El hombre segaba la gran extensión del césped de su jardín
y la mujer hurgaba en el castaño fumigando un hormiguero
mientras la pálida niña de la cinta roja y el vestido azul celeste
parecía, allí en medio, un gnomo de piedra recién pintado
durante tanto tiempo inmóvil que dudé que tuviera vida
cuando sonrió ¿sonrió? y alzó una mano
para acariciar su cabello negro, lacio, brillante,
escapé aterrorizado

 

 

de El libro de las tentativas
(otros poemas de El libro de las tentativas)

El hombre segaba la gran extensión del césped de su jardín