St. Vincent y Gran Torino, dos películas, dos tonos (comedia y drama), la misma historia. En ambas se trata a los niños como a seres humanos que deben aprender a ganarse el sustento sin ñoñerías ni pusilanimidades, con la diferencia que en la primera el futuro lo conforma una «familia» formada por los supervivientes de la gran debacle americana, mientras que en la segunda es la familia tradicional asiática la que mantiene vivos los valores de la autonomía personal basada en el propio esfuerzo.
Bill Murray es un Clint Eastwood desastrado.
Gran Torino (Clint Eastwood, 2008)