Honoré Daumier, caricaturista, pintor, ilustrador, grabador, dibujante y escultor francés de la época realista

Gran pintor, gran dibujante, gran escultor: Daumier no se ha limitado a las notables caricaturas litografiadas que lo hicieron célebre con justa razón.

La exposición, primera retrospectiva parisiense que se le dedica desde 1934, explora con más de 300 obras todas las facetas de su genio: reúne pinturas y dibujos dispersos en el mundo entero, la casi totalidad de sus esculturas y una selección importante de las más bellas reproducciones de la obra grabada. Admirado por Baudelaire y Degas, Daumier encuentra así el lugar que le corresponde entre los principales artistas del siglo XIX.

Honoré Daumier nace en el seno de una familia modesta; su padre, que ejerce el oficio de vidriero, también es poeta en sus ratos libres. En 1815, viene a París –su familia se reúne con él un poco más tarde– para lanzarse en una carrera literaria, pero no tiene éxito. Honoré tendrá que trabajar, desde los doce años, como dependiente en la oficina de escribano, luego en una librería del Palais Royal, cerca del Louvre, que empieza a frecuentar con seguridad. Muy pronto practica el dibujo, después la pintura según Alexandre Lenoir, el fundador del antiguo museo de los Monumentos franceses; también asiste a las academias Suiza y Boudin.

El talento de Daumier se revela en la efervescencia política y social de la Monarquía de Julio (1830-1848). Republicano, toma parte en las «Tres gloriosas» jornadas revolucionarias que inflaman París los días 27, 28 y 29 de julio de 1830, y se cuenta que recibe un sablazo en la frente. Sus litografías comprometidas contra el régimen de Louis-Philippe se publican en La Caricature, semanario satírico fundado en 1831, y Le Charivari, diario publicado a partir de 1832 bajo la dirección de Charles Philipon. Este último encarga a Daumier los bustos-caricaturas de las «celebridades del término medio» (hombres políticos o magistrados). El conjunto de estos pequeños bustos en barro crudo policromo, material particularmente frágil, constituye uno de los puntos fuertes de la exposición.

Las litografías del inicio del reino de Louis-Philippe son las más virulentas. Dos de ellas, Gargantúa y La corte del rey Pétaud, valen al artista una condena a seis meses de prisión, en 1832, pero éste rápidamente obtiene su traslado de Sainte-Pélagie a la clínica del doctor Pinel. Sus litografías posteriores prosiguen el combate de «Philipon contra Philippe»; la cara del rey aparece allí en forma de una pera.

En 1834, Daumier rinde homenaje a las víctimas de la calle Transnonain en una plancha célebre. Después del atentado de Fieschi (28 de julio de 1835), y de las leyes contra la libertad de prensa que siguen, se orienta hacia la sátira costumbrista. Más adelante, aprovechando la relajación de la censura, volverá a la caricatura política.

La caricatura costumbrista en Le Charivari constituye una auténtica comedia humana, en particular, con la serie de Robert Macaire –personaje de comedia, arquetipo del burgués malhonesto– los Tipos parisienses, los Bas-bleus y la Gente de justicia, a los que dedicará varias veces las pinturas y acuarelas. Paralelamente, Daumier ilustra diferentes obras románticas (Balzac, Eugène Sue…). en esa época trabaja en el número 9, quai d’Anjou, donde reside con su esposa Marie-Alexandrine, en el último piso de un inmueble, cerca de Baudelaire y de Théophile Gautier.

Simbólicamente, el esbozo para la figura de La República (museo de Orsay) marca el giro de la Revolución de 1848. Entonces puede dedicarse a «su sueño» (Edmond Duranty): la pintura, pero también la escultura. En efecto, Daumier responde a la actualidad política a través de dos nuevas esculturas: los relieves de los Fugitivos, que evocan probablemente los «transportes» masivos consecuencia de la represión del levantamiento de las jornadas de junio de 1848, y la estatuilla de Ratapoil, tan admirada por Michelet, que representa al hombre fuerte de la propaganda bonapartista que prepara el golpe de Estado del futuro Napoléon III. Más allá del contexto político, Fugitivos responde a la ambición de Daumier de conjugar en un mismo tema, pintura, escultura y dibujo.

Tras los encargos del Estado bajo la II República, Daumier ocasionalmente expone pinturas en el Salón. Despedido del Charivari en 1861, se vuelca hacia un público de aficionados que desde entonces se interesa en sus acuarelas. El fin del Segundo Imperio posibilita el retorno de Daumier a la caricatura política. Es durante el «año terrible» que realiza grandes alegorías fúnebres y patrióticas. En sus cuadros se reconoce la influencia de los maestros flamencos del siglo XVII, de Rubens (principalmente, el ciclo de Marie de Médicis en el Louvre), así como del siglo XVIII francés, de Boucher a Fragonard. En 1878, Daumier, prácticamente ciego, no puede asistir a la exposición organizada por iniciativa de sus amigos. Se celebra en París, en casa de Durand-Ruel, bajo la presidencia de Victor Hugo y es un fracaso. Daumier muere unos meses más tarde, el 10 de febrero de 1879, en su casa de Valmondois, cerca de Pontoise.

El carácter «inacabado», o el aspecto inacabado, tan característico de la pintura de Daumier –y que la crítica no dejó de reprocharle–, traduce el temor de sacrificar lo esencial a lo accesorio. Las lavanderas agobiadas que pinta en la serie del muelle de Anjou tienen los mismos gestos lentos, la misma inclinación hacia el suelo que las espigadoras de Millet; como él, Daumier eleva lo cotidiano al rango de la pintura de historia. Para Baudelaire, es «el pintor de la circunstancia y de todo lo que ésta sugiere de eterno» (Curiosidades estéticas).

Daumier fue ciertamente uno de los más grandes artistas del siglo XIX. De los primeros ensayos litográficos de 1822 a los cuadros inspirados en la década de 1870, la exposición presenta las obras según un orden cronológico, que da lugar a algunas agrupaciones temáticas, como el excepcional conjunto consagrado a Don Quijote. La escenografía se esmera en presentar el aspecto intimista y humanista de la obra de Daumier. La última sala reúne documentos, algunos inéditos, sobre Daumier y sus contemporáneos.

Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879

Caricaturas

Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879
Honoré Daumier, 1808-1879