Poemas de David Pérez Pol
En la zona alta de la ciudad
La belleza absoluta
En ese cajón de la cómoda la juventud perdida
Los sobrehumanamente inhumanos
Sigmund Freud
El comedor de María Moliner
Hija de médico rural, esposa de catedrático de física,
ama de casa y madre de cuatro hijos,
desde la abnegación de la gente sin historia
desde la intrahistórica soledad de las bibliotecas rurales
desde el comedor de su casa (el despacho vacío era de su marido)
acabó con el “dícese de” y con la “acción o efecto de”
con el burro es asno y el asno es burro
y aunque el Nobel que se vanagloriaba
de absorber litro y medio de agua de un solo golpe por vía anal
le vetó estrenar la academia porque no incorporar insultos era ñoñería
ese día estudiantes gallegas no entraron en clase en señal de protesta.
del libro «Programa de mano«



El Catalán
Algur Hurtle Meadows
Telégono
Hudson Lowe
Por la noche hay un sendero del río
Ángel caído
La mujer procura no pensar en el pasado
Infectado por el tiránico aburrimiento
Es invierno. Es martes.
Después del amor aún con las pupilas dilatadas
Quiero imaginarla dormida
No confiar en Dios
En un mundo
En la madrugada de las cosas
Leo tus poemas de amor triste
Revelar el encubrimiento
Hay en todos los paraísos
El hombre se oscurece en laboriosos sueños
No deja de ser el olvido
Revelar el encubrimiento
El río pronuncia
La ternura de un roce
Un silencio dijo
Necesitaría urdir mil cuerpos
Mira ese animal atrapado
Dice el tiempo
La geografía plana de los mapas
Todo hombre oculta un imperio
Abro mis ojos al recuerdo
Cuando te dicen que vuelvo
La infinita paciencia
Derrota el tiempo
Hay en todos los paraísos
No deja de ser el olvido
Los momentos invertebrados
La severidad de los árboles
Resumen


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Poemas de David Pérez Pol
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Poemas de David Pérez Pol
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David Pérez Pol
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Ersilias
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