
La niebla dirigida por Frank Darabont, basada en una novela homónima de Stephen King, es la historia de un padre que, al principio de la película y con buen criterio, aparta a su hijo de las ventanas y se refugian en el sótano, salvándole así la vida. A partir de ahí es una película intrascendente por grosera, por la grosería de presentarnos una mala imitación de arquetipos sociales trascendentes en todo su intrascendente esquematismo.