Las chicas Ziegfeld

Las Ziegfeld Follies Girls fueron las hermosas coristas que protagonizaron los legendarios espectáculos de Broadway de Florenz Ziegfeld. Tenían carreras glamorosas, pero sus vidas privadas estaban llenas de drama y angustia. De hecho, tantas estrellas de Follies murieron trágicamente que la gente empezó a creer que el programa estaba maldito.

Alfred Cheney Johnston junto al empresario Florenz Ziegfeld se encargaron de publicitar uno de los espectáculos teatrales más longevos de Broadway.

Ziegfeld fue quizás el empresario del mundo del espectáculo más famoso de Broadway, sus Ziegfeld Follies que se celebraron cada año desde 1907 a 1931 estaban inspirados en los espectáculos del Folies Bergère de París y combinaban el vodevil clásico con un vestuario exuberante y su ingrediente especial: unas bellísimas protagonistas que el mismo Ziegfeld se encargaba de escoger personalmente, las Ziegfeld Girls.

Sus fotografías resultan sensuales y capturan tanto la belleza física como la esencia glamurosa de aquellas mujeres convirtiéndolas, posiblemente, en algunas de las imágenes más atractivas de la historia moderna del retrato clásico. Para lograrlo cuidaba muchísimo la iluminación de los retratos que hacía, una iluminación que llenaba la escena.

Cheney retrataba aquellas muejeres de forma sensual pero también para dar publicidad y fama al espectáculo de las Ziegfeld Girls. Muchas de las mujeres que querían retratarse por él querían sentirse como alguna de aquellas chicas. Comentaros que por aquel escenario pasaron Ann Pennington, Marion Davies, Paulette Goddard, Barbara Stanwyck, Josephine Baker o Doris Eaton Travis.

Una de las habilidades de Cheney fue la utlización de vestidos drapeados en sus modelos. El drapeado es una técnica de moda y costura que consiste en recoger la tela para que haga pliegues. Esta era la forma en la que se vestían los romanos, aquellas togas famosas si recordáis de los libros de texto. La utlización de esos vestidos drapeados le valió el sobrenombre de ‘Mr. Drapes’, pues gracias a ello lograba que, aunque las modelos no estaban desnudas, a los ojos de los espectadores éstas así lo parecían. Jugar con esa dualidad y el morbo fue una de las claves de su éxito en aquella década de 1920.

Casi al mismo tiempo, muchas de las estrellas incipientes de aquel Hollywood de los años 20 y 30 comenzaron a desfilar por la cámara de Cheney. Cheney tuvo una carrera muy lucrativa, de esa forma, pero efímera. Duró hasta que llegó el crack del 1929 y perdió gran parte del dinero que había logrado hasta entonces. También aquellas estrellas del cine mudo desaparecieron rápidamente y la gloria que le daban esos retratos desapareció también.

Por su parte, Florenz Ziegfeld nació en Chicago, Illinois,el 21 de marzo de 1869. Su padre era un músico alemán de la vieja escuela que se convertiría en presidente del Chicago Musical College. El joven «Flo» encontró esta vida digna demasiado tranquila.

En su primera incursión en el mundo del espectáculo, en 1893, dirigió a Sandow, el hombre fuerte de la Exposición Colombiana Mundial. Luego pasó a la dirección teatral. En Londres, en la década de 1890, conoció a la belleza francesa Anna Held y la contrató. Reconociendo el insaciable impulso del público estadounidense por conocer la vida privada de las estrellas, llevó a Held a la atención nacional con comunicados de prensa que describían sus baños de leche. Se casó con ella en 1897; se divorciaron en 1913.

Las primeras producciones musicales de Ziegfeld disfrutaron de un modesto éxito; pero lo más importante fue que, mientras tanto, él estaba perfeccionando su estilo. En 1906, el modelo de espectáculo parisino presentaba chicas hermosas y números musicales intrincados aunque precisos, que lo hicieron famoso. Ese verano visitó París, y el Folies-Bergere se convirtió en el modelo para su Zigfiel’s Follies (Locuras de Ziegfeld) anual. Reconociendo que algunos elementos subidos de tono de los Follies serían inaceptables en los Estados Unidos, Ziegfeld los sustituyó con más chicas hermosas.

Pocos se dieron cuenta del futuro de las Locuras de Ziegfeld cuando se inauguró en julio de 1907. Presentado en la terraza del Teatro de Nueva York, las Locuras fueron un éxito inmediato, y en septiembre Ziegfeld lo mudó al interior del teatro. En 1910, otros estaban empezando a copiar su formato, pero ninguna otra revista tenía la precisión, la disciplina y la homogeneidad de las Locuras de Ziegfeld.

En 1915, Ziegfeld añadió un elemento importante cuando contrató a Joseph Urban como diseñador. El sentido del espectáculo de Urban se adaptaba perfectamente a la idea de Ziegfeld: muchachas hermosas, números intrincados, diseño lujoso y artístico. El patrón se completó con más estrellas: Fannie Brice, Marilyn Miller, Bert Williams, W. C. Fields, Eddie Cantor, Gilda Gray, Gallagher y Shean, y Will Rogers estuvieron bajo contrato en algún momento. Ziegfeld tenía buen ojo para el talento. Las primeras Follies costaron solo 13,000 dólares de producción; los costos de preproducción de Las Follies de 1927 totalizaron casi 300,000.

Mientras continuaba con las Locuras, Ziegfeld regresó a la comedia musical en 1920. Entre sus éxitos se encontraban Sally (1920), Show Boat y Rio Rita (ambos de 1927), y Bitter Sweet (1929).

Ziegfeld abandonó Las Follies en 1927; cuando regresó a estas en 1931, la magia había desaparecido. Había perdido algo de su toque, y el ambiente del país, en lo profundo de la Gran Depresión, había cambiado. Murió el 22 de julio de 1932, en Hollywood, California.