Señor Dios, que a los jodíos pueblo de perdiçión – Libro de buen amor 1

 

Señor Dios, que a los jodíos pueblo de perdiçión
sacaste de cabtivo del poder de faraón,
a daniel sacaste del poço de babilón,
saca a mi coytado d’esta mala presión.

Señor, tú diste graçia a ester la reyna,
ant’el rey asuero ovo tu graçia digna,
señor, dame tu graçia e tu merçed ayna,
sácame d’esta laçeria, d’esta presión.

Señor, tú que sacaste al profeta del lago,
de poder de gentiles sacaste a santiago,
a santa marina libreste del vientre del drago,
libra a mí, Dios mío, d’esta presión do yago.

Señor, tú que libreste a santa susaña,
del falso testimonio de la falsa compaña,
líbrame, mi Dios, d’esta y coyta tanmaña,
dame tu misericordia, tira de mí tu saña.

A jonás, el profeta, del vientre de la ballena
en que moró tres días dentro en la mar llena,
sacástelo tú sano así como de casa buena;
mexías, tú me salva sin culpa e sin pena.

Señor, a los tres niños de muerte los libreste,
del forno del grand fuego sin lesión saqueste,
de las ondas del mar a sant pedro tomeste:
señor, de aquesta coyta saca al tu arçipreste.

Aun tú que dixiste a los tus servidores,
que con ellos serías ante reyes desidores,
et los darías palabras, que fabrasen mejores,
señor, tú sey conmigo, guárdame de traydores.

El nombre profetizado fuer grande hemanuel,
fijo de Dios muy alto salvador de israel,
en la salutaçión el ángel gabriel
te fizo çierta d’esto, tú fuiste çierta d’él.

Por esta profeçía e por la salutaçión
por el nombre tan alto hemanuel salvaçión,
señora, dame tu graçia, et dame consolaçión,
gáname del tu fijo graçia et bendiçión.

Dame graçia, señora de todos los señores,
tira de mí tu saña, tira de mí rencores:
faz que todo se torne sobre los mezcladores,
ayúdame, gloriosa, madre de pecadores.

Dios padre, Dios fijo, Dios spíritu santo – Libro de buen amor 3

 

Dios padre, Dios fijo, Dios spíritu santo:
el que naçió de la virgen, esfuerço nos dé tanto,
que siempre lo loemos en prosa et en canto,
sea de nuestras almas cobertura et manto.

El que fiso el çielo, la tierra, et el mar,
él me done su graçia, e me quiera alumbrar,
que pueda de cantares un librete rimar,
que los que lo oyeren, puedan solás tomar.

Tú, señor Dios mío, qu’el omen crieste,
enforma e ayuda a mí, el tu açipreste,
que pueda faser un libro de buen amor aqueste,
que los cuerpos alegre, e a las almas preste.

Si queredes, señores, oír un buen solás,
escuchad el romanse, sosegad vos en pas,
non vos diré mentira en quanto en él yas’,
ca por todo el mundo se usa et se fas’.

Et porque mejor de todos sea escuchado,
fablarvos he por trobas e cuento rimado:
es un desir fermoso e saber sin pecado,
razón más plasentera, fablar más apostado.

Non tengades que es libro neçio de devaneo,
nin creades que es chufa algo que en él leo,
ca segund buen dinero yase en vil correo,
ansí en feo libro está saber non feo.

El axenús de fuera más negro es que caldera,
es de dentro muy blanco, más que la peñavera,
blanca farina está so negra cobertera,
azúcar negro e blanco está en vil cañavera.

Sobre la espina está la noble rosa flor,
en fea letra está saber de grand doctor;
como so mala capa yase buen bebedor,
ansí so el mal tabardo está buen amor.

Et porque de todo bien es comienço e raís
la virgen santa María, por ende yo, juan roís,
açipreste de fita, d’ella primero fis’
cantar de los sus gosos siete que ansí dis’.

Santa María – Libro de buen amor 4

 

Santa María
lus del día,
tú me guía
todavía.

Gáname graçia et bendiçión
et de Jesús consolaçión
que pueda con devoçión.
Cantar de tu alegría.

El primero goso que s’ lea
en çibdad de galilea
nazaret creo que sea
oviste mensagería.

Del ángel que a ti vino
gabriel santo et digno
tróxote mensag’ divino
díxote «ave María».

Tú, desque el mandado oíste
omilmente reçebiste;
luego, virgen, conçebiste
al fijo que Dios en ti envía.

En belén acaeçió
el segund’ quando nasçió
e sin dolor aparesçió
de ti, virgen, el mexía.

El terçer cuenta las leyes,
quando vinieron los reyes,
e adoraron al que veyes
en tu brazo do yasçía.

Ofreçiol’ mirra gaspar,
melchor fue ençienso dar,
oro ofreçió baltasar
al que Dios e ome seya.

Alegría quarta e buena
fue quando la magdalena
te dixo gozo sin pena
qu’el tu fijo vevía.

El quinto plaser oviste,
quando al tu fijo viste
sobir al çielo et diste
gracias a Dios o subía.

Madre, el tu goso sexto
quando en los discípulos presto
fue spíritu santo puesto
en tu santa compañía.

Del septeno, madre santa,
la iglesia toda canta,
sobiste con gloria tanta
al çielo e quanto y avía.

Reynas con tu fijo quisto
nuestro señor jesu christo,
por ti sea de nos visto
en la gloria sin fallía.

Tú, virgen, del çielo reyna – Libro de buen amor 5

 

Tú, virgen, del çielo reyna,
e del mundo melesina,
quiérasme oír muy digna
que de tus gosos ayna
escriba yo prosa digna
por te servir.

Desir de tu alegría
rogándose todavía
yo pecador
que a la grand culpa mía
non pares mientes, María,
más al loor.

Tú siete gosos oviste,
el primero, quando resçebiste
salutaçión
del ángel, quando oíste
ave María, conçebiste
Dios salvaçión.

El segundo fue complido,
quando fue de ti nasçido,
e sin dolor,
de los ángeles servido,
fue luego conosçido
por salvador.

Fue el tu goso terçero,
quando vino el lusero
a demostrar
el camino verdadero
a los reyes compañero
fue en guiar.

Fue tu quarta alegría,
quando te dixo magdalena María,
et gabriel
que el tu fijo vevía,
e por señal te desía
que viera a él.

El quinto fue de grand dulzor,
quando al tu fijo señor
viste sobir
al çielo a su padre mayor,
et tú fincaste con amor
de a él ir.

Este sesto non es de dubdar,
los discípulos vino alumbrar
con espanto,
tú estabas en ese lugar,
del çielo viste y entrar
spíritu santo.

El septeno non ha par
quando por ti quiso enviar
Dios tu padre,
al çielo te fiso pujar
con él te fiso asentar:
como a madre.

Señora, oye al pecador,
que tu fijo el salvador
por nos disçió
del çielo en ti morador
el que pariste blanca flor,
e por nos murió.

Por nosotros pecadores
non aborrescas
pues por no ser merescas
madre de Dios,
ant’él connusco parescas
nuestras almas le ofrescas.
Ruegal’ por nos.

Palabras son de sabio, e díxolo catón – Libro de buen amor 6

 

Palabras son de sabio, e díxolo catón,
que omen a sus coydados, que tiene en coraçón,
entreponga plaseres e alegre la raçón,
que la mucha tristeça mucho coydado pon’;

et porque de buen seso non puede omen reír,
avré algunas burlas aquí a enxerir:
cada que las oyerdes non querades comedir,
salvo en la manera del trovar et del desir.

Entiende bien mis dichos, e piensa la sentençia,
non me contesca contigo como al doctor de greçia
con ‘l rivaldo romano e con su poca sabiençia,
quando demandó roma a greçia la sçiencia.

Ansí fuer, que romanos las leyes non avíen,
fueron las demandar a griegos que las teníen;
respondieron los griegos, que non los meresçíen,
nin las podrían entender, pues que tan poco sabíen.

Pero si las queríen para por ellas usar,
que ante les convenía con sus sabios disputar,
por ver si las entendíen, e meresçían levar:
esta respuesta fermosa daban por se escusar.

Respondieron romanos, que los plasía de grado;
para la disputaçión pusieron pleyto firmado:
mas porque non entendíen el lenguaje non usado,
que disputasen por señas, por señas de letrado.

Pusieron día sabido todos por contender,
fueron romanos en coyta, non sabían qué se faser,
porque non eran letrados, nin podrían entender
a los griegos doctores, nin al su mucho saber.

Estando en su coyta dixo un çibdadano,
que tomasen un ribaldo, un bellaco romano,
segund Dios le demostrase faser señas con la mano,
que tales las fisiese: fueles consejo sano.

Fueron a un bellaco muy grand et muy ardid:
dixiéronle: «nos avemos con griegos nuestra convid’
»para disputar por señas: lo que tú quisieres pid’,
»et nos dártelo hemos, escúsanos d’esta lid.»

Vistiéronlo muy bien paños de grand valía,
como si fuese doctor en la filosofía;
subió en alta cátedra, dixo con bavoquía;
«d’oy más vengan los griegos con toda su porfía.»

Vino ay un griego, doctor muy esmerado,
escogido de griegos, entre todos loado,
sobió en otra cátedra, todo el pueblo juntado,
et comenzó sus señas, como era tratado.

Levantose el griego, sosegado, de vagar,
et mostró sólo un dedo, que está çerca el pulgar;
luego se asentó en ese mismo lugar;
levantose el ribaldo, bravo, de mal pagar.

Mostró luego tres dedos contra el griego tendidos,
el polgar con otros dos, que con él son contenidos
en manera de arpón, los otros dos encogidos,
asentose el nesçio, catando sus vestidos.

Levantose el griego, tendió la palma llana,
et asentose luego con su memoria sana
levantose el bellaco con fantasía vana,
mostró puño çerrado; de porfia avía gana.

A todos los de greçia dixo el sabio griego:
«meresçen los romanos las leyes, yo non gelas niego.»
Levantáronse todos con pas e con sosiego;
grand honra ovo roma por un vil andariego.

Preguntaron al griego, qué fue lo que dixiera
por señas al romano, e qué le respondiera
dis: «yo dixe, que es un Dios: el romano dixo, que era verdad,
»uno et tres personas, e tal señal fesiera.

»Yo dixe, que era todo a la su voluntad;
»respondió, que en su poder teníe el mundo, et dis
»desque vi, que entendíen, e creíen la trinidad,
»entendí que meresçíen de leyes çertenidad.»

Preguntaron al bellaco, quál fuera su antojo.
Dis’: «díxome, que con su dedo me quebrantaría el ojo,
»d’esto ove grand pesar, e tomé grand enojo,
»et respondile con saña, con ira e con cordojo:

»que yo l’ quebrantaría ante todas las gentes
»con dos dedos los ojos, con el pulgar los dientes.
»Díxom’ luego após esto, que le parase mientes,
»que me daría grand palmada en los oídos retinientes.

»Yo l’ respondí, que l’ daría una tal puñada,
»que en tiempo de su vida nunca la vies’ vengada;
»desque vio la pelea teníe mal aparejada,
»dexos’ de amenasar do non gelo presçian nada.»

Por esto dise la patraña de la vieja ardida,
non ha mala palabra, si non es a mal tenida;
verás, que bien es dicha, si bien fuese entendida,
entiende bien mi dicho, e avrás dueña garrida.

La bulra que oyeres, non la tengas en vil,
la manera del libro entiéndela sotil,
que saber bien e mal, desir encobierto e doñeguil
tú non fallarás uno de trovadores mil.

Fallarás muchas garças, non fallarás un uevo,
remendar bien non sabe todo alfayate nuevo,
a trobar con locura non creas que me muevo,
lo que buen amor dise, con raçón te lo pruebo.

En general a todos fabla la escritura,
los cuerdos con buen seso entenderán la cordura,
los mançebos livianos goárdense de locura,
escoja lo mejor el de buena ventura.

Las del buen amor son raçones encubiertas,
trabaja do fallares las sus señales çiertas,
si la raçón entiendes, o en el seso açiertas,
non dirás mal del libro, que agora refiertas.

Do coydares que miente, dise mayor verdat.
En las coplas pintadas yase la falsedat,
dicha buena o mala por puntos la jusgat,
las coplas con los puntos load o denostat.

De todos instrumentos yo libro só pariente,
bien o mal qual puntares, tal te dirá çiertamente,
qual tú desir quisieres, y fas punto y tente,
si me puntar sopieres, siempre me avrás en miente.

Como dise Aristóteles, cosa es verdadera – Libro de buen amor 7

 

Como dise Aristóteles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenençia; la otra era
por aver juntamiento con fembra plasentera.

Si lo dixiese de mío, sería de culpar;
díselo grand filósofo, non só yo de rebtar;
de lo que dise el sabio non debemos dubdar,
que por obra se prueba el sabio e su fablar.

Que dis’ verdat el sabio claramente se prueba
omes, aves, animalias, toda bestia de cueva
quieren, segund natura, compaña siempre nueva;
et quanto más el omen que a toda cosa se mueva.

Digo muy más del omen, que de toda criatura:
todos a tiempo çierto se juntan con natura,
el omen de mal seso todo tiempo sin mesura
cada que puede quiere faser esta locura.

El fuego siempre quiere estar en la senisa,
como quier’ que más arde, quanto más se atisa,
el omen quando peca, bien ve que deslisa,
mas non se parte ende, ca natura lo entisa.

Et yo como soy omen como otro pecador,
ove de las mugeres a veses grand amor;
probar omen las cosas non es por ende peor,
e saber bien, e mal, e usar lo mejor.

Así fuer que un tiempo una dueña me priso – Libro de buen amor 8

 

Así fuer que un tiempo una dueña me priso,
de su amor non fuy en ese tiempo repiso,
siempre avía d’ella buena fabla e buen riso,
nunca ál fiso por mí, ni creo que faser quiso.
Era dueña en todo, e de dueñas señora,
non podía estar solo con ella una hora,
mucho de omen se guardan allí do ella mora;
más mucho que non guardan los jodíos la tora.
Sabe toda noblesa de oro e de seda,
complida de muchos bienes anda mansa e leda,
es de buenas costumbres, sosegada, e queda,
non se podría vençer por pintada moneda.
Enviel’ esta cantiga que es deyuso puesta
con la mi mensagera, que tenía empuesta;
dise verdad la fabla, que la dueña compuesta,
si non quier’el mandado, non da buena respuesta.
Dixo la dueña cuerda a la mi mensagera:
«yo veo otras muchas creer a ti, parlera,
»et fállanse ende mal: castigo en su manera,
»bien como la raposa en agena mollera.»

Dis’ que yasíe doliente el león, de dolor – Libro de buen amor 9

 

Dis’ que yasíe doliente el león, de dolor:
todas las animalias viníen ver su señor,
tomó plaser con ellas, e sintiose mejor,
alegráronse todas mucho por su amor.

Por le faser plaser, et más le alegrar,
convidáronle todas que l’ daríen a yantar,
dixeron que mandase los que quisies’ matar:
mandó matar al toro, que podríe abastar.

Fis’ partidor al lobo, mandó, que a todos diese,
él apartó lo menudo para el león que comiese,
et para sí la canal, la mejor que omen viese:
al león dixo el lobo, que la mesa bendixiese.

«Señor», dis’, «tú estás flaco, esta vianda liviana
»cómela tú, señor, que t’ será buena e sana,
»para mí et los otros la canal que es vana.»
El león fuer sañudo, que de comer avíe gana.

Alçó el león la mano por la mesa santiguar,
dio grand golpe en la cabeza al lobo por lo castigar:
el cuero con la oreja del casco le fuer arrancar:
el león a la raposa mandó la vianda dar.

La gulpeja, con el miedo e como es artera,
toda la canal del toro al león dio entera,
para sí e los otros tod’ lo menudo era:
maravillose el león de tan buena egoaladera.

l león dixo: «comadre ¿quién vos mostró a faser partisión
»tan buena, tan aguisada, tan drecha con raçón?»
ella dixo: «en la cabeza del lobo tomé yo esta liçión;
»en el lobo castigué qué fesiese o qué non.»

«Por ende yo te digo, vieja e non mi amiga,
»que jamás a mí non vengas, nin me digas tal enemiga
»si non, yo te mostraré cómo el león castiga,
»que el cuerdo et la cuerda en mal ageno castiga.»

Et segund dis’ jesu christo, non ay cosa escondida,
que acabo de tiempo non sea bien sabida,
fuer la mi poridad luego a la plaça salida,
la dueña muy guardada fuer luego de mi partida.

Nunca desde esa hora yo más la pude ver:
enviome mandar, que punase en faser
algún triste ditado, que podiese ella saber,
que cantas’ con tristeza, pues la non podíe aver.

Por complir su mandado de aquesta, mi señor,
fise cantar tan triste como este triste amor:
cantábalo la dueña, creo que con dolor,
más que yo podría ser d’ello trovador.

Dise el proverbio viejo: «quien matar quier’ su can
achaque le levanta, porque no l’ den del pan.»
Los que quieren partirnos como fecho lo han,
mescláronme con ella, e dixiéronle del plan.

Que me loava d’ella como de buena caça,
et que probava d’ella como si fuese caraça:
dis’ la dueña sañuda: «non ay paño sin raça,
»nin el leal amigo non es en toda plaça.»

Como dise la fabla, quando a otro someten,
quál palabra te disen, tal coraçón te meten:
posiéronle grand saña, d’esto se entremeten:
dis’ la dueña: «los novios non dan quanto prometen.»

Como la buena dueña era mucho letrada,
sotil, entendida, cuerda, bien mesurada,
dixo a la mi vieja, que le avía embiada,
esta fabla compuesta de isopete sacada.

Dis: «quando quier’ casar ome con dueña onrada,
»promete e manda mucho; desque la ha cobrada,
»de quanto le prometió, o le da poco, o nada;
»fase como la tierra, quando estava finchada.»

«ainsí fuer que la tierra començó a bramar – Libro de buen amor 10

 

«ainsí fuer que la tierra començó a bramar
estava tan finchada, que quería quebrar;
a quantos la oíen, podíe mal espantar,
como dueña en parto començose de coytar.

La gente que tan grandes bramidos oía,
coydaban que era preñada: a tanto se dolía.
Pensaban, que era grand sierpe, o grand bestia paría,
que a todo el mundo combríe e estragaría.

Quando ella bramava, pensava de foír,
et desque vino el día que ovo de parir,
parió un mur topo, escarnio fue de reír,
sus bramuras e espantos en burla fueron salir.

Et bien ansí acaesçió, a muchas e a tu amo.
Primeramente mucho trigo dan, poca paja, tamo,
çiegan muchos con el viento, vanse perder con mal ramo;
vete, dil’ que me non quiera, que no l’ quiero, ni l’amo.»

Ome, que mucho fabla, fase menos a veses,
pone muy grant espanto, chica cosa es dos nueses:
las cosas mucho caras alguna hora son rafeses,
las viles e las rafeses son caras a las de veses.

Como por chica cosa aborreçía en grand saña,
arredrose de mí, físome el juego mañana,
aquél es engañado quien coyda que engaña,
d’esto, fise trova de tristesa tan maña.

Fis’ luego estas cántigas de verdadera salva.
Mandé que gelas diesen de noche o al alva:
no las quiso tomar; dixe yo: «muy mal va,
»al tiempo se encoge mejor la yerba malva.»

Como dise Salomón, e dise la verdat – Libro de buen amor 11

 

Como dise Salomón, e dise la verdat,
que las cosas del mundo todas son vanidat,
todas son pasaderas, vanse con la edat;
salvo amor de Dios, todas son liviandat.

Et yo desque vi la dueña partida e mudada,
dixe: «querer do non me quieren, faría una nada:
»responder do non me llaman, es vanidat probada.»
Partime de su pleyto, pues de mí es redrada.

Sabe Dios, que aquesta dueña e quantas yo vi,
siempre quise guardarlas, et siempre las serví,
si servir non las pude, nunca las deserví,
de dueña mesurada siempre bien escrebí.

Mucho sería villano e torpe pajés,
si de la mujer noble dixiese cosa refés;
ca en muger loçana, fermosa e cortés
todo bien del mundo e todo plaser es.

Si Dios, quando formó el ome entendiera
que era mala cosa la mujer, non la diera
al ome por compañera, nin d’él non la fesiera,
si para bien non fuera, tan noble non saliera.

Si omen a la mujer non la quisiese bien,
non ternía tantos presos el amor quantos tien’,
por santo nin santa que seya, non sé quién,
non codiçie compaña, si solo se mantien’.

Una fabla lo dise, que vos digo agora:
que una ave sola nin bien canta, nin bien llora,
el mástel sin la vela non puede estar toda hora,
nin las verças non se crían tan bien sin la noria.

Et yo como estava solo sin compañía,
codiçiaba tener lo que otro para sí tenía,
puse el ojo en otra non santa, más sentía,
yo cruisiava por ella, otro la avíe valdía.

Et porque yo non podía con ella ansí fablar,
puse por mí mensagero, coydando recabdar
a un mi compañero, sópome el clavo echar,
él comió la vianda, e a mí fiso rumiar.

Fis’ con el grand pesar esta trova cazurra,
la dueña que la oyere, por ella non me aburra,
ca debríen me desir neçio, et más que bestia burra,
si de tan grand escarnio yo non trovase burla.

Mis ojos no verán lus – Libro de buen amor 12

 

Mis ojos no verán lus
pues perdido he a crus.

Crus crusada, panadera,
tomé por entendedera,
tomé senda por carrera
como andalús.

Coydando que la avría,
díxelo a fernand garçía
que troxiese la pletesía
et fuese pleytés e dus.

Díxome que l’ plasía de grado
e físose de la crus privado,
a mí dio rumiar salvado
él comió el pan más dus.

Prometiol’ por mi consejo
trigo que tenía añejo,
et presentol’ un conejo
el traidor falso marfús.

Dios confonda mensajero
tan presto e tan ligero:
non medre Dios tal conejero,
que la caça ansí adús.

Quando la crus veía, yo siempre me omillava,
santiguábame a ella do quier que la fallava,
el compaño de çerca en la crus adorava,
del mal de la crusada yo non me reguardava.

Del escolar goloso compañero de cucaña
fise esta otra trova, non vos sea estraña,
ca de ante nin después non fallé en españa
quien ansí me fesiese de escarnio magadaña.

Los antiguos astrólogos disen en la sçiençia – Libro de buen amor 13

 

Los antiguos astrólogos disen en la sçiençia
de la astrología una buena sabiençia,
qu’el omen quando nasçe luego en su nasçençia
el signo en que nasçe le jusgan por sentençia.

Esto dis’ tholomeo, e díselo platón,
otros muchos maestros en este acuerdo son:
quál es el asçendente e la costelaçión
del que nasçe, tal es su fado et su don.

Muchos ay que trabajan siempre por cleresía,
deprenden grandes tiempos, espienden grant quantía,
en cabo saben poco, que su fado les guía:
non pueden desmentir a la astrología.

Otros entran en orden por salvar las sus almas,
otros toman esfuerzo en querer usar armas,
otros sirven señores con las sus manos ambas,
pero muchos de aquestos dan en tierra de palmas.

Non acaban en orden, nin son más caballeros,
nin han merçed de señores, nin han de sus dineros:
porque puede ser esto, creo ser verdaderos,
segund natural curso, los dichos estrelleros.

Porque creas el curso, d’estos signos atales,
desirt’he un juisio de cinco naturales,
que judgaron un niño por sus çiertas señales,
dieron juisios fuertes de acabados males.

Era un rey de moros, alcarás nombre avía:
nasçiole un fijo bello, más de aquél non tenía,
embió por sus sabios, d’ellos saber querría
el signo e la planeta del fijo que l’ nasçía.

Entre los estrelleros que l’ vinieron a ver,
vinieron çinco d’ellos de más cumplido saber;
desque vieron el punto en que ovo de nasçer,
dixo el un maestro: «apedreado a de ser.»

Judgó el otro e dixo: «éste a de ser quemado.»
El terçero dise «el niño a de ser despeñado.»
El quarto dixo «el infante a de ser colgado.»
Dixo el quinto maestro: «morrá en agua afogado.»

Quando oyó el rey juisios desacordados,
mandó que los maestros fuesen muy bien guardos;
físolos tener presos en logares apartados,
dio todos sus juisios por mintrosos probados.

Desque fue el infante a buena edat llegado,
pidió al rey su padre, que le fuese otorgado
de ir a correr monte, caçar algún venado;
respondiole el rey, que le plasía de grado.

Cataron día claro para ir a caçar;
desque fueron en el monte, óvose a levantar
un rebatado nublo, comenzó a graniçar,
e a poca de hora comenzó de apedrear.

Acordose su ayo, de cómo lo judgaron
los sabios naturales, que su signo acataron:
dis: «vayámosnos, señor, que los que a vos fadaron
»non sean verdaderos en lo que adevinaron.»

Pensaron mucho ayna todos de se acoger,
mas como es verdat, e non puede fallesçer
en lo que Dios ordena en cómo ha de ser,
segund natural curso non se puede estorçer.

Fasiendo la grand piedra el infante aguijó,
pasando por la puente un grand rayo le dio,
foradose la puente, por allí se despeñó,
en un árbol del río de sus faldas se colgó.

Estando ansí colgado a do todos lo vieron,
afogose en el agua; acorrer non lo podieron:
los çinco fados dichos todos bien se complieron.
Los sabios naturales verdaderos salieron.

Desque vido el rey complido su pesar,
mandó los estrelleros de la presión soltar:
físoles mucho bien, e mandoles usar
de su astrología, en que non avíe que dubdar.

Yo creo los astrólogos verdad naturalmente;
pero Dios que crió natura e acidente,
puédelos demudar, et faser otramente:
segund la fe católica, yo d’esto só creyente.

En creer lo de natura non es mal estança:
e creer muy más en Dios con firme esperança;
por que creas mis dichos e non tomes dubdança,
pruébotelo brevemente con esta semejança.

Yo creo que el rey en su regno ha poder
de dar fueros et leyes, e derechos faser:
d’esto manda faser libros, e quadernos componer:
para quien fase el yerro qué pena debe haber.

Acaesçe, que alguno fase grant traición,
ansí que por el fuero debe morir con raçón,
pero por los privados, que en su ayuda son,
si piden merçed al rey, dal’ complido perdón.

O si por aventura aqueste que lo erró,
al rey en algund tiempo atanto le servió,
que piedat e serviçio mucho al rey movió,
porque del yerro fecho complido perdón le dio.

Et ansí como por fuero avía de morir,
el fasedor del fuero non lo quier’ consentir,
dispensa contra el fuero e déxalo vevir;
quien puede faser leyes, puede contra ellas ir.

Otrosí puede el papa sus decretales far,
en que a sus súbditos manda çierta pena dar;
pero pude muy bien contra ellas dispensar,
por graçia o por serviçio toda la pena soltar.

Vemos cada día pasar esto de fecho,
pero por todo eso las leyes y el derecho,
et el fuero escrito non es por ende desfecho,
ante es çierta çiencia e de mucho provecho.

Bien ansí nuestro señor Dios, quando el çielo crió,
puso en él sus signos, et planetas ordenó,
sus poderíos çiertos et juisios otorgó,
pero mayor poder retuvo en sí que les non dio.

Ansí que por ayuno, e limosna, e oraçión,
et por servir a Dios con mucha contriçión
non ha poder mal signo nin su costelaçión.
El poderío de Dios tuelle la tribulaçión.

Non son por todo aquesto los estrelleros mintrosos,
que judgan segund natura por sus cuentos fermosos,
ellos e la çiençia son çiertos et non dubdosos,
mas no pueden contra Dios ir, nin son poderosos.

Non sé astrología, nin só ende maestro,
nin sé astrolabio más que buey de cabestro;
mas porque cada día veo pasar esto,
por aqueso lo digo, otrosí veo aquesto.

Muchos naçen en venus; que lo más de su vida
es amar las mugeres; nunca se les olvida;
trabajan et afanan mucho sin medida,
e los más non recabdan la cosa más querida.

En este signo atal creo que yo nasçí,
siempre puñé en servir dueñas que conoçí,
el bien que me feçieron, non lo desgradeçí,
a muchas serví mucho, que nada acabesçí.

Como quier’ que he probado mi signo ser atal
en servir a las dueñas puñar e non en ál;
pero aunque ome non goste la pera del peral,
en estar a la sombra es plaser comunal.

Muchas noblesas ha el que a las dueñas sirve,
loçano fablador en ser franco se avive,
en servir a las dueñas el bueno non se esquive,
que si mucho trabaja, en mucho plaser vive.

El amor fas’ sotil al ome que es rudo,
fásele fabrar fermoso al que antes era mudo,
al omen que es cobarde, fáselo muy atrevudo,
al peresoso fase ser presto et agudo.

Al mançebo mantiene mucho en mançebés,
e al viejo fas’ perder mucho la vejés,
fase blanco e fermoso del negro como pes,
lo que non vale una nues, amor le da grand pres.

El que es enamorado, por muy feo que sea,
otrosí su amiga magüer que sea muy fea,
el uno et el otro non ha cosa que vea,
que tan bien le paresca, nin que tanto desea.

El babieca, el torpe, el neçio, et el pobre
a su amiga bueno paresçe, et rico hombre;
más noble que los otros, por ende todo cubre,
como un amor pierde, luego otro cobre.

Ca puesto que su signo sea de tal natura:
como es este mío, dise una escritura,
que buen esfuerzo vençe a la mala ventura,
et a toda pera dura grand tiempo la madura.

Una tacha le fallo al amor poderoso,
la qual a vos, dueñas, yo descobrir non oso,
mas porque non me tengades por desidor medroso,
es ésta: que el amor siempre fabla meteroso.

Ca segund vos he dicho en la otra conseja,
lo que en sí es torpe, con amor bien semeja,
tiene por noble cosa lo que non vale una arveja,
lo que semeja non es, oya bien tu oreja.

Si las mançanas siempre oviesen tal sabor
de dentro qual de fuera dan vista et color
non avríe de las plantas fruta de tal valor,
más ante pudríe que otra; pero dan buen olor.

Bien atal es el amor, que da palabra llena,
toda cosa que dise, paresçe mucho buena,
non es todo cantar quanto ruido suena,
por vos descobrir esto, dueña, non aya pena.

Dis’, por las verdades se pierden los amigos,
et por las non desir se fasen desamigos,
ansí entiende sano los proverbios antiguos,
et nunca vos creades loores de enemigos.

Como dise el sabio, cosa dura e fuerte – Libro de buen amor 14

 

Como dise el sabio, cosa dura e fuerte
es dexar la costumbre, el fado, et la suerte;
la costumbre es otra natura, çiertamente,
apenas non se pierde fasta que viene la muerte.

Et porque es costumbre de mançebos usada
querer siempre tener alguna enamorada:
por aver solás bueno del amor con amada,
tomé amiga nueva, una dueña ençerrada.

Dueña de buen linaje e de mucha noblesa,
todo saber de dueña sabe con sotilesa,
cuerda et de buen seso, non sabe de vilesa,
muchas dueñas e otras de buen saber las besa.

De talla muy apuesta, et de gesto amorosa,
loçana, doñeguil, plasentera, fermosa,
cortés, e mesurada, falaguera, donosa,
graçiosa, et donable de amor en toda cosa.

Por amor d’esta dueña fis’ trovas e cantares,
sembré avena loca ribera de enares;
verdat es lo que disen los antiguos retraeres,
quien en ‘l arenal siembra non trilla pegujares.

Coydando la yo aver entre las benditas,
dávale de mis donas non paños, et non çintas,
non cuentas, nin sartal, nin sortijas, nin mitas,
con ello estas cántigas que son deyuso escritas.

Non quiso reçebirlo, bien fuyó de avolesa,
fiso de mí babieca, dis’: «non muestran peresa
»los omes en dar poco por tomar grand riquesa
»levadlo e desidle, que mal mercar non es franquesa.

Et non perderé yo a Dios, nin al su paraíso
por pecado del mundo, que es sombra de aliso:
non soy yo tan sin seso, si algo he priso;
quien toma, dar debe, díselo sabio enviso.

Ansí contesçió a mí con la dueña de prestar,
como contesçió al ladrón, que entraba a furtar;
que falló un grand mastín, començole de ladrar,
el ladrón por furtar algo, començole a falagar.

Lançó medio pan al perro, que traía en la mano,
dentro iban las garaças, barruntolo el alano;
dis’: «non quiero mal bocado, non seríe para mí sano,
»por el pan de una noche, non perderé quanto gano.

Por poca vianda que esta noche çenaría
non perderé los manjares, nin el pan de cada día,
si yo tu mal pan comiese, con ello me afogaría,
tú furtarías lo que guardo, et yo grand traiçión

al señor que me crió, non faré tal falsedat,
que tú furtes su tesoro, que dexó en mi lealdat,
tú levarís el algo, yo faría grand maldat:
vete de aquí, ladrón, non quiero tu poridat.

Començó de ladrar mucho, el mastín era masillero
tanto seguió al ladrón, que fuyó de aquel çillero:
así conteçió a mí, et al mi buen mensagero
con aquesta dueña cuerda, e con la otra primero.

Fueron dares baldíos, de que ove mansilla:
dixo: «uno coyda el bayo, et otro lo ensilla.»
Redreme de la dueña, et creí la fabrilla,
que dis’: «por lo perdido non estés mano en megilla.»

Ca segund vos he dicho, de tal venturo seo,
que si lo fas’ mi signo, o si mi mal aseo,
nunca puedo acabtar lo medio que deseo,
por esto a las vegadas con el amor peleo.

Direvos una pelea, que una noche me vino – Libro de buen amor 15

 

Direvos una pelea, que una noche me vino,
pensando en mi ventura sañudo et non con vino:
un omen grande, fermoso, mesurado a mí vino:
yo le pregunté quién era, dixo: «amor, tu vesino.»

Con saña que tenía, fuilo a denostar:
díxel’: «si amor eres, no puedes aquí estar,
eres mentiroso, falso en muchos enartar,
salvar non puedes uno, puedes çient mil matar.

Con engaños et lisonjas, et sotiles mentiras
emponçoñas las lenguas, enerbolas tus viras,
el que mejor te sirve, a él fieres, quando tiras,
párteslo del amiga al omen que aíras.

Traes enloqueçidos a muchos con tu saber,
fáseslos perder el sueño, el comer, e el beber,
fases a muchos omes tanto se atrever
en ti, fasta que el cuerpo e el alma van perder.

Non tienes regla çierta, ni tienes en ti tiento,
a las vegadas prendes con gran arrebatamiento,
a veses poco a poco con maestrías çiento;
de quanto yo te digo, tú sabes que non miento.

Desque los omes prendes, non das por ellos nada,
tráeslos de hoy en cras en vida muy penada,
fases al que te cree lastar en tu mesnada,
et por plaser poquillo andar luenga jornada.

Eres tan enconado, que do fieres de golpe,
non lo sana mengía, emplasto, nin jarope,
non sé fuerte nin reçio que se contigo tope,
que no l’ debatas luego por mucho que se enforçe.

De cómo enflaqueses las gentes e las dañas,
muchos libros ay d’esto, de cómo las engañas
con tus muchos doñeos e con tus malas mañas
siempre tiras la fuerça, dísenlo en fasañas.

Era un garçón loco, mançebo bien valiente – Libro de buen amor 16

 

Era un garçón loco, mançebo bien valiente,
non quería casarse con una solamente,
si non con tres mugeres; tal era su talente;
porfiaron en cabo con él toda la gente.

Su padre e su madre, et su hermano mayor
afincáronle mucho, que ya por su amor
con dos que se casase, primero con la menor,
et dende a un mes complido casase con la mayor.

Fiso su casamiento con aquesta condiçión:
el primer mes ya pasado dixiéronle tal raçón,
que al otro su hermano con una e con más non
quisiese que le casasen a ley e a bendiçión.

Respondió el casado, que esto non fesiesen,
que él tenía muger, en que ambos a dos oviesen
compaña mucho buena, e d’esto le dixiesen,
de casarlo con otra non se entremetiesen.

Aqueste omen bueno padre de aqueste neçio
tenía un molino de grand muela de preçio,
ante que fuese casado el garçón atán reçio,
andando mucho la muela teníala con el pie quedo.

Aquesta fuerza grande e aquesta valentía,
ante que fuese casado ligero la fasía.
El un mes ya pasado que casado avía,
quiso probar como ante e vino allí un día:

probó tener la muela como avía usado,
levantole las piernas, echolo por mal cabo,
levantose el neçio, maldíxole con mal fado,
dis: ‘¡ay molino resio! aun te vea casado.’

A la muger primera él tanto la amó,
que a la otra donsella nunca más la miró,
non probó más tener la muela, sol’ non lo asmó,
ansí tu devaneo al garçón loco domó.

Eres padre del fuego, pariente de la llama,
más arde e más se quema qualquier que te más ama
amor, quien te más sigue, quémasle cuerpo et alma
destrúyeslo del todo, como el fuego a la rama.

Los que te non probaron, en buen día nasçieron,
folgaron sin coydado, nunca entristeçieron,
desque a ti fallaron, todos su bien perdieron,
fueles como a las ranas, quando el rey pidieron.

​Las ranas en un lago cantavan et jugavan – Libro de buen amor 17

 

Las ranas en un lago cantavan et jugavan,
cosa non las nusía, bien solteras andavan,
creyeron al diablo, que d’el mal se pagavan,
pidieron rey a don júpiter, mucho gelo rogavan.

Embioles don júpiter una biga de lagar
la mayor qu’é1 pudo; cayó en ese lugar,
el grand golpe del fuste fiso las ranas callar,
mas vieron que non era rey para las castigar.

Suben sobre la biga quantas podían sobir,
dixieron: ‘non es este rey para lo nos servir.’
Pidieron rey a don júpiter, como lo solían pedir:
don júpiter con saña óvolas de oír.

Embioles por su rey cigüeña mansillera,
cercava todo el lago, ansí fas’ la ribera,
andando pico abierta, como era ventenera,
de dos en dos las ranas comía bien ligera.

Querellando a don júpiter, dieron voçes las ranas:
‘señor, señor, acórrenos, tú que matas et sanas,
‘el rey, que tú nos diste por nuestras voses vanas,
‘danos muy malas tardes, et peores mañanas,

‘su vientre nos sotierra, su pico nos estraga,
‘de dos en dos nos come, nos abarca, et nos astraga;
‘señor, tú nos defiende, señor, tú ya nos paga,
‘danos la tu ayuda, tira de nos tu plaga.’

Respondioles don júpiter: ‘tened lo que pidistes,
‘el rey tan demandado por quantas voses distes,
‘vengue vuestra locura, ca en poco tovistes
‘ser libres et sin premia: reñid, pues lo quisistes.’

Quien tiene lo que l’ cumple, con ello sea pagado,
quien puede ser suyo, non sea enagenado,
el que non toviere premia, non quiera ser premiado
libertad e soltura non es por oro complado.

Bien ansí acaesçe a todos tus contrallos
do son de sí señores, tórnanse tus vasallos;
tú después nunca piensas si non por astragallos,
en cuerpos e en almas así todos tragallos.

Queréllanse de ti, mas non les vales nada,
que tan presos los tienes en tu cadena doblada,
que non pueden partirse de tu vida penada,
responde a quien te llama, vete de mi posada

non quiero tu compaña, vete de aquí, varón:
das al cuerpo laseria, trabajo sin raçón,
de día et de noche eres fino ladrón,
quando omen está seguro, fúrtasle el coraçón.

En punto que lo furtas, luego lo enagenas,
dasle a quien non le ama, torméntasle con penas,
anda el coraçón sin cuerpo en tus cadenas,
pensando e sospirando por las cosas agenas.

Fáseslo andar volando, como la golondrina,
revuélveslo a menudo, tu mal non adevina,
oras coyda en su saña, oras en merselina,
de diversas maneras tu queja lo espina.

En un punto lo pones a jornadas tresientas,
anda todo el mundo, quando tú lo retientas,
déxasle solo et triste con muchas sobervientas,
a quien no l’ quiere ni l’ ama, siempre gela mientas.

Varón ¿qué has conmigo? ¿quál fue aquel mal debdo,
que tanto me persigues? viénesme manso e quedo,
nunca me aperçibes de tu ojo nin del dedo,
dasme en el coraçón, triste fases del ledo.

Non te puedo prender; tanta es tu maestría
et magüer te presiese, creí que te non mataría,
tú cada que a mí prendes, tanta es tu orgullía,
sin piedad me matas de noche et de día.

Responde: ¿qué te fis’, ¿por qué me non diste dicha?
en quantas que amé nin de la dueña bendicha
de quanto me prometíe, luego era desdicha,
en fuerte punto te vi, la hora fue maldicha.

Quanto más aquí estás, tanto más me asaño;
más fallo que te diga, veyendo quanto daño
siempre de ti me vino, con tu sotil engaño,
andas urdiendo siempre cobierto so mal paño.

Contigo siempre traes los mortales pecados – Libro de buen amor 18

 

Contigo siempre traes los mortales pecados,
con mucha cobdiçia, los omes engañados,
fáseles cobdiçiar, mucho ser denodados,
pasar los mandamientos, que de Dios fueron dados.

De todos los pecados es raís la cobdiçia:
ésta es tu fija mayor, tu mayordoma ambiçia,
ésta es tu alferes, et tu casa ofiçia,
ésta destruye el mundo, sostienta la justiçia.

La soberbia et ira que non falla do quepa,
avarisia e loxuria que arden más que estepa,
gula, embidia, açidia, que s’ pegan como lepra,
de la cobdiçia nasçen, es d’ella raís et çepa.

En ti fasen morada, alevoso traydor.
Con palabras muy dulses, con gesto engañador,
prometen e mandan mucho los omes con amor,
por complir lo que mandan, cobdiçian lo peor.

Cobdiçian los averes, que ellos non ganaron,
por complir las promesas, que con amor mandaron,
muchos por tal cobdiçia lo ageno furtaron,
porque penan sus almas, e los cuerpos lasraron.

Murieron por los furtos de muerte sopitaña,
arrastrados et enforcados de manera estraña,
en todo eres encuentro, e de mala picaña,
quien tu cobdiçia tiene el pecado lo engaña.

Por cobdiçia feçiste a troya destroyr,
por la manzana escrita que non debiera escrebir
quando la dio a venus paris por le indusir,
que troxo a elena que cobdiçiaba servir.

Por tu mala cobdiçia los de egipto morieron,
los cuerpos enfamaron, las ánimas perdieron,
fueron e son airados de Dios los que te creyeron,
de mucho que cobdiçiaron, poca parte ovieron.

Por la cobdiçia pierde el omen el bien que tiene,
coyda aver más mucho de quanto le conviene,
non a lo que cobdiçia, lo suyo non mantiene,
lo que contesçió al perro, a éstos tal les viene.

Alano carniçero en un río andava – Libro de buen amor 19

 

Alano carniçero en un río andava,
una pieça de carne en la boca pasava,
con la sombra del agua dos tanto l’ semejava,
cobdiçiola abarcar, cayósele la que levava.
Por la sombra mentirosa et por su coydar vano
la carne que tenía, perdiola el alano,
non ovo lo que quiso, non l’ fue cobdiçiar sano,
coydó ganar, et perdió lo que tenía en su mano.
Cada día contesçe al cobdiçioso atal,
coyda ganar contigo, et pierde su cabdal,
de aquesta raís mala nasçe todo el mal,
es la mala cobdiçia un pecado mortal.
Lo más e lo mejor, lo qu’es más preçiado,
desque lo tiene omen çierto et ya ganado,
nunca debe dexarlo por un vano coydado:
quien dexa lo que tiene fase grand mal recabdo.

Soberbia mucha tienes a do miedo non as – Libro de buen amor 20

 

Soberbia mucha tienes a do miedo non as,
piensas pues non as miedo tú de qué pasarás,
las joyas para tu amiga de qué las complarás,
por esto robas et furtas, porque tú penarás.

Fases con tu soberbia acometer malas cosas,
robar a camineros las joyas preçiosas,
forçar muchas mugeres casadas e esposas,
vírgenes et solteras, viudas et religiosas.

Por tales malefiçios mándalos la ley matar,
mueren de malas muertes, non los puedes tú quitar.
Liévalos el diablo por el tu grand abeytar,
fuego infernal arde do uvías asentar.

Por tu mucha soberbia feçiste mucho perder,
primero muchos ángeles, con ellos luçifer,
que por su gran soberbia e su desagradeçer
de las sillas del çielo ovieron de caer.

Magüer de su natura buenos fueron criados,
por la su grand soberbia fueron e son dañados;
quantos por la soberbia fueron e son dañados,
non se podrán escrebir en mil priegos contados.

Quantos fueron e son, batallas et peleas,
injurias e barajas et contiendas muy feas,
amor, por tu soberbia se fasen, bien lo creas,
toda maldat del mundo es do quier que tú seas.

El omen muy soberbio et muy denodado,
que non a de Dios miedo, nin cata aguisado,
ante muere que otro más fraco et más lasrado,
contésçel’ como al asno con el caballo armado.

Iva lidiar en campo el caballo fasiente – Libro de buen amor 21

 

Iva lidiar en campo el caballo fasiente,
porque forçó la dueña el su señor valiente,
lorigas bien levadas, muy valiente se siente:
mucho delante l’iba el asno mal doliente.

Con los pies, et con las manos, et con el noble freno.
El caballo soberbio fasía tan grand sueno,
que a las otras bestias espanta como trueno:
el asno con el miedo quedó, et no l’ fue bueno.

Estava refusando el asno con la grand carga,
andava mal e poco, al caballo embarga:
derribole el caballo en medio de la varga;
dis’: ‘don villano nesçio, buscad carrera larga.’

Dio salto en el campo ligero, aperçebido,
coydó ser vençedor, et fincó él vençido.
En el cuerpo muy fuerte de lança fue ferido,
las entrañas le salen, estava muy perdido.

Desque salió del campo, non valía una çermeña;
a arar lo pusieron, et a traer la leña,
a veses a la noria, a veses a la aceña:
escota el soberbio el amor de la dueña.

Tenía del grand yugo desolladas las çerviçes,
del finojar a veses finchadas las narises,
rodillas desolladas fasiendo muchas prises,
ojos fondos, bermejos, como pies de perdises.

Los quadriles salidos, somidas las ijadas,
el espinaso agudo, las orejas colgadas:
vídolo el asno nesçio: rijó bien tres vegadas,
dis’: ‘compañero soberbio ¿dó son tu empelladas?

‘¿dó es tu noble freno, et tu dorada silla?
‘¿dó es tu soberbia, dó es la tu rensilla?
‘siempre vivrás mesquino, e con mucha mansilla,
‘vengue la tu soberbia tanta mala postilla.’

Aquí tomen enxiemplo, et liçón cada día
los que son muy soberbios con su grand orgullía,
que fuerza e edat e onra, salud e valentía
non pueden durar siempre, vanse con mançebía.

Tú eres avarisia, eres escaso mucho – Libro de buen amor 22

 

Tú eres avarisia, eres escaso mucho,
al tomar te alegras, al dar non lo as ducho,
non te fartaría duero con el su aguaducho,
siempre te fallo mal cada que te escucho.

Por la grand escasesa fue perdido el rico,
que al poble sant láçaro non dio solo un çatico,
non quieres ver nin amas poble grand nin chico,
nin de los tus tesoros non le quieres dar un pico.

Magüer que te es mandado por santo mandamiento
que vistas al desnudo, et fartes al fambriento,
et des al poble posada, tanto eres avariento,
que nunca lo diste a uno, pidiéndotelo çiento.

Mesquino: ¿tú qué farás el día de la afruenta
quando de tus haberes et de tu mucha renta
te demandare Dios de la despensa cuenta?
non te valdrán tesoros, nin reynos çincuenta.

Quando tú eras poble, que tenías grand dolençia,
entonçes sospiravas, et fasías penitençia,
pidías a Dios que te diese salud e mantenençia,
et que partirías con pobles, et non farías fallençia.

Oyó Dios tus querellas, et diote buen consejo,
salud, e grand riquesa, et tesoro sobejo,
quando ves el poble, cáesete el çejo,
fases como el lobo doliente en el vallejo.

El lobo a la cabra comíala por merienda – Libro de buen amor 23

 

El lobo a la cabra comíala por merienda,
atravesósele un hueso, estaba en contienda,
afogarse quería, demandava corrienda
físicos et maestros, que quería faser emienda.

Prometió al que lo sacase, tesoros e grand riquesa,
vino la grulla de somo del altesa,
sacole con el pico el hueso con sotilesa,
el lobo fincó sano para comer sin peresa.

Dixo la grulla al lobo, que l’ quisiese pagar,
el lobo dixo: ‘¡cómo! ¿yo non te pudiera tragar,
‘el cuello con mis dientes, si quisiera apertar?
‘pues séate soldada, pues non te quise matar.’

Bien ansí tú lo fases: aora que estás lleno
de pan e de dineros que forçaste de lo ageno,
non quieres dar al poble un poco de çenteno,
mas ansí te secarás como roçío et feno.

En faser bien al malo cosa non l’aprovecha,
omen desagradeçido bien fecho nunca pecha,
el buen conosçimiento mal omen lo desecha,
el bien que omen le fase, dis’ que es por su derecha.

Siempre está loxuria a do quier que tú seas – Libro de buen amor 24

 

Siempre está loxuria a do quier que tú seas,
adulterio et forniçio todavía deseas,
luego quieres pecar con qualquier que tú veas,
por complir la loxuria en guiñando las oteas.

Fesiste por loxuria al profeta david,
que mató a urías, quando le mandó en la lid
poner en los primeros, quando le dixo: ‘id,
‘levad esta mi carta a joab et venid.’

Por amor de bersabee la muger de urías
fue el rey david omeçida, e fiso a Dios fallías:
por ende non fiso el tempro en todos los sus días,
fiso grand penitençia por las tus maestrías.

Fueron por la loxuria çinco nobles çibdades
quemadas e destroídas; las tres por sus maldades,
las dos non por su culpa, mas por las veçindad
por malas veçindades se pierden eredades.

Non te quiero por vesino, nin me vengas tan presto:
al sabidor virgilio, como dise en el testo,
engañole la dueña quando lo colgó en el çesto,
coydando que lo sobía a su torre por esto.

Porque le fiso desonra, et escarnio del ruego,
el grand encantador físole muy mal juego,
la lumbre de la candela encantó et el fuego,
que quanto era en roma en punto morió luego.

Ansí que los romanos fasta la criatura
non podíen ayer fuego por su desaventura,
si non lo ençendían dentro en la natura
de la muger mesquina, otro non les atura.

Si dava uno a otro fuego o la candela,
amatávase luego, e veníen todos a ella,
ençendíen allí todos como en grand çentella,
ansí vengó virgilio su desonra e querella.

Después d’esta desonra et de tanta vergüeña,
por faser su loxuria virgilio en la dueña
descantó el fuego que ardiese en la leña,
fiso otra maravilla qu’el omen nunca ensueña.

Todo el suelo del río de la çibdad de roma
tiberio agua cabdal que muchas aguas toma,
físole suelo de cobre, reluse más que goma,
a dueñas tu loxuria d’esta guisa las doma.

Desque pecó con ella, sentiose escarnida,
mandó faser escalera de torno enjerida
de navajas agudas, por que a la sobida
que sobiese virgilio, acavase su vida.

Él sopo que era fecho por su escantamente,
nunca más fue a ella, nin la ovo talente,
ansí por la loxuria es verdaderamente
el mundo escarnido, et muy triste la gente.

De muchos ha que matas, non sé uno que sanes:
quantos en tu loxuria son grandes barraganes,
mátanse asimesmos los locos albardanes,
contésçeles como al águila con los neçios truanes.

El águila cabdal canta sobre la faya – Libro de buen amor 25

 

El águila cabdal canta sobre la faya,
todas las otras aves de allí las atalaya,
non ay péndola d’ella, que en tierra caya,
si ballestero la falla, préçiala más que saya.

Saetas e quadrillos, que trae amolados,
con péndolas de águila los ha empendolados,
fue como había usado a ferir los venados,
al águila cabdal diole por los costados.

Cató contra sus pechos el águila ferida,
e vido, que sus péndolas la habían escarnida,
dixo contra sí misma una raçón temida:
‘de mí salió quien me mató, et me tiró la vida.’

El loco, el mesquino que su alma non cata,
usando tu locura e tu mala barata,
destruye a su cuerpo e a su alma mata,
que de sí mesmo sale quien su vida desata.

Omen, ave, o bestia, a que amor retiente,
desque cumple loxuria, luego se arrepiente,
entristese en punto, luego flaquesa siente,
acórtase la vida: quien lo dixo non miente.

¿Quién podríe desir quántos tu loxuria mata?
¿quién diríe tu forniçio et tu mala barata?
al que tu entendimiento e tu locura cata
el diablo lo lieva, quando non se recata.

Eres pura envidia, en el mundo non ha tanta – Libro de buen amor 26

 

Eres pura envidia, en el mundo non ha tanta,
con grand çelo que tienes omen de ti se espanta,
si el tu amigo te dise: ‘fabla ya quánta
‘tristesa e sospecha tu coraçón quebranta.’

El çelo siempre nasçe de tu envidia pura,
temiendo que a tu amiga otro le fabla en locura,
por esto eres çeloso, e triste con rencura,
siempre coydas en çelos, de otro bien non as cura.

Desque avía el çelo en ti arraygar,
sospiros e corajes quiérente afogar,
de ti mesmo nin de otro non te puedes pagar,
el coraçón te salta, nunca estás de vagar.

Con çelo e sospecha a todos aborresçes,
levántasles baraja, con çelo enfraquesçes,
buscas malas contiendas, fallas lo que meresçes,
contésçete como acaesçe en la red a los peçes.

Entras en la pelea, non puedes d’ella salir,
estás fraco e sin fuerza, non te puedes refertir,
nin la puedes vençer, nin puedes ende foír,
estórvate tu pecado, fásete allí morrir.

Por envidia caín a su hermano abel
matolo, porque yase dentro en mongibel;
jacob a esaú por la envidia d’él,
furtole la bendiçión, porque fue rebtado d’él.

Fue por la envidia mala traído jesu christo
Dios verdadero e omen, fijo de Dios muy quisto,
por envidia fue preso, et muerto et conquistado,
en ti non es un bien nin fallado, nin visto.

Cada día los omes por cobdiçia porfían,
con envidia e çelo omes e bestias lidian,
a do quier que tú seas, los çelos allí herían,
la envidia los parte, enviDiosos los crían.

Porque tiene tu vesino más trigo que tú paja,
con tu mucha envidia levántasle baraja,
ansí te acaesçe por le levar ventaja
como con los pavesnos contesçió a la graja.

Al pavón la corneja vídol’ faser la rueda – Libro de buen amor 27

 

Al pavón la corneja vídol’ faser la rueda,
dixo con grand envidia: ‘yo faré quanto pueda,
‘por ser atán fermosa’ -esta locura coeda:
la negra por ser blanca contra sí se denueda.

Peló todo su cuerpo, su cara et su çeja;
de péndolas de pavón vistió nueva pelleja,
fermosa et non de suyo fuese para la iglesa:
algunas fasen esto que fiso la corneja.

Graja empavonada como pavón vestida
vídose bien pintada, e fuese enloqueçida,
a mejores que non ella era desagradeçida,
con los pavesnos anda la tan desconoçida.

El pavón de tal fijo espantado se fiso,
vido el mal engaño, et el color apostiso,
pelole toda la pluma, et echola en el carriso,
más negra paresía la graja que el eriso.

Ansí con tu envidia fases a muchos sobrar,
pierden lo que ganaron por lo ageno cobrar,
con la envidia quieren por los cuerpos quebrar,
non fallarán en ti si non todo mal obrar.

Quien quiere lo que non es suyo, et quiere otro paresçer
con algo de lo ageno ahora resplandesçer,
lo suyo e lo ageno todo se va a perder,
quien se tiene por lo que non es, loco es, va a perder.

​La golosina tienes, goloso laminero – Libro de buen amor 28

 

La golosina tienes, goloso laminero,
querríes a quantas veçes gostarlas tú primero,
enfrasquesçes, pecado, eres grand venternero,
por cobrar la tu fuerza, eres lobo carniçero.

Desque te conoçí, nunca te vi ayunar,
almuerças de mañana, non pierdas la yantar,
sin mesura meriendas, mejor quieres çenar,
si tienes qué, o puedes, a la noche çaherar.

Con la mucha vianda e vino creçe la frema,
duermes con tu amiga, afógate postema,
liévate el diablo, en el infierno te quema,
tú dises al garçón, que coma bien y non tema.

Adán el nuestro padre por gula e tragonía,
porque comió del fruto que comer non debía,
echole del paraíso Dios en aquese día,
por ello en el infierno desque morió yasía.

Mató la golosina muchos en el desierto
de los más mejores que y eran por çierto,
el profeta lo dise esto que te refierto:
por comer e tragar siempre estás boca abierto.

Feçiste por la gula a lot, noble burgués,
beber tanto que yogó con sus fijas; pues ves
a faser tu forniçio; ca do mucho vino es,
luego es la loxuria, et todo mal después.

Muerte muy rebatada trahe la golosina
al cuerpo muy goloso e al alma mesquina;
d’esto ay muchas fablas e estorias paladina;
desírtelo he más breve por te enviar ayna.

Un caballo muy gordo pasçía en la defesa – Libro de buen amor 29

 

Un caballo muy gordo pasçía en la defesa,
veníe el león de caza, pero con él non pesa,
el león tan goloso al caballo sopesa,
‘vasallo’, dixo, ‘mío, la mano tú me besa.’

Al león gargantero respondió el caballo,
dis’: ‘tú eres mi señor, e yo tu vasallo,
en te besar la mano yo en eso me fallo,
mas ir a ti non puedo, que tengo un grand contrallo.

Ayer do me ferrava un ferrero maldito,
echome en este pie un clavo tan fito,
enclavome; ven, señor, con tu diente bendito
sácamelo, et fas de mí como de tuyo quito.’

Abaxose el león por le dar algún confuerto,
el caballo ferrado contra sí fiso tuerto,
las coçes el caballo lançó fuerte en çierto,
diole entre los ojos, echole frío muerto.

El caballo con el miedo fuyó aguas vivas,
avía mucho comido de yerbas muy esquivas,
iva mucho cansado, tomáronlo adivas:
ansí mueren los locos golosos do tú ivas.

El comedor sin mesura, et la grand venternía,
otrosí mucho vino con mucha beberría,
más mata que cuchillo, ypocrás lo desía;
tú dises que quien bien come, bien fase garçonía.

Ira e vanagloria tienes; en el mundo non ay tamaña – Libro de buen amor 30

 

Ira e vanagloria tienes; en el mundo non ay tamaña,
más orgullo e más brío tienes, que toda españa,
si non se fase lo tuyo, tomas ira et saña,
enojo et mal querençia anda en tu compaña.

Por la grand vanagloria nabucodonosor,
donde era poderoso, et de babilonia señor,
poco a Dios preçiaba nin avía d’é1 temor.
Tirole Dios su poderío, e todo su honor.

Él fue muy vil tornado et de las bestias egual,
comía yerbas montesas, como buey paja et ál,
de cabellos cobierto, como bestia atal,
uñas crió mayores que águila cabdal.

Rencor et omeçida criados de ti son,
vos ved que yo soy fulano, de los garçones garçón.
Dises muchos baldones así que de rondón,
mátanse los babiecas desque tú estás, follón.

Con la grand ira sansón, que la su fuerça perdió,
cuando su mujer dalila los cabellos le cortó,
en que avía la fuerça, et desque la bien cobró,
así mesmo con ira, e a otros muchos mató.

Con grand ira e saña saúl, que fue rey
el primero que los jodíos ovieron en su ley.
Él mesmo se mató con su espada; pues vey,
si debo fiar en ti, a la fe non ansí lo crey.

Quien bien te conosçiere, de ti non fiará,
el que tus obras viere, de ti se arredrará,
quanto más te usare, menos te preçiará,
quanto más te probare, menos te amará.

De la açidia eres mesonero et posada – Libro de buen amor 32

 

De la açidia eres mesonero et posada,
nunca quieres que de bondat faça nada,
desque lo ves valdío, dasle vida penada,
en pecado comiença, en tristesa acavada.

Nunca estás valdío; aquél que una ves atas,
fáselos pensar engaños, muchas malas baratas,
deléytase en pecados et en malas baratas,
con tus malas maestrías almas e cuerpos matas.

Otrosí con açidia traes ipocresía,
andas con grand simplesa pensando pletesía,
pensando estás triste, tu ojo non se ersía,
do ves la fermosa, oteas con raposía.

De quanto bien podrías, non fases de ello cosa,
engañas todo el mundo con palabra fermosa,
quieres lo que el lobo quiere de la raposa;
abogado de fuero: oy’ fabla provechosa.

Ira et vanalgoria al león orgulloso – Libro de buen amor 31

 

Ira et vanalgoria al león orgulloso,
que fue a todas bestias cruel e muy dañoso,
mató a sí mesmo irado, et muy sañoso,
desirte he el enxiemplo; séate provechoso.

El león orgulloso con ira e valentía,
quando era mançebo, todas las bestias corría,
a las unas matava, a las otras fería,
vínole grand vegedat, flaquesa e peoría.

Fueron aquestas nuevas a las bestias coseras,
fueron muy alegres, porque andaban solteras,
contra él vinieron todas por vengar sus denteras,
aun el asno nesçio veníe en las delanteras.

Todos en el león feríen et non poquillo,
el javalín sañudo, dávale del colmillo,
feríanlo de los cuernos el toro e el novillo,
el asno perezoso en él poníe su sillo.

Diole grand par de coçes, en la frente gelas pon’:
el león con grand ira travó de su coraçón,
con sus uñas mesmas murió et con ál non,
ira e vanagloria diéronle mal gualardón.

El omen, que tiene estado, honra et grant poder
lo que para sí non quiere, non lo debe a otros faser
que mucho ayna, se puede todo su poder perder.
Et lo qu’él fiso a otros, d’ellos tal puede aver.

Furtava la raposa a su vesina el gallo – Libro de buen amor 33

 

Furtava la raposa a su vesina el gallo:
veíalo el lobo, mandávale dexallo:
desía que non devía lo ageno furtarllo;
él non veía la hora, que estoviese en tragallo.

Lo que él más fasía, a otros lo acusava,
a otros retraía lo qu’él en sí loava,
lo que él más amava, aquello denostava,
desíe que non fesiesen lo qu’él más usava.

Emplasola por fuero el lobo a la comadre,
fueron ver su juisio ante un sabidor grande,
don gimio avía por nomble, de buxía alcalde,
era sotil e sabio, nunca seía de valde.

Fiso el lobo demanda en muy buena manera,
cierta et bien formada, clara e bien çertera,
teníe buen abogado, ligero e sotil era,
galgo, que de la raposa es grand abarredera.

Ante vos el mucho honrado e de grand sabidoría
don gimio, ordinario alcalde de buxía,
yo el lobo me querello de la comadre mía,
en juisio propongo contra su malfetría.

Et digo que agora en el que pasó de feblero,
era de mil e tresientos en el año primero,
regnante nuestro señor el león masillero,
que vino a nuestra çibdat por nomble de monedero.

En casa de don cabrón, mi vasallo et mi quintero,
entró a furtar de noche por çima del fumero,
sacó furtando el gallo, el nuestro pregonero,
levolo et comiolo a mi pesar en tal ero.

De aquesto la acuso ante vos, el buen varón,
pido que la condenedes por sentençia et por ál non,
que sea enforcada e muerta como ladrón;
esto me ofresco probar so pena del talión.’

Seyendo la demanda en juisio leída,
fue sabia la gulpeja, et bien aperçebida;
señor, dis yo só siempre de poco mal sabida,
dadme un abogado que fable por mi vida.

Respondió el alcalde: ‘yo vengo nuevamente
a esta vuestra çibdat, non conosço la gente;
pero yo te dó de plazo, que fasta días veinte
ayas tu abogado, luego al plazo vente.

Levantose el alcalde esa hora de judgar,
las partes cada una pensaron de buscar
quál dineros, quál prendas para el abogado dar,
ya sabía la raposa quién le había de ayudar.

El día era venido del plazo asignado,
vino doña marfusa con un grand abogado,
un mastín ovejero de carrancas çercado:
el lobo quando lo vio, fue luego espantado.

Este grand abogado propuso por su parte:
alcalde, señor don gimio, quanto el lobo departe,
quanto demanda et pide, todo lo fas’ con arte,
que él es fino ladrón, et non falla que l’ farte.

Et por ende yo propongo contra él esençión
legítima et buena, porque su petiçión
non deve ser oída, nin tal acusación:
el faser non la puede, ca es fino ladrón.

A mí acaesçió con él muchas noches e días,
que levava furtadas de las ovejas mías,
vi que las degollava en aquellas erías,
ante que las comiese, yo gelas tomé frías.

Muchas veses de furto es de jues condenado,
por sentençia et por derecho es muy enfamado,
por ende non deve ser d’él ninguno acusado,
nin en vuestra audiençia oído, nin escuchado.

Otrosí le opongo, que es descomulgado
de mayor descomunión por costituçión de legado,
porque tiene barragana pública, e es casado
con su muger doña loba, que mora en vil forado.

Su mançeba es la mastina, que guarda las ovejas:
por ende los sus dichos non valen dos arvejas,
nin le deven dar respuesta a sus malas consejas;
asolved a mi comadre, váyase de las callejas.

El galgo e el lobo estaban encogidos,
otorgáronlo todo con miedo e amidos
dis luego la marfusa: ‘señor, sean tenidos
en reconvençión, pido que mueran et non sean oídos.

Tal eres, como el lobo, retrahes lo que fases – Libro de buen amor 34

 

Tal eres, como el lobo, retrahes lo que fases,
estrañas lo que ves, et non el lodo en que yases,
eres mal enemigo; a todos quantos plases
fablas con grant simplesa, porque muchos engañes.

A obla de piedad nunca paras mientes,
nin visitas los presos, nin quieres ver dolientes,
si non solteros, sanos, mançebos e valientes:
si loçanas encuentras, fáblaslas entre dientes.

Reças muy bien las oras con garçones folguynes
cum his qui oderunt paçem fasta que el salterio afines.
Diçes ecce quem bonum, con sonajas, et baçines,
in noctibus stolite, después vas a maitines.

Do tu amiga mora comienças a levantar
domine labia mea en alta voz a cantar,
primo dierum ortu los estormentos tocar
nostras preçes ut audiat, et fáçeslos despertar.

Desque sientes a ella tu coraçón espaçias
con la maitinada cántate en las frurias laçias
laudes aurora luçe dasles grandes graçias
con miserere mei mucho te lo engraçias.

Et saliendo el sol comienças luego prima
debe in notem tuo ruegas a tu saquima
que la lieve por agua e que dé a toda çima
va en achaque de agua a verte la mala esquima.

Et si es tal que non usa andar por las callexas
que la lieve a las huertas por las rosas vermejas
si cree la babieca sus dichos e consejas
cueva tristis trae de quicumque vult redruexas.

Et si es dueña tu amiga que d’esto non se compone
tú católica e ella, cata manera que la trastorne
os, linga, mens le añade seso con ardor pospone
va la dueña a terçia caridat a longe pone.

Tú vas luego a la iglesia por le deçir tu raçón
más que por oír la misa, nin ganar de Dios perdón,
quieres la misa de los novios sin gloria, e sin son,
caxqueas al dar ofrenda, bien trotas el comendón.

Acabada la misa reças tú bien la sexta
que la vieja que tiene a tu amiga presta
comienças in verbum tuum, e diçes tú de aquésta
sed sanctus sant’ licor por la grand misa de fiesta.

Diçes quomodo dilexi nuestra fabla varona
susçipe me secundum, que para la mi corona
lucerna pedibus meis es la vuestra persona,
ella te diçe quam dulçia que recabdas a la nona.

Vas a reçar la nona con la dueña loçana
mirabilia comienças, diçes de aquesta plana
gresus meos dirige, responde doña fulana
iustus es domine tañer a nona la campana.

Nunca vi sancristán que a vísperas mexor tanga
todos los instierros toca con la chica manga
la que viene a tus vísperas por bien que se remanga
con virga virtutis tue faces, que de ay retanga.

Sede a destris meis diçes a la que viene;
cantas letatus sum, si allí se detiene;
illic enim asçenderunt a qualquier que allí se atiene.
La fiesta de seis capas contigo la pascua tiene.

Nunca vi cura de almas que tan bien diga completas.
Vengan fermosas, o feas, quier’ blancas, quier’prietas
digan te conoscas nos se grado abres las puertas
después custodinos te ruegan las encubiertas.

Fasta el quod parasti non la quieres dexar
ante façiem eius sabes las alxar
in gloria plebis tuae façes las aveitar
salve regina, diçes, si de ti se va quexar.

Con açidia traes estos males atantos – Libro de buen amor 35

 

Con açidia traes estos males atantos
muchos otros pecados, antojos e espantos;
non te pagas de omes castos nin dignos santos,
a los tuyos das oblas de males e quebrantos.

El que tu obla trae, es mintroso perjuro,
por complir tus deseos fásesle herege duro
más cree tus lisonjas el nesçio fadeduro,
que non la fe de Dios, vete, yo te conjuro.

Non te quiero, amor, nin cobdiçio tu fijo,
fásesme andar de valde, dísesme ‘digo, digo’,
tanto más me aquejas quanto yo más aguijo,
non me val’ tu vanagloria un vil grano de mijo.

Non as miedo, nin vergüença de rey nin reyna,
múdaste do te pagan cada día ayna,
huésped eres de muchos, non duras so cortina,
como el fuego andas de vesina en vesina.

Con tus muchas promesas a muchos embeliñas,
en cabo son muy pocos a quien bien adeliñas
non te menguan lisonjas más que fojas en viñas:
más traes neçios locos que hay piñones en piñas.

Fases como folguín en tu mesma manera,
atalayas de lexos, e caças la primera,
al que quieres matar, sácasle de carrera,
de logar encobierto sacas çelada fiera.

Tiene omen su fija de coraçón amada,
loçana e fermosa, de muchos deseada,
encerrada e guardada, e con viçios criada,
do coyda tener algo, en ella tiene nada.

Cóydanse la casar como las otras gentes,
porque se onren d’ella su padre e sus parientes,
como mula camursia agusa rostros e dientes,
remeçe la cabeza, a mal seso tiene mientes.

Tú la ruyes a la oreja, e dasle mal consejo,
que faga tu mandado, et sigua tu trebejo,
los cabellos en rueda, el peyne et el espejo,
que aquel amigo oveja non es d’ella parejo.

El coraçón le tornas de mil guisas a la hora,
si oy casar la quieren, cras de otro se enamora,
a las veses en saya, a las veses en alcandora,
remítase la loca a do tu locura mora.

El que más a ti cree, anda más por mal cabo
a ellos e a ellas a todos das mal ramo,
de pecado dañoso de ál non te alabo,
tristesa e flaquesa, ál de ti non recabdo.

Das muerte perdurable a las almas que fieres,
das muchos enemigos al cuerpo que requieres,
fases perder la fama al que más amor dieres,
a Dios pierde e al mundo, amor, el que más quieres.

Estruyes las personas, los averes estragas,
almas, cuerpos et algos como huerco las tragas,
de todos tus vasallos fases neçios fadragas,
prometes grandes cosas, poco et tarde pagas.

Eres muy grand gigante al tiempo del mandar,
eres enano chico quando lo as de dar,
luego de grado mandas, bien te sabes mudar,
tarde das e amidos, bien quieres demandar.

De la loçana fases muy loca et muy boba,
fases con tu grand fuego, como fase la loba,
el más astroso lobo al eñodio ajoba,
aquél da de la mano, e de aquél se encoba.

Ansí muchas fermosas contigo se enartan,
con quien se les antoja con aquel se apartan,
quier’ feo, quier’ natio aguisado non catan,
quanto más a ti creen, tanto peor baratan.

Fases por muger fea perder omen apuesto,
piérdese por omen torpe dueña de grand repuesto,
plásete con cualquier do el ojo as puesto,
bien te pueden desir antojo por denuesto.

Natura as de diablo, a do quier que tú mores
fases temblar los omes, e mudar sus colores,
perder seso e fabla, sentir muchos dolores,
traes los omes çiegos, que creen en tus loores.

Al bletador semejas, quando teñe su brete,
que canta dulçe con engaño, al ave pone aveite
fasta que le echa el laso, quando el pie dentro mete,
asegurando matas, quítate de mí, vete.

Contesçe cada día a tus amigos contigo – Libro de buen amor 36

 

Contesçe cada día a tus amigos contigo,
como contesçió al topo, que quiso ser amigo
de la rana pintada, quando lo levó consigo:
entiende bien la fabla, et por qué te lo digo.

Tenía el mur topo cueva en la ribera,
creçió tanto el río, que maravilla era,
cercó toda su cueva, que non salía de fuera,
vino a él cantando la rana cantadera.

Señor enamorado, dixo al mur la rana,
quiero ser tu amiga, tu muger, et tu cercana,
yo te sacaré a salvo agora por la mañana,
ponerte he en el otero, cosa para ti sana.

Yo sé nadar muy bien, ya lo ves por el ojo:
ata tu pie al mío, sube en mi finojo;
sacarte he bien a salvo, non te faré enojo,
ponerte he en el otero o en aquel rastrojo.

Bien cantava la rana con fermosa raçón,
mas ál tiene pensado en el su coraçón,
creóselo el topo, en uno atados son,
atan los pies en uno, las voluntades non.

Non guardando la rana la postura que puso,
dio salto en el agua, somiose fasia yuso,
el topo cuanto podía, tiraba fasia suso,
qual de yuso, qual suso andavan a mal uso.

Andava y un milano volando desfambrido,
buscando qué comiese, esta pelea vido,
abatiose por ellos, subió en apellido,
al topo e a la rana levolos a su nido.

Comiolos a entrambos, non le quitaron la fambre,
así fase a los locos tu falsa vedegambre;
quantos tienes atados con tu mala estambre,
todos por ti peresçen por tu mala enxambre.

A los neçios e neçias, que una ves enlaças,
en tal guisa los trabas con tus fuertes mordaças,
que non an de Dios miedo, nin de sus amenaças;
el diablo los lieva presos en sus tenaças.

Al uno e al otro eres destroydor,
también al engañado como al engañador,
como el topo e la rana peresçen, o peor:
eres mal enemigo, fáseste amador.

Toda maldad del mundo e toda pestilençia
sobre la falsa lengua mintrosa aparesçençia,
desir palabras dulses que traen avenençia,
et faser malas obras, et tener mal querençia.

Del bien que omen dise, si a sabiendas mengua,
es el coraçón falso e mintrosa la lengua,
confunda Dios al cuerpo, do tal coraçón fuelga,
lengua tan enconada Dios del mundo la tuelga.

Non es para buen omen creer de ligero,
todo lo que l’ dixieren piénselo bien primero,
non le conviene al bueno que sea lisongero,
en el buen desir sea omen firme e verdadero.

So la piel ovejuna traes dientes de lobo,
al que una ves travas, liévastelo en robo,
matas al que más quieres, del bien eres encovo,
echas en flacas cuestas grand peso e grand ajovo.

Pláseme bien, te digo, que algo non te debo,
eres de cada día logrero, e das a renuevo,
tomas la grand ballena con el tu poco çebo:
mucho más te diría, salvo que non me atrevo.

Porque de muchas dueñas mal querido sería,
et mucho garçón loco de mí profaçaría,
por tanto non te digo el diesmo que podría:
pues cállate e callemos, amor, vete tu vía.»

El amor con mesura diome respuesta luego – Libro de buen amor 37

 

El amor con mesura diome respuesta luego:
dis’: «arçipreste, sañudo non seyas, yo te ruego,
non digas mal de amor en verdat nin en juego,
que a las veses poca agua fase abajar grand fuego.

Por poco mal desir se pierde grand’ amor,
de pequeña pelea nasçe muy grand’ rencor,
por mala dicha pierde vasallo su señor,
la buena fabla siempre fas’ de bueno mejor.

Escucha la mesura, pues dixiste baldón,
non debe amenazar el que atiende perdón,
do bien eres oído escucha mi raçón,
si mis dichos fases, non te dirá muger non.

Si tú fasta agora cosa non recabdeste
de dueñas et de otras que dises que ameste,
tórnate a tu culpa, pues por ti lo erreste,
porque a mí non veniste, nin oíste, nin prometiste.

Quesiste ser maestro ante que disçípulo ser,
et non sabes la manera como es deprender,
oye e leye mis castigos, e sábelos bien faser,
recabdarás la dueña, e sabrás otras tener.

Para todas mugeres tu amor non conviene,
non quieras amar dueñas, que a ti non aviene,
es un amor valdío, de grand locura viene,
siempre será mesquino quien amor vano tiene.

Si leyeres ovidio el que fue mi criado,
en él fallarás fablas que le ove yo mostrado,
muchas buenas maneras para enamorado
pánfilo et nasón yo los ove castigado.

Si quisieres amar dueñas o otra qualquier muger,
muchas cosas habrás primero de aprender;
para que ella te quiera en su amor querer,
sabe primeramente la muger escoger.

Cata muger fermosa, donosa, et loçana,
que non sea mucho luenga, otrosí nin enana;
si podieres, non quieras amar muger villana
que de amor non sabe, es como bausana.

Busca muger de talla, de cabeça pequeña,
cabellos amarillos, non sean de alheña,
las çejas apartadas, luengas, altas en peña,
ancheta de caderas: ésta es talla de dueña.

Ojos grandes, fermosos, pintados, relusçientes,
et de luengas pestañas bien claras e reyentes,
las orejas pequeñas, delgadas, para ál mientes,
si ha el cuello alto, atal quieren las gentes.

La narís afilada, los dientes menudillos,
egoales, e bien blancos, un poco apretadillos,
las ensivas bermejas, los dientes agudillos,
los labros de la boca vermejos, angostillos.

La su boca pequeña así de buena guisa,
la su fas sea blanca, sin pelos, clara, e lisa,
puña de aver muger, que la veas de prisa
que la talla del cuerpo te dirá esto a guisa.

A la muger que enviares de ti sea parienta,
que bien leal te sea, non sea tu servienta,
non lo sepa la dueña porque la otra non mienta
non puede ser quien mal casa que non se arrepienta.

Puña en quanto puedas que la tu mensajera
sea bien rasonada, sotil e costumera
sepa mentir fermoso e siga la carrera,
ca más fierve la olla con la su cobertera

si parienta non tienes atal, toma viejas,
que andan las iglesias e saben las callejas,
grandes cuentas al cuello, saben muchas consejas,
con lágrimas de moysén escantan las orejas.

Son grandes maestras aquestas paviotas,
andan por todo el mundo, por plaças e cotas,
a Dios alçan las cuentas, querellando sus coytas,
¡ay! ¡quánto mal saben estas viejas arlotas!

Desir t’he la fasaña de los dos peresosos – Libro de buen amor 38

 

Desir t’he la fasaña de los dos peresosos
que querían casamiento e andavan acusiosos;
amos por una dueña estavan codiçiosos
eran muy bien apuestos e verás quán fermosos.

El uno era tuerto del su ojo derecho,
ronco era el otro, de la pierna contrecho,
el uno del otro avía muy grand despecho.
Coydando que tenían su casamiento fecho.

Díxoles la dueña que ella quería casar
con el más peresoso e aquel quería tomar;
esto desíe la dueña queriéndolos abeitar.
Fabró luego el coxo, coydose adelantar.

Dixo: señora, oíd primero la mi raçón:
yo soy más peresoso que este mi compañón:
por peresa de tender el pie fasta el escalón
caí de la escalera, finqué con esta lisión.

Otrosí, yo pasava nadando por el río,
fasía la siesta grande, mayor que ome non vido;
perdíame de sed; tal peresa yo crío,
que por no abrir la boca de sed perdí el fablar mío.

Desque calló el coxo, dixo el tuerto: ‘señora,
chica es la peresa que éste dixo agora,
desir vos he la mía, non vistes tal ningund hora,
nin ver tal la puede ome que en Dios adora.

Yo era enamorado de una dueña en abril;
estando delante ella, sosegado e muy omil,
vínome desçendimiento a las narises muy vil,
por peresa de alimpiarme perdí la dueña gentil.

Mas vos diré, señora, una noche yasía
en la cama despierto, e muy fuerte llovía,
dávame una gotera del agua que fasía,
en el mi ojo muy resia, a menudo fería.

Yo ove grand peresa de la cabeça redrar,
la gotera que vos digo, con su mucho resio dar
el ojo, de que soy tuerto, óvomelo de quebrar;
devedes por más peresa, dueña, conmigo casar.’

Non sé,’ dixo la dueña, ‘d’estas peresas grandes,
quál es la mayor, d’ellas ambos pares estades,
véovos, torpe cojo, de quál pie cogeades,
veo, tuerto suçio, que siempre mal catades.

Buscad con quien casedes, que la dueña non se paga
de peresoso torpe, nin que vilesa faga.
Por ende, mi amigo, en tu coraçón non yaga,
nin tacha nin vilesa, de que dueña se despaga.

Fazle una vegada la vergüença perder
porque aquesto faz’ mucho si la podieres aver;
desque una vez pierde vergüença la muger
más diabluras façe de quantas ome quier’.

¡Talente de mugeres quién lo podría entender
sus malas maestrías e su mucho mal saber!
quando son ençendidas et mal quieren façer,
alma, e cuerpo, e fama, todo lo dexan perder.

Desque la vergüença pierde el tafur al tablero
si el pellote juga, jugará el braguero;
desque la cantadera dise el cantar primero
siempre le bullen los pies, et mal para el pandero.

Texedor e cantadera nunca tienen los pies quedos
en el telar e en la dança siempre bullen los tres dedos,
la muger sin vergüença por darle diez toledos
non dexaría de façer sus antojos aredos.

Non olvides la dueña díchotelo e de suso,
muger, molino et huerta, siempre quieren grand uso,
non se pagan de disanto emporidat nin a escuso
nunca quieren olvido, probador lo compuso.

Cierta cosa es esta qu’el molino andando gana
huerta mexor labrada da la mexor mançana
muger mucho seguida, siempre anda loçana:
do estas tres guardares non es tu obra vana.

Del que olvidó la muger te diré la fazaña – Libro de buen amor 39

 

Del que olvidó la muger te diré la fazaña
si vieres que es burla, dime otra tal mañana;
era don pitas pajas un pintor de bretaña
casose con muger moça, pagábase de compaña.

Ante del mes complido dixo él: nostra dona
yo volo ir a flandes, portaré muita dona.
Ella diz: monseñor, andar en ora bona
non olvidedes vuestra casa, nin la mi persona.

Dixo don pitas pajas: ‘dona de fermosura
yo volo façer en vos una bona figura
porque seades guardada de toda altra locura.
Ella diz: monseñor, façed vuestra mesura.

Pintol’ so el ombligo un pequeño cordero:
fuese don pitas pajas a ser novo mercadero,
tardó allá dos años, mucho fue tardinero,
façíasele a la dona un mes año entero.

Como era la moça nuevamente casada
avíe con su marido fecha poca morada,
tomó un entendedor et pobló la posada,
desfízose el cordero, que d’él non finca nada.

Cuando ella oyó que venía el pintor
mucho de priesa embió por el entendedor,
díxole que le pintase como podiese mexor
en aquel lugar mesmo un cordero menor.

Pintole con la gran priesa un eguado carnero
complido de cabeça con todo su apero,
luego en ese día vino el mensajero.
Que ya don pitas pajas de esto venía çertero.

Cuando fue el pintor de frandes venido
fue de la su muger con desdén resçebido
desque en el palaçio con ella estido
la señal que l’ feçiera non la echó en olvido.

Dixo don pitas pajas: ‘madona, si vos plaz’
mostradme la figura e afán buen solaz!’
diz’ la muger: ‘monseñor, vos mesmo la catad,
fey y ardidamente todo lo que vollaz.’

Cató don pitas pajas el sobre dicho lugar
et vido un grand carnero con armas de prestar.
‘¿Cómo es esto, madona, o cómo pode estar
‘que yo pinté corder, et trobo este manjar?’

como en este fecho es siempre la muger
sotil e mal sabida, diz’: ‘¿cómo, monseñor,
en dos años petid corder non se façed carner?
vos veniésedes templano et trobaríades corder.’

Por ende te castiga non dexes lo que pides,
non seas pitas pajas, para otro non errides,
con deçilres fermosos a la muger convides,
desque telo prometa, guarda non lo olvides.

Pedro levanta la liebre, et la mueve del covil
non la sigue nin la toma, façe como caçador vil,
otro pedro que la sigue et la corre más sotil
tómala, esto aconteçe a cazadores mil.

Diz’ la muger entre dientes: ‘otro pedro es aqueste
más garçón e más ardit que l’ primero que ameste,
el primero apost de éste non vale más que un feste,
con aquéste, e por éste faré yo si Dios me preste.’

Otrosí quando vieres a quien usa con ella
quier sea suyo o non, fáblale por amor de ella
si podieres, da l’ayo non le ayas querella
ca estas cosas pueden a la muger traella.

Por poquilla cosa del tu aver que l’ dieres
servirte a lealmente, fará lo que quisieres
fará por los dineros todo quanto pidieres
que mucho o poco, da l’ cada que podieres.

Mucho fas el dinero, et mucho es de amar – Libro de buen amor 40

 

Mucho fas el dinero, et mucho es de amar,
al torpe fase bueno, et omen de prestar,
fase correr al cojo, et al mudo fabrar,
el que non tiene manos, dineros quiere tomar.

Sea un ome nesçio et rudo labrador,
los dineros le fasen fidalgo e sabidor,
quanto más algo tiene, tanto es más de valor,
el que non ha dineros, non es de sí señor.

Si tovieres dineros, avrás consolaçión,
plaser e alegría, del papa raçión,
comprarás paraíso, ganarás salvaçión,
do son muchos dineros, es mucha bendiçión.

Yo vi en corte de roma, do es la santidat,
que todos al dinero fasen grand’ homilidat,
grand’ honra le fasçían con grand’ solenidat,
todos a él se homillan como a la magestat.

Fasíe muchos priores, obispos, et abades,
arçobispos, doctores, patriarcas, potestades,
a muchos clérigos nesçios dávales dinidades,
fasíe de verdat mentiras, et de mentiras verdades.

Fasía muchos clérigos e muchos ordenados,
muchos monges e monjas, religiosos sagrados,
el dinero los dava por bien examinados,
a los pobres desían, que non eran letrados.

Dava muchos juisios, mucha mala sentençia,
con muchos abogados era su mantenençia,
en tener pleytos malos et faser avenençia,
en cabo por dineros avía penitençia.

El dinero quebranta las cadenas dañosas,
tira çepos e grillos, et cadenas plagosas,
el que non tiene dineros, échanle las posas:
por todo el mundo fase cosas maravillosas.

Yo vi fer maravilla do él mucho usava,
muchos meresçían muerte que la vida les dava,
otros eran sin culpa, et luego los matava,
muchas almas perdía, et muchas salvava.

Fasía perder al pobre su casa e su viña,
sus muebles e raíçes todo los desaliña,
por todo el mundo anda su sarna e su tiña
do el dinero juega, allí el ojo guiña.

Él fase caballeros de neçios aldeanos,
condes, e ricos omes de algunos villanos:
con el dinero andan todos los omes loçanos,
quantos son en el mundo, le besan hoy las manos.

Vi tener al dinero las mejores moradas,
altas e muy costosas, fermosas, e pintadas,
castillos, eredades, et villas entorreadas:
todas al dinero sirven, et suyas son compladas.

Comía muchos manjares de diversas naturas,
vistía los nobles paños, doradas vestiduras,
traía joyas preçiosas en viçios et folguras,
guarnimientos estraños, nobles cabalgaduras.

Yo vi a muchos monges en sus predicaçiones
denostar al dinero et a sus tentaçiones,
en cabo, por dinero, otorgan los perdones,
asuelven el ayuno, ansí fasen oraçiones.

Pero que le denuestan los monges por las plaças,
guárdanlo en convento en vasos et en taças:
con el dinero cumplen sus menguas, e sus raças,
más condesignos tienen que tordos nin picaças.

Como quier que los frayles et clérigos disen, que aman a Dios servir,
si barruntan que el rico está para morir;
quando oyen sus dineros que comienzan a retenir,
quál de ellos lo levarán, comienzan luego a reñir.

Monges, frayles, clérigos non toman los dineros,
bien les dan de la çeja do son sus parçioneros,
luego les toman prestos sus omes despenseros;
pues que se disen pobles, ¿qué quieren tesoreros?

allí están esperando, quál avrá más rico tuero.
Non es muerto, ya disen pater noster, mal agüero,
como los cuervos al asno, quando le desuellan el cuero,
cras, cras, nos lo avremos, que nuestro es ya por fuero.

Toda muger del mundo, et dueña de altesa
págase del dinero et de mucha riquesa,
yo nunca vi fermosa, que quisiese poblesa,
do son muchos dineros y es mucha noblesa.

El dinero es alcalde et jues mucho loado,
éste es consejero et sotil abogado,
alguaçil et merino bien ardit esforzado:
de todos los ofiçios es muy apoderado.

Buenas costumbres debes en ti siempre aver – Libro de buen amor 41

 

Buenas costumbres debes en ti siempre aver.
Guárdate, sobre todo, mucho vino beber,
que el vino fiso a lot con sus fijas volver
en vergüenza del mundo, en saña de Dios caer.

Fiso cuerpo e alma perder a un hermitaño,
que nunca lo bebiera; probolo por su daño;
retentolo el diablo con su sotil engaño
físole beber el vino, oye enxiemplo estraño:

era un hermitaño quarenta años avía,
que en todas sus oblas en yermo a Dios servía
en tiempo de su vida nunca el vino bebía,
en santidad e en ayuno et en oraçión vevía.

Tomava grand pesar el diablo con esto
pensó cómo podiese partirle de aquesto,
vino a él un día con sotileça presto:
‘Dios te salve, buen omen,’ dixo con simple gesto.

Maravillado el monge, dis’: ‘a Dios me acomiendo
‘dime qué cosa eres, que yo non te entiendo.
‘Grand tiempo ha, que está aquí a Dios serviendo,
‘nunca vi aquí omen, con la crus me defiendo.’

Non pudo el diablo a su persona llegar,
seyendo arredrado comenzolo a retentar
dis: ‘aquel cuerpo de Dios, que tú deseas gustar,
‘yo te mostraré manera, que lo puedas tomar.

‘Non debes tener dubda, que del vino se fase
‘la sangre verdadera de Dios, en ello yase
‘sacramento muy sano, prueba, si te plase.’
El diablo al monje armado lo enlase.

Dixo el hermitaño: ‘non sé qué es vino.’
Respondió el diablo, presto por lo que vino,
dis: ‘aquellos taberneros, que van por el camino,
‘te darán asás d’ello, ve por ello festino.’

Físole ir por el vino, et desque fue venido,
dixo: ‘saca d’ello, e bebe, pues lo as traído,
‘prueba un poco d’ello, et desque ayas bebido,
‘verás que mi consejo te será por bien avido.’

Bebió el hermitaño mucho vino sin tiento,
como era fuerte puro, sacol’ de entendimiento;
desque vido el diablo que ya echava çimiento,
armó sotil su casa et su aparejamiento.

‘Amigo,’ dis, ‘non sabes de noche, nin de día
‘quál es la hora çierta, nin el mundo cómo se guía,
‘toma gallo que te muestre las horas cada día,
‘con él alguna fembra, que con ellas mejor cría.’

Creyó su mal consejo, ya el vino usava,
él estando con vino, vido cómo se juntava
el gallo a las fembras, con ellas se deleytava,
cobdiçió faser forniçio desque con vino estava.

Fue con él la cobdiçia raís de todos males,
luxuria e soberbia tres pecados mortales,
luego el omeçida: estos pecados tales
trae el mucho vino a los descomunales.

Desçendió de la hermita, forçó una muger,
ella dando muchas voçes non se pudo defender,
desque pecó con ella temió mesturado ser,
matola el mesquino, e óvose de perder.

Como diçe el proverbio, palabra es bien çierta,
que no hay encobierta que a mal non rebierta,
fue la su mala obra en punto descobierta,
esa hora fue el monge preso et en refierta.

Descobrió con el vino quánto mal había fecho,
fue luego justiçiado, como era derecho,
perdió cuerpo e alma el cuitado mal trecho:
en el beber demás y ay todo el mal provecho.

Partiose amor de mí, e dexome dormir – Libro de buen amor 42

 

Partiose amor de mí, e dexome dormir:
desque vino el alba començé de comedir
en lo que me castigó; et por verdat desir,
fallé que en sus castigos siempre usé vevir.

Maravilleme mucho desque en ello pensé,
de cómo en servir dueñas todo tiempo non cansé,
mucho las guardé siempre, nunca me alabé,
¿quál fue la raçón negra porque non recabdé?

contra mi coraçón yo mismo me torné,
porfiando le dixe: «agora yo te porné
»con dueña falaguera: e d’esta ves terné,
»que si bien non avengo, nunca más averné.»

Mi coraçón me dixo: «faslo e recabdarás,
si hó non recabdares, torna y luego cras,
lo que muchos días acabado non as,
quando non coydares, a otra ora lo avrás.

Fasaña es usada, proverbio non mintroso,
más val’ rato acuçioso que día perezoso:
partime de tristeza de cuydado dañoso,
busqué et fallé dueña de qual só deseoso.

De talle muy apuesta, de gestos amorosa
doñeguil, muy loçana, plasentera et fermosa,
cortés et mesurada, falaguera, donosa,
graçiosa et risueña, amor de toda cosa.

La más noble figura de quantas yo aver pud’,
viuda rica es mucho, et moça de juventud
et bien acostumbrada, es de calataúd,
de mí era vesina, mi muerte e mi salud.

Fija de algo en todo et de alto linage,
poco salía de casa, segunt lo an de usage:
fuime a doña venus que le levase mensage,
ca ella es comienzo et fin d’este viaje.

Ella es nuestra vida et ella es nuestra muerte,
enflaqueçe et mata al resio et al fuerte,
por todo el mundo tiene grant poder et fuerte,
todo por su consejo se fará a do apuerte.

Señora doña venus, muger de don amor,
noble dueña, omíllome yo, vuestro servidor
de todas cosas sodes vos el amor señor:
todos vos obedesçen como a su fasedor.

Reyes, duques e condes e toda criatura
vos temen e vos sirven como a vuestra fechura,
complit los míos deseos et datme dicha e ventura,
non me seades escasa, nin esquiva, nin dura.

Non vos pidré grant cosa para vos me la dar,
pero a mí cuitado es me grave de far:
sin vos yo non la puedo començar nin acabar:
yo seré bien andante por lo vos otorgar.

Só ferido e llagado, de un dardo só perdido,
en el coraçón lo traye ençerrado et ascondido,
non oso mostrar la laga, matarme a si la olvido,
et aun desir non oso el nombre de quien me ha ferido.

La llaga non se me dexa a mí catar nin ver,
onde mayores peligros espera que an de ser:
reçelo que mayores dapnos me podrán recreçer
físico nin melesina non me puede pro tener.

¿Quál carrera tomaré que me non vaya matar?
¡cuytado yo me faré que non la puedo catar!
derecha es mi querella, raçón me fase acuytar,
pues que non fallo nin qué me pueda prestar.

Et porque munchas cosas me embargan e empeçen,
he de buscar munchos cobros segunt que me pertenesçen:
las artes muchas vegadas ayudan, otras fallesçen,
por las artes viven munchos, por las artes peresçen.

Si se descubre mi llaga quál es, dónde fue venir,
si digo quién me ferió, puedo tanto descobrir
que perderé melesina so esperança de guarir:
la esperança con conorte sabe a las veses fallir.

E si encubre del todo su ferida e su dolor,
si ayuda non demanda por aver salut mijor,
por ventura me vernía otro peligro peor;
morría de todo en todo, nunca vi cuyta mayor.

Mejor es mostrar el ome su dolençia e su quejura
al menge et al buen amigo que l’ darán por aventura
melesina e consejo por do pueda aver folgura,
que non el morir sin dubda, et vevir en grant secura.

¡ay Dios, y quán fermosa viene doña endrina por la plaça! – Libro de buen amor 43

 

¡ay Dios, y quán fermosa viene doña endrina por la plaça!
¡qué talle, qué donayre, qué alto cuello de garça!
¡qué cabellos, qué boquilla, qué color, que buenandança!
con saetas de amor fiere quando los sus ojos alça.

Pero tal lugar non era para fablar en amores,
a mí luego me vinieron muchos miedos e temblores,
los mis pies e las mis manos non eran de sí señores,
perdí seso, perdí fuerza, mudáronse mis colores.

Unas palabras tenía pensadas para le desir,
el miedo de las compañas me fasíen al departir,
apenas me conosçía nin sabía por dó ir,
con mi voluntat mis dichos non se podían seguir.

Fablar con muger en plaça es cosa muy descobierta,
a veses mal perro anda tras mala puerta abierta,
bueno es jugar fermoso, echar alguna cobierta,
a do es lugar seguro es bien fablar cosa çierta.

Señora, la mi sobrina que en toledo seía
se vos encomienda mucho, mil saludes vos envía:
si avies’ lugar e tiempo por quanto de vos oía,
deseavos mucho ver, et conoçer vos querría.

Querían allá mis parientes casarme en esta saçón
con una donçella rica, fija de don pepión,
a todos di por respuesta que la non quería, non,
de aquella sería mi cuerpo que tiene mi coraçón.»

Abajé más la palabra, díxel’ que en juego fablava,
porque toda aquella gente de la plasa nos mirava,
desde vi que eran idos, que omen aí non fincava,
començel’ desir mi quejura del amor que me afincava.
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Otro non sepa la fabla, d’esto fagamos,
do se çelan los amigos, son más fieles entramos.

En el mundo non es cosa que yo ame a par de vos,
tiempo es ya pasado de los años más de dos
que por vuestro amor me pena, ámovos más que a Dios.

Non oso poner persona que lo fable entre nos.
Con la grant pena que paso vengo a vos desir mi quexa.
Vuestro amor he d’esto que me afinca e me aquexa
non me tira, non me parte, non me suelta, non me dexa:
tanto me da la muerte, quanto más se me alexa.

Reçelo he que non me oídes esto que vos he fablado,
fablar muncho con el sordo es mal seso e mal recabdo
cret que vos amo tanto que non ey mayor cuydado
esto sobre todas cosas me traye más afincado.

Señora, yo non me trevo a desir vos más rasones
fasta que me respondades a estos pocos sermones,
desitme vuestro talant, veremos los coraçones.»
Ella dixo: «vuestros dichos non los preçio dos piñones.

Bien así engañan munchos a otras munchas endrinas,
el ome tan engañoso así engaña a sus vesinas,
non cuydedes que só loca por oyr vuestras parlinas
buscat a quien engañedes con vuestras falsas espinas.»

Yo le dixe: «ya, sañuda, anden fermosos trebejos,
son los dedos en las manos, pero non son todos parejos,
todos los omes non somos de unos fechos nin consejos,
la peña tiene blanco et prieto, pero todos son conejos.

A las vegadas lastan justos por pecadores,
a munchos empeesçen los agenos errores
fas’ mal culpa de malo a buenos e a mejores,
deven tener la pena a los sus fasedores.

El yerro que otro fiso a mí non faga mal,
avet por bien que vos fable allí so aquel portal.
Non vos vean aquí todos los que andan por la cal,
aquí vos fablaré uno, allí vos fablaré ál.»

Paso a paso doñ’ endrina so el portal es entrada,
bien loçana e orgullosa, bien mansa e sosegada,
los ojos bayo por tierra en el poyo asentada,
yo torné en la mi fabla que tenía comenzada:

escúcheme, señora, la vuestra cortesía,
un poquillo que vos diga la muerte mía:
cuydades que vos fablo en engaño et en folía,
e non sé qué me faga contra vuestra porfía.

«érase un caçador muy sotil pajarero – Libro de buen amor 44

 

«érase un caçador muy sotil pajarero,
fue sembrar cañamones en un viçioso ero,
para faser sus cuerdas et sus lasos et redero,
andava el abutarda çerca en el sendero.

Dixo la golondrina a tórtolas e a pardales,
e más al abutarda estas palabras tales:
comed aquesta semiente de aquestos eriales,
que es aquí sembrado por nuestros grandes males.’

Feçieron grande escarnio de lo que les fablava
dixieron que se fuese, que locura charlava.
La simiente nasçida, vieron cómo regava
el caçador el cáñamo, et non las espantava.

Tornó la golondrina e dixo al abutarda
que arrancase la yerba que era ya pujada,
que quien tanto la riega e tanto la escarda
por su mal lo fasía, magüera que se tarda.

Dixo el abutarda: ‘loca, sandia, vana,
siempre estás charlando locura de mañana,
non quiero tu consejo, vete para villana,
déxame esta vega tan fermosa e tan llana.’

Fuese la golondrina a casa del caçador,
fiso allí su nido quanto pudo mijor,
como era gritadera e mucho gorgeador,
plogó al pajarero, que era madrugador.

Cogido ya el cáñamo e fecha la parança,
fuese el pajarero, como solía a caça,
prendió al abutarda, levola a la plaça:
dixo la golondrina: ‘ya sodes en pelaça.’

Luego los ballesteros peláronle las alas,
non la dexaron d’ellas si non chicas e ralas,
non quiso buen consejo, cayó en fuertes palas,
guardadvos, doña endrina, destas paranças malas.

Que muchos se ayuntan e son de un consejo,
por astragar lo vuestro, e faser vos mal trebejo,
juran que cada día vos levarán a conçejo,
como al abutarda vos pelarán el pellejo.

Mas éste vos defenderá de toda esta contienda
sabe de muchos pleytos, e sabe de leyenda,
ayuda e difiende a quien se le encomienda,
si él non vos defiende non sé quién vos defienda.»

Comenzó su escanto la vieja coytral:
quando el que buen siglo haya seía en este portal,
daba sombra a las casas, et relusíe la cal:
mas do non mora ome, la casa poco val’.

Así estades, fija viuda e mançebilla,
sola et sin compañero como la tortolilla:
d’eso creo que estades amariella et magrilla,
que do son tandas mugeres nunca mengua rensilla.

Dios bendixo la casa do el buen ome cría,
siempre han gasajado, plaser et alegría,
por ende tal mançebillo para vos lo querría,
ante de munchos días veríedes la mejoría.»

Respondió la dueña, dis’: «non me estaría bien
casar ante del año, que a viuda non convien’
fasta que pase el año de los lutos que tien’
casarse, ca el luto con esta carga vien’.

Si yo ante casase sería enfamada,
perdería la manda que a mí es mandada,
del segundo marido non sería tan onrada,
terníe que non podría sofrir grand temporada.»

​Después fue de santiago otro día seguiente – Libro de buen amor 45

 

Después fue de santiago otro día seguiente,
a hora de medio día, quando yanta la gente,
vino doña endrina con la mi vieja sabiente,
entró con ella en su tienda bien sosegamente.

Como lo mi vejesuela me avía aperçebido,
non me detove mucho, para allá fui luego ido;
fallé la puerta çerrada, mas la vieja bien me vido:
«¡yuy!» dis’, «¿qué es aquello, que fas’ aquel roído;

es omen o es viento? creo que es omen, non miento,
vedes, vedes, cómo otea el pecado carboniento:
es aquél, non es aquél e me semeja, yo lo siento
a la fe, aquél es don melón, yo lo conosco, yo lo viento.

Aquélla es la su casa, e su ojo de becerro,
catat, catat, cómo asecha, barrúntanos como perro,
allí rabiaría agora que non puede tirar el fierro.
Mas quebrantaría las puertas, menéalas como çencerro.

Cierto, aquí quiere entrar; mas ¿por qué yo non le fablo?
don melón, tiradvos dende ¿tróxovos y el diablo?
non queblantedes mis puertas, que del abad de sant pablo
las ove ganado, non posistes ay un clavo.

Yo vos abriré la puerta, esperat, non la quebredes,
et con bien e con sosiego desid si algo queredes,
luego vos id de mi puerta, non vos alhaonedes,
entrad mucho en buena hora, yo veré lo que faredes.»

¡Señora doña endrina, vos, la mi enamorada!
vieja ¿por eso teníades a mí la puerta çerrada?
tan buen día es hoy este que fallé a tal çelada,
Dios et mi buena ventura me la tovieron guardada.

……………………………………………………

Quando yo salí de casa, pues que veíades las redes,
¿por qué fincábades con él sola entre estas paredes?
a mí non rebtedes, fija, que vos lo meresçedes,
el mejor cobro que tenedes, vuestro mal que lo calledes.

Menos de mal será que esto poco çeledes,
que non que vos descobrades, et ansí vos pregonedes,
casamiento que vos venga por esto non lo perderedes,
mejor me paresçe esto que non que vos enfamedes.

Et pues que vos desides, que es el daño fecho,
defiéndavos et ayúdevos a tuerto e derecho,
fija, a daño fecho aved ruego, et pecho,
callad, guardat la fama, non salga de so techo.

Si non parlase la picaza más que la codornís,
non la colgarían en la plaza, nin reirían de lo que dis’;
castigadvos, amiga, de otra tal contraís,
que todos los omes fasen como don melón ortís.»

Doña endrina le dixo: «¡ay, viejas tan perdidas!
a las mugeres traedes engañadas, vendidas;
ayer mil cobros me dabas, mil artes, mil salidas,
hoy, que só escarnida, todas me son fallidas.»

Si las aves lo podiesen bien saber et entender,
quántos lazos los paran, non las podrían prender
quando el laso ven, ya las lievan a vender,
mueren por el poco çebo, non se pueden defender,

si los peçes de las aguas, quando ven el ansuelo,
ya el pescador los tiene, et los trae por el suelo;
la muger ve su daño quando ya finca con duelo,
non la quieren los parientes, padre, madre, nin abuelo.

El que la ha desonrada, déxala, non la mantiene,
vase perder por el mundo, pues otro cobro non tiene,
pierde el cuerpo e el alma, a muchos esto aviene;
pues otro cobro non he, así faser me conviene.

Está en los antiguos seso e sabiençia,
es en el mucho tiempo el saber e la çiençia,
la mi vieja maestra hobo ya conçiençia,
et dio en este pleyto una buena sentençia.

El cuerdo gravemente non se debe quejar,
quando el quejamiento non le puede pro tornar;
lo que nunca se puede reparar nin emendar,
débelo cuerdamente sofrir e endurar.

A las grandes dolençias, a las desaventuras,
a los acaesçimientos, a los yerros de locuras,
debe buscar consejo, melesinas, e curas:
el sabidor se prueba en coytas e en presuras.

La ira, la discordia a los amigos mal fas’,
pone sospechas malas en el cuerpo do yas’,
habed entre vos ambos concordia e pas,
el pesar et la saña tornadlo en buen solás.

Pues que por mí, desides, que el daño es venido,
por mí quiero que sea el vuestro bien habido:
vos sed muger suya, e él vuestro marido,
todo vuestro deseo es bien por mí complido.»

Doña endrina e don melón en uno casados son,
alégranse las compañas en las bodas con raçón,
si villanías he dicho, haya de vos perdón,
que lo feo del estoria dis’ pánfilo e nasón.

​Dueñas, abed orejas, oíd buena liçión – Libro de buen amor 46

 

Dueñas, abed orejas, oíd buena liçión,
entendet bien las fablas, e guardatvos del varón,
guardatvos, non vos contesca, como con el león
al asno sin orejas e sin su coraçón.

El león fue doliente, dolíale la testa,
quando fue sano della que la traía en fiesta,
todas las animalias un domingo en la siesta
vinieron ant’él todos a faser buena fiesta.

Estaba y el burro, fesieron dél joglar,
como estaba bien gordo comenzó a retozar,
su atambor taniendo bien alto a rebusnar
al león e a los otros queríales atronar.

Con las sus cazurrías el león fue sañudo,
quiso abrillo todo, alcanzar non lo puedo,
su atambor taniendo fuese, más y non estudo,
sentiose por escarnido el león del orejudo.

El león dixo luego, que merçed le faría,
mandó que lo llamasen, que la fiesta honraría,
quanto él demandase, tanto le otogaría;
la gulhara juglara dixo, que l’ llaMaría.

uese la raposilla donde el asno andaba
paçiendo en un prado, también lo saludaba:
«señor», dixo, «confrade, vuestro solás honraba
a todos, e agora non vale una fava.

Más valía vuestra albuélvola e vuestro buen solás,
vuestro atambor sonante, los sonetes que fas’,
que toda nuestra fiesta; al león mucho plas’,
que tornedes al juego en salvo e en pas.»

Creó falsos falagos, él escapó peor,
tornose a la fiesta baylando el cantador,
non sabía la manera el burro de señor,
escota juglar neçio el son del atambor.

Como el león tenía sus monteros armados,
prendieron a don burro, como eran castigados,
al león le troxieron, abriol’ por los costados,
de la su seguranza son todos espantados.

Mandó el león al lobo con sus uñas parejas
que lo guardase todo mejor que las ovejas:
quanto el león traspuso una o dos callejas,
el coraçón el lobo comió e las orejas.

Quando el león vino por comer saborado,
pidió al lobo el asno que le había encomendado;
sin coraçón e sin orejas tróxolo desfigurado,
el león contra el lobo fue sañudo e airado.

Dixo el león al lobo, que’l asno tal nasçiera,
que si él coraçón et orejas toviera,
entendiera sus mañas, e sus nuevas oyera,
mas que lo non tenía, e por ende veniera.

Así, señoras dueñas, entended el romançe,
guardadvos de amor loco, non vos prenda, nin alcance,
abrid vuestras orejas, vuestro coraçón se lançe
en amor de Dios limpio, amor loco no l’ trançe.

La que por desaventura es e fue engañada,
guárdese que non torne al mal otra vegada:
de coraçón et de orejas non quiera ser menguada,
en agena cabeza sea bien castigada.

El mes era de março – Libro de buen amor 47

 

El mes era de março, salido el verano
vínome ver una vieja, díxome luego de mano:
«moço malo, moço malo, más val’ enfermo que sano.»
Yo trabé luego d’ella, et fablele en seso vano.
Con su pesar la vieja díxome muchas veses:
«arçipreste, más es el roído que las nueses.»
Dixe yo: «¡diome el diablo estas viejas raheses,
»desque an bebido el vino, disen mal de las feses!»
de toda la laseria et de todo este cojijo
fis’ cantares caçurros de quanto mal me dixo;
non fuyan d’ello las dueñas, nin los tengo por lijo,
ca nunca los oyó dueña, que d’ellos mucho non rijo.
A vos, dueñas señoras, por vuestra cortesía
demando vos perdón, que sabed que non querría
aver saña de vos: ca de pesar morría,
consentid entre los sesos una tal bavoquía.
Por me lo otorgar, señoras, escrebirvos he grand saçón
de dicho e de fecho e de todo coraçón,
non puede ser que non yerre omen en grand raçón,
el oidor cortés tenga presto el perdón.

Provar todas las cosas el apóstol lo manda – Libro de buen amor 48

 

Provar todas las cosas el apóstol lo manda:
fui a provar la sierra, e fis loca demanda:
luego perdí la mula, non fallava vianda,
quien más de pan de trigo busca, sin seso anda.

El mes era de março, día de sant meder
pasado el puerto loçoya fui camino prender
de nieve e de graniso non ove do me absconder
quien busca lo que non pierde, lo que tien debe perder.

Ençima de este puerto vime en rebata,
fallé una vaquerisa çerca de una mata:
preguntele, quién era respondiome la chata:
«yo só la chata resia, que a los omes ata.

»Yo goardo el portadgo et el peage cojo,
»el que de grado me paga, non le fago enojo,
»el que non quiere pagar, priado lo despojo;
»págame, si non verás, cómo trillan rastrojo.»

Detúvome el camino, como era estrecho,
una vereda estrecha, vaqueros la avían fecho,
desque me vi en coyta, arresido, mal trecho,
«amiga», díxel’, «amidos fase el can barbecho,

»déxame pasar, amiga, darte he joyas de sierra,
»si quieres, dime quáles usan en esta tierra,
»ca, segund es la fabla, quien pregunta non yerra,
»et por Dios dame posada, que el frío me atierra.»

Respondiome la chata: «quien pide non escoge,
»prométeme que quiera antes que me enoje,
»non temas, si m’ das algo, que la nieve mucho moje
»conséjote que te avengas antes que te despoje.»

Como dise la vieja quando bebe su madeja;
«comadre, quien más non puede amidos morir se dexa.»
Yo desque me vi con miedo, con frío e con quexa
mandele pancha con broncha e con çorrón de coneja,

echome a su pescueso por las buenas respuestas,
et a mí non me pesó, porque me llevó a cuestas:
escusome de pasar los arroyos et las cuestas,
fis’ de lo que y pasó las copras de yuso puestas.

Pasando una mañana por el puerto de malagosto – Libro de buen amor 49

 

Pasando una mañana por el puerto de malagosto
salteome una serrana a la asomada del rostro,
«fa de maja», dis’ «¿dónde andas, qué buscas o qué demandas
»por aqueste puerto angosto?»

díxele yo a la pregunta: «vome fasia sotos albos.»
Dis: «el pecado barruntas en fablar verbos tan blavos:
»que por esta encontrada, que yo tengo guardada,
»non pasan los omes salvos.»

Paróseme en el sendero la gaha roín heda:
«alahe,», dis’, «escudero, aquí estaré yo queda:
»fasta que algo me prometas, por mucho que te arremetas
»non pasarás la vereda.»

Díxele yo: «¡por Dios, vaquera, non me estorves mi jornada,
»tírate de la carrera, que non tray para ti nada.»
Ella dis: «dende te torna, por somosierra trastorna,
»que non avrás aquí posada.»

La chata endiablada, que santillán la confonda,
enaventome el dardo, dis: «por el padre verdadero
»tú me pagarás hoy la ronda.»
Fasía nieve e granisaba, díxome la chata luego,

fascas que me amenasaba: «págam’, si non, verás juego.»
Díxel’ yo: «pardiós, fermosa, desirvos he una cosa:
»más querría estar al fuego.»

Dis’: «yo te levaré a casa, e mostrarte he el camino,
»faserte he fuego, e blasa, darte he del pan e del vino
alahé, promed algo, et tenerte he por fidalgo:
buena mañana te vino.»

Yo con miedo et arresido prometil’ una garnacha,
et mandel’ para el vestido una broncha et una pancha:
ella dis: «dam’ más, amigo, anda acá trota conmigo,
»non ayas miedo al escacha.»

Tomome resio por la mano, en su pescueso me puso
como a çurrón liviano, e levom’ lo cuesto ayuso,
«¡ha de duro! non te espantes, que bien te daré que yantes,
como es de la sierra uso.»

Púsome mucho ayna en una venta con su enhoto,
diome foguera de ensina, mucho gaçapo de soto,
buenas perdiçes asadas, fogaças mal amasadas,
et buena carne de choto.

De buen vino un quartero, manteca de bacas mucha,
mucho queso asadero, leche, natas e una trucha;
dise luego: «¡ha de duro! comamos d’este pan duro
»después faremos la lucha.»

Después fui un poco estando, fuime desatirisiendo,
como me iva calentando, ansí me iva sonriendo,
oteome la pastora, dis’: «ya compañero agora,
»creo que vo entendiendo.»

La vaquera trabiesa dis:’ «caminemos un rato
»liévate dende apriesa, desvuélvete de aques’hato.»
Por la muñeca me priso, ove de faser quanto quiso,
creo que fis’ buen barato.

Después d’esta aventura fuime para segovia – Libro de buen amor 50

 

Después d’esta aventura fuime para segovia,
non a comprar las joyas para la chata novia,
fui ver una costilla de la serpiente groya
que mató al viejo rando segund dise en moya.

Estude en esa çibdat, e espendí mi cabdal,
non fallé poço dulçe nin fuente perenal,
desque vi la mi bolsa que se parava mal,
dixe: «mi casilla e mi fogar çient sueldos val.»

Torné para mi casa luego al terçero día,
mas non vine por loçoya, que joyas non traía,
coydé tomar el puerto que es de la fuentfría,
erré todo el camino, como quien lo non sabía.

Por el pinar ayuso fallé una vaquera,
que guardaba sus vacas en aquesa ribera;
«homíllome», dixe yo, «serrana falaguera,
o morarme he con vusco, o mostradme la carrera.»

«Seméjasme», dis’ «sandio, que ansí te convidas;
non te llegues a mí, ante lo comidas,
si non, yo te faré que mi cayada midas,
si en lleno te cojo, bien tarde la olvidas.»

Como dise la fabla, del que de mal nos quita,
escarba la gallina, et falla su pepita:
probeme de llegar a la chata maldita,
diome con la cayada en la oreja fita.

Derribome la cuesta a yuso, et caí estordido,
allí probé, que era mal golpe el del oído:
«confonda Dios», dixe yo, «cigüeña en el exido,
que de tal guisa coge çigoñinos en nido.»

Desque ovo en mí puesto las sus manos iradas,
dixo la descomulgada: «non pises las aradas,
»non te ensañes del juego, que esto a las vegadas
cohiérense en uno las buenas dineradas.»

Dis’: «entremos a la cabaña, ferruso non lo entienda,
»meterte he por camino, e avrás buena merienda:
»liévate dende, cornejo, non busques más contienda.»
Desque la vi pagada, levanteme corrienda.

Tomome por la mano, e fuémosnos en uno,
era nona pasada, e yo estaba ayuno
desque en la choça fuimos, non fallamos ninguno;
díxome que jugasemos el juego por mal de uno.

«Pardiós», dixe yo, «amiga, más querría almorsar,
»que ayuno et arresido non ome podría jugar,
si ante non comiese, non podría bien baylar.»
Non se pagó del dicho, e quísome amenasar.

Pensó de mí et della: dixe yo: «agora se prueba,
»que pan et vino juega, que non camisa nueva.»
Escoté la merienda, e partime d’algueva,
díxele que me mostrase la senda, que es nueva.

Rogome que fincase con ella esa tarde,
ca mala es de amatar el estopa de que arde.
Díxele yo: «estó de priesa, si Dios de mal me guarde.»
Asañose contra mí, resçelé e fui cobarde.

Sacome de la choça, et llegome a dos senderos
ambos son bien usados, e ambos son camineros,
andé lo más que pud’ aína los oteros,
llegué con el sol templano al aldea de ferreros.

D’esta burla pasada fis’ un cantar atal,
non es mucho fermoso, creo que nin comunal,
fasta que el libro entiendas, d’él bien non digas nin mal,
ca tú entenderás uno, e el libro dise ál.

Siempre se me verná miente – Libro de buen amor 51

 

Siempre se me verná miente
d’esta serrana valiente
gadea de riofrío.

A la fuera d’esta aldea la que aquí he nomblado,
encontreme con gadea, vacas guarda en el prado,
yo l’ dixe: «en buena hora sea de vos cuerpo tan guisado.»
Ella me repuso: «ca la carrera has errado,
et andas como radío.»

«Radío ando, serrana, en esta grand’ espesura,
a las veses omen gana o pierde por aventura;
mas quanto esta mañana del camino non he cura,
pues vos yo tengo hermana aquí en esta verdura
ribera de aqueste río.»

Riome como respuso la serrana tan sañuda,
desçendió la cuesta ayuso ¡cómo era atrebuda!
dixo: «non sabes el uso, como s’doma la res muda,
quiçá el pecado puso esa lengua tan aguda,
si la cayada te envío.»

Enviome la cayada aquí tras el pestorejo,
físome ir la cuestalada, derribome en el vallejo,
dixo la endiablada: «así apilan el conejo:
sobart’he», dis, «el albarda, si non partes del trebejo:
liévate, vete, sandio.»

Ospedome et diome vianda, mas escotar me la fiso,
porque non fis’ quanto manda, dis’: «¡roín, gaho, enverniso!
cómo fis’ loca demanda en dexar por ti el vaqueriso
yot’ mostraré, si non ablandas, como se pella el eriso,
sin agua et sin rosío.»

Lunes antes del alba començé mi camino – Libro de buen amor 52

 

Lunes antes del alba començé mi camino,
fallé çerca el cornejo, do tajava un pino,
una serrana lerda, direvos que me avino,
coydos’ casar conmigo como con su vesino.

Preguntome muchas cosas: coydos’ que era pastor,
por oír de mal recabdo dexos’ de su labor,
coydós’ que me traía rodando en derredor.
Olvidose la fabla del buen consejador.

Que dise a su amigo, queriéndol’ consejar:
non dexes lo ganado por lo que as de ganar:
si dexas lo que tienes por mintroso coydar,
non avrás lo que quieres, poderte has engañar.

De quanto que pasó fise un cantar serrano,
este de yuso escrito, que tienes so la mano:
façía tiempo muy fuerte, pero era verano,
pasé por la mañana el puerto por sosegar templano.

So la casa del cornejo primer día de selmana – Libro de buen amor 53

 

So la casa del cornejo primer día de selmana
en comedio del vallejo encontré una serrana
vestida de buen bermejo, buena çinta de lana;
díxele yo ansí: «Dios te salve, hermana.»

Dis’: «¿qué buscas por esta tierra, cómo andas descaminado?»
dixe: «ando por esta sierra, do querría casar de grado.»
Ella dixo: «non lo yerra el que aquí es casado,
busca e fallarás de grado.

Mas, pariente, tú te cata, si sabes de sierra algo.»
Yo l’ dixe: «bien sé guardar vacas, yegua en çerro cabalgo,
sé el lobo cómo se mata, quando yo en pos él salgo,
antes lo alcanço que el galgo.

Sé muy bien tornear vacas et domar bravo novillo,
sé maçar, et faser natas et faser el odresillo,
bien sé guitar las abarcas et tañer el caramillo,
et cabalgar bravo potrillo.

Sé faser el altibajo et sotar a qualquier muedo,
non fallo alto nin baxo, que me vença segund cuedo,
quando a la lucha me abaxo, al que una ves travar puedo,
derríbol’ si me denuedo.»

Dis’: «aquí avrás casamiento qual tú demanduvieres,
casarme he de buen talento contigo, si algo dieres,
farás buen entendimiento.» Dixel’ yo: «pide lo que quisieres,
et darte he lo que pidieres.

Dis’: «dame un prendero, que sea de bermejo paño,
e dame un bel pandero et seis anillos de estaño,
un çamarrón de santero, e garnacho para entreaño,
et non fables en engaño.

Dam’ zarcillos et hevilla de latón bien relusiente,
et dame toca amarilla bien listada en la fruente,
çapatas jasta rodilla, e dirá toda la gente:
‘bien casó menga lloriente!’»

yo l’ dixe: «darte he esas cosas e aun más, si más comides,
bien loçanas e fermosas, a tus parientes convides,
luego fagamos las bodas, e esto non lo olvides
que ya vo por lo que pides.

Siempre ha mala manera la sierra et la altura – Libro de buen amor 54

 

Siempre ha mala manera la sierra et la altura,
si nieva, o si yela, nunca da calentura,
bien ençima del puerto fasía orina dura,
viento con grand elada, rosío con grand friura.

Como omen non siente tanto frío, si corre,
corrí la cuesta ayuso, ca dis’: «quien da a la torre,
»ante dise la piedra que sale el alhorre.»
Yo dixe: «só perdido, si Dios non me acorre.»

Nunca desque nasçí pasé tan grand’ periglo
de frío: al pie del puerto falleme con vestiglo,
la más grande fantasma, que vi en este siglo,
yeguarisa trefuda, talla de mal çeñiglo.

Con la coyta del frío e de la grand’ elada
roguel’ que me quisiese ese día dar posada,
díxome, que l’ plasía, si l’ fuese bien pagada:
tóvelo a Dios en merçed, e levome a la tablada.

Sus miembros e su talla non son para callar;
ca bien creed, que era una grand yegua caballar,
quien con ella luchase, non se podría bien fallar,
si ella non quisiese, non la podría aballar.

En l’apocalypsi san joan evangelista
non vido tal figura, nin de tan mala vista,
a grand hato daría lucha e grand conquista;
non sé de quál diablo es tal fantasma quista.

Avía la cabeça mucho grand sin guisa;
cabellos muy negros más que corneja lisa;
ojos fondos, bermejos, poco e mal devisa;
mayor es que de yegua la patada do pisa.

Las orejas mayores que de añal burrico;
el su pescueço negro, ancho, velloso, chico;
las narises muy gordas, luengas, de çarapico,
bebería en pocos días cabdal de buhón rico.

Su boca de alana et los rostros muy gordos:
dientes anchos et luengos, asnudos e muy mordos,
las sobreçejas anchas e más negras que tordos:
los que quieran casarse aquí, non sean sordos.

Mayores que las mías tiene sus prietas barbas,
yo non vi en ella ál, mas si tú en ella escarvas,
creo que fallarás de las chufetas darvas:
valdríasete más trillar en las tus barvas.

Mas en verdat si bien vi fasta la rodilla,
los huesos mucho grandes, la çanca non chiquilla,
de las cabras del fuego una grand manadilla;
son tovillos mayores que de una añal novilla.

Más ancha que mi mano tiene la su muñeca,
vellosa, pelos grandes, pero non mucho seca;
vos gorda, e gangosa, a todo omen enteca,
tardía como ronca, desdonada e ueca.

El su dedo chiquillo mayor es que mi pulgar,
piensa de los mayores si te podrás pagar,
si ella algund día te quisiese espulgar,
bien sentiría tu cabeza que son biga de lagar.

Por el su garnacho tenía tetas colgadas,
dávanle a la çinta, pues que estaban dobladas,
ca estando sençillas daríen so las ijadas
a todo son de çítola andarían sin ser mostradas.

Custillas mucho grandes en su negro costado,
unas tres veses contelas estando arredrado:
dígote, que non vi más, nin te será más contado,
ca moço mesturero non es bueno para mandado.

De quanto que me dixo et de su mala talla
fise bien tres cántigas, mas non pud’ bien pintalla,
las dos son chançonetas, la otra de trotalla,
de la que te non pagares, veyla, e ríe, e calla.

Cerca la tablada – Libro de buen amor 55

 

Cerca la tablada
la sierra pasada
falleme con aldara
a la madrugada.
Ençima del puerto
coydé ser muerto
de nieve e de frío
e d’ese rosío
e de grand’ elada.
A la deçida
di una corrida,
fallé una serrana
fermosa, lozana,
e bien colorada.
Dixe yo a ella:
«homíllome bella»:
dis: «tú que bien corres,
aquí non te engorres,
anda tu jornada.»
Yo l’ dixe: «frío tengo,
e por eso vengo
a vos, fermosura,
quered por mesura
hoy darme posada.
Díxome la moza:
pariente, mi choça
el que en ella posa,
conmigo desposa,
e dam’ grand soldada.
Yo l’ dixe: «de grado,
»mas soy casado
»aquí en ferreros;
»mas de mis dineros
»darvos he, amada.»
Dis’: «trota conmigo.»
Levome consigo,
e diom’ buena lumbre,
como es de costumbre
de sierra nevada.
Diome pan de çenteno
tisnado, moreno,
e diom’ vino malo
agrillo e ralo,
e carne salada.
Diom’ queso de cabras:
fidalgo», dis’: «abras
ese blaço, et toma
un tanto de soma,
que tengo goardada.»
Dis’: «huésped, almuerça,
e bebe e esfuerça,
caliéntate e paga,
de mal non s’ te faga
fasta la tornada.
Quien dones me diere,
quales yo pediere,
avrá bien de çena,
et lechiga buena,
que no l’ coste nada.»
Vos, que eso desides,
¿por qué non pedides
la cosa çertera?»
ella dis’: «maguera,
¿e si m’ será dada?
pues dam’ una çinta
bermeja bien tinta,
et buena camisa
fecha a mi guisa
con su collarada.
Et dam’ buenas sartas
de estaño e fartas,
et dame halía
de buena valía,
pelleja delgada.
Et dam’ buena toca
listada de cota,
et dame çapatas
de cuello bien altas
de pieça labrada.
Con aquestas joyas
quiero que lo oyas,
serás bien venido;
serás mi marido
e yo tu velada.
«Serrana señora,
tanto algo agora
non tray’ por ventura,
mas faré fiadura
para la tornada.»
Díxome la heda:
do non ay moneda,
non ay merchandía,
nin ay tan buen día,
nin cara pagada.
Non ay mercadero
bueno sin dinero,
e yo non me pago
del que non da algo,
nin le do posada.
Nunca de omenaje
pagan hostalaje,
por dineros fase
omen quanto plase,
cosa es probada.

Santiago apóstol dis’, que todo bien complido – Libro de buen amor 56

 

Santiago apóstol dis’, que todo bien complido
e todo don muy bueno, de Dios vien’ escogido;
et yo desque salí de todo aqueste roído,
torné rogar a Dios, que me non diese a olvido.

Cerca de aquesta sierra ay un logar honrado
muy santo et muy devoto, santa María del vado,
fui tener y vigilia, como es acostumblado,
a honra de la virgen ofreçile este ditado:
«¡ay noble señora madre de piedat,
lus lusiente del mundo, del çielo claridat,
mi alma et mi cuerpo ante tu magestat
ofresco con cántigas e con grant homildat!
homíllome, reyna madre del salvador,
virgen santa et dina, oye a mí pecador.

Mi alma et mi coyta he en tu alabança,
de ti non se muda la mi esperança,
virgen, tú me ayuda sin detardança,
ruega por mí a Dios tu fijo, mi señor.

Porque en grand’ gloria estás a complaser,
yo en tu memoria algo quiero faser,
la triste estoria que a jesú yaser
fiso en presiones en penas e en dolor.»

Miércoles a terçia el cuerpo de christo – Libro de buen amor 57

 

Miércoles a terçia el cuerpo de christo
judea lo apreçia: esa hora fue visto,
quán poco lo preçia al tu fijo quisto
judas el que l’ vendió, su disçípulo traidor.

Por treynta dineros fue el vendimiento
que l’ caen señeros del noble ungüento,
fueron plasenteros del pleyteamiento,
díeronle algo al falso vendedor.

A hora de maytines dándole judas pas
los traydores gollines, como si fuese rapás,
aquestos mastines así ante su fas
trobaron d’él luego todos enderredor.

Tú con él estando a hora de prima
vístelo levando, feriendo ¡qué lastima!
pilatos juzgando, escúpenle ençima
de su fas tan clara, del çielo resplandor.

A la terçera hora christus fue judgado,
judgolo el atora pueblo porfiado;
por aquesto mora en cautivo dado,
del qual nunca saldrá, nin habrá librador.

Disiéndole vaya, liévalo a muerte,
sobre la su saya echáronle suerte,
quál de ellos la aya: ¡pesar atán fuerte!
¿quién lo diríe, dueña, quál fue d’éstos mayor?

a hora de sesta fue puesto en la crus,
grand’ coyta fue aquesta por el tu fijo dus;
mas al mundo presta, que dende vino lus,
claridad del çielo por siempre durador.

A hora de nona morió; e contesçió,
que por su persona el sol escureçió:
dándol’ del ascona la tierra estremeçió,
sangre et agua salió, del mundo fue dulçor.

A la vesperada de crus fue desçendido,
completa llegada, de ungüento ungido,
de piedra tajada en sepulcro metido,
centurió fue dado luego por guardador.

Por aquestas llagas d’esta santa pasión
a mis coytas fagas aver consolaçión;
tú que a Dios pagas, dame tu bendiçión,
que sea yo tuyo por siempre servidor.

​Los que la ley de christo avemos de guardar – Libro del buen amor 58

 

Los que la ley de christo avemos de guardar,
de su muerte devemos dolernos e acordar.

Cuentan los profetas lo que se ovo a complir,
primero jeremías, como ovo de venir,
dis luego isaías, que lo avía de parir
la virgen que sabemos santa María estar.

Dise otra profeçía de aquella vieja ley,
que el cordero vernía e salvaría la grey,
daniel lo desía por christo nuestro rey,
en david lo leemos segund el mi coydar.

Como profetas disen, esto ya se complió,
vino en santa virgen, et de virgen naçió.
Al que todos bendisen, por nos todos morió,
Dios e omen que vemos en el santo altar.

Por salvar fue venido el linage humanal,
fue de judas vendido por muy poco cabdal,
fue preso e ferido de los jodíos mal,
este Dios, en que creemos, fueron azotar.

En su fas escopieron del çielo claridat,
espinas le pusieron de mucha crueldat,
en la crus lo sobieron sin toda piedat,
d’estas llagas tenemos dolor et grand pesar.

Con clavos enclavaron las manos e pies d’él,
la su sed abebraron con vinagre et fiel,
las llagas, que l’ llagaron, son más dulçes que miel
a los que en él avemos esperança sin par.

En crus fue por nos muerto, ferido e llagado,
después fue abierto de ascona su costado,
por estas llagas çierto es el mundo salvado,
a los que en él creemos, él nos quiera salvar.

​Açercándose viene un tiempo de Dios santo – Libro de buen amor 59

 

Açercándose viene un tiempo de Dios santo,
fuime para mi tierra por folgar algún rato,
dende a siete días era quaresma tanto
puso por todo el mundo miedo e grand’ espanto,

estando a la mesa con don jueves lardero,
truxo a mí dos cartas un ligero trotero,
desirvos he las notas, ser vos tardinero,
ca las cartas leídas dilas al mensagero.

«De mí, santa quaresma, sierva del salvador,
enviada de Dios a todo pecador,
a todos los arçiprestes et clérigos con amor,
salud en jesu christo fasta la pasqua mayor.

Sabed, que me dixieron, que ha çerca de un año,
que anda don carnal sañudo muy estraño
astragando mi tierra, fasiendo mucho daño,
vertiendo mucha sangre de lo que más me asaño:

et por esta rasón en vertud de obediençia
vos mando firmemente so pena de sentençia,
que por mí e por mi ayuno e por mi penitençia,
que lo desafiedes con mi carta de creençia.

Desidle de todo en todo, que de hoy siete días
la mi persona mesma, e las compañas mías
iremos pelear con él, e con todas sus porfías,
creo que se me non detenga en las carneçerías.

Dadla al mensajero esta carta leída,
liévela por la tierra, non la traya escondida,
que non diga su gente, que non fue aperçebida:
dada en castro de ordiales, en burgos resçebida.»

Otra carta traía abierta e sellada,
una concha muy grande de la carta colgada,
aquél era el sello de la dueña nombrada;
la nota es aquésta, a don carnal fue dada:

«de mí doña quaresma, justiçia de la mar,
algoaçil de las almas, que se an de salvar,
a ti carnal goloso, que te non coydas fartar,
envíote el ayuno por mí desafiar.

Desque hoy en siete días tú e tu almohalla
que seades conmigo en campo a la batalla,
fasta el sábado santo darvos he lid sin falla;
de muerto o de preso non podrás escapalla.»

Leí amás las cartas, entendí el ditado,
vi que venía a mí el un fuerte mandado,
ca non tenía amor, nin era enamorado,
a mí e a mi huésped púsonos en coydado.

Do tenía a don jueves por huésped a la mesa,
levantose bien alegre, de lo que non me pesa;
dixo: «yo só el alfrés contra esta mal apresa,
yo justaré con ella, que cada año me sospesa.»

Diome muchas graçias por el buen combid,
fuese, e yo fis’ mis cartas, díxele al viernes: «id
a don carnal mañana, todo esto le desid,
que venga aperçebido el martes a la lid.»

Las cartas resçebidas, don carnal orgulloso
mostró en sí esfuerço, pero estaba medroso:
non quiso dar respuesta, vino a mí acuçioso,
truxo muy grand’ mesnada, como era poderoso.

Desque vino el día del plazo señalado,
vino don carnal, que ante estava esforçado,
de gentes muy guarnidas muy bien acompañado,
seríe don alexandre de tal real pagado.

Vino luego un frayle para lo convertir – Libro de buen amor 63

 

Vino luego un frayle para lo convertir,
comenzolo a predicar, de Dios a departir,
hóbose don carnal luego mucho a sentir,
demandó penitençia con grand’ arrepentir.

En carta por escrito le daba sus pecados
con sello de poridat çerrados e sellados:
respondiole el flayre, que l’ non serían perdonados,
cerca d’esto le dixo muchos buenos ditados.

Non se fase penitençia por carta nin por escrito,
si non por la boca mesma del pecador contrito:
non puede por escrito ser asuelto nin quito,
menester es la palabra del confesor bendito.

Pues que de penitençia vos fago mençión,
repetirvos quería una buena liçión:
debedes creer firmemente con pura devoçión,
que por la penitençia habredes salvaçión.

Porque la penitençia es cosa preçiada,
non debedes, amigos, dexarla olvidada,
fablar en ella mucho es cosa muy loada,
quanto más la segueremos, mayor es la soldada.

Es me cosa muy grande en tan grand’ fecho fablar
es peligro muy fondo más que todo el mar:
só rudo de sçiençia, non me oso aventurar,
salvo un poquillo que oí desputar.

Et por aquesto que tengo en corazón de escrebir,
tengo del miedo tanto quanto non puedo desir,
con la sçiençia poca he grand’ miedo de fallir
señores, vuestro saber quiera mi mengua complir.

Escolar só mucho rudo, nin maestro nin doctor,
aprendí et sé poca para ser demostrador,
aquesto que yo dixiere, entendetlo vos mejor,
so la vuestra emienda pongo el mi error.

En’l santo decreto hay grand’ desputaçión,
si se fase penitençia por la sola contriçión:
determina al cabo qué es la confesión
menester de todo en todo con la satisfaçión.

Verdat es todo aquesto do puede omen fablar,
do ha tiempo e vida para lo emendar;
do aquesto fallesçe, bien se puede salvar
por la contriçión sola, pues ál non puede far.

Quito quanto a Dios que es sabidor complido,
mas quanto a la iglesia, que non judga de ascondido,
es menester que faga por gestos e gemido
signos de penitençia, que es arrepentido.

En sus pechos feriendo a Dios manos alzando,
sospiros dolorosos muy tristes sospirando,
signos de penitençia de los ojos llorando,
do más faser non puede, la cabeza inclinando.

Por aquesto es quito del infierno mal lugar,
pero que a purgatorio lo va todo a purgar,
allí fas la emienda, purgando el su errar
con la misericordia de Dios que lo quiere salvar.

Que tal contriçión sea penitençia bien llena,
hay en la santa iglesia mucha prueba e buena,
por contriçión e lágrimas la santa magdalena
fue quita et absuelta de culpa e de pena.

Nuestro señor sant pedro tan santa criatura
negó a jesu christo con miedo et quejura,
sé yo, que lloró lágrimas triste con amargura,
de satisfaçión otra non fallo escritura.

Desque ovo la dueña vençido la fasienda – Libro de buen amor 66

 

Desque ovo la dueña vençido la fasienda,
movió todo el real, mandó coger su tienda,
andando por el mundo mandó faser emienda,
los unos a los otros non se pagan de contienda.

Luego el primero día el miércoles corvillo
en las casa do anda, çesta nin canistillo
non dexa, tajador, basín, nin cantarillo,
que todo non lo muda sobre limpio librillo.

Escudillas, sartenes, tinajas, e calderas
cañadas, e barriles, todas cosas caseras
todo lo fase lavar a las sus lavanderas,
espectos et garrales, ollas e coberteras.

Repara las moradas, las paredes repega,
d’ellas fase de uevo, e d’ellas enjalvega,
a do ella ver lo puede, suçedad non se llega,
salvó a don carnal, non sé a quién non plega.

Bien como en este día para el cuerpo repara,
así en este día por el alma se para:
a todos los christianos llama con buena cara,
que vayan a la iglesia con conçiençia clara.

A los que allá van con el su buen talente,
con çeniza los cruzan de ramos en la fruente,
diçen los que se conoscan et los venga miente,
que son çeniza e tal tomarán çiertamente.

Al christiano católico dale el santo signo,
porque en la quaresma viva limpio et digno,
de mansa penitençia al pecador indigno
ablanda robre duro con el su blando lino.

En quanto ella anda estas oblas fasiendo,
don carnal el doliente iva salud aviendo,
ívase poco a poco de la cama irguiendo,
pensó como fesiese, como fuese reyendo.

Dixo don ayuno el domingo de ramos:
«vayamos oír misa, señor, vos e yo ambos,
vos oyredes misa, yo resaré mis salmos.
Oyremos la pasión, pues que valdíos estamos.»

Respondiole don ayuno, que d’esto le plasía,
resio es don carnal, mas flaco se fasía,
fueron a la iglesia, non a lo que l’ desía,
de lo que dixo en casa allí se desdesía.

Fuyó de la iglesia, fuese a la jodería,
resçebiéronlo muy bien en su carneçería,
pascua de pan çençeño éstos los venía,
plogó a ellos con él, e él vido buen día.

Luego lunes de mañana don rabí açelín
por le poner salvo emprestole su rosín,
púsose muy privado en estremo de medellín,
dixieron los corderos: «vedes aquí la fin.»

Vigilia era de pascua, abril çerca pasado – Libro de buen amor 69

 

Vigilia era de pascua, abril çerca pasado,
el sol era salido, por el mundo rayado,
fue por toda la tierra grand roído sonado
de dos emperadores, que al mundo han llegado.

Estos emperadores amor et carnal eran;
a resçebirlos salen quantos que los esperan;
las aves e los árbores nobre tiempo aüeran,
los que amor atienden, sobre todos se esmeran.

A don carnal resçiben todos los carniçeros,
et todos los rabís con todos sus aperos,
a él salen triperas tañiendo sus panderos,
de muchos que corren monte llenos van los oteros.

El pastor lo atiende fuera de la carrera
taniendo su çampoña et los albogues espera,
su moço el caramillo fecho de cañauera,
taniendo el rabadán la çítola trotera.

Por el puerto asoma una seña bermeja,
en medio una figura, cordero me semeja,
vienen de redor d’ella balando mucha oveja,
carneros et cabritos con su chica pelleja.

Los cabrones valientes, muchas vacas et toros,
más vienen çerca de ella que en granada ay moros,
muchos bueyes castaños, otros hoscos e loros,
non lo compraría darío con todos sus tesoros.

Venía don carnal en carro muy preçiado,
cobierto de pellejos et de cueros çercado,
el buen emperador está arremangado
en saya, faldas en çinta, e sobra bien armado.

Traía en la su mano una segur muy fuerte,
a toda quatropea con ella da la muerte,
cuchillo muy agudo a las reses acomete,
con aquél las degüella e a desollar se mete.

En deredor traía ceñida de la su çinta
una blanca rodilla, ésta de sangre tinta,
al cablón, que está gordo, él muy mal gelo pinta,
fase faser «bé» balando en vos et doble quinta.

Tenía cofia en la cabeza qu’el cabello non l’ salga,
quiça teníe vestida blanca e rabi-galga,
en el su carro otro a par d’él non se cabalga,
a la liebre que sale, luego le echa la galga.

En derredor de sí trae muchos alanes,
vaqueros et de monte, e otros muchos canes,
sabuesos et podencos que l’ comen muchos panes,
et muchos nocherniegos, que saben matar carnes.

Sogas para las vacas, muchos pesos e pesas,
tajones e garabatos, grandes tablas e mesas,
para las triperas gamellas e artesas,
las alanas paridas en las cadenas presas.

Rehalas de castilla con pastores de soria
reçíbenlo en sus pueblos, disen d’él grand’ estoria,
taniendo las campanas en desiendo la gloria,
de tales alegrías non ha el mundo memoria.

Posó el emperante en sus carneçerías,
venían a obedeçerle villas et alcarías,
dixo con grand’ orgullo muchas blavas grandías,
començó el fidalgo a faser caballerías.

Matando e degollando et desollando reses,
dando a quantos venían, castellanos et ingleses,
todos le dan dineros, e d’ellas le dan torneses,
cobra quanto ha perdido en los pasados meses.

Día era muy santo de la pascua mayor – Libro de buen amor 70

 

Día era muy santo de la pascua mayor,
el sol era salido muy claro e de noble color,
los omes e las aves et toda noble flor
todos van resçebir cantando al amor.

Resçíbenlo las aves, gayos et ruyseñores,
calandrias, papagayos mayores e menores,
dan cantos plasenteros e de dulçes sabores,
más alegría fasen los que son más mejores.

Resçíbenlos los árbores con ramos et con flores
de diversas maneras, de diversos colores,
reçibenlo los omes, et dueñas con amores,
con muchos instrumentos salen los atambores.

Allí sale gritando la guitarra morisca
de las voses aguda e de los puntos arisca,
el corpudo laúd que tiene punto a la trisca,
la guitarra latina con ésos se aprisca.

El rabé gritador con la su alta nota,
cab’ él el orabín taniendo la su rota,
el salterio con ellos más alto que la mota,
la vihuela de péndola con aquéstos y sota.

Medio caño et arpa con el rabé morisco,
entr’ ellos alegrança el gálipe françisco,
la rota dis’ con ellos más alta que un risco,
con ella el tamborete, sin él non vale un prisco.

La vihuela de arco fas’ dulçes de bayladas,
adormiendo a veses, muy alto a las vegadas,
voses dulses, sabrosas, claras et bien pintadas,
a las gentes alegra, todas las tiene pagadas.

Dulçe caño entero sal’ con el panderete,
con sonajas de asófar fasen dulçe sonete,
los órganos y disen chançones e motete,
la adedura albardana entre ellos se entremete.

Dulçema, e axabeba, el finchado albogón,
çinfonia e baldosa en esta fiesta son,
el françés odreçillo con éstos se compón’,
la neçiancha mandurria allí fase su son.

Trompas e añafiles salen con atambales,
non fueron tiempo ha plasenterías tales,
tan grandes alegrías nin atán comunales,
de juglares van llenas cuestas e eriales.

Las carreras van llenas de grandes proçesiones,
muchos omes ordenados, que otorgan perdones,
los legos segrales con muchos clerisones,
en la proçesión iva el abad de bordones.

Órdenes de çister con las de sant benito
la orden de crusniego con su abat bendito,
quantas órdenes son non las puse en escrito,
venite exaltemus, cantan en alto grito.

Orden de santiago con las del hospital,
calatrava e alcántara con la de buenaval,
abades beneditos en esta fiesta tal,
te amorem laudamms, le cantan et ál.

Allí van de sant paulo los sus predicadores,
non va y sant francisco, mas van flayres menores,
allí van agostines e disen sus cantores:
exultemus et laetemur, ministros et priores.

Los de la trinidad con los frayles del carmen,
e los de santa eulalia porque non se ensañen,
todos mandan que digan, que canten e que llamen:
benedictus qui venit, responden todos: «amén.»

Día de quasimodo iglesias et altares – Libro de buen amor 76

 

Día de quasimodo iglesias et altares
vi llenos de alegrías, de bodas e cantares,
todos avíen grand’ fiesta, fasíen grandes yantares,
andan de boda en boda clérigos e juglares.

Los que antes son solos, desque eran casados
veíalos de dueñas estar acompañados,
pensé cómo oviese de tales gasajados,
ca omen que es solo siempre piensa coydados.

Fis’ llamar trotaconventos la mi vieja sabida,
presta e plasentera de grado fue venida,
roguel’ que me catase alguna tal garrida,
ca solo, sin compaña, era penada vida.

Díxome, que conosçía una viuda loçana,
muy rica, e bien moça, e con mucha ufana:
dis’: «arçipreste, amad ésta, yo iré allá mañana,
et si esta recabdamos, nuestra obra non es vana.»

Con la mi vejesuela enviele ya qué
con ella estas cántigas que vos aquí trobé,
ella non la erró, e yo non le pequé,
si poco ende trabajé, muy poco ende saqué.

Asás fiso mi vieja quanto ella faser pudo,
mas non pudo trabar, atar, nin dar nudo,
tornó a mí muy triste e con corazón agudo;
dis’: «do non te quieren mucho, non vayas a menudo.»

Día era de sant marcos, fue fiesta señalada, – Libro de buen amor 77

 

Día era de sant marcos, fue fiesta señalada,
toda la santa iglesia fas’ proçesión honrada,
de las mayores del año de christianos loada:
acaeçiome una ventura la fiesta non pasada.

Vi estar una dueña fermosa de beldat,
rogando muy devota ante la magestat,
rogué a la mi vieja, que me oviese piedat,
et que anduviese por mí pasos de caridat.

Ella fiso mi ruego, pero con antipara,
dixo: «non querría ésta que me costase cara,
como la marroquía, que me corrió la vara,
mas el leal amigo al bien e al mal se para.»

Fue con la pleytesía, tomó por mi afán;
físose que vendíe joyas, ca de uso lo an,
entró en la posada, respuesta non le dan,
non vido a la mi vieja ome, gato, nin can.

Díxol’ por qué iva, e diole aquestos versos:
«señora», dis’, «comprad traveseros e abiesos.»
Dixo la buena dueña: «tus desires traviesos
»entiéndelos, urraca, todos ésos y ésos.»

«Fija», dixo la vieja, «osar vos he fablar.»
Dixo la dueña: «urraca, ¿por qué lo has de dexar?»
«señora, pues yo digo de casamiento far,
ca más val’ suelta estar la viuda que mal casar.

Más val’ tener algund cobro mucho ençelado,
ca más val’ buen amigo, que mal marido velado,
fija, quál vos yo daría que vos seríe mandado,
muy loçano et cortés, sobre todos esmerado.»

Si recabdó o non la buena mensajera,
vínome muy alegre, díxome de la primera:
«el que al lobo envía, a la fe carne espera.»
Éstos fueron los versos que levó mi trotera.

Fabló la tortolilla en el regno de rodas:
diso: «non avedes pavor vos las mugeres todas
de mudar vuestro amor por aver nuestras bodas,
por ende casa la dueña con caballero apodas.»

Et desque fue la dueña con otro ya casada,
escusose de mí, e de mí fue escusada,
por non faser pecado, o por non ser osada:
toda muger por esto non es de ome usada.

Desque me vi señero et sin fulana solo,
envié por mi vieja, ella dixo: «¿a dolo?»
vino a mí reyendo, dis: «homíllome don polo:
»fe aquí buen amor qual buen amiga buscolo.»

Ella dixo: «amigo, oídme un poquillejo – Libro de buen amor 78

 

Ella dixo: «amigo, oídme un poquillejo,
amad alguna monja, creedme de consejo,
non se cansará luego, nin saldrá a consejo,
andarás en amor de grand’ dura sobejo.

Yo la serví un tiempo, moré y bien dies años,
tienen a sus amigos viçiosos sin sosaños,
¿quién diríe los manjares, los presentes tamaños,
los muchos letuarios nobles e tan estraños?

muchos de letuarios les dan muchas de veses,
diaçitrón, codonate, letuario de nueses,
otros de más quantía de çahanorias raheses,
envían e otras cadía a reveses.

Cominada, alexandria, con el buen diagargante
el diaçitrón abatis con el fino gengibrante
miel rosado, diaçiminio diantroso va delante,
e la roseta novela que debiera desir ante.

Adraguea e alfenique con el estomaticón
e la garriofilota con diamargaritón
triasándalix muy fino con diasanturión,
que es para donear preçiado e noble don.

Sabed, que de todo açúcar allí anda volando,
polvo, terrón, e candí, e mucho del rosado,
açúcar de confites, e açúcar violado,
et de muchas otras guisas, que yo he olvidado.

Mompeller, alexandría, la nombrada valençia
non tienen de letuarios tantos nin tanta espeçia,
los más nobles presenta la dueña que más preçia,
en noblesas de amor ponen toda su femençia.

Et aun vos diré más de quanto aprendí,
do an vino de toro, non envían baladí,
desque me partí d’ellas, todo este viçio perdí
quien a monjas non ama, non vale un maravedí.

Sin todas estas noblesas an muy buenas maneras.
Son mucho encobiertas, donosas, plasenteras,
más saben e más valen sus moças cosineras
para el amor todo que dueñas de fueras.

Como imágenes pintadas de toda fermosura,
fijasdalgo muy largas, e nobles de natura,
grandes demandaderas, amor siempre les dura
con medidas complidas e con toda mesura.

Todo plaser del mundo e todo buen donear
solás de ucho saber me el falaguero jugar:
todo es en las monjas más que en otro lugar,
probadlo esta vegada, e quered ya sosegar.»

Yo le dixe: «trotaconventos, escúchame un poquillo
¿yo entrar cómo puedo do non sé tal portillo?»
ella dis: «yo lo andaré un pequeño ratillo,
quien fase la canasta, fará el canastillo.»

Fuese a una monja, que avía servida:
díxome que l’ preguntara: «¿quál fue tu venida?
¿cómo te va, mi vieja? ¿cómo pasas tu vida?»
«señora», dixo la vieja: «así, a comunal medida.

Desque me partí de vos a un arçipreste sirvo,
mançebo bien andante, de su ayuda vivo;
para que a vos sirva cada’l día lo avivo;
señora, del convento non lo fagades esquivo.»

Díxol’ doña garoça: «¿enviote él a mí?»
díxele: «non, señora; mas yo me lo comedí
por el bien que me fesistes en quanto vos serví:
para vos lo querría tal que mejor non vi.»

Aquesta buena dueña avíe seso bien sano
era de buena vida, non de fecho liviano;
dis’: «así me contesçería con tu consejo vano
como con la culebra contesçió al ortolano:

Era un ortolano bien simpre e sin mal – Libro de buen amor 79

 

Era un ortolano bien simpre e sin mal;
en el mes de enero con fuerte temporal
andando por su huerta vido so un peral
una culebra chica medio muerta atal.

Con la nieve et con el viento e con la elada fría
estava la culebra medio amodorrida:
el omen piadoso, que la vido aterida,
doliose mucho d’ella, quísole dar la vida.

Tomola en la falda e levola a su casa,
púsola çerca el fuego, çerca de buena blasa,
avivó la culebra: ante que la él asa,
entró en un forado d’esa cosina rasa.

Aqueste ome bueno dávale cada día
del pan et de la leche e de quanto él comía:
creçió con el grand viçio, e con el grand bien que tenía.
Tanto, que sierpe grand’ a todos paresçía.

Venido es el estío, la siesta afincada
que ya non avía miedo de viento nin de elada,
salió de aquel forado sañuda et ayrada,
començó de emponçoñar con venino la posada.

Díxole el ortolano: ‘vete de aqueste lugar;
non fagas aquí dapño.’ Ella fuese ensañar,
abraçole tan fuerte, que lo quería afogar,
apretándolo mucho cruelmente sin vagar.

Alégrase el malo en dar por miel venino,
et por fruto dar pena al amigo e al vesino,
por piedat engaño, donde bien le avino,
ansí derechamente a mí de ti me vino.

Tú estavas coytada, poble, sin buena fama,
onde ovieses cobro, non tenías adama,
ayudete con algo, fuí grand tiempo tu ama,
conséjasme agora, que pierda la mi alma.»

«Señora», dixo la vieja, «¿por qué só baldonada?
quando trayo presente, só mucho falagada;
vine manos vasías, finco mal escultada,
contésçeme como al galgo, que non caça nada:

El buen galgo ligero, corredor e valiente – Libro de buen amor 80

 

El buen galgo ligero, corredor e valiente
avía quando era joven, pies ligeros, corriente,
avía buenos colmillos, buena boca e diente,
quantas liebres veía, prendíalas ligeramente.

Al su señor él siempre algo le presentava,
nunca de la corrida vasío le tornava,
el su señor por esto mucho le falagava,
a todos sus vesinos del galgo se loava.

Con el mucho laserio fue muy ayna viejo,
perdió luego los dientes e corrió poquillejo:
fue su señor a caça e salió un conejo,
perdiol’ e non l’ pudo tener, fuésele por vallejo.

El caçador al galgo feriolo con un palo,
el galgo querellándose dixo: ‘¡qué mundo malo!
quando era mançebo, desíanme: ¡halo, halo!
agora que só viejo, disen, que poco valo.

En mi juventud caça por pies non se me iva,
a mi señor la dava quier muerta o quier viva,
entonçes me loava, agora que só viejo, me esquiva,
quando non le trayo nada, non me falaga nin me silva.’

Los bienes et los loores muchos de mançebés,
defienden la fraqueça culpa de la vejés,
por ser el omen viejo, non pierde por ende pres,
el seso del buen viejo non se mueve de refés.

En amar al mançebo e a la su loçanía
et desechar al viejo, e faserle peoría
es torpedat e mengua, e maldat e villanía:
en el viejo se loa su buena mançebía.

El mundo cobdiçioso es de aquesta natura,
si el amor da fruto, dando mucho atura,
non dando nin sirviendo el amor poco dura,
de amigo sin provecho non ha el ome cura.

Bien quanto da el omen en tanto es preçiado;
quando yo dava mucho, era mucho loado,
agora que non do algo, só vil e despreçiado,
non ay mençión nin grado de serviçio pasado.

Non se membran algunos del mucho bien antiguo,
quien a mal ome sirve, siempre l’ será mendigo,
el malo a los suyos non les presta un figo,
apenas qu’ el pobre viejo falla ningund amigo.

Et señora, convusco a mí a tal acaesse,
servivos bien, e sirvo en lo que contesçe,
porque vin’ sin presente, la vuestra saña cresçe.
E só mal denostada segund que ya paresçe.»

«Vieja», dixo la dueña, «çierto yo non mentí,
por lo que me dixiste yo mucho me sentí,
de lo que yo te dixe, luego me arrepentí,
porque talente bueno entiendo yo en ti.

Mas témome e reçelo que mal engañada sea,
non querría que me fuese, como al mur del aldea
con el mur de la villa yendo a faser emplea;
desirte he la fasaña, e finque la pelea:

​Mur de guadalaxara un lunes madrugava – Libro de buen amor 81

 

Mur de guadalaxara un lunes madrugava,
fuese a monferrado, a mercado andava,
un mur de franca barba resçibiol’ en su cava,
convidol’ a yantar, e diole una fava.

Estava en mesa pobre buen gesto e buena cara,
con la poca vianda buena voluntad para,
a los pobres manjares el plaser los repara,
pagos’ del buen talente mur de quadalaxara.

La su yantar comida, el manjar acabado,
convidó el de la villa al mur de monferrado,
que el martes quisiese ir ver el su mercado,
e como él fue suyo, fuese él su convidado.

Fue con él a su casa, et diol’ mucho de queso,
mucho tosino lardo, que non era salpreso,
enjundias e pan cocho sin raçión e sin peso,
con esto el aldeano tóvos’ por bien apreso.

Manteles de buen lienço, una blanca talega,
bien llena de farina, el mur allí se allega,
mucha honra le fiso e servisio que l’ plega,
alegría, buen rostro con todo esto se llega.

Está en mesa rica mucha buena vianda,
un manjar mejor que otro a menudo y anda,
et demás buen talente, huésped esto demanda,
solás con yantar buena todos omes ablanda.

Do comían e folgavan, en medio de su yantar
la puerta del palaçio començó a sonar:
abríala su señora, dentro quería entrar,
los muros con el miedo fuyeron al andar.

Mur de guadalaxara entró en su forado,
el huésped acá e allá fuía deserrado,
non tenía lugar çierto do fuese amparado,
estovo a lo escuro a la pared arrimado.

Cerrada ya la puerta e pasado el temor,
estava el aldeano con miedo e con tremor,
falagábal’ el otro desiéndol’: ‘amigo, señor,
alégrate et come de lo que as más sabor.

Este manjar es dulçe, sabe como la miel.’
Dixo el aldeano al otro: ‘venino yas’ en él:
el que teme la muerte, el panal le sabe fiel,
a ti solo es dulçe, tú solo come d’él.’

Al ome con el miedo non l’ sabe dulçe cosa,
non tiene voluntad clara, la vista temerosa.
Con miedo de la muerte la miel non es sabrosa,
todas cosas amargan en vida peligrosa.

Más quiero roer fava seguro e en pas
que comer mil manjares corrido e sin solás;
las viandas preçiadas con miedo son agrás,
todo es amargura, do mortal miedo yas’.

Porque tanto me tardo, aquí todo me mato,
del miedo que he habido quando bien me lo creo,
como estava solo, si viniera el gato,
allí me alcançara e me diera mal rato.

Tú tienes grandes casas, mas ay mucha compaña,
comes muchas viandas, aquesto te engaña,
buena es mi poblesa en segura cabaña:
que mal pisa el omen, el gato mal rascaña.

Con pas e con segurança es buena la poblesa,
al rico temeroso es poble la riquesa,
siempre tiene reçelo e con miedo tristesa,
la pobredat alegre es segura noblesa.

Más vale en convento las sardinas saladas,
et faser a Dios servisio con las dueñas honradas,
que perder la mi alma con perdises asadas,
et fincar escarnida con otras deserradas.»

«Señora», dis la vieja, «desaguisado façedes:
dexar plaser et viçio, et laseria queredes,
ansí como el gallo, vos ansí escogedes:
desirvos he la fabla e non vos enojedes:

Andava en el muladar el gallo ajevio – Libro de buen amor 82

 

Andava en el muladar el gallo ajevio,
estando escarvando mañana con el frío
falló çafir culpado, mejor ome non vido,
espantose el gallo, díxol’ como sandio:

‘más querría de uvas o de trigo un grano,
que a ti nin a çiento, tales en la mi mano.’
El çafir diol’ respuesta: ‘bien te digo, villano,
que si me conoçieses, tú andarías loçano.

Si a mí hoy fallase quien fallar me devía,
si aver me podiese el que me conosçía,
al que el estiércol cubre mucho resplandeçería,
non entiendes tú nin sabes quánto yo meresçía.’

Muchos leen el libro teniéndolo en poder,
que non saben que leen, nin lo pueden entender,
tienen algunas cosas preçiadas e de querer,
que non les ponen honra, la qual devían aver.

A quien da Dios ventura, e non la quiere tomar
non quiere valer algo, nin saber, nin pujar,
aya mucha laseria, e coyta, e trabajar,
contésçel’ como al gallo que escarva en el muladar.

Bien así acaesçe a vos, doña garoça,
queredes en convento más agua con la orça,
que con taças de plata, e estar a la roça
con este mançebillo que vos tornaría moça.

Comedes en convento sardinas e camarones,
verçuelas, e laseria, e los duros caçones:
dexades del amigo perdises et capones,
perdédesvos coytadas mugeres sin varones.

Con la mala vianda, con las saladas sardinas,
con sayas de estameña comedes vos mesquinas,
dexades del amigo las truchas, las gallinas,
las camisas fronçidas, los paños de melinas.»

Díxol’ doña garoza: «hoy más non te diré:
»en lo que tú me dises en ello pensaré;
»ven cras por la respuesta e yo te la daré,
»lo que mejor lo viere de grado lo faré.»

Otro día la vieja fuese a la mongía,
et falló a la dueña, que en la misa seía:
«¡yuy yuy», dixo, señora, «que negra ledanía!
en aqueste roído vos fallo cada día.

O vos fallo cantando, o vos fallo leyendo,
o las unas con las otras contendiendo, reñiendo,
nunca vos he fallado jugando nin reyendo,
verdat dise mi amo a como yo entiendo.

Mayor roído fasen, más veses sin recabdo
dies ánsares en laguna, que çient bueyes en prado;
dexat eso, señora, direvos un mandado,
pues la misa es dicha, vayamos al estrado.»

Alegre va la monja del coro al parlador,
alegre va el frayle de terçia al refitor,
quiere oír la monja nuevas del entendedor,
quiere el frayle goloso entrar en el tajador.

«Señora», dis la vieja, «direvos un juguete,
non me contesca como al asno contesçió con el blanchete,
que él vio con su señora jugar en el tapete,
direvos la fablilla, si me dades un risete:

Un perrillo blanchete con su señora jugava – Libro de buen amor 83

 

Un perrillo blanchete con su señora jugava,
con su lengua e boca las manos le besava,
ladrando e con la cola mucho la falagava,
demostrava en todo grand’ amor que la amava.

Ante ella et sus compañas en pino se tenía,
tomavan con él todos solás et plasentería,
dávale cada uno de quanto que comía,
veíalo el asno esto de cada día.

El asno de mal seso pensó, tovo mientes;
dixo el burro nesçio ansí entre sus dientes:
‘yo a la mi señora et a todas sus gentes
más con provecho sirvo, que mil tales blanchetes.

Yo en mi espinaso les trayo mucha leña,
tráyoles la farina que comen, del azeña,
pues terné pino e falagaré la dueña
como aquel blanchete que yase so su peña.’

Salió bien rebusnando de la su establía,
como garañón loco el neçio tal venía,
retoçando et fasiendo mucha de caçorría,
fuese para el estrado do la dueña seía.

Puso en los sus ombros entrambos los sus brazos,
ella dando sus voses, vinieron los collaços,
diéronle muchos palos con piedras e con maços
fasta que ya los palos se fasían pedaços.

Non deve ser el omen a mal faser denodado,
nin desir nin cometer lo que non le es dado,
lo que Dios e natura an vedado et negado,
de lo faser el cuerdo no deve ser osado.

Quando coyda el babieca, que dis’ bien e derecho,
et coyda faser servisio e plaser con su fecho,
dise mal con neçedad, fase pesar et despecho,
callar a las de vegadas fase mucho provecho.

Et porque ayer, señora, vos tanto arrufastes,
por lo que yo desía por bien vos ensañastes,
por ende non me atrevo a preguntar qué pensastes:
ruégovos que me digades en lo que acordastes.»

La dueña dixo: «vieja, mañana madrugeste
a desirme pastrañas de lo que ayer me fableste:
yo non lo consentría como tú me lo rogueste,
que consentir no debo tan mal juego como éste.»

«Sí», dixo la comadre, «quando el çerujiano
el coraçón querría sacarle con su mano,
desirte he su enxiemplo agora por de mano,
después darte he respuesta qual debo e bien de llano.

Contesçió en una aldea de muro bien çercada – Libro de buen amor 84

 

Contesçió en una aldea de muro bien çercada,
que la presta gulhara ansí era vesada,
que entrava de noche la puerta ya çerrada,
comía las gallinas de posada en posada.

Teníanse los del pueblo d’ella por mal chufados
cerraron los portillos, finiestras et forados,
desque se vido ençerrada, dis’: ‘los gallos furtados
d’ésta creo que sean pagados et escotados.’

TenDiose a la puerta del aldea nombrada,
físose como muerta, la boca regañada,
las manos encogidas, yerta e desfigurada,
desían los que pasaban: ‘¡tente esa trasnochada!’

pasava de mañana por y un zapatero:
‘¡o’, dis’, ‘qué buena cola! más vale que un dinero;
faré trainel d’ella par calçar ligero.’
Cortola, e estudo más queda que un cordero.

El alfajeme pasava, que venía de sangrar;
dis’: ‘el colmillo d’ésta puede aprovechar
para quien dolor tiene en muela o en quijar.’
Sacole; e estudo queda sin se más quejar.

Una vieja pasava, que l’ comió su gallina;
dis’: ‘el ojo de aquésta es para melesina
a moças aojadas, et que an la madrina.’
Sacolo; e estudo sosegada la mesquina.

El físico pasava por aquella calleja,
dis’: ‘¡qué buenas orejas son las de la gulpeja
para quien tiene venino o dolor en la oreja!’
cortolas; et estudo queda más que un oveja.

Dixo este maestro: ‘el coraçón del raposo
para el tremor del coraçón es mucho provechoso.’
Ella dis’: ‘¡al diablo catedes vos el polso!’
levantose corriendo, et fuyó por el coso.

Dixo: ‘todas las coytas puede ome sofrir;
mas el coraçón sacar et muerte resçebir
non lo puede ninguno(89), nin deve consentir;
lo que emendar non se puede, non presta arrepentir.’

Deve catar el ome con seso et con medida
lo que faser quisiere, que aya d’él salida
ante que faser cosa que l’ sea retraída,
quando teme ser preso, ante busque guarida.

Desque ya es la dueña de varón escarnida,
es d’él menospreçiada e en poco tenida,
es de Dios airada e del mundo aborrida,
pierde toda su honra, la fama e la vida.

Et pues tú a mí dises rasón de perdimiento
del alma e del cuerpo, e muerte, e enfamamiento,
yo non quiero faserlo, vete sin tardamiento,
si non darte he gualardón qual tu meresçimiento.

Mucho temió la vieja deste bravo desir:
«señora», dis’, «mesura, non me querades ferir:
puédevos por ventura de mí grand pro venir,
como al león vino del mur en su dormir.

Dormía el león pardo en la frida montaña – Libro de buen amor 85

 

Dormía el león pardo en la frida montaña,
en espesura tiene su cueva soterraña,
allí juegan de mures una presta compaña,
al león despertaron con su burla tamaña.

El león tomó uno, e queríalo matar,
el mur con el grand’ miedo començol’ a falagar:
‘señor’, dis’, ‘non me mates, que non te podré fartar,
en tú darme la muerte non te puedes honrar.

¿Qué honra es al león, al fuerte, al poderoso,
matar un pequeño, al pobre, al coytoso?
es deshonra et mengua e non vençer fermoso,
el que al mur vençe es loor vergonçoso.

Por ende vençer es honra a todo ome nasçido,
et maldat et pecado vençer al desfallido,
el vençedor ha honra del preçio del vencido,
su loor es atanto quanto es el debatido.’

El león d’estos dichos tóvose por pagado,
soltó al moresillo; el mur quando fue soltado,
diole muy muchas graçias e que l’ sería mandado
en quanto él podiese, que l’ serviríe de grado.

Fuese el mur al forado, el león fue a caçar,
andando en el monte ovo de entropesar,
cayó en grandes redes, non las podía retaçar,
envuelto pies e manos non se podía alçar.

Començó a querellarse, oyolo el muresillo,
fue a él, díxol’: ‘señor, yo trayo buen cochillo,
con aquestos mis dientes rodré poco a poquillo
do están vuestras manos, faré un grand portillo.

Los vuestros blasos fuertes por allí los sacaredes,
abriendo e tirando las redes rasgaredes,
por mis chiquillos dientes vos hoy escaparedes,
perdonastes mi vida e vos por mí viviredes.’

Tú, rico poderoso, non quieras desechar,
al pobre, al menguado non lo quieras de ti echar,
puede faser serviçio quien no tiene que pechar,
el que non puede más, puede aprovechar.

Puede pequeña cosa et de poca valía
faser mucho provecho et dar grand’ mejoría,
el que poder non tiene, oro, nin fidalguía,
tenga manera et seso, arte et sabidoría.»

Fue con esto la dueña ya quanto más pagada:
vieja», dixo, «non temas, está bien segurada,
non conviene a dueña de ser tan denodada,
mas resçélome mucho de ser mal engañada.

Estas buenas palabras, estos dulçes falagos
non querría que fuesen a mí fiel et amargos,
como fueron al cuervo los dichos, los encargos
de la falsa raposa con sus malos trasfagos.

la marfusa un día con la fambre andava – Libro de buen amor 86

 

»la marfusa un día con la fambre andava,
vido al cuervo negro en un árbol do estava,
grand pedaço de queso en el pico levava,
ella con su lisonja también lo saludava:

‘¡o, cuervo tan apuesto! del çisne eres pariente,
en blancura, en dono, fermoso, relusiente,
más que todas las aves cantas muy dulçemente;
si un cantar dixieres, diré yo por él veinte.

Mejor que la calandria nin el papagayo,
mejor gritas que tordo, nin ruyseñor nin gayo:
si agora cantases, todo el pesar que trayo,
me tiraréis en punto más que con otro ensayo.’

Bien se coydó el cuervo, que con el gorgear
prasíe a todo el mundo más que con otro cantar,
creíe que la su lengua e el su mucho gaçnar
alegrava las gentes más que otro juglar.

Començó a cantar, la su vos a erçer,
el queso de la boca óvosele a caer,
la gulhara en punto se lo fue a comer,
el cuervo con el dapño ovo de entristeçer.

Falsa honra et vana gloria y el risete falso
dan pesar e tristesa, e dapño sin traspaso,
muchos cuydan que guarda el viñadero el paso,
e es la magadaña que está en el cadahalso.

Non es cosa segura creer dulçe lisonja,
de aqueste dulçor suele venir amarga lonja,
pecar en tal manera non conviene a monja,
religiosa non casta es perdida toronja.»

«Señora», dis la vieja, «ese miedo non tomedes,
el omen que vos ama nunca lo esquivedes,
todas las otras temen eso que vos temedes,
el miedo de las liebres las monjas lo avedes.

Andávanse las liebres en las selvas llegadas – Libro de buen amor 87

 

Andávanse las liebres en las selvas llegadas,
sonó un poco la selva e fueron espantadas,
fue sueno de laguna, ondas arrebatadas,
las liebres temerosas en uno son juntadas.

Andavan a todas partes, non podían quedas ser,
desían con el grand’ miedo, que se fuesen a esconder
ellas esto fablando ovieron de ver
las ranas con su miedo so el agua meter.

Dixo la una liebre: ‘conviene que esperemos,
non somos nos señeras, que miedo vano tenemos;
las ranas se esconden de balde, ya lo vemos,
las liebres et las ranas vano miedo tenemos.

A la buena esperança nos conviene atener,
fase tener grand’ miedo lo que non es de temer,
somos de corazón fraco, ligeras en correr,
non deve temor vano en sí ome traer.’

Acabada ya su fabla començaron de foír,
esto les puso miedo e fiso a todos ir,
en tal manera tema el que bien quiere vevir,
que non pierda el esfuerço por miedo de morir.

El miedo es muy malo sin esfuerzo ardid,
esperança e esfuerço vençen en toda lid,
los cobardes fuyendo mueren desiendo: ‘¡foíd!’
«vivien los esforçados disiendo: ‘¡daldes, ferid!’

aquesto acaesçe a vos, señora mía,
et a todas las monjas que tenedes freylía,
por una sin ventura muger que ande radía
temedes vos que todas irés por esa vía.

Tener buena esperança, dexad vano temor,
amad al buen amigo, quered su buen amor,
si más ya non fabladle como achate pastor,
desidle: ‘¡Dios vos salve! dexemos el pavor.’»

«Tal eres», dis’ la dueña, «vieja como el diablo,
que dio a su amigo mal consejo e mal cabo,
púsolo en la forca, dexólo y en su cabo,
oye buena fabla, non quieras mi menoscabo:

En tierra sin justiçia eran muchos ladrones – Libro de buen amor 88

 

En tierra sin justiçia eran muchos ladrones,
fueron al rey las nuevas, querellas e pregones,
envió allá su alcalde, merinos e sayones,
al ladrón enforcavan por quatro pepiones.

Dixo el un ladrón d’ellos: ‘ya yo só desposado
con la forca, que por furto ando desorejado,
si más yo só con furto del merino tomado,
él me fará con la forca ser del todo casado.’

Ante que el desposado penitençia presiese,
vino a él un diablo, porque non lo perdiese,
dixol’ que de su alma la carta le feçiese,
et furtarse sin miedo quanto furtar podiese.

Otorgole su alma, físole dende carta,
prometiole el diablo, que d’él nunca se parta;
d’esta guisa el malo sus amigos enarta:
fue el ladrón a un cambio, furtó de oro grand sarta.

El ladrón fue tomado, en la cadena puesto,
llamó a su amigo, que l’ consejó aquesto;
vino el mal amigo; dis’: ‘heme aquí presto.
Non temas, ten esfuerzo, que non morrás por esto.

Quando a ti sacaren a judgar hoy o cras,
aparta al alcalde et con él fablarás,
pon mano en tu seno, et da lo que fallarás,
amigo, con aquesto en salvo escaparás.’

Sacaron otro día los presos a judgar,
él llamó al alcalde, apartol’ e fue fablar,
metió mano en el seno et fue dende sacar
una copa de oro muy noble de preçiar.

Diógela en presente callando al alcalde;
dis’ luego el judgador: ‘amigos, el ribalde
non fallo porque muera, prendístel’ de balde,
yo le dó por quito, suelto: vos, merino, soltalde.’

Salió el ladrón suelto sin pena de presión,
usó su mal ofiçio grand’ tiempo e grand’ sasón,
muchas veses fue preso, escapaba por don;
enojose el diablo, fue preso su ladrón.

Llamó su mal amigo, así como solía,
vino el malo, et dixo: ‘¿a qué me llamas cada día?
fas’ ansí como sueles, non temas, en mí fía,
darás cras el presente, saldrás con arte mía.’

Apartó al alcalde el ladrón segund lo avía usado,
puso mano a su seno e falló negro fallado,
sacó una grand soga, diola al adelantado
el alcalde dis’: ‘mando que sea enforcado.’

Levándolo a la forca, vido en altas torres
estar su mal amigo, dis’: ‘¿por qué non me acorres?’
respondió el diablo: ¿et tú por qué non corres?
andando et fablando, amigo, non te engorres.

Luego seré contigo desque ponga un frayle
con una freyla suya, que me dise: ‘¡trayle, trayle!’
engaña a quien te engaña, a quien te fay, fayle,
entre tanto, amigo, vete con ese bayle.

Cerca el pie de la forca començó de llamar:
‘amigo ¡valme, valme! que me quieren enforcar.’
Vino el malo e dixo: ‘ya te viese colgar,
que yo te ayudaré como lo suelo far.

Súbante, non temas, cuélgate a osadas,
e pon tus pies entrambos sobre las mis espaldas,
que yo te soterné segund que otras vegadas
sotove a mis amigos en tales cabalgadas.’

«Señora», dis la vieja, «yo l’ veo a menudo – Libro de buen amor 90

 

«Señora», dis la vieja, «yo l’ veo a menudo,
el cuerpo ha bien largo, miembros grandes, trefudo,
la cabeça non chica, belloso, pescoçudo,
el cuello non muy luengo, cab’ él prieto, orejudo.

Las çejas apartadas prietas como carbón,
el su andar enfiesto bien como de pavón,
su paso sosegado, e de buena rasón,
la su narís es luenga, esto le descompón’.

Las ençías bermejas, et la fabla tumbal,
la boca non pequeña, labros al comunal,
más gordos que delgados, bermejos como coral,
las espaldas bien grandes, las muñecas atal.

Los ojos ha pequeños, es un poquillo baço,
los pechos delanteros, bien trefudo el braço,
bien complidas las piernas, del pie chico pedaço,
señora, d’él non vi más, por su amor vos abraço.

Es ligero, valiente, bien mançebo de días,
sabe los instrumentos e todas juglerías,
doñeador alegre, para las çapatas mías,
tal omen como éste non es en todas erías.»

A la dueña mi vieja tan bien que la enduxo:
«señora», dis «la fabla, del que de feria fuxo
la merca de tu uço Dios que la aduxo,
¡amad, dueñas, amadle tal omen qual debuxo!

¡sodes las monjas guardadas, deseosas, loçanas,
los clérigos cobdiçiosos desean las ufanas,
todos nadar quieren los peçes e las ranas,
a pan de quinçe días fambre de tres selmanas.»

Dijo doña garoça: «verme he, dame espacio.»
«¡Alahé», dixo la vieja, «amor non sea laçio,
quiero ir a desírçelo ¡yuy cómo me engracio!
yo l’ faré cras que venga aquí a este palaçio.»

La dueña dixo: «vieja, goárdeme Dios de tus mañas
ve, di l’, que venga cras ante buenas compañas:
fablarme ha buena fabla, non burlas nin picañas,
e dil’, que non me diga de aquestas tus façañas.»

Vino la mi leal vieja alegre, plasentera,
ante del «Dios vos salve» dixo la mensagera:
sé que el que al lobo envía, a la fe, carne espera,
que la buena corredera ansí fase carrera.

Amigo ¡Dios vos salve! folgad, sed plasentero;
cras dise que vayades, fabladla non señero,
mas catad non le digades chufas de pitoflero
que las monjas non se pagan del abad fasañero.

Por olvidar la coyta, tristesa, et pesar – Libro de buen amor 92

 

Por olvidar la coyta, tristesa, et pesar
rogué a la mi vieja, que me quisiese casar:
fabló con una mora, non la quiso escuchar;
ella fiso buen seso, yo fis’ mucho cantar.

Dixo trotaconventos a la mora por mí:
«ya amiga, ya amiga ¿quánto ha que non vos vi?
non es quien ver vos pueda ¿cómo sodes ansí?
salúdavos amor nuevo». Dixo la mora: «ysnedri.»

Fija, mucho vos saluda uno, que es de alcalá,
envíavos una çidra con aqueste albalá,
el criador es convusco, que d’esto tal mucho ha,
tomaldo, fija señora.» Dixo la mora: «le alá.»

«Fija, si el criador vos dé pas con salud,
que non gelo desdeñedes, pues que más traer non pud’,
aducho bueno vos adugo, fabladme a laúd,
non vaya de vos tan muda.» Dixo la mora: «asaút.»

Desque vido la vieja, que non recabda y,
dis’: «quanto vos he dicho bien tanto me perdí,
pues que ál non me desides, quiérome ir de aquí.»
Cabeçeó la mora, díxole: «amxy, amxy.»

Después fise muchas cántigas de dança e troteras – Libro de buen amor 93

 

Después fise muchas cántigas de dança e troteras
para judías, et moras, e para entendederas,
para en instrumentos de comunales maneras,
el cantar que non sabes, oílo a cantaderas.

Cantares fis’ algunos de los que disen los çiegos,
et para escolares que andan nocherniegos,
e para muchos otros por puertas andariegos,
caçurros et de bulras, non cabrían en dies priegos.

Para los instrumentos estar bien acordados,
a cántigas algunas son más apropriados,
de los que he probado aquí son señalados,
en qualesquier instrumentos vienen más asonados.

Arábigo non quiere la viuela de arco,
çinfonia, guitarra non son de aqueste marco
cítola, odreçillo non aman caguyl hallaco,
mas aman la taberna, e sotar con bellaco.

Albogues, e mandurria, caramillo, e çampoña
non se pagan de arábigo quanto d’ellos boloña,
como quier que por fuerça dísenlo con vergoña,
quien gelo desir fesiere, pechar deve caloña.

Dise un filósofo en su libro de nota,
que pesar e tristesa el engenio embota,
et yo con pesar grande non puedo desir gota,
porque trotaconventos ya non anda nin trota.

Así fue ¡mal pecado! que mi vieja es muerta,
murió a mí serviendo, lo que me desconuerta,
non sé cómo lo diga, que mucha buena puerta
me fue después çerrada, que antes me era abierta.

Dize un filósofo, en su libro se nota – Libro de buen amor 94

 

Dize un filósofo, en su libro se nota,
que pesar e tristeza el engenio embota:
e yo con pesar grande non puedo dezir gota,
porque trotaconventos ya non anda nin trota.

Assí fue, ¡mal pecado!, que mi vieja es muerta:
murió a mí serviendo, lo que me desconuerta;
non sé cómo lo diga: que mucha buena puerta
me fue después çerrada, que antes me era abierta.

¡Ay muerte! muerta seas, muerta, e mal andante,
mataste a mi vieja, matases a mí ante,
enemiga del mundo, que non as semejante,
de tu memoria amarga non es que non se espante.

Muerte al que tú fieres, liévastelo de belmés,
al bueno e al malo, al rico, et al refés,
a todos los egualas, e los lievas por un pres,
por papas et por reyes non das una vil nues.

Non catas señorío, deudo, nin amistad,
con todo el mundo tienes continua enemistad,
non ay en ti mesura, amor, nin piedad,
si non dolor, tristesa, pena, e grand crueldad.

Non puede foír omen de ti, nin se asconder,
nunca fue quien contigo podiese bien contender,
la tu venida triste non se puede entender,
desque vienes, non quieres a ome atender.

Dexas el cuerpo yermo a gusanos en fuesa
al alma que lo puebra, liévastela de priesa,
non es omen çierto de tu carrera aviesa,
de fablar en ti, muerte, espanto me atraviesa.

Eres en tal manera del mundo aborrida,
que por bien que lo amen al omen en la vida,
en punto que tú vienes con tu mala venida
todos fuyen d’él luego como de res podrida.

Los que l’ aman, et quieren, et quien ha avido su compaña,
aborrésçenlo muerto como a cosa estraña,
parientes, et amigos todos le tienen saña.
Todos fuyen d’él luego, como si fuese araña.

De padres, et de madres los fijos tan queridos,
amigos, e amigas, deseados, et servidos,
de mugeres leales los sus buenos maridos,
desque tú vienes, muerte, luego son aborridos.

Fases al mucho rico yaser en grand poblesa,
non tiene una miaja de toda su riquesa,
el que vivo es bueno e con mucha noblesa,
vil, fediondo es muerto, aborrida vilesa.

Non ha en el mundo libro, nin escrito, nin carta,
ome sabio, nin reçio, que de ti bien departa,
en el mundo non ha cosa, que con bien de ti se parta,
salvo el cuervo negro que de ti, muerte, se farta.

Cada día le dises que tú le fartarás,
el omen non es çierto quándo et quál matarás,
el que bien faser podiese, hoy le valdría más,
que non atender a ti nin a tu amigo cras.

Señores, non querades ser amigos del cuervo,
temed pues sus amenasas, non fagades su ruego,
el bien que faser podierdes, fasedlo y e luego,
tened, que cras morredes, ca la vida es juego.

La salud et la vida muy ayna se muda,
en un punto se pierde quando omen non cuda,
el bien que farás cras, palabla es desnuda,
vestidla con la obra ante que muerte acuda.

Quien en mal juego porfía, más pierde que non cobra,
coyda echar su suerte, echa mala çoçobra,
amigos, aperçebidvos, et faser buena obra,
que desque viene la muerte, a toda cosa sobra.

Muchos cuydan ganar quando disen a todo,
viene un mal asar, trae dados en rodo.
Llega el omen tesoros por lograrlos a podo,
viene la muerte luego, e déxalo con lodo.

Pierde luego la fabla e el entendimiento,
de sus muchos tesoros e de su allegamiento
non puede levar nada, nin faser testamento,
los averes llegados derrámalos mal viento.

Desque los sus parientes la su muerte barruntan,
por lo heredar todo amenudo se ayuntan,
quando al físico por su dolençia preguntan,
si dise que sanará, todos gelo repuntan.

Los que son más propincos, hermanos et hermanas,
non coydan ver la hora, que tengan las campanas:
más preçian la herençia çercanos e çercanas,
que non el parentesco nin a las barbas canas.

Desque l’ sal’ el alma al rico pecador,
déxanlo so la tierra solo, todos an pavor,
roban todos el algo, primero lo mejor,
el que lieva lo menos tiénese por peor.

Mucho fasen, que luego lo vayan a soterrar,
témense, que las arcas les an de desferrar,
por oír luenga misa non lo quieren errar,
de todos sus tesoros danle poca axuar.

Non dan por Dios a pobres, nin cantan sacrifiçios,
nin disen orasiones, nin cumplen los ofiçios,
lo más que siempre fasen los herederos noviçios,
es dar voses al sordo, mas non otros serviçios.

Entiérranlo de grado, e desque a graçias van,
amidos, tarde o nunca en misa por él están;
por lo que ellos andavan, ya fallado lo an,
ellos lievan el algo, el alma lieva satán.

Si dexa muger moça, rica o paresçiente,
ante de misa dicha otros la an en miente,
que casará con más rico, o con moço valiente,
muda el trentapnario, del duelo poco se siente.

Allegó el mesquino, et non sopo para quién,
et magüer que cada día esto ansí avién,
non ha omen que faga su testamento bien,
fasta que ya por ojo la muerte ve que vien’.

Muerte, por más desirte a mi corazón fuerço,
nunca das a los omes conorte nin esfuerço,
si non de que es muerto, que l’ come escuerço,
en ti tienes la tacha que tiene el mastuerço.

Fase doler la cabesa al que lo mucho coma,
otrosí tu mal moço en punto que asoma
en la cabesa fiere, a todo fuerte doma,
non le valen mengías desque tu rabia le toma.

Los ojos tan fermosos póneslos en el techo,
ciégaslos en un punto, non an en sí provecho,
enmudeçes la fabla, fases enronqueser el pecho,
en ti es todo mal, rencura et despecho.

El oír et el oler, el tañer, el gustar,
todos los çinco sesos tú los vienes tomar;
non ay omen que te sepa del todo denostar,
quando eres denostada ¿dó te vienes acostar?

tiras toda vergüença, desfaes fermosura,
desadonas la graçia, denuestas la mesura,
enflaqueses la fuerza, enloquesçes cordura,
lo dulçe fases fiel con tu mucha amargura.

Despreçias loçanía, el oro escureçes,
desfases la fechura, alegría entristeçes,
mansillas la limpieça, cortesía envileçes,
muerte, matas la vida, al mundo aborreçes.

Non plases a ninguno, a ti con muchos plase,
con quien mata e muere, e con qualquier que mal fase
toda cosa bien fecha tu maço la desfase,
non ha cosa que nasca, que tu red non enlase.

Enemiga del bien, en el mal amador,
natura as de gota del mal e de dolor,
al lugar do más sigues, aquél va muy peor,
do tú tarde requieres, aquél está mejor.

Tu morada por siempre es infierno profundo,
tú eres mal primero, tú eres mal segundo,
pueblas mala morada, e despueblas el mundo;
dises a cada uno: «yo sola a todos mudo.»

Muerte, para ti es fecho el lugar infernal,
ca veviendo omen siempre en mundo terrenal,
non avríe de ti miedo nin de tu mal hostal,
non temeríe tu venida la carne humanal.

Tú yermas los pobrados, pruebas los çeminterios,
refases los fosarios, destruyes los imperios,
por tu miedo los santos resaron los salterios,
si non Dios, todos temen tus penas e tus laserios.

Tú despoblaste, muerte, al çielo, e sus sillas,
los que eran limpieça feçístelos mansillas,
feçiste de los ángeles diablos e rensillas,
escotan tu manjar a dobladas e sensillas.

El señor que te fiso tú a éste mateste,
jesu christo Dios et ome, tú aqueste peneste
al que tiene el çielo e la tierra, a éste
tú le posiste miedo, e tú lo demudeste.

El infierno lo teme, e tú non lo temiste,
temiote la su carne, grand miedo le posiste,
la su humanidat por tu miedo fue triste,
la deidat non te temió entonçe, non la viste.

Non l’ cataste nin l’ viste, viote él, bien te cató,
la su muerte muy cruel, a él mucho espantó,
al infierno, et a los suyos, et a ti mal quebrantó,
tú l’ mataste una hora, él por siempre te mató.

Quando te quebrantó, entonçe lo conoçiste,
si ante lo espantaste, mil tanto pena oviste,
dionos vida moriendo al que tu muerte diste,
saconos de cautivo la crus en que l’ posiste.

A santos que tenías en tu mala morada
por la muerte de christus les fue la vida dada,
fue por su santa muerte tu casa despoblada,
quiéresla poblar matándol’, por su muerte fue yermada.

Sacó de las tus penas a nuestro padre adán,
a eva nuestra madre, a sus fijos sen, e can,
a jafet, a patriarcas, al bueno de abriaham,
a isac, e a isaías tomolos, non te dexó dan.

A sant joan el bautista con muchos patriarcas,
que los teníes en las penas, en las tus malas arcas,
al cabdillo de moysén, que tenías en tus barcas,
profetas, et otros santos muchos, que tú abarcas.

Yo desir non sabría quáles eran tenidos,
quantos en tu infierno estavan apremidos,
todos los sacó como santos escogidos;
mas contigo dexó los tus malos perdidos.

A los suyos levolos con él a paraíso,
do an vida veyendo más gloria quien más quiso;
él nos lieve consigo que por nos muerte priso,
guárdenos de tu casa, non fagas de nos riso.

A los perdidos malos, que dexó en tu poder,
en fuego infernal los fases tú arder,
en penas infernales los fases ençender,
para siempre jamás non los as de prender.

Dios quiera defendernos de la tu çalagarda,
aquél nos guarde de ti que de ti non se goarda,
ca por mucho que vivamos, por mucho que se tarda,
avenir es tu rabia, que a todo el mundo escarda.

Tanto eres, muerte, sin bien et atal,
que desir mon se puede el diesmo de tu mal;
a Dios me acomiendo, que yo non fallo ál
que defenderme pueda de tu venida mortal.

Muerte desmesurada, matases a ti sola,
¿qué oviste conmigo? ¿mi leal vieja dó la?
que me la mataste, muerte, jesu christo complola
por su santa sangre, e por ella perdónola.

¡Ay mi trotaconventos, mi leal verdadera!
muchos te seguían viva, muerta yases señera,
¿a dó te me an levado? non sé cosa çertera,
nunca toma con nuevas quien anda esta carrera.

Cierto en paraíso tú estás asentada,
con dos mártyres debes estar acompañada,
siempre en este mundo fuste por dos maridada;
¡quién te me rebató, vieja, por mí siempre lasrada.

A Dios merçed le pido que te dé la su gloria,
que más leal trotera nunca fue en memoria,
faserte he un pitafio escripto con estoria.
Pues que a ti non viere, veré tu triste estoria.

Daré por ti limosna, e faré oraçión,
faré cantar misas, e daré oblaçión;
la mi trotaconventos ¡Dios te dé redençión!

el que salvó el mundo ¡él te dé salvaçión!
dueñas, non me retebdes, nin me digades moçuelo,
que si a vos sirviera, vos avríades d’ella duelo,
llorariedes por ella, por su sotil ansuelo,

que quantas siguía, todas ivan por el suelo.
Alta muger nin baxa, ençerrada nin escondida
non se le detenía, do fasía debatida;
non sé omen nin dueña que tal oviese perdida,

que non tomase tristesa, e pesar sin medida.
Físele un pitafio pequeño con dolor,
la tristesa me fiso ser rudo trovador,
todos los que lo oyéredes por Dios nuestro señor,

la oraçión fagades por la vieja de amor.
El petafio de la sepultura de urraca.
«Urraca só, que yago so esta sepultura,
»en quanto fui al mundo, ove viçio e soltura,

»con buena rasón muchos casé, non quise locura,
»caí en una hora so tierra del altura.
»Prendiome sin sospecha la muerte en sus redes,
»parientes et amigos, ¿aquí non me acorredes?

»obrad bien en la vida, a Dios non lo erredes,
»que bien como yo morí, así todos morredes.
»El que aquí llegare si Dios le bendiga,
»e si l’ dé Dios buen amor, et plaser de amiga,
»que por mí pecador un pater noster diga,
»si desir non lo quisiere, a muerta non maldiga.»

Señores, acordadvos de bien, si vos lo digo – Libro de buen amor 97

 

Señores, acordadvos de bien, si vos lo digo,
non fiedes en tregua de vuestro enemigo,
ca non ve la hora que vos lieve consigo,
si vedes que vos miento, non me preçiedes un figo.

Devemos estar çiertos, non seguros de muerte,
ca nuestra enemiga es natural et fuerte,
por ende cada uno de nos sus armas puerte,
non podemos, amigos, d’ella fuir por suerte.

Si qualquier de nosotros oviese cras de lidiar,
con algund enemigo en el campo entrar,
cada qual buscaría armas para se armar,
sin armas non querría en tal peligro entrar.

Pues si esto faríamos por omes como nos vivos,
muy más devemos faserlo por tantos e tan esquivos
enemigos que nos quieren faser siervos captivos,
et para siempre jamás disen: «¡al infierno idvos!»

los mortales pecados ya los avedes oídos,
aquestos de cada día nos traen muy combatidos,
las almas quieren matar, pues los cuerpos an feridos,
por aquesto debemos estar de armas bien guarnidos.

Lidian otrosí con estos otros tres más prinçipales
la carne, el diablo, el mundo: d’éstos nasçen los mortales,
d’éstos tres vienen aquéllos, tomemos armas atales,
que vençamos nos a ellos, quiero vos desir quáles.

Obras de misericordia, et de mucho bien obrar,
dones del espíritu santo que nos quiera alumbrar
las obras de piedat, de virtudes nos membrar,
con siete sacramentos estos enemigos sobrar.

Contra la grand cobdiçia el bautismo porfía,
dono de spíritu santo de buena sabidoría,
sabernos guardar de lo ageno, non desir esto querría,
la virtud de la justiçia judgando nuestra folía.

Vestir los pobles desnudos con santa esperança,
que Dios, por quien lo faremos, nos dará buenandanca,
con tal loriga podremos la cobdiçia, que nos trança,
et Dios guardarnos ha de cobdiçia malandança.

Sobrar a la grand soberbia, desir mucha homildat,
debdo es temer a Dios e a la su magestad,
virtud de temperamiento, de mesura, e honestad,
con esta espada fuerte seguramente golpad.

Con mucha misericordia dar a los pobres posada,
tener fe, que santa cosa es de Dios gualardonada,
non robar cosas agenas, non forçar muger nin nada,
con esta confirmaçión la soberbia es arrancada.

Ayamos contra avariçia spíritu de piedat,
dando limosna a pobles, doliéndonos de su pobridat,
virtud de natural justiçia judgando con homildat,
con tal mata al avarisia bien largamente dad.

El santo sacramento de orden saçerdotal
con fe santa escogida más clara que cristal,
casando huérfanas pobres, e nos con esto aral,
vençeremos a avariçia con la graçia spiritual.

​Quiero abreviar la predicaçión – Libro de buen amor 98

 

Quiero abreviar la predicaçión,
que siempre me pagué de pequeño sermón,
e de dueña pequeña et de breve rasón,
ca poco et bien dicho afincase el corazón.

Del que mucho fabla ríen, quien mucho ríe, es loco
es en la dueña chica amor et non poco,
dueñas hay muy grandes, que por chicas non troco,
mas las chicas e las grandes, se repienten del troco.

De las chicas, que bien diga, el amor me fiso ruego,
que diga de sus noblesas, yo quiero las desir luego,
desirvos he de dueñas chicas, que lo avredes por juego.
Son frías como la nieve, e arden como el fuego.

Son frías de fuera, con el amor ardientes,
en la calle solás, trevejo, plasenteras, rientes,
en casa cuerdas, donosas, sosegadas, bien fasientes,
mucho ál y fallaredes a do bien paredes mientes.

En pequeña gergença yase grand resplandor,
en açúcar muy poco yase mucho dulçor,
en la dueña pequeña yase muy grand amor,
pocas palabras cumplen al buen entendedor.

Es pequeño el grano de la buena pimienta,
pero más que la nues conorta et calienta,
así dueña pequeña, si todo amor consienta,
non ha plaser del mundo que en ella non sienta.

Como en chica rosa está mucho color,
en oro muy poco grand preçio et grand valor,
como en poco blasmo yase grand buen olor,
ansí en dueña chica yase grand sabor.

Como robí pequeño tiene mucha bondat,
color, virtud, e preçios, e noble claridad,
ansí dueña pequeña tiene mucha beldat,
fermosura, donayre, amor, et lealtad.

Chica es la calandria, et chico el ruyseñor,
pero más dulçe canta, que otra ave mayor;
la muger, que es chica, por eso es mejor,
con doñeo es más dulçe, que açúcar nin flor.

Son aves pequeñas papagayo e orior,
pero cualquier d’ellas es dulçe gritador,
adonada, fermosa, preçiada, cantador,
bien atal es la dueña pequeña con amor.

De la muger pequeña non hay comparaçión,
terrenal parayso es, e grand consolaçión,
solás, et alegría, plaser, et bendiçión,
mejor es en la prueba, que en la salutaçión.

Siempre qu’es muger chica más que grande nin mayor,
non es desaguisado del grand mal ser foidor,
del mal tomar, lo menos, díselo el sabidor,
por ende de las mugeres la mejor es la menor.

​Salida de febrero, entrada de março – Libro de buen amor 99

 

Salida de febrero, entrada de março,
el pecado, que siempre de todo mal es maço,
traía de abades lleno el su regaço,
otrosí de mugeres fasíe mucho retaço.

Pues que ya non tenía mensagera fiel,
tomé por mandadero un rapás trainel,
hurón había por nombre, apostado donçel,
si non por quatorçe cosas nunca vi mejor que él.

Era mintroso, bebdo, ladrón, e mesturero,
tafur, peleador, goloso, refertero,
reñidor, et adevino, susio, et agorero,
nesçio, pereçoso: tal es mi escudero.

Dos días en la selmana grand ayunador,
quando non tenía qué comer, ayunava el pecador,
siempre aquestos dos días ayunava mi andador,
quando non podía ál faser, ayunava con dolor.

Pero si dis la fabla que suelen retraer:
que más val’ con mal asno el omen contender,
que solo e cargado fas a cuestas traer,
pusle por mensajero con el grand menester.

Díxele: «hurón amigo, búscame otra coyunda.»
«Alafé», dis, «buscaré, aunque, el mundo se funda,
e yo vos la traeré sin mucha baraúnda,
que a las veses mal perro roye buena coyunda.»

Él sabía leer tarde, poco, e por mal cabo,
dixo: «dadme un cantar, et veredes que recabdo:
e, señor, vos veredes, magüer que non me alabo,
que si lo comienço, que le daré buen cabo.»

Dil’ aquestos cantares al que de Dios mal fado,
ívaselos disiendo por todo el mercado,
díxol’ doña fulana: «¡tírate allá, pecado!
qu’él a mí non te envía, nin quiero tu mandado.»

​Porque santa María, segund que dicho he – Libro de buen amor 100

 

Porque santa María, segund que dicho he,
es comienço e fin del bien, tal es mi fe,
fisle quatro cantares, et con tanto faré
punto a mi librete, mas non lo çerraré.

Buena propriedat ha, do quier que sea,
que si lo oye alguno que tenga muger fea,
o si muger lo oye, que su marido vil sea,
faser a Dios servisio en punto lo desea.

Desea oír misas et faser oblaçiones,
desea dar a pobres bodigos et rasiones,
faser mucha limosna, et desir orasiones,
Dios con esto se sirve, bien lo vedes, varones.

Qualquier omen, que lo oya, si bien trovar sopiere,
puede más y añadir et emendar si quisiere,
ande de mano en mano a quienquier quel’ pidiere,
como pella a las dueñas tómelo quien podiere.

Pues es de buen amor, emprestadlo de grado,
non desmintades su nombre, nin dedes refertado,
non le dedes por dineros vendido nin alquilado,
ca non ha grado, nin graçias, nin buen amor complado.

Fisvos pequeño libro de testo, mas la glosa,
non creo que es chica, ante es bien grand prosa,
que sobre cada fabla se entiende otra cosa,
sin la que se aliega en la raçón fermosa.

De la santidat mucha es bien grand liçionario;
mas de juego et de burla es chico breviario;
por ende fago punto, et çierro mi almario,
séavos chica fabla, solás et letuario.

Señores, he vos servido con poca sabidoría,
por vos dar solás a todos fablevos en juglería,
yo un gualardón vos pido, que por Dios en romería
digades un pater noster por mí et ave María.

Era de mil, et treçientos, et ochenta, et un años,
fue compuesto el romançe por muchos males e daños,
que fasen muchos e muchas a otros con sus engaños:
et por mostrar a los simples fablas, e versos estraños.

Madre de Dios gloriosa – Libro de buen amor 101

 

Madre de Dios gloriosa,
virgen santa María,
fija et leal esposa,
del tu fijo mexía,
tú, señora,
dame agora
la tu graçia toda hora,
que te sirva todavía.

Porque servir te cobdiçio
yo pecador, por tanto
te ofresco en serviçio
los tus gosos que canto:
el primero
fue çertero
ángel a ti mensagero
del spíritu santo.

Conçebiste a tu padre,
fue tu goço segundo,
quando le pariste, madre,
sin dolor, salió al mundo.
Quál naçiste
bien atal remaneçiste,
virgen del santo mundo.

El terçero la estrella
guió los reyes, por o
vinieron a la lus d’ella
con su noble tesoro,
e laudaron,
et adoraron,
al tu fijo presentaron
ençienso, mirra, oro.

Fue tu alegría quarta,
quando oviste mandado
del hermano de marta,
que era resuçitado
tu fijo dus,
del mundo lus,
que viste morir en crus,
que era levantado.

Quando a los çielos sobió,
quinto plaser tomaste,
el sexto quando envió
espíritu santo gosaste;
el septeno
fue más bueno
quando tu fijo por ti veno,
al çielo pujaste.

Pídote merçed, gloriosa,
siempre toda vegada
que me seades piadosa
alegre e pagada:
quando a judgar
juisio dar
jesu vinier’, quiéreme ayudar,
et ser mi abogada.

​Todos bendigamos – Libro de buen amor 102

 

Todos bendigamos
a la virgen santa,
sus gosos digamos
a su vida, quanta
fue segund fallamos
que la estoria canta
vida tanta.

El año doseno
a esta donsella
ángel de Dios bueno
saludó a ella,
virgen bella.

Parió su fijuelo,
¡qué goso tan maño!
a este moçuelo
el treseno año,
reyes venieron luego
con presente estraño
dar adorallo.

Años treinta e tres
con christo estido,
quando resuçitado es
quarto goço fue complido,
quinto quando Jesús es
al çielo sobido,
et lo vido.

Sexta alegría
ovo ella quando
en su compañía
los discípulos estando
Dios allí envía
spíritu santo
alumbrando.

La vida complida
del fijo mexía,
nueve años de vida
vivió santa María,
al çielo fue subida;
¡qué grand alegría
este día!
gosos fueron siete,
años çinquenta
e quatro çiertamente,
ovo ella por cuenta;
defiéndanos siempre
de mal et de afruenta,
virgen genta.

Todos los christianos
aved alegría
en aquel día,
que naçió por salvarnos
de la virgen María
en nuestra valía.

​Señores, dat al escolar – Libro de buen amor 103

 

Señores, dat al escolar,
que vos vien’ demandar,
dat limosna, o raçión,
faré por vos oraçión,
que Dios vos dé salvaçión,
quered por Dios a mí dar.

El bien que por Dios fesierdes,
la limosna que por él dierdes,
quando d’este mundo salierdes,
esto vos avrá de ayudar.

Quando a Dios dierdes cuenta
de los algos, et de la renta,
escusarvos ha de afruenta
la limosna por él far.

Por una rasiún que dedes,
vos çiento de Dios tomedes,
et en paraíso entredes,
ansí lo quiera él mandar.

Catad que el bien faser
nunca se ha de perder.
Podervos ha estorçer
del infierno mal lugar.

Señores, vos dat a nos
esculares pobres dos.
El señor de paraíso
christus, que tanto nos quiso,

que por nos muerte priso,
matáronlo jodíos.
Murió nuestro señor,
por ser nuestro salvador,
dadnos por él su amor,
si él salve a todos nos.

Acordatvos de su estoria,
dad por Dios en su memoria,
si él vos dé la su gloria,
dad limosna por Dios.

Agora en quanto vivierdes,
por su amor siempre dedes,
et con esto escaparedes
del infierno e de su tos.

​Ave María gloriosa – Libro de buen amor 104

 

Ave María gloriosa,
virgen santa preçiosa
cómo eres piadosa
todavía.

Graçia plena, sin mançilla,
abogada,
por la tu merçed, señora,
fas esta maravilla,
señalada,

por la tu bondad agora
goárdame toda hora
de muerte vergoñosa,
porque loe a ti, fermosa,
noche e día.

Dominus tecum:
estrella resplandeçiente,
melesina de coydados,
catadura muy bella,
relusiente,

sin mansilla de pecados,
por los tus gosos preçiados
te pido, virtuosa,
que me guardes, limpia rosa,
de foylía.

Benedicta tu,
honrada sin egualança,
siendo virgo conçebiste,
de los ángeles loada
en altesa;

por el fijo que pariste,
por la graçia que oviste,
¡o bendicha fror e rosa!
tú me guarda, piadosa,
et me guía.

In mulieribus
esscogida santa madre,
de christianos amparança,
de los santos bien servida;
et tu padre

es tu fijo sin dubdança;
¡o virgen, mi fiança!
de gente maliçiosa,
cruel, mala, soberbiosa
me desvía.

Et benedictus fructus:
folgura et salvaçión
del linage humanal,
que tiraste la tristura,
e perdimiento,

que por nuestro esquivo mal
el diablo susio tal
con su obla engañosa
en cárçel peligrosa
ya ponía.

Ventris tui:
santa flor non tañida,
por la tu grand santidad
tú me guarda de errar,
que en mi vida siempre siga
en bondad,

que meresca egualdad,
con los santos, muy graçiosa,
en dulçor maravillosa,
¡o María!

Miraglos muchos fase virgen siempre pura – Libro de buen amor 105

 

Miraglos muchos fase virgen siempre pura,
agoardando los coytados de dolor et de tristura,
el que loa tu figura, no lo dexes olvidado,
non catando su pecado, sálvaslo de amargura.

Ayudas al inoçente, con amor muy verdadero,
al que es tu servidor, bien lo libras de ligero,
non le es falleçedero tu acorro sin dudança,
guárdalo de mal audança el tu bien grande llenero.

Reyna, virgen, mi esfuerço, yo sé puesto en tal espanto,
por lo qual a ti bendigo, que me guardes de quebranto,
pues a ti, señora, canto, tú me guarda de lisión,
de muerte et de ocasión por tu fijo jesú santo.

Yo só mucho agraviado en esta çibdad seyendo,
tu acorro et guarda fuerte a mí libre defendiendo,
pues a ti me encomiendo, non me seas desdeñosa,
tu bondad maravillosa loaré siempre sirviendo.

A ti me encomiendo, virgen santa María,
la mi coyta tú la parte, tú me salva e me guía,
et me guarda todavía, piadosa virgen santa,
por la tu merçed que es tanta, que desir non la podría.

Santa virgen escogida – Libro de buen amor 106

 

Santa virgen escogida,
de Dios madre muy amada,
en los çielos ensalçada,
del mundo salud e vida.

Del mundo salud e vida,
de muerte destruimiento,
de gracia llena complida
de coytados salvamiento,

de aqueste dolor que siento,
en presión sin meresçer,
tú me deña estorçer,
con el tu defendimiento.

Con el tu defendimiento,
non catando mi maldad,
nin el mi meresçimiento,
mas la tu propia bondad,

que confieso en verdat,
que só pecador errado,
de ti sea ayudado,
por la tu virginidad.

Por la tu virginidad,
que non ha comparaçión,
nin oviste egualdad,
en obra e entençión,

complida de bendiçión;
pero non só meresçiente,
venga a ti, señora, en miente
de complir mi petiçión.

De complir mi petiçión,
como a otros ya compliste,
de tan fuerte tentaçión,
en que só coytado triste:

pues poder as, et oviste,
tú me guarda en tu mano,
bien acorres muy de llano
al que quieres, et quisiste.

Quiero seguir a ti, flor de las flores – Libro de buen amor 107

 

Quiero seguir a ti, flor de las flores,
siempre desir cantar de tus loores;
non me partir de te servir
mejor de la mejores.

Grand fiança he yo en ti, señora,
la mi esperança en ti es toda hora,
de tribulaçión sin tardança
venme librar agora.

Virgen muy santa, yo paso atribulado,
pena atanta con dolor atormentado
en tu esperança coyta atanta
que veo, ¡mal pecado!

estrella del mar, puerto de folgura,
de dolor complido et de tristura
venme librar et conortar,
señora del altura.

Nunca falleçe la tu merçed complida,
siempre guaresçes de coytas et das vida,
nunca peresçe nin entristeçe
quien a ti non olvida.

Sufro grand mal sin meresçer, a tuerto,
escribo tal porque pienso ser muerto,
mas tú me val’, que non veo ál
que me saque a puerto.

En ti es mi esperança – Libro de buen amor 108

 

En ti es mi esperança,
virgen santa María;
el señor de tal valía
es razón de haber fiança.

Ventura astrosa,
cruel, enojosa,
captiva, mesquina,
¿por qué eres sañosa,
contra mí tan dañosa,
et falsa vesina?
non sé escrebir,
nin puedo desir
la coyta estraña,
que me fases sofrir
con deseo vevir
en tormenta tamaña.

Fasta hoy todavía
mantoviste porfía
en me maltraer;
fas ya cortesía,
e dame alegría,
gasajo, et plaser.

Et si tú me tirares
coyta, e pesares,
et mi grand tribulança
en gozo tornares,
et bien ayudares,
farás buena estança.

Mas si tú porfías,
et non te desvías
de mis penas cresçer,
ya las coytas mías
en muy pocos días
podrán fenesçer.

Allá en talavera, en las calendas de abril – Libro de buen amor 109

 

Allá en talavera, en las calendas de abril,
llegadas son las cartas del arçobispo don gil,
en las quales venía el mandado non vil,
tal que si plugo a uno, pesó más que a dos mil,
aqueste arçipreste, que traía el mandado,
bien creo, que lo fiso más amidos que de grado;
mandó juntar cabildo, a prisa fue juntado,
coydando que traía otro mejor mandado.

Fabló este arçipreste, et dixo bien ansí:
«si pesa a vosotros, bien tanto pesa a mí:
¡ay viejo mesquino, en que envejeçí!
¡en ver lo que veo, et en ver lo que vi!»
llorando de sus ojos començó esta raçón:
dis: «el papa nos envía esta costituçión,
he vos lo a desir, que quiera o que non,
magüer que vos lo digo con rabia de mi coraçón.

Cartas eran venidas, que disen en esta manera:
que clérigo nin casado de toda talavera,
que non toviese mançeba casada nin soltera:
qualquier que la toviese, descomulgado era.»
Con aquestas rasones, que la carta desía,
fincó muy queblantada toda la cleresía;
algunos de los legos tomaron asedía,
para aver su acuerdo juntáronse otro día.

A do estavan juntados todos en la capilla,
levantose el deán a mostrar su mansilla:
dis: «amigos, yo querría que toda esta quadrilla
apelásemos del papa ant’ el rey de castilla.
Que magüer que somos clérigos, somos sus naturales.
Servímosle muy bien, fuemos simpre leales,
demás que sabe el rey, que todos somos carnales,
creed se ha adolesçer de aquestos nuestros males.

¿Que yo dexe a orabuena la que cobré antaño?
en dexar yo a ella reçibiera grand daño:
dile luego de mano dose varas de paño,
e aun para la mi corona anoche hizo el año.
Ante renunçiaría toda la mi prebenda
et desí la dignidad et toda la mi renta,
que la mi orabuena tal escatima prenda;
creo que otros muchos seguirán esta senda.»

Demandó los apóstoles, et todo lo que más vale
con grand afincamiento ansí como Dios sabe,
et con llorosos ojos et con dolor grande
vobis erit dimittere quam suave!
fabló en pos de aqueste luego el tesorero,
que era d’esta orden confadre derechero;
dis’: «amigo, si éste non a de ser verdadero,
si malo lo esperades, yo peor lo espero.

Et del mal de vosotros a mí mucho me pesa,
otrosí de lo mío et del mal de Teresa;
pero dexaré a talavera, et irm’ e a oropesa
ante que la partir de toda la mi mesa.
Ca nunca fue tan leal blanca flor a flores,
nin es agora tristán a todos sus amores,
que fase muchas veses rematar los ardores
et si de mí la parto, nunca me dexarán dolores,
porque suelen desir, que el can con grand angosto
et con rabia de la muerte a su dueño traba al rostro;
si yo toviese al arçobispo en otro tal angosto,
yo le daría tal vuelta que nunca viese al agosto.»

Fabló en pos aqueste el chantre sancho muñós,
dis’: «aqueste arçobispo non sé qué se a con nos,
él quiere acalandarnos lo que perdonó Dios;
por ende yo apelo en este escripto: avivad vos.
Que si yo tengo, o tove en casa una sirvienta,
non a el arçobispo d’esto por qué se sienta,
que non es mi comadre, nin es mi parienta,
huérfana la crié, esto porque non mienta.

En mantener omen huérfana obra es de piedad,
otrosí a las viudas, esto es cosa con verdat;
porque si el arçobispo tiene, que es cosa que es maldat,
dexemos a las buenas, et a las malas vos tornad.
Don gonzalo canónigo, segund que vo entendiendo,
es éste que va de sus alfajas prendiendo,
et vanse las vesinas por el bariro desiendo,
que la acoje de noche en casa, aunque gelo defiendo.

Pero non alonguemos atanto las rasones,
apelaron los clérigos, otrosí los clerisones,
fesieron luego de mano buenas apelaçiones,
et dende en adelante çiertas procuraçiones.
Éste es el libro del arçipreste de hita, el qual
compuso, seyendo preso por mandado del cardenal don gil, arçobispo de toledo.
Laus tibi christi, quem liber explicat iste.
Alfonsus peratines.

Varones buenos e honrados querednos ya ayudar – Libro de buen amor 110

 

Varones buenos e honrados querednos ya ayudar.
A estos çiegos lasrados la vuestra limosna dar,
somos pobres menguados, avemoslo a demandar,
de los bienes d’este siglo non tenemos nos pesar.

Vivimos en gran periglo en vida mucho penada,
ciegos bien como vestiglo, del mundo non vemos
señora santa María, tú le da la bendiçión
al que hoy en este día nos dier’ primero raçión,
dal’ al cuerpo alegría et al alma salvaçión.

Santa María magdalena, ruega a Dios verdadero
de quien nos diere buena estrena de meaja o de dinero
para mejorar la çena a nos e a nuestro compañero.

Al que hoy nos estrenare con meaja o con pan,
dele en quanto començare buena estrena san julián:
quanto a Dios demandare otórgueselo de plan.

Sus fijos et su compaña, Dios padre espiritual,
de çeguedat atamaña guarde et de coyta tal:
sus ganados et su cabaña santo antón guarde de mal.

A quien nos dio su meaja por amor del salvador
señor, dal’ tu gloria tu graçia et tu amor:
guárdalo de la baraja del pecador engañador.

Ca tú bienaventurado ángel señor san miguel,
tú seas su abogado de aquella et de aquel
que de su pan nos ha dado, ofreçémostelo por él.

Quando las almas pesares éstos ten con la tu diestra
que dan çenas e yantares a nos e a quien nos adiestra;
sus pecados et sus males échalos a la siniestra;

señor, merçet te clamamos con nuestras manos amas,
las limosnas que te damos que las tomes en tus palmas;
a quien nos dio que comamos, da paraíso a sus almas.

Christianos, de Dios amigos, a estos çiegos mendigos – Libro de buen amor 111

 

Christianos, de Dios amigos, a estos çiegos mendigos
con meajas et con bodigos queretnos acorrer,
e queret por Dios faser.

Si de vos non lo avemos, otro algo non tenemos
con que nos desayunar, non lo podemos ganar
con estos cuerpos lasrados, çiegos, pobres e cuytados
datnos de vuestra caridat, e guarde vos Dios la claridat
de los vestros ojos Dios, por quien lo fasedes vos;
goso e plaser veades de los fijos que mucho amades.

Nunca veades pesar, dexe vos Dios los criar,
o ser arçidianos, sean ricos e sean sanos,
non les dé Dios çeguedat, guárdelos de pobredat.

Deles mucho pan e vino que den al pobre mesquino,
deles algos e dineros que den a pobres romeros,
deles paños e vestidos que den a çiegos tollidos.

Las vuestras fijas amadas véadeslas bien casadas
con maridos caballeros e con honrados pecheros,
con mercadores corteses e con ricos burgueses.

Los vuestros suegros e suegras,
los vuestros yernos e nueras,
los vivos e los finados, de Dios sean perdonados.

A vos dé buen galardón e de los pecados perdón;
el ángel esta ofrenda en las sus manos la prenda;
señor, oy’a pecadores por los nuestros bienfechores.

Tú resçibe esta canción e oye nuestra oración,
que nos, pobres, te rogamos por quien nos dio que comamos,
e por el que dar lo quiso, Dios por nos muerte priso,
vos dé santo parayso, amén.

Fenito libro, gracias a domino nostro jesu-christo. Este
libro fue acabado jueves xxiii días de julio del año de mil e
trescientos e ochenta e nueve años.

Juan Ruíz, Arcipreste de Hita, Alcalá de Henares, 1283-1350

Las ranas que demandaba un Rey

 

Las ranas en un lago cantaban et jugaban,
cosa non las nucía, bien solteras andaban,
creyeron al diablo que de mal se pagaban,
pidieron rey a don júpiter, mucho gelo rogaban.
Envióles don júpiter una viga de lagar,

V
la mayor aquel pudo, cayó en ese lugar:
el grande golpe del fuste fizo las ranas callar,
mas vieron que no era rey para las castigar.
Suben sobre la viga cuantas podían subir,
digeron: non es este rey para lo nos servir:

X
pidieron rey a don júpiter como lo solían pedir,
don júpiter con saña hóbolas de oír.
Envióles por su rey cigueña mansillera,
cercaba todo el lago, ansí fas la ribera,
andando pico abierta como era venternera

XV
de dos en dos las ranas comía bien ligera.
Querellando a don júpiter, dieron voces las ranas:
señor, señor, acórrenos, tú que matas et sanas,
el rey que tú nos diste por nuestras voces vanas
danos muy malas tardes et peores mañanas.

XX
Su vientre nos sotierra, su pico nos estraga,
de dos en dos nos come, nos abarca et nos traga:
señor, tú nos defiende, señor, tú ya nos paga,
danos la tu ayuda, tira de nos tu plaga.
Respondióles don júpiter: tened lo que pediste

XXV
el rey tan demandado por cuantas voces distes:
vengué vuestra locura, ca en poco tuviste
ser libres et sin premia: reñid, pues lo quisiste.
Quien tiene lo quel’ cumple, con ello sea pagado,
quien puede ser suyo, non sea enagenado,

XXX
el que non toviere premia non quiera ser premiado,
libertad e soltura non es por oro comprado.

Enxienplo de la propiedat que’l dinero ha

 

Mucho faz’ el dinero, mucho es de amar:
al torpe faze bueno e ome de prestar,
faze correr al coxo e al mudo fablar,
el que non tiene manos, dyneros quier’ tomar.

Sea un ome nesçio e rudo labrador,
los dyneros le fazen fidalgo e sabydor,
quanto más algo tiene, tanto es de más valor;
el que non ha dineros, non es de sy señor.

Sy tovyeres dyneros, avrás consolaçión,
plazer e alegría e del papa ración,
comprarás parayso, ganarás salvaçión:
do son muchos dineros, es mucha bendiçión.

Yo vy allá en Roma, do es la santidat,
que todos al dinero fazianl’ omilidat,
grand onrra le fazían con grand solenidat:
todos a él se omillan como a la magestat.

Ffazíe muchos priores, obispos e abbades,
arçobispos, dotores, patriarcas, potestades,
e muchos clérigos nesçios dávales denidades.
Ffacie verdat mentiras e mentiras verdades.

Ffazíe muchos clérigos e muchos ordenados,
muchos monges e mongas, rreligiosos sagrados:
el dinero les dava por byen esaminados;
a los pobres dezían que non eran letrados.

Dava muchos juyzios, mucha mala sentencia:
con malos abogados era su mantenençia,
en tener malos pleitos e fer mal’ abenencia;
en cabo por dineros avya penitençia.

El dinero quebranta las cadenas dañosas,
tyra çepos e grillos, presiones peligrosas;
al que non da dineros, échanle las esposas:
por todo el mundo faze cosas maravillosas.

Vy fazer maravillas a do él mucho usava:
muchos meresçían muerte, que la vida les dava;
otros eran syn culpa, que luego los matava:
muchas almas perdía; muchas almas salvava.

Faze perder al pobre su casa e su vyña;
sus muebles e rayces todo lo desalyña,
por todo el mundo cunde su sarna e su tyña,
do el dinero juzga, ally el ojo guiña.

Él faze cavalleros de neçios aldeanos,
condes e ricos omes de algunos vyllanos;
con el dinero andan todos omes loçanos,
quantos son en el mundo, le besan oy las manos.

Vy tener al dinero las mayores moradas,
altas e muy costosas, fermosas e pyntadas,
castillos, heredades, villas entorreadas:
al dinero servían e suyas eran conpradas.

Comía munchos manjares de diversas naturas,
vistía nobles paños, doradas vestiduras,
traya joyas preçiosas en vyçios e folguras,
guarnimientos estraños, nobles cavalgaduras.

Yo vi a muchos monges en sus predicaçiones
denostar al dinero e a sus temptaçiones;
en cabo, por dyneros otorgan los perdones,
asuelven los ayunos e fazen oraçiones.

Peroque lo denuestan los monges por las plaças,
guárdanlo en convento en vasos e en taças:
con el dinero cunplen sus menguas e sus raças:
más condedijos tiene que tordos nin picaças.

Monges, clérigos e frayres, que aman a Dios servir,
sy varruntan que el rrico está para moryr,
quando oyen sus dineros, que comyençan rreteñir,
quál dellos lo levará, comyençan a reñir.

Como quier que los faryres non toman los dineros,
bien les dan de la çeja do son sus parçioneros;
luego los toman prestos sus omes despenseros:
pues que se dizen pobres, ¿qué quieren thessoreros?

Ally están esperando quál avrá el rrico tuero:
non es muerto e ya dizen pater noster, ¡mal agüero!
Como los cuervos al asno, quando le tiran el cuero:
«cras nos lo levaremos, ca nuestro es por fuero».

Toda muger del mundo e dueña de alteza
págese del dinero e de mucha riqueza:
yo nunca vy fermosa que qisyese pobreza:
do son muchos dineros, y es mucha nobleza.

El dinero es alcalle e juez mucho loado,
éste es consejero e sotil abogado,
Aguaçil e meryno, byen ardit, esforçado:
de todos los ofiçios es muy apoderado.

En suma te lo digo, tómalo tú mejor:
el dinero, del mundo es grand rrebolvedor,
señor faze del syervo e del siervo señor,
toda cosa del siglo se faze por su amor.

Por dineros se muda el mundo a su manera,
toda muger, codiçiosa del algo, es falaguera.
Por joyas e dineros salyrá de carrera:
el dinero quiebra peñas, fyende dura madera.

Derrueca fuerte muro e derriba grant torre,
a coyta e a grand priessa el dinero acorre,
non ha syervo cativo, que’l dinero non l’aforre:
el que non tyene que dar, su cavallo non corre.

Las cosas que son graves fázelas de lygero:
por ende a tu vieja sé franco e llenero,
que poco o que mucho, non vaya syn logrero:
non me pago de juguetes, do non anda dinero.

Sy algo non le dyeres, cosa mucha nin poca,
sey franco de palabra, non le digas razón loca:
quien no tiene miel en orça, téngala en la boca:
mercader que esto faze, byen vende e byen troca.

Sy sabes estrumentos byen tañer e tocar,
sy sabes e avienes, en fermoso cantar,
a las vegadas, poco, en onesto lugar,
do la muger te oya, non dexes de provar.

Sy una cosa sola a la muger non muda,
muchas cosas juntadas façerte han ayuda:
desque lo oye la dueña, mucho en ello cuyda,
non puede ser que a tiempo a byen non te rrecuda.

Con una flaca cuerda non alçarás grand tranca,
nin por un solo «¡harre!» non corre bestia manca,
a la peña pesada non mueve una palanca;
con cuños e almadanas poco a poco s’arranca.

Prueva fazer lygerezas e fazer balentía:
quier lo vea o non, saberlo ha algund día;
non será tan esquiva, que non ayas mejoría:
non cansses de seguirla, vençerás su porfía.

El que la mucho sigue, el que la mucho usa,
en el coraçón lo tiene, maguer se le escusa;
peroque todo el mundo por esto le acusa,
en este cuyda syenpre, por este faz’ la musa.

Quanto es más sosañada, quanto es más corrida,
quanto es más por ome magada e ferida,
tanto más por él anda muerta, loca perdida:
non cuyda ver la ora que con él sea yda.

Cuyda la madre cara que por la sosañar,
por correrla e ferirla e por la denostar,
que por ende será casta e la fará estar;
estos son aguijones que la fazen saltar.

Devíe pensar su madre, quando era donçella,
que su madre non quedava de ferirla e corrella,
que más la ençendíe; pues devía por ella
juzgar todas las otras e a su fija bella.

Toda muger nasçida es fecha de tal massa:
lo que más le defienden, aquello ante passa,
aquello la ençiende, aquello la traspassa;
do non es tan seguida, anda floxa e lasa.

A toda cosa brava gran tienpo lo amanssa:
la çierva montesyna mucho segida canssa,
caçador, que la sigue, tómala quando descanssa:
la dueña mucho brava usando se faz’ manssa.

Por una vez del día, que el ome gelo pida,
çient vegadas, de noche, de amor es rrequerida:
doña Venus gelo pide por él toda su vyda,
en lo que ‘l mucho piden anda muy ençendida.

Muy blanda es el agua; mas dando en piedra dura,
muchas vegadas dando faze grand cavadura;
por grand uso el rrudo sabe grande letura:
muger mucho seguida olvida la cordura.

Guárdete non te enbuelvas con la casamentera,
donear non la quieras, ca es una manera,
que perder te faría a la entendedera;
una conblueça d’ otra sienpre tyene dentera.

​Cántica serrana

 

Cerca la Tablada,
la sierra passada,
falleme con Aldara
a la madrugada.

En çima del puerto
coydé ser muerto
de nieve e de frío
e d’ ese rrosío
e de grand’ elada.

A la deçida
di una corrida,
fallé una serrana
fermosa, loçana,
e bien colorada.

Dixe yo a ella:
«Homílome bella.»
Dis: «Tú que bien corres,
aquí non te engorres,
anda tu jornada.»

Yo l’ dixe: «Frío tengo,
e por eso vengo
a vos, fermosura,
quered por mesura
hoy darme posada.»

Díxome la moza:
«Pariente, mi choça
el que en ella posa
conmigo desposa
e dam’ grand soldada.»

Yo l’ dixe: «De grado,
mas soy casado
aquí en Ferreros;
darvos he, amada».

Dis’: «Trota conmigo.»
Levóme consigo,
e diom’ buena lumbre
como es de costumbre
de sierra nevada.

Diome pan de çenteno
tisnado, moreno
e diom’ vino malo
agrillo é ralo,
e carne salada.

Diom’ queso de cabras:
«Fidalgo», dis’: «Abras
ese blaço et toma
un tanto de soma,
que tengo goardada.»

Dis : «Huésped, almuerça,
e bebe e esfuerça,
caliéntate, e paga;
de mal mon’s te faga
fasta la tornada.

Quien dones me diere,
quales yo pediere,
avrá bien de çena,
et lechiga buena,
que no l’ coste nada.»

«Vos, que eso desides,
¿por qué non pedides
la cosa certera?»
Ella dis: «Maguera,
¿e si m’ será dada?

Pues dam’ una cinta
bermeja bien tinta,
et buena camisa,
fecha a mi guisa
con su collarada.

Et dam’ buenas sartas
de estanno e fartas,
et dame halía
de buena, valía,
pelleja delgada.

Et dam’ buena toca
listada de cota,
et dame çapatas
de cuello bien altas,
de pieça labradas.

Con aquestas joyas,
quiero que lo oyas,
serás bien venido,
serás mi marido
e yo tu velada.»

«Serrana sennora,
tanto algo agora
non tray’ por ventura,
mas faré fiadura
para la tornada.»

Dioxome la heda:
«Do non hay moneda
non hay merchandía
nin hay tan buen día,
nin cara pagada,

Non hay mercadero
bueno sin dinero,
e yo non me pago
del que non da algo,
nin le do posada.

Nunca de omenaje
pagan hostalaje;
por dineros fase
omen quanto plase:
cosa es probada.»

Cantica de loores de Santa María

 

Quiero seguir a ti, flor de las flores,
siempre decir cantar de tus loores;
non me partir de te servir,
mejor de las mejores.

Grand fianza he yo en ti, Señora,
la mi esperanza en ti es toda hora;
de tribulación sin tardanza,
venme librar agora.

Virgen muy santa, yo paso atribulado,
pena tanta, con dolor atormentado,
en tu esperanza coita atanta
que veo, mal pecado.

Estrella de la mar, puerto de folgura,
de dolor complido e de tristura,
venme librar e conortar,
Señora del altura.

Nunca fallesce la tu merced complida,
siempre guareces de coitas e das vida;
nunca parece nin entristece
quien a ti non olvida.

Sufro grand mal sin merecer, a tuerto,
esquivo tal, porque pienso ser muerto;
más tú me val, que non veo ál,
que me saque a puerto.

De la pelea que tuvo Don Carnal con la Cuaresma

 

Acercándose viene un tiempo de Dios, santo;
fuime para mi tierra a descansar un cuanto,
de entonces a ocho días era Cuaresma, tanto
que puso por él mundo gran miedo y gran espanto.

Estando yo en la mesa con don Jueves Lardero,
entregóme dos cartas un rápido trotero;
diré lo que decían, mas no lo haré ligero
pues las cartas, leídas, devolví al mensajero.

De mí, Santa Cuaresma, sierva del Criador
y por Dios enviada a todo pecador,
a todos arciprestes y curas sin amor
salud en Jesucristo, hasta Pascua Mayor.

Sabed que me dijeron que, hace cerca de un año,
se muestra don Carnal muy sañudo y huraño,
devastando mis tierras, haciendo muy gran daño,
vertiendo mucha sangre; con disgusto me extraño.

Y por esta razón, en virtud de obediencia,
os mando firmemente, so pena de sentencia,
que por mí, por mi Ayuno y por mi Penitencia,
vos le desafiéis con mi carta de creencia.

Decidle sin rodeos que de hoy en siete días,
la mi persona misma, con las mis compañías,
iremos a luchar con él y sus porfías;
temo no se detenga en sus carnicerías.

Devolved al trotero la carta ya leída;
que la muestre a la gente, no la lleve escondida;
que no digan después que no fue conocida.
Fechada en Castro Urdiales y en Burgos recibida.

Otra carta traía abierta y bien sellada,
una concha muy grande de la carta colgada,
que era el sello usual de la dama nombrada;
la nota es la que sigue, a don Carnal mandada:

De mi, doña Cuaresma, justicia de la mar,
alguacil de las almas que se habrán de salvar,
a ti, Carnal goloso, que nunca te has de hartar,
el Ayuno en mi nombre, te va a desafiar.

De hoy en siete días, a ti y a tu mesnada
haré que en campo abierto batalla sea dada;
hasta el Sábado Santo habrá lid continuada,
de muerte o de prisión no tendrás escapada.

Leídas ambas cartas, comprendí lo ordenado,
vi que a mí me tocaba cumplir este mandado
pues no tenía amor ni estaba enamorado;
a mi huésped y a mí nos puso en gran cuidado.

Yo tenía a don Jueves por huésped a mi mesa;
alzóse bien alegre, de lo que no me pesa.
Dijo: -“Yo seré alférez contra la infeliz esa;
yo lucharé con ella, pues me tienta la empresa.”

Después de darme gracias por el mi gran convid,
fuese. Yo escribí carta y al Viernes dije: “Id
a ver a don Carnal, todo esto le decid;
que venga preparado el martes a la lid.”

Las cartas recibidas, don Carnal orgulloso,
mostrábase esforzado, pero estaba medroso;
no quiso dar respuesta y vino presuroso
con una gran mesnada, pues era poderoso.

Amaneciendo el día del plazo señalado,
acudió don Carnal, valiente y esforzado,
de gentes bien armadas muy bien acompañado;
Alejandro, ante ellas, mostraría su agrado.

Puso en las avanzadas muchos buenos peones,
gallinas y perdices, conejos y capones,
ánades y lavancos y gordos ansarones;
allí se ejercitaban, cerca de los tizones.

Traían buenas lanzas de peón delantero,
espetos muy cumplidos, de hierro y de madero,
escudábanse todos con el gran tajadero;
en perfecta comida, ellos vienen primero.

Detrás de los citados, están los ballesteros,
los patos, las cecinas, costillas de carneros,
piernas de puerco fresco, los jamones enteros;
detrás de todos éstos vienen los caballeros.

Las tajadas de vaca; lechones y cabritos
que por allí saltaban y daban grandes gritos.
Luego, los escuderos: muchos quesuelos fritos
que dan con las espuelas a los vinos bien tintos.

Seguía una mesnada nutrida de infanzones:
numerosos faisanes, los lozanos pavones
ricamente adornados, enhiestos sus pendones,
con sus armas extrañas y fuertes guarniciones.

Eran muy bien labradas, templadas y muy finas.
Ollas de puro cobre traen por capellinas;
por adargas, calderas, sartenes y cocinas.
¡Campamento tan rico no tienen las sardinas!

Vinieron muchos gamos y el fuerte jabalí:
-“Señor, en esta guerra, no prescindas de mí,
puesto que muchas veces lidié con don Alí;
soy ducho en el combate y siempre en él valí.”

No había terminado de pronunciar su verbo,
cuando he aquí que viene, velocísimo el ciervo.
Dijo: -“Señor, me humillo ante ti, leal siervo;
para poder servirte, ¿no soy acaso ciervo?

A la revista acude, muy ligera, la liebre;
“-Señor, a la enemiga yo le causaré fiebre
con sarna y con diviesos y haré que no se acuerde
sino de mi pelleja cuando alguno le quiebre.”

Vino el chivo montés con corzas y torcazas,
profiriendo bravuras con muchas amenazas:
“-Señor -dijo-, si a ella conmigo la entrelazas
no te hará mucho daño, aun con sus espinazas.”

Se acercó paso a paso el viejo buey lindero:
“-Señor -dijo-, a pastar me echa hoy el yuguero
porque ya no le sirvo en labranza o sendero
pero te haeré servicio con mi carne y mi cuero.”

Estaba don Tocino con mucha otra cecina,
tajadillos y lomos, henchida la cocina,
todos muy bien dispuestos para la lid marina.
La Cuaresma, más lenta, demostró ser ladina.

Como es don Carnal muy grande emperador
y tiene por el mundo poder como señor,
las aves y las reses, por respeto y amor,
se presentan humildes, pero tienen temor.

Estaba don Carnal ricamente instalado
en mesa bien provista, sobre opulento estrado;
los juglares, ante él, cual señor venerado;
de todos los manjares estaba bien colmado.

Delante de sí tiene a su alférez humil,
hincada la rodilla, en la mano el barril
con que a menudo toca el son trompeteril;
hablaba mucho el vino, de todos alguacil.

Cuando vino la noche, ya después de la cena,
cuando todos tenían la talega bien llena,
para entrar en contienda con la rival serena,
dormidos se quedaron todos enhorabuena.

Esa noche, los gallos miedosos estuvieron,
velaron con espanto, ni un punto se durmieron
lo que no es maravilla, pues sus hembras murieron,
y así, se alborotaron del ruido que oyeron.

Hacia la media noche, en medio de las salas,
entró doña Cuaresma, ¡Señor, Dios, Tú nos valgas!
Dieron voces los gallos y batieron sus alas;
a don Carnal llegaron estas noticias malas.

Como había el buen hombre muy de sobra comido
y, con la mucha carne, mucho vino bebido,
estaba abotargado, estaba adormecido;
por todo el real suena de alarma el alarido.

Todos amodorrados fueron a la pelea;
forman las unidades mas ninguno guerrea.
La tropa de la mar bien sus armas menea
y lanzáronse a herir todos, diciendo: -“¡Ea!”

El primero de todos que hirió a don Carnal
fue el puerro cuelliblanco, y dejólo muy mal,
le obligó a escupir flema; ésta fue la señal.
Pensó doña Cuaresma que era suyo el real.

Vino luego en su ayuda la salada sardina
que hirió muy reciamente a la gruesa gallina,
se atravesó en su pico ahogándola aína;
después, a don Carnal quebró la capellina.

Vinieron muchas mielgas en esta delantera,
los verdeles y jibias son, del flanco, barrera;
dura está la pelea, de muy mala manera,
caía en cada bando mucha buena mollera.

De parte de Valencia venían las anguilas,
saladas y curadas, en grandes manadillas;
daban a don Carnal por entre las costillas,
las truchas de Alberche dábanle en las mejillas.

Andaba allí el atún, como un bravo león,
encontró a don Tocino, díjole gran baldón;
si no es por la cecina que desvió el pendón,
a don Lardón le diera en pleno corazón.

De parte de Bayona venían los cazones
que mataron perdices y castraron capones;
desde el río de Henares venían camarones,
hasta el Guadalquivir llegan sus tendejones.

Allí, con los lavancos, lidiaban barbos, peces;
la pescada habla al cerdo: -“¿Do estás que no apareces?
Si vienes ante mí, te haré lo que mereces.
Métete en la Mezquita, no vayas a las preces.”

Allí viene la lija, en aquel desbarato,
tiene el cuero muy duro, con mucho garabato;
a costillas y a piernas dábales muy mal rato,
acudieron del mar, de pantanos y charcos,
especies muy extrañas y de diversos marcos,
traían armas fuertes y ballestas y arcos:
¡negra lucha fue aquesta, peor que la de Alarcos!

De Santander vinieron las bermejas langostas,
muchas saetas traen en sus aljabas postas,
hacen que don Carnal pague todas las costas;
las plazas, que eran anchas, parecían angostas.

Se había pregonado el año jubileo
y de salvar sus almas todos tienen deseo;
cuantos en el mar viven, venían al torneo;
arenques y besugos vinieron de Bermeo.

Allí andaba la hurta, con muchos combatientes,
derribando y matando a las carnosas gentes;
matan a las torcazas las sabogas valientes,
el delfín al buey viejo arrancóle los dientes.

Los sábalos y albures y la noble lamprea,
de Sevilla y Alcántara, entran en la pelea;
sus armas cada uno en don Carnal emplea
no le sirve de nada aflojar la correa.

Muy bravo andaba el sollo, un duro zagalón,
en su mano traía gran maza de trechón;
dio en medio de la frente al puerco y al lechón,
mandó que los salasen con sal de Belinchón.

El pulpo a los pavones no dejaba parar,
ni aun a los faisanes permitía volar,
a cabritos y gamos queríalos ahogar;
con tantas manos, puede con muchos pelear.

Allí luchan las ostras con todos los conejos,
con la liebre combaten los ásperos cangrejos;
de una y otra parte bien baten los pellejos,
de escamas y de sangre van llenos los vallejos.

Allí combate el conde de Laredo, muy fuerte:
el congrio, seco y fresco, que trajo mala suerte
a don Carnal; le acucia y le empuja a la muerte.
Don Carnal está triste, inconsolable, inerte.

Cobrando algún esfuerzo, levantó su pendón,
valiente y esforzado va contra don Salmón
el cual de Castro Urdiales llegaba a la sazón;
hizo frente el hidalgo, no le dijo que no.

Porfían mucho tiempo, ambos pasan gran pena;
si a don Carnal dejaran, triunfara en la faena,
mas vino contra él la gigante ballena;
abrazóse con él, derribólo en la arena.

Casi toda su tropa estaba ya vencida,
parte de ella muriera, parte se dio a la huida,
pero, aun derrotada, siguió en la acometida;
peleó cuanto pudo, con mano enflaquecida.

Ya conservaba pocas de sus muchas compañas;
el jabalí y el ciervo huyen a las montañas,
le van abandonando las otras alimañas,
las que con él quedaron no valen dos castañas.

Si no es por la cecina con el grueso tocino
-que estaba ya amarillo, pasado y mortecino
y luchar no podía de gordo, sin el vino-,
se encontraría aislado, rodeado y mezquino.

La mesnada del mar reunióse en tropel,
picando las espuelas, dieron todas en él;
no quisieron matarle, tuvieron pena de él
y, junto con los suyos, le apresan en cordel.

Trajéronlos atados, para que no escapasen,
ante la vencedora, antes que se librasen;
mandó doña Cuaresma que a don Carnal guardasen
y que a doña Cecina y al tocino colgasen.

Mandó colgarlos altos, a modo de atalaya;
que, para descolgarlos, allí ninguno vaya.
Pronto los ahorcaron en una viga de haya;
el sayón va diciendo: -“Quien tal hizo, tal haya.”»

Mandó que a Don Carnal custodiase el Ayuno;
cerrado lo tuviesen, no lo vea ninguno
si enfermo no estuviese, o confesor alguno;
que le diesen al día tan sólo manjar uno.

Vino después un fraile, para le convertir,
comenzó a amonestarle, de Dios a departir;
con ello, don Carnal tuvo de qué sentir
y pidió penitencia, con gran arrepentir.

En carta, por escrito, entregó sus pecados,
con sellos de secreto cerrados y sellados;
dijo el fraile que así no eran perdonados
y sobre ello le dijo dichos muy bien pensados.

Después que a don Carnal el fraile ha confesado,
diole esta penitencia: que, por tanto pecado,
comiera cada día un manjar señalado
y nada más comiese, para ser perdonado.

-“El día del domingo, por tu ambición, tendrás
que comer los garbanzos con aceite, no más;
visitarás iglesia, a pasear no irás,
no verás a las gentes ni el mal desearás.

En el día de lunes, por tu soberbia mucha,
comerás las arvejas, mas no salmón ni trucha;
irás al rezo de horas, no probarás la lucha
ni moverás pelea, según la tienes ducha.

Por tu gran avaricia, ordénote que el martes
comerás unas migas, sin que mucho te hartes;
el tercio de tu pan comerás, o dos partes,
el resto, para el pobre te encomiendo que apartes.

Espinacas el miércoles comerás, y no espesas,
por tu loca lujuria comerás pocas de ésas;
pues nunca respetaste casadas ni profesas,
lograbas tu capricho a fuerza de promesas.

El jueves, por tu ira y por lo que además
mentiste y perjuraste, tan sólo cenarás
lentejas con la sal y mucho rezarás;
si las encuentras buenas, por Dios las dejarás.

Por la tu mucha gula y tu gran golosina,
el viernes pan y agua comerás, sin cocina,
fustigarás tus carnes con santa disciplina;
Dios te dará el perdón y saldrás de aquí aína.

Come el día de sábado las habas y no más,
por la tu envidia mucha, pescado no tendrás;
como por todo esto un poco sufrirás
tu alma pecadora así redimirás.

Pasea en este tiempo por cada cementerio,
visita las iglesias, ve rezando el salterio,
asiste muy devoto al santo Ministerio;
tendrás de Dios ayuda, saldrás del cautiverio.”

Puesta la penitencia, siguió la confesión,
estaba don Carnal con mucha devoción,
diciendo: -“¡Mea culpa!” Diole la absolución
y retiróse el fraile, tras de la bendición.

Allí quedó encerrado don Carnal, muy cuitoso;
estaba, del combate, muy flaco y congojoso,
doliente, malherido, destrozado y lloroso;
no le visita nadie cristiano religioso.

 

Versión moderna de María Brey Mariño

De las propiedades que las duennas chicas han

 

Quiero vos abreviar la predicaçión,
que siempre me pagué de pequenno sermón;
e de duenna pequenna et de breve rasón,
ca poco et bien dicho afincase el corazón.

Del que mucho fabla ríen, quien mucho ríe, es loco;
es en la duenna chica amor et non poco:
duennas hay muy grandes, que por chicas non troco,
mas las chicas e las grandes se repienden del troco.

De las chicas, que bien diga, el amor me fiso ruego
que diga de sus noblesas, yo quiero las desir luego;
desirvos he de duennas chicas, que lo habredes por juego.
Son frías como la nieve e arden como el fuego.

Son frías de fuera, con el amor ardientes,
en la calle solás, trevejo, plasenteras, rientes;
en casa cuerdas, donosas, sosegadas, bien fasientes,
mucho al y falláredes a do bien paredes mientes.

En pequenna gergenza yase grand resplandor,
en azúcar muy poco yase mucho dulzor.
En la duenna pequenna yase muy gran amor:
pocas palabras cumplen al buen entendedor.

Es pequenno el grano de la buena pimienta,
pero más que la nues conorta et calienta;
ansí duenna pequenna, si todo amor consienta,
no ha plaser del mundo que en ella non sienta.

Como en chica rosa está mucho color,
en oro muy poco grand preçio et grand valor,
como en poco blasmo yase grand buen olor:
ansí en duenna chica yase muy grand sabor.

Como robí pequenno tiene mucha bondat,
color, virtud e preçio, e noble claridad;
ansí duenna pequenna tiene mucha beldat,
fermosura, donayre, amor, et lealtad.

Chica es la calandrina, et chico el ruysennor,
pero más dulçe canta que otra ave mayor;
la muger que es chica por eso es mejor,
con donneo es más dulçe que azúcar nin flor.

Son aves pequennas papagayo e orior,
pero cualquier dellas es dulçe, gritador;
adonada, fermosa, preçiada, cantador,
bien atal es la duenna pequenna con amor.

De la muger pequenna non hay comparaçión,
terrenal parayso es e grand consolaçión,
solás, et alegría, plaser, et bendiçión,
mejor es en la prueba que en la salutaçión.

Siempre quis’ muger chica más que grande nin mayor,
non es desaguisado del grand mal ser fuidor,
del mal, tomar lo menos díselo el sabidor,
porende de las mugeres la mejor es la menor.

De los consejos de don Amor al Arcipreste

 

Busca muger de talla, de cabeça pequeña,
cabellos amarillos, non sean de alheña,
las çejas apartadas, luengas, altas en peña,
ancheta de caderas: ésta es talla de dueña.

Ojos grandes, fermosos, pintados, relusçientes,
et de luengas pestañas bien claras e reyentes,
las orejas pequeñas, delgadas, para ál mientes,
si ha el cuello alto, atal quieren las gentes.

La narís afilada, los dientes menudillos,
egoales, e bien blancos, un poco apretadillos,
las ensivas bermejas, los dientes agudillos,
los labros de la boca vermejos, angostillos.

La su boca pequeña así de buena guisa,
la su fas sea blanca, sin pelos, clara, e lisa,
puña de aver muger, que la veas de prisa
que la talla del cuerpo te dirá esto a guisa.

A la muger que enviares de ti sea parienta,
que bien leal te sea, non sea tu servienta,
non lo sepa la dueña porque la otra non mienta
non puede ser quien mal casa que non se arrepienta.

Puña en quanto puedas que la tu mensajera
sea bien rasonada, sotil e costumera
sepa mentir fermoso e siga la carrera,
ca más fierve la olla con la su cobertera.

Si parienta non tienes atal, toma viejas,
que andan las iglesias e saben las callejas,
grandes cuentas al cuello, saben muchas consejas,
con lágrimas de Moysén escantan las orejas.

Son grandes maestras aquestas paviotas,
andan por todo el mundo, por plaças e cotas,
a Dios alçan las cuentas, querellando sus coytas,
¡ay! ¡quánto mal saben estas viejas arlotas!

Toma de unas viejas que se fasen erveras,
andan de casa en casa e llámanse parteras;
con polvos e afeytes e con alcoholeras,
echan la moça en ojo e ciegan bien de veras.

E busca mesajera de unas negras pecas
que usan muncho frayres, monjas e beatas;
son mucho andariegas e meresçen las çapatas;
estas trotaconventos fasen muchas baratas.

Do estas mujeres están muncho se alegran
pocas mugeres pueden d’ellas se despagar,
porque a ti non mienta sábelas falagar,
ca tal escanto usan que saben bien çegar.

De aquestas viejas todas ésta es la mejor;
ruégal’ que te non mienta, muéstral’ buen amor,
que muncha mala bestia vende buen corredor,
e muncha mala ropa cubre buen cobertor.

Si dexier’ que la dueña non tiene miembros muy grandes
nin los braços delgados, tú luego lo demandes
si ha los pechos chicos; si dise sí, demandes
contra la segura toda, porque más cierto andes.

Si dis’ que los sobacos tiene un poco mojados
e que ha chicas piernas e luengos los costados,
ancheta de caderas, pies chicos, socavados,
tal muger non la fallan en todos los mercados.

En la cama muy loca, en casa muy cuerda;
non olvides tal dueña, mas d’ella te enamora;
esto que te castigo con Ovidio concuerda;
e para aquesta cata la fina avancuerda.

Tres cosas non te oso agora descobrir;
son todas encobiertas de mucho mal desir;
pocas son las mugeres que d’ellas pueden salir;
si yo las dexiese començaríen a reyr.

Guarte que non sea bellosa nin barbuda;
¡atal media pecada et huerco la saguda!
Si ha la mano chica, delgada, bos aguda,
atal muger, si puedes, de buen seso la muda.

En fin de las raçones fasle una pregunta:
si es muger alegre, de amor se respunta,
si afueras frías, si demanda quanto barrunta,
al ome si drise sí, atal muger te ayunta.

Juan Ruíz, Arcipreste de Hita, Alcalá de Henares, 1283-1350
Resumen
Juan Ruíz, Arcipreste de Hita, Alcalá de Henares, 1283-1350
Título del artículo
Juan Ruíz, Arcipreste de Hita, Alcalá de Henares, 1283-1350
Descripción
Señor Dios, que a los jodíos pueblo de perdiçión - Libro de buen amor 1 Señor Dios, que a los jodíos pueblo de perdiçión sacaste de cabtivo del poder de faraón, a daniel sacaste del poço de babilón, saca a mi coytado d'esta mala presión.
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