Perú 1965: Apuntes sobre una experiencia guerrillera por Héctor Béjar

PROLOGO

Estas páginas están inconclusas. Reflejan un momento de la progresiva reflexión de un hombre y una etapa en la investigación de hechos que quedaron en la oscuridad porque sus protagonistas perecieron.

Están redactadas partiendo del convencimiento de que es posible y necesario continuar la lucha revolucionaria guerrillera en América Latina y el Perú.

El lector encontrará pocos elogios a los guerrilleros. Siempre es fácil acumular adjetivos, sobre todo para quienes no participan del combate. Sin embargo, el autor estima que es preferible, si de verdad se quiere continuar una tarea, explicarse por qué fracasaron los primeros intentos. La total adhesión a una causa no excluye, sino que impone, la obligación de discutir sobre la forma de servirla mejor.

En el caso del Perú, aún está por hacer un análisis detenido, desapasionado de la experiencia del 65, sobre la que se ha escrito tanto y se sabe tan poco. Estas páginas son un intento de abrir discusión, y serán corregidas y completadas en el futuro.

El lector debe comprender que este libro ha sido escrito en una cárcel, con las limitaciones que la situación de prisionero impone. Una que otra vez sus borradores fueron salvados de los carceleros, y por eso, también, escrito apresuradamente, aparece algo desordenado.

Hemos omitido adrede toda referencia al conato insurreccional del teniente Francisco Vallejo en Jauja, julio de 1962, y a la frustrada incursión guerrillera del ELN a Madre de Dios en mayo de 1963, que preceden a la insurrección guerrillera de 1965 y se encadenan históricamente con ella. En el primer caso, carecíamos de los datos necesarios. En el segundo, hay una serie de hechos y circunstancias que aún no es oportuno revelar.

No obstante, queda la satisfacción de que la tarea está iniciada. Y la promesa de continuarla y completarla.

EL AUTOR

* * * *

CAPITULO I

BOSQUEJO ECONOMICO

El escenario
En la región occidental de América del Sur, debajo de la línea ecuatorial, a manera de un riñón bañado por el Océano Pacífico, se encuentra el Perú. Su inmensa superficie de un millón y cuarto de kilómetros cuadrados está dividida en 23 departamentos.

Una configuración abrupta y difícil caracteriza al escenario geográfico. Si alguien pudiera elevarse a una altura espacial distinguiría como el fenómeno natural más notable, la imponente cordillera andina que lo atraviesa de norte a sur, cual un espinazo gigantesco.

Por su lado oeste, la cordillera desciende casi hasta el mar y deja frente a él una larga y estrecha faja costera. De sur a norte, desde Tacna, vecina con Chile, hasta Tumbes, punto de contacto con el Ecuador, el viajero debe recorrer 2,200 kilómetros. Si se le ocurriera penetrar hacia el este, no podría recorrer más de 40 kilómetros, o 200 en las zonas más anchas, sin verse obligado a ascender por las estribaciones andinas.

La Costa es un gran malecón que la naturaleza ha colocado frente al océano. Su clima templado y monótono que, salvo en el extremo norte no excede los 17 grados, es apenas alterado por neblinas y ligeras lloviznas. Es también un inmenso desierto que, paradójicamente, reúne en los oasis creados por sus cincuentaitantos riachuelos, en torno a sus puertos y ciudades, las tierras más fértiles y productivas del país, los cultivos de exportación, la tercera parte de la población y casi toda la industria.

En contraste, la Sierra está encerrada por los eslabones de la cadena andina y todo en ella, aldeas y hombres, sigue las sinuosidades de la cordillera. Allí encontramos innumerables accidentes geográficos: mesetas inmensas, profundos callejones, pendientes vertiginosas y los más variados pisos climáticos. El hombre vive hasta los 4,500 m. sobre el nivel del mar, dedicado a cultivos y ganadería, pero los picos andinos continúan su ascenso, como agujas lanzadas al cielo, hasta los 8,000 m. Las lluvias varían año a año y las sequías son frecuentes en la altiplanicie.

Desde los picachos andinos los ríos descienden tumultuosos hacia la Selva. Al comienzo pequeños arroyuelos, luego poderosas corrientes y finalmente lentas serpientes de agua que van a alimentar la cuenca amazónica.

La Selva es un enorme manto verde que cubre gran parte de las fronteras norte y este. Ocupa las dos terceras partes del territorio nacional, pero sólo alberga al 11% de la población, que se aglomera en las últimas estribaciones andinas, pues las zonas bajas y planas son inhóspitas y de difícil acceso. Bosque llano e interminable, húmedo y pantanoso, continúa por todo el territorio brasileño y apenas si es alterado por una que otra colina. Allí casi no existen carreteras y son los ríos las únicas vías de comunicación.

Desiertos y cálido sol tropical en la Costa norte, que se atenúa por las nubosidades provocadas por la Corriente de Humboldt; frió cortante en la cordillera y las mesetas andinas; humedad sofocante en la Selva: geografía y clima cambiantes y accidentados. Tal la apariencia que ofrece a primera vista este país contradictorio.

Si hay algo característico en el Perú son sus contradicciones. Su historia fue cortada en dos, bruscamente, por la conquista española que destruyó una vieja cultura y masacró durante trescientos años a los quechuas dominados. Su geografía es atravesada violentamente por el espinazo andino. Ni siquiera las características raciales de sus pobladores son uniformes, pues no puede hablarse de mestizaje donde aún perduran las huellas de la conquista lejana.

¿Y qué decir de su economía? El latifundio aún supervive lánguidamente en Costa y Sierra, junto a antiquísimas comunidades campesinas. Y sobre este andamiaje, el capitalismo ha impuesto nuevas relaciones de producción y de intercambio uniéndose, en maridaje vergonzante, a la feudalidad de la Colonia. Finalmente, desde comienzos de siglo, el imperialismo domina al país manteniendo la subsistencia deformada de los sistemas anteriores.

La dominación norteamericana
A comienzos de siglo el imperialismo norteamericano hizo irrupción en el país. Si desde la emancipación y primeros años de nuestra turbulenta república, los prestamistas ingleses estuvieron presentes tras los bastidores de la política criolla y en los arreglos que siguieron a la desastrosa guerra del Pacífico, desde la primera guerra mundial la dominación inglesa cedió en provecho de la penetración norteamericana.

Dueños del cobre, de gran parte del petróleo y de las tecnificadas producciones agrícolas para la exportación, los monopolios norteamericanos tienen en sus manos los principales resortes de nuestra economía.

Pertenecen a monopolios norteamericanos y empresas extranjeras: 85% de la producción minera: cobre, hierro, plata, plomo, zinc y otros metales; 14 de los 20 más importantes grupos pesqueros (el Perú es el primer productor mundial de harina de pescado); 6 de los 10 más grandes ingenios azucareros; la comercialización del algodón, café y lanas.

Todos los bancos están conectados a la banca internacional. El Banco de Crédito, el más importante del país, pertenece presumiblemente al Vaticano, a través de la banca italiana; el Continental y el Internacional están controlados por el Chase Manhattan Bank de la familia Rockefeller; son numerosas las sucursales de bancos norteamericanos, europeos y japoneses que operan con toda libertad y, en general, casi no hay bancos peruanos que no estén, en una u otra forma, bajo la dominación extranjera.

La energía eléctrica que consume la capital —70% de la industria manufacturera del país— es proporcionada por la Lima Light & Power y un consorcio vinculado a la banca italiana; los teléfonos están en manos de la ITT.

El comercio mayorista de importación es monopolizado por las empresas exportadoras extranjeras y la penetración norteamericana se hace presente hasta en el comercio a menudeo.

Fueron empresas británicas las que pusieron en marcha nuestra industria manufacturera tradicional: textiles, jabones, etc. Hasta hoy día, las 3/4 partes de la producción textil de algodón pertenecen a la Grace y a la Duncan Fox, que tuvieron su origen en inversionistas ingleses y actualmente se encuentran fuertemente vinculadas a intereses norteamericanos.

Las inversiones norteamericanas han creado en los últimos años una industria de consumo cuya característica más notable es su enorme vulnerabilidad y dependencia respecto del exterior: el 48% de los insumos debe ser importado de los Estados Unidos y Europa.

Dentro de la industria manufacturera se han presentado últimamente importantes modificaciones al aparecer nuevas productoras de bienes intermedios tales como fertilizantes, fibras artificiales, soda caústica, explosivos, ácido sulfúrico, pinturas, etc. Pero todas ellas están ligadas al capital norteamericano o a las empresas norteamericanas que operan en el país. En total, la inversión imperialista en la industria manufacturera llega al 80% y grupos de dos o tres empresas copan entre el 90 y 100% de la producción de neumáticos, papel, aceite, lácteos, tabaco, etc.

La agricultura
La superficie total del Perú comprende 128,5 millones de has. En la propiedad rural constituida existen 12 millones de has. en pastos naturales, bosques, montes y tierras cultivables no trabajadas, así como otras 455 mil has. que permanecen en barbecho. Pero sólo la ínfima extensión de 2.8 millones están en actividad. [1]

El Perú aparece así, a primera vista, como un país de tierras baldías y abandonadas. Gran parte de ellas podrían ser incorporadas a la agricultura siempre que se pusiera en manos de los campesinos los medios suficientes para hacerlo. Pero las mejores tierras de las pocas cultivables están monopolizadas por los latifundios los que, a su vez, dejan grandes extensiones sin cultivo.

La concentración de tierras en pocas manos es enorme: el 1% de las unidades agropecuarias ocupa el 75% de la superficie agrícola total; el 0.1% del total de propietarios acaparan el 60.9% de las tierras utilizadas. De los 17 millones de hectáreas cultivables, diez millones corresponden a mil grandes propiedades y sólo un millón 933 mil está en poder de las comunidades campesinas .[2]

El capital extranjero está ligado al latifundio. El grupo Gildemeister de Hamburgo es el primer latifundista del país con más de medio millón de has. bajo su dominio, seguido por la Cerro de Pasco Copper Corp[3] con 300,000 has. y el Grupo de Le Tourneau con 400 mil has. de selva. Grace, William & Lockett, Anderson Clayton & Cía, figuran también entre las empresas extranjeras que son propietarias de tierras destinadas al cultivo de algodón, caña de azúcar, a la ganadería y extracción de maderas[4]

Consecuencia directa de esta situación es la irremediable decadencia de la producción agrícola.

Veamos algunos síntomas:

El sector agropecuario que en 1950 participaba con un 25.7% en el Producto Bruto Interno, lo hizo en 1964 con sólo un 19.6%. En 1940 el 61.2% de la población económicamente activa estaba ocupada en labores agrícolas. En 1961 el porcentaje había bajado al 49.6%. En 1950 los productos agropecuarios de exportación representaban el 57.8% del valor total de las exportaciones; en 1965 eran sólo 29.2.%

Esta subproducción tiene graves consecuencias en el cuadro económico y social del Perú. En 1950 producíamos 8’431,638 toneladas de productos alimenticios; en 1960, solamente 7’800,000; y la cantidad sigue bajando para una población en constante aumento que, además, abandona los campos para aglomerarse en las barriadas marginales de las ciudades. La crisis alimenticia presiona cada vez más sobre las clases pobres y la balanza de pagos: el país importa para el consumo humano el 90% de trigo, 40% de carne, 40% de leche, 40% de grasas y 25% de arroz.

La descapitalización del país adquiere caracteres alarmantes: los consorcios imperialistas retiraron en los últimos cinco años 347 millones de dólares después de invertir sólo 58. Los términos de intercambio son cada año más desfavorables: de 105 dólares que valía una tonelada de exportación en 1950, en 1967 sólo valía 58.50.

De todo esto se deduce fácilmente que el signo fundamental de la economía del Perú contemporáneo es su dependencia del imperialismo norteamericano, lo que descapitaliza al país y agudiza su crisis estructural.

Desniveles, desconexiones, contradicciones
A la agudización de la dominación imperialista sigue la agravación de las contradicciones internas.

Una oligarquía próspera e inmensamente rica, ligada íntimamente a los consorcios imperialistas en multitud de inversiones y negocios, vive en la cúspide del sistema. En la base, las mayorías subsisten en la más infinita pobreza.

45 familias centralizan lo más importante del poder político y económico, asociadas con los monopolios norteamericanos. El 56% son accionistas de bancos y compañías financieras; el 53% posee acciones en compañías de seguros; el 75% posee compañías dedicadas a la construcción y a la actividad inmobiliaria en las ciudades; el 56% tiene inversiones en firmas comerciales y el 64% es accionista importante de una o varias empresas petroleras. Este grupo actúa bajo el nombre de Sociedad Nacional Agraria [5].

Según datos oficiales, 24 mil privilegiados disfrutan de una renta de 2 millones y medio de soles al año (unos 62,500 dólares) mientras que 11’976,000 desposeídos apenas sobreviven con 6,310 soles anuales (unos 157 dólares). El 1.9% de la población económicamente activa, unos 61,300 rentistas, perciben la gruesa proporción del 44% de la renta nacional, mientras que el 44% de la población económicamente activa, un millón y medio de obreros agrícolas, percibe sólo el 13% [6].

Los promedios estadísticos no registran, desgraciadamente, el caso frecuente de familias que superan en ingresos el millón de soles (23 mil dólares) mensuales, mientras el hombre de campo percibe apenas un sol diario o, simplemente, no percibe ningún salario.

Paralelamente a sus abismales diferencias de clase, el Perú registra desniveles de región a región. El ingreso por persona en la Costa superaba en 1961, en cuatro veces al de la Sierra; en 1965 llegaba ya a siete veces.

Las contradicciones enfrentan también a la ciudad y el campo. 23 de cada cien peruanos viven en Lima y el porcentaje crece aceleradamente con los 75 mil provincianos que llegan anualmente a la capital. En Lima se encuentran el 70% de las fábricas, la mitad de los obreros y cerca de las dos terceras partes de los cuadros profesionales[7]. Casi la mitad de los electores viven en Lima, con lo que la capital es, en la práctica, la que decide el gobierno del país. Fuera de la agricultura y la minería, cuya ubicación es técnicamente fijada por el lugar de la tierra de cultivo y la existencia de los recursos minerales, todas las actividades están concentradas prácticamente en las zonas urbanas.

En la Sierra, las zonas urbanas registran un 21% de familias que consumen menos del 75% del requerimiento normal de calorías, mientras que las rurales tienen un 61%. Los centros urbanos serranos casi igualan en este aspecto a las zonas rurales de la Costa: 20% de familias que consumen una cantidad de calorías inferior al requerimiento mínimo, pero están lejos de equiparar el porcentaje de Lima: apenas un 5%.

Fijando nuestra atención en los trabajadores, encontramos también entre ellos grandes desniveles. La distancia entre escala y escala del ingreso medio por ocupación es demasiado grande. El ingreso de los empleados y trabajadores independientes, es decir de la pequeña burguesía, 450 dólares anuales, casi dobla al de los obreros urbanos: 260 dólares. Y éste es inmensamente superior, con ser pequeño, al de los varios millones de hombres del campo: 10 dólares anuales [8]

Las escalas de ingreso dentro de la clase obrera también son notables. Mientras los obreros del gas y la electricidad ganan 224 soles de salario semanal, los mineros 215 y los de construcción 298, los de la industria manufacturera sólo ganan 193 y los obreros agrícolas apenas 86 [9].

Economistas, sociólogos y políticos han insistido por mucho tiempo en el “dualismo» de nuestra sociedad. Recientemente se insiste sobre su carácter capitalista, aunque deformado y contradictorio. La polémica no ha terminado aún, pero el hecho objetivo es que el Perú, económica y socialmente, está lejos de haber logrado una organización integrada. A este hecho se refiere el antropólogo Matos Mar cuando dice en un reciente ensayo:

«.. las regiones no se desarrollan ni se interrelacionan ni complementan. Este es el caso, por ejemplo, de los diversos sectores de la producción que aparecen desarticulados, pues cada actividad económica tiene su propio ritmo y sentido, casi sin enlace con las otras. La agricultura sigue así su propió cauce, la pesquería el suyo, la industria aparece aislada. Si se generan relaciones, éstas se dan solamente entre los grupos de poder y segmentariamente en otras actividades. Por otra parte, hay una gran mezcla de tipos de economía que aparecen en distintas proporciones y además con dominio de hábitos regionales ocasionados por la heterogeneidad cultural. En muchos casos, esta mezcla tiene tonos contrapuestos; así, el sector moderno capitalista empresarial utiliza formas coloniales capitalistas al lado de la cooperación tradicional indígena» [10]

Movilidad y cambio social
La realidad peruana ha dejado de ser estática: las clases sociales desarrollan una movilidad que no tiene precedentes.

La población en general crece aceleradamente. Nos incrementamos en algo más de un cuarto de millón por año. Hoy somos doce millones, en 1970 seremos 13 millones y medio, en 1980, 18 millones. En 25 años nuestra población se habrá duplicado.

Paralelamente el número de trabajadores crece y, dentro de ellos, la clase obrera. Entre 1950 y 1965, la población económicamente activa aumentó de 2.5 millones a 3.6 millones; en ese mismo lapso, los obreros aumentaron de 904,800 a 1’382,100, los empleados crecieron en 200 mil personas y los llamados trabajadores independientes en 300 mil.

La estructura de la clase obrera ha experimentado cambios. Los obreros dedicados a la agricultura y a la pesca, que antes eran la mayoría, han disminuido hasta el 40% y los mineros de 5.2% a 4.7%. El sector dedicado a la industria manufacturera creció de un 14% en 1950 a un 18% en 1965.

A pesar de su crecimiento, la clase obrera siguió teniendo un bajísimo nivel de instrucción. Ningún jornalero de la agricultura es obrero calificado; 47 de cada cien obreros carecen de toda instrucción y sólo 43 de cada cien poseen educación primaria.

El nivel de desocupación es muy alto. Los economistas calculan que en el Perú deben crearse por lo menos unos 150 mil empleos por año y aún más, teniendo en consideración no sólo el incremento de la población sino la paulatina incorporación de las mujeres al trabajo. Pero la industria sólo crea unos 10 mil empleos por año. Esto trae como consecuencia que en los grandes centros urbanos cunda el subempleo y la desocupación encubierta, cuando no la desocupación real y total.

En este cuadro contradictorio, donde muchos fenómenos sociales parecen esfumarse y el comportamiento de las clases sociales no aparece con la claridad necesaria, la izquierda marxista no ha podido elaborar aún una táctica única y coherente.

Perú, un país enfermo
Más que el proceso mismo de la enfermedad, lo que aparece claro en el Perú son sus causas y sintomatología. El examen de algunas cifras, que aún así no revelan la verdadera dimensión del drama que viven los sectores más empobrecidos y explotados, da una idea de la enfermedad incurable del sistema.

La desnutrición es una de las características de la población peruana. El consumo de calorías y proteínas baja año a año. Anualmente, el poblador peruano sólo consume 17 kilos de carne, promedio que encubre los millones que, simplemente, no la consumen. Las estadísticas registran promedialmente sólo 69 gr. de carne al día, 6 gr. de huevos, 20 gr. de pescado y 108 gr. de leche, pero suman millones los peruanos cuya dieta no incluye carne, ni leche, ni huevos[11] De acuerdo a una encuesta que efectuaron los estudiantes de la Facultad de Medicina de San Fernando en 1963, 93 de cada cien niños de Lima padecen hambre y sólo dos toman leche.

Así se explica que, mientras en Latinoamérica la tasa de mortalidad infantil es de 8, en el Perú es de un 9.7 por cada cien mil. Cada diez minutos muere un niño menor de un año, de enfermedades en su mayor parte curables.

Hay en el Perú más de 400 mil niños retrasados mentales teniendo por causa, en la mayoría de los casos, el alcoholismo de los padres y la pobreza del hogar, ya que suman 250 mil los enfermos alcohólicos. El Perú es e! segundo consumidor mundial de coca, calculándose en 800 mil los masticadores y en cerca de 8 millones los kilos ingeridos por año. Se calcula que 137 mil kilos de cocaína van cada año al estómago de nuestros campesinos [12].

Alrededor de 7 mil niños de 6 a 9 años de edad trabajan, perteneciendo cerca del 40% de los mismos a las zonas urbanas de Lima, Arequipa y Cuzco. Entre los 10 y los 14 años son 73 mil los niños que trabajan en las ciudades del país, particularmente Lima y Arequipa [13]. 45% de las 200 mil criadas que tiene Lima son menores de 21 años y muchas aún niñas de 10 a 11 años [14].

La pobreza de las masas es indescriptible. La mitad de la población limeña vive en tugurios insalubres de una o dos habitaciones, que no cuentan con agua potable ni servicios higiénicos [15]. Se calcula que 3 millones de peruanos carecen de atención médica, un millón y medio caminan descalzos y otro millón y medio sólo usa “ojotas», rústicas sandalias. Desde 1963 hasta enero de 1968, el costo de vida en Lima había subido 77.93%.

Mientras tanto, la delincuencia acusa una expansión de 75 a 85% en los últimos cinco años. Cada 60 minutos se produce un robo en la capital y por lo menos se registran dos asaltos a mano armada cada 24 horas. No menos de diez mil mujeres se dedican a la prostitución, oficio que incorpora a sus filas unas siete mujeres por día. Lima figura entre las ciudades de mayor productividad delictiva de América Latina.

Hay más de dos millones de analfabetos registrados oficialmente, sin contar a los peruanos mayores de 40 años y menores de 15 a quienes las estadísticas no cuentan por estar, los últimos, dentro de los límites de la escolaridad obligatoria. Y queda medio millón de niños que, sabiendo leer y escribir, no logran continuar sus estudios por la falta de locales escolares. En total, ahondando en el eufemismo de las cifras oficiales, se calcula en cinco millones los analfabetos del Perú.

A pesar de la miseria que se abate sobre las masas la mayor parte de los gastos del Estado peruano recae sobre ellas. Los rentistas y las grandes empresas contribuyen al presupuesto nacional con tan sólo un tercio de la suma total que el pueblo, a través de impuestos indirectos está obligado a pagar. Y la relación tiende a empeorar en perjuicio de los más necesitados, porque prácticamente no hay impuestos para los grandes exportadores ni para las compañías mineras y las nuevas industrias manufactureras que dependen, en una u otra forma, de los monopolios norteamericanos. En los años que van de 1950 a 1965, los impuestos indirectos se incrementaron 17.1 veces, mientras los pagados directamente por empresas y rentistas sólo aumentaron 7 veces.

La liberación de tributos en beneficio de los poderosos hace que el Perú tenga que enfrentar continuos déficit en su economía fiscal. Entre 1963 y 1967 sumaron 10,638 millones de soles (unos 394 millones de dólares al cambio de 1967).

Los déficit son cubiertos con préstamos norteamericanos, al igual que los gastos causados por las obras públicas que el Estado debe realizar a pesar de su exiguo presupuesto. El abuso de los préstamos exteriores ha agravado la dependencia del Estado y la política peruanos con respecto a los Estados Unidos, sobre todo durante el gobierno de Belaúnde Terry.

Como resultado de esta política económica mendicante el Estado peruano debe: 234 millones de dólares a proveedores privados: 94 millones a las instituciones financieras; 76 millones al BID; 234 millones al BIRF; 122 millones a las agencias del gobierno de los Estados Unidos (AID y EXIMBANK): 42 millones a otros estados. Al finalizar 1968 la deuda externa llega a los 742 1 millones de dólares, según datos del Banco Central de Reserva.

Los intereses, amortizaciones y servicios que el Estado debe pagar a sus acreedores extranjeros, han ido aumentando su negativa influencia sobre la balanza de pagos. En sólo los tres años comprendidos entre las postrimerías de 1963 y fines de 1966, las obligaciones del país con el exterior se elevaron más allá del doble.

Como remedio a esta situación, sucesivos gobiernos oligárquicos han apelado a las inversiones extranjeras en condiciones siempre ventajosas para el imperialismo y siempre onerosas para el Estado peruano.

Las inversiones más cuantiosas de los monopolios se están dirigiendo al sector minero. Así, entre 1961 y 1964 se registró una inversión minera global de 400 millones de dólares que significaron un promedio anual de inversión directa de 300 millones de dólares.

Expresadas en las estadísticas, las inversiones han dado al Perú una de las tasas de crecimiento del PNB más altas de América Latina, lo que encubre el mayor grado de dependencia y la crisis y deformación del sistema económico en su conjunto. Y sobre todo, el hecho indiscutible y peligroso de que el Perú va en camino de convertirse en un país minero monoproductor.

Expertos de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo han calculado que en los próximos siete años se puede esperar una inversión anual de 127 millones de dólares, lo que daría un total para ese período, de 900 millones de dólares, cifra mayor a la inversión íntegra de los Estados Unidos en el Perú (518 millones). De concretarse estas inversiones, como parece estar sucediendo, los grupos oligárquicos podrán salvar la crisis fiscal y hasta proporcionar al país una relativa “estabilidad» que no hará sino agudizar aún más las contradicciones del sistema y la dependencia del Perú.

Dentro de este cuadro caracterizado por: a) una mayor dependencia del imperialismo; b) la agravación de las múltiples contradicciones sociales y económicas del sistema, debió actuar una naciente izquierda insurreccional en 1965. Estas fueron las condiciones objetivas de las que nació y que trató de aprovechar en su lucha. Veamos ahora cómo lo hizo y en qué grado los desniveles, las contradicciones, la desconexión y paradojas de este país, se reflejaron en ella misma y actuaron en su contra.

* * * *

CAPITULO II

EL MARCO SOCIAL

Presencia del campesinado.
Desde 1956, casi inadvertidamente a los ojos de las direcciones políticas de izquierda y del país entero, un nuevo factor social se había hecho presente con caracteres propios: el campesinado. Empezaba lentamente la sindicalización en las zonas en que el campesinado es más fuerte económicamente y vive más cerca de los centros de comunicación. Los valles de La Convención y Lares en el Cuzco, Cerro de Paseo en el centro, los valles del Norte, albergaban a un campesinado despierto, que vendía sus productos y empezaba a luchar contra los rezagos feudales.

Tradicionalmente el campesinado había vivido apartado de la vida nacional. Si bien es cierto que el debate sobre el problema del indio se remonta a fines del siglo pasado, éste no había participado en él. Ahora empezaba a plantear sus propios problemas y a desarrollar sus propias acciones.

El trabajador agrícola de la Costa tiene en el Perú una larga trayectoria de lucha: las plantaciones cañeras y algodoneras fueron en los años 30 escenario de profundas luchas sociales y en ellas repercutió la prédica de los caudillos de la pequeña burguesía. No sucedió lo mismo con el campesinado de la Sierra, al que esos mismos caudillos olvidaron.

Pero en 1959 y 1960 la agitación agraria llegó fácilmente a muchos rincones apartados. Empezó en la Costa, ciertamente, pero no se limitó a ella.

La huelga estalla en Casagrande, el más grande ingenio azucarero del país, propiedad de la familia Gildemeister. La policía interviene. Mueren cuatro trabajadores y 26 son heridos, tres de ellos gravemente [16]. En Paramonga, otro ingenio propiedad de la Grace, un choque entre huelguistas y tropa deja un saldo de tres muertos y dieciséis heridos. En Raneas, el enfrentamiento entre la policía que defendía a la Cerro de Pasco Copper Corp, y los comuneros que reclamaban la propiedad de sus tierras con argumentos legales, causa tres muertes. Poco antes, otros comuneros habían intentado recuperar la posesión de la hacienda Paria, también propiedad de la Cerro. En la hacienda Torreblanca, valle de Chancay, los guardias civiles disuelven una asamblea del sindicato causando varios muertos y heridos.

Los hechos demostraban que el gobierno y los latifundistas trataban de impedir el proceso de sindicalización mediante el abuso de su fuerza, pero sus sangrientos métodos no lograban el objetivo buscado.

En 1961 y 1962 los periódicos de Lima empiezan a hablar de Hugo Blanco, reclamando la represión contra los sindicatos de La Convención y Lares.

La recuperación de tierras, motejada por la derecha oligárquica como ‘‘invasión» se estaba efectuando en esos valles pacíficamente, movilizando a grandes cantidades de campesinos a quienes la evolución económica y la migración habían dividido en una compleja estructura social [17].

Como lo señala Craig [18], hacía diez años que los arrendires y allegados presentaban reclamos organizados ante la dependencia del Ministerio de Trabajo ubicada en el Cuzco, y en 1958, ocho organizaciones habían formado una federación provincial. El estímulo para la presentación de las primeras protestas y la formación de los primeros sindicatos,

parecen haber sido las huelgas de obreros textiles registradas en el Sur el año 1956.

Casi todos los dirigentes sindicales de La Convención y Lares eran ex-artesanos o ex-trabajadores ferrocarrileros que habían migrado al valle, hablaban castellano y tenían conocimientos elementales. Muchos eran evangelistas (protestantes fundamentalistas) y habían visto en el movimiento laboral la oportunidad de realizar los objetivos de “justicia social» que ellos deducían de las sagradas escrituras. Como lo expresó sucintamente un líder: “la Biblia enseña que los humildes heredarán la tierra —y nosotros somos los humildes» [19].

A través de los abogados cusqueños, los campesinos se vincularon con la Federación de Trabajadores del Cuzco, dirigida casi íntegramente por el Partido Comunista. La primera huelga se produjo durante los meses de junio y julio de 1960, cuando Hugo Blanco todavía no había llegado al valle.

La incorporación de Hugo Blanco a la actividad organizativa de los sindicatos produce una elevación en el nivel de la lucha. 1961 y 1962 pueden señalarse como los puntos más altos de la ola sindicalista.

Pero la ideología revolucionaria de Blanco despierta el celo de los antiguos dirigentes de la Federación Provincial y su trotzquismo la desconfianza de los dirigentes comunistas de la Federación de Trabajadores del Cuzco. Cuando en 1962 es nombrado Secretario General de aquélla, la elección es impugnada por algunos miembros. Mientras tanto, el gobierno de Lima ordenaba su captura.

Sobrevino entonces el violento período de persecución que culminó al ser apresado en mayo de 1963. El gobierno se había librado de Blanco pero no había podido evitar la liberación de miles de campesinos, el quebrantamiento del poder de los hacendados y la alteración de la estructura social preexistente. Era la primera derrota del latifundio en esas proporciones: una reforma agraria quedaba realizada de facto.

En general, el cuadro campesino de esos años nos muestra la lucha por tres objetivos fundamentales: a) el reconocimiento de la organización sindical y la mejora de salarios en la Costa Norte; b) la recuperación de tierras por las comunidades del centro, y c) la abolición de condiciones de servidumbre por los sindicatos de la Selva Alta cus- queña. Al mismo tiempo, los focos más notables se concentran en las zonas donde, por tener más capacidad económica, relación con los partidos políticos o nivel educativo, el campesinado se había organizado en defensa de sus derechos.

Pero no es una movilización total. Antes bien, los focos de agitación ocultan la lucha pausada y lenta de otras zonas en donde la explotación del campesino es mayor y más trágica. La Costa Norte, Cerro de Pasco y La Convención son, posiblemente, algunos de los lugares en que el campesino tiene un nivel de vida relativamente alto. Sin embargo, existen simultáneamente lugares como las provincias altas del Cuzco, las sierras de la llamada “mancha india» [20] o el altiplano puneño, en que la pobreza alcanza dimensiones de tragedia nacional.

Para citar un ejemplo de esta situación nos referiremos al caso de Lauramarca. En un estudio realizado en la citada hacienda (provincia de Quispicanchis, departamento del Cusco), Gustavo Alencastre narra las increíbles condiciones de trabajo que allí imperaban. Trabajan hombres, mujeres y niños desde los siete años, en diversas labores. Los salarios, cuando son pagados —la hacienda siempre elude esta obligación bajo diversos pretextos—, son de treinta centavos diarios; los individuos que no asisten a las faenas están obligados a pagar reemplazantes a razón de cincuenta centavos, es decir una suma mayor que su propio salario; para trabajar en la hacienda los colonos deben salir de sus casas alrededor de las 4 ó 5 de la madrugada y caminar de 10 a 25 kms. hasta el lugar de trabajo; los pastores deben cuidar el ganado fino día y noche en los parajes más fríos y yermos, ya que en caso de pérdida o muerte de una oveja deben pagar 8, 10 y hasta 12 alpacas, lo que constituye para ellos un desastre ecónomico; el “pongaje» o servicio gratuito en casa del patrón, del mayordomo y hasta del guardia civil subsiste a pesar de estar prohibido en la legislación peruana. La lucha de los campesinos contra este régimen es sorda y silenciosa:

“Se ha comprobado también que muchos colonos rehuyen cumplir las órdenes y disposiciones de los empleados. Que otros se rebelan abiertamente. Que algunos ocupan subrepticiamente ahijaderos y rompen alambradas… un grupo reducido de naturales que sirve a los patrones con toda voluntad, goza de privilegios consistentes en más tierras y más pastos, exención de pagos de yerbajes y otros. Este grupo es muy mal visto por los demás y considerado como traidor a la causa indígena» [21].

En mayo de 1957 se organiza el sindicato campesino de Lauramarca, afiliado a la Federación de Trabajadores del Cuzco y a la Confederación de Campesinos del Perú. El nacimiento del sindicato da lugar a constantes presiones y persecución de sus dirigentes quienes se ven obligados a permanecer ocultos para eludir el peligro. Muy pronto se produce la primera huelga de brazos caídos: varios colonos son maltratados por los empleados, muchos son encarcelados y no pocos abaleados en sus domicilios.

Pero la fuerza colectiva del sindicato logra imponer su presencia y transforma a los campesinos y sus costumbres:

“En épocas lejanas existía un Consejo de Ancianos que tenía gran ascendiente, autoridad y predicamento; pero eso es cosa del pasado; porque cuando ahora necesitan discutir asuntos de importancia, se reúne una Asamblea General, en la que a viva voz nombran a sus personeros, apoderados o comisionados; dando muestras de un claro sentido de la discusión democrática y de respeto a la opinión ajena, aparte de intuición y razonamiento correctos y perfectamente enfocados al fin perseguido» [22].

En condiciones similares a las de la hacienda Lauramarca, y aún peores, viven todavía varios millones de campesinos en el Perú, pero a ellos les ha faltado la capacidad económica de que dispusieron los de La Convención o la cercanía a los centros de comunicación que es característica de Pasco y la zona central del país.

Cuando los lugares más conflictivos del campo son reprimidos mediante incursiones punitivas por los gobiernos de turno, el descontento de la masa campesina continúa y se extiende, esperando la primera ocasión para desbordarse, pero sólo explota aisladamente. Este último hecho es favorecido por la rivalidad entre los partidos políticos y las tendencias de izquierda, por la desvinculación entre las regiones y por la existencia de varias centrales campesinas que expresan diferentes intereses y diversas concepciones de lucha.

En el Perú existen las siguientes organizaciones campesinas:

a) Federación de Campesinos del Perú (FENCAP), vinculada al Apra y con influencia en las zonas agrícolas de la Costa Norte.

b) Confederación de Campesinos del Perú, orientada por varias tendencias de la izquierda marxista, con influencia sobre el campesinado del Cuzco, Ayacucho y Lima.

c) Federación de Comunidades del Centro, que agrupa a las comunidades campesinas del valle del Mantaro (Sierra Central).

d) Frente Sindical Departamental de Puno, orientado por los hermanos Cáceres, comerciantes locales con ambiciones políticas [23].

Todas ellas tienen cierta antigüedad, porque el sindicalismo campesino en el Perú no es cosa nueva: hay sindicatos que fueron organizados allá por los años treinta, como los del valle de Chancay y las grandes haciendas costeñas.

Lo nuevo de esta década ha sido la extensión del movimiento sindical a las zonas serranas, las ocupaciones de tierras, la violencia de los choques con las fuerzas represivas y la repercusión de todo esto en la capital, gracias a los modernos medios de información.

Las barriadas marginales
El fenómeno de las barriadas marginales es otra de las características del cuadro social de las últimas décadas, aunque no es privativo del Perú.

En 1955 existían 39 barriadas en la Gran Lima con una población de 119,140 habitantes, un 10% del total. Diez años después, era medio millón de personas, la cuarta parte de la población capitalina.

Las razones de esta gigantesca migración han sido muchas veces repetidas: la atracción que ejerce Lima sobre el resto del país, por ser el centro urbano más desarrollado; la creencia, falsa pero muy difundida, de que en Lima hay oportunidades de trabajo; en general, las condiciones de vida cada vez más difíciles en el interior.

Hasta hoy día, la población de las barridas se ha acaracterizado por sus expectativas en el orden social actual y por su búsqueda de mejoras a través de los políticos de la burguesía. A la vez, subsiste en ella el espíritu comunitario de la provincia, que le permite hacer frente a las adversas condiciones de su vida. La penetración de la izquierda marxista ha sido muy limitada cuando no totalmente nula.

Con todo, la sola presencia de esta población marginal, creciente y subempleada, fue señalada como un factor social explosivo que rodea amenazante a la capital, cual un cinturón de miseria. Y la ocupación de tierras en las afueras de Lima se equiparaba a las noticias frecuentes de “invasiones» campesinas. Dos fenómenos que contribuían a crear una imagen que demostraba por sí sola que algo estaba cambiando en la estructura social.

Radicalización de la pequeña burguesía
A estos factores puede añadirse otro que para la historia política de los últimos años e incluso para la historia de la revolución en el Perú, resulta decisivo: el crecimiento de la pequeña burguesía.

A primera vista, en el Perú del siglo XX observamos una oligarquía poderosa, concentrando el poder en la cúspide del sistema, en sociedad con las empresas extranjeras. En la base un campesinado mayoritario, analfabeto y mísero, excluido de cualquier poder de decisión, y un proletariado agrícola explotado y con todos sus derechos recortados. Entre ambos polos, el proletariado fabril y minero, el artesanado, y la rica gama social de lo que llamamos “clase media».

En verdad, como ya hemos visto anteriormente, este último sector está, en nivel de ingreso, “standard» de vida, grado educativo y capacidad técnica, muy por encima del proletariado fabril y el artesanado. En sus estratos más altos llega a codearse con la clase dominante. Y a ellos llega por el ejercicio de la profesión, a través de la política o de relaciones amistosas y familiares.

Este fenómeno no es original de nuestro país, pero sí es más notable que en otros debido a la existencia de grandes sectores que no participan de la vida nacional.

Un abismo separa a la “clase media» del campesinado y el proletariado agrícola convirtiéndola de hecho en un sector privilegiado.

Un sector privilegiado que desde 1930 viene luchando por el poder y agitando consignas radicales para atraer en su apoyo a los estratos postergados, pero que no ha vacilado en traicionarlos cuando ha podido llegar a arreglos ventajosos con la clase dominante.

Ahora bien, a partir de 1956 observamos que el crecimiento de la clase media se equipara al del proletariado, como consecuencia del fenómeno de urbanización y la gran movilización social de los últimos años.

Aunque las estadísticas peruanas no permiten elaborar con precisión un estudio sobre la estructura de clase de la sociedad, puede servirnos de índice la “posición ocupacional» de los trabajadores registrada por el Censo de 1961. Entre trabajadores independientes y empleados, los datos de dicho Censo dan un 50.8% de la población económicamente activa, mientras a los obreros correspondió un 32%, a los trabajadores domésticos 5.7, a los patronos 1.9 y a los familiares no remunerados 9.3% [24].

Esta alta cifra —1’548,469 dentro de una población económicamente activa calculada en algo más de tres millones de personas—, nos da una idea de la importancia numérica de la pequeña burguesía en el Perú, sobre todo si tenemos en cuenta que los estudiantes no están considerados dentro de la población económicamente activa.

Además del crecimiento de los últimos años, la pequeña burguesía registra una gran movilidad social. A ella acceden una gran cantidad de “recién llegados» de provincias o hijos de padres obreros, artesanos o campesinos. El canal de acceso es siempre la educación, tal como lo será para los estratos sociales superiores. Por eso, al mismo tiempo que la pequeña burguesía crece, la universidad se democratiza y el nivel social de su alumnado es cada año más bajo. Y como este proceso se realiza en medio de luchas, contradicciones y choques sociales, la universidad se radicaliza y se convierte en el caldo de cultivo de las ideas marxistas, sobre todo a partir de 1956…

Paralelamente, los empleados de comercio y los bancarios lograron construir fuertes organismos sindicales que durante varios años estuvieron a la vanguardia de las luchas sociales en la capital.

El estudiantado
Leemos en el Plan Sectorial de Educación:

“El sistema educativo peruano ha experimentado desde 1955 el período de más rápido crecimiento de su historia. Desde un total de 12,875 establecímientos de enseñanza en 1955, se ha elevado hasta 18,722 en 1964, un incremento total del 45.4% que en los niveles de primaria, media y superior ha alcanzado, respectivamente, a 41.0,%, 140.6% y 273.3%» [25].

En el mismo período, de 1’262,765 alumnos matriculados en 1955 se pasó a 2’491,571 en 1964, un incremento total del 97.3%.

El crecimiento fue más notable todavía en las universidades. De 34 escuelas normales y 9 universidades que había en 1960 se pasó a 86 escuelas normales y 24 universidades. Y el ritmo creciente ha continuado en los años posteriores: en 1968, el número de alumnos matriculados en todos los niveles de enseñanza llegó a 3’235, 700, un cuarto de la población total. Los universitarios son 96 mil. En 1970 serán 111 mil los egresados de secundaria que tocarán a las puertas de las universidades.

Guiados por concepciones tradicionales y razones de prestigio, los educandos se dirigen preferentemente hacia las profesiones liberales, que son las que menos oportunidades ofrecen en un país sobrecargado de letrados y abogados. Al salir de la universidad, son pocos los que pueden obtener empleos bien remunerados y un buen porcentaje los que deben dedicarse a otras actividades.

No sólo eso. Antes de llegar a la universidad han debido pasar por un duro proceso de selección en el que los más pobres han sido eliminados. De los que logran terminar la educación secundaria, un porcentaje cada vez más alto es descartado por la enseñanza superior, debido a que no cuenta con la capacidad suficiente para recibir a tantos postulantes.

El número de postulantes inscritos se elevó progresivamente desde 12,305 en 1960 hasta 26,374 en 1964; de ellos fueron declarados “aptos para matricularse» 4,479 en 1960 y 7,968 en 1964. En 1967 fueron 40 mil los que no pudieron ingresar. Se calcula que para 1970 serán 71 mil los eliminados [26].

“Casi la mitad de los alumnos abandonan la escuela secundaria sin concluir los estudios… De los que llegan a concluirlos, sólo la mitad llegan a ingresar a los estudios superiores» [27].

La situación del estudiantado ha sufrido un vuelco. En los primeros años de este siglo, los hijos de “buena familia» que se educaban en las universidades, tenían su porvenir asegurado en la política, las profesiones liberales y los negocios. En las últimas décadas, por el contrario, una sensación de inseguridad y postergación hace presa de ellos, impulsándolos a acciones cada vez más radicales y violentas. Es muy poco lo que los hijos de empleados pobres o de obreros pueden esperar del sistema. Y si bien es cierto que una minoría logra escalar posiciones, siempre hay una mayoría relegada y dispuesta a escuchar la prédica revolucionaria.

* * * *

CAPITULO III

LAS CAUSAS POLITICAS

El cuadro económico-social que hemos diseñado en los capítulos anteriores, no tardó en reflejarse nítidamente en la vida política del país.

En 1956 el régimen autoritario de Odría no pudo soportar la presión de los sectores descontentos y se vio obligado a ceder el poder a Manuel Prado, un impopular banquero aliado del Apra.

Prado desarrolló su gobierno en medio de un clima de contradicciones entre varios sectores de la oligarquía y, a pesar del apoyo incondicional del partido aprista, tuvo que enfrentar una creciente ola de agitación social.

Mientras campesinos y obreros agrícolas desarrollaban combates de una dimensión sin precedentes, los estudiantes y las capas pobres de la pequeña burguesía se radicalizaban rápidamente.

El campesinado quería recuperar sus tierras, librarse de la servidumbre y que se respete sus sindicatos; los obreros, golpeados por la crisis, pedían mejores salarios; lo mismo exigían amplios sectores de la pequeña burguesía.

En estas condiciones la influencia de la izquierda marxista empezó a crecer en el estudiantado, la clase obrera y el campesinado. Simultáneamente, nuevas tendencias reformistas, como el belaundismo y la democracia cristiana, nacieron del seno de la pequeña burguesía.

La situación podía equipararse a la de 1931, cuando una parecida onda de intranquilidad generó a los partidos aprista y comunista. Pero esta vez la dimensión y alcances eran mayores y más amplios los sectores sociales afectados.

Esta vez no se podía ignorar a las grandes masas ni a los sectores olvidados del campesinado y se comprendía con mayor precisión la importancia de compenetrarse con ellos.

La Revolución Cubana y el XX Congreso
El impacto causado por la Revolución Cubana fue muy grande y no tardó en reflejarse en las organizaciones políticas. En el Apra produjo el desprendimiento de un grupo de jovenes que formaron primero el Comité de Defensa de los Principios Apristas y de la Democracia Interna luego el Apra Rebelde y más tarde el MIR. Los encabezaba Luis de la Puente Uceda.

En el Partido Comunista fue aún más fuerte y se unió al causado por el XX Congreso del PCUS y la polémica con el PCCH.

En efecto, todo un andamiaje ideológico, teórico y práctico quedaba automáticamente en discusión. El culto a Stalin había sido remecido desde sus cimientos y con él la infalibilidad del Partido de la Unión Soviética. Temas como la validez de las posiciones del PCUS; la inmediatez o lejanía de la revolución y el papel de las clases sociales en ella; las etapas de la revolución y el papel del partido, empezaban a ser debatidos.

En general, el socialismo cubano planteaba los problemas de la revolución para la orden del día y no para un mañana más o menos lejano, daba una finalidad precisa a todos los revolucionarios de Latinoamérica y otorgaba cierto respaldo a las “herejías» en germen. Aún sin proclamarlo, todos comprendíamos por esos años que había empezado una nueva etapa revolucionaria había empezado y que, de realizarse, la revolución no se desarrollaría necesariamente de acuerdo a los patrones que teníamos en mente.

La “Nueva Izquierda»
El efecto fundamental del impacto del XX Congreso, los cambios en el movimiento comunista internacional, la Revolución Cubana, las luchas campesinas y todo el marco social descrito anteriormente, fue el de generar diversos movimientos de discrepancia o por lo menos diferencias con las direcciones políticas de la izquierda, a lo que muchos dieron en llamar posteriormente, la “nueva izquierda’’.

¿Quiénes conformaban esta heterogénea “nueva izquierda»? Es arriesgado decirlo desde que, consultados, algunos de los que la conforman lo negarían. Pero de acuerdo a lo sucedido en los últimos años podríamos enumerar así sus componentes:

a) los discrepantes del Apra que, después de un complicado proceso de lucha interna, dieron nacimiento al MIR y a Vanguardia Revolucionaria;

b) los discrepantes del Partido Comunista que, luego de un proceso similar, fueron a nutrir, unos el FIR y el ELN, y otros las tendencias maoístas que aparecieron posteriormente;

c) la enorme cantidad de jóvenes, principalmente universitarios, que sin pertenecer a estas organizaciones se identificaban, en una u otra forma, con ellas;

d) algunos trotzquistas como Hugo Blanco, cuya decidida actividad en el campesinado los diferenciaba claramente del trotzquismo “tradicional», teorizante y dogmático.

Muchas interrogantes sobre estrategia y táctica no eran planteadas expresamente. En gran medida, la “nueva izquierda» continuaba sosteniendo teóricamente las posiciones “tradicionales»: caracterización del país y sus clases dominantes y etapas necesarias para la revolución. Todavía hasta hoy encontramos en los documentos de algunas organizaciones insurreccionales la misma tipificación del régimen hecha por el Partido Comunista. Lo nuevo estaba, en todo caso, en los métodos de lucha que se propugnaba y en la actitud general frente al poder oligárquico.

¿Cómo resumir los puntos de vista de la “nueva izquierda?» Es una tarea difícil, ya que ella se presentaba en forma sumamente difusa, con planteamientos dichos a medias o simplemente entre líneas. Hasta ahora no podría encontrarse en el Perú un planteamiento teórico sólido, que englobe y resuma de verdad todo lo que la “nueva izquierda» piensa. Más que una plataforma teórica, ella había esbozado en aquella época, una actitud.

Tratemos de precisar aquí algunos de los puntos que consideramos comunes:

En primer lugar su actitud frente al campesinado. Guiándose por los ejemplos chino y cubano, todas estas tendencias coinciden en otorgarle un papel muy importante en la primera fase de la revolución y en consecuencia dirigen hacia aquél su actividad fundamental. Así, Luis de la Puente asesoró por un buen tiempo a la comunidad de Chepén y otras, Hugo Blanco participó en la organización sindical de los valles de La Convención y Lares, y otros estudiantes tomaron parte en diversas formas en la sindicalización campesina.

La verdad es que también los partidos políticos “tradicionales», sobre todo el comunista, habían influido en el asesoramiento y organización de los sindicatos campesinos, pero no habían incorporado a su militancia plenamente al movimiento. Había, pues, una gran diferencia entre quienes trataban de influir sobre el movimiento campesino “desde afuera» y quienes se incorporaban a él para orientarlo “desde adentro».

En segundo lugar, la negación de toda posibilidad pacífica de ascenso al poder. Salvo los socialistas, ningún organismo de la izquierda marxista ha planteado nunca en el Perú tal posibilidad. Pero los discrepantes querían que los métodos de acción se adecuaran al objetivo final de la toma del poder por la violencia.

En tercer lugar, el repudio contra los partidos “tradicionales» aprista y comunista cuyo pasado atacaban. Todos los nuevos grupos tenían en común la negación de algo. Más que afirmando, nacían negando. Les era también común en este terreno, cierta falta de análisis, consecuencia de defectos en el conocimiento del pasado.

Particularmente en lo que se refiere al Partido Comunista, pocos o ninguno de los discrepantes podían exhibir un bagaje real de conocimientos sobre la historia del partido y las circunstancias nacionales e internacionales en que tuvo que operar y que explican los desaciertos de su política.

Esta, que a primera vista puede parecer una observación sin mayor importancia tiene, en realidad, una razón de ser. Sólo analizando exhaustivamente la historia del partido y relacionándola con la historia del movimiento comunista internacional, se puede encontrar la raíz de los errores cometidos, porque la política nacional del partido reflejó siempre la línea del movimiento comunista internacional. Quedándose sólo en el rechazo vago y global del oportunismo, los discrepantes del Partido Comunista y quienes repetían sus argumentos, rehusaban ahondar el análisis.

Lo mismo puede decirse respecto de los trotzquistas. Es cierto que el stalinismo es la fuente de las deformaciones del movimiento comunista, de sus errores y frustraciones. Pero, ¿basta él para explicarlo todo? ¿No habría que buscar también en sus raíces la explicación de por qué surgió y triunfó en la lucha por la dirección del bolchevismo? ¿Por qué dirigir la crítica solamente al stalinismo y no también al trotzquismo, cuya ejecutoria no es nueva en nuestro país? En realidad, las direcciones trotzquistas habían participado en gran medida de las concepciones y métodos señalados como “tradicionales».

En cuarto lugar, la “nueva izquierda» reivindicaba la acción como promotora del desarrollo de la conciencia popular. Armada o no, individual o masiva, la acción era, a sus ojos, la única que podía engendrar la revolución y unificar a los revolucionarios.

Este es el aspecto más importante y el que define, en último término, la lucha de estos años. El que distingue lo que es realmente nuevo de lo que no lo es. A partir de este principio se puede exigir cierta consecuencia entre las palabras y los hechos, la teoría y la práctica, los discursos y la conducta.

Poco a poco este planteamiento fue quedando más claro y no tardó en afectar la concepción que exigía la preexistencia del partido para cualquier proceso revolucionario. Cuando la estructura teórica de las guerrillas enunciada por los dirigentes cubanos y resumida por Debray empezó a circular en el Perú, no hizo sino reforzar lo que muchos habían sostenido en la práctica: primero la acción, luego el partido; el partido nace de la acción.

Sin embargo, la “nueva izquierda» llevaba dentro de sí una serie de características negativas, muchas de las cuales contribuyeron más tarde a sus derrotas más serias. Sin ahondar en esas características es imposible explicarse coherentemente la historia de los últimos años.

Nacida de los sectores empobrecidos y postergados de la pequeña burguesía, la “nueva izquierda» no siempre era consecuente con los principios que proclamaba: más que de hechos concretos, gustaba del gesto y la declaración. Proclamaba la necesidad de ir al campo a iniciar la revolución, pero permanecía en la ciudad, salvo las excepciones mencionadas; propugnaba la lucha guerrillera como la única salida revolucionaria para la situación del país, pero sólo una minoría de ella formó parte de las guerrillas cuando éstas abrieron los fuegos; se decía unitaria, pero se mantenía fragmentada en múltiples grupos que se combatían violentamente unos a otros; señalaba a fuego la tendencia del Partido Comunista a guiarse por planteamientos políticos ajenos a la realidad del país, pero no hacía ningún esfuerzo sistemático por estudiarla y, en general, podía decirse que la desconocía; repudiaba al stalinismo pero aplicaba sus métodos en sus luchas y fragmentaciones internas.

En general, la “nueva izquierda» carecía de un planteamiento ideológico coherente y de un conocimiento cercano de la realidad peruana, que sólo podía ser resultado de la concurrencia de dos factores: el estudio teórico de la economía y la sociedad peruana y la actividad práctica en el seno de las masas.

Las profundas divisiones de la izquierda tienen, en el Perú, una vieja raíz. Desde la muerte de José Carlos Mariátegui, un marxista de espíritu amplio y creador, el Partido Comunista estuvo largos años bajo la dirección de Eudocio Ravines y sus testaferros. Ravines es posiblemente el traidor más inescrupuloso de América Latina y tuvo tiempo, mientras estuvo a cargo de la dirección del PC. de crear una escuela caracterizada por sus métodos de liquidación política que no reconocían ningún principio y ningún tipo de legalidad. Muchos revolucionarios valiosos fueron liquidados políticamente en este proceso y la lucha contra Ravines llena un buen número de años de la historia del PCP.

La acusaciones fraguadas, las expulsiones sin pruebas, la intolerancia respecto al discrepante, el dogmatismo, la falta de imaginación y audacia, la desconfianza con las masas, el temor a pensar por cuenta propia, formaron parte de ese modelo degenerado de stalinismo que Ravines implantó en el Perú.

Estos métodos impidieron cualquier debate de principios, cualquiera confrontación de argumentos. La situación, mantenida durante muchos años y que en gran parte subsiste hasta hoy, se reflejó en toda la izquierda. No había en ella ningún antecedente de colaboración por encima de las discrepancias y de confrontación de experiencias.

Dividida por múltiples querellas, fragmentada y subfragmentada, conservando gran cantidad de rezagos de la política “tradicional», esta nueva izquierda tenia, hay que decirlo, mucho de viejo. Y en esas condiciones no estaba evidentemente a la altura de las grandes jornadas que la esperaban y aún más, perdió, como lo demostraremos más adelante, varias oportunidades de ligarse a las masas.

La izquierda y la sindicalización campesina
Hemos visto anteriormente cómo, bajo la influencia de la izquierda en unas ocasiones o espontáneamente en otras, la sindicalización campesina se extendió desde 1956 hasta 1962. El punto más alto de esa gran ola, por la calidad política de sus dirigentes, estuvo en los valles de La Convención y Lares y la figura más destacada fue Hugo Blanco.

Pero Hugo Blanco era y es un disciplinado militante trotzquista. Este hecho planteaba a la izquierda un serio problema. ¿No se había dicho durante muchos años que los trotzquistas son agentes del imperialismo? ¿No se habla señalado repetidamente al trotzquismo como una corriente contrarrevolucionaria? Los años del stalinismo no estaban lejanos y, en todo caso, caído el ídolo de Stalin, el supremo anatema contra el trotzquismo no había sido retirado por nadie; tenía plena vigencia.

Eso, por un lado. Por otro, la izquierda en su conjunto no se incorporaba plenamente a la lucha campesina. Orientaba a las organizaciones “desde arriba», asesoraba a los sindicatos, destacaba temporalmente organizadores al campo, pero no dirigía “desde adentro», a la manera de Blanco.

Por un lado, sus prejuicios políticos, todavía subsistentes, le impedían dar a Blanco la colaboración que merecía. Por otro, su inercia la mantenía encerrada dentro de sus viejos moldes urbanos.

A fines de 1961, Juan Pablo Chang y un grupo de cuadros que no militaban en ninguna organización partidaria, formó el APUIR (Asociación para la Unificación de la Izquierda Revolucionaria) y planteó la formación de un Frente de la Revolución Peruana.

Muy pronto quedaron precisados los siguientes puntos comunes: “Apoyo incondicional a la ocupación de tierras; reorganización de la CTP y lucha por un Pliego Único de Reivindicaciones; amnistía para todos los presos y perseguidos políticos y sociales; defensa incondicional de la Revolución Cubana; confiscación de todos los latifundios y distribución gratuita de la tierra a los campesinos; nacionalización de las empresas imperialistas; reforma urbana y gobierno de los trabajadores» [28].

El objetivo del Frente era la construcción de un Partido Único de la Revolución. El llamamiento estaba dirigido a todas las organizaciones de izquierda: Partido Comunista, Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Partido Socialista, Partido Comunista Leninista, Movimiento Túpac Amaru, fracciones trotzquistas de “Voz Obrera» y “Obrero y Campesino» y Movimiento Social Progresista.

En realidad, la razón del llamamiento era promover un vigoroso apoyo político a las ocupaciones de tierras encabezadas por las federaciones campesinas y particularmente a Hugo Blanco, en momentos en que éste carecía de él.

El llamamiento fue escuchado por las fracciones trotzquistas, excepto el Posadismo y por el Partido Comunista Leninista, agrupación de discrepantes del PCP. La gran mayoría de la izquierda ignoró el llamado y el apoyo a Blanco fue, en el mejor de los casos, puramente declarativo. Sin embargo, lo que Blanco necesitaba no eran declaraciones, sino dinero, hombres, armas…

El ascenso de las masas campesinas era demasiado rápido y grande como para permanecer indiferente. Si otras tendencias políticas, además del trotzquismo, hubieran apoyado a Blanco, se hubiera configurado un movimiento sólido, fuerte, capaz de extenderse a otras zonas del país y de defenderse con éxito frente a la represión que se veía venir.

Por otra parte, el mismo Blanco no estaba preparado para hacer frente a esos momentos difíciles porque permanecía sujeto a una dirección dogmática, poco conocedora de la realidad nacional e ignorante del trabajo práctico; una dirección que no podía proporcionar la salida coherente y lógica al movimiento iniciado.

Blanco aspiraba a que “el Sindicato Campesino se erija paulatinamente en un verdadero organismo de poder popular democrático, que se enfrenta a cada paso y cada día con mayor vigor al poder patronal, representado por el gamonal y todas las fuerzas estatales a su servicio» [29]. Eso era para él, el Poder Dual: “dos poderes que se enfrentan, el de los explotadores representantes del pasado oprobioso y el de los explotados abanderados del futuro» [30].

El organismo fundamental de la lucha armada en el Perú sería, según esa tesis, la milicia del sindicato dirigida por el partido [31]. Lo que no quería decir que hubiera llegado la hora de la lucha por el poder: “esta etapa, decía Blanco en 1964 desde su prisión de Arequipa, no tiene un objetivo inmediato de lucha por el poder o por el derrocamiento del gobierno de Belaúnde sino objetivos más modestos y defensivos: la defensa de las ocupaciones de tierras por los campesinos del ataque de las fuerzas armadas y de los terratenientes» [32].

La tesis del poder dual y de las milicias podía tener éxito como consigna para las masas y podía ser difundida y obedecida bajo un régimen burgués que, como el de Prado, alternaba la negociación con la represión; pero ya después del golpe militar de 1962 no servía para hacer frente a un ejército que había asumido el poder para “poner orden» en el país y para arreglar cuentas, entre otras cosas, con los campesinos de La Convención.

Cualquiera que quisiera mantenerse junto a las masas a pesar de la represión debía recurrir a la táctica guerrillera. Pero esa decisión requería una absoluta claridad sobre la metodología a aplicarse.

Esa condición no se dio. Y a comienzos de 1963, después de los encuentros de Pucyura, solo y abandonado, Blanco cayó en poder de la policía. Un resultado en el cual la izquierda en general y particularmente la izquierda revolucionaria, tenía seria responsabilidad.

Por eso, las masas de La Convención y Lares no desembocaron en la lucha guerrillera que constituía la culminación lógica del proceso iniciado desde 1956 sino que, por el contrario, tuvieron que soportar sucesivas incursiones represivas en 1963.

Lo que hubiera podido ser el punto inicial de un poderoso movimiento revolucionario, quedó sólo en reformas: la Junta Militar no tardó en reconocer el control “de facto» de las parcelas por los campesinos, mediante decreto promulgado en marzo de 1963.

La tierra había sido conseguida… Y si bien eso no resolvía todos los problemas de los campesinos, pues la tierra debía ser pagada a los propietarios, cosa que no han hecho hasta ahora y presumiblemente no harán, parte de los objetivos por los que se había luchado, quedaban conquistados. El movimiento no lograría retomar la fuerza de antes, pues los intereses comunes que habían cohesionado a diversos estratos sociales ya no existían y, antes bien, las organizaciones se debilitaban minadas por las discrepancias entre los seguidores de Blanco y la FTC y por las diferencias entre arrendires y allegados.

La “invasiones» de 1963-64
La captura de Hugo Blanco no significó el fin del movimiento campesino desde que, como hemos visto antes, La Convención era sólo uno de los focos de la actividad insurgente.

Durante casi siete años el arquitecto Fernando Belaún- de había recorrido el territorio nacional sembrando promesas de reforma agraria con la finalidad de recolectar votos. Era lógico que los campesinos esperaran el cumplimiento de las promesas una vez colocado en la Presidencia luego de unas elecciones apadrinadas por el ejército. ..

En realidad, su doble actitud, lo había hecho incurrir en un juego peligroso: mientras a las masas les prometía una reforma agraria lo suficientemente vaga para despertar su entusiasmo y hacerles creer en lo que ellas querían, a la oligarquía le planteaba concretamente una reforma limitada a los sectores más conflictivos, dejando intangibles los latifundios más productivos, que son también los más poderosos del país. Frente a las masas, gustaba presentarse como un incendiario; frente a la oligarquía, con la que mantenía antiguos lazos políticos y familiares, aparecía como el bombero de un incendio con el que amenazaba en caso de no ser elegido.

A mediados de 1963 las ocupaciones de tierras empiezan a extenderse amenazadoramente. ¿Qué sucedía? Era evidente que el ascenso del arquitecto al poder había creado en las masas la confianza de que, al recuperar sus tierras, no serían reprimidas.

Ya en octubre del mismo año las “invasiones» se multiplicaban en el centro y se extendían a toda la parte meridional del país. Se estima en no menos de trescientos mil campesinos de diferentes status de tenencia, pero fundamentalmente comuneros, colonos de haciendas y trabajadores sin tierras, los protagonistas.

Esta gran oleada invasora tenía características propias, todas ellas reveladoras del alto nivel que estaba alcanzando la lucha campesina y por consiguiente, alarmantes para las “clases altas».

En las anteriores etapas, los campesinos se conformaban con ocupar pacíficamente zonas sin cultivar, preferentemente pastos naturales, y siempre exhibían incontrastables argumentos legales para su acción. Eran, no sólo pacíficos, sino también legalistas: la violencia venía estrictamente del campo enemigo.

Ahora, la situación había variado: ya no tenían mayor interés en la argumentación legal, les bastaba decir que las tierras les pertenecían y que ya las habían pagado con el trabajo gratuito o mal remunerado de varias generaciones. Y además, también ocupaban zonas de cultivo, sembradas o en descanso [33].

La consigna “Tierra o Muerte» se extiende por primera vez a lo largo de toda la Sierra. “Con la excepción de Puno, todos los departamentos de la Sierra fueron escenario de invasiones: Cajamarca, Ancash y Huánuco en grado menor, Apurímac, Ayacucho, Huancavelica y Arequipa en grado mediano y Pasco, Junín y Cuzco en muy alto grado» [34].

La creciente relación entre ciudad y campo contribuyó a que muchas de estas ocupaciones de tierras encontraran una dirección consciente de parte de estudiantes, licenciados del ejército, abogados provincianos, personas con intereses propios, etc. Era un movimiento nacido de los más profundos deseos de reivindicación de las masas, pero no enteramente espontáneo. Había una dirección, pero era múltiple e inubicable.

Orgánicamente, la izquierda no estuvo presente en este movimiento aluvional. En enero de 1963 había sido reprimida y casi todos sus dirigentes se encontraban en la cárcel. Quedaban elementos aislados, desvinculados de sus direcciones, aunque actuantes.

Debido a que no había sabido ligarse a tiempo al campesinado, la izquierda no supo prever la gigantesca movilización y tampoco pudo defender al campesinado de las masacres que siguieron.

A fines de diciembre de 1963, el Ministro de Gobierno Oscar Trelles fue censurado por la oposición de derecha (APRA-UNO). Lo reemplazó un nuevo ministro “duro», el que autorizó al ejército y la policía a poner orden.

La oleada fue detenida en un baño de sangre.

Constreñida por su falta de audacia, la izquierda se había aislado por propia voluntad del ascenso popular y en consecuencia no se encontraba en capacidad de utilizarlo para ligar las reivindicaciones de los campesinos con los objetivos de la revolución. Con ello perdía, como en 1962, una oportunidad revolucionaria. Pudo incorporarse al campesinado en 1961-62 y tuvo los medios suficientes para hacerlo, pero careció de iniciativa e imaginación. En 1963-64 ya era demasiado tarde para intentarlo.

* * * *

CAPITULO IV

EL ELN

Desde sus comienzos, el ELN estuvo formado por un reducido grupo de jóvenes. Había entre ellos colegiales, universitarios, obreros, uno que otro campesino. Muchos provenían de la Juventud y del Partido Comunista pero, por diversos motivos, habían dejado de prestarle obediencia y de militar activamente en sus organizaciones. No los había unido un plan preconcebido de reclutamiento sino circunstancias fortuitas.

Había entre ellos brillantes poetas que ya habían logrado audiencia y consagración, como Javier Heraud; jóvenes con aficiones intelectuales, imaginación y gran talento como Edgardo Tello; colegiales, sencillos muchachos de barrio como Hugo Riera; obreros de construcción como Moisés Valiente. Posteriormente, ya en 1964, se incorporaron algunos cuadros de cierta experiencia política, como Juan Chang, que había sido miembro de la dirección del FIR; Luis Zapata, dirigente de los obreros de construcción civil del Cuzco; Guillermo Mercado, que también había formado parte del Comité Central Leninista y de la dirección del FIR, y otros.

Junto a maduros dirigentes de larga experiencia, formaban filas adolescentes que recién nacían a la vida política. Diferentes caminos los habían llevado a una misma posición: a unos la experimentación de múltiples tácticas y la decepción final con respecto a los métodos de lucha política practicados hasta entonces en nuestro país; a los otros, el deseo de tomar parte en heroicas acciones. A todos los unía la admiración por la Revolución Cubana y sus líderes y el anhelo de seguir su ejemplo.

Todos afirmaban ser marxistas leninistas, pero algo los diferenciaba del resto de la “izquierda nueva»: un afán de purismo político, cierto desdén por la lucha política propiamente dicha y el recelo respecto a cualquier tipo de organización partidaria.

El ELN elaboró un programa, pero hay que decir que ese trabajo no ocupó los mejores esfuerzos de la organización. En verdad, para casi todos sus integrantes, la izquierda había elaborado ya bastantes programas como para ponerse a redactar uno más. El programa fue elaborado en breves y agitadas discusiones, en campamentos, en el curso de viajes o en plena actividad clandestina! Algunos borradores quedaron perdidos en las peripecias de esos años intensos.

Se había cuidado que los planteamientos reunieran dos cualidades: ser lo suficientemente amplios como para reunir a amplias capas de la población, fundamentalmente a los obreros y campesinos, y lo suficientemente claros como para que nadie dudara de los objetivos de la acción a iniciarse. Al mismo tiempo sintéticos, de fácil fijación en la imaginación popular.

No se trataba ciertamente de hacer una larga relación de reivindicaciones mínimas y máximas, árida, pedante y difícil para la mentalidad de las personas sencillas. Esbozar por otro lado planes de gobierno tal como los partidos burgueses, era ilusorio desde que una gran distancia en años y esfuerzos separaba esos instantes del poder.

El programa debía ser, al mismo tiempo que la bandera común susceptible de ser agitada desde el comienzo de la lucha, un esquema que pudiera ser llenado, corregido y completado con el conocimiento de la realidad peruana, los deseos y necesidades del pueblo.

Posteriormente, el programa fue corregido, disminuido y aumentado sucesivamente. Al promediar 1964 había quedado sintetizado en los siguientes puntos:

1) Gobierno Popular.

2) Expulsión de todos los monopolios extranjeros.

3) Revolución Agraria.

4) Amistad con todos los pueblos del mundo.

5) Soberanía Nacional.

Eran las cinco tareas a cumplirse por la revolución, las tareas sin las cuales no había revolución posible. Al mismo tiempo, eran los objetivos a los que el pueblo llegaría luego de un extenso camino.

En definitiva planteábamos el socialismo como el objetivo final de nuestra acción.

Dos métodos eran señalados como los fundamentales para cubrir el camino con éxito: lucha armada y unidad popular. Ambos se complementan dialécticamente porque en el Perú no puede entenderse uno sin el otro. Será la lucha armada la que logre construir una auténtica unidad de todas las capas explotadas de la población. Y a su vez, la unidad popular tendrá su expresión más alta en los combates armados contra el imperialismo opresor y sus aliados nacionales.

Con relación a las demás organizaciones de la izquierda, la actividad del ELN estuvo orientada, desde el comienzo, a la formación de un amplio frente político que respaldara las acciones, aunque no lo consideraba indispensable para iniciarlas.

El ELN siempre había pensado que la revolución no será obra de un solo partido sino un proceso múltiple, cambiante, sumamente complejo, al cual fuerzas sociales y políticas de la más diversa índole darán su aporte. En consecuencia, cuidaba ofrecer una imagen absolutamente amplia y exenta de sectarismo, allanando el camino a todos los que quieran participar de la insurrección, en cualquier tarea que elijan.

Estas consideraciones se sustentaban en dos hechos objetivos: la realidad del pueblo peruano y la situación de la izquierda marxista.

Revolución y partido
Las grandes mayorías del Perú siempre fueron apolíticas. Primero el Incario, luego el poder colonial español y después el remedo de República que hemos vivido en casi todo lo que va de este siglo, tuvieron estructuras políticas limitadas a las clases dominantes y sectores privilegiados. Las masas indígenas en un comienzo, y luego los proletarios y campesinos, nunca tuvieron poder de decisión sobre los asuntos del Estado. Restringido el voto a los ciudadanos “solventes» o a las minorías lectoras, no hubo necesidad de consultar al pueblo para esas decisiones y desde luego, tampoco de incorporarlos a organizaciones políticas partidarias.

Pero nuestro pueblo ha luchado innumerables veces heroica, sangrientamente contra sus opresores. Sin embargo, su lucha nunca ha alcanzado en lo que va de nuestra historia, proporciones nacionales, aun en los casos de las sublevaciones más extensas.

Los caudillos quechuas que se enfrentaron al poder español no pudieron movilizar tras de sí a todos los pueblos indígenas; tampoco los caudillos criollos que realizaron nuestra independencia. Y la república es una sucesión de levantamientos de campesinos, fácil y rápidamente aislados y debelados, y de cruentas guerras civiles entre militares y políticos ambiciosos, espectadas con cierta indiferencia por las grandes mayorías.

En el fondo de estas limitaciones vivían profundas diferencias de clase y desconexiones entre las diversas regiones del país.

La revolución socialista es el primer cambio que requiere la participación activa de todo el pueblo. Sin esa participación es ilusorio pensar en el triunfo revolucionario.

Al mismo tiempo que requisito indispensable para el triunfo, constituye el mejor dique contra cualquier desnaturalización de la revolución. Las masas campesinas y proletarias, sin cuya colaboración ninguna guerra revolucionaria es posible en el Perú, deben promover sus propios líderes y ejercitarse en la adopción de sus propias decisiones.

Para el cumplimiento de este proceso, la prematura creación de un partido político es un obstáculo serio.

Si el partido es creado antes de iniciada la guerra, se convierte rápidamente en una organización con sus propios intereses de grupo y da lugar a una dirección que también los tiene. Los intereses globales de la organización o los particulares de su dirección, se contradicen a menudo con las necesidades de la revolución en países como el nuestro, donde los partidos nacen, no de las mayorías explotadas, sino de capas privilegiadas, burguesas o pequeño-burguesas, apartadas del conjunto de las masas explotadas.

Las contradicciones no tardan en expresarse en las repetidas postergaciones de los plazos revolucionarios, a dilación de las tareas, el egoísmo de organización, el sectarismo, y en un verbalismo incendiario que no corresponde a la conducta adoptada.

Muchas veces el partido debe usar un lenguaje insureccional» para satisfacer a sus bases y atraer nuevos adherentes. En realidad desarrolla una actividad dirigida exclusivamente a controlar desde arriba a las organizaciones estudiantiles y obreras.

¿No es ésta, en verdad, la política tradicional recubierta con un lenguaje “nuevo»?

Cuando la presión de los militantes exige la concreción de reales tareas revolucionarias, la pugna ideológica y política no tarda en aparecer. Entonces se pierde la perspectiva revolucionaria dentro de una maraña de luchas intestinas. Y las tareas revolucionarias son nuevamente postergadas a nombre de la lucha contra el oportunismo.

Cuando el partido logra iniciar la insurrección, su dirección política, luego de sucesivas depuraciones, se ve obligada a transformarse en dirección militar. Pero la revolución no es como el teatro, donde el actor puede cambiar de vestuario de una escena a la otra.

Una dirección política no puede transformarse en militar por el simple hecho de desearlo: necesita antes pasar por el tamiz de la lucha misma, que selecciona implacablemente a los más capaces y elimina a los menos aptos, por más que éstos sean políticos brillantes.

No siempre es el político experto el más indicado para dirigir una lucha que, sobre todo en los primeros momentos, exige férrea disciplina y cualidades militares. Cuando el partido traslada toda su dirección al campo, ésta tiende a repetir inconscientemente su liberalismo urbano en un nuevo escenario. Y fracasa, llevando a la derrota a la insurrección iniciada.

Por otro lado, todo partido político crea en sus militantes cierto espíritu de cuerpo, orgullo y superioridad con respecto a las demás organizaciones. Un partido político es una organización lanzada hacia el poder, hacia la supremacía del movimiento en que interviene. Lo que convierte a la unidad revolucionaria en una tarea imposible por el recelo mutuo, la rivalidad y hasta la inquina entre las organizaciones.

Los miembros del ELN no querían crear un partido más, un nuevo elemento de confusión y dispersión. Por eso siempre trataron de construir, al mismo tiempo que una “asociación libre de revolucionarios», un equipo militar disciplinado.

Disciplina y democracia no se oponen en una organización militar revolucionaria. Su vida interna puede ser una mezcla de subordinación del inferior al superior en las cuestiones militares y democracia y libertad de expresión para los asuntos políticos. Es absurdo que una guerrilla se detenga a discutir democráticamente cuando ataca el enemigo, pero sí es posible e indispensable que todos los guerrilleros, sin distinción de grado, intervengan en las decisiones políticas de la guerrilla. Eso garantiza, no sólo la educación de los militantes, sino su adhesión a la línea general del movimiento revolucionario.

El nombre ELN (Ejército de Liberación Nacional) representaba, más que una realidad presente, el objetivo futuro de la tarea iniciada: la conformación del ejército revolucionario por todo el pueblo, toda la masa sin partido.

En la complejidad de la izquierda marxista peruana, la formación de tal agrupación, por pequeña que fuese, representaba un factor absolutamente nuevo. Nunca se había hecho un experimento semejante, que contradecía los métodos considerados hasta ese entonces los únicos correctos y factibles.

El ELN quería que el partido naciera de la masa campesina y de los densos centros proletarios agrícolas, fabriles y mineros; que se confundiera con el pueblo; que sea su creación.

Este criterio se justifica por la situación del campesino peruano, sumamente atrasado, sujeto a antiquísimas creencias y prejuicios. Muchas de estas creencias son conservadoras y negativas para cualquier proceso revolucionario; otras son positivas y pueden ser el germen de una futura evolución política.

Vale la pena recordar lo que dijera Castro Pozo:

“La supersticiosa simplicidad del alma indígena está poblada de contradicciones, consecuencia de la destrucción de sus ideales político, moral y religioso, por la imposición violenta de otros que jamás han entendido ni procurado hacer suyos, ya que implícitamente significaban la negación de su personalidad, su explotación y servidumbre» [35].

Cuando el partido, constituido en la ciudad con gentes de la clase media costeña, se trasplanta al campo, se produce un evidente desnivel entre los objetivos, métodos y concepciones del partido, y las costumbres, tradiciones, sentimientos, reivindicaciones y necesidades de la masa indígena.

Para superar esta contradicción hay que partir del nivel del campesino; hay que sembrar y cultivar, no trasplantar. El partido nacido prematuramente es siempre un obstáculo, una valla interpuesta entre las masas y la revolución. No se trata de llamar a las masas a seguir al partido sino de construir el partido en el mismo seno de las masas.

Si el partido nace del campesinado y el proletariado, luego de un largo proceso de lucha en que revolucionarios y explotados se hayan unido en un solo haz, se habrá logrado una auténtica vanguardia de los explotados, conformada por ellos mismos.

Hacer la guerrilla en nombre de un partido es también una suerte de autorización concedida para que otros partidos, antiguos o nuevos, formen a su vez sus propios frentes guerrilleros, lo que dispersa y desintegra las fuerzas revolucionarias.

Ejército y frente
Frente al fenómeno simultáneo de un pueblo marginado de los partidos y de una izquierda marxista fragmentada, el ELN planteaba como salida la conformación de un frente político sumamente amplio, con todas las fuerzas interesadas en la transformación revolucionaria del país, y un ejército que reuniera a todos los combatientes, sin distinción de ideologías ni militancia.

Tal ejército tendría como objetivos los de la revolución. A su dirección llegarían combatientes de capacidad militar y política, independientemente de su militancia. Sería un auténtico ejército popular, porque a él se incorporarían obreros y campesinos, aun sin ser marxistas. Un ejército revolucionario en el que los combatientes, con partido o sin él, obedezcan a una dirección única, inspirada, no en los intereses partidarios, de por sí limitados y estrechos, sino en los altos intereses generales de la Revolución.

La dirección de las fuerzas armadas revolucionarias debía ser autónoma. El frente político sería amplio, sin ninguna exclusión, y tendría a su cargo las acciones políticas de apoyo a los combatientes.

Estas concepciones presidieron el curso de las relaciones del ELN con otras agrupaciones de la izquierda, desde 1962 hasta los días de la insurrección de 1965. Muy pronto la actitud recelosa de esas organizaciones o su simple negativa a apoyar una lucha en la que no veían mayores perspectivas frustró sus propósitos. Sólo pudo obtener del PC, FIR y VR posibilidades de un futuro trabajo conjunto.

Hay que reconocer que el objetivo del ELN había sido ilusorio. Las diferencias en la izquierda eran demasiado grandes como para saldarlas desde tan temprano y además, era imposible establecer una real colaboración entre una organización armada que recién se disponía a alzarse y varias organizaciones políticas.

Por eso, en un esquema elaborado a fines de 1964 y publicado en 1965, el ELN reconocía tácitamente su equivocación al asegurar:

“El objetivo inmediato de nuestra política unitaria es la formación de un amplio frente que agrupe a todo el pueblo. El Frente no será el resultado de negociaciones burocráticas a espaldas de las masas; será la culminación de una etapa de la lucha armada del pueblo en que la acción integre, en los hechos, a todas las fuerzas populares.»

Y agregaba:

“Nadie puede reclamar para sí la dirección de la Revolución si no demuestra en la práctica que está al frente de las masas y que es capaz de conducirlas por un camino victorioso. La conducción de un pueblo no es un privilegio sino una grave responsabilidad otorgada por el respaldo popular.»[36]

MIR y ELN
En el número 46 de su órgano oficial “Voz Rebelde», el MIR publicó las resoluciones y conclusiones de la asamblea de su Comité Centra!. En ellas se dice, al analizar críticamente algunas de las experiencias de 1965:

“No se logró oportunamente, a pesar de los esfuerzos mutuos, la vinculación de los grupos guerrilleros “Pachacútec» del MIR y “Javier Heraud» del Ejército de Liberación Nacional, que operaban en zonas relativamente cercanas. De haberse alcanzado ésta a tiempo, se habría fortalecido la fuerza armada revolucionaria y el objetivo de las operaciones represivas seguramente se habria frustrado. La falta de relación, a pesar de haber sido buscada por nuestro Movimiento en abril de 1965, con otro sector de izquierda revolucionaria también empeñado en organizar la lucha armada, no atribuíble en absoluto a sectarismo de nuestro Movimiento, conspiró contra la ampliación del proceso.» (Los subrayados son nuestros) [37].

Esta afirmación, hecha luego de los contrastes de 1965, no corresponde a la verdad.

En realidad, las dos organizaciones tuvieron contactos desde mediados de 1962, es decir tres años antes de abril de 1965, y nunca pudieron llegar a puntos de acuerdo que permitieran la integración.

Muchas veces, quienes no están interiorizados en los problemas de las organizaciones revolucionarias peruanas, se han preguntado por qué se dio en el Perú la existencia de dos direcciones y dos organizaciones guerrilleras.

A pesar de que el MIR y el ELN estaban dispuestos a iniciar la lucha guerrillera, tal como lo demostraron en los hechos, sus métodos de trabajo diferían.

El MIR partía de un partido político previo con una dirección ya establecida. Para el ELN, partido y dirección debían nacer de la lucha misma.

Esta primera diferencia impedía de hecho cualquier coordinación efectiva. La experiencia subsiguiente demostró que la coordinación de dos organizaciones que trabajan en secreto y se cuidan de revelar sus planes, es imposible. El MIR y el ELN sólo tenían un camino si querían realmente la unidad revolucionaria: integrarse.

El MIR sostenía que la revolución debería ser dirigida por un partido: el MIR. El ELN pretendía que la dirección fuera capaz de asimilar a otras fuerzas revolucionarias que, en 1962, actuaban en el país.

El ELN sostenía la amplia concepción del ejército revolucionario que hemos reseñado anteriormente y que pretendía liberarlo de la restricción a los miembros de un partido.

En las infructuosas conversaciones de los dos organismos, el MIR sostuvo la necesidad de ingresar a su organización para participar en la lucha, una exigencia que contradecía las afirmaciones hechas posteriormente en su proclama de 1965:

“La revolución que iniciamos será obra de los campesinos y los sectores progresistas y patrióticos de la pequeña burguesía y la burguesía nacional bajo la dirección del Partido Revolucionario que ha de constituirse en el fragor de la lucha y del cual el MIR se considera un factor» [38]. (El subrayado es nuestro).

Y el propio Luis de la Puente afirmaba en su discurso del 7 de febrero de 1964:

“Si la unidad ha de ser para luchar junto a los campesinos, para enfrentar el poder oligárquico, para hacer posible la revolución, para esa unidad nuestros brazos están abiertos» [39].

Al ELN no le interesaba la participación en ninguna dirección y nunca puso esa exigencia entre sus condiciones para llegar a un acuerdo. Sólo pedía que la dirección definitiva de las guerrillas naciera de la lucha misma y no sólo entre los compañeros más “politizados», con más “nivel» o experiencia partidaria. Lo exigía porque veía perfectamente claro que ésta es una de las garantías de subsistencia de los grupos armados a crearse y porque conocía las limitaciones de las direcciones políticas.

El ELN había dicho una y otra vez que la dirección del movimiento revolucionario no le interesaba; que de conformarse un frente político, tal como por entonces reclamaba, con la participación del FIR y del Partido comunista que no estaba aún dividido, no solicitaría ninguna participación en él.

Lo que el ELN pedía era que las organizaciones militares tengan el mando de todo el movimiento, que el frente político esté subordinado a la organización militar y que las guerrillas no pertenezcan a ningún partido político específicamente, sino que constituyan una organización militar enteramente autónoma.

Tal exigencia se justifica todavía más si se tiene en cuenta que en ese año, 1962, Hugo Blanco era la figura más destacada del movimiento campesino de La Convención. Nadie que quisiera organizar la insurrección en el Perú podía ignorar las proporciones que venían tomando las ocupaciones de tierras.

Era cierto que el FIR y Blanco no compartían las tesis de la lucha guerrillera, pero se podía llegar a un acuerdo con ellos y, en todo caso, se podía precipitar en los hechos tal acuerdo. Pero de ninguna manera era correcto ignorarlos y hacer como si no existieran.

Como hemos visto anteriormente, el campesinado vivía un proceso que podía llegar a ser revolucionario si se le apoyaba y orientaba desde adentro. Concebir la revolución como obra exclusiva de un partido significaba, por más que esa intención no figurase en las declaraciones públicas, cerrar las puertas para una tal confluencia, única garantía del éxito de la acción revolucionaria en esos momentos.

En 1962 las puertas estaban abiertas para una fecunda unidad de la izquierda. El FIR había hecho repetidos llamados en tal sentido y muchos de sus militantes y dirigentes estaban dispuestos, en los hechos, a ir hacia acciones revolucionarias, incluso guerrilleras.

Los sindicatos campesinos hubieran podido dar a los grupos guerrilleros las bases populares que éstos necesitaban y a su vez las guerrillas habrían dado al movimiento campesino una definitiva orientación revolucionaria.

Cerrar el paso a tal camino tratando de que la revolución, por naturaleza compleja y rica en matices, corra por un solo canal significaba abandonar a su suerte a un promisor movimiento de masas y negarle a las guerrillas su mejor garantía de victoria.

Otra divergencia residía en cómo empezar las acciones. El ELN era partidario de la acción inmediata a partir de un grupo armado que, en el curso de los combates, construya su propia base social. EL MIR juzgaba necesario primero crear una base social campesina mediante un previo trabajo clandestino en el campo, por el método de la “propaganda armada secreta» [40].

El ELN creía que era imposible realizar tal propaganda en las condiciones de represión que el campo vivía en 1962-63. Destacar cuadros revolucionarios al campo, sin que éstos estuvieran organizados, armados y listos para combatir era, a su criterio, ilusorio e ingenuo y equivalía a revelar al enemigo los movimientos previos de los insurrectos. Para el ELN no había más salida que la implantación de grupos armados y móviles en los puntos a elegirse.

La práctica demostró posteriormente que era posible realizar tal trabajo sin ser reprimido cuando el MIR pudo dedicarse durante casi todo 1964 a una discreta labor de reclutamiento del campesinado en condiciones de relativa tranquilidad.

Sin embargo los servicios de inteligencia del enemigo no cesaban de vigilar a los conspiradores y de prepararse para el enfrentamiento. Era posible darse tiempo para preparar una base campesina; pero el hacerlo comportaba ciertos riesgos y desventajas que salieron a luz un año después, ya en el curso de las acciones.

De cualquier forma, estas divergencias que a nuestros ojos aparecían insuperables en 1962, eran pequeñas comparadas con las grandes tareas que queríamos emprender. Hoy día, gran parte de esas divergencias ha sido superada.

Hay que decir también que la unidad obtenida solamente de la suma de organizaciones y no de un cambio de concepciones y métodos, no hubiera salvado al movimiento de su suerte posterior. En realidad ambas organizaciones tenían grandes limitaciones que, en definitiva, determinaron los contrastes de 1965.

Pero sería quedarse en la superficie señalar sólo las discrepancias tácticas como la razón de la separación entre MIR y ELN. Hay que bucear en las profundidades de la izquierda peruana para determinar qué hizo posible tal división.

La razón estriba en que casi todos, o por lo menos los cuadros que tenían opinión determinante en el MIR y el ELN, eran personas formadas en tiendas políticas opuestas: el MIR era producto de un desprendimiento del Apra y el ELN estaba dirigido por cuadros salidos del PC.

Por tanto, había entre ellos una valla invisible, constituida por los prejuicios que todavía los ataban a su pasado político. La lucha entre el Apra y el Partido Comunista, que ha llenado varias décadas de la historia política peruana todavía influía en ellos, aunque no lo confesaran. Era difícil para ambos organismos encontrar un lenguaje común.

Además, el MIR mismo era aún heterogéneo, agitado por polémicas, pugnas y luchas internas.

En general, en los años que van de 1962 a 1965, la izquierda insurreccional estaba lejos de haber cuajado concepciones, métodos y sistemas organizativos que hicieran posible una real unidad. En esas condiciones, cualquier acuerdo forzado hubiera sido un entendimiento hipócrita, una unidad a medias.

Esta confusión se reflejó fielmente en las acciones posteriores y fue otra de las determinantes de la derrota. Para triunfar en 1965, los revolucionarios hubieran tenido que modificar previamente sus métodos de trabajo, haciéndolos más concretos y eficientes.

Constituido el ELN y coexistiendo con la organización ya establecida del MIR, una inevitable rivalidad se desarrolló entre ambas organizaciones; una emulación que, además de constituir un desperdicio y duplicación de esfuerzos y tareas, no creaba el clima necesario para la realización de una política unitaria.

El 9 de setiembre de 1965 ambas organizaciones acordaron formar, por fin, un Comando Nacional de Coordinación. Era demasiado tarde . En Ayacucho y Cuzco, guerrilleros del MIR y el ELN combatían contra el mismo enemigo ignorando que hubiera bastado caminar unos diez días para encontrarse. Además, la coordinación acordada era puramente propagandística, limitada y por lo tanto ficticia: el Comando había sido constituido por elementos de la ciudad que no tenían ningún contacto con los combatientes.

Unos 45 días después caía en Mesa Pelada, Luis de la Puente, jefe del MIR. Era la consecuencia de no haber superado a tiempo la miopía, el sectarismo y la falta de criterio; de no haber puesto, por encima de los intereses de grupos y partidos, las conveniencias de la Revolución.

* * * *

CAPITULO V

1965

Las acciones de 1965 comprenden desde la toma de la hacienda Runatullo y la emboscada de Yahuarina, el 9 de junio, hasta la liquidación de la guerrilla “Javier Heraud» y la desaparición de Guillermo Lobatón, en diciembre. Fueron siete meses de combate intenso, sobre todo en el frente del Centro, comandado por Guillermo Lobatón y Máximo Velando.

A mediados de 1965 existían los siguientes frentes guerrilleros, de Sur a Norte:

1) El de Mesa Pelada, provincia de la Convención departamento del Cuzco, comandado por Luis de la Puente Uceda. Este era también el comando general del MIR.

2) El de la provincia de La Mar, departamento de Ayacucho, donde actuó la guerrilla del ELN.

3) El de las provincias de Concepción y Jauja, departamento de Junín, donde actuaron las guerrillas de Guillermo Lobatón y Máximo Velando. (MIR).

El MIR había organizado un cuarto frente en el Norte: provincia de Ayabaca, departamento de Piura. Estaba al mando de Gonzalo Fernández Gaseo y Elio Portocarrero. No llegó a actuar, por decisión de la Dirección Nacional del MIR.

Resumen de las acciones
La tarea de enumerar las acciones de 1965 se ve dificultada por la falta de documentación suficiente y porque casi todos los protagonistas han muerto en combate, han sido asesinados, o están perseguidos. No obstante, puede establecerse cierto orden cronológico de los combates que recibieron publicidad en la prensa limeña.

Primeros días de junio: “asalto a una mina, voladura de un puente en la carretera a Satipo, antes de la hacienda Runatullo… asalto a esa hacienda por un grupo y asalto a la comisaría de Andamarca por otro grupo, todo el mismo día..,

“… Las dos operaciones tuvieron resultados extraordinarios. En todas partes fue acompañada de propaganda armada: en la mina, en la hacienda, en el puente, en el pueblo. Se hicieron mítines y reparto de víveres de los depósitos, así como en todo el camino…

.. Asalto a la hacienda Alegría, a la cual se convirtió en comunidad y se dispuso de sus bienes (animales y productos) en forma de reparto para los campesinos» [41].

9 de junio de 1965: combate de Yahuarina entre 17 guerrilleros comandados por Máximo Velando y 50 ó 60 guardias civiles armados de metralletas al mando del mayor Horacio Patiño. “Los guerrilleros causaron a la fuerza represiva 9 muertos, varios heridos y 12 prisioneros, entre ellos un oficial, los que fueron puestos en libertad sin haber sufrido ningún maltrato» [42].

Combate de Pucutá: los guerrilleros dirigidos por Guillermo Lobatón derrotaron a un grupo de rangers en su propio campamento, arrebatándoles vituallas y armas “y ocasionándoles numerosas bajas entre muertos y heridos» [43].

25 de setiembre de 1965: toma de la hacienda Chapi por un grupo del ELN y muerte de los hacendados Carrillo [44].

El curso de esos siete meses puede dividirse claramente en dos fases. La primera, evidentemente exitosa para los guerrilleros que asestaron golpes certeros y eficaces. La segunda fue la contraofensiva del ejército, apoyado políticamente por el frente contrarrevolucionario de los partidos de la burguesía. A la primera fase pertenecen las acciones de Yahuarina y Pucutá. A la segunda, la captura y muerte de Máximo Velando, la desaparición de Guillermo Lobatón y la muerte de Luis de la Puente.

Se ha hablado con frecuencia de errores de concepción teórica en quienes iniciaron las guerrillas. Es cierto que los líderes de 1965 estaban limitados por los conceptos y prejuicios de su época. Así, revisando la documentación de esos años, uno se encuentra con un panorama confuso en cuanto a la caracterización del país, el análisis de sus clases sociales y sus particularidades. Pero este hecho no puede explicar por sí solo la derrota, puesto que la revolución peruana no es la única que comienza con nociones confusas, vagas o erradas las que después, en el curso de la lucha, van corrigiéndose y precisándose [45].

Evidentemente, sucedió algo más. Creemos que la explicación de la derrota se encuentra, no en las concepciones teóricas generales de los guerrilleros, sino en su procedimiento táctico o, mejor dicho, la forma en que lo aplicaron.

Las guerrillas del MIR
El MIR había distribuido sus hombres en los tres frentes mencionados, de los cuales funcionaron sólo dos [46].

El objetivo de tal distribución parecía ser la dispersión del ejército. Los guerrilleros intentaban obligarlo a combatir en varios lugares diferentes.

Desde antes de iniciar las acciones, la preocupación por la construcción del partido había presidido la actividad de los cuadros guerrilleros. En todas las zonas éstos trataron de construir partido, con mayor o menor éxito, antes de disparar el primer tiro.

Parece ser que Mesa Pelada fue la zona donde alcanzaron mejores frutos, si nos atenemos a la afirmación del CC del MIR en su análisis sobre las experiencias de 1965:

“En el sur se comprueba que el trabajo de construcción del Partido y de organización de las masas a partir de aquél (subrayado por nosotros) se encontraba en pleno desarrollo, en extensión y profundidad tales que hay suficientes razones para afirmar que de haberse continuado así la acción armada habría tenido un amplio y firme respaldo de las masas…

“En el centro se comprueba que la guerrilla “Túpac Amaru’’ desarrolló intenso trabajo de vinculación con las masas campesinas de la zona, vigorosa y efectiva capacidad guerrillera, pero adoleció de deficit en cuanto a la construcción del Partido lo que no le permitió canalizar más organizada y eficazmente el apoyo y extraordinaria simpatía que despertó en el campesinado» [47].

De lo que se deduce que los guerrilleros no aplicaron el mismo criterio para la construcción del partido: mientras Lobatón y Velando se vincularon directamente a las masas, De la Puente lo hizo desde el partido.

Esta demás decir que, puestos a construir organización, el trabajo de los frentes no podía marchar al unísono. Dadas las diferentes condiciones de las zonas en que estaban trabajando y de los hombres, unos frentes progresaron más que otros.

¿Cuál era el nivel requerido para iniciar las acciones? No lo sabemos. Lo cierto es que fue el ejército, al detectar al grupo de Mesa Pelada a comienzos de 1965 el que parece haber obligado al MIR a revelar sus planes y precipitar los encuentros.

La falta de coordinación entre los frentes y de éstos con la organización propagandística de la ciudad sale a relucir si se comprueba que, cuando Lobatón abre los fuegos en junio, De la Puente no estaba preparado y menos aún el Frente Norte, que no llegó a actuar. Y cuando se anuncia con excesiva antelación la presencia del comandante en Mesa Pelada.

En todo caso, ubicados en zonas con caracteres diferentes, era imposible que los guerrilleros rompieran los fuegos simultáneamente. Al no hacerlo, el objetivo de la dispersión del enemigo no se conseguía: éste podía combatirlos sucesivamente con cierta comodidad.

Además, se olvidaba que el ejército peruano posee más de cincuenta mil hombres sobre las armas y que puede combatir en varios frentes aún si éstos actuasen simultáneamente. Separándose, los guerrilleros no dispersaban al ejército; se dispersaban ellos mismos.

La construcción del partido, o de lo que se ha dado en llamar un “mínimo de partido» antes de iniciar las acciones, no parece haber rendido los frutos deseados.

Por su diseminación, el campesino peruano es renuente a agruparse en células de buenas a primeras. Por su espíritu comunitario, prefiere la gran asamblea a la reunión pequeña y secreta. El propio Hugo Blanco no pudo organizar una eficiente estructura partidaria, a pesar de la influencia que ejercía en La Convención y Lares y comprobó “las dificultades que esta tarea entraña» [48].

Parar el edificio partidario obligaba a reclutar gente que no había sido probada aún en el fuego del combate, lo que permitió la infiltración enemiga.

Así, elementos poco seguros llegaron hasta los “comités regionales» organizados en cada zona guerrillera y participaron en vitales trabajos de preparación logística que, por definición, deben ser secretos y constreñidos estrictamente a los alzados.

Así fue como Albino Guzmán, un campesino oriundo de la zona, “participante activo de las luchas campesinas durante la etapa de Hugo Blanco» [49], llegó a integrar el Comité Regional del Sur y como tal intervino en los trabajos de acondicionamiento de la zona. Conocía pues no sólo los depósitos de armas y víveres sino las sendas, los campamentos, los guerrilleros, la calidad de las armas y … los miembros del partido, es decir, los campesinos de la red de enlace. Cuando desertó, se convirtió en el enemigo más eficaz de la guerrilla y el colaborador más activo del ejército. A él se debe, en gran medida, la captura y liquidación de De La Puente y sus compañeros.

El Comité Central del MIR ha calificado este hecho gravísimo como “fortuito». Sin embargo, para cualquiera que revise los numerosos casos de desertores de la guerrilla transformados en colaboradores del ejército a lo largo de la historia de los movimientos guerrilleros éste no es, sin duda, un hecho fortuito. Es la consecuencia de una concepción, de un método que ponía a la guerrilla en manos de colaboradores reclutados y ascendidos hasta la cúspide de la organización sin la indispensable prueba de fuego del combate.

Cuando el partido se construye, no sobre la base de la acción sino de la politización, puede ser numeroso, pero en realidad es endeble e ineficaz para los momentos difíciles. Quizá el “déficit en cuanto a la construcción de Partido» que ha señalado el Comité Central del MIR refiriéndose a los guerrilleros del Centro, haya sido el que les permitió combatir por más tiempo y más eficazmente al enemigo.

Hombres recién llegados, desconocedores de la realidad del valle, entusiasmados por los rezagos del trabajo político-sindical de Hugo Blanco que encontraban a cada paso, los guerrilleros del Sur se dedicaron a reconstruir el trabajo político con la intención de parar una organización partidaria clandestina que sirviera de apoyo a la guerrilla, abasteciéndola e informándola.

Aparentemente cumplían así una de las condiciones de toda lucha guerrillera: su enraizamiento en el pueblo. Pero inadvertidamente, la guerrilla se transformaba, de organización combatiente, en núcleo de activistas y organizadores políticos.

El trabajo de preparación del foco guerrillero fue impresionante. Seguramente eran numerosos los campesinos que colaboraban con la guerrilla y no fue necesario mayor esfuerzo para capturar la dirección de la organización sindical campesina del valle. Pero cuando llegó el ejército, una gran cantidad de elementos dudosos se pasó al bando enemigo, a quien fue fácil descubrir los depósitos laboriosamente ocultos por los alzados.

Por otra parte la guerrilla, entregada al trabajo político, había descuidado su capacidad militar. Sus hombres carecían de la capacidad de movilización suficiente para eludir el cerco, atravesarlo e instalarse en un lugar alejado. Para ello hubiera sido necesario desechar de un solo golpe, no sólo el trabajo realizado durante un año, sino la concepción que había presidido ese trabajo.

Algo más puede añadirse sobre la dispersión. Cuando dos o tres frentes guerrilleros empiezan a operar frente a un enemigo numeroso en un país tan extenso como el Perú, toda comunicación entre ellos es imposible, a no ser que se realice a través de las ciudades. Y son éstas, precisamente, los lugares donde los servicios de inteligencia del adversario operan con mayor eficacia.

Cuando una organización revolucionaria ha pasado años combatiendo en la ciudad y el campo en las condiciones más duras, los enlaces a través de los centros urbanos son perfectamente factibles. Pero cuando esa experiencia no existe y antes bien hay toda una tradición de liberalismo y descuido en el trabajo, cuando nunca realmente se ha vivido etapas de dura clandestinidad, hacer contacto a través de las ciudades significa entregar militantes al contrario.

En América Latina son muchos los valiosos cuadros guerrilleros que han caído prisioneros o han sido asesinados cuando intentaban infructuosamente buscar contacto con las ciudades: el más conocido es Fabricio Ojeda, en Venezuela. En 1965, fue detenido en Puerto Bermúdez y luego torturado y asesinado, Máximo Velando, el hombre que había dirigido la emboscada de Yahuarina cuando, presumiblemente, buscaba contacto con su organización.

Las “zonas de segundad»
Parte importante de la concepción insurreccional aplicada por el MIR estuvo condensada en las llamadas “zonas de seguridad».

Aunque este criterio no fue desarrollado en documento alguno como un planteamiento teórico, repetidas referencias a las zonas o refugios de seguridad aparecieron en los manifiestos del MIR desde antes que comenzaran las acciones y aun después, cuando se hizo el balance de la derrota.

Parece ser que, para la dirección del MIR, la guerrilla podía escoger algunos lugares inaccesibles, tan numerosos en nuestro accidentado territorio, poblarlos de depósitos con municiones y alimentos, cerrar y minar todos los accesos para impedir el paso del ejército.

Este puede haber sido el criterio que llevó a Luis de la Puente a refugiarse en Mesa Pelada, un lugar alto y despoblado, situado al norte del departamento y muy apartado de cualquier centro campesino.

Todavía el 5 de setiembre, poco más de un mes antes de la muerte de De La Puente, el MIR decía en uno de sus comunicados: “serán aniquilados cuantos se atrevan a acercarse a Illarec Ch’aska!» [50].

Y el Comité Central del MIR, al hacer el análisis de las experiencias de 1965, reconoce la existencia de un plan defensivo de la base guerrillera:

“Por otra parte se cometió el grave error de descubrir la presencia en ese lugar del c. Luis de la Puente, Secretario General del Movimiento. El enemigo concentró, en consecuencia, su atención en esa zona. Y lo que debía haber sido retaguardia del Comando se transformó en primera línea de combate. No obstante esto, el acondicionamiento defensivo de la zona, tal como campos minados y la actividad de los propios guerrilleros, impidieron la penetración de las fuerzas represivas por bastante tiempo» [51].

Las “bases de seguridad» debieron ser creadas en Centro y Sur, pero fue en este último lugar donde funcionaron con mayor estrictez.

En el Centro, las guerrillas de Lobatón y Velando tuvieron que desechar tal criterio ante la arremetida del adversario: así fue cómo pudieron subsistir por un tiempo más largo. En cambio, en Mesa Pelada, donde otros factores como la enfermedad de De La Puente y la falta de adecuada preparación militar del resto de la guerrilla, impidieron su rápida movilización, los guerrilleros quedaron cercados dentro de su propia zona de seguridad, que se convirtió en una trampa mortal.

Quedó demostrado entonces que no hay lugar inaccesible para un ejército que posea ciertos conocimientos contraguerrilleros.

En realidad, sólo un exceso de ingenuidad podía haber conducido a la creencia de que allí donde llegan los guerrilleros no llega el ejército.

El concepto “zona de seguridad» es absolutamente contrario a la táctica guerrillera. Además es peligroso porque crea en el combatiente una falsa confianza en la protección del terreno.

En la primera fase de la guerra, la única seguridad del guerrillero reside en él mismo, en su capacidad de desplazamiento y su conocimiento del terreno. Ubicarlo en zonas delimitadas equivalía a despojarlo de su única tabla de salvación: su agilidad.

Por otra parte aferrado a sus depósitos, confiado en el abastecimiento de sus redes de enlace, era un hombre indefenso cuando los depósitos caían en manos enemigas y las redes eran destruidas.

A fin de cuentas, la “zona de seguridad» es un rezago de las tácticas de autodefensa, tantas veces ensayadas en América Latina.

Para quienes afirman que el fracaso peruano se debe a la repetición mecánica de las tácticas cubanas, valdría la pena recordar a Debray:

.. querer ocupar una base fija o apoyarse en una zona de seguridad, aun de algunos miles de kilómetros cuadrados de extensión es, al parecer, privarse de su mejor arma, la movilidad, dejarse encerrar en una zona de operaciones y permitir al enemigo el empleo de sus mejores armas. El rescate de la zona de seguridad erigida en fetiche es el campamento fijo, instalado en lugares reputados de inaccesibles. Esta confianza en sólo las virtudes del terreno es peligrosa: al cabo, no hay lugares inaccesibles por la sencilla razón de que, si uno mismo ha llegado a ellos, el enemigo puede hacer otro tanto» [52].

En éste como en otros aspectos, encontramos una contradicción entre lo que hizo el MIR y las guerrillas cubanas.

Mientras aquí, De la Puente y sus compañeros intentaron construir zonas de seguridad antes de empezar las acciones, en Cuba, según lo afirma Debray, “fue solamente al cabo de 17 meses de combate continuos, en abril de 1958, cuando los rebeldes fijaron una base guerrillera en el centro de la Sierra Mestra» [53].

Ignorando esta importante contradicción, comentaristas mal informados han atribuido la derrota peruana a la pretensión de calcar la experiencia cubana. Huberman y Sweezy han llegado a preguntarse, refiriéndose a Debray y la “desastrosa tentativa del MIR peruano»:

“Cuando se considera que Luis de la Puente había estado en Cuba y trataba conscientemente de aplicar las enseñanzas de la experiencia cubana, sólo puede uno preguntarse: ¿Por qué eludió Debray esta cuestión? ¿Temia tal vez que un análisis del fracaso en el Perú pudiera arrojar dudas sobre la validez de su propia teoría»? [54].

La respuesta es clara. De la Puente ensayó crear un nuevo método que, según él, se adecuaba más a la realidad peruana. Trató de combinar base campesina con partido y partido con guerrilla. Pero retornó inconscientemente a superadas tácticas de autodefensa. Y convirtió a la guerrilla en un grupo sedentario que, por el mismo hecho de serlo, estaba condenado a muerte.

Podemos arriesgar la afirmación de que el frente del Centro fue el único que combatió realmente al ejército durante 1965 y el que pudo realizar repetidas acciones con éxito, desarrollando una campaña muy móvil hasta la desaparición de Guillermo Lobatón.

Para un análisis de la derrota de 1965 es importantísimo estudiar la experiencia de Guillermo Lobatón y su grupo. La falta de documentos y versiones fidedignas nos impide hacerlo.

Es posible que los guerrilleros del Centro, cuya mayor zona de influencia se encontraba en las comunidades de Concepción, se hayan retirado hacia las selvas de la pro- vincia de Jauja, en el convencimiento de que allí podrían resistir más eficazmente.

Abandonada así su “zona de seguridad» —anotemos de paso que la emboscada de Yahuarina se dio con la esperanza de cortar el paso al ejército para defenderla [55]— fueron alejándose cada vez más hacia zonas despobladas. Las últimas noticias de Lobatón lo ubican en la misión del Obenteni, en una región poblada por selvícolas y frecuentada por misioneros católicos. Allí parece haberse dado el combate final.

El grupo de Lobatón puede haber perecido porque no pudo solucionar una contradicción propia del territorio pe- ruano: la población apta para apoyar la lucha guerrillera vive en parajes descubiertos, mientras que las selvas es- tán casi despobladas.

Los cambios en La Convención
Como hemos dicho anteriormente, el campesinado de La Convención tenía experiencia sindical y hasta política, pues había luchado contra los latifundistas organizado en sindicatos. La prédica revolucionaria no era nueva para él y, antes bien, estaba presto a secundarla en palabras y hechos.

Sin embargo, algo había cambiado.

Primero, habíanse operado cambios sociales. La campaña de Blanco, los sindicatos, la ley agraria de la Junta Militar, la reforma agraria de Belaúnde, habían generado en el campesinado cierta confianza en sus propias fuer- zas y esperanzas en medidas reformistas.

Eran pocos los latifundistas que quedaban y un gran sector del campesinado tenía asegurada la posesión de su tierra. La consigna “Tierra o muerte» ya no tenía el significado apremiante de antes.

Además, con la expulsión de los gamonales, el “frente de clases» que había funcionado en época de Blanco, quedaba roto.

Segundo, se habían producido cambios políticos. El reemplazo de la administración Prado por el reformismo de Belaúnde, se había reflejado en la presencia de funcionarios de la reforma agraria y en la esperanza de los campesinos ricos en formas cooperativas con financiación estatal. Es cierto que el camino reformista es falso y puramente demagógico, pero no dejaba de tener atractivo para los pequeños propietarios.

Simultáneamente, La Convención era objeto de la atención especial de organismos estatales e imperialistas, pues había sido el foco más conflictivo. Hacia allí afluían recursos, préstamos, investigadores sociales… y de los otros.

Tercero, entre Blanco y De la Puente se había operado una represión amplia y profunda. La influencia de la Federación Provincial había decaído en el valle. Muchos campesinos se habían transformado en traidores por corrupción o temor y podían transformarse en la “base social» del ejército cuando éste llegara.

El solo hecho de que, a pesar de todos estos cambios importantísimos, muchos hayan colaborado espontánea y sacrificadamente con la guerrilla, demuestra de por sí la potencialidad revolucionaria del campesinado en el Perú.

No obstante, la elección de La Convención como zona de operaciones, nacida probablemente del deseo de suceder a Blanco en el liderazgo del campesinado, fue puramente mecánica. En 1962 hubiera sido correcta; en 1965 llevaba consigo grandes riesgos.

* * * *

CAPITULO VI

EL FRENTE DE AYACUCHO

En la cordillera central de los Andes, dentro del ángulo agudo formado por los estrechos y profundos callejones de los ríos Pampas y Apurímac, está la provincia de La Mar.

Las comunidades de Chungui y Ancco viven en las cumbres de la cordillera, a unos 4,000 m. sobre el nivel del mar. Desde esas alturas, cientos de arroyuelos caen rápidamente por increíbles pendientes, hacia el Pampas y el Apurímac.

Al sur las pendientes son desérticas y calcinadas por un sol implacable. Al noreste se pueblan de bosques tupidos y eternamente húmedos.

No hay carreteras. El viajero que se atreva a cruzar la provincia tendrá que usar del mulo o de su propios pies, ascendiendo y bajando penosamente gigantescas escaleras de piedra, lodazales interminables y enormes acumulaciones de arena.

La tierra cultivable es escasa y pobre. En las alturas, los comuneros cultivan papas y ocas. En las pendientes y zonas cálidas, maíz y caña de azúcar. En la “ceja de selva», café y cacao.

Luego de transportarlos durante varios días a lomo de mulo, los comuneros venden sus escasos productos, a bajo precio, en las ferias de la carretera. Las ferias son el pun- to de contacto con la civilización capitalista, la punta de lanza que va penetrando en los Andes a medida que la carretera avanza.

La gran mayoría habla solamente el quechua, aunque algunos jóvenes se educan en el colegio de la capital de provincia.

El Censo de 1940 registró 38,590 pobladores. De ellos 35,129 vivían en el campo y 3,461 en los pueblos.

El Censo de 1961 registró 40,961 pobladores de más de cinco años de edad, de los cuales 32,598 no hablan castellano y no saben leer ni escribir [56].

Comunidades y haciendas coexisten en la propiedad de la tierra y los puntos conflictivos son numerosos. La aspiración de los yanaconas es casi siempre independizarse de la hacienda y convertirse en comuneros.

Antecedentes
La provincia tiene una historia agitada.

En 1922 se levantaron los indígenas de Ancco y Chungui, “por el tanto robo y el tanto ultraje que cometieron los que se encontraban al frente de los municipios y gobernaciones distritales» [57]. Estos cobraban dinero a los indios con diversos pretextos y los abrumaban con tributos y arbitrios inmoderados.

Desde el mediodía del 12 de diciembre de 1922, los indios de uno y otro sexo, tanto ancianos como niños, de las comunidades de Llachuapampa, Maura, Pampahuasi, Retama-pampa, etc., se pusieron en movimiento para asaltar la casa de los señores Añaños, en Patibamba, y rodearon los pueblos de San Miguel y Tambo durante varios días.

El país vivía por entonces el oncenio de Leguía, un dictador civil y reformista, que amparaba su mando en el apoyo financiero de los Estados Unidos y la Gran Bretaña. El levantamiento produjo en la molicie capitalina sólo ecos lejanos. El gobierno envió refuerzos para “dominar a los indios».

Así, 150 soldados “pacificadores» armados de ametralladoras recorrieron los pueblos de la provincia durante varias semanas. El saldo de la “pacificación» fue, según cifras oficiales: 430 bajas indígenas, entre muertos y heridos; más de 1,400 hogares destruidos por el incendio en muchos pueblos y caseríos; pérdidas incalculables en todo género de especies.

El padre español Fray José Pacífico Jorge, jefe de la Misión Franciscana en la provincia de La Mar por esos años, escribió al Prefecto de Ayacucho y autor de las masacres, una conmovedora carta. El documento hace una vivida descripción de los crímenes de la gendarmería:

“Horrorizado ante los crímenes que acabo de presenciar en esta provincia de La Mar, le escribo esta carta, antes de reponerme de la honda impresión producida en mi espíritu por todo lo que he presenciado.

“En cumplimiento de mi sagrada misión, he tenido que recorrer todos los lugares y caseríos de este pueblo, en los días de sangre que, sin motivo, se ha hecho correr sobre esta provincia indefensa.

“En el caserío de Lacc-huapampa, poblado por más de dos mil indios, he presenciado el incendio de más de 200 chozas; sus desgraciados habitantes que huían despavoridos a los cerros y quebradas vecinas, caían muertos, atravesados por los proyectiles certeros de los incendiarios quienes, después de prender fuego a las chozas, se dedicaban a cazar a los pobres indios, cual si fueran venados o animales silvestres.

“En Illaura mismo presencié la emocionante escena de tres cuerpos agónicos; dos de ancianos y uno de un parvulito de 4 años de edad; los cuerpos de estos pobres fueron extraídos de una choza a medio incendiarse, y ofrecían al espectador horribles llagas en toda su extensión; los viejecitos agonizaban lentamente en medio de dolores horribles y el parvulito falleció pocos momentos después de habérsele extraido de entre las cenizas. Antes de la muerte de estas personas, ministré los últimos auxilios de nuestra santa religión.

“En Lacc-huapampa presencié otro crimen que me conmovió hondamente. Una pobre mujer con una criatura lactante de pecho huía de su choza en dirección opuesta a la que seguían los incendios de esos caseríos; uno de esos malvados dirigió a la pobre mujer un disparo de fusil y la atravesó por la espalda, haciéndoles caer a ella y a su tierno hijo… Yo no pude aproximarme a las víctimas para ministrar los auxilios espirituales, por temor de ser victimado también a balazos, desde que los criminales parecían no tener conciencia y actuaban sin que nadie pusiera resistencia a sus desbordes y pasiones.

“En los demás caseríos de La Mar he visto cuadros de dolor indescriptible: pobres indios agonizantes, con horribles heridas de bala, rodeados de algunos deudos ancianos (porque los jóvenes permanecen escondidos) que lloraban el mal que no tiene remedio. Cadáveres de varones, mujeres y aun de criaturas que permanecían tendidos por los suelos, insepultos por muchos días; algunos despedían ya olor insoportable. ¿Será posible que tanto crimen quede sin castigo?» [58].

El recuerdo de esta masacre ha pasado a formar parte de la tradición del pueblo. Todavía hoy, los chunguinos son conocidos por su valentía y presencia de ánimo.

Como todas las comunidades, la de Chungui debe permanecer alerta contra los acaparadores de tierras, gamonales y tinterillos.

El procedimiento es conocido: el tinterillo falsifica títulos y recurre al Juez de Primera Instancia reclamando la posesión de sus tierras supuestamente arrebatadas por la comunidad. La maquinaria judicial, engrasada con las dádivas del litigante, funciona con rapidez: muy pronto se expiden resoluciones respaldando la reclamación.

Mientras tanto los comuneros, verdaderos propietarios, ignoran que la araña sigue tejiendo su tela. Sólo se enteran cuando aparece el tinterillo para recuperar “sus tierras» protegido por el juez y los guardias.

¿Qué hacer entonces? Si acatan la decisión judicial, habrán perdido sus casas, sus cultivos, y tendrán que emigrar a parajes siempre más altos, más pobres… Si se resisten, serán acusados de “invasores» y masacrados…

En 1963, ante las intrigas de un tinterillo, Chungui optó por resistir colectiva, organizadamente. Y los guardias, desarmados por comuneros enfurecidos, tuvieron que regresar a la capital provinciana.

Pero las cosas no quedaron ahí. Los “indios» habían resistido a la autoridad y ese es un delito que en el Perú se paga muy caro. Muy pronto, personero, gobernador y alcalde fueron apresados y llevados a Ayacucho.

Pero la maravillosa fuerza colectiva de los campesinos se mantuvo invencible. Día y noche la comunidad se mantenía alerta contra sus enemigos, casi militarizada. Cientos de ojos y oídos percibían cualquier movimiento extraño para impedir que sus cultivos fueran invadidos. Al fin las autoridades fueron puestas en libertad. La segunda batalla había sido ganada.

Chapi, la hacienda más grande de la provincia, era también un semillero de descontentos y el centro de irradiación de todos los abusos e intrigas contra los campesinos. Su extensión abarca gran parte de la provincia: desde los ríos Pampas y Apurímac, las tierras de Chapi suben a la puna y bajan a las selvas. Para recorrerlas, hay que emplear varios días a pie y en lomo de bestia.

La ganadería y la producción de alcohol de caña sin rectificar son sus principales actividades. Está dividida en cuatro “pagos»; cada “pago» está obligado a servir en la hacienda, en la época del año que ésta fija. El trabajo no es retribuido con salarios, sino en alcohol y coca.

Los Carrillo, dueños de la hacienda, se distinguían por su trato duro y despiadado.

Ya en 1956, el explorador francés Michel Perrin había descrito en un emocionante libro [59], su aventura en la hacienda Chapi adonde llegó buscando los orígenes del Alto Amazonas, en compañía de su alumna Teresa Gutiérrez.

Engañado por Miguel Carrillo, quien le dijo que el río Apurímac era navegable a la altura de su hacienda, Perrin intentó surcarlo en una frágil balsa. Fue arrebatado por las torrentosas aguas y arrastrado unos 10 kms. Salvó la vida por milagro pero Teresa, su alumna, pereció.

En su valiente libro Perrin denuncia las intrigas de Carrillo, su comportamiento de señor feudal y su dominio sobre los peones indígenas. Prueba, punto por punto, que Carrillo preveía la suerte fatal que correría, a pesar de lo cual lo instó a intentar la navegación.

El objetivo de Carrillo habría sido hacerlo desaparecer, confiado en que Teresa, que tenía salvavidas, sobreviviría a la tragedia:

“Lectores distraídos me han preguntado a veces: ¿Cuál fue el rol de Miguel Carrillo? Yo creo haberlo dicho claramente desde el accidente a la policía, luego a la justicia peruana y al fin en estas páginas. Cuatro años después no puedo sino confirmar, y lo hago con plena conciencia del sentido de mis palabras: Carrillo es culpable de homicidio premeditado. ¿Quién estaba marcado? Yo mismo, sin duda. ¿Teresa y yo, quizás Teresa sola? No lo creo. Es posible que, por el contrario, como me lo han hecho notar, él haya pensado que yo solo desaparecería y que los peones le traerían a Teresa. Puede, ser también que él nos haya deseado la muerte a todos, la de los peones era despreciable a sus ojos» [60].

Pero los Carrillo eran amos de la provincia y tenían poderosos amigos en Lima. Y aunque la trágica muerte de Teresa Gutiérrez, una joven universitaria de San Marcos, conmovió a todo el país, el caso fue silenciado muy pronto y Perrin se vio obligado a abandonar el Perú.

Chapi está al frente de La Convención, en la otra banda del río Apurímac. A sus peones sólo les bastaba cruzar el río para enterarse que al otro lado habían sindicatos y la gente exigía salarios…

La respuesta a las reclamaciones de los trabajadores a quienes los Carrillo obligaban a prestar servicios en forma gratuita, había sido siempre violenta. Los rebeldes eran colgados, azotados y encerrados con grilletes en la casa hacienda.

En enero de 1963, Miguel Carrillo estranguló personalmente y luego degolló a Julián Huamán, colono de Orónjoy, uno de los “pagos» de la hacienda: éste había cometido el atrevimiento de reclamarle un toro que Carrillo había vendido sin pertenecerle. No contento con eso, amenazó con hacer lo mismo a cualquier futuro quejoso.

El crimen sublevó a los campesinos. El 8 de enero de 1963, las mujeres de Oronjoy apresaron y ataron a Miguel Carrillo y lo condujeron sin hacerle ningún daño adonde el juez de paz de Chungui, en cuyo despacho hicieron una larga lista de quejas.

La reacción de los campesinos era, después de todo, mesurada y serena. El documento que elaboraron en esa ocasión, constituye una de las piezas más ilustrativas sobre los abusos de los latifundistas y prueba contundente contra la conducta siniestra de los Carrillo.

Entre otros innumerables abusos, acusaban a los Carrillo de haber violado a las siguientes campesinas: Ignacia Orihuela, Lorenza Balboa de Huamán, Mercedes Pacheco de Huamán, Rosa Santa Cruz de Sánchez, Evarista Sánchez de Cose, a la esposa y la hija menor del colono Emilio Contreras. Acusaban a Miguel Carrillo de haber maltratado, causándole lesiones graves, a la señora Catalina Orihuela de Ccorahua y de haber robado el ganado vacuno y caballar de 10 colonos.

Como es costumbre en estos casos, se inició un largo y tedioso expediente. A pesar de ser culpable de un homicidio perpetrado ante la presencia de numerosos testigos, Miguel Carrillo fue liberado inmediatamente y los quejosos fueron apresados “por atentar contra la libertad del señor Carrillo».

Rápidamente empezó a funcionar la maquinaria judicial en poder de los gamonales de la zona: los reclamantes fueron acusados del robo de 20 mil soles y encarcelados por cuatro años.

Y así, el 20 de diciembre de 1966, la Corte Superior de Ayacucho dictó una increíble sentencia:

.. todas estas acusaciones (asesinato, abusos, atropellos, N. del A.) no tienen ningún respaldo dentro del proceso y en nada desvirtúan la comisión del delito contra la propiedad individual de que ha sido objeto el agraviado Carrillo Cazorla, así como del robo de especies y víveres en su almacén de Oronjoy y de lesiones…

FALLAMOS: condenando a los acusados Basilio Huaman Ccorahua, Virginia Huamán Berrocal y Mar- Celina Castro Ccaicuri, reos de los delitos contra la libertad individual, lesiones y robo de comestibles, en agravio de Miguel Carrillo Cazorla, al primero a la pena de seis meses de prisión en la cárcel departamental de esta ciudad… a las dos últimas a la pena de seis meses de prisión con carácter condicional y al pago de diez mil soles por concepto de reparación civil, que pagarán en forma solidaria con los ya sentenciados..

Saturnino y Emeterio Huamán, parientes de la victima permanecieron encarcelados durante varios años mientras el “agraviado» Miguel Carrillo disfrutaba de libertad. Desde la prisión, mantenían comunicación con sus hermanos de sufrimiento, instándolos a mantener la moral alta y a continuar resistiendo la opresión de los Carrillo.

Así era la provincia de La Mar cuando llegaron los guerrilleros.

Somos unas cuantas personas que nos movilizamos sólo de noche para evitar encuentros con los campesinos: todavía no queremos que se enteren de nuestra presencia, pero ellos, más hábiles, descubren nuestras huellas, nos ven a través del follaje, escuchan nuestros pasos. El rumor se extiende y las explicaciones son fantásticas: ladrones de ganado, “pishtacos» [61], comunistas… ¿Pero qué idea tienen ellos del comunista, sino la que inculca en sus mentes primitivas, supersticiosas, el cura de la aldea, el hacendado aprista, el maestro prejuicioso?

Somos obstinados y continuamos caminando de noche. Nuestros alimentos están agotados y durante varias semanas comemos poco o nada. No hay otra salida: hablar con los campesinos.

Empezamos a hacer amistades. Las reacciones son diversas: unos desconfían, quizá otros nos teman, pero ninguno nos niega ayuda. En el primer examen mutuo la palabra “papay» nos separa. “Papay» es el patrón, es todo blanco o mestizo, todo extranjero. Nosotros tenemos que dejar de ser “papás», de ello depende nuestra suerte futura.

Otra barrera: el idioma. Muy pocos de nosotros hablan el quechua (yo apenas si conozco algunas palabras pronunciadas desastrosamente), otro compañero sabe el quechua del Cuzco, de fonética diferente; sólo uno conoce la pronunciación del lugar.

No obstante estas dificultades, la amistad crece y menudean las invitaciones. Explicamos quiénes somos, a qué hemos venido, y nuestro lenguaje va haciéndose más accesible. Debemos cuidar las palabras, hay muchas que el campesino oye por primera vez. Quienes saben quechua sirven de intérpretes o hablan ellos mismos.

Estos campesinos viven su mundo, con sus tragedias, sus rivalidades y alegrías. Son comuneros y no están básicamente descontentos con su situación. Habituados a ver en su miseria una fatalidad, no se sienten víctimas. Defienden sus tierras de un aspirante a gamonal que quiere cultivar dentro de la comunidad con títulos fraguados. El tinterillo ha sido echado y su policía protectora ha debido retirarse con cautela, para después apresar a sus autoridades.

A ese mundo debíamos incorporarnos y fuimos recibidos con entusiasmo, afabilidad y alegría.

Junio 1965. Ya no somos “papás», somos “hermanos» [62]. Ayudamos en lo que podemos. Problema de todos: médico. Faltan médicos y medicinas, la gente se muere por falta de remedios. Una tableta de aspirina tiene valor inapreciable. Curamos a los enfermos y repartimos las pocas que tenemos, doble razón para ser bien recibidos. Muchos son los que están de acuerdo con nuestros objetivos, otros se limitan a escuchar, dos o tres desconfían, pero la generalidad sabe al fin que no somos ladrones ni bandoleros. Ya no nos temen y podemos llegar a cualquier casa seguros de encontrar alimento y ayuda.

Constatamos que en este lugar la población es escasa y temporal. Lo más denso vive en las alturas y acuden a las quebradas o a las selvas del río Apurímac sólo por algunos meses. Nos interesa el contacto con la población, pero ir a las alturas plantea el problema táctico de cómo desplazarnos y dónde escondernos. No sólo es problema de terreno, lo es también de equipo. Una noche a 4,500 m. a cielo abierto, no es cosa de juego. Necesitaríamos abrigo, frazadas, ropa gruesa, pero no los tenemos, ni podemos abrumarnos con su peso al ascender los 3 mil metros que nos separan de la cumbre. Sin embargo, corremos el riesgo. De noche, calados hasta los huesos por una lluvia despiadada, subimos penosamente.

4,500 m. sobre el nivel del mar enseñan cosas interesantes: se puede combatir el frío caminando de noche y descansando de día en las oquedades calentadas por el magro sol de la puna. Si se marcha constantemente no hay hielo que valga y es mejor, porque habitúa a desplazarse en la oscuridad, un buen ejercicio. La visibilidad es cien veces superior: basta encaramarse en lo alto de un picacho para observar todo lo que sucede a un par de días de camino. Un buen largavista y problema solucionado. Y contra la aviación, las cuevas: los pedreríos pueden esconder y camuflar guerrilleros. ¿Reeditarán los futuros alzados las páginas legendarias de los montoneros? Lo harán y será uno de los aportes más interesantes a la táctica guerrillera de América Latina.

La capacidad física del combatiente peruano deberá adaptarse al constante desplazamiento entre sierra y selva. Descenderá vertiginosas pendientes fuera de camino, protegido por la vegetación de los Andes orientales y tornará a las alturas en un movimiento constante. Su vida oscilará entre los mil y cinco mil metros. No es tarea de superhombres, pero requiere de una adaptación plena a nuestro endiablado territorio.

En las alturas impera la gran propiedad pero el hacendado, explotador inmisericorde, vive tan primitivamente como el campesino. En toda la zona sólo encontramos camas en Chapi. Los otros hacendados dormían en rudimentarias tarimas o sobre pellejos de carnero y comían mote [63] y papas sancochadas, igual que sus siervos.

Gran propiedad sí, pero su extensión no es sinónimo de riqueza sino de acaparamiento y criminal negligencia. Avaro, ignorante y mísero, el latifundista es el obstáculo principal para el progreso. No sólo se opone tercamente a las escuelas y combate a los maestros; impide que sus trabajadores cultiven más de lo que él cree conveniente, castiga a quienes crían ganado en exceso y aplica feroces represalias. Su miseria espiritual se traduce en la pobreza irremediable de cientos de familias y su miseria material es resultado de aquélla. Teme a la competencia de sus siervos, se sabe inútil y parásito, pero defiende fieramente su parasitismo.

Si la explotación es mayor y los problemas sociales más violentos que en la comunidad, el trabajador es más claro. No necesitamos convencerlo de que el patrón, el “gamonalista» es su enemigo; él lo sabe de sobra y lo odia cordialmente. Muchos habían intentado formar sindicatos o construir escuelas. Castigo: unos cuantos latigazos, prisión en la misma casa hacienda, o denuncia ante las autoridades por agitación comunista. El hacendado increpa: “¿quieres ir a la escuela para aprender a robar?»

Hay descontentos en todas partes y nos acogen con entusiasmo. Cuando empiezan nuestras operaciones contra los latifundistas —paso previo e indispensable para conquistar su total confianza— su entusiasmo crece. Nuestra propaganda armada exenta de discursos pero impregnada de acciones concretas contra los gamonales, dio resultados.

Ha bastado poco tiempo para expulsar al latifundismo de esos lugares. Muchos terratenientes han huido sin esperar a que lleguemos a ellos. Los trabajadores empiezan a darse cuenta de lo diferente que es vivir sin patrón. Todas nuestras acciones cuentan con su respaldo.

Después de la toma de Chapi [64] muchos bailan de gusto. Hasta han aprendido a levantar el puño derecho: “¡Comunista!» Los guardias civiles que, en gran número, han ocupado la casa hacienda después de nuestra retirada, increpan a algunos llorosos: “¿no te da vergüenza lamentarte por esos desgraciados?». Surge la primera canción con tonada de huayno inventada por algún comerciante que recorre a pie las serranías diseminando la noticia: “Los guerrilleros cosecharon papa en Chapi», sirviéndose de la similitud, en su rudimentario castellano, entre las palabras “papa» y “papay» (patrón).

Los colaboradores de la guerrilla aumentan. Se incorporan los primeros campesinos. En Sojos, Muyoj, Palljas y Chapi, prometen hacerlo muchos más. Por primera vez y emocionadamente nos cercioramos de que va forjándose un poderoso vínculo entre el campesinado y la guerrilla. Ausentes los terratenientes, desorientado el ejército que no acierta a ubicarnos, quedamos convertidos en la única autoridad de la zona.

Pero hemos cometido gruesos errores. Nuestros amigos son conocidos en todas partes. Secretas o públicas, sus relaciones con nosotros son divulgadas. Un día es uno que le cuenta a su mujer que nos guió a determinado lugar, ésta lo narra a la vecina y la vecina al resto. Otro día es un joven que, ebrio en la fiesta pueblerina, grita con orgullo que es comunista y amigo de los guerrilleros. Otra vez somos nosotros que visitamos a alguien de día. No toda la población es segura. Hay soplones, exmayordomos de los latifundistas, gente que traiciona o delata o que, simplemente, guarda las informaciones para el futuro.

Nos damos cuenta del peligro e instamos a nuestros colaboradores a incorporarse a la guerrilla. Unos lo hacen de inmediato y otros dicen que nada pasará, que no tengamos temor, que, en todo caso, ellos sabrán cuidarse.

Octubre 1965. Aparecen las primeras patrullas del ejército, pequeños grupos móviles que aparentan ser guerrilleros. Preguntan a los campesinos; “¿sabes dónde están los compañeros? Les traemos encargos de Lima». La argucia es torpe para ubicarnos pero efectiva para descubrir a los ingenuos. Advertimos contra el peligro, pero es tarde.

Cuando la invasión se produce, todos nuestros colaboradores son torturados, fusilados, masacrados. La terrible venganza abarca a los familiares más cercanos, a sus parientes, a los cultivos, a las casas mismas, que son incendiadas sin piedad. Han regresado los días de 1922. Es la barbarie planificada para aterrorizar a la población y castigar ejemplarmente su amistad hacia nosotros.

Pero revela también cobardía e inseguridad. En ningún caso las tropas usaron de la persuasión o discriminaron culpables de inocentes. Antes que averiguar, les resultaba más práctico matarlos a todos. ¿Cómo podrían convencer al pueblo de que defienden una causa justa si su desesperación los impulsaba a acabar rápidamente con el peligro sin reparar en los medios? Al hundirse en la sangre de sus víctimas no hacían otra cosa que tratar de ahogar su propio miedo.

Hay tremendas lecciones en todo esto: la primera, el campesino está dispuesto a colaborar; la segunda, hay que cuidar la vida del colaborador tanto como la propia. Si nuestra subsistencia depende de nuestra agilidad, la del colaborador depende del secreto. Nosotros aprovechamos hasta cierto punto la primera, pero descuidamos lamentablemente la segunda.

Hay diferencias entre comunero y yanacona. El primero es, en la práctica, un pequeño propietario que realiza sus labores con toda independencia, cultiva su pequeña parcela, consume sus productos, vende café y cacao en el pueblo y sólo acude a la comunidad para que le señale qué terreno puede cultivar (tratándose de tierras de selva) y para la apertura y conservación colectiva de los caminos. Lo afectan dos problemas fundamentales: el latifundio, que tiende a crecer a expensas de las tierras comunales, y los bajos precios de sus productos. Mientras el terrateniente lo expulsa de las mejores tierras, el

comerciante lo mantiene en la miseria sujetándolo a su dominación económica. El comunero se defiende colectivamente del gamonal y muchas veces lo tiene en jaque ejercitando una maravillosa fuerza común, pero aún no sospecha del comerciante porque está habituado a una relación desventajosa donde no hay más que una sola demanda para sus múltiples ofertas. Si su unidad es ejercida contra el terrateniente, se enfrenta aisladamente al comerciante. Por lo general, éste es también uno de los comuneros más ricos (si riqueza se puede llamar a una tienducha para el expendio de una cuantas ropas, fósforos y conservas que muy pocos compran) y es uno de los “notables» del pueblo. Frecuentemente, será el primer informante del ejército y el más activo delator.

Si el comerciante está incrustado en la comunidad como un cuerpo extraño, el latifundista se infiltra en ella: seduce, compra o presiona al gobernador, al juez de paz y atemoriza al maestro.

Este pequeño mundo se vincula con el exterior a través de los vendedores viajeros, procedentes de la capital de provincia o del departamento, o de pueblos dedicados íntegra y exclusivamente al comercio de míseras manufacturas. Algunos son buenas gentes con ciertas simpatías por la izquierda —tienen hijos universitarios o colegiales influidos por las nuevas ideas— y otros son informadores espontáneos de la policía.

La primera reacción de los esbirros al conocer nuestra presencia fue apalear despiadadamente a las autoridades comunales en la Prefectura de Ayacucho y obligarlos, bajo amenazas de muerte, a mantenerlos informados de todo lo que sucedía. Unos se convirtieron en confidentes y otros mantuvieron su lealtad. El comunero respeta a sus autoridades y, antes que al extraño que viene de lejos, preferirá siempre a su alcalde, su personero y su gobernador. Atemorizados, constituían un peligroso factor en nuestra contra.

Si el dogmatismo es perjudicial al militante, puede ser mortal para el guerrillero. En el campo encontrará problemas nuevos, grandes y minúsculos, y deberá resolverlos con claridad política y amplitud, sin perder de vista los objetivos que lo llevaron a tomar las armas. Constatará a menudo conflictos de tierras entre los comuneros o yanaconas, pequeños odios de familia, rivalidades entre un pueblo y otro. Será consultado, se le pedirá que interceda ante tal o cual persona o que la presione en tal o cual sentido. No podrá negarse: el quejoso puede ofenderse.

En Ayacucho, como en otros lugares, el hacendado llama colonos a los siervos a quienes, a cambio de un pedazo de tierra, obliga a trabajar, muchas veces sin ningún salario. La necesidad de contar con mano de obra barata o gratuita para las tareas de la hacienda, lo que en estos tiempos encuentra una gran resistencia, obliga al patrón a la violencia, exacerbando el conflicto. Hoy es alguien que no vino a trabajar y a quien habrá que traer por la fuerza para que el ejemplo no cunda; mañana será un toro arrebatado a su dueño para venderlo a un comerciante cualquiera; otro día habrá que impedir que los campesinos cultiven demasiado para que no se enriquezcan rivalizando con el patrón. Una serie de grandes y pequeños abusos generan un clima de odio y la coyuntura para la acción es constante.

Hecho incontrovertible: el latifundio decae en todas partes, cada día es más difícil mantenerlo (esta afirmación se refiere exclusivamente a la zona donde actuábamos). Los gamonales venden sus tierras o se alejan abandonando a sus siervos la posesión de los cultivos. Se produce poco, cada vez menos, y el hambre empieza a alcanzar al pequeño terrateniente. El antiguo edificio, carcomido por los años, se derrumba. ¿Estamos yendo hacia un conglomerado regresivo de míseros propietarios o hacia una clase social liberadora? ¿Esperaremos a que estos siervos, revolucionarios potenciales por sus contradicciones con el latifundista, se transformen en egoístas pequeñoburgueses por obra de esta espontánea reforma? ¿Decidirá algún día la oligarquía peruana (integrada en su mayoría por los grandes banqueros y los ricos latifundistas de la

Costa), sacrificar a sus parientes pobres de la Sierra en una reforma agraria demagógica que privaría a la Revolución de una de sus bases más sólidas? Si empezamos ahora, esa masa será nuestra aliada; si lo dejamos para mañana, la tarea puede ser más difícil. La sociedad es cambiante y el quietismo del agro peruano sólo una apariencia.

Siervo y comunero están emparentados. Muchas veces aquél tiene tierras en la comunidad vecina y si carece de ellas puede que tenga familiares comuneros y a la inversa, lo que convierte a estos hombres en una masa que se entrelaza y confunde. Eso nos beneficia: cualquier acción contra el latifundista repercutirá favorablemente en la comunidad y la ayuda que prestemos a ésta encontrará eco en la hacienda.

Nuestros anfitriones más afectuosos fueron quienes en otra época habían intentado organizar a sus hermanos para reclamar colectivamente el pago de salarios y protestar contra los abusos. Instigadores de la negativa a trabajar para el patrón, propiciadores de la independencia, víctimas indefensas de crueles represalias, fueron los más fieles ayudantes de la guerrilla y los primeros en integrarla. Rindo emocionado tributo en estas líneas a Nemesio Junco, balsero de la hacienda Sojos, cholo maduro e íntegro, cariñoso y sincero hasta lo increíble, bueno de pies a cabeza, nuestro primer hermano y primer combatiente, capturado y fusilado en Sojos, y a otros más cuyos nombres no cito para salvar sus vidas.

Deslumbrados ante el nuevo camino que les ofrecía la guerrilla, entusiasmados ante la verdad que aparecía desnuda ante sus ojos primitivos, se convirtieron sin tardanza en nuestros mejores propagandistas. Inolvidable el gesto de muchos que, al hablar a sus hermanos en su propio idioma decían, alzando el fusil en sus manos recias y trabajadoras: “Hermanos, los gamonalistas se acabaron. ¡Esto es respeto!».

Estos son los hechos. ¿Tuvimos apoyo campesino? Si por él entendemos una convicción teórica general y elaborada, un respaldo masivo y organizado, evidentemente no lo hubo. Pedirlo sería trabajar con entes metafísicos y no con realidades. Si, por el contrario, llamamos apoyo campesino a la colaboración de la generalidad, nacida de la certeza de que estábamos allí para defenderlos, es indiscutible que sí lo encontramos y que, aún más, superó todos nuestros cálculos.

Al Norte y al Este de nuestras posiciones teníamos a los campas. Al comienzo poblaban todo Chinchibamba[65] y hace unas decenas de años han sido empujados selva adentro. Los independientes cultivan y comercian, aunque siguen practicando sus ancestrales costumbres. Otros, los rebeldes, se han ido a vivir en el monte, adonde la codicia del hombre blanco no llega aún, retornando a la vida colectiva con sus jefes, pero sin explotadores. En general, el ataque al campa es inmisericorde: todavía, como en los tiempos bárbaros, los pueblos son asaltados por los latifundistas; al poner en fuga a los mayores, se llevan a los niños para criarlos a manera de esclavos en sus haciendas, so pretexto de “civilizarlos». Toda su vida, estos hombres primitivos crecen sirviendo al patrón. En Osambre, una de las haciendas que emplea estos métodos en pleno siglo XX, los campas están concentrados en dos compartimientos separados para hombres y mujeres y no reciben, desde luego, ningún salario. Están prohibidos de mantener cualquier tipo de relación con el mundo circundante. Además, son muy pocos los extraños que llegan a lugares tan apartados. El patrón, un yugoeslavo que llegó misteriosamente al lugar y cuyo origen nadie conoce, es un gran conocedor de la selva y de las costumbres y hábitos de los selvícolas; habla además su idioma y todo eso le permite explotarlos mejor, a menudo inmisericordemente. Cualquier abuso horrendo, cualquier muerte de uno de sus trabajadores es ignorada por la policía y las autoridades que ni se enteran del asunto pues el lugar civilizado más cercano es Quillabamba, la capital de provincia, que queda a unos seis días de camino a pie, por sendas entre el monte. Como ninguna autoridad llega hasta ahí, el latifundista es amo y señor de la zona.

La religión católica y protestante, llena de mitos y fantasmas, sirve idealmente a los propósitos de los patrones: el temor a Dios se confunde, en la imaginación primitiva, con el temor al patrón. Atentar contra el patrón es atentar contra Dios. Algunos campas, que instintivamente son atraídos por la vida en libertad, logran fugar, internándose en la selva. Pero no llegan muy lejos porque el patrón es tan conocedor de la selva como ellos y tiene a su favor dinero y armas. Como no puede permitirse un mal ejemplo que cundiría peligrosamente entre los demás esclavos, el fugitivo es, por lo general, liquidado. Otras veces, a pesar de la prohibición del patrón, las relaciones amorosas entre una que otra campa y los comuneros del frente de la hacienda, se produce. Entonces, como en las películas, el extraño tiene que robarse a la campa y fugar con ella bien lejos de las iras del patrón.

Aproximarse y hacer amistad con los campas rebeldes, liberar a los esclavos, expulsar al latifundista opresor, serán tareas inmediatas para la guerrilla y su mejor propaganda. Pero eso no será fácil. Si hay un visible desnivel entre el campesino quechua y el guerrillero criollo, es todavía mayor entre éste y el selvícola. Para que ambos se entiendan, será necesario un largo proceso de adaptación en que el guerrillero aprenderá nuevas lenguas y costumbres.

Después de numerosas experiencias que nos granjearon la simpatía de los pobladores, el exceso de confianza nos llevó por el despeñadero hacia duros contrastes. Exitos sucesivos hicieron que sobreestimáramos nuestras propias fuerzas. Por otro lado, se produjeron algunas deserciones que bajaron el número de los guerrilleros, afectando su potencia de fuego.

Eramos en verdad un grupo pequeño. En los momentos más difíciles llegamos a ser apenas 13. Asimismo, la falta de comunicación con los centros urbanos nos impedía contar con un reclutamiento permanente de hombres.

Estábamos cercados. El cerco no comprometía la existencia misma de la guerrilla, que se movía en tales condiciones con bastante comodidad, sino que también nos impedía posibilidades seguras de comunicación con el exterior. A fines de 1965, nuestros ensayos en ese sentido habían fracasado.

Hay que decir que un error nuestro fue no haberle dado suficiente importancia a ese tipo de enlace y haber confiado más en el reclutamiento de hombres dentro de la zona en que actuábamos. Nuestra intención era proveernos allí mismo de abastecimiento y guerrilleros. Lo primero era fácil, sobre todo para un grupo tan pequeño como el nuestro. Lo segundo era factible pero en un proceso demasiado lento, por la lentitud misma del campesino en sus decisiones. El campesino se decide finalmente a integrar la guerrilla pero lo piensa, y balancea todas las posibilidades antes de incorporarse. Por el contrario, la guerrilla necesita de un reclutamiento rápido y numeroso que fortalezca al grupo y lo ponga en mejores condiciones de combate.

Nuestra pequeñez nos impedía emprender acciones en gran escala contra el ejército. No obstante, confiábamos en nuestro conocimiento del terreno y en los numerosos amigos que teníamos en todos los lugares. Empezamos a desplazarnos de día, por caminos conocidos, confiados en los informes de la población, y descuidamos precauciones elementales. La base de nuestra confianza eran los infructuosos esfuerzos que hacía el ejército para ubicarnos y su temor a atravesar ríos, arroyos y accidentes del terreno vigilados por nosotros.

Sabíamos que mientras nos moviéramos constantemente el peligro no era inminente. Por otra parte, la naturaleza accidentada del terreno, pródigo en alturas inmensas y cañones impresionantes, lleno de pendientes de muy difícil accesibilidad, hacía prácticamente imposible un cerco efectivo. En realidad, el enemigo se limitaba a controlar los pasos más conocidos y que lógicamente no eran utilizados por nosotros.

Durante un buen tiempo, guerrilleros y soldados jugaban a las escondidas, buscándose mutuamente y manteniendo breves escaramuzas. Si la guerrilla, fiel a su movilidad para la que era perfectamente capaz, hubiera ensayado un largo desplazamiento hacia otras zonas igualmente pobladas, se habría salvado desconcertando al ejército.

Pero cada guerrillero que se siente dueño del terreno y cree conocerlo, empieza a fijarse a él insensiblemente. Y entonces está perdido porque no siempre las informaciones de que dispone corresponden a la verdad, y tampoco cuenta con todos los datos sobre el adversario, que debería tener.

A fines de 1965, los choques desventajosos se sucedieron, hasta que el 17 de diciembre la guerrilla fue sorprendida por un destacamento del ejército en un lugar conocido como Tíncoj. En ese combate murieron tres compañeros, uno de ellos Edgardo Tello. El resto de la guerrilla fue dispersado y quedó desarticulado.

En una selva tan accidentada y densa como aquella donde operábamos, cualquier nueva relación del grupo era prácticamente imposible. A pesar de todos nuestros esfuerzos, no pudimos volver a articularnos.

Quizá un destacamento más numeroso hubiera podido pasar, aunque maltrecho, esos momentos difíciles, pero éramos muy pocos y la pérdida de cada hombre resulta a un golpe muy duro.

Desarticulada al fin la guerrilla, dispersos los combatientes, cada uno quedó librado a su propia suerte y fueron entregando sus vidas bajo el fuego implacable de una verdadera cacería humana.

La suerte de los compañeros, individualmente, es desconocida. Algunos murieron en combate. Otros fueron capturados, apresados y luego fusilados por los servicios de inteligencia del ejército. El resto, perseguidos aún, y buscados por todo el país.

En 1967, compañeros del ELN morían también, junto al Che. en la gesta de Ñancahuazú. Sus nombres: Juan Pablo Chang Navarro (El Chino), José Cabrera Flores (El Negro), Lucio Galván (Eustaquio).

Las causas del fracaso
¿Por qué fallamos? ¿Cuál fue el origen del fracaso en Ayacucho?

La atomización y liquidación de la guerrilla no se debió sin duda a la falta de apoyo campesino. Este existió en múltiples formas, tal como hemos visto anteriormente. La zona, accidentada y desconocida para el ejército, estuvo bien elegida.

Las raíces del fracaso deben buscarse en la guerrilla misma y en su dirección.

En éste, como en otros casos, un grupo de hombres procedentes en su mayoría de la ciudad, trataba de operar militarmente en un medio desconocido.

El desconocimiento del terreno es una desventaja superable a corto plazo, si el destacamento es hábil y activo. La guerrilla pudo salvar ese obstáculo y lo hizo efectivamente. Pero no siempre utilizó sus conocimientos y muchas veces prefirió la labor más fácil, pero mucho más peligrosa, de desplazarse por caminos conocidos.

Al hacerlo, iba dejando una estela de informaciones que muchos campesinos no pudieron guardar en el secreto, cuando fueron torturados y masacrados. La guerrilla no supo prever, en los hechos, la dimensión y profundidad que alcanzaría la represión.

La guerrilla conquistó muchos amigos pero no supo cuidarlos. Sus colaboradores eran conocidos por todo el mundo. Cuando el ejército llegó, le bastó fusilar a los colaboradores para aterrorizar al resto de la población.

Por otra parte, el idioma era siempre la barrera que separaba a los alzados de los naturales. El campesino identifica el castellano con el patrón sobre todo en los parajes que, como Ayacucho, tienen un altísimo porcentaje quechua. Para que el guerrillero pueda despertar confianza debe hablar correctamente el quechua, y no cualquier quechua, sino el de la zona en que actúa porque, como es sabido, en el Perú existen notables diferencias lingüísticas de región a región.

Otra barrera son las costumbres. Se precisa mucha disciplina para que un conjunto de hombres pueda aprender a respetar, a imitar y a amar las antiquísimas costumbres de los campesinos, para que no hieran su susceptibilidad con actitudes torpes. Disciplina, cariño hacia el campesino y modestia. Y no siempre son ésas las características de jóvenes estudiantes, o políticos llenos de cierta autosuficiencia intelectual que choca a los hombres sencillos; portadores de una conducta diaria que muchas veces se contradice con los hábitos de la gente de campo.

A pesar de la simpatía con que contaba, faltó a la guerrilla una mayor compenetración con las costumbres de la gente oriunda del lugar. Eso le hubiera permitido conocer con mayor precisión a los traidores y contar con información mejor y más oportuna sobre los movimientos del enemigo.

La táctica guerrillera, aplicada estrictamente con todas sus características de movilidad, evasión y ocultamiento, ataque y retirada rápidos, exige una gran calidad física en los combatientes y óptima capacidad militar de la dirección. En general, férrea disciplina y armónica actuación de todo el grupo. La guerrilla del ELN, como todas las que operaron ese año, no estuvo, en este aspecto, a la altura que se necesitaba para superar las dificultades y hacer frente a un enemigo numeroso y bien entrenado.

En las circunstancias actuales sigue siendo posible que un pequeño equipo de hombres opere con éxito en las zonas campesinas.

Para conseguirlo, debe aplicar estrictamente los principios guerrilleros que fueron más o menos desdeñados por los alzados del 65. Y debe empalmar su acción con la de las masas en la lucha por reivindicaciones nacionales y locales sentidas por ellas.

Un equipo de gran calidad política, organizativa y militar, que debe formarse, no en el liberalismo de la izquierda urbana, sino en el fuego del combate. Y que debe promover, mediante una hábil conducta, a nuevos combatientes naturales de la región.

Cuando el campesino ve actuar y escucha hablar en su defensa al guerrillero recién llegado de la ciudad, simpatiza y colabora con él. Pero cuando ve a su propio hermano en el ejército revolucionario, hablando su propio idioma y acento, lo sigue sin pensarlo mucho.

* * * *

CAPITULO VII

ALGUNAS ANOTACIONES FINALES

A fines de 1965 el movimiento guerrillero había sido totalmente liquidado. En las acciones habia perecido un grupo de cuadros, producto de muchos años de lucha, una dirección brillante para la prédica política, pero que había demostrado no estar a la altura de las necesidades impuestas por la lucha militar revolucionaria en este momento de la historia del Perú.

Ciudad y campo
Las acciones de 1965 se desarrollaron casi íntegramente en el campo. No afectaron ni a la ciudad ni a la extensa faja costera de nuestro país en la que están ubicados importantes centros de producción, varias minas y centros petroleros, la fabricación de acero y las haciendas cañeras que cuentan con un proletariado agrícola de gran tradición combativa.

Dos factores contribuyeron a que en los núcleos urbanos de la Costa y Sierra no se efectuara ninguna acción de respaldo a las guerrillas: a) las concepciones de los guerrilleros sobre la guerra a librarse; b) su incapacidad de acción e insuficiencia de medios.

Tanto para el MIR como para el ELN, la guerra guerrillera debía ir del campo a la ciudad y, en su primera etapa, su misión fundamental era ganar el apoyo de las masas campesinas y crear una fuerte vanguardia combativa. Debido a ello, no sólo se descuidó las ciudades, sino que se estableció cuidadosas directivas para que en ellas no aconteciera ninguna acción prematura.

El objetivo era establecer una dirección en el campo. Se temía que, de actuar demasiado rápido una organización urbana, tendería a operar por su propia cuenta, creando problemas de dirección. Y dos direcciones paralelas atentan contra el principio de que el mando debe pertenecer a la guerrilla.

Por otro lado, debe tenerse en cuenta la pequeñez de ambas organizaciones. Colocar cuatro frentes en la Sierra era ya un gran esfuerzo que sobrepasaba su capacidad. Era prácticamente imposible montar un organismo que actuara al mismo tiempo en ambos lados. Por eso, al iniciarse el alzamiento, prácticamente todos los cuadros estaban en el campo.

Si a esto añadimos el desacuerdo del resto de la izquierda con la oportunidad de la insurrección, desde los trotzquistas hasta el Partido Comunista, y su solidaridad sólo moral, nos daremos cuenta de por qué, a mediados de 1965, mientras se combatía en el interior, las ciudades conservaban su fisonomía tranquila, alterada sólo por los trajines de las fuerzas represivas y por intentonas aisladas de elementos que no respondían al mando de ninguna de las organizaciones actuantes.

A todo esto se añaden las características de la vida social peruana. Nuestro país, que todavía no ha logrado una plena integración social, económica y cultural, no reacciona jamás como un todo. Fuertes barreras separan al poblador del campo del de la ciudad, al obrero del campesino, al serrano del costeño, al norte del sur. Poderosas acciones en determinadas zonas del territorio no repercuten en el resto. Así ha sucedido a lo largo de nuestra historia y así sucedió en 1965, cuando los sangrientos combates de la Sierra no conmovieron a la Costa, donde el pueblo, indiferente, no reaccionó ante el impacto de la guerrilla como ésta esperaba que sucedería.

Es cierto que las guerrillas estremecieron a la reacción y la oligarquía, ya que éstas sí percibían claramente el peligro que significaban para su estabilidad, sobre todo en un país de situación económica tan explosiva como el Perú, pero el pueblo no tenía la misma capacidad de análisis para percibirlo. No existía tampoco una dirección política capaz y actuante que supiera aprovechar con ventaja esos momentos para una efectiva campaña propagandística, basada en el ejemplo guerrillero. Todo lo que la izquierda hizo fue publicar tímidos comunicados de simpatía que no abarcaron sino su reducido círculo de influencia.

Hay que precisar sin embargo que, por sus acciones, la guerrilla consiguió rápidamente una repercusión mayor a la que jamás había tenido la izquierda durante toda su historia. Pero fue una repercusión que no llegó a traducirse en acciones populares de apoyo.

La misión que los combatientes habían dado a sus pocos activistas de la ciudad era la de servir de centro de contacto dentro del país y con el exterior, de punto de coordinación y de aprovisionamiento en hombres, armas y equipos. También la de difundir propaganda. Tareas que resultaron demasiado grandes para grupos tan pequeños que no tardaron en perder todo contacto con las guerrillas, cuando éstas fueron cercadas.

Guerrilla y campesinado
Frente a las masas campesinas la situación de los guerrilleros era también difícil. En el Perú existe desde hace siglos un enorme desnivel entre la clase media y obrera urbana, de la que se nutrieron las guerrillas, y el campesinado.

El hombre de ciudad discrimina y desprecia al hombre del campo, particularmente al campesino quechua. A la inversa, éste desconfía del hombre de ciudad: siempre ha visto en él al explotador, al que viene a arrebatarle sus tierras, al amo.

Una gran proporción de nuestra población campesina habla solamente quechua y la que es bilingüe prefiere expresarse en su idioma original. Usa el castellano solamente para hablar con el latifundista, cuando es obligada a ello.

La división es también de costumbres: a menudo el comportamiento del hombre de ciudad choca al campesino, le divierte o desagrada.

Se trata pues de una división de sectores sociales que tiene profundas raíces históricas en el régimen colonial y republicano, y que debe ser superada por la propia guerrilla.

Quizá se debió a eso que el proceso de reclutamiento de nuevos guerrilleros oriundos de los lugares donde se combatía, haya demostrado ser muy lento. No podía ser de otra forma, desde que, a las barreras que lo causaban, se unía la característica parsimonia de nuestro hombre de campo que mide el tiempo no en días sino en cosechas…

La guerrilla necesitaba entonces acción y tiempo para convencer al campesino de la justeza de la vía emprendida. Acción para demostrarle que de verdad estaba dispuesta a actuar contra sus enemigos, y tiempo para desarrollar una buena campaña de esclarecimiento, en grupo e individualmente, sobre cada acción.

Mientras tanto, el ejército actuaba. Un ejército que sabía, por las experiencias recogidas en otros países a través del asesoramiento norteamericano, que una guerrilla debe ser aplastada en sus gérmenes, so pena de tener que resignarse a permitir su subsistencia.

La guerrilla perdió esta lucha contra el tiempo porque la mayoría de sus integrantes carecía de la capacidad necesaria como para adaptarse rápidamente, no sólo al terreno, sino a la vida diaria de los campesinos, a su idioma, a sus costumbres.

Este es un proceso que, en verdad, dura años. Pero cualquiera que deba llevar adelante con éxito una guerra en el campo peruano, tiene que desarrollar esa evolución en meses.

Antes de que se hubiese logrado una fusión estrecha entre estudiantes y campesinos, la guerrilla había sido derrotada. El proceso iniciado, vital para el futuro de la revolución, quedaba cortado.

En el fondo de todo esto hay una raíz de clase: la extracción pequeñoburguesa de las guerrillas las dotaba de todas las virtudes y defectos que corresponden en nuestro país a este sector social.

Al mismo tiempo que audacia, imaginación, romanticismo, estos grupos avanzados de la pequeña burguesía han tenido siempre sectarismo, excesivo amor por la publicidad, ansia de mando y subestimación del enemigo. Por eso, al mismo tiempo que prodigaban heroísmo en sus combates contra el enemigo, y audacia al lanzarse a una lucha riesgosa, fueron incapaces de asimilarse a corto plazo a un campesinado que especiaba su irrupción no sin cierta sorpresa y desconcierto.

Había también otro desnivel: las banderas enarboladas por la guerrilla, se presentaban necesariamente lejanas a los ojos de campesinos interesados más que todo en reivindicaciones concretas y hasta locales. Mientras los guerrilleros hacían propaganda por la revolución social, el campesino quería cosas más tangibles, menudas reivindicaciones que los revolucionarios no acertaron siempre en tocar, a pesar de que son los resortes que pueden llevar al pueblo a un nivel superior.

Sin embargo, las guerrillas portaban un programa mucho más complicado y lejano.

Durante toda su vida, el campesino ha estado desligado de la vida nacional, ausente de los grandes problemas del país, a pesar de que sufre sus consecuencias. En general, en el Perú no existe una conciencia nacional desarrollada: sistemáticamente ha sido impedida por los grupos dominantes. Desde luego, esta conciencia tampoco existe en el hombre del campo. Es cierto que el campesino comprende lo que significan los problemas si le son explicados en lenguaje claro y sencillo, pero no los siente en carne propia, como algo inmediato y urgente capaz de llevarlo a la lucha.

El problema clave de esta etapa reside en fluir hacia el campesinado, incorporándonos a sus preocupaciones y anhelos para llevarlo hacia objetivos superiores; en tocar los resortes de la lucha por la tierra y la defensa contra el gamonal. No se trata de colocarse en determinada zona del campo y llamarlo a que nos siga; se trata de ligarnos a él y a sus grupos dirigentes, acompañándolo en toda eventualidad. Sus objetivos locales e inmediatos deben ser empalmados con los objetivos generales y últimos de la Revolución.

¿Significa esto que hay que replantear las cosas hasta el punto de abandonar por el momento la perspectiva de acciones armadas inmediatas?

A nuestro juicio, no. Significa simplemente que los guerrilleros deben tener absoluta claridad sobre el marco so- cial en el que van a actuar y que a partir de él deben planear y realizar sus actos. Significa que la guerrilla debe ampliar o reducir sus metas de acuerdo al escenario social en que se desplaza.

Al mismo tiempo, es necesario considerar la lucha guerrillera con una amplitud absoluta, colocándola en el ámbito de una nación en la que actúan numerosas fuerzas revolucionarias que pueden tener distinta metodología. Todavía es posible que se den nuevas experiencias a lo Hugo Blanco, desde que la reforma agraria burguesa, postulada en una tímida ley, ni siquiera ha llegado a aplicarse. El territorio del Peni es muy grande y sus realidades múltiples. Las guerrillas deben estar listas para combinar sus esfuerzos con los de otros grupos revolucionarios, aunque éstos apliquen diversos métodos.

Hay características del campesinado peruano que los alzados deben tener en cuenta. Una de ellas es el respeto y acatamiento a la autoridad colectiva. El gobernador, el personero, el alcalde de la comunidad representa la voluntad de todos los comuneros y es acatado por ellos sin discusión alguna. ¿Cómo repercute esto sobre la guerrilla? Más que individual, los comuneros reaccionan colectivamente y en su actitud con respecto a los revolucionarios pesa, en gran medida, la opinión de sus autoridades. La guerrilla no opera con una masa sino con un organismo que tiene sus propias estructuras de poder a las que habrá de respetar, so pena de perder la confianza o ganarse la animadversión del pueblo. Eso le permitirá también, en determinados momentos, hacer uso de una poderosa fuerza colectiva.

Las guerrillas de 1965 no lograron fusionar sus métodos con los del campesinado. Tanto el campesinado como los guerrilleros siguieron su propio camino, porque las guerrillas no engarzaron a tiempo con el ascenso social que el campo venía viviendo desde 1956.

En resumen podemos decir que la guerrilla debe actuar y trabajar no sólo por los objetivos lejanos de la Revolución sino por los cercanos de los campesinos; y no sólo para los campesinos, sino con ellos.

Base y dirección
La tardanza para percibir todos los factores que obraron en contra de la guerrilla y ponerles remedio a tiempo, obedecía a la calidad de gran parte de los cuadros dirigentes.

Había, es cierto, en esta dirección, una gran honradez y consecuencia revolucionaria, demostrada por el sólo hecho de haber perecido combatiendo por sus ideales. Sin embargo, demasiadas cosas le sobraban y otras le faltaban para estar a la altura de los acontecimientos.

Ya hemos dicho que las cualidades de dirigente de partido no bastan para encabezar un grupo alzado. Se necesita cualidades físicas, conocimiento del terreno y eficiencia en el combate, cualidades con que no contaban todos los dirigentes de 1965. La decisión de combatir no basta para hacer de un hombre un guerrillero. Muchos compañeros, que pudieron ser excelentes cuadros de la resistencia urbana o de la red de enlace, fueron al campo llevados por una determinación heroica, pero no pudieron rendir físicamente, a pesar de su férrea voluntad. Sin quererlo, se convirtieron en un lastre para otros compañeros más eficientes y para la guerrilla en su conjunto. Una selección más fría y pragmática del personal, hubiera permitido a las organizaciones contar con mejores equipos de combate.

Mientras tanto, en el común de los guerrilleros y de la masa campesina, ocultos, se encontraban los cuadros que un proceso de decantación hubiera permitido ascender a puestos de comando ganados en combate. Pero ese proceso, largo y lento por naturaleza, no se dio porque la lucha fue breve y violenta.

Subsistencia y expansión
Es posible, como se ha demostrado en varios países de América Latina, que determinados cuadros militarmente capaces y políticamente convencidos de la justeza de su lucha, subsistan a pesar de los ataques violentos y sucesivos de ejércitos experimentados en la contraguerrilla. La guerrilla puede mantenerse aún sin contar con condiciones “subjetivas» suficientes en el medio en que actúa.

El problema reside en lograr que la guerrilla se desarrolle hasta poner realmente en peligro el sistema y la estabilidad del régimen en su conjunto.

Dadas las características anotadas repetidamente —desconexión, desniveles, aislamiento— es posible que una guerrilla pueda subsistir por muchos años sin repercutir en los puntos vitales del sistema.

La lucha guerrillera no es un factor peligroso para las clases dominantes mientras no precipite otras contradicciones sociales, impulsando formas de acción que deben combinarse con ella.

Para hacerlo hay que romper los esquematismos. Aferrarse a un solo esquema de acción siempre es peligroso porque lleva a los revolucionarios a una lucha aislada y unilateral, excluyente y sectaria, cerrando a la guerrilla posibilidades de crecimiento.

Debemos agregar que el esquematismo reside más en quienes hacen propaganda a la lucha armada que en quienes la realizan.

Armas y política
¿La lucha armada excluye la política? Siempre se ha respondido que no: no puede existir ninguna contradicción entre ambas porque, en las condiciones de nuestros países, la lucha armada es una lucha política, esencialmente.

Al mismo tiempo que eficientes militares, nuestros guerrilleros deben ser políticos capaces, pero no los únicos políticos: mientras la lucha armada se desarrolla en determinadas zonas del país, la lucha política debe ser extendida a todo el ámbito nacional, en las más diversas formas.

Lo que define a la conducta revolucionaria distinguiéndola del oportunismo, son sus objetivos y la consecuencia demostrada con ellos; la subordinación de todas las tácticas al único objetivo estratégico posible para quien se diga revolucionario: la toma del poder. Cuando una organización o un grupo de revolucionarios se plantean la toma del poder y no pierden esa perspectiva, todas las formas de acción son posibles y ninguna debe ser descartada.

Huelgas, resistencia pasiva, manifestaciones públicas, movilización de masas, permiten que las acciones guerrilleras tengan eco en el resto del país, superando su aislamiento. La lucha armada en el campo no debe reflejarse necesariamente como acción terrorista en la ciudad más que cuando sea necesaria, políticamente clara, explicable ante el pueblo y cuando corresponda al nivel alcanzado por las masas en su acción.

Parecida es la situación del campo. Si las guerrillas se resignan a realizar únicamente acciones armadas, su posición será más difícil que si las combinan con la organización y lucha masiva del campesinado por objetivos claros y concretos.

Todas las acciones campesinas que conoce la historia de nuestro país han sido colectivas, no lo olvidemos, y hechas a nombre propio, con líderes salidos de la misma masa oprimida. La guerrilla puede garantizar con su actuación la perspectiva revolucionaria de la lucha campesina pero no puede reemplazarla. Es decir que la guerrilla es parte del todo, no la totalidad de la lucha.

Por su naturaleza móvil, la guerrilla está presente en todas partes y en ninguna. Allí donde no está, las masas deben defenderse con sus propios medios contra la represión enemiga organizándose en torno a los dirigentes más destacados de la resistencia del pueblo.

Cuando las guerrillas fueron liquidadas en 1965 el pueblo quedó inerme a merced de los masacradores. Era la lógica consecuencia del trabajo campesino realizado sólo en función de la guerrilla, para abastecerla de alimentos y hombres, pero que no había tomado en cuenta la eventualidad de una represión de este tipo. El pueblo no estaba preparado para una tal contingencia, porque la guerrilla no había tenido tiempo ni la había pensado: tampoco habría podido hacerlo debido a su condición de cuerpo extraño. La resistencia debe ser organizada por hombres salidos del pueblo mismo, naturales de la zona, fogueados en una lucha que aquí no llegó a darse.

Sierra y Selva
Es indispensable observar que el territorio de nuestro país ha obligado a la población campesina a concentrarse en valles y zonas altas, allí donde realizar una lucha guerrillera dentro de los cánones conocidos es difícil y peligroso.

En efecto, si analizamos la experiencia de 1965 veremos claramente cómo todos los frentes guerrilleros se vieron obligados a replegarse hacia las zonas selváticas del oriente peruano. Son las más seguras desde el punto de vista militar, pero no desde el político, porque cuentan con una población mínima. Los lugares más densos están en la Sierra y no en la Selva.

Este es un problema cuya solución no ha sido esbozada hasta el momento; volverá a presentarse en las futuras acciones guerrilleras. Un problema que será solucionado sólo cuando los guerrilleros encuentren formas de operar en las sierras y en las descubiertas altiplanicies de la puna.

Eso es posible. En nuestro país hay una gran tradición guerrillera y los montoneros —guerrilleros del siglo XIX y primeros años del XX—, siempre operaron en las sierras andinas.

En suma, los alzados tendrán que aprender a hacer la guerra en la Sierra o deberán quedarse en la Selva. En este segundo caso, se verán forzados a encontrar formas concretas y canales para poder influir en el campesinado serrano. Esos canales, durante un buen tiempo, serán políticos y propagandísticos.

¿Quiere esto decir que habrá que formar partido? En ese momento sí, siempre que asegure a los campesinos una intervención suficiente en la dirección de la lucha. Siempre que no de nacimiento a direcciones ficticias que se convierten en obstáculo para la expresión libre de las masas; siempre que favorezca la promoción de nuevos cuadros revolucionarios nacidos del pueblo mismo. Recién entonces la guerrilla podrá ir sentando las bases del partido, a través de la acción revolucionaria contra el enemigo.

¿Por qué 1965? ¿Fue 1965 el año oportuno para iniciar un proceso insurreccional en nuestro país? Muchos críticos de la guerrilla han hecho esta pregunta para responder enseguida que no.

Hay que reconocer que, para las grandes masas del país, el gobierno de Belaúnde todavía aparecía como reformador, creando ilusiones y esperanzas. El pueblo no había asimilado aún la experiencia de las masacres, salvo en las zonas directamente afectadas, y la corrupción administrativa e inmoralidad de los funcionarlos no había descubierto toda su desnudez ante los ojos de la población urbana. Así, cuando las guerrillas irrumpieron en el marco nacional conmoviendo a la reacción, el pueblo no alcanzó a comprender exactamente su significado y justificación.

Generalmente hemos dicho que no podemos esperar a que se produzcan las condiciones subjetivas para iniciar la Revolución. Eso es cierto, pero fallamos en cuanto no esperamos a que las guerrillas tuvieran justificación para nacer, la que necesitábamos para dar al pueblo las primeras explicaciones objetivas sobre nuestra actitud. Por más que todo el pueblo no esté ni pueda estar en su futuro cercano en condiciones de comprender la necesidad de revolucionar profundamente el sistema y cambiarlo por otro, las razones de la iniciación del alzamiento deben ser fácilmente comprensibles.

Las razones de nuestra actitud tenían raíces ideológicas en la subestimación de las ciudades: considerábamos que, si la guerrilla brota en medio de la población campesina, no interesa buscarle una justificación con respecto a la política burguesa que es totalmente extraña, lejana o ignorada por el campesinado.

Eso es plenamente cierto en lo que se refiere al campesinado; pero no en lo referente a la totalidad del país. En todo caso, nos cerrábamos el camino para una agitación revolucionaria exitosa en las masas urbanas. La decepción de los obreros y las capas pobres y medias de las ciudades respecto de la política burguesa empezaba a crecer, pero no era aún suficiente para impulsarla al apoyo activo de una acción armada contra el sistema. En tales condiciones, la actitud de la población urbana frente a las guerrillas no pasaba de una vaga simpatía en unos, entusiasmo en sectores reducidos principalmente estudiantiles, e indiferencia en los más.

Había también una razón subjetiva, poderosa y determinante para la iniciación temprana de las acciones: las nuestras eran organizaciones lanzadas a la acción, en ella tenían su única razón de ser.

Por eso tuvieron que optar muy pronto entre la acción inmediata o un gradual y largo crecimiento como partido con incierto futuro revolucionario.

En el ELN esta característica aparecía con mayor claridad. Toda organización insurreccional tiene sus propias leyes de crecimiento y funcionamiento. Cuando no las cumple, se desintegra. Si nuestras organizaciones, particularmente el ELN, no se hubieran alzado en un plazo corto, habrían entrado en un mortal proceso de desintegración. En acción estrechaban su espíritu de cuerpo y se fortalecían; en una pasividad prolongada, entregada a un interminable trabajo preparatorio, corrían el riesgo de desaparecer por el desaliento de sus miembros.

Ahora, visto el proceso que siguió al triunfo electoral de Belaúnde determinando su caída por obra de los mismos a quienes había servido obsecuentemente, podemos decir que en los años siguientes se presentaron muchas oportunidades para que una acción insurreccional encontrara plena justificación a los ojos del pueblo.

Sin embargo, en 1965 fuimos a la insurrección guiados únicamente por nuestro grado de preparación.

Además el recelo entre ambas organizaciones hizo que ignoraran mutuamente sus planes. Objetivamente, cuando el MIR anunció la iniciación de las guerrillas a comienzos de 1965, el ELN no estaba en condiciones de hacerlo, pero tuvo que adelantar la fecha de partida ante el temor de que una represión generalizada cogiera a sus militantes.

Es posible que un fenómeno similar, esta vez por falta de coordinación, se haya producido en los frentes del MIR. Y que, por ejemplo, la emboscada de Yahuarina que señaló el primer disparo el 9 de junio de 1965 cogiera de sorpresa a Luis de la Puente en el Cuzco, quien no había terminado sus aprestos y aún más, a la guerrilla del Norte, que recién estaba comenzando similar trabajo. El resultado fue que el ejército se enfrentó a grupos de desigual experiencia, algunos de los cuales no estaban en capacidad plena para combatir.

* * * *

CONCLUSIONES

Desde diversos ángulos se nos ha reprochado no portar un planteamiento ideológico coherente y no ofrecer a las masas un programa estructurado.

Es cierto en parte. No hay que olvidar que, partiendo nuestra izquierda insurreccional de partidos políticos establecidos, mucho de lo que ha dicho en cuanto a ideología y programa refleja el paso de antiguas a nuevas concepciones sobre la existencia y comportamiento de las clases sociales, la composición de la oligarquía y su relación con el imperialismo, los objetivos y etapas de la Revolución, etc.

Es también cierto que, debido a la insuficiencia y falta de continuidad del trabajo teórico, la izquierda peruana en su conjunto no puede exhibir una interpretación de la realidad peruana basada en estudios serios: siempre ha ido hacia la realidad a partir de sus propios esquemas. En el Perú ya es un lugar común decir que, desde la muerte de Mariátegui, nuestra realidad dejó de ser examinada por los marxistas, con precisión y espíritu científico.

No lo negamos. Parte de ese lastre es el que hemos recibido y el que todavía nos impide ver con entera claridad los cambios sociales, llevándonos muchas veces a un dogmatismo que no pierde ocasión de resucitar.

Pero más que la antelada precisión en el programa de cada etapa, y mientras trabaja teórica y prácticamente sobre la realidad, la izquierda marxista debe fijar con absoluta claridad sus objetivos generales y últimos.

¿Cuál es el objetivo final? En nuestros países no puede ser, desde luego, otro que el socialismo. “O revolución socialista o caricatura de revolución», dijo el Che alguna vez.

En efecto, las masas entienden cada día más revolución como sinónimo de socialismo. A nadie más que a nosotros mismos podemos engañar quedándonos en formas de transición que, para el enemigo, son eufemismos que encubren nuestros verdaderos fines.

Ahora bien, ¿qué tipo de socialismo queremos? Aquél que asegure a las masas oprimidas el ejercicio efectivo del poder, intervención en todos los asuntos del gobierno y amplia capacidad de decisión sobre sus propios destinos. La dictadura de clase no puede ejercerse sino con una amplia participación de las mayorías, última y decisiva garantía de la fortaleza del régimen revolucionario.

En el Perú, sólo un auténtico socialismo podrá asegurar la integración nacional sobre la base de la comunidad de intereses de todo el pueblo. Desde sus comienzos, nuestra Revolución debe buscar formas políticas que le permitan mantener la adhesión de las masas y le impidan burocratizarse.

Sabemos que no será fácil en un país que, como el nuestro, ha vivido siempre bajo las peores formas de dominación, pero confiamos en que el proceso revolucionario, si es conducido por líderes surgidos de lo más profundo del pueblo y conscientes de los problemas del socialismo contemporáneo, podrá arribar hacia un socialismo efectivo y real.

Mientras tanto, reiteramos que la lucha armada de los pueblos —compleja, múltiple, rica y variada— es la única vía que queda para liberar a América Latina. Los primeros fracasos sufridos en el Perú no demuestran que es inútil luchar contra el opresor. Simplemente enseñan que hay que corregir concepciones, examinar mejor la realidad, vincularse al pueblo, preparar mejor a los combatientes, eliminar el sectarismo y el divisionismo dentro del campo de la Revolución.

Para lograr todo eso, a la vez que de firmeza y fervor en el propósito de continuar el camino iniciado, hay que usar de frialdad y cálculo para superar los errores. Los líderes de 1965 cayeron pero la perspectiva queda señalada.

En estas páginas hemos querido hacer, a la vez que un sereno análisis, una invitación a vivir nuevas y fecundas experiencias.

* * * *

NOTAS

[1] CIDA (Comité Interamericano de Desarrollo Agrícola). Tenencia de la tierra y desarrollo socio-económico del sector agrícola: Perú. Publicado por Unión Panamericana, Washington 1966, pág. 300.

[2] Instituto Nacional de Planificación, Dirección Nacional de Estadística y Censos. Primer Censo Nacional Agropecuario. Talleres Gráficos de la Dirección Nacional de Estadística y Censos, 1963.

[3] Recientemente, el gobierno peruano ba anunciado la expropiación de dieciocho fundos de la Cerro de Pasco, mediante el pago al contado de 21 millones de soles, y 26 millones en bonos de la reforma agraria. A cambio de esta operación, la Cerro ha recibido nuevas concesiones petroleras en el norte del país.

[4] CIDA. Op. cit. pág. 45.

[5] MALPICA, Carlos. Guerra a muerte al latifundio. Ediciones Voz Rebelde. Lima, 1964, pág. 56.

[6] Estudio hecho por el Instituto Nacional de Planificación a base de los datos del Censo Nacional de Población de 1961.

[7] Dirección Nacional de Estadística y Censos. Primer Censo Nacional Económico. Lima, 1963.

[8] Estudio hecho por el Instituto Nacional de Planificación a base de los datos del Censo Nacional de Población de 1961.

[9] Dirección Nacional de Estadística y Censos. VI Censo Nacional de Población, Tomo IV, Características Económicas. Lima, 1961.

[10] MATOS MAR, José. Dominación, desarrollos sociales y pluralismos en la sociedad y cultura peruana. En Perú Problema, selección de ensayos publicados por Francisco Moncloa Editores, Lima, 1968, pág. 38.

[11] Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Federico Villarreal. Lima, 1967.

[12] Datos del Cuerpo Consultivo Interamericano sobre Fiscalización de Estupefacientes.

[13] Declaraciones del Dr. Benjamin Samamé en la Primera Conferencia sobre la Familia, la Infancia y la Juventud en el Desarrollo Nacional. Lima, 1967.

[14] Censo Parroquial de Lima, 1967.

[15] Datos de la Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo. Lima, 1967.

[16] BOURRICAUD, Francois. Poder y sociedad en el Perú contemporáneo. Editorial SUR, Buenos Aires, 1967, pág. 124.

[17] Según señala Craig, “menos de una tercera parte de los campesinos que vivían en La Convención en 1965 eran oriundos de dicha provincia. Las dos terceras partes provenían de las provincias serranas de Urubamba, Calca, Anta, Acomayo y Apurímac, contiguas a La Convención». La estructura social era más o menos así: los hacendados; los yanaconas, que trabajan para éstos en condiciones de servidumbre; los arrendires, que sirven a los yanaconas en similares condiciones y, finalmente, los allegados y hasta los sub-allegados.

CRAIG, Wesley W. El movimiento campesino en La Convención, Perú. La dinámica de una organización campesina, pág. 9 y 12. Instituto de Estudios Peruanos. Lima. 1968.

[18] Ibid., pág. 13.

[19] Ibid., pág. 15.

[20] «La región denominada corrientemente como la «mancha india», comprendida por los departamentos de Ancash, Apurímac, Ayacucho, Cuzco, Huancavelica y Puno, en 1961 albergaba al 29% de la población total del país; de este porcentaje el 87% de los mayores de cinco años se comunicaba en una lengua indígena. La estructura de la ocupación de la región se destacaba porque el 69% de la población económicamente activa, se dedicaba a actividades agropecuarias, mientras que el promedio, en el resto del país, dedicado a estas ocupaciones era de 42%.»

COTLER, Julio. La mecánica de la dominación interna y del cambio social en el Perú. Separata de América Latina. Centro Latino Americano de Investigaciones en Ciencias Sociales. Río de Janeiro 1968, Año 11, N? 1. Pág. 78.

[21] ALENCASTRE MONTUFAR, Gustavo. Informe sobre la situación económico social en Lauramarca. Lima, 1957. Copias mecanografiadas, pág. 63.

[22] Ibid., pág. 70.

[23] MATOS MAR, José y otros. Proyecto de estudio de: “Los movimientos campesinos en el Perú desde fines del siglo XVIII hasta nuestros días». Instituto de Estudios Peruanos. Lima, 1967. págs. 34 y 35.

[24] Censo Nacional de Población de 1961.

[25] Instituto Nacional de Planificación. Plan Sectorial de Educación. Lima, 1967. Pág. 2-11.

[26] Proyecciones de la Oficina Nacional Interuniversitaria de Planificación.

[28] Editorial del periódico “Revolución Peruana» (Organo del Frente de Izquierda Revolucionario, FIR). Lima, 25 de setiembre de 1962, pág. 3.

[29] BLANCO, Hugo. El camino de nuestra revolución. Ediciones Revolución Peruana. Lima, 1964. Pág. 50.

[30] Ibid., pág. 50.

[31] Ibid., pág. 31.

[32] Ibid., pág. 23.

[33] CIDA. Op. cit., pág. 397.

[34] Ibid., pág. 398.

[35] CASTRO POZO, Hildebrando. Nuestra comunidad indígena. Lima, 1938, pág. 205.

[36] Transcrito en : MERCADO, Rogger. Las guerrillas en el Perú. Fondo de Cultura Popular. Lima, 1967, pág. 164.

[37] Ibid., pág. 188.

[38] Ibid., pág. 129.

[39] Ibid., pág. 89.

[40] Entrevista de un miembro del Comité Central del MIR con la revista “Punto Final» de Santiago de Chile. Ibid., pág. 215.

[41] Primer parte de operaciones de la guerrilla “Túpac Amaru», escrito por Guillermo Lobatón. Ibid., pág. 153.

[42] Informe oficial del MIR publicado en su órgano clandestino “Voz Rebelde» N? 46, págs. 11 y 15.

[43] Ibid.

[44] Con este hecho se daba a conocer públicamente por primera vez la existencia del frente guerrillero “Javier Heraud» que mantenía actividad desde abril del mismo año.

[45] En este mismo sentido podemos mencionar el artículo de Américo Pumaruna: “Perú, revolución, insurrección, guerrillas», editado en el Perú por el grupo “Vanguardia Revolucionaria» en 1966.

[46] Puede que el objetivo del MIR haya sido formar aún más frentes guerrilleros. Sin embargo, no pudo cumplirlo por falta de medios.

[47] Conclusiones de la Asamblea del Comité Central del MIR extractadas en: MERCADO, Rogger. Op. cit., pág. 169.

[48] BLANCO, Hugo. Op. cit. pág. 63.

[49] Conclusiones de la Asamblea del Comité Central del MIR, extractadas en: MERCADO, Rogger. Op. cit. pág. 170.

[50] “El Guerrillero» № 2. 5 de setiembre de 1965.

[51] Transcrito en: MERCADO, Rogger. Op. cit., pág. 169.

[52] DEBRAY, Régis. ¿Revolución en la revolución? Fondo de Cultura Popular. Lima, 1968. Pág. 50.

[53] Ibid.

[54] HUBERMAN, Leo y SWEEZY, Paul. Debray: su fuerza y su debilidad. En: Monthly Review (selecciones en castellano) setiembre de 1968, pág. 11).

[55] Comunicado del MIR en: MERCADO, Rogger. Op. cit. pág. 58.

[56] VI Censo Nacional de Población. Tomo V.

[57] VILCHEZ AMESQUITA, Antonio. Ensayo monográfico de la provincia de La Mar. Empresa editorial Rímac. Lima, 1961.

[58] Ibid.

[59] PERRIN, Michel. La Tragédie du Haut-Amazone. Robert Noel París, 1956.

[60] Ibid, pág. 263.

[61] Según las supersticiones del lugar, los “pishtacos» son asesinos que comercian con grasa humana.

[62] Nosotros usábamos muy poco la palabra compañero o cama- rada. Se extendió espontáneamente por toda la zona el vocablo “hermano»: dice más y está más cerca de la psicología campesina que vincula el amor y la amistad con los lazos familiares (el mejor amigo es siempre un pariente “espiritual»). Así, tal guerrillero era el hermano Fulano de Tal. Y para indagar si determinada persona era digna de confianza, preguntábamos si era hermano o no.

[63] «Mote»: maíz cocido.

[64] La toma de Chapi, en que murieron los odiados hacendados Carrillo, se produjo el 25 de setiembre de 1965. Hasta hoy es materia de un proceso militar.

[65] La palabra Chinchibamba deriva de Chunchuypampa o pampa de “chunchos» (selvicolas).

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BIBLIOGRAFIA

ALENCASTRE MONTUFAR, Gustavo. Informe sobre la situación económico-social en Lauramarca. Copias mecanografiadas. Lima, 1967.

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VILCHEZ AMESQUITA, Antonio. Ensayo monográfico de la provincia de La Mar. Empresa editorial Rímac. Lima, 1961.

Fuente | Héctor Béjar Rivera (escrito en prisión, entre 1966 y 1969) | Primera publicación: Recibió el premio Casa de las Américas en 1969, luego fue traducido y publicado en siete idiomas | Esta edición: Marxists Internet Archive, noviembre de 2015

Las guerrillas de 1965: Balance y perspéctiva por Héctor Béjar, 1973

PRÓLOGO

Mi propósito al escribir “Perú 1965, apuntes sobre una experiencia guerrillera» fue exponer algunos puntos de vista personales sobre una etapa revolucionaria que me había tocado vivir. Traté de que ese libro fuese, antes que una versión sobre lo que otros hicieron, al estilo de los estudios tradicionales, un testimonio en el que hablasen por mi voz algunos de los protagonistas de la lucha de esos años. El libro, sin embargo, nunca me satisfizo totalmente, puesto que, como lo señalaba incluso en la primera introducción, yo dejaba en él muchos temas sin abordar. Las razones para tal limitación eran obvias: el libro había sido escrito en la prisión, eludiendo la vigilancia de los carceleros y, lógicamente, desde allí era imposible acumular todo el volumen de información que era necesario. Pero había otras razones no dichas, y es que hace cuatro años mis ataduras con ciertos esquematismos característicos de la izquierda tradicional aún no habían sido lo suficientemente desechadas como para hablar con mayor claridad respecto de mi mismo y de mis compañeros, sin temor a la condena de las pequeñas capillas ideológicas de esa izquierda.

Posteriormente, y aunque el libro ha dado la vuelta al mundo y ha sido vertido a varios idiomas, conservo la impresión de que todos los temas que planteaba deben ser retomados hoy día, a la luz de la sorprendente y rica evolución de nuestro país en estos últimos años y estoy convencido de que sigue siendo una responsabilidad de quienes tuvimos participación en la acción guerrillera, volver una y otra vez sobre ella para explicarla cada vez mejor, con más lucidez, y para que esa experiencia sirva a las promociones revolucionarias de hoy, desde la perspectiva de una revolución profundamente popular y nacional como es la que debemos hacer en nuestro país.

Como se sabe, el heroico intento guerrillero de 1965 fue la directa consecuencia de la profunda quiebra económica, social, política, y moral, que el Perú atravesó por esos años, traducida en todo un complejo de circunstancias y hechos, pasiones, místicas, esperanzas y frustraciones, asimiladas por una juventud que quería ardientemente transformar el país y transformar de una vez, tomándole cuentas al pasado. Recordemos esos años: la gran alianza de los dirigentes del apra, —la honda y vieja esperanza de los pobres de este país, el partido de masas que había sido admiración de América—, con una oligarquía decrépita y corrupta; la mediocridad del arquitecto Belaúnde unida a sus gestos de niño bien, a su demagógica ambigüedad; la rigidez y chatura de los partidos de izquierda; impermeables a los hechos y las verdades nuevas; el increíble sometimiento del gobierno de Prado, gobierno de banqueros y latifundistas, a las compañías extranjeras y su insultante frivolidad; el pragmatismo ramplón de Odría, y presionando constantemente contra todo este mundo, un antiguo pero siempre renovado personaje multitudinario, el lejano oprimido de una sociedad que vivía de cara a Europa, un gigante que se desperezaba amenazando despertar: el campesino peruano, que empezaba a hacer temblar los cimientos de esa sociedad caduca en cada recuperación de tierras, en cada invasión, en cada enfrentamiento sangriento con el poder dominante.

Y todo esto sucedía en un mundo que también cambiaba. “Queremos un Perú nuevo en un mundo nuevo había dicho Mariátegui tres décadas atrás y esa premonición, que fue también el sueño de su joven martirologio, ya empezaba a cumplirse en la lucha de los vietnamitas y los argelinos contra la dominación extranjera, en el resurgimiento de los pueblos árabes, en la nueva dignidad asumida por el Asia milenaria, en la angustiosa liberación de los pueblos africanos, en suma, en todo ese complejo de pueblos, naciones y países, de realidades políticas, sociales, raciales, diferentes, que empezaba a tomar cuenta de su personalidad como una inmensa nación: El Tercer Mundo.

Pero más cerca aún, en la gran patria latinoamericana, la revolución cubana señalaba el hito que separaba nuestro antiguo complejo de inferioridad, de una actitud nueva, optimista, afirmativa: sí, podemos los latinoamericanos enfrentarnos con éxito al imperialismo norteamericano. Sí, podemos los latinoamericanos hacer la revolución y construir el socialismo. Sí, los latinoamericanos podemos hablar un lenguaje propio. Sí, los latinoamericanos podemos pensar con nuestras propias cabezas y buscar nuestras propias soluciones revolucionarias.

Y empujadas por este aluvión humano, varias heroicas promociones de latinoamericanos, superando fronteras —las artificiales fronteras que había creado el imperialismo para balcanizarnos y debilitarnos— volvieron los rostros hacia sus profundos países y tomaron el camino de las montañas para hacer realidad el sueño de convertir los Andes en una gran Sierra Maestra. Con sus viejos fusiles, con su romántica ingenuidad, desembarcaban en Haití y Santo Domingo, se incorporaban a la lucha campesina en Guatemala y Colombia, se desangraban en las ciudades y las montañas de Venezuela; morían por decenas en las selvas del Paraguay; trataban de retomar las luchas de los montoneros en Argentina, remontaban las cordilleras y las selvas del Perú y, finalmente, cerrando trágicamente una etapa admirable y heroica, morían junto al Che, luego de una alucinante odisea que se transformaría en mito universal.

Las guerrillas latinoamericanas fueron la lealtad, la consecuencia humana con los ideales, elevada a su máxima expresión y por eso, es difícil desprenderse del detalle narrativo de sus acciones para enfilarse hacia un análisis racional, desapasionado. Tal análisis es una tarea muy difícil: gran parte de los protagonistas de la época murieron heroicamente llevándose consigo el valioso caudal de sus vivencias y enseguida se tendió rápidamente tras de ellos el telón de hierro de la información, o desinformación reaccionaria, mientras los oportunistas se dedicaban a su tarea de siempre: usar la gloria conquistada por otros en su propio beneficio y, simultáneamente, impedir por todos los medios, fundamentalmente, la sacralización, el balance de lo hecho, la serena admisión de los errores cometidos.

Despejar la bruma que envuelve a los hechos guerrilleros sigue siendo necesario hoy, porque la experiencia guerrillera está definitivamente incorporada a lo mejor de las tradiciones combativas de nuestro pueblo, a la lucha nacional por la independencia y la transformación de nuestra sociedad; y porque, a medida que el tiempo transcurre y la historia ubica personas y cosas en sus reales términos, las condiciones para un análisis objetivo y comprometido se multiplican.

De la Puente, Lobatón, Velando, eran lo mejor de una promoción estudiantil que, por el camino de la lucha universitaria, derivó muy tempranamente al enfrentamiento con la dictadura odriísta y que completó su educación política en la prisión y en el exilio. A su liderazgo se incorporaron otros jóvenes que enfrentaban al gobierno de Prado y que intuían, y sentían dentro de sí, más que racionalizaban, la necesidad de un cambio revolucionario en el Perú. Fueron los colegiales que con viejos fusiles de instrucción se habían alzado en Jauja, siguiendo al teniente Vallejo; los que se habían incorporado a las filas del MIR en las acciones callejeras y también los que, apenas egresados de las escuelas secundarias hacia la vida, se incorporaron al ELN, profundamente impactados por la revolución cubana. Pero también, en los meses precedentes a la acción o en el curso de ella, acudieron a las filas guerrilleras sindicalistas campesinos, comuneros, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, que pelearon arma en mano o dieron su auxilio, hospitalidad y afecto a esa gente que en un primer momento, les resultó extraña, incomprensible, porque había invadido violentamente la quietud de su mundo en nombre de principios que no llegaban a entender. Se había producido así el difícil encuentro entre lo más auténticamente revolucionario de las promociones universitarias y parte de lo más avanzado de la dirigencia campesina en el ámbito de las comarcas rurales que, a pesar de empezar a convulsionarse, no habían perdido aún gran parte de su antigua y quieta manera de ser tradicional, su lentitud, sus ancianas costumbres.

¿Y qué de los trabajadores industriales? Localizados en la gran capital, sus luchas reivindicativas, que fueron muy numerosas y agudas, se integraban al complejo y abigarrado cuadro de las luchas sociales de esos años. Algunos ocupaban las fábricas en la capital, mientras en la sierra, los mineros llegaban al sabotaje contra las empresas imperialistas, pero todos ellos, inclusive los mineros cuya vinculación con el mundo campesino aún se mantiene, casi desconocían la existencia de las guerrillas. Así, como un cuerpo extraño en el mundo rural y aisladas del movimiento obrero, las guerrillas pagaban su pecado de origen: haber nacido en las clases medias. Su procedencia social casi las aislaba del Perú profundo, su comienzos de antidogmatismo les ganaba la desconfianza de los grupos políticos; su acción directa las alejaba de las dirigencias estudiantiles, más proclives al verbalismo que a la acción. En aquellos dramáticos momentos, casi resultaban un cuerpo molesto para todos los que, en el llamado campo revolucionario, tenían intereses políticos propios que defender y, paradójicamente, estaban más interesados en que la situación no cambiase, desde que en ella podían aspirar a diputaciones, senadurías, cargos de las direcciones sindicales y estudiantes, todo ello cubierto tras una hipotética lucha contra la oligarquía que ni llegaba a enfrentamientos de hecho ni calaba las bases del sistema.

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CAPITULO I
GUERRILLA EN GERMEN, IDEAS EN GERMEN

Se equivoca quien piense que la guerrilla fue solamente acción, puesto que no hay acción revolucionaria, sobre todo si ésta implica una actitud nueva, que no vaya acompañada de ideas nuevas. Consecuentemente, la guerrilla trajo al campo revolucionario nuevas formulaciones extraídas en gran parte de la rica experiencia del Tercer Mundo; de ellas, algunas sobrevivieron a la guerrilla misma. Estaban lejos es cierto, de constituir un planteamiento integral y sofisticado: eran apenas ideas germinales que hubiesen desarrollado después a medida que la guerrilla se fortalecía.

Por esa época ya todos estábamos muy claros en que las revoluciones contemporáneas pasan por los países dominados, lo cual implicaba también comprobar que los pueblos del tercer mundo constituyen la vanguardia de la revolución contemporánea y el factor más importante para la construcción del futuro de la humanidad sobre nuevas bases sociales. Comprobábamos la adultez y con ella, la moderación y las limitaciones de los soviéticos cuyo papel iba reduciéndose cada vez más a la defensa de su poderoso Estado, lo cual nos llevaba a pensar que sobre el esfuerzo de los pueblos colonizados descansaba en prioridad la inmensa tarea de continuar haciendo avanzar a la humanidad hacia un futuro mejor. La revolución era pues tarea nuestra y no podíamos esperar a que fuese consecuencia de la evolución o el apoyo directo de los países más avanzados. Trabajábamos entonces sobre la posibilidad y la necesidad de hacer la revolución, lo que puede parecer obvio hoy día; pero admitirlo significaba romper con todas las concepciones clásicas que negaban la posibilidad de darse de inmediato a la acción, es decir de hacer la revolución en nuestros países. Sí, ya Lenín había dicho que la cadena imperialista se puede romper por sus eslabones más débiles, los países semicoloniales, afirmación que de tanto repetida por la izquierda tradicional había quedado vacía de contenido. A esa afirmación, en consecuencia, le agregábamos el contenido de la acción directa e inmediata. Y esto tenia fundamental importancia, desde que por esa vía adquiríamos independencia mental y autonomía respecto de las potencias socialistas y sus partidos, cuyos esquemas sobre lo que había que hacer o dejar de hacer en nuestros países habían determinado la actitud y la línea de cientos de miles de revolucionarios, llevándolos al tributarismo ideológico y al colonialismo mental.

La guerrilla apuntaba hacia el socialismo a través de un cambio total de nuestra organización social. Algunos de nosotros empezábamos a orientarnos hacia un socialismo ejercido por los trabajadores mismos, de manera directa, y repudiábamos las deformaciones burocráticas que se amparaban en las justificaciones teóricas.

Empezábamos a convencernos además de que las revoluciones hechas en países diferentes deben realmente ser diferentes, a analizar críticamente la revolución rusa de 1917, los sistemas de los países del Este europeo a partir de la segunda postguerra, la larga marcha china hacia el socialismo, la revolución argelina, la heroica lucha del pueblo de Vietnam. Todos esos pueblos planteaban modelos de estrategia y táctica y hasta modelos de organización social final distintos y si nosotros, queríamos de verdad hacer la revolución en nuestros países latinoamericanos, temamos que empezar por buscar, guiados por nuestro pensamiento y nuestra acción, con independencia y sin tutelajes, nuestro propio camino.

Lógicamente, concluíamos que la revolución de América Latina debe crear su propia estrategia y táctica, lo que implica también su propio planteamiento ideopolítico revolucionario. Al hacerlo, cuestionábamos los esquemas, las recetas únicas elaboradas por los partidos comunistas europeos que eran superpuestas a cualquier realidad cual si se tratase de moldes, con^ el resultado de una rutina política repetitiva y estéril. Nuestra vocación se convertía entonces en profundamente latinoamericana, puesto que estábamos convencidos de que la liberación de cada uno de nuestros países sólo es parte de la liberación del continente.

Habíamos llegado a la guerrilla por pensar que quien quiera hacer la revolución en países como los nuestros, caracterizados por la violencia ejercida por sus clases dominantes, no puede eludir el uso de la violencia. No éramos amigos de la violencia por la violencia misma: queríamos, antes bien, que la violencia de la dominación extranjera y oligárquica cesase en nuestro país, y por eso, nada estaba más lejos de nosotros que el fanatismo sanguinario que se agota en sí mismo como vía de salida del resentimiento social sin contenido revolucionario. Pero rechazábamos a quienes, en medio de una tempestad social como la que sacudía a nuestro país, se esperanzaban en el largo y tortuoso camino del parlamentarismo o en la eterna acumulación de fuerzas que nunca crecían y que, antes que multiplicarse, se dividían y subdividían sin poder salir del marasmo de una rutina estéril.

Aún más, influidos por nuestra deficiente comprensión del ejemplo cubano, llegamos a pensar en algún, momento que la única y excluyente forma de violencia posible para llevar al pueblo hacia el poder era la lucha armada guerrillera. Estábamos equivocados, puesto que la historia posterior de América Latina nos mostró muchas formas muy diversas de combate popular y nacional, desde la lucha heroica del pueblo peronista, que combinaba la acción sindical con las movilizaciones callejeras y la guerrilla urbana, hasta las audaces acciones de los Tupamaros, las luchas campesinas, las movilizaciones políticas.

No obstante, el término violencia encierra una amplia gama de significados y por tanto se presta a un sinnúmero de interpretaciones. Si entendemos por violencia el uso de la fuerza resulta evidente, y esto lo saben tanto los revolucionarios como la oligarquía y el imperialismo, que no hay cambio que pueda ser implantado en un país, sobre todo en América Latina y el tercer mundo, en un sentido o en otro, sin el uso de la fuerza. Que esa fuerza se ejerza de una manera u otro, depende de la coyuntura en que se da cada situación revolucionaria. El hecho es que cualquier proceso revolucionario, que se hace precisamente contra regímenes establecidos basados en la fuerza, no puede dejar de desarrollar sus propias fuerzas contra esos regímenes establecidos. Por eso, cuando tratamos de iniciar la revolución, nuestro objetivo inmediato, dado que hasta ese entonces la tuerza Armada no había asumido aún su papel revolucionario en ¡la sociedad peruana, era construir otra Fuerza Armada, basada en la participación multitudinaria de los campesinos quienes, según creíamos, no debían jugar el papel de fuerza de apoyo para que una élite política asuma el poder en su representación, sino que debían ser preparados, a través de la lucha por su liberación, para asumir el poder ellos mismos, conjuntamente con otros sectores explotados, en un nuevo tipo de socialismo directo y no burocrático, cuyas formas organizativas debían ir siendo creadas por los trabajadores en el curso de la lucha.

Lógicamente, nuestra vía revolucionaria que había empezado en los grupos radicalizados de las clases medias tenía que pasar ineludiblemente, para realzarse, por el campo. Aquí no hacíamos más que recoger la comprobación lograda por las revoluciones china, cubana y argelina de que, así como los países colonizados son el eslabón más débil de la cadena imperialista, el campo es el eslabón débil de la dominación oligárquica en cada país colonizado. Tampoco hacíamos otra cosa que tomar nota de la realidad de nuestro propio país, cuya estructura oligárquica, ya antes que nosotros, había empezado a ser sacudida por un campesinado que avanzaba hacia la recuperación de lo suyo y a*l encuentro de su propio destino y tratábamos de incorporarnos a su marcha. Pero al hacerlo, rompíamos ataduras con la izquierda que había limitado toda su acción a la captación burocrática de las direcciones sindicales desde los cenáculos de la clase media y que justificaba su actitud acomodaticia de ignorar en los hechos el papel revolucionario del campesinado, tras la repetición mecánica de la tesis de que es la clase obrera la llamada a dirigir la revolución y que, por lo tanto, hay que centrar toaos los esfuerzos en su conquista.

Pero para empezar, para iniciar de una vez el camino revolucionario superando la actitud de quienes dormitaban en la eterna espera de la llamada “acumulación de fuerzas», reivindicábamos el valor de la acción directa, el sacar la cara frente al enemigo, el valor heroico de romper los fuegos contra la dominación Hasta ese momento, los modelos de conducta revolucionaria eran el padecimiento de las prisiones de la persecución y las torturas, es decir el sacrificio pasivo de quien cree fecundar con su inmolación la liberación de los dominados. Nosotros reivindicábamos el activismo combativo, la convicción de que los revolucionarios deben ir hacia el combate con la misión de triunfar. Y, por supuesto, repudiábamos a quienes, sin llegar siquiera a la hazaña de ser víctimas del poder dominante, pretendían hacernos pasar por lucha revolucionaria la inacabable negociación, la prédica de cenáculo, el estéril estudio de los textos, las rivalidades intestinas del partido.

Mediante la acción directa saltábamos las vallas partidarias y nos lanzábamos hacia la inmensa población peruana a cuyas espaldas operaban los partidos políticos. La integración de toda esa multitud heterogénea en la tarea común de derribar el poder dominante y transformar el sistema era da verdadera unidad popular que permitía nuclear a lo más profundo y valioso de las fuerzas populares cuya identificación con la revolución social no podía ser conseguida en la mesa de las negociaciones en las que se agotaban los líderes de los viejos partidos. No nos dimos cuenta, sin embargo de que, si hasta ahí nuestra actitud correspondía lo que había que hacer en nuestro país para romper con el quietismo tradicional de los políticos profesionales, podíamos empezar a abonar un nuevo sectarismo que nos cortaba toda posibilidad de vinculación con las fuerzas políticas existentes que no por ser secundarias en un país de millones de oprimidos sin partido, podíamos simplemente ignorar. Simultáneamente, por la vía de pensar que es revolucionario solamente aquel capaz de subir a la sierra y disparar contra el enemigo, empezamos a sacralizar la guerrilla, haciendo de ella casi un fetiche, como había sido el partido para los militantes políticos, atribuyendo valor intrínseco a lo que es apenas un instrumento que sólo puede tener valor si forma parte de una estrategia correcta en un momento adecuado. La guerrilla pues, no podía ser organizada en todas partes y para todas las situaciones, no era la panacea universal ni la receta milagrosa de la revolución.

Este error que ya asomaba por aquella época y que fue la causa de tantas sangrientas derrotas de la revolución latinoamericana, se ha tratado de repetir posteriormente, sin el menor asomo de evaluación de la experiencia y análisis de los momentos históricos, por parte de los grupos que luego de haber boicoteado, saboteado, negado su apoyo a las guerrillas, han usado el prestigio guerrillero como arma demagógica de subsistencia política. Ellos predican interminablemente la iniciación de una guerra guerrillera popular que nunca empiezan porque para hacerlo hay que tener coraje y decisión que es justamente lo que les falta, pero mientras tanto cumplen bien su labor; callan en todos los idiomas en los países oprimidos por sangrientas dictaduras proimperialistas, pero engañan, confunden, dividen, desalientan, cada vez que los pueblos latinoamericanos inician trabajosamente alguna posibilidad de liberación, y cambio social. Ocultan sistemáticamente que ningún método revolucionario es válido por sí mismo, es como un arma: depende de adonde dispara y quién dispara. Así la guerrilla puede servir tanto a los intereses de la revolución, como a los de la contrarrevolución: depende de contra quién opera, en qué momento político lo hace y, naturalmente, de quiénes la forman. Porque cuando los países inician procesos de cambio, la prédica o la acción guerrillerista que trata de repetir mecánicamente las acciones que se justifican cuando no había otra forma efectiva de propiciar el cambio revolucionario, se convierte en una actividad diversionista que favorece, por ahorrarle trabajo, a los reaccionarios que socavan sistemáticamente el nuevo poder.

No basta pues simplemente la acción de un grupo decidido para crear las condiciones del triunfo: la revolución es un complejo proceso en que se recruzan y confunden cientos de fuerzas políticas de grupos sociales, de aspiraciones particulares y colectivas. La genialidad de los revolucionarios que han tenido éxito consiste en buscar permanentemente, mediante la acción confrontadora con la realidad, sin ataduras dogmáticas ni prejuicios la estrategia más adecuada en el momento más adecuado. Esta actitud no tiene nada que ver con la repetición, por brillante o heroica que ésta sea, de las formulas que ya se usaron para situaciones distintas, y por eso no hay revolucionario de a verdad que no haya tenido que romper en mayor o menor grado las verdades a- catadas por el consenso de su tiempo. La historia nos demostró posteriormente que la guerrilla también se consume y se agota y que no basta su presencia para cambiar sustantivamente la situación de un país Vimos guerrillas subsistiendo año tras año, en las que el fervor ardiente de los primeros anos iba siendo reemplazado por la paciente espera del milagro que nunca llega y, finalmente, por la amargura de quien comprueba que marcho prolongadamente por un desvío y que ha perdido las fuerzas para desandar lo recorrido. Sin embargo, es también ahí donde e temple revolucionario, el coraje, debe traducirse en la valiente admisión de la verdad, rompiendo con las medias tintas y los subterfugios, con la práctica dogmática de ocultar los errores como vicios secretos.

El programa guerrillero
La acción guerrillera no tuvo solamente la intención de quitar a Belaúnde y sus cómplices del poder; era un ataque al pasado, el inicio de una acción para transformar el régimen político, económico y social del Perú, orientándolo a la instauración del socialismo. Sin embargo es interesante recordar, desde la perspectiva de nuestro tiempo, el programa que enarbolaron.

Veamos por ejemplo los objetivos que planteaba Luis de la Puente en su discurso de 1965 en la plaza San Martin de Lima, algunas semanas antes de encaminarse al valle de La Convención, donde finalmente alzaría. Dos eran los planteamientos fundamentales de ese programa cuya realización era la vía para una transformación más profunda de nuestro sistema socioeconómico: nacionalización inmediata del petróleo v liquidación del latifundio y de la servidumbre. ¿Qué tipo de reforma agraria? Aquella que implique ‘‘devolución inmediata de las tierras usurpadas a las comunidades indígenas; que implique la expropiación de los grandes latifundios incluyendo a los azucareros; que no haga excepción de los barones del azúcar que se enriquecen en forma descomunal explotando a nuestros trabajadores, acaparando nuestras mejores tierras y aprovechando las desventajas del comercio libre y los precios favorables del mercado internacional; Reforma Agraria que recoja las esencias colectivistas de nuestras comunidades para la edificación socialista en el campo; que garantice la pequeña propiedad y la oriente por los caminos del cooperativismo; que eleve los niveles técnicos en todos los sectores de la actividad agropecuaria; que aumente la extensión de tierras de cultivo en beneficio de las mayorías del país y no de los privilegiados como sucede hasta hoy. En fin, el país —decía de la Puente— requiere de una auténtica reforma agraria que libere a nuestro campesinado de todas las trabas feudales, del empirismo y la pauperización que hoy sufre, lo cual sólo será posible liquidando el latifundio en todas sus manifestaciones» (Discurso de Luis de la Puente Uceda en la plaza San Martín, el 7 de febrero de 1964)

Estos planteamientos serían después complementados y desagregados en el llamamiento firmado por Luis de la Puente Uceda, Gonzalo Fernández Gaseo y Guillermo Lobatón Milla al momento de iniciar las acciones, a comienzos de 1965; “Disolución inmediata del Parlamento, amnistía para todos los presos políticos, reforma agraria auténtica, salario vital, familiar y móvil, reforma urbana, nacionalización inmediata del petróleo y recuperación de la plena soberanía nacional».

Es notorio que entre febrero de 1964 y comienzos de 1965 se habían producido algunos cambios de matiz en la concepción que tenía el MIR de la reforma agraria. Mientras que en el primero se habla solamente de “expropiación», ya en 1965 se postula la entrega de la propiedad latifundista a los campesinos que trabajan la tierra, en forma gratuita e inmediata y se añade: “La eliminación inmediata de todos los contratos agrarios precapitalistas y pago de las indemnizaciones correspondientes a los campesinos víctimas de explotación servil a base de las distintas modalidades de renta-trabajo; afectación de latifundios y las grandes propiedades agropecuarias de la costa, de la sierra y de la selva e inclusión para el reparto de extensiones en poder de los gamonales hasta el límite de la mediana propiedad; tratamiento de excepción a los medianos y pequeños propietarios que trabajen sus intereses y que contribuyan al fomento de la producción, cautelando sus intereses y ayudándolos para integrar el proceso de transformación del agro». Aquí se entremezclan la entrega gratuita de la tierra a los campesinos, postulado nuevo con relación a unos meses atrás, con la reducción de la propiedad latifundista hasta el límite de la mediana propiedad y el tratamiento de excepción a los pequeños y medianos propietarios que trabajen sus tierras, medidas que además de justas son realistas. Por otro lado, las alusiones a la edificación socialista en el campo y a la orientación de la pequeña propiedad por la senda del cooperativismo parecen diseñar una estrategia de reforma agraria que, excepto las comunidades campesinas —ellas mismas en sí agrupaciones de pequeños propietarios— pasan por la pequeña y mediana propiedad. Recordamos que; aparte de la revolución cubana, las reformas agrarias que de la Puente había estudiado como antecedente: guatemalteca, mexicana, boliviana, incidieron en el reparto individual de la tierra y partiendo del criterio de que en un campo feudal, la propiedad individual y capitalista es un paso progresivo, criterio que fue aplicado también en los países del Este europeo y en la gradualista reforma agraria china. Mediante el proceso propiedad feudal-privada-cooperativa, se llegaba a las entidades de tipo asociativo a través de un largo camino en el que para pasar de una etapa a otra se usaba de la persuasión o la presión. Aquí parecía no haberse asimilado suficientemente la experiencia cubana que mantuvo la unidad productiva en las plantaciones e ingenios más tecnificados incorporando a los trabajadores a una primera —y no posterior— etapa cooperativa. Y la razón de fondo estriba en la supervivencia de la vieja interpretación dualista de nuestra sociedad que la dividía hipotéticamente en un campo feudal v una urbe capitalista.

También respecto de la reforma urbana existía el criterio de propiciar la propiedad individual convirtiendo a los inquilinos en propietarios y eliminando los latifundios urbanos; pero respetando a los pequeños propietarios de casas “que merecerán un trato especial». El planteamiento quedaba ahí, puesto que había sido recogido de la reforma urbana cubana.

Y, finalmente, también es importante recordar la aspiración de los guerrilleros a plena soberanía nacional, mediante la eliminación de los yugos impuestos por el imperialismo, y la expulsión de sus “asesores» o agentes— alusión a la misión militar norteamericana que sería expulsada por el proceso revolucionario, en 1968; la anulación de los tratados o convenios que comprometan nuestra soberanía e independencia nacionales y el establecimiento de relaciones diplomáticas con todos los países del mundo.

Por su parte, el ELN aportaba un programa mucho más genérico, más bien una lista de objetivos globales, que transcribo en este libro: soberanía nacional revolución agraria, amistad con todos los pueblos del mundo, expulsión de las empresas imperialistas y gobierno de los trabajadores. Había en este último punto el comienzo de un cambio respecto de la teoría del partido: no se postulaba el gobierno de un partido de vanguardia, sino el gobierno puro y simple de los trabajadores, organizados en el ejército popular que se aspiraba a formar.

Gran parte de estos postulados se han cumplido hoy, y acá otros, como la aspiración a un gobierno de los trabajadores en una democracia social directa, constituye objetivos hacia los cuales nuestro pueblo se va abriendo paso hoy día a través de las inmensas posibilidades abiertas por el proceso revolucionario iniciado en 1968. El perfeccionamiento de lo hecho y la conquista de lo que aún falta por hacer, pertenecen al conjunto de tareas a las que los revolucionarios nos enfrentamos hoy, como parte de una formulación ideopolítica final y una estrategia que se van construyendo día a día, a medida que el proceso avanza, a partir de nuestra propia realidad y de nuestros intereses nacionales.

Así la historia peruana recogió no solamente parte de las demandas programáticas de la guerrilla, sino algunas de sus germinales formulaciones ideopolíticas que luego fueron desarrolladas a la luz de nuestra experiencia nacional puesto que en realidad, a pesar de los rezagos de dogmatismo que aún conservaba, la guerrilla fue nuestro primer paso hacia la formación de una izquierda nueva, más comprometida con nuestro continente, y con cada uno de nuestros pueblos y que precisamente por eso, había despertado tanto recelo, desconfianza y hasta rencor en las menguadas filas de la izquierda tradicional.

¿La guerrilla, calco y copia?
Como se sabe, las guerrillas de 1965 y los intentos anteriores estuvieron, como otros movimientos guerrilleros de nuestro continente, profundamente influidos por la mística, el ejemplo y las posiciones ideológicas y políticas de la Cuba revolucionaria de esos años. Pero a pesar de ello yo pienso ahora que al calor de esa mística los latinoamericanos, incluidos nosotros, habíamos percibido sólo la superficie, es decir la parte menos importante de la revolución cubana porque en medio del repudio a las mentiras difundidas por el imperialismo, no supimos usar de un análisis prolijo, acucioso, para pasar los límites de la pura y simple adhesión acrítica. Recién ahora, al vivir la experiencia peruana, nos percatamos de que las revoluciones no sólo necesitan adhesión sino sobre todo comprensión, el entendimiento racional de quien se acerca a ellas no con un espíritu religioso sino con una actitud revolucionaria. Por ser leales a tal actitud, debimos aproximarnos al fenómeno histórico y popular de la revolución cubana cuidándonos de las calumnias y distorsiones del enemigo, pero también de la actitud reverencial, y por lo mismo falsa, de aquellos a quienes Vallejo llamó los leales ciento por ciento. ,

Algo que nosotros no percibimos suficientemente en América Latina, es lo profundamente entrelazada que está la revolución con la historia nacional de Cuba y, por tanto, la singular continuidad histórica en que ese entrelazamiento se expresa. Así al grito de 1868 sigue la guerra de los diez años, acaudillada por Carlos Manuel de Céspedes, el grito del Baire en 1895, la guerra popular dirigida por Maceo, Máximo Gómez y Martí, y finalmente, apenas como el comienzo de una pausa que serviría de aliento para retomar la lucha iniciada, el escamoteo de la independencia por la enmienda Platt.

Por existir este hilo conductor, dos características distinguen la guerra emancipadora: su enfrentamiento al naciente poderío de los Estados Unidos que la llevan a una temprana posición antiimperialista, y la presencia multitudinaria del campesinado, que le confiere un indeleble tinte popular. Es por eso que el antiimperialismo distingue, por ejemplo, algunos de los más lúcidos y hermosos escritos de Martí que pueden ser leídos por las generaciones de hoy con la misma adhesión y respeto que despertaron en las generaciones de ayer. Pero además, la primera independencia cubana está mucho más cercaren el tiempo, de la actual generación, de los que está para nosotros, por ejemplo, la gesta de San Martín y Bolívar, cuyo lenguaje hoy nos resulta en cierto modo lejano y extraño .

A la primera independencia y la subsiguiente intervención del imperialismo norteamericano sigue la revolución contra Machado en 1933 de la que nace la generación liberal y socialista que tendría decisiva influencia sobre los revolucionarios del Moneada. Y así, los hitos de 1868, 1895, 1933, 1953 y 1959 están muy cerca unos de otros, en las ideas y en el tiempo, formando una coherente continuidad histórica cuya comprensión por la generación de Fidel Castro hizo posible que el hallazgo de un origen y contenido profundamente nacional permitiese a la revolución recorrer con éxito su camino hacia el poder.

Quien visite hoy el Oriente cubano percibirá que las poblaciones campesinas de Sierra Maestra y las poblaciones urbanas de Santiago, la segunda ciudad en importancia de la isla y cuna de la revolución, están geográficamente muy cerca. Santiago de Cuba se encuentra casi en las estribaciones de las montañas orientales, y fue esa cercanía la que favoreció una relación constante entre la lucha guerrillera y el apoyo urbano, sobre el que desgraciadamente se ha hablado muy poco, puesto que casi se desdibujó, desenfocado porque la atención del continente estuvo centrada exclusivamente en los guerrilleros de la Sierra.

Por el contrario, en el Perú hay contrastes y desfases muy grandes entre las etapas más decisivas de nuestra historia que por ser muy antigua, ignorada y compleja, es más difícil de desentrañar e interpretar. Cierto, tenemos toda una tradición liberal de tipo revolucionario desde la época de la independencia, tradición ocultada sistemáticamente por la reacción y desgraciadamente desconocida hasta por los propios revolucionarios, pero hay una gran distancia entre una y otra de las generaciones que tuvieron participación decisiva en cada uno de los cambios en nuestra historia.

Por otro lado, mientras en Cuba la dirección revolucionaria desarrolló una inteligente acción que combinó con gran habilidad el apoyo exterior de los revolucionarios que residían en los Estados Unidos, la alimentación permanente desde una gran ciudad como Santiago de Cuba y el combate guerrillero en la Sierra, en el Perú, la tendencia a repetir mecánicamente el fenómeno guerrillero cubano, no permitió que pudiésemos encontrar la forma de desarrollar esa misma vinculación en un país donde las distancias y los obstáculos geográficos tienen una relación geométrica .

Pero eso no es todo. Si entre la clase media y el campesinado cubano había una distancia que tornó muy peligrosa la acción de Fidel en sus momentos iniciales, lo que hay en el Perú es un abismo de conformación racial, de comportamientos, de lenguaje, de constitución psicológica, que hizo doblemente difícil nuestro esfuerzo de acercamiento a los campesinos. Entre Fidel Castro y los campesinos de Oriente había mucho menos distancia que entre nosotros y los campesinos de Ayacucho o entre Guillermo Lobatón y los campos del Perené.

Partiendo de una concepción liberal y democrática, los revolucionarios cubanos llegaron a la guerrilla a través de una sucesión de actos que discurren a partir de las acciones callejeras en La Habana, pasan por acciones armadas, como el asalto al cuartel Moneada y el desembarco del Granma y culminan en la guerrilla de Sierra Maestra. Es una línea ascendente, cuyo punto inicial se encuentra en el momento mismo de la usurpación batistiana, y a lo largo de la cual el grupo de Fidel va ganando, mediante una sabia política que combina la explicación permanente al pueblo con los gestos heroicos, el cariño y la confianza del pueblo de Cuba. Es la genialidad de transformar la derrota del Moneada en un éxito político: los héroes del Moneada podían haber sido derrotados militarmente, pero la masacre cometida por los esbirros de Batista, sus acciones de venganza en presencia de toda la ciudad, les ganaron la adhesión moral de una población que se solidarizaba con ellos por la vía del repudio contra la prepotencia y el crimen. Esa popularidad creció con el juicio del Moneada y aumentó todavía más con el desembarco del Granma, hasta crecer multitudinariamente cuando la guerrilla recién empezaba su acción.

Mientras tanto, también iba cobrando forma la ideología de los guerrilleros. En los primeros periódicos mimeografiados de la promoción universitaria que después tomaría el nombre de Movimiento 26 de Julio la aspiración a la independencia nacional se mezclaba con las denuncias contra Batista. En “La Historia me Absolverá» aparece, junto al aún impreciso planteamiento ideopolítico un conocimiento más cercano de la realidad cubana y un programa de acción muy concreto. Y finalmente, por la vía de un choque muy directo con los corruptos grupos dominantes de Cuba y el poder imperial de los Estados Unidos, serían asumidas las ideas socialistas hasta la oficialización del marxismo-leninismo. Todo este largo trayecto se iba haciendo en un diálogo constante con el pueblo, a través de las experiencias que éste iba cobrando en los avatares de su revolución; una labor de convencimiento que mezclaba las explicaciones con los hechos, la racionalidad con la mística, y en que las decisones no se tomaban consultando los manuales sino evaluando las fuerzas reales favorables y contrarias y el estado de conciencia del pueblo.

No sucedió así en el Perú porque, lejos de haber buscado las vías más próximas a la comprensión de nuestro pueblo, partimos de teorías políticas abstractas, gran parte de las cuales ya eran estereotipos estériles. No consultábamos la realidad sino los manuales y eso impedía que la evolución ideológica a la que me referí anteriormente, se diera de manera más rápida y directa. A la vez, nos habíamos preocupado poco de estudiar nuestro propio país, de buscar en nuestra historia los métodos más adecuados para hacer la revolución, de relacionar nuestro complejo presente con nuestro pasado. La generalidad de su trasfondo ideológico inicial ayudó a los cubanos a encontrar su propio camino en medio de las incidencias de su acción revolucionaria y les permitió obrar con gran realismo y flexibilidad; la rigidez de nuestros esquemas nos impidió cambiar rápidamente de método cuando era necesario hacerlo y nos encasilló, castrando muy tempranamente nuestra capacidad de aprender y asimilar revolucionariamente el medio en que nos movíamos. Para hacerlo teníamos que empezar por admitir que el calco y la copia no son tareas de revolucionarios y teníamos que sacar a luz con más audacia algunas incoherencias entre los esquemas y la realidad que nos ocultábamos a nosotros mismos en el temor de sentirnos demasiado heterodoxos, puesto que no habíamos roto del todo el cordón umbilical que aún nos ataba a un mundo político que ya empezábamos a rechazar.

En suma, no estuvimos equivocados al tratar de iniciar la revolución en nuestro país, ni tampoco cuando empezamos a balbucear algunas heterodoxias, pero fallamos cuando nos calamos más hondo en las experiencias revolucionarias de otros países, particularmente la cubana, y sobre todo en la experiencia acumulada por el pueblo de nuestro propio país.

Sin embargo, para suerte del Perú, como pocas guerrillas de América Latina, la nuestra tuvo consecuencia y efectos insospechados. Vale la pena entonces detenerse en la enumeración, de sus méritos, de aquello que aportó al futuro. En primer lugar, naturalmente, está el heroísmo de los compañeros que la hicieron. Ese heroísmo tiene una doble faz: puede ser juzgado a través de la admiración por quien coge un arma, deja su hogar, va hacia la montaña, arriesga su vida, empieza a luchar, en los hechos, por un ideal. Pero quizá esa sea la parte menos importante del asunto- desde que, además ha sido la más elogiada y cantada por quienes reemplazan su incapacidad de hacer por la mitificación y el elogio incondicional. Lo más importante a mi juicio es la vocación de esa generación por acercarse, rompiendo las limitaciones de su origen social y político, a la realidad de su propio país. No lo lograron totalmente, es cierto y así lo hemos dicho una y otra vez en estas páginas, pero empezaron a intentarlo dramática, heroicamente. Siempre he pensado, por eso, que lo admirable de un guerrillero no es solamente su habilidad para combatir puesto que, al fin y al cabo, también los soldados que defienden al sistema cogen las armas y combaten con mejor o peor suerte. La actitud integral de los guerrilleros era coger un arma y unirse al campesinado, salvando las distancias sociales y geográficas que hemos mencionado, ponerse cara a cara con el rostro de este país, y también el coraje de poner en cuestión, en los hechos más que en las palabras, muchas “verdades» que hasta ese momento eran sagradas, intocables, que formaban parte del santuario de la revolución: el enaltecimiento de una determinada modalidad de acción política centrada totalmente en el valor intrínseco, casi fetichista que se confería a la organización partidaria.

Muchas veces se ha pretendido contraponer las guerrillas a los partidos comunistas diciendo que fracasaron porque los partidos comunistas las traicionaron. Tal explicación unilateral, superficial y que no tiene nada que ver con la realidad, la repiten quienes seccionan la verdad histórica para usarla en sus propósitos políticos. Toda verdad a medias, lo sabemos, es una mentira. Lo que las guerrillas hicieron desde el comienzo fue cuestionar en los hechos, no sólo la política y las dirigencias de los partidos comunistas sino la estructura partidaria en sí misma. Al rechazar el uso de la organización político-celular tradicional como línea de partida y al postergar para el futuro la solución del problema de la organización política, los guerrilleros abrían la posibilidad de que el pueblo crease, mediante su participación activa en la lucha insurreccional formas más democráticas y directas de organización que la intermediación tradicional, mientras tomaban nota de la inoperancia de los cenáculos.

La guerrilla reivindicó el valor revolucionario de la acción y la calidad humana del revolucionario. Hasta la etapa crucial del 65, eran considerados revolucionarios quienes se afincaban en las ciudades para estudiar los libros de marxismo y quienes confundían la repetición de los textos con el conocimiento de la realidad. Al rechazar los dogmas esclerotizados y al ubicar en su lugar a la teoría vinculándola con la práctica de la que se había divorciado, la guerrilla inició la revaluación de los textos e inauguró una nueva actitud revolucionaria, y por lo mismo crítica y autónoma frente a ellas, tratando de procesar el legado cultural contemporáneo, sin, cortapisas ni prejuicios, para aplicarlo en una actividad que al mismo tiempo que práctica era también de elaboración teórica.

Esa es la actitud que deben tener los revolucionarios de nuestro tiempo, no hay otra salida que esa para ubicarnos en el mundo de hoy con una actitud y una conducta nuestra, latinoamericana. Y todo eso se hacía, como hemos dicho anteriormente, en la acción, por cuya vía la guerrilla tocó el fondo de la condición humana del revolucionario, de su entrega total a una actividad política que había dejado de ser ocupación de diletantes para convertirse en vocación integral.

Mediante la lección de sus tropiezos, fracasos y errores, la guerrilla sirvió también para demostrar que la revolución es un amplio camino al que por la evolución y el avance de nuestra época, concurren numerosas y heterogéneas fuerzas políticas y sociales y que sólo puede ser exitosa en la medida en que, al tiempo que el uso de todos los métodos, concurra la presencia de todas esas fuerzas en una metodología que no puede desestimar por anticipado ninguna forma de acción contra el enemigo. Que la revolución no puede transitar por el camino del dogma, por el estrecho sendero que señala una capilla política determinada, pudimos comprobarlo posteriormente cuando la guerrilla tuvo efectos sorprendentes allí donde menos esperaba provocarlos, en el ejército y la iglesia, dos instituciones que habían sido, de un modo u otro, garantes del orden establecido.

Precisamente por no haber cubierto la acción guerrillera un largo lapso de nuestra historia, sino más bien por haber sido un conmovedor chispazo de heroísmo, no llegó a crear hondos resentimientos en la Fuerza Armada a la que se enfrentó, sino que se convirtió en uno de los fenómenos que los oficiales peruanos examinaron, con más atención en el curso de su gradual toma de conciencia de la necesidad de hacer profundos cambios revolucionarios en nuestro país. Sería erróneo, obviamente, pensar que la guerrilla fue el único factor para tal evolución, desde que también sobre nuestro ejército gravitaba como una pesada e insoportable losa, la estructura de dominación oligárquica que padecía nuestro país, generando su atraso, su pobreza, su colonización. Nuestra ligereza en el recuento de la historia peruana y latinoamericana y nuestra tendencia al unilateralismo, nos había impedido percatarnos de que el papel de las fuerzas armadas en el Perú y Latinoamérica está cubierto tanto de actitudes de enfrentamiento contra el imperialismo cuanto de acciones contrarrevolucionarias; no se podía entonces aplicar frente al ejército una actitud rígida, ignorante de tales hechos. Subestimamos el significado de los movimientos del coronel Arbenz de Guatemala, de Busch y Villarroel en Bolivia, del General Perón en Argentina y aún el del coronel Caamaño de Santo Domingo, de los oficiales revolucionarios de Carúpano y Puerto Cabello en Venezuela, de Yon Sosa y Turcios Lima, también en Guatemala, y no otorgamos valor simbólico al hecho de que precisamente el primer intento de acción guerrillera en el Perú fue encabezado por el teniente Vallejo, un oficial de la Guardia Republicana.

Por eso, cuando planeábamos nuestro intento insurreccional, y cuando estábamos alzados en la sierra, ignorábamos que también dentro de las filas de nuestros adversarios había quienes ya pensaban en transformar nuestro país acercándose lenta, progresivamente, a una decisión que sería trascendental pa ra nuestra patria: la de usar el poder que había servido hasta ese entonces para proteger los intereses oligárquicos, como medio de revolucionar las estructuras económicas, sociales y políticas. La gran derrota del imperialismo no se incubaba pues solamente en las filas guerrilleras, puesto que luego de la sangrienta derrota de 1965 y de la podrida “democracia» del 66/67/68, las fuerzas progresivas de nuestra nacionalidad abrirían, desde el seno de la Fuerza Armada, el proceso revolucionario que hoy vivimos.

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CAPITULO II
LA OPCION, HOY

Cuando releo las páginas de este libro, que escribí desordenada y subrepticiamente, en los meses […] [signi]ficativos cambios que ha experimentado nuestro país entre 1965 y 1974. Es cierto, el curso de una década es apenas un segundo en la historia de un pueblo tan antiguo como el nuestro, pero ésta no ha sido una década cualquiera, puesto que ha producido acontecimientos que variaran profundamente, quiérase o no, el curso de nuestro destino.

La primera parte del libro pretendía dar un apretado resumen de las causas que motivaron la acción guerrillera. Obviamente, señalaba algunas de las grandes lacras nacionales: la presencia de la dominación norteamericana en el cobre, el petróleo, la harina de pescado, la banca, la energía eléctrica, el comercio de importación y exportación, las comunicaciones y la agricultura; la permanencia de decrépitas e injustas estructuras en el campo, la explotación de los campesinos por los latifundistas; en suma, la existencia de un capitalismo deformado, subdesarrollado, subproducto de la penetración imperialista .

Gran parte de tal dominación va desapareciendo hoy, cuando la IPC, una suerte de símbolo de la prepotencia extranjera, ha sido nacionalizada, al igual que la totalidad de las empresas productoras de harina de pescado, que fue nuestro principal renglón de exportación; la Cerro de Pasco Copper Corp., con su refinería, sus minas y sus grandes haciendas, los principales bancos, la energía eléctrica, los teléfonos; y cuando la reforma agraria avanza despejando el campo de latifundistas y creando nuevas empresas asociativas conducidas por cientos de miles de campesinos. Así, el gigantesco poder del imperialismo y de las 45 familias que el libro denuncia, están en trance de liquidación y continuará disminuyendo a medida que el proceso avance.

La labor desarrollada en estos años ha sido inmensa y no se la puede enumerar en unos cuantos párrafos, pero a mi juicio, nada de esto significa que la tarea revolucionaria de independizar al Perú del dominio extranjero, transformando al mismo tiempo su estructura social, haya concluido. Por el contrario, los realizados son apenas los pasos iniciales de una revolución que debemos profundizar, sin prisa pero sin pausa, hacia la creación de un nuevo ordenamiento social y económico basado fundamentalmente en la propiedad social de los medios de producción y expresado en el libre ejercicio del poder político por los trabajadores organizados.

Estamos lejos, por supuesto, de la candidez de quienes creen que las sociedades son como ruedas que marchan, impulsadas por su propia dinámica, hacia un destino inexorable y predeterminado. Las revoluciones son consecuencia directa del juego de contradicciones sociales y, por tanto, son obra de los hombres. La lucha entre las nuevas fuerzas y el tradicionalismo conservador es muy dura aún y se da en todos los campos. La dirección revolucionaria de este proceso ha decidido, con palabras y hechos, abandonar el sistema capitalista, pero ésta es una labor ardua, lenta, difícil, en un país en que al mismo tiempo que permanecer alerta contra las fuerzas del privilegio y la explotación, hay que impedir el surgimiento de nuevos privilegios, luchar contra la pobreza, el subdesarrollo y desplegar grandes energías en el convencimiento de miles de personas cuya conciencia y comportamiento aún siguen influidos por el capitalismo.

A pesar de todo lo descrito, el proceso aún no ha sido comprendido por la izquierda tradicional que, en el pasado, absorbió gran parte del desdén por los militares que es característico de las viejas castas oligárquicas que crearon la Universidad de la que aquélla surgió y que mantuvieron a través de los años, de una u otra forma, su dominio sobre ella. En efecto, en el Perú del pasado no existía solamente el resentimiento o recelo contra los militares, y aún contra todos los mestizos o “mistis» por parte del campesinado que tuvo que enfrentarse durante años a los latifundistas que ejercían el monopolio de la gran propiedad de la tierra, o la actitud desdeñosa de la clase media que se sentía postergada y al mismo tiempo superior a los hombres de uniforme. Existía también la hipocresía oligárquica que en el fondo despreció y subestimó al ejército, puesto que, al tiempo que se parapetaba tras él para mantener su poder, nunca vaciló en usar del antimilitarismo o “civilismo» cada vez que quiso deshacerse de un militar que le resultaba incómodo. La historia es reciente y no debe ser olvidada. Así, por ejemplo, los exportadores que recurrieron a Odría y Noriega para capturar íntegramente el control de las divisas derribando a un gobierno constitucional, exonerarse de impuestos y terminar de entregar totalmente el país a las empresas norteamericanas fueron los mismos que, posteriormente, en la llamada Coalición Nacional del año 55, aprovecharon la lucha de los trabajadores peruanos contra Odría para desembarazarse de él y obligarlo a aceptar el relevo de una nueva alianza constituida por Prado el banquero, Beltrán el representante de los hacendados y Haya de la Torre el demagogo. La lealtad no figuró nunca entre las virtudes de tal oligarquía que desde el Club Nacional, La Prensa y la Sociedad Nacional Agraria, no se cuidaba de participar directamente de las actividades castrenses porque era consciente del inmenso poder de sus halagos y su dinero. Por eso, no precisaba que sus hijos siguieran, ni la carrera política ni la carrera de las armas: le bastaba educarlos a medias para ser parasitarios directores de sus empresas rentistas. Sin embargo, era de esta forma como las grandes familias iban cavando su propia tumba, porque al permitir que los hijos de familias más modestas entrasen a filas y escalasen los altos mandos, iban convirtiendo a la institución armada en terreno ajeno. Mientras desde la izquierda surgida de la universidad y sin sobrepasar los marcos de una institución académica que vivía de espaldas al país no acertábamos a distinguir este fenómeno, convirtiendo nuestro antimilitarismo abstracto muchas veces en una imitación del desprecio elitista por los militares, los oficiales y soldados servían en los lugares más a- parados del territorio nacional, de cara al subdesarrollo y la miseria, sumando a su origen social medio o modesto el encuentro, o reencuentro físico, con una población cuyo contacto se les iba haciendo cada vez más familiar.

Todo esto no habría sucedido si la oligarquía se hubiese tomado la molestia de educar a sus hijos en el ejército, pues de haber sucedido así no se hubiera producido nunca una revolución a partir de la Fuerza Armada del Perú. Esto es elemental, pero alguna gente que dice ser marxista no lo admite puesto que sigue prisionera de su origen universitario, de sus aspiraciones elitistas y de su formación dogmática, bebida en libros que describen la realidad capitalista europea en que el papel de los ejércitos se confunde con la defensa de los monopolios imperialistas opresores de pueblos. Diferente es la situación de los ejércitos de los países dominados y coloniales donde aquellos oscilan entre el servicio al opresor o la opción por la defensa de la nación oprimida. Luego, la interpretación que corresponde a los países opresores e imperialistas no puede asimilarse mecánicamente a los países oprimidos y coloniales.

Lo curioso es que quienes dicen ser marxistas empiezan por ignorar algo que el marxismo elemental reconoce: y es que no existe institución que sea impermeable a los cambios experimentados en el mundo, a las ideas nuevas, al avance de los pueblos, a las contradicciones sociales, menos aún en sociedades tan contradictorias y dinámicas como las nuestras. Resulta que para los predicadores de contradicciones antagónicas incluso donde no las hay, el ejército y de paso la iglesia, son islas inmunes a la evolución de los tiempos. Para ellos, que son capaces de azuzar sin ton ni son contradicciones sociales en todas partes, sólo hay una entidad a la que atribuyen un abstracto monolitismo: el ejército. Pero cualquier revolucionario que se precie de serlo —y no hay nada más distante de ello que un ultra— tiene que empezar por hacer lo que en su tiempo realizaron los grandes revolucionarios hoy sacralizados: analizar las fuerzas y tendencias reales, no las abstractas, que se mueven en la sociedad y no ignorar que éstas reflejan todas las tendencias sociales de su tiempo.

Lo que ocurre en realidad es que tras el antimilitarismo conservador-ultra que igual sirve para los niños bien de la ultraizquierda como para los curtidos maniobreros del apra, no se esconde otra cosa que la renuncia o la oposición a la lucha por el cambio social, pues nadie que quiera realmente cambiar las cosas en su país puede dejar de trazar una política frente al ejército, y menos aún en América Latina, donde nunca ha dejado de estar presente, para bien o para mal. esta institución cuyos virajes, marchas y contramarchas determinan en gran medida también los virajes, marchas y contramarchas de nuestra historia. Alguien dijo: “se puede hacer la revolución con la Fuerza Armada o contra la Fuerza Armada, pero de ninguna manera sin la Fuerza Armada».

Ya en el libro admitía nuestro tránsito de “antiguas a nuevas concepciones sobre la existencia y comportamiento de las clases sociales, la composición de la oligarquía y su relación con el imperialismo, los objetivos y etapas de la Revolución». Este tránsito a ideas que son fruto de la experiencia posterior a la guerrilla y al libro, más mi incorporación al proceso revolucionario, han dado lugar a que la llamada ultra- izquierda —o mejor subizquierda— se rasgue las vestiduras acusándome se traición a los intereses históricos de un pueblo que ella nunca supo defender en los hechos.

Los insultos, las calumnias, no merecen ser respondidos puesto que provienen de quienes ya nos gritan desde el basurero de la historia. Sin embargo, conviene volver sobre el tema frente a las personas o grupos que, honestamente, piensan que la participación en el proceso implica asumir una posición reaccionaria, abandonar las ideas socialistas, olvidarse de la causa de los pueblos oprimidos. Ya en el libro se decía con toda claridad: “Queremos un tipo de socialismo. . . que asegure a las masas oprimidas el ejercicio efectivo del poder, intervención en todos los asuntos del gobierno y amplia capacidad de decisión sobre sus propios destinos». Hoy reiteramos la afirmación de que para lograr tal socialismo “efectivo y real», la revolución “debe buscar formas políticas que le permitan mantener la adhesión del pueblo y le impidan burocratizarse».

A esa afirmación, que ya por aquella época nos distinguía de quienes pretenden por socialismo una sociedad de tipo burocrático, hoy tenemos que añadir que en la lucha por ese objetivo final no debemos cerrar los ojos ante el hecho indiscutible de que, precisamente por el arrollador avance de las ideas nuevas en el mundo y en América Latina, son cada vez más los hombres y mujeres, en muy diversos sectores sociales —aún en los que pueden resultar más sorprendentes y desconcertantes para nosotros— que se orientan a favor de los cambios revolucionarios. ¿Vamos a responderles con el dedo acusador del viejo fiscal que se siente el único y exclusivo propietario de la verdad cuando, por el contrario, debiéramos alegrarnos porque la’ antigua lucha de quienes quisieron liberación y justicia social para nuestra patria ha empezado a rendir sus frutos? ¿No debiéramos más bien ayudarlos, narrarles nuestras experiencias, prevenirlos contra los errores y hacer todo lo posible porque no fracasen como muchas veces nosotros fracasamos?

Está claro que para adoptar esta última actitud es preciso vencer el resentimiento, superar los odios y personalismos, dejarse llevar una vez más por el irresistible impulso del ideal, preferir el amplio campo de la revolución al pequeño cenáculo. Y, desgraciadamente, no podemos esperar tal actitud de quienes pre firieron siempre a la angustia por la construcción de algo nuevo, el cómodo medrar de lo ya conquistado por otros.

Muchas veces se me ha increpado trabajar hoy, pacíficamente, con un gobierno militar, luego de haber predicado y realizado la lucha armada. En el libro se decía, efectivamente: “… reiteramos que la lucha armada de los pueblos —compleja, múltiple, rica y variada—, es la única vía que queda para liberar a América Latina». Y, en efecto, la historia nos tenía reservada más de una sorpresa cuando, en nuestro país, nuestros adversarios usaron las mismas armas con las que nos combatieron para iniciar un sorprendente proceso de cambios cuya calidad revolucionaria es ocioso discutir aquí. Cierto, ésta no es la aza- roza lucha armada guerrillera que nosotros intentamos, pero ¿vamos a negar nuestro concurso por eso? No son viejos fusiles guerrilleros los que hay hacen frente al imperialismo, sino tanques y cañones. Pues bien, nos alegramos de ellos, puesto que, entre muchos otros peruanos, nuestro esfuerzo despertó la conciencia nacional de quienes manejan esos pertrechos que fueron fabricados por los imperialistas para defender sus posesiones y que hoy son el soporte de una revolución que se vuelve contra ellos. Para quienes son incapaces de distinguir el contenido de la forma y lo fundamental de lo secundario, el trabajo común, leal, con los adversarios de ayer les parece una traición. Esa es la actitud de los ultras de ambos lados, que quisieran que el sacrosanto orden colonial de ejército contra pueblo se mantenga intocado, pero más puede la historia, el avance de los pueblos, la extraordinaria potencia de las ideas de este siglo.

Nosotros aprendimos en la guerrilla que quienes inician el cambio social, ‘escojan la vía que escojan, siempre están solos al comienzo, en las duras y difíciles etapas iniciales, cuando cualquier ayuda, por mínima que sea, es invalorable e importante. Lo estuvimos nosotros cuando la pasividad de la izquierda peruana, la tardía reacción del campesinado, la ignorancia o indiferencia de otros sectores del pueblo, nos rodearon como un cerco de hierro. Y aprendimos que lo que más debe detestar todo revolucionario es la indiferencia, la discusión estéril, la vacilación. No son muchos quienes están dispuestos en nuestros países a arriesgar su seguridad, su vida, iniciando una revolución. Tampoco son muchos los jefes militares que dieron el audaz paso del 3 de octubre de 1968 y sobrarían los dedos de ambas manos para contarlos. Por tanto, no podemos darnos el lujo de quedarnos al margen para aplaudir o criticar de acuerdo al ritmo de los acontecimientos, o simplemente para oponernos porque no nos gusta que hombres de uniforme encabecen una revolución que creíamos que nos pertenecía exclusivamente, ni podíamos exigir seguridades en la conquista de los objetivos planteados porque sabemos de sobra que eso depende en gran medida de los propios revolucionarios y que no hay revolución que pueda garantizar a nadie la seguridad del triunfo. No había pues, posibilidad de duda, ni vacilación: teníamos que incorporarnos plenamente con todas nuestras fuerzas; justamente por ser leales a nuestro pasado, en una decisión que lejos de avergonzarnos nos enorgullece, a la lucha por la liberación de nuestro país y nuestro pueblo.

Estamos lejos de pensar, por supuesto, que los peligros han cesado de amenazar esta revolución. Podemos decir, con cercano conocimiento de los hechos, que el de hoy es un camino, tan diabólicamente difícil como el de la guerrilla, porque el enemigo acecha de todos lados. ¿Vamos a pedir, no obstante, una revolución fácil? Alguna gente cree ilusamente que las revoluciones deben ser antes del triunfo, caminos sembrados de muertos, sangre y sufrimientos y que en el poder deben ser procesos seguros, perfectos. Pero las revoluciones, antes y después del triunfo son obras humanas, hijas de los hombres dé su tiempo y por tanto tienen virtudes y defectos, méritos, limitaciones, vacíos y errores .La revolución, decía Mariátegui, no es un camino de rosas. Ayer en 1965 y hoy, en 1974, los hombres de este tiempo lo aprendimos. Precisamente por eso, quienes gritan impunemente porque creen que el gran enemigo imperialista ya fue derrotado o porque piensan que opera detrás del actual régimen, pierden de vista algo que el dolor de algunos pueblos latinoamericanos nos enseña: si los peruanos nos descuidamos, si rehusamos hoy nuestro concurso al fortalecimiento del terreno ganado, podemos aún ser derrotados nuevamente por el verdadero enemigo que lejos de operar en este régimen aguarda paciente, o impacientemente, que las dificultades crezcan para saltar sobre él. Y recién entonces, si eso sucediese, aquilataremos el verdadero valor que tiene este proceso, pues quizás tengamos que volver al duro camino del pasado. Y quizás lo hagamos no porque ese camino nos guste por sí mismo, puesto que queremos ahorrarle a nuestro pueblo el dolor y los sufrimientos de una guerra sangrienta. Aprecian exclusivamente a las revoluciones por la violencia que desatan aquellos que las miden, no por los objetivos que conquistan sino por los litros de sangre que derraman. Sabemos, sin embargo, que esos son los que corren a ocultarse bajo la cama al primer disparo.

Nunca como en estos años se había evidenciado tan descaradamente la importancia que tiene la actividad de los grupos políticos en determinadas y difíciles coyunturas históricas: hay grupos cuya actividad es estéril e inútil en términos de efectividad revolucionaria, pero que pueden ser el detonante para que los sectores oligárquicos reencuentren, y aprovechen la posibilidad de recuperar el poder. Cuando en alguno de los países de este continente empiezan a abrirse algunas posibilidades de cambio; cuando algunos gobernantes de formación marxista o no, por presión de los pueblos o no, comienzan a orientarse hacia el difícil camino de la transformación social o por lo menos a escapar de la rígida dominación imperialista; cuando los países empiezan a recuperar o a planear la recuperación, de sus riquezas naturales, se produce casi siempre una compleja situación en que la reacción agazapada usa del caos social, del quebrantamiento de la economía, de la incertidumbre de los sectores medios, de las expectativas, las esperanzas y el descontento popular, para instrumentar una estrategia que aísla al nuevo gobierno de las fuerzas que lo apoyan en el pueblo y de las que lo toleran en las instituciones establecidas.

Las oligarquías latinoamericanas son sabias, saben lo que quieren, qué defienden y adonde se orientan. Cuando ellas tenían todo el control del poder, el descontento popular, las acciones audaces de los grupos aislados que se enfrentaban al sistema eran inmisericordemente aplastados. Cuando pierden el control de ese poder, esos mismos factores les permiten ir recuperando el terreno y la iniciativa perdidos. Desgraciadamente, cierta izquierda latinoamericana, algunas veces por candor político y otras por rencor, mala intención o infiltración enemiga, es tardía en sus reacciones frente a los rápidos cambios de situación y sigue insistiendo machaconamente en los mismos manifiestos que se repiten y transcriben, sin mayores cambios, año a año, y lo más peligroso, en las mismas tácticas y actitudes que hoy, en muchos países, favorecen simple y llanamente a los más feroces fascistas, que operan ocultamente sembrando la desconfianza, azuzando la represión contra el pueblo, propagando al macartismo e impulsando la caza de brujas. La provocación es su mejor aliado porque en la represión que sigue a la provocación ellos siempre ganan. Ante la izquierda y el pueblo, los grupos fascistas permanecen ocultos, es el gobierno el que aparece, quien deteriora su imagen y se desprestigia; y mientras los ultra de izquierda gozan tratando de confirmar mediante la provocación, su línea de “desenmascarar» al régimen, por más que eso cueste vidas y sangre de trabajadores, los ultra de derecha desarrollan pacientemente los preparativos para la hora de su triunfo.

Cuando el triunfo de la ultraderecha llega, es el pueblo quien paga las consecuencias, o los militantes sencillos o ingenuos a quienes se les dijo que el camino de la intolerancia que se hace pasar por defensa de los principios, era el camino del triunfo. Los dirigentes, los grandes verbalizadores, escogen el camino del exilio o, simplemente, caen ellos también incapaces de reaccionar, impontentes ante la ola despiadadamente represiva de quienes recuperan el poder para volver a entregar el país al imperialismo y para dar rienda suelta al odio acumulado durante los meses o años en que, llenos de zozobra, vieron su dominación en peligro. Lo irónico es que, de un tiempo a esta parte, algunos “reformistas» mueren defendiendo sus principios mientras los “revolucionarios sobreviven lamentando inútilmente la pérdida de aquello que no supieron defender por falta de lucidez y de coraje.

Y entonces se inicia la larga oscuridad del fascismo y hay que volver a trabajar paciente, angustiosamente, arriesgando nuevas vidas y nuevas generaciones en la larga lucha por la liberación, porque a las grandes oportunidades históricas siguen los largos retrocesos. Esa fue la tragedia de España, repetida después en Guatemala, Brasil, Bolivia y Chile. La subizquierda peruana debe preguntarse si permitirá que esto suceda también en el Perú. Hasta el momento parece no sólo dispuesta a permitirlo sino también a hacer todo lo posible porque tal cosa ocurra.

Revolución o fascismo
En el colmo del desconcierto y de los apuros por “caracterizar» a este proceso, la subizquierda lo ha señalado con el duro y socorrido calificativo de “fascista», pero al hacerlo pone al descubierto su ignorancia política, puesto que hasta hoy no nos ha explicado qué cosa entiende, a fin de cuentas, por fascismo. ¿De qué fascismo hablan? ¿Del populismo fascista de la Italia de los años 14 o de las corporaciones de los años 30, del sistema económico y político mussoliniano o, simplemente, de la represión de las bandas reaccionarias? Ciertamente, el fascismo es el producto de ciertos capitalismos agónicos, aterrorizados ante la inminencia de la revolución social; tras él se esconden los monopolios amparados por un Es-

tado poderoso que les sirve para disciplinar por la fuerza a los trabajadores y para asegurar el fortalecimiento de la propiedad privada, mientras la demagogia trata de usar los intereses nacionales para impulsarlos a una misión universal expansiva. Por eso, de la Italia arruinada de posguerra que soñaba con el renacimiento del Imperio Romano, el fascismo paso a la Alemania destruida de la segunda década del siglo, que creía en la superioridad de su raza aria, a la España sobrecogida por una guerra civil, a Portugal que luchaba por la supervivencia de su imperio colonial.

En todos estos países, implantó la dictadura de los capitalistas, amparada en los principios de jerarquía, autoridad y disciplina. Constituyó una reconstrucción capitalista, por la fuerza, de economías que habían sido casi destruidas; no sólo no cuestionó la propiedad privada, sino que hizo de su defensa uno de sus principios fundamentales, convirtiéndola en el instrumento más eficaz de la producción y limitando la intervención del Estado a aquellos aspectos en que la iniciativa privada era insuficiente. Socialmente, el fascismo partía de la admisión de la desigualdad de los hombres. Decía aspirar a la justicia y la revolución social, pero sostenía que ésta sólo podía ser consecuencia de la expansión de la nación, es decir de la agresión imperialista. Al ordenar la producción con disciplina de hierro prohibiendo las huelgas, y al impulsar simultáneamente la propiedad privada, el fascismo aspiraba a perpetuar las diferencias de clase, la desigualdad social.

Las corporaciones alrededor de las que la subizquierda ha hecho tanto escándalo comparándolas con nuestras comunidades industriales, eran organismos estatales por rama de industria en cuyos consejos directivos patrones y trabajadores tenían representación paritaria, vigilados por los representantes del Partido Nacional Fascista. Nuestra subizquierda dice que, puesto que en esas corporaciones había tal representación paritaria y en las empresas privadas reformadas del Perú se aspira a lo mismo, estas últimas son entidades corporativas que concilian las clases y, por tanto, el modelo peruano es un modelo corporativo .

Lo que la subizquierda oculta o ignora es que los trabajadores de las corporaciones no tenían acceso a la propiedad de los medios de producción. Es decir que la supuesta representación de los trabajadores se agotaba en sí misma puesto que no tenía ningún basamento en la propiedad de las empresas y, por tanto, no representaba un ápice de poder económico. Y algo más que también calla: por ser profundamente antidemocrático, el fascismo repudiaba el sufragio como expresión de la voluntad colectiva y rendía culto al superindividuo y a las élites. Por tanto, los supuestos representantes de los trabajadores no eran elegidos sino designados por los organismos inmediatamente superiores. Por otro lado, si el sindicato había sido prohibido en Alemania, y en Italia había sido transformado en organismo base de la corporación haciendo ingresar a su interior a los patrones, y si además las huelgas estaban prohibidas, es fácil determinar hasta qué punto los trabajadores quedaron sujetos a la rígida y autoritaria dirección de los capitalistas y del Estado.

Nada de esto sucede en el Perú, donde los trabajadores tienen diversos canales de acceso a la propiedad de los medios de producción, a través de las reforma agraria, la reforma de la empresa y de la creación del sector de propiedad social, que son medios de transferencia de la propiedad de los medios de producción, es decir del poder económico perteneciente a los latifundistas y capitalistas. Donde los sindicatos, comités vecinales, ligas, federaciones agrarias y u otras entidades de carácter representativo mantienen su funcionamiento normal y aún más, son propiciados y apoyados por el Estado interesado en dar curso a un amplio proceso de organización popular. Y en donde finalmente, los trabajadores, incluidos los analfabetos, eligen a sus representantes en estas organizaciones, a todo nivel.

Para cierta subizquierda también resulta que un Estado fuerte puede ser sinónimo de fascismo; ésta es una forma segmentaria de interpretación, que asimila nacionalismo a fascismo: “Nacionalismo, se ha dicho en efecto, es sinónimo de fascismo». Es obvio que una cosa es el fortalecimiento del Estado que corre paralelo a la penetración o concentración de los monopolios en los países imperialistas o al afianzamiento de la penetración de los mismos en los países en trance de colonización, y otra significación muy diferente tiene el fortalecimiento del Estado en los países que inician por este medio la defensa de su soberanía nacional lo que implica, en tal caso, la afectación, el debilitamiento, cuando no la liquidación de las oligarquías y las grandes empresas imperialistas . Para el fascismo, el Estado era, a la vez que un eficaz instrumento de los monopolios y de la propiedad privada, un ente totalizador. “Todo en el Estado nada fuera del Estado», decía Mussolini y agregaba: El Estado es lo absoluto, los grupos o individuos son lo relativo. En la aplicación de esta doctrina la vida de las organizaciones y de los hombres se incluía en el Estado y estaba sujeta a él.

En el Perú, el Estado ha obtenido al fin su personalidad nacional recuperando para el país los sectores estratégicos de la economía que antes estaban en poder de los monopolios. Este no es el Estado reaccionario, expansionista, totalitario de los fascistas, sino el ente que, enfrentando al imperialismo, asume la tarea de servir de motor al desarrollo nacional limitando al mismo tiempo su propia función dentro de una economía plural en el que sector definitorio será aquél en que los medios de producción y la gestión de las empresas pertenezcan, no al Estado, sino a los trabajadores organizados.

Los ultras claman que, incluso admitiéndolo, tal ente sirve “a la burguesía», que todo Estado representa a la clase social dominante, y por tanto, quien trabaja con él o lo apoye, se pasa a las filas de la burguesía. Este es un mecanismo que pone de lado tanto el análisis de la situación creada por el juego de contradicciones entre los intereses de la nación peruana y del imperialismo opresor, cuanto la evolución del proceso social. Para los ultras, el Estado es un ente prefabricado, inmutable, de la clase dominante. Ellos, que no se distinguen precisamente por su amor a la dialéctica, se niegan a reconocer que en los países en proceso de cambios progresivos, el Estado suele ser una entidad que pasa del dominio de un sector social al de otro sector social de acuerdo a la forma como se resuelven las contradicciones que se dan en la lucha por el poder de cada sociedad. Hasta el 3 de octubre de 1968, el Estado peruano servía al imperialismo y a la oligarquía: representantes de los monopolios o de los latifundistas y pesqueros, eran ministros de Estado, parlamentarios, técnicos de diverso nivel, cuya acción estaba diariamente orientada a la anulación del Estado reduciéndolo a su mínima expresión para dejar el campo libre a las empresas capitalistas, o a usar de él en beneficio propio.

La intervención militar fue el punto definitorio de la contradicción en que se jugaban por un lado, los intereses de la oligarquía y del imperialismo, y del otro, los sectores sociales revolucionarios surgidos de las capas medianas postergadas por la oligarquía o simplemente enfrentadas a ella. Por tanto, la repetición ultra de que el Estado y el ejército representan simple y llanamente a la burguesía, es inservible para explicar por qué ese mismo Estado que protegía a las empresas imperialistas y a sus socios latifundistas, ahora los expropia. El Estado representa hoy a los nuevos grupos revolucionarios de técnicos, intelectuales, y oficiales de la Fuerza Armada comprometidos a liberar a nuestra patria del imperialismo transformando simultáneamente su sistema capitalista y avanzando hacia un nuevo sistema de base económica predominantemente social. Esto, lógicamente, abre la interrogante de si podrán ser esos mismos grupos, condicionados por su propia situación social, los que conduzcan el proceso hasta el final planteado. Pero la solución de esa interrogante no pertenece a la metafísica, sino una vez más a la obra de los hombres, a la manera cómo el pueblo organizado, conjunta- mente con sus propios líderes y los dirigentes más lúcidos del proceso, sean capaces de superar constantemente la situación actual y de vencer a las fuerzas conservadoras que se mueven a todo nivel, dentro y fuera del país, sin poner en peligro la subsistencia del proceso. Esta, por tanto, no puede ser una respuesta teórica, libresca, sino histórica, que abre las puertas a la implementación de las grandes tareas revolucionarias del presente, que no pueden confundirse ni sobreponerse a las del futuro, esto es: fortalecimiento del proceso, organización popular, esclarecimiento ideológico, definición de las líneas de la revolución, unificación de todas las fuerzas interesadas en el cambio social dentro de la línea de la revolución, respeto y acatamiento de la dirección del proceso revolucionario, etc., en una palabra las tareas que sirven de prerequisito para la conversión de nuestra sociedad, de predominantemente capitalista en predominantemente autogestora. Todo eso implica también que el progresivo cambio de rol del Estado en el Perú y aún más su depuración de los grupos reaccionarios supérstites continúe, simultáneamente con el surgimiento de las organizaciones de trabajadores con cada vez más grande poder económico y político. Todo este complejo fenómeno dialéctico toma para nosotros el nombre de transferencia del poder, que implica una transformación gradual, pero total de la sociedad, es decir, una revolución social. Y por tanto, un fenómeno radicalmente opuesto, tanto a la consolidación fascista del dominio de las grandes empresas y los monopolios, cuando al reformismo que cambia la parte menos importante de la realidad para que todo quede igual.

Pero donde las afirmaciones ultras se desmoronan totalmente es cuando se analiza el problema del partido. ¿Cómo asimilar el proceso peruano, cuestionador del papel de los partidos tradicionales y decididamente opuesto a la formación de un partido único y excluyente, al fascismo basado en el dominio omnipresente y piramidal del partido basado en la jerarquía y el autoritarismo A esto se responde: es cierto no hay partido único, pero donde hay violencia y represión, allí hay fascismo. En efecto, es una de las notas características del fascismo el uso sistemático de la violencia como parte de la lucha política, pero si admitiéramos que allí donde hay represión hay fascismo eso nos llevaría a calificar como fascistas a todos los régimenes del mundo que usan de la represión en mayor o menor medida, defendiendo diversidad de intereses, revolucionarios y contrarrevolucionarios. Ese camino absurdo nos lleva entonces a meter en un mismo saco a regímenes y sistemas de las más diversa significación y orientación.

Si para Clausewitz la guerra era la continuación de la política por otros medios, para los fascistas la violencia sistemática contra los adversarios era la continuación de la política por otros medios. De ahí las organizaciones paramilitares represivas para usar el terrero reaccionario, la violencia callejera, la quema de libros, el asalto y destrucción de las imprentas socialistas, la ruptura de huelgas, las golpizas y los asesinatos. A fin de cuentas, el imperio de la cachiporra como la maciza expresión de la indolencia, la proscripción del diálogo con el discrepante, el uso de la diatriba y la calumnia como recurso polémico, la repetición constante y machacona de la mentira para que ésta se convierta en verdad. Nada más parecido que este último cuadro a los métodos de los grupos ultras, cuyo fanatismo puede ser comparado con ventaja al descrito.

Finalmente, no podemos dejar de señalar algo que el pueblo peruano debe saber puesto que le concierne: el verdadero origen de la acusación de fascismo contra los procesos antimperialistas de América Latina no está en los grupos ultras sino en el imperialismo. Fue la afirmación hecha por los Hoschild, Patiño y Aramayo, repetida por el antiguo PIR contra el presidente boliviano Villarroel, a quien la oligarquía hizo colgar de los faroles de la Plaza Murillo con los aplausos del apra en el Perú, que presentó el derrocamiento de presidente mártir como un triunfo de la democracia contra el fascismo. Fue la cantaleta del embajador norteamericano Braden, quien comparaba al proletariado peronista con las hordas nazis. Y hoy, haciendo honor a su estupidez y falta de imaginación, los viejos politiqueros de la subizquierda peruana tratan de expandir este embuste que conviene a los intereses imperialistas. Es el “antifascismo» criollo en el que se dan la mano los sedicentes marxistas con los grupos más retardatarios y regresivos de la derecha peruana.

Sé, por supuesto, que a muchos sectarios, a los fanáticos que confunden revolución con odio y con resentimiento social, ha molestado profundamente que, hoy como ayer, quienes nunca nos apartamos del campo revolucionario, hayamos admitido la verdad maciza de los hechos. Pero, como en la gran movilización campesina de los años 60, o en la guerrilla del 65, en el proceso revolucionario del 68 una sola es la opción: ponerse del lado de quienes luchan en los hechos contra el imperialismo, por la soberanía nacional, por la reforma agraria y por construir una sociedad sin explotados ni explotadores o del lado de quienes usan sus dogmas como pretexto para la inacción y la indiferencia. Cierto, alguna vez dudamos del contenido revolucionario de este proceso, eso es admisibles si se tiene en cuenta que habíamos luchado con las armas en la mano contra los que hoy lo dirigen, pero a estas alturas ya no caben dudas posibles sino una sola actitud: sumarse a quienes han iniciado el más importante proceso de transformaciones de toda nuestra historia.

Y es por eso también que, para cualquier revolucionario latinoamericano, las capillas, los dogmas, dejaron totalmente de tener validez y solamente podremos pensar en el triunfo de la revolución latinoamericana que va a ser una realidad del futuro, no como la obra de los pueblos y de los hombres. Las revoluciones tendrán éxito en este continente, en la medida en que nos acerquemos a nuestras realidades, sepamos elaborar una concepción latinoamericana revolucionaria, compenetrarnos de nuestra propia nacionalidad, encontrar una concepción y un lenguaje político totalmente nuevos y latinoamericanos. Ese es el reto del futuro.

* * * *

CAPITULO III
BOSQUEJO ECONOMICO
El escenario
En la región occidental de América del Sur, debajo de la línea ecuatorial, a manera de un riñón bañado por el Océano Pacífico, se encuentra el Perú. Su inmensa superficie de un millón y cuarto de kilómetros cuadrados está dividida en 23 departamentos.

Una configuración abrupta y difícil caracteriza al escenario geográfico. Si alguien pudiera elevarse a una altura espacial distinguiría como el fenómeno natural más notable, la imponente cordillera andina que lo atraviesa de norte a sur, cual un espinazo gigantesco.

Por su lado oeste, la cordillera desciende casi hasta el mar y deja frente a él una larga y estrecha faja costera. De sur a norte, desde Tacna, vecina con Chile, hasta Tumbes, punto de contacto con el Ecuador, el viajero debe recorrer 2,200 kilómetros. Si se le ocurriera penetrar hacia el este, no podría recorrer más de 40 kilómetros, o 200 en las zonas más anchas, sin verse obligado a ascender por las estribaciones andinas.

La Costa es un gran malecón que la naturaleza ha colocado frente al océano. Su clima templado y monótono que, salvo en el extremo norte no excede los 17 grados, es apenas alterado por neblinas y ligeras lloviznas. Es también un inmenso desierto que, paradójicamente, reúne en los oasis creados por sus cincuentaitantos riachuelos, en torno a sus puertos y ciudades, las tierras más fértiles y productivas del país, los cultivos de exportación, la tercera parte de la población y casi toda la industria.

En contraste, la Sierra está encerrada por los eslabones de la cadena andina y todo en ella, aldeas y hombres, sigue las sinuosidades de la cordillera. Allí encontramos innumerables accidentes geográficos: mesetas inmensas, profundos callejones, pendientes vertiginosas y los más variados pisos climáticos. El hombre vive hasta los 4,500 m. sobre el nivel del mar, dedicado a cultivos y ganadería, pero los picos andinos continúan su ascenso, como agujas lanzadas al cielo, hasta los 8,000 m. Las lluvias varían año a año y las sequías son frecuentes en la altiplanicie.

Desde los picachos andinos los ríos descienden tumultuosos hacia la Selva. Al comienzo pequeños arroyuelos, luego poderosas corrientes y finalmente lentas serpientes de agua que van a alimentar la cuenca amazónica.

La Selva es un enorme manto verde que cubre gran parte de las fronteras norte y este. Ocupa las dos terceras partes del territorio nacional, pero sólo alberga al 11% de la población, que se aglomera en las últimas estribaciones andinas, pues las zonas bajas y planas son inhóspitas y de difícil acceso. Bosque llano e interminable, húmedo y pantanoso, continúa por todo el territorio brasileño y apenas si es alterado por una que otra colina. Allí casi no existen carreteras y son los ríos las únicas vías de comunicación.

Desiertos y cálido sol tropical en la Costa norte, que se atenúa por las nubosidades provocadas por la Corriente de Humboldt; frió cortante en la cordillera y las mesetas andinas; humedad sofocante en la Selva: geografía y clima cambiantes y accidentados. Tal la apariencia que ofrece a primera vista este país contradictorio.

Si hay algo característico en el Perú son sus contradicciones. Su historia fue cortada en dos, bruscamente, por la conquista española que destruyó una vieja cultura y masacró durante trescientos años a los quechuas dominados. Su geografía es atravesada violentamente por el espinazo andino. Ni siquiera las características raciales de sus pobladores son uniformes, pues no puede hablarse de mestizaje donde aún perduran las huellas de la conquista lejana.

¿Y qué decir de su economía? El latifundio aún supervive lánguidamente en Costa y Sierra, junto a antiquísimas comunidades campesinas. Y sobre este andamiaje, el capitalismo ha impuesto nuevas relaciones de producción y de intercambio uniéndose, en maridaje vergonzante, a la feudalidad de la Colonia. Finalmente, desde comienzos de siglo, el imperialismo domina al país manteniendo la subsistencia deformada de los sistemas anteriores.

La dominación norteamericana
A comienzos de siglo el imperialismo norteamericano hizo irrupción en el país. Si desde la emancipación y primeros años de nuestra turbulenta república, los prestamistas ingleses estuvieron presentes tras los bastidores de la política criolla y en los arreglos que siguieron a la desastrosa guerra del Pacífico, desde la primera guerra mundial la dominación inglesa cedió en provecho de la penetración norteamericana.

Dueños del cobre, de gran parte del petróleo y de las tecnificadas producciones agrícolas para la exportación, los monopolios norteamericanos tienen en sus manos los principales resortes de nuestra economía.

Pertenecen a monopolios norteamericanos y empresas extranjeras: 85% de la producción minera: cobre, hierro, plata, plomo, zinc y otros metales; 14 de los 20 más importantes grupos pesqueros (el Perú es el primer productor mundial de harina de pescado); 6 de los 10 más grandes ingenios azucareros; la comercialización del algodón, café y lanas.

Todos los bancos están conectados a la banca internacional. El Banco de Crédito, el más importante del país, pertenece presumiblemente al Vaticano, a través de la banca italiana; el Continental y el Internacional están controlados por el Chase Manhattan Bank de la familia Rockefeller; son numerosas las sucursales de bancos norteamericanos, europeos y japoneses que operan con toda libertad y, en general, casi no hay bancos peruanos que no estén, en una u otra forma, bajo la dominación extranjera.

La energía eléctrica que consume la capital —70% de la industria manufacturera del país— es proporcionada por la Lima Light & Power y un consorcio vinculado a la banca italiana; los teléfonos están en manos de la ITT.

El comercio mayorista de importación es monopolizado por las empresas exportadoras extranjeras y la penetración norteamericana se hace presente hasta en el comercio a menudeo.

Fueron empresas británicas las que pusieron en marcha nuestra industria manufacturera tradicional: textiles, jabones, etc. Hasta hoy día, las 3/4 partes de la producción textil de algodón pertenecen a la Grace y a la Duncan Fox, que tuvieron su origen en inversionistas ingleses y actualmente se encuentran fuertemente vinculadas a intereses norteamericanos.

Las inversiones norteamericanas han creado en los últimos años una industria de consumo cuya característica más notable es su enorme vulnerabilidad y dependencia respecto del exterior: el 48% de los insumos debe ser importado de los Estados Unidos y Europa.

Dentro de la industria manufacturera se han presentado últimamente importantes modificaciones al aparecer nuevas productoras de bienes intermedios tales como fertilizantes, fibras artificiales, soda caústica, explosivos, ácido sulfúrico, pinturas, etc. Pero todas ellas están ligadas al capital norteamericano o a las empresas norteamericanas que operan en el país. En total, la inversión imperialista en la industria manufacturera llega al 80% y grupos de dos o tres empresas copan entre el 90 y 100% de la producción de neumáticos, papel, aceite, lácteos, tabaco, etc.

La agricultura
La superficie total del Perú comprende 128,5 millones de has. En la propiedad rural constituida existen 12 millones de has. en pastos naturales, bosques, montes y tierras cultivables no trabajadas, así como otras 455 mil has. que permanecen en barbecho. Pero sólo la ínfima extensión de 2.8 millones están en actividad. [1]

El Perú aparece así, a primera vista, como un país de tierras baldías y abandonadas. Gran parte de ellas podrían ser incorporadas a la agricultura siempre que se pusiera en manos de los campesinos los medios suficientes para hacerlo. Pero las mejores tierras de las pocas cultivables están monopolizadas por los latifundios los que, a su vez, dejan grandes extensiones sin cultivo.

La concentración de tierras en pocas manos es enorme: el 1% de las unidades agropecuarias ocupa el 75% de la superficie agrícola total; el 0.1% del total de propietarios acaparan el 60.9% de las tierras utilizadas. De los 17 millones de hectáreas cultivables, diez millones corresponden a mil grandes propiedades y sólo un millón 933 mil está en poder de las comunidades campesinas .[2]

El capital extranjero está ligado al latifundio. El grupo Gildemeister de Hamburgo es el primer latifundista del país con más de medio millón de has. bajo su dominio, seguido por la Cerro de Pasco Copper Corp[3] con 300,000 has. y el Grupo de Le Tourneau con 400 mil has. de selva. Grace, William & Lockett, Anderson Clayton & Cía, figuran también entre las empresas extranjeras que son propietarias de tierras destinadas al cultivo de algodón, caña de azúcar, a la ganadería y extracción de maderas[4]

Consecuencia directa de esta situación es la irremediable decadencia de la producción agrícola.

Veamos algunos síntomas:

El sector agropecuario que en 1950 participaba con un 25.7% en el Producto Bruto Interno, lo hizo en 1964 con sólo un 19.6%. En 1940 el 61.2% de la población económicamente activa estaba ocupada en labores agrícolas. En 1961 el porcentaje había bajado al 49.6%. En 1950 los productos agropecuarios de exportación representaban el 57.8% del valor total de las exportaciones; en 1965 eran sólo 29.2.%

Esta subproducción tiene graves consecuencias en el cuadro económico y social del Perú. En 1950 producíamos 8’431,638 toneladas de productos alimenticios; en 1960, solamente 7’800,000; y la cantidad sigue bajando para una población en constante aumento que, además, abandona los campos para aglomerarse en las barriadas marginales de las ciudades. La crisis alimenticia presiona cada vez más sobre las clases pobres y la balanza de pagos: el país importa para el consumo humano el 90% de trigo, 40% de carne, 40% de leche, 40% de grasas y 25% de arroz.

La descapitalización del país adquiere caracteres alarmantes: los consorcios imperialistas retiraron en los últimos cinco años 347 millones de dólares después de invertir sólo 58. Los términos de intercambio son cada año más desfavorables: de 105 dólares que valía una tonelada de exportación en 1950, en 1967 sólo valía 58.50.

De todo esto se deduce fácilmente que el signo fundamental de la economía del Perú contemporáneo es su dependencia del imperialismo norteamericano, lo que descapitaliza al país y agudiza su crisis estructural.

Desniveles, desconexiones, contradicciones
A la agudización de la dominación imperialista sigue la agravación de las contradicciones internas.

Una oligarquía próspera e inmensamente rica, ligada íntimamente a los consorcios imperialistas en multitud de inversiones y negocios, vive en la cúspide del sistema. En la base, las mayorías subsisten en la más infinita pobreza.

45 familias centralizan lo más importante del poder político y económico, asociadas con los monopolios norteamericanos. El 56% son accionistas de bancos y compañías financieras; el 53% posee acciones en compañías de seguros; el 75% posee compañías dedicadas a la construcción y a la actividad inmobiliaria en las ciudades; el 56% tiene inversiones en firmas comerciales y el 64% es accionista importante de una o varias empresas petroleras. Este grupo actúa bajo el nombre de Sociedad Nacional Agraria [5].

Según datos oficiales, 24 mil privilegiados disfrutan de una renta de 2 millones y medio de soles al año (unos 62,500 dólares) mientras que 11’976,000 desposeídos apenas sobreviven con 6,310 soles anuales (unos 157 dólares). El 1.9% de la población económicamente activa, unos 61,300 rentistas, perciben la gruesa proporción del 44% de la renta nacional, mientras que el 44% de la población económicamente activa, un millón y medio de obreros agrícolas, percibe sólo el 13% [6].

Los promedios estadísticos no registran, desgraciadamente, el caso frecuente de familias que superan en ingresos el millón de soles (23 mil dólares) mensuales, mientras el hombre de campo percibe apenas un sol diario o, simplemente, no percibe ningún salario.

Paralelamente a sus abismales diferencias de clase, el Perú registra desniveles de región a región. El ingreso por persona en la Costa superaba en 1961, en cuatro veces al de la Sierra; en 1965 llegaba ya a siete veces.

Las contradicciones enfrentan también a la ciudad y el campo. 23 de cada cien peruanos viven en Lima y el porcentaje crece aceleradamente con los 75 mil provincianos que llegan anualmente a la capital. En Lima se encuentran el 70% de las fábricas, la mitad de los obreros y cerca de las dos terceras partes de los cuadros profesionales[7]. Casi la mitad de los electores viven en Lima, con lo que la capital es, en la práctica, la que decide el gobierno del país. Fuera de la agricultura y la minería, cuya ubicación es técnicamente fijada por el lugar de la tierra de cultivo y la existencia de los recursos minerales, todas las actividades están concentradas prácticamente en las zonas urbanas.

En la Sierra, las zonas urbanas registran un 21% de familias que consumen menos del 75% del requerimiento normal de calorías, mientras que las rurales tienen un 61%. Los centros urbanos serranos casi igualan en este aspecto a las zonas rurales de la Costa: 20% de familias que consumen una cantidad de calorías inferior al requerimiento mínimo, pero están lejos de equiparar el porcentaje de Lima: apenas un 5%.

Fijando nuestra atención en los trabajadores, encontramos también entre ellos grandes desniveles. La distancia entre escala y escala del ingreso medio por ocupación es demasiado grande. El ingreso de los empleados y trabajadores independientes, es decir de la pequeña burguesía, 450 dólares anuales, casi dobla al de los obreros urbanos: 260 dólares. Y éste es inmensamente superior, con ser pequeño, al de los varios millones de hombres del campo: 10 dólares anuales [8]

Las escalas de ingreso dentro de la clase obrera también son notables. Mientras los obreros del gas y la electricidad ganan 224 soles de salario semanal, los mineros 215 y los de construcción 298, los de la industria manufacturera sólo ganan 193 y los obreros agrícolas apenas 86 [9].

Economistas, sociólogos y políticos han insistido por mucho tiempo en el “dualismo» de nuestra sociedad. Recientemente se insiste sobre su carácter capitalista, aunque deformado y contradictorio. La polémica no ha terminado aún, pero el hecho objetivo es que el Perú, económica y socialmente, está lejos de haber logrado una organización integrada. A este hecho se refiere el antropólogo Matos Mar cuando dice en un reciente ensayo:

«.. las regiones no se desarrollan ni se interrelacionan ni complementan. Este es el caso, por ejemplo, de los diversos sectores de la producción que aparecen desarticulados, pues cada actividad económica tiene su propio ritmo y sentido, casi sin enlace con las otras. La agricultura sigue así su propió cauce, la pesquería el suyo, la industria aparece aislada. Si se generan relaciones, éstas se dan solamente entre los grupos de poder y segmentariamente en otras actividades. Por otra parte, hay una gran mezcla de tipos de economía que aparecen en distintas proporciones y además con dominio de hábitos regionales ocasionados por la heterogeneidad cultural. En muchos casos, esta mezcla tiene tonos contrapuestos; así, el sector moderno capitalista empresarial utiliza formas coloniales capitalistas al lado de la cooperación tradicional indígena» [10]

Movilidad y cambio social
La realidad peruana ha dejado de ser estática: las clases sociales desarrollan una movilidad que no tiene precedentes.

La población en general crece aceleradamente. Nos incrementamos en algo más de un cuarto de millón por año. Hoy somos doce millones, en 1970 seremos 13 millones y medio, en 1980, 18 millones. En 25 años nuestra población se habrá duplicado.

Paralelamente el número de trabajadores crece y, dentro de ellos, la clase obrera. Entre 1950 y 1965, la población económicamente activa aumentó de 2.5 millones a 3.6 millones; en ese mismo lapso, los obreros aumentaron de 904,800 a 1’382,100, los empleados crecieron en 200 mil personas y los llamados trabajadores independientes en 300 mil.

La estructura de la clase obrera ha experimentado cambios. Los obreros dedicados a la agricultura y a la pesca, que antes eran la mayoría, han disminuido hasta el 40% y los mineros de 5.2% a 4.7%. El sector dedicado a la industria manufacturera creció de un 14% en 1950 a un 18% en 1965.

A pesar de su crecimiento, la clase obrera siguió teniendo un bajísimo nivel de instrucción. Ningún jornalero de la agricultura es obrero calificado; 47 de cada cien obreros carecen de toda instrucción y sólo 43 de cada cien poseen educación primaria.

El nivel de desocupación es muy alto. Los economistas calculan que en el Perú deben crearse por lo menos unos 150 mil empleos por año y aún más, teniendo en consideración no sólo el incremento de la población sino la paulatina incorporación de las mujeres al trabajo. Pero la industria sólo crea unos 10 mil empleos por año. Esto trae como consecuencia que en los grandes centros urbanos cunda el subempleo y la desocupación encubierta, cuando no la desocupación real y total.

En este cuadro contradictorio, donde muchos fenómenos sociales parecen esfumarse y el comportamiento de las clases sociales no aparece con la claridad necesaria, la izquierda marxista no ha podido elaborar aún una táctica única y coherente.

Perú, un país enfermo
Más que el proceso mismo de la enfermedad, lo que aparece claro en el Perú son sus causas y sintomatología. El examen de algunas cifras, que aún así no revelan la verdadera dimensión del drama que viven los sectores más empobrecidos y explotados, da una idea de la enfermedad incurable del sistema.

La desnutrición es una de las características de la población peruana. El consumo de calorías y proteínas baja año a año. Anualmente, el poblador peruano sólo consume 17 kilos de carne, promedio que encubre los millones que, simplemente, no la consumen. Las estadísticas registran promedialmente sólo 69 gr. de carne al día, 6 gr. de huevos, 20 gr. de pescado y 108 gr. de leche, pero suman millones los peruanos cuya dieta no incluye carne, ni leche, ni huevos[11] De acuerdo a una encuesta que efectuaron los estudiantes de la Facultad de Medicina de San Fernando en 1963, 93 de cada cien niños de Lima padecen hambre y sólo dos toman leche.

Así se explica que, mientras en Latinoamérica la tasa de mortalidad infantil es de 8, en el Perú es de un 9.7 por cada cien mil. Cada diez minutos muere un niño menor de un año, de enfermedades en su mayor parte curables.

Hay en el Perú más de 400 mil niños retrasados mentales teniendo por causa, en la mayoría de los casos, el alcoholismo de los padres y la pobreza del hogar, ya que suman 250 mil los enfermos alcohólicos. El Perú es e! segundo consumidor mundial de coca, calculándose en 800 mil los masticadores y en cerca de 8 millones los kilos ingeridos por año. Se calcula que 137 mil kilos de cocaína van cada año al estómago de nuestros campesinos [12].

Alrededor de 7 mil niños de 6 a 9 años de edad trabajan, perteneciendo cerca del 40% de los mismos a las zonas urbanas de Lima, Arequipa y Cuzco. Entre los 10 y los 14 años son 73 mil los niños que trabajan en las ciudades del país, particularmente Lima y Arequipa [13]. 45% de las 200 mil criadas que tiene Lima son menores de 21 años y muchas aún niñas de 10 a 11 años [14].

La pobreza de las masas es indescriptible. La mitad de la población limeña vive en tugurios insalubres de una o dos habitaciones, que no cuentan con agua potable ni servicios higiénicos [15]. Se calcula que 3 millones de peruanos carecen de atención médica, un millón y medio caminan descalzos y otro millón y medio sólo usa “ojotas», rústicas sandalias. Desde 1963 hasta enero de 1968, el costo de vida en Lima había subido 77.93%.

Mientras tanto, la delincuencia acusa una expansión de 75 a 85% en los últimos cinco años. Cada 60 minutos se produce un robo en la capital y por lo menos se registran dos asaltos a mano armada cada 24 horas. No menos de diez mil mujeres se dedican a la prostitución, oficio que incorpora a sus filas unas siete mujeres por día. Lima figura entre las ciudades de mayor productividad delictiva de América Latina.

Hay más de dos millones de analfabetos registrados oficialmente, sin contar a los peruanos mayores de 40 años y menores de 15 a quienes las estadísticas no cuentan por estar, los últimos, dentro de los límites de la escolaridad obligatoria. Y queda medio millón de niños que, sabiendo leer y escribir, no logran continuar sus estudios por la falta de locales escolares. En total, ahondando en el eufemismo de las cifras oficiales, se calcula en cinco millones los analfabetos del Perú.

A pesar de la miseria que se abate sobre las masas la mayor parte de los gastos del Estado peruano recae sobre ellas. Los rentistas y las grandes empresas contribuyen al presupuesto nacional con tan sólo un tercio de la suma total que el pueblo, a través de impuestos indirectos está obligado a pagar. Y la relación tiende a empeorar en perjuicio de los más necesitados, porque prácticamente no hay impuestos para los grandes exportadores ni para las compañías mineras y las nuevas industrias manufactureras que dependen, en una u otra forma, de los monopolios norteamericanos. En los años que van de 1950 a 1965, los impuestos indirectos se incrementaron 17.1 veces, mientras los pagados directamente por empresas y rentistas sólo aumentaron 7 veces.

La liberación de tributos en beneficio de los poderosos hace que el Perú tenga que enfrentar continuos déficit en su economía fiscal. Entre 1963 y 1967 sumaron 10,638 millones de soles (unos 394 millones de dólares al cambio de 1967).

Los déficit son cubiertos con préstamos norteamericanos, al igual que los gastos causados por las obras públicas que el Estado debe realizar a pesar de su exiguo presupuesto. El abuso de los préstamos exteriores ha agravado la dependencia del Estado y la política peruanos con respecto a los Estados Unidos, sobre todo durante el gobierno de Belaúnde Terry.

Como resultado de esta política económica mendicante el Estado peruano debe: 234 millones de dólares a proveedores privados: 94 millones a las instituciones financieras; 76 millones al BID; 234 millones al BIRF; 122 millones a las agencias del gobierno de los Estados Unidos (AID y EXIMBANK): 42 millones a otros estados. Al finalizar 1968 la deuda externa llega a los 742 1 millones de dólares, según datos del Banco Central de Reserva.

Los intereses, amortizaciones y servicios que el Estado debe pagar a sus acreedores extranjeros, han ido aumentando su negativa influencia sobre la balanza de pagos. En sólo los tres años comprendidos entre las postrimerías de 1963 y fines de 1966, las obligaciones del país con el exterior se elevaron más allá del doble.

Como remedio a esta situación, sucesivos gobiernos oligárquicos han apelado a las inversiones extranjeras en condiciones siempre ventajosas para el imperialismo y siempre onerosas para el Estado peruano.

Las inversiones más cuantiosas de los monopolios se están dirigiendo al sector minero. Así, entre 1961 y 1964 se registró una inversión minera global de 400 millones de dólares que significaron un promedio anual de inversión directa de 300 millones de dólares.

Expresadas en las estadísticas, las inversiones han dado al Perú una de las tasas de crecimiento del PNB más altas de América Latina, lo que encubre el mayor grado de dependencia y la crisis y deformación del sistema económico en su conjunto. Y sobre todo, el hecho indiscutible y peligroso de que el Perú va en camino de convertirse en un país minero monoproductor.

Expertos de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo han calculado que en los próximos siete años se puede esperar una inversión anual de 127 millones de dólares, lo que daría un total para ese período, de 900 millones de dólares, cifra mayor a la inversión íntegra de los Estados Unidos en el Perú (518 millones). De concretarse estas inversiones, como parece estar sucediendo, los grupos oligárquicos podrán salvar la crisis fiscal y hasta proporcionar al país una relativa “estabilidad» que no hará sino agudizar aún más las contradicciones del sistema y la dependencia del Perú.

Dentro de este cuadro caracterizado por: a) una mayor dependencia del imperialismo; b) la agravación de las múltiples contradicciones sociales y económicas del sistema, debió actuar una naciente izquierda insurreccional en 1965. Estas fueron las condiciones objetivas de las que nació y que trató de aprovechar en su lucha. Veamos ahora cómo lo hizo y en qué grado los desniveles, las contradicciones, la desconexión y paradojas de este país, se reflejaron en ella misma y actuaron en su contra.

* * * *

CAPITULO IV
EL MARCO SOCIAL

Presencia del campesinado.
Desde 1956, casi inadvertidamente a los ojos de las direcciones políticas de izquierda y del país entero, un nuevo factor social se había hecho presente con caracteres propios: el campesinado. Empezaba lentamente la sindicalización en las zonas en que el campesinado es más fuerte económicamente y vive más cerca de los centros de comunicación. Los valles de La Convención y Lares en el Cuzco, Cerro de Paseo en el centro, los valles del Norte, albergaban a un campesinado despierto, que vendía sus productos y empezaba a luchar contra los rezagos feudales.

Tradicionalmente el campesinado había vivido apartado de la vida nacional. Si bien es cierto que el debate sobre el problema del indio se remonta a fines del siglo pasado, éste no había participado en él. Ahora empezaba a plantear sus propios problemas y a desarrollar sus propias acciones.

El trabajador agrícola de la Costa tiene en el Perú una larga trayectoria de lucha: las plantaciones cañeras y algodoneras fueron en los años 30 escenario de profundas luchas sociales y en ellas repercutió la prédica de los caudillos de la pequeña burguesía. No sucedió lo mismo con el campesinado de la Sierra, al que esos mismos caudillos olvidaron.

Pero en 1959 y 1960 la agitación agraria llegó fácilmente a muchos rincones apartados. Empezó en la Costa, ciertamente, pero no se limitó a ella.

La huelga estalla en Casagrande, el más grande ingenio azucarero del país, propiedad de la familia Gildemeister. La policía interviene. Mueren cuatro trabajadores y 26 son heridos, tres de ellos gravemente [16]. En Paramonga, otro ingenio propiedad de la Grace, un choque entre huelguistas y tropa deja un saldo de tres muertos y dieciséis heridos. En Raneas, el enfrentamiento entre la policía que defendía a la Cerro de Pasco Copper Corp, y los comuneros que reclamaban la propiedad de sus tierras con argumentos legales, causa tres muertes. Poco antes, otros comuneros habían intentado recuperar la posesión de la hacienda Paria, también propiedad de la Cerro. En la hacienda Torreblanca, valle de Chancay, los guardias civiles disuelven una asamblea del sindicato causando varios muertos y heridos.

Los hechos demostraban que el gobierno y los latifundistas trataban de impedir el proceso de sindicalización mediante el abuso de su fuerza, pero sus sangrientos métodos no lograban el objetivo buscado.

En 1961 y 1962 los periódicos de Lima empiezan a hablar de Hugo Blanco, reclamando la represión contra los sindicatos de La Convención y Lares.

La recuperación de tierras, motejada por la derecha oligárquica como ‘‘invasión» se estaba efectuando en esos valles pacíficamente, movilizando a grandes cantidades de campesinos a quienes la evolución económica y la migración habían dividido en una compleja estructura social [17].

Como lo señala Craig [18], hacía diez años que los arrendires y allegados presentaban reclamos organizados ante la dependencia del Ministerio de Trabajo ubicada en el Cuzco, y en 1958, ocho organizaciones habían formado una federación provincial. El estímulo para la presentación de las primeras protestas y la formación de los primeros sindicatos,

parecen haber sido las huelgas de obreros textiles registradas en el Sur el año 1956.

Casi todos los dirigentes sindicales de La Convención y Lares eran ex-artesanos o ex-trabajadores ferrocarrileros que habían migrado al valle, hablaban castellano y tenían conocimientos elementales. Muchos eran evangelistas (protestantes fundamentalistas) y habían visto en el movimiento laboral la oportunidad de realizar los objetivos de “justicia social» que ellos deducían de las sagradas escrituras. Como lo expresó sucintamente un líder: “la Biblia enseña que los humildes heredarán la tierra —y nosotros somos los humildes» [19].

A través de los abogados cusqueños, los campesinos se vincularon con la Federación de Trabajadores del Cuzco, dirigida casi íntegramente por el Partido Comunista. La primera huelga se produjo durante los meses de junio y julio de 1960, cuando Hugo Blanco todavía no había llegado al valle.

La incorporación de Hugo Blanco a la actividad organizativa de los sindicatos produce una elevación en el nivel de la lucha. 1961 y 1962 pueden señalarse como los puntos más altos de la ola sindicalista.

Pero la ideología revolucionaria de Blanco despierta el celo de los antiguos dirigentes de la Federación Provincial y su trotzquismo la desconfianza de los dirigentes comunistas de la Federación de Trabajadores del Cuzco. Cuando en 1962 es nombrado Secretario General de aquélla, la elección es impugnada por algunos miembros. Mientras tanto, el gobierno de Lima ordenaba su captura.

Sobrevino entonces el violento período de persecución que culminó al ser apresado en mayo de 1963. El gobierno se había librado de Blanco pero no había podido evitar la liberación de miles de campesinos, el quebrantamiento del poder de los hacendados y la alteración de la estructura social preexistente. Era la primera derrota del latifundio en esas proporciones: una reforma agraria quedaba realizada de facto.

En general, el cuadro campesino de esos años nos muestra la lucha por tres objetivos fundamentales: a) el reconocimiento de la organización sindical y la mejora de salarios en la Costa Norte; b) la recuperación de tierras por las comunidades del centro, y c) la abolición de condiciones de servidumbre por los sindicatos de la Selva Alta cus- queña. Al mismo tiempo, los focos más notables se concentran en las zonas donde, por tener más capacidad económica, relación con los partidos políticos o nivel educativo, el campesinado se había organizado en defensa de sus derechos.

Pero no es una movilización total. Antes bien, los focos de agitación ocultan la lucha pausada y lenta de otras zonas en donde la explotación del campesino es mayor y más trágica. La Costa Norte, Cerro de Pasco y La Convención son, posiblemente, algunos de los lugares en que el campesino tiene un nivel de vida relativamente alto. Sin embargo, existen simultáneamente lugares como las provincias altas del Cuzco, las sierras de la llamada “mancha india» [20] o el altiplano puneño, en que la pobreza alcanza dimensiones de tragedia nacional.

Para citar un ejemplo de esta situación nos referiremos al caso de Lauramarca. En un estudio realizado en la citada hacienda (provincia de Quispicanchis, departamento del Cusco), Gustavo Alencastre narra las increíbles condiciones de trabajo que allí imperaban. Trabajan hombres, mujeres y niños desde los siete años, en diversas labores. Los salarios, cuando son pagados —la hacienda siempre elude esta obligación bajo diversos pretextos—, son de treinta centavos diarios; los individuos que no asisten a las faenas están obligados a pagar reemplazantes a razón de cincuenta centavos, es decir una suma mayor que su propio salario; para trabajar en la hacienda los colonos deben salir de sus casas alrededor de las 4 ó 5 de la madrugada y caminar de 10 a 25 kms. hasta el lugar de trabajo; los pastores deben cuidar el ganado fino día y noche en los parajes más fríos y yermos, ya que en caso de pérdida o muerte de una oveja deben pagar 8, 10 y hasta 12 alpacas, lo que constituye para ellos un desastre ecónomico; el “pongaje» o servicio gratuito en casa del patrón, del mayordomo y hasta del guardia civil subsiste a pesar de estar prohibido en la legislación peruana. La lucha de los campesinos contra este régimen es sorda y silenciosa:

“Se ha comprobado también que muchos colonos rehuyen cumplir las órdenes y disposiciones de los empleados. Que otros se rebelan abiertamente. Que algunos ocupan subrepticiamente ahijaderos y rompen alambradas… un grupo reducido de naturales que sirve a los patrones con toda voluntad, goza de privilegios consistentes en más tierras y más pastos, exención de pagos de yerbajes y otros. Este grupo es muy mal visto por los demás y considerado como traidor a la causa indígena» [21].

En mayo de 1957 se organiza el sindicato campesino de Lauramarca, afiliado a la Federación de Trabajadores del Cuzco y a la Confederación de Campesinos del Perú. El nacimiento del sindicato da lugar a constantes presiones y persecución de sus dirigentes quienes se ven obligados a permanecer ocultos para eludir el peligro. Muy pronto se produce la primera huelga de brazos caídos: varios colonos son maltratados por los empleados, muchos son encarcelados y no pocos abaleados en sus domicilios.

Pero la fuerza colectiva del sindicato logra imponer su presencia y transforma a los campesinos y sus costumbres:

“En épocas lejanas existía un Consejo de Ancianos que tenía gran ascendiente, autoridad y predicamento; pero eso es cosa del pasado; porque cuando ahora necesitan discutir asuntos de importancia, se reúne una Asamblea General, en la que a viva voz nombran a sus personeros, apoderados o comisionados; dando muestras de un claro sentido de la discusión democrática y de respeto a la opinión ajena, aparte de intuición y razonamiento correctos y perfectamente enfocados al fin perseguido» [22].

En condiciones similares a las de la hacienda Lauramarca, y aún peores, viven todavía varios millones de campesinos en el Perú, pero a ellos les ha faltado la capacidad económica de que dispusieron los de La Convención o la cercanía a los centros de comunicación que es característica de Pasco y la zona central del país.

Cuando los lugares más conflictivos del campo son reprimidos mediante incursiones punitivas por los gobiernos de turno, el descontento de la masa campesina continúa y se extiende, esperando la primera ocasión para desbordarse, pero sólo explota aisladamente. Este último hecho es favorecido por la rivalidad entre los partidos políticos y las tendencias de izquierda, por la desvinculación entre las regiones y por la existencia de varias centrales campesinas que expresan diferentes intereses y diversas concepciones de lucha.

En el Perú existen las siguientes organizaciones campesinas:

a) Federación de Campesinos del Perú (FENCAP), vinculada al Apra y con influencia en las zonas agrícolas de la Costa Norte.

b) Confederación de Campesinos del Perú, orientada por varias tendencias de la izquierda marxista, con influencia sobre el campesinado del Cuzco, Ayacucho y Lima.

c) Federación de Comunidades del Centro, que agrupa a las comunidades campesinas del valle del Mantaro (Sierra Central).

d) Frente Sindical Departamental de Puno, orientado por los hermanos Cáceres, comerciantes locales con ambiciones políticas [23].

Todas ellas tienen cierta antigüedad, porque el sindicalismo campesino en el Perú no es cosa nueva: hay sindicatos que fueron organizados allá por los años treinta, como los del valle de Chancay y las grandes haciendas costeñas.

Lo nuevo de esta década ha sido la extensión del movimiento sindical a las zonas serranas, las ocupaciones de tierras, la violencia de los choques con las fuerzas represivas y la repercusión de todo esto en la capital, gracias a los modernos medios de información.

Las barriadas marginales
El fenómeno de las barriadas marginales es otra de las características del cuadro social de las últimas décadas, aunque no es privativo del Perú.

En 1955 existían 39 barriadas en la Gran Lima con una población de 119,140 habitantes, un 10% del total. Diez años después, era medio millón de personas, la cuarta parte de la población capitalina.

Las razones de esta gigantesca migración han sido muchas veces repetidas: la atracción que ejerce Lima sobre el resto del país, por ser el centro urbano más desarrollado; la creencia, falsa pero muy difundida, de que en Lima hay oportunidades de trabajo; en general, las condiciones de vida cada vez más difíciles en el interior.

Hasta hoy día, la población de las barridas se ha acaracterizado por sus expectativas en el orden social actual y por su búsqueda de mejoras a través de los políticos de la burguesía. A la vez, subsiste en ella el espíritu comunitario de la provincia, que le permite hacer frente a las adversas condiciones de su vida. La penetración de la izquierda marxista ha sido muy limitada cuando no totalmente nula.

Con todo, la sola presencia de esta población marginal, creciente y subempleada, fue señalada como un factor social explosivo que rodea amenazante a la capital, cual un cinturón de miseria. Y la ocupación de tierras en las afueras de Lima se equiparaba a las noticias frecuentes de “invasiones» campesinas. Dos fenómenos que contribuían a crear una imagen que demostraba por sí sola que algo estaba cambiando en la estructura social.

Radicalización de la pequeña burguesía
A estos factores puede añadirse otro que para la historia política de los últimos años e incluso para la historia de la revolución en el Perú, resulta decisivo: el crecimiento de la pequeña burguesía.

A primera vista, en el Perú del siglo XX observamos una oligarquía poderosa, concentrando el poder en la cúspide del sistema, en sociedad con las empresas extranjeras. En la base un campesinado mayoritario, analfabeto y mísero, excluido de cualquier poder de decisión, y un proletariado agrícola explotado y con todos sus derechos recortados. Entre ambos polos, el proletariado fabril y minero, el artesanado, y la rica gama social de lo que llamamos “clase media».

En verdad, como ya hemos visto anteriormente, este último sector está, en nivel de ingreso, “standard» de vida, grado educativo y capacidad técnica, muy por encima del proletariado fabril y el artesanado. En sus estratos más altos llega a codearse con la clase dominante. Y a ellos llega por el ejercicio de la profesión, a través de la política o de relaciones amistosas y familiares.

Este fenómeno no es original de nuestro país, pero sí es más notable que en otros debido a la existencia de grandes sectores que no participan de la vida nacional.

Un abismo separa a la “clase media» del campesinado y el proletariado agrícola convirtiéndola de hecho en un sector privilegiado.

Un sector privilegiado que desde 1930 viene luchando por el poder y agitando consignas radicales para atraer en su apoyo a los estratos postergados, pero que no ha vacilado en traicionarlos cuando ha podido llegar a arreglos ventajosos con la clase dominante.

Ahora bien, a partir de 1956 observamos que el crecimiento de la clase media se equipara al del proletariado, como consecuencia del fenómeno de urbanización y la gran movilización social de los últimos años.

Aunque las estadísticas peruanas no permiten elaborar con precisión un estudio sobre la estructura de clase de la sociedad, puede servirnos de índice la “posición ocupacional» de los trabajadores registrada por el Censo de 1961. Entre trabajadores independientes y empleados, los datos de dicho Censo dan un 50.8% de la población económicamente activa, mientras a los obreros correspondió un 32%, a los trabajadores domésticos 5.7, a los patronos 1.9 y a los familiares no remunerados 9.3% [24].

Esta alta cifra —1’548,469 dentro de una población económicamente activa calculada en algo más de tres millones de personas—, nos da una idea de la importancia numérica de la pequeña burguesía en el Perú, sobre todo si tenemos en cuenta que los estudiantes no están considerados dentro de la población económicamente activa.

Además del crecimiento de los últimos años, la pequeña burguesía registra una gran movilidad social. A ella acceden una gran cantidad de “recién llegados» de provincias o hijos de padres obreros, artesanos o campesinos. El canal de acceso es siempre la educación, tal como lo será para los estratos sociales superiores. Por eso, al mismo tiempo que la pequeña burguesía crece, la universidad se democratiza y el nivel social de su alumnado es cada año más bajo. Y como este proceso se realiza en medio de luchas, contradicciones y choques sociales, la universidad se radicaliza y se convierte en el caldo de cultivo de las ideas marxistas, sobre todo a partir de 1956…

Paralelamente, los empleados de comercio y los bancarios lograron construir fuertes organismos sindicales que durante varios años estuvieron a la vanguardia de las luchas sociales en la capital.

El estudiantado
Leemos en el Plan Sectorial de Educación:

“El sistema educativo peruano ha experimentado desde 1955 el período de más rápido crecimiento de su historia. Desde un total de 12,875 establecímientos de enseñanza en 1955, se ha elevado hasta 18,722 en 1964, un incremento total del 45.4% que en los niveles de primaria, media y superior ha alcanzado, respectivamente, a 41.0,%, 140.6% y 273.3%» [25].

En el mismo período, de 1’262,765 alumnos matriculados en 1955 se pasó a 2’491,571 en 1964, un incremento total del 97.3%.

El crecimiento fue más notable todavía en las universidades. De 34 escuelas normales y 9 universidades que había en 1960 se pasó a 86 escuelas normales y 24 universidades. Y el ritmo creciente ha continuado en los años posteriores: en 1968, el número de alumnos matriculados en todos los niveles de enseñanza llegó a 3’235, 700, un cuarto de la población total. Los universitarios son 96 mil. En 1970 serán 111 mil los egresados de secundaria que tocarán a las puertas de las universidades.

Guiados por concepciones tradicionales y razones de prestigio, los educandos se dirigen preferentemente hacia las profesiones liberales, que son las que menos oportunidades ofrecen en un país sobrecargado de letrados y abogados. Al salir de la universidad, son pocos los que pueden obtener empleos bien remunerados y un buen porcentaje los que deben dedicarse a otras actividades.

No sólo eso. Antes de llegar a la universidad han debido pasar por un duro proceso de selección en el que los más pobres han sido eliminados. De los que logran terminar la educación secundaria, un porcentaje cada vez más alto es descartado por la enseñanza superior, debido a que no cuenta con la capacidad suficiente para recibir a tantos postulantes.

El número de postulantes inscritos se elevó progresivamente desde 12,305 en 1960 hasta 26,374 en 1964; de ellos fueron declarados “aptos para matricularse» 4,479 en 1960 y 7,968 en 1964. En 1967 fueron 40 mil los que no pudieron ingresar. Se calcula que para 1970 serán 71 mil los eliminados [26].

“Casi la mitad de los alumnos abandonan la escuela secundaria sin concluir los estudios… De los que llegan a concluirlos, sólo la mitad llegan a ingresar a los estudios superiores» [27].

La situación del estudiantado ha sufrido un vuelco. En los primeros años de este siglo, los hijos de “buena familia» que se educaban en las universidades, tenían su porvenir asegurado en la política, las profesiones liberales y los negocios. En las últimas décadas, por el contrario, una sensación de inseguridad y postergación hace presa de ellos, impulsándolos a acciones cada vez más radicales y violentas. Es muy poco lo que los hijos de empleados pobres o de obreros pueden esperar del sistema. Y si bien es cierto que una minoría logra escalar posiciones, siempre hay una mayoría relegada y dispuesta a escuchar la prédica revolucionaria.

* * * *

CAPITULO V
LAS CAUSAS POLITICAS

El cuadro económico-social que hemos diseñado en los capítulos anteriores, no tardó en reflejarse nítidamente en la vida política del país.

En 1956 el régimen autoritario de Odría no pudo soportar la presión de los sectores descontentos y se vio obligado a ceder el poder a Manuel Prado, un impopular banquero aliado del Apra.

Prado desarrolló su gobierno en medio de un clima de contradicciones entre varios sectores de la oligarquía y, a pesar del apoyo incondicional del partido aprista, tuvo que enfrentar una creciente ola de agitación social.

Mientras campesinos y obreros agrícolas desarrollaban combates de una dimensión sin precedentes, los estudiantes y las capas pobres de la pequeña burguesía se radicalizaban rápidamente.

El campesinado quería recuperar sus tierras, librarse de la servidumbre y que se respete sus sindicatos; los obreros, golpeados por la crisis, pedían mejores salarios; lo mismo exigían amplios sectores de la pequeña burguesía.

En estas condiciones la influencia de la izquierda marxista empezó a crecer en el estudiantado, la clase obrera y el campesinado. Simultáneamente, nuevas tendencias reformistas, como el belaundismo y la democracia cristiana, nacieron del seno de la pequeña burguesía.

La situación podía equipararse a la de 1931, cuando una parecida onda de intranquilidad generó a los partidos aprista y comunista. Pero esta vez la dimensión y alcances eran mayores y más amplios los sectores sociales afectados.

Esta vez no se podía ignorar a las grandes masas ni a los sectores olvidados del campesinado y se comprendía con mayor precisión la importancia de compenetrarse con ellos.

La Revolución Cubana y el XX Congreso
El impacto causado por la Revolución Cubana fue muy grande y no tardó en reflejarse en las organizaciones políticas. En el Apra produjo el desprendimiento de un grupo de jovenes que formaron primero el Comité de Defensa de los Principios Apristas y de la Democracia Interna luego el Apra Rebelde y más tarde el MIR. Los encabezaba Luis de la Puente Uceda.

En el Partido Comunista fue aún más fuerte y se unió al causado por el XX Congreso del PCUS y la polémica con el PCCH.

En efecto, todo un andamiaje ideológico, teórico y práctico quedaba automáticamente en discusión. El culto a Stalin había sido remecido desde sus cimientos y con él la infalibilidad del Partido de la Unión Soviética. Temas como la validez de las posiciones del PCUS; la inmediatez o lejanía de la revolución y el papel de las clases sociales en ella; las etapas de la revolución y el papel del partido, empezaban a ser debatidos.

En general, el socialismo cubano planteaba los problemas de la revolución para la orden del día y no para un mañana más o menos lejano, daba una finalidad precisa a todos los revolucionarios de Latinoamérica y otorgaba cierto respaldo a las “herejías» en germen. Aún sin proclamarlo, todos comprendíamos por esos años que había empezado una nueva etapa revolucionaria había empezado y que, de realizarse, la revolución no se desarrollaría necesariamente de acuerdo a los patrones que teníamos en mente.

La “Nueva Izquierda»
El efecto fundamental del impacto del XX Congreso, los cambios en el movimiento comunista internacional, la Revolución Cubana, las luchas campesinas y todo el marco social descrito anteriormente, fue el de generar diversos movimientos de discrepancia o por lo menos diferencias con las direcciones políticas de la izquierda, a lo que muchos dieron en llamar posteriormente, la “nueva izquierda’’.

¿Quiénes conformaban esta heterogénea “nueva izquierda»? Es arriesgado decirlo desde que, consultados, algunos de los que la conforman lo negarían. Pero de acuerdo a lo sucedido en los últimos años podríamos enumerar así sus componentes:

a) los discrepantes del Apra que, después de un complicado proceso de lucha interna, dieron nacimiento al MIR y a Vanguardia Revolucionaria;

b) los discrepantes del Partido Comunista que, luego de un proceso similar, fueron a nutrir, unos el FIR y el ELN, y otros las tendencias maoístas que aparecieron posteriormente;

c) la enorme cantidad de jóvenes, principalmente universitarios, que sin pertenecer a estas organizaciones se identificaban, en una u otra forma, con ellas;

d) algunos trotzquistas como Hugo Blanco, cuya decidida actividad en el campesinado los diferenciaba claramente del trotzquismo “tradicional», teorizante y dogmático.

Muchas interrogantes sobre estrategia y táctica no eran planteadas expresamente. En gran medida, la “nueva izquierda» continuaba sosteniendo teóricamente las posiciones “tradicionales»: caracterización del país y sus clases dominantes y etapas necesarias para la revolución. Todavía hasta hoy encontramos en los documentos de algunas organizaciones insurreccionales la misma tipificación del régimen hecha por el Partido Comunista. Lo nuevo estaba, en todo caso, en los métodos de lucha que se propugnaba y en la actitud general frente al poder oligárquico.

¿Cómo resumir los puntos de vista de la “nueva izquierda?» Es una tarea difícil, ya que ella se presentaba en forma sumamente difusa, con planteamientos dichos a medias o simplemente entre líneas. Hasta ahora no podría encontrarse en el Perú un planteamiento teórico sólido, que englobe y resuma de verdad todo lo que la “nueva izquierda» piensa. Más que una plataforma teórica, ella había esbozado en aquella época, una actitud.

Tratemos de precisar aquí algunos de los puntos que consideramos comunes:

En primer lugar su actitud frente al campesinado. Guiándose por los ejemplos chino y cubano, todas estas tendencias coinciden en otorgarle un papel muy importante en la primera fase de la revolución y en consecuencia dirigen hacia aquél su actividad fundamental. Así, Luis de la Puente asesoró por un buen tiempo a la comunidad de Chepén y otras, Hugo Blanco participó en la organización sindical de los valles de La Convención y Lares, y otros estudiantes tomaron parte en diversas formas en la sindicalización campesina.

La verdad es que también los partidos políticos “tradicionales», sobre todo el comunista, habían influido en el asesoramiento y organización de los sindicatos campesinos, pero no habían incorporado a su militancia plenamente al movimiento. Había, pues, una gran diferencia entre quienes trataban de influir sobre el movimiento campesino “desde afuera» y quienes se incorporaban a él para orientarlo “desde adentro».

En segundo lugar, la negación de toda posibilidad pacífica de ascenso al poder. Salvo los socialistas, ningún organismo de la izquierda marxista ha planteado nunca en el Perú tal posibilidad. Pero los discrepantes querían que los métodos de acción se adecuaran al objetivo final de la toma del poder por la violencia.

En tercer lugar, el repudio contra los partidos “tradicionales» aprista y comunista cuyo pasado atacaban. Todos los nuevos grupos tenían en común la negación de algo. Más que afirmando, nacían negando. Les era también común en este terreno, cierta falta de análisis, consecuencia de defectos en el conocimiento del pasado.

Particularmente en lo que se refiere al Partido Comunista, pocos o ninguno de los discrepantes podían exhibir un bagaje real de conocimientos sobre la historia del partido y las circunstancias nacionales e internacionales en que tuvo que operar y que explican los desaciertos de su política.

Esta, que a primera vista puede parecer una observación sin mayor importancia tiene, en realidad, una razón de ser. Sólo analizando exhaustivamente la historia del partido y relacionándola con la historia del movimiento comunista internacional, se puede encontrar la raíz de los errores cometidos, porque la política nacional del partido reflejó siempre la línea del movimiento comunista internacional. Quedándose sólo en el rechazo vago y global del oportunismo, los discrepantes del Partido Comunista y quienes repetían sus argumentos, rehusaban ahondar el análisis.

Lo mismo puede decirse respecto de los trotzquistas. Es cierto que el stalinismo es la fuente de las deformaciones del movimiento comunista, de sus errores y frustraciones. Pero, ¿basta él para explicarlo todo? ¿No habría que buscar también en sus raíces la explicación de por qué surgió y triunfó en la lucha por la dirección del bolchevismo? ¿Por qué dirigir la crítica solamente al stalinismo y no también al trotzquismo, cuya ejecutoria no es nueva en nuestro país? En realidad, las direcciones trotzquistas habían participado en gran medida de las concepciones y métodos señalados como “tradicionales».

En cuarto lugar, la “nueva izquierda» reivindicaba la acción como promotora del desarrollo de la conciencia popular. Armada o no, individual o masiva, la acción era, a sus ojos, la única que podía engendrar la revolución y unificar a los revolucionarios.

Este es el aspecto más importante y el que define, en último término, la lucha de estos años. El que distingue lo que es realmente nuevo de lo que no lo es. A partir de este principio se puede exigir cierta consecuencia entre las palabras y los hechos, la teoría y la práctica, los discursos y la conducta.

Poco a poco este planteamiento fue quedando más claro y no tardó en afectar la concepción que exigía la preexistencia del partido para cualquier proceso revolucionario. Cuando la estructura teórica de las guerrillas enunciada por los dirigentes cubanos y resumida por Debray empezó a circular en el Perú, no hizo sino reforzar lo que muchos habían sostenido en la práctica: primero la acción, luego el partido; el partido nace de la acción.

Sin embargo, la “nueva izquierda» llevaba dentro de sí una serie de características negativas, muchas de las cuales contribuyeron más tarde a sus derrotas más serias. Sin ahondar en esas características es imposible explicarse coherentemente la historia de los últimos años.

Nacida de los sectores empobrecidos y postergados de la pequeña burguesía, la “nueva izquierda» no siempre era consecuente con los principios que proclamaba: más que de hechos concretos, gustaba del gesto y la declaración. Proclamaba la necesidad de ir al campo a iniciar la revolución, pero permanecía en la ciudad, salvo las excepciones mencionadas; propugnaba la lucha guerrillera como la única salida revolucionaria para la situación del país, pero sólo una minoría de ella formó parte de las guerrillas cuando éstas abrieron los fuegos; se decía unitaria, pero se mantenía fragmentada en múltiples grupos que se combatían violentamente unos a otros; señalaba a fuego la tendencia del Partido Comunista a guiarse por planteamientos políticos ajenos a la realidad del país, pero no hacía ningún esfuerzo sistemático por estudiarla y, en general, podía decirse que la desconocía; repudiaba al stalinismo pero aplicaba sus métodos en sus luchas y fragmentaciones internas.

En general, la “nueva izquierda» carecía de un planteamiento ideológico coherente y de un conocimiento cercano de la realidad peruana, que sólo podía ser resultado de la concurrencia de dos factores: el estudio teórico de la economía y la sociedad peruana y la actividad práctica en el seno de las masas.

Las profundas divisiones de la izquierda tienen, en el Perú, una vieja raíz. Desde la muerte de José Carlos Mariátegui, un marxista de espíritu amplio y creador, el Partido Comunista estuvo largos años bajo la dirección de Eudocio Ravines y sus testaferros. Ravines es posiblemente el traidor más inescrupuloso de América Latina y tuvo tiempo, mientras estuvo a cargo de la dirección del PC. de crear una escuela caracterizada por sus métodos de liquidación política que no reconocían ningún principio y ningún tipo de legalidad. Muchos revolucionarios valiosos fueron liquidados políticamente en este proceso y la lucha contra Ravines llena un buen número de años de la historia del PCP.

La acusaciones fraguadas, las expulsiones sin pruebas, la intolerancia respecto al discrepante, el dogmatismo, la falta de imaginación y audacia, la desconfianza con las masas, el temor a pensar por cuenta propia, formaron parte de ese modelo degenerado de stalinismo que Ravines implantó en el Perú.

Estos métodos impidieron cualquier debate de principios, cualquiera confrontación de argumentos. La situación, mantenida durante muchos años y que en gran parte subsiste hasta hoy, se reflejó en toda la izquierda. No había en ella ningún antecedente de colaboración por encima de las discrepancias y de confrontación de experiencias.

Dividida por múltiples querellas, fragmentada y subfragmentada, conservando gran cantidad de rezagos de la política “tradicional», esta nueva izquierda tenia, hay que decirlo, mucho de viejo. Y en esas condiciones no estaba evidentemente a la altura de las grandes jornadas que la esperaban y aún más, perdió, como lo demostraremos más adelante, varias oportunidades de ligarse a las masas.

La izquierda y la sindicalización campesina
Hemos visto anteriormente cómo, bajo la influencia de la izquierda en unas ocasiones o espontáneamente en otras, la sindicalización campesina se extendió desde 1956 hasta 1962. El punto más alto de esa gran ola, por la calidad política de sus dirigentes, estuvo en los valles de La Convención y Lares y la figura más destacada fue Hugo Blanco.

Pero Hugo Blanco era y es un disciplinado militante trotzquista. Este hecho planteaba a la izquierda un serio problema. ¿No se había dicho durante muchos años que los trotzquistas son agentes del imperialismo? ¿No se habla señalado repetidamente al trotzquismo como una corriente contrarrevolucionaria? Los años del stalinismo no estaban lejanos y, en todo caso, caído el ídolo de Stalin, el supremo anatema contra el trotzquismo no había sido retirado por nadie; tenía plena vigencia.

Eso, por un lado. Por otro, la izquierda en su conjunto no se incorporaba plenamente a la lucha campesina. Orientaba a las organizaciones “desde arriba», asesoraba a los sindicatos, destacaba temporalmente organizadores al campo, pero no dirigía “desde adentro», a la manera de Blanco.

Por un lado, sus prejuicios políticos, todavía subsistentes, le impedían dar a Blanco la colaboración que merecía. Por otro, su inercia la mantenía encerrada dentro de sus viejos moldes urbanos.

A fines de 1961, Juan Pablo Chang y un grupo de cuadros que no militaban en ninguna organización partidaria, formó el APUIR (Asociación para la Unificación de la Izquierda Revolucionaria) y planteó la formación de un Frente de la Revolución Peruana.

Muy pronto quedaron precisados los siguientes puntos comunes: “Apoyo incondicional a la ocupación de tierras; reorganización de la CTP y lucha por un Pliego Único de Reivindicaciones; amnistía para todos los presos y perseguidos políticos y sociales; defensa incondicional de la Revolución Cubana; confiscación de todos los latifundios y distribución gratuita de la tierra a los campesinos; nacionalización de las empresas imperialistas; reforma urbana y gobierno de los trabajadores» [28].

El objetivo del Frente era la construcción de un Partido Único de la Revolución. El llamamiento estaba dirigido a todas las organizaciones de izquierda: Partido Comunista, Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Partido Socialista, Partido Comunista Leninista, Movimiento Túpac Amaru, fracciones trotzquistas de “Voz Obrera» y “Obrero y Campesino» y Movimiento Social Progresista.

En realidad, la razón del llamamiento era promover un vigoroso apoyo político a las ocupaciones de tierras encabezadas por las federaciones campesinas y particularmente a Hugo Blanco, en momentos en que éste carecía de él.

El llamamiento fue escuchado por las fracciones trotzquistas, excepto el Posadismo y por el Partido Comunista Leninista, agrupación de discrepantes del PCP. La gran mayoría de la izquierda ignoró el llamado y el apoyo a Blanco fue, en el mejor de los casos, puramente declarativo. Sin embargo, lo que Blanco necesitaba no eran declaraciones, sino dinero, hombres, armas…

El ascenso de las masas campesinas era demasiado rápido y grande como para permanecer indiferente. Si otras tendencias políticas, además del trotzquismo, hubieran apoyado a Blanco, se hubiera configurado un movimiento sólido, fuerte, capaz de extenderse a otras zonas del país y de defenderse con éxito frente a la represión que se veía venir.

Por otra parte, el mismo Blanco no estaba preparado para hacer frente a esos momentos difíciles porque permanecía sujeto a una dirección dogmática, poco conocedora de la realidad nacional e ignorante del trabajo práctico; una dirección que no podía proporcionar la salida coherente y lógica al movimiento iniciado.

Blanco aspiraba a que “el Sindicato Campesino se erija paulatinamente en un verdadero organismo de poder popular democrático, que se enfrenta a cada paso y cada día con mayor vigor al poder patronal, representado por el gamonal y todas las fuerzas estatales a su servicio» [29]. Eso era para él, el Poder Dual: “dos poderes que se enfrentan, el de los explotadores representantes del pasado oprobioso y el de los explotados abanderados del futuro» [30].

El organismo fundamental de la lucha armada en el Perú sería, según esa tesis, la milicia del sindicato dirigida por el partido [31]. Lo que no quería decir que hubiera llegado la hora de la lucha por el poder: “esta etapa, decía Blanco en 1964 desde su prisión de Arequipa, no tiene un objetivo inmediato de lucha por el poder o por el derrocamiento del gobierno de Belaúnde sino objetivos más modestos y defensivos: la defensa de las ocupaciones de tierras por los campesinos del ataque de las fuerzas armadas y de los terratenientes» [32].

La tesis del poder dual y de las milicias podía tener éxito como consigna para las masas y podía ser difundida y obedecida bajo un régimen burgués que, como el de Prado, alternaba la negociación con la represión; pero ya después del golpe militar de 1962 no servía para hacer frente a un ejército que había asumido el poder para “poner orden» en el país y para arreglar cuentas, entre otras cosas, con los campesinos de La Convención.

Cualquiera que quisiera mantenerse junto a las masas a pesar de la represión debía recurrir a la táctica guerrillera. Pero esa decisión requería una absoluta claridad sobre la metodología a aplicarse.

Esa condición no se dio. Y a comienzos de 1963, después de los encuentros de Pucyura, solo y abandonado, Blanco cayó en poder de la policía. Un resultado en el cual la izquierda en general y particularmente la izquierda revolucionaria, tenía seria responsabilidad.

Por eso, las masas de La Convención y Lares no desembocaron en la lucha guerrillera que constituía la culminación lógica del proceso iniciado desde 1956 sino que, por el contrario, tuvieron que soportar sucesivas incursiones represivas en 1963.

Lo que hubiera podido ser el punto inicial de un poderoso movimiento revolucionario, quedó sólo en reformas: la Junta Militar no tardó en reconocer el control “de facto» de las parcelas por los campesinos, mediante decreto promulgado en marzo de 1963.

La tierra había sido conseguida… Y si bien eso no resolvía todos los problemas de los campesinos, pues la tierra debía ser pagada a los propietarios, cosa que no han hecho hasta ahora y presumiblemente no harán, parte de los objetivos por los que se había luchado, quedaban conquistados. El movimiento no lograría retomar la fuerza de antes, pues los intereses comunes que habían cohesionado a diversos estratos sociales ya no existían y, antes bien, las organizaciones se debilitaban minadas por las discrepancias entre los seguidores de Blanco y la FTC y por las diferencias entre arrendires y allegados.

La “invasiones» de 1963-64
La captura de Hugo Blanco no significó el fin del movimiento campesino desde que, como hemos visto antes, La Convención era sólo uno de los focos de la actividad insurgente.

Durante casi siete años el arquitecto Fernando Belaún- de había recorrido el territorio nacional sembrando promesas de reforma agraria con la finalidad de recolectar votos. Era lógico que los campesinos esperaran el cumplimiento de las promesas una vez colocado en la Presidencia luego de unas elecciones apadrinadas por el ejército. ..

En realidad, su doble actitud, lo había hecho incurrir en un juego peligroso: mientras a las masas les prometía una reforma agraria lo suficientemente vaga para despertar su entusiasmo y hacerles creer en lo que ellas querían, a la oligarquía le planteaba concretamente una reforma limitada a los sectores más conflictivos, dejando intangibles los latifundios más productivos, que son también los más poderosos del país. Frente a las masas, gustaba presentarse como un incendiario; frente a la oligarquía, con la que mantenía antiguos lazos políticos y familiares, aparecía como el bombero de un incendio con el que amenazaba en caso de no ser elegido.

A mediados de 1963 las ocupaciones de tierras empiezan a extenderse amenazadoramente. ¿Qué sucedía? Era evidente que el ascenso del arquitecto al poder había creado en las masas la confianza de que, al recuperar sus tierras, no serían reprimidas.

Ya en octubre del mismo año las “invasiones» se multiplicaban en el centro y se extendían a toda la parte meridional del país. Se estima en no menos de trescientos mil campesinos de diferentes status de tenencia, pero fundamentalmente comuneros, colonos de haciendas y trabajadores sin tierras, los protagonistas.

Esta gran oleada invasora tenía características propias, todas ellas reveladoras del alto nivel que estaba alcanzando la lucha campesina y por consiguiente, alarmantes para las “clases altas».

En las anteriores etapas, los campesinos se conformaban con ocupar pacíficamente zonas sin cultivar, preferentemente pastos naturales, y siempre exhibían incontrastables argumentos legales para su acción. Eran, no sólo pacíficos, sino también legalistas: la violencia venía estrictamente del campo enemigo.

Ahora, la situación había variado: ya no tenían mayor interés en la argumentación legal, les bastaba decir que las tierras les pertenecían y que ya las habían pagado con el trabajo gratuito o mal remunerado de varias generaciones. Y además, también ocupaban zonas de cultivo, sembradas o en descanso [33].

La consigna “Tierra o Muerte» se extiende por primera vez a lo largo de toda la Sierra. “Con la excepción de Puno, todos los departamentos de la Sierra fueron escenario de invasiones: Cajamarca, Ancash y Huánuco en grado menor, Apurímac, Ayacucho, Huancavelica y Arequipa en grado mediano y Pasco, Junín y Cuzco en muy alto grado» [34].

La creciente relación entre ciudad y campo contribuyó a que muchas de estas ocupaciones de tierras encontraran una dirección consciente de parte de estudiantes, licenciados del ejército, abogados provincianos, personas con intereses propios, etc. Era un movimiento nacido de los más profundos deseos de reivindicación de las masas, pero no enteramente espontáneo. Había una dirección, pero era múltiple e inubicable.

Orgánicamente, la izquierda no estuvo presente en este movimiento aluvional. En enero de 1963 había sido reprimida y casi todos sus dirigentes se encontraban en la cárcel. Quedaban elementos aislados, desvinculados de sus direcciones, aunque actuantes.

Debido a que no había sabido ligarse a tiempo al campesinado, la izquierda no supo prever la gigantesca movilización y tampoco pudo defender al campesinado de las masacres que siguieron.

A fines de diciembre de 1963, el Ministro de Gobierno Oscar Trelles fue censurado por la oposición de derecha (APRA-UNO). Lo reemplazó un nuevo ministro “duro», el que autorizó al ejército y la policía a poner orden.

La oleada fue detenida en un baño de sangre.

Constreñida por su falta de audacia, la izquierda se había aislado por propia voluntad del ascenso popular y en consecuencia no se encontraba en capacidad de utilizarlo para ligar las reivindicaciones de los campesinos con los objetivos de la revolución. Con ello perdía, como en 1962, una oportunidad revolucionaria. Pudo incorporarse al campesinado en 1961-62 y tuvo los medios suficientes para hacerlo, pero careció de iniciativa e imaginación. En 1963-64 ya era demasiado tarde para intentarlo.

* * * *

CAPITULO VI
EL ELN

Desde sus comienzos, el ELN estuvo formado por un reducido grupo de jóvenes. Había entre ellos colegiales, universitarios, obreros, uno que otro campesino. Muchos provenían de la Juventud y del Partido Comunista pero, por diversos motivos, habían dejado de prestarle obediencia y de militar activamente en sus organizaciones. No los había unido un plan preconcebido de reclutamiento sino circunstancias fortuitas.

Había entre ellos brillantes poetas que ya habían logrado audiencia y consagración, como Javier Heraud; jóvenes con aficiones intelectuales, imaginación y gran talento como Edgardo Tello; colegiales, sencillos muchachos de barrio como Hugo Riera; obreros de construcción como Moisés Valiente. Posteriormente, ya en 1964, se incorporaron algunos cuadros de cierta experiencia política, como Juan Chang, que había sido miembro de la dirección del FIR; Luis Zapata, dirigente de los obreros de construcción civil del Cuzco; Guillermo Mercado, que también había formado parte del Comité Central Leninista y de la dirección del FIR, y otros.

Junto a maduros dirigentes de larga experiencia, formaban filas adolescentes que recién nacían a la vida política. Diferentes caminos los habían llevado a una misma posición: a unos la experimentación de múltiples tácticas y la decepción final con respecto a los métodos de lucha política practicados hasta entonces en nuestro país; a los otros, el deseo de tomar parte en heroicas acciones. A todos los unía la admiración por la Revolución Cubana y sus líderes y el anhelo de seguir su ejemplo.

Todos afirmaban ser marxistas leninistas, pero algo los diferenciaba del resto de la “izquierda nueva»: un afán de purismo político, cierto desdén por la lucha política propiamente dicha y el recelo respecto a cualquier tipo de organización partidaria.

El ELN elaboró un programa, pero hay que decir que ese trabajo no ocupó los mejores esfuerzos de la organización. En verdad, para casi todos sus integrantes, la izquierda había elaborado ya bastantes programas como para ponerse a redactar uno más. El programa fue elaborado en breves y agitadas discusiones, en campamentos, en el curso de viajes o en plena actividad clandestina! Algunos borradores quedaron perdidos en las peripecias de esos años intensos.

Se había cuidado que los planteamientos reunieran dos cualidades: ser lo suficientemente amplios como para reunir a amplias capas de la población, fundamentalmente a los obreros y campesinos, y lo suficientemente claros como para que nadie dudara de los objetivos de la acción a iniciarse. Al mismo tiempo sintéticos, de fácil fijación en la imaginación popular.

No se trataba ciertamente de hacer una larga relación de reivindicaciones mínimas y máximas, árida, pedante y difícil para la mentalidad de las personas sencillas. Esbozar por otro lado planes de gobierno tal como los partidos burgueses, era ilusorio desde que una gran distancia en años y esfuerzos separaba esos instantes del poder.

El programa debía ser, al mismo tiempo que la bandera común susceptible de ser agitada desde el comienzo de la lucha, un esquema que pudiera ser llenado, corregido y completado con el conocimiento de la realidad peruana, los deseos y necesidades del pueblo.

Posteriormente, el programa fue corregido, disminuido y aumentado sucesivamente. Al promediar 1964 había quedado sintetizado en los siguientes puntos:

1) Gobierno Popular.

2) Expulsión de todos los monopolios extranjeros.

3) Revolución Agraria.

4) Amistad con todos los pueblos del mundo.

5) Soberanía Nacional.

Eran las cinco tareas a cumplirse por la revolución, las tareas sin las cuales no había revolución posible. Al mismo tiempo, eran los objetivos a los que el pueblo llegaría luego de un extenso camino.

En definitiva planteábamos el socialismo como el objetivo final de nuestra acción.

Dos métodos eran señalados como los fundamentales para cubrir el camino con éxito: lucha armada y unidad popular. Ambos se complementan dialécticamente porque en el Perú no puede entenderse uno sin el otro. Será la lucha armada la que logre construir una auténtica unidad de todas las capas explotadas de la población. Y a su vez, la unidad popular tendrá su expresión más alta en los combates armados contra el imperialismo opresor y sus aliados nacionales.

Con relación a las demás organizaciones de la izquierda, la actividad del ELN estuvo orientada, desde el comienzo, a la formación de un amplio frente político que respaldara las acciones, aunque no lo consideraba indispensable para iniciarlas.

El ELN siempre había pensado que la revolución no será obra de un solo partido sino un proceso múltiple, cambiante, sumamente complejo, al cual fuerzas sociales y políticas de la más diversa índole darán su aporte. En consecuencia, cuidaba ofrecer una imagen absolutamente amplia y exenta de sectarismo, allanando el camino a todos los que quieran participar de la insurrección, en cualquier tarea que elijan.

Estas consideraciones se sustentaban en dos hechos objetivos: la realidad del pueblo peruano y la situación de la izquierda marxista.

Revolución y partido
Las grandes mayorías del Perú siempre fueron apolíticas. Primero el Incario, luego el poder colonial español y después el remedo de República que hemos vivido en casi todo lo que va de este siglo, tuvieron estructuras políticas limitadas a las clases dominantes y sectores privilegiados. Las masas indígenas en un comienzo, y luego los proletarios y campesinos, nunca tuvieron poder de decisión sobre los asuntos del Estado. Restringido el voto a los ciudadanos “solventes» o a las minorías lectoras, no hubo necesidad de consultar al pueblo para esas decisiones y desde luego, tampoco de incorporarlos a organizaciones políticas partidarias.

Pero nuestro pueblo ha luchado innumerables veces heroica, sangrientamente contra sus opresores. Sin embargo, su lucha nunca ha alcanzado en lo que va de nuestra historia, proporciones nacionales, aun en los casos de las sublevaciones más extensas.

Los caudillos quechuas que se enfrentaron al poder español no pudieron movilizar tras de sí a todos los pueblos indígenas; tampoco los caudillos criollos que realizaron nuestra independencia. Y la república es una sucesión de levantamientos de campesinos, fácil y rápidamente aislados y debelados, y de cruentas guerras civiles entre militares y políticos ambiciosos, espectadas con cierta indiferencia por las grandes mayorías.

En el fondo de estas limitaciones vivían profundas diferencias de clase y desconexiones entre las diversas regiones del país.

La revolución socialista es el primer cambio que requiere la participación activa de todo el pueblo. Sin esa participación es ilusorio pensar en el triunfo revolucionario.

Al mismo tiempo que requisito indispensable para el triunfo, constituye el mejor dique contra cualquier desnaturalización de la revolución. Las masas campesinas y proletarias, sin cuya colaboración ninguna guerra revolucionaria es posible en el Perú, deben promover sus propios líderes y ejercitarse en la adopción de sus propias decisiones.

Para el cumplimiento de este proceso, la prematura creación de un partido político es un obstáculo serio.

Si el partido es creado antes de iniciada la guerra, se convierte rápidamente en una organización con sus propios intereses de grupo y da lugar a una dirección que también los tiene. Los intereses globales de la organización o los particulares de su dirección, se contradicen a menudo con las necesidades de la revolución en países como el nuestro, donde los partidos nacen, no de las mayorías explotadas, sino de capas privilegiadas, burguesas o pequeño-burguesas, apartadas del conjunto de las masas explotadas.

Las contradicciones no tardan en expresarse en las repetidas postergaciones de los plazos revolucionarios, a dilación de las tareas, el egoísmo de organización, el sectarismo, y en un verbalismo incendiario que no corresponde a la conducta adoptada.

Muchas veces el partido debe usar un lenguaje insureccional» para satisfacer a sus bases y atraer nuevos adherentes. En realidad desarrolla una actividad dirigida exclusivamente a controlar desde arriba a las organizaciones estudiantiles y obreras.

¿No es ésta, en verdad, la política tradicional recubierta con un lenguaje “nuevo»?

Cuando la presión de los militantes exige la concreción de reales tareas revolucionarias, la pugna ideológica y política no tarda en aparecer. Entonces se pierde la perspectiva revolucionaria dentro de una maraña de luchas intestinas. Y las tareas revolucionarias son nuevamente postergadas a nombre de la lucha contra el oportunismo.

Cuando el partido logra iniciar la insurrección, su dirección política, luego de sucesivas depuraciones, se ve obligada a transformarse en dirección militar. Pero la revolución no es como el teatro, donde el actor puede cambiar de vestuario de una escena a la otra.

Una dirección política no puede transformarse en militar por el simple hecho de desearlo: necesita antes pasar por el tamiz de la lucha misma, que selecciona implacablemente a los más capaces y elimina a los menos aptos, por más que éstos sean políticos brillantes.

No siempre es el político experto el más indicado para dirigir una lucha que, sobre todo en los primeros momentos, exige férrea disciplina y cualidades militares. Cuando el partido traslada toda su dirección al campo, ésta tiende a repetir inconscientemente su liberalismo urbano en un nuevo escenario. Y fracasa, llevando a la derrota a la insurrección iniciada.

Por otro lado, todo partido político crea en sus militantes cierto espíritu de cuerpo, orgullo y superioridad con respecto a las demás organizaciones. Un partido político es una organización lanzada hacia el poder, hacia la supremacía del movimiento en que interviene. Lo que convierte a la unidad revolucionaria en una tarea imposible por el recelo mutuo, la rivalidad y hasta la inquina entre las organizaciones.

Los miembros del ELN no querían crear un partido más, un nuevo elemento de confusión y dispersión. Por eso siempre trataron de construir, al mismo tiempo que una “asociación libre de revolucionarios», un equipo militar disciplinado.

Disciplina y democracia no se oponen en una organización militar revolucionaria. Su vida interna puede ser una mezcla de subordinación del inferior al superior en las cuestiones militares y democracia y libertad de expresión para los asuntos políticos. Es absurdo que una guerrilla se detenga a discutir democráticamente cuando ataca el enemigo, pero sí es posible e indispensable que todos los guerrilleros, sin distinción de grado, intervengan en las decisiones políticas de la guerrilla. Eso garantiza, no sólo la educación de los militantes, sino su adhesión a la línea general del movimiento revolucionario.

El nombre ELN (Ejército de Liberación Nacional) representaba, más que una realidad presente, el objetivo futuro de la tarea iniciada: la conformación del ejército revolucionario por todo el pueblo, toda la masa sin partido.

En la complejidad de la izquierda marxista peruana, la formación de tal agrupación, por pequeña que fuese, representaba un factor absolutamente nuevo. Nunca se había hecho un experimento semejante, que contradecía los métodos considerados hasta ese entonces los únicos correctos y factibles.

El ELN quería que el partido naciera de la masa campesina y de los densos centros proletarios agrícolas, fabriles y mineros; que se confundiera con el pueblo; que sea su creación.

Este criterio se justifica por la situación del campesino peruano, sumamente atrasado, sujeto a antiquísimas creencias y prejuicios. Muchas de estas creencias son conservadoras y negativas para cualquier proceso revolucionario; otras son positivas y pueden ser el germen de una futura evolución política.

Vale la pena recordar lo que dijera Castro Pozo:

“La supersticiosa simplicidad del alma indígena está poblada de contradicciones, consecuencia de la destrucción de sus ideales político, moral y religioso, por la imposición violenta de otros que jamás han entendido ni procurado hacer suyos, ya que implícitamente significaban la negación de su personalidad, su explotación y servidumbre» [35].

Cuando el partido, constituido en la ciudad con gentes de la clase media costeña, se trasplanta al campo, se produce un evidente desnivel entre los objetivos, métodos y concepciones del partido, y las costumbres, tradiciones, sentimientos, reivindicaciones y necesidades de la masa indígena.

Para superar esta contradicción hay que partir del nivel del campesino; hay que sembrar y cultivar, no trasplantar. El partido nacido prematuramente es siempre un obstáculo, una valla interpuesta entre las masas y la revolución. No se trata de llamar a las masas a seguir al partido sino de construir el partido en el mismo seno de las masas.

Si el partido nace del campesinado y el proletariado, luego de un largo proceso de lucha en que revolucionarios y explotados se hayan unido en un solo haz, se habrá logrado una auténtica vanguardia de los explotados, conformada por ellos mismos.

Hacer la guerrilla en nombre de un partido es también una suerte de autorización concedida para que otros partidos, antiguos o nuevos, formen a su vez sus propios frentes guerrilleros, lo que dispersa y desintegra las fuerzas revolucionarias.

Ejército y frente.
Frente al fenómeno simultáneo de un pueblo marginado de los partidos y de una izquierda marxista fragmentada, el ELN planteaba como salida la conformación de un frente político sumamente amplio, con todas las fuerzas interesadas en la transformación revolucionaria del país, y un ejército que reuniera a todos los combatientes, sin distinción de ideologías ni militancia.

Tal ejército tendría como objetivos los de la revolución. A su dirección llegarían combatientes de capacidad militar y política, independientemente de su militancia. Sería un auténtico ejército popular, porque a él se incorporarían obreros y campesinos, aun sin ser marxistas. Un ejército revolucionario en el que los combatientes, con partido o sin él, obedezcan a una dirección única, inspirada, no en los intereses partidarios, de por sí limitados y estrechos, sino en los altos intereses generales de la Revolución.

La dirección de las fuerzas armadas revolucionarias debía ser autónoma. El frente político sería amplio, sin ninguna exclusión, y tendría a su cargo las acciones políticas de apoyo a los combatientes.

Estas concepciones presidieron el curso de las relaciones del ELN con otras agrupaciones de la izquierda, desde 1962 hasta los días de la insurrección de 1965. Muy pronto la actitud recelosa de esas organizaciones o su simple negativa a apoyar una lucha en la que no veían mayores perspectivas frustró sus propósitos. Sólo pudo obtener del PC, FIR y VR posibilidades de un futuro trabajo conjunto.

Hay que reconocer que el objetivo del ELN había sido ilusorio. Las diferencias en la izquierda eran demasiado grandes como para saldarlas desde tan temprano y además, era imposible establecer una real colaboración entre una organización armada que recién se disponía a alzarse y varias organizaciones políticas.

Por eso, en un esquema elaborado a fines de 1964 y publicado en 1965, el ELN reconocía tácitamente su equivocación al asegurar:

“El objetivo inmediato de nuestra política unitaria es la formación de un amplio frente que agrupe a todo el pueblo. El Frente no será el resultado de negociaciones burocráticas a espaldas de las masas; será la culminación de una etapa de la lucha armada del pueblo en que la acción integre, en los hechos, a todas las fuerzas populares.»

Y agregaba:

“Nadie puede reclamar para sí la dirección de la Revolución si no demuestra en la práctica que está al frente de las masas y que es capaz de conducirlas por un camino victorioso. La conducción de un pueblo no es un privilegio sino una grave responsabilidad otorgada por el respaldo popular.»[36]

MIR y ELN
En el número 46 de su órgano oficial “Voz Rebelde», el MIR publicó las resoluciones y conclusiones de la asamblea de su Comité Centra!. En ellas se dice, al analizar críticamente algunas de las experiencias de 1965:

“No se logró oportunamente, a pesar de los esfuerzos mutuos, la vinculación de los grupos guerrilleros “Pachacútec» del MIR y “Javier Heraud» del Ejército de Liberación Nacional, que operaban en zonas relativamente cercanas. De haberse alcanzado ésta a tiempo, se habría fortalecido la fuerza armada revolucionaria y el objetivo de las operaciones represivas seguramente se habria frustrado. La falta de relación, a pesar de haber sido buscada por nuestro Movimiento en abril de 1965, con otro sector de izquierda revolucionaria también empeñado en organizar la lucha armada, no atribuíble en absoluto a sectarismo de nuestro Movimiento, conspiró contra la ampliación del proceso.» (Los subrayados son nuestros) [37].

Esta afirmación, hecha luego de los contrastes de 1965, no corresponde a la verdad.

En realidad, las dos organizaciones tuvieron contactos desde mediados de 1962, es decir tres años antes de abril de 1965, y nunca pudieron llegar a puntos de acuerdo que permitieran la integración.

Muchas veces, quienes no están interiorizados en los problemas de las organizaciones revolucionarias peruanas, se han preguntado por qué se dio en el Perú la existencia de dos direcciones y dos organizaciones guerrilleras.

A pesar de que el MIR y el ELN estaban dispuestos a iniciar la lucha guerrillera, tal como lo demostraron en los hechos, sus métodos de trabajo diferían.

El MIR partía de un partido político previo con una dirección ya establecida. Para el ELN, partido y dirección debían nacer de la lucha misma.

Esta primera diferencia impedía de hecho cualquier coordinación efectiva. La experiencia subsiguiente demostró que la coordinación de dos organizaciones que trabajan en secreto y se cuidan de revelar sus planes, es imposible. El MIR y el ELN sólo tenían un camino si querían realmente la unidad revolucionaria: integrarse.

El MIR sostenía que la revolución debería ser dirigida por un partido: el MIR. El ELN pretendía que la dirección fuera capaz de asimilar a otras fuerzas revolucionarias que, en 1962, actuaban en el país.

El ELN sostenía la amplia concepción del ejército revolucionario que hemos reseñado anteriormente y que pretendía liberarlo de la restricción a los miembros de un partido.

En las infructuosas conversaciones de los dos organismos, el MIR sostuvo la necesidad de ingresar a su organización para participar en la lucha, una exigencia que contradecía las afirmaciones hechas posteriormente en su proclama de 1965:

“La revolución que iniciamos será obra de los campesinos y los sectores progresistas y patrióticos de la pequeña burguesía y la burguesía nacional bajo la dirección del Partido Revolucionario que ha de constituirse en el fragor de la lucha y del cual el MIR se considera un factor» [38]. (El subrayado es nuestro).

Y el propio Luis de la Puente afirmaba en su discurso del 7 de febrero de 1964:

“Si la unidad ha de ser para luchar junto a los campesinos, para enfrentar el poder oligárquico, para hacer posible la revolución, para esa unidad nuestros brazos están abiertos» [39].

Al ELN no le interesaba la participación en ninguna dirección y nunca puso esa exigencia entre sus condiciones para llegar a un acuerdo. Sólo pedía que la dirección definitiva de las guerrillas naciera de la lucha misma y no sólo entre los compañeros más “politizados», con más “nivel» o experiencia partidaria. Lo exigía porque veía perfectamente claro que ésta es una de las garantías de subsistencia de los grupos armados a crearse y porque conocía las limitaciones de las direcciones políticas.

El ELN había dicho una y otra vez que la dirección del movimiento revolucionario no le interesaba; que de conformarse un frente político, tal como por entonces reclamaba, con la participación del FIR y del Partido comunista que no estaba aún dividido, no solicitaría ninguna participación en él.

Lo que el ELN pedía era que las organizaciones militares tengan el mando de todo el movimiento, que el frente político esté subordinado a la organización militar y que las guerrillas no pertenezcan a ningún partido político específicamente, sino que constituyan una organización militar enteramente autónoma.

Tal exigencia se justifica todavía más si se tiene en cuenta que en ese año, 1962, Hugo Blanco era la figura más destacada del movimiento campesino de La Convención. Nadie que quisiera organizar la insurrección en el Perú podía ignorar las proporciones que venían tomando las ocupaciones de tierras.

Era cierto que el FIR y Blanco no compartían las tesis de la lucha guerrillera, pero se podía llegar a un acuerdo con ellos y, en todo caso, se podía precipitar en los hechos tal acuerdo. Pero de ninguna manera era correcto ignorarlos y hacer como si no existieran.

Como hemos visto anteriormente, el campesinado vivía un proceso que podía llegar a ser revolucionario si se le apoyaba y orientaba desde adentro. Concebir la revolución como obra exclusiva de un partido significaba, por más que esa intención no figurase en las declaraciones públicas, cerrar las puertas para una tal confluencia, única garantía del éxito de la acción revolucionaria en esos momentos.

En 1962 las puertas estaban abiertas para una fecunda unidad de la izquierda. El FIR había hecho repetidos llamados en tal sentido y muchos de sus militantes y dirigentes estaban dispuestos, en los hechos, a ir hacia acciones revolucionarias, incluso guerrilleras.

Los sindicatos campesinos hubieran podido dar a los grupos guerrilleros las bases populares que éstos necesitaban y a su vez las guerrillas habrían dado al movimiento campesino una definitiva orientación revolucionaria.

Cerrar el paso a tal camino tratando de que la revolución, por naturaleza compleja y rica en matices, corra por un solo canal significaba abandonar a su suerte a un promisor movimiento de masas y negarle a las guerrillas su mejor garantía de victoria.

Otra divergencia residía en cómo empezar las acciones. El ELN era partidario de la acción inmediata a partir de un grupo armado que, en el curso de los combates, construya su propia base social. EL MIR juzgaba necesario primero crear una base social campesina mediante un previo trabajo clandestino en el campo, por el método de la “propaganda armada secreta» [40].

El ELN creía que era imposible realizar tal propaganda en las condiciones de represión que el campo vivía en 1962-63. Destacar cuadros revolucionarios al campo, sin que éstos estuvieran organizados, armados y listos para combatir era, a su criterio, ilusorio e ingenuo y equivalía a revelar al enemigo los movimientos previos de los insurrectos. Para el ELN no había más salida que la implantación de grupos armados y móviles en los puntos a elegirse.

La práctica demostró posteriormente que era posible realizar tal trabajo sin ser reprimido cuando el MIR pudo dedicarse durante casi todo 1964 a una discreta labor de reclutamiento del campesinado en condiciones de relativa tranquilidad.

Sin embargo los servicios de inteligencia del enemigo no cesaban de vigilar a los conspiradores y de prepararse para el enfrentamiento. Era posible darse tiempo para preparar una base campesina; pero el hacerlo comportaba ciertos riesgos y desventajas que salieron a luz un año después, ya en el curso de las acciones.

De cualquier forma, estas divergencias que a nuestros ojos aparecían insuperables en 1962, eran pequeñas comparadas con las grandes tareas que queríamos emprender. Hoy día, gran parte de esas divergencias ha sido superada.

Hay que decir también que la unidad obtenida solamente de la suma de organizaciones y no de un cambio de concepciones y métodos, no hubiera salvado al movimiento de su suerte posterior. En realidad ambas organizaciones tenían grandes limitaciones que, en definitiva, determinaron los contrastes de 1965.

Pero sería quedarse en la superficie señalar sólo las discrepancias tácticas como la razón de la separación entre MIR y ELN. Hay que bucear en las profundidades de la izquierda peruana para determinar qué hizo posible tal división.

La razón estriba en que casi todos, o por lo menos los cuadros que tenían opinión determinante en el MIR y el ELN, eran personas formadas en tiendas políticas opuestas: el MIR era producto de un desprendimiento del Apra y el ELN estaba dirigido por cuadros salidos del PC.

Por tanto, había entre ellos una valla invisible, constituida por los prejuicios que todavía los ataban a su pasado político. La lucha entre el Apra y el Partido Comunista, que ha llenado varias décadas de la historia política peruana todavía influía en ellos, aunque no lo confesaran. Era difícil para ambos organismos encontrar un lenguaje común.

Además, el MIR mismo era aún heterogéneo, agitado por polémicas, pugnas y luchas internas.

En general, en los años que van de 1962 a 1965, la izquierda insurreccional estaba lejos de haber cuajado concepciones, métodos y sistemas organizativos que hicieran posible una real unidad. En esas condiciones, cualquier acuerdo forzado hubiera sido un entendimiento hipócrita, una unidad a medias.

Esta confusión se reflejó fielmente en las acciones posteriores y fue otra de las determinantes de la derrota. Para triunfar en 1965, los revolucionarios hubieran tenido que modificar previamente sus métodos de trabajo, haciéndolos más concretos y eficientes.

Constituido el ELN y coexistiendo con la organización ya establecida del MIR, una inevitable rivalidad se desarrolló entre ambas organizaciones; una emulación que, además de constituir un desperdicio y duplicación de esfuerzos y tareas, no creaba el clima necesario para la realización de una política unitaria.

El 9 de setiembre de 1965 ambas organizaciones acordaron formar, por fin, un Comando Nacional de Coordinación. Era demasiado tarde . En Ayacucho y Cuzco, guerrilleros del MIR y el ELN combatían contra el mismo enemigo ignorando que hubiera bastado caminar unos diez días para encontrarse. Además, la coordinación acordada era puramente propagandística, limitada y por lo tanto ficticia: el Comando había sido constituido por elementos de la ciudad que no tenían ningún contacto con los combatientes.

Unos 45 días después caía en Mesa Pelada, Luis de la Puente, jefe del MIR. Era la consecuencia de no haber superado a tiempo la miopía, el sectarismo y la falta de criterio; de no haber puesto, por encima de los intereses de grupos y partidos, las conveniencias de la Revolución.

* * * *

CAPITULO VII
1965

Las acciones de 1965 comprenden desde la toma de la hacienda Runatullo y la emboscada de Yahuarina, el 9 de junio, hasta la liquidación de la guerrilla “Javier Heraud» y la desaparición de Guillermo Lobatón, en diciembre. Fueron siete meses de combate intenso, sobre todo en el frente del Centro, comandado por Guillermo Lobatón y Máximo Velando.

A mediados de 1965 existían los siguientes frentes guerrilleros, de Sur a Norte:

1) El de Mesa Pelada, provincia de la Convención departamento del Cuzco, comandado por Luis de la Puente Uceda. Este era también el comando general del MIR.

2) El de la provincia de La Mar, departamento de Ayacucho, donde actuó la guerrilla del ELN.

3) El de las provincias de Concepción y Jauja, departamento de Junín, donde actuaron las guerrillas de Guillermo Lobatón y Máximo Velando. (MIR).

El MIR había organizado un cuarto frente en el Norte: provincia de Ayabaca, departamento de Piura. Estaba al mando de Gonzalo Fernández Gaseo y Elio Portocarrero. No llegó a actuar, por decisión de la Dirección Nacional del MIR.

Resumen de las acciones
La tarea de enumerar las acciones de 1965 se ve dificultada por la falta de documentación suficiente y porque casi todos los protagonistas han muerto en combate, han sido asesinados, o están perseguidos. No obstante, puede establecerse cierto orden cronológico de los combates que recibieron publicidad en la prensa limeña.

Primeros días de junio: “asalto a una mina, voladura de un puente en la carretera a Satipo, antes de la hacienda Runatullo… asalto a esa hacienda por un grupo y asalto a la comisaría de Andamarca por otro grupo, todo el mismo día..,

“… Las dos operaciones tuvieron resultados extraordinarios. En todas partes fue acompañada de propaganda armada: en la mina, en la hacienda, en el puente, en el pueblo. Se hicieron mítines y reparto de víveres de los depósitos, así como en todo el camino…

.. Asalto a la hacienda Alegría, a la cual se convirtió en comunidad y se dispuso de sus bienes (animales y productos) en forma de reparto para los campesinos» [41].

9 de junio de 1965: combate de Yahuarina entre 17 guerrilleros comandados por Máximo Velando y 50 ó 60 guardias civiles armados de metralletas al mando del mayor Horacio Patiño. “Los guerrilleros causaron a la fuerza represiva 9 muertos, varios heridos y 12 prisioneros, entre ellos un oficial, los que fueron puestos en libertad sin haber sufrido ningún maltrato» [42].

Combate de Pucutá: los guerrilleros dirigidos por Guillermo Lobatón derrotaron a un grupo de rangers en su propio campamento, arrebatándoles vituallas y armas “y ocasionándoles numerosas bajas entre muertos y heridos» [43].

25 de setiembre de 1965: toma de la hacienda Chapi por un grupo del ELN y muerte de los hacendados Carrillo [44].

El curso de esos siete meses puede dividirse claramente en dos fases. La primera, evidentemente exitosa para los guerrilleros que asestaron golpes certeros y eficaces. La segunda fue la contraofensiva del ejército, apoyado políticamente por el frente contrarrevolucionario de los partidos de la burguesía. A la primera fase pertenecen las acciones de Yahuarina y Pucutá. A la segunda, la captura y muerte de Máximo Velando, la desaparición de Guillermo Lobatón y la muerte de Luis de la Puente.

Se ha hablado con frecuencia de errores de concepción teórica en quienes iniciaron las guerrillas. Es cierto que los líderes de 1965 estaban limitados por los conceptos y prejuicios de su época. Así, revisando la documentación de esos años, uno se encuentra con un panorama confuso en cuanto a la caracterización del país, el análisis de sus clases sociales y sus particularidades. Pero este hecho no puede explicar por sí solo la derrota, puesto que la revolución peruana no es la única que comienza con nociones confusas, vagas o erradas las que después, en el curso de la lucha, van corrigiéndose y precisándose [45].

Evidentemente, sucedió algo más. Creemos que la explicación de la derrota se encuentra, no en las concepciones teóricas generales de los guerrilleros, sino en su procedimiento táctico o, mejor dicho, la forma en que lo aplicaron.

Las guerrillas del MIR
El MIR había distribuido sus hombres en los tres frentes mencionados, de los cuales funcionaron sólo dos [46].

El objetivo de tal distribución parecía ser la dispersión del ejército. Los guerrilleros intentaban obligarlo a combatir en varios lugares diferentes.

Desde antes de iniciar las acciones, la preocupación por la construcción del partido había presidido la actividad de los cuadros guerrilleros. En todas las zonas éstos trataron de construir partido, con mayor o menor éxito, antes de disparar el primer tiro.

Parece ser que Mesa Pelada fue la zona donde alcanzaron mejores frutos, si nos atenemos a la afirmación del CC del MIR en su análisis sobre las experiencias de 1965:

“En el sur se comprueba que el trabajo de construcción del Partido y de organización de las masas a partir de aquél (subrayado por nosotros) se encontraba en pleno desarrollo, en extensión y profundidad tales que hay suficientes razones para afirmar que de haberse continuado así la acción armada habría tenido un amplio y firme respaldo de las masas…

“En el centro se comprueba que la guerrilla “Túpac Amaru’’ desarrolló intenso trabajo de vinculación con las masas campesinas de la zona, vigorosa y efectiva capacidad guerrillera, pero adoleció de deficit en cuanto a la construcción del Partido lo que no le permitió canalizar más organizada y eficazmente el apoyo y extraordinaria simpatía que despertó en el campesinado» [47].

De lo que se deduce que los guerrilleros no aplicaron el mismo criterio para la construcción del partido: mientras Lobatón y Velando se vincularon directamente a las masas, De la Puente lo hizo desde el partido.

Esta demás decir que, puestos a construir organización, el trabajo de los frentes no podía marchar al unísono. Dadas las diferentes condiciones de las zonas en que estaban trabajando y de los hombres, unos frentes progresaron más que otros.

¿Cuál era el nivel requerido para iniciar las acciones? No lo sabemos. Lo cierto es que fue el ejército, al detectar al grupo de Mesa Pelada a comienzos de 1965 el que parece haber obligado al MIR a revelar sus planes y precipitar los encuentros.

La falta de coordinación entre los frentes y de éstos con la organización propagandística de la ciudad sale a relucir si se comprueba que, cuando Lobatón abre los fuegos en junio, De la Puente no estaba preparado y menos aún el Frente Norte, que no llegó a actuar. Y cuando se anuncia con excesiva antelación la presencia del comandante en Mesa Pelada.

En todo caso, ubicados en zonas con caracteres diferentes, era imposible que los guerrilleros rompieran los fuegos simultáneamente. Al no hacerlo, el objetivo de la dispersión del enemigo no se conseguía: éste podía combatirlos sucesivamente con cierta comodidad.

Además, se olvidaba que el ejército peruano posee más de cincuenta mil hombres sobre las armas y que puede combatir en varios frentes aún si éstos actuasen simultáneamente. Separándose, los guerrilleros no dispersaban al ejército; se dispersaban ellos mismos.

La construcción del partido, o de lo que se ha dado en llamar un “mínimo de partido» antes de iniciar las acciones, no parece haber rendido los frutos deseados.

Por su diseminación, el campesino peruano es renuente a agruparse en células de buenas a primeras. Por su espíritu comunitario, prefiere la gran asamblea a la reunión pequeña y secreta. El propio Hugo Blanco no pudo organizar una eficiente estructura partidaria, a pesar de la influencia que ejercía en La Convención y Lares y comprobó “las dificultades que esta tarea entraña» [48].

Parar el edificio partidario obligaba a reclutar gente que no había sido probada aún en el fuego del combate, lo que permitió la infiltración enemiga.

Así, elementos poco seguros llegaron hasta los “comités regionales» organizados en cada zona guerrillera y participaron en vitales trabajos de preparación logística que, por definición, deben ser secretos y constreñidos estrictamente a los alzados.

Así fue como Albino Guzmán, un campesino oriundo de la zona, “participante activo de las luchas campesinas durante la etapa de Hugo Blanco» [49], llegó a integrar el Comité Regional del Sur y como tal intervino en los trabajos de acondicionamiento de la zona. Conocía pues no sólo los depósitos de armas y víveres sino las sendas, los campamentos, los guerrilleros, la calidad de las armas y … los miembros del partido, es decir, los campesinos de la red de enlace. Cuando desertó, se convirtió en el enemigo más eficaz de la guerrilla y el colaborador más activo del ejército. A él se debe, en gran medida, la captura y liquidación de De La Puente y sus compañeros.

El Comité Central del MIR ha calificado este hecho gravísimo como “fortuito». Sin embargo, para cualquiera que revise los numerosos casos de desertores de la guerrilla transformados en colaboradores del ejército a lo largo de la historia de los movimientos guerrilleros éste no es, sin duda, un hecho fortuito. Es la consecuencia de una concepción, de un método que ponía a la guerrilla en manos de colaboradores reclutados y ascendidos hasta la cúspide de la organización sin la indispensable prueba de fuego del combate.

Cuando el partido se construye, no sobre la base de la acción sino de la politización, puede ser numeroso, pero en realidad es endeble e ineficaz para los momentos difíciles. Quizá el “déficit en cuanto a la construcción de Partido» que ha señalado el Comité Central del MIR refiriéndose a los guerrilleros del Centro, haya sido el que les permitió combatir por más tiempo y más eficazmente al enemigo.

Hombres recién llegados, desconocedores de la realidad del valle, entusiasmados por los rezagos del trabajo político-sindical de Hugo Blanco que encontraban a cada paso, los guerrilleros del Sur se dedicaron a reconstruir el trabajo político con la intención de parar una organización partidaria clandestina que sirviera de apoyo a la guerrilla, abasteciéndola e informándola.

Aparentemente cumplían así una de las condiciones de toda lucha guerrillera: su enraizamiento en el pueblo. Pero inadvertidamente, la guerrilla se transformaba, de organización combatiente, en núcleo de activistas y organizadores políticos.

El trabajo de preparación del foco guerrillero fue impresionante. Seguramente eran numerosos los campesinos que colaboraban con la guerrilla y no fue necesario mayor esfuerzo para capturar la dirección de la organización sindical campesina del valle. Pero cuando llegó el ejército, una gran cantidad de elementos dudosos se pasó al bando enemigo, a quien fue fácil descubrir los depósitos laboriosamente ocultos por los alzados.

Por otra parte la guerrilla, entregada al trabajo político, había descuidado su capacidad militar. Sus hombres carecían de la capacidad de movilización suficiente para eludir el cerco, atravesarlo e instalarse en un lugar alejado. Para ello hubiera sido necesario desechar de un solo golpe, no sólo el trabajo realizado durante un año, sino la concepción que había presidido ese trabajo.

Algo más puede añadirse sobre la dispersión. Cuando dos o tres frentes guerrilleros empiezan a operar frente a un enemigo numeroso en un país tan extenso como el Perú, toda comunicación entre ellos es imposible, a no ser que se realice a través de las ciudades. Y son éstas, precisamente, los lugares donde los servicios de inteligencia del adversario operan con mayor eficacia.

Cuando una organización revolucionaria ha pasado años combatiendo en la ciudad y el campo en las condiciones más duras, los enlaces a través de los centros urbanos son perfectamente factibles. Pero cuando esa experiencia no existe y antes bien hay toda una tradición de liberalismo y descuido en el trabajo, cuando nunca realmente se ha vivido etapas de dura clandestinidad, hacer contacto a través de las ciudades significa entregar militantes al contrario.

En América Latina son muchos los valiosos cuadros guerrilleros que han caído prisioneros o han sido asesinados cuando intentaban infructuosamente buscar contacto con las ciudades: el más conocido es Fabricio Ojeda, en Venezuela. En 1965, fue detenido en Puerto Bermúdez y luego torturado y asesinado, Máximo Velando, el hombre que había dirigido la emboscada de Yahuarina cuando, presumiblemente, buscaba contacto con su organización.

Las “zonas de segundad»
Parte importante de la concepción insurreccional aplicada por el MIR estuvo condensada en las llamadas “zonas de seguridad».

Aunque este criterio no fue desarrollado en documento alguno como un planteamiento teórico, repetidas referencias a las zonas o refugios de seguridad aparecieron en los manifiestos del MIR desde antes que comenzaran las acciones y aun después, cuando se hizo el balance de la derrota.

Parece ser que, para la dirección del MIR, la guerrilla podía escoger algunos lugares inaccesibles, tan numerosos en nuestro accidentado territorio, poblarlos de depósitos con municiones y alimentos, cerrar y minar todos los accesos para impedir el paso del ejército.

Este puede haber sido el criterio que llevó a Luis de la Puente a refugiarse en Mesa Pelada, un lugar alto y despoblado, situado al norte del departamento y muy apartado de cualquier centro campesino.

Todavía el 5 de setiembre, poco más de un mes antes de la muerte de De La Puente, el MIR decía en uno de sus comunicados: “serán aniquilados cuantos se atrevan a acercarse a Illarec Ch’aska!» [50].

Y el Comité Central del MIR, al hacer el análisis de las experiencias de 1965, reconoce la existencia de un plan defensivo de la base guerrillera:

“Por otra parte se cometió el grave error de descubrir la presencia en ese lugar del c. Luis de la Puente, Secretario General del Movimiento. El enemigo concentró, en consecuencia, su atención en esa zona. Y lo que debía haber sido retaguardia del Comando se transformó en primera línea de combate. No obstante esto, el acondicionamiento defensivo de la zona, tal como campos minados y la actividad de los propios guerrilleros, impidieron la penetración de las fuerzas represivas por bastante tiempo» [51].

Las “bases de seguridad» debieron ser creadas en Centro y Sur, pero fue en este último lugar donde funcionaron con mayor estrictez.

En el Centro, las guerrillas de Lobatón y Velando tuvieron que desechar tal criterio ante la arremetida del adversario: así fue cómo pudieron subsistir por un tiempo más largo. En cambio, en Mesa Pelada, donde otros factores como la enfermedad de De La Puente y la falta de adecuada preparación militar del resto de la guerrilla, impidieron su rápida movilización, los guerrilleros quedaron cercados dentro de su propia zona de seguridad, que se convirtió en una trampa mortal.

Quedó demostrado entonces que no hay lugar inaccesible para un ejército que posea ciertos conocimientos contraguerrilleros.

En realidad, sólo un exceso de ingenuidad podía haber conducido a la creencia de que allí donde llegan los guerrilleros no llega el ejército.

El concepto “zona de seguridad» es absolutamente contrario a la táctica guerrillera. Además es peligroso porque crea en el combatiente una falsa confianza en la protección del terreno.

En la primera fase de la guerra, la única seguridad del guerrillero reside en él mismo, en su capacidad de desplazamiento y su conocimiento del terreno. Ubicarlo en zonas delimitadas equivalía a despojarlo de su única tabla de salvación: su agilidad.

Por otra parte aferrado a sus depósitos, confiado en el abastecimiento de sus redes de enlace, era un hombre indefenso cuando los depósitos caían en manos enemigas y las redes eran destruidas.

A fin de cuentas, la “zona de seguridad» es un rezago de las tácticas de autodefensa, tantas veces ensayadas en América Latina.

Para quienes afirman que el fracaso peruano se debe a la repetición mecánica de las tácticas cubanas, valdría la pena recordar a Debray:

.. querer ocupar una base fija o apoyarse en una zona de seguridad, aun de algunos miles de kilómetros cuadrados de extensión es, al parecer, privarse de su mejor arma, la movilidad, dejarse encerrar en una zona de operaciones y permitir al enemigo el empleo de sus mejores armas. El rescate de la zona de seguridad erigida en fetiche es el campamento fijo, instalado en lugares reputados de inaccesibles. Esta confianza en sólo las virtudes del terreno es peligrosa: al cabo, no hay lugares inaccesibles por la sencilla razón de que, si uno mismo ha llegado a ellos, el enemigo puede hacer otro tanto» [52].

En éste como en otros aspectos, encontramos una contradicción entre lo que hizo el MIR y las guerrillas cubanas.

Mientras aquí, De la Puente y sus compañeros intentaron construir zonas de seguridad antes de empezar las acciones, en Cuba, según lo afirma Debray, “fue solamente al cabo de 17 meses de combate continuos, en abril de 1958, cuando los rebeldes fijaron una base guerrillera en el centro de la Sierra Mestra» [53].

Ignorando esta importante contradicción, comentaristas mal informados han atribuido la derrota peruana a la pretensión de calcar la experiencia cubana. Huberman y Sweezy han llegado a preguntarse, refiriéndose a Debray y la “desastrosa tentativa del MIR peruano»:

“Cuando se considera que Luis de la Puente había estado en Cuba y trataba conscientemente de aplicar las enseñanzas de la experiencia cubana, sólo puede uno preguntarse: ¿Por qué eludió Debray esta cuestión? ¿Temia tal vez que un análisis del fracaso en el Perú pudiera arrojar dudas sobre la validez de su propia teoría»? [54].

La respuesta es clara. De la Puente ensayó crear un nuevo método que, según él, se adecuaba más a la realidad peruana. Trató de combinar base campesina con partido y partido con guerrilla. Pero retornó inconscientemente a superadas tácticas de autodefensa. Y convirtió a la guerrilla en un grupo sedentario que, por el mismo hecho de serlo, estaba condenado a muerte.

Podemos arriesgar la afirmación de que el frente del Centro fue el único que combatió realmente al ejército durante 1965 y el que pudo realizar repetidas acciones con éxito, desarrollando una campaña muy móvil hasta la desaparición de Guillermo Lobatón.

Para un análisis de la derrota de 1965 es importantísimo estudiar la experiencia de Guillermo Lobatón y su grupo. La falta de documentos y versiones fidedignas nos impide hacerlo.

Es posible que los guerrilleros del Centro, cuya mayor zona de influencia se encontraba en las comunidades de Concepción, se hayan retirado hacia las selvas de la pro- vincia de Jauja, en el convencimiento de que allí podrían resistir más eficazmente.

Abandonada así su “zona de seguridad» —anotemos de paso que la emboscada de Yahuarina se dio con la esperanza de cortar el paso al ejército para defenderla [55]— fueron alejándose cada vez más hacia zonas despobladas. Las últimas noticias de Lobatón lo ubican en la misión del Obenteni, en una región poblada por selvícolas y frecuentada por misioneros católicos. Allí parece haberse dado el combate final.

El grupo de Lobatón puede haber perecido porque no pudo solucionar una contradicción propia del territorio pe- ruano: la población apta para apoyar la lucha guerrillera vive en parajes descubiertos, mientras que las selvas es- tán casi despobladas.

Los cambios en La Convención
Como hemos dicho anteriormente, el campesinado de La Convención tenía experiencia sindical y hasta política, pues había luchado contra los latifundistas organizado en sindicatos. La prédica revolucionaria no era nueva para él y, antes bien, estaba presto a secundarla en palabras y hechos.

Sin embargo, algo había cambiado.

Primero, habíanse operado cambios sociales. La campaña de Blanco, los sindicatos, la ley agraria de la Junta Militar, la reforma agraria de Belaúnde, habían generado en el campesinado cierta confianza en sus propias fuer- zas y esperanzas en medidas reformistas.

Eran pocos los latifundistas que quedaban y un gran sector del campesinado tenía asegurada la posesión de su tierra. La consigna “Tierra o muerte» ya no tenía el significado apremiante de antes.

Además, con la expulsión de los gamonales, el “frente de clases» que había funcionado en época de Blanco, quedaba roto.

Segundo, se habían producido cambios políticos. El reemplazo de la administración Prado por el reformismo de Belaúnde, se había reflejado en la presencia de funcionarios de la reforma agraria y en la esperanza de los campesinos ricos en formas cooperativas con financiación estatal. Es cierto que el camino reformista es falso y puramente demagógico, pero no dejaba de tener atractivo para los pequeños propietarios.

Simultáneamente, La Convención era objeto de la atención especial de organismos estatales e imperialistas, pues había sido el foco más conflictivo. Hacia allí afluían recursos, préstamos, investigadores sociales… y de los otros.

Tercero, entre Blanco y De la Puente se había operado una represión amplia y profunda. La influencia de la Federación Provincial había decaído en el valle. Muchos campesinos se habían transformado en traidores por corrupción o temor y podían transformarse en la “base social» del ejército cuando éste llegara.

El solo hecho de que, a pesar de todos estos cambios importantísimos, muchos hayan colaborado espontánea y sacrificadamente con la guerrilla, demuestra de por sí la potencialidad revolucionaria del campesinado en el Perú.

No obstante, la elección de La Convención como zona de operaciones, nacida probablemente del deseo de suceder a Blanco en el liderazgo del campesinado, fue puramente mecánica. En 1962 hubiera sido correcta; en 1965 llevaba consigo grandes riesgos.

* * * *

CAPITULO VIII
EL FRENTE DE AYACUCHO

En la cordillera central de los Andes, dentro del ángulo agudo formado por los estrechos y profundos callejones de los ríos Pampas y Apurímac, está la provincia de La Mar.

Las comunidades de Chungui y Ancco viven en las cumbres de la cordillera, a unos 4,000 m. sobre el nivel del mar. Desde esas alturas, cientos de arroyuelos caen rápidamente por increíbles pendientes, hacia el Pampas y el Apurímac.

Al sur las pendientes son desérticas y calcinadas por un sol implacable. Al noreste se pueblan de bosques tupidos y eternamente húmedos.

No hay carreteras. El viajero que se atreva a cruzar la provincia tendrá que usar del mulo o de su propios pies, ascendiendo y bajando penosamente gigantescas escaleras de piedra, lodazales interminables y enormes acumulaciones de arena.

La tierra cultivable es escasa y pobre. En las alturas, los comuneros cultivan papas y ocas. En las pendientes y zonas cálidas, maíz y caña de azúcar. En la “ceja de selva», café y cacao.

Luego de transportarlos durante varios días a lomo de mulo, los comuneros venden sus escasos productos, a bajo precio, en las ferias de la carretera. Las ferias son el pun- to de contacto con la civilización capitalista, la punta de lanza que va penetrando en los Andes a medida que la carretera avanza.

La gran mayoría habla solamente el quechua, aunque algunos jóvenes se educan en el colegio de la capital de provincia.

El Censo de 1940 registró 38,590 pobladores. De ellos 35,129 vivían en el campo y 3,461 en los pueblos.

El Censo de 1961 registró 40,961 pobladores de más de cinco años de edad, de los cuales 32,598 no hablan castellano y no saben leer ni escribir [56].

Comunidades y haciendas coexisten en la propiedad de la tierra y los puntos conflictivos son numerosos. La aspiración de los yanaconas es casi siempre independizarse de la hacienda y convertirse en comuneros.

Antecedentes
La provincia tiene una historia agitada.

En 1922 se levantaron los indígenas de Ancco y Chungui, “por el tanto robo y el tanto ultraje que cometieron los que se encontraban al frente de los municipios y gobernaciones distritales» [57]. Estos cobraban dinero a los indios con diversos pretextos y los abrumaban con tributos y arbitrios inmoderados.

Desde el mediodía del 12 de diciembre de 1922, los indios de uno y otro sexo, tanto ancianos como niños, de las comunidades de Llachuapampa, Maura, Pampahuasi, Retama-pampa, etc., se pusieron en movimiento para asaltar la casa de los señores Añaños, en Patibamba, y rodearon los pueblos de San Miguel y Tambo durante varios días.

El país vivía por entonces el oncenio de Leguía, un dictador civil y reformista, que amparaba su mando en el apoyo financiero de los Estados Unidos y la Gran Bretaña. El levantamiento produjo en la molicie capitalina sólo ecos lejanos. El gobierno envió refuerzos para “dominar a los indios».

Así, 150 soldados “pacificadores» armados de ametralladoras recorrieron los pueblos de la provincia durante varias semanas. El saldo de la “pacificación» fue, según cifras oficiales: 430 bajas indígenas, entre muertos y heridos; más de 1,400 hogares destruidos por el incendio en muchos pueblos y caseríos; pérdidas incalculables en todo género de especies.

El padre español Fray José Pacífico Jorge, jefe de la Misión Franciscana en la provincia de La Mar por esos años, escribió al Prefecto de Ayacucho y autor de las masacres, una conmovedora carta. El documento hace una vivida descripción de los crímenes de la gendarmería:

“Horrorizado ante los crímenes que acabo de presenciar en esta provincia de La Mar, le escribo esta carta, antes de reponerme de la honda impresión producida en mi espíritu por todo lo que he presenciado.

“En cumplimiento de mi sagrada misión, he tenido que recorrer todos los lugares y caseríos de este pueblo, en los días de sangre que, sin motivo, se ha hecho correr sobre esta provincia indefensa.

“En el caserío de Lacc-huapampa, poblado por más de dos mil indios, he presenciado el incendio de más de 200 chozas; sus desgraciados habitantes que huían despavoridos a los cerros y quebradas vecinas, caían muertos, atravesados por los proyectiles certeros de los incendiarios quienes, después de prender fuego a las chozas, se dedicaban a cazar a los pobres indios, cual si fueran venados o animales silvestres.

“En Illaura mismo presencié la emocionante escena de tres cuerpos agónicos; dos de ancianos y uno de un parvulito de 4 años de edad; los cuerpos de estos pobres fueron extraídos de una choza a medio incendiarse, y ofrecían al espectador horribles llagas en toda su extensión; los viejecitos agonizaban lentamente en medio de dolores horribles y el parvulito falleció pocos momentos después de habérsele extraido de entre las cenizas. Antes de la muerte de estas personas, ministré los últimos auxilios de nuestra santa religión.

“En Lacc-huapampa presencié otro crimen que me conmovió hondamente. Una pobre mujer con una criatura lactante de pecho huía de su choza en dirección opuesta a la que seguían los incendios de esos caseríos; uno de esos malvados dirigió a la pobre mujer un disparo de fusil y la atravesó por la espalda, haciéndoles caer a ella y a su tierno hijo… Yo no pude aproximarme a las víctimas para ministrar los auxilios espirituales, por temor de ser victimado también a balazos, desde que los criminales parecían no tener conciencia y actuaban sin que nadie pusiera resistencia a sus desbordes y pasiones.

“En los demás caseríos de La Mar he visto cuadros de dolor indescriptible: pobres indios agonizantes, con horribles heridas de bala, rodeados de algunos deudos ancianos (porque los jóvenes permanecen escondidos) que lloraban el mal que no tiene remedio. Cadáveres de varones, mujeres y aun de criaturas que permanecían tendidos por los suelos, insepultos por muchos días; algunos despedían ya olor insoportable. ¿Será posible que tanto crimen quede sin castigo?» [58].

El recuerdo de esta masacre ha pasado a formar parte de la tradición del pueblo. Todavía hoy, los chunguinos son conocidos por su valentía y presencia de ánimo.

Como todas las comunidades, la de Chungui debe permanecer alerta contra los acaparadores de tierras, gamonales y tinterillos.

El procedimiento es conocido: el tinterillo falsifica títulos y recurre al Juez de Primera Instancia reclamando la posesión de sus tierras supuestamente arrebatadas por la comunidad. La maquinaria judicial, engrasada con las dádivas del litigante, funciona con rapidez: muy pronto se expiden resoluciones respaldando la reclamación.

Mientras tanto los comuneros, verdaderos propietarios, ignoran que la araña sigue tejiendo su tela. Sólo se enteran cuando aparece el tinterillo para recuperar “sus tierras» protegido por el juez y los guardias.

¿Qué hacer entonces? Si acatan la decisión judicial, habrán perdido sus casas, sus cultivos, y tendrán que emigrar a parajes siempre más altos, más pobres… Si se resisten, serán acusados de “invasores» y masacrados…

En 1963, ante las intrigas de un tinterillo, Chungui optó por resistir colectiva, organizadamente. Y los guardias, desarmados por comuneros enfurecidos, tuvieron que regresar a la capital provinciana.

Pero las cosas no quedaron ahí. Los “indios» habían resistido a la autoridad y ese es un delito que en el Perú se paga muy caro. Muy pronto, personero, gobernador y alcalde fueron apresados y llevados a Ayacucho.

Pero la maravillosa fuerza colectiva de los campesinos se mantuvo invencible. Día y noche la comunidad se mantenía alerta contra sus enemigos, casi militarizada. Cientos de ojos y oídos percibían cualquier movimiento extraño para impedir que sus cultivos fueran invadidos. Al fin las autoridades fueron puestas en libertad. La segunda batalla había sido ganada.

Chapi, la hacienda más grande de la provincia, era también un semillero de descontentos y el centro de irradiación de todos los abusos e intrigas contra los campesinos. Su extensión abarca gran parte de la provincia: desde los ríos Pampas y Apurímac, las tierras de Chapi suben a la puna y bajan a las selvas. Para recorrerlas, hay que emplear varios días a pie y en lomo de bestia.

La ganadería y la producción de alcohol de caña sin rectificar son sus principales actividades. Está dividida en cuatro “pagos»; cada “pago» está obligado a servir en la hacienda, en la época del año que ésta fija. El trabajo no es retribuido con salarios, sino en alcohol y coca.

Los Carrillo, dueños de la hacienda, se distinguían por su trato duro y despiadado.

Ya en 1956, el explorador francés Michel Perrin había descrito en un emocionante libro [59], su aventura en la hacienda Chapi adonde llegó buscando los orígenes del Alto Amazonas, en compañía de su alumna Teresa Gutiérrez.

Engañado por Miguel Carrillo, quien le dijo que el río Apurímac era navegable a la altura de su hacienda, Perrin intentó surcarlo en una frágil balsa. Fue arrebatado por las torrentosas aguas y arrastrado unos 10 kms. Salvó la vida por milagro pero Teresa, su alumna, pereció.

En su valiente libro Perrin denuncia las intrigas de Carrillo, su comportamiento de señor feudal y su dominio sobre los peones indígenas. Prueba, punto por punto, que Carrillo preveía la suerte fatal que correría, a pesar de lo cual lo instó a intentar la navegación.

El objetivo de Carrillo habría sido hacerlo desaparecer, confiado en que Teresa, que tenía salvavidas, sobreviviría a la tragedia:

“Lectores distraídos me han preguntado a veces: ¿Cuál fue el rol de Miguel Carrillo? Yo creo haberlo dicho claramente desde el accidente a la policía, luego a la justicia peruana y al fin en estas páginas. Cuatro años después no puedo sino confirmar, y lo hago con plena conciencia del sentido de mis palabras: Carrillo es culpable de homicidio premeditado. ¿Quién estaba marcado? Yo mismo, sin duda. ¿Teresa y yo, quizás Teresa sola? No lo creo. Es posible que, por el contrario, como me lo han hecho notar, él haya pensado que yo solo desaparecería y que los peones le traerían a Teresa. Puede, ser también que él nos haya deseado la muerte a todos, la de los peones era despreciable a sus ojos» [60].

Pero los Carrillo eran amos de la provincia y tenían poderosos amigos en Lima. Y aunque la trágica muerte de Teresa Gutiérrez, una joven universitaria de San Marcos, conmovió a todo el país, el caso fue silenciado muy pronto y Perrin se vio obligado a abandonar el Perú.

Chapi está al frente de La Convención, en la otra banda del río Apurímac. A sus peones sólo les bastaba cruzar el río para enterarse que al otro lado habían sindicatos y la gente exigía salarios…

La respuesta a las reclamaciones de los trabajadores a quienes los Carrillo obligaban a prestar servicios en forma gratuita, había sido siempre violenta. Los rebeldes eran colgados, azotados y encerrados con grilletes en la casa hacienda.

En enero de 1963, Miguel Carrillo estranguló personalmente y luego degolló a Julián Huamán, colono de Orónjoy, uno de los “pagos» de la hacienda: éste había cometido el atrevimiento de reclamarle un toro que Carrillo había vendido sin pertenecerle. No contento con eso, amenazó con hacer lo mismo a cualquier futuro quejoso.

El crimen sublevó a los campesinos. El 8 de enero de 1963, las mujeres de Oronjoy apresaron y ataron a Miguel Carrillo y lo condujeron sin hacerle ningún daño adonde el juez de paz de Chungui, en cuyo despacho hicieron una larga lista de quejas.

La reacción de los campesinos era, después de todo, mesurada y serena. El documento que elaboraron en esa ocasión, constituye una de las piezas más ilustrativas sobre los abusos de los latifundistas y prueba contundente contra la conducta siniestra de los Carrillo.

Entre otros innumerables abusos, acusaban a los Carrillo de haber violado a las siguientes campesinas: Ignacia Orihuela, Lorenza Balboa de Huamán, Mercedes Pacheco de Huamán, Rosa Santa Cruz de Sánchez, Evarista Sánchez de Cose, a la esposa y la hija menor del colono Emilio Contreras. Acusaban a Miguel Carrillo de haber maltratado, causándole lesiones graves, a la señora Catalina Orihuela de Ccorahua y de haber robado el ganado vacuno y caballar de 10 colonos.

Como es costumbre en estos casos, se inició un largo y tedioso expediente. A pesar de ser culpable de un homicidio perpetrado ante la presencia de numerosos testigos, Miguel Carrillo fue liberado inmediatamente y los quejosos fueron apresados “por atentar contra la libertad del señor Carrillo».

Rápidamente empezó a funcionar la maquinaria judicial en poder de los gamonales de la zona: los reclamantes fueron acusados del robo de 20 mil soles y encarcelados por cuatro años.

Y así, el 20 de diciembre de 1966, la Corte Superior de Ayacucho dictó una increíble sentencia:

.. todas estas acusaciones (asesinato, abusos, atropellos, N. del A.) no tienen ningún respaldo dentro del proceso y en nada desvirtúan la comisión del delito contra la propiedad individual de que ha sido objeto el agraviado Carrillo Cazorla, así como del robo de especies y víveres en su almacén de Oronjoy y de lesiones…

FALLAMOS: condenando a los acusados Basilio Huaman Ccorahua, Virginia Huamán Berrocal y Mar- Celina Castro Ccaicuri, reos de los delitos contra la libertad individual, lesiones y robo de comestibles, en agravio de Miguel Carrillo Cazorla, al primero a la pena de seis meses de prisión en la cárcel departamental de esta ciudad… a las dos últimas a la pena de seis meses de prisión con carácter condicional y al pago de diez mil soles por concepto de reparación civil, que pagarán en forma solidaria con los ya sentenciados..

Saturnino y Emeterio Huamán, parientes de la victima permanecieron encarcelados durante varios años mientras el “agraviado» Miguel Carrillo disfrutaba de libertad. Desde la prisión, mantenían comunicación con sus hermanos de sufrimiento, instándolos a mantener la moral alta y a continuar resistiendo la opresión de los Carrillo.

Así era la provincia de La Mar cuando llegaron los guerrilleros.

Somos unas cuantas personas que nos movilizamos sólo de noche para evitar encuentros con los campesinos: todavía no queremos que se enteren de nuestra presencia, pero ellos, más hábiles, descubren nuestras huellas, nos ven a través del follaje, escuchan nuestros pasos. El rumor se extiende y las explicaciones son fantásticas: ladrones de ganado, “pishtacos» [61], comunistas… ¿Pero qué idea tienen ellos del comunista, sino la que inculca en sus mentes primitivas, supersticiosas, el cura de la aldea, el hacendado aprista, el maestro prejuicioso?

Somos obstinados y continuamos caminando de noche. Nuestros alimentos están agotados y durante varias semanas comemos poco o nada. No hay otra salida: hablar con los campesinos.

Empezamos a hacer amistades. Las reacciones son diversas: unos desconfían, quizá otros nos teman, pero ninguno nos niega ayuda. En el primer examen mutuo la palabra “papay» nos separa. “Papay» es el patrón, es todo blanco o mestizo, todo extranjero. Nosotros tenemos que dejar de ser “papás», de ello depende nuestra suerte futura.

Otra barrera: el idioma. Muy pocos de nosotros hablan el quechua (yo apenas si conozco algunas palabras pronunciadas desastrosamente), otro compañero sabe el quechua del Cuzco, de fonética diferente; sólo uno conoce la pronunciación del lugar.

No obstante estas dificultades, la amistad crece y menudean las invitaciones. Explicamos quiénes somos, a qué hemos venido, y nuestro lenguaje va haciéndose más accesible. Debemos cuidar las palabras, hay muchas que el campesino oye por primera vez. Quienes saben quechua sirven de intérpretes o hablan ellos mismos.

Estos campesinos viven su mundo, con sus tragedias, sus rivalidades y alegrías. Son comuneros y no están básicamente descontentos con su situación. Habituados a ver en su miseria una fatalidad, no se sienten víctimas. Defienden sus tierras de un aspirante a gamonal que quiere cultivar dentro de la comunidad con títulos fraguados. El tinterillo ha sido echado y su policía protectora ha debido retirarse con cautela, para después apresar a sus autoridades.

A ese mundo debíamos incorporarnos y fuimos recibidos con entusiasmo, afabilidad y alegría.

Junio 1965. Ya no somos “papás», somos “hermanos» [62]. Ayudamos en lo que podemos. Problema de todos: médico. Faltan médicos y medicinas, la gente se muere por falta de remedios. Una tableta de aspirina tiene valor inapreciable. Curamos a los enfermos y repartimos las pocas que tenemos, doble razón para ser bien recibidos. Muchos son los que están de acuerdo con nuestros objetivos, otros se limitan a escuchar, dos o tres desconfían, pero la generalidad sabe al fin que no somos ladrones ni bandoleros. Ya no nos temen y podemos llegar a cualquier casa seguros de encontrar alimento y ayuda.

Constatamos que en este lugar la población es escasa y temporal. Lo más denso vive en las alturas y acuden a las quebradas o a las selvas del río Apurímac sólo por algunos meses. Nos interesa el contacto con la población, pero ir a las alturas plantea el problema táctico de cómo desplazarnos y dónde escondernos. No sólo es problema de terreno, lo es también de equipo. Una noche a 4,500 m. a cielo abierto, no es cosa de juego. Necesitaríamos abrigo, frazadas, ropa gruesa, pero no los tenemos, ni podemos abrumarnos con su peso al ascender los 3 mil metros que nos separan de la cumbre. Sin embargo, corremos el riesgo. De noche, calados hasta los huesos por una lluvia despiadada, subimos penosamente.

4,500 m. sobre el nivel del mar enseñan cosas interesantes: se puede combatir el frío caminando de noche y descansando de día en las oquedades calentadas por el magro sol de la puna. Si se marcha constantemente no hay hielo que valga y es mejor, porque habitúa a desplazarse en la oscuridad, un buen ejercicio. La visibilidad es cien veces superior: basta encaramarse en lo alto de un picacho para observar todo lo que sucede a un par de días de camino. Un buen largavista y problema solucionado. Y contra la aviación, las cuevas: los pedreríos pueden esconder y camuflar guerrilleros. ¿Reeditarán los futuros alzados las páginas legendarias de los montoneros? Lo harán y será uno de los aportes más interesantes a la táctica guerrillera de América Latina.

La capacidad física del combatiente peruano deberá adaptarse al constante desplazamiento entre sierra y selva. Descenderá vertiginosas pendientes fuera de camino, protegido por la vegetación de los Andes orientales y tornará a las alturas en un movimiento constante. Su vida oscilará entre los mil y cinco mil metros. No es tarea de superhombres, pero requiere de una adaptación plena a nuestro endiablado territorio.

En las alturas impera la gran propiedad pero el hacendado, explotador inmisericorde, vive tan primitivamente como el campesino. En toda la zona sólo encontramos camas en Chapi. Los otros hacendados dormían en rudimentarias tarimas o sobre pellejos de carnero y comían mote [63] y papas sancochadas, igual que sus siervos.

Gran propiedad sí, pero su extensión no es sinónimo de riqueza sino de acaparamiento y criminal negligencia. Avaro, ignorante y mísero, el latifundista es el obstáculo principal para el progreso. No sólo se opone tercamente a las escuelas y combate a los maestros; impide que sus trabajadores cultiven más de lo que él cree conveniente, castiga a quienes crían ganado en exceso y aplica feroces represalias. Su miseria espiritual se traduce en la pobreza irremediable de cientos de familias y su miseria material es resultado de aquélla. Teme a la competencia de sus siervos, se sabe inútil y parásito, pero defiende fieramente su parasitismo.

Si la explotación es mayor y los problemas sociales más violentos que en la comunidad, el trabajador es más claro. No necesitamos convencerlo de que el patrón, el “gamonalista» es su enemigo; él lo sabe de sobra y lo odia cordialmente. Muchos habían intentado formar sindicatos o construir escuelas. Castigo: unos cuantos latigazos, prisión en la misma casa hacienda, o denuncia ante las autoridades por agitación comunista. El hacendado increpa: “¿quieres ir a la escuela para aprender a robar?»

Hay descontentos en todas partes y nos acogen con entusiasmo. Cuando empiezan nuestras operaciones contra los latifundistas —paso previo e indispensable para conquistar su total confianza— su entusiasmo crece. Nuestra propaganda armada exenta de discursos pero impregnada de acciones concretas contra los gamonales, dio resultados.

Ha bastado poco tiempo para expulsar al latifundismo de esos lugares. Muchos terratenientes han huido sin esperar a que lleguemos a ellos. Los trabajadores empiezan a darse cuenta de lo diferente que es vivir sin patrón. Todas nuestras acciones cuentan con su respaldo.

Después de la toma de Chapi [64] muchos bailan de gusto. Hasta han aprendido a levantar el puño derecho: “¡Comunista!» Los guardias civiles que, en gran número, han ocupado la casa hacienda después de nuestra retirada, increpan a algunos llorosos: “¿no te da vergüenza lamentarte por esos desgraciados?». Surge la primera canción con tonada de huayno inventada por algún comerciante que recorre a pie las serranías diseminando la noticia: “Los guerrilleros cosecharon papa en Chapi», sirviéndose de la similitud, en su rudimentario castellano, entre las palabras “papa» y “papay» (patrón).

Los colaboradores de la guerrilla aumentan. Se incorporan los primeros campesinos. En Sojos, Muyoj, Palljas y Chapi, prometen hacerlo muchos más. Por primera vez y emocionadamente nos cercioramos de que va forjándose un poderoso vínculo entre el campesinado y la guerrilla. Ausentes los terratenientes, desorientado el ejército que no acierta a ubicarnos, quedamos convertidos en la única autoridad de la zona.

Pero hemos cometido gruesos errores. Nuestros amigos son conocidos en todas partes. Secretas o públicas, sus relaciones con nosotros son divulgadas. Un día es uno que le cuenta a su mujer que nos guió a determinado lugar, ésta lo narra a la vecina y la vecina al resto. Otro día es un joven que, ebrio en la fiesta pueblerina, grita con orgullo que es comunista y amigo de los guerrilleros. Otra vez somos nosotros que visitamos a alguien de día. No toda la población es segura. Hay soplones, exmayordomos de los latifundistas, gente que traiciona o delata o que, simplemente, guarda las informaciones para el futuro.

Nos damos cuenta del peligro e instamos a nuestros colaboradores a incorporarse a la guerrilla. Unos lo hacen de inmediato y otros dicen que nada pasará, que no tengamos temor, que, en todo caso, ellos sabrán cuidarse.

Octubre 1965. Aparecen las primeras patrullas del ejército, pequeños grupos móviles que aparentan ser guerrilleros. Preguntan a los campesinos; “¿sabes dónde están los compañeros? Les traemos encargos de Lima». La argucia es torpe para ubicarnos pero efectiva para descubrir a los ingenuos. Advertimos contra el peligro, pero es tarde.

Cuando la invasión se produce, todos nuestros colaboradores son torturados, fusilados, masacrados. La terrible venganza abarca a los familiares más cercanos, a sus parientes, a los cultivos, a las casas mismas, que son incendiadas sin piedad. Han regresado los días de 1922. Es la barbarie planificada para aterrorizar a la población y castigar ejemplarmente su amistad hacia nosotros.

Pero revela también cobardía e inseguridad. En ningún caso las tropas usaron de la persuasión o discriminaron culpables de inocentes. Antes que averiguar, les resultaba más práctico matarlos a todos. ¿Cómo podrían convencer al pueblo de que defienden una causa justa si su desesperación los impulsaba a acabar rápidamente con el peligro sin reparar en los medios? Al hundirse en la sangre de sus víctimas no hacían otra cosa que tratar de ahogar su propio miedo.

Hay tremendas lecciones en todo esto: la primera, el campesino está dispuesto a colaborar; la segunda, hay que cuidar la vida del colaborador tanto como la propia. Si nuestra subsistencia depende de nuestra agilidad, la del colaborador depende del secreto. Nosotros aprovechamos hasta cierto punto la primera, pero descuidamos lamentablemente la segunda.

Hay diferencias entre comunero y yanacona. El primero es, en la práctica, un pequeño propietario que realiza sus labores con toda independencia, cultiva su pequeña parcela, consume sus productos, vende café y cacao en el pueblo y sólo acude a la comunidad para que le señale qué terreno puede cultivar (tratándose de tierras de selva) y para la apertura y conservación colectiva de los caminos. Lo afectan dos problemas fundamentales: el latifundio, que tiende a crecer a expensas de las tierras comunales, y los bajos precios de sus productos. Mientras el terrateniente lo expulsa de las mejores tierras, el

comerciante lo mantiene en la miseria sujetándolo a su dominación económica. El comunero se defiende colectivamente del gamonal y muchas veces lo tiene en jaque ejercitando una maravillosa fuerza común, pero aún no sospecha del comerciante porque está habituado a una relación desventajosa donde no hay más que una sola demanda para sus múltiples ofertas. Si su unidad es ejercida contra el terrateniente, se enfrenta aisladamente al comerciante. Por lo general, éste es también uno de los comuneros más ricos (si riqueza se puede llamar a una tienducha para el expendio de una cuantas ropas, fósforos y conservas que muy pocos compran) y es uno de los “notables» del pueblo. Frecuentemente, será el primer informante del ejército y el más activo delator.

Si el comerciante está incrustado en la comunidad como un cuerpo extraño, el latifundista se infiltra en ella: seduce, compra o presiona al gobernador, al juez de paz y atemoriza al maestro.

Este pequeño mundo se vincula con el exterior a través de los vendedores viajeros, procedentes de la capital de provincia o del departamento, o de pueblos dedicados íntegra y exclusivamente al comercio de míseras manufacturas. Algunos son buenas gentes con ciertas simpatías por la izquierda —tienen hijos universitarios o colegiales influidos por las nuevas ideas— y otros son informadores espontáneos de la policía.

La primera reacción de los esbirros al conocer nuestra presencia fue apalear despiadadamente a las autoridades comunales en la Prefectura de Ayacucho y obligarlos, bajo amenazas de muerte, a mantenerlos informados de todo lo que sucedía. Unos se convirtieron en confidentes y otros mantuvieron su lealtad. El comunero respeta a sus autoridades y, antes que al extraño que viene de lejos, preferirá siempre a su alcalde, su personero y su gobernador. Atemorizados, constituían un peligroso factor en nuestra contra.

Si el dogmatismo es perjudicial al militante, puede ser mortal para el guerrillero. En el campo encontrará problemas nuevos, grandes y minúsculos, y deberá resolverlos con claridad política y amplitud, sin perder de vista los objetivos que lo llevaron a tomar las armas. Constatará a menudo conflictos de tierras entre los comuneros o yanaconas, pequeños odios de familia, rivalidades entre un pueblo y otro. Será consultado, se le pedirá que interceda ante tal o cual persona o que la presione en tal o cual sentido. No podrá negarse: el quejoso puede ofenderse.

En Ayacucho, como en otros lugares, el hacendado llama colonos a los siervos a quienes, a cambio de un pedazo de tierra, obliga a trabajar, muchas veces sin ningún salario. La necesidad de contar con mano de obra barata o gratuita para las tareas de la hacienda, lo que en estos tiempos encuentra una gran resistencia, obliga al patrón a la violencia, exacerbando el conflicto. Hoy es alguien que no vino a trabajar y a quien habrá que traer por la fuerza para que el ejemplo no cunda; mañana será un toro arrebatado a su dueño para venderlo a un comerciante cualquiera; otro día habrá que impedir que los campesinos cultiven demasiado para que no se enriquezcan rivalizando con el patrón. Una serie de grandes y pequeños abusos generan un clima de odio y la coyuntura para la acción es constante.

Hecho incontrovertible: el latifundio decae en todas partes, cada día es más difícil mantenerlo (esta afirmación se refiere exclusivamente a la zona donde actuábamos). Los gamonales venden sus tierras o se alejan abandonando a sus siervos la posesión de los cultivos. Se produce poco, cada vez menos, y el hambre empieza a alcanzar al pequeño terrateniente. El antiguo edificio, carcomido por los años, se derrumba. ¿Estamos yendo hacia un conglomerado regresivo de míseros propietarios o hacia una clase social liberadora? ¿Esperaremos a que estos siervos, revolucionarios potenciales por sus contradicciones con el latifundista, se transformen en egoístas pequeñoburgueses por obra de esta espontánea reforma? ¿Decidirá algún día la oligarquía peruana (integrada en su mayoría por los grandes banqueros y los ricos latifundistas de la

Costa), sacrificar a sus parientes pobres de la Sierra en una reforma agraria demagógica que privaría a la Revolución de una de sus bases más sólidas? Si empezamos ahora, esa masa será nuestra aliada; si lo dejamos para mañana, la tarea puede ser más difícil. La sociedad es cambiante y el quietismo del agro peruano sólo una apariencia.

Siervo y comunero están emparentados. Muchas veces aquél tiene tierras en la comunidad vecina y si carece de ellas puede que tenga familiares comuneros y a la inversa, lo que convierte a estos hombres en una masa que se entrelaza y confunde. Eso nos beneficia: cualquier acción contra el latifundista repercutirá favorablemente en la comunidad y la ayuda que prestemos a ésta encontrará eco en la hacienda.

Nuestros anfitriones más afectuosos fueron quienes en otra época habían intentado organizar a sus hermanos para reclamar colectivamente el pago de salarios y protestar contra los abusos. Instigadores de la negativa a trabajar para el patrón, propiciadores de la independencia, víctimas indefensas de crueles represalias, fueron los más fieles ayudantes de la guerrilla y los primeros en integrarla. Rindo emocionado tributo en estas líneas a Nemesio Junco, balsero de la hacienda Sojos, cholo maduro e íntegro, cariñoso y sincero hasta lo increíble, bueno de pies a cabeza, nuestro primer hermano y primer combatiente, capturado y fusilado en Sojos, y a otros más cuyos nombres no cito para salvar sus vidas.

Deslumbrados ante el nuevo camino que les ofrecía la guerrilla, entusiasmados ante la verdad que aparecía desnuda ante sus ojos primitivos, se convirtieron sin tardanza en nuestros mejores propagandistas. Inolvidable el gesto de muchos que, al hablar a sus hermanos en su propio idioma decían, alzando el fusil en sus manos recias y trabajadoras: “Hermanos, los gamonalistas se acabaron. ¡Esto es respeto!».

Estos son los hechos. ¿Tuvimos apoyo campesino? Si por él entendemos una convicción teórica general y elaborada, un respaldo masivo y organizado, evidentemente no lo hubo. Pedirlo sería trabajar con entes metafísicos y no con realidades. Si, por el contrario, llamamos apoyo campesino a la colaboración de la generalidad, nacida de la certeza de que estábamos allí para defenderlos, es indiscutible que sí lo encontramos y que, aún más, superó todos nuestros cálculos.

Al Norte y al Este de nuestras posiciones teníamos a los campas. Al comienzo poblaban todo Chinchibamba[65] y hace unas decenas de años han sido empujados selva adentro. Los independientes cultivan y comercian, aunque siguen practicando sus ancestrales costumbres. Otros, los rebeldes, se han ido a vivir en el monte, adonde la codicia del hombre blanco no llega aún, retornando a la vida colectiva con sus jefes, pero sin explotadores. En general, el ataque al campa es inmisericorde: todavía, como en los tiempos bárbaros, los pueblos son asaltados por los latifundistas; al poner en fuga a los mayores, se llevan a los niños para criarlos a manera de esclavos en sus haciendas, so pretexto de “civilizarlos». Toda su vida, estos hombres primitivos crecen sirviendo al patrón. En Osambre, una de las haciendas que emplea estos métodos en pleno siglo XX, los campas están concentrados en dos compartimientos separados para hombres y mujeres y no reciben, desde luego, ningún salario. Están prohibidos de mantener cualquier tipo de relación con el mundo circundante. Además, son muy pocos los extraños que llegan a lugares tan apartados. El patrón, un yugoeslavo que llegó misteriosamente al lugar y cuyo origen nadie conoce, es un gran conocedor de la selva y de las costumbres y hábitos de los selvícolas; habla además su idioma y todo eso le permite explotarlos mejor, a menudo inmisericordemente. Cualquier abuso horrendo, cualquier muerte de uno de sus trabajadores es ignorada por la policía y las autoridades que ni se enteran del asunto pues el lugar civilizado más cercano es Quillabamba, la capital de provincia, que queda a unos seis días de camino a pie, por sendas entre el monte. Como ninguna autoridad llega hasta ahí, el latifundista es amo y señor de la zona.

La religión católica y protestante, llena de mitos y fantasmas, sirve idealmente a los propósitos de los patrones: el temor a Dios se confunde, en la imaginación primitiva, con el temor al patrón. Atentar contra el patrón es atentar contra Dios. Algunos campas, que instintivamente son atraídos por la vida en libertad, logran fugar, internándose en la selva. Pero no llegan muy lejos porque el patrón es tan conocedor de la selva como ellos y tiene a su favor dinero y armas. Como no puede permitirse un mal ejemplo que cundiría peligrosamente entre los demás esclavos, el fugitivo es, por lo general, liquidado. Otras veces, a pesar de la prohibición del patrón, las relaciones amorosas entre una que otra campa y los comuneros del frente de la hacienda, se produce. Entonces, como en las películas, el extraño tiene que robarse a la campa y fugar con ella bien lejos de las iras del patrón.

Aproximarse y hacer amistad con los campas rebeldes, liberar a los esclavos, expulsar al latifundista opresor, serán tareas inmediatas para la guerrilla y su mejor propaganda. Pero eso no será fácil. Si hay un visible desnivel entre el campesino quechua y el guerrillero criollo, es todavía mayor entre éste y el selvícola. Para que ambos se entiendan, será necesario un largo proceso de adaptación en que el guerrillero aprenderá nuevas lenguas y costumbres.

Después de numerosas experiencias que nos granjearon la simpatía de los pobladores, el exceso de confianza nos llevó por el despeñadero hacia duros contrastes. Exitos sucesivos hicieron que sobreestimáramos nuestras propias fuerzas. Por otro lado, se produjeron algunas deserciones que bajaron el número de los guerrilleros, afectando su potencia de fuego.

Eramos en verdad un grupo pequeño. En los momentos más difíciles llegamos a ser apenas 13. Asimismo, la falta de comunicación con los centros urbanos nos impedía contar con un reclutamiento permanente de hombres.

Estábamos cercados. El cerco no comprometía la existencia misma de la guerrilla, que se movía en tales condiciones con bastante comodidad, sino que también nos impedía posibilidades seguras de comunicación con el exterior. A fines de 1965, nuestros ensayos en ese sentido habían fracasado.

Hay que decir que un error nuestro fue no haberle dado suficiente importancia a ese tipo de enlace y haber confiado más en el reclutamiento de hombres dentro de la zona en que actuábamos. Nuestra intención era proveernos allí mismo de abastecimiento y guerrilleros. Lo primero era fácil, sobre todo para un grupo tan pequeño como el nuestro. Lo segundo era factible pero en un proceso demasiado lento, por la lentitud misma del campesino en sus decisiones. El campesino se decide finalmente a integrar la guerrilla pero lo piensa, y balancea todas las posibilidades antes de incorporarse. Por el contrario, la guerrilla necesita de un reclutamiento rápido y numeroso que fortalezca al grupo y lo ponga en mejores condiciones de combate.

Nuestra pequeñez nos impedía emprender acciones en gran escala contra el ejército. No obstante, confiábamos en nuestro conocimiento del terreno y en los numerosos amigos que teníamos en todos los lugares. Empezamos a desplazarnos de día, por caminos conocidos, confiados en los informes de la población, y descuidamos precauciones elementales. La base de nuestra confianza eran los infructuosos esfuerzos que hacía el ejército para ubicarnos y su temor a atravesar ríos, arroyos y accidentes del terreno vigilados por nosotros.

Sabíamos que mientras nos moviéramos constantemente el peligro no era inminente. Por otra parte, la naturaleza accidentada del terreno, pródigo en alturas inmensas y cañones impresionantes, lleno de pendientes de muy difícil accesibilidad, hacía prácticamente imposible un cerco efectivo. En realidad, el enemigo se limitaba a controlar los pasos más conocidos y que lógicamente no eran utilizados por nosotros.

Durante un buen tiempo, guerrilleros y soldados jugaban a las escondidas, buscándose mutuamente y manteniendo breves escaramuzas. Si la guerrilla, fiel a su movilidad para la que era perfectamente capaz, hubiera ensayado un largo desplazamiento hacia otras zonas igualmente pobladas, se habría salvado desconcertando al ejército.

Pero cada guerrillero que se siente dueño del terreno y cree conocerlo, empieza a fijarse a él insensiblemente. Y entonces está perdido porque no siempre las informaciones de que dispone corresponden a la verdad, y tampoco cuenta con todos los datos sobre el adversario, que debería tener.

A fines de 1965, los choques desventajosos se sucedieron, hasta que el 17 de diciembre la guerrilla fue sorprendida por un destacamento del ejército en un lugar conocido como Tíncoj. En ese combate murieron tres compañeros, uno de ellos Edgardo Tello. El resto de la guerrilla fue dispersado y quedó desarticulado.

En una selva tan accidentada y densa como aquella donde operábamos, cualquier nueva relación del grupo era prácticamente imposible. A pesar de todos nuestros esfuerzos, no pudimos volver a articularnos.

Quizá un destacamento más numeroso hubiera podido pasar, aunque maltrecho, esos momentos difíciles, pero éramos muy pocos y la pérdida de cada hombre resulta a un golpe muy duro.

Desarticulada al fin la guerrilla, dispersos los combatientes, cada uno quedó librado a su propia suerte y fueron entregando sus vidas bajo el fuego implacable de una verdadera cacería humana.

La suerte de los compañeros, individualmente, es desconocida. Algunos murieron en combate. Otros fueron capturados, apresados y luego fusilados por los servicios de inteligencia del ejército. El resto, perseguidos aún, y buscados por todo el país.

En 1967, compañeros del ELN morían también, junto al Che. en la gesta de Ñancahuazú. Sus nombres: Juan Pablo Chang Navarro (El Chino), José Cabrera Flores (El Negro), Lucio Galván (Eustaquio).

Las causas del fracaso
¿Por qué fallamos? ¿Cuál fue el origen del fracaso en Ayacucho?

La atomización y liquidación de la guerrilla no se debió sin duda a la falta de apoyo campesino. Este existió en múltiples formas, tal como hemos visto anteriormente. La zona, accidentada y desconocida para el ejército, estuvo bien elegida.

Las raíces del fracaso deben buscarse en la guerrilla misma y en su dirección.

En éste, como en otros casos, un grupo de hombres procedentes en su mayoría de la ciudad, trataba de operar militarmente en un medio desconocido.

El desconocimiento del terreno es una desventaja superable a corto plazo, si el destacamento es hábil y activo. La guerrilla pudo salvar ese obstáculo y lo hizo efectivamente. Pero no siempre utilizó sus conocimientos y muchas veces prefirió la labor más fácil, pero mucho más peligrosa, de desplazarse por caminos conocidos.

Al hacerlo, iba dejando una estela de informaciones que muchos campesinos no pudieron guardar en el secreto, cuando fueron torturados y masacrados. La guerrilla no supo prever, en los hechos, la dimensión y profundidad que alcanzaría la represión.

La guerrilla conquistó muchos amigos pero no supo cuidarlos. Sus colaboradores eran conocidos por todo el mundo. Cuando el ejército llegó, le bastó fusilar a los colaboradores para aterrorizar al resto de la población.

Por otra parte, el idioma era siempre la barrera que separaba a los alzados de los naturales. El campesino identifica el castellano con el patrón sobre todo en los parajes que, como Ayacucho, tienen un altísimo porcentaje quechua. Para que el guerrillero pueda despertar confianza debe hablar correctamente el quechua, y no cualquier quechua, sino el de la zona en que actúa porque, como es sabido, en el Perú existen notables diferencias lingüísticas de región a región.

Otra barrera son las costumbres. Se precisa mucha disciplina para que un conjunto de hombres pueda aprender a respetar, a imitar y a amar las antiquísimas costumbres de los campesinos, para que no hieran su susceptibilidad con actitudes torpes. Disciplina, cariño hacia el campesino y modestia. Y no siempre son ésas las características de jóvenes estudiantes, o políticos llenos de cierta autosuficiencia intelectual que choca a los hombres sencillos; portadores de una conducta diaria que muchas veces se contradice con los hábitos de la gente de campo.

A pesar de la simpatía con que contaba, faltó a la guerrilla una mayor compenetración con las costumbres de la gente oriunda del lugar. Eso le hubiera permitido conocer con mayor precisión a los traidores y contar con información mejor y más oportuna sobre los movimientos del enemigo.

La táctica guerrillera, aplicada estrictamente con todas sus características de movilidad, evasión y ocultamiento, ataque y retirada rápidos, exige una gran calidad física en los combatientes y óptima capacidad militar de la dirección. En general, férrea disciplina y armónica actuación de todo el grupo. La guerrilla del ELN, como todas las que operaron ese año, no estuvo, en este aspecto, a la altura que se necesitaba para superar las dificultades y hacer frente a un enemigo numeroso y bien entrenado.

En las circunstancias actuales sigue siendo posible que un pequeño equipo de hombres opere con éxito en las zonas campesinas.

Para conseguirlo, debe aplicar estrictamente los principios guerrilleros que fueron más o menos desdeñados por los alzados del 65. Y debe empalmar su acción con la de las masas en la lucha por reivindicaciones nacionales y locales sentidas por ellas.

Un equipo de gran calidad política, organizativa y militar, que debe formarse, no en el liberalismo de la izquierda urbana, sino en el fuego del combate. Y que debe promover, mediante una hábil conducta, a nuevos combatientes naturales de la región.

Cuando el campesino ve actuar y escucha hablar en su defensa al guerrillero recién llegado de la ciudad, simpatiza y colabora con él. Pero cuando ve a su propio hermano en el ejército revolucionario, hablando su propio idioma y acento, lo sigue sin pensarlo mucho.

* * * *

CAPITULO IX
ALGUNAS ANOTACIONES FINALES

A fines de 1965 el movimiento guerrillero había sido totalmente liquidado. En las acciones habia perecido un grupo de cuadros, producto de muchos años de lucha, una dirección brillante para la prédica política, pero que había demostrado no estar a la altura de las necesidades impuestas por la lucha militar revolucionaria en este momento de la historia del Perú.

Ciudad y campo
Las acciones de 1965 se desarrollaron casi íntegramente en el campo. No afectaron ni a la ciudad ni a la extensa faja costera de nuestro país en la que están ubicados importantes centros de producción, varias minas y centros petroleros, la fabricación de acero y las haciendas cañeras que cuentan con un proletariado agrícola de gran tradición combativa.

Dos factores contribuyeron a que en los núcleos urbanos de la Costa y Sierra no se efectuara ninguna acción de respaldo a las guerrillas: a) las concepciones de los guerrilleros sobre la guerra a librarse; b) su incapacidad de acción e insuficiencia de medios.

Tanto para el MIR como para el ELN, la guerra guerrillera debía ir del campo a la ciudad y, en su primera etapa, su misión fundamental era ganar el apoyo de las masas campesinas y crear una fuerte vanguardia combativa. Debido a ello, no sólo se descuidó las ciudades, sino que se estableció cuidadosas directivas para que en ellas no aconteciera ninguna acción prematura.

El objetivo era establecer una dirección en el campo. Se temía que, de actuar demasiado rápido una organización urbana, tendería a operar por su propia cuenta, creando problemas de dirección. Y dos direcciones paralelas atentan contra el principio de que el mando debe pertenecer a la guerrilla.

Por otro lado, debe tenerse en cuenta la pequeñez de ambas organizaciones. Colocar cuatro frentes en la Sierra era ya un gran esfuerzo que sobrepasaba su capacidad. Era prácticamente imposible montar un organismo que actuara al mismo tiempo en ambos lados. Por eso, al iniciarse el alzamiento, prácticamente todos los cuadros estaban en el campo.

Si a esto añadimos el desacuerdo del resto de la izquierda con la oportunidad de la insurrección, desde los trotzquistas hasta el Partido Comunista, y su solidaridad sólo moral, nos daremos cuenta de por qué, a mediados de 1965, mientras se combatía en el interior, las ciudades conservaban su fisonomía tranquila, alterada sólo por los trajines de las fuerzas represivas y por intentonas aisladas de elementos que no respondían al mando de ninguna de las organizaciones actuantes.

A todo esto se añaden las características de la vida social peruana. Nuestro país, que todavía no ha logrado una plena integración social, económica y cultural, no reacciona jamás como un todo. Fuertes barreras separan al poblador del campo del de la ciudad, al obrero del campesino, al serrano del costeño, al norte del sur. Poderosas acciones en determinadas zonas del territorio no repercuten en el resto. Así ha sucedido a lo largo de nuestra historia y así sucedió en 1965, cuando los sangrientos combates de la Sierra no conmovieron a la Costa, donde el pueblo, indiferente, no reaccionó ante el impacto de la guerrilla como ésta esperaba que sucedería.

Es cierto que las guerrillas estremecieron a la reacción y la oligarquía, ya que éstas sí percibían claramente el peligro que significaban para su estabilidad, sobre todo en un país de situación económica tan explosiva como el Perú, pero el pueblo no tenía la misma capacidad de análisis para percibirlo. No existía tampoco una dirección política capaz y actuante que supiera aprovechar con ventaja esos momentos para una efectiva campaña propagandística, basada en el ejemplo guerrillero. Todo lo que la izquierda hizo fue publicar tímidos comunicados de simpatía que no abarcaron sino su reducido círculo de influencia.

Hay que precisar sin embargo que, por sus acciones, la guerrilla consiguió rápidamente una repercusión mayor a la que jamás había tenido la izquierda durante toda su historia. Pero fue una repercusión que no llegó a traducirse en acciones populares de apoyo.

La misión que los combatientes habían dado a sus pocos activistas de la ciudad era la de servir de centro de contacto dentro del país y con el exterior, de punto de coordinación y de aprovisionamiento en hombres, armas y equipos. También la de difundir propaganda. Tareas que resultaron demasiado grandes para grupos tan pequeños que no tardaron en perder todo contacto con las guerrillas, cuando éstas fueron cercadas.

Guerrilla y campesinado
Frente a las masas campesinas la situación de los guerrilleros era también difícil. En el Perú existe desde hace siglos un enorme desnivel entre la clase media y obrera urbana, de la que se nutrieron las guerrillas, y el campesinado.

El hombre de ciudad discrimina y desprecia al hombre del campo, particularmente al campesino quechua. A la inversa, éste desconfía del hombre de ciudad: siempre ha visto en él al explotador, al que viene a arrebatarle sus tierras, al amo.

Una gran proporción de nuestra población campesina habla solamente quechua y la que es bilingüe prefiere expresarse en su idioma original. Usa el castellano solamente para hablar con el latifundista, cuando es obligada a ello.

La división es también de costumbres: a menudo el comportamiento del hombre de ciudad choca al campesino, le divierte o desagrada.

Se trata pues de una división de sectores sociales que tiene profundas raíces históricas en el régimen colonial y republicano, y que debe ser superada por la propia guerrilla.

Quizá se debió a eso que el proceso de reclutamiento de nuevos guerrilleros oriundos de los lugares donde se combatía, haya demostrado ser muy lento. No podía ser de otra forma, desde que, a las barreras que lo causaban, se unía la característica parsimonia de nuestro hombre de campo que mide el tiempo no en días sino en cosechas…

La guerrilla necesitaba entonces acción y tiempo para convencer al campesino de la justeza de la vía emprendida. Acción para demostrarle que de verdad estaba dispuesta a actuar contra sus enemigos, y tiempo para desarrollar una buena campaña de esclarecimiento, en grupo e individualmente, sobre cada acción.

Mientras tanto, el ejército actuaba. Un ejército que sabía, por las experiencias recogidas en otros países a través del asesoramiento norteamericano, que una guerrilla debe ser aplastada en sus gérmenes, so pena de tener que resignarse a permitir su subsistencia.

La guerrilla perdió esta lucha contra el tiempo porque la mayoría de sus integrantes carecía de la capacidad necesaria como para adaptarse rápidamente, no sólo al terreno, sino a la vida diaria de los campesinos, a su idioma, a sus costumbres.

Este es un proceso que, en verdad, dura años. Pero cualquiera que deba llevar adelante con éxito una guerra en el campo peruano, tiene que desarrollar esa evolución en meses.

Antes de que se hubiese logrado una fusión estrecha entre estudiantes y campesinos, la guerrilla había sido derrotada. El proceso iniciado, vital para el futuro de la revolución, quedaba cortado.

En el fondo de todo esto hay una raíz de clase: la extracción pequeñoburguesa de las guerrillas las dotaba de todas las virtudes y defectos que corresponden en nuestro país a este sector social.

Al mismo tiempo que audacia, imaginación, romanticismo, estos grupos avanzados de la pequeña burguesía han tenido siempre sectarismo, excesivo amor por la publicidad, ansia de mando y subestimación del enemigo. Por eso, al mismo tiempo que prodigaban heroísmo en sus combates contra el enemigo, y audacia al lanzarse a una lucha riesgosa, fueron incapaces de asimilarse a corto plazo a un campesinado que especiaba su irrupción no sin cierta sorpresa y desconcierto.

Había también otro desnivel: las banderas enarboladas por la guerrilla, se presentaban necesariamente lejanas a los ojos de campesinos interesados más que todo en reivindicaciones concretas y hasta locales. Mientras los guerrilleros hacían propaganda por la revolución social, el campesino quería cosas más tangibles, menudas reivindicaciones que los revolucionarios no acertaron siempre en tocar, a pesar de que son los resortes que pueden llevar al pueblo a un nivel superior.

Sin embargo, las guerrillas portaban un programa mucho más complicado y lejano.

Durante toda su vida, el campesino ha estado desligado de la vida nacional, ausente de los grandes problemas del país, a pesar de que sufre sus consecuencias. En general, en el Perú no existe una conciencia nacional desarrollada: sistemáticamente ha sido impedida por los grupos dominantes. Desde luego, esta conciencia tampoco existe en el hombre del campo. Es cierto que el campesino comprende lo que significan los problemas si le son explicados en lenguaje claro y sencillo, pero no los siente en carne propia, como algo inmediato y urgente capaz de llevarlo a la lucha.

El problema clave de esta etapa reside en fluir hacia el campesinado, incorporándonos a sus preocupaciones y anhelos para llevarlo hacia objetivos superiores; en tocar los resortes de la lucha por la tierra y la defensa contra el gamonal. No se trata de colocarse en determinada zona del campo y llamarlo a que nos siga; se trata de ligarnos a él y a sus grupos dirigentes, acompañándolo en toda eventualidad. Sus objetivos locales e inmediatos deben ser empalmados con los objetivos generales y últimos de la Revolución.

¿Significa esto que hay que replantear las cosas hasta el punto de abandonar por el momento la perspectiva de acciones armadas inmediatas?

A nuestro juicio, no. Significa simplemente que los guerrilleros deben tener absoluta claridad sobre el marco so- cial en el que van a actuar y que a partir de él deben planear y realizar sus actos. Significa que la guerrilla debe ampliar o reducir sus metas de acuerdo al escenario social en que se desplaza.

Al mismo tiempo, es necesario considerar la lucha guerrillera con una amplitud absoluta, colocándola en el ámbito de una nación en la que actúan numerosas fuerzas revolucionarias que pueden tener distinta metodología. Todavía es posible que se den nuevas experiencias a lo Hugo Blanco, desde que la reforma agraria burguesa, postulada en una tímida ley, ni siquiera ha llegado a aplicarse. El territorio del Peni es muy grande y sus realidades múltiples. Las guerrillas deben estar listas para combinar sus esfuerzos con los de otros grupos revolucionarios, aunque éstos apliquen diversos métodos.

Hay características del campesinado peruano que los alzados deben tener en cuenta. Una de ellas es el respeto y acatamiento a la autoridad colectiva. El gobernador, el personero, el alcalde de la comunidad representa la voluntad de todos los comuneros y es acatado por ellos sin discusión alguna. ¿Cómo repercute esto sobre la guerrilla? Más que individual, los comuneros reaccionan colectivamente y en su actitud con respecto a los revolucionarios pesa, en gran medida, la opinión de sus autoridades. La guerrilla no opera con una masa sino con un organismo que tiene sus propias estructuras de poder a las que habrá de respetar, so pena de perder la confianza o ganarse la animadversión del pueblo. Eso le permitirá también, en determinados momentos, hacer uso de una poderosa fuerza colectiva.

Las guerrillas de 1965 no lograron fusionar sus métodos con los del campesinado. Tanto el campesinado como los guerrilleros siguieron su propio camino, porque las guerrillas no engarzaron a tiempo con el ascenso social que el campo venía viviendo desde 1956.

En resumen podemos decir que la guerrilla debe actuar y trabajar no sólo por los objetivos lejanos de la Revolución sino por los cercanos de los campesinos; y no sólo para los campesinos, sino con ellos.

Base y dirección
La tardanza para percibir todos los factores que obraron en contra de la guerrilla y ponerles remedio a tiempo, obedecía a la calidad de gran parte de los cuadros dirigentes.

Había, es cierto, en esta dirección, una gran honradez y consecuencia revolucionaria, demostrada por el sólo hecho de haber perecido combatiendo por sus ideales. Sin embargo, demasiadas cosas le sobraban y otras le faltaban para estar a la altura de los acontecimientos.

Ya hemos dicho que las cualidades de dirigente de partido no bastan para encabezar un grupo alzado. Se necesita cualidades físicas, conocimiento del terreno y eficiencia en el combate, cualidades con que no contaban todos los dirigentes de 1965. La decisión de combatir no basta para hacer de un hombre un guerrillero. Muchos compañeros, que pudieron ser excelentes cuadros de la resistencia urbana o de la red de enlace, fueron al campo llevados por una determinación heroica, pero no pudieron rendir físicamente, a pesar de su férrea voluntad. Sin quererlo, se convirtieron en un lastre para otros compañeros más eficientes y para la guerrilla en su conjunto. Una selección más fría y pragmática del personal, hubiera permitido a las organizaciones contar con mejores equipos de combate.

Mientras tanto, en el común de los guerrilleros y de la masa campesina, ocultos, se encontraban los cuadros que un proceso de decantación hubiera permitido ascender a puestos de comando ganados en combate. Pero ese proceso, largo y lento por naturaleza, no se dio porque la lucha fue breve y violenta.

Subsistencia y expansión
Es posible, como se ha demostrado en varios países de América Latina, que determinados cuadros militarmente capaces y políticamente convencidos de la justeza de su lucha, subsistan a pesar de los ataques violentos y sucesivos de ejércitos experimentados en la contraguerrilla. La guerrilla puede mantenerse aún sin contar con condiciones “subjetivas» suficientes en el medio en que actúa.

El problema reside en lograr que la guerrilla se desarrolle hasta poner realmente en peligro el sistema y la estabilidad del régimen en su conjunto.

Dadas las características anotadas repetidamente —desconexión, desniveles, aislamiento— es posible que una guerrilla pueda subsistir por muchos años sin repercutir en los puntos vitales del sistema.

La lucha guerrillera no es un factor peligroso para las clases dominantes mientras no precipite otras contradicciones sociales, impulsando formas de acción que deben combinarse con ella.

Para hacerlo hay que romper los esquematismos. Aferrarse a un solo esquema de acción siempre es peligroso porque lleva a los revolucionarios a una lucha aislada y unilateral, excluyente y sectaria, cerrando a la guerrilla posibilidades de crecimiento.

Debemos agregar que el esquematismo reside más en quienes hacen propaganda a la lucha armada que en quienes la realizan.

Armas y política
¿La lucha armada excluye la política? Siempre se ha respondido que no: no puede existir ninguna contradicción entre ambas porque, en las condiciones de nuestros países, la lucha armada es una lucha política, esencialmente.

Al mismo tiempo que eficientes militares, nuestros guerrilleros deben ser políticos capaces, pero no los únicos políticos: mientras la lucha armada se desarrolla en determinadas zonas del país, la lucha política debe ser extendida a todo el ámbito nacional, en las más diversas formas.

Lo que define a la conducta revolucionaria distinguiéndola del oportunismo, son sus objetivos y la consecuencia demostrada con ellos; la subordinación de todas las tácticas al único objetivo estratégico posible para quien se diga revolucionario: la toma del poder. Cuando una organización o un grupo de revolucionarios se plantean la toma del poder y no pierden esa perspectiva, todas las formas de acción son posibles y ninguna debe ser descartada.

Huelgas, resistencia pasiva, manifestaciones públicas, movilización de masas, permiten que las acciones guerrilleras tengan eco en el resto del país, superando su aislamiento. La lucha armada en el campo no debe reflejarse necesariamente como acción terrorista en la ciudad más que cuando sea necesaria, políticamente clara, explicable ante el pueblo y cuando corresponda al nivel alcanzado por las masas en su acción.

Parecida es la situación del campo. Si las guerrillas se resignan a realizar únicamente acciones armadas, su posición será más difícil que si las combinan con la organización y lucha masiva del campesinado por objetivos claros y concretos.

Todas las acciones campesinas que conoce la historia de nuestro país han sido colectivas, no lo olvidemos, y hechas a nombre propio, con líderes salidos de la misma masa oprimida. La guerrilla puede garantizar con su actuación la perspectiva revolucionaria de la lucha campesina pero no puede reemplazarla. Es decir que la guerrilla es parte del todo, no la totalidad de la lucha.

Por su naturaleza móvil, la guerrilla está presente en todas partes y en ninguna. Allí donde no está, las masas deben defenderse con sus propios medios contra la represión enemiga organizándose en torno a los dirigentes más destacados de la resistencia del pueblo.

Cuando las guerrillas fueron liquidadas en 1965 el pueblo quedó inerme a merced de los masacradores. Era la lógica consecuencia del trabajo campesino realizado sólo en función de la guerrilla, para abastecerla de alimentos y hombres, pero que no había tomado en cuenta la eventualidad de una represión de este tipo. El pueblo no estaba preparado para una tal contingencia, porque la guerrilla no había tenido tiempo ni la había pensado: tampoco habría podido hacerlo debido a su condición de cuerpo extraño. La resistencia debe ser organizada por hombres salidos del pueblo mismo, naturales de la zona, fogueados en una lucha que aquí no llegó a darse.

Sierra y Selva
Es indispensable observar que el territorio de nuestro país ha obligado a la población campesina a concentrarse en valles y zonas altas, allí donde realizar una lucha guerrillera dentro de los cánones conocidos es difícil y peligroso.

En efecto, si analizamos la experiencia de 1965 veremos claramente cómo todos los frentes guerrilleros se vieron obligados a replegarse hacia las zonas selváticas del oriente peruano. Son las más seguras desde el punto de vista militar, pero no desde el político, porque cuentan con una población mínima. Los lugares más densos están en la Sierra y no en la Selva.

Este es un problema cuya solución no ha sido esbozada hasta el momento; volverá a presentarse en las futuras acciones guerrilleras. Un problema que será solucionado sólo cuando los guerrilleros encuentren formas de operar en las sierras y en las descubiertas altiplanicies de la puna.

Eso es posible. En nuestro país hay una gran tradición guerrillera y los montoneros —guerrilleros del siglo XIX y primeros años del XX—, siempre operaron en las sierras andinas.

En suma, los alzados tendrán que aprender a hacer la guerra en la Sierra o deberán quedarse en la Selva. En este segundo caso, se verán forzados a encontrar formas concretas y canales para poder influir en el campesinado serrano. Esos canales, durante un buen tiempo, serán políticos y propagandísticos.

¿Quiere esto decir que habrá que formar partido? En ese momento sí, siempre que asegure a los campesinos una intervención suficiente en la dirección de la lucha. Siempre que no de nacimiento a direcciones ficticias que se convierten en obstáculo para la expresión libre de las masas; siempre que favorezca la promoción de nuevos cuadros revolucionarios nacidos del pueblo mismo. Recién entonces la guerrilla podrá ir sentando las bases del partido, a través de la acción revolucionaria contra el enemigo.

¿Por qué 1965? ¿Fue 1965 el año oportuno para iniciar un proceso insurreccional en nuestro país? Muchos críticos de la guerrilla han hecho esta pregunta para responder enseguida que no.

Hay que reconocer que, para las grandes masas del país, el gobierno de Belaúnde todavía aparecía como reformador, creando ilusiones y esperanzas. El pueblo no había asimilado aún la experiencia de las masacres, salvo en las zonas directamente afectadas, y la corrupción administrativa e inmoralidad de los funcionarlos no había descubierto toda su desnudez ante los ojos de la población urbana. Así, cuando las guerrillas irrumpieron en el marco nacional conmoviendo a la reacción, el pueblo no alcanzó a comprender exactamente su significado y justificación.

Generalmente hemos dicho que no podemos esperar a que se produzcan las condiciones subjetivas para iniciar la Revolución. Eso es cierto, pero fallamos en cuanto no esperamos a que las guerrillas tuvieran justificación para nacer, la que necesitábamos para dar al pueblo las primeras explicaciones objetivas sobre nuestra actitud. Por más que todo el pueblo no esté ni pueda estar en su futuro cercano en condiciones de comprender la necesidad de revolucionar profundamente el sistema y cambiarlo por otro, las razones de la iniciación del alzamiento deben ser fácilmente comprensibles.

Las razones de nuestra actitud tenían raíces ideológicas en la subestimación de las ciudades: considerábamos que, si la guerrilla brota en medio de la población campesina, no interesa buscarle una justificación con respecto a la política burguesa que es totalmente extraña, lejana o ignorada por el campesinado.

Eso es plenamente cierto en lo que se refiere al campesinado; pero no en lo referente a la totalidad del país. En todo caso, nos cerrábamos el camino para una agitación revolucionaria exitosa en las masas urbanas. La decepción de los obreros y las capas pobres y medias de las ciudades respecto de la política burguesa empezaba a crecer, pero no era aún suficiente para impulsarla al apoyo activo de una acción armada contra el sistema. En tales condiciones, la actitud de la población urbana frente a las guerrillas no pasaba de una vaga simpatía en unos, entusiasmo en sectores reducidos principalmente estudiantiles, e indiferencia en los más.

Había también una razón subjetiva, poderosa y determinante para la iniciación temprana de las acciones: las nuestras eran organizaciones lanzadas a la acción, en ella tenían su única razón de ser.

Por eso tuvieron que optar muy pronto entre la acción inmediata o un gradual y largo crecimiento como partido con incierto futuro revolucionario.

En el ELN esta característica aparecía con mayor claridad. Toda organización insurreccional tiene sus propias leyes de crecimiento y funcionamiento. Cuando no las cumple, se desintegra. Si nuestras organizaciones, particularmente el ELN, no se hubieran alzado en un plazo corto, habrían entrado en un mortal proceso de desintegración. En acción estrechaban su espíritu de cuerpo y se fortalecían; en una pasividad prolongada, entregada a un interminable trabajo preparatorio, corrían el riesgo de desaparecer por el desaliento de sus miembros.

Ahora, visto el proceso que siguió al triunfo electoral de Belaúnde determinando su caída por obra de los mismos a quienes había servido obsecuentemente, podemos decir que en los años siguientes se presentaron muchas oportunidades para que una acción insurreccional encontrara plena justificación a los ojos del pueblo.

Sin embargo, en 1965 fuimos a la insurrección guiados únicamente por nuestro grado de preparación.

Además el recelo entre ambas organizaciones hizo que ignoraran mutuamente sus planes. Objetivamente, cuando el MIR anunció la iniciación de las guerrillas a comienzos de 1965, el ELN no estaba en condiciones de hacerlo, pero tuvo que adelantar la fecha de partida ante el temor de que una represión generalizada cogiera a sus militantes.

Es posible que un fenómeno similar, esta vez por falta de coordinación, se haya producido en los frentes del MIR. Y que, por ejemplo, la emboscada de Yahuarina que señaló el primer disparo el 9 de junio de 1965 cogiera de sorpresa a Luis de la Puente en el Cuzco, quien no había terminado sus aprestos y aún más, a la guerrilla del Norte, que recién estaba comenzando similar trabajo. El resultado fue que el ejército se enfrentó a grupos de desigual experiencia, algunos de los cuales no estaban en capacidad plena para combatir.

* * * *

CONCLUSIONES

Desde diversos ángulos se nos ha reprochado no portar un planteamiento ideológico coherente y no ofrecer a las masas un programa estructurado.

Es cierto en parte. No hay que olvidar que, partiendo nuestra izquierda insurreccional de partidos políticos establecidos, mucho de lo que ha dicho en cuanto a ideología y programa refleja el paso de antiguas a nuevas concepciones sobre la existencia y comportamiento de las clases sociales, la composición de la oligarquía y su relación con el imperialismo, los objetivos y etapas de la Revolución, etc.

Es también cierto que, debido a la insuficiencia y falta de continuidad del trabajo teórico, la izquierda peruana en su conjunto no puede exhibir una interpretación de la realidad peruana basada en estudios serios: siempre ha ido hacia la realidad a partir de sus propios esquemas. En el Perú ya es un lugar común decir que, desde la muerte de Mariátegui, nuestra realidad dejó de ser examinada por los marxistas, con precisión y espíritu científico.

No lo negamos. Parte de ese lastre es el que hemos recibido y el que todavía nos impide ver con entera claridad los cambios sociales, llevándonos muchas veces a un dogmatismo que no pierde ocasión de resucitar.

Pero más que la antelada precisión en el programa de cada etapa, y mientras trabaja teórica y prácticamente sobre la realidad, la izquierda marxista debe fijar con absoluta claridad sus objetivos generales y últimos.

¿Cuál es el objetivo final? En nuestros países no puede ser, desde luego, otro que el socialismo. “O revolución socialista o caricatura de revolución», dijo el Che alguna vez.

En efecto, las masas entienden cada día más revolución como sinónimo de socialismo. A nadie más que a nosotros mismos podemos engañar quedándonos en formas de transición que, para el enemigo, son eufemismos que encubren nuestros verdaderos fines.

Ahora bien, ¿qué tipo de socialismo queremos? Aquél que asegure a las masas oprimidas el ejercicio efectivo del poder, intervención en todos los asuntos del gobierno y amplia capacidad de decisión sobre sus propios destinos. La dictadura de clase no puede ejercerse sino con una amplia participación de las mayorías, última y decisiva garantía de la fortaleza del régimen revolucionario.

En el Perú, sólo un auténtico socialismo podrá asegurar la integración nacional sobre la base de la comunidad de intereses de todo el pueblo. Desde sus comienzos, nuestra Revolución debe buscar formas políticas que le permitan mantener la adhesión de las masas y le impidan burocratizarse.

Sabemos que no será fácil en un país que, como el nuestro, ha vivido siempre bajo las peores formas de dominación, pero confiamos en que el proceso revolucionario, si es conducido por líderes surgidos de lo más profundo del pueblo y conscientes de los problemas del socialismo contemporáneo, podrá arribar hacia un socialismo efectivo y real.

Mientras tanto, reiteramos que la lucha armada de los pueblos —compleja, múltiple, rica y variada— es la única vía que queda para liberar a América Latina. Los primeros fracasos sufridos en el Perú no demuestran que es inútil luchar contra el opresor. Simplemente enseñan que hay que corregir concepciones, examinar mejor la realidad, vincularse al pueblo, preparar mejor a los combatientes, eliminar el sectarismo y el divisionismo dentro del campo de la Revolución.

Para lograr todo eso, a la vez que de firmeza y fervor en el propósito de continuar el camino iniciado, hay que usar de frialdad y cálculo para superar los errores. Los líderes de 1965 cayeron pero la perspectiva queda señalada.

En estas páginas hemos querido hacer, a la vez que un sereno análisis, una invitación a vivir nuevas y fecundas experiencias.

* * * *

NOTAS

[1] CIDA (Comité Interamericano de Desarrollo Agrícola). Tenencia de la tierra y desarrollo socio-económico del sector agrícola: Perú. Publicado por Unión Panamericana, Washington 1966, pág. 300.

[2] Instituto Nacional de Planificación, Dirección Nacional de Estadística y Censos. Primer Censo Nacional Agropecuario. Talleres Gráficos de la Dirección Nacional de Estadística y Censos, 1963.

[3] Recientemente, el gobierno peruano ba anunciado la expropiación de dieciocho fundos de la Cerro de Pasco, mediante el pago al contado de 21 millones de soles, y 26 millones en bonos de la reforma agraria. A cambio de esta operación, la Cerro ha recibido nuevas concesiones petroleras en el norte del país.

[4] CIDA. Op. cit. pág. 45.

[5] MALPICA, Carlos. Guerra a muerte al latifundio. Ediciones Voz Rebelde. Lima, 1964, pág. 56.

[6] Estudio hecho por el Instituto Nacional de Planificación a base de los datos del Censo Nacional de Población de 1961.

[7] Dirección Nacional de Estadística y Censos. Primer Censo Nacional Económico. Lima, 1963.

[8] Estudio hecho por el Instituto Nacional de Planificación a base de los datos del Censo Nacional de Población de 1961.

[9] Dirección Nacional de Estadística y Censos. VI Censo Nacional de Población, Tomo IV, Características Económicas. Lima, 1961.

[10] MATOS MAR, José. Dominación, desarrollos sociales y pluralismos en la sociedad y cultura peruana. En Perú Problema, selección de ensayos publicados por Francisco Moncloa Editores, Lima, 1968, pág. 38.

[11] Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Federico Villarreal. Lima, 1967.

[12] Datos del Cuerpo Consultivo Interamericano sobre Fiscalización de Estupefacientes.

[13] Declaraciones del Dr. Benjamin Samamé en la Primera Conferencia sobre la Familia, la Infancia y la Juventud en el Desarrollo Nacional. Lima, 1967.

[14] Censo Parroquial de Lima, 1967.

[15] Datos de la Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo. Lima, 1967.

[16] BOURRICAUD, Francois. Poder y sociedad en el Perú contemporáneo. Editorial SUR, Buenos Aires, 1967, pág. 124.

[17] Según señala Craig, “menos de una tercera parte de los campesinos que vivían en La Convención en 1965 eran oriundos de dicha provincia. Las dos terceras partes provenían de las provincias serranas de Urubamba, Calca, Anta, Acomayo y Apurímac, contiguas a La Convención». La estructura social era más o menos así: los hacendados; los yanaconas, que trabajan para éstos en condiciones de servidumbre; los arrendires, que sirven a los yanaconas en similares condiciones y, finalmente, los allegados y hasta los sub-allegados.

CRAIG, Wesley W. El movimiento campesino en La Convención, Perú. La dinámica de una organización campesina, pág. 9 y 12. Instituto de Estudios Peruanos. Lima. 1968.

[18] Ibid., pág. 13.

[19] Ibid., pág. 15.

[20] «La región denominada corrientemente como la «mancha india», comprendida por los departamentos de Ancash, Apurímac, Ayacucho, Cuzco, Huancavelica y Puno, en 1961 albergaba al 29% de la población total del país; de este porcentaje el 87% de los mayores de cinco años se comunicaba en una lengua indígena. La estructura de la ocupación de la región se destacaba porque el 69% de la población económicamente activa, se dedicaba a actividades agropecuarias, mientras que el promedio, en el resto del país, dedicado a estas ocupaciones era de 42%.»

COTLER, Julio. La mecánica de la dominación interna y del cambio social en el Perú. Separata de América Latina. Centro Latino Americano de Investigaciones en Ciencias Sociales. Río de Janeiro 1968, Año 11, N? 1. Pág. 78.

[21] ALENCASTRE MONTUFAR, Gustavo. Informe sobre la situación económico social en Lauramarca. Lima, 1957. Copias mecanografiadas, pág. 63.

[22] Ibid., pág. 70.

[23] MATOS MAR, José y otros. Proyecto de estudio de: “Los movimientos campesinos en el Perú desde fines del siglo XVIII hasta nuestros días». Instituto de Estudios Peruanos. Lima, 1967. págs. 34 y 35.

[24] Censo Nacional de Población de 1961.

[25] Instituto Nacional de Planificación. Plan Sectorial de Educación. Lima, 1967. Pág. 2-11.

[26] Proyecciones de la Oficina Nacional Interuniversitaria de Planificación.

[28] Editorial del periódico “Revolución Peruana» (Organo del Frente de Izquierda Revolucionario, FIR). Lima, 25 de setiembre de 1962, pág. 3.

[29] BLANCO, Hugo. El camino de nuestra revolución. Ediciones Revolución Peruana. Lima, 1964. Pág. 50.

[30] Ibid., pág. 50.

[31] Ibid., pág. 31.

[32] Ibid., pág. 23.

[33] CIDA. Op. cit., pág. 397.

[34] Ibid., pág. 398.

[35] CASTRO POZO, Hildebrando. Nuestra comunidad indígena. Lima, 1938, pág. 205.

[36] Transcrito en : MERCADO, Rogger. Las guerrillas en el Perú. Fondo de Cultura Popular. Lima, 1967, pág. 164.

[37] Ibid., pág. 188.

[38] Ibid., pág. 129.

[39] Ibid., pág. 89.

[40] Entrevista de un miembro del Comité Central del MIR con la revista “Punto Final» de Santiago de Chile. Ibid., pág. 215.

[41] Primer parte de operaciones de la guerrilla “Túpac Amaru», escrito por Guillermo Lobatón. Ibid., pág. 153.

[42] Informe oficial del MIR publicado en su órgano clandestino “Voz Rebelde» N? 46, págs. 11 y 15.

[43] Ibid.

[44] Con este hecho se daba a conocer públicamente por primera vez la existencia del frente guerrillero “Javier Heraud» que mantenía actividad desde abril del mismo año.

[45] En este mismo sentido podemos mencionar el artículo de Américo Pumaruna: “Perú, revolución, insurrección, guerrillas», editado en el Perú por el grupo “Vanguardia Revolucionaria» en 1966.

[46] Puede que el objetivo del MIR haya sido formar aún más frentes guerrilleros. Sin embargo, no pudo cumplirlo por falta de medios.

[47] Conclusiones de la Asamblea del Comité Central del MIR extractadas en: MERCADO, Rogger. Op. cit., pág. 169.

[48] BLANCO, Hugo. Op. cit. pág. 63.

[49] Conclusiones de la Asamblea del Comité Central del MIR, extractadas en: MERCADO, Rogger. Op. cit. pág. 170.

[50] “El Guerrillero» № 2. 5 de setiembre de 1965.

[51] Transcrito en: MERCADO, Rogger. Op. cit., pág. 169.

[52] DEBRAY, Régis. ¿Revolución en la revolución? Fondo de Cultura Popular. Lima, 1968. Pág. 50.

[53] Ibid.

[54] HUBERMAN, Leo y SWEEZY, Paul. Debray: su fuerza y su debilidad. En: Monthly Review (selecciones en castellano) setiembre de 1968, pág. 11).

[55] Comunicado del MIR en: MERCADO, Rogger. Op. cit. pág. 58.

[56] VI Censo Nacional de Población. Tomo V.

[57] VILCHEZ AMESQUITA, Antonio. Ensayo monográfico de la provincia de La Mar. Empresa editorial Rímac. Lima, 1961.

[58] Ibid.

[59] PERRIN, Michel. La Tragédie du Haut-Amazone. Robert Noel París, 1956.

[60] Ibid, pág. 263.

[61] Según las supersticiones del lugar, los “pishtacos» son asesinos que comercian con grasa humana.

[62] Nosotros usábamos muy poco la palabra compañero o cama- rada. Se extendió espontáneamente por toda la zona el vocablo “hermano»: dice más y está más cerca de la psicología campesina que vincula el amor y la amistad con los lazos familiares (el mejor amigo es siempre un pariente “espiritual»). Así, tal guerrillero era el hermano Fulano de Tal. Y para indagar si determinada persona era digna de confianza, preguntábamos si era hermano o no.

[63] «Mote»: maíz cocido.

[64] La toma de Chapi, en que murieron los odiados hacendados Carrillo, se produjo el 25 de setiembre de 1965. Hasta hoy es materia de un proceso militar.

[65] La palabra Chinchibamba deriva de Chunchuypampa o pampa de “chunchos» (selvicolas).

* * * *

BIBLIOGRAFIA

ALENCASTRE MONTUFAR, Gustavo. Informe sobre la situación económico-social en Lauramarca. Copias mecanografiadas. Lima, 1967.

BLANCO, Hugo. El camino de nuestra revolución. Ediciones Revolución Peruana. Lima, 1964.

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VILCHEZ AMESQUITA, Antonio. Ensayo monográfico de la provincia de La Mar. Empresa editorial Rímac. Lima, 1961.

Fuente | Héctor Béjar Rivera (escrito en prisión, entre 1966 y 1969) | Primera publicación: Recibió el premio Casa de las Américas en 1969, luego fue traducido y publicado en siete idiomas. | Esta edición: Marxists Internet Archive, noviembre de 2015.

Escuela de las Americas

Manual de Terrorismo y Guerrilla Urbana

Introducción al terrorismo, sus organizaciones, operaciones y desarrollo

Introducción

Con el resurgimeinto mundial en el terrorismo se esta haciendo mas importante que ustedes como oficialeslagentes de inteligencia se familiarizan con el rol que la inteligencia juega en combatir al terrorismo. Este modulo de instruccion en combinacion con otros modulos que recibiran los ayudaran a alcanzar esta meta.

1. Evolución del Terrorismo. El terrorismo contemporaneo y moderno evoluciono de los problemas políticos, las necesidades para cambio, y las aspiraciones de la población. Muchas de estas causas legítimas han sido subvertidas de procesos legales no-violentos a acciones violentas y terrorismo. El único ingrediente esencial es un lider bien entrenado, dedicado y carismatico para cambiar la situación completamente. Muchas personas patrióticas con buenas intenciones han sido seducidas por movimientos populares que luego han resultado ser lo opuesto de lo que en realidad deseaban.

La era posterior a la Segunda Guerra Mundial produjo un gran numero de causas radicales, guerras de liberación, y alianzas políticas, que a su vez crearon una atracción romantica hacia los delincuentes revolucionarios, interpretandolos como campeones de las causas populares. Junto con los romanticos, los movimientos tambien atrajeron un gran numero de radicales, criminales profesionales, vengadores y tambien agentes subversivos. Las revueltas estudiantiles de los 60s y 70s produjeron un gran numero de radicales e idealistas, algunos de los cuales permanecieron en movimientos disidentes y cambiaban de un movimiento a otro. Otros, que aun sentian simpatia a sus movimientos se integraron a la vida normal en sus respectivas sociedades donde trabajaban hasta alcanzar posiciones de responsabilidad o niveles superiores dentro del mismo gobierno. Algunas de estas personas en el presente forman la base para el apoyo periferal de estas organizaciones terroristas-radicales. Se dice que el terrorismo es la arma de los debiles, los radicales y los sicópatas. El terrorismo puede ser visto como una etapa embrionica de una insurgencia–un punto de partida. De hecho un análisis de las insurgencias recientes de las Americas,

Francia, Rusia y Cuba demuestra que el terrorismo jugo un papel importante en los comienzos del movimiento. En muchos casos las tácticas terroristas fueron utilizadas para obtener fondos, armas, municiones y explosivos. En la mayoría de los casos, como en la Guerra de Vietnam, el terrorismo desempeño un papel vital desde el principio, a pesar que la ultima parte de la insurgencia fue peleada en una forma mas organizada y convencional, unidades y tácticas convencionales. La infraestructura terrorista que hostigaba y aterrorizaba la población tuvo éxito en separar a la población del gobierno, y de esta forma desestabilizarlo como consecuencia. Esta fue la arma mas potente de los insurgentes. Desafortunadamente, en la mayoría de los casos, el terror que reinaba durante la insurgencia fue reemplazado posteriormente por terror instítucional (terror por el gobierno), creando más opresión que el del regimen anterior. Tambien vale mencionar que con pocas excepciones la mayoría de los terroristas fueron eliminados de sus posiciones de poder una vez que la insurrección finalizo.

Terroristas tales como Stalin, Lenin, Trotsky, Guevarra, Marighella y otros dejaron un legado de violencia que en el nombre de las masas opresas y las causas justas estan estremeciendo al mundo. El advento del terrorismo internacional y transnacional ha traido consigo numerosos grupos de venganza y odio a países de tercer mundo, mercenarios ideológicos que han prestado su experiencia y conocimientos, bombas y armamentos a sus aliados políticos e ideológicos en cualquier parte del mundo.

La mayoría de las organizaciones terroristas difieren una de otra tanto como sus distintas ideologías. Para comenzar nuestro estudio del terrorismo internacional, primero examinaremos algunos de los factores que han contribuido al desarrollo del terrorismo.

1. El éxito enjendra mas terrorismo. La brutalidad es frecuentemente recompensada con publicidad y mas prest países.

2. Apatía relativa de algunas personas hacia el terrorismo y la violencia asociada. Los gobierno tienden a olvidar tan pronto como se halla acabado el acto de terrorismo. Muchos asumen que la ausencia de indicios significa la ausencia de una amenaza.

3. La facinación popular con el terrorista. La personas tienden a admirar a los «luchadores en contra de la tiranía». Muchas personas le otorgan cualidades románticas a los terroristas como luchadores por la libertad o heroes cuando en realidad son poco mas que criminales.

4. El terrorismo como una herramienta en apoyo de la guerra convencional. Muchos insurrecciones han comenzado con altos niveles de actividad terrorista. El terror ha sido usado con éxito para apoyar operaciones convencionales y para subvertir la moralidad convencional, las leyes de diplomácia, y las leyes de guerra.

II. El Terrorista. Frederick Hacker ha clasificado en varias categorías a los grupos terroristas de acuerdo a sus requerimientos, misiones y metas. Un grupo terrorista bien organizado puede contener de las tres categorías:

A. Criminales. Generalmente conocen las consecuencias y son mas predecibles. Un criminal en el proceso de asaltar a un banco puede ser sorprendido por la policia. Como reacción el criminal toma la persona mas cercana como rehen, amenzando con quitarle la vida para influenciar a las autoridades para proveerle libre paso de su predicamento. El uso de rehenes inocentes constituye una acto de terrorismo criminal. El terrorista en este caso no quiere permanecer en el área y por lo general no lastima a los rehenes.

B. Defensores Políticos. Los defensores políticos son muchos mas complejos. Su mision suprema es la de publicar su causa y de impresionar a aquellos a quienes supuestamente estan representando. Ya que los defensores politicos creen que lo que están haciendo es correcto, que el fin justifica los medios, y que lo que están haciendo es en representación de las masas oprimidas, son mucha menos predecibles. El hecho de que en la mayoría de los casos los terroristas no tienen el apoyo de la mayoría de la población no parece importarles. Los terroristas politicos establecen sus bona fides con algún acto bien publicado y alarmante que utilizan para veracidad adicional en amenazas, negociaciones y presion para sus causas. Las organzaciones políticas terroristas raramente son suicidas. Has casos en que los terroristas toman riesgos elevados o cometen suicidio pero estos casos son raros. Para combatir el terrorismo político todos los factores de la motivación, ideología y personalidades tienen que ser cuidadosamente examinados y analizados.

C. Terroristas Sicópatas (Locos). El terrorista sicópata es posiblemente el mas peligroso y poco predecible. Hay algunos casos de organzaciones que son dirigidas por asesinos sicópatas. Pero en la mayoría de los casos estas personas actúan independientemente, tratando de corregir algún mal real o imaginado. Algunos quieren hacer una declaración pública, mientras que otros quieren influenciar los eventos. En la mayoria de los casos el apoyo siquiátrico es esencial para neutralizar el incidente. El terrorista sicó pata puede hacerle dano a su rehén especialmente si el rehén (los rehenes) son identifcados como parte del problema o como el enemigo. Hay numeroso ejemplos de grupos terroristas mixtos. Cabe mencionar que todos los actos terroristas son considerados como actos criminales y por lo tanto todos los terroristas son criminales., En muchos casos, las organizaciones terroristas politicas tienen que proveer para sus necesidades con actos criminales. Robos a bancos, llamados por Lenin como »expropiaciones» son un medio común para obtener los fondos operacionales y de subsisitencia. En muchos casos, las organizaciones terroristas más sofisticadas tienen grupos especiales de abastecimiento que se especializan en estas actividades. El sistema mundial de apoyo terrorista provee al los terroristas con muchos de sus requerimientos los cual elimina en algunos casos la necesidad de estas actividades tan peligrosas.

La faccion Alemana del Ejercito Rojo, tambien conocido como el Grupo Baader-Mienhof, usaba sicópatas en sus operaciones. Algunos de estos asesinos fueron organizados en grupos especiales que usaban la actividad terrorista como una forma de terapia. Uno de los grupos mejores conocidos, de esta naturaleza, fue los Pacientes Colectivos de Heidelberg, algunos veces conocidos como la «Brigada de Locos» por los mismos terroristas. Este grupo estaba compuesto de ex-pacientes e habian sido evaluados y dejados en libertad por un que dico simpatizante (con la ayuda de apogados simpatizantes) y programados para el asesinato y la destrucción.

D. Perfil. otra forma de estudiar al terrorista es mediante estudios minuciosos de data publicada sobre terroristas y organizaciones terroristas para entonces tratar de formar un perfil general del terrorista. Para efectos de esta clase, estudiaremos una compilación y analisis de data publicada sobre 350 cadre de organizaciones terroristas de 11 naciones que comprende la epoca desde 1966-76 para tratar de dibujar un «retrato sociólogico» del perfil de un terrorista urbano moderno.

1. Edad. El terrorista urbano usual por lo general tiene una edad que fluctua entre los 22 – 25 años.

2. Sexo. El terrorismo urbano continua siendo predominantemente un fenomeno mayormente masculino. La membresía femenina constituye menos de 16 por ciento (basado en arrestos/identificación de personal terrorista). El papel que desempeñan es mayormente confinado a la recoleccion de inteligencia, mensajeros, enfermeras o personal médico, y en el mantenimiento de las casas de albergue terroristas.

3. Estado Civil. El terrorista por lo general es soltero. Los requerimientos de movimiento y flexibilidad evitan que el terrorista tengan tiempo para estar preocupado por responsabilidades familiares. Las estadisticas indican que 75 – 80% de los terroristas capturados eran solteros.

4. Origen Urbano Vs Rural. El terrorista tiene que estar intimamente relacionado con en el terreno en que esta operando. Segun Carlos Maríghella (el teorista y practicante más conocido del terrorismo urbano) «el terrorista urbano puede eludir facilmente a la policía, o sorprenderlos en una trampa o emboscada. Si conoce bien el terreno … siempre podra escapar el arresto.

III. Fuerzas Significantes en la Producción o Mantenimiento de Organizaciones Terroristas.

A. Evolucion como Resultado de las Necesidades. Personas son frecuentemente ignoradas en el proceso gubernamental (o simplemente no se les permite participar). Como resultado, algunos usaran la violencia como último recurso.

B. Unificación bajo Presión. La existencia de una amenaza extranjera (real o imaginada) unifica los miembros del grupo en contra de la amenaza. Los lideres carismáticos generalmente encuentran una amenaza extranjera para justificar sus acciones.

C. Debilitación cuando estan Inactivos. La inactividad por cualquier razón puede causar inquietud dentro de las organizaciones terroristas.

D. Luchas Internas Políticas e Ideológicas. Esta es la causa principal de separación dentro de las organizaciones terroristas.

E. Generan su Propio Momentum. organizaciones terroristas tienen problemas manteniendo su propio momentum. Una operación exitosa puede ser explotada y seguida por otras actividades, propaganda, y reclutamento.

F. Perpetuación Y Promocion. Los terroristas tienen que probar su credibilidad creando la creencia de que ellos tienen más poder, más apoyo popular, y más influencia que el que en realidad tienen.

IV. Clasificación de las organizaciones de Acuerdo al Alcance de sus Operaciones.

A. Nacionales (Terroristas Domésticos). Generalmente aspiran a la influencia política y el poder, operan dentro de sus propios paises y pueden recibir ayuda externa. Cualquier actividad fuera de su propio país coloca a estos grupos en otra categoría.

B. Terroristas Transnacionales. Operan cruzando fronteras nacionales, fuera del control del gobierno y pueden recibir apoyo y sanctuario de paises simpatizantes a sus causas. La mayoría de los grupos actuales caen bajo esta categoría.

C. Terroristas Internacionales. Estan bajo el control de un gobierno, operan cruzando fronteras internacionales, y sus acciones representan los interés nacioneales de un país o estado soberano.

IV. Clasificación de Grupos Terroristas segun su Motivacion.

A. Grupos Minoritarios y Nacionalistas. Generalmente luchan por establecer una identidad nacionalista o para mejorar sus condiciones. Las guerras coloniales son el mejor ejemplo de estas categorias. Los Tupamaros en Uruguay empezaron como un movimiento indio para mejorar sus condiciones. Generalmente las mismas condiciones existen en otros paises donde hay descriminación y pobreza.

B. Separatístas. Luchan por una administración o país separado para su pueblo. Muchos de estos movimientos han sido subvertidos y los paises oprimidos una vez que su status de libertad ha sido otorgado. La Organizacion por la Liberación Nacional (Puerto Rico) en los Estados Unidos es un ejemplo de una organizacion que lucha por un starus separatista para Puerto Rico, a pesar que esta propuesta no es vista favorablemente por más que l% de la población.

C. Terroristas Marxistas Revolucionarios. Son responsables por la mayoría de los actos terroristas preparados a traves del mundo. Muchos movimientos legítimos iniciados por otros grupos son subvertidos por un sistema cuyo fin principal es de subvertir y oprimir. La situación en Angola es un ejemplo excelente. El uso de tropas Marxistas de Cuba colocadas en Angola en un resente en varios tes en Centro y Sur América. La violencia que es predícada por la doctrina Marxista revolucionaria es muy apeladora a muchos grupos terroristas y grupos propensos a la violencia.sistema de gobierno o ito de establecer instituciones libres sin ningún propós otro sistema de orden. Los anarquistas son por lo general apoliticos. En la mayoria de los casos los terroristas anarquistas buscan algun tipo de ideologia con la cual asociarse que le provea con razones y excusas para sus actividades terroristas. El marxismo por lo general es la causa mas ideal para este propósito.

D. Anarquistas. Generalmente luchan para desestabilizar y destruir el presente

E. Mercenarios Ideológicos. Son generalmente terroristas transnacionales que viajan para prestar sus servicios y armamentos a grupos revolucionarios amigos o ideológicamente compatibles. La Junta Revolucionaria de Coordinacion, un grupo de apoyo terrorista internacional, es considerado un grupo ideológico.

F. Terroristas Contraterroristas. Utilizan el terrorismo para combatir al terrorismo. Muchos de estos grupos emergieron como respuesta a las actividades de terrorismo. Estos grupos son más comunes de lo que se pensaba anteriormente. Los escuadrones de la muerte y la Organizacion de Mano Blanca en Centro y Sur América son considerados como terroristas contraterroristas.

G. Terroristas Neo-Fascistas. Operan mundialmente, en la mayoría de los casos sin ninguna cohesividad organizativa internacional. El Grupo de Deportes Militares de Hoffman en Alemania occidental es una de las organizaciones mas peligrosas en Europa.

E. Terroristas Ultra-derechistas. Operan mundialmente. La mayoría de ellos se conciernen principalmente con sus propios paises y casi núnca se enmiscuyen en los asuntos de otras naciones, amenos que piensen que su país este amenazado. Esto grupos generalmente tratan de influenciar al gobierno para mantener el status quo, evitar las influencias liberales, o prevenir convenios internacionales. Las facciones peleando en El Salvador son un ejemplo de un atrapado en el centro recibiendo terrorismo de ambas direcciones.

I. Terroristas del Establecimiento. Operan con el permiso del gobierno o hasta con su apoyo. Esta forma de terror por lo general es empleada para mantener sumiso a la población o para mantener al regimen existente en el poder. Los organos de policía secreta empleados por la Unión Soviética y sus satélites pueden ser considerados como terroristas del est lecimiento. En algunos casos el gobierno niega toda responsabilidad por los incidentes.

J. Fanáticos Religiosos. Se encuentran en todo el mundo. Muchas atrocidades y actos terroristas han sido cometidos en nombre de religion. Algunos grupos existen fuera del control del gobierno y podrían ser considerados como cultos religiosos radicales, mientras que otros existen como parte de religiones organizadas nacionales o internacionales.

K. Narco Terrroristas. Por años el traficar en drogas ha sido ligado exclusivamente a elementos criminales professionales. En años mas recientes una nueva influencia se ha movido hacia el mundo de las drogas, motivados no por la avaricia sino por una determinación para desestabilizar la sociedad occidental. Su método: intercambiar armas por drogas. El operador central: Bulgaria. Hay pruebas establecidas de que el gobierno de Cúba facilita el narco tráfico hacia los Estados Unidos permitiendo que los narcotraficantes usen puertos cubanos para desembarcar los barcos de Colombia. Como pago al gobierno de Cúba los traficantes entonces llevan las armas y a tos para entrega posterior a grupos como por ejemplo el M-19. Adicionalmente estudios han demostrado que la FARC, una organización terrorista Colombiana, utiliza la venta de drogas como su método principal para financiar sus actividades terroristas.

V. Estrategia Terrorista. Es una estrategia común de los terroristas el cometer actos de violencia que atraeran la atención de las personas, el gobierno, y el resto del mundo para demostrar las metas políticas de los terroristas o en algunos casos para darle publicidad a la causa terrorista. Vamos a dicutir siete de los factores generales que contribuiran a la violencia terrorista.

A. Política. Los terroristas quieren que las masas crean que la violencia va dirigida hacia el gobierno percibido como corrupto o represivo. La violencia en contra del gobierno también demuestra que el gobierno no tiene control que idealmente causa que el gobierno tome una posición represiva lo que le da al terrorista «causa para celebrar».

B. Social. La ausencia de una clase media, la concentracion de la riqueza en pocas familias influeyentes y la pobreza son factores definitivos que pyeden causar violencia. La discriminación y la violacion de los derechos humanos básicos tambien son factores influentes en la producción de la violencia.

C. Económico. Pobreza extrema sin esperanza de poder mejorar su posicion puede enjendrar la violencia.

D. Ideolócico. Oponerse violentamente a filosofías políticas puede llevar la violencia.

E. Geopolítico. La presencia de grandes grupos extranjeros en la población trabajando para mejorar su posición economice tiende a utilizar muchos recursos valiosos, particularmente empleos, tierra, etc., que causa que la población local no pueda tener esos recursos y resultar en la violencia. Disputas de fronteras sobre tierras, islas, o la habilidad de controlar las fronteras tambien contribuye a la violencia.

F. Religiosos. conflictos y diferencias pueden resultar como resultado de diferencias religiosas que pueden ser explotados por aquellos que quieren desestabilizar el orden social. Algunas religiones aprueban de la violencia y utilizan razones religiosas para justificar sus acciones violentas.

G. Influencias Extranjeras. Hay grupos en el mundo que serian violentos si tuvieran entrenamiento, dinero, y armamento. Lo que necesitan es un «sponsor». Si alguien se quiere convertir en un terrorista no hay falta de grupos dispuestos a entrenar, indoctrinar políticamente y apoyar económicamente.

B. Características. Estudios de incidentes terroristas de 1946 – 1980 han identificado varias características de los incidentes terrorristas que contrastan con la naturaleza de otros eventos de tipo crisis.

1. Las crisis terroristas son de muy corta duracion.
2. Las actividades anteriores a la crisis tienden a ser rutinarias.
3. Relativamente poca anticipación a los actos terroristas.
4. La amenaza en crisis terroristas se desarrolla mas rápidamente que en otras crisis.
V. Revolucionarios Marxistas. No hay duda que los grupos revolucionariosa marxistas dominan el mundo de las actividades terroristas. La ideología marxista de empezar y apoyar guerras de liberación es conocida como uno de los elementos catalíticos mayores para el terrorismo. La misión principal del marxismo permanece sin cambio, solamente las tácticas y estrategias han cambiado dependiendo de las personas y el área. Todas las facciones Marxistas dicen ser verdaderos marxistas.

A. Marxista-Leninista. Utiliza los acercamientos tradicionales de infiltración y subversion. Se profiesa la coexistencia pacifica cuando trae beneficio. El terrorismo político de Lenin coloca la política anterior al terrorismo. El terrorismo en la busqueda del poder es usado para enfatizar puntos políticos y es usado muy selectivamente. Pero una vez que el control del gobierno es asegurado, la dictadura del proletariado toma el control. En las actividades subversivas y terroristas los Marxistas-Leninistas utilizan al maximo las organizaciones de fachada.

B. Troskita. Basado en las filosofías Marxistas de Leon Trotsky y su Cuarto Internacional. Los Troskistas abogan por el terror revolucionario internacional y la unificación de los grupos terroristas donde sea posible. De acuerdo a este sistema, cada partido político tiene un brazo terrorista que operan clandestinamente, desestabilizando al gobierno hasta el punto donde una revolucion espontanea pueda ser iniciada. El terror tiene que se usado como parte de cualquier empreza revolucionario y el uso de terrorismo indiscriminado es usado para emfatizar el punto. La planificación terrorista conjunta, el apoyo mutuo, y el entrenamiento en multiples disciplinas son partes integrales del sistema Trotskista. La revolución mata individuos para intidimidar a miles.

C. Maoista. Basado en las filosofías políticas y terroristas de Mao Tse-tung. La frase «la política crece del barril de una pistola» se explica en las personas que estan forzadas a ser sumisas y mantenidos de esa forma madiante e.terror continuo e indiscriminado. Las organizaciones políticas y los políticos tienen que estar envueltos en el terrorismo. No puede haber tregua o acomodaciones con el enemigo.

D. Castrista-Guevarrista. La revolución comienza con un levantamiento físico de las masas (el pueblo). El terror es usado para preparar las masas para el cambio. El terrorismo es usado selectivamente y para motivos políticos. Las actividades revolucionarias tienen que empezar en las áreas rurales, aislando de esta forma las ciudades y forzando a las poblaciones urbanas a levantarse en contra del gobierno. Este sistema solamente tuvo éxito en Cúba. Ernesto «Che» Guevarra intento un sistema similar en Bolivia sin Exito, fue capturado y fusilado en septiembre de 1967. Este método esta siendo modificado para otros paises latinos y centroamericanos como también Angola e Etiopía.

VI. Método de Operacion de los Terroristas. El Modus Operandi terrorista es predecible. En la mayoría de los casos, operan en bandas pequeñas de dos a seis individuos bien entrenados. Su misión y su blanco dictaran el armamento y el equipo que llevaran los terroristas para usar. Generalmente, las actividades y los blancos estan limitadas únicamente por la habilidad del terrorista para comunicación, control de la operacion y la seguridad general. Los terroristas generalmente usaran algún equipo de comunicación para seguir la reacción de la poblacion y las actividades de las autoridades. Vestiran adecuadamente para poder esconderse facilmente en su ambiente. El equipo consiste de comando y control, inteligencia, apoyo, y el elemento de combate. También pueden incluir un elemento diversionario para lanzar un ataque de diversión para llevar las autoridades hacia otra dirección. Todos los elementos de la organización terrorista estan envueltos activamente en el rol de seguridad.

VII. Estructura de las organizaciones Terroristas. La mayoría de las organizaciones terroristas estan estructuradas para operar en células pequeñas. La infiltración de estas organizaciones es en extremo dificil. Por lo tanto, muy poco se conoce de la estruc La seguridad y las comunicaciones son las primeras consideraciones en la estructura de una organizacion terrorista. Al igual que en la mayoría de las unidades militares los elementos basicos son: el grupo de comando, la seccion de inteligencia, la sección de apoyo, y la seccion de asalto. La secretividad es el ingrediente prinicipal para el éxito terrorista y puede ser mantenido solamente atraves de la diciplina individual, la buena organizacion, y un apoyo solido.

VI. Tácticas Terroristas. Por último mencionaremos algunas de las tácticas terroristas más comunes.

A. Bombardeo. Este es el método de ataque mas comunmente utilizado. El colocar bombas preposicionadas le permite al terrorista estar lejos cuando sucede la detonacion. otras bombas pueden ser detonadas por comandos electronicos, control remoto, tiempo, o artefactos activados pro altitud. La mayoría de las bombas son fabricadas especificamente para la misión o el blanco. Algunos de los tipos mas comunes son: bombas de tubo (Niple), explosivos de caja, dinamita, vehículos y anti-personales. Las bombas son una forma efectiva de atraer la atencion de los periodistas y son dramáticas.

B. Asesinatos. Los asesinatos son el método más antiguo de ataque terrorista y el segundo mas utilizado método contemporaneo. Es relativamente fácil de llevar a cabo, y puede ser hecho efectivamente desde una distancia con una variedad de armamentos y artefactos.

C. Aéro-secuestro. Los aéro-secuestros y ataques en aviones comerciales en el aire y en la tierra (en los aeropuertos) ha emergido como una de las tácticas terroristas mas nuevas y una amenaza contra uno de los modos de transportación mas vulnerables. A pesar de que el aéro- secuestro ha sido documentado desde el 1930, ha venido en aumento desde finales de la Segunda Guerra Mundial.

D. Secuestro. El secuestro para lograr algún tipo de concesión tampoco es una táctica nueva para los terroristas. Ha sido practicado de una o otra forma por siglos. Pero el secuestro por motivos puramente políticos no demostró un aumento significativo hasta los 1960s.

E. Asaltos Armados. Asaltos armados en instalaciones estáticas es un indicio de etapas avanzadas de operaciones terroristas. Es un reflejo de un refinamiento de tácticas, entrenamiento, y accesabilidad a armamento mas sofisticado, comunicaciones, y comando y control. A pesar de que muchos de estos ataques ocurren en zonas rurales, un aumento en este tipo de actividad en ambientes urbanos se esta reportando.

F. Emboscadas. Las emboscadas y otras trampas pueden ser usadas para matar personal, destruir vehículos, secuestrar, capturar armas, municiones, radios, y otro equipo. Las emboscadas también son usadas para evitar que lleguen refuerzos para otra operación.

G. Tacticas de Calle. Estas estan entre las facetas mas importantes de las operaciones terroristas en el ambiente urbano en todas las etapas de una insurrecion. Con el uso de todas las organizaciones de fachada y políticas combinadas con unas masas lo suficientemente «enojadas», los terroristas pueden obtenerel apoyo popular mientras el apoyo a las autoridades disminuye.

H. Ocupaciones. La ocupación de facilidades, edificios, aeas, ricas, o escuelas es usado principalmente por su efecto dramático, propaganda o cobertura noticiosa. Todas las ocupaciones tienen tiempos definidos de comienzo y fín.

O. Selección de Blancos. Básicamente, todos los blancos terroristas pueden ser clasificados como simbólicos o pragmáticos. En la mayoría de los casos, los blanco terroristas son simbólicos en naturaleza, diseñados para llevar un mensaje a la audiencia blanco, crear un clima de temor, inseguridad, y hasta el pánico. Los terroristas generalmente seleccionan sus blancos por su valor simbolico su poder de publicidad y de projectar poder, la influencia sobre el público, y para demostrar de que las autoridades son incapaces de proveer protección adecuada para sus ciudadanos. Los blancos pragmáticos incluyen la destrucción, asesinato de oficiales poderosos, robo, actividades revolucionarias, etc. Los blancos ideales son pragmaáticos y simbólicos a la vez y podrían incluir la destrucción de utilidades, represas, sistemas de transportación, y otros servicios. Los beneficios que obtienen los terroristas de estos actos son variados. Le niega el uso de las facilidades destruidas a las autoridades, crea publicidad, especialmente cuando es acompañado de un comunicado, y le causa inconvenientes a la población, interrumpiendo el orden normal de vida y erosionando la confianza pública en la habilidad del gobierno de gobernar efectivamente.

Los blancos incluyen:

Blancos Militares
Blancos Humanos
Utilidades, Ingenieria, Energía
Comunicaciones
Logística
Transportación
Comercio
Estructuras

Las armas del terror

Introducción

Las armas del terror tienen tres requerimientos esenciales: simplicidad, eficiencia y disponibilidad. Hay otros requerimeintos menos esenciales pero importantes para los terroristas tal como la necesidad de matar a un gran número de personas desde una distancia, así que el poder del armamento se ha hecho importante. Esto envuelve el uso de armas automáticas que no tengan una velocidad de disparo demaciado acelerado (debido a la cantidad limitada de municiones que llevan en sus misiones). En clases anteriores han sido introducidos a el valor de la inteligencia en la guerra contra el terrorismo. En esta clase reconoceran la mentalidad del terrorista, el uso de las distintas armas por los terroristas, el fuego, las drogas y el material en un papel destructivo.

I. Fuego. A través del tiempo el fuego ha probado ser uno de los elementos que más temor le ocasiona al hombre, es por esto que es una de las armas preferidas de los terroristas. Los siguientes son ejemplos de las posibles formas en que los terroristas pueden utilizar el fuego para sus operaciones terroristas.

1. Cajetilla Incendiaria. Se utiliza un paquete de cigarillos para esconder los siguientes ingredientes. Acido sulfúrico, clorato de potasio, y azúcar. El ácido sulfúrico se coloca en un tubo de ensayo sellado y colocado en un condon. La azúcar y el clorato de potasio se colocan en un segundo condon, luego se coloca el primer condon en el segundo, que contiene la azucar y el clorato de potasio. Para activar el contenido se rompe el tubo de ensayo que contiene el ácido sulfúrico. El acido sulfúrico se tardará 30 minutos en penetrar el primer condon. Cuando el acido entra en contacto con los otros ingredientes causa una combustión instantánea. Este tipo de artefacto incendiario fue utilizado por las Fuerzas Armadas de Liberacion Nacional de Puerto Rico para causar varios fuegos en tiendas por departamento en Nueva York y Puerto Rico. La cajetilla de cigarrillos era colocada junta con algún material que pudiese ser combustible (como por ejemplo ropa) y esperar el incendio.

2. Bombillas de Luz. Una bombilla de luz común y corriente puede ser utilizado como un artefacto incendiario. Utilizando un taldro de alta velocidad se hace un pequeño orificio en una bombilla común, sin dañar los filamentos dentro de la bombilla. Con una jeringuilla se inyecta gasolina dentro de la bombilla y se sella el orificio con pegamento. Luego se coloca la bombilla en un receptáculo asegurandose que el interuptor esta en la posición apagada. Un fuego explosivo resultara al encender la luz.

3. Bombas Molotov. Uno de los artefactos incendiarios más efectivo desarrollados durante la Segunda Guerra Mundial era la Bomba Molotov. La bomba era extremadamente efectiva en contra de vehículos armados y otros vehículos. Consiste de una mezcla de gasolina y aceite en una botella de cristal. Una mecha de tela es empapada en gasolina e incertada en la botella. Para atacar un objetivo se enciende la mecha y se lanza hacia el objetivo, al romperse la botella queda expuesto la mezcla de gasolina/aceite a la flama abierta causando un fuego instantáneo. También se puede fabricar una que se encienda al contacto con el objetivo sin tener que encender la mecha. La mas común sería mezclar clorato de potasio con azucar y agua para formar un líquido semi- espeso. Se empapa de este líquido a tiras de tela y se permite que se sequen. Se adhieren estas tiras secas con cinta adhesiva después de haber llenado la botella con la mezcla de gasolina y aceite. Con mucho cuidado se añade una o dos onzas de ácido sulfúrico. El ácido no se mezclara con la mezcla y se irá al fondo de la botella. Al romper la botella contra el objetivo el ácido entrará en contacto con la tela impregnada con el, clorato de potasio y azúcar causando un fuego instantáneo y la combustión de la mezcla de gasolina y aceite.

4. Bombas de Tanque de Gasolina. La bombas de tanque de gasolina se pueden hacer de varias formas, discutiremos dos formas brevemente.

a. Utilizando un taladro de alta velocidad se hace un agujero pequeño a una bola de ping-pong. Con una aguja hipodérmica se procede a llenar la bola con Drano líquido. Se sella el agujero de la bola con pegamento. La bola es luego introducida en el tanque de gasolina del auto en cuestión. En 30 minutos la gasolina destruirá la bola de ping-pong permitiendo que el Drano entre en contacto con la gasolina causando una reaccion explosiva.

b. Se obtienen capsulas se gelatina y se le añade una pequeña munición para hacerla hundirse. Luego se le añaden pequenos trozos de sodio y carbonato de calcio a las capsulas. Las capsulas entonces se mantienen en una bolsa plástica para mantenerlas secas y libre de humedad. Se introducen tres o cuatro capsulas al tan que del automóvil en cuestion e en minutos las capsulas se desintegraran produciendo un gas explosivo que a su vez provocara una explosion.

5. Otros. Muchos productos tales como el fósforo, cuando no esta en agua, pueden causar incendios. Unas cuantas gotas de aceite en cloro pueden causar un incendio dentro de 20 minutos o antes dependiendo de la frescura del cloro.

II. Bombas. El uso de bombas por los terroristas ha sido efectivo debido a su bajo costo, la disponibilidad de los materiales para su construcción y a su metodo simplista de construccion. También su uso es atractivo debido a la atracción que tienen los elementos de la prensa a atentados donde hay artefactos explosivos envueltos. El terrorista puede detonar una bomba por muchos métodos, tales como control remoto, presion o liberación de presión, tiempo, etc. En la mayoría de los casos las bombas son detonadas en el momento mas propicio para causar la mayor cantidad de dano, muerte y atención de la prensa posible.

A. Coches-bomba. Los coches/camiones-bombas son usados debidos al peso de dinamita que estas bombas pueden cargar y su capacidad para destrucción. En muchos casos se ha utilizado gas propano para aumentar el poder explosivo de la dinamita. Clavos, vidrio, acero, o otros materiales abrasivos son añadidos para aumentar el poder mortifero de sus bombas. Ya que los fragmentos producidos por estas explosiones no son controlables las víctimas en todos los casos incluyen niños, mujerses y ancianos.

B. Bombas de Tubo (Niple). Las bombas fabricadas con tubos tambien son una favorita de los grupos terroristas. Estos artefactos improvisados pueden ser confeccionados en muchas formas diferentes, tal como un tubo llenado con olvora negra, un pequeño reloj, una pequeña bateria y una bombilla flash para cámara sin el vidrio y los filamentos intactos. Este es un aparato relativamente efectivo y económico que puede causar gran daño a edificios, autos, o personal. Cualquier tipo de explosivo puede ser usado para llenar las bombas, pero se tiene que tener cuidado al llenar los tubos para evitar la explosión prematura del contenido.

C. Cartas-Bombas. La carta bomba es otra arma peligrosa que ha sido utilizada por grupos terroristas. La carta bomba puede ser hecha usando un sobre regular o pueden ser hechas usando una caja pequena . En la mayoría de los casos se utiliza una pequeña batería de reloj para el accionar el circuito eléctrico necesitado para hacer explotar la carga explosiva, que podria ser C4 aplastado para no ocupar demasiado espacio en el sobre. Una nueva inovacion utilizando esta misma técnica ha sido introducida recientemente. Cuando el paquete es abierto el ácido sulfúrico se mezcla con una pastilla de cianuro que causa una reacción química donde se produce un gas extremadamente tóxico, envenenando a la víctima.

El uso de este tipo de arma por los terroristas esta limitado únicamente por su habilidad de utilizar su imaginación.

III. Otras Armas y Accesorios. Mencionamos anteriormente que las armas terroristas tienen tres requisitos básicos: simplicidad, eficiencia, y disponibilidad. En adición a estas tres características las armas y municiones tienen que tener poder, ya que es peligroso que una víctima tenga la oportunidad de disparar en defensa después de ser derrivado. Una bala bien colocada por una víctima que no ha sido neutralizada adecuadamente puede tener consecuencias graves. Para la conducción del terrorismo urbano, las armas tienen que ser fáciles de ocultar, así que la miniaturización es esencial. Cuando estas características son combinadas con la accesabilidad a las armas y las municiones apropiadas y la simplicidad que preclude que la arma se dañe en un momento inoportuno nace la arma perfecta del terror.

A. Armas. Las siguientes armas poseen los requerimientos mencionados, más o menos en cierto grado. Algunas son mas eficientes que otras pero todas llevan la misma garantía de uso. Estas son las armas del terrorismo.

1. Kalashnikov o AK47 (Lámina 1). El éxito de esta arma estriba de su confiabilidad. Funcionó bien en vietnam bajo condiciones que hacian dañar al M-16. Puede ser cubierto totalmente de lodo, arena o barro y todavía funcionar adecuadamente. Una versión mejorada, la AK74 entro al servicio en el 1980. Dispara una bala mas pequeña (5.45mm vs 7.62), la cual empieza a voltear más rápidamente que la bala mas grande cuando da en el blanco, haciendola más letal. También tiene menos reculada y no «trepa» como el AK47 cuando es disparado en automático. Esta arma es excelente y confiable. Apesar de que tiene un barril más corto que los rifles occidentales no es menos exacto.

2. VZ58 Rifle de Asalto (lámina 2). Esta arma de diseño y manufactura Chekoslovaca fue usada por los tres terroristas del Ejercito Rojo Japones cuando llevaron a cabo su su masacre en el aeropuerto de Lod en el 1972. Usaron VZ58s sin culatas que escondieron en su equipaje. Es vendido comercialmente por omnipol, el manufacturero de armas Chekoslovaco. Esta arma efectiva, a primera vista parece un AK47, pero difiere dramáticamente en diseño y manufactura. No es tan confiable como el AK47 pero puede ser armada y disparada sin la pieza aseguradora, causando una explosión en la recamara. Puede disparar las mismas balas que el AK47 pero el cargador no es intercambiable.

3. Escorpión VZ61 (lámina 3). Esta pequeña arma automática de manufactura chekoslovaca es una de las armas mas populares del terrorismo. El cargador para esta arma es un única para armas manufacturadas en países comunistas porque es de diseño norteamericano. Esta arma tiene todas las cualidades necesarias para una arma terrorista. Es tan pequena y liviana que puede facilmente esconderse. El Escorpion tiene una alta velocidad de disparo (840 balas/minuto) y es mortífero a cortas distancias. Tambien se la puede colocar una silenciador muy efectivo. El silenciador reduce el alcance efectivo a unas 100 yardas, pero ya que las operaciones terroristas raramente exceden las 10 yardas, esto no es de consecuencia.

4. Heckler and Koch MP5 (lámina 4). Esta arma fue desarrollada del fusíl G3 que es la arma estandard de Alemania occidental y de 34 otros países. La ametralladora MP5 ha tenido acceptación universal por los terroristas. Es probablemente la arma mas eficiente en producción.

5. Armalite-AR-15 (lamina 5). Producida originalmente como el sucesor al AR-16, la arma estandard de la infantería americana en Vietnam, no fue adoptada por el ejercito de E.E.U.U. debido a que demasiadas fueron producidas(?). Es la arma preferida del IRA en Irlanda. Ha matado más soldados británicos que cualquier otra arma en Irlanda del Norte. La exactitud y el poder penetrante de esta arma la hacen mortifera. La bala puede penetrar cascos de acero, armadura mediana y chalecos contra-balas a 500 metros de distancia y dejar una herida devastadora. El shock asociado a una herida de estas municiones de alta velocidad puede matar. Es una arma muy grande para ser usada en la mayoría de las operaciones terroristas. Tiene que ser armada para ser introducida clandestinamente hasta la localización de la misión.

6. Ametralladora Thompson (lámina 6). Diseñada originalmente por el General John Thompson como una forma de romper el empate en frontera occidental en la Primera Guerra Mundial dandole a los aliados suficiente poder de disparo portatil para sus ataques en las posiciones Alemanas. Es demasiado grande para operaciones terroristas modernas.

7. Ametralladora Sten (lámina 7). Producido en masa para el ejercito de Inglaterra y los movimientos de resistencia durante la Segunda Guerra Mundial. Se estima que se produjo en exceso de dos millones de estas armas. Ya que un gran numero de estas armas fueron distribuidas por todo el mundo, han llegado a manos terroristas. La Sten tiene varios desperfectos que la hacen un tanto peligrosa. Se tiende a frisar de tal manera que no dispara aun hasta en automático. Un golpe fuerte en la culata también puede causar que la arma se dispare sin aviso.

8. Ametralladora Berreta Modelo 12 (lámina 8). Esta arma compacta y precisa es la última adquisición de la serie Berreta y es usado por unidades de comando del ejercito de Italia. Esta arma compara con el Escorpión como una de las armas automáticas mas eficientes. Es simple, elegante, y tiene dos sistemas de seguros, también tiene un cargador de 40 balas lo cual le da al terrorista una alta concentración de poder de fuego en una situación de guerrilla urbana. Con una culata de metal retractable también puede ser usada a distancias mas largas.

9. Astra Magnum .357 (lámina 9). Fabricada en España. El tamaño de la bala y su tremendo poder casi aseguran la muerte a distancias cortas. La única deficiencia de ésta arma brutalmente eficiente es su tamaño.

10. Browning Pistola de Alto Poder (lámina 10). Posiblemente la mejor conocida de todas las pistolas automáticas. Esta arma confiable y efectiva es usada para trabajos de corta distancia y su munición es obtenida fácilmente. Una de sus ventajas es que su cargador tiene capacidad de 13 balas.

11. SAM-7 Strela (Flecha) (lámina 11). El SAM-7 es el séptimo modelo de los projectiles de tierra-aire producidos por la Unión Soviética. Esta arma tiene un sistema de dirección infrarojo automático que sigue el calor emitido por los motores de aviones caza de alta velocidad. Su desventaja es que su cabeza explosiva de alto poder no es particularmente poderso y una aéronave grande y bien construida podria sobrevivir si es que no le pegan en una área vital.

12. Granada M26 (lámina 12). Conocida como la gradada de fragmentación. La dentación interna de esta granada, adujada bajo tensión, la convierte en una arma antipersonal mortífera, ideal para el uso de terroristas en lugares de aglomeración de personas donde el número máximo de heridos y terror puede ser causado. Tiene aparatos de seguridad seguros y su peso de 16 onzas le da el balance adecuado para su lanzamiento.

13. RPG-7 Lanza Cohetes Portatil (lámina 13). Esta arma rusa es la artillería del terrorismo. Fue usado extensivamente por los Vietcong y era temido por los soldados estadounidensesen por sus usos tanto como una arma de fragmentación antipersonal como también un cohete antitanque que podía volar la tapa de un tanque moderno. Esta no es una arma particularmente precisa, especialmente a larga distancia y en vientos extremos. Sin embargo puede hacer una cantidad de danos increíble. Es fácil de construir y de disparar, pero se debe asegurar que no haya nadie detrás del cohete al momento de disparar ya que los gases del motor del cohete pueden hacer tanto daño como la misma granada. Le da al individuo la habilidad de lanzar una carga explosiva equivalente a una bomba de capacidad media. En acciones de guerrillas urbanas le da al terrorista una capacidad de artillería que no tienen las fuerzas de seguridad en las etapas tempranas de una confrontación.

14. Ametralladora M60 de Proposito General (lámina 14). Es una arma de infantería excelente, pero como una arma de terror tiene serias desventajas. La mayoría de las armas del terrorismo son usadas para emboscadas y en ambientes urbanos. El M60 tiene una velocidad de disparo muy rápida, es muy pesada y demasiado larga para ser usada como una arma de terror urbano. Es esencial que en este tipo de guerra la arma sea liviana, simple y que no requiera mas de una persona para manejarla. Puede ser, mortifera si es usada en contra de helicópteros.

15. Ingram M-10 (No hay lámina disponible). Con sus dimensiones de 10.5″ y silenciador eficiente, esta arma promete ser una arma favorita de los terroristas. Con la culata retraída y el cargador removido cabe fácilmente dentro del bolsillo de un abrigo, es poco mas grande que una arma .45 automática. Esta diseñada para disparar en forma silenciosa cuando esta en automático. Posiblemente su desventaja principal es su velocidad de disparo, 1000 balas por minuto, demasiado rápido para trabajo terrorista normal.

AK47
Lamina #1

AK47 Rifle de Asalto Kalasnikov
Peso 9.5 libras (Descargado) 11.31 libras (Cargado con cargador lleno)
Longitud 34.2 pulgadas 27.5 pulgadas con la culata retraida
Cargador Curvo con caja de metal que aguanta 30 balas
Velocidad de Barril 2330 pies/segundo
Velocidad de Disparo 100 balas por minuto automatico 40 balas por minuto disparo sencillo
Máximo Alcance 330 yardas Efectivo

[no consta lamina]Lámina #2 Rifle de Asalto VZ58
Peso 6.9 libras (descargado) 8.4 libras (cargado con cargador lleno)
Longitud 33.2 pulgadas 25 pulgadas cola la culata retraída
Cargador Caja de metal curva con capacidad de 30 balas Cartucho 7.62mm
Velocidad de barril 2330 pies/segundo
Velocidad de Disparo 90 balas por minuto automático 40 balas por minuto disparo sencillo
Máximo Alcance 440 yardas efectivo

[no consta lamina]Lámina #3 Escorpión VZ61
Peso 3.5 libras 4.4 libras (cargado con cargador lleno, 20 balas)
Longitud 20.2 pulgadas 10.6 con culata de acero doblado encima del barril
Cargador Cala de metal ligeramente curva que aguanta de 10 a 20 balas
Cartucho .32 (7.65mm) cartucho de pistola automática
Velocidad de barril 1040 pies/segundo
Velocidad de Disparo 840 balas por minuto automático 40 balas por minuto disparo sencillo
Máximo Alcance 219 yardas con culata Efectivo 55 yarda con culata retraida

Heckler & Koch MP5
Lámina 04 Heckler & Koch MP5
Peso 5.4 libras (Descargada) 6.48 libras (Cargado con un cargador de 30 balas)
Longitud 26.77 pulgadas 19.29 pulgadas, con culata telescópica retraída Cargador Caja Metálica Recta que aguanta 10, 15, O 30 balas
Cartucho 9mm Parabellum
Velocidad de Barríl 1312 pies/segundo
Velocidad de Disparo 100 balas por minuto automático 40 balas por minuto disparo sencillo
Máximo Alcance Efectivo 220 yardas

Armalite AR-18
Lámina #5 Armalite AR-18
Peso 7 libras (Descargado) 7.75 libras (Cargado con cargador lleno)
Longitud 36.38 pulgadas
Cargador Caja de Metal Recta que aguanta 20 balas
Cartucho 5.56mm (.223)
Velocidad de Barril 3250 pies/segundo
Velocidad de Disparo 80 balas por minuto automático 40 balas por minuto disparo sencillo
Máximo Alcace Efectivo 500 Yardas

Thompson
Lámina #6 Ametralladora Thompson
Peso 10.5 libras (Descargada) 12.1 libras (Cargada con cargador lleno-30 balas)
Longitud 32 pulgadas
Cargador Cala de metal rect que aguanta de 20 a 30 balas
Cartucho .45 cartucho de pistola de automática
Velocidad de Barril 920 pies/segundo
Velocidad de Disparo 120 balas por minuto automático 40 balas por minuto disparo sencillo
Máximo Alcance Efectivo 220 yardas

Sten
Lámina #7 Ametralladora Sten
Peso 6.65 libras(Descargado) 8.05 libras(Cargado con cargador lleno)
Longitud 30.00 pulgadas
Cargador Cargador recto de metal que aguanta 32 balas alimentando horizontamente hacía el lado izquierdo del arma
Velocidad de Barril 1200 pies/segundo
Velocidad de Disparo 128 balas por minuto automático 40 balas por minuto disparo sencillo
Máximo Alcance Efectivo 200 yardas

Beretta Modelo 12
Lámina #8 Ametralladora Berreta Modelo 12
Peso 6.625 libras(descargado) 8125 libras(cargado con cargador de 30 balas)
Longitud 16.4 pulgadas
Cargador Metal aguantando 20, 30, o 40 balas que se deslizan hacia un aguantador
Cartucho 9mm Parabellum
Velocidad de Barril 1250 pies/segundo
Velocidad de Disparo 120 balas por minuto automático 40 balas por minuto disparo sencillo
Máximo Alcance Efectivo 220 yardas

[no consta lamina]Lámina #9 Astra Magnum .357
Peso 2 lb con barril de 6 pulgadas (descargado)
Longitud 11.25 pulgadas con barril de 6 pulgadas otras longitudes de barril son 3,4, y 8.5 pulgadas
Cargador Cilíndro de seis
Cartucho .357 de vários tipos
Velocidad de Barril 1410-1550 pies/segundo dependiendo del cartucho utilizado
Máximo Alcance Efectivo 55 yardas dependiendo de la longitud del barril

[no consta lamina]Lámina #10 Browning de Alto Poder (High Power)
Peso 1.94 libras (descargado) 2.44 libres (cargado con cargador lleno)
Cartucho Caja de metal 13 balas
Velocidad de Barril 1150 pies/seg
Velocidad de Disparo 40 balas por minuto
Máximo Alcance Efectivo 50 yardas

[no consta lamina]Lámina # 11 SAM-7 Strella
Peso de Disparador 20.3 libras
Peso de Proyectil 20.25 libras
Longitud de Disparador 53 pulgadas
Longitud de Proyectil 51.2 pulgadas
Motor del Cohete Combustible solído de tres etapas
Alcace Máximo 3792 yardas
Altura Máxima 6560 pies
Sistema Guía Infrarojo

[no consta lamina]Lámina #12 Granada M26
Peso 1 libra
Longitud 3.9 pulgadas
Diametro 2.25 pulgadas
Color Verde Oliva con letras amarillas
Explosívo 155 gramos de TNT de composición-B
Mecha Impacto Eléctrico

[no consta lamina]Lámina #13 RPG-7 Lanza Cohete portátil
Peso del Disparador 15.40 libras (descargado)
Peso de la Granada 4.95 libras Longitud del Disparador 39.00 pulgadas Calibre del Disparador 1.5 pulgadas Calibre del Proyectil 3.3 pulgadas Alcance/Blanco Estático 555.0 yardas Alcance/Blanco Móvil 330.0 yardas Penetración de Armadura 12.6 pulgadas

[no consta lamina]Lámina #14 Ametralladora M-60 de Propósito General
Peso 23.09 libras
Longitud 43.5 pulgadas
Alimentado Correa de eslabones desintegrante
Velocidad de Barril 2900 pies/seg
Velocidad de Disparo 550 balas por minuto ciclico 200 balas por minuto automático
Máximo Alcance 2000 yardas con tripode
Efectivo 1000 yardas con bipode

Las cinco fases de un incidente terrrorista

Introducción

La Estrategia Terrorista Básica

Las tácticas y estrategias terroristas han evolucionado por las actividades revolucionarias durante muchos años de terroristas como Robespiere, Lenin, Stalin, Trotsky, Mao Tse-tung, Castro, Guevarra, y Arafat. Las gran estrategias fueron establecidas para el terrorista contemporáneo por escritores como Marx, Engels, Marighella, Fanon, Marcuse, Guillen, y otros que intentaron cambios políticos por la vía de la violencia.

Los terroristas contemporáneos generalmente apoyan las mismas teorías evolucionadas hace años pero avances en la tecnología, disponibilidad del dinero, y la motivación política han llevado a los terroristas hacia los caminos militares y políticos convencionales y tradicionales. Las comunicaciones avanzadas, el acceso a los medios de comunicaciones mundiales y la disponibilidad de armamento y equipo sofisticado han convertido a las organizaciones terroristas en un enemigo efectivo y formidable.

Las tácticas y los métodos tienen que variar de sitio a sitio dependiendo mucho de los factores polí ticos, sociales, históricos, y geográficos. Las tácticas que a veces aparentan ser desorganizadas son en realidad patrones que cuando son examinadas proveen mucha información sobre como viven los terroristas y como planean y ejecutan sus misiones.

La estrategia común de todo terrorista es de cometer actos de violencia para llamar la atención de las personas, el gobierno, y el resto del mundo, para demostrar los objetivos políticos o otras causas. Prácticamente todo terrorista toma ventaja del sistema moderna de comunicacion instantánea y los medios de comunicaciones. La estrategia básica del terrorista es intimidación por medio para influir al gobierno sobre cambios políticos, sociales, o de otra naturaleza. La víctima no suele ser el objetivo real del terrorista. El acto terrorista llama la atencion de las personas y del gobierno que es responsable por la protección de sus ciudadanos. El miedo y la intimidacion influye a las personas para apresurar al gobierno para aceptar las demandas terroristas. En la mayor la de los casos el objetivo del terrorista es el público en general, un sector específico de la sociedad, o un diplomático internacional. Amenazando o cometiendo actos violentos contra una víctima el terrorista produce miedo en la víctima y el objetivo quienes dependen del gobierno para protección. A la misma vez el terrorista directa o indirectamente hace demandas al gobierno, que en cambio tiene que reaccionar de alguna manera con respecto al terrorista, el objetivo y la víctima. Los medio de comunicación obviamente juegan un rol importante en la transmision de las demandas entre las diferentes partes envueltas en el incidente, pero su rol más importante es la comunicación entre el terrorista y su objetivo.

Las Fases Majores de Operaciones Terroristas

Fase de Pre-incidentes: Incluye actividades de inteligencia, reconocimiento, planeamiento y ensayo. Prácticamente todas las operaciones terroristas estan basadas en la inteligencia y la seguridad. Normalmente organizaciones terroristas usan agentes bien entrenados para la colección de inteligencia. La selección de agentes de inteligencia es un proceso cuidadoso que incluye investigaciones de lealtad, y vigilancia constante por personal de seguridad sin el conocimiento del agente de inteligencia. El agente de inteligencia terrorista normalmente sólo tiene contacto con un número limitado de personas en la jefatura de la organización. Dos o tres agentes de inteligencia pueden trabajar en conjunto pero no más de tres agentes deberían de conocerse entre ellos o saber cual es la misión. Los agentes de inteligencia generalmente se encuentran en la Sección de Apoyo Directo Terrorista.

La inteligencia general es recolectada contínuamente. Operaciones, planes y ubicaciones son seleccionadas dependiendo de la inteligencia general. Informacion es recolectada sobre toda oposición, objetivos potenciales, víctimas de secuestro potenciales, y asesinatos. En muchos casos se usan camaras para el propositó de identificación y preparación del objetivo. Jefes políticos y cívicos siempre son objetivos de la inteligencia terrorista igualmente como oficiales de la policía, jefes militares, y miembros de organizaciones y equipos de contrainteligencia. Los reportes de inteligencia son remetidos a los jefes contínuamente y sirven como la base de planes terroristas.

La inteligencia de un objetivo es dirigida hacia un objetivo específico, puede ser un edificio, fábrica, persona, emboscada vehícular, o un secuestro aéreo. En muchos casos por razones de seguridad la inteligencia es recolectada en varios objetivos simultáneamente. En algunos casos el jefe puede seleccionar un objetivo secundario en caso que la primera misión es abortada. La inteligencia sobre un objetivo también incluye una variedad de métodos. Esto incluye el uso de cámaras, aditamentos elctrónicos clandestinos de escuchar, intercepción de lineas telefonicas, grabaciones y observación. En cualquier caso la inteligencia sobre un objetivo es un proceso cuidadoso, repetido, y en muchos casos muy profesional. En muchos casos el agente de inteligencia terrorista penetra la área objetiva para reconocer el personal y la zona. El agente puede hacerse amigo del objetivo y en hasta cierto casos puede incorporarse a la ,oposición con el propósito de colectar informacion. Muchas organizaciones terroristas operan en base a objetivos de oportunidad y sus objetivos políticos son alcanzados por medio de una constante presión sobre el gobierno. Por ejemplo, la Liga de Defensa Judía (LDJ) recolecta inteligencia sobre los Nazis, Grupos de Supremacia y de Derechos Blanco, Ku Klux Klan, organizaciones þrabes, los Soviéticos y sus satélites. En cambio el Ku Klux Klan recolecta información sobre su oposición. Los terroristas que tienen como objectivo la derrocación de un gobierno, tienen diferentes necesidades de información. La mayoría de las organizaciones Marxistas también han establecido alianzas con otros grupos terroristas y hasta con diplomáticos extrajeros y con comunidades étnicas. Libia, por ejemplo, financea operaciones terroristas mundialmente incluyendo operaciones en los Estados Unidos. Un número de grupos terroristas norteamericanos tienen contactos con la mision diplomática Cubana en las Nacionessta es normalmente recolectada por los agentes de inteligencia terrorista pero la coleccion de inteligencia de un objetivo puede ser dirigida y supervisada por personal terrorista pero la recoleccion real puede ser hecho por operativos internos (miembros y no- miembros) informantes empleados, agentes infiltrados, o otro personal que conociendo o no-conociendo proveen a los terroristas con inteligencia sobre el objetivo. Algunos de los informantes pueden ser chantageados a cooperar. Algunos grupos terroristas reclutan activamente estudiantes de computacion que después pueden ser infiltrados en compañías de computación teniendo contratos municipales, estatales o federales. Otros especialistas reclutados para la inteligencia incluyen, especialistas de teléfonos, especialistas de sistemas de alarmas, ingenieros electrónicos e ingenieros eléctricos y otros profesionales y técnicos que pueden ser infiltrados sin sospecha. Los terroristas de Septiembre Negro, antes ole su ejecución de la masacre de Munich, tenían informacion sobre el pueblo olympico. Recibieron información de un arquitecto Libano y de þrabes trabajando dentro del campamento. También tuvieron el apoyo de la Faccion del Ejercito Rojo el Grupo Baader-Meinhof. El Frente de Liberación del Nuevo Mundo también ha usado agentes infiltrados para sus ataques a subestaciones eléctricas de Pacific Gas and Electric. La OLP frecuentemente usa agentes infiltrados. Un ejemplo ocurrió en 1977 cuando una mujer norteamericana de San Antonio Texas fue reclutada para viajar a Tel Aviv y Haifa como turista y tomar fotografias de un cierto «tipo de arquitectura», que en realidad eran objetivos terroristas. Hubo otros cuantos que fueron en diferentes momentos para proveer la misma información. La mujer fue arrestada por agentes de contrainteligencia Israelí.

Horarios y Patrones de Movimientos se proveen de personal de inteligencia terrorista en gran detalle. Documentos capturados en una casa de seguridad terrorista indicaron anotaciones sobre movimientos, medidas y horarios cubriendo un largo plazo de tiempo. La TPLA Turka y las Dev Genc son organizaciones conocidas por su vigilancia detallada de sus blancos que en la mayoría de los casos son personal del servicio de los Estados Unidos. Los patrones establecidos por muchas de las víctimas facilitó su asesinato. Varias fuentes de inteligencia fueron usadas para hacer la vigilancia o una porción de la vigilancia para un blanco, con la rotación de gente para evitar ser detectados. La vigilancia del blanco y la inteligencia resultante es continuamente renovada y mantenida hasta varias horas antes del ataque. La decisión de hacer el ataque al blanco primario o un blanco secundario se basa en la última inteligencia recibida. Los ataques a vehículos y las emboscadas requieren una planificación y vigilancia mas cuidadosa. La vigilancia por las Brigadas Rojas de Italia se informa que es una de las mas completas. Durante el secuestro de Aldo Moro, el blanco primario de las BR era Enrico Berlinguer, el Secretario del Partido Comunista Italiano. Pero la inteligencia de las BR informo que la seguridad de Berlinguer era demasiado fuerte.

La información de inteligerios tipos de comunicaciones. La entrega de cartas es casi nunca usado debido a su requerimiento de tiempo y a su poca seguridad. La mayoría de la inteligencia terrorista es pasada mediante reuniones y contactos directos. En algunos casos se elaboran códigos completos y los teléfonos pueden ser usados. Manteniendo en mente que los métodos usados son cambiados continuamente para evitar la detección. La inteligencia que es diseminada a través de un sistema tan elaborado y complejo muchas veces es malentendída, no interpretada, o perdida. como consecuencia la mayoría de los fracasos terroristas se han atribuidos a la perdida de información de inteligencia.

La planificación de operaciones terroristas es una de las facetas más importantes de la fase pre-operacional. Se hace por los líderes mas competentes de la organización. La evaluacion de la posibilidades políticas en la mayoría de los casos toma prioridad sobre todas las demás consideraciones. Los campamentos y escuelas de entrenamiento terroristas, incluyendo la Universidad Patrice Lumumba en Moscú, le dedican tiempo extensivo a la instrucción de planificación. En el Campamento Matanzas en Cuba, la cadre terrorista son entrenados en los procedimientos de planificación de todas las facetas de operaciones terroristas. Las operaciones terroristas cordinadas, ya sean en conjunto con otro grupo terrorista, o individuales, son las más complejas y la planificación tiene que ser detallada y completa. En los Estados Unidos la organización Weather Underground y los Estudiantes por una Sociedad. Democrática (ESD), se han destacado por su planificación completa y detallada. Con pocas excepciones, estas organizaciones han tenido éxito en completar sus misiones con precision. La mayoría de la cadre de estos grupos han sido entrenados en Cúba con las Brigadas Venceremos, en campamentos de la OLP en el Medio Oriente y algunos en la Union Soviética. Tom Haden, un antiguo miembro en la ESD, es considerado como uno de los planificadores terroristas maestro. Los planificadores terroristas y los estrategas también han sido entrenados en Vietnam y en Corea del Norte. Mar Ruad, otro líder en la ESD-Weathermen, recibió su entrenamiento de planificacion y estrategia en Cúba y Hanoi. Las operaciones complejas y los ataques coordinados por la organización Weather-Underground se reflejaron en sus ofensivas coordinadas en el bombardeo del Pentágono, el 19 de mayo de 1972, y la situación de motines en el National Mall de Washington D.C. junto con ataques simultáneos en oficinas del gobierno en Nueva York, Chicago, y Los Angeles. Otro ataque coordinado con tácticas divergentes fue planeado por la organización Weather-Underground, el 8 de octubre de 1970. Fue el bombardeo de la casa judicial de Marin County, que la WU publico, por adelantado. A la misma vez, la WU bombardeo la armería de la Guardia Nacional en Santa Barbara, California y las facilidades del ROTC en la Universidad de Washington de Seattle. Actividades coordinadas por grupos terroristas internacionales tales como el Grupo Carlos planificó varios ataques con el Ejército Rojo Japonés en el Hague, Holanda, Paris y Marseilles.

La estimación de objetivos se hace para incrementar los efectos y minimizar los riesgos. Todos los blancos son analizados y evaluados a luz de las ventajas, desventajas y el beneficio obtenido. A pesar de que algunas actividades terroristas aparentan ser una pérdida innecesaria de vidas, propiedad y dinero, el terrorista puede obtener algunas ventajas positivas tales como la propaganda y la publicidad. La Masacre Olimpica de Munich en septiembre de 1972, fue un desastre general para todos. Once atletas murierón como también diez guerrilleros de Septiembre Negro, tres capturados, un policía muerto y dos heridos. La OLP cree firmemente que este acto fue el punto decisivo en los debates Palestinos y quel acto por si sólo resulto en el reconocimiento de la OLP por la Naciones unidas. A pesar de que el mismo Arafat condeno el acto como una demonstración insensata de brutalidad, los resultados políticos si fueron de su agrado. Lo mismo es cierto en el caso del secuestro de Aldo Moro. Ninguna de las demandas fueron alcanzadas, pero los terroristas de la BR declararon el incidente una victoria y un éxito total.

La coordinación al igual que la planificación se hace en secreto total y en gran detalle. La mayoría de la coordinación se hace a través de intermediarios, mensajeros y contactos especiales.

El blanco verdadero generalmente no se divulga hasta poco antes de la acción. Los elementos de combate son informados solo parcialmente. Archivos, planes, listas de blmérica Latina y también Norteamérica. Desde la expansión de la organizacion, los planes contingentes y operaciones son aun más complejos e involucran el mercadeo internacional, finanzas y maniobras políticas. La comunicacion moderna y el facil acceso a equipo electrónico sofisticado son de mucho valor para las autoridades y los terroristas. Las comunicaciones avanzadas proveen a las autoridades una capacidad de reaccionar rápidamente, en unos casos llegando a la misma vez que el incidente esta ocurriendo. Esta situación muchas veces causa problemas como la toma de rehenes, secuestros y asedios donde normalmente hubiera sido un simple robo. En cambio, equipo de radio sofisticado le provee a los terroristas la capacidad de interceptar las comunicaciones de las autoridades y hasta comunicarles reportes y ordenes falsas. La organización el Frente Liberación Nuevo Mundo (FLNM) intercepta las comunicaciones de la policía y transmiten reportes falsos para enganar a la policía. En un ataque sobre una casa de seguridad del FLNM en Oakland, California las autoridades descubría planes para un plan de decepción. En varias ocasiones, esta organización ha publicado planes sobre una operación específica, mientras que atacaron otro objetivo completamente diferente.

La seguridad es una de las mas importantes consideraciones para las organizaciones terroristas. Por esta razón, la divulgación de la informacion es limitada a sola esas personas que tienen una necesidad de saber la informacion. Pero desafortunadamente por las organizaciones terroristas, este procedimiento causa que algunas operaciones sean canceladas.

El reconocimiento de la zona objetiva es inicialmente hecho por equipos de inteligencia y después por el liderazgo o posiblemente por el equipo de asalte. Este aspecto de la operación es muy importante requeriendo pacienza y abilidad. Varias operaciones terroristas fueron descubiertas por la cantidad de movimiento fuera de lo normal alrededor del objetivo causado por personal de reconocimiento. El reconocimiento se debería hacer durante un largo lapso de tiempo por diferentes personas para evitar la detección. En casos de operaciones complejas, los terroristas obtienen planos de ciertas facilidades. Las om estudiados.

La operación, en este momento, se estudia dentro del contexto político y los posibles resultados. Cuando es aplicable, se usa la propaganda para preparar a la población y a los que apoyan a la organización sobre la acción terrorista. El FLMN ha usado propaganda preparatoria efectivamente en contra de compañías de utilidades, tiendas «Safeway», dueños de edificios degenerados antes de actuar. La Revista Del Guerrillero Urbano empezaba cada campaña de propaganda varias semanas por adelantado para preparar a sus seguidores antes de un ataque eminente. La OWU publicaba sus blancos en las notas de periódicos clandestinos. El grupo Baader-Meinhof en los comienzos de su carrera publicaban sus campañas en el periódico Lonkret. Muchos ataques terroristas pudieron haber sido predichos y posiblemente prevenidos sí las autoridades hubiesen leido la literatura terrorista y analizado correctamente estos mensajes.

Ensayos de operaciones son llevadas acabo normalmente fuera del area blanco, en terreno similar al mismo blanco. varias situaciones diferentes son desarrolladas para permitir un ensayo detallado de todas las posibilidades y planes de contingencia. Los terroristas Palestinos generalmente ensayan sus ataques muy bien, tienen la ventaja de áreas seguras y campamentos militares de entrenamiento. Otros grupos, tales como la organizacion Baader-Meinhof tenían que ensayar sus operaciones en áreas remotas con estricta seguridad. Es también comun para organizaciones terroristas basadas en los Estados Unidos ensayar en las ciudades donde la operación ocurrira. En el caso de los Tupamaros de Uruguay, practicarón su operacion de secuestro con su blanco. Ellos se aproximaron a su blanco, tal fue el caso del Señor Jeffrey Jackson en 1971. Los terroristas en realidad hicieron corridas de ensayo con automóbiles y camiones sobre su auto oficial en varias areas, verificando las posibilidades y reacciones del conductor y su escolta.

Fase de Iniciación

La fase de iniciación representa la étapa donde se empieza a realizar la operación . Generalmente, una vez empezada ésta étapa es casi imposible abortar a menos que este incluído como parte de la misión. Esta étapa incluye el movimiento hacia el objetivo y la iniciación del ataque.

El equipo especial es preparado por los elementos de apoyo y cuidadosamente revisado. Normalmente, los elementos de apoyo preparan el equipo independiente de los elementos de ataque. El equipo especial puede incluir bombas, explosivos, misiles anti-aéreos y armas de grueso calibre usado como fuego de apoyo. Bombas especiales son preparadas y entregadas en un local designado por el elemento de apoyo. Las Brigadas Rojas de Italia transportaron armamento y granadas para los terroristas de Septiembre Negro que ellos usaron en el Massacre de Munich en 1972. El terrorista Carlos transporto» armamento para los terroristas de JRA usados en la operación en el Aeropuerto de Lod. Existe bastante incidentes en los cuales los grupos terroristas aportan ayuda entre ellos mismos.

El modo de transporte es elijido de acuerdo con las necesidades, de la mision. Automóbiles que pertenecen a la organizacion o sus miembros son registrados varias veces y se usa diferente nombres para evadir la traza del vehículo. En algunos casos, los vehículos han sido pintados para evitar su identificación por testigos. En otros casos, se usan placas robadas, posiblemente placas de otra región, para evitar la identificación. Grupos como la Facción del Ejercito Rojo y el Baader- Meinhof tienen su propio equipo de personal que cambian el numero del motor, pintan y equipan al automóbil, les quita todo rastro identificable y proveen varias placas de paises extranjeros. Esto incluye placas que pertenecen al Ejercito Norteaméricano. Normalmente, solo automobiles rápidos y en buenas condiciones son usados. Cuando los terroristas usan transportación pública, los billetes son obtenidos por la sección de apoyo. Documentacion, pasaporte y tarjetas de identificación, son entregados un poco antes del comienzo de la operacion. Los documentos pueden ser robados o alterados, falsificados por un especialista u obtenidos de un gobierno que apoya a los terroristas. Muchos terroristas viajan usando pasaportes de Líbia, Síria, Iraq o Etiopia. Varios miembros del grupo Baader-Meinhof intentaron entrar en los Estados Unidos desde Canadá’ usando pasaportes Iranis. Al nivel internacional, documentación es generalmente preparado por la Junta para la Coordinacion Revolucionaria. El terrorista Carlos tenía por lo menos cinco pasaportes con su propia fotografía pero diferentes nombres y nacionalidades. Algunos de estos pasaportes fueron encontrados en Londres y París con una gran cantidad de armamento y explosivos escondidos por Carlos en el apartamento de un amigo.

Especialistas, si se necesitan para una operación, se obtienen de afuera y se les explica su parte de la operación. A estos especialistas, si no son completamente confiables o miembros de otro grupo terrorista cercamente aliado, sólo se les explica su parte de la operacion. Expertos en electrónica y armamento practican la operacion con el equipo de ataque. Si no son disponibles localmente, francotiradores de otras organizaciones son incorporadores. La Facción del Ejército Rojo contribuyo armamento y especialistas en explosivos a terroristas Latinoamericanos y probablemente al Ejército Repúblicano Irlandes (Provisional). Como ya mencionado, la Junta por la Coordinación Revolucionaria normalmente se encarga de proveer estos diferentes especialistas.

La seguridad es uno de los más importantes aspectos en la coordinación final. Este es el momento cuando todos los elementos están cercanos y su vulnerabilidad es mayor. varias reuniones pueden ser necesarias para asegurar la seguridad. Varios grupos se reúnen en diferentes locales y la reunión final es anunciada al mas último minuto posible. Varios lugares para las reuniones son selecionadas pero el lugar actual se guarda como secreto hasta el último momento. En las reuniones finales, todos los puntos relacionados con los cargos y posiciones de cada miembro son discutidos. Se usa seudonimos y nombres de cobertura para ocultar los nombres de lo líderes.

Los vehículos son traídos y los conductores son informados y entregados armas. Las armas y explosivos son examinadas. Explosivos con detonedadores y artefactos incendiarios son esamblados y almazenados en áreas de almazenamiento final separados del grupo principal. Equipo especial y personal, la mayoría de los cuales no son locales, son puesto en posición. Todo el personal generalmente se quedan en la misma área por razones de seguridad. Esto también es un tiempo muy vulnerable. varios miembros del grupo Baader-Meinhof fueron arrestado durante este período de coordinación final antes de su operacion planificada. La llegada de muchas personas de otras organizaciones de otras áreas, a veces sin el conocimiento de los líderes terroristas presenta un peligro a la seguridad y es vulnerable a la infiltración. Papeles especiales y carnets son distribuidos para la operacion. Ropa apropiada para la operación es traída, esto puede incluir ropa de tipo local lo cual es muy importante en operaciones internacionales y transnacionales. otros elementos pueden incluir uniformes especiales tales como uniformes de policía o ropa de trabajo obtenida previamente por elementos de apoyo. Las Brigadas Rojas Italianas usaron uniformes de la Banda de la Fuerza Aérea Italiana para el equipo de asalto durante el secuestro de Moro. El grupo Baader-menhof usan uniformes de personal de comuncicacion y mantenimeiento con bastante frecuencia. Los terroristas Latinoamericanos al igual que el Vietcong han usado uniformes militares del gobierno. Este tipo de engaño se usa para entrar dentro de instalaciones o pasar por secciones de seguridad sin levantar sospechas. Los líderes reciben sus últimas instrucciones de sus agentes en sitio. Algunos agentes serán retirados a esta hora otros pueden permanecer en la zona objetivo para luego unirse a la operación. Si se cree que el agente en sitio no ha sido comprometido, el se quedará. Otros agentes infiltrados pueden ser aquellos que permanezcan en la zona objetivo para abrir portones, puertas, apagar sistemas de alarmas, o generalmente ayudar a los terroristas a penetrar al objetivo.

La coordinación final comienza cuando los objetivos son asignados. En las operaciones mas complejas, los terroristas elaboran un ejercicio de puesto de mando para la coordinación final. Códigos especiales y santos y señas, son diseminados. El grupo Baader-Meinhof y la facción del Ejército Rojo casi siempre usan este tiempo para la reasignación final de personal y la asignacion final de objetivos. Miembros pueden ser reasignados por razones de seguridad para evadir la facilidad de compromiso o traición. La Brigada George Jackson fracaso en un robo en Tukwila, Washington Bank principalmente porque algunos de los terroristas no fueron informados.

El movimiento hacia el objetivo indica el principio de la fase activa. Generalmente esta fase es considerada como el punto de quiebra. En la mayoría de los casos todos los elementos y los elementos de apoyo ya están en sitio o moviéndose y la única manera de cambiar o modificar la operación es por la comunicación. Dependiendo del objetivo, la mision, y los alrededores los terroristas se mueven hacia el objetivo en grupos pequenos, normalmente entre dos y tres a la vez. Si no están en la zona inmediata del objetivo, los terroristas se mueven por rutas clandestinas, algunas veces regresandose para detectar la posibilidad de vigilancia. Personal de seguridad son normalmente localizados a lo largo de la ruta. En misiones como asesinatos o bombardeos, los terroristas se mueven individualmente y se reúnen cerca del objetivo. Cuando la misión es de emboscar un vehículo, los terroristas se montan a sus vehículos en una zona predesignada con equipos de seguridad y de bloqueo reuniéndose en otros lugares.

Cuando es aplicable, una casa o zona de seguridad se puede usar para cooridinación final. Puede haber un cambio de ropa en la casa de seguridad y se puede distribuir nuevas tarjetas de identidad y equipo especial. En muchos casos donde se usan vehículos, automóviles en posiciones previas conducidos por otros conductores pueden ser usados para evitar la ruta de los vehículos desde la área objetiva hasta la casa de seguridad. Vehículos de apoyo y de bloqueo son generalmente localizados en calles alternas usando las mismas técnicas de infiltración que los equipos de asalto. En caso de emboscada los equipos de emboscada se mueven dentro de la zona de muerte. En los casos de secuestro, los equipos de apoyo y de vehículos son puesto en sitio antes de tiempo, utilizando mucnas de las otras técnicas. Miembros del grupo Baader-Meinhof normalmente viajan individualmente o en equipos de dos hacia su trasportación inicial y luego se cambian a vehículos pre- posicionados por lo menos una vez antes de llegar al objetivo. El ESL normalmente viajaban individualmente desde la casa de seguridad hasta su transporte, generalmente usando el mismo vehículo hasta la retirada. Todos los elementos normalmente se reúnen individualmente para no tener un grupos demasiado grande en una zona específica y causar sospecha. Como todos los miembros no se conocen, ropa especial o alguna marca se usa para propositos de identificación. Ropa identica no se usa. La BR de Italia son bien conocidos por su usos de trajes. Durante el tiempo del secuestro de Moro había un número de festivales de primavera en Roma y no era fuera de los común ver a bandas musicales reunidas en las calles. Adicioalmente, miembros del grupo de Carlos se pusieron ropa atlética en el secuestro de ministros de la OPEC en 1975. En este tiempo, habian varios eventos atléticos en Vienna.

Al nivel internacional, sacos diplomáticos pueden ser empleadas para transportar armamentos. Estos sacos varian en tamaño desde un saco pequeño hasta un barco lleno. Libia, Siria e Iraq y muchas otras naciones apoyan el terrorismo para tomar ventaja de este privilegio internacional. Ha sido concluido que los proyectiles Soviéticos SAM-7 fueron traídos a Nairobi, Kenya a través del sistema de saco diplomático y entregados a la Facción del Ejercito Rojo. La misma situacion con los proyectiles SAM-7 fue cierta en Roma, con los terroristas de Septiembre Negro. También ha sido documentado que los que apoyan al Ejercito Republicano Irlandes han traído armas y explosivos directamento a los usuarios en botes, barcos y aviones.

El factor mas importante en los ataques terroristases el elmento de sorpresa. Precausiones de seguridad extremas son tomadas y todos los movimientos y negocios son llevados a cabo en total secreto. El ataque tiene que ser ejecutado con violencia y drama si es que va a tener éxito. Debido a que en la mayoría de los casos las fuerzas gubernamentales son mas numerosas que las terroristas el objetivos tiene que ser tomado con la mayor rapidez posible. Para evadir heridos y derrota es esencial tener un horario preciso rapidez también como posición.

La ejecución de la emboscada puede ser la detonación de una bomba para destruir la carretera, la destruccion de un vehiculo, o el asesinato de un líder.

La ejecución de un asesinato puede ser el sonido de un disparo, la detonacion de un caza-bobo en un vehículo o cualquier otro método usado por los terroristas para asesinar a una o a varias personas. Otra vez, donde posible los terroristas seleccionaran el sitio y la hora que traiga la mayor publicidad posible. El atentado asesinato de el Papa Juan Pablo II por Melmet Ali Agca el 13 de Mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro fue televisado por todo el mundo. Hubieron programas especiales repasando el evento del atentado asesinado. Esto aseguro aún más publicidad.

El bombardeo es una de las formas mas fáciles para los terroristas de atacar. Las bombas pueden ser localizadas y detonadas con control remoto o pueden ser por tiempo. Como ya mencionamos el tiempo puede variar desde minutos hasta dias. En 1974 la Facción del Ejercito Rojo colocó una bomba de 15 Kg. en una columna de un banco bajo construcción. La bomba explotó 120 dias después que habian terminado la construcción del edificio y estaba lleno de personas. Otros métodos de bombardeo pueden incluir coche-bombas designadas para asesinar los ocupantes también como las autoridades, los equipos de investigación, testigos inocentes o facilidades y estructuras.

La Fase de Negociación

La fase de negociacion es aplicable cuando los terroristas tienen en su control algo para negociar, y si hay una posibilidad de un intercambio entre los terroristas y las autoridades. Los terroristas hacen sus demandas directamente, por mensajeros especiales o por los medios de comunicación. Los negociadores tienen que tener conocimientos de procedimientos para combatir el terrorismo. La inteligencia es el factor más importante en la fase de negociación. Los «elementos negociables» pueden ser rehenes como parte de una misión, o pueden ser tomados por los terroristas como un contingente. Los elementos negociables también pueden ser facilidades, explosivos, agentes químicos, o otros cosas. La fase de negocicion es tan importante como las otras fases y dependiendo del valor de los elementos negociables pueden traer bastante atención a los terroristas y su causa . Las demandas terroristas pueden incluir la liberacion de terroristas encarcelados, dinero, reconocimiento político, o transportación fuera del país. Los terroristas negocian bajo la amenaza de muerte a sus rehenes. Los compromisos se hacen cuando la sobrevivencia de los terroristas es el factor mas importante de las negociaciones. El punto mas importante de las negociaciones con rehenes es de salvar vidas.

La Fase de Climax

La fase de climax puede seguir la fase de iniciación si la fase de negociacion no es implementada. Esto es el caso en asesinatos cuando un solo tiro es disparado, o la detonación de una bomba cuando no hay tiempo largo de detonación. En esta fase, la seguridad esta a su nivel mas alto y las radios de las autoridades son cuidadosamente escuchadas. No hay un tiempo específico de duración para esta fase.

Fase Pos-Incidente

Esta fase incluye la evacuación del.objetivo (no aplicable en casos de bombas ya en posicion, incendiarios o otros explosivos), la ocupación de una casa de seguridad o área intermediaria y movimiento hacia el escondite, y en algunos casos el volver a la vida normal si el terrorista no es clandestino. La crítica y auto-crítíca se hace en grupos pequeños. Esta fase es tan importante para los terroristas que la fase pre- incidente. Los terroristas hacen una retirada de la zona objetiva que es pre-planeada y coordinada. Contigencias son planeados en caso que halla testigos o espectadores. Rehenes o personas incedentales pueden ser usados como escudos. Si los terroristas no son descubiertos, astucia y el máximo uso de cobertura son empleados. Si los terroristas se estan retirando bajo presión, el armamento sera visible. La retirada se puede efectuar individualmente o en grupos pequenos dispersándose en varias direciones. En la mayoría de los casos, los terroristas usaran un cambio de ropa y documentación diferente.

La transportación es muy importante en operaciones de retiráda. En una operación local, los vehículos usados en la retiráda pueden ser pre- posicionados y cambiados. El primer vehículo o los primeros vehículos usados son robados mientras que esos usados en el final pueden pertenecer a los terroristas. Los terroristas se reúnen en un sitio ya determinado pero no inicialmente en la casa de seguridad por si a caso fueron seguidos. Después que la seguridad esta garantizada, los terroristas se reúnen en la casa de seguridad para rearmarse. Si es necesario, los terroristas pueden tomar varios días de inactividad antes de salir del país.

Si se toma rehenes, ellos generalmente son encarcelados en «prisiones populares» normalmente no localizadas en la casa de seguridad. Las negociaciones son dirijidas desde la casa de seguridad. Pedidas para equipo y armamento se hacen a escalones superiores. Los líders hacen las críticas los individuales que participaron en la operacicón hacen una auto-crítica. Las críticas contribuyen hacia las lecciones aprendidas y sirven como la base para operaciones en el futuro. Métodos nuevos, tácticas y estrategias se forman basado en las lecciones aprendidas de operaciones pasadas. Las organizaciones terroristas más sofisticadas tienen un sistema complejo de reportar y registrar para sus grupos subordinados.

Nuevo terror internacional

Introducción

La historia reciente ha establecido que la amenaza más impredecible pero duradera dentro de la mayoría de los programas de contraterrorismo son las organizaciones que operan transnacionalmente, independientemente o con la ayuda o apoyo de organizaciones internacionales. Tales grupos han consistentemente demostrado su habilidad de atacar y desaparecer donde su amenaza es considerada como minima o no-existente. Por esta razón es esencial que los analistas y oficiales puedan examinar aquellas organizaciones que operan dentro de su área y aquellas que han demostrado un interés (establecido a través del análisis de ideologías y estrategias) y el potencial (establecidas por el análisis de las redes de apoyo internacional) para seleccionar blancos en su área en particular.

Al iniciar el análisis de terrorismo internacional hay que mantener en mente dos puntos de precaución. Primero, a pesar de que hay muchos datos confirmados que definen la relación entre grupos terroristas a través del mundo, es incorecto asumir que hay un esfuerzo concertado y coordinado en contra del oeste por parte de los grupos terroristas. Muchas de las relaciones establecidas y mucha de la coordinación entre organizaciones terroristas sirve el propósito de facilitar las operaciones y no resulta de solidaridad ideológica. Asi que en la mayoría de los casos los lazos entre estas organizaciones son tan fuertes como los beneficios individuales que resultaran por tal afiliación. Segundo, se ha producido mucha discusión sobre la contribución de la Unión Soviética al terrorismo internacional, pero no hay evidencia substancial para indicar que ellos controlan o dirigen acciones individuales de cualquier movimiento terrorista. Así que si asumimos esto como cierto seria una sobre- simplificación del problema. Pero dada la evidencia que implica indirectamente a la URSS con el terrorismo internacional, y la relación de la política externa Soviética a través de los años con el desarrollo de los movimientos terroristas a través del mundo, una examinación de la relación de la URSS-terrorismo nos podría servir como base para un análisis de la amenaza.

I. Implicación Soviética en la Evolución del Terrorismo.

A. Desde la introducción de las armas nucleares a la guerra convencional, el conflicto internacional ha tomado la forma de destruccion en masa. Debido a los últimos avances tecnológicos en sistemas de armamento militar estratégico, las super-potencias mundiales han reconocido que una guerra convencional solamente podría resultar en una destrucción casi completa. Este hecho ha resultado en la evolución del conflicto de baja intensidad (CBI) como un medio o sistema, «barato» de conflicto entre el este y oeste. La Union Soviética ha gozado de éxito con su estrategia de disminuir la influencia de EEUU y aumentar su propia influencia a través de CBI con poca amenaza ataque militar abierto. Esta estrategia ha sido constatemente escalada desde la Segunda Guerra Mundial y ha emergido como una parte integral de la politica externa Soviética.

Los paises comunistas son maestros de la propaganda. A todo lo largo del siglo veinte han interpretado y publicado la ideología Marxista/Leninista para servir sus intereses políticos presentes. Mientras que Lenin proponía que-en frente unido anti-imperialista de naciones «triunfarí a en el final» después de un «choque desastrozo» con los estados capitalistas, Nikita Khrushcev se dio cuenta de que esta estrategia resultaría en una guerra nuclear con el oeste. Como resultado el partido comunista llegó a nuevas formulaciones durante el Congreso XXdo del Partido en febrero de 1956. Declararon que la guerra no era inevitable, y que la víctoria comunista vendría como resultado de los conflictos de clases que resultarían en las naciones capitalistas y el apoyo Soviético de cualquier guerra justa de liberación nacional. Esta politica establecía el objetivo de minar la establidad de regímenes a favor del oeste en naciones del tercer mundo, especialmente aquellas que eran ricas en minerales los cuales eran cruciales para el oeste industrial, mediante el entrenamiento y armamento de cadres comunistas para el sabotaje, la guerra de guerrillas y el terrorismo. Su objetivo principal era de derrotar al capitalismo mediante el aislamiento económico. Desde ese punto, la politica externa de los paises soviéticos ha sido de apoyar una gran variedad de grupos extremistas por razones políticas en vez de solidaridad ideológica. Muchos movimientos empezaron a adoptar la ideología Marxista principalmente como una «bandera de conveniencia». El Marxismo proveía un modelo para la revolución en contra del estado, denegando la autoridad legal del gobierno y asegurando un sentido de legitimidad a través de la identificación con el apoyo con la Unión Soviética.

La política establecida en 1956 ha continuado de ser perseguida con mayor agresividad. En el congreso XXIV del Partido Comunista (Marzo 1971) reafirmaron su apoyo por esta politica declarando que el éxito del comunismo mundial dependia de la cohesividad de las fuerzas anti- imperialistas (incluyendo los movimientos terroristas). La decisión se hizo posible debido al hecho de que en el 1970 la URSS había llegado a la igualdad con el oeste en términos estratégicos y convencionales. Por lo tanto, su liderazgo tenia menos restricciones en proclamar su derecho de projectar se poder a conflictos de países del tercer mundo. En 1974 los lideres soviéticos proclamaron que las responsabilidades de las fuerzas armadas ya no estaba restringida a la defensa de su país y de otros paises socialistas. Declararon que la agresión imperialista seria rechazada donde fuese encontrada. Desde ese punto el poderio militar soviético ha sido utilizado para apoyar revoluciones y ejercer control sobre los gobiernos nuevos que resultan.

Con una política divulgada de intervención activa cuando las circumstancias lo ameritan la Unión Soviética ha reconocido por mucho tiempo la forma mas eficiente de crear tales circumstancias es el terrorismo. El terrorismo numero pequeno de individuos, indoctrinados adecuadamente, entrenados, financiados y armados pueden demostrar efectivamente a una audiencia internacional la cara de un movimiento popular en contra de un gobierno inestable. Esta percepcion puede abrir la puerta la intervención militar Soviética en «Guerras Justas» de «Liberación Nacíonal» o para liberar las masas de sus «gobiernos capitalistas opresivos».

En el 1958, Khrushchev fundó la Universidad de Amistad Patrice Lumumba en Moscu para servir como base para la indoctrinación y entrenamiento de «guerreros de libertad» potenciales que eran de países del tercer mundo que no eran miembros áctivos del partido comunista. La KGB pronto establecio cursos para entrenar terroristas no solamente en la Unión Soviética sino también en otros países del Bloque oriental. Mediante el establecimiento de contacto con numerosos movimientos de liberación en países del tercer mundo la Unión Soviética les proveyó deos con una forma de negar la mayoría de las actividades de entrenamiento. Esta es solamente uno de los propositos estratégicos de las relaciones establecidas por la Unión Soviética y la organización por la Liberación de Palestina (OLP).

II. La OLP y el Terrorismo Mundial.

A. Desde sus principios, la OLP ha declarado ser una organizacion política guerrillera destinada para liberar a la Palestina Histórica y crear un estado Arabe. Peros sus acciones han probado que en realidad es una organización de fachada para un gran numero diversificado de grupos Palestinos, apoyados por estados y líderes diferentes, cada uno con su propia ideología y teniendo básicamente dos factores en comun: el deseo de controlar a los refugiados de Palestina, y si fuese posible, de ejercer control sobre todo el Medio Este através del uso del terrorismo donde fuese posible. La OLP se desarrollo hasta convertirse en una organización profesional de terroristas con gran ayuda financiera de varios líderes de estados, cada cual pagado por razones diferentes y en busqueda de sus propios fines. El reconocimiento de la OLP como el único representante de los árabes palestinos también es otra farsa ya que la OLP es en realidad representante de un gran número de terroristas palestinos que no pueden y no quieren encontrar un lenguage o un propósito nacional en comun. La OLP, atraves de sus organizaciones componentes ha jugado un gran papel en el establecimiento de la mutua cooperacion entre las organizaciones terroristas através del mundo, presentándose de esta forma como un elemento major de la red internacional de terrorismo.

B. La conección Soviética-OLP ha sido establecida por hechos y documentos encontrados en la invasion Isaraelí de 1982 de Lebanon. Tal evidencia establece que la OLP ha servido como conducto para la exportación de técnicas de terrorismo de la KGB a otras regiones y por lo tanto constituye un elemento esencial en la estrategia regional y estratégica de la URSS. La OLP ayuda en la transmisión de doctrinas y destrezas para promover las campañas de desestabilización por otros grupos terroristas en Europa, America Latina, el Caribe, Asia y Africa.

C. Como resultado de la humillante derrota de la Unión Soviética durante la Guerra de Seis Días de 1967, los soviéticos perdieron prestigio y armamento costoso en el Medio oriente. La necesidad inmediata de aumentar su poderio en la region resulto en la estrategia de tratar de aislar a Israel y a los EEUU explotando el conflicto Arabe-lsraeli. La principal razon para la inestabilidad y conflicto en el Medio oriente había sido y continuaría siendo el los movimientos de resistencia Palestinos. Después de la Guerra de Seis Días, emergieron varias facciones que profesaban el Marxismo/Leninismo como su justificación ideológica para la revolución y el terrorismo.

La Unión Soviética reconoció a la resistencia Palestina como parte integral de su lucha global anti-imperialista para poder justificar su apoyo por la OLP como consistente con su política exterior de obtener el destino comunista para todo el mundo.

D. La primera facción Marxista/Leninista dentro de la OLP, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), sirvio como la base para internacionalizar las operaciones terroristas a todo lo largo de la decada de los 70s. Fue fundado en el 1967 por el Dr. George Habash. El FPLP alcanzó’ la fama debido a sus «operaciones extranjeras» especiales que involucraban países que no estaban directamente invueltos en el conflicto Mediano-oriental. El FPLP justificaba sus actos de terrorismo internacional’ afirmando que el conflicto Palestino no tenia los elementos necesarios para una guerra de las masas como la de Algeria o Vietnam y como resultado necesitaba metodos más espectaculares para darse publicidad y causarle dano a sus enemigos. Una guerra de guerrillas en la Palestina histórica solamente podría ser limitada en se alcanse. Haciendo a el mundo entero como su campo de batalla el FPLP quería «obligar a que la opinion internacional se diera cuenta de que si había una causa Palestina y que había un pueblo que había sido apartado de sus tierras peleando en tierras extranjeras porque se les había negado sus propias tierras.» El FPLP argumentaba las operaciones extranjeras servían para mantener el problema presente en una forma en que las operaciones limitadas de guerrilla no podian. Para expandir sus operaciones por todo el mundo el FPLP estableció activamente relaciones con movimientos terroristas extranjeros para coordinar el apoyo necesario para el terrorismo internacional. El FPLF usó sus conecciones internacionales para organizar y ejecutar algunas de las operaciones mas espectaculares en el terrorismo moderno.

E. Una de las fuerzas principales en el establecimiento de las relaciones entre la OLP y otros grupos terroristas atraves del mundo fue el Jefe de operaciones de el FPLP, el DR Wadi Haddad. Su vehículo principal para el establecimiento de estos lazos era una red de operativos en Europa compuesta por el Grupo Mohammad Boudia. Este grupo era dirigido por Mohammad Boudia y estaba basado en Paris. Boudia, establecido en Paris, sentó las bases para el apoyo mutuo entre la OLP y las organizaciones terroristas Europeas. Boudia fue asesinado en 1973 por un equipo del Servicio Secreto Israelí como parte de su operación «Ira de Dios». Con su muerte la dirección del Grupo Boudia le fue otorgado a un terrorista nacido en Venezuela llamado Ilych Ramirez Sanchez.

F. Ilych Ramirez Sanchez (conocido por el seudónimo de Carlos) operaba como un mercenario ideológico y jugó un papel principal en el establecimiento de los lazos ínternacionale entre las organizaciones terroristas. Hay fuertes indicios de que Carlos siempre operaba como un terrorista internacional al servicio de la KGB. Carlos fue reclutado por la KGB en Venezuela y enviado a Cúba en los 60s donde fue entrenado en tácticas terroristas en el Campamento Matanzas. De Cúba fue enviado a Moscú para entrenamiento posterior en la Universidad Patrice Lumumba de donde fue expulsado en el 1969. Su expulsión ruidosa de la universidad en el 1969 es percibida por muchos como un engaño o intento de encubrir otras motivaciones mas clandestinas. Despues de haber tomado el liderazgo del Grupo Mohammad Boudia en el 1973 Carlos rápidamente estableció relación entre el Dr. Haddad y la Facción del Ejército Rojo (FER), las Brigadas Rojas (BR), y el Ejército Popular de Liberación Turka (EPLT), ganando de esta forma el nombre del «Jacal internacional». Durante su corta pero activa carrera, coordinó apoyo algunos de los actos terroristas más exitosos de los 70s.

F. Como resultado de la orientación izquierdista tomada por el FPLP, Ahmad Jibril (anteriormente un oficial Syrio), uno de sus líderes militares, se separó para formar el Comando General del Frente Popular para la Liberación de Palestina (CG-FPLP). Jibril estableció contactos con el Servicio de Inteligencia Bulgara que desde 1972-1982 actuó como una sub-agencia de la KGB para el apoyo internacional de los operativos terroristas de la OLP. La CG-FPLP tiene fuertes lazos a Libia y Syria. Ambos países les han provisto de apoyo financiero, entrenamiento, y armamento. En adición, los Palestinos basados en Kuwait y los oficiales del ejercito Syrio que conocian a Jibril de sus días en el servicio apoyan al CG-FPLP.

G. La segunda y mas seria división de el FPLP ocurrió en 1969 cuando Nayef Hawatmeh estableció el Frente Popular Democrático para la Liberación de Palestina (FPDLP). Buscando un acercamiento marxista mas rigoroso, Hawatmeh tenia lazos con las facciones subversivas de la extrema izquierda, el partido comunista de Iraq y los movimientos revolucionarios en el Golfo y el Libano. Hízo contactos internacionales con grupos que también estaban trabajando con la revolución mundial, notablemente troskistas y nuevos izquierdistas en Europa.

H. En adición al FPLP y sus dos grupos, el grupo Palestino más grande, Al Fatah (fundado por Yasir Arafat), estaba envuelto en el terrorismo internacional usando el nombre de la Organización de Septiembre Negro (OSN) durante el período de 1971-1974. Utilizando la estructura de apoyo internacional de Fatah con la ayuda del Servicio de inteligencia Búlgara, el OSN fue responsable por numerosas operaciones que incluyeron el asesinato del Primer Ministro de Jordania y el ataque de los atletas Israelitas en las Olympiadas de Munich en 1972. Através de el deseo de la OLP de imponer la lucha Palestina sobre el mundo occidental y mediante su vasta estructura organizacional la Unión Soviética los ha utilizado cono un eslabon para el apoyo del bloque Oriental a las organizaciones Terroristas Occidentales. La OLP ha gozado status diplomático especial en la URSS, moviéndose libremente a través del bloque oriental como ningun otro representante diplomático. Esto ha resultado en el uso de la OLP de los canales diplomáticos y de inteligencia através de los países Occidentales.

I. A lo largo de los 70s, los eslabones de apoyo coordinados y la cooperación mutua fueron establecidos y explotados como la causa principal de la desestabilización occidental. Es a arente que las mayores organizaciones terroristas atraves del mundo no podían continuar escalando sus actividades sin el apoyo de estados a través de la red de apoyo. Esto se ha sustanciado con la data disponible que identifica los eslabones entre los países del bloque Oriental y la infraestructruca terrorista internacional. La coordinación de la OLP ha resultado en relaciones entre estados que apoyantes y tales grupos como el Ejercito Republicano Irlandes (ERI), la Facción del Ejercito Rojo (FER), la Brigada Roja (BR), Acción Directa (AD), la Patria Vasca y el Partido de Liberacion (ETA), las Celulas de Combate Comunistas (CCC), el Ejército Rojo Japonés (ERJ), el Ejército Secreto Armenío por la Liberacion de Armenia (ESALA), El Ejército Popular Turko de Liberacion Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR) y los Sandinístas, entre otros.

J. El Ejercito Republicano Irlandes (ERI): Los brazos terroristas del ERI, principalmente el brazo provisional (ERIP), estan decididos a alcanzar la retirada completa de las tropas britanicas de Irlanda del Norte (Ulster) y el esablecimiento de un pli s socialista con 32 condados o una república social demócrata en toda la isla. El terrorismo de la ERI esta designado para motivar a la gente de Ulster, Irlanda e Inglaterra para presionar al gobierno Británico para que se retire de la zona y también para que los católicos y los Irlandeses protestantes puedan resolver su conflicto sin interferencia externa. usando el terrorismo el ERI espera enfocar la atencion mundial sobre la lucha Irlandesa para la indepencia contra la opresión del gobierno Británico y de esta manera generar presión internacional sobre el gobierno Británico. La relación entre la ERI y el OLP empezó un poco despues de la reorganizacion del ERI en el 1976. En 1968 miembros de la ERI empezaron a entrenarse en campos en Jordania controlados por la FPLP. En mayo de 1972 el ERI organizo’ una conferencia en Dublin para los terroristas internacionales y fue atendida por representantes de las FPLP y la ERJ esta conferencia resulto en una campana de «operaciones militares conjuntasen el territorio Británico contra objetivos Zionistas» por parte de la OLP y la ERI. Desde es punto ha habido una relacion directa entre las campanas terroristas del ERI y el armamento recibido de la OLP.

El jefe de la OLP, Yasir Arafat ahora manifiesta que la relación entre la OLP y la ERI no existe. Este cambio-en actitud se debe mayormente al reconocimiento de su causa otorgado por la Comunidad Económica Europea (CEE), pero muchas facciones terroristas identificadas con el OLP no toman sus ordenes de Arafat. El ERI tambien tiene enlaces con FER, con BR y con la ETA.

K. Facción del Ejército Rojo (FER): Esencialmente es Marxista/Leninista. El grupo original proclamó que como el estado era un sistema de gobernación por clase y supresión, el gobierno, sus instituciones y sus jefes tienen que ser rechazados por todos los medios políticios y violentos al alcanse. Durante toda su historia ellos han recibido apoyo de los cuerpos de seguridad de Alemania oriental, «Carlos» y la OLP. Alemania Oriental ha permitido a varios miembros de la FER a usar Berlin Oriental como un punto de partida en sus viajes mundiales sabiendo que estos son perseguidos por la policía de Alemania occidental. «Carlos» fue un elemento importante en establecer un sistema de cooperación entre el FER y el OLP. Miembros de el FER han viajado a países tales como el Libano, Syria, Iraq, Kuwait para propósitos de entrenamiento tambien como refugio de las autoridades Alemanas occidentales. Es muy probable que el FER ha recibido mucho de su armamento de fuentes Palestinas. En el pasado el FPLP y el Al Fatah cultivaron contactos con miembros del FER y simpatizantes y en varios momentos el FER fue asociado con la facción del FPLP de el ultimado Wadi Haddad. La primera operación FER/OLP fue un ataque a una casa judía para los ancianos en Alemania occidental. La masacre de 1972 en Munich sobre el equipo Olympico de Israel fue organizado por la OLP junto con la FER, quien suministro apoyo logístico y casas seguras. Otras operaciones conjuntas incluyen el ataque en 1976 sobre la conferencia de OPEC por el Comando Mohammad Boudia dirigido por Carlos. Este grupo consistía de Libanos, Palestinos, y dos miembros de la FER. El secuestro del avión en 1976 en Entebbe tambien fue una operación conjunta entre la OLP y la FER (habian dos miembros de la FER en el secuestro). Se sospecha que la FER tiene lazos con la ERI, ETA, la BR, y el Grupo 1ro de octubre de Resistencia Anti-Fascista. Hechos recientes han resultado en una alianza anti-OTAN entre la FER, AD, y la CCC. Este tema sera discutido en mas detalle despues.

L. Brigada Roja (BR): El BR es el grupo mas violento y ultra- izquierdista que opera hoy en Italia. El BR es esencialmente un grupo anarquísta aunque se suscribe a la retórica Marxista/Leninista. Su objetívo es de derrocar el gobierno Italiano por vía revolucionaria. Anti-Americano y anti-OTAN, el BR esta dedicado a la lucha contra el imperialismo occidental. El BR tiene un tratado con la OLP sobre armamento. La OLP le consigue al BR armamento para uso en sus operaciones contra Israel y ciudadanos Americanos en Italia. También el BR esconde armamento en Italia para los grupos Palestinos operando en Europa. El último tratado sobre armamento con la OLP se hizo para Arafat (atraves de Abu Iuad) en 1979. De hecho, la relacion entre Arafat y la BR era tan estrecha que se le pidio a Arafat su intervención para la liberación de Aldo Moro durante sus dos meses de secuestro. En septiembre de 1984 las autoridades judiciales en Venecia expidieron una orden de arresto para Arafat acusándole de contrabando de armamentos en Italia. El BR ha recibido la mayor parte de su entrenamiento en campos de entrenamiento en Libia. Complicidad en actividades del BR por agentes de Checoslovakia indica un apoyo directo del bloque Oriental. Existe una fuerte relación entre la BR y el FER, el ERI, AD y la ETA.

K. Accion Directa (AD): La AD proclama uno ideológia anarquistal izquierdista dirigida a incrementar la confrontación de clases por vía armada contra el imperialismo occidental. El grupo también busca desquitarse contra lo que ellos perciben como una política represiva del estado Frances. No hay información que indique si miembros de AD reciben entrenamiento de alguna clase. Como hay evidencia de enlace entre AD y grupos terroristas del Libano operando en Francia, es posible que algunos de sus miembros han recibido entrenamiento en el oriente Medio. Se sospecha que AD tiene contacto con la FER, BR, ETA, y CCC. La relación entre DA, FER, y CCC sera discutido en otra sección.

L. La Patria Vasca y Partido de Libertación (ETA -Euzkadi Ta Askatasuna): El ETA es una organizacion terrorista/militante separatista. El grupo esta divido en dos facciones, El Frente Militar (ETA-M) y el Frente Politico-Militar (ETA-PM). El objetivo comun de las dos facciones es de establecer un territorio independiente (Euzkadiadi) en las cuatro provincias Vascas Españolas Vizcaya, Alava, Guipuzcoa, y Navarra. Los primeros terroristas Vascos que recibieron entrenamiento extranjeros se enviaron a Cúba en 1964. Después de esto ocurrío una ola de violencia en Espana que sugiere la aplicación de un plan en vez de una ocurrencia espontánea. Parece que en el caso de la ETA los encargados de su entrenamiento tomaron la decisión de explotar los sentimientos hostiles de la ETA e influenciarlos hacia un camino violento. La ETA sigue teniendo contacto con el gobierno Cubano y esto ha desarrollado relaciones con los Sandinistas. La OLP y Chekoslovakia han entrenado a miembros de la ETA. El gobierno Espanol piensa que probablemente hay una relación entre actividades terroristas de la ETA y actividades por parte de la Unión Soviética y el bloque Oriental. La ETA ha recibido armamento por canales de la OLP y ha tenido contacto con Carlos, la FER, la ERI y la BR.

M. El Ejército Rojo Japonés (ERJ). Desde sus principios en 1971 el ERJ ha operado como un grupo terrorista transnacional con el objetivo de una revolucion mundial simultánea. Durante los década de 1970 la ERJ trabajó con y por la FPLP en su conflicto contra Israel como «un ejército voluntario dependiente de la revolución Palestina». Desde su fundación el ERJ ha estado basado y ha operado principalmente fuera de Japon. Ademas de sus operaciones transnacionales en apoyo a la OLP, el ERJ tiene el objetivo de establecer una republica popular en Japon uniéndose a esos sectores oprimidos por el imperialismo Japonés. Buscan crear un «frente unido» de todas las fuerzas izquierdistas en todo el Japon. Apesar de este objetivo las intenciones del ERJ de realizar operaciones en Japon no han sido realizadas por la seguridad interna del Japon. La necesidad de establecer una base segura de operaciones afuera del Japon resultó en un tratado entre el ERJ y la OLP donde el ERJ trabajaría de parte de la OLP recibiendo a cambio armamentos, explosivos, entrenamiento militar y una base de operaciones. Empezando con la operación en el aereopuerto de Lod cerca de Tel Aviv, Israel la historia del ERJ refleja operaciones internacionales de gran éxito,, dramáticas y famosas por su nivel de violencia indiscriminada. El ERJ tiene contactos confirmados con el FER. Además Carlos fue responsable por el enlace entre el FPLP y el ERJ en Europa. Se puede asumir que el ERJ obtuvo gran beneficio de la red de Carlos.

N. Ejército Secreto Armenio por la Liberación de Armenia (ESALA). ESALA es un grupo transnacional étnico terrorista que proclama una política Marxista/Leninista y solidaridad con movimientos izquierdistas y separatistas mundiales. El objetivo principal es el re-establecimiento de la patria histórica de Armenia, una zona que incluía la mayor parte de Turquia Oriental, el Norte de Irán, y la República Armenia Socialista Soviética en la URSS. ESALA también exige una admisión de culpabilidad de la nación Turka por las masacres organizados de Armenios que se llevaron acabo entre el 1894 y el 1915 y un fin inmediato a la discriminación moderna de los turcos en contra de los Armenios. Una división en contra en el 1983 en ESALA no altero los objetivos de ninguna de las facciones, pero si causo un cambio en el uso de violencia por parte de cada grupo. La facción más extremista, ESALA-Militante (ESALA-M) ha expandido sus blancos Turcos e iniciado violencia indiscriminada en contra de no-turcos, ESALA-Movimiento Revolucionario (ESALA-RM) se espera que limite sus ataque solamente a Turkos. Desde su fundación ESALA ha expresado solidaridad completa con cualquier grupo terrorista y separatista luchando en contra del «imperialismo» através del mundo. ESALA estaba basado en Beirut antes de la invasión Israelita del 1982 del Libano, lo cual forzó a los grupos a moverse, posiblemente hacia Siria. Hay infomes no-confimados de bases de ESALA en Atenas al sur de Chipre, Francia, e Irán. Anterior al 1982, los miembros de ESALA recibían entrenamiento en Siria en campamentos Sirios operados por el FPLP. Los campamentos de entrenamiento usados en el presente por ESALA están localizados en la porción del Libano controlado por Siria en el valle de Békka. Los terroristas de ESALA también reciben entrenamiento en Irán. Desde su partida del Libano, los elementos de ESALA han tenido una asociación de trabajo con el grupo palestino radical anti-OLP Abu Nidal. Como resultado, el apoyo de la OLP se ha evaporado y se dice que la OLP ha empezado a trabajar en contra de ESALA.

III. Perfil del Terrorismo Apoyado por Estado.

El apoyo del terrorismo por parte de un estado varía desde apoyo moral y diplomático hasta la asistencia material por medio de armamento, entrenamiento, fondos y sanctuario. El terrorismo apoyado por estados se caracteriza por varios factores comunes y características. Casi siempre es conducido clandestinamente y los estados terroristas siempre niegan la responsabilidad por actos terroristas específicos. Los estados terroristas utilizan sus agencias de inteligencia y seguridad o otros intermediarios, y los terroristas apoyados por estados tienen acceso material mas avanzados y letal que grupos independientes.

Como discutimos previamente, la Unión Soviética, los países del bloque oriental y los paises clientes de la URSS (Cúba, Nicaragua, Korea del Norte, Vietnam y Angola y Etiopia) han sido instrumentales en el mantenimiento y la perpetuación de los movimientos revolucionarios/terroristas del mundo. El énfasis en el analisis del terrorismo apoyado por estado se concentra en aquellos estados que son menos sumisos concientemente a la URSS pero que tienen sus propios incentivos para exportar la violencia através del mundo. Hasta recientemente, Iraq fue uno de los defensores mas agresivos del terrorismo. Pero hechos recientes en la guerra Iran/Iraq han resultado en una disminución de su respaldo al terrorismo para asegurar el apoyo continuado del occidente para la guerra. En adición, el sur de Yeman es considerado un estado que apoya el terrorismo internacional pero no se discutirá aqui el apoyo ya que solamente se limita a proveer bases de entrenamiento y albergue, lo cual es mínimo considerando los tres directores mayores del terrorismo internacional. Los tres estados que coresponden al perfil de estados-apoyantes son Siria, Libia e Iran.

A. Libia: El apoyo de Libia del terrorismo comenzó pronto después de que el COL Mu’ammar Qadhafi asumid el poder en el 1969. Qadhafi inmediatamente asumió una posición internacional radical en contra de la infuluencia occidental en el Medio Oriente. Como un proponente fuerte del movimiento Palestino, Libia, en los 70s inicio/un llamado «fondo Jihad» para financiar los grupos palestinos envueltos en terrorismo, y para proveer les sanctuario, campos de entrenamiento y armamentos. Después en la década, Libia presto servicios similares a otros terroristas de nacionalidades variadas. Qadhafi nunca buscó ocultar su apoyo por estos grupos, pero si los justificaba como un elemento en la batalla en contra del imperialismo y para la liberación nacional. Su campaña de terrorismo internacional en contra de regímenes opuestos combinado con varios incidentes específicos han destacados a Libia como un proponente mayor del terrorismo.

-11 de junio de 1984, Qadafi dice «Estamos ahora en la posición de exportar el terrorismo, los incendios y la liquidacion al corazon de América, y asi lo haremos si fuese necesario.»

-28 de marzo de 1985, Qadhafi anuncia que «La lección es que América fue hechada fuera del Libano cuando un Arabe individual fue capaz de matar a 300 Americanos… un pueblo armado jamás sera vencido, pero ejércitos regulares no son confiables.»

B. Siria: Siria ha estalecido una infraestructura extensiva para el reclutamiento y entrenamiento de terroristas que operan en contra de Israel, EEUU, Libano, Turguia y el Medio Oriente Arabe. Proveen asistencia diplomática a grupos terroristas tales como Abu Nidal, Sa’iqa, Hezballa, el FPLP y el FPLP-CG. Estas organizaciones mantienen oficinas en Damasco y reciben armas por medio de paquetes diplomáticos Sirios cuando están en el extranjero. Por contraste el uso de terrorismo por irán y Libya el terrorismo apoyado por Síria aparenta ser mas institucional que personal. Siria utiliza terrorismo mas directamente en sus esfuerzos de coercionar a los líderes del OLP para mantener a sus polizas en línea con los objetivos Sirios en el Libano. A este fin, Siria aparentemente ha llegado a un entendimiento con Abu Nidal para que este lleve acabo operaiones terroristas en contra de líderes Arabes y Palestinos moderados. Nidal ha llevado acabo tales operativos a petición de Siría mientras que el terrorismo apoyado por Siria ha estado confinado mayormente al Medio Oriente. Las autoridades occidentales piensan que una oficina de enlace establecida por el ministerio de defensa Sirio en el 1983 en Atenas es en realidad una fachada para apoyar un numero de actividades terroristas en Europa occidental.

C. Irán: En 1981 el gobierno del Ayatollah Khomeini establecío un Consejo Rvolucionario lslámico para expandir la revolución lslámica por el medio Oriente. Las naciones identificadas por el Consejo para cometer actos terroristas son el Libano, Iraq, Kuwait, Tunesia y Moroco. El clero radical que controla el gobierno Iráni piensan que los valores del mundo occidental y oriental (Soviético) son corruptos. Ellos piensan que muchos gobiernos del Medio oriente son Islámico en nombre solamente y como son instrumentos de la URSS o los EEUU tienen que ser derrocados y reemplazados por regímenes autenticmente Islámicos. Para este fin Irán ha internacionalizado su revolución suministrando apoyo y dirección a terroristas por todo el Medio Oriente. Bajo el nombre de fachada organización Jihad Islámico (OJI), varios grupos extremistas Shi’a reciben entrenamiento en Irán y en Baalbek, en el valle de Bekka en Libano oriental. Apoyo operacional para las actividades terroristas viene de los guardias revolucionarios Iranis basados en Baalbek. Al nivel nacional, estos grupos terroristas tienen bastante apoyo y hasta cierto punto son dirigidos desde el Ministerio de la Revolución Islámica en Tehran, el jefe siendo el Ayatollah Montazeri, el candidato personal de Khomeini para tomar el poder despues de Khomeini. Tambien Irán emplea activamente programas de reclutamiento y entrenamiento para musulmanes en el Golfo Pérsico, Africa y Asia. La íntencion es que estos individuos sean disponibles para subversion o operaciones terroristas en el futuro, particularmente en la zona de los estados del Golfo (países exportadores de petroleo). Existen bastante evidencia que sugiere que el terrorismo dirigido por Irán se esta incrementando en su efectividad y alcance en Europa Occidental. Los terroristas han operado usando las Embajadas de Irán, centros culturales Islámicos y centros de estudios como bases en varios países Europeos y se espera que esta practica continue.

D. Ademas de las amenazas individuales que estos tres países representan existe una alianza extraña y preocupante entre Siria e Irán en las zonas controladas por Siria en el valle de Bekka de Libano, existe un contingente militar de los guardias de la revolución de Irán incluyendo campos de entrenamiento para terroristas. Los guardias revolucionarios viajan regularmente entre estas ubicaciones y Tehran. El entendimiento entre Siria e Irán en su apoyo al terrorismo es simbiótico por varias razones. Irán necesita aliados, y en el mundo árabe de hoy, dado el fundamentalismo del Ayatollah Khomeini, son dificíles de encontrar. Los países moderados consideran el fundamentalismo de Irán tan amenazador como el Marxismo. Khomeini tambien quiere el apoyo de los Shi’ites fundamentalistas fuera de Irán porque el los ve como un instrumento para expandir su filosofía y representan la quinta columna para derrocar regímenes anti-Shi’ites. Desde el punto de visto Sirio Assad necesita ayuda para manejar las fragmentadas comunidades musulmanas en Libano e Irán puede ayudar a este fin, específicamente al contrarestar actividades terroristas en contra de Siria. Las actividades de Jihad lslámico en contra de los EEUU ha sido un método conveniente para poner presión contra la política norteamericana en Libano con poco riesgo hacia Damasco.

E. El Grupo Abu Nidal – (también conocido como Al Fatah – El Consejo Revolucionario ; la Organización Junio Negro) : Rechaza cualquier esfuerzo hacía una solución política en el medio oriente y cree que la lucha armada en contra del enemigo Zionista debe ser la prioridad del movimiento de resistencia Palestino. Similtaneamente, ha hecho un llamado para la destrucción de los regímenes reaccionarios de Egipto, Jordan, Kuwait, Arabia Saudista, y el Golfo de Shaykhdoms y crítica la moderacion de la OLP y su ausencia de fervor revolucionario. Consecuentemente, el grupo Abu Nidal piensa que el terrorismo Arabe y , Palestino son necesario para :precipitar una revolucion Arabe que es la única solución para la liberacion de Palestina. El grupo Abu Nidal es importante en el tema de terrorismo internacional apoyado por estados porque varios países han usado ésta organización como un vehícülo para sus actividades terroristas. originalmente usada por Iraq contra los Arabes y Palestinos moderados, el grupo tuvo lazos con el partido Ba’th de Iraq y el sistema de inteligencia de Iraq y a la política de estas dos instituciones. En 1981 el grupo se distancio de Iraq y establecío relaciones con Siria. Después de moverse entre Damasco y Baghdad desde 1981-1983 (estando en la posición única de recibir apoyo e Iraq) el grupo fue expulsado de Baghdad a finales de 1983. Las acciones tomadas por el grupo son con el propósito de avergonzar al OLP porque muchas de sus actividades terroristas son identificadas como actos cometidos por el OLP (el grupo Abu-Nidal es Palestino aunque no es miembro de la OLP). Estas actividades dañan el esfuerzo de la OLP para llegar a una solución negociada sobre el problema de Palestina. Desde 1980 el grupo ha atacado objetivos Judios en Austria, el país que mas apoya a la OLP en Europa Occidental. El asesinato atentado sobre el Embajador Israelí en Londres en el 1982 fue en reacción por la invasión de Israel en el Libano en junio de ese mismo año. Esto es importante porque la invasión resultó en un alineamiento directo de muchas facciones de la OLP con paises árabes radicales (principalmente Siria e Iraq) después de su expulsión del Libano. Este acto puso a los distintos países árabes en control de la OLP. También esta serie de actos incremento la influencia y el poder de Siria en el Libano, algo que ayudo al grupo Abu Nidal para lograr sus objetivos. Alegaciones que asocian a el Grupo Abu Nidal con la BR, FER, AD, y ESALA son confíables pero pobremente definidos. Nidal depende bastante de estudiantes Palestinos en Europa como una base de reclutamiento y apoyo operacional para su red internacional.

F. Frente Unido Europeo : Durante varios años varios grupos terroristas Europeos izquierdistas han apoyado el establecimiento de un frente unido internacional contra el «imperialismo Occidental» y particularmente contra sus símbolos mas poderosos–la OTAN y la presencia Américana en Europa. Desde el verano de 1984, por lo menos tres de estos grupos — la Facción de Al a occidental del Ejercito Rojo, el grupo Frances Acción Directa, y las Células Comunistas Combatientes de Bélgica – – aparentemente han colaborado en una ofensiva comunista contra la OTAN que llego a un alto nivel de violencia en febrero de 1985. En enero de ese mismo año una proclamación conjunta de AD y FER indicó la importancia de Impedir la instalación de los projectiles «Cruise» y «Pershing» en Europa. El 15 de enero de 1985 la AD y la FER anunciaron officialmente su unión operacional., Hay bastante evidencia basado en documentación y detenciones para indicar que las instalaciones militares de la OTAN son objetivos importantes para la FER, AD y CCC. Como se menciono’ anteriormente, la Brigada Roja Italiana ha cometido actos terroristas contra la OTAN durante los años 80s con lazos operacionales con la FER y AD. Aunque no existe evidencia para indicar que la BR intenta unirse al Frente Unido de la FER, AD y CCC, en el futuro, éste clase de alianza podra ser ideológicamente y operacionalmente ventajosa para los cuatro grupos.

Como ha indicado esta discussión el analista esta confrontado por un trabajo difícil en el desarrollo de la información necesaria para identificar efectivamente los grupos terroristas transnacionales. Pero con un entendimiento de los últímos sucesos recientes en la cooperación internacional de las organizaciones terroristas, esto le proveerá al analista con la información necesaria para determinar las bases de apoyo potenciales que se extendienden a su zona de responsabilidad. Entendiendo la capacidad de estos grupos para realizar ataques en sus zonas, el analista puede progresar con un programa de desarrollo de amenazas específicas dado la amenaza general del terrorismo transnacional/internacional.

El terrorismo en America Latina

Introducción

Para mejor comprender la situación que existe hoy en América Latina, uno tiene que tener conocimiento sobre su historia y la relación entre esta historia y esa de Estados Unidos.

CENTRO AMERICA

Estudiando la historia de la intervención de Estados Unidos en Centro América, uno tiene que considerar la necesidad Norteamericana de adquirir una ruta marítima entre la costa este y la costa oeste y la ubicación lógica de un canal canal para obtener este resultado. Tomando esto en cuenta, han habido tres lugares geográficos que han jugado un papel importante sobre la política Norteamericana hacia Centro América: el Estrecho de Tehuantepec en Mejico; el Rio San José y el Lago de Nicaragua en Nicaragua y el istmo de Panama en Panama. En un momento dado, cada sitio fue considerado como el lugar para construir un canal. Claro,, como se sabe, el canal fue construido en Panama, pero se dio gran consideración para construir el canal en los otros lugars. Por ejemplo, en el caso de mejico, todavia existe un sistema de ferrocarril ubicado donde se considero construir el canal. El canal no fue construido en Nicaragua por razones de oposición en el Congreso Norteamericano y por miedo de terremotos en dicha zona. Ahora, vamos a estudiar la importancia histórica de algunos países en la zona:

Panama

Panama fue voluntariamente anexado a Colombia en 1821. Alrededor de 1890, los Estados Unidos intentó ratificar un tratado que le hubiera permitido construir un canal pero el tratado fue rechazado por el senado Colombiano. La situación resultó en una revolución y Panama ganó su independencia de Colombia en 1903. Un nuevo tratado entre los Estado Unidos y Panama le permitio a los Estados Unidos, construir y mantener control del nuevo canal.

Nicaragua

Las relaciones entre Nicaragua y los Estados Unidos empeoraron en los primeros años de 1900 cuando los Estados Unidos decidio construir el canal en Panama. La situación se empeoro aun mas cuando mataron a varios ciudadanos Norteamericanos y, como resultado, los Estados Unidos envio los Marines. La presencia Norteamericana siguió hasta 1923 cuando un tratado permitio a los Estados Unidos el derecho de construir un canal y mantener/bases en Nicaragua. En 1927, respondiendo a problemas domesticas y para impedir el plan de construir en canal por una compañia Inglesa-China, los Estados Unidos volvio a enviar 2,000 Marines a Nicaragua. Esta vez, los Marines se enfrentaron con Augusto Sandino, un heroe local, quien luchaba contra la intervención Norteamericana. En 1934, el comandante de la Guardia Nacional, Anastacio Somoza, estableció un cese de fuego e invito a Sandino para negociar la paz. Sandino obedicio el cese de fuego y al regresar de las montañas para negociar, fue asesinado por los hombres de Somoza. Poco después, Somoza tomo poder y establecio un gobierno que mando durante cincuenta años bajo el control de la familia Somoza.

El Salvador

A finales del siglo diecinueve, El Salvador solicitó al Congreso de los Estados Unidos permiso para incorporarse como parte de la Unión. Desde 1920 hasta 1930, El Salvador fue gobernado por una serie de dictaduras militares. Durante la Segunda Guerra Mundial, El Salvador inicialmente apoyo a los Nazis antes de cambiar su alianza a los Aliados. El desempleo y la falta de tierra forzo a 300,000 Salvadorenos trasladarse a Honduras. El maltrato que estos recibieron en Honduras y una serie de partidos de fúol agitados entre los dos paises resultó en la Guerra de Fútbol. La guerra fue en desastre economico para ambos paises.

Honduras

Durante 1911 y 1912, los problemas internos de Honduras obligó al Presidente Taft a enviar los Marines para protejer los intereses economicos Norteamericanos (la industria del platano). La presencia de los Estados Unidos permaneció durante dos años hasta que se establecó calma, pero en realidad la situacion en Honduras nunca mejoró. En 1969, la economía empeoro seriamente como resultado de la Guerra de Fútbol con El Salvador.

Guatemala y Costa Rica

Historicamente, los Estados Unidos ha tenido muy poca relación con Guatemala y Costa Rica. Generalmente, Costa Rica siempre ha sido un modelo de una democracia estable. A medianos de la decada de 1950, Guatemala fue gobernada por un gobierno comunista. Un golpe de estado dirijído por los Estados Unidos remplazó al gobierno. En esta epoca, aparecio por Guatemala el comunista internacional Ernesto «Che» Guevara. Aparentamente, el jefe de la CIA en Guatemala, H.R. Alderman, había tendido a Guevara en detención pero ue puesto en libertad pensando que el no tenía mucha importancia en el movimiento comunista. Lo demás es para la historia; Guevara se fue a Mejico donde se unio con las fuerzas de Fidel Castro para la invasión de Cuba. Ahora que conocemos un poco de la historia de Centro America, vamos a estudiar cada país desde un punto de vista del terrorismo.

Guatemala

1. FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias): La FAR es una organización terrorista Marxista-Leninista con orientación Castrista que esta violentamente opuesto a los intereses de los Estados Unidos. Su objetivo es tomar el poder para realizar una revolución «Socialista». La FAR se formo» en 1968 cuando rompió con el Partido Comunista Guatemanteco. Entre 1968 y 1970, el grupo sufrio muchas perdidas como resultado de operaciones militares del ejercito Guatemanteco. En 1971, el grupo se dividio en dos–uno de ellos es el EGP.

2. EGP (Ejercito Guerrillero de los Pobres): El EGP se define como una organización politico-militar Marxista-Leninista». El grupo toma a Cuba y a Vietnam como modelos revolucionarios y a proclamado «una guerra hasta la muerte contra el imperialismo Norteamericano y sus representativos.» El objetivo de este grupo es «destruir el ejercito y otros cuerpos represivos de las clases dominantes que son apoyados por el imperialismo» y tomar el poder político, militar y político a través de una «guerra revolucionaria popular.» El EGP ha sufrido muchas perdidas a traves de aciones del gobierno.

3. ORPA (Organización Revolucionaria del Pueblo Armado): La ORPA es bastante diferente a los otros grupos Marxistas-Leninistas. La ORPA practica una nueva teoría de liberación intentando de involucrar al sector Indio.

Comunicandose con los indios en su propio dialecto, la ORPA describe al ejercito Guatemanteco como el ejercito de los ricos que mata, tortura y secuestra a civiles inocentes. La ORPA evade la retórica política sobre la maldad de la propiedad privada sabiendo que los indios aprecian sus terrenos pequeñitos. Hasta este momento, la ORPA ha tenido éxito en superar la resistenciay pasibilidad tradicional de los indios. La ORPA se formo en 1979 empezando con ataques a diferentes pueblos en la última parte de 1979. Probablemente, la ORPA ha recibido ayuda de Cuba y Nicaragua en forma de armas, logística y entrenamiento. La ORPA tiene contacto con los terroristas de El Salvador.

Honduras

1. Cinchoneros: Los Cinchoneros es un grupo de la extrema izquierda que apoya el uso de la violencia y que había sido parte del pro- Soviético Partido Comunistia Hondureño. Tiene una orientación Marxista- Leninista contra los intereses de los Estados Unidos. El objetivo de los Cinchoneros es la toma del poder. El nombre del grupo viene de un campesino que murio en el siglo diecinueve por negarse a pagar impuestos a la iglesia Católica. Desde formación en 1980, los Cinchoneros han sido el grupo mas activo en Honduros y en este momento son mas peligrosos por la ayuda que reciben de Cuba.

El Salvador

1. FMLN (Farabundo Marti para la Liberación Nacional): El FMLN es una organización terrorista Marxista-Leninista con orientación Castrista que apoya la «guerra prolongada» contra el «imperialismo Yankee» y la oligarquía Salvadoreña . Cuando fue fundada en 1970, la mayoría de sus miembros eran universitarios. Farabundo Marti fue un comunista que murio en una manifestación campesina en 1932. El FMLN ha sido el grupo terrorista mas activo en El ,Salvador compuesto de grupos universitarios, campesinos y sindicales. El FMLN esta compuesto por cinco organizaciones Marxistas-Leninistas: las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), el Ejercito Revolucionario del Pueblo las Fuerzas Armadas de Resistencia Nacional (FARN), el Partido Revolucionario de Trabajadores Centroamericanos (PRTC) y las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) que es el brazo armado del Partido Comunista Salvadoreño. El FMLN dirije toda la actividad terrorista en El Salvador y representa un grupo poderoso por la ayuda que recibe de Nicaragua y Cuba.

Panama

En este momento no existe grupos terroristas en Panama, pero si hay un grupo criminal llamado Uno Indio. Uno Indio no tiene objetivos políticos ni militares; lo único que le interesa es la ganancia material. Aunque no existe grupos terroristas en Panama, esto no quiere decir que no hay una amenaza. Existe una gran presencia de Cubanos, Nicaraguenses, Coreanos del Norte y Soviéticos en Panama. Los Cubanos tienen una de las mas grandes misiones en Panama y los Soviéticos tienen una gran cantidad de «técnicos» en la planta de ensamblaje para el automovil Soviético Lada. Es interesante de notar que esta planta esta ubicada al lado de una zona residencial del ejército Norteamericano y esta cerca de unas de las bases navales.

SURAMERICA

Colombia

1. FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas): Las FARC es un grupo terrorista Marxista-Leninista con orientación Soviética. El grupo representa el brazo armada del Partido Comunista Colombiano. Durante su historia, ha sufrido bastantes perdidas, pero porque tiene escondites remotos, las FARC sigue siendo el grupo mas poderoso en Colombia. También hay evidencia que las FARC estan involucrados en el narcotráfico para obtener dinero y armamento.

2. M-19 (Movimiento 19 de Abril): La ideología del M-19 es desbribido como «Socialismo Científico» y combina elementos de la ideología de Castro, Guevera, Mao y Trotsky. Una faccion del M-19, CNB/M- 19, es un grupo fanáticamente revolutionario y muy en contra de los intereses de los ,Estados Unidos. El grupo surgio en 1974 cuando robó la espada de Simon Bolivar de un museo. El secuestro y ‘asesinato de un ciudadano Norteamericana fue una de las razones por la división entre los dos grupos. Al principio, el M-19 fue ayudado por exilados miembros de los Montoneros/Tupamaros. Esto incrementó el tamaño y la capacidad del M- 19 enormemente. La capacidad del M-19 fue enormemente reducida como resultado de acciones anti-terroristas del ejército, pero en 1980, el grupo surgío una vez más al tomar control de la Embajada de la República Dominíca. Durante los primeros añós de la década de 1980, el M-19 siguio teniendo perdidas y se descubrío una coñección Cubana que obligó al gobierno Colombiana romper temporalmente relaciones diplomáticas con Cuba.

Igualmente como las FARC, el M-19 recibe dinero através del robo y el narcotráfico. El M-19 tambien ha sido asociado con otros grupos en Sudamérica.

3. EPL (Ejercito Popular de Liberacion): El EPL es el brazo militar del Partido Comunista Colombiano. El EPL es extremadamente anti- Americano. Su cadre original fue entrenada en China y Corea del Norte; pero, la mayoría de sus miembros han sido matados por tropas del gobierno. No presenta un amenaza seria.

4. ELN (Ejercito de Liberacion Nacional): El ELN es una organizacion Castrista, anti-Americana y que tiene un fuerte seguimiento entre los curas católicos con orientación Marxista, muchos de los cuales han servido como lideres. Al igual quel EPL, no representa una amenaza.

Peru

1. SL (Sendero Luminoso): El SL es una organizacion terrorista Marxista-Leninista en contra del gobierno de Peru y los Estados Unidos que sigue las enseñanzas clásicas de Mao Tse-Tung y que alegadamente siguen la ideología de Pol Pot’s Khmer Rouge. A diferencia de las guerrillas Peruanas de los 1960’s que imitaban a Fidel Castro y el Che Guevara, los SL proclaman que los lideres por derecho de Peru son los indios. Evolucionó de un grupo Maoista conocido como La Bandera Roja que se dividio de la línea de Moscú en 1964.

Chile

1. MIR (Movimiento Izquierdista Revolucionario): El MIR fue fundado por Troskistas Chilenos en el 1965. Subsequentemente deemfatizó sus Troskistas para acomodar una orientación Castrista. A llevado acabo actos terroristas esporádicos entre 1969 y 1970. Durante la presidencia de Allende en 1970-73, el MIR fue activo en la promoción de reformas agrarias y dirijio ocupaciones militares de estados rurales. Despues del golpe militar en 1973, la mayoría de los miembros del MIR se vieron en la obligación de abadonar el pais. Desde entonces el MIR ha estado activo esporádicamente. A principios de los 1980’s, el MIR sufrio una serie de retrasos y no se ha podido recuperar de las perdidas. Actualmente la membresia total es menos de cien.

2. FMR (Frente Manuel Rodriguez): El FMR es el brazo militar del partido comunista Chileno. Como tal ha estado envuelto en muchas actividades anti-gubernamentales. No representa una amenaza considerable.

Argentina

1. Los Montoneros: Los montoneros es una organizacion terrorista orientada urbanamente, anti-gobierno Argentino y oligarquía cuya ideología es una mezcla de Peronismo y Marxismo/Leninismo. Junto con su organización política basada en las masas, el Movimiento Peronista Montonero (MPM), están envuelto en un «movimiento de liberacion nacional»‘ que tiene el fin de reunificar le movimiento Peronista fragmentado y proveer oposición a los militares Argentinos. Los Montoneros organizados como un grupo Peronista legal en el 1968, emergieron como una organización terrorista en 1970 cuando ejecutaron a un ex-presidente Argentino. Adopto una línea Marxista/Leninista después de su unión con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). En 1974, los Montoneros absorbieron una faccion de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL – de orientacion Maoista). Durante el 1976 y 1978, los., Montoneros fueron la organización terrorista mas activa y peligrosa en el hemisferio occidental. También se hízo la mas prospera, acumulando millones de dolares por medio del secuestro, incluyendo $60 millones en 1975. Los Montoneros sufieron una serie de derrotas a manos de las fuerzas de seguridad locales durante las postrimerías de los 70s. En el 1977, los Montoneros se fueron al exilio y en el 1980 el grupo se habia reducido a solamente 300 miembros. Desde entonces, los Montoneros han estado inactivos en Argentina.

2. ERP (Ejercito Revolucionario Popular El ERP fue un grupo Trotskistas que fue extremadamente áctivo desde mediados de los 60s hasta mediados de los 70s. La organización desaparecio cuando su líder fue liquidado en el 1976. Porciones se han combinado con los Montoneros.

Uruguay

1. MNL (Movimiento Nacional de Liberación – Tupamaros): El nombre de Tupamaros fue derivado de Tupac Amaru, un líder Peruano indio, que reclamaba decendencia Inca y que dirigio una revuelta india a finales del siglo 18, eventualmente fue capturado y quemado en la hoguera. ‘Los Tupamaros fueron fundados a principios de los 60s por un estudiante Uruguayo de leyes, Raul Sendic, quien fue responsable por el éxito inicial del grupo. El grupo fue uno de los primeros en implementar operaciones guerrilleras en áreas urbanas en base a la teoría desarrollada por Abraham Guillen, un ideologista Español del terrorismo Urbano que ha recomendado una estrategia de acciones guerrilleras pequenas para obligar a las fuerzas de seguridad a entregar terreno, y tambien estalicimiento de pequenas cédulas que podian actuar sin referencia a un alto comando, esta estrategia sería enforzara por trabajo político para poder ganar el apollo popular de las masas. La caída de los tupamaros vino en el 1.972 cuando empezaron a matar indiscriminadamente a individuos que ellos consideraban responsables por el aumento en victimas de escuadrones de muerte derechistas. Una declaración de guerra interna fue próxima, esto permitio cualquier parte del país pudiese estar bajo jurisdicción militar. Este paso probó ser el principio del final. Para finales de 1.972 dos mil seis cientos habian sido encarcelados y cuarenta y dos muertos; y movimiento habia fracasado.

Brazil

1. ALN (Alianza de Liberacion Nacional): En 1.968, el partido comunista brazile o expulso al notorio Carlos Marighella debido a sus opiniones radicales. Marighella a su vez creo la ALN. Los militantes de ALN empezaron a robar bancos para financiar sus operaciones ya que creían que la acción crea la organizacion. Durante la época entre 1.969 hasta 1.970 ALN secuestro a los embajadores de E.E.U.U. y Swecia a cambio de un número de prisoneros «políticos.» Por todas sus acciones Marighella recibio apoyo extensivo de Cuba. El grupos dejo de existir despues de la muerte de Marighella durante un intercambio de disparos con la policia brazilena.

Mexico

La actividad terrorista en Mexico empezó en 1968 cuando un paro de 150,000 estudiantes se desarrollo en una revuelta de escala-mayor en contra del establecimiento por estudiantes izquierdistas. Esta revuelta fue suprimida por las fuerzas armadas con perdidas sustanciales de vida y cientos de arrestos. Casi todos los grupos terroristas/guerrilleros, pueden rastrear sus orígenes a los eventos de 1968.

1. MAR (Movimiento de Accion Revolucionaria): Este movimiento, que surgio después de un asalto a un banco, consistío de alrededor de 60 hombres y mujeres entrenados en ideología comunista. Algunos de ellos habían formado el MAR cuando ellos atendieron la Universidad de Patrice Lumumba en Moscu. En 1974 el grupo fue casi completamente destruido por las autoridades Mejicanas.

2. Liga Comunista 23 de Septiembre: Un grupo extremadamente violento compuesto por elementos de la MAR y el Partido Popular de los Pobres. Responsables por ataques a policías y soldados. El grupo término de funccionar en 1968 cuando su jefe Carlos Jímenez Sarmiento fue matado por la policía. El alto nivel de entrenamiento de este grupo es atribuido al entrenamiento dado por los miembros del MAR entrenados en Moscú.

Cuba

Antes de la revolución existian muchos indicadores para una revolución éxitosa debajo de la dictadura militar de Fulgencio Batista, anteriormente un sargento en el ejercito cubano. Durante el régimen de Batista, corupcón, criminalidad y terrorismo institucional abundo, la propiedad de los campesinos fue confiscada a la fuerza y un 30% de comisión de los contratos para obras públicas fue robada por Batista. La creación de un Movimiento Revolucionario Nacional era lógico dada las circumstancias. Este movimiento original eventualmente se transformó en Castrismo, después conocido como el comunismo Cubano ideológica e intelectualmente. Fidel Castro la personalidad mas influencial en Cuba nacío en 1926 y se aduo como abogado en 1950, dos eventos importantes en la da de Castro deberían de ser mencionados. Tan temprano o 1943, certios reportajes de la inteligencia Cubana cian que Castro habia sido reclutado por la KGB. El otro incidente ocurrió en Bogota, Colombia durante la reunión Pan- Americana de 1948. Fidel y otros Cubanos participaron en disturbios violentos y distribuyeron propaganda comunista en contra de los Estados Unidos. El 26 de julio de 1953, Castro atentó una revolución atacando el hospital y las barracas militares de la ciudad de Santiago. Este ataque que no fue existoso fue brutalmente aplastado por las fuerzas de Batista, matando en el proceso bastante personas inocentes. Esta represión causó una reacción de apoyo en favor del movimiento de Fidel Castro. La represión y el juicio de Castro les hizo a Castro aparecer como un héroe. En 1955, Batista, para ganar apoyo popular, decidio concedir una amnistia general a los presos políticos. Inmediatamente, Castro viajo a Cuba donde se unio con las fuerzas de Guevara y la preparacion para la invasión de Cuba empezo. La invasión de Cuba fue lanzado desde Mejico y consistía de 82 revolucionarios pobremente armados. A solamente dos semanas de su arribo, las fuerzas de Castro habian disminuido a solamente nueve hombres. Pero en el final, la teoria revolucionária de Guevara probo está correcta: si la situación es apropiada, un pequeno grupo de guerrilleros pueden desestabilizar al gobierno existente mediante el uso de operaciones de guerrilla rurales.

Con Castro ahora firmamente en el poder, tenemos que considerar un factor para explicar la influencia Sovietica-Cubana en las Américas. El factor es la introducción de la KGB al sistema de inteligencia Cubana. Desde 1961, el Kremlin tenia dudas acerca de su abilidad para controlar a Castro y su gobierno. Repetidas veces, los Soviéticos intentaron sin éxito de controlar su conducta, por lo tanto un plan fue formulado para reemplazar a Castro con un líder pro-Soviético. En el 1961, un atentado fue hecho para llevar acabo este plan pero el sistema de seguridad interno de Cuba descubrio el plan y Castro fue notificado. Los conspiradores fueron rápidamente eliminados y el embajador Soviético fue pedido que dejara Cuba. En 1968, un segundo complot en contra de Castro fue descubierto pero esta vez los Soviéticos jugaron mejor sus cartas y detuvieron el flujo de petrolio hacia Cuba y efectivamente crearon una crisis económica. Castro no tuvo alternativa que escuchar las demandas Soviéticas. Castro dejaria permanentemente de críticar la Unión Soviética y hari a que el Directório General de Inteligencia (DGI) fuese subordinado a la KGB. Para enforzar sus demandas los Soviéticos colocaron a un coronel de la KGB dentro del DGI Cubano. Desde 1970, todas las embajadas Cubanas tienen agentes Cubanos de la DGI supervisados por la KGB.

Puerto Rico

1. FALN (Fuerzas Armadas de Liberacion Nacional): Las FALN es una organización Marxista dedicada a la independencia de Puerto Rico, pero después de adoptar algunos principios radicales Troskistas y ayuda de Cuba cambio sus metas hacia la revolución mundial. Las FALN opera en Nueva York, Chicago, Míami, Los Angeles y Washington D.C. Históricamente las FALN ese el grupo mas grande que resultó de la división del Partido Nacionalista. Las FALN han tomado responsabilidad por numerosas bombas en edificios federales y tiendas por departamento. Los grupos fueron extremadamente áctivos durante 1975 hasta 1977. En 1978, la explosión de un artefacto casero voló porciones de las manos y caras del fabricante de bombas Willie Morales (Morales escapo de custodia y fue recapturado en 1983 mientras planificaba otro ataque de bomba en Mejico). La pérdida de Morales fue una seria desventaja para las FALN pero en 1980 mientras en las étapas iniciales de otra campaña de bombas, doce miembros fueron arrestados por la policía de Chicago. Las FAL

2. Macheteros: Los Macheteros son un conglomerado de cuatro grupos: los Macheteros, el Ejército Popular Borícua (EPB), el Movimiento Popular Revolucionario y el Partido Revolucionario de Trabajadores Puertorriqueños. En conjunto forman una organdizacion terrorista bien entrenada y organizada; la mayoría e sus miembros han sido entrenados en Cuba. Es también através de Cuba que los Macheteros han establecido conecciones con otras organizaciones terroristas. Tradicionalmente, los Macheteros han atacado edificios federales y estaciones de reclutamiento de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Varios artefactos explotaron en 1979 y un bus de la naval fue emboscada en el mismo año. En 1981, los Macheteros destruyeron 40 millones de dolares en aviones jet en la base de la Guardia Nacional Aérea de Puerto Rico. Durante éste incidente los terroristas tenian tanta confianza que grabaron la operación y una cópia de la grabacion fue enviada a las estaciones locales de television para propositos de propaganda. Los Macheteros son todavia el grupo Puertorriqueno áctivo más peligroso.

Terrorismo Derechista

En América Latina hay una abundancia de grupos de extrema derecha. Generalmente empiezan cuando el gobierno o los militares están enfrentados con actividades ilegales qu no pueden controlar legalmente. La mayoría de estos grupos están compuestos de personal de la policía o militares y generalmente tiene el apoyo tácito de el establemiento. Los grupos derechistas aparte de ser muy anti-comunista tienen nombres que explican sus ideologías. Algunos grupos que se encuentran en América Latina tienen nombres como la Mano Blanca, Muerte a los Secuestradores, etc. De todos los grupos derechistas en América Latina, solo hay unos pocos que operan dentro de los Estados Unidos. De esto grupos discutiremos sobre los Cubanos.

Alfa 66

Este grupo fue formado por 66 Cubano refugiados en Miami en 1962 con el propósito de derrocar al gobierno de Castro. El grupo se entrena en Florida del Sur y ha tenido varias incursiones armadas de Cuba. Su lidrazgo esta compuesto principalmente de veteranos de la Playa de Girón.

Omega 7

Este grupo terrorista se dividio de Alfa 66. Es un grupo más violento y responsable por numerosas bombas dentro y fuera de los Estados Unidos. Sus objetivos son personas o organizaciones que tienen contacto con el gobierno cubano.

La Junta para la Coordinacion Revolucionaria (JCR)

El 13 de febrero de 1974, cuatro grupos terroristas latinoamericanos fundaron una coalición para ofrecerse entre ambos armamento, sanctuario, y apoyo financiero. Los grupos originales envueltos en esta coalición eran los Tupamarus de Uruguay, Los Montoneros de Argentina, El MIR de Chile, y ELN de Bolivia. El éxito de la JCR se puede medir trazando la vida de una de sus recrutas más famosos Elich Ramirez Sanchez (Carlos). Sanchez, nacido en venezuela se acercó al partido comunista local con el propósito de dedicar su vida al beneficio del idealismo Marxista. El Partido Comunista Venezolano, en cambio se acerco a la JCR. La JCR se puso a cargo de financiar el viaje de Sanchez desde Venezuela hasta Mejico y Cuba y finalmente a la Universidad Patrice Lumumba en Moscú. Conocemos a Sanchez como «Carlos el Jacal». Los primeros fondos usados para establecer la organización vineron principalmente de robos de bancos y secuestros por dinero ejecutados por los Tupamaros y los Montoneros

Resumen

La amenaza a los interés de América Latina sigue siendo una potencialmente peligrosa para la region; la reciente actividad no ha hecho nada para disminuir esta amenaza. El potencial para la amenaza ha incrementado tremendamente por todas partes del mundo incluyendo paises que tradicionalmente tienen buenas relaciones con los Estados Unidos.

Este capítulo les ha ilustrado el rol que ha desempenado el terrorismo en casi todos los paises del mundo.

El terrorismo en la sociedad contemporanea

Introducción y perspectiva histórica

Existen pocas cosas que pueden crear tanto miedo en una sociedad como la violencia terrorista. Este fenemeno brutal no es nuevo. El terrorismo ha sido practicado por muchas razones y con diferentes niveles de éxito desde el principio de la historia. La intriga, los planes, y la brutalidad del terrorismo son tanto parte de la produccion de la historia como la invensión de la rueda. Igualmente como la sociedad ha progresado durante la historia, también ha progresado el terrorismo. El terrorismo se ha convertido sofisticado y en muchas casos ha ganado legitimidad. La historia tiene muchos ejemplos de terrorismo y su influencia durante el transcurso del desarrollo humano.

Mientras que en los tiempos antiguos el terrorismo estaba exclusivamente asociado con la espada, arco y flecha, y el veneno, la invensión de la pólvora cambio el terrorismo al uso de las bombas. Las bombas han resultado como la táctica mas comun empleado por los terroristas. Risk International (Riesgo Internacional) una organización ubicada en Washington D.C. determinó que en los 15 desde el 1970 aproximadamente 75% de todos los incidentes terroristas incluyeron el uso de bombas.

La historia del terrorismo se puede dividir en tres grandes periodos. La forma antigua de terrorismo generalmente no tenia unidad ni ideología clara. Puede ser que los incidentes terroristas habian sido motivados por conplots, lealtades divididas y en muchos casos para asesinar a un opresor. El asesinato «legal» de un tirano se convertio en un proceso legítimo en el cual los asesinos fueron glorificados como heroes de liberación. Las presiones terroristas sobre los lideres y la sociedad forzó a los lideres a adoptar mas fuertes medidas defensivas que resultaron en aun mas represión. Este ciclo viciososo normalmente crea mas disatisfacción que es precisamente lo que los terroristas necesitaban para desestabilizar el sistema social. Esto sigue siendo el prinhoy en dia. Por ejemplo, William Tell vivio en el siglo XIV en Suecia que en ese tiempo era gobernada por Austria. William Tell era un insurgente que lucho exitosamente por la independencia de Suecia.

La Revolución Francesa.

período entre el uso de la polvora en la guerra y la revoluciones americanas y francesa se puede caracterizar como un período de transición terminando con la fundación de un verdadero terrorismo revolucionario. Durante la revolución Américana (1775-1783), los colonos usaron la guerra de guerrilla contra los británicos, mientras que los lealistas (Torries) usaron la guerra de guerrilla contra el ejercito continental y terror contra los colonos, grupos de indios hostiles fueron usados por ambos lados para aterrorizar la población. Como resultado de la guerra, la revolución francesa y las actividades políticas crearon una división entre la derecha y la izquierda, bastante en evidencia en actividades terroristas de hoy dia. En junio de 1793, el gobierno francés izquierdista liberal de representantes elegidos fue derrocado por Marat. empezando un epoca de violencia y anarquismo que duró un año hasta la caída de Robespierre. Se estima que 17,000 personas perdieron sus vidas durante este período. Desde entonces numerosas actividades terroristas han sido anotadas pero pocas tuvieron un impacto importante sobre el orden mundial hasta el proximo siglo.

Alejandro II

El origen del terrorismo contemporáneo se puede trazar a los terroristas filósofos como Bakunin, Nechayev, Morozov, del siglo 19 en Rusia. El catecismo revolucionario de’ Serge Nechayev ilustra la filosofía del terror revolucionario. Mikhaíl Bakunin exporto la filosofía revolucionaria del terrorismo desde Rusia hasta Europa central y occidental con poco éxito pero consiguio sembrar la semilla del terrorismo que ahora produce una alta violencia. Cuando el Czar Alejandro II fue asesinado por un grupo revolucionario, este evento causó una serie de incidentes que culminó en la revolución rusa y el asesinato de la familia real en Ekaterinenburg. Cuando Gavril Princip, el revolucionario serbio asesino al Arque Duque Franz Ferdidnand en Sarajevo, fue un acto terrorista motivado por el nacionalismo. Este asesinato empezó la Primera Guerra Mundial, causo millones de muertes destruyó tres dinastías reales, e influenció en la formación de una nueva Europa que en cambio contribuyo a otra Guerra mundial.

Se puede países, guerras coloniales y el fervor de liberación después de Segunda Guerra Mundial

El movimiento político radical de los estudiantes de los años 60s contribuyó a este fenómeno. El incremento del poder militar de la Unión Soviética y sus actividades fuera de sus fronteras dio a los terroristas una base ideológica, material, y apoyo de entrenamiento también como escondites y bases operacionales. Muchos movimientos legitimos para la liberacioón nacional, guerras coloniales e insurgencias fueron infiltradas y subvertidas por Marxistas revolucionarios convertiendose en regímenes más opresivos que los regímenes anteriores. Los problemas constantes en el Medio Oriente crearon numerosas organizaciones terroristas que son responsables por los actos mas brutales conocidos por el hombre. Grupos izquierdistas apoyados por el Movimiento Revolucionario Marxista/Comunista siguen aterrorizando sociedades libres en todos los continentes. Al mismo tiempo el terrorismo de la derecha se esta incrementando y representa una amenaza a la estabilidad de las sociedades libres. Los avances en la tecnología permiten a las organizaciones terroristas a comunicar, viajar, organizar y operar a una escala mundial. Como parasitos, los terroristas toman ventaja y explotan las leyes de instituciones democráticas para destruir las mismas sociedades en donde ellos operan. Hoy día el terrorismo es una de las amenazas mas peligrosas hacia la existencia de todo país libre.

Un rápido repaso de algunos incidentes del terrorismo. ayudaran a comprender mejor el terrorismo en nuestra sociedad contemporánea.

Munich

El 5 de septiembre de 1972, en los juegos olímpicos en Munich la Organización Septiembre Negro hizo una operacion que se ha convertido en el famoso «masacre de Munich». Siete terroristas tomaron control del dormitorio de los atletas Israelitas en el pueblo olimpico, matando a dos atletas y tomando a nueve como rehenes. Israel rechazo las demandas del grupo de liberar a 200 prisioneros palestinos pero Alemaeropuerto Alemán Occidental Furstnfeldbruck, los francotiradores abrieron fuego. El resultado que todos los rehenes, cinco terroristas y un policía murieron. El incidente enfocó la atención mundial sobre la causa Palestina. Se descubría despues que esta fue una operación verdaderamente internacional. Hubo asistencia de la BR de Italia, los terroristas Baader-Kienhof de Alemania y de terroristas Palestinos. Menos de dos meses despues, el 29 de octubre, un avion de Lufthansa fue secuestrado por dos terroristas que amenazaron con la destruccion del avión en pleno vuelo si los sobre vivientes terroristas del incidente de Munich no eran puestos en libertad. Fueron liberados.

Iran

El 5 de noviembre de 1979, en Teheran, la embajada americana fue tomada por los Guardias Revolucionarias, con el conocimiento y ayuda del nuevo gobierno Irani. Fueron tomados cincuenta y dos rehenes americanos por cuatrocientos y cuarenta y cuatro días. La situación resultó en el intento de rescate abortado en abril de 1980. Este incidentees un ejemplo clásico de manipulacion de los medios de comunicación. Una campaña de los medios de comunicaciones extensiva fue declarada por el Ministerio de Información Iraní denunciando a los Estados Unidos como los malvados. Fue aparente que la toma de la embajada se hizo con el conocimiento y apoyo del gobierno de Iran quien pudo haber terminado la situación si quisiese. Las negociaciones fueron diseñadas para avergonzar a los Estados Unidos y para que el gobierno Iraní apareciera como si estuviera luchando por su libertad. Este incidente esta lleno de equivocaciones hechos por el gobierno norteaméricano.

El Automovil del General Krosen

El 15 de septiembre de 1981 en Heidelberg, Alemania occidental el General Frederik Krosen fue enboscado por terroristas de la Facción del Ejercito Rojo. Dos RPG-7 fueron lanzados en contra de su automóvil blindado. Uno fallo pero el otro impacto en la parte posterior del automovil pero no explotó. Krosen, muy afortunado, escapo’ con muy pocos daños. Este incidente es importante porque fue planeado en una forma profesional. La localización de la emboscada fue bien seleccionada la ruta y la rutina del general se conocía y como una medida de seguridad para asegurar el exito el lugar de la emboscada fue cubierta por armas de corto calibre.

El Cuartel General de la Infanteria de Marina en Beirut

El 23 de Octubre de 1983, en Beirut, Libano, el Cuartel General de un batallón de infantería de marina que tambien servía como barracas fue bombardeado. Un edificio hecho de cemento reforzado fue completamente destruido. Un terrorista extremista musulman, quien había atentido a su propio funeral la noche anterior al bombardeo, condujo un camión mercedes amarrillo hacia el cuartel general. El mercedes tenía una carga explosiva augmentada por gas que luego fue estimado por expertos del FBI ser equivalente a 12 mil libras de TNT. También estimaron que si el camión hubiese estado estacionado fuera del alambre concertina, sobre la carretera, mas de 330 pies del cuartel general, el resulatado hubiese sido igual. Hubieron 241 infantes de marina muertos y mas de 100 heridos en este ataque suicida. Este incidente causo un cambio de política de los Estados Unidos hacia el Libano.

Discoteca en Berlin

Dos soldados del ejército americano murieron en abril de 1986 en una discoteca en Berlin, Alemania Oriental cuando fue bombardeada. Los Estados Unidos por medio de fuentes de inteligencia pudo relacionar a Libya con el bombardeo. El Presidente Reagan en la television nacional acuso directamente al Colonel Qadafi por ser el responsable del bombardeo. En reacción y como una medida de contraterrorismo los Estados Unidos inició un ataque aéreo sobre Libya.

Programa de Contra-terrorismo

La inteligencia es la primera línea de defensa de un programa de contra- terrorismo. Es necesario tener un programa sistemático y bien planeado usando inteligencia de variadas fuentes. El rol de la inteligencia en un programa de contra-terrorismo es de identificar la amenaza y proveer inteligencia sobre la amenaza a tiempo. Esto incluye el evaluación de las capacidades de los terroristas, sus tácticas, la estrategia que ellos usan en identificar sus objetivos y la diseminación de esta información. La inteligencia sirve como la fundación de operaciones y de medidas preventivas. Un entendimiento completo del terrorismo, motivación ideológica, organización terrorista, modus operandi, e indicadores a todo nivel es necesario para la producción de inteligencia en apoyo al anti- terrorismo y al contra-terrorismo.

El análisis de la amenaza es el proceso de compilar y examinar toda la información al alcance para desarrollar indicadores de inteligencia sobre posibles actividades terroristas. El análisis de la amenaza es la primera etapa en la determinacion de nuestra vulnerabilidad a ataques terroristas.

La habilidad de un sistema de inteligencia para proveer información crítica y a tiempo al usuario no depende sólo de la capacidad de coleccionar y procesar, sino también depende de la abilidad de organizar, almacenar, y recobrar la información rápidamente. Esta, capacidad, en conjunto con el aviso temprano, observacion cuidadosa, y el analisis de la amenaza, ayuda la abilidad del analista de inteligencia a predecir los tipos de ataques terroristas y la hora de estos ataques.

Para implementar un programa exitoso de contraterrorismo usando inteligencia es necesario hacerlo en ro de la política del gobierno sobre el terrorismo. Un ejemplo de esta política sería:

  • Todo acto terrorista es criminal e intolerable, sin importar sus motivaciones y deberia ser condenado.
  • Todas las medidas legales seran tomadas para prevenir tales actos y para traer la justicia a aquellos que cometen tales actos.
  • No se harán concessiones a la extorcion terrorista, ya que seria invitar la petición de mas demandas.
  • Durante un incidente, el contacto cercano y continuó se mantendrá con los países envueltos, apoyandolos con toda la inteligencia práctica y servicios técnicos, asesoramiento se proveera sobre como responder a actos y demandas específicas terroristas.
  • La cooperacion internacional para combatir el terrorismo es un aspecto fundamental, todos los gobiernos son vulnerables y todas las avenidas para fortalecer tales cooperaciones deben de ser perseguidas.

Caracterizacion de un Acto Terrorista

Para jugar un rol efectivo la inteligencia tiene que comprender las características del terrorismo sus objetivos sus estrategias, también como tener una comprensión sobre los grupos terroristas y sus miembros. Es por esta avenida que la inteligencia podra apoyar programas de contra- terrorismo.

Características del Terrorismo

  • El terrorismo es una forma de lograr el temor.
  • El miedo de la población general también como el enemigo declarado del terrorista le fortalece más que su propia capacidad.
  • Las víctimas del terrorismo no son necesariamente el objetivo de los terroristas. El objetivo del terrorista frecuentemente sera seleccionado por su valor simbólico.
  • Los terroristas quieren la publicidad. Éste tema se discutirá más en nuestra discussión de los objetivos de los terroristas más adelante.
  • El exito táctico y la mision e strategica no estan necesariamente relacionados. Una misión en particular puede fallar pero al mismo tiempo puede contribuir a los objetivos de largo alcanse.
  • Los incidentes terroristas frecuentemente son usados como propaganda armada y usan violencia para su valor de impacto. El refran palestino «si un individuo es castigado, entonces cien tendran miedo» es aplicable.
  • Los ataques terroristas son raramente suicidas. Son profesionalmente planeadas y el terrorista es comprometido y esta preparado para morir por su causa, pero normalmente no planean morir en la ejecución de su mision.
  • La cantidad numérica de terroristas normalmente no tiene importancia. Un grupo pequeño, bien organizado, armado, y con buen liderazgo puede causar muchisimo daño.
  • Los sistemas de transportación contemporáneos proveen a los terroristas los medios para incrementar sus ataques en cualquier parte del mundo.
  • El terror es una forma de guerra effectiva y barata. No es necesario tener una fuerza armada bien equipada para implementar una operacion terrorista exitosa.
  • El terrorismo puede ser usado por un país pobre como su manera de guerra. Puede ser que el terrorismo sea la única manera que un país pobre pueda atacar contra una super-potencia moderna.
  • La mayoría de los terroristas contemporaneos son bien motivados, entrenados y equipados.
  • En muchos casos los terroristas son apoyados internacionalmente. Pueden ser abastecidos con armas, dinero, equipo, inteligencia, y hasta propaganda de otras naciones. La Unión Soviética, Alemania Oriental, Korea del Norte, Cúba, Libya, Iran Y Siria son reconocidos por el apoyo que ellos proveen a diferentes grupos terroristas.

Objetivos de Largo Alcance

  • Causar un cambio dramático en el gobierno, como la derrocación de un gobierno o un cambio significativo en su polí tica.
  • Causar una campana de desinformación constante para desequilibrar y desinformar la población en general y el gobierno.
  • Desestabilizar al gobierno.
  • Crear un clima propenso a revolución.
  • Una violenta derrocación del gobierno por revolución, guerra civil, insurrección o la creacíon de un conflicto internacional.
  • Impedir eventos internacionales, tratados o programas.
  • Establecer una reputación internacional o ganar reconocimiento poli tico, doméstico o internacional.
  • Establecer enlaces internacionales con otros grupos terroristas o países que apoyan el terrorismo.

Objetivos Pragmaticos inmediatos

  • La liberacion de prisioneros, obtener dinero de rehenes, obtener rescate por rehenes.
  • Robo de dinero, armamento o explosivos.
  • Destrucción de propiedad y edificios.
  • Obligar al gobierno a incrementar su seguridad y de este modo limitar las libertades del pueblo.
  • Asegurar transportación fuera del país.
  • La adopcion y la manipulacion de causas para incrementar el apoyo y miembros.
  • Propaganda armada para desacreditar al gobierno. Demostrar que el gobierno no puede mantener el orden.
  • Ocupando los recursos del gobierno para desgastarlos y para que no sean efectivos.
  • Satisfacción de la venganza.
  • Incrementar el descontento y la dissatisfacción.
  • Atacar objetivos simbólicos.
  • Destruir la estructura social de una sociedad para producir el caos y al confusion.

Los Medios de Comunicacion y su Uso por los Terroristas para obtener sus objetivos

Muchos de los objetivos inmediatos pueden ser alcanzados por el uso de los medios de comunicación o la propaganda. La publicidad y la propaganda que vienen de los medios de comunicación son objetivos importantes para el terrorista contemporáneo. Los medios de comunicacion, especialmente en las sociedades democráticas, pueden ayudar enormemente a los terroristas en alcanzar la publicidad. Es por el uso de los medios de comunicacion que los terroristas pueden:

  • Ganar la atención de esos grupos por quienes los terroristas claman que ellos luchan.
  • Ganar la atencio de la oposición.
  • Proclamar su causa.
  • Apresurar al gobierno.
  • Causar al gobierno verguenza internacional.
  • Demostrar su poder y establecer su credibilidad.
  • Los medios de comunicación pueden ser usadas por grupos terroristas para aprender de las experiencias de otros grupos terroristas.
  • Puede ser usado para demostrar la ineptitud y fracaso del gobierno.

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Definición de un Grupo Terrorista

Los grupos terroristas pueden ser categorizados como: no apoyados por un país, dirigidos por un país o apoyados por un país. También pueden ser categorizados de acuerdo a su manera de operar — nacional/doméstico, transnacional e internacional.

  • Nacional/Doméstico. Grupos terroristas que generalmente quieren influencia politica y el poder, operan dentro de su propio país y pueden recibir apoyo externo. El Ejército Simbiones de Liberación es un ejemplo de este grupo, también como la Nacion Ariana.
  • Transnacional. Grupos terroristas que operan a través de frontera internacionales fuera del alcance del gobierno y que pueden recibir apoyo y sanctuario de paises simpáticos a su causa. La mayoria de los grupos terroristas son de esta categoría. La OLP es el grupo terrorista transnacional más grande. Otros incluyen la Facción del Ejercito Rojo, la Brigada Roja, el Ejercito Republicano Irlandes (Provisional), y el Ejercito Armenio Secreto de Liberacion.
  • Internacional. Grupos que están bajo el control del gobierno, operan atraves de fronteras internacionales y sus acciones representan los interés nacionales de ese gobierno. Los escuadrones asesinos Iranies que intentaban asesinar a ex-oficiales Iranies y personas anti-Khomeini son clasificados como terroristas internacionales. Los escuadrones asesines enviados por el COL Quaddafi son clasificados igualmente.

Existe otra categoría pero pocos grupos son clasificados dentro de esta categoría. Esta categoría es extra-territorial y consiste de grupos que operan contra objetivos en un tercer país. El Ejército Rojo Japonés cayo en esta categoría cuando en mayo de 1972 tres de sus miembros participaron en un incidente en el aereopuerto Lod en Israel. Este grupo operaba bajo el control de la Frente Popular por la Liberacion de Palestina. Plantaron armamentos en su equipaje en Roma y procedieron en un avion de El AL a Tel Aviv. Después de reclamar su equipaje en el aeropuerto de Lad sacaron el armamento y dispararon indiscrimínadamente contra el público. El resultado fue que 28 personas murieron y que 67 fueron heridos. La mayoría de los muertos eran peregrinos puertorriqueños visitando la Tierra Santa.

Definición de un Terrorista

Un terrorista se distingue por su uso de víctimas inocentes para alcanzar su objetivo. Existen varios nombres asociados o equivalentes a la palabra terrorista. Esto son:

  • Sabotiador: Individuos o grupos involucrados en la interrupcion, daño o destruccion de produccion, transportación, comunicación o otros servicios o operaciones militares.
  • Guerrilleros: Organizaciones para- o cuasi-militares envueltas en un conflicto armado dentro de su propio país o en un conflicto extranjero.
  • Partisanos: Una organización militar separada de su comandancia para luchar, interumpir, molestar y destruir por medio no-convencional.

Pueden haber muchos nombres, pero las categorías de terroristas son bien definidas por el doctor Frederick Hacker. El los categoriza como: locos, criminales, defensores políticos. El más peligroso para cualquier pais es el defensor político.

Para mejor comprender el terrorismo, es necesario tener un buen conocimiento del terrorista individual y su sicología. Algunos ejemplos son:

  • Ilych Ramirez Sanchez, conocido como Carlos el Jacal. El es posiblemente el terroristas mas notoreo de hoy día.
  • Carlos Marighella: Un terrorista contemporáneo conocido más por su trabajo literario que por su participación en incidentes terroristas. Este autor brazileno marxista escribió » El Minimanual para el Guerrillero Urbano», un libro que se ha convertido en el manual de los terroristas contemporáneos.
  • Dr. George Habash: Este Palestino cristiano en conjunto con el Dr Wadi Haddad fue el autor de algunos de los incidentes mas sangrientos en los 70s incluyendo el ataque en el aereopuerto de Lod en 1972.

Tipología del Terrorismo

El terrorismo se puede usar en varias situaciones y dirigida hacia diferentes objetivos. La siguiente tipología del terrorismo provee el contexto bajo cual el terrorismo puede ser usado:

    • Revolucionario: El terror usado como un instrumento para derrocar a un gobierno. Ejemplos incluyen el FMLN de El Salvador y el Vietcong de Vietnam.
    • Subrevolucionario: El terrorismo usado para ganar influencia dentro del gobierno. Ejemplos incluyen la Facción del Ejército Rojo en Alemania y las Brigadas Rojas en Italia.
    • Represiva: El uso del terror en contra de sectores de la sociedad, grupos étnicos, o grupos religiosos. Generalmente, no hay conflicto con el gobierno. Un ejemplo incluye el Ku Klux Klan de los Estados Unidos.
    • Establecimiento: El terror usado por un grupo apoyado o tolerado por el gobierno en contra de la oposición del gobierno. Ejemplos incluyen la KGB de la Union Soviética y la DGI en Cúba.

Análisis de inteligencia de terrorismo

Introducción

A pesar de que el terrorismo aparenta ser una actividad sin sentido, una actividad al azar sin posibilidades de predicción, es en realidad una actividad con un propósito dirigido, y se presta al análisis sistemático. Este capitulo tratará con varias técnicas para solucionar este problema analítico. Hay que tener presente que estas técnicas son solamente algunas de las distintas combinaciones posibles de técnicas que se podrían utilizar para solucionar el problema.

Patrones y Comportamiento Terrorista.

Un conocimiento completo del terrorismo, los motivadores del terrorismo, las tácticas, y las formas de operar son esenciales para el análisis de terrorismo. El terrorismo es un tema complejo y dinámico. Tiene que ser estudiado continuamente ya que es un tipo de crisis que contrasta fuertemente con otras crisis de naturaleza más convencionales.

La mayoría de los incidentes terroristas son orientados hacia el público, violentas, y de corta duración.

Generalmente, los terroristas conocen más acerca de las autoridades que lo que las autoridades conocen de los terroristas.

Los ataques terroristas son conducidos con el elemento de la sorpresa y generalmente hay muy poco aviso, por lo tanto, las actividades pre- incidentes de las autoridades son rutinarias.

Los incidentes terroristas se desarrollan más rápidamente que los incidentes convencionales.

Los terroristas operan en células pequeñas y clandestinas colocadas entre la población civil. Esto hace que las investigaciones convencionales sean sensitivas y el análisis sea dificultuoso.

Las tácticas responsivas de las autoridades, comunicaciones e investigaciones no son convencionales (negociaciones, sensitividades internacionales, noticias, víctimas, consideraciones políticas, etc.)

Las respuestas a actos terroristas pueden requerir apoyo multi- diciplinario tal como inteligencia, logistica, sícología, equipos de reaccion especial, transportaci diplomáticos, etc.

Estudios y Análisis de Incidentes Terroristas.

Estudios y análisis de incidentes terroristas pasados han demostrado algunas formas y tácticas significativas dentro de los grupos terroristas.

  1. La selección de los blancos puede ser pragmático o simbólico.
  2. Similaridad en tácticas, estrategias y propósitos.
  3. Entrenamiento.
  4. Armas, esplosivos, manufactura de bombas, y adquisición de logística.
  5. Selección de fecha de acuerdo a eventos y fechas especiales.
  6. Operaciones terroristas conjuntas.
  7. Conección de incidentes terroristas internacional.

Análisis de Inteligencia Terrorista.

El análisis de la inteligencia terrorista es un procedimiento sistematizado para facilitar información al, comandante para que el puede seleccionar la alternativa mas efectiva o la opción mas rápida para reducir o impedir ataques terroristas por individuos a terroristas. El análisis de inteligencia terrorista debe ir mas alla que meramente plantear los hechos. Se tiene que poder formular una hípótesis de la data y evaluar la situacion para explicar la data en una forma logica que el comandante pueda entender. El criterio para la evaluación es la revelancia.

No existen incidentes terroristas que son planeados o perpetuados en un vacio. Siempre hay vacios o indicios dejedos por personas o objetos, con el uso de la base de datos en conjunto con la información reciente el grupo terrorista puede ser localizado, evaluado, rastreado y sus actividades futuras predecidas.

El análisis ha sido definido como el proceso de dividir un problema en sus diferentes componentes para luego estudiar los distintos componentes por separado. Con esto en mente, consideremos la aplicación de las herramientas analíticas al problema terrorista.

Inducción: La inducción es el proceso intelectual de formular una hipotesis en base a la observación de otra informacion. La induccion ocurre cuando uno aprende de la experiencia y es mejor caracterizado como el proceso de descubrimiento cuando el analísta puede establecer la relación de eventos que esta estudiando. La inducción o el razonamiento plausible normalmente precenden la deducción y es el tipo de razonamiento que el analista utiliza más frecuentemente.

Deducción: La deduccion es el proceso de razonar de reglas generales a casos particulares. El analista tiene que analizar las premisas para formar una conclusión. La deduccion trabaja mejor cuando es utilizado en conjunto con otros sistemas tal como la matemática, la lógica formal, o en ciertos tipos de juegos (como los juegos de computadora jugados en una computadora). La deducción es conocida tambien como razonamiento demostrativo porque es utilizado para demostrar la verdad y validez de una conclusion, dada ciertas premisas.

La Teoría de Juego: El juego es básicamente una teoría de hacer decisiones haciendo que los participantes participen en una situación conflictiva o competitiva. En situación competiva, cada participante intenta «influenciar la acción» de tal manera que el resultado sea uno óptimo para el. La teoría de juego permite que la persona que toma las decisiones seleccione un curso de accion óptimo de un numero de posibles alternativas disponibles a cada jugador y a la luz del número de opciones disponibles a cada jugador. Un curso de accion óptimo es aquel que aumenta la posibilidad del jugador a tener éxito. Tres temas son utilizados comunmente en la discusión de la teoría de juegos: juegos, modelos, y simulaciones. Un juego es una competencia jugada de acuerdo a reglas y decididas por destreza, fuerza, o suerte. Los juegos son esencialmente conflictos simbólicos. Nadie resulta herido en los conflictos simbólicos, pero, sin embargo, lecciones pueden ser aprendidos de este tipo de conflicto. Un modelo es una representación de un objeto o proceso. Las simulaciones son imitaciones dinámicas de procesos.

Ingredientes Esenciales para un Analisis Preciso del Terrorismo:

1. Planificación: La planificación tiene que ser detallada, basada en las necesidades organizacionales, la situación, el ambiente, y las capacidades.

2. Esfuerzo de Colección: La colección de información debe de reflejar el problema especifico, los requerimientos, y el objetivo. Los procesos de coleccion deberan incluir lo siguiente:

Vigilancia 

    para identificar los elementos claves de la organización, sus conecciones internas y externas, apoyo, casas de seguridad, vehículos, disfraces correos, etc.
  1. La colección de fotografías para desarrollar un archivo de referencia.
  2. Investigadores-agentes para infiltrar los movimientos o grupos de apoyo externos.
  3. Informantes para identificar los miembros claves, localizaciones de posibles blancos futuros, modos de transportación, contactos políticos y locales, apoyo, etc.
  4. Colección de informacion de fuentes abiertas, investigación social, publicaciones, noticias.
  5. Colección especializada.

Base de Datos: Una base de datos comprensivas es absolutamente esencial para el análisis efectivo. La data tiene que ser sistematicamente organizada para proveer

  • la codificacion de informacion
  • acceso rápido
  • analisis efectivo

Se requiere un minimo de cuatro tipos de achivos de data:

1. Archivos regionales para rápido acceso a factores que puedan afectar los grupos, relaciones de paises y conecciones intergrupales. Este archivo debe contener:

  • Actividades significativas, nombres y fechas.
  • Status de Albergues seguros.
  • Procedimientos para viajes, restricciones.

2. Archivos de data de grupos deben incluir información sustancial sobre la ideología de los grupos, gobierno, frentes políticos, apoyo regional y local, relación población-terrorista, sistema de logística, sitios de entrenamiento y financíamiento. Adicionalmente, estos archivos deben contener:

  • Incidentes pasados, situaciones pre-incidentes, factores que contribuyeron al incidente, la descripción del incidente, resultado y un análisis posterior al incidente.
  • Estimado de la capacidad basado en incidentes pasados, estado presente del personal, entrenamiento, explosivos/armamentos, seguridad, efectividad contraterrorista, y liderazgo.
  • Tablas de eventos por tiempo que reflejan todos los eventos significativos en la historia del grupo desde su historia hasta sus actividades.
  • Análisis de asociasión reflejando las conecciones entre individuos, formación de células, y organizaciones. La técnica require la preparación de matriz de asociación y un diagrama de asociación basado en el matriz. El análisis de asociación puede ser usado para estructuras inferenciales o para organizaciones o interaccíones que pueden ser probadas posteriormente.
  • Matrices de membresía clave que pueden ser usados para demostrar membresía individual y grupal, relaciones de incidentes grupo-individual y el numero de contactos.
  • Data de Blancos que indican la naturaleza de los blancos, la inteligencia usada, la razon por el ataque al blanco, etc.

3. Archivos de Incidentes deben de incluir informacion detallada sobre ataque terroristas, víctimas, armamento usado, sincronización, fechas, localización de los comunicados, demandas, metodos de operacion y resultado final. Los incidentes deben de ser organizados en las siguientes categorías:

  • bombardeos
  • asesinatos
  • aerosecuestro
  • toma de rehenes
  • secuestro
  • fuegos intencionales
  • asaltos armados
  • tacticas callejeras/violencia grupal
  • robos/expropriaciones

4. Archivos de data biográfica deben permitir la identificación de terroristas claves, características, capacidades, entrenamiento, conecciones, afiliaciones políticas y motivaciones, viajes al extranjero, documentación, etc. La siguiente base de datos deben de ser incluida en la data biográfica:

  • nombre verdadero, fecha/lugar de nacimiento
  • nombres falsos/apodos
  • numeros de identificaclón, pasaportes, licencias de conducir, identificación local etc.
  • descripción física
  • direcciones conocidas, albergues
  • ejemplos de escritura de mano del sujeto
  • data de perfil sicológico
  • participacion en organizaciones terroristas

La Base de Datos debe de ser referenciada lateralmente para maximizar su flexibilidad y de retiro de datos.

Introduccion a las «Herramientas Analiticas»

El tiempo y la información son las elementos mas preciados del analista. La situación demanda que el analista maximice la utilidad de información mientras que le pone serios límites al tiempo permitido para la colección, organizacion y análisis. Esta porcion del módulo trata un número de técnicas y herramientas a la disposición del analista para ayudarlos a combinar pedazos de informacion, para obtener la mayor cantidad de informacion de su contenido y a la vez obtener el mayor beneficio del tiempo utilizado en su análisis. Hay tres técnicas de análisis básicas que son particularmente efectivas en la investigación de las actividades de grupos terroristas, estas son las siguientes:

  • manipulacion de matrices
  • análisis de asociaciones
  • gráficas de tiempo

Cada una de estas herramientas envuelve el procesamiento de informació n para obtener o crear una gráfica que sea fácil de leer. Toman fragmentos de información y los organizan utilizando símbolos para que consecuencias verdaderas e implicadas escondidas entre los pedazos se hagan mas evidentes.

Construcción y Manipulación de Matrices.

La construcción de una matrix es la mejor forma de demostrar conecciones entre un número de datos. En el análisis del terrorismo los matrices son usualmente usados para demostrar o identificar «quien conoce a quien» o «quien ha estado en donde» en una forma clara y concisa. Un matriz es un arreglo rectangular de numeros o símbo los en cual la informacion es almacenada en columnas (verticales) y filas (horizontales). No hay límites en el número de columnas o filas que aparecen en el matriz. Su número y contenido están determinados por el tipo y calidad de data que esta al alcance de la investigación. Las matrices toman muchas formas y sirven una variedad de propósitos. El matriz mas simple es una lista de sospechosos areglados en una columna. Un matriz de una sola columna se llama un columna vector. otro matriz simple puede ser una lista de acciones o incidentes que se ha conocido son producto de un grupo en particular.

Arregladas en una fila, el matriz de una sola fila se conoces como una fila vector. Si una investigacion descubre que la lista de sospechosos ha participado en las acciones, entonces se puede crear un matriz mas complejo. Un matriz donde la columna represente las operaciones y las filas representen los sospechosos. Un «1» en la intersección de cualquier columna con una fila indica que el sospechosos participo en la operación. Un «0» indica que el sospechoso no participo. Los matrices almacenan un cantidad considerable de información sobre un grupo. Por ejemplo, un matriz puede demostrar que todos han participado en por lo menos una operacion y que ciertos individuos han participado en por lo menos dos operaciones. Entonces estudiando las columnas se puede determinar el número de personas utilizadas en cada operación o actividad. El matriz tambi‚n puede indicar que grupo de personas actuaron corno grupo en mas de una ocasión.

1. Matriz de Asociación. La coneccion entre sospechosos puede ser demostrado en otro tipo de matriz, un matriz de asociación. Es una representación de «quien conoce a quien» dentro de un grupo, basado en la premisa de que las personas que operan en conjunto se conocen. El martriz de asociación es un Matriz Cuadrado, en que tiene el mismo de columnas y filas. Es también simétrico. Las columnas y filas de una matriz son organizadas de una sola lista, ambas mitades, divididas por la diagonal, son exactamente iguales. La intersección de la primera columna con la tercer fila con tiene la misma infamación que la intersección de la tercera columna y la primera fila. Ya que ambos lados son simétricos, la información tiene que ser almacenada solamente a un lado del matriz. La matriz también revela cantidades sustanciales de informacion sobre los grupos. Con la excepcion de un individuo, todos en el grupo deben conocer por lo menos a dos personas. Una persona conoce a cuatro y otra persona conoce a tres. Las comunicaciones dentro de la red operacional fluiría bien, ya que todos estan conectados de por lo menos una persona. Si fuese necesario, una persona que no conoce a otra persona, puede comunicarse con ella por medio de una tercera persona. Dentro de un grupo de seis miembros, organizados de esta manera, las comunicaciones y operaciones serian severamente danadas removiendo a dos personas. Solamente un contacto entre los seis permanecería. Lo que la matriz revelaria seria la estructura operacional de la célula.

Empezando con informacion fragmentaria de cuatro informes de incidentes aparentemente sin relación, un analista adiestrado puede construir las matrices básicas y rapidamente descubrir :

  1. La estructura organizacional.
  2. El tamaño de los equipos.
  3. La red de comunicaciones.

Leyendo la matriz, el analista entonces puede identificar los sospechosos óptimos para vigilancia continuada, identificar los sospechosos cruciales dentro de la organización, y aumentar considerablemente el entendimiento del analista sobre el grupo y como es estructurado. La técnica también puede ser usado para presentar evidencia a superiores, nuevos investigadores o analistas en una forma y en una forma concisa. Los ejemplos que hemos presentado son un poco simplistas en su alcance pero si la investigación es de un grupo que ha participado en 60 o 70 incidentes, que envolucran a 100 o 200 personas sería de mucha utilidad para el analista. La técnica no puede reemplazar los procedimientos operativos normales de reportaje , tarjetas biográficas de sujetos, o análisis de incidentes, pero puede ser usado para almacenar información crucial que este a la disposición inmediata del investigador cuando lo necesite.

2. Análisis de Asociacion. Hay otra opción para ensenar la información que ha sido organizada en matrices como aquellos mencionados. Esta opción se llama el análisis de asociación. Esta técnica ha sido utilizada en un número de investigaciones científicas lógicas. Usando el matriz, la relacion entre individuos o lugares es repreresentado con numeros. En este análisis retratos o Simbolos son utilizados para demostrar relaciones.» La relación entre matrices y el análisis de asociacion es la misma que la que existe entre una gráfica de míllaje y un mapa de careterras. La grafica de millaje enseña las conecciones entre las ciudades usando numeros que representan distancias de viajes. El mapa utiliza símbolos que representan ciudades, localizaciones, y otras carreteras que enseñan como dos o más ciudades están conectadas. Los símbolos diferentes en el mapa tienen significados distintos, y es fácil descubrir la mejor ruta entre dos localizaciones como también identificar obstáculos que separan a estos.

Los mismo es el caso en el análisis de asociacion. Diferentes símbolos son usados para identificar diferentes cosas. obstáculos, rutas indirectas o conecciones, y conecciones sospechadas pueden ser demostrados fácilmente y con claridad. En muchos casos, los retratos son más fáciles de interpretar y de trabajar que los matrices. La información es presentada en una forma que enfatiza la claridad. Usando símbolos en vez de numeros, los resultados del análisis de asociacion no puede ser manipulado matemáticamente en la forma en que se manipulan los matrices, así que el investigador interesado en la experimentación matemática debe usar ambos el análisis de asociación y los matrices en conjunto. Los símbolos usados en el análisis de asociación son fáciles de describir y explicar. Los círculos son usados para representar personas. Cada sujeto es representado por un circulo. Se utilizan líneas para demostrar conecciones entre personas. Una línea solida indica una relacion confirmada. Una línea entrecortada representa una relaciones sospechada que no ha sido confirmada. Para claridad, los círculos pueden ser marcados para ensenar quien es el individuo. En algunos casos, los investigadores pueden encontrarse con una relación de dos individuos quienes ellos creen que-sea una sola persona utilizando dos nombres. A pesar de que sus sospechas no han sido confirmadas, descripciones físicas, comportamiento, método de operación, o otros indicios pueden llevar a los investigadores a creer que sea la misma persona. Para estos casos se utilizan círculos que se intersecan. El uso de círculos en interseccion permite a los investigadores a perseguir el análisis como si los dos círculos fuesen una sola persona, mientras que le recuerdan que esto hecho no ha sido confirmado.

a. Reglas. Hay varias reglas que tienen que ser usadas cuando se preparan diagramas de análisis de asociacion. A cada individuo se le asigna un circulo. Los círculos y las líneas son arregladas para que ninguna línea se cruce. A menudo, especialmente cuando se trata de grupos bastante grandes , es muy difícil construir diagramas de líneas donde no cruzan líneas. En estos casos complejos y extraordinarios, todo esfuerzo se debe hacer de mantener el número de líneas a un mínimo. Diagramas de asociacion también se pueden construir para ensenar organizaciones, células o equipos de accion. Estos son representados colocando a cada individuo que pertenece a cada organización en un rectángulo. Cada rectángulo . , representa una organización o celula, o equipo de accion.

Puede ser que haya individuos que pertenezcan a mas de una organización o equipo. En estos casos, los rectangulos se solapan. En la superficie la solapación de rectángulos indica que un individuo pertenece a mas de una organizacion o célula. También indica una conección entre las organizaciones a las cuales pertenece el individuo. Un juego final de reglas aplican a la construcción de diagramas de asociacion. Estas reglas son para, los casos en que los individuos están conectados a una célula, pero no son miembros de esa célula. Dos posibilidades existen. Primero, los investigadores puede ser que conozcan que tenga contactos en esa célula, pero no saben quien es el punto de contacto. Aqui se dibuja una línea fuera de la célula hacia el rectángulo representando la célula. En la segunda posibilidad, el individuo fuera de la célula puede tener contactos confirmados con individuos identificados dentro de la célula. En este caso, la regla para contactos de persona a persona aplican, y una línea entre los circulos es dibujada en representación de cada individuo.

Construyendo un Análisis de Asociacion.

Manteniendo en mente la información discutida anteriormente, el análisis de asociación se puede hacer efectivamente. Ya que es una forma compleja de análisis, puede ser que requiera un poco mas de esfuerzo y tiempo. El beneficio se obtiene con el impacto de los resultados.

Los diagramas de asociación son construidos en tres etapas:

  1. La data «cruda» o fragmentos de información son organizados en orden lógico. Los nombres de individuos, sospechosos, organizaciones, y operaciones se colocan en una lista.
  2. Un matriz de asociación es construído, ensenado «quien conoce a quien.» Un matriz de actividad ensenando «quien participó en que» también puede ser construído.
  3. Deduciendo relaciones de los matrices, los individuos son entonces agrupados en organizaciones o células basados en la información o actividades conjuntas o membresía. Las líneas representando conecciones entre individuos o organizaciones son dibujadas para completar el diagrama. El producto terminado demuestra claramente las asociaciones entre individuos, células o otras organizaciones.

En la practica, la construcción de diagramas de asociación consiste de el siguiente ejercicio secuencial.

  1. Toda la data relacionada a la investigación es organizada en una forma lógica. Esto puede ser colocado en una forma narativa o de informe. Este paso es especialmente importante ya que la información básica puede venir de multiples fuentes.
  2. Los puntos de interés relevantes son identificados. En este caso, los puntos de informacion relevantes son los sospechosos, las personas que conocen, numeros de teléfono que llaman, sitios que frecuentan, organizaciones a que pertenecen, o actividades en las cuales han estado involucradas.
  3. Se construyen matrizes de estas listas. Los puntos de información (sospechosos) entonces son organizados en filas y columnas.
  4. Los puntos de contacto o asociación son puestos en el matriz donde las filas o columnas correspondientes intersecan. Si el analista esta trabajando con información confirmada y sin confirmar de contactos entre sospechosos, se pueden utilizar símbolos diferentes para representar la fuerza de la evidencia. Utilize un «1» para un contacto confirmado. Utilize un «2» o cualquier otro símbolo para contactos sin confirmar. El zero puede ser utilizado en las interseccion del matriz donde no se conocen, o no se sosspechan que existan contactos.
  5. El matriz es analizado para determinar el numero de asociaciones relacionadas con cada actividad de cada sospechoso. Cuente cada columna para encontrar cuantas entradas hay en cada una. Haga lo mismo para cada fila.
  6. Un diagrama de asociación inicial es dibujado que agrupa los sospechosos juntos en rectángulos que representan células, acciones o organizaciones. Empieze con individuos que tienen el numero más grande de contactos y trabaje hacia afuera. Utiliza círculos para representar individuos y rectángulos para organizaciones o células. Bosquejos adicionales de diagramas de asociación son dibujados para clarificar la relacion y para evitar el entrecruzamiento de líneas.
  7. Un diagrama final es preparado. Examine las relaciones que aparecen. Estudie el diagrama cuidadosamente y haga estimaciones de los patrones en los contactos y de la membresía de las células. Hay un tamaño uniforme de célula, o varian en tamaño? Pertenecen los sujetos a mas de una célula? Están las células fuertemente relacionadas, compartiendo un numero de sospechosos o están dispersas con pocas conecciones?
  8. Se hacen recomendaciones con respecto a la estructura de la organización. Se identifican áreas para más investigación. Hay conecciones sospechosas que necesitan verificación Hay personas que aparentan ser centrales en la organización, sin las cuales la organización colapsaría? Hay pocos individuos con contactos a muchos individuos que serian buen blanco para vigilancia? Tiene que estar preparado para sustanciar lógicamente las conclusiones y estimaciones que sido tomadas del análisis de asociacion.
  9. Un diagrama de asociación bien dibujado y el análisis com pleto que contiene puede revelar mucho de una organización. El liderazgo del grupo, estratégico y táctico, puede ser identificado. Sus puntos fuertes y débiles pueden ser localizados. Patrones operaciones pueden ser encontrados. Predicciones de comportamiento futuro pueden ser hechos.

Gráficas de Tiempo por Eventos (GTE).

Las ultimas dos técnicas discutidas, Análisis de Asociación y Manipulación de Matrices, son las herramientas más difíciles de manejar de las cinco herramientas discutidas en este módulo. Requiren la mayor cantidad de destreza y posiblemente la mayor cantidad de tiempo para preparar. También son las mas abstractas para interpretar. La próxima técnica que cubriremos es la Gráfica por Tiempo de Eventos (GTE). Es la más fácil de preparar, entender, y utilizar. La GTE es una línea de tiempo. Es un método para colocar y representar las actividades de un grupo en forma cronológica. Al igual que el análisis por asociacion una GTE utiliza símbolos. En este caso, los símbolos representan eventos, fechas, y el flujo del tiempo. Las GTE también comparten otra similaridad con con los diagramas de asociación y los matrices. Son todos diseñados para almacenar informacion y para demostrar una gran cantidad de información en un minimo de espacio. Los símbolos utilizados en la creación de una GTE son fáciles.

Los círculos son utilizados para representar incidentes terroristas o eventos.,,importantes. Cada inicidente es representado por un circulo. Los círculos son dibujados con suficiente circumferencia para que adentro quepa la fecha del incidente, unas cuantas palabras son utilizadas para propósitos de identificacion y son colocadas en el fondo del circulo. Los círculos son colocados en una página de izquierda a derecha en columnas, que corren de arriba hacia abajo, con flechas dibujadas para demostrar el flujo de tiempo. Utilizando este formato abreviado, muchos eventos pueden ser demostrados en una sola pagina. La GTE sigue sigue las transiciones de grupo desde sus comienzos como un simple movimiento hasta sus periodos de acción terroristas (idealmente). En muchos casos se pueden acompanar los círculos con descripciones textuales que refieren al analista a un archivo particular sobre el incidente. Estas referencias le dicen al analista/investigador donde buscar en el archivo existente del grupo para más información de acciones especificas sin aglomerar la pagina con detalles. Las GTE son excelentes para informes. El formato es flexible. otros símbolos como triángulos, cuadrados, o pentágonos pueden ser usados en conjunto con los círculos para distinguir entre distintos tipos de eventos. Cambios tácticos pueden ser representados con un símbolo, mientras que otros pueden ser utilizados para representar cambios logísticos, operaciones de inteligencia, y para distinguir entre evento mejores y menores. utilizando una variedad de símbolos distintos el analista puede mejor desplegar los cambios que han ocurrido durante la historia de un grupo. Los analisitas están limitados solamente por el numero de símbolos que pueden dibujar y la habilidad del lector de recordar cada símbolo y lo que representan.

Resumen

Durante este capítulo han sido expuestos a algunas ayudas usadas para analizar la amenaza terrorista. Esperamos que no.

Contrarrestando la amenaza terrorista

Introducción

Básicamente, los programas de contraccion terrorista consisten en cuatro elementos: Prevención, impedimiento, reacción y predicción. Por la razón que organizaciones terroristas son clandestinas, la identificación y la predicción son los factores mas difíciles. Informacion del terrorismo, las tácticas, las estrategias, el método de operación y la historia de diferentes grupos es de importancia primordial en contrarrestar el terrorismo. Para manejar un programa existoso anti-terrorista, es necesario tener un conocimiento total de, los factores políticos, económicos, sociales, psicologicos e ideológicos que motivan al terrorista individual o a los grupos terroristas. La inteligencia sirve como la base de todo programa anti-terrorista. Todas las diferentes etapas como el análisis de la amenaza, la prevencion, el planeamiento y el manejo de crisis dependen directamente de la inteligencia precisa y oportuna.

La misión primordial de la inteligencia es proveer informacion que satisface los interrogativos básicos: quien, que, donde, cuando, como y porque. En mucho casos, métodos tradicionales de inteligencia como la penetración, la infiltración y la vigilancia no son prácticos porque muchas organizaciones terroristas operan en células de tres a seis miembros. Entonces, la abilidad de proveer inteligencia para prevenir o impedir ataques disminuye. La estimación de las capacidades terroristas para atacar o las estimación de los diferentes cursos de acción tiene que ser subjetivo y basado en información sobre el terrorismo, las organizaciones, la ideología, los metodos de operación, las actividades del pasado, las comunicaciones y la calidad de nuestra seguridad. Como los terroristas depende bastante de la publicidad y la propaganda, mucha veces la información puede ser encontrada en fuentes abiertas y en algunos casos, la información puede venir de fuentes terrotistas. El papel de inteligencia no termina con la fase pre-incidente, pero continua durante toda la operacion contra-terrorista. La inteligencia es espcialmente importante en la toma y negociacion de rehenes donde las vidas de civiles inocentes esta en peligro. Es obvio que la inteligencia en programas anti-terroristas no es sólo para el uso del especialista, la inteligencia es para el uso de todos. El conocimiento popular sobre el terrorismo y los indicadores definitavamente mejorara los esfuerzos contra el terrorismo y sirvara como la base de seguridad individual y organizacional contra ataques.

Objetivos en la Contra-Acción del Terrorismo

  1. Proteger vidas, propiedad y operaciones.
  2. Impedir la escalacion del terrorismo.
  3. Separar los terroristas de su apoyo.
  4. Proveer una respuesta medida a las acciones terroristas.
  5. Manejar las crisis efectivamente.
  6. Mantener a los terroristas desorientados.
  7. Incrementar la seguridad de blancos.
  8. No conceder a los terroristas sus demandas.
  9. La negacion de escondites.
  10. No reconocer a las organizaciones terroristas como grupos legales o políticos.
  11. Eliminar el terrorismo.

Componentes de Contracción Terrorista

1. Prevención: Mientras que la prevención total de actos terroristas es casi imposible, la eliminación de las causas que los terroristas explotan puede ser el factor mas importante en la prevención del terrorismo. Con frecuencia, las causas del desorden público viene de la corrupción política, la discriminación social, la privacion económica, las diferencias ideológicas, las diferencias religiosas y las influencias extranjeras. Todo estas causas ayudan en el desarrollo de la violencia y actividades terroristas. La eliminación de estos problemas puede requerir la íntervencion del gobierno. De esta manera, el gobierno les quita a los terroristas su causa. El terrorista no es percibido como el cruzador, el liberador o el defensor de los intereses de los pobres. Con la ausencia de la mística terrorista, la población puede reconocer al terrorista por lo que verdaderamente es -un criminal común. Muchos de las actividades terroristas pueden ser impedidas por la eliminación de algunas de las causas de descontento y de situaciones que terminan en la violencia. Al nivel internacional, los esfuerzos diplomáticos y la cooperacion internacional son importantes factores en la prevencion. Si ocurre un incidente terrorista, se tiene que reaccionar con una accion medida. Una reacción demasiada fuerte puede causar tanto dano al gobierno como ninguna reacción. Uno de los objetivos de los terroristas es de causar incidentes donde las autoridades del gobierno son obligados a usar demasiada fuerza. De esta manera, los terroristas pueden usar esto como propaganda contra el gobierno. Un programa efectivo de contra-terrorismo depende de la identificación oportuna de problemas los cuales pueden desarrollarse en violencia y confrontaciones.

Indicadores, producidos de los análisis de pasados incidentes terroristas, son valiosos instrumentos en el análisis de la amenaza y en la estimación de inteligencia. En muchos casos, estos indicadores pueden aparacer como el ejercicio normal de los derechos democráticos. También se debe notar que muchos terroristas son bien entrenados en la subversión del proceso democrático y usan el sistema para adelantar sus causas. Esta manipulación, en el final, termina con la destrucción del sistema democrático. La inquietud que puede llegar a la violencia polí tica puede tener su causa en las actividades políticas, sociales y económicas de los terroristas operando dentro del sistema democrático. Como fue la experiencia en numerosos conflictos, la violencia terrorista indica la iniciación de una insurgencia. Aun cuando la situacion progresa a una situacion abierta de insurgencia, las actividades terroristas pueden jugar un papel importante. Existe numerosos ejemplos de esta situación. El terrorismo, que existía en abundancia durante la época de conflictos antes de los l950s, siguio después de la división del país, la única diferencia fue que los blancos eran diferentes.

Reacción

Uno se tiene que recordar que uno de los objetivos de los terroristas es de establecer duda sobre el gobierno en poder. El objetivo final de un terrorista puede ser el derrocamiento del presente gobierno y la imposición de sus propias ideas por el uso de la violencia y la amenaza. Pero es la naturaleza de sociedades deloccidente de escuchar los argumentos. La primera respuesta a actos terroristas es de preguntar si los terroristas tenian demandas razonables, y si esto es el caso, si se deberían escuchar e intentar de resolver el problema. Obviamente, esto nos pone en conflicto directo con la sociedad que tenemos

El terrorista conoce esta contradicción y también se da cuenta que cualquier restricción impuestor el gobierno le da propaganda para senalar la opressición del gobierno. Mientras estos temas son importantes y han sido estudiado a nivel nacional por país del mundo occidental, no tratan con la apropiada reaccion a los actos terroristas. La mayoría de los país occidentales tienen fuerzas especiales, bien entrendadas y equipadas, para proveer una reacción tactica a estos incidentes. El en pasado, estas fuerzas han sido empleadas con éxito minimizando la perdida de vida y la destrucción de propiedad. Pero han sido forzadas a operar dentro de un marco legal y bajo un fuerte control del gobierno. Mientras quel uso de estas fuerzas siempre sera una alternativa, es importante de no reaccionar con estas fuerzas de la misma vez todas las veces. Existe bastante evidencia quel terrorista se esta adaptando a las tácticas empleadas por estas fuerzas especiales. Equipo que intercepta comunicaciones de policía y macinas de reproducen documentos oficiales han sido confiscado en escondites terroristas. Los terroristas han empleado medidas de contravigilancia y contraespionage para interrumpir la detección de sus actividades. Mientras que una reacción táctica es una necesidad en algunos casos, el carácter de la reacción tiene que ser basada en el tipo de acción terrorista.

Predicción

Fuerzas especiales entrenadas en contrarrestar tácticas terroristas no sirven sin buena inteligencia que les da la abilidad de impedir ataques, arrestar terroristas o reaccionar con rapidez si un incidente ocurre. Las funciones tradicionales de la comunidad de inteligencia son partes integrales de toda fase de un programa de contraccion terrorista.

Modelo de Contracción Terrorista

  • Inteligencia
  • Análisis de la amenaza
  • Prevención
  • Seguridad física
  • Seguridad personal
  • Seguridad operacional
  • Autoridad y jurisdición
  • Planeamiento y manejo
  • Manejo de crisis

Modelo de Decisión

Fase I: Respuesta local. Incidente reportado. Las agencias policíacas apropiadas reaccionan. Aislar, contener, evacuar civiles y personal local. Coleccionar informacion adicional. Intentar resolver el problema. Determinar el significado del acto terrorista.

Notificar al cuartel superior

Fase II: Mas reaccion. Equipos de policías pueden reaccionar. Tropas militares de la zona se pueden emplear. Se intenta resolver el problema a este nivel.

Fase III: Reacción nacional. El uso de fuerzas o equipos especiales.

Apoyo de contrainteligencia en operaciones de contrainsurgencia

Introducción

Las operaciones de Contrainsurgencia son orientadas hacia la población ya que los insurgentes y el gobierno establecido estan compitiendo por el apoyo de la población indigena. Para entender por completo y ser efectivo en la aplicación de tecnicas de CI el personal de CI tiene que estar completamente familiarizado con su papel dentro de un ambiente de contrainsurgencia.

Funciones.

1. La primera función de una agente de CI es que tiene estar completamente familiarizado con la identificación de indicadores (indicios) de una insurgencia. Estos indicadores nacen de las condiciones políticas, economicas, y sociales de la nación y por lo tanto las raíces de una insurrección estan basadas en estas condiciones.

1. Los índicadores de insurgencia estan divididas en tres etapas. La primera etapa describe las condiciones que tienden a nutrir una insurrección, tal como, brechas sociales, económicas y políticas grandes entre la estructura pequeña de poder y la majoría. Estos son problemas legítimos que los insurgentes pueden tratar de explotar y convertir en quejas en contra del gobierno. La segunda etapa consiste de aquellos indicadores tales como el asesinato y secuestro de oficiales del gobierno local que indican sin lugar a dudas de que hay una insurgencia activa.

2. Las operaciones efectivas de CI en un ambiente de insurgencia están basadas en la construcción de una base operacional de data. La inteligencia precisa que es utilizada a tiempo es clave para una insurrección. Al igual que una guerra convencional, la inteligencia para una insurrección es colectada, procesada, integrada y diseminada.

a. En adición a la base de datos documentarlá, existe un requerimiento para inteligencia precisa y corriente de las actividades subversivas y el desarrollo de las insurrecciones.

Tales datos de aviso son esenciales para planes de contingencia, la reorientación de entrenamiento, y la iniciación de planes operacionales preliminares. Este tipo de inteligencia es recolectada por CI via el método multidiciplinado. La inteligencia corriente combinada con la base documentaría forma la base de datos operacional del agente de CI. La base de datos operacional le provee al personal de CI un método expediente de análisis de patrones en una insurrección. incluye información con respecto a inteligencia de insurrección política, social, económica, geográfica, y militar. De esta base de datos, los blancos de CI son seleccionados y recomendaciones tales como, medidas de control de población y recursos son hechas.

3. Otra mision para el cual el agente de CI es resonsable es analizar la base de datos que el ha creado. La renovación constante de la base de datos es de importancia extrema en la analización y entendimiento de las organizaciones insurgentes y sus metas. Las áreas de preocupación cuando se esta analizando la base de datos son: cambios de fronteras, la transferencia de cadre, cambios en diagramas de la organizacion, cambios en el método de operación, y cambios en el tema de propaganda.

a. Las fronteras insurgentes reflejan la organización, fortaleza, debilidades, y áreas de prioridades. Difieren de las fronteras gubernamentales ya que sus fronteras reflejan sus propias necesidades. En adición estas fronteras son fronteras políticas mas que fronteras de operaciones militares. El aparato de apoyo tiene fronteras políticas dentro de las cuales funcionan para apoyar la unidad insurgente para esa área en particular.

b. La transferencia de cadre y los cambios de organización pueden ser los mas reveladores en cuanto al desarrollo interno de las organizaciones insurgentes. La cadre transferida de un nivel mas alto puede ser una indicación de problemas en elementos subordinados, y la cadre fue enviada a resolver los problemas. Miembros puede ser que sean elevados dentro de la organización insurgente basado en éxitos. Mediante el estudio de estos cambios, la subordinación dentro de la infraestructura puede ser determinada.

c. Cuando los insurgentes cambian sus métodos de operación, se pueden hacer conclusiones con respecto a sus capacidades. Las operaciones especificas pueden ser, basadas en su entendimiento de el método de operacion del enemigo. Los insurgentes usualmente revelan sus objetivos generales en la propaganda, entregada a su propio personal o a la poblacion.

4. Otra función de los agentes de CI es de recomendar blancos de CI para neutralizaión. Los blancos de CI pueden incluir personalidades, instalaciones, organizaciones, y documentos y materiales. Un blanco de CI es alguien o algo que cabe en una de las categorias descritas anteriormente, puede o no ser hostil.

a. Los blancos de personalidad muchas veces prueban ser fuentes valiosas de inteligencia. Algunos ejemplos de estos blancos son oficiales de gobierno, líderes políticos, y miembros de la infraestructura. Los blancos de instalación son una amenaza sería a la seguridad de las fuerzas armadas. Si son explotadas adecuadamente, estas instalaciones pueden proveer informacíon de valor significativo. La operacion continuada de estas instalaciones durante el combate puede poner en peligro la misión del comandante. Algunos blancos de tipo-instalación de interés al comandante, y de importancia inmediata a CI, pueden ser encontrados en cualquier pueblo o ciudad sin importancia a su localización. Algunos ejemplos son las bases operacionales, los centros de comunicaciones, y los albergues. Las organizaciones o grupos que podrían ser una amenaza potencial al gobierno tambien tienen que ser identificados como blancos. Apesar de que la amenaza puede que no sea aparente, los insurgentes frecuentemente ocultan se actividad subversiva detrás de las organizaciones de fachada. Ejemplos de organizaciones hostiles o grupos son grupos paramilitares, organizaciones laborales, y grupos disidentes.

b. Los agentes de CI también tienen que poder explotar blancos que se conoce o sospecha que tengan documentos, equipo, o materiales de valor de inteligencia. Estos artículos de valor de inteligencia son los archivos de bases operacionales insurgente, centros de entrenamiento; productos manufacturados o otros materiales que puedan proveer apoyo a elementos hostiles en la retaguardia.

5. Despues de que los blancos hayan sido identificados, el agente de CI recomendara operaciones especificas para estos blancos. Las recomendaciones pueden resultar en operaciones especiales, tácticas, o conjuntas.

a. Los agentes de CI también están envueltos en la recomendación de medidas de control y de poblacion a las autoridades. Estas recomendaciones son basadas en el apoyo indigena y externo a los insurgentes como también a las capacidades de llevarlos acabo.

Estas medidas se dividen en tres formas de control: vigilancia, restricción, y coacción. Estas medidas son diseñadas principalmente para detectar y controlar el movimiento de recursos humanos y material La aplicación adecuada de estas medidas rompera la relación de apoyo entre la población y el insurgente y a la vez proveera un ambiente fisico y fisiológico seguro para la población.

6. La CI tiene un gran papel en la recomendación de cursos de acción positivos para mejorar la seguridad de las instalaciones en un ambiente de insurrección. La inteligencia humana es la que es la mayor amenaza a la seguridad de las instalaciones.

a. La amenaza de inteligencia de señales varía desde la intercepción de comunicaciones de radio hasta la intercepción de teléfonos. La amenaza de inteligencia de imagenes por lo general se limita a fotografía por medio de cámaras de manos, y le da al insurgente la capacidad de analizar las debilidades de seguridad.

b. Para neutralizar estas amenazas, el agente de CI tiene que emplear las contramedidas adecuadas para poder estimar adecuadamente las capacidades enemigas. En otras palabras, la clave para lograr esto es el desarrollo y aplicación de medidas de SEGOP/efectivas para negarles a los insurgentes la información con respecto a nuestra operaciones. Las áreas de interés en un ambiente de insurrección son: seguridad física, de personal, de información; control de visitas; perfil de fuerzas propias; y operaciones de decepcion.

7. Los elementos de CI también pueden llevar a cabo operaciones especiales de CI en apoyo a las fuerzas propias. Un ejemplo es la operacion de redes de informantes defensivas que son compuestas por individuos que son pagados (o no-pagados) como informantes al personal de inteligencia. Estos individuos proveen información de personalidades y actividades que obtienen como resultado de sus ocupaciones diarias. De nuevo el propósito de estas actividades es de detectar amenazas de seguridad y operaciones en contra de nuestro personal.

a. Para contrarestar la amenaza insurgente, los elementos de CI tienen que estar dedicados al problema desde sus etapas mas tempranas. Una vez utilizados, la ejecucion adecuada de la misión resultara en los resultados deseados de estabilizar la situación del país para que el desarrollo político, social, y economico del país pueda progresar.

Solamente, atraves del entendimiento de nuestra mision, podremos esperar implementar efectivamente las contramedidas que identificaran y neutralizaran un movimiento revolucionario.

Control de Población y Recursos.

Históricamente, los insurgentes han utilizado la población general para llevar a cabo muchos servicios para ellos. La razón para esto es obvio: Las organizaciones insurgentes, políticas y militares, no tienen el tiempo, personal, ni la capacidad para llevar a cabo su insurrección sin la asistencia de la población local. Es por lo tanto, característico que la población es la base para la fuerza de cualquier movimiento insurgente. Principios. Discutiremos brevemente la naturaleza de la medidas gubernamentales y las áreas problemáticas relacionadas. Pero antes de iniciar esta discusión es necesario establecer exactamente a que nos referimos cuando decimos medidas de control de población y recursos. Son medidas diseñadas para: 1. Mobilizar recursos materiales y humanos para el gobierno. 2. Detectar y neutralizar las actividades organizaciones insurgentes. 3. Proveer un ambiente físico y fisiológico segun para la población. 4. Romper la relación de apoyo entre la poblacion y el insurgente.

El Programa de Control de Población y Recursos (PCPR). Esta diseñado para controlar el movimiento de recursos humanos y materiales. Si podemos controlar el movimiento del elemento humano, los individuos que le brindan apoyo a los insurgentes, entonces podemos eliminar las fuentes de apoyo entre la poblacion al insurgente. Cualquier movimiento insurgente depende de la población local para inteligencia, dinero, comida, y reclutas. En adición a los recursos humanos el guerrillero requiere apoyo logístico en la forma de municiones, explosivos, comida, equipo de comunicaciones, y cualquier otra cosa que puede ayudarle en su lucha en contra del gobierno.

1. Recursos Humanos. Entre los servicios que proveen la población local a los insurgentes están los reclutas, inteligencia, labor manual, guías y correos.

2. Reclutas. Tradicionalmente, los grupas insurgentes han tenido que depender de la población local, para suplir los con el personal que requieren la expansión de organizaciones políticas y militares. No importa si son reclutados voluntariamente o a la fuerza, los insurgentes dependen de un suministro continuo de reclutas de la población local para el éxito de su insurrección.

3. Inteligencia. Las organizaciones militares y políticas insurgentes no pueden operar efectivamente sin buena inteligencia. En un situación de ataque interno los insurgentes pueden recopilar esta información, ya sea por redes de informantes establecidos o por la interrogación rutinaria de los habitantes locales. Debido a su status como no-combatientes los habitantes locales gozan de la habilidad de poder obtener inteligencia de las fuerzas gubernamentales que seria imposible de obtener por los insurgentes.

4. Trabajo Manual. Tradicionalmente, los insurgentes han dependido de los habitantes para hacer varios trabajos de orden manual que varian desde llenar sacos de arena hasta la construccion de casamatas en las bases de operacion; la transportación de suministros y la evacuación de heridos. La necesidad de estos servicios es obvio porque los insurgentes no tienen el personal ni el tiempo para hacer estas actividades.

5. Correos y Guias. Los habitantes locales son buenos correos y guias, no solamente porque son civiles, sino por su conocimiento del área. En adición, debido a su posicion fuera de la organización política y militar de los insurgentes, no están en la posición de comprometer a otros.

Recursos Materiales.

Al desarrollar una lista de elementos críticos se hace obvio de que el insurgente necesita tener ciertos elementos tal como comida, agua y ropa. Tienen que descurbrir cual elemento o elementos son absolutamente esenciales para las operaciones efectivas del insurgente.

Una lista típica de materiales críticos para los insurgentes debe contener por lo menos los siguientes elementos:

1. Comida. La hablidad de los insurgentes para adquirir comida es un factor crítico en cualquier insurreccion.

2. Sal. En cualquier país con clima tropical, la sal es un elemento crítico en la dieta insurgente.

3. Ropa. La ropa es un material que varia en importancia segun la localización del mundo.

4. Armas, municiones y explosivos. Cualquier grupo insurgente tiene una necesidad crítica por esto elementos. Pueden varia desde el uso de armas muy primitivas hasta la dependencia en armas, equipos y municiones muy sofisticados.

5. Equipo de Transportacion. Los insurgentes tienen que tener alguna forma de mover los suministros desde los puntos de producción a sitios de almacenaje y desde estos hasta las unidades para las cuales estan destinadas.

6. Equipo de Reproducción. Cualquier insurgente depende extensamente del uso de la propaganda para ganar mayor base de apoyo popular y desacreditar al gobierno. Mientras que esta propaganda puede ser disminada por radio, película, o discursos, frecuentemente es diseminada por material escrito o ido.,

7. Fondos. En vista de que el insurgente no puede siempre obtener todos sus elementos críticos de la población, tiene que comprar muchos artículos, tales como, armas, municiones, y hasta comidad en la economía local, el mercado negro, o el mercado internacional. Tambien necesita pagarle a sus tropas e informantes.

8. Suministros Médicos. No importa la naturaleza de la insurrección o su localización geográfica en el mundo, la necesidad de suministros medicos es crítica para cualquier grupo insurgente.

Lista de Elementos Críticos.

Las necesidades especificas de los insurgentes son requerimientos de inteligencia prioritarios para las fuerzas de defensa. Estos elementos deben de ser especificados en la lista de elementos críticos. incluya en su lista todo material de servicios de apoyo y servicios humanos sin el cual los insurgentes no pueden operar efectivamente. Naturalmente, los elementos críticos de los insurgentes variaran.

Puentes de Materiales.

Ya que tenemos un entendimiento de el apoyo que tenemos que denegar a los insurgentes, tenemos ahora que estudiar como es que obtienen este apoyo, sin este conocimiento no podemos implementar las medidas de control de recursos y poblacion para denegarle su apoyo.

1. Acción Militar. Inicialmente en el movimiento, la mayoría de los insurgentes dependen de las acciones militares tales como, asaltos aislados en puestos de gobierno pequeños y patrullas para obtener tales cosas como armamento, municiones, abastecimientos médicos, y equipo de comunicaciones. Adquisición de recursos atraves de acción militar continua atraves del conflicto.

2. Infiltracion. Una de las cosas que un grupo insurgente busca para conducir un ataque interno es la localización de una base para operaciones y suministros en un tercer país. Una alternativa menos dora es la infiltración de suministros y personal al país por mar y tierra. Donde los insurgentes han sido negados este apoyo externo, tal como en Malaya, las Filipinas y en sus últimas etapas en Grecia, las fuerzas insurgentes han sido contenidas y eventualmente destruida.

3. Adquisición y Manufactura Local. A medida que los movimientos insurgentes crecen y empiezan a establecer áreas seguras, los insurgentes empezaran a producir sus propios armamentos, hojas de propaganda, comida, y cualquier otra cosa que requieran. þreas seguras donde las cosas@puedan ser producidas normalmente no existirán hasta despues que el insurgente tenga la suficiente fortaleza o se encuentra en una situación de Fase I avanzada o fase II. En áreas que se encuentran en disputa, el insurgente adquiriralo que necesita atraves de programas de impuestos, compras, o si es necesario, por medio de confiscación o robo.

Medidas de Control de Poblacion y Recursos.

1. Vigilancia. Para controlar el movimiento de suministros, equipo, y personal, sera necesario el control y/o vigilancia de las actividades de la poblacion. Las medidas de vigilancia son usadas para identificar los insurgentes, identificar a aquellos que apoyan a los insurgentes, e identificar la forma en que se le pasa ayuda a los insurgentes. Las medidas restrictivas son aquellas que buscan aislar al insurgente de la población general, física y sicológicamente, negándole su fuente principal de abastecimiento.

  1. Tarjetas de Identificación. Un sistema de identificación efectiva es fundamental al programa de control de población y recursos.
  2. Registro. Un programa de registro de familias es usado para suplementar el sistema etas de identificacion. Este es el sistema de tarjetas de identificación. Este es el sistema de inventoriar todas las familias por casa, haciendo una lista de todos los miembros de la familia que habitan en la casa junto con los recursos de la familia. También se anotan la presencia de tendencias insurgentes y afiliaciones entre la población.
  3. Control por Cuadras. El propósito de control por cuadras es de detectar los individuos que estan apoyand o simpatizando con los insurgentes y el tipo de apoyo que esta siendo brindado.
  4. Patrullas de Policía. Las patrullas de policía pueden ser comparadas con patrullas de reconocimiento. Su propósito es de detectar las fuentes de apoyo insurgente, los simpatizantes, y las rutas utilizadas por las fuerzas insurgentes para inteligencia, logística, y actividades rutinarias y para actuar para evitar estas actividades.

Medidas Restrictivas. Una vez que la colección de informacion concerniente al sistema de suministros insurgente se hace efectiva, las fuerzas de gobierno pueden eficientemente implementar las medidas restrictivas.

  1. Controles de Viajes y Transportación. Un programa de control de población y recursos tiene que incluir un sistema de permisos.
  2. Toque de Queda. Los toque de queda pueden ser una forma efectiva en la restricción del movimiento entre horas especificas atraves de una area específica o entre rutas especificadas’. El propósito es para permitirle a las autoridades la habilidad de identificar a los violadores y tomar acciones basados en la premisa de que cualquiera que sea encontrado violando el toque de queda es un insurgente o simpatizante con los insurgentes hasta que pueda probar lo contrario.
  3. Puntos de Revisado. Es de poco valor de establecer programas de pases, permisos, e identificación a menos que haya un sistema de verificar estos papeles oficiales. Por lo tanto, el establecimiento de puntos de revisado en todas las rutas de viaje es necesario una vez que el uso de pases ha comenzado. Despues de una evaluacion del area los puntos de revisado son colocados en lugares estratégicos. Entre los factores que hay que considerar se encuentran: la habilidad de defensa; Vista de la carretera, espacio suficiente para detener vehículos y revisarlos sin interrumpir el transito, el número de desvios disponibles para evitar el punto de revisado, y buenas comunicaciones.