Las fosas comunes, los cementerios olvidados,
los recodos polvorientos, las tumbas sin marcas:
guaridas feroces de nuestros muertos
los que duermen sin fuerzas
esparcidos por el mundo
abandonados a la suerte negra del olvido.

Sólo ellos que todo lo cubren
aferrándose por vivir sin cuerpo entre los vivos
son capaces de aguantar
el sufrimiento de estar eternamente desnudos en el frío.

Todo será en vano si los caídos
no son elegidos para ser tenidos en cuenta
cuando de la tierra surja el vapor y la luz
de la paz verdadera.

Todo será en vano si los que han caído.

Las fosas comunes (0’58»)