El amante constante

 

Maldita sea, ¡he amado tres días enteros seguidos!
Y es probable que ame tres más, si sigue haciendo bueno.
El Tiempo mudará la pluma de las alas
antes de que vuelva a descubrir en todo
el ancho mundo amante tan constante.
Pero al diablo, ninguna alabanza me merezco:
el amor en mí no habría logrado durar
de no haber sido por ella.
De no haber sido por ella, y por esa mismísima cara,
habría habido al menos hasta ahora
una docena de docenas en su lugar.

En una boda

 

Sus pies debajo de su enagua
Como los ratones, entró y salió,
Como si temieran la luz.
¡Y oh! Ella baila de esta manera
No hay sol en un día de Pascua
Es la mitad de una vista tan fina.

Por qué tan pálido y demacrado…

 

¿Por qué tan pálido y demacrado, amante tonto?
Por favor, ¿por qué tan pálido?
¿Acaso cuando el buen aspecto no la inmuta
lo conseguirá el aspecto enfermo?
Por favor, ¿por qué tan pálido?
¿Por qué tan lánguido y callado, joven pecador?
Por favor, ¿por qué tan callado?
¿Acaso cuando hablar bien no la conquista
decir nada lo conseguirá?
Por favor, ¿por qué tan callado?
¡Déjalo, déjalo por vergüenza!
Esto no la inmutará, esto no la conquistará.
Si de ella no sale amarte, nada puede obligarla:
¡que se la lleve el diablo!

John Suckling, Inglaterra, 1609-1642

Soneto (fragmento)

 

El incorpóreo fantasma envía
la honestidad desde sus sombras a los humanos.
Me extraña mucho saber que las guirnaldas
se desgastan a causa del desprecio de las damas.

¿Para qué sufrir si ser sabios
o el amor no es suficiente?
Todavía hemos de ver el Elíseo,
porque no todos los jueces son justos
con las mártires y caritativas mentiras.

Una balada sobre una boda (fragmento)

 

He estado donde las cosas
más raras se han visto,
ya sea en el velorio o en lo justo.
¿Dónde podremos vender nuestro heno?
Hay una casa con cuarenta y dos escalones,
al menos cuarenta.
Las doncellas lujuriosas
visitan el cortejo de la corona,
sin mucho deseo de limpieza.
La criada es como una uva madura
redonda y llena de jugo.
Su dedo es muy pequeño,
apenas cabría un anillo.
La habría besado hasta la noche.
Sus mejillas enrojecían
al ocultarse el sol
y sus finos labios rojos
me miraban sin un ápice de deseo.

John Suckling, Inglaterra, 1609-1642
Resumen
John Suckling, Inglaterra, 1609-1642
Título del artículo
John Suckling, Inglaterra, 1609-1642
Descripción
El amante constante Maldita sea, ¡he amado tres días enteros seguidos! Y es probable que ame tres más, si sigue haciendo bueno.
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Ersilias
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