Una mujer, manos en la cintura, mira las decenas de embarcaciones surcar el Mar Cantábrico a la distancia. Es el verano de 1948 y está en Santander. Tiene el cabello corto y de color azabache. Además, luce, sin pudor, un bikini. Sí, un dos piezas en público y durante el estricto régimen de Franco. Así madrugó la llegada del bikini a España. Fue también una francesa, de las extranjeras que llegaban a la capital de Cantabria para estudiar en los cursos de español de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), la que inauguró el uso de esta prenda en territorio español: la misteriosa jovencita que observa las regatas frente a la bahía junto a un grupo de amigos. El momento quedó captado en un fotograma en blanco y negro que ha encontrado Crónica. Es la imagen más antigua -con fecha de 1948- de una mujer vistiendo un bikini en una ciudad de España. De la francesa solo se conoce su origen y que entonces no tendría más de 20 años.
El autor de la fotografía -que es parte de la Colección Cámara Cantabria del Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS, es Joaquín del Palacio (Kindel, como un guiño a la última sílaba de su nombre y a la primera de su apellido), conocido sobre todo por sus instantáneas de edificios y complejos arquitectónicos. La tomó en el Embarcadero Real, en la península santanderina de La Magdalena.
En esa época Kindel trabajaba para la Dirección General de Turismo. Recorría España de sur a norte, de este a oeste, captando con su lente los lugares más importantes del país, sus monumentos y sus habitantes también. Fue un viaje que compartió con otros grandes como José Ortiz Echagüe y Francesc Catalá Roca.Dice el arquitecto conocedor de su obra Ignacio Bisbal que llegó a hacer carteles publicitarios sobre España con las instantáneas de este periodo.
Hijo del pintor Manuel del Palacio Freire-Duarte, se dedicó en el periodo de la postguerra a registrar las zonas devastadas. Hizo trabajos también para el Instituto Nacional de Colonización. Viajó por Filipinas y Guinea Ecuatorial para finalmente dedicarse a la fotografía arquitectónica. Es lo que se conoce de Joaquín del Palacio porque, en palabras del arquitecto, «es de esas personas que no dejó muchos rastros».
«Kindel era un fotógrafo profesional y nato. No iba únicamente a hacer su trabajo y ya», asegura Bisbal. Además de sus encargos, retrataba paisajes y gente que lo cautivaban. Así, el experto supone que Kindel llegó a Santander para registrar algún evento por comisión de la administración pública. En algún rato libre encontró a los bañistas del Embarcadero Real y presionó el disparador de su cámara. Y esa imagen de la misteriosa francesa del bikini quedó grabada para la posteridad. Disparó sin imaginar que se convertiría en la prueba de que el uso del dos piezas en España ocurrió en la región cantábrica, en el verano del 48.
Prohibido besarse
El uso de este provocativo bañador estaba prohibido en todo el territorio. En las playas de Santander, recuerda Saiz Viadero, habían anuncios que condenaban la utilización del dos piezas. Tampoco estaba permitido que las parejas se abrazaran o besaran en lugares públicos. Incumplir las normas de vestimenta y de comportamiento implicaba una multa o una detención.
Cuenta a Crónica la periodista Nativel Preciado, nuera del hoy fallecido Kindel, que años después de capturar la imagen del Embarcadero Real, un guardia civil le puso una multa a la esposa del fotógrafo (su suegra) «por llevar un traje de baño un poco atrevido». «Lo del bikini era una licencia muy minoritaria que se tomaban determinadas modernas», sentencia la periodista y escritora.
«Una isla de libertad»
La Universidad Menéndez Pelayo estuvo cerrada durante la Guerra Civil y reabrió a partir de1945. Entonces era una «isla de libertad» según Saiz Viadero. Pues era un imán para los estudiantes foráneos. Cada año se matriculaban en los cursos de la Universidad cerca de 400 extranjeros. Así consta en el folleto Proyección cultural de España de Alvar Fáñez publicado en 1954. Entre 1948 y 1951 los cursos de la UIMP recibieron 5.183 alumnos y entre los extranjeros predominaban los franceses [552]. En esa época, además, -a partir de 1947- la Universidad usa La Magdalena como sede principal de sus cursos, tanto el palacio como las caballerizas, indica Lola Sainz, directora del Palacio de La Magdalena.
Y más que franceses, eran francesas las que llegaban a exhibirse en las playas de Santander, indica el historiador. Tenían una «fama de desmesuradas». Venían de intercambio a estudiar español. Algunas que tenían novios en su país de origen llegaban también a buscar un amor de verano. Sus «costumbres eran bastantes libres».
Dice Saiz Viadero que las jovencitas de esta nacionalidad «fueron sin duda las primeras en usar bikini en la región.Lo que provocó el fenómeno de los mirones, los vouyers. En la zona les decían paleros -del verbo local palear, que significa mirar-. Eran santanderinos que se escondían entre la maleza [en las playas de la península] para espiar a las extranjeras y si tenían suerte entablar algún tipo de relación con ellas.
La temprana fotografía de Kindel da por zanjada la disputa entre varias ciudades de España por ser las pioneras en el uso del bikini, cuando se celebra el 70 aniversario de la invención de este tipo de bañador. En la competencia se medían Benidorm e Ibiza, con imágenes que prueban que el dos piezas ya se usaba allí en el alba de los 50. Y también Marbella, ciudad en la que era común ver a mujeres vistiendo la prenda en los últimos años de la misma década e inicios de los 60.
El primer fotograma de una mujer luciendo un dos piezas en Ibiza data de 1953, firmada por Oriol Maspons. La modelo, como la misteriosa mujer de Santander, es una francesa. Se llama Monique Koller y el fotógrafo la conoció en París, en donde también encontró su profesión. Cuenta Alex Maspons, su hijo, que Koller llegó de turismo y a trabajar a Barcelona. Después viajó con Oriol a Ibiza y posó en la playa San Antonio.
El bañador era propiedad de la modelo. En los 50, la isla del Mediterráneo era «un submundo de lo que es ahora», relata Alex. No había mucho turismo y en la ciudad, poblada de hippies, reinaba un ambiente bucólico. Por eso, el posado no escandalizó a nadie, pero sí provocó una reacción en los militares que la presenciaron y aparecen en el fondo de la imagen. «Los miraron con cara de éstos son marcianos», bromea.
De bikinis a minifaldas
Diez años después Maspons se dedicó, motivado por el furor de la nueva invención, a retratar mujeres en minifalda. No hizo la foto de Koller con la intención de decir «este es el primer bikini de España», expresa Alex, y comenta que el uso de esta prenda se originó en el norte del país, en Santander o Cadaqués, por su cercanía con Francia, en donde el bañador fue popular desde su creación.
En las arenas de Benidorm «se vieron los primeros bikinis entre 1949 y 1950», según recoge el periodista Pedro Nuño de la Rosa en su biografía de Pedro Zaragoza, el más célebre alcalde de la ciudad alicantina. Fue él quien en 1952 expidió y firmó un decreto consistorial autorizando la utilización de la «poco decorosa» prenda en todo el término municipal. Sucedió después de que una británica fuera multada con 40.000 pesetas, por la Guardia Civil, por estar sentada en un bar en las inmediaciones de la playa vestida con un bikini.
La instantánea fue tomada en 1965 y se incluye en las páginas del libro de Nuño de la Rosa.
Pero es la fotografía de Kindel, casi tan misterioso como la protagonista de su imagen, la que le da a Santander el título de la pionera del bikini en España. La que desbanca por años a las que se consideraban las más antiguas.
La experta en moda considera que el bikini se empezó a usar en el norte de España, por su cercanía con Francia (en donde se originó la pieza) y luego se expandió a Ibiza, Benidorm, Marbella… Así Santander es la cuna del dos piezas en el país y el 48 el año cero. En una sociedad conservadora su uso se normalizó en los cincuenta y se popularizó sólo a finales de los 60. En la zona cantábrica el furor del bikini fue tal, pues había una zona en específico en donde lo lucían las jóvenes extranjeras, que una parte de la Playa de la Magdalena, fue bautizada con el nombre de la creación de Louis Reard: la Playa de los Bikinis, que está a corta distancia del Embarcadero Real de la foto de Kindel.
Fuente | Gabriela Balarezo | El Mundo (25/07/2016)