Cinco hombres

1
Los sacan de mañana
al patio empredrado
y los ponen contra el muro

cinco hombres
dos de ellos muy jóvenes
los otros de mediana edad

nada más
puede decirse sobre ellos
2
cuando el pelotón
apunta sus armas
todo de repente aparece
en la luz estridente
de la obviedad

el muro amarillo
el frío azul
y en lugar del horizonte
el alambre negro sobre el muro

ese es el momento
en que se rebelan los cinco sentidos
con todo gusto escaparían
como ratas de un barco que se hunde

antes que la bala llegue a su destino
el ojo percibirá el vuelo de proyectil
y el oído registrará un susurro de hierro

la nariz se llenará de un humo cortante
un pétalo de sangre cepillará el paladar
el tacto se contraerá y luego se aflojará

ahora yacen sobre el suelo
cubiertos en sombra hasta los ojos
el pelotón se retira
sus ojales correas
y cascos de hierro
están más vivos
que aquellos que yacen junto al muro
3
Yo no acabo de enterarme de esto
lo sabía desde antes de ayer

entonces por qué he estado escribiendo
poemas sin importancia sobre las flores

de qué hablaron los cinco
la noche antes de ser ejecutados

de sueños proféticos
de un escape a un burdel
de repuestos para carro
de un viaje por mar
de cómo cuando uno de ellos tenía espadas
no debió haber abierto en el juego de naipes
de cómo el vodka es mejor
después del vino te da dolor de cabeza
de muchachas
de frutas
de la vida

así que uno puede usar en poesía
los nombres de pastores griegos
uno puede intentar capturar el color del cielo en la mañana
escribir del amor
y también
una vez más
con un fervor muerto
ofrecerle una rosa
a este traicionado mundo

El paraíso de los teólogos

Pasadizos, largos pasadizos bordeados por árboles tan cuidadosamente recortados como los de un parque inglés. De vez en cuando un ángel pasa por aquí. Su cabello cuidadosamente rizado, sus alas susurran con el latín. En sus manos lleva un pulcro instrumento llamado silogismo. Camina rápido sin agitar el aire o la arena. Pasa en silencio por los símbolos tallados en piedra de las virtudes, las cualidades puras, las ideas de los objetos y muchas otras cosas completamente inimaginables. Nunca se pierde de vista porque aquí no hay perspectivas. Orquestas y coros permanecen en silencio y aún así la música está presente. El lugar está vacío. Los teólogos conversan espaciosamente. También esto se supone que es una prueba.

Episodio en una biblioteca

Una muchacha rubia está inclinada sobre un poema. Con un lápiz filoso como una lanza, ella transfiere las palabras a una hoja en blanco y las convierte en trazos, acentos, hemistiquios. El lamento de un poeta caído se ve ahora como una salamandra que es devorada por las hormigas.
Cuando lo cargamos bajo el fuego de las ametralladoras, yo creí que su cuerpo, aún tibio, resucitaría en sus palabras. Y ahora, mientras observo la muerte de las palabras, sé que no hay límite para la decadencia. Todo lo que quedará de nosotros en esta tierra negra será sílabas dispersas. Acentos sobre la nada y el polvo.

Zbigniew Herbert, poeta, Lwów (Segunda República de Polonia), 1924-1998

Conjeturas sobre Barrabás

Qué fue de Barrabás Pregunté nadie lo sabe
liberado de sus cadenas salió a una calle blanca
pudo torcer a la derecha seguir recto torcer a la izquierda
andar en círculo cacarear de alegría como un gallo
Él Emperador de sus propias cabeza y manos
Él Virrey de su propio hálito

Pregunto pues en cierto modo tomé parte en el asunto
arrastrado por la turba frente al palacio de Pilatos grité
como los demás libera a Barrabás a Barrabás
Todos gritaron aunque sólo yo hubiese callado
igualmente habría sucedido tal como tenía que suceder

Y Barrabás quizá volvió con su banda
En las montañas asesina con presteza hace los debidos pillajes
O abrió un taller de alfarería
Y sus manos manchadas por el delito
limpia en la arcilla de la creación
Es aguador arriero de mulos usurero
propietario de naves -en una de ellas navegó Pablo hasta los
corintios
o -lo que no puede excluirse-
se convirtió en un apreciado delator a sueldo de los romanos

Mirad y asombraos del pasmoso juego del azar
por los poderes de la posibilidad por las sonrisas de la fortuna

Y el Nazareno
quedó solo

sin alternativa
con un abrupto
sendero
de sangre

1990

Versión de Xaverio Ballester

Don Cógito lee el periódico

En primera página
la noticia de la matanza de 120 soldados

la guerra ya duraba mucho
uno puede acostumbrarse

justo al lado información
de un crimen espectacular
con el retrato del asesino

la mirada de Don Cógito
salta indiferente
la hecatombe de los soldados
para sumergirse con deleite
en la descripción del espanto cotidiano

un agricultor de unos treinta años
en una depresión nerviosa
mató a su mujer
y a sus dos pequeñuelos

con precisión se describen
la ejecución del crimen
la posición de los cuerpos
y otros detalles

a los 120 caídos
inútil es buscar en un mapa
la excesiva lejanía
los oculta como una jungla

no estimulan la imaginación
son demasiados
la cifra cero al final
los transforma en una abstracción

un tema para meditar:
la aritmética de la compasión

1974

 

De “Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas” (Editorial Hiperión, 1993)
Versión de Xaverio Ballester

Don Cógito sobre la postura erguida

1
En Útica
los ciudadanos
no quieren defenderse

en la ciudad estalló la epidemia
del instinto de conservación

el templo de la libertad
se trocó en rastro

el senado delibera
cómo no ser senado

los ciudadanos
no quieren defenderse
asisten a acelerados cursillos
de genuflexión

pasivos esperan al enemigo
escriben aduladores discursos
entierran el oro

cosen nuevos estandartes
inocentemente blancos
enseñan a los niños a mentir

abrieron las puertas
por las que ahora penetra
una columna de arena

por lo demás como de costumbre
comercio y copulación

2
Don Cógito
querría estar
a la altura de las circunstancias

esto es
mirar al destino
directamente a los ojos

como Catón el Joven
mirad en las Vidas

no tiene sin embargo
espada

ni ocasión
para enviar a su familia a ultramar

espera pues como los demás
pasea por la insomne habitación

contra los consejos de los estoicos
querría tener el cuerpo de diamante
y alas

mira por la ventana
cómo el sol de la República
se aproxima al ocaso

le quedó poco
en realidad sólo
la elección de la postura
en la que desea morir

la elección del gesto
la elección de la última palabra

por esto no se tiende
en el lecho
para evitar
ser estrangulado mientras sueña

querría hasta el final
estar a la altura de las circunstancias

el destino le mira a los ojos
en el lugar donde estaba
su cabeza

1974

 

Versión de Xaverio Ballester

Zbigniew Herbert, poeta

Parábola de los emigrantes rusos

Sucedió en el año veinte
o quizá en el veintiuno
hasta nosotros vinieron
emigrantes rusos

muy altos rubios
de ojos soñadores
y con mujeres de ensueño

cuando cruzaban por el mercado
decíamos -aves de paso

iban a los bailes de los terratenientes
a su alrededor se susurraba -qué joyas

mas cuando las luces de la fiesta se apagaban
la gente quedaba desvalida

los grises periódicos permanecían callados
y sólo el juego del solitario se apiadaba de ellos

tras las ventanas enmudecían las guitarras
e incluso pálidos tornábanse los ojos negros

al atardecer a sus estaciones de origen
los transportaba un samovar con silbato

un par de años más tarde se hablaba
sólo del trío

del que enloqueció
del que se colgó
y de aquella a la que acudían los hombres
los demás vivieron apartados
y poco a poco se convirtieron en ceniza

Esta parábola refiere Mikolaj
quien comprende la perentoriedad de la historia
para asustarme quiero decir para persaduirme

1957

 

De “Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas” (Editorial Hiperión, 1993)
Versión de Xaverio Ballester

Un país

En la misma esquina de este viejo mapa hay un país que añoro.
Es la patria de las manzanas, las colinas, los ríos perezosos, del vino agrio y el amor.
Por desgracia una gran araña tejió sobre él su tela
y con su viscosa saliva cerró las puertas del sueño.
Y es siempre así: el ángel con la espada de fuego, la araña y la conciencia.

1957

 

Versión de Xaverio Ballester

César

Hubo una vez un césar. Tenía ojos amarillentos y mandíbula rapaz.
Vivía en un palacio lleno de mármoles y policías. Solo.
Se despertaba en la noche y gritaba. Nadie lo amaba.
Lo que más le gustaba eran las cacerías y el terror. Pero
se dejaba fotografiar con los niños, entre las flores.
Cuando murió, nadie se atrevía a retirar sus retratos.
Mirad, mirad, quizá todavía anda por vuestras casas su careta.

1957

 

Versión de Xaverio Ballester

Lluvia

Cuando mi hermano mayor
volvió de la guerra
portaba en su frente una estrellita de plata
y bajo la estrellita
un abismo

un fragmento de granada
lo alcanzó en Verdún
0 quizá en Grunwald¹
(no recordaba los detalles)

hablaba sin cesar
en muchas lenguas
pero la que más le gustaba
era la lengua de la historia

hasta perder el aliento
alzaba del suelo a sus camaradas caídos
Roland Feliksiak Aníbal

gritaba
que era la última cruzada
que pronto Cartago caería
y después entre sollozos reconocía
que él a Napoleón no le caía bien

mirábamos
cómo palidecía
los sentidos le abandonaban
lentamente se iba convirtiendo en un monumento

en el pabellón musical de sus oídos
apareció un bosque de piedra

y la piel de su cara
quedó abrochada
a los dos ciegos y secos
botones de sus ojos

le quedó sólo
el tacto

y qué historias
contaba con sus manos
en la derecha tenía novelas
en la izquierda memorias de un soldado

se llevaron a mi hermano
y lo trasladaron fuera de la ciudad

ahora vuelve cada otoño
delgado y callado
no quiere entrar en casa
golpea en el cristal para que salga

paseamos por las calles
y él me cuenta
historias fabulosas
tocando mi rostro
con los ciegos dedos del llanto

1957

 

Nota: En la batalla de Grunwald, el 10 de Julio de 1410, el ejército polaco-lituano infringió la definitiva derrota a los caballeros teutónicos.

 

De “Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas” (Editorial Hiperión, 1993)
Versión de Xaverio Ballester

Una fábula rusa

Viejo se hizo el padrecito¹ zar, viejo se hizo. Ya ni a los palomos podía estrangular con sus propias manos. Áureo y frío se sentaba en el trono. Sólo la barba le crecía hasta el suelo.
Y la iba arrastrando.
Gobernaba entonces algún otro, no se sabe bien quién. Los curiosos escudriñaban el palacio a través de las ventanas, pero Krivonosov tapó las ventanas con horcas. Así, sólo los ahorcados podían ver alguna cosa.
Al final se murió el padrecito zar de una vez. Las campanas repicaron, pero el cuerpo no fue retirado. El zar se había quedado pegadito a su trono. Las patas del trono se habían fundido
con las piernas del zar. Su brazo se había quedado fundido con el brazo del trono. No había forma de arrancarlo de allí. Y enterrar al zar con su tronito de oro, ay, qué pena.

1957

El zar se hacía considerar «padre» de todos los rusos.

Versión de Xaverio Ballester

Leer la mano

Todas las líneas descienden al valle de la palma
hasta un hueco en que burbujea la diminuta fuente del destino
Aquí está la línea de la vida
Mira recorre como una flecha
el horizonte de los cinco dedos iluminados por su corriente
que se levanta venciendo todos los obstáculos
y nada es más hermoso ni más fuerte
que su lucha por seguir adelante

Comparada con ella qué indefensa la línea de la fidelidad
como un grito en la noche un río en el desierto
concebido en la arena y muriente en la arena
Tal vez continúa más abajo de la piel
parte el tejido de los músculos y penetra en las arterias
para que de noche podamos ver a nuestros muertos

allá abajo allá adentro donde la memoria y la sangre fluyen
tiros de minas pozos cámaras
llenos de oscuros nombres

Esta colina no estaba aquí
Después de todo recuerdo
que había un niño de tan redonda ternura como si
una lágrima ardiente de plomo
hubiera caído en mi mano
Después de todo recuerdo el pelo
la sombra de una mejilla
frágiles dedos y el peso de una cabeza durmiente

¿Quién destruyó el nido, quién apiló
el monte de indiferencia que no estaba aquí?
,¿Por qué no pones la palma de tu mano
contra tus ojos?

Nosotros echamos la suerte
Estamos aquí para saber

 

De «Informe sobre la ciudad sitiada»
Traducción de José Emilio Pacheco
Universidad Autónoma Metropolitana
Azcapotzalco, D.F, México 1992

La piedra

La piedra es la criatura
perfecta

igual a sí misma
vigilante de sus fronteras

exactamente repleta
de pétreo sentido

con un aroma que a nada recuerda
a nadie espanta no despierta codicia

su ardor y frío
son justos y están llenos de dignidad

siento su duro reproche
cuando la apreso en mi mano
y su noble cuerpo
absorbe el falso calor

-Las piedras no se dejan domesticar
hasta el final nos mirarán
con su mirada tranquila clarísima

1961

 

De «Informe sobre la ciudad sitiada».
Traducción de Xaverio Ballester
Madrid, Ediciones Hiperión, 1993. 2.ª edición, 2008

De la traducción poética

Como un abejorro zompón
que se posó sobre la flor
hasta que se encorvó el flexible tallo
y ahora se abre paso entre filas de pétalos
parecidos a hojas de diccionario
y se dirige hacia el centro
donde están el aroma y el dulzor
y aunque pescó un catarro
y ha perdido el sabor
aún persiste
hasta que su cabeza golpea
contra el pistilo amarillo

y aquí ya el fin
difícil es penetrar
por los cálices de las flores
hasta la raíz
así el abejorro se aleja
muy ufano
y zumbando con vigor:
dentro me metí
y a quienes
no acaban de creerle
su nariz enseña
amarilla de polen

1957

 

De «Informe sobre la ciudad sitiada».
Traducción de Xaverio Ballester
Madrid, Ediciones Hiperión, 1993. 2.ª edición, 2008

A Marco Aurelio

Buenas noches Marco Aurelio apaga la luz
y cierra el libro Encima de tu cabeza
se levanta una dorada alarma de estrellas
el cielo habla alguna lengua extranjera
este es el bárbaro grito de miedo
que tu latín no puede entender
un terror continuo un negro terror
contra la frágil tierra humana

empieza a golpear y triunfa Escucha
su rugido El flujo incesante
de los elementos ahogará tu prosa
hasta que se derrumben los cuatro muros del mundo

¿Y para nosotros? -temblar en el aire
soplar las cenizas agitar el éter
roernos los dedos buscar vanas palabras
arrastrar las sombras caídas a nuestras espaldas

Bueno Marco Aurelio mejor cuelga tu paz
a través de las tinieblas dame la mano
Déjala temblar cuando el ciego mundo golpea
en nuestros cinco sentidos como en una lira caída
Traidores el universo y la astronomía
el cálculo de las estrellas la sabiduría de la hierba
y tu grandeza demasiado enorme
y Marco mis lágrimas indefensas

 

De «Informe sobre la ciudad sitiada»
Traducción de José Emilio Pacheco
Universidad Autónoma Metropolitana
Azcapotzalco, D.F, México 1992

Dos gotas

Los bosques ardían-
y ellos
en sus cuellos enredaban los brazos
como ramos de rosas

la gente corría a los refugios
él decía que su esposa tenía cabellos
en los que uno podía esconderse

cubiertos con una sola manta
musitaban impúdicas palabras
la letanía de los amantes

Si la cosa se ponía fea
saltaban en los ojos del otro
y los cerraban con fuerza

con tanta fuerza que no sintieron el fuego
que alcanzaba sus pestañas

hasta el final fueron audaces
hasta el final fueron fieles
hasta el final fueron parecidos
como dos gotas
detenidas al borde de la cara

1956

 

De «Informe sobre la ciudad sitiada».
Traducción de Xaverio Ballester
Madrid, Ediciones Hiperión, 1993. 2.ª edición, 2008

Informe sobre la ciudad sitiada

Demasiado viejo para llevar las armas y luchar como los otros-

fui designado como un favor para el mediocre papel de cronista
registro -sin saber para quién- los acontecimientos del asedio

debo ser exacto mas no sé cuándo comenzó la invasión
hace doscientos años en diciembre septiembre¹ quizá ayer al amanecer
todos padecen aquí del deterioro de la noción del tiempo

nos quedó sólo el lugar el apego al lugar
aún poseemos las ruinas de los templos los espectros de jardines y casas
si perdemos nuestras ruinas nada nos quedará

escribo tal como sé en el ritmo de semanas inconclusas
lunes: almacenes vacíos la rata ha devenido moneda corriente
martes: alcalde asesinado por agentes desconocidos
miércoles: conversaciones sobre el armisticio el enemigo confinó a los legados
ignoramos dónde se encuentran esto es el lugar de su suplicio
jueves: tras una turbulenta asamblea se rechaza por mayoría de votos
la propuesta de los comerciantes de especias de rendición incondicional
viernes: comienza la peste
sábado: se ha suicidado un desconocido inflexible defensor domingo: no hay agua
rechazamos
un ataque en la puerta este llamada Puerta de la Alianza

lo sé todo esto es monótono a nadie puede conmover

evito comentarios las emociones mantengo a raya escribo sobre hechos
aparentemente sólo ellos son valorados en los mercados foráneos
pero con cierto orgullo deseo informar al mundo
que gracias a la guerra hemos criado una nueva variedad de niños
a nuestros niños no les gustan los cuentos juegan a matar
despiertos y dormidos sueñan con la sopa el pan los huesos
exactamente como los perros y los gatos

al atardecer me gusta deambular por los confines de la Ciudad
a lo largo de las fronteras de nuestra libertad incierta
miro desde lo alto el hormigueo de los ejércitos sus luces
escucho el tronar de los tambores los alaridos bárbaros
en verdad es inconcebible que la Ciudad todavía se defienda

el asedio continúa los enemigos deben ser reemplazados
nada les une excepto el anhelo de nuestra destrucción
godos tártaros suecos huestes del César regimientos de la Transfiguración del Señor
quién los enumerará
los colores de los estandartes cambian como el bosque en el horizonte
desde el delicado amarillo de aves en primavera a través del
verde del rojo hasta el negro invernal

así al atardecer liberado de los hechos puedo pensar
en asuntos antiguos lejanos por ejemplo en nuestros
aliados de ultramar lo sé su compasión es sincera
envían harinas sacos de ánimo grasa y buenos consejos
ignoran incluso que nos traicionaron sus padres
nuestros ex-aliados desde los tiempos de la segunda Apocalipsis

sus hijos no tienen culpa merecen gratitud así que les estamos agradecidos
no sufrieron un asedio largo como una eternidad
a quienes alcanzó la desdicha están siempre solos
los defensores del Dalai-Lama kurdos montañeses afganos

ahora cuando escribo estas palabras los partidarios del pacto
conquistaron cierta ventaja sobre la fracción de los intransigentes
habituales las oscilaciones de ánimo los destinos aún se sopesan

los cementerios crecen disminuye el número de los defensores
pero la defensa perdura y perdurará hasta el final
y si cae la Ciudad y uno solo sobrevive
él portará consigo la Ciudad por los caminos del exilio
él será la Ciudad

miramos en el rostro del hambre el rostro del fuego el rostro de la muerte
y el peor de todos -el rostro de la traición
y sólo nuestro sueños no fueron humillados

(1984)

 

Nota: La noche del 13 de Diciembre de 1981 fue decretado en todo el país el estado de guerra, el movimiento democrático «Solidaridad», el primer sindicato independiente en un país socialista, fue disuelto y declarados ilegales todos los acuerdos firmados entre el sindicato y el gobierno. A la declaración del estado de guerra siguió una represión generalizada. En Septiembre de 1939, por otra parte, dio comienzo, como es sabido, la segunda guerra mundial.

 

De «Informe sobre la ciudad sitiada».
Traducción de Xaverio Ballester
Madrid, Ediciones Hiperión, 1993. 2.ª edición, 2008

Intento de descripción

Primero me describiré a mí mismo
empezando por mi cabeza
o mejor mi pie
o mi mano
o el meñique en mi mano izquierda

mi meñique
es tibio
un tanto curvado hacia adentro
termina en uña
está hecho de tres segmentos
cerca de mi palma
librado a sus propios medios
sería un gusano de buen tamaño

es un dedo muy especial
el meñique de una mano izquierda
único en todo el mundo
me lo dieron directamente
otros meñiques de una mano izquierda
son una fría abstracción
comparto con el mío
fecha de nacimiento
fecha de muerte
común soledad
sólo la sangre
ocupada en la escansión de oscuras tautologías
une playas distantes
con un hilo de mutuo acuerdo

 

De «Informe sobre la ciudad sitiada»
Traducción de José Emilio Pacheco
Universidad Autónoma Metropolitana
Azcapotzalco, D.F, México 1992

Abandonado

1
No llegué a tiempo
del último transporte
me quedé en una ciudad
que ya no es ciudad
no hay
prisiones
relojes
agua
disfruto
de unas soberbias vacaciones
extemporáneas
realizo largas excursiones
a lo largo de las avenidas de casas quemadas
avenidas de azúcar
de vidrios rotos
de arroz
sería capaz de redactar un tratado
sobre la súbita mutación
de la vida en arqueología

2
hay un enorme silencio
a la artillería de los suburbios
se le atragantó su propio valor
alguna vez
se oye tan solo
la campana murallas que se derrumban
y el leve tronar
de planchas que el aire balancea
hay un enorme silencio
antes de la noche de los depredadores
a veces
en el cielo aparece
un absurdo aeroplano
que lanza octavillas
incitando a la rendición
de buena gana me entregaría
pero no tengo a quién

3
ahora vivo
en el mejor hotel
el portero asesinado
sigue en su puesto en recepción
desde una colina de escombros
paso directamente
al primer piso
a los apartamentos
de la ex amante
del ex del jefe de policía
duermo sobre una sábana de periódicos
me cubro con un cartel
anunciador de la victoria final
en el bar quedaron
remedios para la soledad
botellas con un líquido amarillento
y una etiqueta simbólica
-Johnnie-
levantando su sombrero de copa
se aleja raudo hacia Occidente
a nadie guardo rencor
por haber quedado abandonado
me faltó suerte y destreza
la bombilla
del techo
recuerda a una calavera boca abajo
espero a los vencedores
bebo por los caídos
bebo por los desertores
me deshice
de los malos pensamientos
me abandonó incluso
el presentimiento de la muerte.

 

Fuente | Poesía completa. Versión, prólogo y notas de Xaverio Ballester. Barcelona, Editorial Lumen, 2012

Escogidos por las estrellas

No es un ángel
es un poeta

no tiene alas
tiene tan solo emplumada
la mano derecha

aletea con esa mano en el aire
se eleva tres pulgadas
y enseguida desciende otra vez

cuando ya está tocando el suelo
rebota con sus piernas
y por un instante se queda suspendido en lo alto
agitando su mano emplumada

ay si fuera posible desprenderse de la atracción de la arcilla
podría instalarse en un nido de estrellas
podría saltar de un rayo a otro
podría–

pero las estrellas
con solo pensar que
pudieran convertirse en su tierra
se precipitan aterradas

el poeta tapa sus ojos
con la mano emplumada
ya no sueña con el vuelo
sino con una caída
que va trazando como un relámpago
los perfiles del infierno

Lo incorregible

Esta es mi belleza poco seria
y es frágil como los cabellos o como el cristal

coloco mis aparejos de cantar
en el linde de las capitales en vísperas del terror

aquí la pequeña copa del aturdimiento
y una cuerda como un grillo muerto
un laúd no más grande que la mano de un niño
una sombra falsa una risa fingida

he aquí un cofrecito con los colores del atardecer
un estuche de caricias un frasquito de lágrimas
un rizo de música y juventud

lo portaré como el pan y el amor
cuando mi cuerpo atraviese las vías de hierro

esta es mi frágil belleza
coloco mis aparejos de cantar
en el linde de los mares en la arena movediza

y la ola al ver mi frivolidad
me ofrece una piedra en vez de una flor

Nunca de ti

Nunca de ti me atrevo a hablar
inmenso cielo de mi barriada
ni de vosotros tejados que contenéis la cascada del aire
bellos aterciopelados tejados cabellos de nuestras casas
callo también de vosotras chimeneas laboratorios de la tristeza
abandonadas por la luna estirando vuestros cuellos
y de vosotras ventanas abiertas-cerradas
que os resquebrajáis de través cuando morimos en ultramar

Ni siquiera describiré la casa
que conoce todas las fugas y mis retornos
aunque pequeña es y no abandona a mi párpado cerrado
nada devolverá el aroma de la cortina verde
ni el crujir de la escalera por la que traen una lámpara encendida
ni de la fronda sobre el portón

Querría en verdad escribir sobre el picaporte de la cancela de esta casa
de su apretón áspero y su amistoso crujir
y aunque de él sé tantas cosas
repito sólo la cruelmente común letanía de las palabras

Tantos sentimientos caben entre un latido y otro,
tantos objetos es posible asir con ambas manos!

No os sorprendáis de que no sepamos describir el mundo
tan sólo hablamos a las cosas con ternura por su nombre de pila

Zbigniew Herbert, poeta