Se encienden las primeras luces en el pequeño puerto.
Llega la tramontana y vuelan por docenas
los alcatraces sobre las olas
y se refugian los cangrejos en el mar
para resguardarse del mar.

Protegido en la terraza frente a la bahía descanso
de la ética y de la avaricia
de las convicciones que atesoraban Platón y Marx
de la lógica de la autorregulación, de la economía de mercado,
de que el estado del bienestar
no pueda prescindir del especulador,
de que la virtudes públicas dependan de los vicios privados.

El viento venido del mar
parece inclinar las paredes de las casitas
hasta convertirlas en algo franqueable.
Los cirros vienen y van a su antojo que es el antojo
de las fuerzas planetarias…
si pudiera irme me iría pero no puedo
mi justificación esta aquí
junto a las contradicciones y las banderas hechas jirones.

 

de El libro de las tentativas
(otros poemas de El libro de las tentativas)

Se encienden las primeras luces en el pequeño puerto de El libro de las tentativas