
Conjeturas sobre Barrabás
Qué fue de Barrabás Pregunté nadie lo sabe liberado de sus cadenas salió a una calle blanca pudo torcer a la derecha seguir recto torcer a la izquierda andar en círculo cacarear de alegría como un gallo Él Emperador de sus propias cabeza y manos Él Virrey de su propio hálito
Pregunto pues en cierto modo tomé parte en el asunto arrastrado por la turba frente al palacio de Pilatos grité como los demás libera a Barrabás a Barrabás Todos gritaron aunque sólo yo hubiese callado igualmente habría sucedido tal como tenía que suceder
Y Barrabás quizá volvió con su banda En las montañas asesina con presteza hace los debidos pillajes O abrió un taller de alfarería Y sus manos manchadas por el delito limpia en la arcilla de la creación Es aguador arriero de mulos usurero propietario de naves -en una de ellas navegó Pablo hasta los corintios o -lo que no puede excluirse- se convirtió en un apreciado delator a sueldo de los romanos
Mirad y asombraos del pasmoso juego del azar por los poderes de la posibilidad por las sonrisas de la fortuna
Y el Nazareno quedó solo
sin alternativa con un abrupto sendero de sangre
1990
Versión de Xaverio Ballester
Don Cógito lee el periódico
En primera página la noticia de la matanza de 120 soldados
la guerra ya duraba mucho uno puede acostumbrarse
justo al lado información de un crimen espectacular con el retrato del asesino
la mirada de Don Cógito salta indiferente la hecatombe de los soldados para sumergirse con deleite en la descripción del espanto cotidiano
un agricultor de unos treinta años en una depresión nerviosa mató a su mujer y a sus dos pequeñuelos
con precisión se describen la ejecución del crimen la posición de los cuerpos y otros detalles
a los 120 caídos inútil es buscar en un mapa la excesiva lejanía los oculta como una jungla
no estimulan la imaginación son demasiados la cifra cero al final los transforma en una abstracción
un tema para meditar: la aritmética de la compasión
1974
De “Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas” (Editorial Hiperión, 1993) Versión de Xaverio BallesterDon Cógito sobre la postura erguida
1 En Útica los ciudadanos no quieren defenderse
en la ciudad estalló la epidemia del instinto de conservación
el templo de la libertad se trocó en rastro
el senado delibera cómo no ser senado
los ciudadanos no quieren defenderse asisten a acelerados cursillos de genuflexión
pasivos esperan al enemigo escriben aduladores discursos entierran el oro
cosen nuevos estandartes inocentemente blancos enseñan a los niños a mentir
abrieron las puertas por las que ahora penetra una columna de arena
por lo demás como de costumbre comercio y copulación
2 Don Cógito querría estar a la altura de las circunstancias
esto es mirar al destino directamente a los ojos
como Catón el Joven mirad en las Vidas
no tiene sin embargo espada
ni ocasión para enviar a su familia a ultramar
espera pues como los demás pasea por la insomne habitación
contra los consejos de los estoicos querría tener el cuerpo de diamante y alas
mira por la ventana cómo el sol de la República se aproxima al ocaso
le quedó poco en realidad sólo la elección de la postura en la que desea morir
la elección del gesto la elección de la última palabra
por esto no se tiende en el lecho para evitar ser estrangulado mientras sueña
querría hasta el final estar a la altura de las circunstancias
el destino le mira a los ojos en el lugar donde estaba su cabeza
1974
Versión de Xaverio Ballester
Parábola de los emigrantes rusos
Sucedió en el año veinte o quizá en el veintiuno hasta nosotros vinieron emigrantes rusos
muy altos rubios de ojos soñadores y con mujeres de ensueño
cuando cruzaban por el mercado decíamos -aves de paso
iban a los bailes de los terratenientes a su alrededor se susurraba -qué joyas
mas cuando las luces de la fiesta se apagaban la gente quedaba desvalida
los grises periódicos permanecían callados y sólo el juego del solitario se apiadaba de ellos
tras las ventanas enmudecían las guitarras e incluso pálidos tornábanse los ojos negros
al atardecer a sus estaciones de origen los transportaba un samovar con silbato
un par de años más tarde se hablaba sólo del trío
del que enloqueció del que se colgó y de aquella a la que acudían los hombres los demás vivieron apartados y poco a poco se convirtieron en ceniza
Esta parábola refiere Mikolaj quien comprende la perentoriedad de la historia para asustarme quiero decir para persaduirme
1957
De “Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas” (Editorial Hiperión, 1993) Versión de Xaverio BallesterUn país
En la misma esquina de este viejo mapa hay un país que añoro. Es la patria de las manzanas, las colinas, los ríos perezosos, del vino agrio y el amor. Por desgracia una gran araña tejió sobre él su tela y con su viscosa saliva cerró las puertas del sueño. Y es siempre así: el ángel con la espada de fuego, la araña y la conciencia.
1957
Versión de Xaverio BallesterCésar
Hubo una vez un césar. Tenía ojos amarillentos y mandíbula rapaz. Vivía en un palacio lleno de mármoles y policías. Solo. Se despertaba en la noche y gritaba. Nadie lo amaba. Lo que más le gustaba eran las cacerías y el terror. Pero se dejaba fotografiar con los niños, entre las flores. Cuando murió, nadie se atrevía a retirar sus retratos. Mirad, mirad, quizá todavía anda por vuestras casas su careta.
1957
Versión de Xaverio BallesterLluvia
Cuando mi hermano mayor volvió de la guerra portaba en su frente una estrellita de plata y bajo la estrellita un abismo
un fragmento de granada lo alcanzó en Verdún 0 quizá en Grunwald¹ (no recordaba los detalles)
hablaba sin cesar en muchas lenguas pero la que más le gustaba era la lengua de la historia
hasta perder el aliento alzaba del suelo a sus camaradas caídos Roland Feliksiak Aníbal
gritaba que era la última cruzada que pronto Cartago caería y después entre sollozos reconocía que él a Napoleón no le caía bien
mirábamos cómo palidecía los sentidos le abandonaban lentamente se iba convirtiendo en un monumento
en el pabellón musical de sus oídos apareció un bosque de piedra
y la piel de su cara quedó abrochada a los dos ciegos y secos botones de sus ojos
le quedó sólo el tacto
y qué historias contaba con sus manos en la derecha tenía novelas en la izquierda memorias de un soldado
se llevaron a mi hermano y lo trasladaron fuera de la ciudad
ahora vuelve cada otoño delgado y callado no quiere entrar en casa golpea en el cristal para que salga
paseamos por las calles y él me cuenta historias fabulosas tocando mi rostro con los ciegos dedos del llanto
1957
Nota: En la batalla de Grunwald, el 10 de Julio de 1410, el ejército polaco-lituano infringió la definitiva derrota a los caballeros teutónicos. De “Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas” (Editorial Hiperión, 1993) Versión de Xaverio BallesterUna fábula rusa
Viejo se hizo el padrecito¹ zar, viejo se hizo. Ya ni a los palomos podía estrangular con sus propias manos. Áureo y frío se sentaba en el trono. Sólo la barba le crecía hasta el suelo. Y la iba arrastrando. Gobernaba entonces algún otro, no se sabe bien quién. Los curiosos escudriñaban el palacio a través de las ventanas, pero Krivonosov tapó las ventanas con horcas. Así, sólo los ahorcados podían ver alguna cosa. Al final se murió el padrecito zar de una vez. Las campanas repicaron, pero el cuerpo no fue retirado. El zar se había quedado pegadito a su trono. Las patas del trono se habían fundido con las piernas del zar. Su brazo se había quedado fundido con el brazo del trono. No había forma de arrancarlo de allí. Y enterrar al zar con su tronito de oro, ay, qué pena.
1957
El zar se hacía considerar «padre» de todos los rusos.
Versión de Xaverio Ballester
