Gonzalo de Berceo (Berceo, Logroño, hacia 1195 – Monasterio de San Millán de la Cogolla, hacia 1268). Escritor medieval que fue primer poeta en lengua castellana con nombre conocido.

Fue clérigo y vivió en el monasterio de San Millán de la Cogolla (Logroño), donde se ordenó sacerdote, y en el de Santo Domingo de Silos (Burgos). En el monasterio de San Millán de la Cogolla ofició como clérigo secular, y llegó a ocupar los cargos de diácono (hacia 1120) y presbítero (hacia 1237).

Es el primer representante del llamado «mester de clerecía», escuela medieval de hombres de letras (una calificación que en aquella época casi coincidía con la de sacerdote) cuya principal aportación fue la difusión de la cultura latina. Berceo inauguró la senda de la poesía erudita, en contraposición con la desarrollada por la poesía épica popular y la de los juglares.

Sus obras, escritas en cuaderna vía (estrofa de cuatro versos alejandrinos monorrimos) como era habitual en el «mester», son estrictamente religiosas y se suelen clasificar en tres grupos: vidas de santos, obras marianas y obras de temática religiosa más amplia, de tipo doctrinal. Los poemas hagiográficos, sobre santos locales (Vida de San Millán, Vida de Santo Domingo de Silos y Vida de Santa Oria), se basan en fuentes latinas y en tradiciones del propio monasterio.

Las dos primeras siguen una idéntica estructura tripartita: la primera parte cuenta la vida del santo, la segunda relata los milagros que el santo realizó en vida y la tercera los realizados tras su muerte a personas que rogaron su favor. No hay duda de que, además de la finalidad moral del conjunto, las terceras partes obedecían al propósito de atraer peregrinos a los monasterios de San Millán de la Cogolla y de Santo Domingo de Silos, donde se hallaban enterrados los santos.

 

Fuente | Biografías y Vidas

El clérigo simple

Milagros de Nuestra Señora – versos 877 a 940

IX

Era un simple clérigo pobre de clerecía
dicié cutiano missa de la Sancta María;
non sabié decir otra, diciéla cada día,
más la sabié por uso que por sabiduría.

Fo est missacantano al bispo acusado,
que era idïota, mal clérigo provado;
Salve Sancta Parens sólo tenié usado,
non sabié otra missa el torpe embargado.

Fo durament movido el Obispo a sanna,
dicié: «Nunqua de preste oí atal hazanna.»
Disso: «Diçit al fijo de la mala putanna
que venga ante mí, no lo pare por manna.»

Vino ante el obispo el preste peccador,
avié con el grand miedo perdida la color,
non podíe de vergüenza catar contra’l sennor,
nunqua fo el mesquino en tan mala sudor.

Díssoli el obispo: «Preste, dime la verdat,
si es tal como dizen la tu necïedat.»
Díssoli el buen omne: «Sennor, por caridat,
si disiesse que non, dizría falsedat».

Díssoli el obispo: «Quando non as cïencia
de cantar otra missa, nin as sen nin potencia,
viédote que non cantes, métote en sentencia,
vivi como merezes por otra agudencia.»

Fo el preste su vía triste e dessarrado,
avié muy grand vergüenza, el danno muy granado;
tornó en la Gloriosa, ploroso e quesado,
que li diesse consejo ca era aterrado.

La madre pïadosa que nunqua falleció
a qui de corazón a piedes li cadió,
el ruego del su clérigo luego gelo udió:
no lo metió por plazo, luego li acorrió.

La Virgo glorïosa, madre sin dición,
aparecio’l al obispo luego en visïón;
díxoli fuertes dichos, un brabiello sermón,
descubrióli en ello todo su corazón.

Díxoli brabamientre: «Don Obispo lozano,
¿contra mí por qué fust tan fuert e tan villano?
Yo nunqua te tollí valía de un grano,
e tú ásme tollido a mí un capellano.

»El que a mí cantava la missa cada día,
tú tovist que facié yerro de eresía;
judguéstilo por bestia e por cosa radía,
tollisteli la orden de la capellanía.

»Si tú no li mandares decir la missa mía
como solié decirla, grand querella avría,
e tú serás finado hasta el trenteno día,
¡Desend verás qué vale la sanna de María!»

Fo con estas menazas el bispo espantado,
mandó envïar luego por el preste vedado;
rogó’l que’l perdonasse lo que avié errado,
ca fo él en su pleito durament engannado.

Mandólo que cantasse como solié cantar,
fuesse de la Gloriosa siervo del su altar;
si algo li menguasse en vestir o calzar,
él gelo mandarié del suyo mismo dar.

Tornó el omne bueno en su capellanía,
sirvió a la Gloriosa, madre Sancta María;
finó en su oficio de fin qual yo querría,
fue la alma a gloria, a la dulz cofradía.

Non podriemos nos tanto escrivir nin rezar,
aun porque podiéssemos muchos annos durar,
que los diezmos miraclos podiéssemos contar,
los que por la Gloriosa denna Dios demostrar.

El pobre caritativo

Milagros de Nuestra Señora – versos 525 a 564

V

Era un omne pobre que vivié de raziones,
non avié otras rendas nin otras furcïones
fuera quanto lavrava, esto poccas sazones:
tenié en su alzado bien poccos pepïones.

Por ganar la Gloriosa que él mucho amava,
partiélo con los pobres todo quanto ganava;
en esto contendié e en esto punnava,
por aver la su gracia su mengua oblidava.

Quando ovo est pobre d’est mundo a passar,
la Madre glorïosa vínolo combidar;
fablóli muy sabroso, queriélo falagar,
udieron la palavra todos los del logar.

«Tú mucho cobdiciest la nuestra compannía,
sopist pora ganarla bien buena maestría,
ca partiés tus almosnas, diziés Ave María,
por qué lo faziés todo yo bien lo entendía.

»Sepas que es tu cosa toda bien acabada,
ésta es en que somos la cabera jornada;
el Ite, missa est, conta que es cantada,
venida es la ora de prender la soldada.

»Yo so aquí venida por levarte comigo,
al regno de mi Fijo, que es bien tu amigo,
do se ceban los ángeles del buen candïal trigo;
a las Sanctas Virtutes plazerlis há contigo.»

Quando ovo la Gloriosa el sermón acabado,
desamparó la alma al cuerpo venturado,
prisiéronla de ángeles, un convento onrrado,
leváronla al Cielo, ¡Dios sea end laudado!

Los omnes que avién la voz ante oída,
tan aína vidieron la promesa complida:
a la Madre gloriosa que es tan comedida,
todos li rendién gracias, quisque de su partida.

Qui tal cosa udiesse serié malventurado
si de Sancta María non fuesse muy pagado,
si más no la onrrase serié desmesurado,
qui de ella se parte es muy mal engannado.

Aun más adelante queremos aguijar:
tal razón como ésta non es de destajar,
ca éstos son los árboles do devemos folgar,
en cuya sombra suelen las aves organar.

El clérigo y la flor

Milagros de Nuestra Señora – versos 401 a 460

III

Leemos de un clérigo que era tiestherido,
ennos vicios seglares ferament embevido;
peroque era locco, avié un buen sentido,
amava la Gloriosa de corazón complido.

Comoquiere que era en ál malcostumnado,
en saludar a ella era bien acordado;
nin irié a la eglesia nin a ningún mandado,
que el su nomne ante non fuesse aclamado.

Dezir no lo sabría sobre quál ocasión
ca nos no lo sabemos si lo buscó o non,
diéronli enemigos salto a est varón,
ovieron a matarlo: ¡Domne Dios lo perdón!

Los omnes de la villa e los sus companneros
esto como cuntiera com non eran certeros,
defuera de la villa entre unos riberos,
allá lo soterraron, non entre los dezmeros.

Pesó’l a la Gloriosa con est enterramiento,
que yazié el su siervo fuera de su conviento;
apareció’l a un clérigo de buen entendimiento,
díssoli que fizieran en ellos fallimiento.

Bien avié treinta días que era soterrado:
en término tan luengo podié seer dannado;
dísso’l Sancta María: «Fizistes desguissado,
que yaz el mi notario de vos tan apartado.

»Mándote que lo digas: que el mi cancellario
non merecié seer echado del sagrario;
dilis que no lo dexen ý otro trentanario,
métanlo con los otros en el buen fossalario.»

Demandóli el clérigo que yazié dormitado,
«¿Quí eres tú que fablas? Dime de ti mandado,
ca quando lo dissiero seráme demandado
quí es el querelloso o quí el soterrado.»

Díssoli la Gloriosa: «Yo so Sancta María
madre de Jesu Christo que mamó leche mía;
el que vos desechastes de vuestra compannía,
por cancellario mío yo a éssi tenía.

»El que vos soterrastes luenne del cimiterio,
al que vos non quisiestes fazer nul ministerio,
yo por ésti te fago todo est reguncerio:
si bien no lo recabdas, tente por en lazerio.»

El dicho de la duenna fue luego recabdado,
abrieron el sepulcro apriesa e privado;
vidieron un miraclo non simple ca doblado,
el uno e el otro, fue luego bien notado.

Issiéli por la boca una fermosa flor
de muy grand fermosura, de muy fresca color;
inchié toda la plaza de sabrosa olor,
que non sentién del cuerpo un punto de pudor.

Trobáronli la lengua tan fresca e tan sana
qual parece de dentro la fermosa mazana;
no la tenié más fresca a la meredïana
quando sedié fablando en media la quintana.

Vidieron que viniera esto por la Gloriosa,
ca otri non podrié fazer tamanna cosa;
transladaron el cuerpo, cantando «Specïosa»,
aprés de la eglesia en tumba más preciosa.

Todo omne del mundo fará grand cortesía
qui fiziere servicio a la Virgo María;
mientre que fuere vivo verá plazentería,
e salvará la alma al postremero día.

Escomienza la vida del Glorioso

Vida de Santo Domingo de Silos – versos 1 a 36

I

En el nomne del Padre, que fizo toda cosa,
Et de don Ihesuchristo, fijo de la Gloriosa,
Et del Spíritu Sancto, que egual d’ellos posa,
De un confesor sancto quiero fer una prosa.

Quiero fer una prosa en román paladino,
En qual suele el pueblo fablar a su vecino,
Ca non so tan letrado por fer otro latino:
Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.

Quiero que lo sepades luego de la primera
Cuya es la ystoria, metervos en carrera:
Es de Sancto Domingo toda bien verdadera,
El que diçen de Silos, que salva la frontera.

En el nomne de Dios, que nombramos primero
Suyo sea el preçio, yo seré su obrero,
Galardón del laçerio yo en él lo espero,
Que por poco serviçio da galardón larguero.

Señor Sancto Domingo, dizlo la escritura,
Natural fue de Cañas, non de basa natura,
Lealmente fue fecho a toda derechura,
De todo muy derecho, sin nula depresura.

Parientes ovo buenos, del Criador amigos,
Que siguíen los ensiemplos de los padres antigos.
Bien sabíen escusarse de ganar enemigos:
Bien les veníe en mientes de los buenos castigos.

Juhán avíe nomne, el su padre ondrado,
Del liñaje de Mans un omne señalado,
Amador de derecho, de seso acabado,
No l’falsaríe su dicho por aver monedado.

El nombre de la madre deçir non lo sabría.
Como non fue escripto non l’devinaría;
Mas váyala el nombre de Dios, e Sancta María:
Prosigamos el curso, tengamos nuestra vía.

La çepa era buena, emprendió buen sarmiento,
Non fue como caña, que la torna el viento,
Ca luego así prendió, como de buen çimiento,
De oír vanidades non le prendíe taliento.

La imagen respetada por el incendio

Milagros de Nuestra Señora – versos 1265 a 1316

XIV

San Miguel de la Tumba es un grand monesterio,
el mar lo cerca todo, elli yaze en medio,
el logar perigloso do sufren grand lazerio
los monges que ý viven en essi ciminterio.

En esti monesterio que avemos nomnado,
avié de buenos monges buen convento provado,
altar de la Gloriosa rico e muy onrrado,
en él rica imagen de precio muy granado.

Estava la imagen en su trono posada,
so fijo en sus brazos, cosa es costumnada,
los reïs redor ella, sedié bien compannada,
como rica reína de Dios santificada.

Tenié rica corona como rica reína,
de suso rica impla en logar de cortina,
era bien entallada, de lavor muy fina,
valié más essi pueblo que la avié vezina.

Colgava delant ella un buen aventadero,
en el seglar lenguage dízenli moscadero;
de alas de pavones lo fizo el obrero,
luzié como estrellas, semejant de luzero.

Cadió rayo del cielo por los graves peccados,
encendió la eglesia de todos quatro cabos,
quemó todos los libros e los pannos sagrados,
por pocco que los monges que non foron quemados.

Ardieron los armarios e todos los frontales,
las vigas, las gateras, los cabrios, los cumbrales,
ardieron las ampollas, cálizes e ciriales,
sufrió Dios essa cosa como faz otras tales.

Maguer que fue el fuego tan fuert e tan quemant,
nin plegó a la duenna nin plegó al ifant,
nin plegó al flabello que colgava delant,
ni li fizo de danno un dinero pesant.

Nin ardió la imagen nin ardió el flabello,
nin prisieron de danno quanto val un cabello;
solamiente el fumo non se llegó a ello,
ni’l nució más que nuzo yo al obispo don Tello.

Continens e contetu fue todo astragado,
tornó todo carbones, fo todo asolado,
mas redor de la imagen, quanto es un estado,
non fizo mal el fuego ca non era osado.

Esto tovieron todos por fiera maravella,
que nin fumo nin fuego non se llegó a ella,
que sedié el flabello más claro que estrella,
el ninno muy fermoso, fermosa la ponzella.

El precioso miraclo non cadió en oblido,
fue luego bien dictado, en escripto metido;
mientre el mundo sea será él retraído;
algún malo por ello fo a bien combertido.

La Virgo benedicta, reína general,
como libró su toca de esti fuego tal,
asín libra sus siervos del fuego perennal,
liévalos a la Gloria do nunqua vean mal.

El monje embriagado

Milagros de Nuestra Señora XX

461 De un otro miraclo vos querría contar
que cuntió en un monge de ábito reglar;
quísolo el dïablo durament espantar,
mas la Madre gloriosa sópogelo vedar.

462 Deque fo enna orden, bien deque fo novicio,
amó a la Gloriosa siempre facer servicio;
guardóse de follía, de fablar en fornicio,
pero ovo en cabo de caer en un vicio.

463 Entró enna bodega un día por ventura,
bebió mucho del vino, esto fo sin mesura,
embebdóse el locco, issió de su cordura,
yogó hasta las viésperas sobre la tierra dura.

464 Bien a ora de viésperas, el sol bien enflaquido,
recordó malamientre, andava estordido,
issió contra la claustra hascas sin nul sentido,
entendiéngelo todos que bien avié bevido.

465 Peroque en sus piedes non se podié tener,
iva a la eglesia como solié facer;
quísoli el dïablo zancajada poner,
ca bien se lo cuidava rehezmientre vencer.

466 En figura de toro que es escalentado,
cavando con los piedes, el cejo demudado,
con fiera cornadura, sannoso e irado,
paróseli delante el traïdor provado.

467 Faciéli gestos malos la cosa dïablada,
que li metrié los cuernos por media la corada;
priso el omne bueno muy mala espantada,
mas valió’l la Gloriosa, reína coronada.

468 Vino Sancta María con ábito onrrado,
tal que de omne vivo non serié apreciado,
metióselis en medio a él e al Peccado,
el toro tan superbio fue luego amansado.

469 Menazóli la duenna con la falda del manto,
esto fo pora elli un muy mal quebranto;
fusso e desterróse faziendo muy grand planto,
fincó en paz el monge ¡gracias al Padre Sancto!

470 Luego a poco rato, a pocas de passadas,
ante que empezasse a sobir ennas gradas,
cometiólo de cabo con figuras pesadas,
en manera de can firiendo colmelladas.

471 Vinié de mala guisa, los dientes regannados,
el cejo muy turbio, los ojos remellados,
por ferlo todo pieças, espaldas e costados,
«Mesiello -dizié elli- graves son mis peccados».

472 Vien se cuidó el monge seer despedaçado,
sedié en fiera cueta, era mal desarrado,
mas valió’l la Gloriosa, ess cuerpo adonado,
como fizo el toro fo el can segudado.

473 Entrante de la eglesia enna somera grada,
cometiólo de cabo la tercera vegada,
en forma de león, una bestia dubdada,
que trayé tal fereza que non serié asmada.

474 Allí cuidó el monge que era devorado,
ca vidié por verdat un fiero encontrado:
peor li era esto que todo lo passado,
entre su voluntat maldizié al Peccado.

475 Diçié: «Valme, Gloriosa, Madre Sancta María,
válame la tu gracia oï en esti día,
ca só en grand afruento, en mayor non podría,
Madre non pares mientes a la mi grand follía.»

476 Abés podió el monge la palavra complir,
veno Sancta María como solié venir,
con un palo en mano pora’l león ferir,
metióselis delante, empeçó a dezir:

477 «¿Don falso alevoso, non vos escarmentades?
mas yo vos daré oy lo que vos demandades;
ante lo compraredes que d’aquend vos vayades,
con quien volvistes guerra quiero que lo sepades.»

478 Empezóli a dar de grandes palancadas,
non podién las menudas escuchar las granadas,
lazrava el león a buenas dinaradas,
non ovo en sus días las cuestas tan sovadas.

479 Diçié’l la buena duenna: «¡Don falso traïdor,
que siempre en mal andas, eres de mal sennor,
si más aquí te prendo en esti derredor,
de lo que oï prendes, aún prendrás peor!»

480 Desfizo la figura, empezó a foír,
nunqua más fo osado al monge escarnir,
ante passó grand tiempo que podiesse guarir,
plógoli al dïablo quando lo mandó ir.

481 El monge que por todo esto avié pasado,
de la carga del vino non era bien folgado,
que vino e que miedo aviénlo tan sovado
que tornar non podió a su lecho usado.

482 La reína preciosa e de precioso fecho
prísolo por la mano, levólo pora’l lecho,
cubriólo con la manta e con el sobrelecho,
púso’l so la cabeza el cabezal derecho.

483 Demás, quando lo ovo en su lecho echado,
sanctiguó’l con su diestra e fo bien sanctiguado;
«Amigo -dísso’l- fuelga, ca eres muy lazrado,
con un pocco que duermas luego serás folgado.

484 Pero esto te mando, a firmes te lo digo,
cras mannana demanda a fulán mi amigo;
confiéssate con elli e serás bien comigo,
ca es muy buen omne e dart’t á buen castigo.

485 Quiero yo que mi vían salvar algún cuitado,
esso es mi delicio, mi officio usado,
tu finca bendicho a Dios acomendado,
mas non se te oblide lo que te é mandado.»

486 Díxo’l el omne bueno: «Duenna, fe que devedes,
vos que en mí fiziestes tan granadas mercedes,
quiero saber quí sodes o qué nomne avedes,
ca yo gano en ello, vos nada non perdedes.»

487 Disso la buena duenna: «Seas bien sabidor,
yo só la que parí al vero Salvador,
que por salvar el mundo sufrió muert e dolor,
al que façen los ángeles servicio e onor.»

488 Disso el omne bono: «Esto es de creer,
de ti podrié, Sennora, esta cosa nacer;
déssateme, Sennora, los tus piedes tanner.
nunqua en esti sieglo veré tan grand plazer.»

489 Contendié el bon omne, queriése levantar,
por fincar los inojos, los piedes li besar;
mas la Virgo gloriosa no’l quiso esperar,
tollióseli de ojos, ovo él grand pesar.

490 No la podié a ella por do iva veer,
mas vedié grandes lumnes redor ella arder;
no la podié por nada de voluntat toller,
facié muy grand derecho ca fízo’l grand placer.

491 Otro día mannana, venida la luz clara,
buscó al omne bono que ella li mandara,
fizo su confessión con umildosa cara,
no li celó un punto de quanto que passara.

492 El maestro al monge, fecha la confessión,
dióli consejo bueno, dióli absolución,
metió Sancta María en él tal bendición
que valió más por elli essa congregación.

493 Si ante fora bono, fo desende mejor;
a la Sancta Reína, Madre del Criador,
amóla siempre mucho, fízo’l siempre onor,
feliz fo él que ella cogió en su amor.

494 El otro omne bono, no’l sabría nomnar,
al que Sancta María lo mandó maestrar,
cogió amor tan firme de tanto la amar
que dessar’s ié por ella la cabeza cortar.

495 Todas las otras gentes, legos e coronados,
clérigos e canonges e los escapulados,
fueron de la Gloriosa todos enamorados,
que save acorrer tan bien a los cuitados.

496 Todos la bendiçién e todos la laudavan,
las manos e los ojos a ella los alçavan,
retrayén los sos fechos, las sos laudes cantavan,
los días e las noches en esso los passavan.

497 Sennores e amigos, muévanos esta cosa,
amemos e laudemos todos a la Gloriosa,
non echaremos mano en cosa tan preciosa,
que tan bien nos acorra en ora periglosa.

498 Si nos bien la sirviéremos, quequiere que’l pidamos,
todo lo ganaremos, bien seguros seamos,
aquí lo entendremos bien ante que muramos,
lo que allí metiéremos que bien lo empleamos.

499 Ella nos dé su gracia e su bendición,
guárdenos de peccado e de tribulación,
de nuestras liviandades gánenos remissión,
que non vayan las almas nuestras en perdición.

Gonzalo de Berceo, poeta
 El sacristán fornicario

Milagros de Nuestra Señora II

75 Amigos, si quisiéssedes un pocco esperar,
aun otro miraclo vos querría contar,
que por Sancta María dennó Dios demostrar,
de cuya lege quiso con su boca mamar.

76 Un monge beneíto fue en una mongía,
el logar no lo leo, decir no lo sabría,
querié de corazón bien a Sancta María,
facié a la su statua el enclín cada día.

77 Facié a la su statua el enclín cada día,
fincava los enojos, dicié: «Ave María»;
el abbat de la casa dio’l la sacristanía,
ca teniélo por cuerdo e quito de follía.

78 El enemigo malo, de Belzebud vicario,
que siempre fue e éslo de los buenos contrario,
tanto pudió bullir el sotil aversario
que corrompió al monge, fízolo fornicario.

79 Priso un uso malo el locco peccador,
de noche, quando era echado el prior,
issié por la eglesia fuera del dormitor,
corrié el entorpado a la mala lavor.

80 Siquier a la exida, siquier a la entrada,
delante del altar li cadié la passada;
el enclín e la Ave teniéla bien usada,
non se li oblidava en ninguna vegada.

81 Corrié un río bono de la mongía,
aviélo de passar el monge todavía;
do se vinié el loco de complir su follía,
cadió e enfogóse fuera de la freiría.

82 Quando vino la ora de matines cantar,
non avié sacristano que podiesse sonar:
levantáronse todos, quisque de su logar;
fueron a la eglesia al fraire despertar.

83 Abrieron la eglesia como mejor sopieron,
buscaron al clavero, trobar no lo podieron;
buscando suso e yuso atanto andidieron,
do yazié enfogado, allá lo enfirieron.

84 Qué podrié seer esto no lo podién asmar,
si’s murió o’l mataron no lo sabién judgar;
era muy grand la basca e mayor el pesar,
ca cadié en mal precio por esto el logar.

85 Mientre yazié en vanno el cuerpo en el río,
digamos de la alma en qual pleito se vío:
vinieron de dïablos por ella grand gentío,
por levarla al váratro, de deleit bien vazío.

86 Mientre que los dïablos la trayén com a pella,
vidiéronla los ángeles, descendieron a ella,
ficieron los dïablos luego muy grand querella,
que suya era quita, que se partiessen d’ella.

87 Non ovieron los ángeles razón de vozealla,
ca ovo la fin mala e asín sin falla;
tirar no lis podieron valient una agalla,
ovieron a partirse tristes de la vatalla.

88 Acorrió’l la Gloriosa, reína general,
ca tenién los dïablos mientes a todo mal;
mandólis atender, non osaron fer ál,
moviólis pletesía firme e muy cabdal.

89 Propuso la Gloriosa palabra colorada,
«Con esta alma, foles, -diz- non avedes nada;
mientre fue en el cuerpo fue mi acomendada,
agora prendrié tuerto por ir desamparada.»

90 De la otra partida recudió el vozero,
un savidor dïablo, sotil e muy puntero:
«Madre eres de Fijo, alcalde derechero,
que no’l plaze la fuerza nin es end plazentero.

91 Escripto es que el omne allí do es fallado
o en bien o en mal, por ello es judgado:
si esti tal decreto por ti fuere falssado,
el pleit del Evangelio todo es descuiado.»

92 «Fablas -diz la Gloriosa- a guis de cosa nescia,
non te riepto, ca eres una cativa bestia;
quando ixió de casa, de mí priso licencia,
el peccado que fizo yo’l daré penitencia.

93 Serié en fervos fuerza non buena parecencia;
mas apello a Christo, a la su audïencia,
el que es poderoso, pleno de sapiencia,
de la su boca quiero oír esta sentencia.»

94 El Reï de los Cielos, alcalde savidor,
partió esta contienda, non vidiestes mejor:
mandó tornar la alma al cuerpo el Sennor,
dessent qual mereciesse, recibrié tal onor.

95 Estava el convento triste e desarrado,
por esti mal exiemplo que lis era uviado;
resuscitó el fraire que era ya passado,
espantáronse todos ca era aguisado.

96 Fablólis el buen omne, díssolis: «Companneros,
muerto fui e so vivo, d’esto seet bien certeros,
¡Grado a la Gloriosa que salva sos obreros,
que me libró de manos de los malos guerreros!»

97 Contólis por su lengua toda la ledanía,
qué dizien los dïablos e qué Sancta María;
cómo lo quitó ella de su podestadía,
si por ella non fuesse, serié en negro día.

98 Rendieron a Dios gracias de buena boluntat,
a la sancta reína, madre de pïadat,
que fizo tal miraclo por su benignidat,
por qui está más firme toda la christiandat.

99 Confessóse el monge e fizo penitencia,
mejoróse de toda su mala contenencia,
sirvió a la Gloriosa mientre ovo potencia,
finó quando Dios quiso sin mala repindencia,
requiescat in pace cum divina clemencia.

100 Muchos tales miraclos e muchos más granados
fizo Sancta María sobre sos aclamados;
non serién los millésimos por nul omne contados,
mas de lo que sopiéremos, seed nuestros pagados.

El labrador avaro

Milagros de Nuestra Señora XI

270 Era en una tierra un omne labrador
que usava la reja más que otra lavor;
más amava la tierra que non al Crïador,
era de muchas guisas omne revolvedor.

271 Fazié una nemiga, suziela por verdat,
cambiava los mojones por ganar eredat,
façié a todas guisas tuerto e falsedat,
avié mal testimonio entre su vecindat.

272 Querié, peroque malo, bien a Sancta María,
udié los sus miráculos, dávalis acogía;
saludávala siempre, diciéli cada día:
«Ave gratïa plena que parist a Messía.»

273 Finó el rastrapaja de tierra bien cargado,
en soga de dïablos fue luego cativado,
rastrávanlo por tienllas, de cozes bien sovado,
pechávanli a duplo el pan que dio mudado.

274 Doliéronse los ángeles d’esta alma mesquina,
por quanto la levavan dïablos en rapina;
quisieron acorrelli, ganarla por vecina,
mas pora fer tal pasta menguavalis farina.

275 Si lis dizién los ángeles de bien una razón,
ciento dicién los otros, malas que buenas non;
los malos a los bonos teniénlos en rencón,
la alma por peccados non issié de presón.

276 Levantóse un ángel, disso: «Yo so testigo,
verdat es, non mentira esto que yo vos digo:
el cuerpo, el que trasco esta alma consigo,
fue de Sancta María vassallo e amigo.

277 Siempre la ementava a yantar e a cena,
diziéli tres palabras: ‘Ave gratïa plena’;
la boca por qui essié tan sancta cantilena
non merecié yazer en tan mala cadena.»

278 Luego que esti nomne de la Sancta Reína
udieron los dïablos cogieron’s de ý aína;
derramáronse todos como una neblina,
desampararon todos a la alma mesquina.

279 Vidiéronla los ángeles seer desemparada,
de piedes e de manos con sogas bien atada;
sedié como oveja que yaze ensarzada,
fueron e adussiéronla pora la su majada.

280 Nomne tan adonado e de vertut atanta,
que a los enemigos seguda e espanta,
non nos deve doler nin lengua nin garganta
que non digamos todos: «Salve Regina Sancta.»

El novio y la virgen

Milagros de Nuestra Señora XV

330 Enna villa de Pisa, cibdat bien cabdalera,
en puerto de mar yaze rica de grand manera,
avié ý un calonge de buena alcavera,
dizién Sant Cassïán ond el calonge era.

331 Como fizieron otros que de suso contamos,
que de Sancta María fueron sos capellanos,
ésti amóla mucho, más que muchos christianos,
e faziéli servicio de piedes e de manos.

332 Non avié essi tiempo uso la clerecía
dezir ningunas oras a ti, Virgo María,
pero elli diziélas siempre e cada día,
avié en la Gloriosa sabor e alegría.

333 Avién los sos parientes esti fijo sennero,
quando ellos finassen era buen eredero;
dessávanli de mueble assaz rico cellero,
tenié buen casamiento, assaz cobdiziadero.

334 El padre e la madre quando fueron finados,
vinieron los parientes tristes e desarrados:
diziénli que fiziesse algunos engendrados,
que non fincassen yermos logares tan preciados.

335 Cambióse del propósito, del que ante tenié,
moviólo la ley del sieglo, dixo que lo farié;
buscáronli esposa qual a él convenié,
destajaron el día que las bodas farié.

336 Quando vino el día de las bodas correr,
iva con sos parientes la esposa prender;
tan bien en la Gloriosa non podié entender,
como lo solié ante otro tiempo fazer.

337 Yendo por la carrera a complir el so depuerto,
membró’l de la Gloriosa, que li yazié en tuerto,
tóvose por errado e tóvose por muerto,
asmó bien esta cosa que’l istrié a mal puerto.

338 Asmando esta cosa de corazón cambiado,
halló una eglesia, lugar a Dios sagrado,
dessó las otras yentes fuera del portegado,
entró fer oración el novio refrescado.

339 Entró en la eglesia al cabero rencón,
inclinó los enojos fazié su oración,
vínoli la Gloriosa, plena de bendición,
como qui sannosamientre, dissoli tal razón:

340 «Don fol malastrugado, torpe e enloquido,
¿en qué roídos andas? ¿en qué eres caído?
Semejas ervolado, que as yervas bevido,
o que eres del blago de Sant Martín tannido.

341 Assaz eras varón bien casado comigo,
yo mucho te quería como a buen amigo;
mas tú andas buscando mejor de pan de trigo,
non valdrás más por esso quanto vale un figo.

342 Si tú a mí quisieres escuchar e creer,
de la vida primera non te querrás toller:
a mí non dessarás por con otra tener,
si non, avrás la lenna a cuestas a traer.»

343 Issió de la eglesia el novio maestrado,
todos avién querella que avié tardado,
fueron cabadelante recabdar su mandado,
fo todo el negocio aína recabdado.

344 Fizieron ricas bodas, la esposa ganada,
ca serié lo ál fonta si fuesse desdennada;
era con esti novio la novia bien pagada,
mas non entendié ella do yazié la celada.

345 Supo bien encobrirse el de suso varón,
la lengua poridat tovo al corazón;
ridié e deportava todo bien por razón,
mas aviélo turrado mucho la visïón.

346 Ovieron ricas bodas e muy grand alegría,
nunqua mayor siquiere ovieron en un día;
mas echó la redmanga por ý Sancta María
e fizo en sequero una grand pesquería.

347 Quando veno la noch, la ora que dormiessen,
fizieron a los novios lecho en que yoguiessen;
ante que entre sí ningún solaz oviessen,
los brazos de la novia non tenién qué prisiessen.

348 Issióseli de manos, fússoli el marido,
nunqua saber podieron omnes dó fo caído,
sópolo la Gloriosa tener bien escondido,
no lo consintió ella que fuesse corrompido.

349 Dessó mugier fermosa e muy grand posesión,
lo que farién bien poccos de los que oï son;
nunqua lo entendieron do cadió, o do non:
qui por Dios tanto faze, aya su bendición.

350 Creemos e asmamos que esti buen varón
buscó algún lugar de grand religïón,
y sovo escondido faciendo oración,
por ond ganó la alma de Dios buen gualardón.

351 Bien devemos creer que la Madre gloriosa,
porque fizo est omne esta tamanna cosa,
no lo oblidarié, como es pïadosa,
bien allá lo farié posar do ella posa.

El ladrón devoto

Milagros de Nuestra Señora VI

142 Era un ladrón malo que más querié furtar
que ir a la eglesia nin a puentes alzar;
sabié de mal porcalzo su casa governar,
uso malo que priso, no lo podié dexar.

143 Si facié otros males, esto no lo leemos,
serié mal condempnarlo por lo que non savemos,
mas abóndenos esto que dicho vos a vemos,
si ál fizo, perdóneli Christus en qui creemos.

144 Entre las otras malas, avié una bondat
que li vahó en cabo e dioli salvedat;
credié en la Gloriosa de toda voluntat,
saludávala siempre contra la su magestat.

145 Si fuesse a furtar, o a otra locura,
siempre se inclinava contra la su figura,
dizié «Ave María» e más de escriptura,
tenié su voluntad con esto más segura.

146 Como qui en mal anda en mal á a caer,
oviéronlo con furto est ladrón a prender;
non ovo nul consejo con qué se defender,
judgaron que lo fuessen en la forca poner.

147 Levólo la justicia pora la crucejada,
do estava la forca por concejo alzada;
prisiéronli los ojos con toca bien atada,
alzáronlo de tierra con soga bien tirada.

148 Alzáronlo de tierra quanto alzar quisieron,
quantos cerca estavan por muerto lo tovieron:
si ante lo sopiessen lo que depués sopieron,
no li ovieran fecho esso que li fizieron.

149 La Madre glorïosa, duecha de acorrer,
que suele a sus siervos ennas cuitas valer,
a esti condempnado quísoli pro tener,
membróli del servicio que li solié fer.

150 Metióli so los piedes do estava colgado
las sus manos preciosas, tóvolo alleviado:
non se sintió de cosa ninguna embargado,
non sovo plus vicioso nunqua nin más pagado.

151 Ende al día terzero vinieron los parientes,
vinieron los amigos e los sus connocientes,
vinién por descolgallo rascados e dolientes,
sedié mejor la cosa que metién ellos mientes.

152 Trobáronlo con alma alegre e sin danno,
non serié tan vicioso si yoguiesse en vanno;
dizié que so los piedes tenié un tal escanno,
non sintrié mal ninguno si colgasse un anno.

153 Quando lo entendieron los que lo enforcaron,
tovieron que el lazo falsso gelo dexaron;
fueron mal rependidos que no lo degollaron,
tanto gozarién d’esso quanto depués gozaron.

154 Fueron en un acuerdo toda essa mesnada,
que fueron engannados enna mala lazada,
mas que lo degollassen con foz o con espada;
por un ladrón non fuesse tal villa afontada.

155 Fueron por degollarlo los mancebos más livianos,
con buenos seraniles grandes e adïanos;
metió Sancta María entre medio las manos,
fincaron los gorgueros de la golliella sanos.

156 Quando esto vidieron que no’l podién nocir,
que la Madre gloriosa lo querié encobrir,
oviéronse con tanto del pleito a partir,
hasta que Dios quisiesse dexáronlo vevir.

157 Dexáronlo en paz que se fuesse su vía,
ca ellos non querién ir contra Sancta María,
mejoró en su vida, partióse de follía:
quando cumplió so corso murióse de su día.

158 Madre tan pïadosa, de tal benignidat,
que en buenos e en malos face su pïadat,
devemos bendicirla de toda voluntat:
los que la bendissieron ganaron grand rictat.

159 Las mannas de la Madre con las d’El que parió
semejan bien calannas qui bien las connoció;
Él por bonos e malos, por todos descendió,
Ella, si la rogaron, a todos acorrió.

Gonzalo de Berceo, poeta