Jeanette Winterson y la vida interior

«Me he dado cuenta de que cuando todas las luces están encendidas, la gente tiende a hablar de lo que está haciendo, de su vida exterior. Sentados a la luz de las velas o del fuego, la gente empieza a hablar de lo que siente, de su vida interior. Hablan subjetivamente, discuten menos, hacen pausas más largas. Sentarse a solas sin luz eléctrica es curiosamente creativo. Tengo mis mejores ideas al amanecer o al anochecer, pero no si enciendo las luces: entonces empiezo a pensar en proyectos, plazos, exigencias, y las sombras y formas de la casa se convierten en objetos, no en sugerencias, en cosas que hay que hacer, no en un fondo para el pensamiento».