En “El Puente de Brooklyn“, Henry Miller escribe como quien pasea, acercándose a los paisajes y a las personas con el ánimo encendido de realizar un relato vivo y coherente de Estados Unidos, un retrato que no obvie el reverso oscuro de esta tierra de sueños rotos donde también hay mucho dorretismo, decrepitud y un absurdismo intensamente supurante en el que el patriotismo se inculca y se practica como una religión. Seis relatos en los que Henry Miller vuelve a recurrir a la autobiografía como hilo de plata de un texto que parece escrito por alguien que acaba de descubrir el lenguaje. Pocos días se presenta una oportunidad como esta.

Henry Miller en Brooklyn (New York)