. Más del 55% de los habitantes de las regiones contaminadas y de las que no lo estaban, creen que la radiación de Chernobyl provoca su stress psicológico (Ageeva, 1996).

 

Esta creencia ha conducido al aumento de la incidencia de sufrimientos no relacionados con la radiación, tales como enfermedades del sistema gastrointestinal, depresión y otros disturbios emocionales, jaquecas, perturbación del sueño, insomnio, dificultades en la concentración, inestabilidad emocional, incapacidad para trabajar y así por delante (ICP, 1991; OMS, 1995; Ivanov y Tsyb, 1996).

 

 La Creación de Víctimas

 

Este problema fue agravado por la declaración oficial que millones de personas deberían ser declaradas «víctimas de Chernobyl«. Se promulgaron leyes para darle a esta gente compen-saciones financieras, llamado por los lugareños «subsidio de ataúd«. Solamente en Ucrania, esta categoría comprendió a más de 3 millones de personas, y el costo involucrado representó un sexto del presupuesto del Estado (OECD, 1996).

 

En la empobrecida Belarus, tales subsidios totalizarán para el año 2015 la suma de 86.000 millones de dólares (Rolevich, 1996). Para millones de los beneficiarios, cada vez que firman el recibo de su paga mensual, confirma que ellos realmente son «las víctimas de Chernobyl». Porque sino, ¿quién les pagaría dichas sumas si no existiese un real detrimento de su salud, o si no existiese una situación de riesgo radioactivo que, tarde o temprano, les provocará tal detrimento de la salud?

 

Nadie les dice a estas «víctimas» que la pequeña dosis que recibieron (promediando de 6 a 60 mSv en varias regiones), o que las altas dosis de los «liquidadores» (170 mSv en 1986) están por debajo de los 200 mSv, nivel por debajo del cual no se registraron cánceres en Hiroshima y Nagasaki. Ni tampoco se les dice que los sobrevivientes irradiados por los ataques nucleares han sobrevivido más que los sobrevivientes no irradiados, y que tampoco se han registrado aumentos de deformidades congénitas en sus descendientes.

 

 Reubicación Innecesaria

 

La segunda causa en importancia de los efectos no debidos a la radiación es la legislación (actualmente en vigencia) que ordena la reubicación de unas 850.000 personas, y que ya ha relocalizado a unos 400.000 habitantes de las regiones contaminadas (Illyn, 1995; Filyushkin, 1996). La reubicación continuó aún en 1992. Provocó la destrucción de familias y redes sociales de comunidades enteras y de lugares de trabajo, y expuso a las personas reubicadas al resentimiento y ostracismo en las nuevas localidades, donde los lugareños les trataron, con razón, como intrusos privilegiados.

 

A pesar de estos inconvenientes, un 70% de la población que vivía en las regiones conta-minadas deseaba ser reubicada, probablemente influenciada tanto por el miedo a la radiación como por los incentivos financieros y la esperanza de mejores niveles de vida que surgirían de la reubicación ordenada por el gobierno (OECD, 1996).

 

La reubicación fue una medida drástica, cuyo motivo declarado fue el de proteger la salud, y específicamente la protección contra los daños al ADN en las células somáticas (lo que podría provocar cáncer) o en las células genéticas (lo que podría provocar defectos congénitos). El hecho concreto es que la irradiación de todo el cuerpo humano con 1 mSv anual ­ el nivel donde se comenzó la reubicación ­ provoca en cada célula alrededor de 0.2 rupturas del ADN por año, o 14 rupturas en 70 años. Estas rupturas del ADN inducidas por la radiación son del mismo tipo que muchas rupturas espontáneas causadas por otros factores; sólo difieren la proporción de los distintos tipos.

 

La cantidad de rupturas espontáneas (naturales) del ADN, por ejemplo, causada por los procesos termodinámicos del propio cuerpo humano y la acción de los radicales libres (tales como el OH, peróxidos y óxidos reactivos) es de 70 millones por célula y por año (Billen, 1990). Este número nos da una indicación de la capacidad de los mecanismos de reparación del ADN y de otros mecanismos de homeostasis que, en el fluir de los cambios físico-químico conservan la integridad de los organismos durante la vida del individuo y a través de miles de generaciones.

 

Esto muestra también lo absurdo de la reubicación en masa ocurrida en la ex URSS. La intención declarada era la de proteger a la población contra 14 rupturas del DNA durante 70 años, cuando en el mismo período de tiempo y, como resultado de causas naturales, se producirían 4.9 mil millones de rupturas espontáneas por célula! La probabilidad de que estas 14 rupturas provocasen un cáncer – como opuestas al cáncer provocado por la ruptura de las 4.9 mil millones de rupturas naturales ­ es de 1 en 350 millones, lo que prácticamente quiere decir: CEROEs más fácil ganarse el Loto…

 

 Chernobyl para la Historia

 

Las muertes iniciales causadas por la radiación de Chernobyl totalizaron 31 personas: 28 víctimas murieron por enfermedad aguda de radiación; 3 personas más sucumbieron a las pocas semanas como consecuencia de factores no relacionados con la radiación. Durante los siguientes 10 años, 3 niños murieron de cáncer de tiroides, pero no está totalmente claro que estas 3 muertes y otros 679 cánceres de tiroides registrados hasta 1995, fueran provocados por la radiación de ChernobylComo se hizo notar antes, los cuidadosos estudios de pacientes Suecos, que no mostraron un aumento de la incidencia de cáncer de tiroides después de la irradiación con dosis de iodo radioactivo mayores que las sufridas en Chernobyl, indican que estos cánceres no son producto del accidente de Chernobyl.

 

Las consecuencias psicosomáticas, por otro lado, aparecieron en gran cantidad de los habitantes de las regiones contaminadas. La causa de estas consecuencias psicosomáticas no fue la radiación ni ningún otro factor físico, sino la histérica radiofobia inducida por los medios de prensa y las inadecuadas regulaciones y políticas basadas en la hipótesis lineal no-umbral y las absurdas recomendaciones de la ICRP y de las agrupaciones ecologistas.

 

Aparte de las enormes pérdidas económicas en la URSS, producto de las estúpidas políticas implementadas por el gobierno (Becker, 1996), en términos de muertes tempranas y tardías, la catástrofe de Chernobyl debe considerarse un incidente muy menor, en comparación a otros accidentes industriales del Siglo XX. Por ejemplo, la catástrofe del dique de Vaiont, Italia, destruyó en 1963 cinco poblaciones y mató a 2.000 personas. La liberación de 30 toneladas de isocianuro de metilo de la fábrica en Bhopal, India, mató en el acto a 1.760 personas y más muertes posteriores, llevaron el balance total a 15.000. Unas 200.000 personas resultaron heridas y desarrollaron síntomas patológicos como enfermedades pulmonares y oculares, desórdenes neurológicos y del sistema nervioso central, incluyendo parálisis, desórdenes y anormalidades gastrointestinales, cardiovasculares, reproductivas e inmunológicas (Jaworowski, 1996).

 

Es impactante que los dos más famosos accidentes nucleares, que están constantemente siendo recordados por la prensa como «caballito de batalla» de las campañas antinucleares ­ Three Mile Island y Chernobyl ­ son los que menos muertes han producido (en el caso de Three Mile Island no se produjo ninguna muerte). Una de las causas para esta visión desequilibrada es precisamente la hipótesis lineal no-umbral de daños por la radiación, que fue también el factor más importante responsable de la iniciación y prolongación ad æternum del mito de Chernobyl y de sus historias de terror. En los próximos años, la refutación de la hipótesis lineal ­ propuesta y constantemente reclamada por los más distinguidos científicos de la protección radiológica del mundo ­ debería ayudar a dar forma a un enfrentamiento más racional de la protección radiológica de la población y una estimación más realista de los riesgos provenientes de la industria nuclear.

 

Chernobyl fue la peor de las catástrofes posibles de un reactor pésimamente construido, con un derretimiento total del núcleo, seguido de la dispersión de radionucleidos a la atmósfera. No podía pasar nada peor. El resultado fue una comparativamente pequeña cantidad de muertes, equivalente a menos de la mitad de las muertes producidas en el tráfico de una semana en Argentina. Cuando la irracionalidad y los temores de Chernobyl finalmente se aplaquen, en los siglos venideros se verá a esta catástrofe como una prueba de que los reactores de fisión nuclear son una manera muy segura y eficiente de producir energía.

 

 

 

 

 

Referencias para consultar:

 

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Capítulo 13 - ¿Natural o sintético?

Hechos poco conocidos Sobre las substancias cancerígenas contenidas en los productos naturales

¿Lo Natural es Sano?

Está muy extendida la creencia de que todas las comidas «naturales», especialmente los llamados productos «orgánicos» son sanos y buenos para la salud, mientras que los productos cultivados mediante la ayuda de pesticidas sintéticos son dañinos para la salud. Si usted piensa lo mismo, piense de nuevo. O mejor, lea atentamente este capítulo y compruebe por usted mismo cuáles son los hechos científicos.Una gran cantidad de substancias que existen de manera natural en los alimentos es cancerígena, es decir, provocan cáncer en los animales de ensayo o en los seres humanos. Sin embargo, los ensayos sobre animales son algo que es necesario «tomar con pinzas» porque algunas substancias que provocan cáncer en ciertos animales, en otro no parecen hacerlo a la misma dosis, y lo mismo sucede con los seres humanos. Por otra parte, no está demasiado claro si los experimentos realizados alimentando animales con dosis masivas de substancias tóxicas pueden ser extrapolados a los seres humanos, que no se ven expuestos a dosis que, proyectadas al hombre resultarían ser de kilogramos (a veces de toneladas) de tóxicos que ningún ser humano estará ni remotamente cerca de ingerir o de tocar.

Además, la definición de «cancerígena» que recibe una substancia, no quiere decir que la ingestión o el contacto con ella le provocará un cáncer. Veamos esto con poco más de detalle: con el objeto de establecer las dosis máximas o las prohibiciones sobre algunas substancias, se define como cancerígena a la substancia o compuesto que provoque cambios en el ADN, que lleven al crecimiento descontrolado de las células, es decir, lo que conocemos como cáncer. Los experimentos que se realizan para determinar esta capacidad cancerígena de compuestos y substancias se hacen inyectando, pintando y alimentando de manera forzada enormes y desproporcionadas cantidades de la substancia en cuestión, durante el tiempo que sea necesario, hasta que se observa el desarrollo de algún tumor, que puede ser benigno o maligno. Ya sea uno u otro el tipo de cáncer observado, la substancia se cataloga como cancerígena y se emiten entonces las alarmas correspondientes y se lanzan las campañas necesarias para conseguir su prohibición.

Para los reguladores, carece de toda importancia que se hayan realizado numerosas investigaciones que prueban que una substancia no es cancerígena. Las evidencias negativas no se aceptan, con el absurdo argumento que «quizás la dosis no lo suficientemente elevada, o el tiempo de exposición no fue del largo necesario para provocar la aparición del cáncer«. La lógica y el sentido común (¡qué escaso se ha convertido!) nos indican que lo razonable sería determinar si las substancias con las que entramos en contacto todos los días, a las dosis que se hallan en los alimentos y productos manufacturados, nos pueden provocar cáncer, o si resultan inofensivas o, al revés, muchas son beneficiosas.

La actual suposición de que todo lo «natural» u «orgánico» resulta beneficioso y que lo «sintético o artificial» es tóxico, va en contra de todo el conocimiento científico disponible en la actualidad. Los compuestos sintéticos están presentes en los alimentos a niveles mucho más bajos que los cancerígenos naturales que producen las plantas o que tienen todos los alimentos, del origen que se desee. Además, en muchísimos casos, los compuestos sintéticos tienen una potencia cancerígena mucho menor que los cancerígenos naturales de nuestros alimentos. Como siempre, recuerde al Axioma de oro de la Toxicología: la dosis es el veneno. Muchos cancerígenos se producen en los alimentos durante su cocción y por la acción de microorganismos. Estos cancerígenos son más numerosos, están más ampliamente distribuidos y en muchos casos son más potentes que los cancerígenos sintéticos.

 

Pesticidas naturales

Las plantas no tienen piernas para huir de sus depredadores –como el resto de los seres vivos del planeta. Para protegerse contra ellos, producen substancias químicas que repelen los ataques y se conocen como los «pesticidas naturales». Resultan muy tóxicos para los atacantes y les confiere a las plantas una defensa muy efectiva. Existen otras substancias en las plantas cuyo rol se desconoce, pero que también son «cancerígenas». De cualquier modo que sea, estas substancias químicas no son nada nuevo para la ciencia, son «100% natural» y han estado con nosotros desde que aparecimos en la Tierra.Estos tóxicos se encuentran en todos los alimentos que ingerimos, pero hasta ahora han recibido muy poca atención. Después de todo, son «naturales» y lo natural, supuestamente, no hace daño. Macanas. En realidad, nuestros alimentos contienen toxinas y cancerígenos naturales en cantidades 100.000 veces mayores que los productos sintéticos fabricados por el hombre, como los pesticidas y los residuos de PCB.

Lo importante, es que nuestros organismos reaccionan y manejan todas las substancias químicas de la misma manera, sin importar el origen de las mismas. Se repite aquí la errada visión del ecologismo: la radioactividad natural no es dañina; la provocada por el hombre sí lo es –aunque tengan el mismo nivel. Más que estúpido, este es un razonamiento inmoral. La creencia popular, alentada por el ecologismo y los «naturistas», es que la mayor amenaza para nuestra salud proviene de los productos sintéticos en nuestras comidas. Y esta falacia está alentada por los titulares de la prensa y los informes de la televisión que nos «alertan» del peligro que representan los aditivos o pesticidas en los alimentos.

Fíjese en la creciente popularidad de los productos «orgánicos» que se cultivan sin fertilizantes ni pesticidas. La mayoría cree en el eslogan «si es natural, es bueno«, y muchos consumidores pagan precios más altos por esos productos –de muy inferior calidad- en un intento por eludir a las substancias sintéticas que puedan haber en sus dietas. Como estamos viendo, y como se comprobará más adelante, «natural» no quiere decir «libre de toxinas«. Por el contrario, la mayoría de los pesticidas que ingerimos son de origen «natural». Los científicos reconocen ahora la falsedad de la creencia en que la mayoría de los cancerígenos en nuestras comidas proviene de los residuos o aditivos sintéticos.

 

Cáncer y el Ambiente

De acuerdo a las estimaciones de la American Cancer Society de 1996, para 1997 se producirían unas 550.000 muertes por cáncer en los Estados Unidos. Una de cada cuatro personas probablemente desarrollará un cáncer durante el curso de su vida. Son cuatro los tipos de cáncer que toman cuenta de la mitad de las muertes: Pulmón, colon-recto, mama y próstata, y el cáncer es la segunda causa de muerte –después de las enfermedades coronarias. La tercera causa es el derrame cerebral.Pero, ¿cuáles son las principales causas del cáncer? Hace muchos años, la OMS (Organización Mundial de la Salud) llegó a la conclusión que la mayoría de los cánceres se producen según el estilo de vida y otras fuentes ambientales y, que por consiguiente, son evitables. Nuevamente, macanas. Esta conclusión dio ímpetu para la investigación e identificación de los factores de riesgo que podrían contribuir al desarrollo del cáncer.

Algo que llevó a la OMS a pensar en un origen ambiental para ciertos cánceres, fue la observación que la incidencia de estos cánceres había cambiado rápidamente durante los últimos años. Por ejemplo, el cáncer de estómago era una de las causas de muerte más común en los Estados Unidos a principios del siglo. Pero que hoy es de rara frecuencia. Por otro lado, el cáncer de pulmón era bastante raro antiguamente, pero hoy es la principal causa de muerte por cáncer entre hombres, y desde 1997, entre las mujeres.

Estos cambios ocurrieron con demasiada rapidez como para poder ser explicados por los cambios genéticos de la población norteamericana. Otras evidencias importantes que apoyaban la teoría del origen ambiental de ciertos cánceres son las incidencias muy variables de los tipos de cáncer, de un país a otro, y que no pueden atribuirse a las diferencias genéticas que existen entre diferentes grupos de población. Los descendientes de inmigrantes adquieren, en una o dos generaciones, el patrón de incidencia de cáncer del país de adopción. El mejor ejemplo de esto lo constituyen los descendientes japoneses que llegaron a California a principios del siglo 20. En una o dos generaciones, los descendientes americano-japoneses desarrollaron una menor incidencia de cáncer de estómago y una mayor tasa de cáncer de mama que sus parientes que permanecieron en Japón, donde las tasas de estos cánceres son inversas a las de los Estados Unidos.

De las principales causas de cáncer, se piensa que la dieta es una de las más importantes a nivel individual: puede llegar a contribuir con el 66% de todos los casos de cáncer. Es importante, llegados a este punto, hacer notar a la gente que la humanidad no está experimentando una epidemia de cáncer. Con algunas contadas excepciones, la incidencia de la mortalidad por cáncer está en declinación. El aparente aumento en la incidencia de algunos cánceres –como el de próstata- de deban probablemente a un mejor muestreo y diagnóstico.

 

¿Qué es un Cancerígeno?

Por definición, es una substancia o compuesto que provoca cáncer. De acuerdo a esta definición, prácticamente todo lo que existe en el mundo es cancerígeno. Aunque esta definición parezca simple, existe un enorme debate entre los científicos sobre qué constituye suficiente evidencia para llamar «cancerígena» a una substancia, en especial, a las substancias que provocan cáncer en los seres humanos. Por supuesto, los resultados de estudios epidemiológicos en humanos pueden suministrar evidencia de que una substancia impone riesgos de cáncer, pero la epidemiología tiene sus limitaciones. 

Como ser, la epidemiología puede no detectar débiles efectos cancerígenos, o los efectos enmascarados por variables que confunden los resultados, o efectos causados por exposiciones que ocurren durante largos períodos de latencia. Por razones obvias, los científicos se ven confinados a investigar substancias que han tenido una significante exposición con los seres humanos. El método más confiable de identificar «cancerígenos humanos» es la experimentación con animales. Sin embargo, los científicos tienen sus reservas acerca de ello, debido a la inherente incertidumbre sobre si las respuestas de los animales son «proyectables» a los seres humanos, y segundo, si las condiciones de experimentación en laboratorio son representaciones adecuadas de las condiciones en que se da la exposición en los seres humanos. Los científicos no se han puesto de acuerdo sobre estos asuntos básicos. Pero, para el propósito de las regulaciones gubernamentales, este asunto se ha resuelto mediante la aplicación del «principio de la prudencia«: las incertidumbres se manejan por el sistema del «peor caso posible«, es decir, cualquier substancia que aumente de manera significativa la incidencia de cualquier tipo de tumor en alguna especie animal, a cualquier dosis que sea, se considera cancerígena. 
Pero, los estudios diseñados para identificar cancerígenos (y particularmente los estudios usados para identificar a los cancerígenos a los que los seres humanos están expuestos en sus dietas), se realizan alimentando esas substancias a muy elevadas dosis –que apenas están por debajo de la dosis letal por intoxicación violenta- a los pobre animales, por lo general ratas y cobayos, durante toda la vida de los mismos. Como la definición usada por los gobiernos es la que se usa para prohibir alguna substancia, yo la usaré también para nuestra conversación: nos estaremos refiriendo a una substancia como cancerígena siempre que haya algún estudio sobre animales que demuestre que la substancia tiene un efecto cancerígeno, por absurdo que parezca usar una definición de por sí estúpida.

Es importante recordar y tener muy presente que normalmente hay muy poca o ninguna evidencia que provenga de observaciones directas en humanos que demuestre que una sustancia en particular resulta cancerígena en los humanos. El método usado para definir alguna cosa como cancerígena se adoptó en el pasado, cuando la limitada comprensión científica sugería que los cancerígenos eran pocos, y que la mayoría no eran naturales sino de origen sintético. Este enfrentamiento surgió de una visión simplista del problema del cáncer y proporcionó una vana esperanza de que se podrían alcanzar reducciones substanciales de la incidencia de cáncer por el simple medio de prohibir una comparativamente pequeña cantidad de substancias químicas sintéticas. Craso error, que por suerte está siendo corregido.

Hemos comprobado que los cancerígenos son muchos, en lugar de pocos, y que un gran número de ellos se dan de manera natural en el ambiente y los alimentos, y que dan los mismos resultados cuando se usan en animales, bajo las mismas condiciones empleadas para las substancias sintéticas. De modo que ahora sabemos que la mayoría de estos cancerígenos naturales están presentes en nuestras dietas, y que es virtualmente imposible de eliminarlos de la misma. ¿Es para ponerse a llorar de miedo? Para nada. Siga leyendo.

Más del 80% de las substancias investigadas en los ensayos sobre animales son de origen sintético industrial. La mitad de ellos son cancerígenos en roedores a la máxima dosis tolerada (MDT), que ya expliqué es la máxima dosis que un animal resiste sin morir al poco tiempo. Sin embargo, los seres humanos están expuestos a miles de veces más substancias químicas que a las sintéticas. Los toxicólogos no esperan que una proporción diferente de los productos naturales sean menos o más cancerígenos que los sintéticos, ya que nuestras defensas no distinguen entre «sintético» y «natural». De hecho, más de la mitad de los productos naturales ensayados resultaron ser cancerígenos.

El eminente toxicólogo Bruce Ames y muchos otros creen que los ensayos con altas dosis conducen a resultados erróneos, y que la división de las células gatillada por las altas dosis es, en sí misma, un factor de riesgo para el cáncer. Por lo tanto, no es correcto decir que algo es cancerígeno sin tener en cuenta la dosis empleada. Otros toxicólogos, un poco más neuróticos por cierto, creen que a causa de la posible existencia de una pequeña población de individuos genéticamente susceptibles, una dosis muy pequeña –teóricamente una sola molécula de substancia cancerígena- es suficiente para causar cáncer. Aquí se repite la absurda teoría –jamás demostrada- del «efecto lineal sin umbral«.

 

¿Qué es un Mutágeno?

Es una substancia que puede provocar cambios genéticos heredables, o mutaciones, en el material genético de un organismo. Los cambios mutagénicos se determinan con frecuencia en ensayos in vitro –es decir, dentro de un tubo de ensayo. En ocasiones, las mutaciones pueden convertir a una célula normal en una cancerosa –una célula que crece de manera descontrolada y produce un tumor. El hecho que los ensayos de mutaciones in vitro son mucho más fáciles de realizar que los ensayos sobre animales, han llevado a la adopción generalizada de los tests de mutación para el muestreo industrial de sospechosos cancerígenos. Mientras que un ensayo completo sobre animales puede llevar muchos años y costar varios millones de dólares, el ensayo para mutaciones requiere sólo de unos pocos miles de dólares y algunos días para completarse. Un creciente número de substancias que ahora se dan como cancerígenas en animales se identificaron primero como mutágenos.El ensayo mutagénico más usado en la actualidad es el Test Ames (así llamado por su descubridor, el Dr. Bruce Ames), que emplea cepas especiales de la bacteria Salmonella typhimurium. Las substancias que en este capítulo se dan como mutágenos, fueron identificadas por medio del Test Ames, y por otros ensayos mutagénicos.

Toxinas y cancerígenos en los alimentos

Mucha gente se asusta cuando se entera de que cancerígenos y otras toxinas poderosas están presentes en nuestras comidas, y su primera reacción es conseguir una lista de las substancias y tratar de no comerlas. Sin embargo, no es necesario evitar estas substancias, ni tampoco es posibleNo existe ninguna dieta humana que esté libre de cancerígenos naturales. Es un hecho comprobado que es muy difícil encontrar alguna comida que no contenga alguna substancia que no sea perjudicial, que ocurren de manera natural o se producen durante la cocción o por la descomposición microbiana dentro de nuestro cuerpo.

Esto fue demostrado por DR. Richard Hall en un artículo publicado en 1977 en la revista «Nutrition Today». (1) El Dr. Hall examinó el menú de un lujoso restaurante y analizó los ingredientes naturales de cada plato, usando el criterio de seguridad que aplica la EPA y la FDA para las substancias sintéticas que se añaden deliberadamente a las comidas. Hall buscó todas las evidencias sobre efectos adversos para la salud que los científicos habían obtenido en su experimentación con animales y seres humanos, y procedió a eliminar del menú todas las comidas que tuviesen ingredientes que no satisfacían los criterios usados para los aditivos. Al final del ejercicio, el Dr. Hall encontró que sólo tenía una comida aceptable: los palmitos. Pero Hall hizo notar que los palmitos habían sobrevivido el estudio solamente porque muy poco se sabe sobre su composición. Si los palmitos hubiesen sido estudiados con la misma profundidad que los demás ingredientes, es muy probable que también se les hubiere encontrado algún compuesto potencialmente tóxico.

Las comidas eliminadas del menú por el examen del Dr. Hall incluían a las zanahorias, rabanitos, cebollas, aceitunas, melones, langostinos, papas, manteca, perejil, panecillos, bróccoli, salsa Holandesa, berro, palta, salsa de hierbas y limón para ensaladas, cuatro tipos de queso, bananas, manzanas, naranjas, café, té, leche, vino, cerveza –y agua. Algunos ítems fueron eliminados porque contenían algún cancerígeno, otros por tener substancias tóxicas.
Este ensayo científico demuestra de manera palpable que lo absurdo reina en el campo de las regulaciones sobre substancias químicas. Los seres humanos hemos estado expuestos a estas substancias tóxicas y cancerígenos naturales desde tiempos inmemoriales y hemos sobrevivido a pesar de una exposición constante.

Por supuesto que jamás se me ocurriría recomendarle que dejara usted de comer o beber ninguna de las comidas y bebidas mencionadas. Por el contrario, siga haciéndolo porque si no se morirá de hambre. Sobre todo, hágalo antes de que choquen los planetas o el fin del mundo que Nostradamus y su legión de avispados seguidores nos profetizan. El asunto es que, con la lista de todas las substancias cancerígenas que le daré a continuación, mi intención no es alarmarle sino, por el contrario, ayudarle a poner la información científica en su adecuada perspectiva –bien lejos de la Paranoia Verde- y recomendarle únicamente que su dieta sea bien balanceada, sea moderada y sobre todo, sea sabrosa.

 

Cancerígenos naturales en la comida

Nitrosaminas y sus precursores: 
Las verduras tienen como normal un alto contenido de nitratos. Remolacha, apio, lechuga, espinaca, rabanitos y ruibarbo contienen unos 200 miligramos (mg) de nitratos por cada porción de 100 gramos (g). Lo que equivale a 2.000 partes por millón, o técnicamente expresado: 2.000 ppm.

Las verduras crucíferas como la mostaza, el nabo y el repollo también tienen un alto contenido de nitratos. El nitrato, en sí mismo, no ha demostrado tener efectos cancerígenos en los animales, pero puede ser convertido por las bacterias de la saliva humana y de los intestinos en nitritos, una substancia que reacciona con otras, presentes en el organismo (aminas y amidas) para producir los compuestos llamados nitrosaminas. Más de 300 nitrosaminas han sido ensayadas en animales para determinar su potencial cancerígeno y un 90% de ellas dieron positivo.

Las nitrosaminas también pueden ingerirse directamente: se usan para «curar» pescados, pollos y carnes. Pero esta es una fuente de exposición relativamente pequeña. La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos estima que el 72% de la exposición a los nitritos que ocurre en la boca y el esófago proviene de la conversión de los nitratos contenidos en las verduras, y sólo un 9% proviene de la ingestión de carnes «curadas», de manera principal, el tocino, salames y otros encurtidos.

Se determinó que la ingestión de nitratos de la población norteamericana promedio es de cerca de 100 mg por persona, mientras que la ingestión de nitritos es de 1 mg, y la de nitrosaminas «preformadas» es de sólo 1 microgramo (?g) por persona. Se estima que los vegetarianos ingieren un promedio de 268 mg diarios de nitratos. Y el contenido de nitratos de las verduras puede incrementarse substancialmente por el uso de los fertilizantes que contienen nitratos, ya sean «orgánicos» o sintéticos.

Sin embargo, se cree que la proporción de nitratos en la dieta, que terminan resultando en nitrosaminas en el organismo, es mínima. En algunos ensayos en animales se comprobó que algunas nitrosaminas son potentes cancerígenos, y algunos científicos creen que son un factor en el cáncer de esófago y estómago. Esta hipótesis, sin embargo, no ha sido comprobada y el informe de un reciente estudio nos da cuenta de una relación inversa entre la incidencia del cáncer de estómago y el contenido de nitratos/nitritos en la saliva del paciente.

Cancerígenos producidos al cocinar: 
La materia marrón y quemada producida cuando se asan, ahuman o se fríen las carnes, es altamente mutagénica. Parte de esta materia proviene del humo del combustible quemado y depositado sobre la carne durante el proceso (el humo de la madera produce dioxina«natural», la misma dioxina que atemorizó a Europa en Julio de 1999 y llevó a varios países a prohibir la importación de carnes de Bélgica. No sólo entre los «sudacas» existen tontos.)

Una vez analizadas estas substancias de la parte quemada de las carnes, se identificaron varias substancias químicas que son mutagénicas y cancerígenas. Una clase importante de tales substancias son las aminas heterocíclicas, formadas cuando ciertos aminoácidos (los bloques básicos que constituyen las proteínas) –parte fundamental de las comidas- son calentados. Las aminas heterocíclicas incluyen nombres abreviados como TrpP1, TprP2, PhIP, IQ, y MelQ, que sólo Dios y algunos químicos saben qué son y para qué sirven.

Estos compuestos son altamente mutagénicos, rivalizando con alguno de los mutágenos más potentes que se conocen, como la aflatoxina B1. Todos son cancerígenos. Las aminas heterocíclicas se pueden encontrar en comidas como las carnes y pescados asados, las tostadas, la cáscara del pan, el café, las papas fritas, etc. La cantidad de ellas está en proporción directa con la temperatura usada para el proceso: se encuentran más aminas heterocíclicas cuando se asan las carnes que cuando son hervidas o cocinadas en microondas.

Por último, otra clase de compuestos que se forman durante la cocción son los carbohidratos policíclicos aromáticos, de los cuales el benzo(a)pireno es un representante notable. No sólo son cancerígenos por derecho propio sino que además potencian la acción cancerígena de otras substancias. No lo dejan a uno vivir tranquilo.

Aflatoxinas y otras toxinas del moho:

las aflatoxinas son un grupo de substancias tóxicas estrechamente relacionadas con el hongo Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus, que crecen en el maní, el maíz, soja, cebada, trigo y otros granos, de manera particular bajo condiciones cálidas y húmedas. Se puede producir alguna contaminación antes de la cosecha, pero la mayor fuente de exposición para los humanos resulta de un inadecuado almacenamiento post cosecha que facilita el crecimiento del hongo. Para evitar esto, las cosechas se fumigan con Bromuro de metilo, que evita la formación del hongo y las aflatoxinas.

Este fumigante está en vías de ser prohibido por los ecologistas porque tendría una acción destructora sobre la capa de ozono. No hay reemplazo para este producto. Los hongos y las aflatoxinas tienen, desde ahora, el campo orégano para hacer estragos sobre nuestra salud. ¿Gracias a quién? Ya lo sabe usted. Responsabilicemos entonces a estos alegres y bienintencionados muchachos por la futura pérdida del 70% de la cosecha de granos del mundo, y de millones de muertes que vendrán como consecuencia de las hambrunas en áfrica, Asia, Sudamérica, etc., y las enfermedades y cánceres provocados por las aflatoxinas. Gracias, Greenpeace, por «salvar» la capa de ozono y evitarnos el sufrimiento de llegar a viejos.

El miembro más tóxico y cancerígeno de esta familia es la aflatoxina B1, sumamente tóxica, agudamente mutagénica e intensamente cancerígena. Se ha demostrado que provoca cáncer en las ratas, ratones, hamsters, trucha arco iris, patos, marmotas, musarañas, cobayos, ovejas y monos. La aflatoxina B1 provoca, fundamentalmente, cáncer de hígado, y es el cancerígeno más potente que se conoce. Es «natural». Menos mal . . .

La aflatoxina se encuentra en la leche de las vacas alimentadas con granos contaminados con aflatoxina (el moho, recuerda?). También se ha encontrado en la manteca de maní, cereales, cocos, nueces y otros alimentos. En los Estados Unidos, las aflatoxinas se encuentran en cantidades de 1 a 3 ppmm (partes por mil millones) en los alimentos susceptibles a dicha contaminación. Se trata de una cantidad sumamente pequeña, y se cree que carece virtualmente de riesgos para los humanos. Pero aún esta minúscula cantidad es cancerígena para la trucha arco iris, el animal más sensible a los efectos de la aflatoxina B1.

El elevado nivel de cánceres de hígado del áfrica Occidental y del Sur de China se atribuye a la contaminación con aflatoxina en los alimentos de esas regiones. La exposición al virus de la hepatitis B, un factor de riesgo bien conocido del cáncer de hígado, es también endémico allí, por lo que la contribución relativa de cada factor para la incidencia del cáncer de hígado aún no ha sido determinada con precisión.

La Sterigomatocistina, una toxina producida por diversas especies de mohos (especialmente del género Aspergillus y Penicillium) se encuentran a menudo en los fiambres caseros como el jamón, bondiola, salames, etc, los granos verdes del café y el trigo. La sterigomatocistina es un cancerígeno del hígado de las ratas y su potencia como cancerígeno es de 1/10 a 1/100 de la potencia de la aflatoxina B1. El maíz esta contaminado con mucha frecuencia con fumonisina, producida por el hongo del género Fusarium. También es un cancerígeno para el hígado humano. Agreguemos a estas toxinas («naturales» todas ellas) a la ochratoxina A, la toxina T-2patulina, ácido penicílico y la griseofulvina. Todas demostraron ser cancerígenas en los ensayos con animales.

Hidrazinas y hongos comestibles:

Los tres hongos comestibles más comunes son el «falso colmenilla» (o «false morel»: Gyromitra esculenta), el hongo cultivado común (Agaricus bisporus), y el hongo «shiitake» (Cortinellus shiitake). Todos contienen buenas cantidades de compuestos de la familia de las hidrazinas, muchas de las cuales han demostrado sus potentes capacidades cancerígenas en animales.


El «falso morel» contiene 11 hidrazinas identificadas, tres de las cuales son cancerígenas. Una de estas, la N-metil-N-formilhidrazina, se encuentra en concentraciones de 50 mg por cada 100 g de porción comestible (500 ppm) y provoca cáncer de pulmón en ratas cuando se administra a la baja dosis diaria de 0,002 mg. Los seres humanos que comen una porción de 100 gramos de este hongo están recibiendo casi la misma dosis, en base a kilogramos de peso corporal. (Las ratas pesan unos 30 gramos cada una, el hombre 70 kg.) que la que provoca cáncer en las ratas durante una exposición prolongada. Muchos pensarían que no conviene vivir con una dieta basada en hongos pero, por fortuna, gran cantidad de estos compuestos cancerígenos se eliminan durante la cocción. Puede seguir gozando de esas sabrosas truchas con salsa de hongos. No se olvide de un buen vino.

Otra hidrazina cancerígena, la gyromitrina, también está presente en el falso morel a concentraciones similares. La metilhidrazina, otro cancerígeno más, está presente en pro-porciones más pequeñas (14 ppm). El más común de los hongos cultivados contiene ácido parahidrazinobenzoico en niveles de 10 ppm. «Natural» y cancerígeno.

Por su parte, el hongo «shiitake» y el cultivado común tienen agaritina, otra hidrazina a niveles de 200 mg por cada 100 gramos de porción (3.000 ppm). Un producto metabólico de la agaritina es mutagénico y altamente cancerígeno. La ingestión de una única dosis de 400 ?g de este derivado, produjo cáncer de estómago en el 30% de las ratas ensayadas. La dosis humana comparable sería (70 kg/30 kg) x (400 ?g) = 929 mg, o unas tres porciones de 100 gramos de estos hongos, suponiendo que toda la agaritina fue convertida al derivado diazonium, cosa que por suerte es una suposición altamente improbable. Aunque no me gus-tan los hongos, tengo amigos que se mueren por ellos. . . pero no de cáncer de estómago.

Allyl tiocianato:

Esta substancia es la que confiere a la mostaza y los rabanitos picantes su penetrante y característico sabor, y se encuentra a 50 – 100 ppm. También la encontramos, en menores concentraciones, en bróccolis y repollos. Aunque «natural», es cancerígeno.

Alcaloides de la pirrolizidina:

Estos compuestos, presentes en los tés de hierbas (tan sanos!) y en las tradicionales tisanas y remedios caseros, son a menudo cancerígenos, mutagénicos y teratogénicos (capaces de provocar defectos congénitos en los bebés) y tóxicos se ingieren de manera crónica. Los alcaloides de la pirrolizidina forman un «encadenamiento cruzado» con el ADN, impidiendo, en consecuencia, la división de las células.

Algunas enfermedades humanas mortales como la cirrosis hepática, la oclusión venosa y el cáncer de hígado están ligadas al consumo de plantas que contienen estos alcaloides. Se encuentran presentes en cientos de especies vegetales y a un nivel muy elevado –hasta un 5% del peso seco de la planta. La intoxicación humana por la ingestión de plantas que contienen alcaloides de pirrolizidina está bien documentada en la literatura médica. Las poblaciones hispánicas e indias del oeste y sudoeste de los EEUU, y del resto de la América Latina para el caso, tienen un alto riesgo de intoxicación debido a sus tradicionales costumbres de usar hierbas «curativas», su ocasional falta de confianza en la medicina convencional y, más co-munmente, en su falta de acceso a la salud pública y cuidados médicos adecuados.

La petasitenina, un alcaloide pirrozilidino, se encuentra en el Petasites japonicus (una especie de tusílago) usado como hierba medicinal expectorante y supresor de la tos. Los tallos de sus flores se usan como alimento y remedio. Cuando se secan, muelen y agregan a la comida de ratas, los tallos de flores provocan una gran incidencia de cáncer de hígado. La petasitenina purificada también provoca cáncer en las ratas y es mutagénica en cultivos bacterianos.

El llamado «coltsfoot» (o pie de potrillo) es el tusílago farfara, una hierba común usada en Japón para similares efectos contra la tos. Contiene al alcaloide senkirkina en concentraciones tan elevadas como 150 ppm (0,015%) y también elevadas cantidades de otro alcaloide sumamente tóxico y cancerígeno, la senecionina. Los brotes secos y molidos de esta planta provocan cáncer de hígado en las ratas.

La «consuelda» (o «comfrey«) es una hierba casi universal que se vende normalmente en herboristerías, comercios de comidas «saludables» y supermercados. Las hojas y raíces su usan para hacer tés y cataplasmas para tratar una gran variedad de enfermedades externas e internas. Muchas recetas vegetarianas y naturistas exigen hojas de consuelda para hacer soufflés, ensaladas y pan. Sus hojas contienen un 0,29% de alcaloides de pirrolizidina tales como la internedina, licopsamina, sinfitina y otros. Nuevamente, cuando se agrega a la dieta de ratas provoca cáncer de hígado. Y aún dicen que «lo natural» es bueno!.

La bien demostrada toxicidad y capacidad cancerígena del comfrey es una causa tan importante de preocupación, que los gobiernos de Australia, Canadá, Inglaterra y Alemania han restringido y hasta prohibido totalmente su venta.

Substancias en helechos:

El helecho Pteridium esculentum y aquilinum es comido por los habitantes de Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos, Canadá y, especialmente Japón, como verduras y ensaladas. También es una planta usada como forraje para ovejas y vacas. Sin embargo, este helecho es la única planta superior que ha demostrado provocar cáncer en los animales. Es extremadamente cancerígena para la vejiga y los intestinos cuando se les administra a las ratas. Causa cáncer de vejiga en el ganado , ovejas y cobayos; tumor de pulmón en ratones; y tumores intestinales en el faisán japonés. Las vacas lecheras alimentadas con este helecho producen leche que resulta cancerígena en ratas, demostrando que la exposición para los humanos puede producirse a través de la leche. El consumo humano del helecho ha sido asociado a una creciente incidencia del cáncer de esófago en el Japón. Como para seguir comiendo helechos.

El principal cancerígeno en el helecho es la piaquilosida, un potente glucósido sesquiter-penoide. La planta también contiene quercetina, kaempferol y otros compuestos mutagénicos de la familia de los flavonoides que pueden contribuir a su potencial cancerígeno. Como si esto fuera poco, también contiene taninos cancerígenos. Una belleza «natural»!

Safrol, estragol, beta-asarone e isosafrol: estos son compuestos estrechamente relacionados (todos son alquenilbencenos) encontrados en numerosas hierbas y en un limitado número de verduras. Son cancerígenos en ratas y ratones. El safrol provoca cáncer de hígado en los roedores. Se lo encuentra en el té de sasafrás y se eleva al 75% del contenido del aceite de sasafrás, usado hace años para saborizar a la cerveza de raíz o «root beer».

El safrole fue prohibido como aditivo de sabor desde 1960, pero es un componente menor de la nuez moscada, la macia, el anís, la canela y la pimienta negra. Esta última también contiene piperina en cantidades mucho mayores (cerca del 10% en volumen) y los extractos han provocado cáncer en varios ensayos de pintura de piel.

El estragole se encuentra en el estragón, la albahaca y el hinojo y, aunque amados por los cheffs, causa cáncer de hígado en los ratones. El beta-asarone es un compuesto importante en el aceite de cálamo aromático que se usaba para darle sabor a los bitters y al vermouth. Provoca cánceres intestinales a las ratas. Por su parte, el isosafrole, componente del aceite Ylan-ylang, un saborizante y odorizante, es cancerígeno para los ratones.

Taninos:

Se encuentran en el café, té, vinos tintos, helecho y muchas otras comidas derivadas de los plantas. En estudios de inyección, los taninos causan cáncer de hígado en ratas y ratones. La gente que mastica habitualmente la nuez de la bonga (principalmente en India, Pakistán y el sudeste asiático) tienen una elevada incidencia de cáncer de la boca que ha sido relacionada con al alto contenido de tanino de esta nuez (10 al 25%), aunque hay otros componentes que pueden intervenir. El extracto de la nuez de bonga causa cáncer en los hamsters. La alta incidencia del cáncer de estómago en Transkei, Sudáfrica, se ha asociado al consumo de variedades de sorgo con alto contenido de tanino. De manera paradójica, algunos taninos son también agentes anticancerígenos.


Psoralenos:

Esta familia de substancias está muy diseminada en la plantas umbelíferas como el apio, las pastinaca y perejil. Los psoralenos se presentan en la pastinaca, por ej., a un nivel de 4 ?g/100 g (40 ppm). En el apio aparecen a 100 ppm (10?g/100 g).

Estos compuestos se tornan mutágenos cuando son activados por el sol. Muchos y distinguidos miembros de esta familia son también cancerígenos, incluyendo al 5-metoxi-pso-raleno y al 8-metoxipsoraleno. Durante una época, los psoralenos eran un compuesto de los aceites para broncear en Europa!

Etil Carbamato: 
Esta substancia se encuentra en la fermentación natural de comidas y bebidas, incluyendo al pan, yogurt, salsa de soja, vinos y cervezas. Las cantidades son pequeñas (alrededor de 1 a 5 ppm), pero el etil carbamato provoca tumores en una gran variedad de tejidos cuando se les administra a ratas oralmente, por inhalación o inyecciones.

Substancias Estrogénicas: 
Una de las más controvertidas discusiones en seguridad alimenticia y toxicología está centrada en los estrógenos ambientales, compuestos que in-teractúan con los receptores estrogénicos, remedando los efectos de los estrógenos naturales del cuerpo. Una teoría bastante provocativa sostiene que los estrógenos ambientales pueden contribuir a la formación de varios cánceres al incrementar la división en las células en los ejidos sensibles a los estrógenos, tales como las mamas y el útero. El aumento de la división celular ocurre de manera natural como parte del proceso de la maduración sexual, pero la estimulación estrogénica prolongada y subsecuente división celular en mujeres post menopáusicas se cree que es un factor de riesgo para estos tipos de cánceres.

Mucha información disponible argumenta que nuestra exposición a los fitoestrógenos (los estrógenos de las plantas) es tan minúscula, y su actividad estrogénica es mucho menos potente que los estrógenos endógenos (las hormonas que circulan por nuestro organismo) que el riesgo de cáncer que presentan los fitoestrógenos no tiene importancia. Muchos fitoestrógenos – tales como la genesteína, cumestrol, estrone y minestro1- se encuentran en plan- tas como lúpulo, soja y alfalfa. Hasta la fecha no existe evidencia alguna de que los fitoestrógenos sean cancerígenos. Sin embargo, los estrógenos de origen animal administrados a roedores, en grandes cantidades, pueden causar (o promover) cáncer en órganos hormonalmente sensibles.

También paradójicamente, se ha demostrado que muchos fitoestrógenos tienen actividad anticancerígena, al reducir la incidencia de cáncer en animales que habían sido tratados con una substancia cancerígena. Uno de los fitoestrógenos anticancerígenos bien estudiados es el indole 3-carbinol, una substancia presente en crucíferas como el coliflor y el bróccoli.

La zearalenona, una toxina producida por un fusarium, también tiene actividad estrogénica. Se trata de un contaminante universal del maíz y se encuentra con frecuencia en la soja, trigo, centeno, cebada y sorgo, particularmente si han sido impropiamente almacenados. En animales hembra expuestos provoca prolapso vaginal, hinchazón de la vulva y las mamas y agrandamiento del útero; en los machos provoca signos de feminización tal como encogimiento de testículos y agrandamiento de los pezones. La zearalenona también ha de- mostrado tener actividad cancerígena en ratones.

Cumarina: 
Está ampliamente distribuida en una cantidad de agentes saborizantes naturales tales como la casia, el ligústico, la lavanda y la aspérula. Los tres primeros se usan para dar sabor a los caramelos y licores, la aspérula para dar sabor al «vino de mayo» y a una popular cerveza de verano alemana llamada «Berliner Weisse». La cumarina purificada se usó como aditivo de los alimentos hasta 1954, cuando se descubrió que altas dosis provocaban daño hepático en los animales. La cumarina es un poderoso anticoagulante y como tal es el ingrediente activo de numerosos venenos para ratas. También se usa en medicinas humanas como una agente adelgazante de la sangre. Se ha reportado que la cumarina causa cáncer del conducto biliar de las ratas.

Alcohol: 
El consumo excesivo de las bebidas alcohólicas, en particular junto con el uso del tabaco, se ha asociado con el cáncer de la boca, esófago, faringe y laringe en los humanos. Se ha implicado también al alcohol con el cáncer de hígado, normalmente como consecuencia de la cirrosis. Además, el alcohol provoca defectos congénitos en los hijos de mujeres alcohólicas. Existen dudas, sin embargo, sobre si es el alcohol en sí mismo el asociado con los cánceres observados, o si los responsables son otros componentes de las bebidas alcohólicas. Hasta ahora existe una evidencia muy limitada acerca de que el alcohol metílico puro sea un cancerígeno animal. La combinación del alcohol con la costumbre de fumar multiplica la incidencia de tumores de la boca y garganta, varias veces por encima de lo observado entre fumadores que no consumen alcohol. Se ha descrito que el alcohol, cuando es usado en exceso, como «la más peligrosa de todas las toxinas» – una frase que se refiere al impacto social completo que tiene, y no simplemente a su rol como probable cancerígeno.

Substancias en el Café: 

En el café se han encontrado cientos de substancias mutagénicas, y se descubrió que el café es altamente mutagénico in vitro. Una simple taza de café tiene un poder mutagénico cincuenta veces superior al del humo absorbido de un cigarrillo. Se han identificado una serie de componentes mutagénicos en el café, aunque muchos permanecen todavía ignorados. Se ha comprobado que el componente aromático diacetil es un mutágeno in vitro, como lo son los compuestos estrechamente relacionados glioxal y metil glioxal.

El metil glioxal es un poderoso mutágeno en las bacterias, y una taza de café recién hecho contiene 0.5 mg del compuesto. (El café instantáneo tiene casi el 20% de lo que contiene el café molido y recién filtrado.) Las evidencias preliminares indican que el metil glioxal es un cancerigeno en las ratas, que también se encuentra en el whiskey bourbon, el vino, el brandy de manzana, el sake, pan tostado, salsa de soja, tomates, papas hervidas y pavo asado. Una taza de café también contiene 150 mg de ácido clorogénico, otra substancia mutágena en bacterias, aunque no ha sido ensayada para su potencial cancerígeno. En el café también se encuentran pequeñas cantidades de benzo(a)pireno, un poderoso mutágeno y cancerígeno, y también taninos cancerígenos. La cafeína, que en los animales de ensayo puede promover la aparición de tumores causados por otras substancias, puede provocar defectos de nacimiento en animales tratados con altas dosis – aunque son dosis mucho más elevadas que las que el ser humano de ve expuesto normalmente.

Diacetil: 
Este compuesto, también encontrado en el café, se encuentra presente en la manteca. Es el compuesto que le confiere a la manteca su aroma y sabor característico. Se trata de una substancia mutagénica, pero no se ha ensayado su potencial cancerígeno.

Queracetina, Kaempferol, Rutina y otros flavonoides:

Esta familia de substancias es muy común en los alimentos derivados de las plantas, incluyendo frutas y jugos, verduras, trigo sarraceno, té, cacao, vino tinto, eneldo, soja, helechos y otros productos. La ingesta diaria promedio de flavonoides se ha calculado en 1 gramo. Ninguno se ha comprobado aún que sea cancerígeno, pero la queracetina y el kaempferol son altamente mutagénicos. La rutina no es mutagénica por sí misma, pero puede ser metabolizada por las bacterias intestinales para producir queracetina. Curiosamente, laqueracetina ha demostrado poseer algunas propiedades anticancerígenas.

Otras toxinas en comidas comunes: 
Aunque hemos estado hablando aquí de cancerígenos y supuestos cancerígenos (mutágenos), es de notar que muchas otras substancias perjudiciales – algunas de ellas realmente sorprendentes- se dan de manera natural en nuestras comidas. Sólo mencionaré unas pocas. ¿Cree usted que los brotes de alfalfa son lo mejor en las «comidas sanas»? Se equivoca. Los brotes de alfalfa contiene una substancia llamada canavanina en concentraciones de 1,5% por peso (o 15.000 ppm),

Esta substancia altamente tóxica es químicamente similar al aminoácido arginina; y la canavanina puede desplazar a la arginina en las proteínas celulares, haciendo que éstas resulten inactivas. La canavanina no ha sido ensayada para establecer su potencial cancerígeno, pero si se alimenta a los monos con brotes de alfalfa se presentan severos síntomas tóxicos que se parecen al lupus heritematoso de los humanos. En los humanos, esta enfermedad surge de un defecto en el sistema inmunológico que da por resultado un cierto grado de autoinmunidad, es decir, el sistema inmunológico ataca ciertos tejidos del propio organismo. En los monos, el síndrome puede ser el resultado de la respuesta del propio sistema inmunológico a las proteínas que contienen canavanina. Los Glicósidos cianogénicos son compuestos que producen cianuro de hidrógeno cuando se realiza la ruptura estructural de las comidas, tal como sucede durante la masticación y la digestión. En consecuencia, el sólo hecho de ingerir comidas que tienen estos compuestos provocan la liberación del cianuro de hidrógeno.

Los glicósidos cianogénicos aparecen en muchas plantas y sus productos, se encuentran (de manera principa1 en las semillas) de manzanas, duramos, cerezas, damascos, peras, ciruelas y membrillos, y se encuentran también en las almendras, sorgo, lima, casava, maíz, batatas, garbanzos, castañas de cajú, y el kirsch (licor de cerezas). Se trata de compuestos extremadamente tóxicos, el ganado y otros animales han muerto por ingerir plantas que contienen estas substancias. Se han reportado muchos casos de humanos envenenados por la liberación del cianuro, producido por ciertas variedades de semillas de lima, casava y almendras amargas. Las papas contienen solanina y chaconina, que son substancias teratogénicas e inhibidores altamente tóxicos de la colinesterasa, esto es, afectan la transmisión de la corriente nerviosa de la misma manera que lo hacen los agentes químicos usados en la guerra tóxica. La solanina y la chaconina se encuentran en las papas a 15 mg cada 200 gramos (75 ppm). Las papas golpeadas o las que han comenzado a brotar tienen niveles substancialmente más elevados y pueden resultar letales.

 

ANTICANERIGENOS
o ahora, las buenas noticias

Afortunadamente, los alimentos también contienen substancias que contrarrestan los efectos adversos de muchos de los cancerígenos y mutágenos nombrados más arriba. Aunque se necesita mucha más investigación, los resultados de los trabajos son muy alentadores, indicando que muchas comidas pueden realmente reducir la incidencia de ciertos tipos de cáncer. Los estudios sobre animales han conseguido identificar muchos alimentos y compuestos específicos que ofrecen protección contra los efectos cancerígenos de una gran variedad de substancias químicas naturales y sintéticas. En los estudios sobre animales, los cancerígenos son identificados por su capacidad de reducir o inhibir totalmente la incidencia de cáncer cuando se administran antes, después o junto con una substancia cancerígena. Se ha comprobado que algunos compuestos verdaderamente revierten los procesos cancerígenos en anima- les, como el caso del DDT (Oh, sacrilegio! ) cuyos efectos anticancerígenos sobre ratas fue-ron puestos en evidencia por los estudios del Dr. Edward R. Law, del Depto. de Agricultura de los Estados Unidos (E.R Laws jr., et al., Archives of Environmental Health, Vol. 15, pp. 766-775 (1966), y Vol. 23, pp. 181-184., 1977), y las investigaciones sobre leucemia de Charles Silinskas y E. Okey, (1975, «Inhibition of Leukemia by DDT Journal of the National Cancer Institute, Vol. 55, (Sept) pp. 653-657.), asunto que ya vimos en el Capítulo 4 de este libro. Como se ve, el campo de los anticancerígenos es uno de los más excitantes áreas de la investigación oncológica de la actualidad. Es una verdadera lástima (¿o un crimen de lesa humanidad?) que no se inviertan fondos para seguir adelante con los estudios de Laws, Silinskas y Okey. El DDT es un anatema total!

ANTICANCERIGENOS NATURALES EN LOS ALIMENTOS

Los alimentos contienen componentes principales como proteínas, grasas, carbohidratos y fibras, y componentes menores como vitaminas, minerales y compuestos no esenciales. La mayoría de los compuestos anticancerígenos que han descubierto los científicos son componentes menores, no nutritivos, esto es, compuestos que carecen de valor nutritivo. Entre estos compuestos (algunos pocos) se pueden mencionar:Compuestos organosulfurados: 

En las crucíferas, por ej.: repollo, repollitos de Bruselas, bróccoli y coliflor, se encuentra una clase de compuestos organosulfurados de los isotiocianatos aromáticos como el bencil y el fenetiltiocianato. El sulforafano es un poderoso anticancerígeno recientemente descubierto en el bróccoli. Otro compuesto alilsulfurado, tal como el dialil sulfito – presente en los vegetales Allium como el ajo, cebollas, puerro y el chalote, también parece tener propiedades anticancerígenas. 

Indoles:

Los indoles como el indole-3-carbinol también se encuentran en las crucíferas.

Monoterpenos:

Los monoterpenos como el d-limoneno y el d-carvone están en los aceites de los cítricos, nueces y semillas.

Flavonoides:

En las frutas existe en amplia distribución apigenina, quercetina, y miricetina. 

Taninos: 
Un excelente ejemplo de taninos es el ácido elágico, siendo las frutillas una particularmente buena fuente de ácido elágico. Existen también varios tipos de componentes de las comidas de conocido valor nutritivo que tienen positivos efectos anticancerígenos, ya sea en estudios sobre animales o en sistemas modelados que usan bacterias o células cultivadas. Estos compuestos incluyen –entre otros– a los carotenoides (vitamina A y sus precursores, especialmente el beta-caroteno), la vitamina C, vitamina E, clorofilina, ácido linolénico conjugado y sales de selenio. Agregado a estos agentes protectores naturales, algunos compuestos sintéticos han demostrado tener propiedades alentadoras. Por ejemplo, tres aditivos anti- oxidantes de los alimentos – hidroxianisole butilada (BHA), butil hidróxitoueno(BHT) y la etoxiquina se ha comprobado que tienen propiedades anticancerígenas en varios estudios sobre animales.

Cómo trabajan estos anticancerigenos?

Casi todos de los cancerígenos que se mencionaron más arriba requieren de una activación metabólica, esto es, estos «procancerígenos» (como la aflatoxina B l, los carbohidratos policíclicos aromáticos, hidrazina y aminas heterocíclicas) no son cancerígenos por sí mismos, sino que deben ser «activadas» y transformados en intermediarios químicamente reactivos y cancerígenos por 1as enzimas que están presentes en nuestro cuerpo de manera natural. Estas substancias químicas intermedias reaccionan entonces con el ADN y provocan mutaciones, iniciando así el proceso canceroso.

Por fortuna, también ocurren reacciones de detoxificación en nuestros organismos, y esas reacciones sirven para contrarrestar estos procesos naturales. Se cree que muchos grupos de anticancerígenos actúan para suprimir las reacciones químicas de «activación» o para aumentar las reacciones de detoxificación. También se cree que algunos anticancerígenos actúan a través de ambos mecanismos. El efecto neto de todas estas reacciones es la reducción de la cantidad de cancerígenos activados que pueden actuar sobre el ADN u otros blancos importantes de las células.

Otros anticancerígenos -como la clorofila – se piensa que actúan por otras rutas, adhiriéndose y detoxificando a los químicamente activos compuestos intermedios, mientras que otros actúan suprimiendo los procesos por los cuales las células se tornan cancerosas. Es importante hacer notar también, que: 1) nuestros cuerpos no pueden distinguir entre substancias químicas naturales o sintéticas y, 2) que el mecanismo de acción de los cancerígenos naturales y sintéticos es básicamente el mismo. En consecuencia, se espera que los anticancerígenos sean igual- mente activos contra los compuestos que causan cáncer, sin tener en cuenta su origen.

¿Listos para terapia anticancerígena?

Existen varios problemas que deben enfrentarse antes de que los anticanceríge-nos puedan convertirse en una práctica y segura terapia para la gente común. Primero, los resultados anticancerígenos de algunos compuestos se ven solamente cuando son parte natural de los alimentos de los que se derivan. En consecuencia, estos compuestos pueden no dar los beneficios esperados cuando se administran como suplementos. La gente está entusiasmada con la idea de tomar suplementos como una medida de asegurar su salud y, de manera específica, una manera de evitar o disminuir su riesgo de cáncer. Así han proliferado en farmacias y herboristerías los productos «naturales» y sintéticos que, en principio servirían para añadir los compuestos «milagrosos» que faltan o son escasos en nuestras dietas. Cartílago de Tiburón, vitamina E, antioxidantes, y extractos de miles de hierbas curativas llenan los estantes de farmacias y supermercados. Aunque algunos suplementos pueden resultar útiles, no hay substituto para una buena dieta.

Segundo, algunos anticancerígenos, como la vitamina A y el selenio, son tóxicos a niveles no mucho mayores de los que se encuentran en las dietas normales.

Tercero: en estudios sobre animales se ha comprobado que, bajo algunas condiciones experimentales, algunos anticancerígenos pueden resultar ser cancerígenos por derecho propio, o pueden promover la acción cancerígena de otros compuestos. Los ejemplos incluyen alindole 3-carbinol, la queracetina, el BHA, ácido cafeínico y ácido clorogénico.

Cuarto: algunas investigaciones demostraron que los efectos protectores de un compuesto químico puede resultar específico para un determinado cancerígeno o a una estrechamente relacionada clase de cancerígenos.

Finalmente, y por supuesto, está siempre la cuestión de la extrapolación de los estudios sobre animales a los seres humanos. ¿Los cancerígenos animales actuarán de la misma manera sobre los humanos? Está muy claro que se necesita mucha más investigación al respecto; sin embargo, nos podemos beneficiar de los trabajos que se han hechos hasta ahora. A pesar de que existen muchísimas preguntas que no tienen respuestas – todavía- sobre la efectividad y seguridad de los anticancerígenos, existe una fuerte evidencia que demuestra los efectos protectores que se obtienen al aumentar las frutas y las verduras en nuestra dieta.

Estudios recientemente concluidos por la Dra. Gladys Block y su equipo sobre unos 200 pacientes, analizando la relación entre la ingestión de frutas y verduras y la incidencia de diversos tipos de cáncer. Una abrumadora mayoría (128 sobre 156 casos) de estos estudios demostraron que la ingestión de frutas y verduras disminuyeron estadísticamente el riesgo de cáncer. El caso fue particularmente notable con las frutas, donde 28 de 29 casos mostraron un significativo efecto protector contra cánceres de esófago, cavidad bucal y laringe, y 24 de 25 estudios mostraron un importante efecto protector contra el cáncer de pulmón. 

Hay algo que sea seguro?

Si por «seguro» queremos significar absolutamente seguro, entonces, NO. Como hace notar el Dr. Bruce Ames: «Existe una gran cantidad de mutágenos y cancerígenos en cada comida, todos perfectamente naturales y tradicionales. La naturaleza no es benigna. Se debe enfatizar que ninguna dieta humana puede estar completamente libre de mutágenos y cancerígenos. « Por qué todos estos mutágenos, cancerígenos y toxinas se encuentran de manera natural en nuestras comidas? Las plantas no son simplemente comida para los seres humanos, son organismos vivientes, altamente complejos por sí mismos. Algunas de las substancias químicas que las plantas sintetizan funcionan en sus procesos de creación y reproducción; otras pueden ser productos de desecho y metabolitos. No conocemos todas las funciones que cumplen las substancias mutagénicas y cancerígenas en las plantas. pero una teoría sostiene que estos compuestos le sirven a las plantas para defenderse de sus enemigos, que incluyen bacteria, mohos, nematodos, insectos, pájaros y animales de pastoreo. Lo que sí sabemos es que las plantas han desarrollado defensas químicas de una extraordinaria variedad y sutileza. El Dr. Ames ha bautizado a estos compuestos defensivos como «pesticidas de la naturaleza»,


Pesticidas, ¿Naturales o Sintéticos?

¿Cómo se comparan las cantidades de pesticidas naturales con las de los pesticidas sintéticos en nuestros alimentos? Los pesticidas naturales se encuentran en una cantidad muchisimo mayor que los residuos de pesticidas sintéticos. La mayoría de las concentraciones de los cancerígenos naturales que hemos estado viendo en este capítulo son de grandes partes por millón, y aún en el rango de partes por mil, mientras que los pesticidas sintéticos están presente en las comidas en una proporción mucho menor, pocas partes por millón o partes por mil millones. Se estima que los seres humanos consumen, de manera típica, 10.000 veces mas pesticidas naturales que de los sintéticos.

Los científicos consideran muchos factores a la hora de evaluar los posibles riesgos de cáncer de cualquier substancia química, ya sea natural o sintética. El Dr. Bruce Ames y sus colegas han propuesto un «index» por el cual se pueden estimar tales riesgos para los seres humanos. Dado que las estimaciones de potencial o capacidad cancerígena están basadas en experimentos sobre animales, uno debe medir la potencia cancerígena de algo, cuando se le administra este «algo» a roedores, generalmente ratas y ratones. La potencia está definida en términos del aumento de la «carga de tumores» -el número de tumores que desarrolla un animal. De manera típica, una substancia se le administra a un animal en cantidades enormes durante la mayor parte de su tiempo de vida.

En la vida real, sin embargo, ni los hombres ni los animales están expuestos a dosis tan elevadas de ninguna substancia ni, menos aún, durante toda su vida. Existen algunas muy contadas excepciones a esto, como cl caso de las colonias de ratas que viven en las cuevas y galerías del Morro de Ferro, en Brasil, que nacen, viven, se reproducen y mueren en una atmósfera de niveles de radón tan elevados que la EPA prohibiría (si pudiese) acercarse allí a menos de 100 kilómetros. Pero esa historia ya la vimos en el Capítulo sobre Energía Nuclear y Radioactividad de este mismo libro.

En consecuencia, un «Index» de posibles riesgos debería tomar en cuenta las típicas exposiciones a las que están sujetos los humanos. Esto es 1o que hace, precisamente, el Index HERP elaborado por Bruce Ames y sus colegas, HERP significa (en inglés) Human Exposure, Rodent Potency, que en cristiano se traduce como Exposición Humana/Potencia Roedor. Toma una medida de la exposición humana a una substancia (HE) y la divide por la potencia roedor (RP) de dicha substancia. El index HERP nos proporciona una visión mucho más clara del potencial de una substancia sobre los seres humanos que los estudios sobre animales, porque HERP incluye una estimación de la exposición humana a la substancia. Un cancerígeno sumamente poderoso puede representar una amenaza muy pequeña para el hombre si la exposición a ella es muy baja, pero un cancerígeno débil puede resultar peligroso si los humanos consumen altas dosis en sus dietas. Nuevamente recordemos la Regla de Oro de la Toxicología: «La dosis es el veneno», y no la olvidemos jamás.

El índice HERP ubica a los riesgos de cáncer en su perspectiva correcta al suministrar un sistema de evaluación o «ranking» de las miles de substancias cancerígenas que encontramos a diario en nuestras vidas. De esta manera, el índice nos permite separar a los riesgos potenciales reales de los riesgos insignificantes. Con la ayuda del HERP podemos concentrarnos en las substancias que realmente son los peores peligros. La Tabla 1 nos muestra los índices de algunas substancias naturales y sintéticas que están presentes en los alimentos, mientras que en la Tabla 2 aparecen substancias que no se hallan en las comidas.

TABLA 1: RANKING DE POSIBLES RIESGOS CANCERlGENOS EN LOS ALIMENTOS

        Riesgo posible

HERP (%)
ALIMENTO
COMPONENTE CANCERIGENO
0,001 Agua de la canilla Cloroformo
0,0002 Todas las comidas PCBs
0,0004 Productos de granos Dibrornuro de Etilo (EDB)
0,003-0,006 Tocino ahumado Nitrosaminas
0,03 Manteca de maní Aflatoxina
0,06 Bebidas Diet Sacarina
0,07 Mostaza común Alilisotiocianato
0,1 Albahaca Estragole
0,1 Hongos Hidrazinas
2,8 Cerveza Alcohol etílico
7,5 Tabletas de pepsina-Consuelda Raíz de comfrey y simfitina

La dosis HERP, o Human Exposure/Rodent Potency se define como el porcentaje de la dosis animal TD50 (ver más adelante) que un ser humano recibiría como exposición diaria en miligramos, por kilogramo de peso humano, durante 70 años. Mientras menor es el valor HERP, menor es el riesgo de la droga o substancia, basado en la potencia inherente del compuesto, o la típica exposición humana al compuesto, o ambos criterios a la vez.

La dosis TD50 es la tasa diaria de dosis en miligramos (mg) por kilogramo de peso corporal necesaria para reducir la cantidad de animales libres de tumores en un 50% al final del lapso de vida standard del animal en experimentación.

 

Tabla 2: ALGUNOS RIESGOS CANCERIGENOS NORMALES

Riesgo posible
HERP (%)
FUENTE
CANCERIGENO
0,008
Agua de piscina Cloroformo
0,6
Aire del hogar Formaldehído
5,8
Obrero expuesto al formaldehido Formaldehído
16
Medicina anticonvulsiva Fenobarbital
17
Droga reductora de lípidos C lofibrato
140
Alta exposición al EDB EDB (*)

        (*) EDB = dibromuro etilénico

¿Cómo se comparan los riesgos de cáncer de las substancias naturales en los alimentos, con los riesgos de los productos sintéticos? Veamos primero dos ejemplos de componentes sintéticos de los alimentos. Uno de ellos es la sacarina; el otro es el dibromuro de etilo, EDB, un fumigante para granos que la EPA prohibió en muchos alimentos derivados de los granos que encontramos en los supermercados. El EDB resulta cancerígeno en los ensayos de labo-ratorio y, de acuerdo a la EPA, es uno de los cancerígenos más poderosos en los pesticidas.
La sacarina, por otra parte, es uno de los cancerígenos más débiles que se hayan detecta- do en los ensayos en animales, y es sumamente específico para especies y sexo. Si la sacarina es o no un cancerígeno, es una cuestión que se mantiene en debate. Todos los cancerígenos naturales que hemos visto aquí se han ensayado en experimentos animales que permiten comparaciones de su potencial cancerígeno relativo con el de la sacarina (la administración de las substancias durante el lapso de vida y por via oral, más que por pinturas de piel o por inyecciones), y que determinaron que son cancerígenos mucho más potentes que la sacarina.

Por ejemplo, la aflatoxina Bl es un millón de veces más potente que la sacarina. Por ello, es necesario una dosis de sacarina un millón de veces más grande que la dosis necesaria de aflatoxina B1 para producir el mismo cáncer. O puesto de otra manera: un gramo de aflatoxina B1 tiene el mismo riesgo cancerígeno que una tonelada de sacarina. En la misma escala de potencia, el EDB está a mitad de camino entre la aflatoxina B1 y la sacarina, es decir, el EDB es 1000 veces más potente que la sacarina y 1000 veces más débil que laaflatoxina. En 1984 la EPA estimó que el nivel promedio de contaminación con EDB en los alimentos derivados de granos era de 2 a 3 partes por mil millones, y que la ingestión diaria promedio de todas las fuentes era de unos 0,5 microgramos (?g) por adulto.

Vale la pena comparar esta cantidad y la potencia del EDB con varios de los cancerígenos naturales que ya vimos. La aflatoxina es 1000 veces más potente que el EDB, sin embargo, se le permite estar en los alimentos a niveles de 20 partes por mil millón, casi 10 veces más que el nivel de EDB promedio que había en los granos antes de la prohibición.

Una de las hidrazinas de los hongos, el N-metil-N-formilhidrazina, tiene un potencial cancerígeno similar al EDB, sin embargo está presente en tan elevadas cantidades en el «falso morel» que una persona que coma una porción de 100 gramos está ingiriendo casi 50 mgde este compuesto. Esta dosis es 100.000 más grande (50 miligramos/0,5 microgramos) que la dosis de EDB ingerida de los granos antes de la prohibición: igual a 300 años de ingestión.

La simfitina es tan potente como el EDB, pero una taza de té de Comfrey contiene 130 mg, o sea 260 veces más que la ingestión típica de EDB. El riesgo cancerígeno de esta substancia es equivalente a 8 meses de ingestión de EDB en alimentos anteriores a la prohibición. Estos ejemplos indican claramente que los pesticidas naturales son mucho más peligrosos que las trazas de pesticidas sintéticos presentes en los alimentos.

Reducir nuestra exposición a los pesticidas en los alimentos puede, en realidad aumentar la incidencia de cáncer. ¿Por qué? Como ya vimos, las frutas y verduras son muy importantes para ayudar a reducir nuestros riesgos del cáncer. Pero reduciendo el uso de pesticidas causará que las frutas y verduras sean más caras – y menos consumidores podrán comprarlas e incluirlas en sus dietas. Los que pierden, siempre son los pobres. Recientemente, el Dr. Ames y sus colaboradores han modificado el índice HERP para usar información más fácilmente disponible de LD50 (la dosis letal en el 50% de los animales), en lugar de la relativamente escasa información sobre TD50, de los experimentos sobre animales. Los valores LT50 se correlacionan con la potencia cancerígena de una substancia y el nuevo índice, llamado HERT (Human Exposure/Rodent Toxicity) es un útil reemplazo del índice HERP porque existen disponibles valores de toxicidad aguda para muchas más substancias,

Otras substancias sintéticas en los alimentos

Más del 99%, por peso, de nuestra alimentación consiste de ingredientes naturales. Los aditivos para alimentos son algo menos del 1%, y los residuos de pesticidas y otros contaminantes «introducidos» por el hombre (como los que aportan el envase de los productos) ni siquiera pueden ser medidos como porcentaje. Cuando estos contaminantes aparecen, lo hacen en cantidades conocidas como «trazas» – partículas infinitesimales que apenas pueden medirse en partes por millón, y aún menores. Por ende, la exposición humana a los productos químicos consiste abrumadoramente en productos de origen «natural», y no sintético.Hasta una taza de café contiene más de 2.000 componentes químicos naturales, la mayoría de los cuales no han sido identificados nunca. Por lo menos se han identificado unos 150 compuestos químicos naturales en las papas, con muchas más substancias presentes que son totalmente desconocidas. Otras fuentes naturales de alimentación son de una complejidad similar, y la mayoría de las substancias contenidas en ellas no se han identificado.

Además, las substancias sintéticas que aparecen en los alimentos están rígidamente controlados en muchos países del mundo. Se permite su uso en alimentos solamente a niveles que aseguran un amplio margen de seguridad (típicamente, 100 veces menos de lo necesario), entre los niveles de exposición humana y el mayor nivel con el cual no aparecen efectos per- judiciales en los animales de experimentación. Los márgenes de seguridad de muchas substancias naturales – que podríamos llamar «los márgenes de la naturaleza»-son mucho menores. Para una persona que bebe cinco o seis tazas de café por día, el margen de seguridad de la naturaleza para la cafeína del café es sólo de 20. El margen de seguridad es de 10 a 20 para la solanina de las papas, más o menos 10 para los compuestos generadores de cianuro en las semillas de lima, y es de 5 para la sal, antes de que los efectos hipertensos comiencen a manifestarse, aunque esto también está afectado por factores genéticos.

Los márgenes naturales para la vitamina A y D están entre 20 y 40. Y el margen natural para la ingesta de calorías es apenas 2: la persona que come el doble de lo necesario pronto estará en riesgo de obesidad y sus muchos problemas relacionados.

Más aún, las propiedades tóxicas de las substancias sintéticas han sido estudiadas con mucha mayor profundidad que las de las substancias naturales en nuestros alimentos. Muy poco esfuerzo se puso en determinar las propiedades cancerígenas de los compuestos natura- les, ya que el peso de la prevención del cáncer su puso sobre la identificación de cancerígenos sintéticos. Por ello, cuando comencemos a investigar seriamente a los compuestos naturales de los alimentos de manera sistemática, es muy probable que se reconozcan muchos otros cancerígenos naturales que hoy permanecen ignorados. Aún hoy, sin embargo, es aparente que los riesgos cancerígenos reconocidos de las substancias naturales de los alimentos sobre- pasan ampliamente a los que surgen de las substancias sintéticas.

¿Adaptación a substancias sintéticas?

Se argumenta que los compuestos sintéticos son particularmente peligrosos porque son nuevos y, en consecuencia, los humanos no han tenido la oportunidad de adaptarse genética- mente a ellos. Este argumento tiene poca validez ya que si fuese cierto, entonces las ratas y ratones, que se han adaptado a la presencia de cancerígenos naturales – tal como los humanos- no deberían desarrollar cánceres cuando se las exponen a ellas. Los experimentos en animales son nuestra principal forma de identificar cancerígenos, ya sean naturales o sintéticos; y no existe manera alguna de distinguir entre la respuesta cancerígena de los animales a las substancias naturales, de la respuesta a las substancias sintéticas.
Además, el volumen y variedad de las substancias tóxicas, teratógenas, mutágenas y cancerígenas en la naturaleza es claramente tan grande, que los animales y el hombre se han adaptado a ellas desarrollando una generalizada capacidad de manejar substancias peligrosas. Los humanos somos, después de todo, desusadamente omnívoros, y como tales estamos ex- puestos a una enorme variedad de substancias químicas como parte natural de nuestra dieta. En consecuencia, habríamos estado sujetos a lo largo de la historia a constantes (aunque graduales) cambios en los componentes químicos de nuestra dieta. De hecho, el hígado humano es un órgano extremadamente versátil en su habilidad para detoxificar una serie de compuestos químicos extraños, tanto naturales como sintéticos. Esta capacidad de manejar flexiblemente a las substancias químicas en general parecería que nos ha favorecido y nos daría un substancial grado de protección también contra nuevas substancias sintéticas, Si esto no fuese cierto, la especie humana hace rato que habría desaparecido del planeta.

Esta capacidad de defensa no necesita ser perfecta, por supuesto, para resultar altamente benéfica. Parecería ser óptima para manejar relativamente bajos niveles de exposici6n, ya sea de productos naturales o sintéticos. Lo que parecería que no se ha adaptado es su capacidad para manejar inusualmente elevados niveles de exposición. Y, de hecho, la mayor parte de los casos donde se ha rastreado las causas del cáncer hasta una substancia química cualquiera, los altos niveles de exposición, durante extensos períodos, siempre estuvieron presentes, tal como se observa en las enfermedades ocupacionales, en terapias médicas y en hábitos personales como fumar o ingerir bebidas alcohólicas en exceso.

También se argumenta sobre las interacciones de los productos sintéticos, que algún tipo de sinergismo podría resultar de esas combinaciones. No hay manera de descartar esa posibilidad. Pero la misma posibilidad existe para las substancias naturales y, de hecho, es mucho más probable que las involucre, vista su infinitamente mayor variedad y cantidad. También es posible, por otra parte, que las substancias – naturales o sintéticas– interactúen para disminuir las probabilidades de cáncer, de la misma manera que lo hacen para aumentarlas.

Finalmente, el último de los argumentos en contra de los pesticidas y substancias sintéticas es: «No podemos hacer mucho acerca de los cancerígenos naturales, aparte de evitarlos en lo posible; pero, podríamos hacer algo acerca de los sintéticos, esto es, dejar de agregarlos a los alimentos. ¿No deberíamos concentrarnos en prohibir los productos sintéticos que causan cáncer en lo animales de laboratorio»

Es cierto que resulta mucho más fácil no agregar algo, que retirar algo que ya está ahí. Y si todas las otras cosas fueran iguales, este razonamiento tendría sentido, Pero nos enfrentamos diariamente con situaciones donde todas las otras cosas no son iguales – ni siquiera remotamente. Usando el razonamiento anteriormente mencionado, la evidencia actual indica que los riesgos de cáncer que presentan las substancias naturales son mucho más numerosos que los presentados por las substancias sintéticas. En la mayoría de los casos, el riesgo de cáncer por una substancia sintética en la comida es lo suficientemente pequeño como para resultar insignificante comparado al riesgo presentado por las substancias naturales. Tan pequeño es el riesgo que imponen las substancias sintéticas presentes en los alimentos, que la reducción del riesgo de cáncer producido por la eliminación de todas las substancias sintéticas de nuestras comidas sería equivalente a tratar de limpiar una playa quitando dos o tres granitos de arena. Pero esta comparación no es del todo feliz, porque retirar tres o un millón de granitos de arena de la playa no perjudicaría nuestro placer de gozar de las vacaciones – pero eliminar las substancias químicas sintéticas de los alimentos daría por resultado un gravísimo perjuicio para la salud de los habitantes de la Tierra. Bacterias, virus y hongos tendrían el «campo oré- gano» y toda clase de pestes y epidemias asolarían a la población mundial.

Afortunadamente, este razonamiento es el que consiguió modificar, en 1996, a la infausta Cláusula Delaney de la FDA (que establecía la prohibición de incluir en los alimentos cualquier aditivo que provocase cáncer en animales). Por lo menos en lo relativo a los residuos de pesticidas en los alimentos, al eliminar la condición de «riesgo cero» y reemplazándola por la nueva norma de «una razonable certeza de no daño.» Siempre que «razonable certeza» no se transforme en «ridículo nivel«, todo andará bien para la gente.

Los pesticidas sintéticos cumplen una función sumamente útil, no sólo por la eliminación de plagas que reducen las cosechas y arruinan la calidad de los productos, sino porque, como vimos más arriba, pueden muy bien a contribuir a reducir los riesgos de cáncer por dos me- dios: Primero, permitiendo que las cosechas sean más abundantes, por lo tanto las verduras sean más baratas y todo el mundo pueda adquirirlas para su dieta, y segundo, las plantas que son tratadas con pesticidas reducen de manera notable la producción de sus propios pesticidas – los pesticidas «naturales»- ya que al no ser atacados por sus depredadores naturales, no tienen que reaccionar creando sus tóxicas defensas.

A menos de que existan alternativas a los productos sintéticos – alternativas que puedan llevar a cabo las mismas funciones y que no sean cancerígenas – se correrá el riesgo de perder los efectos beneficiosos que reportan los pesticidas. Esta es la situación que debieron enfrentar los consumidores cuando hace algunos años se propuso la prohibición de la sacarina, en momentos en que no existía ningún substituto para los edulcorante de bajas calorías. Los ciclamatos ya habían sido -estúpidamente- prohibidos, y la gente no estaba dispuesta a que se les quitara lo único que había para reemplazar al azúcar. La gente se puso firme, se indignaron, y le dijeron NO a 1os ecologistas. Si la gente dijera NO con más frecuencia a los reclamos neuróticos de muchas alarmas, el mundo sería un lugar mucho más agradable para vivir.

Actualmente enfrentamos una circunstancia similar con el fumigante EDB, ya que no existe ningún reemplazo que haya pasado los exámenes en los experimentos sobre animales, demostrando tener un potencial cancerígeno menor que el EDB. Entonces, es necesario que distingamos entre cancerígenos potentes y débiles, entre grandes y pequeñas dosis de cancerígenos y entre las substancias químicas útiles y las innecesarias, de modo que podamos tomar decisiones inteligentes sobre lo que se debe permitir en los alimentos, y cuáles son las prioridades que se deben establecer en las regulaciones ambientales.

 

CONCLUSIONES

Primera: 

La mejor manera de minimizar el riesgo potencial de los cancerígenos «naturales» es ingerir una gran variedad de comidas, incluyendo generosas porciones de verduras y frutas. Más todavía, la National Academy of Sciences de los Estados Unidos ha declarado que una dieta muy rica en calorías introducen un riesgo de cáncer igual o mayor que el impuesto por la exposición a la mayoría de los cancerígenos naturales. Por lo tanto, se recomienda una dieta baja en calorías como una ayuda en la reducción de los riesgos de cáncer. Sería tonto intentar eliminar de nuestros alimentos toda traza de agentes causantes de cáncer, o evitar toda exposición a los cancerígenos, lo mismo que sería estúpido procurar una «exposición cero» a los rayos ultravioleta (que en grandes cantidades provoca tumores benignos de piel, pero en dosis razonables, son indispensables para la salud). En todo caso, en este momento no existe absolutamente ninguna evidencia de que las bajas exposiciones a los cancerígenos – naturales o sintéticos- en nuestros alimentos impongan un significativo riesgo de cáncer.

Segunda: 

Aunque los científicos están actualmente identificando más y más cancerígenos en la naturaleza y determinando si resultan riesgosos para los humanos, es ya evidente que la suposición tan extendida de que lo «natural» es bueno y seguro y que lo «sintético» es malo para la salud y debe ser rechazado, está totalmente equivocada. Se trata de una creencia supersticiosa que debe ser erradicada.

Tercera:

La creciente cantidad de evidencia que se va acumulando sobre el potencial cancerígeno de las substancias naturales que encontramos todos los días en las comidas demuestra la contradicción que se ha creado en el enfrentamiento que han hecho los reguladores del problema de los cancerígenos, esto es, el énfasis desproporcionado que se pone sobre los cancerígenos sintéticos y nuestro esfuerzo para «purgar» a la Tierra de ellos, mientras que ignoramos de manera increíble a los cancerígenos «naturales» que imponen un riesgo de cáncer mucho mayor que los sintéticos.

El énfasis regulador debería ponerse sobre la potencia del cancerígeno y sobre el nivel de la exposición humana, en lugar del origen natural versus artificial de la substancia. Las prioridades reguladoras deben basarse distinguiendo de manera muy clara entre los riesgos que importan, y la inmensa cantidad que carece de toda relevancia. Tenemos que hacer que los políticos encargados de las regulaciones comprendan e incorporen a su intelecto la más básica de las premisas de la toxicología. «La Dosis es el Veneno«. No la substancia…

 

Referencias y lecturas recomendadas

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  1. Whelan EM, «Toxic Terror», Ottawa, IL. Jameson Books; 198S.

Capítulo 14 - Análisis político: la Corporación Ecologista

 HIPER-ECOLOGISMO

LA PRENSA AMARILLA

ORGANIZACIONES ECOTERRORISTAS
 

 ¿CIENCIA O IDEOLOGIA?

La Ecología es uno de los campos en que la ignorancia ha trabajado con mayor intensidad en los últimos tiempos. Esto no es de extrañar pues, por un lado, la Ecología es una de las ciencias más jóvenes, y como hay muy poco probado, se puede decir que es un campo completamente virgen y a disposición de los ávidos de fama y fortuna rápida. Todo el mundo está dispuesto a creer lo que vociferan los Hiper-ecologistas.

¿Y qué es un Hiper-ecologista? Son todos aquellos que creen que el Hombre es la raíz de todos los males que existen sobre la Tierra, y que como toda enfermedad maligna debe ser exterminada sin piedad alguna, antes de que termine por destruir al planeta y a todos los hermosos bichitos que habitan en ella. Pero esta es una simplificación excesivamente grosera que no describe acabadamente la personalidad de este tipo especial de extraterrestres. Hemos llegado a la conclusión que, o son «aliens» que piensan que ellos escaparán a la desaparición de la especie humana ­ a la que desean exterminar ­ o son unos «aprovechados» de la primera hora, que la están pasando bomba con la gran atención que les prestan los medios de prensa.

En realidad, para explicar de manera acabada la personalidad de esta gente es necesario remitirse a los gruesos tratados de psiquiatría moderna, cosa demasiado pesada y que nadie tiene, en estos momentos, muchas ganas de hacer. De modo que en esta parte de mis cachetadas iconoclastas intentaré exponer detalladamente qué es esto de la Ecología, los hiper-ecologistas, los «ecopesimistas» y todos los pícaros que viven de este «curro» gigantesco.

La Ecología es un tema que está «a la mode», especialmente después que Brigitte Bardot la hizo llegar a las masas con su campaña en pro de la conservación de las focas. Sin embargo, es un tema bastante más complicado de lo que el común de los mortales supone y, por desgracia, algo sobre lo que la gente habla en todo lugar, y se reúnen en Organizaciones No Gubernamentales para defenderla (o explotarla) mejor. Y peor aún, no solamente se regocijan en hablar, sino que discuten, y se pelean enconadamente por algo que desconocen totalmente. Ya nos había advertido Leonardo Da Vinci hace algunos siglos: «Cuando se grita, no hay verdadero conocimiento». Leonardo lo decía por su amarga experiencia con la estupidez humana. Como la que campea hoy en diversos campos del quehacer humano, ciencia o política.

 Un Poco de Historia

Thomas R. Malthus fue un clérigo británico contratado a fines del Siglo 18 por la Compañía de las Indias Orientales (de la Corona Británica) que elaboró varias teorías extrañas, entre las que se cuenta su básica Ley de los Rendimientos Decrecientes, formulada en su «Ensayo Sobre el Principio de Población, en la Medida que Afecta el Futuro Mejoramiento de la Sociedad». Tras este título kilométrico se esconde una teoría genocida compuesta por un par de perogrulladas, un par de desatinadas proposiciones criminales y un montón de premisas que carecen de cualquier base científica, y que se resumen así:

a) Los medios de subsistencia limitan necesariamente a la población. (Perogrullada No. 1)

b) La población crece cuando aumentan los medios de subsistencia, a menos que lo impidan obstáculos insalvables (Perogrullada No. 2).

b) Estos obstáculos, que mantienen a la población al mismo nivel que los medios de subsistencia, se resumen en: Contención Moral, Vicio y Miseria .(Estupidez No. 1)

Y con un entusiasmo digno de mejor causa, sugiere dos clases de freno para evitar el exceso de población:

    1. POSITIVOS: Guerras y hambrunas, porque aumentan el coeficiente de mortalidad. (Desatino criminal No. 1)
  1. PREVENTIVOS: Los que reducen el coeficiente de natalidad, como el Vicio y la Contención Moral. (Desatino criminal No. 2)

El perfil de este caballero británico queda brillantemente delineado en todo su esplendor en su famosa Ley de los Pobres, en la que (a pesar de ser un Pastor de la Iglesia), se opone enérgicamente a la beneficencia pública, considerando que la ayuda a los pobres es un incentivo para agravar el problema de las diferencias entre los medios de subsistencia y la cantidad de población. Es decir: que los pobres se mueran de hambre, así no hay tanta gente molesta, sobre todo si no son Ingleses. Por último, la médula de su teoría, y tomada como bandera por el Hiper-ecologismo, es la parte que dice:

“Todos los niños nacidos más allá de lo que se requeriría para mantener a la población en un nivel deseado, necesariamente perecerán a menos que se les haga lugar mediante la muerte de personas adultas… En vez de necia y vanamente procurar impedirlas, debiéramos facilitar las operaciones con que la Naturaleza produce esa mortalidad; y si tememos la aparición demasiado frecuente de la horrenda figura de la hambruna, debiéramos alentar asidua-mente otras formas de destrucción que invitamos a la Naturaleza a usar… Antes que recomendarle la higiene a los pobres, debiéramos alentar costum-bres contrarias. En nuestros poblados debemos hacer más estrechas las calles, hacinar a la gente en las casas e invitar el retorno de la peste. En el campo, las aldeas deben construirse junto a ciénagas estancadas, y en particular, fo-mentar la urbanización de todo lugar pantanoso y malsano. Pero sobre todo debemos reprobar los remedios específicos a enfermedades devastadoras y reprimir a aquellos hombres benévolos, pero muy equivocados, que han pensado servir a la Humanidad mediante planes para la extirpación total de ciertos males…”

El Reverendo Malthus elaboró tan sórdida teoría (en realidad es un burdo plagio de los escritos y teorías del veneciano Giammaría Ortes, del siglo 17) y la Historia prueba que fue aplicada abiertamente en las Colonias Inglesas con el objeto de mantener a esos países bajo la dominación de la Corona. Parecería que la personalidad de Malthus fuese el Espíritu del Imperio Británico, dado que el comportamiento de sus súbditos ha sido descorazonadora-mente similar a lo que predicaba Malthus en su obra. La confirmación de esta no tan loca teoría serían las actividades ecologistas del Príncipe Felipe de Edimburgo, presidente del Worldwide Fund for Nature (WWF), la del osito panda, que le encanta repetir que«En caso de que yo volviese a nacer, me gustaría regresar como un virus mortal, para contribuir en algo a solucionar el problema de la sobrepoblación.» Realmente cuesta creer que el Príncipe Felipe pueda estar hablando en serio. Sin embargo, el apoyo que su organización da a las políticas de control del desarrollo de los países del Tercer Mundo, tendientes a la disminución de la sobrepoblación mediante la desaparición física ­ genocidio ­ de poblaciones enteras, nos confirma que habla en serio. Aterradoramente en serio.

Rendimientos Agrícolas

Los Hiper-ecologistas, limitadores del progreso, no han podido aportar hasta la fecha los argu-mentos competentes para combatir la evidencia histórica del rápido progreso en tecnología agrícola, producción y aumento de rendimiento por hectárea. La Tabla 1, en la próxima página, muestra algunos datos reveladores sobre los rendimientos agrícolas en los EEUU entre 1910 y 1970. Entre otras cosas demuestra que Malthus no había tenido en cuenta una cosa: los recursos naturales lo son en función de las tecnologías existentes para obtenerlos y de las tecnologías que, en su desarrollo, los fueron necesitando. A mediados del siglo pasado, el petróleo no era un recurso natural, sino apenas un líquido negro que arruinaba los campos de los agricultores en Texas. Esta tabla es particularmente interesante: no sólo demuestra que con menos mano de obra se puede alimentar a más gente (La mano de obra pesada sobrante pudo ser absorbida y entrenada por la industria para producir los bienes de consumo que facilitaron la vida y la hicieron cada día más llevadera), sino que también indica esta cifra que no fue la mecanización intensiva del agro la que consiguió tan espectaculares aumentos de producción: hasta 195O, cuando la mecanización era ya elevada (HP/Há) el trabajo de cada granjero sólo permitía alimentar a 11 personas!

 

AñO

 

191O
197O
Horas necesarias para producir 1 Ha de Maíz
9O
15
Horas/hombre para producir 1 Ton. de Maíz
21
2
Cantidad de personas que podía alimentar la labor de cada trabajador agrícola
8.5
65

 Tabla 1

El elevado rendimiento que se consigue ahora (la cantidad de personas alimentadas por UN granjero se ha elevado desde 197O a la cifra de 86) se debe a la conjunción de dos importantes factores: el uso de variedades híbridas y el empleo a gran escala de los fertilizantes y pesticidas. Esto nos lleva de cabeza al discutido y remanido asunto del uso de lo productos químicos para la agricultura, cosa que, horror!, los Naturistas y ecólogos aborrecen y combaten con todas las armas que tienen.

Los neo-malthusianos sostienen que los recursos son limitados y que la torta se está achicando. Descartando a la Ciencia (cosa del Demonio) proponen cortar a la población mundial en dos y obligar a los sobrevivientes a aceptar menos de todo: menos energía (se oponen a los Reactores Atómicos y a la investigación Nuclear), menos comida (se oponen a los fertilizantes, insecticidas, herbicidas, y a la ingeniería genética), y menos tecnología (las fábricas contaminan al ambiente y la tecnología enloquece al ser humano). De acuerdo al desarrollo tecnológico actual y a todas las evidencias, la cosa es exactamente al revés.

 La «Cosa Nostra» en Escena!

Algunos de los más enconados oponentes a los pesticidas y herbicidas tienen un notable motivo ulterior. ¿Idealismo? ¿Defensa del Ambiente? Ojalá fuese nada más que eso! Cuando en 1979 el ya famoso 2,4,5-T tuvo su uso parcialmente restringido en los EEUU, sucedía que la segunda cosecha en importancia comercial del Condado de Humboldt, en el estado de California, era nada menos que la marihuana, con un valor estimado en los 93 millones de dólares. No es de extrañar, ya que la marihuana es la CUARTA cosecha en importancia a escala mundial, detrás del trigo, el maíz y la soja. Y alguien sostiene aún que El Crimen No Paga! Lo que el crimen no paga son los impuestos.

Esta cosecha que se obtenía en el Condado de Humboldt no era lograda por alguna comunidad de hippies ­ como algún despistado podría pensar ­ sino por una enorme y muy bien organizada Corporación con fuertes conexiones dentro de la Justicia, el Gobierno, y lo que fuese necesario infiltrar para conseguir sus objetivos comerciales: el tráfico internacional de drogas. Esta dulce corporación es más conocida como Cosa Nostra, La Mano Negra, o La Maffia.

El Consejo de Supervisores del Condado de Humboldt rechazó ese año de 1979 un subsidio otorgado por el Law Enforcement Assistance Administration (Administración de Asistencia para el «Forzamiento» de la Ley), del Gobierno Federal, que estaba destinado a la fumigación aérea con 2,4,5-T y 2,4,­D, para la erradicación de las plantaciones clandestinas de marihuana del Estado de California. «Negocios son Negocios» ­ dijeron los Consejeros del Condado y se opusieron a que les destruyeran sus plantaciones de «yerba». El Condado no se podía permitir el lujo de perder una fuente de ingresos tan suculenta…

Está demasiado bien documentado, y con informes a disposición de quien esté interesado en el tema, que grupos «ecologistas» y grupos que defienden a la legalización de la marihuana tienen historiales de mutua y estrecha colaboración. Dentro de esto vemos que la Fundación Playboy financia a NORML, la organización que se muestra más activa en legalizar las «fumatas», y al American Friends Service Commitee, un enconado opositor a la energía nuclear.

Veamos un esclarecedor ejemplo: El Profesor Arthur McCain, del Departamento de Patología Vegetal de la Universidad de Berkeley en California, propuso en 1978 al gobierno de los EEUU, usar al ‘Fusarium Oxysporium F. Cannabis’ para erradicar las plantaciones clandestinas de marihuana. Este hongo crece de manera natural en Italia, y es absolutamente específico contra la marihuana y no vive, ni ataca, ni se desarrolla sobre ninguna otra planta del mundo, según revelaban las exhaustivas investigaciones realizadas por el Dr. McCain. Su proposición fue derivada a la Sra. Mathea Falco (por entonces Secretaria de Estado Para el Control Internacional de Narcóticos) quien, junto con su ayudante John Linnema, contestó las cartas del Profesor McCain arguyendo, sin ningún fundamento científico, que el hongo podría ser una toxina o un mutágeno, dando por terminada la cuestión.

Posteriores investigaciones demostraron que la Corporación Mitre, que fue encargada por el Departamento de Estado para realizar estudios sobre el posible impacto ecológico del Fusarium, jamás realizó ninguna investigación al respecto, y se limitó únicamente a enviar una lista de las «posibles objeciones» para el uso del Fusarium Oxysporium. Este procedimiento de los ecologistas es algo normal, como se ha visto y como se seguirá viendo.

Cabe preguntarse: Si el Fusarium fuese de una peligrosidad tan elevada como la sugerida por la Sra. Falco, ¿cómo es que los Italianos gozan de tan buena salud? Lo sospechoso del asunto, y en donde el juego de intereses se manifiesta con total nitidez, es que la Sra. Mathea Falco, antes de ser nombrada en su cargo por el Presidente Carter, era miembro del Consejo Asesor de NORML (o sea la Organización Nacional Para la Reforma de la Legislación sobre Marihuana), que como ya dije, es la propulsora del uso y venta libre de «yerba» en los kioskos de cigarrillos. Su hijo de dieciocho años la podría comprar con entera libertad.

Un pasito más adelante, por favor, y aspiremos el olorcito Hiperecológico en su más pura esencia: el famoso grupo ecologista Earth Friends, que tanto apoyó en 1983 a los grupos argentinos para lograr la prohibición del 2,4,5-T, colaboró activamente para que Keith Stroup, abogado de NORML, litigara judicialmente al gobierno de EEUU, e impidiera que el Departamento de Estado ayudara financieramente al programa de Erradicación de la Marihuana que llevaba adelante el gobierno de la República de Méjico!

 Las Organizaciones Ecologistas

Analicemos un poquito eso del Gran Negocio Ecológico, y veremos rápidamente cómo nos han estado engañando vilmente con el asunto de las múltiples catástrofes que acechan al planeta y a sus obligados viajeros. Veremos, entre otras cosas, la increíblemente nefasta acción de la famosa organización ultraecologista que se hacía llamar World Wildlife Fund o Fondo Mundial de Vida Silvestre (la célebre WWF del osito panda), y que hace poco cambió su nombre al de World Wide Fund for Nature o Fondo Mundial para la Naturaleza. Quien tiene en sus manos el destino económico del mundo entero es lo que se conoce como el Establishment Angloamericano del Este, cualquier cosa que pueda ser esto. Es muy conocido el hecho que toda la economía de los países que tienen deseos de progresar está controlada y determinada por las políticas que exige el famoso FMI, o Fondo Monetario Internacional, apoyado por el también muy conocido Banco Mundial. ¿Dónde está la sede de estas organizaciones?

En Londres. ¿Quienes son sus directivos y quienes los nombran? Los gobiernos que contribuyen con dinero, en particular Estados Unidos y la Gran Bretaña. Sabido es también que los que deciden y manejan a su arbitrio la política de los Estados Unidos son las Fundaciones «benéficas» pertenecientes a las multinacionales corporaciones industriales, que tienen sus intereses en ambos lados del Atlántico. Conocido y aceptado es que la política internacional de los Estados Unidos ha sido manejada («influida» desde adentro) por la Corona Británica, salvo durante el período de Franklin D. Roosvelt y de John F. Kennedy.

El mismo Henry Kissinger admitió hace años que, cuando era Secretario de Estado de Nixon, mantenía mejor informado a la Reina de Inglaterra que a su propio presidente. Gracias a tan brillantes servicios prestados durante décadas, la Corona Británica le ha premiado con un título menor de la nobleza Británica, por lo que ahora debemos llamarle «Sir Henry».

¿Por qué esta disgresión? Sólo para explicar que los intereses económicos de las Fun-daciones del Establishment Anglo-norteamericano son incompatibles con el desarrollo tecnológico argentino (o de cualquier otro país), ya sea en materia nuclear, informática, misilística, aeronáutica, etc. Una prueba de ello es la manera vergonzosa en que Estados Unidos apoyó a Inglaterra en 1982, durante la Guerra de Malvinas: la «special relationship» así lo exigía.

Otra prueba: la insistencia para que Argentina y otros países ratificaran el nefasto Tratado de Tlatelolco, en donde las Cinco Naciones Grandes se reservan el derecho a la tecnología nuclear, vedándola al resto de las naciones. ¿Otra prueba más? El desmantelamiento del Proyecto Cóndor que, si como arma misilística era discutible, como cohete portador de satélites era de una inmensa utilidad e importancia para el desarrollo tecnológico y científico de nuestro país.

Otra más es la manera en que la venta de los aviones Pucará fue obstaculizada incesantemente por los países de la NATO. Cuando aparecieron interesados por los aviones, los franceses aumentaron los precios de los motores, dejándonos fuera del mercado.

Y aquí voy a probar que, o soy vidente, o mi criterio es bastante acertado, en lo que se refiere al análisis de todo este tipo de asuntos. Voy a reproducir un pequeño párrafo de una carta que escribí al diario La Voz del Interior de Córdoba, hacen ya unos años, 1993, cuando la publicidad gubernamental nos quería hacer creer que ya teníamos ganada la batalla del Pampa:

«Cuando el reactor Pampa puede competir con éxito en el mercado mundial, la comercialización se pretende hacer a través de la asociación con una compañía norteamericana en bancarrota. ¿Quieren saber qué pasará con el avión entrenador Pampa? Huevo … como dicen mis hijos en el secundario.» «¿Sabe usted cuántos competidores tenemos en el tema de ganar la licitación para el programa JPATS (o Joint Primary Aircraft Training System), de la Fuerza Aérea y la Marina de los EEUU? Hay que competir por este programa de equipamiento de aviones de entrenamiento (que representa un valor de más de 3.000 millones de dólares por 764 aviones) nada menos que con competidores como (para que se acuerde en el futuro) los siguientes: Cessna-Williams Internationall con el modificado CitacionJet; el Beechcraft/ Pilatus PC-9 Mark II; el Grumman/Augusta S211; el Lockheed/Aermacchi MB339; el LTV/ FMA Pampa 2000 (esos somos nosotros); Northrop /Embraer Super Tucano 312H; y el Rockwell/MBB FanRanger.» «Nuestro avioncito es excelente (lo hicimos a medias con los alemanes) pero no tenemos chance: fíjese en los competidores, averigüe la participación que tienen en ellos las Grandes Fundaciones y olvídese del asunto!»

Mi carta no fue publicada. Desde que mis cartas a la sección La Voz de la Calle dejaron muy clara mi postura como «anti-ecologista«, «anti globalista», «anti-FMI», el encargado de dicha sección (por decisión propia o por sugerencias de «más arriba») dejó de publicarlas, o publicaba algunas a dos o tres meses de haberlas escrito. No quise preguntar el motivo verdadero (jamás me lo dirían). Sin embargo, sigo escribiendo cartas al mencionado diario ­ que pasan a formar parte de un nuevo librito que pienso editar: «Las Cartas que La Voz del Interior No Quiso Publicar»

Las Fundaciones Americanas ­ y es necesario que comprenda bien y se meta esto en la cabeza ­ así como controlan a la industria de los EEUU (y a través de ella a la de gran parte del mundo), controlan y usan a las organizaciones como el Club de Roma, Trilateral Commission y otras muchas, y a través de ellas a la inmensa mayoría de las ONG, u Organiza-ciones No-Gubernamentales ecologistas, para manipular y deformar a la opinión pública, ejercer presión sobre los políticos y conseguir prohibiciones o regulaciones que sólo sirven a sus intereses corporativos. ¿Los patos de la boda? Nosotros, ¿quién más…?

Cuando se analizan las inmensas cantidades de dinero que las Fundaciones aportan a las organizacio-nes ecologistas, institutos de estudios estratégicos, defensores de los Derechos Humanos, de los animales o Indigenistas, uno resulta sorprendido por los montos que están en juego. Hay ONGs que manejan más dinero que el presupuesto de muchos países latinoamericanos.

Lo primero que se nos ocurre es: ¡Qué manera de regalar plata!

Lo segundo: ¿De dónde sacan tanto dinero para regalar?

Lo tercero: ¿Por qué y para qué regalan tanto dinero?

Si pensamos un poco vemos que en realidad no regalan nada. Los dueños de estas Funda-ciones tienen unos balances impresionantes con sus cientos de corporaciones y subsidia-rias. Por lo tanto destinan una cierta cantidad para «donar» la cantidad de dinero necesaria para descender a una categoría inferior de la escala del Impuesto a las Ganancias. Haciendo números ven que, por ejemplo, «donando» unos miserables 10 millones se ahorran de pagar 30 millones de impuestos. Por lo tanto ganan 20 millones. Pero, por otro lado vemos que en realidad no son tan «benéficas»: esta gente no regala plata a nadie. Este tipo de personajes no dan puntada sin nudo; si nos fijamos bien, se ve que los miembros de unas Fundaciones son también miembros de las que reciben las «donaciones». Está bien que La Caridad Bien Entendida Empieza Por Casa, pero hay cosas que tienen un límite . . . o deberían de tenerlo.

Además hay una especie de «guerra» de las Fundaciones: las que hacen su negocio con la extracción y venta de petróleo subsidian a las Agrupaciones Antinucleares, los que producen Azúcar subsidian a los «ecologistas» que protestan contra el ciclamato y la sacarina. Los que se ganan los garbanzos con la marihuana subsidian generosamente a los que protestan contra el 2,4,5-T y demás herbicidas. Los sindicatos de braceros mejicanos de California financian a los que protestan contra los adelantos mecánicos y genéticos en la producción de tomates.

Cuando había que aclarar un crimen, la policía decía: «Cherchez la femme!«. Aunque aquí las mujeres no juegan tanto, cuando vemos que corre tanta plata, con tanta facilidad, es mejor que busquemos motivos ulteriores, que por lo general son non-sanctos. La pregunta que debemos hacernos es: «¿Quién está ganado plata con este asunto?» Como decían los romanos: «¿Cui bono? «

Es interesante la opinión que Rogelio Maduro y Ralph Schauerhammer exponen en su excelente libro: «The Holes in the Ozone Scare» (1) la obra más documentada acerca del gigantesco fraude de la capa de ozono. Su capítulo 9, «Los Ecologistas Corporativos« merece ser brevemente extractado y citado:

«La industria química, ¿es un gigante dormido que no advierte lo que se juega financieramente en la prohibición de los CFC? Los relatores de cuentos de los medios de prensa han contado muchas historias sobre los heroicos ecologistas que libran una lucha titánica para salvar a la Tierra, forzando a las corporaciones a cambiar sus políticas. No son sino cuentos de hadas. La verdad es:

1) La prohibición de los CFC fue impulsada por las grandes corporaciones químicas, lideradas por Du Pont y la Imperial Chemical Industries (ICI) de Gran Bretaña.

2) Como está documentado en el libro La Diplomacia del Ozono, de Richard Benedick, la prohibición de los CFC se convirtió desde 1986 en una alta prioridad para el Departamento de Estado y los servicios de inteligencia.

3) El movimiento ecologista fue fundado y está solventado por las fundaciones que representan a la riqueza acumulada de las familias de sangre azul de los EEUU y Europa, las mismas familias que poseen y controlan a la mayoría de las corporaciones multinacionales. Los grupos ecologistas reciben anualmente más de $ 500 millones de dólares en subsidios de las grandes fundaciones, y más de $ 200 millo-nes al año de las corporaciones. Esta financiación es la que le ha permitido al movimiento ecologista acceder al enorme poder político que detenta.»

«Existe la creencia generalizada que los ecologistas y las corporaciones son antagonistas, y que los grupos ecologistas quieren cerrar a las industrias de todo el mundo. Esto es parcialmente cierto, pero debe ser calificado: existen inmensas ganancias para ser hechas con las legislaciones ambientales – si a uno no le preocupa el bienestar de los seres humanos. Hay miles de millones de dólares para ganar por medio de equipos para disminución de la contaminación, nuevos compuestos patentados para reemplazar a los prohibidos, y mercaderías que se pueden vender a consumidores engañados que buscan productos «amigables del ambiente». Otros miles de millones se pueden conseguir retirando tierras del uso agrícola, industrial o desarrollo urbano.

Por ejemplo, trusts de tierras poseídos y controlados por las principales familias de sangre azul de EEUU, representan una inmensa riqueza debido a su valor inmobiliario y a las desgravaciones impositivas.» . . . «En su ejemplar del 12 de Febrero de 1990, la revista Fortune echó un profundo vistazo sobre los «ecologistas corporativos». Bajo el título «El Ambiente: Los negocios se Unen a la Nueva Cruzada», Fortune describe con gran detalle cómo algunas corporaciones han adoptado esta estrategia para la última década del siglo: «En los 90, el ecologismo será el frente de ataque de la reforma social, y, absolutamente, el asunto más importante de los negocios.», dijo Gary Miller, un experto en políticas públicas de la Washington University de Saint Louis, según relata la revista. (p. 44)» . . . «La Du Pont es la corporación más citada por activismo ecologista. «La Du Pont también ve oportunidad para negocios en la preocupación ecológica.», escribió Fortune. «La compañía anunció en Diciembre la formación de una división de seguridad y recursos ambientales para ayudar a clientes industriales a limpiar desechos tóxicos. La gerencia pronostica ingresos anuales potenciales de $ 1000 millones por el nuevo negocio para el año 2000». Según Fortune, «Uno de los primeros actos de Edgar Woolard, después de convertirse en el CEO [Presidente del Directorio] de la Du Pont en Abril [1989] . . . fue hacer un discurso en Londres titulado (y haciendo un llamado para) ‘El Ecologismo Corporativo’ » (p. 47). Fortune agrega: «Woolard se reúne ahora una vez al mes, por lo menos, con los principales ecologistas, y su compañía está dando lo que parecen ser pasos dramáticos para demostrar su preocupación.» (p. 48)

«El tratado internacional que prohibió a los CFC se firmó en Montreal en Septiembre de 1987, y se conoce como el Protocolo de Montreal. Las raíces de este tratado se remontan a la prohibición en 1978 del uso de CFC como propelentes de aerosoles. Sin embargo, la manera en que se llegó realmente al tratado es un misterio, puesto que todas las reuniones que condujeron al protocolo se hicieron en secreto.» . . . «Lo que está claro, por otro lado, es que sin la ayuda de la compañía Du Pont no habría existido el Protocolo de Montreal. Hasta 1986, la compañía Du Pont fue la más ardiente defensora de los CFC. Luego, de manera súbita, realizó el «giro del contrabandista», poniéndose al lado de los ecologistas y clamando por una paulatina eliminación y prohibición de los CFC. La traición de Du Pont tomó por sorpresa a la industria, impidiendo cualquier oposición organizada al Protocolo de Montreal.» . . . «En el libro La Diplomacia del Ozono, escrita en 1991 por Richard Benedick, negociador en jefe de los EEUU para el protocolo, se revelan más detalles de las negociaciones secretas que condujeron a la imposición del Protocolo de Montreal. Antes de su trabajo como diagramador del Protocolo de Montreal, Benedick había estado a cargo de la Oficina de Población del Departamento de Estado. Un rabioso partidario de los abortos obligatorios y esterilización como política para controlar lo que él considera «la amenaza del crecimiento de la población» en naciones de gente de piel más oscura, Benedick renunció al puesto para protestar por la negativa de Reagan, en la Conferencia sobre Población realizada en México en 1984, para continuar aplicando tales políticas de control poblacional. El Departamento de Estado reubicó a Benedick en asuntos ambientales. Después de la firma del Protocolo de Montreal, Benedick fue transformado en el equivalente de un embajador de los EEUU ante el WWF (World Wildlife Fund), cargo que aún mantiene.» . . .

Extendiéndose más tarde sobre otras corporaciones químicas que forman parte de la «conspiración del ecologismo corporativo», Maduro y Schauerhammer se refieren al gigante de la industria química inglesa:

«Además de la compañía Du Pont, el otro gran participante del emergente cartel químico mundial es la Imperial Chemical Industries (ICI) de Gran Bretaña. La compañía, fundada por Lord Alfred Mond en el siglo pasado, fue el más poderoso complejo químico durante el apogeo del Imperio Británico. La política del Imperio fue impedir el desarrollo de la industria en ninguna de sus colonias.

Estas proveían a Inglaterra de sus materias primas, y las industrias como la ICI las transformaban en productos manufacturados, que eran vendidos a las colonias a precios exhorbitantes.» . . . «Este esquema terminó, supuestamente, después de la Segunda Guerra Mundial, pero en verdad continúa funcionando, en no poca medida, a través del British Commonwealth. Instituciones financieras internacionales, tales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) tomaron el lugar del Imperio y continuaron forzando al Tercer Mundo a proveer a las industrias de Occidente de materias primas y «barata» mano de obra. En lugar de «colonialismo», el sistema se llama ahora «mercado libre». Cualquier intento de las naciones en desarrollo para construir complejos industriales y manufactureros es una amenaza para este nuevo orden.»

En su capítulo 10, ¿Quién es el dueño del Movimiento Ecologista?, los autores del libro dicen:

«Será un fuerte shock para muchos lectores, pero el hecho es que el movimiento ecologista fue creado y está hasta el día de hoy financiado y dirigido por las principales familias aristocráticas de los Estados Unidos y Europa, especialmente Gran Bretaña.» «Esta es una de las afirmaciones más controvertida de este libro, pero irónicamente, es la más fácil de probar. Todo lo que uno tiene que hacer es rastrear el origen del dinero que financia al movimiento ecologista. El concepto más de difícil de transmitir es la naturaleza del ecologismo en sí. El problema básico es que ecologismo no es una definición rigurosa de nada.» . . . «El folklore de las publicaciones del movimiento ecologista afirma que el movimiento emergió de las entrañas del pueblo. La verdad, sin embargo, es que la financiación y los lineamientos políticos provienen de las instituciones más prestigiosas del Establishment Liberal del Este norteamericano, centrado alrededor del New York Council for Foreign Relations (Consejo de New York para las Relaciones Extranjeras), e incluyen a la Trilateral Commission, al Instituto Aspen y una pléyade de fundaciones familiares. Estas fundaciones e institutos son los medios para la formación e implementación de políticas de lo que se conoce como el Establishment del Este. Están regidos en su mayoría por los miembros de las élites americanas de sangre azul.»

. . . «Durante los últimos 25 años, estas fundaciones han vertido cientos de millones de dólares cada año en campañas antiindustria, ecologistas y de control de la población de cientos de grupos de «interés público». . . «Miles de millones adicionales se han gastado en auspiciar departamentos de universidades de «estudios ambientales», que hoy provee de miles de ecologistas profesionales cada año. Muchos de estos ecologistas profesionales actúan en base a una ideología política, y no en la dura ciencia.»

. . . «La inmensa riqueza de los grupos ecologistas puede resultar una sorpresa para la mayoría de los lectores que creen que estos grupos son de «interés público» o «sin fines de lucro» que realizan grandes sacrificios para salvar a la Tierra de un sombrío Apocalipsis causada por las actividades humanas. En realidad, el movimiento ecologista es hoy uno de los más poderosos y lucrativos negocios de todo el mundo.» . . . «La Tabla 10.1 lista los ingresos anuales de una muestra de 30 grupos ecologistas. Nada más que estos pocos grupos tuvieron ingresos superiores a los $ 830 millones en 1990. Debe enfatizarse que esta lista no incluye a todos estos eco-negocios. Se calcula que existen más de 3.000 de las llamadas «organizaciones ecologistas sin afán de lucro», y la mayoría de ellas perciben más de un millón de dólares al año. Por ejemplo, la Global Tomorrow Coalition está formada por 110 grupos ecologistas y de control de población, pocos de los cuales tienen ingresos menores a los $ 3 millones al año.»

«El Nature Conservancy, con ingresos de $ 254 millones anuales y «holdings» de tierras por más de 3 millones de hectáreas que valen miles de millones de dólares, es sólo la más conocida de los 900 y más «trusts» de tierras que operan actualmente en EEUU. La Tabla 10.2 lista los subsidios de 35 fundaciones a dos fuertemente subsidiados grupos ecologistas – el Environmental Defense Fund y el Natural Resources Defense Council – para el año 1988.»

«La información disponible en los registros públicos muestran que los ingresos totales del movimiento ecologista son superiores a los $ 8.500 millones anuales. Si se sumaran los ingresos de las firmas de abogados involucradas en los litigios ecologistas y los programas universitarios del ambiente, esta cifra se duplicaría con toda facilidad a más de 16.000 millones de dólares al año. Esto se enfatiza en la Tabla 10.3, que lista a los 15 grupos ecologistas que reciben subsidios para los litigios ecológicos, y para programas de educación y protección.»

«Con estos masivos fondos bajo su control, no es sorprendente que el movimiento ecologista haya sido capaz de imponer la agenda política nacional. No existe en el mundo ninguna asociación de comercio con los recursos financieros y el poder que pueda igualar al lobby ecologista. Además, tiene el apoyo de todos los medios de comunicación del planeta. Las opiniones opuestas y las refutaciones científicas a los miedos ecológicos son simplemente ocultadas.»

«¿De dónde obtienen su dinero los grupos ecologistas? Los aportes de sus miembros representan un promedio del 50% del ingreso de la mayoría de los grupos; la mayor parte del resto proviene de subsidios de fundaciones, contribuciones corporativas y fondos del gobierno de los EEUU. Casi todos los grupos de trusts de tierras, ecologistas, de derechos de los animales y de control de la población fueron creados con subsidios de alguna de las fundaciones de élite, como la Fundación Ford o la Fundación Rockefeller.» . . .

¿Y del dinero que proviene de los gobiernos? Lo que Maduro y Schauerhammer afirman es lo siguiente:

«La EPA entrega enormes cantidades de dinero a grupos ecologistas para conducir «estudios» del impacto del calentamiento global y la disminución del ozono. El presidente Bush convirtió en prioridad al programa de Cambio Climático Global, mientras que la Estación Espacial, la vacunación de niños y otros proyectos cruciales fueron prácticamente eliminados del presupuesto. Existen $ 1.300 millones disponibles para estudiar cómo el hombre está estropeando a la Tierra.

«De manera similar, los científicos que denuncian como un fraude al calentamiento global y a la disminución de la capa de ozono, no reciben ni un centavo de subsidios, mientras que los que gritan por el apocalipsis reciben decenas de millones de dólares del programa de «cambio climático». . . «¿Cuánto dinero reciben los ecologistas de parte del gobierno de EEUU? Oficialmente, el gobierno federal entrega más de $ 3.000 millones en subsidios para apoyar a los grupos ambientalistas y sus proyectos. Sin embargo, el total verdadero es imposible de precisar. Una funcionaria de alto rango del Departamento de Energía, que pasó dos años intentando recortar decenas de millones de dólares en subsidios de favoritismo que iban a los grupos ecologistas, descubrió que por cada subsidio que ella eliminaba, los «topos» ecologistas dentro del departamento agregaban varios subsidios nuevos. La funcionaria renunció disgustada.»

 Luego Viene el Genocidio

En 1989, el presidente de Egipto, Hosni Mubarak estimó que 500 millones de personas del Tercer Mundo murieron de hambre en la década de los 80. Los cálculos actuales del UNICEF son que 40.000 niños menores de cinco años mueren de hambre cada día. La mayoría de estas muertes puede ser atribuida directa o indirectamente a la falta de servicios y apartheid tecnológico, políticas que impiden que las tecnologías modernas (plantas de tratamiento de agua, energía nuclear, refrigeración, agricultura mecanizada, pesticidas y ferti-lizantes) puedan ser usadas en los países del Tercer Mundo. Estas políticas, que fueron consideradas colonialistas en décadas pasadas, son propulsadas ahora por los grupos ecologistas de las naciones industrializadas con el pretexto de salvar a la Tierra de la contaminación.

Muchos ecologistas no tienen la menor idea de las consecuencias que su sistema de creencias tienen sobre los pueblos del Tercer Mundo, pero está muy claro que, aquellos que están en la parte superior del movimiento ecologista están muy concientes de su abocamien-to a políticas que, en última instancia matarán gente. Nosotros sabemos que ese es el caso, ya que los hacedores de políticas ecologistas así lo expresan públicamente. No se trata de que, simplemente, la prohibición de los CFC matará gente y que los ecologistas de «arriba» saben que matará gente: lo grave es que los propagandistas de la disminución del ozono en el World Wildlife Fund, el Club de Roma, el Population Crisis Commitee del Draper Fund y otras organizaciones de élite, ¡quieren que muera gente!

La despoblación es el motivo por el cual fue diseñado el fraude de la disminución del ozono, en primer lugar. Asustando a la gente con historias de inminentes catástrofes, estos fabricantes de políticas intentan justificar la adopción de severas medidas que restringirán el crecimiento económico y poblacional. El Agujero del Ozono es sólo una de otras tantas historias de miedo.

 Activistas y Dirigentes

Había comenzado a explicar que el ecologismo está compuesto por dos tipos de personas: los simpatizantes y los activistas. Mientras que los simpatizantes son todas las personas normales con alguna sensibilidad y cierto talento para apreciar las cosas bellas de la vida, los activistas son aquellas personas que tienen sus sentimientos y pensamientos afectados por el Vacío Existencial que Víktor Frankl nos describía con tanto acierto. También está formado el ecologismo por un minúsculo grupo ­ en comparación con el resto ­ que son los que lucran y viven del movimiento: los dirigentes.

Activistas y dirigentes son los verdaderos peligros que debe enfrentar la Humanidad actualmente, y no los inexistentes apocalipsis profetizados. Los activistas son la «tropa de asalto» del ecologismo, semejándose notablemente en su accionar a las odiosas y despreciables Schutz Staffeln (o SS) del Tercer Reich Hitleriano . Como sus antecesoras de la década del 30, los activistas del ecologismo son intolerantes, totalitarios, violentos con sus enemigos, aborrecen el disenso y no soportan la visión de la gente feliz. La mayoría se caracteriza por su acendrado odio por los valores de la civilización occidental, de allí la fuerte atracción que sienten por el espiritualismo oriental (aunque el epítome de la crueldad sea «la tortura china»); o la sutileza del sufismo de los derviches persas, aunque los terroristas de Septiembre Negro carezcan de sutileza en sus matanzas y bombas a autobuses escolares.

Se completa el cuadro de las bases del ecologismo con una acérrima repulsión por el progreso, la ciencia y la tecnología, un fuerte resentimiento social o profesional, la obediencia ciega y verticalista de los mandatos de la dirigencia (que se expresan a través de boletines y circulares ecológicas), y una profunda ignorancia y desprecio por los hechos y verdades científicas. Se trata, en verdad, de casos patológicos, estudiados por la ciencia, y con muy pocas probabilidades de remisión.

Sin embargo, el peligro mayor lo representan las cabezas dirigentes, porque no se trata de una banda de violentos idealistas, sino de sutiles y muy bien preparados ejecutivos del lobby ecologista. El asunto no es nada fácil de exponer con brevedad. Están aquellos que impul-san y financian al ecologismo por un puro y abyecto interés económico ­ como las corporaciones químicas Du Pont, ICI, Allied Chemical, Hoescht, etc ­ o las industriales y petroleras ( Conoco, Atlantic Ritchfield, Standard Oil, British Petroleum y otras).

Luego están las organizaciones creadas y financiadas por las Fundaciones (la Trilateral Commission, el Club de Roma, New York Council on Foreign Relations, etc), que tienen como directivos a personajes para quienes el Poder lo es todo: David Rockefeller, Henry Kissinger, Robert McNamara, Irving Shapiro, Robert O. Anderson, Thornton Bradshaw, Henry Schacht, y muchos más que han ocupado, ocupan y seguirán ocupando importantes cargos en el gobierno de EEUU. Resulta innecesario destacar una vez más que estas organizaciones son las que determinan cuáles son los países que continuarán en su condición de bananeros y cuales podrán desarrollarse un poco más (no demasiado) como para poder comprar la tecnología de «segunda» que los países industrializados consideran ya obsoleta.

Un nivel más abajo de las poderosas fundaciones e instituciones, vienen todo tipo de organizaciones, entre las que se cuentan las Organizaciones No-Gubernamentales (ONGs), el invento de las Naciones Unidas para subvertir a los gobiernos e instituciones que no sean del agrado de los Estados Unidos. Entre estas organizaciones podemos distinguir marchando al frente a Greenpeace, al Worldwatch Institute, a los eco-terroristas de Earth First!, al World Wide Fund for Nature del príncipe Felipe de Edinburgo, y otras que aprovechan el ropaje del ecologismo para realizar sus rentables negocios. Vuelven a decirnos Rogelio Maduro y Ralf Schauerhammer, en su capítulo 9, Los Ambientalistas Corporativos. algo que le dará una clara idea de lo que pasa:

«… ¿Quién extenderá su control sobre la economía mundial como resultado de la prohibición de los CFCs? El Protocolo de Montreal ha establecido el patrón del «Nuevo Orden Mundial» al que se refie-re George Bush con frecuencia. En este nuevo mundo, una pequeña élite de tecnócratas dictarán las políticas económicas a todas las naciones del mundo. Cualquier nación que desobedezca estos dictados sufrirán un embargo económico total. En efecto, se está implementando un nuevo régimen colonial mundial bajo el disfraz de «Salvar al Planeta de la Contaminación del Hombre». El ecolo-gismo está siendo usado como cubierta para la toma de los recursos naturales, la destrucción de los gobiernos nacionales soberanos y la imposición del control de la población.»

«Esta es exactamente la propuesta hecha por el líder soviético Mikhail Gorbachov en Diciembre de 1988 durante su histórica visita a las Naciones Unidas. En su discurso ante la ONU, Gorbachov abogó por un nuevo orden ecologista mundial, dirigido por un Consejo de Seguridad Ecológico operando dentro de las Naciones Unidas y desplegando sus propias fuezas militares con el poder necesario para forzar y supervisar la implementación de las políticas ambientalistas.

Esta policía ecológica mundial operaría con independencia de los gobiernos nacionales soberanos, con el poder de intervenir militarmente contra las naciones acusadas de contaminar al ambiente. La propuesta de Gorbachov recibió una cálida acogida por parte del gobierno de la ex Primer Ministro Británico, Margaret Thatcher y por la entrante administración de Bush.»

«La creación de esta Gestapo Verde está mucho más cerca de lo que se cree. Tal institución ecolo-gista supranacional surgirá de la Conferencia de 1992 de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo, conocida como la Cumbre Mundial, a llevarse a cabo en Río de Janeiro. Líderes de gobierno y muchos miles de activistas ecologistas se reunirán en Río, de todas partes del mundo, para establecer los detalles del nuevo Cartel de la Tierra que, entre otras cosas, intentará imponer restricciones a la emisión de gases a la atmósfera. Tal tratado implica el control de la actividad económica y del crecimiento a escala mundial. El modelo para la Cumbre de Río es el Protocolo de Montreal.». . .»Si se conociera ampliamente que la teoría de la disminución del ozono es un fraude, el Nuevo Orden Mundial y su Cartel de la Tierra comenzarían a deshacerse.»

 Las Técnicas del Fraude

 

El ecologismo basa el éxito de su accionar en la manipulación de datos y estadísticas para presentarlos como una amenaza catastrófica inminente, haciendo más creíbles los llamados a la toma de «urgentes medidas». Esta manipulación de la información se apoya en varias técnicas, a saber:

  1. Manipulación de estadísticas
  2. Distorsión, exageración o falsificación de datos.
  3. Ignorar críticas, desmentidas y demostraciones de falsedad provenientes de la oposición. Mantener la línea original de la campaña. (Mentir, mentir, que algo siempre queda)
  4. Apelación a la sensibilidad de la población. Se explotan las buenas intenciones del público, su ignorancia de los temas científicos e inocencia, su innato temor a los peligros y amenazas desconocidas (la radioactividad, el cáncer, derretimiento del hielo de los polos, inundaciones y otras catástrofes a escala global, el Apocalipsis, etc).
  5. Insistencia en ribetes truculentos y connotaciones trágicas de la información.
  6. Explotación de las neurosis noógenas (Vacío existencial, búsqueda de la identidad en los jóvenes, un lugar en la sociedad, aceptación dentro de un grupo, etc.)
  7. Manipulación de los sentimientos de ternura de los niños (imágenes de cachorritos juguetones, delfines, ositos pandas, pajaritos, animalitos tiernos y cariñosos, escenas bucólicas, etc) para cumplir con el lavado de cerebros que permitirá formar una sociedad adoradora de Gaia y la Naturaleza, en detrimento de la imagen del Hombre y la Humanidad, como amos del planeta.
  8. Ocultamiento de la verdad, omisión deliberada de los hechos o información que no apoyan las hipótesis alarmistas, desprecio por los hechos científicos, insistencia en la provocación, desarrollo y esparcido del sentimiento de temor o ­ mejor aún ­ el pánico.
  9. Infiltración en todos los niveles del poder (Fundaciones, corporaciones multinacionales, ministerios y oficinas de los gobiernos, y sobre todo, copamiento de los puestos claves en las Comisiones Asesoras del Medio Ambiente de Cámaras de Diputados, Senadores, Concejalías Municipales, asesorías de empresas, y cualquier lugar desde donde se pueda entorpecer al desarrollo.

Los ejemplos relativos al manejo emocional que hace el ecologismo, es posible verlo en todas las notas de noticiosos de televisión cuando se refieren a denuncias o «alertas ecológicas» (caso de Telenoche, Canal 13, Buenos Aires, o Network Earth de la red TNT de Turner Network Television, la sección «Eco/lógica« de la muy perniciosa CNN (profundo lavado de cerebros para latinoamérica) o Discovery Channel; en canales de videocable, etc) o la profusión y superabun-dancia de publicaciones de información pseudocientífica y pseudoecológica, especialmente las originadas en España. Aunque los ejemplos que demuestran lo expuesto llenarían librerías completas, sólo citaré ejemplos de algunos de los puntos mencionados más arriba, para ilustrar claramente cómo el ecologismo deforma y manipula información científica.

Una vez comprendidas las técnicas usadas, resultará mucho más fácil al lector identificar futuros casos de falsedad, exageración, distorsión o manipulación deshonesta y malintencionada de la ón. En este punto juega un papel importantísimo la prensa bajo todas sus formas: el catastrofismo ecologista vende periódicos, las desmentidas científicas carecen de valor editorial.

Una de las razones para el temor que la gente común siente por el tema nuclear es la velocidad y facilidad con que los críticos de la energía nuclear (Greenpeace et al.) tienen acceso a los medios de difusión, siempre complacientes con el ecologismo. Cualquier comentario adverso a las centrales o «basureros nucleares», hecho por personas sin conocimientos técnicos de ninguna clase, (un arriero, un poblador de la zona), es reproducido por cientos de canales de televisión, editoriales periodísticas, revistas y cualquier otro medio de expresión pública, (siempre con titulares catastróficos) asustando inútilmente a millones de personas de la mañana a la noche. Sin embargo, cuando la desmentida seria y reposada proviene de científicos ganadores de Premios Nobel, aparece en la página catorce, en un «suelto» de tres por cinco centímetros. No es justo, ni democrático ni, mucho menos, racional.

Para la inmensa mayoría de los científicos ­ verdadera mayoría silenciosa, los críticos han estado equivocados durante más de 40 años de uso de la energía nuclear. Sin embargo, para la prensa, «los críticos dicen la verdad», y al demonio con la comunidad científica! La palabra de los críticos ecologistas es la que prevalece en la mente del público, simplemente porque es la única palabra a la que está expuesto. Muy a menudo se desata el temor y hace erupción una mentalidad morbosa. Es imposible menospreciar los efectos perniciosos que causa la prensa sobre la mentalidad crédula e inocente de la población ­ para réditos inmediatos del ecologismo que desata la campaña de «alerta a la población».

 EL INFORME STERNGLASS

Un muy claro caso de manipulación de estadísticas la produjeron los Dres. E. J. Sternglass y J.M. Gould, como resultado de un estudio solicitado por el Don’t Waste Oregon Commitee, para oponerse a la planta nuclear Trojan, instalada en el condado Multnomah del estado de Oregon. El estudio fue publicado «justo a tiempo» para las elecciones de gobernador, y difundido demasiado ampliamente por la prensa. Este estudio es citado como referencia por los ecologistas de todo el mundo, porque «demuestra» que «el número de muertes por leucemia en el condado de Multnomah se incrementó un 72% entre 1980 y 1988″ El temor cundió de inmediato en la región. Se vio agravado cuando un vocero de la División de Salud de Oregon, Art Keil dijo a los diarios que los funcionarios del estado no sabían explicar el abrupto incremento de las muertes por leucemia. De esta manera, implícitamente, el Estado le daba la razón al estudio de Sternglass y se convirtió en otro claro ejemplo de la manipulación de datos que el ecologismo practica de manera constante, como norma obligada.

El caso estaba destinado a forzar el cierre de la estación generadora nuclear de Trojan que se había inaugurado en 1976. Como el estudio «demostraba» que las muertes por leucemia habían aumentado un 72%, las presiones del público para detener la operación de la planta se hicieron grandes, y estuvieron a punto de conseguirlo. Por suerte, la verdad consiguió, milagrosamente, salir a la superficie, después de despejar toda la basura que el ecologismo había amontonado sobre el caso.

En la figura de la próxima página, se puede ver el gráfico proporcionado por el Departamento de Epidemiología del Estado de Oregon, relativo a las muertes por leucemia en el condado de Multnomah, desde 1950 hasta 1989 en donde, sin ser expertos en estadísticas se puede ver que las muertes por leucemias, por cada 100.000 habitantes, varían de manera amplia de un año para el otro. El inescrupuloso estudio de Sternglass informaba de un aumento del 72% de las muertes entre 1980 y 1988 comenzando desde el punto más bajo de la estadística (32 muertos en 1980) y terminando en el punto más alto del gráfico (56 muertes en 1988). Ver la Figura 1.

Para ver qué fácil es manipular una estadística ­ sin necesidad de falsificar ningún dato­ podemos comenzar nuestra estadística en el año 1977 (un año después de la instalación de Trojan) con 60 muertes y terminarla en 1980 (con 32 muertes) y declarar ­ sin mentir ­ que entre 1977 y 1980, las muertes por leucemia descendieron en el condado de Multnomah un 48%. Nuestra conclusión obliga-da sería, de acuerdo a la metodología de obtener conclusiones apresuradas, que la instalación del reactor condujo a la disminución de muertes por leucemia entre la población. Ergo, las plantas nuclea-res curan la leucemia. Pero usted y yo sabemos que esto no es lícito ni ético ­ es más, sabemos que es un macanazo «de aquellos». También lo es el informe del Dr. Sternglass, y la mayoría de las «denuncias» alarmistas del ecologismo.

El inescrupuloso estudio del Dr. Sternglass declaraba que se había producido un aumento del 72% de las muertes por leucemia, comenzando desde el punto más bajo en 1980 y terminando en el punto más alto en 1989. Como es fácil comprobarlo, comenzando en cualquier punto alto ( 1977 ) y terminando en 1980 se puede probar exactamente lo contrario.

Figura 1

 Mentir con las Estadísticas

En el gráfico puede verse la manera en que Sternglass y Gould distorsionaron los datos. Debe notarse que no existe una tendencia general en ningún sentido, ya sea declinante o en aumento, aunque podría sugerirse una leve tendencia decreciente desde 1960 hasta los ’70.

Otro aspecto notable es que las muertes por leucemia fluctúan ampliamente, de uno a otro año, lo mismo que cualquier tipo de enfermedades cancerosas o no cancerosas. Esto es algo absolutamente normal para cánceres relativamente raros en poblaciones pequeñas como estas. De hecho, estas flucutuaciones tienen una importancia fundamental para demostrar cómo Sternglass manipuló la información para poder probar una hipótesis que se «conocía» de antemano, y de esta manera engañar a los medios de comunicación. ¿Cómo funciona esto? La conclusión del Dr. Sternglass es que «El número de muertes por leucemia en el Condado de Multnomah se incrementó un 72% desde 1980 a 1989 Estrictamente hablando, el Dr. Sternglass no miente, pero ética y científicamente hablando, la declaración no representa la verdad porque la información suministrada por Sternglass está fuera de contexto. No dice toda la verdad y, como bien sostiene el vulcanólogo Haroum Tazieff al referirse al accionar ecologista: «Es deplorable la velocidad a la que la moralidad científica está desapareciendo. Es tan inmoral falsificar estadísticas como omitir los datos que no se conforman a la hipótesis que se pretende demostrar.»

Al elegir Sternglass el año 1980 como el año de partida de su estadística, eligió la tasa más baja de muertes en 30 años, mientras que al elegir el año de 1989 como punto final de su estudio coincidió con uno de los 5 puntos más altos en los últimos 30 años. Conectando los dos puntos ­ presto, maestro! ­ se obtienen gruesos titulares de primera plana con el tremendo aumento de leucemia. Pero hasta los muchachos del bachillerato saben que para establecer una tendencia es necesario mostrar TODA la información de un período suficientemente largo. No vale tomar dos puntos aislados y unirlos para así probar una hipótesis cualquiera. Los ecologistas la hacen su práctica favorita.

 La Prensa Amarilla en Three Mile Island

En Septiembre de 1980, la Comisión Independiente Para Investigar la Corrupción en los Medios Informativos emitió su segundo informe sobre «El Rol de la Prensa en Three Mile Island«. Esta Comisión estaba formada por especialistas nucleares, periodistas, abo-gados, médicos y otros ciudadanos preocupados por el tema. La parte número 1 se refería a las actividades de la Casa Blanca, la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) y en particular a la Agencia Federal de Manejos de Emergencia (FEMA), que parece haber ejercido autoridad final sobre toda la información emitida sobre los eventos ocurridos en la planta nuclear. El informe concluye que las restricciones de la administración del Presidente Carter sobre las declaraciones del Gobernador del estado de Pennsylvania, Dick Thornburgh y sus ayudantes, y las de la Comisión Reguladora Nuclear, hicieron casi imposible que un periodista honesto pudiese descubrir lo que realmente estaba pasando. El segundo informe documenta los cargos sobre que muchos reporteros y sus editores estuvieron lejos de ser honestos en el tratamiento de los comentarios y de los hechos que se les presentaron durante los primeros días del evento. Veamos una de las conclusiones del informe:

«Nuestra conclusión es que las técnicas investigadoras empleadas por la Prensa comprendieron una grosera y DELIBERADA distorsión de la realidad. Junto a la abrumadora IGNORANCIA de la Prensa acerca de los asuntos de la energía nuclear, este sensacionalismo dio lugar a una debacle informativa.»

La Comisión estableció que «Hay tres mitos que fueron INVENTADOS por la Prensa, sin NINGUNA relación con los hechos verdaderos o los que tuvieron a su disposición en ese tiempo:

1) El mito del fundido del núcleo del reactor, o la catastrófica explosión de la burbuja de hidrógeno.

2) La pretendida «demora de tres horas» en informar sobre el incidente.

3) Los planes para una «evacuación en masa», que NUNCA se planeó.

Las transcripciones de las grabaciones de las entrevistas y conferencias de prensa, y los subsiguientes relatos aparecidos en los periódicos y la TV, demuestran que estos mitos fueron introducidos en el tema por los mismos reporteros y no por los informadores oficiales. Los informes periodísticos distorsionaron entonces los hechos y las declaraciones para conformarlas a los fantásticos escenarios que inventaron los periodistas. Refiriéndose a las transcripciones de las preguntas de un conocido reportero de TV de la cadena Westinghou-se, Sandy Starobin, y de los demás reporteros, dice «que no estaban tratando de discernir los hechos reales acontecidos en la Planta en el momento del suceso, sino que estaban en realidad repitiendo versiones distorsionadas de lo que se estaba diciendo». Esta es la técnica favorita de los periodistas sensacionalistas, para hacer una montaña de un grano de arena. El mismo estilo de preguntar, distorsionar lo dicho y repreguntar con conclusiones erróneas como si fuesen hechos comprobados, se observó en la conferencia de prensa dada por el Gobernador Dick Thornburgh el 30 de Marzo de 1979.

Fue después de esta conferencia de prensa que los periódicos comenzaron a llenar sus páginas con «mujeres embarazadas» evacuando el área voluntariamente, o la notoria foto publicada en el Philadelphia Inquirer de una supuesta ciudad de Goldsboro desierta. La foto se obtuvo después que un equipo de reporteros solicitaron a los residentes del lugar que despejaran las calles y las veredas para sacar la foto.

El informe de la Comisión Independiente Para Investigar la Corrupción en los Medios de Información señala que la cobertura del Philadelphia Inquirer fue especialmente distorsionada y corrupta y hace notar la ironía que el Inquirer ganó el Premio Pulitzer por tales distorsiones. El informe dice:

La serie del Inquirer abunda en titulares como el que con grandes y destacadas letras presentaba la parte siete de la serie: LA PLANTA IMPUSO UN PELIGRO LETAL E INVISIBLE, Y SUBITAMENTE LA POSIBILIDAD SE HIZO MAS HORRIPILANTE CON LAS AMENAZAS SIMULTANEAS DE «FUSION DEL NUCLEO» Y «LA BURBUJA».

Ninguna de estas amenazas existieron, señala el informe, ni existieron bases para presumir que pudieran haber existido. Uno de los artículos estaba titulado«EL TEMOR DE UN NIñO: LA ENORME BOLA MATO A TODOS». Otro artículo citado por la Comisión como publicado por el Inquirer era del «escritor médico» Donald Drake, quien habla de la radiación nuclear bajo el título: «La Potencial Bomba de Tiempo Dentro de Uno». Drake comienza diciendo: «Existe una buena razón para temer a la radiación . . . Cuando ataca a sus víctimas, no hay sonido ni dolor que delate su presencia. Sin embargo, puede producir formas letales de cáncer que no serán aparentes durante décadas, o serios defectos de nacimientos que no se verán durante generaciones». Sólo una vez que se había leído más de la mitad del artículo, uno se entera de que «los científicos consideran que los niveles de radiación emitidos por TMI eran tan bajos que NO CAUSARAN DAñOS!»

El informe de la Comisión agrega que la culpa de todo ello no pesa solamente en los hombros de la prensa: «No hubo una competente información a la prensa después que la Compañía Metropolitan Edison fue oficialmente amordazada por la Casa Blanca, a pedido del Gobernador Thornburgh. No existieron informes técnicos escritos y no se permitió a los consejeros técnicos acercarse a los reporteros para explicarles lo que estaba sucediendo… Se daban pequeñas piezas de evidencia que los periodistas debían estirar para poder escribir artículos de 500 o 1000 palabras . . . Los periodistas honestos no tenían la menor oportunidad de llegar a saber lo que realmente estaba pasando.»

Hasta aquí los hechos como realmente sucedieron. La parte técnica sobre qué es lo que realmente sucedió se ha publicado y hoy, diecinueve años después, sabemos que la Comisión Independiente tenía razón. Hemos visto cómo la prensa distorsiona intencio-nadamente cualquier hecho que pueda producir titulares de catástrofe. Las catástrofes venden diarios. Explotan el miedo que nace de la IGNORANCIA, y contribuyen a mantener al público en su estado de ignorancia, impotencia e indefensión ante sucesos «terribles». Pero lo que realmente es preocupante, es la actuación de los organismos gubernamentales. No olvidemos que la Pandilla Estatal, de cualquier país del mundo, hará lo que sea necesario para mantener su poder opresivo sobre la población (y que le sirve para llenarse sus bolsillos). Veamos:

 El Rol del F.E.M.A.

El F.E.M.A. (Federal Emergency Management Agency) fue creado por el Memorandum de Revisión No 32 del Presidente Carter (una orden ejecutiva) y estaba previsto entrar en operaciones el 1° de Abril de 1979. Sin embargo, sin ninguna explicación (y esto es muy sugestivo), el FEMA comenzó a operar el día anterior al incidente de Three Mile Island, ocurrido el día 27 de Marzo de 1979. El FEMA centralizó las funciones de «emergencia» que previamente ejercían una docena de agencias gubernamentales y operó durante el incidente de TMI con poderes por encima de la Constitución y por encima del Gabinete. Los informes de la Comisión Independiente hacen notar la forma en que el FEMA negó información técnica y competente a la prensa e hizo circular, o permitió que circularan rumores acerca de «explosiones de hidrógeno«, «fusión del núcleo«, etc, que parecían destinados a provocar el pánico para estudiar los resultados. También demuestra la Comisión que el Gobernador Thornburgh era un veterano del Departamento de Justicia y de su División de Justicia Criminal.

Allí tuvo extenso entrenamiento en desórdenes civiles y manejo de desastres naturales. Durante su paso por la Justicia preparó un informe sobre el manejo de desórdenes civiles, desastres naturales y terrorismo, en donde dice de manera textual y más que explícita:

«Son de la mayor importancia para las autoridades policiales las situaciones conducti-vas a condiciones de pánico. . . La amenaza debe ser súbita e inesperada, imponiendo un peligro que sea suficiente para causar un inmediato e intenso miedo. La amenaza debe ser directa. La población debe creer que existe un peligro para el no está prepara-da y que está más allá de la respuesta de un comportamiento normal para enfrentar la situación.»- «Elementos novedosos y poco comprensibles aumentan la tendencia al pánico. Confusión con respecto a la situación general y temas específicos como escape, evitabilidad y contramedidas impactan directamente en la posibilidad de que la pobla-ción entre en pánico. Finalmente, la población no sólo debe estar conciente de su desamparada situación, sin escape, sin información, incertidumbre confusa, sino que el liderazgo de la comunidad, en forma de una respuesta realista y autoritaria debe estar ausente.

«Esto es» – dice el informe de la Comisión – «lo que sucedió exactamente en Three Mile Island, en Marzo-Abril de 1979.»

 No todos los Periodistas

El 7 de Diciembre de 1987, el diario La Voz del Interior, de la ciudad de Córdoba, publicó la enésima denuncia que hacía la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) contra la Central Nuclear de Embalse. La difusión que se le dio a esta denuncia sin fundamentos científicos provocó una pequeña alarma entre la pobre gente, rápidamente aprovechado por los medios para aumentar sus ventas, su tiraje, su audiencia o su rating. Sin embargo, esta denuncia mereció, por parte del diario Clarín de Buenos Aires, el siguiente titular en su edición del 14 de Diciembre de 1987:

UNA ALARMA SIN FUNDAMENTOS

Versiones desmentidas de Contaminación en el Embalse de Río Tercero y algunas Reflexiones

La nota, firmada por el periodista Daniel E. Arias, intenta poner las cosas en claro, en un tema tan dominado por la paranoia generalizada del público, tan sensible a todo aquello que sean productos atómicos. En este rubro, el público que lo ignora todo, mete a todos los gatos en la misma bolsa y tanto da chicha que limonada . . .

Es así como confunde la radioactividad de la Bomba de Cobalto con la de la Bomba Atómica, o la de Neutrones, o la de los reactores nucleares. En la nota de Clarín se dice, entre muchas otras cosas:

«Pero, de cuando en cuando, se asusta a la gente sin fundamento. El 7 de diciembre, una cauta nota de un matutino cordobés informó sobre descargas de material radioac-tivo en Embalse, provenientes de la central de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Para ello citó cifras suministradas por el sub-secretario de Gestión Ambiental de la provincia Raúl Montenegro. El funcionario había recibido a su vez los datos de la propia CNEA, que cada tres meses emite resúmenes con este tipo de información. Mon-tenegro acompañó su presentación con una serie de opiniones científicas impecables, salvo una: tras reconocer que la CNEA respeta a rajatabla las normas internacionales en materia de vuelco en residuos radioactivos, indicó que «… esas normas desconocen las limitaciones ecológicas de cada masa de agua local.»

Esa observación inexacta, sumada a otra exacta (todo aumento de radiación puede provocar trastornos hereditarios y cáncer), provocó una bella alarma periodística.» (Nota del autor: en los capítulos relativo a radioactividad ya vimos que no todos los aumentos de radiación provocan los efectos mencionados por Daniel Arias, sino que dichos efectos sólo se hacen detectables a partir de un determinado umbral, por cierto, bastante elevado. Es disculpa-ble la afirmación de Arias, dado que su nota es del año 1987 y la declaración del comité de las Naciones Unidas (UNSCEAR: Adaptive Responses to Radiation in Cells and Organisms, Marzo 11, 1994) recién se emitió siete años después.)

Es interesante notar que las mismas palabras usadas por Montenegro, en el mismo orden y con las mismas intenciones, aparecieron en un artículo que la FUNAM publicó en Octubre de 1983, atacando a la Central de Embalse, cuando aún no había sido inaugurada!. A pesar de que ya en 1984 yo le había advertido a Montenegro de su error al respecto, la misma gacetilla ecologista que distribuye Greenpeace International a sus filiales de todo el mundo, fue usada para continuar provocando las tontas e irresponsables alarmas, destinadas a crear una sensación en el público de que Embalse es, como Montenegro dice: una Espada de Damocles. Sigamos leyendo lo que decía el diario Clarín sobre el asunto:

«Si se tiene que analizar el impacto ambiental de Embalse, conviene observar antes su impacto periodístico. La central ha tenido mala prensa. Hace unos meses, un semanario le inventó una situación de crisis extrema y salió a los quioscos con una tapa que voci–feraba un «Chernobyl Argentino». Resulta obvio que algunos periodistas confundieron un parte banal, público y rutinario de desperfectos, con lo que ellos creyeron un informe confidencial acerca de una supuesta situación de precatástrofe: hicieron la paella con un solo grano de arroz.»

Esta parte de la nota se titulaba: Chernobyles de Papel y Tinta. e incluía una anécdota que vale la pena reproducir en su total extensión:

Chernobyles de papel y tinta

Un profesor de física solía aterrar a sus alumnos universitarios con un experimento sen-cillo en psicología de masas. Se traía a clase un elemento combustible sin quemar de la central de Embalse: el pesadísimo paquete de tubos llenos de óxido de uranio iba pa-sando de mano en fascinada mano, mientras el «profe» disertaba hasta que, en determi-nado momento, soltaba casualmente la siguiente observación: «Todos los que tocaron ese manojo se han irradiado». El pánico duraba unos treinta segundos.

Cuando los universitarios sacaban cuentas y razonaban que la cantidad de radioactivi-dad absorbida por sus organismos era insignificante y prácticamente inmedible, el aula era aún un caos de sillas volcándose y gente aullando. Luego que esos cerebros entre-nados volvían a funcionar a su temperatura intelectual de siempre, la clase se reanuda-ba temblorosamente, entre observaciones irreproducibles acerca del buen humor profesoral. La conclusión del docente: «Aunque se entienda de biofísica nuclear, este tema asusta instintivamente al más pintado. Imagínense a la gente que no sabe.»

Que es, precisamente, lo que le que vengo insistiendo desde el principio: sólo el conocimiento profundo de las cosas nos puede poner a salvo de la desinformación ines-crupulosa del signo que sea. Si usted no cree en lo que le estuve contando, por lo menos lea lo que periodistas responsables dicen al respecto. No quiero aburrirle con el tema, pero creo que si usted está leyendo estas mismas palabras, es que el tema no le aburre demasiado. Sigamos un poco más adelante, que no falta mucho. Daniel Arias afirmaba que:

«En términos absolutos, es cierto que la central contamina al lago. En términos prác-ticos, esta contaminación es tan poco relevante como la de los alumnos del inolvidable profesor durante el inolvidable experimento. . . Atucha I y Embalse no han tenido accidentes operativos ni fallas técnicas importantes, porque Argentina no las compró a ciegas. El conocimiento adquirido por la CNEA durante su historia permitió que «no se nos vendiera ningún buzón». Por el contrario, nuestros proveedores internacionales se enfrentaron en este pequeño y remoto país con exigencias de seguridad que les obligaron a «sudar la camiseta» a la hora de vender.»

Como técnico que trabajó en la Puesta en Marcha de Embalse, como jefe del Departa-mento de Traducciones Técnicas, sección en la que se traducían los comunicados más confidenciales entre la CNEA AECL (Atomic Energy of Canada, Ltd.), les puedo afirmar que también tuvieron los canadienses que «sudar la camiseta» a la hora de entregar la Central, porque si no se cumplían las exigencias técnicas en materia de calidad, seguridad y plazo de entrega, AECL no sólo no cobraba un solo peso, sino que debía pagar eleva-dísimas multas (Cada día de atraso en la entrega de la central funcionando al 100% de las exigencias le costaba 250.000 dólares, lo cual no es moco de pavo). Por último, la nota del Clarín termina diciendo:

«Una y otra central vienen probando ser «fierros duros», y quizá en algún momento terminen siendo el trampolín hacia un desarrollo nuclear totalmente argentino e independiente, algo que no tiene por qué hacerle gracia a otros países con industria nuclear: los competidores nunca son bienvenidos.»

Actualmente, FUNAM y Montenegro insisten con sus denuncias, pero ahora relacionadas con el traslado de las «colas» de mineral de uranio que están en el patio de la Planta de Procesamiento de Uranio de la firma «Dioxitek«, en Alta Córdoba, en la ciudad del mismo nombre y el proyectado traslado de dicha planta a la localidad de Despeñaderos, a unos 50 km de la ciudad de Córdoba. También continúa con su inveterada letanía de denuncias sobre la «eutroficación» del lago de Embalse y la contaminación radiactiva que sufre por parte de la Central Embalse, machacando siempre con su caballito de batalla: «Cualquier exposición a la radioactividad, por mínima que sea, provoca daños genéticos que se transmitirán a las generaciones venideras«.

Con el famoso estudio del UNSCEAR en mano, estamos ya en condiciones de afirmar que esto no es verdad. Ahora viene lo grave: o el biólogo Raúl Montenegro desconoce toda la información relativa a este comunicado oficial de las Naciones Unidas (lo que nos permite afirmar que no está actualizado en materia radioactividad, ergo, no puede ser tomado en serio hasta tanto no se actualice) o, si conoce la existencia del estudio (dado que yo se lo mencioné repetidamente en mis discutidas cartas a La Voz del Interior), entonces Montenegro está deliberadamente ignorando a la Ciencia Comprobada. Ya se sabe: los ecologistas siempre lo hacen.

Sería tan largo enumerar todos los errores y desinformación que se encuentran en las denuncias de la FUNAM, que sólo será suficiente repetir lo que dijo Daniel Arias en su artículo de Clarín: «Cuando los universitarios sacaban cuentas y razonaban que la cantidad de radioactividad absorbida por sus organismos era insignificante y prácticamente inmedible, el aula era aún un caos de sillas volcándose y gente aullando.» Que es lo que prácticamente han estado haciendo (metafóricamente) la pobre gente de la localidad serrana de Tanti y de Despe-ñaderos, gracias a las «alarmas sin fundamento» de la FUNAM.

Es hora, entonces, de que analicemos con mayor detenimiento a algunas de las organi-zaciones ecologistas más importantes que FUNAM, para que podamos estar en condiciones de no dejarnos sorprender por su prédica fácil y «bienintencionada».

No nos olvidemos que el lobo tiene la costumbre de disfrazarse de oveja para comerse al rebaño . . . y que al que insiste en ser oveja, el lobo se lo termina comiendo.

 

 

Bibliografía y lecturas recomendadas: 

 

  • Maduro, R. y Schauerhammer R., 1992, «The Holes in the Ozone Scare, The Scientific Evidence That the Sky Isn’t Falling», 21st Century Associates, Washington, D.C.
  • R. E. Benedick, 1991. «Ozone Diplomacy, New Directions in Safeguarding the Planet». Cambridge, Mass., Harvard University Pres.
  • Editores del Executive Intelligence Review, 1986. «Dope, Inc., Boston Bankers and Soviet Commissars.» New York, New Benjamin Franklin House Publishing Co.
  • William Engdhal, 1989, «Du Pont, ICI Behind the ‘Ozone’ Scare? Executive Intelligence Review (mayo 12), vol. 16, No. 20, pp. 14-15
  • David Kirkpatrick, 1990. ‘The Environment: Business Joins the New Crusade,» Fortune (Feb 12), pp. 44-50
  • P. Brimelow, L. Spencer, 1990. «Ralph Nader, Inc.», Forbes (Sept 17), pp 117-122 (Nota de Tapa).
  • Implicationes of Worldwide Population Growth for U.S. Security and Overseas Interests. Washington, D.C.
  • National Security Study Memorandum 200, 1974. US State Department.
  • Arias, Daniel, «Una Alarma Sin Fundamentos», nota en Clarín, 14 de Diciembre, 1987.

 

Capítulo 15 - Greenpeace: el dinero es lo que cuenta

Mad Max y sus Guerreros del Arco Iris

 EL EJEMPLO DE GREENPEACE

Cuando en 1971 Greenpeace fletó un bote para impedir un ensayo nuclear en la isla Amtchika, Alaska, el pequeño grupo de la Columbia Británica canadiense era apenas una más entre las muchas organizaciones antinucleares que pululaban en la charca conocida como la Nueva Izquierda. Pero después que el movimiento ecologista ganó impulso con sus eventos y conferencias internacionales, Greenpeace comenzó un sostenido ascenso hasta la cúspide de la pila de ONGs ecologistas. Cada una de sus muy visibles acciones fue anunciada con todas las trompetas por una masiva cobertura periodística.

Greenpeace formó una completa flota de barcos oceánicos, redes informáticas, una sofisticada red de comunicación satelital y su presupuesto operativo pasó rápidamente la suma de 100 millones de dólares anuales. Agregado a esto, Greenpeace se cubrió con un manto científico en sus publicaciones, mostrando fotos de sus miembros dedicados de manera ostensible a la investigación, la mayoría de las veces recogiendo muestras de aguas y efluentes.

En todas sus reuniones y conferencias a lo largo y ancho del mundo, Greenpeace hace alarde de que posee experiencia y conocimientos en los campos de la energía nuclear, los fenómenos atmosféricos, la química, la biología, ciencia militar y economía (para nombrar solamente a unas pocas) y que su capacidad en todos estos rubros le autorizan a dar forma y posiblemente a administrar las políticas mundiales sobre el ambiente, la economía, la industria, y cualquier otra actividad humana sobre el planeta. Esta moderna maravilla merece ser investigada con mucho detenimiento, especialmente porque los resultados de muchas de sus campañas han sido cualquier cosa menos un beneficio para la ciencia o la humanidad.

  • En 1988-1989, mientras la atención mundial estaba estupidizada por el circo periodístico formado alrededor del salvataje de dos ballenas grises cerca de Barrows, Alaska ­ se gastaron millones de dólares en dos ballenas, mientras millones de niños morían de hambre en Ruanda, Etiopía, o cualquier lugar del Tercer Mundo ­ Greenpeace intensificó su campaña contra Islandia y sus actividades balleneras. En esos momentos, Islandia estaba cumpliendo estrictamente con los dictados de laComisión Ballenera Internacional ­ comprada por Greenpeace, como veremos después ­ y estaba cazando algunas ballenas para investigación científica. La presión que impuso Greenpeace sobre los compradores del pescado de Islandia y el consabido boycott que siguió, casi provocó el colapso del gobierno islandés, causó el desempleo en la industria pesquera del país y amenazó los ingresos y la continuidad del Instituto de Investigaciones Marinas, que busca preservar y expandir la misma población de ballenas que Greenpeace estaba supuestamente tratando de «proteger».
  • Greenpeace habla mucho de su respeto por la sabiduría de los pueblos nativos, pero su ataque contra la caza de focas en el norte de Canadá y Groenlandia dejó a miles de esos «gentes nativas», los Inuit, al borde de la miseria, viviendo de las pensiones del gobierno y con su pesca disminuida por la gran sobrepoblación de focas. ¿Qué debemos pensar? La visión que tiene Greenpeace de un mundo «más limpio y seguro» ¿incluye el cierre de fuentes de trabajo y desempleo masivo? En su celo por atraer socios (y contribuciones en dinero) a su causa, Greenpeace hizo muchas y desinformantes publicaciones, algunas de las cuales dicen quizás un poco más sobre sus verdaderas intenciones.

El Hombre es una Bestia

Veamos un folleto de Greenpeace titulado: «El Paraíso Perdido – Cuenta Regresiva para la Destrucción» El folleto dice que la Tierra tiene 4.600 millones de años, pero que para hacer esto más comprensible, podemos comparar a la Tierra con una persona de 46 años de edad. Después de pasar por la aparición de los dinosaurios, los mamíferos y la última glaciación, el folleto declara:

El Hombre Moderno ha estado sobre el planeta unas cuatro horas. Durante la última hora, descubrió la agricultura. La revolución industrial comenzó hace apenas un minuto. Durante esos sesenta segundos, el Hombre convirtió en basura al Paraíso. Ha multiplicado a sus miembros a proporciones de plaga, provocado la extinción de 500 especies de animales, saqueado al planeta en busca de combustible y ahora se yergue, como una bestial criatura, regodeándose con su meteórico ascenso, al borde de una guerra que terminará con todas las guerras, y acabará efectivamente destruyendo este oasis de vida en el sistema solar.» (1)

Si el Hombre es, según Greenpeace, un bruto muy poco atractivo cuyo número constituye una plaga sobre la faz de la Tierra, entonces se supone que tal infortunada especie debe ser drásticamente reducido. Lo que Greenpeace dice al respecto de este delicado tema (genocidio) está muy hábilmente disfrazado con el ropaje de la preocupación por el destino de la Humanidad. Sin embargo, es posible descubrir en los argumentos de su filosofía el camino a sus intenciones: la reducción de la especie humana.

Ciencia Espiritual

Parece extraño que una organización que alardea de capacidad y experiencia científica se yerga como un ariete destructor contra la tecnología moderna; pero las cosas se hacen un poco más claras cuando echamos una mirada a la clase de «ciencia» que Greenpeace se refiere. Siempre hizo hincapié en la necesidad de que se realice un «cambio paradigmático» en la manera en que la gente ve su relación con la Tierra. De acuerdo a Greenpeace, el viejo y desacreditado punto de vista está apoyado por un conjunto de ideas que incluye «la creencia en un progreso material ilimitado que se obtiene a través del desarrollo económico y tecnológico»(2). La Nueva Visión apoyada por Greenpeace propone la ruptura con la concepción Judeo-Cristiana de la civilización como manera de conseguir la verdad científica:

«Rompiendo con la tradición científica que hasta ahora ha dominado y dado forma a nuestra relación con la Tierra, el nuevo paradigma incorpora el respeto por el mundo natural, más allá de su simple utilidad para los humanos. Permite la existencia de ciclos y fuerzas fuera del alcance de detección de nuestros equipos mecánicos, nuestros sensores y diales. En breve, nos permite conocer y creer en un entorno mucho más grande que el campo que conocemos como ´científico´ «. (3)

El artículo sigue diciendo, «En última instancia, una profunda conciencia ecológica es una conciencia espiritual.» ¿Y que clase de conciencia espiritual es la que se describe? Son las mismas ideas New Age que se han convertido en la religión pagana de los ecologistas de hoy. En lugar de Dios y el Hombre, creado a su Imagen y Semejanza, tenemos ahora al nuevo dios, Gaia, la diosa de la Tierra. En vez de ser sagrada la vida humana, es la Tierra la sagrada, y el hombre debe apaciguar a Gaia subordinándose al dominio de la naturaleza, tal como lo define la «profunda conciencia ecológica«. El crecimiento del ecologismo durante los últimos 20 años ha impulsado la irracionalidad en nuestra cultura, hasta el punto que publicaciones de amplia difusión promueven las prácticas esotéricas y aún las satánicas.

El Paradigma Ecológico

¿Cuál es, entonces, el principio operativo del nuevo paradigma de Greenpeace? Si todos esos ciclos y fuerzas no pueden ser encarados por medios científicos, entonces se hace muy obvio que la existencia de ciertos fenómenos no tienen que se probados científicamente. El agujero del ozono deja entonces de ser un fenómeno de origen natural documentado ya en 1956 por George Dobson; es ahora una amenaza que extinguirá a la vida sobre este planeta. El Calentamiento Global requiere de grandes cortes en el consumo de energía; no importa que no exista evidencia científica que apoye esta teoría. O sino, qué tal la advertencia que un vocero de Greenpeace le hizo a una asamblea de una escuela secundaria en Ontario, Canadá: el cuerpo humano está tan contaminado por productos químicos que en tres años más sería ilegal la cremación de seres humanos, porque la cremación violaría las regulaciones de emisión de contaminantes! Desgraciadamente, Greenpeace ayudó a que la irracionalidad y la superstición de la Edad Media estén nuevamente en carrera.

Greenpeace mismo ha admitido en sus publicaciones que sus primitivos activistas consultan de manera regular las cartas Tarot, el I Ching y las viejas tabletas Aztecas pero, advierte, que estos desvaríos místicos no interfieren para nada ­ sino que más bien le agrega combustible ­a las muy bien focalizadas campañas de la organización en contra de las bases de la civilización occidental. De acuerdo a Robert Hunter, miembro fundador de Greenpeace, «Nosotros disparamos imágenes, en vez de misiles, ­ bombas de tiempo mentales transmitidas por la prensa mundial.«

El caso de la violenta campaña que Greenpeace lanzó contra Islandia tiene poco que ver con la actividad ballenera de ese país y más con la estratégica posición que tiene en el Atlántico Norte. Esa área es crucialmente estratégica para el refuerzo y aprovisionamiento de Europa en caso de guerra, mientras que también es (o era entonces) crucial para la Unión Soviética en caso de un ataque contra los Estados Unidos. En los años recientes, la actividad naval soviética se había incrementado notablemente en la región, lo que fue respondido por Islandia con una mayor participación en la NATO. Cualquier tipo de desestabilización de Islandia sólo podía favorecer a Rusia, especialmente si gran parte de la población debía emigrar debido a la situación económica.

El boycott impuesto a Islandia por parte de Greenpeace casi provocó la hecatombe económica del país. De acuerdo a Greenpeace, «Un nuevo clima gobierna ahora las relaciones Este Oeste. La Guerra Fría ha terminado.» Sin embargo no impidió que Greenpeace continuara su campaña contra la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), omitiendo toda mención al desarrollo soviético de armas de rayos y radiofrecuencia. Ni tampoco impidió que se siguieran las campañas para producir un cierre unilateral (sólo en Estados Unidos) de la producción de plutonio y tritio para la Defensa.

En Diciembre de 1988, el líder ruso Gorbachov dió un discurso en las Naciones Unidas sobre «la seguridad ecológica internacional«, y dio su bendición a todas las organizacio-nes ecologistas internacionales ­ a quienes los soviéticos han ayudado económicamente con largueza, como una manera rápida de conseguir la desindustrialización de Occidente. Un ejemplo de ello es la canalización de fondos soviéticos al antinuclear Partido Verde alemán. Los soviéticos favorecían al ecologismo como una muy conveniente manera de ayudar a que Occidente cometa suicidio, y están aún deseosos de darles una mano a los «idiotas útiles» del Oeste.

El blanco que tienen en Occidente las bombas mentales de Greenpeace, deberían recordar las palabras de Benjamin Franklin; «Hay verdad en el viejo dicho, que si uno se convierte en oveja, los lobos se lo comerán».

Algo de Historia

Paul Watson fue uno de los fundadores de la organización ecologista multinacional Greenpeace y, luego de su deserción de ella en 1977, se desempeña actualmente como Director de un grupo ecologista rival, el Sea Shepherd Society (o Sociedad Pastores del Mar). Cuando en 1991 se refería a su ex organización, y a su por entonces presidente, David Mc Taggart, decía lo siguiente:

«El secreto del éxito de David McTaggart, es el secreto del éxito de Greenpeace: no importa cuál sea la verdad, lo único que importa es aquello que la gente cree que es la verdad.» Esto, viniendo de uno de los «ecologistas idealistas» ­ es el reconocimiento que, en el ecologismo (insisto en que no es lo mismo que ecología), la verdad científica no tiene importancia ninguna: si una mentira se repite las veces suficientes, la gente termina por creer que es verdad, y eso es lo único que importa. Siguen los dirigentes ecologistas el consejo de Hitler: «Mientras más grande sea la mentira, más gente se la creerá.»

Bajo la dirección de David McTaggart, Greenpeace se convirtió, de una banda de penden-cieros militantes en botes de goma, interponiéndose entre los arpones y las ballenas, en una extraordinariamente rentable organización multinacional que sólo rinde cuentas de sus ingresos y sus gastos a sí misma. Con 5 millones de miembros o adherentes y un ingreso de más de 160 millones de dólares en 1990, Greenpeace tiene oficinas en 24 países del mundo, cobrando a cada una de sus agencias «hijas» el 24% de los ingresos que realizan anualmente, como «royalties» para el uso del nombre. Como cualquier producto comercial, el nombre Greenpeace es una «marca registrada».

En Alemania, Greenpeace cuenta con 700 mil socios, de los cuales unos 320 mil permiten que sus bancos debiten 30 dólares anuales a la cuenta bancaria de la organización, que en 1990 recaudó allí más de 36 millones de dólares. Sus oficinas y representaciones en todas partes del mundo reciben subsidios de la central, de acuerdo al centimetraje de publicacio-nes periodísticas en donde aparece el nombre de Greenpeace o sus organizaciones asociadas. A mayor escándalo, mayores sumas de dinero recibidas en concepto de «honorarios». Lo notable es que no importa si las protestas que dan lugar a ese centimil tienen alguna base científica, o algún viso de veracidad o sensatez. Lo importante es la publicación del escándalo, aunque se compruebe más tarde que la «denuncia» es puro cuento o que se trata de una mentira deliberada.

Ya es tarde: la mentira se ha esparcido entre aquellos que no conocen los fundamentos técnicos o científicos del asunto. Es decir, el 99,9% de la población. El daño ya ha sido hecho, los réditos políticos y económicos se reciben a corto plazo.

El Mito McTaggart

¿Quién es este misterioso McTaggart, considerado por muchos como una figura próxima a ser canonizada? En 1989 se publicó «La Historia de Greenpeace», el libro que cuenta la versión oficial, que es repetida por los diarios y revistas cuando hablan de la organización. De acuerdo a la versión oficial, McTaggart era un exitoso hombre de negocios inmobiliarios que, a los 39 años, «vió la Luz» y se decidió a Salvar al Planeta.

La verdad es tan diferente que no sorprende el dicho aquel de : «a mayor la mentira, más fácil de tragar.» La versión oficial es un mito más. Quienes conocieron al afirman que era un promotor de bienes raíces fracasado e inescrupuloso, que dejó en la calle a inversores y parientes antes de que sus proyectos se desvanecieran como el humo. En 1968, Bruce Orvis era un ganadero de Stockton, California, y propietario de unas selectas 400 hectáreas en el Bear Valley de la Sierra Nevada. Contrató a Mc Taggart como Gerente General para su proyecto de construir una villa y un centro de ski en el magnífico valle. Mc Taggart, entonces de 36 años de edad y ex campeón canadiense de badminton, era un experto vendedor. Buen mozo, carismático, rápido para las promesas, McTaggart nunca invirtió ni un centavo propio en el proyecto, pero encontró muchos creyentes inversores. Esa es la fortuna de McTaggart: siempre encuentra ingenuos creyentes.

McTaggart expandió el proyecto de Orvis de manera grandiosa y vendió parcelas a 350 personas. Elizabeth (Betty) Huberty tenía 19 años cuando se casó allí con David, convirtiéndose en la tercera de sus 4 esposas. McTaggart logró convencer a la madre de Betty, Gertrude Huberty, (dueña de 40 acres y una casa de campo cercana) para que garantizara un préstamo de $ 80.000 con el objeto de comprar y restaurar una hostería de seis habitaciones y una gasolinera. Su mujercita Betty hipotecó su herencia de 30.000 dólares como garantía adicional del préstamo. Dennis Rassmussen, que había comprado un lote y, posteriormente se convirtió con su familia en controlador y dueño del valle, dice que McTaggart tentó a los posibles compradores con el cuento de que pronto construirían allí una aerosilla para la estación de ski, partiendo desde la hostería misma hasta la cima de la montaña, y que además habría una cancha de golf. El proyecto de la cancha de golf se desplomó muy rápidamente, junto con el de la pista de esquí de nieve: la aerosilla todavía está esperando la autorización del Servicio Forestal de los EEUU.

En 1969, McTaggart «dejó de frecuentar los lugares habituales« al decir de la policía, y desapareció de la ciudad sin dejar rastros. Orvis, que continuaba creyendo en el fabuloso plan de McTaggart, eventualmente perdió 3 millones de dólares en el asunto. Bear Valley fue finalmente a la quiebra en 1975; Gertrude Huberty tuvo que pedir prestado sobre otras propiedades para devolver el préstamo que había sacado McTaggart (y que no devolvió jamás…)

Huídos de Bear Valley, McTaggart y su mujer recalaron en Aspen, Colorado, otro famo-sísimo centro invernal de esquí, en donde encontró trabajo como presidente de Aspen International PropertiesInc. en donde desarrolló un proyecto aún más faraónico que el anterior. El proyecto prometía un enorme hotel y un block de apartamentos en condominio de 12.500 unidades! Piense bien: son 12.500 departamentos…! A un mínimo de 30.000 dólares cada uno = 375 Millones de dólares..! McTaggartparece haber tenido siempre predilección por cifras gruesas. Algún tiempo después podría coronar sus sueños, cuando se hizo con la Presidencia de Greenpeace International. Pero para ello debía pasar primero por algunas pruebas. . .

Nancy Woodworth, encargada de una de las oficinas durante la breve estadía de Mc Taggart en el proyecto, le recuerda como una persona especial: «David tenía un especial poder sobre la gente. Su estilo de vida era extraordinariamente extravagante». Según recuerda Nancy, una tarde de 1970, McTaggart le ordenó que le alcanzara unas carpetas y al día siguiente McTaggart había sido tragado por la tierra. Además de «no frecuentar más los lugares habituales» (ya se estaba haciendo una costumbre), McTaggart se llevó consigo el anillo de bodas de su mujercita Betty, vendió una coupé Mercedes 280 SL Sport y se marchó con viento fresco hacia los mares del Pacífico Sur.

En 1972, los inversores Wells Lange y su hermano (entre varios más) demandaron a Aspen International y a McTaggart por fraude en las garantías. Acusaban a McTaggart de haberlos inducido a invertir u$s 1.5 millones subestimando y/o ocultando el pasivo de la compañía, haciéndoles creer que existían otros inversores importantes, cuando en realidad no existía ninguno. En un arreglo extrajudicial hecho en 1975 (mejor un mal arreglo que un buen juicio) los hermanos Lange recibieron un poco de efectivo, documentos (que jamás aterrizaron) y la mayoría de las acciones de la compañía en quiebra.

McTaggart en los Mares del Sur

McTaggart debe haber visto la «Luz ecológica« recién en 1972 cuando respondió a un anuncio de prensa que Greenpeace hizo en Auckland, Nueva Zelandia. Hablando por teléfono desde Vancouver, E. Bennett Metcalfe, co fundador de Greenpeace, le reclutó para llevar a cabo la segunda operación de acción directa del grupo, esta vez en contra de los ensayos nucleares franceses en el atolón de Mururoa. ¿Cuáles eran las calificaciones de McTaggart para cubrir el puesto? Un enorme entusiasmo ­ y ser dueño de un ketch de 38 pies. Se le giró un adelanto para preparativos.

Cuando Metcalfe voló hasta Auckland y puso pie en tierra, enseguida husmeó que algo no andaba como debía. De acuerdo a Metcalfe, el señor McTaggart se negó a rendirle cuentas por los 9.500 dólares que Greenpeace le había enviado para equipar al barquito. Peor aún, la policía de Auckland había arrestado a McTaggart por el contrabando de relojes suizos en el barco y Greenpeace debió pagar otros u$s 1.000 para obtener la libertad bajo fianza del moderno émulo del pirata Morgan. Como es de esperar (nadie es culpable hasta que se lo prueben) McTaggart niega que haya recibido más de u$s 2.500 para equipar al barco, que haya engañado a inversores en Bear Valley y Aspen, haber vendido el anillo de bodas o la coupé Mercedes. Dice que la acusación de la policía de Auckland por contrabando fue un invento del gobierno, «para tratar de impedir mi viaje Viendo los antecedentes judiciales de McTaggart, los dichos de la policía Neozelandesa son más creíbles . . .

El resto es bastante conocido. Los franceses se apiadaron de él y su tripulación, y no hicieron detonar ninguna bomba de hidrógeno cuando McTaggart estaba en el área de ensayos (con lo cual no le hicieron ningún favor a la Humanidad), pero sí enviaron dos agentes secretos que pusieron una mina en el costado del barco, mientras estaba amarrado en el muelle de Auckland. Esto sirvió para que Greenpeace saltase bruscamente a la fama y Mc Taggart viese la Luz: las posibilidades económicas de este nuevo tema de la ecología.

La señora Gertrude Huberty (su ex suegra. . .) le recuerda como un despiadado negociante que no se detenía ante nada: «David me dijo una vez que, cuando uno desea alguna cosa ardientemente, uno debe estar dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguirla…»­ dice ella ­ «Cualquier cosa…» Y una cosa que él deseaba con ardor (además de una enorme cuenta bancaria), era el liderazgo de Greenpeace. En 1979, se desató una feroz lucha entre la oficina madre de Vancouver y los libremente afiliados rivales en los EEUU, por el derecho al uso del nombre «Greenpeace». Por esa época, McTaggart estaba muy activo en la operación de Greenpeace en Europa, (y se había hecho muy famoso por la paliza recibida de parte de los agentes secretos franceses por interferir en las pruebas nucleares del atolón de Mururoa.) Los fundadores canadienses de Greenpeace iniciaron una querella judicial contra los norteamericanos para ganar el control del nombre. Aunque en esta batalla entre el co-fundador de Greenpeace, Patrick Moore y David McTaggart, el dueño original del nombre tenía el apoyo de los canadienses, los norteamericanos y los europeos estaban decididamente del lado de McTaggart.

En 1980 McTaggart se hizo con la presidencia de Greenpeace International, mientras que Moore se mantuvo como jefe de la filial de Canadá. Por supuesto, los millones de personas que donaban su dinero y obediencia al mito sabían muy poco sobre esta batalla intestina. Aquí hay una paradoja notable: las agrupaciones como Greenpeace atacan a las grandes empresas y las acusan de «no tener rostro y no ser responsables ante nadie«. En realidad, esa descripción se ajusta mejor a Greenpeaceque a las modernas compañías que están reglamentadas, severamente inspeccionadas y gravadas con impuestos por los gobiernos, con adversos informes de la prensa y cuidadosamente vigiladas por sus propios accionistas.

Por el otro lado, existe muy poco control y revisión de cuentas en las organizaciones como Greenpeace, debido a que son «sin fines de lucro. Los medios de difusión las tratan con mano de seda, no pagan impuestos y tienen numerosas franquicias en los servicios públicos del Estado, como tarifas especiales en el servicio de correos. Si se presiona un poco, Greenpeace revelará que el salario de McTaggart ascendía a sólo 60.000 dólares anuales, pero no dirá una sola palabra más sobre ningún otro tipo de retribución o privilegios de sus dirigentes y sus tropas de asalto ­ algo que cualquier empresa del mundo está obligada por ley a revelar en sus balances.

¿Una Retirada Estratégica?

El 2 de Septiembre de 1991 David McTaggart renunció a la presidencia de Greenpeace International, después de 12 años seguidos en el puesto. Fue reemplazado por Matti Wuori, un abogado en derecho civil de Finlandia. McTaggart fue nombrado Presidente Honorario y dijo que, entre otras cosas, emplearía su tiempo libre en ayudar a la ex Unión Soviética a limpiar su ambiente. La llegada de Wuori al poder no pudo haberse realizado más a tiempo. La prensa de Alemania había estado publicando candentes revelaciones acerca de la manera en que las recaudaciones de Greenpeace iban a parar a cuentas secretas en Suiza, lo que estaba provocando que la imagen mítica de Greenpeace se hubiese comenzado a ajar peligrosamente. El cambio en la opinión pública se reflejaba en las recaudaciones de la organización. La misión de Matti Wuori parecía ser la del jabón limpiador Camello: lavar y pulir la salpicada imagen de Greenpeace. Por supuesto, McTaggart continuó dirigiendo a la organización desde bambalinas. Es su dueño natural. En un artículo de la revista Forbes, allá por el año 91, la foto de McTaggart aparece con el epígrafe que ironiza sus costumbres: «David McTaggart: ex presidente de Greenpeace. ¿Yéndose otra vez a tiempo?» (4)

Greenpeace International tiene en Roma las más fastuosas oficinas que se puedan concebir, mientras que McTaggart es dueño de una «villa» de olivos en Perugia, cuyo lujo lo hubiese envidiado Onassis. Los camarotes de los oficiales del Rainbow Warrior, el más famoso de los varios barcos de Greenpeace, se destacan por la suntuosidad del decorado, cosa que no se puede decir de las cuchetas de los marineros.

La central del poder de Greenpeace se encuentra en Amsterdam, poder que reside en el dinero que recolecta de sus 12 más prósperas filiales nacionales. Como dije más arriba, estas filiales deben pagar un «tributo» del 24% de las recaudaciones provenientes de donaciones, negocios, campañas de «mailing», etc, por el uso del nombre. El poder está consolidado aún más por la oficina de Roma, ya que ninguna filial puede lanzar ninguna campaña sin la expresa aprobación de Greenpeace International.

El Uso del Poder

¿Cómo ha usado Greenpeace a este poder? De manera despiadada. En sus operaciones impera la mentalidad de «el fin justifica los medios« y, de acuerdo a ella, Greenpeace presionó en 1986 a la Universidad de Florida para que echaran de su puesto al biólogo marino Richard Lambersten, por la ofensa de realizar investigaciones que requerían muestras de tejidos de órganos de las ballenas. Greenpeace decidió que esas investigaciones no eran «científicamente útiles» e hizo la absurda acusación que Lambersten sólo era una cubierta para los balleneros comerciales. Lambersten, actualmente en el Woods Hole Oceanographic Institution, dice que su investigación estaba dirigida a identificar enfermedades de las ballenas y descubrir sus posibles curas. De acuerdo a Lambersten, las tácticas usadas por Greenpeace para conseguir su expulsión de la Universidad incluían la invasión del campus universitario con militantes en protesta y sobrevolar los estadios de fútbol con aviones que arrastraban pendones con el mensaje: «Universidad de Florida: ¡Paren de Matar Ballenas!«

Mientras, los medios de difusión mostraban a los miembros del «staff» de Greenpeace esquivando arpones en sus botes de goma, McTaggart estaba ocupado en «envolver y empaquetar» a la Comisión Ballenera Internacional (International Whaling Commission). La Comisión se formó en 1946, como consecuencia de un tratado entre naciones balleneras, para impedir la caza excesiva de ballenas. Es decir, para ponerse de acuerdo para preservar un recurso natural renovable. Las naciones más involucradas eran Japón, Islandia, Noruega y la Unión Soviética, pero la asociación estaba abierta a todas las naciones que pagasen la cuota anual de 30 mil dólares, y los costos de sus representantes a las sesiones.

Según Francisco Palacio, ex consultor de Greenpeace sobre mamíferos marinos, él, Mc-Taggart, y varios amigos más, consiguieron hacer que la Comisión Ballenera adoptase el punto de vista de Greenpeace que debería imponerse una prohibición total sobre la caza de las ballenas. Los «salvadores de ballenas» ubicaron a varias naciones pobres, a las que se agregaron algunas recientemente independizadas como Antigua y Santa Lucía ­ que jamás habían pescado ni una mojarrita ­ y después de conseguir en la Asociación la documentación correspondiente para solicitar el ingreso, los presentaron al Departamento de Estado de los EEUU. Se nombraron a sí mismos o sus amigos, como los científicos o comisionados para representar estos pequeños países ­ no pescadores de ballenas ­ en la Comisión Ballenera. Por ejemplo, Palacio, que era un colombiano residente en Miami, fue el representante por Santa Lucía, mientras que Antigua estaba representada por Richard Baron, abogado de Miami y amigo de Palacio. Un amigo de McTaggart, el marroquí francés Paul Gouin, residente en Nassau, Bahamas, se hizo con la representación de la Panamá del general Noriega.

Los representantes a las sesiones de la Comisión Ballenera, nombrados por Greenpeace, gozaban de un viaje anual de diez días, con todos los gastos pagos más un plus de 300 dólares diarios para gastos personales, para atender a las reuniones de la Comisión. Greenpeace pagó a un embajador ante las Naciones Unidas los gastos del vuelo y estadía en su país para convencer al gobierno de que apoyase el plan de copar a la Comisión de Balleneros.

Entre 1978 y 1982, asegura Palacio, la operación de Greenpeace añadió por lo menos otra media docena más de países a la Comisión, hasta alcanzar los 2/3 necesarios para alcanzar la mayoría imprescindible para votar una moratoria en la caza comercial de ballenas, cosa que sucedió finalmente en 1982. Según sigue diciendo Palacio, esta operación costaba millones, puesto que involucraba los pagos por las cuotas de los países de la Comisión, realizados por Greenpeace en nombre de las naciones representadas. «En cuotas de miembros, los pagos ascendían a $ 150.000 anuales, y además estaba todo ese dinero para ´untar´ (coimear…) a lo largo de todos esos años.» El marroquí Gouin era el «angel» que canalizaba los fondos a través de una Fundación con base en Miami llamada Sea Life Resources Institute. ¿De donde obtenía Gouin tanto dinero? Según dice, de «inversiones comerciales»

Metodologías y Campañas

Las campañas de Greenpeace, como la de «¡Salven las Ballenas!» a menudo parecen abier-tas y casi espontáneas. Sin embargo, están orquestadas con sumo cuidado, comenzando con una red de investigadores que recogen chismes de empleados del gobierno, choferes de camiones y empleados «simpatizantes de la causa» dentro de las corporaciones (los «bobos útiles«) que serán luego los blancos de las campañas anti-contaminación de Greenpeace. A su vez, Greenpeace tiene infiltrados dentro de sus propias filas (agentes de inteligencia de los gobiernos europeos que han decidido vigilar al ecologismo más de cerca), que dicen que las «Juntas de Inteligencia» de la organización incluyen una operación clandestina en Zurich, algo que Greenpeace niega, por cierto.

Lo que sí está claro es que Greenpeace, con su red de contactos y confidentes, se ha convertido en un grupo de «Vigilantes» ­ vigilantes en hacer cumplir las leyes anti-contaminación ­ pero actuando como Juez, Fiscal, Jurado y Verdugo ­ cuando decide que los gobiernos no están haciendo cumplir las leyes con la fuerza que Greenpeace desea. No es nada sorprendente que poco y nada de esto se conozca, puesto que la prensa complaciente y simpatizante ha sido siempre una gran aliada de Greenpeace.

El mayor recaudador de fondos para Greenpeace fue el trágico evento que la organización no había planeado para nada. En 1985, en un intento de desbaratar la operación de interferencia que Greenpeace había montado contra los ensayos nucleares en Muroroa, agentes secretos franceses minaron al barco Rainbow Warrior de Greenpeace, que estaba anclado en el muelle de Auckland, Nueva Zelanda. El fotógrafo portugués Fernando Pereira, que dormía a bordo, resultó muerto en la explosión. El incidente, hábilmente explotado por Greenpeace y ampliamente publicitado en todo el mundo, confirió inmediato status de mártires a la organización. Como resultado de la rápida explotación publicitaria del incidente, los ingresos de Greenpeace se triplicaron hasta alcanzar la suma de 25 millones de dólares, entre 1985 y 1987.

El martirio estuvo a punto de ser empañado por las revelaciones del Servicio de Inteligencia de Alemania Occidental, acerca de que Pereira estaba aliado con terroristas. Oficiales de ese servicio dijeron que tanto Alemania como Holanda tenían registradas las actividades de Pereira como «contacto» del personero político del Movimiento 2 de Junio y como uno de los contactos con la KGB rusa en la planificación de protestas antimisiles nucleares en la Europa Occidental. Por supuesto, como siempre, Greenpeace niega todos los cargos y conexión con nadie.

Quizás nunca se conozca la verdad sobre el asunto, pero Greenpeace cosechó descomunales dividendos publicitarios de la tragedia, mientras que las declaraciones de la policía alemana y holandesa apenas si tuvieron eco en la prensa. Cuando alguna publicidad desfavorable sube a la superficie, Greenpeace lleva el asunto de inmediato a los tribunales.

Sintiéndose con entera libertad de criticar o atacar a quien se le ocurra, Greenpeace parece no creer en que los demás puedan tener derecho a criticarle. En 1990, la organización llevó a los tribunales a tres publicaciones alemanas que habían osado publicar artículos que no resultaron de su agrado. El cineasta islandés Magnus Gudmundson filmó y estrenó en 1989 una documental titulada «Survival in the High North« (o Supervivencia en el Alto Norte), que muestra la lucha entre los pueblos cazadores de Groenlandia y tierras cercanas al Polo Norte contra los ecologistas. Describe un penoso cuadro de dependencia de estos pueblos de la Seguridad Social y de crecientes tasas de suicidios entre las poblaciones cazadoras de Islandia, Groenlandia y las Islas Faroe, donde la actividad de la caza de focas fue devastada después de la exitosa campaña realizada por Greenpeace y los grupos por los Derechos de los Animales para prohibir la importación de pieles de foca en Europa.

La documental de Gudmunsson reexamina la evidencia mostrada por el premiado periodista dinamarqués Leif Blaedel, que demuestra que un film de propaganda de Greenpeace fue falseado, usando a torturadores de animales contratados al efecto para obtener tomas cinematográficas espantosamente convincentes. Blaedel cita también a las tomas de la película «Goodbye Joey«, que los tribunales de Dirranbandi, Australia, confirmaron como falsifi-cados por los productores. Estas escenas ­ según la denuncia de Blaedel ­ fueron actuadas por cazadores de canguros (que resultaron posteriormente multados por el tribunal) para torturar canguros para el film. Los documentos del tribunal confirman que la fraudulencia de la película era de público conocimiento en 1983, tres años antes de la última vez que Greenpeace Dinamarca envió la película para ser exhibida ­ a pedido del mismísimo Blaedel.

Aunque el director de medios de difusión de Greenpeace, Peter Dykstra dice que ellos detuvieron la distribución del film en 1983, cuando se «descubrieron» los problemas de integridad de la película, ésta ha sido exhibida en casi todos los países de Sudamérica en años recientes. Al menos, en 1992, el autor de este libro la vió exhibida en un canal de televisión de Córdoba. Gudmunsson fue demandado por Greenpeace por difamación y libelo ante varios tribunales de Europa, siguiendo la táctica normal de intentar silenciar a la oposición por medio de amenazas, chantajes o presiones políticas. Sin embargo, pareciera que, por lo menos en este caso, la verdad consiguió imponerse: en Mayo de 1992 los tribunales de Noruega fallaron el caso a favor de Gudmunsson, confirmando así la validez de las pruebas aportadas por Leif Blaedel y Gudmunsson en la documental.

Los Fines y Los Medios

A consecuencia de la exposición de los hechos ­ que de manera evidente eran ignorados por casi todo el mundo ­ el presidente de Greenpeace Noruega, Björn Oekern, renunció a su cargo (y al de director de Greenpeace International) por estar en desacuerdo con las tácticas y métodos de la organización para recaudar fondos, acusándola de que «nada del dinero recaudado fue usado por Greenpeace para protección del ambiente«, agregando que consideraba que Greenpeace era, en realidad, un grupo «eco-fascista«. Estas apreciaciones, viniendo de alguien que proviene del «riñón mismo» de Greenpeace, constituyen un antecedente que debería tenerse en cuenta para evaluaciones políticas sobre la validez de sus denuncias ecológicas.

De la misma manera que lo tuvieron en cuenta los 15.000 socios que Greenpeace tenía en Noruega y que después del escándalo renunciaron a seguir perteneciendo a una organización de este tipo. Aquí se puede hablar de gente que «vio la luz» a tiempo, y prefirió separarse de los 35 activistas que aún registra la operación de Greenpeace Noruega. Sin embargo, la falta de apoyo popular (que se traduce en dólares, a la hora de las cuentas), ha motivado la intención de cerrar la filial en Noruega.

Si los fines de Greenpeace justifican tales medios¿cuáles son estos nobles fines? Cuando se llega a los extremos de asesina inconsciencia a la que Greenpeace llegó con el asunto del plutonio transportado por el barco Akatsuki Marú desde Francia hasta el Japón, se puede esperar cualquier cosa de una organización de este tipo. Hasta que use las técnicas de Goebbels para conseguir sus objetivos. O las de su gran maestro, Adolfo Hitler. La absolutamente estúpida e inconsciente actitud que Greenpeace ordenó para sus embarcaciones que perseguían y se interponían en la ruta del barco japonés, pudo verdaderamente provocar la hecatombe ecológica que la misma Greenpeace denuncia como posible. De haber ocurrido un accidente que provocase que el plutonio se perdiese en el fondo del mar, Greenpeace hubiese tenido la ocasión de vociferar triunfalmente¿Vieron? Ya habíamos advertido que la energía nuclear es peligrosa! Sobre todo con una pandilla de desequilibrados cerca, que se han autonombrado guardianes y custodios de nuestra salud, seguridad, y algunas cosas más, (entre las que notamos que también quieren que figure nuestro dinero).

¿Cuáles son ­repito­ estos nobles fines? Es imposible de probar con precisión, aunque podemos imaginarlos. Uno de sus pasiones es el odio por la industria, el comercio y el libre mercado. Peter Bahouth, director de Greenpeace USA, le dijo al periódicoIn These Timesel 11 de Abril de 1991: «No creo en la idea del mercado… Da por resultado tratar a los tóxicos o a la contaminación como productos de consumo… cuando las compañías tienen una línea baja de rentabilidad, no la vemos pensando en el medio ambiente.«

Por su parte, un consultor alemán sobre el ambiente, Josef Huber, al hablar sobre los militantes de Greenpeace Alemania, hace un claro análisis del tema, y realmente coincide con la visión que tiene nuestro conocido Víktor Frankl sobre temas similares: «Estos Greenpeacers no saben realmente qué es lo que anhelan. Pero ellos sienten la fuerte necesidad de protestar por la percibida destrucción de la Tierra por parte de la industria y el capitalismo. Los elementos del marxismo están entremezclados con un nuevo tipo de romanticismo y anarquismo.»

Otro co fundador de Greenpeace, Robert Hunter (para muchos fue su líder espiritual) y hoy productor independiente de películas en Toronto, escribió una crónica en 1979 sobre Greenpeace, titulada Los Guerreros del Arco Iris (Warriors of the Rainbow), donde dice : «El maquiavelismo y el misticismo jugaron roles iguales en la formación de la conciencia que Greenpeace expresaba. Corporizaba, algunas veces, un fervor religioso, otras veces una crueldad que lindaba con el salvajismo. La corrupción y la grandeza jugaron cada una sus partes, y cada una recogió su cosecha…« Crueldad y Religión son una mezcla combustible y altamente detonante, especialmente si están mezcladas con una certeza absolutista y una intolerancia violenta. Estos eran los ingredientes básicos de la Santa Inquisición, que parece levantarse nuevamente de entre las cenizas de los millones de seres humanos enviados a la hoguera.

Greenpeace otorga becas para algunas investigaciones, pero no financia la investigación relacionada con la eliminación y limpieza de residuos peligrosos, tóxicos o nucleares. ¿Por qué? Greenpeace dice que su rol es el de prevenir la contaminación, y no el de limpiarla. Parece que el encontrar las soluciones para estos problemas socava los objetivos de Greenpeace de eliminar los procesos industriales que generan residuos o provocan «problemas de salud«. Algunos analistas dicen que sería suicida financiar investigaciones que harían desaparecer los motivos de ser de Greenpeace y, sobre todo, las excusas para sus campañas de recaudación. Greenpeace no está por la eliminación de los residuos tóxicos ­ está por la eliminación de la industria.

En su literatura destinada a recaudar fondos, Greenpeace cita con frecuencia al Mahatma Ghandi y a su retórica de la no violencia. Pero el Ghandi creía apasionadamente que los buenos fines no justifican medios malévolos. La devoción de Greenpeacea este ideal es, sin embargo, sumamente cuestionable, vistos sus numerosos antecedentes. Su apoyo a organizaciones de «terroristas ecológicos» como Earth First! (usan métodos que habrían horrorizado a Ghandi), cuyo fundador, Michael Roselle, además de estar hoy en la lista de sueldos de Greenpeace, tiene la captura recomendada por Interpol, a pedido del gobierno Noruego, por minar a un ballenero noruego anclado en el puerto. Estos eco-terroristas se hicieron famosos por introducir gruesas púas de acero en los troncos de árboles, que provocaban espantosas e invalidantes heridas en los trabajadores de los aserraderos.

A causa de sus declaraciones extremistas, se ve a Greenpeace cada vez menos como una organización dedicada a la salvación de las especies en peligro, y más como un propulsor de la política del Hermano Mayor de Orwell, que gobernaría al mundo de la forma que a los directivos de Greenpeace les gustaría que fuese. Una dictadura destinada a continuar las políticas de coloniaje de las naciones industriales sobre el Tercer Mundo.

La Fisura en el Arco Iris

Quizás el logro más impresionante de Greenpeace, en su vida de 23 años, haya sido el haber conseguido vender su imagen, no sólo como una importante organización ultra-ecologista, sino como una conciencia global verde (cuyas actividades, autodescriptas como no-violentas, fueron impulsadas por un presupuesto anual de casi 200 millones de dólares), están más allá de todo reproche. Esto explica un tanto la reacción de Greenpeace a la emisión por la televisión estatal de Dinamarca (la TV-2) de una documental que muestra cómo la organización ha desviado millones de dólares hacia cuentas de banco secretas, ha sobornado funcionarios y políticos, y se ha codeado con los eco-terroristas.

Aunque los voceros de Greenpeace han desmentido lo que se afirma en la documental llamada The Crack in the Rainbow (La Fisura en el Arco Iris), los cargos fueron tan bien fundamentados, que en Europa se han echado sombras de escándalo sobre Greenpeace, sombras que se hicieron más oscuras porque las afirmaciones del documental están apoyadas por historias previas que informaban sobre irregularidades éticas y financieras dentro de la organización, incluyendo un largo y muy completo artículo publicado por la prestigiosa revista norteamericana Forbes, en Noviembre, 1991.

Esta documental de una hora de duración fue producida por un equipo de la TV-2, con la asistencia del realizador cinematográfico Magnus Gudmunsson. Comienza con un comenta-rio hecho por el cofundador de Greenpeace, E. Bennet Metcalfe, un veterano escritor de la Columbia Británica, Canadá, que dice: «Por la forma en que comenzamos entonces y la forma en que es ahora, me veo a menudo como una especie de Dr. Frankenstein que creó un monstruo que ahora tiene vida propia.» La documental muestra a continuación al ex jefe de contadores de Greenpeace, Frans Kotte, que describe la existencia de cuentas de banco privadas que contienen más de 20 millones de dólares «estrujadas» de las contribuciones públicas a las campañas de Greenpeace tales como Salven a las Selvas Lluviosas, a la Capa de Ozono, y a las Ballenas. De acuerdo a Kotte, esas cuentas eran de compañías «holding» secretas, accesibles solamente para los máximos dirigentes de Greenpeace, especialmente por David McTaggart, el nativo de Vancouver que ayudó a organizar a Greenpeace International en 1979.

También se documenta la manera (que ya vimos cómo) Greenpeace sobornó a funcionarios de gobiernos en la Comisión Ballenera Internacional (nada más fácil de coimear que un funcionario de gobierno) durante la década del 80. El programa relata cómo Greenpeace y otros grupos ecologistas establecieron un fondo para coimas de u$s 5 millones para comprar los votos suficientes para asegurar que la Comisión impusiera la prohibición total a la caza comercial de la ballena.

La Conexión Eco-Terrorista

Ya vimos como el investigador privado Barry Clausen que había sido contratado para infiltrarse en el grupo eco-terrorista Earth First! para exponer sus actividades ilegales, terminó descubriendo las conexiones y el apoyo financiero, legal y político que Greenpeace le prestaba ­ y le presta aún ­ a los activistas de Earth First! Clausen terminó su intenso año de infiltración dentro de Earth First! publicando un libro titulado Walking on the Edge (Caminando en el Borde), publicado en Abril de 1994. El mensaje de Clausen en este libro es simple: «Los ecologistas que encontré no tienen intereses terrenales, sólo una necesidad de destruir. En los Estados Unidos han llegado ya al punto de la anarquía, y la Columbia Británica se dirige directo al sumidero con todos nosotros.« Earth First! es una organización clandestina que está fuera de la ley. Los actos vandálicos y abiertamente delictivos cometidos por sus miembros la han obligado a la clandestinidad. Entonces, ¿cómo se comunican con el «mundo exterior»? ¿Cómo reciben sus subsidios y aportes financieros?

La casilla de correo que tiene Earth First! queda a una sospechosa cuadra de distancia de las oficinas de Greenpeace en Commercial Drive, en Vancouver. Barry Clausen dirigió un sobre con vivos colores a dicha casilla, y comprobó que «era recogido por una joven empleada de Greenpeace y llevado a la oficina«, según afirma. Cuando en la documental se le dice a Uta Bellion, Presidenta de Greenpeace International, que la organización tiene conexiones con los terroristas de Earth First!, ella lo niega con toda calma.

Pero, cuando en cámara se le presenta la documentación que prueba toda la operatoria, la Sra. Bellion tartamudea, se pone tan nerviosa que apenas puede conectar ideas, y finalmente, al borde de la histeria, dá por concluida la entrevista. La respuesta de Greenpeace a la emisión de TV-2 de Dinamarca fue inmediata. Su oficina internacional intentó bloquear la venta de la documental a otras televisoras del mundo, sin conseguirlo. La documental fue emitida en Febrero del 93 en Alemania, uno de los baluartes más fuertes de Greenpeace. Y en Sudamérica, ¿se animará alguien a mostrarla?

Desde el interior

Incapaz de impedir la venta y emisión de La Fisura en el Arco Iris, Greenpeace lanzó una campaña para difamar a los que le estaban sacando sus trapitos al sol. En esa dirección, intentó ridiculizar a la revista científica 21st Century Science & Technology, organización norteamericana que había usado el servicio de Internet para informar al pueblo norteamericano acerca del «La Fisura«, acusando a sus editores de estar conectados con el político demócrata Lyndon LaRouche, Jr., acusándolos de ser «antisemitas«!

Además de las renuncias y revelaciones escandalosas de Bjorn Oekern, ex presidente de Greenpeace Noruega y de Frans Kotte, jefe de contadores de Greenpeace International, ya comentadas, están las de Stan Gray y Gord Perks, «campañistas» de Greenpeace que en Junio de 1993 declararon a la prensa de Ottawa, Canadá, que sólo el 5% del presupuesto anual de u$s 7 millones provistos por más de 325.000 donantes canadienses iban directamente a las campañas para el ambiente; el resto es consumido por gastos administrativos y gastos no especificados. Como esto iba en contra de las afirmaciones de Greenpeace Canada que el 70% de su presupuesto se dedica a trabajos relacionados con el ambiente, ambos trabajadores fueron despedidos de inmediato. Trudie Richards, miembro del panel del «management» de la organización explica que «fueron despedidos por haber distorsionado injustamente la imagen de la organización.« Sin embargo, la misma Trudie Richards, en su reunión del año anterior con los demás directores de Greenpeace había admitido que «el dinero que va a las campañas [de Greenpeace] de manera directa ha caído del 17%, en el año 1992, al 5% actual para el año 1993, que no incluye a nuestras campañas internacionales.»

Quizás ya se hayan hecho públicas las revelaciones de dos «arrepentidos» de Greenpeace Brasil, que le fueron hechas a Magnus Gudmunsson cuando éste viajó a Río de Janeiro en preparación de su nueva documental sobre la manera en que los ecologistas apoyan a los traficantes de drogas en las selvas amazónicas, y la forma en que los subproductos de la elaboración de «pasta base» de cocaína están contaminando los ríos amazónicos y destruyendo la vida ictícola. Y de eso puedo dar fe, ya que he vivido en plena «zona roja» de la selva amazónica de Bolivia. ¿Sabía usted que para producir un kilo de «pasta base«, se usan unos 1400 litros de acetona, éter, kerosén, ácido sulfúrico y otros macerantes que se vierten luego a los ríos de la región? Multiplique esta cifra por la cantidad de toneladas de pasta base que se produce (algunas decenas de miles de toneladas) e imagine el efecto que estos productos químicos están haciendo en el ambiente de la selva. ¿Y alguien ha escuchado a alguna organización ecologista levantar su voz para alertar por esta circunstancia? ¿Ha protestado alguna vez Greenpeace en contra de la actividad de los narcos solicitado la intervención de los gobiernos para terminar con la destrucción de las selvas que están produciendo los narcotraficantes? ¿Alguien sabe algo de las conexiones entre el ultraecologismo, los narcos, Sendero Luminoso, los Zapatistas de Chiapas, las beneméritas fundaciones, el Departamento de Estado y la Corona Británica? ¿No?

Siga leyendo, quizás se entere de cosas que ni siquiera la imaginación de Ian Fleming pudo elaborar para su personaje James Bond y las maquinaciones de las organizaciones Spectre, Trash y el malévolo Ernst Stavro Blofeld. ¿Recuerda?

Al momento de escribir esto (Enero de 1997) Gudmunsson me habló por teléfono desde Río para contarme su proyecto de documental y para solicitarme que, además de operar una de las cámaras Sony M3, le sirva de guía e intérprete, no sólo en la selva amazónica, sino en las selvas burocráticas de los distintos gobiernos de la región. En esa conversación me contó de la «defección» de los dos ex «Greenpeacers», me contó que le habían entregado documentación importantísima sobre las próximas campañas que Greenpeace tiene planeadas para Sudamérica, relacionadas con su intención de prohibir el uso del cloro para potabilización del agua de las ciudades (¡¡¿y el cólera…?!!y otras acciones que no me quiso revelar por teléfono, pero que me aseguró que eran gravísimas por las consecuencias que tendrán sobre las economías y la salud de la población.

La Pseudo-Ciencia de Greenpeace

Greenpeace ha invertido millones de dólares, a partir del nombramiento en 1988 del geólogo Jeremy Legget como Primer Director de Ciencia (para Greenpeace Inglaterra), para legitimar sus declaraciones ecológicas apocalípticas. La cantidad de dinero que realmente se invierte en estudios científicos, sin embargo, permanece en secreto. Hay acusaciones de que en este campo, el dinero proveniente de las donaciones también ha sido desviado. Greenpeace USA comisionó recientemente al experto forestal Randal O’Toole para elaborar un informe sobre la industria de la madera en los EEUU. Después de un muy exhaustivo estudio, O’Toole llegó a la conclusión de que eliminando los subsidios gubernamentales al Servicio Forestal de los EEUU y permitiendo que cobrase tasas por actividades de recreación y turismo, el Servicio estaría menos inclinado a sobrecortar árboles, y se podría alcanzar una industrialización forestal «sustentable».

De inmediato, Greenpeace le prohibió al experto publicar las recomendaciones del estudio usando el nombre de la organización. «Tuve la impresión que a alguien, muy arriba en Greenpace, no le gustaron mis conclusiones», dijo O’Toole.

Otro ejemplo: en Febrero de 1992, Kyrn Stevens el encargado de las campañas de «pulpa y papel» de Greenpeace Australia, envió por correo el informe de una investigación a los sindicatos de la construcción, madera y minería, delineando los riesgos de cáncer que enfrentaban los obreros de la industria del papel en Canadá (presumiblemente para provocar inquietud acerca de los blanqueadores con cloro). La carta de presentación advertía que se trataba de un informe oficial de la Universidad de Exeter. Esto provocó un escándalo en la prestigiosa universidad inglesa. El Vicecanciller Dr. David Harrison se apresuró a informar a todos los involucrados que Greenpeace simplemente había alquilado un espacio en el «campus», y toda referencia a la Universidad de Exeter del informe debía ser considerada únicamente como una casilla de correoLos fines de Greenpeace justifican cualquier medio . . .

Científicos y «Científicos»

La argumentación de Greenpeace y demás agrupaciones ecologistas se basan, según afirman ellos, en investigaciones científicas que les impulsan a Salvar al Mundo, cueste lo que cueste y se muera quien sea! Por cada tres científicos de verdad (aquellos que aman a la ciencia porque constituye un reto de lo desconocido), existe un científico para los que la Ciencia es sólo un medio de lograr fortuna, figuración, fama y honores. Y para ello deben recurrir a la propaganda de sus actos y sus descubrimientos para atraer la atención. La Prensa Amarilla viene como anillo al dedo. Los científicos embarcados en el hiper-ecologismo pertenecen a esta categoría. Los más avispados han descubierto además el gran negocio que significa el manejo de los fondos recibidos como donaciones y subsidios de las ya Famosas Fundaciones. Es un modo de vida que les permite acumular fortuna, figurar en los diarios, revistas y boletines ecologistas y, por supuesto, dar satisfacción a sus ansias de amargarle la vida al pobre hombre que tiene la osadía de querer ser feliz. Jamás! Ese es el peor y más grande Pecado Hiper-ecológico.

Por ello es necesario revolver en el fondo ancestral de la superstición y sacar a la superficie los terrores a lo desconocido, a las catástrofes inminentes, al Apocalipsis. Es necesario aterrar a la gente diciéndole que todo lo que produce el progreso es cancerígeno, o le hará engendrar hijos deformes, y que vivimos rodeados de invisibles y mortales enemigos que nos están carcomiendo lentamente.

Los intentos de Greenpeace de legitimar a su eco-ciencia en numerosas oportunidades le han resultado tiros por la culata. En una encuesta que hizo Greenpeace en 1991 entre los integrantes del Panel de Cambio Climático de la ONU, sólo el 13% de los que respondieron creían que el mantenimiento de los actuales consumos de energía darían como resultado un Calentamiento Global descontrolado. Sin embargo, Greenpeace continúa en la ofensiva mientras trata de desacreditar a sus detractores. Un ejemplo reciente es la publicación de La Guía Greenpeace de Organizaciones Antiecologistas, un compendio de 54 organizaciones canadienses y norteamericanas que «han declarado la guerra a todas las propuestas de los ecologistas« y, por ello, no deben ser creídas. El folleto se vende por u$s 5.00. Las organizaciones «non-sanctas» incluyen Keep America Beautifu(Mantenga a América Hermosa); la Sociedad Para la Verdad AmbientalAlerta del Consumidor (Consumer Alert); la Fundación Heritage Accuracy in the Media (Precisión en los Medios de Comunicación).

Pero la publicación sólo llama la atención sobre los problemas de Greenpeace. El 10 de Enero del 94, el Washington Timeridiculizó al grupo por su librito. «Greenpeace tiene razón en preocuparse« – editorializó el diario ­»pero no por el tamaño de sus oponentes sino por la verdad de sus mensajes.« Agregaba el Times que Greenpeace le ganaba en gastos a las 54 agrupaciones juntas: u$s 65 millones contra u$s 62 millones.

Uno de los co-fundadores de Greenpeace, Patrick Moore, figura en el libro negro porque es ahora director de la organización Forest Alliance de la Columbia Británica. De acuerdo a Moore, «Pienso que el libro es literatura de odio. No cabe duda que Greenpeace ha cambiado de distribuir desinformación a distribuir odio.» Hace veinte años, Moore veía a Greenpeace (como muchos de nosotros la vimos) como una institución similar a la Cruz Roja, dedicada a resolver problemas ecológicos a través de la ciencia y la acción no guerrillera. Pero admite que habían problemas desde el comienzo: «Siempre nos dimos cuenta de que había una corriente de anti-humanitarismo dentro de la organización; miembros que creían que la gente es un cáncer sobre la faz de la Tierra.» A medida de que Greenpeace abría más y más sucursales y se volvió más y más militante en los ’80, Moore vio el advenimiento de lo que llama el «ecofascismo» e hizo lo que pudo para expulsar a los misántropos ­los que aborrecen a la humanidad. Sus esfuerzos resultaron vanos: «Greenpeace ha perdido su humanidad porque le ha vuelto la espalda a la gente y ha puesto al ambiente en primer lugar.»

Aunque Moore piensa que hay razones para esperar que un verdadero sacudón dentro de Greenpeace pueda cambiar a la organización para un mejoramiento de la misma, no puede negar una tendencia al fundamentalismo en el ecologismo que puede llevar al desbande de las organizaciones verdes, incluido Greenpeace. Moore dice que «en lugar de seguir el concepto judeo-cristiano que el hombre es bueno o malo y que la naturaleza es indiferente, estos cruzados predican que la naturaleza es buena y que el hombre es malo«. Pero la verdad es que todos somos interdependientes y ello no puede ignorarse. No resulta extraño que la gente esté comenzando a cuestionar a Greenpeace.« No es idea mía, entonces, que Greenpeace es sólo un conjunto de nihilistas lanzados a la destrucción de la humanidad ­ sus bases (y un conjunto de avivados, los altos dirigentes) lucrando de manera desvergonzada con la credulidad de la gente y de su más sincero y el más noble de los sentimientos: mejorar sus condiciones de vida y las de su prójimo.

El alegato hiperecologista va dirigido expresamente a agitar en nuestro interior los temores atávicos. Y tal como el monstruo del placard, siempre se maneja entre las sombras de la duda y de los datos científicos distorsionados, sacados de contexto, deformados, mezclados y muchas veces directamente falsificados. En verdad, han sembrado la duda. Y cuando a la duda se le agrega la ignorancia, el temor a los peligros desconocidos y se la riega con abundantes Profecías Catastróficas, florece rápidamente la desesperación y las cosechas son abundantes. Las profecías apocalípticas tocan la sensible fibra del terror y han servido para explotar la superstición de los Hombres y ayudar a mantenerlos sojuzgados a lo largo de la Historia.

La Recaudación

¿Cómo se recauda dinero para un grupo ecologista? Es bueno escuchar el consejo de William Dodd, uno de los directores de la oficina en San Francisco, de la firma de consultores Craver, Mathews, Smith y Co, los recaudadores de fondos utilizados por Greenpeace desde 1985: «Se necesita un sentido de la urgencia, y se necesita un enemigo» La firma ha sido un factor fundamental del éxito financiero de Greenpeace. ¿La urgencia?: «Hemos asesinado ya al 94% de las ballenas!« dice un anuncio. «Las centrales nucleares de Atucha y Embalse deben ser cerradas YA!« «El gobierno debe cancelar el tendido de líneas de Alta Tensión o los niños del Barrio Poeta Lugones morirán de leucemia!» La exageración funciona. En realidad, es lo único que funciona. La ciencia no tiene fuerza alguna contra las exageraciones y deformaciones ecologistas. Greenpeace USA recaudó en 1990 u$s 64 millones, de los cuales, el 60% provenían de las 43 millones de cartas enviadas por Craver, Mathews, etc. Hoy, Greenpeace recauda más de 1 millón de dólares diarios por débito directo a sus «simpatizantes».

De acuerdo a Dodds, el «mailing» o campaña de envío de cartas tiene éxito si apenas consigue recuperar los costos: la plata gorda recién viene con las renovaciones. Digamos que Greenpeace envía 1 millón de circulares pidiendo «colaboración» para salvar a las ballenas y recibe como respuesta cheques del 1,6%, o sean 16.000 personas. Con una donación promedio de u$s 25, el ingreso representa unos u$s 400 mil. ¿Cuánto costó el mailing? El franqueo subsidiado para las organizaciones sin fines de lucro (?) cuesta 11 centavos la pieza, o un total de 110.000 dólares. El arte, impresión y producción pueden costar unos u$s 250.000 y el alquiler de la lista de correo (la dirección de los potenciales donantes) vale $ 65.000.

En lo que a dinero en efectivo se refiere, Greenpeace ha salido a mano, por el momento. La organización tiene ahora la dirección y la buena voluntad de 16.000 nuevos creyentes que responderán al gasto del próximo mailing con una tasa de retorno del 50%, no del 1.6%. Con la repetición de este mecanismo, el dinero continúa ingresando y puede ser usado para los programas de Greenpeace ­ salvar las ballenas, los mosquitos, los pingüinos, comprar botes de gomas, oficinas en Roma, «vilas» en Perugia, vacaciones en el Caribe, coimas a ministros, jueces, etc. (bombas atómicas de rezago en Rusia, quizás?)

Aunque parezca una manera ineficiente de recaudar dinero, resulta sin embargo un buen negocio. Greenpeace USA y su afiliada Greenpeace Action inviertieron en 1989 unos 19 millones de dólares para recaudar 31 millones. No llega a una rentabilidad del 100% anual. Dentro del negocio ecologista, esta es una muy baja tasa de retorno.

Otras organizaciones ambientalistas no son mezquinas con las revelaciones de sus balances y manejos. Por ejemplo, el Nature Conservancy, dedicado a la compra y preservación de tierras no desarrolladas (para evitar cualquier tipo de mejoras) gasta el 52% de sus ingresos en la compra y protección de tierras y sólo el 2% en «mailing» para pedir donaciones. «in embargo, ya vimos que el Nature Conservancy tiene ingresos anuales por más de 250 millones de dólares que, en su mayoría, provienen de «subsidios y donaciones» de las fundaciones y corporaciones industriales, sin depender mucho de las técnicas de mailing.

Pero las técnicas que funcionan para Greenpeace, también funcionan para muchas organizaciones que tienen «urgencias apremiantes » para impedir «catástrofes inminentes«. La cartera de clientes de Craver, Mathews incluyen a más de 30 grupos ecologistas «progresistas» como el Sierra Club, y al Natural Resources Defense Council. A esta firma de consultores no le preocupan las causas que representa. Realizó el mailing del NRDC para la campaña alarmista ­ y totalmente infundada ­ del insecticida Alar, lo que causó la quiebra y desaparición de miles de fruticultores de manzanas y provocó una innecesaria y malévola paranoia en la población de madres en EEUU que ya veían a sus bebés envenenados con puré de manzanas y pesticida mortal. . . No se equivoque: lo mismo que a las más importantes organizaciones ecologistas del mundo, a Craver, Mathews le importa un rábano la Salvación del Planeta. No es una organización de beneficencia ni de caridad. Como la caridad bien entendida comienza por casa, en 1989, Craver, Mathews, Smith & Co, le pasaron a Greenpeace una factura por honorarios de u$ 1.100.000. Si asesoran a 30 ONGs más, ¿a cuánto ascenderán los ingresos de Craver, Mathews provenientes del «eco-business«. . . ?

Pero, más inquietantes aún son las preguntas: ¿A cuánto ascenderán los ingresos de todas las organizaciones dedicadas a «salvar al planeta«?, ¿Cómo se administran estas sumas descomunales de dinero? o, ¿Son realmente usadas para los fines alegados, o simplemente son una suculenta fuente de recursos aprovechadas por inescrupulosos dirigentes ecologistas? De cualquier forma que sea, al pato de la boda (y a la fiesta, los músicos y el viaje de boda) lo estamos pagando nosotros . . . incluidas las 6 bombas atómicas que – de acuerdo a los Servicios Secretos Alemanes – Greenpeace habría comprado en el mercado negro de Rusia y piensa usarlas como argumento de coherción para sus futuras demandas en pos de la Salvacióndel Planeta. Curiosa filosofía es esta, que considera ético exterminar una porción considerable de la humanidad para «salvar» a las focas, las ballenas, los humedales, la diversidad biológica, la capa de ozono y otras sandeces similares.

Si usted «colabora» con alguna donación a Greenpeace, no resulta aventurado decir que está pagando para que alguien (o algunos millones) resulte muerto como consecuencia de las regulaciones y prohibiciones que esta organización impulsa. Sólo recuerde que en 1991, el gobierno peruano, oyendo los consejos de los ecologistas, detuvo la cloración del agua potable de Lima, capital del Perú. A los dos meses se desató la epidemia de cólera que todos recordamos y que me excusa de seguir aportando argumentos.

Referencias

  1. John Dyson, «Sink the Rainbow!» (London: Victor Gollancz Ltd., 1986), p. 58
  2. Fritjof Capra y Randy Hayes, «Green and Peace: A Visionary Link», Greenpeace Examiner (Oct-Dec. 1986), p. 14
  3. «Green and Peace: A Visionary Link«, p. 15, op. cit.
  4. «The Not So Peacefull World of Greenpeace«, FORBES, 11 de Noviembre de 1991, pp. 174-180.