
«El catalán actual es un producto de la decadencia de Cataluña. Su rasgo característico es el complejo de inferioridad, fruto del deterioro de su personalidad. El catalán no tiene patria, por eso es un ser diferente que no puede compararse con quienes la tienen. Perdió la patria e hizo un gran esfuerzo para tener otra, sin lograrlo. El catalán no tiene un inconsciente sano, normal y abierto. Esto explica sus características: a veces es un engreído –la jactancia que nota Unamuno–. Pero a menudo también posee una humildad morbosa, humillada y ofendida, y por eso Unamuno dice que “hasta cuando parece que atacan, están a la defensiva”. Puede que esa vanidad insoportable sea una consecuencia del sentimiento de humillación, y viceversa –la humillación crea, como una evasión incontenible, la vanidad. Encontrar un catalán normal es difícil».
“El lenguaje ha de ser matemático, geométrico, escultórico. La idea ha de encajar exactamente en la frase, tan exactamente que no pueda quitarse nada de la frase sin quitar eso mismo de la idea».
“El dinero no da la felicidad, ciertamente; pero tampoco es un serio obstáculo».

