Títiro, el genio superior de Apeles
Títiro, el genio superior de Apeles,
solo artífice al émulo de Aquiles,
pidió a Fidias prestados los buriles
y le usurpó a Lisipo los cinceles.
E invidiando del Griego los pinceles,
en sus esfuerzos se infundió sutiles,
corrigiendo a mil siglos los perfiles
de linos, leños, bronces, mármol, pieles.
Aquí es verdad la secta, y aquí hallara
del cielo ese fatal desasosiego
seguro Atlante de sus lumbres puras.
Pues si Naturaleza se cansara
de tan contino obrar, pudiera el Griego
ayudarle a sacar las criaturas.
Divino Griego de tu obrar no admira
Divino Griego, de tu obrar no admira
que en la imagen exceda al ser el arte,
sino que de ella el cielo por templarte
la vida deuda a tu pincel retira.
No el sol sus rayos por su esfera gira
como en tus lienzos. Basta el empeñarte
en amagos de Dios: entre a la parte
Naturaleza que vencer se mira.
Émulo de Prometeo en un retrato
no afectes lumbre, el hurto vital deja,
que hasta mi alma a tanto ser ayuda.
Y contra veinte y nueve años de trato,
entre tu mano y la de Dios, perpleja,
cuál es el cuerpo en que ha de vivir duda.
Al túmulo que hizo el Griego en Toledo para las honras de la reina Margarita, que fue de piedra
Huésped curioso, a quien la pompa admira
de este aparato, real milagro griego,
no lúgubres exequias juzgues ciego,
ni mármol fiel en venerable pira.
El sol que Margarita estable mira
le arrancó del fatal desasosiego
de esta vana región, y en puro fuego
vibrantes luces a su rostro aspira.
Al nácar que vistió cándido pone
Toledo agradecido, por valiente
mano, de creta caja peregrina.
Tosca piedra la máquina compone
que, ya su grande Margarita ausente,
no le ha quedado a España piedra fina.
cuando Paravicino solo tenía dieciocho años, en 1598, Matías de Porres le pidió algunos poemas para el opúsculo que preparaba con las composiciones del certamen organizado por la Universidad de Salamanca para honrar la muerte de Felipe II; esta fue la respuesta que, al parecer, le dio el joven:
Siendo tal vuestro tesoro,
veros pedir me ha espantado,
y culpo vuestro decoro,
pues echáis desde el tablado
los más amigos al toro.
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