Cinco hombres 1 Los sacan de mañana al patio empredrado y los ponen contra el muro cinco hombres dos de ellos muy jóvenes los otros de mediana edad nada más puede decirse sobre ellos 2 cuando el pelotón apunta sus armas todo de repente aparece en la luz estridente de la obviedad el muro amarillo el frío azul y en lugar del horizonte el alambre negro sobre el muro ese es el momento en que se rebelan los cinco sentidos con todo gusto escaparían como ratas de un barco que se hunde antes que la bala llegue a su destino el ojo percibirá el vuelo de proyectil y el oído registrará un susurro de hierro la nariz se llenará de un humo cortante un pétalo de sangre cepillará el paladar el tacto se contraerá y luego se aflojará ahora yacen sobre el suelo cubiertos en sombra hasta los ojos el pelotón se retira sus ojales correas y cascos de hierro están más vivos que aquellos que yacen junto al muro 3 Yo no acabo de enterarme de esto lo sabía desde antes de ayer entonces por qué he estado escribiendo poemas sin importancia sobre las flores de qué hablaron los cinco la noche antes de ser ejecutados de sueños proféticos de un escape a un burdel de repuestos para carro de un viaje por mar de cómo cuando uno de ellos tenía espadas no debió haber abierto en el juego de naipes de cómo el vodka es mejor después del vino te da dolor de cabeza de muchachas de frutas de la vida así que uno puede usar en poesía los nombres de pastores griegos uno puede intentar capturar el color del cielo en la mañana escribir del amor y también una vez más con un fervor muerto ofrecerle una rosa a este traicionado mundo
El paraíso de los teólogos Pasadizos, largos pasadizos bordeados por árboles tan cuidadosamente recortados como los de un parque inglés. De vez en cuando un ángel pasa por aquí. Su cabello cuidadosamente rizado, sus alas susurran con el latín. En sus manos lleva un pulcro instrumento llamado silogismo. Camina rápido sin agitar el aire o la arena. Pasa en silencio por los símbolos tallados en piedra de las virtudes, las cualidades puras, las ideas de los objetos y muchas otras cosas completamente inimaginables. Nunca se pierde de vista porque aquí no hay perspectivas. Orquestas y coros permanecen en silencio y aún así la música está presente. El lugar está vacío. Los teólogos conversan espaciosamente. También esto se supone que es una prueba.
Episodio en una biblioteca Una muchacha rubia está inclinada sobre un poema. Con un lápiz filoso como una lanza, ella transfiere las palabras a una hoja en blanco y las convierte en trazos, acentos, hemistiquios. El lamento de un poeta caído se ve ahora como una salamandra que es devorada por las hormigas. Cuando lo cargamos bajo el fuego de las ametralladoras, yo creí que su cuerpo, aún tibio, resucitaría en sus palabras. Y ahora, mientras observo la muerte de las palabras, sé que no hay límite para la decadencia. Todo lo que quedará de nosotros en esta tierra negra será sílabas dispersas. Acentos sobre la nada y el polvo.
Zbigniew Herbert, poeta, Lwów (Segunda República de Polonia), 1924-1998

Conjeturas sobre Barrabás

Qué fue de Barrabás Pregunté nadie lo sabe liberado de sus cadenas salió a una calle blanca pudo torcer a la derecha seguir recto torcer a la izquierda andar en círculo cacarear de alegría como un gallo Él Emperador de sus propias cabeza y manos Él Virrey de su propio hálito

Pregunto pues en cierto modo tomé parte en el asunto arrastrado por la turba frente al palacio de Pilatos grité como los demás libera a Barrabás a Barrabás Todos gritaron aunque sólo yo hubiese callado igualmente habría sucedido tal como tenía que suceder

Y Barrabás quizá volvió con su banda En las montañas asesina con presteza hace los debidos pillajes O abrió un taller de alfarería Y sus manos manchadas por el delito limpia en la arcilla de la creación Es aguador arriero de mulos usurero propietario de naves -en una de ellas navegó Pablo hasta los corintios o -lo que no puede excluirse- se convirtió en un apreciado delator a sueldo de los romanos

Mirad y asombraos del pasmoso juego del azar por los poderes de la posibilidad por las sonrisas de la fortuna

Y el Nazareno quedó solo

sin alternativa con un abrupto sendero de sangre

1990

Versión de Xaverio Ballester

Don Cógito lee el periódico

En primera página la noticia de la matanza de 120 soldados

la guerra ya duraba mucho uno puede acostumbrarse

justo al lado información de un crimen espectacular con el retrato del asesino

la mirada de Don Cógito salta indiferente la hecatombe de los soldados para sumergirse con deleite en la descripción del espanto cotidiano

un agricultor de unos treinta años en una depresión nerviosa mató a su mujer y a sus dos pequeñuelos

con precisión se describen la ejecución del crimen la posición de los cuerpos y otros detalles

a los 120 caídos inútil es buscar en un mapa la excesiva lejanía los oculta como una jungla

no estimulan la imaginación son demasiados la cifra cero al final los transforma en una abstracción

un tema para meditar: la aritmética de la compasión

1974

  De “Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas” (Editorial Hiperión, 1993) Versión de Xaverio Ballester

Don Cógito sobre la postura erguida

1 En Útica los ciudadanos no quieren defenderse

en la ciudad estalló la epidemia del instinto de conservación

el templo de la libertad se trocó en rastro

el senado delibera cómo no ser senado

los ciudadanos no quieren defenderse asisten a acelerados cursillos de genuflexión

pasivos esperan al enemigo escriben aduladores discursos entierran el oro

cosen nuevos estandartes inocentemente blancos enseñan a los niños a mentir

abrieron las puertas por las que ahora penetra una columna de arena

por lo demás como de costumbre comercio y copulación

2 Don Cógito querría estar a la altura de las circunstancias

esto es mirar al destino directamente a los ojos

como Catón el Joven mirad en las Vidas

no tiene sin embargo espada

ni ocasión para enviar a su familia a ultramar

espera pues como los demás pasea por la insomne habitación

contra los consejos de los estoicos querría tener el cuerpo de diamante y alas

mira por la ventana cómo el sol de la República se aproxima al ocaso

le quedó poco en realidad sólo la elección de la postura en la que desea morir

la elección del gesto la elección de la última palabra

por esto no se tiende en el lecho para evitar ser estrangulado mientras sueña

querría hasta el final estar a la altura de las circunstancias

el destino le mira a los ojos en el lugar donde estaba su cabeza

1974

  Versión de Xaverio Ballester
Zbigniew Herbert, poeta

Parábola de los emigrantes rusos

Sucedió en el año veinte o quizá en el veintiuno hasta nosotros vinieron emigrantes rusos

muy altos rubios de ojos soñadores y con mujeres de ensueño

cuando cruzaban por el mercado decíamos -aves de paso

iban a los bailes de los terratenientes a su alrededor se susurraba -qué joyas

mas cuando las luces de la fiesta se apagaban la gente quedaba desvalida

los grises periódicos permanecían callados y sólo el juego del solitario se apiadaba de ellos

tras las ventanas enmudecían las guitarras e incluso pálidos tornábanse los ojos negros

al atardecer a sus estaciones de origen los transportaba un samovar con silbato

un par de años más tarde se hablaba sólo del trío

del que enloqueció del que se colgó y de aquella a la que acudían los hombres los demás vivieron apartados y poco a poco se convirtieron en ceniza

Esta parábola refiere Mikolaj quien comprende la perentoriedad de la historia para asustarme quiero decir para persaduirme

1957

  De “Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas” (Editorial Hiperión, 1993) Versión de Xaverio Ballester

Un país

En la misma esquina de este viejo mapa hay un país que añoro. Es la patria de las manzanas, las colinas, los ríos perezosos, del vino agrio y el amor. Por desgracia una gran araña tejió sobre él su tela y con su viscosa saliva cerró las puertas del sueño. Y es siempre así: el ángel con la espada de fuego, la araña y la conciencia.

1957

  Versión de Xaverio Ballester

César

Hubo una vez un césar. Tenía ojos amarillentos y mandíbula rapaz. Vivía en un palacio lleno de mármoles y policías. Solo. Se despertaba en la noche y gritaba. Nadie lo amaba. Lo que más le gustaba eran las cacerías y el terror. Pero se dejaba fotografiar con los niños, entre las flores. Cuando murió, nadie se atrevía a retirar sus retratos. Mirad, mirad, quizá todavía anda por vuestras casas su careta.

1957

  Versión de Xaverio Ballester

Lluvia

Cuando mi hermano mayor volvió de la guerra portaba en su frente una estrellita de plata y bajo la estrellita un abismo

un fragmento de granada lo alcanzó en Verdún 0 quizá en Grunwald¹ (no recordaba los detalles)

hablaba sin cesar en muchas lenguas pero la que más le gustaba era la lengua de la historia

hasta perder el aliento alzaba del suelo a sus camaradas caídos Roland Feliksiak Aníbal

gritaba que era la última cruzada que pronto Cartago caería y después entre sollozos reconocía que él a Napoleón no le caía bien

mirábamos cómo palidecía los sentidos le abandonaban lentamente se iba convirtiendo en un monumento

en el pabellón musical de sus oídos apareció un bosque de piedra

y la piel de su cara quedó abrochada a los dos ciegos y secos botones de sus ojos

le quedó sólo el tacto

y qué historias contaba con sus manos en la derecha tenía novelas en la izquierda memorias de un soldado

se llevaron a mi hermano y lo trasladaron fuera de la ciudad

ahora vuelve cada otoño delgado y callado no quiere entrar en casa golpea en el cristal para que salga

paseamos por las calles y él me cuenta historias fabulosas tocando mi rostro con los ciegos dedos del llanto

1957

  Nota: En la batalla de Grunwald, el 10 de Julio de 1410, el ejército polaco-lituano infringió la definitiva derrota a los caballeros teutónicos.   De “Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas” (Editorial Hiperión, 1993) Versión de Xaverio Ballester

Una fábula rusa

Viejo se hizo el padrecito¹ zar, viejo se hizo. Ya ni a los palomos podía estrangular con sus propias manos. Áureo y frío se sentaba en el trono. Sólo la barba le crecía hasta el suelo. Y la iba arrastrando. Gobernaba entonces algún otro, no se sabe bien quién. Los curiosos escudriñaban el palacio a través de las ventanas, pero Krivonosov tapó las ventanas con horcas. Así, sólo los ahorcados podían ver alguna cosa. Al final se murió el padrecito zar de una vez. Las campanas repicaron, pero el cuerpo no fue retirado. El zar se había quedado pegadito a su trono. Las patas del trono se habían fundido con las piernas del zar. Su brazo se había quedado fundido con el brazo del trono. No había forma de arrancarlo de allí. Y enterrar al zar con su tronito de oro, ay, qué pena.

1957

El zar se hacía considerar «padre» de todos los rusos.

Versión de Xaverio Ballester

Leer la mano Todas las líneas descienden al valle de la palma hasta un hueco en que burbujea la diminuta fuente del destino Aquí está la línea de la vida Mira recorre como una flecha el horizonte de los cinco dedos iluminados por su corriente que se levanta venciendo todos los obstáculos y nada es más hermoso ni más fuerte que su lucha por seguir adelante Comparada con ella qué indefensa la línea de la fidelidad como un grito en la noche un río en el desierto concebido en la arena y muriente en la arena Tal vez continúa más abajo de la piel parte el tejido de los músculos y penetra en las arterias para que de noche podamos ver a nuestros muertos allá abajo allá adentro donde la memoria y la sangre fluyen tiros de minas pozos cámaras llenos de oscuros nombres Esta colina no estaba aquí Después de todo recuerdo que había un niño de tan redonda ternura como si una lágrima ardiente de plomo hubiera caído en mi mano Después de todo recuerdo el pelo la sombra de una mejilla frágiles dedos y el peso de una cabeza durmiente ¿Quién destruyó el nido, quién apiló el monte de indiferencia que no estaba aquí? ,¿Por qué no pones la palma de tu mano contra tus ojos? Nosotros echamos la suerte Estamos aquí para saber   De «Informe sobre la ciudad sitiada» Traducción de José Emilio Pacheco Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, D.F, México 1992
La piedra La piedra es la criatura perfecta igual a sí misma vigilante de sus fronteras exactamente repleta de pétreo sentido con un aroma que a nada recuerda a nadie espanta no despierta codicia su ardor y frío son justos y están llenos de dignidad siento su duro reproche cuando la apreso en mi mano y su noble cuerpo absorbe el falso calor -Las piedras no se dejan domesticar hasta el final nos mirarán con su mirada tranquila clarísima 1961   De «Informe sobre la ciudad sitiada». Traducción de Xaverio Ballester Madrid, Ediciones Hiperión, 1993. 2.ª edición, 2008
De la traducción poética Como un abejorro zompón que se posó sobre la flor hasta que se encorvó el flexible tallo y ahora se abre paso entre filas de pétalos parecidos a hojas de diccionario y se dirige hacia el centro donde están el aroma y el dulzor y aunque pescó un catarro y ha perdido el sabor aún persiste hasta que su cabeza golpea contra el pistilo amarillo y aquí ya el fin difícil es penetrar por los cálices de las flores hasta la raíz así el abejorro se aleja muy ufano y zumbando con vigor: dentro me metí y a quienes no acaban de creerle su nariz enseña amarilla de polen 1957   De «Informe sobre la ciudad sitiada». Traducción de Xaverio Ballester Madrid, Ediciones Hiperión, 1993. 2.ª edición, 2008
A Marco Aurelio Buenas noches Marco Aurelio apaga la luz y cierra el libro Encima de tu cabeza se levanta una dorada alarma de estrellas el cielo habla alguna lengua extranjera este es el bárbaro grito de miedo que tu latín no puede entender un terror continuo un negro terror contra la frágil tierra humana empieza a golpear y triunfa Escucha su rugido El flujo incesante de los elementos ahogará tu prosa hasta que se derrumben los cuatro muros del mundo ¿Y para nosotros? -temblar en el aire soplar las cenizas agitar el éter roernos los dedos buscar vanas palabras arrastrar las sombras caídas a nuestras espaldas Bueno Marco Aurelio mejor cuelga tu paz a través de las tinieblas dame la mano Déjala temblar cuando el ciego mundo golpea en nuestros cinco sentidos como en una lira caída Traidores el universo y la astronomía el cálculo de las estrellas la sabiduría de la hierba y tu grandeza demasiado enorme y Marco mis lágrimas indefensas   De «Informe sobre la ciudad sitiada» Traducción de José Emilio Pacheco Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, D.F, México 1992
Dos gotas Los bosques ardían- y ellos en sus cuellos enredaban los brazos como ramos de rosas la gente corría a los refugios él decía que su esposa tenía cabellos en los que uno podía esconderse cubiertos con una sola manta musitaban impúdicas palabras la letanía de los amantes Si la cosa se ponía fea saltaban en los ojos del otro y los cerraban con fuerza con tanta fuerza que no sintieron el fuego que alcanzaba sus pestañas hasta el final fueron audaces hasta el final fueron fieles hasta el final fueron parecidos como dos gotas detenidas al borde de la cara 1956   De «Informe sobre la ciudad sitiada». Traducción de Xaverio Ballester Madrid, Ediciones Hiperión, 1993. 2.ª edición, 2008
Informe sobre la ciudad sitiada Demasiado viejo para llevar las armas y luchar como los otros- fui designado como un favor para el mediocre papel de cronista registro -sin saber para quién- los acontecimientos del asedio debo ser exacto mas no sé cuándo comenzó la invasión hace doscientos años en diciembre septiembre¹ quizá ayer al amanecer todos padecen aquí del deterioro de la noción del tiempo nos quedó sólo el lugar el apego al lugar aún poseemos las ruinas de los templos los espectros de jardines y casas si perdemos nuestras ruinas nada nos quedará escribo tal como sé en el ritmo de semanas inconclusas lunes: almacenes vacíos la rata ha devenido moneda corriente martes: alcalde asesinado por agentes desconocidos miércoles: conversaciones sobre el armisticio el enemigo confinó a los legados ignoramos dónde se encuentran esto es el lugar de su suplicio jueves: tras una turbulenta asamblea se rechaza por mayoría de votos la propuesta de los comerciantes de especias de rendición incondicional viernes: comienza la peste sábado: se ha suicidado un desconocido inflexible defensor domingo: no hay agua rechazamos un ataque en la puerta este llamada Puerta de la Alianza lo sé todo esto es monótono a nadie puede conmover evito comentarios las emociones mantengo a raya escribo sobre hechos aparentemente sólo ellos son valorados en los mercados foráneos pero con cierto orgullo deseo informar al mundo que gracias a la guerra hemos criado una nueva variedad de niños a nuestros niños no les gustan los cuentos juegan a matar despiertos y dormidos sueñan con la sopa el pan los huesos exactamente como los perros y los gatos al atardecer me gusta deambular por los confines de la Ciudad a lo largo de las fronteras de nuestra libertad incierta miro desde lo alto el hormigueo de los ejércitos sus luces escucho el tronar de los tambores los alaridos bárbaros en verdad es inconcebible que la Ciudad todavía se defienda el asedio continúa los enemigos deben ser reemplazados nada les une excepto el anhelo de nuestra destrucción godos tártaros suecos huestes del César regimientos de la Transfiguración del Señor quién los enumerará los colores de los estandartes cambian como el bosque en el horizonte desde el delicado amarillo de aves en primavera a través del verde del rojo hasta el negro invernal así al atardecer liberado de los hechos puedo pensar en asuntos antiguos lejanos por ejemplo en nuestros aliados de ultramar lo sé su compasión es sincera envían harinas sacos de ánimo grasa y buenos consejos ignoran incluso que nos traicionaron sus padres nuestros ex-aliados desde los tiempos de la segunda Apocalipsis sus hijos no tienen culpa merecen gratitud así que les estamos agradecidos no sufrieron un asedio largo como una eternidad a quienes alcanzó la desdicha están siempre solos los defensores del Dalai-Lama kurdos montañeses afganos ahora cuando escribo estas palabras los partidarios del pacto conquistaron cierta ventaja sobre la fracción de los intransigentes habituales las oscilaciones de ánimo los destinos aún se sopesan los cementerios crecen disminuye el número de los defensores pero la defensa perdura y perdurará hasta el final y si cae la Ciudad y uno solo sobrevive él portará consigo la Ciudad por los caminos del exilio él será la Ciudad miramos en el rostro del hambre el rostro del fuego el rostro de la muerte y el peor de todos -el rostro de la traición y sólo nuestro sueños no fueron humillados (1984)   Nota: La noche del 13 de Diciembre de 1981 fue decretado en todo el país el estado de guerra, el movimiento democrático «Solidaridad», el primer sindicato independiente en un país socialista, fue disuelto y declarados ilegales todos los acuerdos firmados entre el sindicato y el gobierno. A la declaración del estado de guerra siguió una represión generalizada. En Septiembre de 1939, por otra parte, dio comienzo, como es sabido, la segunda guerra mundial.   De «Informe sobre la ciudad sitiada». Traducción de Xaverio Ballester Madrid, Ediciones Hiperión, 1993. 2.ª edición, 2008
Intento de descripción Primero me describiré a mí mismo empezando por mi cabeza o mejor mi pie o mi mano o el meñique en mi mano izquierda mi meñique es tibio un tanto curvado hacia adentro termina en uña está hecho de tres segmentos cerca de mi palma librado a sus propios medios sería un gusano de buen tamaño es un dedo muy especial el meñique de una mano izquierda único en todo el mundo me lo dieron directamente otros meñiques de una mano izquierda son una fría abstracción comparto con el mío fecha de nacimiento fecha de muerte común soledad sólo la sangre ocupada en la escansión de oscuras tautologías une playas distantes con un hilo de mutuo acuerdo   De «Informe sobre la ciudad sitiada» Traducción de José Emilio Pacheco Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, D.F, México 1992
Abandonado 1 No llegué a tiempo del último transporte me quedé en una ciudad que ya no es ciudad no hay prisiones relojes agua disfruto de unas soberbias vacaciones extemporáneas realizo largas excursiones a lo largo de las avenidas de casas quemadas avenidas de azúcar de vidrios rotos de arroz sería capaz de redactar un tratado sobre la súbita mutación de la vida en arqueología 2 hay un enorme silencio a la artillería de los suburbios se le atragantó su propio valor alguna vez se oye tan solo la campana murallas que se derrumban y el leve tronar de planchas que el aire balancea hay un enorme silencio antes de la noche de los depredadores a veces en el cielo aparece un absurdo aeroplano que lanza octavillas incitando a la rendición de buena gana me entregaría pero no tengo a quién 3 ahora vivo en el mejor hotel el portero asesinado sigue en su puesto en recepción desde una colina de escombros paso directamente al primer piso a los apartamentos de la ex amante del ex del jefe de policía duermo sobre una sábana de periódicos me cubro con un cartel anunciador de la victoria final en el bar quedaron remedios para la soledad botellas con un líquido amarillento y una etiqueta simbólica -Johnnie- levantando su sombrero de copa se aleja raudo hacia Occidente a nadie guardo rencor por haber quedado abandonado me faltó suerte y destreza la bombilla del techo recuerda a una calavera boca abajo espero a los vencedores bebo por los caídos bebo por los desertores me deshice de los malos pensamientos me abandonó incluso el presentimiento de la muerte.   Fuente | Poesía completa. Versión, prólogo y notas de Xaverio Ballester. Barcelona, Editorial Lumen, 2012
Escogidos por las estrellas No es un ángel es un poeta no tiene alas tiene tan solo emplumada la mano derecha aletea con esa mano en el aire se eleva tres pulgadas y enseguida desciende otra vez cuando ya está tocando el suelo rebota con sus piernas y por un instante se queda suspendido en lo alto agitando su mano emplumada ay si fuera posible desprenderse de la atracción de la arcilla podría instalarse en un nido de estrellas podría saltar de un rayo a otro podría– pero las estrellas con solo pensar que pudieran convertirse en su tierra se precipitan aterradas el poeta tapa sus ojos con la mano emplumada ya no sueña con el vuelo sino con una caída que va trazando como un relámpago los perfiles del infierno
Lo incorregible Esta es mi belleza poco seria y es frágil como los cabellos o como el cristal coloco mis aparejos de cantar en el linde de las capitales en vísperas del terror aquí la pequeña copa del aturdimiento y una cuerda como un grillo muerto un laúd no más grande que la mano de un niño una sombra falsa una risa fingida he aquí un cofrecito con los colores del atardecer un estuche de caricias un frasquito de lágrimas un rizo de música y juventud lo portaré como el pan y el amor cuando mi cuerpo atraviese las vías de hierro esta es mi frágil belleza coloco mis aparejos de cantar en el linde de los mares en la arena movediza y la ola al ver mi frivolidad me ofrece una piedra en vez de una flor
Nunca de ti Nunca de ti me atrevo a hablar inmenso cielo de mi barriada ni de vosotros tejados que contenéis la cascada del aire bellos aterciopelados tejados cabellos de nuestras casas callo también de vosotras chimeneas laboratorios de la tristeza abandonadas por la luna estirando vuestros cuellos y de vosotras ventanas abiertas-cerradas que os resquebrajáis de través cuando morimos en ultramar Ni siquiera describiré la casa que conoce todas las fugas y mis retornos aunque pequeña es y no abandona a mi párpado cerrado nada devolverá el aroma de la cortina verde ni el crujir de la escalera por la que traen una lámpara encendida ni de la fronda sobre el portón Querría en verdad escribir sobre el picaporte de la cancela de esta casa de su apretón áspero y su amistoso crujir y aunque de él sé tantas cosas repito sólo la cruelmente común letanía de las palabras Tantos sentimientos caben entre un latido y otro, tantos objetos es posible asir con ambas manos! No os sorprendáis de que no sepamos describir el mundo tan sólo hablamos a las cosas con ternura por su nombre de pila
Zbigniew Herbert, poeta