Amarrado al duro banco (1583) Amarrado al duro banco de una galera turquesca, ambas manos en el remo y ambos ojos en la tierra, 4 un forzado de Dragut en la playa de Marbella, se quejaba al ronco son del remo y de la cadena: 8 «¡Oh sagrado mar de España, famosa playa serena, teatro donde se han hecho cien mil navales tragedias!, 12 pues eres tú el mismo mar que con tus crecientes besas las murallas de mi patria, coronadas y soberbias, 16 tráeme nuevas de mi esposa y dime si han sido ciertas las lágrimas y suspiros que me dice por sus letras, 20 porque si es verdad que llora mi cautiverio en tu arena, bien puedes al mar del Sur vencer en lucientes perlas. 24 Dame ya, sagrado mar, a mis demandas respuesta, que bien puedes, si es verdad, que las aguas tienen lengua, 28 pero, pues no me respondes, sin duda alguna que es muerta, aunque no lo debe ser, porque vivo yo en su ausencia. 32 ¡Pues he vivido diez años sin libertad y sin ella, siempre al remo condenado, a nadie matarán penas! 36 En esto se descubrieron de la Religión seis velas, y el cómitre mandó usar al forzado de su fuerza. 40   Notas: v.5: Dragut era un célebre almirante otomano, sucesor de Barbarroja, que murió en 1560. v.6: Playa tenía el sentido de «mar cercano a la costa». v.7-8: Notemos que, al remar, los remos crujen y las cadenas tintinean. v.12: Tragedias tiene doble sentido, uno en consonancia con la metáfora «teatro» del verso anterior. v.20: Los cautivos podían escribir a sus familias para negociar el rescate. v.28: Se llamaba lenguas de agua a las orillas. v.38: Se refiere a seis barcos de la Orden de Malta, que protegía las costas mediterráneas de los turcos y berberiscos. v.39: Cómitre es el encargado de dirigir a los remeros en las galeras.
La más bella niña (1580) La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola, ayer por casar, viendo que sus ojos a la guerra van, a su madre dice, que escucha su mal: 8 Dejadme llorar orillas del mar. 10 Pues me distes, madre, en tan tierna edad tan corto el placer tan largo el pesar, y me cautivastes de quien hoy se va y lleva las llaves de mi libertad, 18 Dejadme llorar orillas del mar. 20 En llorar conviertan mis ojos, de hoy más, el sabroso oficio del dulce mirar, pues que no se pueden mejor ocupar, yéndose a la guerra quien era mi paz, 28 Dejadme llorar orillas del mar. 30 No me pongáis freno ni queráis culpar, que lo uno es injusto, lo otro por demás. Si me queréis bien, no me hagáis mal, harto peor fuera morir y callar, 38 Dejadme llorar orillas del mar. 40 Dulce madre mía, ¿quién no llorará, aunque tenga el pecho como un pedernal, y no dará voces viendo marchitar los más verdes años de mi mocedad? 48 Dejadme llorar orillas del mar. 50 Váyanse las noches, pues ido se han los ojos que hacían los míos velar; váyanse y no vean tanta soledad, después que en mi lecho sobra la mitad, 58 Dejadme llorar orillas del mar. 60   Notas: v.3 Viuda: separada de su marido v.22 De hoy más: de hoy en adelante.
Entre los sueltos cabellos (1585) Entre los sueltos caballos de los vencidos cenetes, que por el campo buscaban entre la sangre lo verde, Con razones le pregunta comedidas y corteses de sus suspiros la causa, si la causa lo consiente. Junto a mi casa vivía por que más cerca muriese, una dama del linaje de los nobles melioneses, aquel español de Orán un suelto caballo prende, por sus relinchos lozano y por sus cernejas fuerte, El captivo, como tal, sin excusarlo obedece, y a su piadosa demanda satisface desta suerte: extremo de las hermosas, cuando no de las crueles, hija al fin de estas arenas engendradoras de sierpes. para que lo lleve a él y a un moro captivo lleve, un moro que ha captivado, capitán de cien jinetes. «Valiente eres, capitán, y cortés como valiente; por tu espada y por tu trato me has captivado dos veces. Cada vez que la miraba salía un sol por su frente, de tantos rayos ceñido cuantos cabellos contiene. En el ligero caballo suben ambos, y él parece, de cuatro espuelas herido, que cuatro alas lo mueven. Preguntado me has la causa de mis suspiros ardientes, y débote la respuesta por quien soy y por quien eres. Juntos así nos criamos, y Amor en nuestras niñeces hirió nuestros corazones con arpones diferentes. Triste camina el alarbe, y lo más bajo que puede ardientes suspiros lanza y amargas lágrimas vierte. En los Gelves nací, el año que os perdistes en los Gelves, de una berberisca noble y de un turco matasiete. Labró el oro en mis entrañas dulces lazos, tiernas redes, mientras el plomo en las suyas libertades y desdenes. Admirado el español de ver cada vez que vuelve que tan tiernamente llore quien tan crudamente hiere, En Tremecén me crié con mi madre y mis parientes, después que perdí a mi padre, cosario de tres bajeles. Apenas vide trocada la dureza de mi suerte cuando tú me captivaste: ¡Mira si es bien que lamente!
Luis de Góngora y Argote, poeta, Córdoba, 1561-1627
Hanme dicho, hermanas (Autorretrato) Hanme dicho, hermanas, que tenéis cosquillas de ver al que hizo a Hermana Marica. 4 Porque no mováis, él mismo os envía de su misma mano su persona misma: 8 digo su aguileña filomocosía, ya que no pintada, al menos escrita; 12 y su condición, que es tan peregrina como cuantas vienen de Francia a Galicia. 16 Cuanto a lo primero, es su señoría un bendito zote de muy buena vida, 20 que come a las diez y cena de día, que duerme en mollido y bebe con guindas; 24 en los años mozo, viejo en las desdichas, abierto de sienes, cerrado de encías; 28 no es grande de cuerpo, pero bien podría de cualquier higuera alcanzaros higas; 32 la cabeza al uso, muy bien repartida, el cogote atrás, la corona encima; 36 la frente espaciosa, escombrada y limpia, aunque con rincones, cual plaza de villa; 40 las cejas en arco, como ballestillas de sangrar a aquellos que con el pie firman; 44 los ojos son grandes, y mayor la vista, pues conoce un galgo entre cien gallinas; 48 la nariz es corva, tal, que bien podría servir de alquitara en una botica; 52 la boca no es buena, pero a mediodía, le da ella más gusto que la de su ninfa; 56 la barba, ni corta ni mucho crecida, porque así se ahorran cuellos de camisa; 60 fue un tiempo castaña, pero ya es morcilla: volveránla penas en rucia o tordilla; 64 los hombros y espaldas son tales, que habría, a ser él san Blas, para mil reliquias; 68 lo demás, señoras, que el manteo cobija, parte son visiones, parte maravillas. 72 Sé decir al menos que en sus niñerías ni pide a vecinos ni falta a vecinas. 76 De su condición deciros podría, como quien la tiene tan reconocida, 80 que es el mozo alegre, aunque su alegría paga mil pensiones a la melarquía; 84 es de tal humor, que en salud se cría muy sano, aunque no de los de Castilla. 88 Es mancebo rico desde las mantillas, pues tiene (demás de una sacristía) 92 barcos en la sierra, y en el río viñas, molinos de aceite que hacen harina, 96 un jardín de flores, y una muy gran silva de varia lección, adonde se crían 100 árboles que llevan, después de vendimias, a poder de estiércol pasas de lejía. 104 Es enamorado tan en demasía, que es un mazacote, ¿qué digo? un Macías; 108 aunque no se muere por aquestas niñas que quieren con presa y piden con pinta, 112 dales un botín, dos octavas rimas, tres sortijas negras, cuatro clavellinas; 116 y a las damiselas más graves y ricas costosos regalos, joyas peregrinas, 120 porque para ellas trae cuanto de Indias guardan en sus senos Lisboa y Sevilla: 124 tráeles de las huertas regalos de Lima, y de los arroyos joyas de la China. 128 Tampoco es amigo de andar por esquinas vestido de acero como de palmilla; 132 porque para él, de la Ave María al cuarto de la alba anda la estantigua; 136 y porque a su abuela oyó que tenían los de su linaje no más de una vida, 140 así desde entonces la conserva y mira mejor que oro en paño o pera en almíbar. 144 No es de los curiosos a quien califican papeles de nuevas de estado o milicia, 148 porque son (y es cierto, que el Bernia lo afirma) hermanas de leche nuevas y mentiras. 152 No se le da un bledo que el otro le escriba, o dosel le cubra o adórnele mitra; 156 no le quita el sueño que de la Turquía mil leños esconda el mar de Sicilia, 160 ni que el inglés baje hacia nuestras islas, después que ha subido sobre quien le envía. 164 Es su reverencia un gran coronista, porque en Salamanca oyó teología, 168 sin perder mañana su lección de prima, y al anochecer lección de sobrina; 172 y así es desde entonces persona entendida, si a su oído tañen una chirimía. 176 De las demás lenguas es gran humanista, señor de la griega como de la scytha; 180 tiene por más suya la lengua latina, que los alemanes la persa o la egipcia; 184 habla la toscana con tal policía, que quien le oye dice que nació en Coimbra; 188 y en la portuguesa es tal, que dirías que mamó en Logroño leche de borricas. 192 De la cosmografia pasó pocas millas, aunque oyó al infante las Siete Partidas; 196 y así, entiende el mapa y de sus medidas, lo que el mapa entiende del mal de la orina; 200 sabe que en los Alpes es la nieve fría, y caliente el fuego en las Filipinas; 204 que nació Zamora del Duero en la orilla, y que es natural Burgos de Castilla; 208 que desde la Mancha llegan a Medina más tarde los hombres que las golondrinas. 212 Es hombre que gasta en astrología toda su pobreza con su picardía: 216 tiene su astrolabio con sus baratijas, su compás y globos que pesan diez libras; 220 conoce muy bien las siete Cabrillas, la Bocina, el Carro y las tres Marías; 224 sabe alzar figura, si halla por dicha o rey o caballo o sota caída. 228 Es fiero poeta, si lo hay en la Libia, y cuando le toma su mal de poesía, 232 hace verso suelto con Alejandría, y con algarrobas hace redondillas; 236 compone romances que cantan y estiman los que cardan paños y ovejas desquilan, 240 y hace canciones para su enemiga, que de todo el mundo son bien recibidas, 244 pues en sus rebatos todo el mundo limpia con ellas de ingleses a Fuenterrabía. 248 Finalmente, él es, señorazas mías, el que dos mil veces os pide y suplica 252 que con los gorrones de las plumas rizas os hagáis gorronas y os mostréis arpías; 256 que no sepultéis el gusto en capillas, y que a los bonetes queráis las bonitas. 260   Notas: 4. Que tenéis curiosidad de ver a quien compuso Hermana Marica. 8. Persona en latín es máscara y, por extensión, rostro, aspecto. Mover es también abortar. La construcción está forzada para sugerir «para que no abortéis», si bien el sentido pertinente es el de «para que no os desplacéis, él os envía…» 12. Ahora identifica persona/máscara con nariz, aludiendo en parte a las máscaras típicas con grandes narices y sugiriendo a la vez que su cara es esencialmente una gran nariz aguileña. Para referirse ambiguamente a su cara/nariz usa «filomocosía», deformación de fisonomía que sugiere «hilo de mocos» o «productora de hilos de mocos». 16. Su condición es su carácter, su naturaleza, que es tan peregrina (peculiar, extraña) como las que vienen peregrinando de Francia a Galicia por el camino de Santiago. 20. En cuanto a su persona, su fisonomía… Un zote es un hombre rudo, simple. 24. «Beber con guindas» era una forma coloquial de expresar refinamiento. 28. Mozo en cuanto a los años, viejo por las desdichas que ha pasado. 36. El cogote detrás, la coronilla encima. Son obviedades para indicar que su cabeza es ciertamente «al uso», corriente. 40. La frente espaciosa, despejada y limpia, aunque con entradas. 44. Las ballestillas las usaban los veterinarios para sangrar a los caballos, que firman con el pie porque se les identifica por sus huellas. 48. Si dijera «gallo» sería una prueba de buena vista, pero con «galgo» se convierte en una obviedad. 52. Una alquitara es un alambique 56. A medio día le da más gusto su boca al comer que la de su ninfa al besarle. 60. Las barbas largas desgastan los cuellos. 64. Morcilla es morena, rucia es rubia. Ambas palabras se aplican en sentido estricto al pelaje de los animales. El pelo tordillo es mezcla de pelo negro con canas. 68. Si fuera un santo, sus costillas darían para mil reliquias. 76. Niñerías son relaciones sexuales. No se las pide a vecinos (no es homosexual) ni deja insatisfechas a las vecinas. 80. Juego de palabras: una lectura ingenua es: «De su naturaleza [él] podría deciros, siendo alguien que la conoce tan bien (puesto que está hablando de sí mismo)» Pero «reconocer» es también admitir públicamente la dependencia o vasallaje con que se está respecto de alguien. Entonces, decir que tiene la condición muy reconocida es decir que su condición es la de alguien obligado con muchos señores. 84. Melarquía es melancolía. 88. En el lenguaje de germanía, un sano de Castilla era un ladrón disimulado. 92. Es rico de nacimiento (las mantillas son los paños con que se cubre a los recién nacidos). Sacristía es el rango de sacristán. Góngora disfrutaba de ciertas rentas eclesiásticas. 96. También tenía algunas propiedades, que aquí desvirtúa. 100. Una «silva de varia lección» puede entenderse como un poema que admite varias lecturas, o también como una selva (un huerto en este caso) donde se recolectan distintos frutos. 104. Pasas de lejía eran pasas hechas cociendo uvas en lejía, que después se guardaban en recipientes hechos de estiércol. Por eso dice: Árboles [viñas] que, después de la vendimia, llevan pasas de lejía a poder [a manos] de[l] estiércol. 108. Un mazacote es una persona molesta y pesada (los enamorados se vuelven pesados al hablar en todo momento de sus amadas). Macías fue un trovador gallego conocido como «el enamorado». 112. Querer con presa es querer a alguien de quien se puede sacar presa o partido. Una mujer pide con pinta cuando pide regalos dando a entender que concederá sus favores a quien se los dé. Por otra parte, «presa y pinta» era el nombre de un juego de cartas. 116. Aunque no se muere por ellas, les da regalos. Una octava rima es un poema en octavas reales. 128. Les trae limones de las huertas y chinas (piedrecillas) de los arroyos. 132. Palmilla es un tejido de lujo. No es amigo de estar vestido de acero (con espada) en una esquina, como un matón, y presumir de ello como quien va vestido de gala. 136. «Desde la hora del Ave María hasta el cuarto del alba» es desde la hora de acostarse hasta el amanecer. En su opinión, por las noches salen los fantasmas. La estantigua es un fantasma o demonio. Dice que le da miedo salir de noche. 140. Su abuela le dijo que los de su familia sólo tenían una vida. 144. Desde que su abuela le contó eso. Conservar algo como oro en paño es un tópico, mientras que «como pera en almíbar» es ocurrencia de Góngora: ciertamente, el almíbar sirve para conservar la fruta. 148. Calificar a alguien es atestiguar su nobleza. No es de aquellos de quienes se oye hablar elogiosamente en los papeles con noticias sobre la política o la guerra. No ser curioso significa carecer de interés (por la política y la guerra, en este caso). 152. Francisco Berni era un poeta satírico italiano. Murió en 1536. Hermanos de leche son el hijo de una nodriza y el niño ajeno amamantado por ella. 158. «El otro» significa alguien, cualquiera. No está interesado en recibir cartas de nobles (cubiertos por doseles) o de autoridades eclesiásticas (cubiertas por mitras), no espera favores de nadie. 160. Leños son barcos. 164. Sir Francis Drake intentó atacar las islas Canarias en 1585 (dos años antes de que Góngora escribiera este romance) con una flota que partió de las costas británicas. «Quien le envía» es, pues, Inglaterra o, más concretamente, la reina Isabel I. 168. Es un gran historiador porque estudió teología. 172. Sin perder ninguna mañana su lección de primera hora, es decir, que nunca llegaba tarde a las clases. Si todos los hombres son hermanos, cualquier jovencita es una sobrina. 176. Un secreto con chirimías es un secreto a voces. Dice que es persona entendida (en el sentido de que tiene estudios y entiende las cosas), pero luego lo desvirtúa al decir que es entendida en el sentido obvio de que si le dicen al oído un secreto bien conocido, él lo entiende. 180. Sabe tanto griego como escita, es decir, no sabe nada de griego. 184. Sabe tanto latín como los alemanes persa o egipcio, es decir, no sabe latín. 188. Habla italiano como si hubiera nacido en Coimbra (Portugal). 192. Habla portugués como si hubiera nacido en Logroño. También sugiere que alguien que fue alimentado con leche de burra tendrá algo de burro. 196. Ha viajado poco (ha recorrido pocas millas). Las Siete Partidas son el libro de los viajes del infante don Pedro de Portugal. 212. Medina Sidonia, en Cádiz. 216. No gasta toda su riqueza porque es pobre. Gasta lo poco que gana y lo que además consigue con su picardía. 220. Parece sugerir que son trastos que no tienen más valor que el que podría obtenerse vendiéndolos a peso. 224. Las siete cabrillas son las Pléyades, la bocina es la Osa Menor, el Carro es la Osa Mayor y las tres Marías son el cinturón de Orión. 228. Alzar figura era elaborar un horóscopo, pero luego aclara que sólo se refiere a que si ve una figura (sota, caballo o rey) caída, sabe levantarla. Probablemente, alzar una carta caída forma parte del lenguaje de algún juego de cartas. 232. Siguiendo a Garcilaso, Libia es para Góngora engendradora de toda cosa ponzoñosa y fiera. Así, la alusión a Libia hace perder a «fiero» su valor positivo y hay que entenderlo como «bestia», «salvaje». En sus versos no es capaz de encontrar rima para palabras tan fáciles de rimar como «Alejandría». 236. Las algarrobas son redondeadas. Alimentándose de algarrobas (comida de pobres), hace redondillas, las transforma en redondillas. Toda esta cuarteta contiene además una sugerencia escatológica, pues la Rosa de Alejandría se usaba como purgante: su poesía es un mal que, con la ayuda de un purgante, convierte la comida en «verso suelto» y «redondillas». 240. Romances que no estiman las personas entendidas, sino quienes carecen de educación. (Aunque sin duda Góngora tenía a gala el éxito popular de sus romances, en este contexto hay que entenderlo como una forma de menosprecio a su trabajo). 244. Enemiga es una forma tradicional de referirse a una amada que no corresponde el amor. 248. Literalmente, sus canciones son tan arrebatadas (apasionadas) que, cuando surge un rebato (en el lenguaje militar, una situación de atacar) con su pasión se puede expulsar a los ingleses de Fuenterrabía (localidad guipuzcoana fronteriza con Francia. Los franceses la tomaron en 1521 y los españoles la recuperaron en 1524.) Con «ingleses» en vez de «franceses» la afirmación se vuelve vacía. 252. Pero hay un doble sentido basado en entender Fuenterrabía como la «fuente del rabel», donde «rabel» (derivado de rabo) tenía el sentido de «posaderas». Así, en sus arrebatos (ahora, apretones) todo el mundo usa sus canciones para limpiarse «la fuente del rabel» de… ingleses. Señorazas mías es una forma jocosa de «muy señoras mías». 256. Gorrón es el hombre que anda con malas mujeres, y gorrona es la mujer que acepta regalos. De las plumas rizas significa emperifollados, elegantes. Góngora recomienda a las señoras que se aprovechen de los ricos que traten de aprovecharse de ellas. (Una arpía es una persona codiciosa que saca cuanto puede de donde puede) 260. Capilla es la capucha de un monje. Más en general, «capilla» podía entenderse como un miembro de cualquier orden religiosa. Bonete era el sombrero que llevaban los sacerdotes y los seminaristas como Góngora.
Ándeme yo caliente y ríase la gente (1581) Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente.                      9 Coma en dorada vajilla el príncipe mil cuidados, como píldoras dorados; que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente, y ríase la gente.                      16 Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del rey que rabió me cuente, y ríase la gente.                       23 Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles; yo conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a filomena sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente.                       30 Pase a media noche el mar, y arda en amorosa llama Leandro por ver su dama; que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente, y ríase la gente.                         37 Pues amor es tan crüel, que de Píramo y su amada hace tálamo una espada, do se junten ella y él, sea mi Tisbe un pastel, y la espada sea mi diente, y ríase la gente.                         44   Notas: v.12: Las píldoras medicinales se «doraban» con azúcar para mejorar su sabor. v. 14: «Quiero más» es prefiero. v. 21: y [tenga] quien me cuente… v. 28: Filomena es el ruiseñor. v. 33: Leandro cruzaba a nado el Helesponto cada noche para ver a Hero. v. 35: La bota de vino (blanco o tinto). vv. 38-44: Píramo creyó muerta a Tisbe y se atravesó con su propia espada, luego Tisbe lo halló muerto y se la clavó también: así la espada fue el tálamo donde los amantes se unieron.
Servía en Orán al rey Servía en Orán al rey un español con dos lanzas, y con el alma y la vida a una gallarda africana, 4 tan noble como hermosa, tan amante como amada, con quien estaba una noche, cuando tocaron al arma. 8 Trescientos cenetes eran de este rebato la causa, que los rayos de la luna descubrieron sus adargas; 12 las adargas avisaron a las mudas atalayas, las atalayas los fuegos, los fuegos a las campanas; 16 y ellas al enamorado, que en los brazos de su dama oyó el militar estruendo de las trompas y las cajas. 20 Espuelas de honor le pican y freno de amor le para: no salir es cobardía, ingratitud es dejalla. 24 Del cuello pendiente ella, viéndole tomar la espada, con lágrimas y suspiros le dice aquestas palabras: 28 «Salid al campo, señor, bañen mis ojos la cama; que ella me será también, sin vos, campo de batalla. 32 Vestíos y salid apriesa, que el general os aguarda: yo os hago a vos mucha sobra y vos a él mucha falta. 36 Bien podéis salir desnudo, pues mi llanto no os ablanda, que tenéis de acero el pecho, y no habéis menester armas.» 40 Viendo el español brioso cuánto le detiene y habla, le dice así: «Mi señora, tan dulce como enojada, 44 porque con honra y amor yo me quede, cumpla y vaya, vaya a los moros el cuerpo, y quede con vos el alma. 48 No lloréis, ojos hermosos, que aquesas lágrimas manchan mis honrados pensamientos y quitan mis esperanzas. 52 Vuestra gracia sola pido, que me será sola gracia, en las batallas escudo y en las victorias guirnaldas. 56 Quedaos a Dios, mi señora, y concededme que vaya al rebato en vuestro nombre, y adiós, que tocan al arma.» 60   Notas: v. 3: …y [servía] con el alma y la vida… v. 8: … cuando llamaron al combate. v. 9: Los cenetes eran una tribu bereber. v. 10: Rebato es un ataque contra los infieles. v. 20: Trompetas y tambores. v. 46: Para que me quede con (conserve) honra y amor, cumpla con [lo que exige la] honra y [el] amor y [me] vaya con honra y amor. vv. 54-56: La sola gracia vuestra [vuestro mero favor] me será escudo y guirnaldas. v. 60: Una variante más cortés del último verso es «y en vuestro nombre combata».
Luis de Góngora y Argote, poeta, Córdoba, 1561-1627
Lloraba la niña (1590) Lloraba la niña (y tenia razón) la prolija ausencia de su ingrato amor. 4 Dejóla tan niña que apenas, creo yo, que tenia los años que ha que la dejó. 8 Llorando la ausencia del galán traidor la halla la Luna y la deja el Sol, 12 añadiendo siempre pasión a pasión, memoria a memoria, dolor a dolor. 16 Llorad corazón, que tenéis razón. Dícele su madre: «Hija, por mi amor, que se acabe el llanto o me acabe yo.» 22 Ella le responde: «No podrá ser, no; las causas son muchas, los ojos son dos. 26 Satisfagan, madre, tanta sinrazón, y lágrimas lloren en esta ocasión, 30 tantas como dellos un día tiró flechas amorosas el arquero dios. 34 Ya no canto, madre, y si canto yo, muy tristes endechas mis canciones son, 38 porque el que se fue, con lo que llevó, se dejó el silencio y llevó la voz.» 42 Llorad corazón, que tenéis razón.
De pura honestidad templo sagrado (1582) De pura honestidad templo sagrado, cuyo bello cimiento y gentil muro de blanco nácar y alabastro puro fue por divina mano fabricado; Pequeña puerta de coral preciado, claras lumbreras de mirar seguro, que a la fina esmeralda el verde puro habéis para viriles usurpado; Soberbio techo, cuyas cimbrias de oro al claro Sol, en cuanto en torno gira, ornan de luz, coronan de belleza; Ídolo mío a quien rendido adoro, oye piadoso a quien por ti suspira, tus himnos canta y tus virtudes reza.   Notas: Compara con un templo el rostro de una mujer, pasando por el cuello, la boca, los ojos y el cabello. Viriles son vidrieras y cimbrias son las vigas que soportan las bóvedas.
Ilustre y hermosísima María (1582) Mientras por competir con tu cabello oro bruñido al Sol relumbra en vano; mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello; Mientras a cada labio, por cogello, siguen más ojos que al clavel temprano; y mientras triunfa con desdén lozano del luciente cristal tu gentil cuello; Goza cuello, cabello, labio y frente, antes que lo que fue en tu edad dorada oro, lilio, clavel, cristal luciente, No ya en plata o víola trocada se vuelva, mas tú y ello juntamente, en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.   Ilustre y hermosísima María (1583) Ilustre y hermosísima María, mientras se dejan ver a cualquier hora en tus mejillas la rosada Aurora, Febo en tus ojos y en tu frente el día, y mientras con gentil descortesía mueve el viento la hebra voladora que la Arabia en sus venas atesora y el rico Tajo en sus arenas cría; Antes que, de la edad Febo eclipsado y el claro día vuelto en noche oscura, huya la Aurora del mortal nublado; Antes que lo que hoy es rubio tesoro venza a la blanca nieve su blancura: goza, goza el color, la luz y el oro.   Notas: Es de notar que Góngora compuso estos sonetos cuando tenía poco más de veinte años.
Oh claro honor del líquido elemento (1582) ¡Oh claro honor del líquido elemento, dulce arroyuelo de corriente plata, cuya agua entre la hierba se dilata con regalado son, con paso lento!, pues la por quien helar y arder me siento, mientras en ti se mira, Amor retrata de su rostro la nieve y la escarlata en tu tranquilo y blando movimiento, vete como te vas, no dejes floja la undosa rienda al cristalino freno con que gobiernas tu veloz corriente, que no es bien que confusamente acoja tanta belleza en su profundo seno el gran señor del húmido tridente.   Notas: El freno es la pieza que muerde el caballo. Aflojar las riendas hace que el caballo corra más. Le pide al arroyo que siga fluyendo lentamente, como hasta entonces, para que la imagen de su amada reflejada en sus aguas no llegue distorsionada al mar, al profundo seno de Neptuno.
Suspiros tristes, lágrimas cansadas (1582) Suspiros tristes, lágrimas cansadas, que lanza el corazón, los ojos llueven, los troncos bañan y las ramas mueven de estas ramas a Alcides consagradas; Mas del viento las fuerzas conjuradas, los suspiros desatan y remueven, y los troncos las lágrimas se beben, mal ellos, y peor ellas derramadas; Y aun de mi tierno rostro aquel tributo que dan mis ojos, invisible mano de sombra o viento me lo deja enjuto, porque alquel ángel fieramente humano no crea mi dolor, y así es mi fruto llorar sin premio y suspirar en vano.   Notas: Alcides es Hércules, y el árbol de Alcides es el álamo. Remover es hacer desaparecer. Tierno significa húmedo, en este caso, lloroso. «Porque» tiene el sentido de «para que».
De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado (1594) Descaminado, enfermo, peregrino, en tenebrosa noche, con pie incierto, la confusión pisando del desierto, voces en vano dio, pasos sin tino. Repetido latir, si no vecino, distinto oyó de can siempre despierto, y en pastoral albergue mal cubierto piedad halló, si no halló camino. Salió el Sol y, entre armiños escondida, soñolienda beldad con dulce saña salteó al no bien sano pasajero. Pagará el hospedaje con la vida; más le valiera errar en la montaña que morir de la suerte que yo muero.   Notas: El segundo cuarteto dice que el peregrino oyó el ladrar repetido de un perro siempre despierto, bien claro aunque no estuviera cercano. En el primer terceto «armiños» hace referencia a una prenda hecha con piel de armiño. Saltear es asaltar.
A un pintor flamenco, mientras pintaba su retrato (1620) Hurtas mi vulto y, cuanto más le debe a tu pincel, dos veces peregrino, de espíritu vivaz el breve lino en las colores que sediento bebe, vanas cenizas temo al lino breve, que émulo del barro lo imagino, a quien, ya etéreo fuese, ya divino, vida le fió muda esplendor leve. Belga gentil, prosigue al hurto noble; que a su materia perdonará el fuego, y el tiempo ignorará su contextura. Los siglos que en sus hojas cuenta un roble, árbol los cuenta sordo, tronco ciego; quien más ve, quien más oye, menos dura.   Notas: Hurtas mi rostro [al copiarlo] y, cuanto más le debe de espíritu vivaz el breve lino [la tela sobre la que pinta] a tu pincel, dos veces peregrino [por ser extranjero y por la inusitada calidad de su arte], en los colores que [el lino] bebe sediento [El lino debe al pincel el espíritu que bebe en las pinturas.], [más] vanas cenizas temo al lino breve [Cuanto más espíritu bebe el lino, más vano me parece mi temor de que termine hecho cenizas, pues un cuadro de tal calidad perdurará sin duda.], que lo imagino émulo del barro a quien [un] leve esplendor, ya etéreo fuese, ya divino, le [con]fió vida muda. Los últimos versos aluden a una de las variantes del mito de Prometeo, que hizo al hombre de barro y le infundió vida con una chispa de fuego, tal vez del mismo fuego divino que luego otorgó al hombre, tal vez un resto del éter, del que la Tierra se había separado recientemente, como apunta Ovidio en las Metamorfosis. El segundo terceto alude a que su retrato durará más que él mismo: Quien está vivo de verdad, quien ve y oye, dura menos.
Infiere, de los achaques de la vejez, cercano el fin a que católico se alienta (1623) En este occidental, en este, oh Licio, climatérico lustro de tu vida todo mal afirmado pie es caída, toda fácil caída es precipicio. ¿Caduca el paso? Ilústrese el juicio. Desatándose va la tierra unida; ¿qué prudencia del polvo prevenida la ruina aguardó del edificio? La piel no sólo sierpe venenosa, mas con la piel los años se desnuda, y el hombre no. ¡Ciego discurso humano! ¡Oh aquél dichoso que, la ponderosa porción depuesta en una piedra muda, la leve da al zafiro soberano!   Notas: v. 1: Occidental alude a la vejez como primaveral alude a la juventud. Licio era el nombre con que Góngora solía llamarse cuando hablaba consigo mismo. v. 2: Los pitagóricos creían que la vida del hombre pasaba por periodos críticos cada siete años. Los años múltiplos de siete se llamaban climatéricos. Otros consideraban climatéricos los múltiplos de nueve. Góngora compuso este soneto a la edad de sesenta y tres años, año climatérico respecto a cualquiera de los dos criterios. Dice «lustro climatérico» en el sentido de «lustro que empieza en el más peligroso de los años climatéricos». vv. 5-8: Si el paso se debilita el juicio debe agudizarse: soy como un edificio que se está convirtiendo en polvo (el barro se desata en tierra). ¿Qué hombre prudente, viendo que el edificio se deshace en polvo, se queda impasible esperando que se derrumbe totalmente? (Lo sensato es prepararse para la muerte.) vv. 9-11: Los antiguos creían que la serpiente rejuvenecía al mudar la piel. La serpiente venenosa, al desnudarse [de] la piel, también se desnuda [de] los años. (Góngora usa transitivamente «desnudar», al igual que «vestir».) En la última exclamación «ciego» significa «sin salida»: el transcurso de la vida humana no tiene salida, acaba indefectiblemente en la muerte. vv. 12-14: Dichoso aquel que, depuesta en una piedra muda (la lápida del sepulcro) su parte pesada (su cuerpo), da al cielo la que no pesa (su alma). Los años climatéricos para los pitagóricos: A los siete años concluye el período de la infancia y de la primera dentición. A los catorce años la época de la pubertad en los hombres, y en las mujeres la de ser propiamente dignas de este nombre. A los veinte y un años crecimiento de la barba: época nubil. A los veinte y ocho años término del crecimiento general en los dos sexos. A los treinta y cinco años la naturaleza ha llegado a su más alto grado de vigor, y empieza la edad media de la vida. A los cuarenta y dos años se empieza a decaer de este vigor. A los cuarenta y nueve años se marcan síntomas de debilidad, y las mujeres pierden la facultad de concebir. A los cincuenta y seis años ya se ha declarado la vejez, los cabellos encanecen y caen enteramente. A los sesenta y tres años, en que concluyen nueve setenarios, es cuando nos amenazan mayores daños. El año sesenta y tres es el año climatérico en el que la vida del hombre corre gran peligro, pues por efecto de sus fuerzas debilitadas está más expuesto, y el menor accidente lo hace perecer. Ésta es la época en que el hombre necesita de un método rígido, tanto en el uso y clase de alimentos como en los vestidos y demás cosas que pueden influir en su conservación o ruina.
De la brevedad engañosa de la vida (1623) Menos solicitó veloz saeta destinada señal que mordió aguda; agonal carro por la arena muda no coronó con más silencio meta que presurosa corre, que secreta a su fin nuestra edad. A quien lo duda, fiera que sea de razón desnuda, cada Sol repetido es un cometa. ¿Confiésalo Cartago y tú lo ignoras? Peligro corres, Licio, si porfías en seguir sombras y abrazar engaños. Mal te perdonarán a ti los las horas, las horas que limando están los días, los días que royendo están los años.   Notas: Los primeros versos contienen dos frases intercaladas: [Una] saeta solicitó [la] destinada señal que mordió aguda menos veloz que presurosa corre a su fin nuestra edad; [Un] carro agonal no coronó [la] meta por la arena muda con más silencio que secreta corre a su fin nuestra edad. La señal es la diana a la que se dirige la flecha. Notemos la aliteración de eses en los dos primeros versos. En realidad, dado que Góngora, como cordobés que era, debía de pronunciar las ces como eses, la aliteración es aún mayor. Los carros de carreras (agonales) daban siete vueltas sobre la arena del circo, y en cada una de ellas tenían que girar dos veces alrededor de las metas situadas en los extremos de la pista recta. El giro era una maniobra muy peligrosa, en la que muchos áurigas perdían el control y se salían de la pista. Por eso a menudo el público guardaba un silencio sepulcral cuando un favorito llegaba a la meta y se mantenía la tensión hasta que la superaba. También hay una aliteración en «no coronó con», que imita el sonido de las ruedas del carro. Un cometa era una señal de un mal presagio. A quien es tan necio que duda de la brevedad de la vida, cada Sol que sale y se vuelve a poner es como un cometa que se lo está advirtiendo. Las ruinas de Cartago, arrasada por Roma y reducida a la nada, atestiguan lo pasajera que es la pujanza y, en suma, la vida. Licio era el nombre con que Góngora se refería a menudo a sí mismo.
A una dama, presentándole unas flores (1608) De la florida falda que hoy de perlas bordó la alba luciente, tejidos en guirnalda traslado estos jazmines a tu frente, que piden, con ser flores, blanco a tus sienes y a tu boca olores.      6 Guarda destos jazmines de abejas era un escuadrón volante, ronco sí de clarines, mas de puntas armado de diamante; púselas en huida, y cada flor me cuesta una herida.            12 Más, Clori, que he tejido jazmines al cabello desatado, y más besos te pido que abejas tuvo el escuadrón armado; lisonjas son iguales servir yo en flores, pagar tú en panales.   24   Notas: vv. 1-2: Las perlas de rocío son las lágrimas del Alba o de la Aurora. vv. 9-10: Las abejas no hacían mucho ruido, pero tenían afilados aguijones. vv. 13-16: Te pido más besos que jazmines he tejido y que abejas tenía el enjambre. vv. 23-24: Cambiar flores por besos es un trato justo.
Inscripción al sepulcro de Dominico Greco (1614) Esta en forma elegante, ¡oh peregrino!, de pórfido luciente dura llave, el pincel niega al mundo más suave que dio espíritu a leño, vida a lino. Su nombre, aun de mayor aliento dino que en los clarines de la Fama cabe, el campo ilustra de este mármol grave, venéralo y prosigue tu camino. Yace el griego, heredó Naturaleza arte y el Arte estudio, Iris colores, Febo luces, si no sombras Morfeo. Tanta urna, a pesar de su dureza, lágrimas beba, y cuantos suda olores corteza funeral de árbol sabeo.   Notas: En la antigüedad era frecuente que las inscripciones de las tumbas se dirigieran a los caminantes, como en este soneto. La lápida de mármol es como una llave que encierra y separa del mundo al pincel [pintor] más suave que infundió espíritu a las tablas y vida a las telas sobre las que pintaba. Su nombre es digno de que los clarines de la fama lo pregonen con más aliento (con más aire, con más volumen) del que pueden contener. El núcleo y, sin duda el mayor prodigio, de este soneto es su primer terceto, donde no es posible condensar más alabanzas en menos espacio en un intrincado sistema conceptual: Yace el Greco, y sus cuadros eran tan naturales que pueden considerarse de hecho una parte de la Naturaleza, por lo que sólo la Naturaleza es digna heredera de su arte, ya que está heredando lo que de hecho es suyo. El Arte hereda estudio, pues todos los pintores venideros tendrán que estudiar el trabajo del Greco. En sus cuadros aparecen tonalidades nunca vistas hasta entonces, tonalidades desconocidas incluso para la misma Iris, y que constituyen también una herencia para ella, al igual que Febo, el dios del Sol, e incluso Morfeo, el dios del sueño, heredan las luces y sombras que el Greco creó en sus cuadros. El árbol sabeo (de Saba) es el incienso. El último terceto pide que las lágrimas y el incienso atraviesen la lápida para que el Greco conozca cuánto se ha lamentado su muerte.
Dineros son calidad (1601) Dineros son calidad, ¡verdad! Más ama quien más suspira, ¡mentira! Cruzados hacen cruzados, escudos pintan escudos, y tahures, muy desnudos, con dados ganan Condados; ducados dejan Ducados, y coronas Majestad: ¡verdad! Pensar que uno solo es dueño de puerta de muchas llaves, y afirmar que penas graves las paga un mirar risueño, y entender que no son sueño las promesas de Marfira: ¡mentira! Todo se vende este día, todo el dinero lo iguala: la Corte vende su gala, la guerra su valentía; hasta la sabiduría vende la Universidad: ¡verdad! En Valencia muy preñada y muy doncella en Madrid, cebolla en Valladolid y en Toledo mermelada, Puerta de Elvira en Granada y en Sevilla doña Elvira: ¡mentira! No hay persona que hablar deje al necesitado en plaza; todo el mundo le es mordaza aunque él por señas se queje; que tiene cara de hereje, y aun fe la necesidad: ¡verdad! Siendo como un algodón, nos jura que es como un hueso, y quiere probarnos eso con que es su cuello almidón, goma su copete, y son sus bigotes alquitira: ¡mentira! Cualquiera que pleitos trata, aunque sean sin razón, deje el río Marañón, y entre el río de la Plata, que hallará corriente grata y puerto de claridad: ¡verdad! Siembra en una artesa berros la madre, y sus hijas todas son perras de muchas bodas y bodas de muchos perros; y sus yernos rompen hierros en la toma de Algecira; ¡mentira!  
Ándeme yo caliente y ríase la gente (1581) Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente. 9 Coma en dorada vajilla el príncipe mil cuidados, como píldoras dorados; que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente, y ríase la gente. 16 Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del rey que rabió me cuente, y ríase la gente. 23 Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles; yo conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a filomena sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente. 30 Pase a media noche el mar, y arda en amorosa llama Leandro por ver su dama; que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente, y ríase la gente. 37 Pues amor es tan crüel, que de Píramo y su amada hace tálamo una espada, do se junten ella y él, sea mi Tisbe un pastel, y la espada sea mi diente, y ríase la gente. 44   Notas: v.12: Las píldoras medicinales se «doraban» con azúcar para mejorar su sabor. v. 14: «Quiero más» es prefiero. v. 21: y [tenga] quien me cuente… v. 28: Filomena es el ruiseñor. v. 33: Leandro cruzaba a nado el Helesponto cada noche para ver a Hero. v. 35: La bota de vino (blanco o tinto). vv. 38-44: Píramo creyó muerta a Tisbe y se atravesó con su propia espada, luego Tisbe lo halló muerto y se la clavó también: así la espada fue el tálamo donde los amantes se unieron.
A don Agustín Fiesco, en quien un administrador de sus prebendas le tenía librados los alimentos que le pagaba por meses (1622) Señor, pues sois mi remedio, y sabéis que me he comido medio mes que aun no he vivido, enviadme el otro medio. Traza no tengo, ni medio para vivir, si no holgado, a lo menos sin cuidado; porque en faltándome el mes, cada falta cuido que es opilación o preñado.   Notas: v. 5: No tener traza es no saber cómo hacer algo. v. 6: Sin cuidado es sin preocupaciones. vv. 8-10: Porque cada vez que me falta el dinero del mes me preocupa que la falta sea síntoma de opilación o de preñado. (La opilación era una enfermedad por la que a las mujeres les faltaba la menstruación. «El mes» puede entenderse también como la menstruación.)
A una dama, presentándole unas flores (1608) (canción) De la florida falda que hoy de perlas bordó la alba luciente, tejidos en guirnalda traslado estos jazmines a tu frente, que piden, con ser flores, blanco a tus sienes y a tu boca olores.      6 Guarda destos jazmines de abejas era un escuadrón volante, ronco sí de clarines, mas de puntas armado de diamante; púselas en huida, y cada flor me cuesta una herida.           12 Más, Clori, que he tejido jazmines al cabello desatado, y más besos te pido que abejas tuvo el escuadrón armado; lisonjas son iguales servir yo en flores, pagar tú en panales. 24   Notas: vv. 1-2: Las perlas de rocío son las lágrimas del Alba o de la Aurora. vv. 9-10: Las abejas no hacían mucho ruido, pero tenían afilados aguijones. vv. 13-16: Te pido más besos que jazmines he tejido y que abejas tenía el enjambre. vv. 23-24: Cambiar flores por besos es un trato justo.