La paz de las cosas salvajes

 

Cuando me crece una desesperación por el mundo
y me despierto de noche al menor ruido
asustado por lo que será de mi vida y la de mis hijos,
voy y me tiendo donde descansa el pato salvaje,
hermoso sobre el agua, y donde come la fabulosa garza.
Entro en la paz de las cosas salvajes
que no le imponen a sus vidas la previsión
de las penas futuras. Entro en la presencia del agua quieta.
Y siento por encima de mí las estrellas ciegas al día
esperando con su luz. Durante un tiempo
descanso en la gracia del mundo, y soy libre.

Como ser poeta
(recordatorio a mí mismo)

 

I

Busca dónde sentarte.
Siéntate. Estate callado.
Vas a necesitar el afecto,
las lecturas, el conocimeinto,
la destreza (de todo esto,
más de lo que tienes), la inspiración,
el trabajo, hacerte viejo, la paciencia,
pues la paciencia une al tiempo
y a la eternidad. Si hay lectores
a quienes gusten tus poemas,
duda de su juicio.

 

II

Respira con respiración incondicional
el aire incondicionado.
Apártate de los cables eléctricos.
Comunica despacio. Vive
una vida tridimensional;
Aléjate de las pantallas.
Aléjate de todo
lo que oscurece el lugar donde está;
solo hay lugares sagrados
y lugares profanados.

 

III

Acepta lo que venga del silencio.
Haz de él lo mejor que puedas.
De las pequeñas palabras que vengan
del silencio, como oraciones
rezadas de vuelta al que las reza,
haz un poema que no perturbe
el silencio del que vino.

El baile

 

Yo haría a cada pareja girar,
unir y desunirse, perderse
en el gran giro
de las otras parejas, tejidas
en el círculo del baile,
mientras la canción antigua fluye

sobre ellas, para que entonces puedan volver,
girar de nuevo sobre sí mismas
por un deseo mayor que el suyo propio,
perteneciendo a todos, a cada uno,
al baile, a la canción
que los mueve a través de la noche.

¿Qué es la fidelidad? ¿En qué
se fundamenta? ¿El punto
de partida, o el camino sinuoso
que es partida y ausencia
y el camino a casa? Lo que somos
y lo que fuimos una vez

ya no se pertenecen. Para aquellos
que no cambian, el tiempo
es infidelidad. Pero nosotros estamos casados
hasta la muerte y estamos prometidos
al cambio. En silencio, así,
aprendo mi canción. Gano

mis campos soleados con ausencia, una vez
y para lo que venga. Y te amo
como amo al baile que te distingue
de la multitud
en la que vienes y vas.
El amor cambia y en el cambio está lo verdadero.

Un poema sobre la esperanza

 

Es difícil tener esperanza. Es más difícil a medida que envejeces.

Porque la esperanza no depende de que te sientas bien
Y está el sueño de la soledad en la medianoche absoluta
Tú también has retirado tu creencia en la realidad presente
Del futuro, que seguramente nos sorprenderá,

… Y la esperanza es más difícil cuando no llega por predicción
Como no llega por desearla. Deja de dudar.
Los jóvenes preguntan por la esperanza antigua. Qué les dirás?
Diles al menos lo que te dices a ti mismo

Porque no hemos hecho nuestras vidas para acompañar
Nuestros lugares, los bosques están arruinados, los campos erosionados,
Las aguas contaminadas, las montañas hundidas.Esperanza
entonces pertenecer a tu lugar por tu propio conocimiento
de lo que es y de lo que ningún otro lugar es, y
por tu cuidado por él como por ningún otro lugar,
este lugar al que tú perteneces aunque no es tuyo,
porque fue desde el principio y será hasta el fin

Pertenece a tu lugar por el conocimiento de otros que son
Tus vecinos en él; el hombre viejo, enfermo y pobre,
Que viene como una garza a pescar en el río.
Y el pez en el río, y la garza que como el hombre
Pesca los peces en el río, y los pájaros que cantan
En los árboles en el silencio del pescador
Y la garza, y los árboles que conservan la tierra
Están sobre ella como también nosotros debemos conservarla, o morir.

Este conocimiento no puede ser expropiado por el poder
O por la riqueza. Detendrá tus oídos ante los poderosos
Cuando te reclamen tu fe, y ante los ricos
Cuando te reclamen tu tierra y tu trabajo.
Contesta con el conocimiento de los otros que están aquí.
Y de cómo estar aquí con ellos. Por este conocimiento
Crea el sentido que necesitas crear. Por él permanece
En la dignidad del buen sentido, sin importar las consecuencias.
Habla a tus compañeros humanos como tu lugar
Te ha enseñado a hablar, como te ha hablado.
Habla su dialecto como tus viejos compatriotas lo hablaron
Antes de que oyeran una radio.Habla
Públicamente lo que no puede ser enseñado o aprendido en público.

Escucha privadamente, silenciosamente a las voces que se alzan
De las páginas de los libros y de tu propio corazón.
Permanece tranquilo y escucha las voces que pertenecen
A las riberas y a los árboles y a los campos abiertos.
Hay canciones e historias que pertenecen a este lugar,
Por las cuales habla por sí mismo y no por otro lugar.

Encuentra tu esperanza entonces, sobre el suleo bajo tus pies
Tu esperanza de Cielo, déjala descansar sobre el suelo
Bajo el pie.Que sea iluminada por la luz que cae
Libremente sobre ella después de la oscuridad de las noches.
Y la oscuridad de nuestra ignorancia y nuestra locura.
Déjala que sea iluminada también por la luz que te acompaña,
Que es la luz de la imaginación.Por ella ves
La semejanza para ti en tu lugar de la gente en otros lugares
Ilumina invariablemente la necesidad del cuidado
Hacia otra gente, otras criaturas, en otros lugares
Como tú pedirías cuidado para ti y tu lugar

Ningún lugar es mejor que el mundo.El mundo
No es mejor que sus lugares.Sus lugares al final
No son mejores que su gente mientras su gente
Continua en ellos.Cuando la gente convierte
En oscuridad la luz que les acompaña, el mundo se oscurece.

Fragmentos del libro «Oraciones y dichos del granjero loco» (1970)

 

III
Si un hombre considera necesario comer basura,
debe resistir la tentación de considerarlo una delicadeza.

IV
No pidas que la lluvia se detenga.
Pide buena suerte en la pesca
cuando el río está crecido.

Wendell Berry, Estados Unidos, 1934

Romance

 

Yo me acerqué hasta tu vera
con miedo, ¿por qué negarlo?

En las sienes me latían
cincuenta y dos desengaños;
gris de paisaje en los ojos,
risas sin sol en los labios,
y el corazón jadeante
como un pájaro cansado.

Yo me acerqué hasta tu vera
con miedo, ¿por qué negarlo?

Te reventaba en la boca
un clavel de veinte años
y en la mejilla un süave
melocotón sonrosado.
Cuando dijistes: «Te quiero»
fue tu voz igual que un caño
de agua fresca en una tarde
calurosa de verano.

Se me echó encima el cariño
lo mismo que un toro bravo
y quedé sobre la arena
muerto de amor y sangrando
por cuatro besos lentísimos
que me brindaron tus labios.

De la sien a la cintura,
de la garganta al costado.
¡Qué boda sin requilorios
sobre la hierba del campo!
¡Qué marcha nupcial cantaba
el viento sobre los álamos!
¡Qué luna grande y redonda
iluminó nuestro abrazo,
y qué olor el de tu cuerpo
a trigo recién cortado!

El pueblo, a las dos semanas
hizo lengua en los colmados,
en las barandas del río,
en la azotea, en los patios,
en las mesas del casino
y en los surcos del arado:
«Un hombre que peina canas
y que le dobla los años».

Es cierto que peino canas
pero en cambio, cuando abrazo
soy lo mismo que un olivo,
igual que un ciprés sonámbulo,
Cristobalón de aguas puras
que atraviesa el río a nado
si ve en la orilla unos ojos
o una boca hecha de nardos,
para cortarle el suspiro
con el calor de mis labios.

Que me escupan en la frente,
que me pregonen en bandos,
que vayan diciendo y digan.
Tú conmigo; yo a tu lado
respirando de tu aliento,
yendo al compás de tus pasos,
refrescándome las sientes
en la palma de tu mano.

Centinela de tus sueños,
hombro para tu descanso,
Cirineo de tus penas
Y San Juan de tu calvario
para quererte y tenerte
en la noche de mis brazos.

¡¿Qué importa que haya cumplido
cincuenta y pico de años?!
¿En qué código de amores,
en qué partida de cargos,
hay leyes que determinen
la edad del enamorado?
En cariños no hay fronteras,
ni senderos, ni vallados,
que el cariño es como un monte
con un letrero en lo alto
que dice sólo: «Te quiero»
Y colorín colorado.

Wendell Berry, Estados Unidos, 1934