a Maricel
Diamantino ojos:
¿Por qué me miráis
cuando la tarde declina?
Ojos del Hechizo:
¿qué magia trastorna
mis fibras
como brújulas locas
de un Norte
sin magnetismo?
Perdido estoy
y nadie va a salvarme.
Ttí, la de los ojos metálicos,
la del rayo fulminante:
¿Acaso tu sonrisa
no preludia mi muerte?
¿Acaso crees que vas a jactarte
de dar muerte a tu amante?
No, antes te hundirás tú
en la ciénaga de tus besos tristes.
Gráciles figuras
de mujer,
inquietas,
aladas,
caprichosas,
pasean
mi jardín.
Una leve bruma
empaña
m.i esférico cristal.
Un torbellino
en su espiral
rompe,
en mil añicos
toda una constelación
de años y años.
Solo,
¡Solo gravitando,
rotando,
licuándome!
Brisa,
soplo,
Estático…
… NADA.
Momento
Cinco piedras calcáreas
socavan los últimos rincones dt mi mente
Cuatro ángeles hieráticos
vociferan sin cesar.
Tres amazonas furibundas
sucumben en angustioso parto.
Dos cariátides y una diosa
tiritan ateridas de terror,
desmidas,
desoladas,
desterradas
para SIEMPRE
del Edén.
Sonidos
Susurros
Palabras.
La vida estalla,
es el Principio,
el Génesis que retorna.
ALELUYA.
*****
Caos, miseria, cochambre.
¡Todo está perdido!
¡Nada podrá resurgir de las cenizas!
…Pero tú, ahí, siempre,
esperando,
anhelando,
aguardando una mirada,
una voz,
una señal,
¡cualquier cosa!
Y así… en el final de los tiempos,
cuando la vida declina…
un destello de esperanza,
una ilusión recobrada,
un amor sin palabras
caminará «¡unto a ti,
iluminará la MAÑANA.
Espectro de luna
La frase, la etiqueta, el rosario de letras informes que esta noche Héctor, como un buscador de estrellas, ha dejado pirografiadas en el magnolio lunar, no son otra cosa que sus propias células ebrias y tácitas debatiéndose por salir del círculo mágico de una maldición astrológica.
Avanza apenas dos pasos para caer informe, desarticulado, sobre el mullido colchón de lana. La realidad, como hierro candente, no deja pasar luz ni aire en el cuarto. Todo es denso, brumoso, fugaz, en torno a Héctor.
